Boletín nº2 victimas a escena

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BOLETÍN VICTIMOLÓGICO UNIDAD DE ATENCIÓN A VÍCTIMAS DE DELITOS Enero de 2014. Nº 2 Antonio del Casllo y Eva Casanueva Las vícmas de violencia en nuestro país si no son de terro- rismo o de violencia de género, estamos maltratados”. Conscientes de la dicil situación que están viviendo desde hace ya tres años queremos agradecerles en primer lugar que hayan aceptado tan amablemente dedicarnos unos momen- tos y por supuesto transmirles nuestro más sincero apoyo y comprensión. Eva, Antonio ¿Cómo se encuentran? El cómo nos encontramos es quizás dicil de contestar, pues depende mucho con el ánimo en que te levantas a diario y lo dispuesto que estés cada día a seguir una lucha que, día a día te consume y los recuerdos que te cambiaron la vida. La pérdida de un hijo es quizás el suceso más duro al que unos padres pueden enfrentarse. Para que a quien corres- ponda poner en marcha todos los mecanismos necesarios para encontrar a Marta pueda entenderlo. ¿Qué está supo- niendo emocionalmente para ustedes después de tres años la búsqueda incesante de su hija? ¿Cómo es su día a día de búsqueda? No todos los días tenemos nocias de cómo transcurren las invesgaciones, pero si es cierto que a diario, piensas que puede ser el día en que recibas esa llamada que tanto ansias y no llega después de casi cinco años. Estas cansado de no tener una vida normal de estar siempre esperando, de saber que los que saben donde están tu hija están en la calle y ca- llan impunemente. ¿Los poderes públicos han puesto a su disposición en algún momento orientación o ayuda psicológica para hacer frente a ese día a día? De no ser así ¿Cree que en estos casos es necesario? Sí, al principio venía un psicólogo a casa e incluso nos aten- dían en grupo a la familia. Después nos derivaron a consul- tas. ¿Cómo se han sendo tratados por la policía, los jueces, los poderes públicos, y en definiva, por los responsables de perseguir, juzgar y condenar al asesino de Marta y encon- trarla? ¿Qué esperan de ellos? Por la policía en general bien. Por los jueces mal porque nin- guno quiere ir más allá de lo que le corresponde, pues enen tanto miedo a un caso mediáco que, realmente podrían hacer más de lo que hacen, pero no quieren arriesgarse ni al fracaso ni ir al límite en la ley. Por lo demás, quitando a la Junta de Andalucía que siempre nos ha tratado con dureza, pero en general bien. VÍCTIMAS A ESCENA BOLETÍN VICTIMOLÓGICO

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BOLETÍN VICTIMOLÓGICO

UNIDAD DE ATENCIÓN A VÍCTIMAS DE DELITOS Enero de 2014. Nº 2

Antonio del Castillo y Eva Casanueva

“Las víctimas de violencia en nuestro país si no son de terro-

rismo o de violencia de género, estamos maltratados”.

Conscientes de la difícil situación que están viviendo desde

hace ya tres años queremos agradecerles en primer lugar que

hayan aceptado tan amablemente dedicarnos unos momen-

tos y por supuesto transmitirles nuestro más sincero apoyo y

comprensión. Eva, Antonio ¿Cómo se encuentran?

El cómo nos encontramos es quizás difícil de contestar, pues

depende mucho con el ánimo en que te levantas a diario y lo

dispuesto que estés cada día a seguir una lucha que, día a día

te consume y los recuerdos que te cambiaron la vida.

La pérdida de un hijo es quizás el suceso más duro al que

unos padres pueden enfrentarse. Para que a quien corres-

ponda poner en marcha todos los mecanismos necesarios

para encontrar a Marta pueda entenderlo. ¿Qué está supo-

niendo emocionalmente para ustedes después de tres años

la búsqueda incesante de su hija? ¿Cómo es su día a día de

búsqueda?

No todos los días tenemos noticias de cómo transcurren las

investigaciones, pero si es cierto que a diario, piensas que

puede ser el día en que recibas esa llamada que tanto ansias

y no llega después de casi cinco años. Estas cansado de no

tener una vida normal de estar siempre esperando, de saber

que los que saben donde están tu hija están en la calle y ca-

llan impunemente.

