Para maestros lectores del mundoEdición especial Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, 2016

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«Pequeño lagarto de jalea. Gran gusarapo de cola aplanada y orejas de pólipo coral. Lindos ojos de rubí, el ajolote es un lingan de transparente alusión genital ». El Ajolote. En Bestiario de Juan José Arreola

Un rasgo fundamental del hombre es su condición lingüística y su capacidad fabuladora. No en vano paleontólogos dicen que no deberíamos ser conside-rados el homo sapiens sino el homo narrator. Narrar, inventar, fabular es el rasgo esencial de nuestra espe-cie en todos los lugares y tiempos. ¿Cuántos libros religiosos hablan de leviatanes y de ángeles por ejem-plo?

Desde la mitología griega pasando por los dioses de la américa precolombina (Quetzacoalt, la serpiente emplumada, por ejemplo) hasta el derroche de sa-gas que hoy, comercialmente, inundan el mercado y contamina a nuestros jóvenes, vemos la presencia permanente de bestias, de monstruos, de espantos(-como es el caso en Latinoamérica) de dioses o de-monios descomunales, de animales sacados de la imaginación y la creatividad humana. Todos ellos los podemos nombrar como seres fantásticos. De hecho toda la narrativa infantil clásica está impregnada de hadas y de gnomos, de ogros y de dragones.

En la literatura latinoamericana podemos destacar tres grandes trabajos: Manual de zoología fantástica de Borges, El Bestiario de Arreola y los Cronopios de Cortázar. Los de mi generación, todavía, quisieran toparse con un Cronopio.

Les compartimos a nuestros maestros y lectores del mundo este ejercicio pedagógico dirigido por la maestra Marta Quiñones, en uno de sus cursos del

Ilustración de Joaquín Mario Murillo para el cuento Niño Dragón y su colección de lágrimas.

Tecnológico de Antioquia, Institución Universitaria.

Verán, entonces, que nuestros estudiantes de Lengua Castellana y futuros maestros, también son fabula-dores. Este ejercicio va, además, acompañado de un dibujo que cada fabulador también ha elaborado.

Nuestro animalarioCuando decidí ser profesora de cátedra, solo intenté dejarme llevar a una experiencia que sabía en el his-torial de mi vida, que tendría que vivirla. Sé con cer-teza, y por experiencia, que pretender enseñar algo es caer ya en el fracaso. Intento más bien, construir diá-logos trasversales con lo poco que he aprendido en años de vivir, y con lo poco que saben los estudiantes, y con lo que ellos van buscando y encontrando, acon-sejados por una nota, más que por una necesidad de saber. Esa es de las cosas bellas que he aprendido en estos pocos semestres de experiencia con los otros y las otras, que cada uno busca de acuerdo con su vo-cación interior de saber querer o de poder cumplir, disfruto más con los primeros y me voy de bruces con los segundos; pero en fin, esa es la academia que hemos construido por siglos en esta nueva repúbli-ca del chicharrón y la morcilla. Amo el discurrir de Freire porque con él entendí eso de que uno no tiene nada que enseñarle a nadie, la libertad es un derecho, al cual cada uno va accediendo por la vía que más le plazca, otros que han caminado antes de nosotros, nos muestran sus caminos y nosotros decidimos si seguimos por ellos y luego buscamos el nuestro o si, sencillamente, nos dejamos guiar en la oscuridad del otro.

En mis cursos en el Tecnológico de Antioquia, par-tiendo del nombre “Taller de escritores” me planteo que la idea de quien o quienes pensaron este curso, no es que los estudiantes salgan escritores, pero sí que intenten explorar esa sensibilidad que da la ju-ventud y el deseo de saber y de sabernos, que explo-ren su alma, que sientan su cuerpo y su palabra, que escriban y que se cuenten, que indaguen sobre mun-dos imaginarios, que los vislumbren y que los creen desde su imaginación. El Proyecto de aula, si hay que ponerle nombre al hacer, fue: Animalario, la idea queme surgió del mundo fantástico de nuestros escrito-

res y pintores amados, Cortázar, Borges, Varó, Mei-ra, y muchos otros, que no habré de mencionar, han logrado lo inimaginario, hacer que los estudiantes se conectaran con su zona creadora, con ellos mismos y, como siempre, descubrí que muchos fueron por la nota, pero la gran mayoría hizo un trabajo, sencilla-mente, fantástico, del cual nos queda como recuerdo, la revista que gracias a la intervención de Óscar, les quedará a ellos como recuerdo de un hacer y como experiencia para que la compartan en sus aulas de clase, cuando les llegue el momento de estar al otro lado del río.

Agradecida, pues, con la vida, siento que cuando uno hace las cosas con pasión, vale la pena hacerlas y, que cuando la pasión decae, por las vicisitudes mismas del ejercicio de vivir, hay que soltar amarras y con-tinuar el camino por donde nuestra alma y nuestros pies nos lleven.

Con cariño, para mis estudiantes.

Marta QuiñónezDocente de prácticas, Tecnológico de Antioquia.

VabadónEs un animal muy exótico, su cuerpo es algo inimagi-nable, está compuesto por cuatro animales los cuales

Articulistas y colaboradores

Óscar Darío Ruiz Henao

Profesional en Idiomas de la Universidad de Antioquia con estudios de Maestría en Humanidades de la Universi-dad Católica de Oriente.

Marta Quiñonez. Poetisa, profesora universitaria, asesora literaria. Corrector de texto: Carlos Alberto Álvarez Muñetón.

Impresión: SUSAETA Ediciones S.ANota: lo expresado en el Boletín Maestro es responsabili-dad exclusiva de cada articulista.

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son: la vaca, el caballo, el halcón y el dragón. Vaba-dón habita en lo más alto de las montañas procuran-do salvaguardar su bosque del acecho del hombre; Vabadón se alimenta de los frutos más exquisitos, buscando su satisfacción.

Vabadón el guardián

Érase una vez un gran bosque, lleno de maravillas y de animales exóticos; en él habitaba Erectra la pro-tectora, este era el animal más exótico y raro. Un día el bosque fue atacado por el hombre y Erectra luchó hasta su último suspiro, dio la vida por él; el monte estaba lleno de oscuridad absoluta, todo fue poseído por el hombre hasta que nació Vabadón el sucesor de Erectra; Vabadón no sabía nada de lo sucedido hasta el momento en que pudo salir de su cueva y darse cuenta del desastre que había allí; al salir de la cueva entró en combate con los hombres que acechaban el bosque; con un gran esfuerzo y además con la ayuda de su madre Erectra que siempre estuvo presente en su interior, pudo sacar al hombre y recuperar lo que algún día fue suyo. Al ser recuperado totalmente el bosque de las manos del hombre, Vabadón hizo todo lo posible para hacer de él, el mismo que era antes; con todo su esfuerzo el bosque volvió a ser el mismo pero con un gran cambio ya que no era Erectra la protectora la que lo guardaba sino en nombre de ella quedó Vabadón el guardián, hijo y sucesor.

