Boletin Salesiano 189 - Inmigrantes

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Ene-Feb 2011 No. 189 Año 32

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Boletin Salesiano 189 - Inmigrantes Enero 2011

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INMIGRANTES DE Ene-Feb 2011 No. 189 Año 32

Cyan Magenta Amarillo Negro

Tú, Señor, eres mi esperanza y mi confianza desde mi juventud.

Salmo 71

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Desde pequeño estudié en el Colegio Salesiano. En la senci-llez de la alegría y el espíritu de familia me encontré con Don Bosco y sus hijos.

La participación en las cele-braciones de la fe, el deseo de servir a los demás y el gusto por explicar a mis compañeros los temas de estudio me ayu-daron a descubrir mi vocación salesiana.

Cristo me ha hecho sacerdote para ser signo de su amor a todos, especialmente a los jó-venes que más lo necesitan.

¿Quieres dar esperanza a un mundo que parece cada vez más oscuro?Sigue a Cristo, como lo hizo Don Bosco.

Julio Navarro, 30 años, costarricense, sacerdote salesiano desde hace tres años.

El Boletín Salesiano se distribuye gratuita-mente a la Familia Salesiana y a los Amigos de Don Bosco.

El costo de la edición y distribución del Boletín Salesiano se cubre con las contri-buciones voluntarias de sus lectores.

Director: Heriberto HerreraDirección: Centro Salesiano Rinaldi, Av. Manuel Gallardo Norte, Santa Tecla, El Salvador. Tel/Fax: (503) 2228-6375Correo electrónico: [email protected] [email protected]

Consejo de administración: Luis Corral, Heriberto Herrera, Manuel Solano.

Consejo editorial: Evelyn Carbajal, Heriberto Herrera, Victoria Mónico, Miguel Pacheco, Zaida Navarrete, Mauricio Ponce.

Impresión: Imprenta Ricaldone. Final Av. Hno. Julio Gaitán. Santa Tecla. El SalvadorDistribución: Librería Salesiana 23 Calle Pte. y 5ª. Av. Nte. No. 335, San Salvador, El Salvador, C.A. Tel. 2235-3826; 2225-6221

Colaboradores en esta edición: Hugo Estrada, Simon Pierre Escu-dero, Mauricio Fornos, Claudia Gaitán, Ligia Olivares, Modesto Vásquez, Alexis Murillo Jiménez.Edición en web:Zaida [email protected]

CONTENIDO No. 189

Cyan Magenta Amarillo Negro

Inmigrantes del rechazo a la acogida Mi historia como ilegal 4Los indeseables 6¿Porqué se van? 8El fracaso 10Vivir con miedo 11No basta reprimir 12El niño negro 13Utopia cristiana 14Un inmenso abismo 15

Meditación Aprender a calcular nuestro tiempo 16

Tema social Vida humana en la balanza 18

Educar como Don BoscoLa capacidad de convivir 20

Si tienes interés en la vocación salesiana, puedes dirigirte al salesiano más cercanosegún tu país de residencia.

Tú debes ser uno de ellos

Guatemala: P. Miguel Alfaro, [email protected] / El Salvador: P. Atilio Vásquez, [email protected]: P. Alex Figueroa, alexfi [email protected] / Nicaragua: P. Ricardo Rodríguez, [email protected] Rica: P. Guido Maroto, [email protected] / Panamá: P. Carlos Vilanova, [email protected]

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Presentación El pobre toca a la puerta, que no se abre 1

Rector MayorAguinaldo del Rector Mayor 2011 2

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Cuando cayó la muralla de Berlín, hubo fiesta en el mundo entero. La fiesta

duró poco, pues otras murallas comenzaron a surgir: frontera sur de Estados Unidos, Israel. Otras murallas legales se erigieron: ley Arizona (que tiende a extenderse a otros estados), redadas antigita-nos en Francia. Añádase al coctel el racismo, abierto o latente, que comienza a tomar fuerza en casi todos los países ricos.

Ser extranjero pobre se está con-virtiendo en una maldición. Se le necesita, pero no se le quiere. Se le explota, pero se le margina. Abierta o sutilmente, el mensaje es cruel: no te queremos aquí, vete a tu tierra, eres nuestra vergüenza.

Pero la oleada de inmigrantes es impara-ble. Mientras haya un mundo de riqueza concentrada frente a miles de millones de desesperados, la fuerza magnética de la necesidad empujará a las masas humanas en una sola dirección: sobre-vivir en los países de la abundancia. Es la versión actual de la parábola del rico epulón y el miserable Lázaro.

En este número del Boletín Salesiano abordamos este triste tema de la inmi-gración visto desde las víctimas. Es decir, dejamos a un lado las dimensiones polí-ticas, económicas o sociales del fenóme-no migratorio para visibilizar el aspecto humano: el dolor de quienes se atreven a emprender el calvario hacia un mundo mejor y la humillación sufrida, cuando llegan allá, si es que llegan allá.

Proponemos brevemente algunas perspectivas del magisterio de la iglesia sobre el tema: fraternidad universal, valores multiculturales, amor al prójimo, dignidad de toda persona humana, opción de la iglesia por los más pequeños.

Aunque no aparece expresada la acción salesiana, de hecho tanto en los países de paso como en aquellos de destino final, los salesianos están cada vez más involucrados en la atención al migrante, sobre todo si es joven. Las obras educativas salesianas en Estados Unidos y en Europa son cada vez más acogedoras de esta población desamparada.

Heriberto Herrera

El pobre toca a la puerta, que no se abre

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Un dato histórico, confirmado por los cuatro evangelistas, es que, desde el comienzo de su actividad evangelizadora (cfr. MC 1, 14-15), Jesús llamó a algunos a seguirle (cfr. Mc 1, 16-20). Sus primeros dis-cípulos se convirtieron así en “com-pañeros por todo el tiempo en el que Jesús ha vivido entre nosotros, comenzando por el bautismo de Juan hasta el día en el que, estan-do con nosotros, ha ascendido al cielo” (Hch 1, 21-22).

Evangelización y vocación son, pues, dos elementos inseparables. Incluso podríamos decir que un criterio de autenticidad para una buena evangelización es la capa-cidad de ésta para suscitar voca-ciones, para madurar proyectos de vida evangélica, para implicar enteramente la persona de los que

son evangelizados hasta hacer de ellos discípulos y apóstoles.

Después del Aguinaldo de 2010, “Señor, queremos ver a Jesús”, so-bre la urgencia de evangelizar, hago una insistente llamada a la Familia Salesiana a experimentar la urgen-cia, la necesidad de convocar.

Queridos hermanos y hermanas, miembros todos de la Familia Sa-lesiana, los invito por tanto a ser verdaderos guias espirituales para los jóvenes, como Juan Bautista que indica a Jesús a sus discípulos dicién-doles: “¡He aquí el Cordero de Dios! (Jn 1, 36), de manera que puedan ir trás El; hasta el momento en el que Jesús dándose cuenta de que lo siguen se dirige directamente a ellos con la pregunta: “¿Qué buscan?” y ellos, con el deseo de conocer en

profundidad quien es este Jesús, le preguntan: “Rabbi, ¿dónde vives?” (Jn 1, 38), y el Maestro los invita a hacer una experiencia de convivencia con Él: “Vengan y vean”. Algo inmensamente her-moso habrán experimentado los discípulos cuando “fueron, vieron donde vivía y se quedaron con El” (Jn 1, 39).

He aquí el camino pedagógico que les propongo recorrer:

1. Volver a Don Bosco

• Hacer nuestra su experiencia en Valdocco, donde se crea un am-biente de familiaridad, de fuerte valor espiritual, de compromiso apostólico y de acompañamiento espiritual, sostenido por un inmen-so amor a la Iglesia y al mundo.

Aguinaldo del Rector Mayor 2011

EL RECTOR MAYOR

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• Manifestar la belleza, la actua-lidad y la variedad de nuestra vocación salesiana: una vida en-tregada por entero a Dios en el servicio a los jóvenes vale la pena ser vivida.

• Vivir la propia vida y ayudar a comprender la vida de los demás como vocación y misión. Todo como un gran don vivido en la centralidad de Dios, en la fraterni-dad entre los consagrados y en la entrega a los jóvenes más pobres y necesitados.

2. Para llegar a ser Don Bosco para los jóvenes de hoy

• Ser conscientes y hacer palpable la centralidad de los consagrados en la realización de la misión sale-siana. Esta ha sido la convicción y la experiencia de Don Bosco.

• Crear, como en Valdocco, una cultura vocacional caracterizada por le búsqueda del sentido de la vida, en el horizonte de la Tras-cendencia, sostenida e impulsada por valores profundos, con carác-ter de proyectualidad, hacia una cultura de la fraternidad y de la solidaridad.

• Asegurar el acompañamiento a través de la calidad de la vida per-sonal, la educación al amor y a la castidad, la responsabilidad hacia la historia, la iniciación a la ora-ción, el compromiso apostólico.

• Hacer del Movimiento Juvenil Salesiano un lugar privilegiado para un camino de discernimien-to vocacional: en él los jóvenes experimentan y manifiestan una corriente de comunión en torno a la persona de Don Bosco y a los valores de su pedagogía y de la Espiritualidad Juvenil Salesiana, desarrollan el voluntariado y ma-duran proyectos de vida.

Pascual Chávez Villanueva

El amor a la vida: una espiritualidad de la fiestaLa espiritualidad juvenil salesiana tiene el sello de la fiesta. Pone al centro la vida como lugar de la presencia de Dios. Por eso “lo cotidiano se vive con alegría y op-timismo, sin por ello renunciar al esfuerzo ni a la responsabilidad”.

Don Bosco comprende que el muchacho es muchacho y per-mite y quiere que lo sea. Sabe que su necesidad más profunda es la alegría, la libertad, el juego, (la “Sociedad de la Alegría”). Por eso para Don Bosco es importan-te el teatro, la música, el patio, el recreo. Y por otro lado, Don Bosco está convencido de que el cristianismo es la más segura y ver-dadera fuente de felicidad, porque es alegre noticia, “Evangelio”. En el oratorio, los recreos se llenaban de juegos, pasatiempos, adivinan-zas, conversaciones amenísimas, permeadas de seriedad y cons-tructividad educativa. No toleraba que durante el recreo hubiera algunos separados de los demás compañeros; ni permitía que hu-biese bancos para sentarse.

La alegría, como gratitud al Señor de la vida, nos la ha enseñado Don Bosco y nos la recuerda toda la tradición salesiana: “coraje y siempre gran alegría -repetía Ma-dre Mazzarello-, esta es la señal de quien ama mucho al Señor”.

Estamos de fiesta porque descu-brimos las maravillas del Señor en medio de tantos signos de muerte. Por eso, como Jesús de Nazaret, amamos la vida, asumi-mos con coherencia sus aspectos ordinarios, aceptamos sus retos, sus interrogantes, las tensiones de su crecimiento, y de sus diferentes pobrezas; trabajamos por superar las ambigüedades presentes en la experiencia cotidiana; fermenta-mos con amor cada opción.