¿Los poderes públicos han puesto a su disposición en algún

momento orientación o ayuda psicológica para hacer frente

a ese día a día? De no ser así ¿Cree que en estos casos es

necesario?

Sí, al principio venía un psicólogo a casa e incluso nos aten-

dían en grupo a la familia. Después nos derivaron a consul-

tas.

¿Cómo se han sentido tratados por la policía, los jueces, los

poderes públicos, y en definitiva, por los responsables de

perseguir, juzgar y condenar al asesino de Marta y encon-

trarla? ¿Qué esperan de ellos?

Por la policía en general bien. Por los jueces mal porque nin-

guno quiere ir más allá de lo que le corresponde, pues tienen

tanto miedo a un caso mediático que, realmente podrían

hacer más de lo que hacen, pero no quieren arriesgarse ni al

fracaso ni ir al límite en la ley. Por lo demás, quitando a la

Junta de Andalucía que siempre nos ha tratado con dureza,

pero en general bien.

VÍCTIMAS A ESCENA

BOLETÍN VICTIMOLÓGICO

Page 2: Boletín nº2 victimas a escena

Antonio, Eva, desde su experiencia ¿Cuál es la

situación real de las víctimas de la violencia en nuestro

país?

Las víctimas de violencia en nuestro país si no son de

terrorismo ó de violencia de género estamos

maltratados. La vida de una persona tiene más valor

dependiendo quien la mate. Si es un terrorista tiene

mucho valor. Si es violencia de género algo más y si es

violencia común no vale nada, por eso se le aplica un

código distinto al juzgar al asesino y penas distintas.

El objetivo fundamental de “Victimas a Escena” es dar

voz a todas aquellas personas victimizadas por la

violencia intencional de otro. En este sentido, y con la

esperanza de que puedan escucharles, ponerse en su

lugar y atender a sus demandas. Podrían decirnos

¿Qué necesitan en estos momentos?

Nosotros afortunadamente hemos tenido mucho

respaldo en la sociedad y un apoyo en general

multitudinario, pero hay muchas víctimas que no se les

escucha a las que policía, jueces, e instituciones han

olvidado, porque a estos poderes si no se les mueven el

asiento y están en entredicho no hacen nada.

¿Qué les diría a otras personas que se encuentran en

su misma situación?

Que no se queden en casa llorando. Eso es lo que quieren

y esperan. Que se muevan y protesten. Que siempre que

puedan den a conocer su desgracia. Que promulguen a

gritos las deficiencias de las leyes y de las personas que

deberían solucionar sus problemas y no hacen nada.

¿Les gustaría añadir algo más?

Quisiera agradecer desde aquí el apoyo de todas las

personas, su comprensión y el cariño que nos han

remitido, para poder levantarnos cada mañana y dar un

paso más hacia una justicia más, humana y que las

victimas algún día tengamos más derechos que los

delincuentes.

BOLETÍN VICTIMOLÓGICO

TU ARMA ES LA PALABRA:

¡DEFIÉNDETE!

Si has sido víctima: HABLA ,

TE ESCUCHAMOS.

Comparte tu caso para

que no caiga en el olvido.

Escríbenos a :

[email protected]

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Violencia de género.

¿Qué hemos logrado 20

años después?

Hace ya veintiún años de la muerte de Soledad Donoso,

una joven cordobesa de 18 años que desapareció el 28

de septiembre de 1992 cuando se dirigía, como cada día,

a su puesto de trabajo. Tras angustiosos días de búsque-

da, se halló su cuerpo en avanzado estado de descom-

posición. Fueron dieciséis días de intenso dolor y angus-

tia. Dolor que aún hoy continúa, no solo por su muerte,

sino porque además, sus familiares no han encontrado

respuesta a sus preguntas: ¿Quién la mató? y, ¿por qué?

A punto de prescribir el delito en mayo de 2012 consi-

guen reabrir la investigación. Gracias a la ayuda del cri-

minólogo Félix Ríos y a novedosas técnicas de criminalís-

tica, hemos conocido que Soledad fue asesinada de for-

ma violenta y además que fue un solo individuo quien la

trasladó, todavía viva, al lugar donde apareció.