El Tructucelofón (Santiago Rey David)

Tiene patas de camello, cuerpo de cerdo y cabeza de avestruz, tiene un gran apetito por los humanos y la buena comida.

¡No hay nada más delicioso que humanos a las aguas de alcantarillas!

Normalmente como humanos asados en salsa de arándano. Lo más complicado es conseguir aránda-nos, ya que los humanos se consiguen por montones en eso que ellos llaman ciudades, “me encantan las ciudades”, puedo comer humanos hasta saciarme, y lo mejor es que puedo encontrarlos en eso que ellos llaman edificios ya que viven de 20 a 30 en un lu-gar pequeño y estrecho pero un poco alto. Pero hoy no quiero explicar cómo los recolecto, sino cómo se puede cocinar un banquete de humanos.

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Entrada: Sopa de alcantarilla con albóndigas de humano

Ingredientes

• 50 galones de agua de alcantarillas• 20 humanos molidos• Sal• Pimienta• Cal o cemento• Huevos de troco troco

Preparación

A fuego lento se pone a hervir el agua de alcantarilla con sal y pimienta al gusto; mientras esta hierve se preparan las albóndi-gas de humano; se toma un poco de humano molido y se pasa por huevos de troco troco para hu-medecerla (solo para que queden un poco más gustosas, también puede utilizarse un líquido rojo que ellos sueltan), y a continua-ción se pasan por la cal o cemen-to y se trata de hacer una bolita y después se dejan secar 10 mi-nutos y se integran a la sopa de alcantarilla y se dejan hervir por 20 minutos a fuego lento. Apenas está lista se sirve y se le muelen hojas de limón para darle un sa-bor ácido.

Plato fuerte: Humanos rellenos

Ingredientes

• 10 humanos• Sal• Pimienta• Cortezas de árbol • Plástico molido• Palmas• Cables de energía

La Miniorana (Catherine Gómez)La Miniorana camina como llevando una ruana.Cepilla sus dientes cual pequeña aldeana.En verano es una soberana en invierno se cubre siempre con pelanas.Come arroz, frijol y lechón, nadie se pregunta de dónde apareció.Cuando le frotas las patas brinca cual garrapata, y si acaricias su men-

Preparación:

Primero se cortan los humanos entre el costillar y el lomo, para poderles sacar lo que tienen dentro, pero se dejan unas bolsas que se inflan y que son de color rosado; a continuación se muelen las cortezas de árbol y se mezclan con el plástico molido y se introducen en el humano hasta que esté completamente lleno; después se utiliza los cables de energía, ( no son muy complicados de conseguir, las ciudades están llenos de ellos), y se empieza a coser los humanos para que el plástico y las cortezas no se salgan; luego a fuego medio se ponen las palmas y los humanos a los lados, para que estos reciba el sabor de la palma, (no hay necesidad de agregar aceite ya que muchos humanos ya lo tiene integrado; incluso hay unos que tienen plástico dentro, pero hay que tener cuidado al momento de cocinarlos ya que tienden a estallar las partes donde las tienen) para terminar se dejan tostar hasta que estén crujientes y se sirven con pasto verde que se le agrega alrededor para quitarle la grasa que les queda.

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tón te regala todo su amor.

La Miniorana juega con un balón, pero sus patas la llevan directo al tropezón.

Su cabeza redonda y moldeada te regala un deseo como si fuere un hada.

Todos en este lugar aman a la Miniorana, pues ella nos regala alegrías, risas y dramas.

En mayo apareció, pero en octubre no volvió.

Mis amigos y vecinos muy tristes permanecimos, pero ansiosos esperamos a que vuelva a ser mayo.

Así culmina la rima de la Miniorana consentida, que comió, jugó y deseos cumplió, pero nunca más volvió

Roberto Capoporonte por Malady Arango

En un lugar muy lejano llamado Transilvania habita-ba un extraño animal llamado Roberto; él era grande como una jirafa, gordo como un elefante, poseía un hermoso cuerno en su cabeza y tenía cinco largas y peludas patas.

Roberto era un animal jocoso y juguetón, su juego preferido era las escondidas, ya que su pelaje verde lo ocultaba fácilmente en el bosque, pero su altura muchas veces le jugaba una mala pasada. Sus amigos le tenían un gran aprecio por su cordialidad y el gran afecto que brindaba a todos.

Un día Roberto estaba jugando con sus amigos, cuando de pronto apareció un animal al cual nunca habían visto; Roberto como siempre de amigable in-vitó a este a jugar a las escondidas pero este le dijo:

-¿Yo? ¿Jugar contigo? Acaso no has visto lo feo que eres; yo con animales feos no juego.

Roberto afligido por lo que acababa de escuchar, se

dirigió a su cueva a llorar pues las palabras de ese animal habían herido sus sentimientos; sus amigos fueron a invitarlo a jugar pero él se negaba. Pasaron días, semanas, meses y Roberto no salía de su cueva, sus amigos preocupados decidieron hacer un plan para que su amigo volviera a salir a jugar, así que to-dos se reunieron y fueron a su cueva.

Al llegar a la cueva los amigos gritaron:

-Robertoooo, ven, vamos a jugar.

Él, melancólico, les respondió:

-No, soy demasiado feo para estar con ustedes.

Pero ellos no se rindieron e insistieron:

-Qué tonterías dices, si eres nuestro mejor amigo, las escondidas no son las mismas sin ti.

Roberto intrigado por esas palabras decidió salir de su cueva y preguntarles cuál era la importancia de que él jugara y uno de sus amigos le dijo:

-Amigo, tú eres el que le pone la alegría a las escon-didas, tú con tu hermoso color siempre consigues los mejores escondites y con esas largas patas siempre corres tan rápido que nunca podemos liberarte. No importa lo que dijo ese extraño animal, a nosotros no nos importa tu aspecto sino tu forma de ser y poreso te queremos y te extrañamos.

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Roberto luego de escuchar eso los abrazó a todos, y prometió nunca más alejarse de ellos y mucho menos creer que su aspecto físico era más importante que su forma de ser.

Saxopantria por Liana Córdoba

En un lugar del bosque existe la Saxopantria.

No se sabe si en lo seco o lo mojado habita, pero a los demás animales ella evita.

Es de una belleza exótica que para el que logra verla llega a ser cautivadora.

Al rayar el sol en las mañanas suele salir a buscar ho-jas y flores.

Aunque suene muy curioso para ella es lo más deli-cioso.