La fiesta es así el extraordinario evangelio de la victoria defini-tiva de la vida sobre la muerte, aun cuando experimentemos el desagradable sabor de la muerte diaria.

La Iglesia de Latinoamérica ha reconocido que con su alegría y con su optimismo, y frente a las culturas que muestran signos de vejez y caducidad, la juventud está llamada a dar vida, a mantener una “fe en la vida”, y a conservar la facultad de alegrarse con lo nuevo. Por eso la pastoral juvenil será la pastoral de la alegría y de la espe-ranza, que, desde la alegría con-tagiosa de los jóvenes, “transmite el mensaje gozoso de la salvación a un mundo muchas veces triste, oprimido, y desesperado en busca de su liberación”.

BSC

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Guadalupe pineda

Todo empezó cuando estudiaba odon-tología. En aquel tiempo (1995) costa-ba mucho dinero. En mi segundo año se me volvía más difícil pagarla por las muchas dificultades en mi familia. A veces mi papá no podía pagar la solvencia universitaria. Entonces fue cuando yo empecé a cuestionarme si marcharme o no.

La decisión no fue fácil. Un primo estaba en los mismos planes, así que aproveché y me fui con él para no estar sola.

Una mañana de agosto salimos muy temprano para tomar un autobús que nos llevaría con un coyote: Así son llamados quienes llevan personas a Estados Unidos.

En Huehuetenango, Guatemala, nos alojaron en un hotelito, donde dormi-mos amontonados.

Seguimos rumbo a México. Entonces empezó lo más feo, porque ya éramos un grupo grande. Nos subieron a un camión, amontonados como ganado. Iban niños, señoras, hombres , jóvenes y familias enteras. Luego comenzamos a caminar, de día y de noche, hasta llegar a lugares donde dormir.

Luego nos llevaron por avión al Distrito Federal, en México. Allí nos tuvieron en una casa grande. Los dueños eran gente conocida de los coyotes. Después nos llevaron a Mexicali. Caminamos

mucho. Es un lugar muy caliente y árido. Llegamos a una casa en el de-sierto. Allí nos dividieron en grupos para pasar la frontera.

Algunos fueron atrapados por la mi-gración. Yo iba en un grupo de tres, mi primo y otro joven. Cerca de la frontera nos metieron acostados en la cajuela de un carro. Quien nos llevaba nos dio indicaciones: “Les pondré la música a todo volumen y cuando la apague es que ya estamos llegando a una garita (lugar de inspección de migración). No se muevan ni hagan ruido por nada del mundo”.

Así fue. Luego paró el carro para entre-garnos a otra persona que nos llevó a otra casa en los Estados Unidos. Ellos llamaron a una tía que era nuestro contacto; ella pagó la mitad del precio para pasarnos.

Al llegar, empecé a trabajar para pagar la deuda. Me era difícil adaptarme al país, pues extrañaba todo, pero especialmente a mi familia, porque me había ido sin el consentimiento de mis padres y eso los mantuvo muy preocupados.

Tuve varios trabajos. Por no hablar el idioma, algunos se aprovechaban de mi situación como indocumentada.

Hace 15 años dejé mi país. Ahora vivo en Estados Unidos, conocí a mi esposo y tengo una linda familia.

Mi historia como ilegal

Esclavos modernos2,4 millones son víctimas de la trata.

7,4 millones son explotados por privados.

2,5 millones están sometidos a trabajos forzados por parte del Estado o de grupos militares.

1,4 millones son explotados por medio de la prostitución.

7,8 millones están sometidos a esclavitud por razones económicas.

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Trata de seres humanosEl reclutamiento, el transporte, la transferencia, el alojamiento o la acogida de personas, a través de medios impropios como la amenaza, el recurso a la fuerza u otros medios de coerción, el secuestro, el fraude, el engaño, el abuso de poder o el uso del estado de vulnerabilidad con fines de explotación. Ello incluye también la prostitución u otras formas de explotación sexual, el trabajo forzado, la esclavitud o prácticas análogas, incluso la exportación de órganos.

Tráfico de seres humanosCasi todos los países se enfrentan a problemas de trata, ya sea explotación sexual, trabajo forzoso o servidumbre por deudas, niños soldados, o formas abusivas de adopción.

Estas personas han sido engañadas acerca de los objetivos de sus actividades futuras y ya no son libres para decidir sobre sus vidas.

Acaban en situaciones análogas a la esclavitud o la servi-dumbre de las que es muy difícil escapar. Para conseguirlo se emplean las amenazas y la violencia.

Las causas profundas de la trata no son sólo la pobreza y el desempleo en los países en desarrollo.

La demanda de mano de obra barata, de productos de bajo precio o de sexo exótico o insólito son también causa fundamental de la trata.

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Como secuela de la última grave crisis económica mundial, en casi todos los países ricos se está produciendo un recrudecimiento del fenómeno antiinmigrante.

Los medios de comunicación social reportan decisiones gubernamen-tales alarmantes: expulsiones en masa de inmigrantes, murallas que se levantan en las fronteras, endurecimiento de los requisitos para ingresar a esos países, racismo y xenofobia.

Estados Unidos desata la alarma con la ley antiinmigrante de Arizona y con su sólida muralla al sur para contener la oleada de indeseables. En el sur de Italia se han producido choques violentos entre residentes locales e inmigrantes africanos. Francia expulsa a sus gitanos des-truyendo sus refugios y tomando sus huellas dactilares. Otros países

social atizan tales sentimientos con información sesgada: amplificar la nota roja generalizando los hechos delictivos cometidos por algunos. Aumenta el número de ataques violentos, a veces fatales, a los extranjeros.

La reacción antiinmigrante pasa de la sospecha hacia el huésped indeseable al clasificarlo como de-lincuente por el solo hecho de no tener documentos en regla.

Antes de la crisis económica, olea-das de trabajadores afluían hacia los países ricos ávidos de mano de obra barata. Entonces los recién llegados eran bienvenidos. Con la crisis y su

Los indeseableseuropeos, que se caracterizaban por sus políticas de puertas abier-tas, ahora comienzan a plantear políticas restrictivas en el campo de la inmigración. Es el caso de Holanda, Suecia y Alemania. Con mayor o menor dramatismo, este fenómeno se manifiesta en todos los países ricos.

En esos países económicamente desarrollados se da un creciente malestar hacia el extranjero pobre, a quien se le mira con sospecha. Los partidos de derecha se fortalecen bajo la consigna de echar fuera a los inmigrantes. Se tiende a equiparar inmigrante con delincuente o terro-rista. Los medios de comunicación

Millares de personas intentan colarse en los países de la abundancia.

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El huésped indeseable es clasificado como delincuente.

consiguiente contracción económica y despidos masivos de trabajadores locales, la presencia de inmigrantes comenzó a resultar un estorbo enojoso. Había que activar los mecanismos de retorno (de-portaciones) o medidas más severas de control en las fronteras.

Pero el flujo migratorio no se puede frenar con medidas coercitivas. Mien-tras aquí haya pobreza, desempleo y perspectivas de futuro desalentadoras, millares de personas intentarán por to-dos los medios colarse en los países de la abundancia.

Para nuestro caso, Guatemala, El Salva-dor y Honduras aportan las cuotas más altas de emigrantes que emprenden la vía del exilio voluntario rumbo al moderno El Dorado, los Estados Unidos, en una odi-sea plagada de riesgos y sufrimientos. El Norte es la tierra de promisión. Intentarán filtrarse en ese mundo de los ricos, aun-que las probabilidades de lograrlo sean bajas. Muchos desaparecen en la ruta, asesinados por bandas de delincuentes o muertos de sed en los ingratos desiertos del sur de la tierra de promisión.

Los “afortunados” que logran su pro-pósito se encuentran de pronto en una cultura extraña que no los recibe con son-risas. Sus rasgos raciales son un estigma permanente. El pobre manejo de la len-gua local es un impedimento frustrante. Si tienen suerte, encontrarán un trabajo inseguro y mal pagado. La zozobra por el temor a ser descubiertos por la policía los acompaña día y noche.

Los inmigrantes, esos seres humanos sin patria, empujados por la necesidad material o por el terror de la violencia o por engaños crueles, viven desarraigados. El nuevo mundo en que han caído no los quiere, pero los necesita.

O los deporta al país de origen. Sigilo-samente, a espaldas de los medios de comunicación, llegan a diario esos vuelos de la desesperanza. Rostros abatidos, pies encadenados, van entrando por la puerta trasera a la patria que no les puede ofrecer una alternativa digna.

RefugiadosAlgunos están ayudando a compañías extranjeras, ofre-ciendo servicios de traduc-ción, otros son graduados universitarios.

Hay personas analfabetas que apenas pueden hablar el idioma local.

Bastantes llegan directamente de los campos de refugia-dos donde han permanecido durante años y donde han nacido sus hijos. Ni siquiera conocen otro mundo que no

sea el campamento, y difícil-mente tienen experiencia pre-via de trabajo en un mundo competitivo.

Otros son de zonas rurales y terminaron en entornos urbanos.

Bastantes han sufrido expe-riencias de violencia y están traumatizados o deprimidos. A ellos les resulta difícil acos-tumbrarse a su nueva vida, y encontrar un trabajo les sigue resultando difícil.

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¿Por qué se van?

Las guerras generan caos, vidas rotas, enemistades a muerte, miseria. Guatemala, El Salvador, Iraq, Afganistán, tantos países de Africa han vivido o están experimentando convulsiones sociales que provocan la fuga masiva de sus pobladores hacia tierras más seguras.

Escapar, porque quedarse es la peor decisión.

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Luego están los países pobres, que no pueden alimentar su población ni ofrecerle perspecti-vas de vida decorosa. Si no hay trabajo aquí, hay que ponerse en marcha y tentar, con alto riesgo, otros horizontes. El hogar queda roto, a veces definitivamente. Si se tiene suerte, comienza el flujo providencial de las remesas con-dimentadas de nostalgia.

La violencia cotidiana, la de las maras, aterroriza a la población. Una misteriosa e insultante llamada telefónica exigiendo exorbitantes sumas de dinero bajo amenaza de muerte es el resorte para escapar a toda prisa hacia el norte. Que pudo haber sido también el secuestro. O el haber sido testigo casual de un crimen. Escapar, porque quedar-se es la peor decisión. Y empezar de cero en un mundo extraño y suspicaz.

Se van los que quieren irse, aunque la razón profunda sea siempre la necesidad impelente. Pero hay otros que se van contra su voluntad. Casi siempre son mujeres, engañadas con con-tratos atractivos de trabajo y que luego quedan atrapadas en la esclavitud forzosa. Esclavas

sexuales. O los niños raptados para el comercio rentable de órganos o de prostitución. O los trabajadores retenidos a la fuerza en campos de trabajo agrícola. O las empleadas do-mésticas que trabajan bajo la coacción de la denuncia a las autoridades de migración.