¿Podríamos estar ante un caso de violencia de género?

La familia apunta hacia el entorno y sus amistades. A

falta de pruebas el único detenido fue puesto en liber-

tad. Lo que está claro es que la familia después de dos

décadas no ha visto hacer justicia.

Sin duda, el caso que tratamos en esta ocasión está en-

vuelto de extrañas circunstancias que, efectivamente,

nos pueden hacer barajar la idea de estar ante un caso

de violencia de género.

Este tipo de violencia se acompaña de una invisibilidad

que obstaculiza su detección, identificación y denuncia

social. Si bien es cierto que desde entonces hemos asisti-

do a una evolución positiva en cuanto a detección, con-

cienciación y denuncia de esta forma de violencia, en la

España de hace veinte años no se consideraba delito ni

el maltrato conyugal o ni el acoso sexual. Estas “cosas”

eran una cuestión de la familia y “los trapos sucios se

lavaban en casa”.

Será en junio de 1992 cuando el Comité para la Elimina-

ción de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), que

vigila la ejecución de la Convención sobre la Eliminación

de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer

de 1979, incluya formalmente la violencia de género

como discriminación por razón de género. Pero no es

hasta 1993 cuando la ONU (Viena 1993) declarará que la

violencia contra las mujeres supone una violación de los

derechos humanos. Es por tanto el primer instrumento

internacional que aborda de forma explícita la violencia

de género.

Estas “cosas” eran una cuestión de

la familia y “los trapos sucios se la-

vaban en casa.

BOLETÍN VICTIMOLÓGICO

Duelo ante la pérdida violenta

de un hijo.

Por Susana Laguna, Directora UAV

La pérdida de un hijo es posiblemente la experiencia

más difícil que una persona puede vivir. Un dolor seco,

solitario e innombrable inunda a los padres que

sienten como una parte de sí mismos desaparece

como si fuera amputada. No podemos negar una

realidad que se impone en nuestras vidas y que nos

enfrenta tarde o temprano al dolor del “no existir “de

un ser querido pero elaborar el duelo en estos casos

parece antinatural, irracional y emocionalmente

inimaginable especialmente ante muertes violentas

por lo súbito y potencialmente traumático del suceso.

¿Qué es el duelo?

El duelo es la reacción emocional, cognitiva y física

normal que sigue a la muerte de un ser querido y que

nos sitúa frente a la tarea de aceptar y adaptarnos a un

mundo en el que ya no está presente la persona

fallecida, que nos obliga a recolocarle emocionalmente

y a continuar viviendo en su ausencia.

El especial e innato vínculo afectivo o apego que se

establece entre padres e hijos y que proporciona, en

condiciones normales, seguridad, protección y consuelo

hace muy difícil recorrer ese “camino de lágrimas”

cuando se trata de un hijo. Si tomamos la escala NASH

sobre causa de muerte, esto es, Natural, Accidental,

Suicidio y Homicidio, esta última es la que más dificulta

la asunción de la pérdida. En estos casos la sensación de

irrealidad, incredulidad e impotencia suele ser mayor y

en un intento fallido por tratar de encontrar explicación

a lo sucedido es muy probable que los supervivientes y

familiares se vean invadidos por un fuerte sentimiento

de culpa “Si no le hubiera dejado ir”, “Tendría que

haberlo evitado”, “Si la hubiera ido a buscar…”

Remordimientos y pensamientos recurrentes que

atormentan y que, junto a las dificultades inherentes al

paso por el sistema de justicia (espera para realización

del sepelio por la necesidad de autopsia, proceso judicial

y sentencia del tribunal considerada injusta por la

familia) pueden retrasar la elaboración del duelo.

En varias ocasiones ya hemos recordado la importancia

del apoyo social para la recuperación de las víctimas

directas e indirectas de la violencia pero hay casos en los

que este acompañamiento y comprensión se hacen

absolutamente necesarios. Cuando con la pérdida

convive además la incertidumbre, familias como la de

Marta del Castillo que no han tenido la oportunidad de

despedir a su hija porque aunque pueda haber más o

menos constancia de la muerte no han hallado su

cuerpo, casos en los que los padres no se dan “permiso”

“El acompañamiento y la comprensión son abso-

lutamente necesarios”.