Echarse a observar el alba es lo que más gozo trae a su alma.

Subir a las colinas es lo que más le fascina.

Este es su lugar favorito porque siempre espera lo fortuito.

Es un espacio ideal para expresar su habilidad.

Cuando canta, con su melodía encanta.

Con su sonido similar al del saxofón desea cautivar al gran amor que anhela su corazón.

La Saxopantria busca en la luz del día un poco de compañía, pero grande es su tristeza al no encontrar a alguien que iguale su belleza.

Busca entre los lirios un amor con gran delirio, mas ella en su caminar no desiste porque sabe que sí exis-te, ese amor que feliz la hará y toda su vida acom-pañara.

Hemlet (guardia de los dio-ses) por José Miguel Martí-nez Oquendo

Hemlet es el mayor de nueve hermanos, tiene cara de chivo, patas de cabra, cuernos de cabra, cola de zorro y posee un poder que lo hace único y es que es tan veloz que cuando alcanza su máxima velocidad pare-ciera un guepardo, pero Hemlet es inofensivo con los humanos y con los animales que no le atacan.

Se encarga de cuidar a las divinidades de las fieras que hay en el mundo, Hemlet apenas duerme y lucha contra los leones con sus puntiagudos cuernos, es el más veloz de los animales, con una poderosa vista que lo hace un animal inigualable.

Hemlet con sus otros nueve hermanos cuida a las deidades día y noche de los lobos y osos gigantes que intentan atacar a los dioses y los hijos de los dioses; Hemlet una vez se enfrentó contra el águila real, que siendo el animal volador más veloz del mundo, con unas garras filosas es capaz de matar leones con solo enterrarles sus garras. Hemlet estaba un día solea-do descansando en el verde pasto; cuando a lo lejos escuchó el aleteo de la gran águila real, que con sus garras le intentó coger de su lomo pero Hemlet con su poderosa vista se percató de lo que iba a hacer y este enseguida logró esquivarla haciendo que el águi-la enterrara sus garfios en la tierra; en ese momento aprovechó Hemlet y con sus cuernos afilados pudo

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alejar el águila sin hacerle mayor daño, esta enseguida salió volando muy asustada porque nunca se imaginó que sería derrotada y menos que saldría sin heridas de haberse enfrentado con Hemlet: la fiera más pode-rosa que ha existido en la faz de la tierra.

La debilidad de Hemlet se encuentra en su cola de zorro, la que en una batalla fue cortada por un semidiós llamado DIODO (dios de las pro-fundidades), quien se venga de Hemlet al este derrotar a su guardiana la gran águila real; pero Ares su dios le devolvió la cola a Hemlet al man-darlo al bosque “selva negra” a buscar una piedra preciosa que le hizo recobrar su cola a través de una plegaria que hizo a su dios.

Hemlet aún sigue teniendo batallas épicas cuidando a Ares y su reino de todo aquel que quiera apoderarse y hacerle daño a su dios; Hemlet se puede ver descansando y jugando con los demás animales en los bos-ques del olimpo.

CAMAARA (Tatiana Acevedo)

Camaara es una extraña mezcla de araña y camaleón

A veces muy pintoresca y otras veces sin color

Su visión estereoscópica es su mayor atracción

Pues le permite dar cuenta de todo a su alrededor

Pero más allá de esto, sus ojos también esconden

El poder hipnotizar a toda mujer u hombre

Y con sus patas peludas y todas llenas de escamas

No solo atrapa comida, sino tam-bién a las damas

Las secuestra e hipnotiza hasta hacerlas enamorar

Y conseguir que estas vean en su fealdad la bondad

Las seduce e ilusiona como un príncipe de cuento

Y hace que estas por él pierdan hasta su último aliento

Pero algo muy importante que hay que tener en la mente

Es que este osado animal tiene la maldad latente

Pues lo que hace finalmente con estas lindas doncellas

Es matarlas y extraer de su san-gre vida eterna

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El Camaara siempre vive en los pueblos más peque-ños

Muy cerquita de las casas, pero también de sus dueños

Por eso si estás allí en donde habita el CamaaraCorre, huye y no permitas que te miren a la cara.

El Cabrapión por Alejandra Cardona

Una suave lluvia golpeaba la pesada arena del desier-to del Sahara, las nubes de diversas formas acompa-ñaban el sol mientras este se desvanecía despacio-samente hasta desaparecer por completo, un fuerte vapor se esparcía sobre la superficie, mientras que desde las profundidades de la arena y muy lentamen-te, se asomaba el rostro de un extraño animal; medía aproximadamente un metro de largo, su tenue color amarillo se confundía entre la arena y sus acechantes ojos se abrían y cerraban al ritmo de la caída de las gotas de agua, tenía cuatro patas en forma de pinza, dos enormes cachos que adornaban su temeroso ros-tro y allí, al final de su cola, un aguijón impregnado del más letal veneno. Su piel no era suave, al contacto podía sentirse la textura de una concha, rígida, fría y con varias líneas horizontales muy definidas como surcos transportadores del mortífero veneno por todo su cuerpo hasta llegar a la cola.

El Cabrapión pese a las condiciones precarias del de-sierto y las particularidades de su cuerpo había lo-grado sobrevivir en aquel lugar por más de 500 años, no necesitaba de agua, mucho menos de frutas o hierbas, pues este fenomenal animal se alimentaba de la arena y de los insectos que encontraba pocas veces en su camino...

Soportó toda adversidad mas nunca logró sobrepo-nerse a la soledad; todos los días veía a su amada a lo lejos: con su color gris algunas veces, otras con un dorado resplandeciente y otras abrazada por la nie-bla; El Cabrapión sabía que nunca podría estar a su lado: él estaba allí, en la superficie terrestre, en ese suelo árido, y ella en el hermoso cielo de la noche.

Mágico Cisne en primaverapor Diana Higuita

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¿Y si no les agrada mi apariencia? – exclamó.

Emergió de la profundidad de las aguas donde se había abismado por siglos y apreció una transfor-mación singular en su plumaje; se tornaba más colorido y liviano, como si un arcoíris al tropezar lo impregnara de armonía, sintien-do en la atmósfera un aire de li-bertad. Era el atardecer, las nubes guardaban silencio…

Ya no le pesaban sus plumas. –Podré volar tan alto, vencer las quimeras que me oprimen –se dijo y se aproximó a la orilla.

La puesta del sol en medio de la apresurada primavera marchaba sobre la cola del mágico cisne, su fascinante forma dibujaba una figura de mariposa al posarse en los límites de los manantiales, he-cha a su imagen y semejanza, en un aspecto puro… Agitó sus alas al viento y desapareció por el le-jano ocaso.