También están quienes huyen de la persecución religiosa o política o racial. Los refugia-dos, que en la mejor de su suerte son recibidos por esta-dos sensibles a los derechos humanos. Pero que tendrán que sufrir, quizá para siempre, traumas y secuelas de la vio-lencia recibida.

Pero la razón última que ex-plica esta ola humana de sufrientes es la creciente frac-tura entre países ricos y países pobres. O entre ricos y pobres dentro de un mismo país. El reparto desigual de los recursos mundiales produce un puñado de personas na-dando en la abundancia y una enorme masa humana que lucha desesperadamente por sobrevivir. O sea, la versión moderna del rico Epulón y del pobre Lázaro.

Si no hay trabajo aquí, hay que intentar otros horizontes.

Si observamos más de cerca el sector de los migrantes forzosos,

de los refugiados, de los prófugos y de las víctimas del tráfico de seres humanos, encontramos, desafor-tunadamente, muchos niños y adolescentes.

A este respecto, es imposible callar ante las imágenes desgarradoras de los grandes campos de prófugos y de refugiados, presentes en distintas partes del mundo.

¿Cómo no pensar que esos peque-ños seres han llegado al mundo con las mismas legítimas esperanzas de felicidad que los otros?

¿Cómo no recordar que la infan-cia y la adolescencia son fases de fundamental importancia para el desarrollo del hombre y de la mujer, y requieren estabilidad, serenidad y seguridad?

Estos niños y adolescentes han teni-do como única experiencia de vida los campos de permanencia obliga-toria, donde se hallan segregados, lejos de los centros habitados y sin la posibilidad de ir normalmente a la escuela.

¿Cómo pueden mirar con confianza hacia su propio futuro?

Benedicto XVI

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El fracaso

Pronto comienzan a experimentar la amargura de sentirse no aceptados.

Jesús narra aquella simpática parábola de la viejita pobre que acude al juez malvado para que la defienda. El juez no está para perder el tiempo

con esas pequeñeces y la ignora. Pero la viejita, con la insistencia propia de los más pobres, le tuerce el brazo al juez. Este, para quitársela de encima, termina por atenderla.

Ojalá hubiera en nuestros tiempos un final tan feliz como el de la parábola. Pero no. A los millones de inmigrantes que tocan a la puerta de los países ricos no los sostiene la esperanza de la viejita de la parábola. La puerta está bien trancada. Y si se colaron por algún falso portillo, se desata la cacería. Hay que echarlos fuera porque cometieron el delito de llegar a trabajar.

Está resultando evidente que las medidas punitivas contra la inmigración ilegal no está dan-do resultado. Por más murallas altas, patrullas bien equipadas, satélites silenciosos y dispositivos electrónicos, los inmigrantes seguirán llegando. La diferencia está en que aumenta el número de las víctimas de esta represión desalmada.

Los que lograron colarse sin permiso en el mundo del bienestar comenza-rán pronto a experimentar la amargu-ra de sentirse no aceptados. Entonces tendrán que esconderse, mimetizarse, escapar de aquí para allá. Y ejercer trabajos mal pagados y degradantes, cuando a lo mejor cuentan en su ha-ber con títulos de profesionales.

El primer rechazo es el cultural, que, unido al estigma de la pobreza, los marca dolorosamente. La cultura de proveniencia es de calidad inferior. Al menos, esos son los mensajes que reciben los recién llegados. No saber la lengua del lugar o hablarla mal los coloca en constante situación de ridículo.

Los jóvenes, sobre todo, son los que más sufren este rechazo. Y la alternati-va es peor: integrarse en pandillas que los defiendan y protejan. El paso a la

delincuencia es un hecho.

Está también el drama de la familia rota. Mamá aquí, papá allá. O am-bos allá y la abuela aquí a cargo de adolescentes que no cuentan con la mano firme de un padre y se en-golfan en el alucinante mundo de la vida fácil, la del ocio y el vicio.

Con frecuencia el marido abnegado que se sacrifica dejando el calor de la familia, para ir en busca de recursos con que sostenerla, al poco tiempo encuentra una mujer que lo consue-la en su soledad. Adiós matrimonio. Adiós familia.

O los hijos que crecen por años sin ver a sus padres, o que los ven en visitas apresuradas, y que cargan con el sentido de culpabilidad por no sentir cariño a esas personas extrañas que llegan y se presentan

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como los papás reales, figuras des-vaídas, sin ninguna influencia cálida cuando más la necesitaban.

Las remesas se convierten en bendi-ción o maldición. Bendición para la familia que no tiene cómo salir ade-lante. Maldición cuando el receptor de la remesa se olvida de trabajar y vive de ese maná caído del cielo. Los jóvenes son los más afectados

por ese dinero fácil. Ni estudian ni trabajan, pues la puntual remesa le paga el ocio permanente.

Los deportados regresan con las ilusiones hechas trizas y el alma amargada. A lo mejor arrastrando una deuda enorme adquirida para costear el viaje frustrado. Es el clima favorable para el espejismo del dine-ro fácil: integrarse al submundo de

Las medidas punitivas no están dando resultados.

la droga, que dispone de montañas de dinero tentador.

Una vez coincidí en un aeropuerto con una familia salvadoreña que regresaba a Chicago después de una visita breve al país. Pregunté al papá: ¿Mejor aquí o allá? La respuesta fue inmediata: - Si aquí se ganara como allá… Era obvio que el viaje tenía sabor a exilio.

Vivir con miedoPedro Ramírez, presidente del

consejo estudiantil de la Uni-versidad de California en Fresno, admitió que era indocumentado después de que el periódico estudiantil de la universidad californiana, The Collegian, lo cuestionó sobre su situación migratoria, respondiendo a una denuncia anónima que recibió la publicación por medio de un correo electrónico.

El estudiante universitario de 21 años, declaró a BBC Mundo que la revelación de su secreto fue un gran alivio.

“He estado escondido durante tanto tiempo que no podía formar parte de la vida estadounidense”,

indicó el joven, quien llegó a EE.UU. desde México junto a sus padres cuando apenas tenía tres años.

Sin embargo, siempre se sintió esta-dounidense, agregó Ramírez, quien cursa el último año de sus estudios de doble mención en Ciencias Polí-ticas y Economía Agrícola.

“Yo he vivido durante 19 años aquí, crecí aquí, fui a las escuelas públi-cas de aquí, me juntaba con niños americanos, hablaba inglés. Aprendí a hacer todo lo que hacen los niños de aquí”, expresó el estudiante.

Ramírez añadió que, aunque no le gusta vivir con miedo, así ha sido su vida.BBC Mundo

Enlaces para ver más información, y videos de esta noticia en www.boletinsalesiano.infoen sección Tema de Portada.

Tras 15 años viviendo en EE.UU., Marco Antonio Rua,

peruano, recibió una orden de deportación inmediata que amenaza con desintegrar a su familia, que reside legalmente en una pequeña ciudad al norte de Washington, DC.

“Ser inmigrante parece ser algo más fuerte que ser criminal o terrorista o un violador a algo”, dice.

Extractado de BBC

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El negocio del narcotráfico está repi-tiendo el mismo esquema. Mientras en el norte haya consumidores ávidos de estupefacientes, los productores del sur se ingeniarán para enviarles toneladas del producto ilícito por la vía clandestina con fabulosas ganan-cias y horrendos crímenes.

Lo mismo podría decirse del fenóme-no de la inmigración. Mientras haya naciones altamente desarrolladas en lo económico junto a pueblos em-pobrecidos ansiosos por sobrevivir, el flujo migratorio será imparable, a pesar de los más ingeniosos obs-táculos que se implementen para frenarlo.

El tratamiento del fenómeno migra-torio no puede ir simplemente por la vía represiva. La pobreza en los países del tercer mundo es la causa principal de las migraciones. Ellas perdurarán tanto tiempo como se mantengan las grandes diferencias de riqueza y desarrollo entre diversas regiones del mundo.

Se precisa, pues, de políticas más englobantes, con un tratamiento de amplio respiro.

Por supuesto que los países ricos necesitan ordenar la inmigración mediante la defensa de sus fron-teras. Una exigencia que ha de ser manejada con sensibilidad humana, ya que quienes llegan son personas dignas de respeto y de un trato justo. El inmigrante debe poder encontrar en el país huésped un trabajo seguro, legal, ordenado y humano.

Es cuestión de diseñar políticas económicas internacionales tales que logren ir reduciendo la brecha económica actual. En la medida en que mejore el nivel de vida en los países de origen habrá menos necesidad de ir lejos a buscar la subsistencia. De aquí que se precisa una organiza-ción de la economía mundial tal que conduzca a un desarrollo sostenible.

Las condiciones comerciales deben ser favorables a los países pobres. La pesada deuda externa debe ser condonada. El comercio de armas debe reducirse significativamente. El tráfico ilegal de las materias primas debe dar paso a un comercio justo. La fuga de capitales del sur al norte debe ser controlada.

La economía debe estar orientada, no a la producción y consumo, sino a la promoción de la persona, a la búsqueda del bien común, al desarrollo integral (político, cultural y espiritual) de individuos, familias y sociedades.

Por otro lado, se debe diseñar políti-cas internacionales firmes contra los traficantes de seres humanos.

Nuestros países se afanan por esta-blecer tratados de libre circulación de mercancías y capitales. De igual modo se deben preocupar por la libre circulación de personas.

No hay que olvidar que los inmigran-tes van a enriquecer a los países que los reciben. Y que su alejamiento del país de origen es un factor de empobrecimiento para este.

No basta reprimirCuando Estados Unidos se propuso en el pasado suprimir el abuso del licor mediante la célebre ley seca, el resultado fue un incremento en su venta y consumo, junto a los ingredien-tes de toda actividad lucrativa clandestina: mafias, crímenes, riquezas mal habidas y una batalla perdida.

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El tratamiento del fenómeno migratorio no puede ir solo por la vía represiva.

El niño negroEl niño negro vive en Europa en un terrible ambiente de tensión. El pertenece a una raza que parece maldita y que acumula todos los males. El entorno donde vive sólo refleja aspectos negativos de su raza: los medios de comunicación difunden constantemente noticias e imágenes de miserias y catástrofes de Africa que es la cuna de la raza negra; las diferentes organiza-ciones humanitarias europeas, a su vez, llenan los rincones de las ciudades y pueblos de carteles, fotografías y anuncios que vienen a confirmar las desgracias de Africa y de su raza.

Estas organizaciones utilizan con frecuencia imágenes de los niños negros en un estado lamentable. La intención de estas ONGs es conseguir sensibilizar a la opinión pública europea para que aporten ayuda a esos niños. Los mensajes que traducen esas imágenes son reales. No se inventa nada. Sólo que, mientras que estas imágenes y sus correspondientes mensa-jes sensibilizan al máximo a los europeos y consiguen que den donativos, a los niños negros les producen un daño considerable y en algún caso, puede que hasta irreparable, porque les aumentan su complejo de inferioridad.