“El sistema de justicia debe ser sensible a las ne-

cesidades emocionales de las víctimas para facili-

tar el duelo”.

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Violencia de género.

¿Qué hemos logrado 20

años después?

Hace ya veintiún años de la muerte de Soledad Donoso,

una joven cordobesa de 18 años que desapareció el 28

de septiembre de 1992 cuando se dirigía, como cada día,

a su puesto de trabajo. Tras angustiosos días de búsque-

da, se halló su cuerpo en avanzado estado de descom-

posición. Fueron dieciséis días de intenso dolor y angus-

tia. Dolor que aún hoy continúa, no solo por su muerte,

sino porque además, sus familiares no han encontrado

respuesta a sus preguntas: ¿Quién la mató? y, ¿por qué?

A punto de prescribir el delito en mayo de 2012 consi-

guen reabrir la investigación. Gracias a la ayuda del cri-

minólogo Félix Ríos y a novedosas técnicas de criminalís-

tica, hemos conocido que Soledad fue asesinada de for-

ma violenta y además que fue un solo individuo quien la

trasladó, todavía viva, al lugar donde apareció.

¿Podríamos estar ante un caso de violencia de género?

La familia apunta hacia el entorno y sus amistades. A

falta de pruebas el único detenido fue puesto en liber-

tad. Lo que está claro es que la familia después de dos

décadas no ha visto hacer justicia.

Sin duda, el caso que tratamos en esta ocasión está en-

vuelto de extrañas circunstancias que, efectivamente,

nos pueden hacer barajar la idea de estar ante un caso

de violencia de género.

Este tipo de violencia se acompaña de una invisibilidad

que obstaculiza su detección, identificación y denuncia

social. Si bien es cierto que desde entonces hemos asisti-

do a una evolución positiva en cuanto a detección, con-

cienciación y denuncia de esta forma de violencia, en la

España de hace veinte años no se consideraba delito ni

el maltrato conyugal o ni el acoso sexual. Estas “cosas”

eran una cuestión de la familia y “los trapos sucios se

lavaban en casa”.

Será en junio de 1992 cuando el Comité para la Elimina-

ción de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), que

vigila la ejecución de la Convención sobre la Eliminación

de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer

de 1979, incluya formalmente la violencia de género

como discriminación por razón de género. Pero no es

hasta 1993 cuando la ONU (Viena 1993) declarará que la

violencia contra las mujeres supone una violación de los

derechos humanos. Es por tanto el primer instrumento

internacional que aborda de forma explícita la violencia

de género.

Estas “cosas” eran una cuestión de

la familia y “los trapos sucios se la-

vaban en casa.

BOLETÍN VICTIMOLÓGICO

La sociedad española se ha volcado ante hechos tan

atroces como este y también en otros pero es

inaplazable que el sistema de justicia posicione a la

víctima en el lugar que le corresponde dentro del

proceso, le confiera su justo protagonismo y sea

sensible a sus necesidades emocionales para facilitar el

duelo y evitar aumentar el dolor de familias dañadas

por la violencia intencional e injustificada de otros.

LA UNIDAD DE ATENCIÓN A VÍCTIMAS RECOMIENDA

EN ESTOS CASOS:

Cuidar la comunicación entre los padres y

mantener un dialogo abierto que permita la

expresión de sentimientos. Su pareja está pasando

por lo mismo que usted.

Darse permiso para sentirse mal y aceptar sus

limitaciones, sin exigirse más de lo que puede dar.

Evitar el dolor es solo postergar el afrontamiento

de la pérdida.

Respetar su ritmo y confiar en sus recursos

personales para aprender a vivir sin la persona

querida.

No tomar atajos ni decisiones importantes en

estos momentos.

Tener presente que No fue culpa suya y No se está

volviéndose loco.

