Basarksy, Rodolfo - Cuentos Cortos

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C U E N T O S C O R T O S

RODOLFO BASSARSKY

CUENTOS CORTOS

(BASTANTE ATÍPICOS)

Círculo rojo – Relatos

www.editorialcirculorojo.com

Primera edición: mayo 2013

© Derechos de edición reservados.Editorial Círculo Rojo.www.editorialcirculorojo.cominfo@editorialcirculorojo.comColección Relatos

© Rodolfo Bassarsky

Edición: Editorial Círculo Rojo.Maquetación: David Ruiz Muñoz.Fotografía de cubierta: © M. Cecilia BellomoCubiertas y diseño de portada: © Luis Muñoz García.Foto de autor: © Nora I. BellomoFotos de interior: pág 25, 118, 157 © Rodolfo Bassarsky

pág 133 © Nora I. Bellomopág 242 © M. Cecilia Bellomo

Impresión: PUBLIDISA.

ISBN: 978-84-9050-067-5

DEPÓSITO LEGAL: AL 443-2013

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño decubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmi-tida en manera alguna y por ningún medio, ya sea elec-trónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, enInternet o de fotocopia, sin permiso previo del editor odel autor. Todos los derechos reservados. Editorial Cír-culo Rojo no tiene por qué estar de acuerdo con las opi-niones del autor o con el texto de la publicación,recordando siempre que la obra que tiene en sus manospuede ser una novela de ficción o un ensayo en el que elautor haga valoraciones personales y subjetivas.

IMPRESO EN ESPAÑA – UNIÓN EUROPEA

A mi familia A mis amigos

A mis pacientes

NOTA: Los pájaros de la foto que ilustra la tapa son cormoranesdescansando en una roca del Mediterráneo en España. Son aves mi-gratorias y están ampliamente distribuidas en todo el mundo. Sonmuy comunes en los lagos andinos y la costa atlántica de la Patagoniaargentina.