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Inmigrantes

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La inmigración es un tema triste, dado el dolor que provoca en millones de seres humanos

necesitados. Pero quedarse con esta visión corta puede dar lugar al cinismo, la resignación y la des-esperanza.

La palabra “utopía” se entiende comúnmente como una ilusión agradable, pero imposible de alcan-zar, algo así como soñar despierto. Sin embargo, hay otro modo de entender la utopía. Esta se refiere al polo de atracción que genera un dinamismo que impele a superar la situación actual buscando construir una nueva realidad. Otro mundo es posible. Tarea nunca terminada, pero que, en lugar de defraudar, estimula a caminar en esperanza.

La Iglesia es la conciencia de la hu-manidad, y por eso denuncia el mal y propone la visión cristiana de cómo debe ser la comunidad grande.

Utopía cristiana Estas son algunas de las propuestas de la Iglesia para manejar cons-tructivamente el fenómeno de la migración humana.

En primer lugar, los migrantes son personas humanas, no números ni amenazas. Tienen sueños, expec-tativas y derechos. Tienen derecho a permanecer en su patria o salir de ella, a residir con su familia o reagruparla, a integrarse en el país de acogida.

Los pueblos de acogida deben ir más allá de la sospecha, el prejuicio, la intolerancia y el racismo. El bloqueo y la intolerancia nacen de la idolatría de sí mismo, del propio grupo y de la propia tradición socio-cultural.

La perspectiva cristiana apunta a la acogida dialogante que se expresa en el encuentro auténtico. No el hombre “sobre”, “contra” o “sin” el otro hombre, sino juntos todos por una sociedad nueva.

La tolerancia ya no basta. Es nece-sario pasar a la convivencia de las diferencias. Las legítimas diferencias se han utilizado para dominar o para discriminar, y por tanto no siempre se han valorado justamente. Se debe dar el paso de concebir la justa diversidad como un valor. El proyecto de realizar una fraternidad universal implica la unidad en la que las diferencias no son eliminadas sino valoradas.

El pluralismo incluye el reconoci-miento, el respeto, la promoción de la diversidad, de los derechos de todos en régimen de armonía y pacífica convivencia. No basta el respeto, porque de-bemos acoger, como expresión de amor. El fenómeno migratorio se convierte en un laboratorio adecua-do para probar la apertura, acogida y respeto de las otras culturas.

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Había un hombre rico, que vestía de púrpura y lino y todos los días hacía espléndidos banquetes.

Echado a la puerta del rico había un pobre cubierto de llagas llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico y hasta los perros iban a lamerle sus heridas.

Murió el pobre y los ángeles lo llevaron junto a Abrahán. Murió también el rico y lo sepultaron.

Estando en el lugar de los muertos, en medio de tormentos, alzó la vista y divisó a Abrahán y a Lázaro a su lado.

Lo llamó y le dijo:

-Padre Abrahán, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta del dedo en agua y me re-fresque la lengua, pues me torturan estas llamas.

Respondió Abrahán:

-Hijo, recuerda que en vida recibiste bienes y Lázaro por su parte desgracias. Ahora él es consolado y tú atormentado.

Además, entre ustedes y nosotros se abre un in-menso abismo; de modo que, aunque se quiera, no se puede atravesar desde aquí hasta ustedes ni pasar desde allí hasta nosotros.

Un inmenso abismo

Los pueblos de acogida deben ir más allá de la sos-pecha el prejuicio, la intolerancia y el racismo.

Quien con fe se alimenta de Cristo en la mesa eucarística asimila su mismo estilo de vida,

que es el estilo del servicio atento especialmente a las personas más débiles y menos favorecidas. En efecto, la caridad operante es un criterio que comprueba la autenticidad de nuestras celebra-ciones litúrgicas.

Benedicto XVI

Los movimientos migratorios crean la oportunidad de encuentro con personas de otra cultura y religión, que nos interpelan, e invita a dejar ciertas seguridades y esquemas mentales para ponernos en camino hacia el otro con oferta de diálogo.La acogida al emigrante debe situarse dentro de la perspectiva de la pertenencia de todas las personas a una misma familia humana, con sus derechos y sus deberes,

Todos, tanto emigrantes como poblaciones locales que los acogen, forman parte de una sola familia, y todos tienen el mismo derecho a gozar de los bienes de la tierra, cuyo destino es universal.

Una sola familia de hermanos y hermanas en socie-dades que son cada vez más multiétnicas e inter-culturales, donde también las personas de diversas religiones se ven impulsadas al diálogo, para que se pueda encontrar una convivencia serena y provechosa en el respeto de las legítimas diferencias.

Los hombres son hermanos porque tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra, y tienen también un fin último, que es Dios.

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Inmigrantes

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Calderón de la Barca tiene una obra de teatro titulada: “El gran teatro del mundo”. Los actores ingresan al escenario por una puerta que tiene la forma de una cuna. El director de escena le reparte a cada uno su respectiva indumentaria para poder actuar: unos reciben trajes de reyes, otros de soldados, de obreros, de sirvientes. Al final se va invitando a cada personaje a que salga por la puerta que tiene la forma de un ataúd. De esta manera, el escritor re-

presenta lo que es la vida. El mundo es un escenario en el que nos toca actuar. Dios nos ha colocado para desempeñar un papel, una misión. Todos tenemos que salir por la puer-ta de la muerte.

En el mundo estamos de paso. Es lo que se nos olvida con frecuencia. Creemos que permaneceremos para siempre en el escenario. La Biblia dice: “No tenemos aquí una ciudad permanente”. Somos viajeros, pere-grinos. Muchas veces se nos olvida esta realidad, o, mejor dicho, no la

queremos afrontar. Nos ilusionamos pensando que por la puerta con forma de ataúd, sólo les toca salir a otros. De esta manera, tratamos de mentirnos a nosotros mismos para no pensar en una de nuestras gran-des verdades, la muerte. El salmo 90 es el único que escribió Moisés, que vivió 120 años. En su vejez, nos dejó esta extraordinaria reflexión sobre el sentido del tiempo, de nuestra fragilidad humana. Este salmo busca enseñarnos a vivir nuestro hoy en la presencia de Dios.

La soberanía de Dios

Moisés recibió la revelación de Dios acerca del origen del hombre, que fue colocado en el universo como un “administrador” de las cosas de Dios. No es el dueño. La gran tentación del hombre es constituirse “dueño” del universo, y olvidar su condición de simple “administra-dor”. Moisés quiere recordarle al hombre que viene del polvo y que a él volverá: “Tú reduces al hombre a polvo, diciendo: Retornen, hijos de Adán. Mil años en tu presencia/son un ayer que pasó,/una vela noctur-na. Los siembras año por año,/como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana,/y que por la tarde la siegan y se seca”.

Cuando el hombre se olvida de su condición de “administrador” y se cree el “dueño” del mundo, se olvida de su Creador, y construye babeles de confusión que lo deses-tabilizan espiritualmente. El salmo 90 acentúa el hecho de que vamos a volver al polvo. El miércoles de ceniza, la Iglesia, como madre, nos dice: “Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás”. De esta manera, se nos quiere apartar de la tentación de construir babeles en las que se hace caso omiso de Dios. El Eclesiastés también insiste en el mismo tema, cuando anota: “Todos caminan hacia la misma meta, todos han salido del polvo y todos vuelven al polvo. Vuelve el polvo a la tierra, a

Aprender a calcular nuestro tiempo

Somos viajeros, peregrinos. Muchas veces se nos olvida esta realidad, o mejor dicho, no la queremos afrontar.

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lo que era, y el espíritu a Dios que es quien lo dio” (Ecl 3,20;12,7).

A nosotros, mil años nos parecen una cantidad exorbitante. El salmo 90, por el contrario, nos asegura que para Dios mil años son como un día, como una vigilia nocturna, que, según los antiguos, duraba la tercera parte de la noche. Este pensamiento lo recoge también san Pedro cuando escribe: “Para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” (2P 3, 8). El tiempo de Dios no depende de nuestros relojes. El mismo salmo nos compara a la hierba del campo que florece en la mañana, y en la tarde ya la han cortado.

Calderón de la Barca tiene otra bella obra de teatro titulada: “La vida es sueño”. El autor en esta obra sostie-ne que mientras vivimos, soñamos, y que cuando morimos, despertamos. Durante el sueño fantaseamos en tantas cosas. Lo cierto que, al des-pertar, nos damos cuenta de que todo fue una ilusión. Por eso Jesús

advertía: “Velen, pues no saben el día ni la hora en que vendrá el Hijo del Hombre” (Mt 25, 13). Jesús nunca quiso infundir miedo a la muerte. Su intención, al hablarnos de la inminencia de la muerte, fue enseñarnos a ser “previsores”, para no ser sorprendidos por una de nuestras realidades definitivas: la muerte. Para no “improvisar” el día en que debemos pasar a la eternidad, Jesús nos indica que cuando él vuelva por nosotros, quiere encontrarnos como “siervos fieles”, con los “lomos ceñidos”, en actitud de servicio a los demás. Jesús nos asegura, que si eso se cumple, él mismo se compromete a “servir-nos la mesa” (Lc 12, 37). También dijo Jesús que cuando él vuelva por nosotros, quiere encontrarnos con nuestros “talentos” multiplicados. Es decir, con la misión cumplida.

Ante esta constatación de la bre-vedad y fragilidad de la vida, el salmista hace una petición a Dios: “Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un co-

razón sensato” (v. 12). En vista de lo efímero de la existencia humana, el salmista opta por pedirle a Dios la sabiduría de saber vivir el hoy de cada día. De aprovechar el tiempo al máximo para cumplir la voluntad de Dios.

De paso

“No tenemos aquí una ciudad permanente” (Hb 13,14), nos dice la Biblia. Estamos de paso. Somos peregrinos. El salmo 90 nos recuerda nuestra fragilidad humana, pero también nos exhorta a poner la confianza en Dios, que es “eterno” y que, de generación en generación, ha sido fiel y nunca nos fallará.Tam-bién nos anima a vivir nuestro hoy con la mirada puesta en Dios para buscar siempre su voluntad, que es el camino que nos conviene. Esta es la sabiduría que se pide en el salmo 90, y que todos buscamos, día a día, de todo corazón. Es nuestro mejor anhelo que cuando vuelva el Señor, nos encuentre en vigilante espera con nuestras lámparas encendidas

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Vida humana en la balanzarolando ecHeverría

Se gastaron alrededor de 22 millo-nes de dólares, muchísimas horas de trabajo de parte de técnicos e ingenieros. El mismísimo presidente del país dejó todo compromiso de lado para estar en el lugar y asistir como testigo de primera mano al prodigioso rescate de los mineros de Chile.

La humanidad asistió solidaria por medio de las imágenes en vivo de la televisión mundial. Fue sorpren-dente la cobertura que recibió el acontecimiento, por medio de cadenas noticiosas internacionales, que invirtieron también millones en tiempo de aire para asegurarse de que no se les escapara detalle alguno de un hecho que adquirió dimensiones planetarias.