Solicitar orientación y compartir su dolor con

personas de confianza que no traten de acortar su

sufrimiento con “soluciones” inadecuadas (tener

otro hijo, olvidar…)

COLABORACIÓN CASO MACASTRE

Proyecto Prometeo

El Proyecto Prometeo, encabezado por el criminólogo

Félix Ríos, ha hecho una parada en la Comunidad

Valenciana. Son 24 años los que han transcurrido

desde el fatídico 14 de enero de 1989 cuando

desaparecieron tres jóvenes sin dejar rastro.

Posteriormente, fueron siendo descubiertos cada uno

de ellos en fechas distintas, por la zona de Macastre,

situada en la Sierra de Caballón (Valencia). A día de

hoy, todavía no se puede aventurar ninguna hipótesis

ni ninguna sospecha al respecto. Por ello, el equipo

forense del Proyecto Prometeo intenta reabrir el caso

Macastre y solicita la colaboración de familiares,

amigos o conocidos de las víctimas así como de todo

aquel que pueda aportar algo de luz al caso.

Para ello, se ofrecen varias vías de contacto: a través

del teléfono 664846960 o el correo electrónico:

[email protected]

Page 5: Boletín nº2 victimas a escena

BOLETÍN VICTIMOLÓGICO

Sin cadáver: hay víctima y una

condena exigible.

Eva Pérez Ferreras Abogada

La idea de que “sin cuerpo no hay delito” es una

creencia errónea, puesto que en ningún texto de

nuestro ordenamiento jurídico está previsto que si

no se encuentra el cadáver nadie pueda ser

condenado.

Es más, la posibilidad de condenar por el delito de

homicidio sin que haya aparecido el cuerpo se

contempla en dos artículos de la Ley de

Enjuiciamiento Criminal :el art. 699 al referirse a la

confesión de los procesados cuando no hubiese sido

posible hacer constar la existencia del cuerpo del

delito y el art. 954.2 referido al recurso de revisión

cuando esté sufriendo condena alguno como autor,

cómplice o encubridor del homicidio de una

persona cuya existencia se acredite después de la

condena.

Sin el cadáver, resulta más difícil calificar la muerte

causada por otro, que puede ser considerada como

un homicidio doloso (de 10 a 15 años), imprudente

(de 1 a 4); o como un asesinato (entre 15 y 25 años)

Pero, no hay que olvidar que también se puede

acreditar el homicidio o asesinato a través de

testigos, pruebas periciales o confesiones.

A lo largo de la reciente historia judicial española

nos encontramos con casos en los que, pese a la

negativa de los acusados a confesar sus crímenes y

revelar el destino final de sus víctimas, se ha dado

sentencia condenatoria. Así podemos hablar de

casos tan mediáticos como han sido las condenas de

asesinato por la muerte de Marta del Castillo y de

los niños de Córdoba, Ruth y José.

Tal vez la primera condena en España por homicidio

sin cadáver, sin declaraciones testificales y sin

encontrar el arma utilizada fue dictada por la

Audiencia Provincial de las Palmas en abril de 2012.

El juez de la Audiencia plasmó en una sentencia la

condena del veredicto de culpabilidad al que llegó

un jurado popular.

En este caso, a pesar de que los acusados negaron

tener nada que ver con la desaparición de la víctima,

existía una prueba indiciaria tan contundente que

llevo al Jurado a considerar probado que uno de los

acusados fue causante de su muerte y el otro

encubridor del homicidio.

La decisión del Jurado derivada del conjunto de los

indicios es suficientemente concluyente y no deja

otras hipótesis alternativas no incriminatorias que

pudieran hacer dudar del hecho de que el acusado

acabara con la vida de la víctima.

En los asesinatos de Marta del Castillo y de Ruth y José,

tampoco la ausencia del cadáver ha impedido sentencia

condenatoria. Sin duda alguna, en ambos casos la

condena puede revelarse insuficiente sobre todo para

los familiares, pero la pena de 20 años de prisión es la

máxima prevista en el Código Penal para el asesinato

cuando se carece de pruebas que permitan apreciar la

concurrencia de circunstancias que agravan el delito.

Por otro lado, no faltan en nuestra historia judicial

sentencias en las que la ausencia de cadáver

impidieron la condena por homicidio o asesinato,

dando lugar a sentencias con condenas por detención

ilegal al considerar el juzgador que sin cadáver no había

pruebas directas, pero mediante indicios si se podía

demostrar que el acusado era el único que podía ser

responsable de la desaparición.