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Í N D I C E

PRÓLOGO........................................................................................... 15

CUENTOS CORTOS

ALICIA Y JORGE.............................................................................. 21

ARCHIBALDO, EL SUBLIME........................................................ 25

CONVIÉRTASE LA LUZ EN TINIEBLAS O VICEVERSA. 28

DIÁLOGO CON GUSTAVE FLAUBERT................................... 30

DIÁLOGO PARA UN INTERLUDIO.......................................... 36

DON FEDERICO.............................................................................. 40

DON ROLANDO, UN MAESTRO................................................ 48

EL REGRESO DE DON ROLANDO.......................................... 56

EL INSOMNIO................................................................................... 66

EL PAYASO.......................................................................................... 70

EL SALMÓN......................................................................................... 75

EL TRIUNFO DEL DOMADOR.................................................. 78

EXISTE UN LUGAR........................................................................ 81

JUAN MANUEL A LA MODA..................................................... 110

JURO DECIR LA VERDAD, SÓLO LA VERDAD Y

NADA MÁS QUE LA VERDAD.................................................. 118

LA ABUELA Y EL NIETO........................................................... 122

LA FIESTA......................................................................................... 127

LA INMORTALIDAD..................................................................... 133

LA PRINCESA MONONOKE Y EL PRÍNCIPE

ASHITAKA.......................................................................................... 136

MALDITO ESPEJO......................................................................... 144

NAHUEL Y EL CONCIERTAZO............................................... 146

OLIMPIA........................................................................................... 152

PARÁBOLA DE LOS HAYQUES Y SEDEBES....................... 157

PENÚLTIMA CARTA DE UN SUICIDA.................................. 162

RAIGAMBRE CATÓLICA............................................................ 168

RAIGAMBRE COMUNISTA......................................................... 171

RAIGAMBRE PERONISTA........................................................... 174

TEATRO PARA IMAGINAR........................................................ 177

UN BESO TARDÍO.......................................................................... 183

UN DIRECTOR DE ORQUESTA............................................... 192

UN HIMNO......................................................................................... 196

UN HORIZONTE INCIERTO.................................................... 198

UN MONSTRUOSO Y MODERNO ANIMAL....................... 203

UNA ARGENTINA DE ALCURNIA......................................... 207

UNA RUTINA................................................................................... 220

VIAJE DE CABOTAJE.................................................................... 222

VOCABULARIO PASADO DE MODA....................................... 230

MICRO TEXTOS

AMOR GATUNO............................................................................... 237

CHISTES ESCENIFICADOS......................................................... 239

CUENTITO BEETHOVENIANO.............................................. 242

CUENTO BREVE CON MORALEJA....................................... 244

DES...................................................................................................... 245

EN LA VETERINARIA.................................................................. 247

LA PRIMERA LECCIÓN DE ANATOMÍA............................. 249

JUANCITO, DE 6 AÑOS................................................................ 251

MARIDO INFIEL............................................................................. 252

ORACIÓN DE DESPEDIDA A UN AMIGO

INSEPARABLE................................................................................ 255

MERCADO NEGRO DE ÓRGANOS....................................... 257

QUEMECREMEN.......................................................................... 259

RIP, DON ZOILO............................................................................... 263

SE ABLANDÓ EL BLANCO......................................................... 265

TRÁMITE ENDIABLADO............................................................ 267

UNA PERSECUCIÓN...................................................................... 269

UNA SEÑAL EN EL CAMINO.................................................... 271

A medida que pasa el tiempo se cierne con mayor peligro la amenazatenebrosa del Alzheimer. A veces me acomete alguna falsa alarma:olvidos, ausencias, oraciones incoherentes, estados contemplativosprolongados, reminiscencias infantiles, pulsión controlada por volvera empezar, etc. Entonces invoco al Hada del Amparo de los ÚltimosDías luciendo una sonrisa sabia que todo lo puede… y regresa elsosiego.

Escribo para entretenerme y también para hacer la profilaxis dela demencia senil. Esta verdadera tragedia ataca con mayor intensi-dad y más precozmente a quienes padecen inmovilidad intelectual.En cambio los que procuran tener activo el cerebro, ejercitando elpensamiento de cualquier forma, postergarán su deterioro inexora-ble haciendo que la declinación intelectual se produzca más lenta-mente que la física. De esta manera se produce la mejordiscordancia: el cerebro afectado proporcionalmente menos que elcuerpo por el paso del tiempo. La teoría de la profilaxis de la de-mencia mediante la ejercitación intelectual tiene cierto soporte cien-tífico.

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P R Ó L O G O

Tengo la convicción de que escribir sirve para mantener activaslas neuronas y de esta manera, lograr ralentizar el proceso degene-rativo. Es, en realidad, una ilusión. Pero no es descartable que a pesarde todo sobrevenga, súbitamente, la hecatombe…

Esto que Ud. tiene ante sí no tiene más unidad que la caprichosadecisión de poner un texto a continuación de otro. Son cuentos cor-tos bastante atípicos que pretenden no ser siempre meros entrete-nimientos. Procuran, prioritariamente, estimular el pensamiento, unobjetivo ciertamente pretencioso. Sin concesiones a la lectura fácilni a diversas formas de demagogia literaria. Sin buscar consciente-mente, ganchos que convoquen multitudes.

Son ficciones invadidas, a veces, por realidades.

Esta colección es heterogénea y está constituida por cuentos demuy diversa índole y distinto calado literario. Desde sencillas narra-ciones hasta textos algo más ambiciosos que incluyen reflexiones,moralejas o pinceladas costumbristas e históricas. He incluido algu-nos micro-textos concebidos para los recreos. Algo así como unalectura recreativa, un “bonus”.

Es obvio que tanto los cuentos como los micro-textos puedenleerse en cualquier orden. A riesgo de ser inadecuadamente imper-tinente, recomiendo una segunda lectura de algunos cuentos, cosaque no deberá representar un gran esfuerzo considerando la breve-dad de la mayoría de ellos. No sería raro que se encuentren ciertosmatices que hayan pasados inadvertidos la primera vez.

Una de las mayores ilusiones del autor es que la lectura de estoscuentos cortos pueda actuar de acicate para inducir al lector a con-vertirse en escritor. Que el lector descubra el placer de la escriturapor el mero hecho de escribir. Es probable que se suscite alguna in-quietud inesperada en su espíritu. Eso basta y colma el propósito deestas páginas.

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Seguramente el valor literario no es algo que pueda juzgarse de-mocráticamente: las mayorías lectoras están frecuentemente alejadasde los dictámenes de críticos literarios respetados. Pienso que tantoel éxito masivo de una obra, como el halago de la crítica, no sonsiempre garantía de buena literatura. Que quizás lo más justo seahacer prevalecer el criterio personal de cada lector. Criterio que esconsecuencia de conmociones, impactos de diversa índole y vibra-ciones a veces inusitadas que provoca la lectura en el alma de quienlee.

Rodolfo [email protected]

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C U E N T O S C O R T O S

BA S T A N T E AT Í P I C O S

I

JORGE: Hace 10 años que no nos vemos. ¿Cómo estás, Alicia?