El guardián de la selva por Estefany Londoño BedoyaEn un lugar muy remoto de la gran selva amazónica se encon-traron un día un chimpancé, un rinoceronte y un cocodrilo; los tres se encontraban muy tristes y desesperados porque el hombre en sus afanes por poseer las va-liosas cualidades que los de su es-pecie poseían los había obligado a huir hacia zonas en las que no podían habitar y no solo a ellos

mor, se sintieron muy aliviados y preguntaron: – ¿Qué será lo que puedes tú hacer por nosotros? A lo que tuvieron respuesta:- uste-des tres tendrán que sacrificarse por sus especies y perderán su apariencia natural, solo así po-drán librarse del hombre. Los animales se quedaron pensando y luego respondieron: –La aparien-cia es lo que menos nos importa, con tal de que podamos defender nuestras vidas y las de los nues-tros. Y aceptaron.

Por un momento la luz se hizo mucho más brillante, tanto que los animales ya no lograban ver en lo absoluto, y cuando por fin lograron abrir sus ojos la luz ha-bía desaparecido y ellos se habían convertido en una rara pero ex-traordinaria criatura.

sino a todos los de su especie.

Al encontrarse los tres animales coincidieron en sus historias y se pusieron de acuerdo en que de-bían hacer algo; entonces el rino-ceronte dijo: – ¡Ya sé!, yo llama-ré a otros rinocerontes y les diré que debemos luchar y acabar con el hombre. Pero inmediatamen-te los otros dos dijeron: – ¡No! ¿Acaso eso no significa volvernos igual a ellos?... Y los tres estuvie-ron de acuerdo.

Entonces el cocodrilo dijo: – ¡Ya sé! Unamos a todos los de nues-tra especie y digámosles que te-nemos que huir hacia otro con-tinente. Pero inmediatamente los otros dos dijeron: – ¡Por favor! El hombre ya ha conseguido llegar a la Luna y al fondo de los océanos, ¿realmente crees que habrá algún lugar de la tierra donde no nos vayan a perseguir?... Y los tres es-tuvieron de acuerdo.

Definitivamente ya estaban can-sados de debatir durante el día entero y no encontrar solución, pero durante la noche les sucedió algo mágico e inesperado: una luz muy brillante apareció fren-te a ellos; los animales no sabían cómo reaccionar ante tal hecho, y comenzaron a retroceder, pero entonces escucharon una voz fe-menina que les decía: –Tranqui-los, no tengan temor, solo quie-ro ayudar, los he observado por mucho tiempo y creo poder ha-cer algo por ustedes y así evitar que el hombre los continúe per-siguiendo.

Ellos, aunque aún con algo de te-

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Los tres se habían fusionado y formaron lo que pos-teriormente llamaron un Chimparinocedrilo; este animal poseía las habilidades conjuntas de los tres animales pero mucho más potenciadas, era aún más gigante que el rinoceronte, más valiente y habilido-so que el cocodrilo, y más ágil e inteligente que el chimpancé. El Chimparinocedrilo se convirtió en el guardián de la selva, e hizo que el hombre huyera de la misma; luego ellos comprendieron que habían lo-grado su objetivo porque el hombre le teme a lo que no conoce.

GRECODRATO por Esperanza Millán Zuluaga

En lo profundo de un bosque, cercano a un gran rei-no, aparece en ocasiones, un extraño animal. Muchas veces, valerosos guerreros intentaron atraparlo, sin embargo todos fracasaron en su tarea. El rey, des-esperado, optó por ofrecer una recompensa a cual-quier aldeano, guerrero, brujo o cazador que pudiera llevarlo vivo al palacio. Caballeros de reinos lejanos arribaron a la aldea con el deseo de atrapar a la bes-tia, muchos de ellos presumían ser los más valientes y valerosos, mostrando grandes armaduras y espadas

filosas. En medio de la muchedumbre apareció un joven de aspecto débil, su armadura estaba rota y su espada tan delgada como una rama. Todos se reían al verlo y pensaban que lo mejor para él sería que regresara al campo.

El joven decidió unirse al grupo de caballeros que saldrían en la tarde en búsqueda del animal. Todos le insistían en que no fuera, pero él pudo convencer-los para que lo llevaran, prometiéndoles cocinar los mejores platillos. Los valientes emprendieron el via-je sumergiéndose en la espesura del bosque, el cual cada vez se volvía más oscuro y tenebroso. Después de haber caminado un buen rato, decidieron pasar lanoche, y continuar su búsqueda al amanecer. Hicie-ron una fogata y algunos tocaron canciones. Otros se divertían con la comida o contando sus hazañas ante-riores. Cuando se dispusieron a dormir, empezaron a escuchar un estruendo. Inmediatamente recordaron las historias de los aldeanos: algunos despavoridos, empezaron a correr. Los pocos que quedaron toma-ron sus armas para enfrentar a la bestia, sin embargo temblaban de miedo y pedían que no apareciera. El joven campesino, decidido en su tarea, se acercó a los matorrales para enfrentarse con la temida bestia. De repente, se escuchó un fuerte gruñido que hizo correr a los pocos caballeros que quedaban. El joven,

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lleno de miedo, observó entre los árboles dos gran-des ojos que parecían fuego y dijo:

–He venido a llevarte donde el rey, no te resistas o tendré que usar la fuerza.

La bestia se acercó poco a poco, dejando ver su cuer-po. El joven, paralizado por la figura imponente dejó caer su espada, por el miedo que tenía. El animal le dijo: – ¿Crees qué podrás cazarme con esa espada de madera? Muchos otros lo han intentado antes y han salido malheridos, sin embargo tú, joven campesino, has venido aquí con intenciones nobles, sin querer hacerme daño, sino pensando en tu familia, que aho-ra necesita dinero para sobrevivir, ya que las cose-chas se han muerto por falta de agua.

El joven sorprendido se preguntaba cómo la bestia podía saber todas esas cosas, y queé reacción tomaría ahora, quizá lo arrojaría lejos del bosque, o lo devo-raría.

–No te preocupes, no te comeré –dijo la bestia. Pue-do leer tu mente, y sabiendo que eres bueno, quiero ayudarte.

El joven, lleno de alegría se acercó a la bestia llenán-dola de abrazos. Desde ese día el joven campesino se convirtió en el mejor amigo de la bestia. Corrió a contarle a todos que la bestia era buena, que no por ser diferente deberían juzgarla. Ahora la bestia, a la que empezaron a llamar Grecodrato, ayudaba a to-dos llevando agua sobre sus alas, haciendo más ami-gos cada día.

Taller de Lectura y Escritura Creativa – Biblioteca Hum-berto Saldarriaga Carmona.