En estos casos, los Tribunales no afirman que sea

imprescindible e ineludible el hallazgo del cadáver

siempre y en todo caso, pero debe existir algún tipo de

acreditación directa del fallecimiento (por ejemplo por

Page 6: Boletín nº2 victimas a escena

BOLETÍN VICTIMOLÓGICO

Los Tribunales cuando no tienen pruebas suficientes pa-

ra dictar sentencia condenatoria, ciertamente

“comprenden la angustia de la familia producto de la

frustración e impotencia que puede sentir ante la ausen-

cia súbita e inexplicable del ser querido sin tener noticias

del mismo durante tanto tiempo con el temor - e incluso

la certeza en su ánimo - de que haya sufrido un mal irre-

mediable, como la pérdida del bien más preciado que es

la vida, acaso a manos de otra u otras personas, y com-

prenden el sufrimiento seguramente intenso si fuera así,

de no poder dar sepultura a sus restos”.

No obstante lo anterior, los Tribunales afirman que

“debe cumplir con el mayor rigor que pueda emplear la

misión encomendada sin dejarse llevar en su ánimo por

otras consideraciones que el sereno y escrupuloso respe-

to a la razón jurídica de acuerdo con los cánones de su

mejor saber y entender porque de no hacerlo así podría-

mos contribuir a provocar la mayor injusticia que cabe en

el Derecho Penal: la condena de un inocente; e inocente

es en Derecho aquella persona cuya culpabilidad no se

haya desvirtuado con una prueba de cargo suficiente y

apta para ello, incluso cuando quede probado que ha

mentido, porque al acusado en nuestro Derecho Penal no

le es exigible decir verdad y el que quede comprobado

que en sus declaraciones o explicaciones no se ajustó a la

verdad ello no exime a la acusación de aportar la prueba

de cargo de su culpabilidad.”

La práctica judicial demuestra que la ausencia de ca-

dáver no impide una sentencia condenatoria pero hay

muchos delincuentes que creen en la fórmula "sin ca-

dáver no hay condena" y se apoyan en ella para inten-

tar eludir una pena de prisión o, al menos, para rebajar

los años de la misma.

Lo que no podemos obviar es que la ausencia del cadá-

ver, hace más difícil calificar la acción. Sin un estudio

forense del cadáver, resulta más difícil determinar si se

trata de un asesinato o un homicidio, si hubo agresión

sexual o si se ensañó con la víctima.

Por ello, hay determinados sectores de la profesión que

reclaman una reforma para agravar la pena en caso de

desaparición y evitar de este modo que los autores se

nieguen a revelar dónde está el cadáver para conseguir

una rebaja en la pena o incluso una sentencia absoluto-

ria.

Nos queda como pregunta final saber ¿qué ocurriría si

apareciera el cuerpo después de haberse dictado sen-

tencia?

Si del cadáver se pudieran extraer nuevas pruebas que

demostrasen la comisión de otros delitos distintos a

aquellos por los que se han condenado al acusado o que

probasen la participación del mismo en aquellos casos

en los que se dio sentencia absolutoria, sí podría practi-

carse otra instrucción complementaria. Pero ello, sin

perder de vista que en nuestro ordenamiento jurídico

está previsto que "ninguna persona puede ser juzgada

dos veces por los mismos hechos".

Page 7: Boletín nº2 victimas a escena

Nacido en Murcia, grande del periodis-mo de investigación y escritor con más de veinte libros publica-dos. Doctor sobresa-liente cum laude por la Universidad Com-plutense de Madrid. Profesor universita-rio. Con un aula que lleva su nombre dedi-cada a la Investiga-ción Criminal. Licen-ciado en Ciencias de la Información, Mejor periodista de Investi-gación por el Col.legi de Detectius Privats de Catalunya, Detec-tive de Honor por la Asociación profesio-nal APDPE, Medalla de Honor de la Socie-dad Española de Cri-minología y Ciencias Forenses, Presidente de la Comisión Prim de Investigación, Miembro del Club de los Viejos Elefantes amigos de la Seguri-dad y Caballero D.Quijote por el Mu-seo de la Palabra de la fundación César Egido. Incluido en la selección de colum-nistas de prensa del estudio EUNSA de la Universidad de Nava-rra. Victimología: Premio Asociación Sandra Palo 2013 por su labor y dedicación a las víctimas.