ALICIA (piensa): Soy un espantapájaros. Estoy ajada, arrugada,tiesa. La artritis y el sufrimiento continuo y prolongado me arruinaron. Esun canalla vil, se ensañó conmigo y no se detuvo hasta verme desahuciada.Goza con el espectáculo patético de mi aspecto ruin. Sádico maquiavélico quehiere con una endiablada habilidad para que parezca que no lastima. Quedaña en profundidad aparentando auxilio. Que roe y deja intacta la super-ficie. Es una bestia ansiosa de una lucha desigual. Con la fuerza de sus mús-culos y el poder de su dinero logró reducirme a la lamentable condición queexhibo. Mi alma destrozada deambula por mundos sombríos: paisajes infer-nales que logran hacerme olvidar la vida y me aproximan a la muerte. Él esun Lucifer cuyos extendidos miembros se enroscan en mí, me atrapan y apri-sionan como lazos de infinitas cadenas opresoras que hacen imposible la li-beración.

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A L I C I A Y J O R G E

L A R E L A T I V I D A D D E L A S R E S P U E S T A S

Soy una esclava sufriente, enferma, terminal. Obviamente inútil. Un des-perdicio despreciable. Soy la viva representación de la muerte. Tengo frías laspalmas de mis manos. Mi mirada ojerosa, mis pelos grises, mis pómulos huesudosy mis labios inexpresivos, delatan la crueldad del castigo del que fui y soy víctimainocente. Tiemblo sin temblar, un estremecimiento fino que apenas se percibe,me invade de manera continua, perturba mi sueño y limita mi vigilia.

Siempre caigo y caigo en mis pesadillas. En la oscuridad o en el fuego abra-sador. En ocasiones atravieso extensísimas llanuras yermas en el preciso momentoen que refulgen relámpagos, caen rayos por todas partes y la tormenta cerradame ciega y me empapa. Un refugio lúgubre me salva parcialmente. Despiertosudada, asustada y palpitando.

Estoy sola, desamparada y sin amor. Con un odio que todo lo abarca, in-discriminado. No contengo la pulsión por odiar. Hasta odio el mundo inanimado.No soporto a las personas y las odio como a las cosas. Quiero destrozar, incen-diar, matar. Pero me in- moviliza el horror y la depresión. Vivo – si esto esvida – en el horror y el miedo. Me convertí en una maníaca perseguida quequiere huir y no puede.

Canto a veces viejas canciones tristes de mi infancia. Canciones que aludena desgracias. Que evocan sufrimientos de seres sin fortuna ni destino. Antañoarrancaba vivas y estimulantes melodías de mi flauta dulce. Hoy fluyen lamentos,reclamos desesperados de un poco de luz, que nadie atiende.

Me arrastro dentro de una cueva baja e interminable. No puedo regresar.No puedo incorporarme. Repto con el vientre rasguñado y sangrante. Otras vecessoy un pájaro herido que no puede volar. O una perra pulguienta y famélica.

Estoy impaciente por el final pues ni un débil destello ilumina mi camino.

II

Alicia puso fin a su silencio de 2 minutos durante el cual miró fi-jamente a los ojos de su amigo de la adolescencia que no veía hacía10 años y le contestó:

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ALICIA: Yo estoy bien. ¿Y vos cómo estás?

JORGE (piensa): El Cadillac me está rateando en baja y el tonto del cho-fer es incapaz de cambiarle las bujías. El capitán acaba de informarme que sequebró la pata de una de las 8 literas del yate. Y el jardinero me cuenta que esteaño nos quedamos sin tulipanes negros.

Mi hijo me muestra las calificaciones del Bertrand Russell High School conun mediocre 7 en Corrientes Filosóficas del Medioevo Eslavo. Ayer un imbécilarrojó una colilla encendida en la moqueta de la Gerencia y me la quemó justosobre la imagen de San Jorge y el dragón.

Hubo un descenso de 0,03% de las ventas de pólizas en octubre aunque par-cialmente compensado por un discreto aumento de las primas y el repunte delvalor de las acciones en la Bolsa.

El Partido Conservador Liberal sigue firme en las encuestas y mantiene lamayoría absoluta en el Parlamento pero ayer perdió el Ayuntamiento de Ojosde Ternero, una localidad ganadera de 1350 habitantes. Ganaron los zurdosdel Partido Socialista Moderado de Ojos de Ternero.

No puedo creer que la fatalidad se haya ensañado conmigo y todas las des-gracias del mundo hagan tambalear mi estabilidad.

Me saco de encima este adefesio femenino que tengo enfrente y me voy co-rriendo al Ancient Irish Coffee Bar and Pub al encuentro de mi fiel amanteDeborah.

