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Un investigador y científico holandés ha desarrollado un “bioconcreto”, es decir, un concreto con agregados debacterias, que es capaz de “repararse” a si mismo en caso de fracturas y grietas. El producto, según palabras del mismo creador, podría comenzar a comercializarse “en pocos años”.Tan particular material de construcción estaría formado por concreto al cual se le adicionan diversos bacilos (Bacterias cilíndricas, de forma alargada) encapsulados en lactato de calcio. Ante la presencia de humedad, los microorganismos se alimentarían de sus cápsulas de lactato, produciendo piedra caliza con la que se rellenaría la fractura. Las bacterias de este tipo pueden vivir en estado de latencia miles de años si se mantiene el medio alcalino del concreto, “despertándose” si la humedad se filtrase a través de una grieta. El creador del “bioconcreto” es Henks Jonkers, quien se desempeña como investigador y profesor de la Universidad de Delft, en Holanda. Sus investigaciones han conducido a lo que el mismo define como “combinar la naturaleza con materiales de construcción”. “la naturaleza nos provee mucha funcionalidad de manera gratuita”-continúa-“en este caso, bacterias productoras de caliza”.Este material sería capaz de “regenerar” las grietas que, tarde o temprano” aparecen en el concreto por la acción solar, humedad, diferencias de temperatura, etcétera. Estas grietas pequeñas son las que, a la larga, causan daños importantes en la estructura de cualquier edificación, desde simples desprendimientos hasta derrumbes. El uso de estas bacterias no está limitada a las nuevas construcciones. Es posible insertar los microorganismos espolvoreándolos directamente sobre las grietas de concreto antiguo. Las bacterias comenzarán inmediatamente la producción de piedra caliza para taponar la grieta. Por este invento, el profesor Henks Jonkers ha recibido un premio en la ceremonia “European Inventor Award”, en la categoría investigación y desarrollo. Estos premios son los “Oscars” de los inventores en el Viejo Continente. El concreto es un material de construcción que se remonta a la antigua Grecia, aproximadamente al 500 a.C. Los elementos para su elaboración fueron cambiados y adoptados por los romanos, los cuales lo utilizaron en magistrales edificaciones como el Coliseo y el Panteón de Agripa.Aunque el concreto ha demostrado ser un material fiable para la construcción, la tensión y el tiempo producen un grave deterioro en su estructura y ocasionan la aparición de grietas.

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Concreto del futuro

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Un investigador y científico holandés ha desarrollado un “bioconcreto”, es decir, un

concreto con agregados debacterias, que es capaz de “repararse” a si mismo en

caso de fracturas y grietas. El producto, según palabras del mismo creador, podría

comenzar a comercializarse “en pocos años”.Tan particular material de construcción

estaría formado por concreto al cual se le adicionan diversos bacilos (Bacterias

cilíndricas, de forma alargada) encapsulados en lactato de calcio. Ante la presencia

de humedad, los microorganismos se alimentarían de sus cápsulas de lactato,

produciendo piedra caliza con la que se rellenaría la fractura. Las bacterias de este

tipo pueden vivir en estado de latencia miles de años si se mantiene el medio

alcalino del concreto, “despertándose” si la humedad se filtrase a través de una

grieta.

El creador del “bioconcreto” es Henks Jonkers, quien se desempeña como

investigador y profesor de la Universidad de Delft, en Holanda. Sus investigaciones

han conducido a lo que el mismo define como “combinar la naturaleza con

materiales de construcción”. “la naturaleza nos provee mucha funcionalidad de

manera gratuita”-continúa-“en este caso, bacterias productoras de caliza”.Este

material sería capaz de “regenerar” las grietas que, tarde o temprano” aparecen en

el concreto por la acción solar, humedad, diferencias de temperatura, etcétera.

Estas grietas pequeñas son las que, a la larga, causan daños importantes en la

estructura de cualquier edificación, desde simples desprendimientos hasta

derrumbes.

El uso de estas bacterias no está limitada a las nuevas construcciones. Es posible

insertar los microorganismos espolvoreándolos directamente sobre las grietas de

concreto antiguo. Las bacterias comenzarán inmediatamente la producción de

piedra caliza para taponar la grieta.