Siempre es impresionante el impacto de noticias que relatan alguna forma de tragedia humana. El ser humano tiende a identificarse con sus seme-jantes en circunstancias extremas, quizás por ese fuerte instinto de sobrevivencia que hace solidaria a toda especie. No fue la excepción

cuando se difundió la triste suerte de los treinta y tres mineros atrapados en la profundidad de un túnel, a casi 700 metros de la superficie, en la incertidumbre por sus condiciones de vida y de salud, y sin mayores recursos para sobrevivir.

De inmediato se movilizaron las fuerzas de la solidaridad, a nivel nacional e internacional. La comu-nicación desde el exterior por medio de una sonda hizo que la esperanza se fuera haciendo cada vez más sólida. La expectación y la ansiedad iban subiendo de tono conforme pasaban aquellos días que parecían eternos, sobre todo para los prota-gonistas inmediatos de la historia y sus familias. Hasta que finalmente la luz brilló con intensidad inusitada bajo los oscuros lentes de aquellos héroes, que iban saliendo, uno a uno, desde las profundidades de una fosa que, días antes, parecía haberlos devorado definitivamen-te. Cada viaje de la cápsula era un nuevo parto, pues para cada uno comenzaba una nueva vida.

La proeza es admirable, pero el mensaje de fondo es lo mejor. Des-

de los profesionales y obreros que participaron en el rescate, hasta el presidente Piñera y toda la nación, además, por supuesto, de los fami-liares y amigos, todos comunicaron, con hechos, a los mineros: “¡Uste-des nos importan! Estamos dispues-tos a cualquier esfuerzo y sacrificio, con tal de sacarlos con vida”.

El planeta entero se sintió reconfor-tado y respiró optimismo cuando el último de los salvados recibió el abrazo efusivo y prolongado del presidente: ¡se salvaron treinta y tres vidas! Invertir tanto capital, tiempo, energías para salvar treinta y tres vidas humanas es, desde todo punto de vista, sumamente loable. Ha sido un gesto de exquisita humanidad. Pero aquí surge inevitablemente una reflexión como contrapunto: ciertas actitudes y comportamientos de nuestra contradictoria humanidad son incomprensibles. Cada año, a lo largo del planeta, se invierten igualmente capitales, tiempo, ener-gías para deshacerse de millones de criaturitas por medio del aborto. ¿Es que los embriones humanos en el vientre materno no merecen salir de esa oscura y secreta cavidad en que se están desarrollando, para ver, también ellos, la luz de la vida exterior? ¿Qué es lo que nos lleva a los seres humanos a seleccionar unas vidas por otras? ¿Tenemos de-recho a decidir quiénes sí y quiénes no merecen seguir viviendo? ¿Es que unos, por ser adultos, tienen más derechos que otros, por estar todavía en gestación, a pesar de que ya poseen genéticamente todas las características que los definen como humanos?

Medalla de oro al gesto de los chi-lenos, que nos regaló optimismo y confianza en el género humano. Ojalá que esa gesta nos haga reflexionar acerca de las groseras contradicciones en que caemos y las atroces tragedias que provocamos por otros medios

Ustedes nos importan. ¿Nos importan?

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Oración interreligiosa por los niños y niñasSeñor de la Vida, que nuestros niños y niñas sean como Tú lo deseas.

Que nuestra fe nos ayude a buscar más dignidad y cali-dad de vida para todos los niños de nuestra comunidad, de nuestra ciudad, de nuestro país y del mundo.

Señor, en muchos lugares la idolatría de la riqueza es una amenaza para la paz.

Nuestro planeta está cada vez más explotado y conta-minado, y los niños son los primeros en sufrir cuando el egoísmo se apodera del corazón de la personas.

Danos valentía para cambiar esta historia. Ayúdanos a luchar contra las causas que promueven el empobrecimiento, la injusticia, la opresión de los niños y sus familias.

Danos la fuerza para impedir que las niñas y niños sean explotados, forzados a trabajar y envolverse en las drogas, dormir y acostarse con hambre y sed, sin tener escuela para estudiar, espacio seguro para jugar, y mueran por causas que se pueden prevenir.

Queremos el bienestar de los niños y las niñas y el respeto a sus derechos.

Vamos a protegerlos porque su vida es sagrada. Que Tu espíritu nos ilumine para cuidar los niños desde el vientre de su madre, y garan-tizar sus derechos fundamentales.

Que reciban cuidado y leche materna, alimentación adecuada, agua limpia, y oportunidades para crecer plenamente.

Señor de la Vida, junto con nuestros niños y niñas, a una sola voz, agradecemos el bien hecho por tantas personas de buena voluntad.

Nuestra fuerza está en Ti, y esta fuerza nos lleva a la acción para construir un mundo en el cual todo niño y niña pueda tener una vida digna y en abundancia. Amén

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La capacidad de convivirBruno Ferrero

La conquista más grande de la sociedad debería

ser la capacidad de con-vivir. Pero aún estamos lejos de esta meta. Nos descubrimos dolorosa-mente influidos por la

violencia, física o verbal: por la calle, en la política

o en nuestro lugar de trabajo, en el descanso

de la escalera e incluso en nuestra propia casa.

En la televisión y en Youtube, la violencia es un espectáculo coti-diano, tanto que alguien comienza a pensar que la agresividad es un instinto de los seres humanos. Si esto fuera verdad, sería imposible eliminarla. En realidad la persona humana puede tomar decisiones diametralmente opuestas a lo que definimos como instinto. Por tanto,

la agresividad, raíz de casi todas las formas de violencia, puede ser eliminada.

Se trata entonces, de un problema “educativo¨. Los padres y madres deben tener clara la galaxia de cau-sas que provocan consecuencias agresivas y destructivas, haciendo a la persona incapaz de convivir. Para muchos, las causas principales de la agresividad son la cólera y la ira. Pero éstas son, en realidad, solamente síntomas del profundo malestar que engendra la violencia. Las raíces más profundas son el odio, la rivalidad, la frustración, la inseguridad: todo esto provoca una constante inseguridad, que se ve agravada cuando la autoestima es poca.

Una imagen positiva de sí mismo y una autoestima equilibrada que permita mantenerse estable, sin depender de críticas o juicios de los demás, son elementos fundamen-tales de una correcta educación. La tarea no sería tan difícil, si incluso

los mejores padres no tuvieran que lidiar con lo que es el verdadero mo-tivo desencadenante del actual clima agresivo: la adaptación al sistema dominante. La mentalidad dominan-te invade a nuestros hijos e hijas con tentáculos irresistibles, sobre todo la presión de sus coetáneos, más fuerte que los más sofisticados medios de comunicación. Nuestro sistema social está fundado sobre el predominio del poder –en especial económico- sobre las relaciones afectivas. Lo importan-te no es vivir en un clima de amor, de confianza, de generosidad, sino poseer los medios que nos permitan dominar a nuestros semejantes.

Éste es el hábito que, desde el primer día de la vida, influye en la evolu-ción de cada hombre y mujer. La adaptación al sistema produce una enfermedad: la disolución de la per-sonalidad, que provoca una situación de debilidad, de falta de confianza en sí mismo y, por lo tanto, la necesidad de una continua búsqueda de segu-ridades provenientes del exterior de uno mismo.

Conquistar la capa-cidad de convivir, eliminando las causas de la agresividad.

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Quien no encuentra dentro de sí motivos válidos para la autoestima, debe buscarlos fuera de sí mismo, en aquellos símbolos que la cultura propone como signos de respetabi-lidad: fuerza, valentía, poder, etc. De este tipo de frustraciones nacen otros sentimientos: la envidia hacia quien ha obtenido un éxito superior al nuestro; la vanidad de ostentar los símbolos de poder conquistados; los celos hacia quienes podrían ro-barnos o tal vez amenazar nuestra posesión; el miedo a los otros, en cuanto potenciales enemigos, y, acechando siempre, la traición.

No se necesita una particular agu-deza para individualizar los rasgos característicos de esta realidad: competencia y rivalidad, culto al éxito, búsqueda del poder, conquis-ta de la riqueza o por lo menos de sus símbolos. De aquí se derivan, por un lado la religión del dinero y por el otro la perenne inseguridad y el miedo. También por esto se multiplican “pequeños tiranos”. Así nuestro prójimo se convierte en alguien que debemos superar y del cual nos debemos defender: en un enemigo.

Si quisiéramos analizar sinceramente nuestras acciones de cada día, des-cubriríamos –ojalá que con triste-za- que muchas de ellas provienen más de impulsos de agresión o de defensa, que de amistad. El hacer carrera, el alcanzar posiciones de dominio, la conquista de objetos que sean símbolo de rango y de poder, la acumulación de riqueza: son todas acciones que revelan una inversión de valores. Y en el revés de la medalla están las personas que hemos destruido, humillado o robado; aquellos que buscamos dominar, que ubicamos en un rango inferior y de cuya riqueza nos hemos aprovechado, de un modo y otro. Hasta los pequeños prepotentes de la escuela primaria piensan: “Si me temen, quiere decir que valgo”.

¿Qué se puede hacer a nivel edu-cativo? El objeto es, ciertamente, conquistar la capacidad de convivir, eliminando las causas de la agresi-vidad y lograr que todos aprendan a controlar la violencia. Y esto no se consigue con reglamentos, ni con la así llamada disciplina, ni con las prédicas. Y ni siguiera con la fuerza pública. La censura, la represión y el autoritarismo sólo provocan nuevos resentimientos, muy peligrosos.

Ciertamente, un poquito de agresi-vidad” puede ser útil, en la medida en que sirva para estimular a los muchachos a dar lo mejor de sí. Pensemos en una sana competición deportiva o en comportamientos que favorecen la tenacidad o la per-severancia. En otras palabras: una cierta dosis de “agresividad” puede constituir un recurso educativo que, administrado con medida, ayude a la realización de sueños y proyectos. Por supuesto, es necesario estable-cer una relación equilibrada entre las propias necesidades y las de los otros, y no olvidar nunca el respeto debido a cada persona.

Algo que seguramente constituirá una ayuda muy útil para resolver el problema de la agresividad, es el intento por desarrollar la capacidad de plantarse con mayor tranquilidad y calma frente a las situaciones y los problemas. Esto puede lograrse si se recurre a los siguientes instrumen-tos: la verbalización de los momen-tos de irritación para comprender mejor las sensaciones negativas y poder reelaborarlas adecuadamen-te, la disponibilidad para resolver los conflictos negociando puntos de vista y exigencias individuales, la paciente búsqueda de un camino de salida en los conflictos, sin vencidos ni vencedores.