Con el fin de promover el ejercicio de la escritura en-tre sus estudiantes, este semestre, la Biblioteca Hum-berto Saldarriaga Carmona, del Tecnológico de An-tioquia, se dio a la tarea de empezar el Taller de

Lectura y Escritura Creativa, tanto en español como en inglés.

Como todos sabemos, el ejercicio de la escritura si-gue siendo un tema difícil para las instituciones edu-cativas, motivo por el cual, y buscando promover la cultura entre los estudiantes, la biblioteca buscó crear espacios en donde, por fuera de la lógica tra-dicional educativa, se pudiera acceder a una forma especial de conocimiento, en el que la sensibilidad y los temas vitales de los humanos puedan entenderse libremente, como una forma de entendimiento pro-pio de aquellos que sienten la necesidad de poner en palabras algo que solo puede decirse de una manera creativa y original.

Teniendo esto es cuenta, en el taller abordamos di-versos temas como: estrategias literarias, teoría del cuento, poética y poesía y el diálogo en la narración, como también, otros tópicos como el amor, el dolor, el odio y ¿por qué no? la muerte y lo desconocido.

Con temas tan variados como estos, entre unos 8 y 12 estudiantes, principalmente del programa de Licen-ciatura en Educación Básica con Énfasis en Huma-nidades y Lengua Castellana, se atrevieron a asistir a un taller en el que era necesario hacer algo que no muy seguido nos piden en las instituciones educati-vas: crear.

Y los resultados no decepcionaron. Estudiantes como Laura Estefanía Blandón, con su cuento Sabor; Erika Alejandra Paniagua, con su cuento El reflejo del espejo y Gloria Domínguez, con Bella durmiente demostraron que, en un espacio abierto a la creativi-dad, estudiantes – o más bien, creativos de la palabra -, pueden despertar nuestra capacidad de asombro cuando no lo esperábamos. Cada una de ellas ganó, respectivamente, el primer, segundo y tercer lugar de la premiación de este taller, que se llevó a cabo un martes 26 de abril, en el auditorio Gilberto Echeverry Mejía, del Tecnologico de Antioquia.

Para su deleite, les dejo, a continuación, los cuentos.Juan Camilo León Uribe.

Promotor del Taller de Lectura y Escritura Creativa.

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Sabor Este es el cuarto viernes que des-cubro cada calle de este lugar. Veo locales llamarse “Lovaina”, restaurante “La Antioqueñísima” y todo, todo hundirse en el humo grasoso y en el placer del ciga-rrillo. Veo también, a lo lejos, un lugar donde reposan los muertos, donde yo quisiera reposar junto a ellos. Pero el hambre me arrebata de todo pensamiento, o quizás de alguna meditación poco fructífe-ra. Tengo hambre y miro este cie-lo, y lo saboreo. Miro la luna, a la que he intentado imaginarme que es un gran queso. Un queso que navega por toda mi mente.

Tengo hambre de vos, mamá. Tengo hambre de saber de ti, papá ¿A qué sabrá la angustia? ¿Al arroz que dejaba quemar y sentía el correr de mamá, con una puñalada de palabrotas hacía mí? ¿A qué sabrá este abandono? ¿A la escasez de panela y un costal de lentejas secas, que papá un día me tiró en la cara, al salir despavori-do y con la cólera, aturdiendo el corazón? ¿A qué sabrá este aban-dono?

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Creo saber que lo estoy probando. Sabe al humo mugriento que deja cada bus y me empaña el vestido, que un día mamá cosió con retazos de sábanas. Sabe a cuando me paso la lengua por el labio superior, frente a esa panadería con buñuelos calientes. Imagino saborear ese buñuelo caliente, como el calor de mamá, y esponjoso, como su figura. Pero solo queda este cuerpo tembloroso. ¿Ese será el sabor del olvido? Mil y una preguntas salen despavoridas de este inútil cuerpo, de pupilas grandes y cabello azabache, que juega con el aire. Una nariz respingada que vive antojada, hambrienta de todo y de nada.

Ya han pasado más de dos horas y me queda un cigarrillo por fumar. El estómago se revuelca por el olor suave y delicioso, que entra en mi nariz. Respiro lo que más pueda de esa pequeña bolsa que encontré en una de las llantas podridas, que permanecen en la esquina. Y con la respira-ción vienen esos recuerdos de quesos, sus formas, sus tamaños, sus olo-res. Queso, queso blanco, queso rojo, queso con huequitos. Lo estiro, lo muerdo, lo saboreo y cada vez me pongo de ojos cansados. Dejo caer la pequeña bolsa, esa que imagino que tiene queso. Sí… el queso de mamá.

Mis pies vuelan como el humo de los panes calientes. En lo más alto que pueda imaginar, mis cabellos juegan con el aire. Siento que se desprende de mi cuerpo y mis manos quieren ser alas. Alas que vuelan por todas estas calles. Alas que podrían ser libres, para irlos a buscar y estos ojos fatigados intentan entreabrirse por las pisadas, que no alcanzo a percibir. Solo logro el dedo del corazón. Mi cabeza posada al lado derecho, hacia abajo, mirando aquel dedo y aquella sombra alargada a hombros míos.

Y quizás seguirán los días abandonados, olvidados. Y ella estará allí, añorando el sabor del buñuelo. Esperará, en esa noche caliente, el calor por el que ha llorado en esas calles baldías… y nadie nunca vendrá.

El reflejo en el espejoPorque las musas sí existen… Tú me inspiras y me motivas a ser mejor.

Luego de una mala noche, Maradona despierta algo sobresaltado. Las múltiples pesadillas de la noche anterior aún lo atormentan. Da un giro en la cama y se da cuenta que ya son algo más de las 8 de la mañana y que llegará tarde al entrenamiento de ese día. Corre rápidamente al baño, se sienta. Piensa varios minutos en aquello que tanto lo atormenta, pero luego comprende que, si no se apresura, llegará nuevamente tarde. Se da un duchazo rápido, se viste, mira el reloj y este le indica que ya falta muy poco para las 9. Se enfurece un poco, pero nuevamente comienza a preocuparse. Maradona decide irse, para no seguir pensando en las pesadillas y en sus temores. Pero, poco después, comprende que estos

lo siguen a donde vaya.

Pasadas varias horas, Maradona por fin termina su entrenamiento. Se dirige a su casa y, en esta, comien-zan aún más latentes sus miedos. Pronto llegará la noche y, con ella, sus deseos más impuros saldrán a flote. No comprende cómo nadie se entera aún de sus miedos, de sus deseos que cada noche lo obligan a asistir al mismo sitio, a la misma hora y con la misma persona.