Por este invento, el profesor Henks Jonkers ha recibido un premio en la ceremonia

“European Inventor Award”, en la categoría investigación y desarrollo. Estos

premios son los “Oscars” de los inventores en el Viejo Continente.

El concreto es un material de construcción que se remonta a la antigua Grecia, aproximadamente al 500 a.C. Los elementos para su elaboración fueron cambiados y adoptados por los romanos, los cuales lo utilizaron en magistrales edificaciones como el Coliseo y el Panteón de Agripa.Aunque el concreto ha demostrado ser un material fiable para la construcción, la tensión y el tiempo producen un grave deterioro en su estructura y ocasionan la aparición de grietas.

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Pero eso no acaba allí, el agua de las lluvias puede filtrase por las aberturas y llegar hasta los refuerzos de acero, lo que ocasiona que estos se corroan.

No obstante, este problema podría pronto acabar, gracias a un nuevo invento: el bioconcreto.

El microbiólogo Henk Jonkers, de la Universidad Técnica de Delft (Países Bajos), ha desarrollado un tipo de concreto capaz de ‘regenerarse’ y reparar las grietas que sufre por los factores ya mencionados.

“Creemos que nuestro concreto va a revolucionar la forma en la que se construye actualmente porque nos hemos inspirado en la naturaleza. Plantas y animales tienen la habilidad de curarse a sí mismos, y nosotros hemos logrado que el

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concreto pueda imitarlos”, indica Jonkers.

‘MATERIAL VIVO’

Para crear este bioconcreto, el científico empleó bacterias productoras de piedra caliza. De esta manera, los microorganismos son capaces de cerrar las brechas en la estructura.

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Para este proceso se utilizó las bacterias ‘Bacillus pseudofirmus’ y ‘Sporosarcina pasteurii’, las cuales se pueden encontrar en lagos altamente salados cercanos a volcanes. Estos microorganismos son capaces de permanecer latentes durante un máximo de 200 años, permitiendo que los edificios con el bioconcreto mantengan por un largo tiempo su habilidad regenerativa.

Este ‘material vivo’ es desarrollado mezclando el concreto regular con las dos bacterias y cápsulas de lactato de calcio (alimento de los microorganismos).

Con el transcurso del tiempo se formarán las grietas y la lluvia empezará a filtrarse. En ese momento, el agua liberará el lactato de calcio de las cápsulas, que al contacto con las bacterias provocará que estas se multipliquen y combinen el calcio con iones de carbonato para formar calcita o piedra caliza, la cual cerrará las grietas de las edificaciones.

EDIFICIOS DEL FUTURO

La utilización de las bacterias en el concreto genera también otro beneficio. Los microorganismos consumen el oxígeno, que a su vez impide la corrosión interna del concreto armado, teniendo un edificio más resistente y capaz de regenerarse. Asimismo, las bacterias no suponen un riesgo para la salud humana, ya que solo pueden sobrevivir en las condiciones alcalinas del interior del material.

Este bioconcreto ha sido desarrollado como parte de una competencia de inventores europeos, en la cual Jonkers quedó finalista.

Según el científico, el bioconcreto llegaría al mercado en el 2016, pero este año será lanzado un líquido capaz de regenerar las grietas de los edificios ya construidos. Inofensivo

Las bacterias solo pueden sobrevivir en las condiciones alcalinas dentro del concreto.

Más datos

La investigación del bioconcreto es parte de un proyecto más amplio para estudiar la autosanación en diferentes materiales, como plástico, polímeros y asfalto.

Jonkers había pensado utilizar azúcar como alimento para las bacterias, pero hubiera causado un debilitamiento en el concreto.

Jonkers trabaja en una nueva técnica de encapsulación bacteriana que bajaría el coste de producción del material.