Finalmente, es importante subrayar que las manifestaciones negativas de agresividad pueden ser supe-radas con un poco de sano humo-

Una imagen positiva y una autoes-tima equilibrada son elementos fundamentales de una correcta educación.

rismo. No la risita que destruye la autoestima o intenta superficial-mente eliminar las tensiones, sino la capacidad de mirar una situación desde otra perspectiva, para cons-tatar cómo, a veces, se pierde el sentido de las proporciones. Una buena carcajada, cuando nace de dentro y, sobre todo, cuando es compartida, resulta siempre libera-dora: el corazón se aligera de sus miedos y la mente se purifica de pensamientos negativos.

Lo esencial será conquistar un cam-bio profundo en nosotros mismos y, sobre todo, una sincera revisión de nuestro sistema de valores. Los cristianos y cristianas saben bien lo que se debería hacer, aun cuando en los tiempos que corren, esto implique un esfuerzo titánico. Lo ha declarado con mucha claridad el Jesús de las Bienaventuranzas: “Bienaventurados los pobres, los mansos, los misericordiosos, los puros de corazón, los que trabajan por las paz…”.

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Simon SrugiSimón Srugi nació en Nazaret el 27 de junio de 1877, el último de diez hijos. Cuando tenía tan solo tres años perdió a sus dos padres en pocos meses y fue dejado al cuidado de su abuela. En 1888 fue enviado al orfanato en Belén, bajo la dirección del Padre Belloni.

Este sacerdote que era parecido a Don Bosco, se hizo salesiano en 1891 por consejo del Papa y dedicó su obra a la Congregación. Simón le tenía tanta estima que cuando tuvo 16 años le pidió ser Salesiano.

Fue enviado a la escuela-oratorio agrícola en Beit Gemàl, donde fina-lizó sus estudios e hizo su noviciado convirtiéndose en Hermano Salesiano. Era tan bondadoso y amable que los musulmanes locales decían de él: “después de Alá, vino Srugi”.

1915. Italia entra en la primera guerra mundial contra Austria, Alemania y el Imperio Turco. Los salesianos ita-lianos, ya que Palestina forma parte del Imperio Turco, son encarcelados el 23 de agosto. A los muchachos el gobierno los envía a un orfanatorio musulmán.

En 1917 los ingleses conquistan Pa-lestina. Los salesianos pueden volver a su trabajo. Simón tiene cuarenta años. Comienza para él el período luminoso de la plena madurez. Se le confía totalmente el molino.

Estar en el molino quiere decir estar en el corazón de la zona. Cada día, de los 50 pueblos de los alrededores sube al molino una caravana de mulos y de camellos cargados de sacos de grano. En el patio, durante la espera o antes de partir, se arreglan los negocios, se comunican las noticias, estallan tam-bién discusiones imponentes. Srugi muele la harina de todos, se hace el encontradizo con todos, habla con todos, sonríe a todos. Durante las discusiones más acaloradas sale con las manos blancas de harina y se mete entre los contendientes con riesgo de ganarse una cuchillada. Devuelve la paz. A veces les riñe con palabras fuertes, pero no se lo toman a mal. “Es como el padre de todos”, dicen. Y se fían.

La harina que pone en el saco es la ración justa que le corresponde a cada uno, ninguno lo discute. Dicen: “Después de Alá está Srugi”. Simón ve en ellos a sus hermanos. Hasta de los más pendencieros, de los de manos largas y de los ladrones dice: “También ellos son hijos de Dios”. Poco a poco le van cambiando el nombre y le van llamando Muálem, es decir, maestro.

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Sus consejos son el resumen del Evangelio. Casi siempre comienza así: “Jesús dice...”, “María santísi-ma te diría...”. Se llega a tal punto que los nombres de Jesús y de María resultan familiares en boca de aquellos musulmanes.

Muchas de aquellas personas acurrucadas al sol en espera de su turno para el molino tenían sacu-didas de escalofríos de la malaria, sufrían por llagas abiertas y no curadas. Muálem Srugi, enfermero en la casa salesiana, comenzó a ser el enfermero de todos. Inyecciones, pomadas, medicinas extraídas de las hierbas. Y así, al lado de la cara-vana de los mulos que llevaban los sacos de grano al molino, comenzó a subir otra caravana, más lenta, más silenciosa. Hombres y mujeres, niños y ancianos, vestidos de todas las formas, con el rostro contraído por el sufrimiento. Llegaron a ser 100 y 120 al día. Muállem se con-vierte en Haqim, el médico.

En aquellos años los salesianos no tenían muchas medicinas. Haqim Srugi ponía a disposición lo poco que había: alcohol para desinfec-tar, vendas, medicinas obtenidas de plantas y hierbas. Quien podía, le daba una moneda, quien no podía susurraba “¡iViva Jesús!”, su saludo preferido. Frecuentemente las madres le llevaban a sus niños, que estaban sanos. Pero querían que él les pusiera su mano sobre la cabecita y dijese una oración. Y se marchaban contentas. Los sale-sianos construyeron un dispensario. Pero con frecuencia aquella gente tenía más necesidad de comida que de curas. Haqim Srugi distribuía el pan oloroso del horno a los “en-fermos de hambre”. A los niños les llevaba dulces y la fruta a la que los salesianos renunciaban.

El director lo encontraba frecuen-temente a altas horas de la noche en el dispensario preparando las

medicinas con las hierbas, y también atendiendo a aquellos pobrecitos que no podían volver a casa du-rante varios días. Un día le llevaron un enfermo tan grave que sólo en el hospital le podían curar. Pero el hospital estaba lejos, administrado por extranjeros, y aquella pobre gente tenía miedo, y no quería sa-ber nada. Entonces Simón le aplicó alguna medicina que sabía que era insuficiente, y murmuró: “Rueguen a Sitti Mariam. Si ella quiere, Dios lo curará”. Algunos días más tarde volvieron a darle las gracias, con el enfermo curado perfectamente. Y él les dijo: “Den gracias a Sitti Mariam, la Virgen María. Es ella la que obtiene de Dios lo que quiere”.

Mientras Haqim Srugi trabajaba y servía en aquel rincón olvidado de Pa-lestina, la historia iba adelante, con lo bueno y con lo malo que traía. Desde 1897 se había constituido el “mo-vimiento sionista”, que pretendía hacer de Palestina la “patria judía” para los judíos de todo el mundo. La inmigración judía desde todas las naciones comenzó lentamente. En 1936 los árabes se rebelaron contra la administración inglesa, e iniciaron una guerrilla contra las instalaciones judías. Inglaterra intervino militar-mente, e intentó imponer la partición de Palestina en dos estados.

En 1938 también la casa salesiana de Beit Gemál quedó implicada en la guerrilla. Los guerrilleros palestinos, sospechando que el director salesia-no mantenía contactos telefónicos con los ingleses, lo secuestraron y lo mataron. Srugi vio llegar al dis-pensario a unos jóvenes armados y violentos que llevaban a uno de ellos herido por arma de fuego. Gritaban a Srugi que lo curase enseguida, inter-vino una religiosa para reprochárselo, en la discusión le echaron por tierra. Se levantó con calma diciendo: “Her-mana, Jesús dijo: Padre, perdónales porque no saben lo que hacen. Así debemos comportarnos también nosotros”. Y atendió al herido.

En 1939 el mundo se vio envuelto en la segunda guerra mundial. El 10 de junio de 1940 también Italia entró en guerra contra Francia e Inglaterra. Los salesianos italianos fueron arrestados, y gran parte del trabajo cayó sobre las espaldas cansadas de Simon Srugi. Tenía ya sesenta y tres años, y un año antes le había atacado la malaria y había tenido una doble pulmonía.

El progreso había avanzado. En los pueblos de los alrededores ya había médicos, farmacias, hospitales. Pero la gente acudía aún a Haqim Srugi, porque “sus manos tenían el poder y la ternura de Alá”.

En octubre de 1943, la tos y el asma lo clavaron en su habitación. Des-pués de una crisis dijo: “Es terrible cuando falta la respiración. Pero si el Señor lo quiere, está bien”. Murió solo, en el silencio de su habitación, durante la noche del 26 al 27 de noviembre. Los campesinos musul-manes, sucios, pendencieros, acu-dieron con lagrimas en los ojos, con sus niños en brazos, para que viesen por última vez a Haqim Srugi.

Ellos lo Ilevaron al cementerio. Musitaban: “Detrás de Alá estaba Srugi. Era un mar de caridad”

Todos sentían que Srugi tenía comu-nicación seria con Dios. Se nutría de la Eucaristía y del Evangelio. Pasaba su tiempo libre frente al Santísimo Sacramento. En 1908, cuando Don Rua visitó la casa de Beit Gemàl, dijo: “Síganlo, registren sus pala-bras y sus obras, porque estamos tratando con un santo”. Murió por su trabajo y de malaria el 27 de noviembre de 1943, a la edad de 66 años.

Su funeral fue una verdadera apo-teosis. Su humilde cuerpo descansa en Beit Gemàl, cerca de la tumba gloriosa de San Esteban. El 2 de abril de 1993 fue declarado Venerable.

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Cuando el extranjero soy yo

Simon Pierre, ex alumno salesiano francés y ahora no-vicio salesiano, viajó el año pasado a Centro América. Durante cuatro meses recorrió El Salvador, Guatemala,

Nicaragua y Costa Rica. Descubrió otro mundo donde las salesianas y los salesianos de Don Bosco están muy pre-sentes. Abrió los ojos sobre la realidad de los jóvenes de la calle y los indígenas. Había soñado con ese viaje desde hacía muchos años y su sueño se hizo realidad.

Después de un día en avión, aterrizo en El Salvador. Fueron muy breves mis primeras conversaciones. Confieso que no entiendo gran cosa, por el acento de la gente. Se me ocurre un pensamiento extraño: la inutilidad ahora de mi lengua materna. Al volverme un extranjero, puedo imaginar lo que sufren los inmigrantes que no hablan el idioma del país al que llegan. Es un sufrimiento que me sigue invadiendo durante varias semanas. Me comunico con lo que aprendí cuando estudiaba en la escuela, lo indispensable, pero procuro no soltar palabras sin pensármelas antes. Entonces, durante mis primeros días en el nuevo continente, empleo mucha energía esforzándome por comprender, por expre-sarme y por ampliar mi vocabulario. Me doy cuenta de lo que cuesta expresarse sin esfuerzos y todavía más cuando el lugar es nuevo. Cuántas cosas me gustaría compartir con todas las personas que encuentro.

Los jóvenes de la calle

Estoy tan feliz esta mañana. Por fin voy a poder des-cubrir de verdad a esos jóvenes de la calle y compar-tir mucho con ellos. ¡Era la meta de mi viaje! Voy con Fabiola, responsable en San Salvador de un proyecto dedicado a los jóvenes olvidados. No entiendo muy bien por qué llevamos pan y salchichón.

Después de varios minutos de viaje en autobús y otros andando, llegamos al sitio dónde deberían estar los jóvenes. No sé cómo comportarme. Nadie está allí. Entonces oigo gritar: “¡Fabiola! ¡Llegó Fa-biola!” Y veo uno, dos, diez jóvenes salir de la nada, algunos corriendo a toda carrera, otros cojeando. Se echan todos en sus brazos, con mucho cariño.