Pero aún está temprano. Maradona se dirige al bar. De camino recorre las calles de esa fría ciudad que lo oprime. Sin embargo, en sus adentros, comienza a describir esa hermosa mujer que le roba el sueño, que lo atormenta. La mujer que desborda en él los deseos más impuros e inimaginables, que lo lanza al borde del abismo. Esa doncella capaz de despertar en él la fiera que lleva dentro, una fiera que espera el crepús-culo, para desbordar sus más intensas pasiones.

No tardó mucho en llegar la noche, trayendo consigo el brillo intenso de la luna, que hace sobresaltar las lentejuelas de su traje favorito. Se mira en el espe-jo. Se queda observándose lentamente y es entonces cuando descubre que hay algo en su rostro que ha cambiado. Nuevamente, su cuerpo no le pertenece. Se aleja, pero, varios minutos después, regresa. Se mira nuevamente y se sorprende de su cambio. Se sonríe y, en una voz muy suave, se dice: – Esta noche, Endry, serás el alma de la fiesta.

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Bella DurmienteHace muchos años, cuando aún era joven y gallar-do, se me obligó, por decreto del rey, que yo sería el príncipe que rescataría a una hermosa y celestial princesa, a quien todos llamaban “Bella Durmiente”. Esta princesa había sido condenada a pasar cien años dormida, hasta que algún príncipe necrofílico quisie-ra despertarla. Todo sucedió como estaba planteado. Rescaté a la princesa, liberé su reino del sueño eter-no, nos casamos y todos felices por siempre… excep-to yo.

Desde que la besé por primera vez, todo fue un calva-rio. Fue como besar algo frío e inmóvil. Su aliento no era precisamente el mejor, su cabello rubio tinturado merecía un retoque y sus piernas, cómo olvidarlas, no las había depilado en cien años. Se la pasaba dor-mida todo el tiempo y se le iba el resto de la vida en ello.

Era una niña mimada y engreída, así que, cuando nos vinimos a vivir a Medellín, hizo un escándalo que se escuchó a lo largo de los cuatro puntos cardinales. Lo único que le preocupaban eran las comodidades: que ella no podía cambiar los carruajes por el trans-porte público, que ella estaba acostumbrada a gran-des banquetes y a no comer arepa al desayuno y que, por ningún motivo, se iba a conformar con un salario mínimo, que no alcanzaba ni para los pasajes. De to-das maneras, era yo o quedarse con su madre, que lo único que hacía era maldecir por cómo estaba la sociedad y cómo habían cambiado las costumbres en tan solo cien años; así que no tenía mucha elección.

Para hacerle la vida de cuadritos, que era lo único que me divertía, le di un tour por la ciudad. La llevé a conocer el Parque Bolívar, a la hora más concurrida; la llevé a comprar comida en la minorista, donde una gallina le dio un gran recibimiento y, para finalizar, la dejé sola en la Avenida de Greiff y me fui a mi ho-gar, donde pasé la noche más pacífica de mi vida. No pensé en ella, pero supongo que ella en mí sí y eso era lo más hermoso.

No pensaba en ir a buscarla y supongo que, como ella no conocía la ciudad, le sería difícil encontrar la casa.

escena: la Avenida de Greiff, una mujer sentada en una acera, la misma fila de admiradores frente a ella y, encabezando la fila, había algo familiar, un hom-bre gallardo con una chaqueta sobre la cabeza, dotes de príncipe que recibe decretos de un rey y con una gran sonrisa que iluminaba su rostro, y que demos-traba que lo que tenía en sus manos llenaría los va-cíos que alguien, posiblemente una bella durmiente que había dejado. No hay más que decir, no se puede esperar nada adicional.

Cuento infantil

Niño Dragón y su colección de lágrimas

Taller de Lectura y Escritura Creativa – Biblio-teca Humberto Saldarriaga Carmona.

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Pasaron tres espectaculares días y me preocupó que no se supiera nada de mujeres muertas o, por lo me-nos,

heridas en algún hospital. Así que regresé a la Ave-nida de Greiff y la encontré. Estaba sentada en una acera, con la mirada perdida y una sonrisa capricho-sa. Me sentí el peor hombre del mundo, así que me acerqué, la llamé por su nombre y, corriendo hacia mí, me abrazó, y, entre lágrimas, me dijo que sabía lo que le había hecho y la razón, pero que tranquilo que sabía que se lo merecía y que había aprendido mucho de su estadía en ese lugar. La llevé a casa, le di de co-mer y la dejé que durmiera tranquila.

Al otro día, con la conciencia un poco más tranquila, imité lo más posible un banquete a los que ella esta-ba acostumbrada. Llevé flores y porcelana de la más fina. Toqué un par de veces a su puerta, pero no res-pondió. En realidad, no estaba en casa; se había ido y quizá era mi culpa. Hice una búsqueda exhaustiva, pues el cargo de conciencia me amargaba. Debe ser uno muy malo para hacerle eso a una princesa. La busqué por cielo y tierra en los rincones más remo-tos de Medellín, durante una semana. Fui a todos los lugares a donde hubiera podido escapar, pero nada. No había rastro de ella.

Solo faltaba un lugar en el cual buscar: la Avenida de Greiff y, para mi sorpresa, allí estaba, con una larga fila de admiradores frente a ella y ¡zas! Lo vi. Esta mujer, en solo unos días, había creado un negocio de lo más lucrativo. La muy jíbara había encontrado la manera de hacerme la vida más complicada, aho-ra no solo tenía que lidiar con una mujer mentirosa y caprichosa, sino con una comerciante loca y dro-gadicta. Me acerqué a ella y, un poco atónito, me di cuenta que, a su lado, de una manera melosa, había otro hombre, no tan gallardo como yo, pero sí un tanto más arriesgado y varonil; esta mujer era increí-ble. No había más que hacer, regresé a casa y, durante un mes, no pude vivir en paz. No sé qué era, pero se sentía mal. Era algo así como nostalgia, porque esa engreída ya no quería estar conmigo. La razón por la que yo era feliz era porque podía hacerla infeliz a ella, pero eso se había acabado; no tenía nada qué hacer. Solo quedaba una solución, así que imaginen la

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gane el torneo del fuego como lo hizo su hermano un día- respondió el pequeño dragón.

No - insistió Melizza- ¿Tú qué deseas ser, no que de-sea tu padre?

No sé. Me gustan las nubes y lo que hacen en el cielo, viajan y trazan formas. Pero en mi casa todos han ido a la mina y se han preparado para el torneo del fuego - respondió Niño Dragón.

En casa de Niño Dragón, su madre lo cuidaba con esmero y mientras su padre lo miraba con cierta se-riedad, decía a la madre:

-Dale más comida a ese dragón, mira qué flacuchen-to está, así no podrá trabajar nunca en la mina.