Francisco Pérez Abellán

“El aparato de Justicia y las institu-ciones están politizadas e ignoran a las víctimas…”

Sr. Abellán, como periodista y criminólogo,

tras su brillante y dilatada experiencia ¿Cree

que en España nos ocupamos y atendemos de

manera suficientemente profesional a las víc-

timas de la violencia?

En España el aparato judicial está volcado en

el delincuente y se olvida de las víctimas. La

Victimología es la gran asignatura pendiente.

Hay que legislar para proteger a las víctimas y

salir del túnel del tiempo en el que estamos

abandonados. Ahora los políticos han conver-

tido a las víctimas en mártires porque las han

sacrificado por sus necesidades políticas en

sus zaragatas y cabildeos.

¿Considera que las personas victimizadas reci-

ben un trato adecuado por parte del Sistema

de Justicia y las Instituciones en general?

En absoluto. El aparato de Justicia y las insti-

tuciones están politizadas e ignoran a las vícti-

mas, a las que cuando simplemente no ofen-

den, olvidan.

Respecto a los medios de comunicación, ¿En

qué medida cree que pueden contribuir a me-

jorar la percepción social que tenemos de las

víctimas, a prevenir el delito y, en definitiva, a

facilitar el proceso de victimización al que se

enfrentan estas personas?

Los medios de comunicación se han llenado de

”frikis” que hablan de lo que no saben. En vez

de consultar a criminólogos, llevan profesio-

nales especializados a los que preguntan de

todo lo que no saben. Es curioso ver como un

psiquiatra forense habla de antropología fo-

rense o identifica huesos de una víctima. Los

medios se han llenado de personas que desco-

nocen el sistema jurídico-policial y afirman

constantemente despropósitos.

Por su parte las víctimas como María del Mar

Bermúdez, madre de Sandra Palo, son relega-

das y no se les da el protagonismo que mere-

cen.

¿Recuerda, especialmente, algún caso que

refleje la desprotección con la que muchas de

estas personas se encuentran?

Los padres de Marta del Castillo: no les han en-

contrado a su hija, no han hecho justicia y enci-

ma los jueces les condenan a pagar no sé qué

costas de no sé qué procesos. La justicia en Es-

paña no ha resuelto el caso Alcácer, pero ha

condenado a la cárcel al padre de Miriam, una

de las niñas asesinadas y al criminólogo que

quemó su vida profesional buscando a los asesi-

nos. Tampoco hacen ningún caso a los padres de

Leticia Lebrato, Marta Obregón, Olga Sangra-

dor, Sandra Palo y otras niñas asesinadas. Las

víctimas están desamparadas, yo diría que apes-

tadas por el espectro político, en esta sociedad

sin moral y sin caridad. Algunos de los políticos

que van de beatos van a acabar en el infierno

por falta de caridad cristiana.

¿Qué propondría para mejorar la situación de

las víctimas en nuestro país?

Que se asocien. Que se hagan fuertes. Una sola

asociación con muchos componentes, que mue-

van muchos votos y metan miedo a los partidos

políticos. Deben hacerse fuertes y encontrar

magnates que les financien. Hay que pedirle di-

nero a quien lo tiene, para proteger a toda la

sociedad, hoy abandonada a su suerte. En la

actualidad la seguridad es una lotería con bola

negra. Algunos casos son mal resueltos, otros

son olvidados. Hay que pedir inversión y protec-

ción. Que hagan un programa de radio y otro de

televisión dando caña a los que sueltan asesinos

y violadores. Que pidan dinero y contraten perio-

distas con dignidad. Que pongan a los políticos a

sus pies. Y pidan el voto para aquellos que respe-

ten, apoyen y ayuden a las víctimas de cualquier

clase de delito político o social.

Muchas gracias Profesor Abellán. Ha sido un honor

contar con su opinión.

BOLETÍN VICTIMOLÓGICO

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Fotografía: José Antonio Laguna