No esperaba la manera en que reacciono: me dan asco. No quiero que me toquen. Están vestidos de andrajos, horrorosos, inhumanos, cubiertos de barro, con unos pies que no se parecen a nada, con la cara asquerosa.

Nos sentamos para repartirles sandwiches. Algunos me piden comida, pero no sé si darla o no. Si le doy demasiado a uno, el otro tendrá menos. Me siento solo. Tengo miedo de mí mismo. Siento vergüenza porque tengo la sensación de dar carne a unas fieras en su jaula. Ahora bien, son humanos, son niños. Sólo son niños. Tienen entre 6 y 14 años; tienen una botella de droga en la mano, están sin comer quizás desde hace muchos días.

Después de haber estado unas horas en esta plaza con estos niños de la calle, poco a poco voy adap-tándome al medio ambiente. En este momento, voy comprendiendo de verdad dónde y con quiénes estoy. Vuelvo a abrir los ojos y veo niños. Tengo ganas de llorar, pero no me sale ni una lágrima. Algo me duele, el odio me invade. Odio ver a estos niños en semejante estado. Y cuántas personas sin hacer nada. Tengo ganas de levantar montañas y también de destruirlas. No me imaginaba a tantos niños en la calle pros-tituyéndose, drogándose, al acecho para robar un pedazo de pan. Parecen gatos salvajes que se pasan el tiempo pidiendo comida o buscándola en la basura.

Al mismo tiempo, otro sentimiento me invade: me siento feliz al ver cómo algunas personas actúan a favor de estos jóvenes; feliz de ver a estos adultos que confían y creen en ellos.

Simon Pierre, ex alumno salesiano francés.

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Con el objetivo de profundizar sobre la identidad eclesial y acordar crite-rios de animación para la Región Interamérica, el MJS se reunió en la ciudad de Quito , Ecuador, del 21 al 26 de octubre y contó con la presencia del padre Fabio Attard, Consejero General para la Pastoral Juvenil y los demás miembros del Dicasterio.

Junto con los Delegados/as Inspec-toriales y asesores del MJS, 118 participantes provenientes de todos los países de la Región Interamérica evaluaron el camino que viene de-sarrollando el MJS, su identidad, la formación y la organización, seña-lando como principales debilidades el acompañamiento, la proyección social y la proyección eclesial.

Entre sus compromisos concretos el MJS se propuso, junto con los asesores juveniles y los delegados

I Encuentro Regional del Movimiento Juvenil Salesiano de Interamérica

inspectoriales, fortalecer los proce-sos de formación propiciando un mejor acompañamiento y ayudando al discernimiento vocacional; tra-bajar la proyección social y eclesial; promover la creación de nuevos grupos; capacitar a los jóvenes en el magisterio de la Iglesia y do-cumentos salesianos; trabajar en sinergia con la Familia Salesiana; crear orientaciones a nivel regional que promuevan la formación y el acompañamiento de los jóvenes en cada Inspectoría.

Para favorecer la animación del MJS, los participantes propusieron la integración de una instancia de re-ferencia regional conformada por 3 asesores y 3 jóvenes representantes de las tres zonas de la Región: los Andes, Centro América y el Caribe, y Norte América, acompañados por uno de los delegados de la Región, el referente regional y la oficina central.

También se llegó al acuerdo de verificar el camino de formación y los compromisos adquiridos en cada una de las Inspectorías y en las zonas como preparación al 2015 para el encuentro continental y, celebrar así el bicentenario del nacimiento de Don Bosco.

La celebración eucarístca de conclu-sión y la fiesta salesiana sirvió para celebrar el encuentro de la diversas culturas presentes y la satisfacción del logro alcanzado. El Consejero General para la Pastoral agradeció la profundidad del trabajo compar-tido, las reflexiones de los grupos, el compartir la vida, la fraternidad y el espíritu de familia que caracterizó todo el encuentro.

De Centro América asistieron doce participantes entre salesianos y jóvenes.

ANS

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La misión salesiana: un proyecto comunitario de vida pastoral Ciudad de Guatemala, noviembre de 2010.- Del 13 al 16 de noviembre un grupo de 90 personas, compues-to de salesianos y laicos, participó en el taller de pastoral juvenil, módulo III. En él se buscó profundizar en las raíces carismáticas de la pastoral juvenil salesiana para encontrar el vigor apostólico del proyecto pasto-ral del “da mihi animas” y dar vigor orgánico a la animación de las obras salesianas locales.

Encontrar el vigor apostólico del proyecto pastoral salesiano.

Entre los participantes se encon-traban los salesianos en formación inicial del noviciado, filosofado, teologado, además de los salesianos coadjutores del Centro Regional del Salesiano Coadjutor (CRESCO). Asistían también salesianos llegados de algunas obras de Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala. El P. Rafael Borges sdb, fue el res-ponsable de guiar la reflexión.

Se respiró un ambiente de familia, entusiasmo y gozo por encontrarse para formarse juntos laicos y salesia-nos consagrados. El reto será llevar a las distintas presencias los aportes para que, junto con la Comunidad Educativa Pastoral (CEP), se vuelva más sistemática y orgánica la misión a realizar.

Modesto Vásquez T

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Primer taller de comunicación socialSanta Tecla, El Salvador, noviembre 2010.- El cuatro de noviembre concluyó el primer taller de comunicación social organizado por el Boletín Salesiano de Centro América para sus colaboradores activos. Asistieron trece perso-nas provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador.

El taller de tres días de duración se propuso cultivar en los participantes sus habilidades en redacción de noticias, toma de fotografías y utilización de la web 2.0. Se optó por la moda-lidad taller, lo que les permitió afinar el servicio periodístico en el Boletín Salesiano, tanto en su versión digital como impresa.

De esta forma se busca formar una red cada vez más extensa de colaboradores voluntarios en los seis países centroamericanos.

Participantes al Primer Taller de Comunicación Social

Cartago, Costa Rica, 4 diciembre 2010.- Por tres días se reunieron en esta brumosa ciudad catorce colaboradores activos del Boletín Sa-lesiano para un adiestramiento en su servicio de corresponsales noticiosos de la revista salesiana.

Procedentes de Honduras, Nicara-gua, Costa Rica y Panamá, los parti-cipantes se ejercitaron en redacción periodística, habilidad fotográfica y uso de los instrumentos más ade-cuados de la red.

En un clima de fraternidad, alegría, oración e intenso trabajo el pequeño grupo ahondó en la comprensión de la importancia de ejercer un cualificado servicio informativo salesiano.

Con los dos talleres ya realizados se ha creado una pequeña red de corresponsales en los seis países de la inspectoría centroamericana. El

Además de la adquisición de las herramientas básicas que facili-ten el flujo de noticias a la redacción del Boletín Salesiano, estos encuentros lograron crear entre los participantes un espíritu de familia y conocimiento mutuo que los motivó a asumir su tarea con espíritu de equipo.

Segundo taller de comunicación social

buen resultado obtenido en ambas experiencias abre la posibilidad de ampliar el próximo año este trabajo de formación para nuevos voluntarios.

Se busca así establecer una red de colaboradores que se extienda a to-

das las ramas de la Familia Salesiana en Centro América y a cada una de sus presencias.

Parte del ejercicio consistió en evaluar la presencia del Boletín Salesiano en www.boletinsalesiano.info y enriquecerlo con sugerencias oportunas.

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CEDES: tres alumnos ganadores en feria científica nacionalCosta Rica, San José, noviembre 2010.- Los estudiantes de noveno año del Colegio Técnico Don Bosco CEDES Karol Muñoz, Mariana Quesada y Kevin Pérez resultaron ganado-res de la XXIV Feria Científica de Ciencia y Tecnología a nivel nacional, realizada en la Universidad de Costa Rica el viernes 12 de noviembre.

Ellos presentaron el proyecto denominado INFUNDIESEL, que es una creación de biocombustible a partir de la grasa de pollo que puede utilizarse como sustituto del diesel. Su invento fue probado en varios motores de combustión con gran éxito. Es un combustible 100 por ciento natural y no contamina el ambiente.

Con gran emoción y alegría recibieron doble reconocimiento por el proyecto presentado: el primer lugar en proyectos de investigación y desarrollo tecnológico y el primer lugar en química a nivel general.

En total participaron cerca de 300 investigaciones agrupadas en varias categorías según el nivel académico de los estudian-tes, desde escuela hasta el cuarto ciclo. Esta actividad premió en total 50 ideas de los niños y jóvenes participantes.

Ligia Ovares

Karol Muñoz, Kevin Pérez y Mariana Quesada

Damas Salesianas revisan su vida y misiónEl Salvador, San Salvador, noviembre de 2010.- La Asociación de Damas Salesianas ADS de la Región Centro América 1 celebró su IV Consejo Institucional Regional CIR del 28 al 31 de octubre del 2010. Esta región está integrada por Honduras, Guatemala y El Salvador. Al encuentro asistieron también representantes del Directorio Internacional de Venezuela.

El CIR es un organismo colegiado y de apoyo fraterno, conformado por las presidentas nacionales y dos representantes del direc-torio internacional.

Durante este Consejo se consideró la ani-mación de los Centros ADS, la realización del FODA y la promoción vocacional de las ramas de la Asociación: Damas Salesianas,

Damas Salesianas al IV CIR

Generación de Relevo, Damas Salesianas Benefactoras Solidarias y Caballeros de Don Bosco. Estos

últimos organizaron las acti-vidades recreativas.

Mauricio Fornos

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El Salvador, Chalatenango, noviem-bre de 2010.- El Movimiento Juvenil Salesiano MJS realizó el Campobos-co 2010 en el Parque Nacional El Refugio, ubicado en Chalatenango del 12 al 14 de noviembre. La jor-nada inició la noche del viernes 12 en el Instituto Técnico Ricaldone y desde la mañana siguiente continuó en El Refugio.

En la actividad participaron más de cien jóvenes de distintos grupos juveniles salesianos del país, como Iglesia Joven, Escoge, COLATE, EPRE y EJE. El campamento alternó las actividades recreativas (rallies y dinámicas) con temas formativos que tenían por objetivo reforzar en los jóvenes las bases del carisma salesiano.

El Campo Bosco 2010 estuvo mar-cado por la alegría y el entusiasmo

Campobosco del Movimiento Juvenil Salesiano

El Boletín Salesiano Web 2.0 celebra su primer año con mucho éxito gracias a sus fieles lectores. Este sitio fue creado para todos aquellos amigos de la Familia Salesiana y para todo aquel que desee participar en una página interactiva que muestra una visión salesiana del mundo y una visión del mundo salesiano.

Ha sido un año generoso en retos y experiencias, que en más de una ocasión nos ha provocado una sonrisa de satisfacción.

Un millón de gracias a ustedes que nos visitan, comentan, envían noticias, chatean, bloguean, participan en las encuestas y hacen de nuestro sitio una página viva.

Hemos comenzado a ampliar y profesionalizar a los colaboradores volun-tarios del sitio residentes en los seis países centroamericanos.