El pequeño dragón pasaba gran parte de su tiempo encerrado en su cuarto mirando su colección de lá-grimas que guardaba en distintos frascos. Las lágri-mas cambiaban de color dependiendo de su proce-dencia.

Tenía un frasco con lágrimas de alegría que recogió de los ojos de su prima Melizza cuando recibió el pre-mio a la mejor estudiante de “Historia de Dragones”. Eran de color amarillo brillante y siempre estaban en movimiento.

En otro frasco guardaba las lágrimas de rabia que re-cogió de los ojos de Gustav cuando lo expulsaron de la escuela por algo que él no hizo. Eran de color rojo

Tomado del libro de cuentos infantiles para niños de 9 años en adelante, titulado Mariposa piponcha cochina, de Óscar Dario Ruiz Henao, editado por Ojos de gato, editorial independiente.

Niño Dragón pasaba gran parte de su tiempo con su prima Melizza, la dragona de pestañas de plata, y su amigo Gustav: un inmenso dragón rojo que lo pro-tegía siempre que otro dragón intentaba burlarse de su corta estatura y poco peso.

Juntos iban a la escuela de dragones y hacían las ta-reas por las tardes. En ocasiones iban al bosque, se tiraban boca arriba, miraban correr la nubes y ha-blaban de lo que harían cuando fueran dragones más grandes.

-Yo seré de la guardia imperial de los Dragones Rojos y ganaré el torneo del fuego, decía Gustav, mientras arrojaba una bocanada de fuego por boca y nariz.

“Yo seré la profesora de historia de dragones y tam-bién enseñaré a los dragones rojos a que sean más corteses y menos rudos”, decía Melizza, y miraba de reojo a Gustav que mecía su espinada cola y miraba hacia el cielo.

Niño Dragón seguía callado mirando las formas ca-prichosas de las nubes y su movimiento aéreo.

-¿Y tú, Niño Dragón, que harás cuando grande? pre-guntó Melizza, después de una pausa.

-Mi padre quiere que lo acompañe en la mina y que

encendido, parecían estar hirviendo a toda hora. Por fortuna luego se aclaró el incidente por el que Gustav salió expulsado y lo aceptaron de nuevo.

También guardaba lágrimas de tristeza que recogió un día de los ojos de mamá dragona. ¿Por qué lloras? le preguntó niño dragón aquella tarde, y ella le respon-dió: “No te preocupes hijo, hay días en que nos pone-mos un poco tristes”. Eran lágrimas de color azul oscu-ro que cuando se les acercaba el oído en un momento de intenso silencio, arrojaban un delgado lamento. Las guardaba con especial cuidado y las miraba insistente-mente antes de tomar una decisión.

Pasó algún tiempo mientras jugaban en el bosque y hablaban de sus sueños. Algunas veces Niño Dragón y Gustav se entrenaban para el torneo del fuego que consistía en derretir la roca más sólida y grande con un solo fogonazo de su aliento. Gustav casi siempre derretía una roca muy grande para su edad y niño dra-gón solo le hacía rasguños a sus rocas.

Pero a cambio de mirar las nubes Niño Dragón apren-dió a dibujar formas y figuras con su aliento de fue-go, y se convirtió en todo un espectáculo para sus dos amigos. Y mientras otros dragones derretían piedras y algunos derrumbaban árboles, él dibujaba figuras en la piedra con fuego y trazaba formas en el aire.

En las tardes después del colegio, Gustav le pedía que lo dibujará con fuego como un guardia imperial y Niño Dragón, arrojando su aliento de fuego, trazaba a su amigo en el aire como todo un guardia imperial de la orden de los Dragones Rojos, armado con una espada amarilla y un escudo dorado.

El día del cumpleaños de Melizza, le regaló una roca grabada en fuego donde se veía a Melizza enseñando a un grupo de pequeños dragones.

- Ya sé qué deseo ser cuando crezca- le dijo- Mientras le entregaba el regalo: un dragón pintor.

Papá Dragón no perdía ocasión para condenar lo que hacía Niño Dragón pues ya habían comenzado a co-mentar por todo el pueblo el gusto y las habilidades de su hijo para trazar figuras de fuego en el aire con su aliento. -En casa todos hemos ido a la mina y hemos

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tenido tres campeones del torneo del fuego- era su co-mentario favorito a la hora de la comida.

Una tarde, cuando Niño Dragón ya era todo un ado-lescente, el dragón más viejo del pueblo le regaló un periódico: “Léelo con atención, puede haber algo de tu interés”, le decía a al vez que le guiñaba el ojo.En la segunda página se anunciaba la visita de un gran circo al pueblo de los hombres.

Niño Dragón leyó con fascinación todo lo relativo al circo: magos que hacen desaparecer elefantes, que de-tienen el tiempo y lo guardan en su capa, el hombre serpiente, la mujer de tres caras, el asno que multiplica y los gitanos que transforman el hielo en diamante.

“El dragón que pinta con fuego en el aire”, pensó él. “Podré viajar como lo hacen las nubes y pintar todo lo que desee en el circo”, se repitió varias veces.

Y después de mirar largamente su colección de lágri-mas, en especial las lágrimas de tristeza, hizo la maleta y reunió a sus dos grandes amigos y les contó su plan: “Me uniré al circo de los hombres y sólo ustedes lo sa-brán” Sus amigos lo ayudaron y al despedirse, recogió en un frasco lágrimas de despedida y de buena suerte, y le entregó a Melizza una carta para su madre.

En el circo, a pesar de estar enseñados a tantas rarezas, lo recibieron con asombro.

-Mmm, podrá ser un éxito, un dragón pintor del fue-go, algo nunca visto, mmm”, decía el gerente, quien de inmediato lo incorporó al equipo del circo.

Durante algunos años, Niño Dragón viajó por todo el mundo despertando siempre el asombro y la admira-ción del público por su pintura de fuego en el aire. Y salió en muchos periódicos. Pero no dejó de pensar en sus amigos y en su pueblo de dragones, y siempre que podía enviaba postales a sus padres, a Melizza y a Gustav.

En sus viajes, Niño Dragón amplió su colección de lá-grimas. Su amiga, la mujer de tres caras, se enamoró de uno de los gitanos que era alquimista y lloró una tarde recostada en su hombro mientras le contaba de su amor no confesado. Eran parecidas a las lágrimas

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de tristeza pero con burbujas de todos los colores que cuando estallaban desprendían un suspiro.

Y también conoció las lágrimas de cocodrilo, aquellas que son falsas como perlas mentirosas, del que llora para mentir. Pero al ver que eran de color turbio y no presentaban ninguna atracción, las arrojó por la cañe-ría.