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Henk Jonkers, profesor e investigador de la Universidad de Técnica de Delft en Países Bajos, logró desarrollar un tipo de concreto para edificios que se puede reparar de manera independiente con la ayuda de bacterias. A lo largo de los años y por diversas causas el concreto en edificaciones puede sufrir de pequeñas grietas que con el paso del tiempo pueden desencadenar en un mayor daño a las estructuras si existen filtraciones de agua. Es así que Jonkers pensó en un método para que esas pequeñas fracturas fueran reparadas de manera automática con la entrada de agua en esos resquicios.El concreto de Jonkers contiene pequeñas cápsulas de bacilos con lactato de calcio que al contacto con agua activan a estos microrganismos. Los bacilos se alimentan del lactato y producen piedra caliza, la cual rellena las fracturas.Los bacilos encapsulados pueden vivir en latencia sin oxígeno y alimento por años en el ambiente alcalino del concreto.

Jonkers compartió con CNN su visión sobre este proyecto:

Es combinar la naturaleza con materiales de construcción. La naturaleza nos provee mucha funcionalidad de manera gratuita, en este caso, bacterias productoras de caliza. Si somos capaces de implementarlo en materiales, podemos realmente beneficiarnos de ella, así que creo que es un muy buen ejemplo de la vinculación naturaleza y los entornos de construcción juntos en un nuevo concepto.

Se espera llevar al mercado este bioconcreto en el futuro cercano.

Cuando pensamos en la relación de las bacterias con las ciudades generalmente

las primeras ideas resultan negativas. Sabemos que causan numerosas

enfermedades y, desde que somos niños, se nos ha inculcado que debemos —al

menos—lavarnos las manos para evitarlas. También sabemos que no importa

cuánto dediquemos en limpiar nuestras casas y los espacios públicos, las

bacterias persisten en cada superficie, por lo que como sociedad nos obstinamos

en acabar con ellas. Las anteriores aseveraciones son ciertas y es de gran

importancia trazar estrategias y seguir reglas simples de limpieza para preservar la

higiene urbana y evitar desagradables consecuencias. Sin embargo, entre dichos

populares y estudios científicos (Brody J.E., 2009) se conoce que “un poco de

suciedad es buena para la salud”. El presente artículo dista de tener como

intención el construir una cátedra dedicada a las buenas prácticas de limpieza o a

enlistar los incontables beneficios que algunos microorganismos han demostrado

a lo largo de la historia de la humanidad. Sin embargo, en el contexto de una

ciudad viva es importante estar al tanto que no todos los microbios son dañinos y

que no solo proveen a la ciencia y tecnología actuales con las bases para un gran

número de los desarrollos, incluyendo nuevos materiales y estructuras.El

componente más extendido en muchas ciudades del planeta es el concreto, el

cual es generalmente producido mediante agregados de rocas, agua y mezclas

químicas. Una alternativa innovadora para la producción de un material

equivalente, incluye el uso combinado de microbios y nutrientes para efectuar sus

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procesos naturales en los que algunos son capaces de producir y precipitar

carbonato de calcio (como el que compone al cemento tradicional) con

propiedades mecánicas mejoradas, permeabilidad reducida y bajo deterioro por

procesos de corrosión (Jonkers y Shlangen). Este bio-concreto no solo permite

fabricar materiales para la construcción, sino que por su tamaño, los microbios

pueden llegar a regiones que la maquinaria para la construcción no podría y

ahorrar recursos significativos al poder reparar fallas y fisuras en tiempos tan

cortos como un mes. Esto puede lograrse debido a que los microbios inducen la

deposición de capas de bio-concreto sobre la superficie de dichas imperfecciones.

La relevancia de esta innovación se encuentra entonces en la posibilidad de

producir cemento mediante un proceso amigable con el ambiente, así como la

posibilidad de sellar fallas en el sitio mismo donde ocurren sin recurrir a

maquinaria compleja. Para lograr esta aplicación a gran escala, sin embargo, uno

de los principales obstáculos no son los aspectos técnicos, sino la percepción

pública de la cercanía con los microbios y su posible incorporación en los

materiales mismos que conforman las viviendas. La sensibilización de la sociedad

ante el cambio tecnológico y las nuevas opciones para la regeneración urbana se

vuelve entonces uno de los principales retos hacia la incorporación de procesos

verdes en la construcción de nuestras ciudades. El principio de esta labor no

puede provenir de otro punto que de la sociedad científica culturalmente

responsable; este espacio será un paso adelante en ese proceso de

transformación y evolución de nuestras grises ciudades de cemento.