Esperen mucho más en nuestro sitio en este nuevo año. Recuerden que es de ustedes.

Equipo BS Web 2.0

Cumplimos un año

Actividades recreativas alternaron con temas formativos

de los jóvenes. Además de la pre-sencia de sacerdotes y hermanos salesianos, tuvo la particularidad de ser el primer campamento en el que

se contó con la participación de las Hijas de María Auxiliadora.

Claudia Gaitán

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FOTONOTICIAS NOTICIAS dEL mUNdO SALESIANO EN CENTrO-

Instituto Técnico Don Bosco, Panamá, 2010.- Estu-diantes del Instituto Técnico Don Bosco resultaron ganadores en la liga futsal de la Copa Nestlé.

Chalchuapa, El Salvador, noviembre 2010.- Primera graduación de los talleres de formación profesional para jóvenes mujeres de la zona rural que rodea a la ciudad de Chalchuapa, coordinados por las Hijas de María Auxiliadora y los salesianos cooperadores de esa ciudad.

Soyapango, El Salvador, diciembre 2010.- 2000 oratorianos provenientes de las diferentes obras salesiana se dieron cita para celebrar juntos la navidad.

Antigua Guatemala, Guatemala., diciembre 2010.- Dieciséis personas, entre Salesianos Cooperadores y Aspirantes, participaron en el retiro anual organizado por el centro local de Salesianos Cooperadores “Don Bosco” en la Casa de Retiros “Posada Belén” .

Santa Tecla, El Salvador, diciembre 2010.- Las Hijas de María Auxiliadora de la Provincia CAM, que comprende Guatemala, Honduras y El Salvador realizaron la III Semana de Pastoral 2011 llevada a cabo en el Colegio Santa Inés los días 1-4 de Diciembre con representantes de las comunidades educativas de la provincia.

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NOTICIASNOTICIAS dEL mUNdO SALESIANO EN CENTrO-

mIninotas de Centroamérica

Guatemala, noviembre de 2010.- En una algarabía propia de la actividad, unas 30 familias de la Parroquia San Juan Bosco se divirtieron jugando al bingo el sábado 6 de noviembre.

Tegucigalpa, Honduras, octubre 2010.- La Asociación de Salesianos Cooperadores del Centro Bartolomé Garelli fundó un nuevo proyecto evangélico: Salectium, Comunidades Salesianas de la Lectio Divina. El propósito es crear comunidades que practiquen frecuentemente la Lectio y que a la vez promuevan esta forma de oración poco conocida.

Nicaragua, Managua, Noviembre 2010. - Firma del convenio entre la Corte Suprema de Justicia y los Salesianos en Nicaragua para formar profesionalmente a jóvenes con sentencias de delitos menores.

Comayagüela, Honduras, octubre 2010.- La Parroquia María Auxiliadora hizo la cuarta entrega de becas a los niños de escuelas y jóvenes de colegios y universidades. El objetivo es beneficiar a familias de escasos recursos y en riesgo social que viven en el territorio parroquial.

Panamá, noviembre 2010.- “Dios te ve” fue el lema utilizado para la Feria Oratoriana 2010 con el objetivo de que los niños del Oratorio Festivo Don Bosco sientan la presencia de Dios como un verdadero amigo en cada momento de su vida.

Nicaragua, Managua, octubre 2010.- El sábado 30 de octubre se realizó, en el Centro Juvenil el tercero y último encuentro de la Familia Salesiana en el 2010.

San Salvador, El Salvador, noviembre 2010,- 33 salesianos cooperadores del Centro Don Pedro Ricaldone renovaron su promesa en el marco del Primer Do-mingo de Adviento del año 2010.

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Envía tu fotonoticia a: [email protected]

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Entre 1854 y 1855 sucedió una gra-ciosa aventura. Don Bosco tuvo que mandar a un clérigo a Turín para un encargo bastante importante; tenía el muchacho los zapatos descosidos y deteriorados, y él, sin pensar en las consecuencias, se quitó de los pies los suyos y se los dio. El clérigo dijo a sus compañeros al salir: -Ya veremos cómo se las arregla hoy Don Bosco, porque no tiene zapatos.

Efectivamente Don Bosco mandó llamar a Buzzetti, Rúa y otros; pero ninguno de ellos tenía más zapatos que los puestos y no pudieron en-contrar unos adaptados a la medida de Don Bosco. Al fin se encontraron unos zuecos. Pero es de advertir que era en pleno verano. A la hora de co-mer bajaba Don Bosco las escaleras, y todos los muchachos corrían ante el extraño ruido y reían al ver los zuecos que llevaba Don Bosco.

Pero lo mejor fue que, hacia las tres, se presentó un sirviente del conde Giriodi pidiéndole que fuera co-rriendo para atender a un enfermo de aquella noble familia. Don Bosco quería un coche para que nadie viese los zuecos, pero hacía falta mucho tiempo para encontrar uno,

porque en aquellos tiempos había pocos estacionados en el centro de la ciudad y muy caros. Y había que ir enseguida.

Entonces rogó al sirviente que tuviera la bondad de esperarlo y acompañarlo, confiando de este modo disimular algo la novedad de su calzado. Con el criado al lado, recorrió la calle Dora Grossa, la plaza Castello, siempre rozando las paredes y un tanto inclinado para que la sotana cubriese los pies, y llegó al número cincuenta y tres de la calle Po.

Terminada su misión, el criado in-tentó dejarlo volver solo y le dijo: -Supongo que podrá volver a casa sin mí. -No, no, hijo mío; acompá-ñame, contestó Don Bosco. -Usted perdone; y ¿por qué? -Porque... porque llevo puestos los zuecos. -Pobre de mí, exclamó el sirviente. Fue corriendo al conde Giriodi y le contó lo sucedido.

El Conde se arregló a toda prisa, fue él mismo a acompañar a Don Bosco por calles estrechas y medio desiertas a aquellas horas. Al llegar a la calle Corte dAppello, el conde

Don Bosco calzado

le hizo entrar en casa de la viuda Zanone, que tenía una tienda en el número ocho de dicha calle, muy conocida por Don Bosco y por el Conde, el cual dijo muy bajito a la señora: -Don Bosco va sin zapatos y lleva zuecos. La señora Zanone, que apenas entró Don Bosco le ha-bía colmado de atenciones, quedó asombrada ante lo que oía y buscó enseguida los más bonitos zapatos que tenía en la tienda y los ajustó al pie de Don Bosco. Pero se quedó con los zuecos como preciosa reli-quia y recuerdo del hecho.

Memorias Biográficas V 483-484

EdUCAr COmO dON BOSCO

San José, Costa Rica, 5 de diciembre del 2010.- Al Colegio Salesiano Don Bosco concurrió un centenar de niños y niñas provenientes de las barriadas marginales de la ciudad para festejar el “día del oratorio” el 4 de diciembre del 2010.

La fiesta fue organizada por jóvenes estudiantes que cursan el décimo y undécimo niveles de la educación diversificada con el apoyo de sus educadores. Fue una de las muchas actividades que se realizaron durante el año para la consecución de los objetivos previstos en el plan pastoral institucional. Entre otros, este plan

Solidaridad oratoriana pretende concientizar a los jóvenes estu-diantes sobre la importancia del valor de la solidaridad, principalmente anteaquellas personas que más necesitan de ayuda.

Globos, regalos, juegos, pintacaritas, can-tos navideños y toboganes inflables fueron algunos de los recursos utilizados para ani-mar a los participantes en el festejo. Luego de una oración y la representación de las circunstancias que rodearon el nacimiento de Jesús, los oratorianos disfrutaron del almuerzo junto a alumnos y docentes.

Alexis Murillo Jiménez

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Desde pequeño estudié en el Colegio Salesiano. En la senci-llez de la alegría y el espíritu de familia me encontré con Don Bosco y sus hijos.

La participación en las cele-braciones de la fe, el deseo de servir a los demás y el gusto por explicar a mis compañeros los temas de estudio me ayu-daron a descubrir mi vocación salesiana.

Cristo me ha hecho sacerdote para ser signo de su amor a todos, especialmente a los jó-venes que más lo necesitan.

¿Quieres dar esperanza a un mundo que parece cada vez más oscuro?Sigue a Cristo, como lo hizo Don Bosco.

Julio Navarro, 30 años, costarricense, sacerdote salesiano desde hace tres años.

El Boletín Salesiano se distribuye gratuita-mente a la Familia Salesiana y a los Amigos de Don Bosco.

El costo de la edición y distribución del Boletín Salesiano se cubre con las contri-buciones voluntarias de sus lectores.

Director: Heriberto HerreraDirección: Centro Salesiano Rinaldi, Av. Manuel Gallardo Norte, Santa Tecla, El Salvador. Tel/Fax: (503) 2228-6375Correo electrónico: [email protected] [email protected]

Consejo de administración: Luis Corral, Heriberto Herrera, Manuel Solano.

Consejo editorial: Evelyn Carbajal, Heriberto Herrera, Victoria Mónico, Miguel Pacheco, Zaida Navarrete, Mauricio Ponce.

Impresión: Imprenta Ricaldone. Final Av. Hno. Julio Gaitán. Santa Tecla. El SalvadorDistribución: Librería Salesiana 23 Calle Pte. y 5ª. Av. Nte. No. 335, San Salvador, El Salvador, C.A. Tel. 2235-3826; 2225-6221

Colaboradores en esta edición: Hugo Estrada, Simon Pierre Escu-dero, Mauricio Fornos, Claudia Gaitán, Ligia Olivares, Modesto Vásquez, Alexis Murillo Jiménez.Edición en web:Zaida [email protected]

CONTENIDO No. 189

Cyan Magenta Amarillo Negro

Inmigrantes del rechazo a la acogida Mi historia como ilegal 4Los indeseables 6¿Porqué se van? 8El fracaso 10Vivir con miedo 11No basta reprimir 12El niño negro 13Utopia cristiana 14Un inmenso abismo 15

Meditación Aprender a calcular nuestro tiempo 16

Tema social Vida humana en la balanza 18

Educar como Don BoscoLa capacidad de convivir 20

Si tienes interés en la vocación salesiana, puedes dirigirte al salesiano más cercanosegún tu país de residencia.

Tú debes ser uno de ellos

Guatemala: P. Miguel Alfaro, [email protected] / El Salvador: P. Atilio Vásquez, [email protected]: P. Alex Figueroa, alexfi [email protected] / Nicaragua: P. Ricardo Rodríguez, [email protected] Rica: P. Guido Maroto, [email protected] / Panamá: P. Carlos Vilanova, [email protected]

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Presentación El pobre toca a la puerta, que no se abre 1

Rector MayorAguinaldo del Rector Mayor 2011 2

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INMIGRANTES DE Ene-Feb 2011 No. 189 Año 32

Cyan Magenta Amarillo Negro

Tú, Señor, eres mi esperanza y mi confianza desde mi juventud.

Salmo 71