Una mañana se sintió extraño, nostálgico, algo le hacía falta y recordó lo que su madre un día le dijo: “Algunas veces nos ponemos tristes”. Entonces supo que extra-ñaba su pueblo, que lo necesitaba y decidió regresar.

Y que sorpresa se llevó cuando al llegar se encontró con su prima Melizza, quien ahora era la maestra de Historia de Dragones y se había casado con el capitán de la guardia imperial de los Dragones Rojos: Gustav.

Y qué gran sorpresa cuando entró a su casa materna: su padre lo abrazó y lloró lágrimas de reconciliación con las que Niño Dragón ajustó su colección. Y des-pués de la comida y el intercambio de historias vivi-das, pudo ver que en la sala de su casa su padre había amontonado los periódicos y revistas que hablaban del circo y del gran dragón pintor.

Desde entonces, los dragones de su pueblo no solo se preocupan por ganar el torneo del fuego sino que tam-bién quieren ser pintores de fuego como Niño Dragón.

Presentación de libros en La Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín 2016Este año verá la luz el libro titulado Poejuegos y ejer-cicios creativos, de Ediciones SUSAETA. Su presenta-ción se hará el lunes 12 de septiembre a las 5:00 p.m. en el Salón del Libro Infantil y Juvenil del Jardín Bo-tánico. Respecto este suceso editorial veamos lo que nos dice el editor:

Este libro busca llenar un vacío en cuanto a la adquisi-ción de este tipo de materiales que armónicamente re-lacionan los Lineamientos Curriculares, los Estánda-res Básicos de Competencias en lengua castellana con ejercicios lúdicos y creativos que estimulan la ima-ginación y despiertan la sensibilidad indispensables para articular elementos prácticos del uso del lenguaje con elementos simbólicos y poéticos.

Así, en la propuesta de este libro cuyos ejercicios en su totalidad fueron ideados por su autor, Carlos Ma-rio Garcés Toro, que además de pedagogo es poeta y gestor cultural, subyace la idea que se viene activando entre un significativo número de maestros: que los es-tudiantes aprendan disfrutando, vivenciando y crean-do, desde el lenguaje.

El maestro verá que este libro propone además de poe-juegos y normas ortográficas, algunos ejercicios para mejorar las competencias en producción textual y la comprensión del lenguaje literario.

Finalmente le recomendamos al maestro crear sus propios poejuegos, que con ellos haga ejercicios para repasar la gramática; que le proponga a sus estudian-tes llevar un cuaderno con sus propios poejuegos; que promueva concursos con los poejuegos de sus estudiantes; y que cada grupo tenga una carpeta de poejuegos para que, al final del año, se pueda tener material publicable producido por el maestro y sus es-tudiantes creadores.

Los Seres Fantásticos de El Peñol aparecerán en la Fiesta del Libro y la Cultura de Me-dellínEste particular libro que ya lo reseñamos en el Boletín Maestro número 3, va a ser presentado el Domingo 11 de septiembre a las 2:00 p.m. en el Auditorio Orqui-deorama del Jardín Botánico.Hemos recibido varios correos de maestros y promo-tores de lectura preguntándonos por este libro que fue impreso en papel ecológico e ilustrado, magnífica-mente, por el reconocido maestro Osorio quien viene trabajando en el Zocalero, una imponente escultura para el municipio de Guatapé. Editado por el Fondo Editorial de la Universidad Ca-tólica de Orientes, en versión bilingüe(español-inglés) estos seres fantásticos harán su aparición en la más importante feria de libros que tiene la ciudad. Veamos dos espantos que según dicen las gentes de El Peñol son exclusivos de este municipio.

El diablo del puenteLa vereda La Magdalena está ubicada al norte del mu-nicipio, y sobre la quebrada de este mismo nombre ha-bía un viejo puente de madera de obligatorio uso en el camino. Quienes debían atravesar el puente después de las ocho de la noche se exponían a encontrarse allí un hombre que tenía cachos, pezuñas y una larga cola.

The devil of the bridgeThe village of La Magdalena is located in the north of the municipality, and across the river that bears the same name as the village there was once an old woo-den bridge that travellers on the road had to cross. Those who had to cross after eight o’clock at night ris-ked running into a man with horns, hooves and a long tail.

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This being appeared with a skull in his hand, and he spoke to it and caressed it as though it was his lover. Just to see him was scary, but what was truly frighte-ning was when this man fixed his red stare on those who dared to cross the bridge.

El perro que arrastraba cadenas El Puente Viejo era todo un símbolo de referencia del Viejo Peñol; tenía 40 metros de largo y había que cru-zarlo para ir al hospital o a una famosa cantina donde eran comunes las prostitutas, las peleas y los desórde-nes.

Cuando muchos hombres salían de allí, ya tarde en la noche, eran asustados por un perro negro, rabioso, que babeaba u olía a mortecina; era tan grande que parecía un ternero. El animal estaba atado a unas in-mensas y largas cadenas que se perdían en el camino.

Algunos borrachos, muy asustados, pensaban cómo sería el propietario de ese animal que lo ataba con esas cadenas. Y juraban no beber más y no regresar a estos lugares.

The dog that dragged chainsThe Old Bridge was certainly a landmark in Viejo Pe-ñol; it was forty metres long and one had to cross it to arrive at the hospital – or at a famous tavern where it was common to find bar girls, brawls and bad beha-viour.

When many men left the tavern late at night, they were frightened by a rabid black dog as large as a sheep that frothed at the mouth and stank of rotting flesh. This animal dragged behind it thick, long chains that disappeared down the road.

Some drunks, petrified, wondered who owned this animal and who had put those chains on it. They swore to drink no more, and to never return to such places.

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Libros recomendados para maestros

Título: Continente MohínoAutora: Marta QuiñónezGénero: Poesía

Los ojos convierten el milagro en algo vano, solo nos quedan entonces los silencios dibujados a traición entre las palabras. El alma se reconforta al escuchar el anhelo de esta mujer que contra todas las trampas se queda con el escalofrío producido por el amor ahora presencia, ahora ausencia y siempre temblor en las manos.

Continente Mohíno y su contundente autora nos entregan otras maneras de sentir lo imposible, otras maneras de visitar la jungla de los sueños, otras maneras de deletrear los colores y olores de la soledad.

Piedad Morales

Poetisa

Las ventanas del cuartose abren al cielo

y en la clandestina nochete veo mirándomedesde el infinito

Cómo deteneresas nubes grises

que circundan el cieloCómo penetrar en tu piel

sin que me sientasCómo dejar que te vayas

sin que me duelaTal vez

haciéndote poesía

Ya será difícilconciliar el sueño

aún siento mis dedosdesplazarse

por tu pelo revueltoy tu continente mohíno

Contacto Boletín Maestro: ososruiz@gmail.com / cel: 3006197120