III

Jorge rompió el silencio de 2 minutos y dijo:

JORGE: Mirá Alicia, estoy pasando por un mal momento. Todas las des-venturas del mundo caen sobre mi cabeza y me atormentan. Una maliciosa con-fabulación de hechos desgraciados. Nunca en mi vida tuve que enfrentarsimultáneamente tanta dificultad.

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No estoy bien, Alicia. Pero sabré salir ileso de este lodazal en el que aún nome hundí del todo. Los hombres emprendedores no nos damos por vencidos fá-cilmente. Deseame suerte, querida amiga. Me alegro de verte bien y tan hermosacomo siempre.

Jorge le dio un beso y un abrazo a Alicia y se alejó attaché enmano, a paso firme con la intención de superar su infortunio.

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Archibaldo fue parido por Jetzabel, hija natural de Magdalena.Padre desconocido. Nació el 28 de diciembre de 1034. Llegó a

ser el hombre más popular del reino cronoíta. Fue maestro del en-gaño y disimulo y autor del “Primer Tratado de la Mentira”. Des-arrolló la teoría de la mentira piadosa como herramienta paraconvivir con enfermos terminales y con paranoicos. Si bien en suépoca no se identificaba a la paranoia como una entidad nosológica,el Sublime describió con asombrosa precisión ese síndrome adelan-tándose siglos a la clasificación sistematizada de las psicosis. Es muyprobable que él mismo haya sido paranoide tal como supone el pro-fesor von Dalmau, discípulo del creador de la teoría psicosintética,el profesor von der Pflüge.

Archibaldo aconsejaba la mentira piadosa para evitar agresionese impulsos homicidas en los paranoicos. No sólo la mentira piadosasino el disimulo cotidiano con el propósito de “no contradecir aldelirante”. Archibaldo el Sublime rechazaba la mentira como herra-mienta de dominio por razones éticas. Postulaba que la ira divinacastigaría con severidad al mentiroso consuetudinario que hace dela práctica de la mentira un mero mecanismo de placer íntimo.

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A R C H I B A L D O , E L S U B L I M E

El personaje era un hombre sociable y simpático. No cursó es-tudios académicos pero en su madurez fue reconocido como exce-lente maestro de maestros. Muchos acudían a él en busca de consejo.

– Don Archibaldo, ¿cómo le miento a mi mujer?. La pobrecilla me esperótoda la noche y yo de juerga por esos cafetines inmundos del barrio del Bajo.

Este tipo de consultas indignaba a Archibaldo. Pero su naturalezaconciliadora y el deseo de quedar bien con todo el mundo, le lleva-ban a contestar:

– Mi querido amigo, dígale a su admirable y legítima esposa que tardóvarias horas en cambiar la herradura trasera izquierda de su caballo, quebradaen un galope sobre terreno muy pedregoso. Y, apreciado jovencito, mantenga sumentira firmemente. Si debe mostrar la herradura cambiada, dirá que se colocóen la emergencia una de segunda pata.

En otras ocasiones las consultas tenían la virtud de estimular laimaginación del Maestro y hacerle utilizar toda su sabiduría.

– Maese Archibaldo, mi niño quiere saber cómo se hace un hijo. Lo del re-pollo no funcionó. El cuento de la cigüeña, ya me adelantó – el muy pícaro –que no lo cree. Qué le digo al pobrecillo sin violentar su pura inocencia?

– Dile que durante el acto sexual entre el padre y la madre de la futuracriatura, el hombre eyacula su semen en el fondo de saco posterior de la vagina.Los espermatozoides ascienden y en el tercio externo de la trompa uno de ellosfecunda a un óvulo. El óvulo fecundado constituye el huevo o cigoto que se trans-forma en embrión. Éste se implanta en el endometrio y al cabo de unas semanasse convierte en feto que se desarrolla en la cavidad uterina y al cumplirse 9 lunasdespués del coito fecundante, nace un bebé, que es el hijo engendrado. Si te locree, bien y si no te lo cree, que se embrome.

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– Pero Maese, ¡eso no es una mentira!

– Ya lo sé (enigmático).

Archibaldo no solamente era un sabio, también aparentaba serloy mucho se cuidaba de ello. Por ejemplo hablaba en un tono de vozmás grave que el espontáneo, lo hacía lentamente modulando cadasílaba como si cada palabra fuese una brillantez.

Fruncía el ceño con frecuencia y gesticulaba muy poco. Apenasalzaba el volumen cuando quería enfatizar un concepto y miraba fi-jamente a los ojos de su interlocutor pestañando muy de vez encuando. Utilizaba los silencios con admirable sensatez.

El hombre era célebre en todo el reino cronoíta, querido y ad-mirado por la mayoría. Una de sus respuestas, pronunciada pocoantes de su muerte prematura, se considera un legado imperecedero.Es quizás algo críptica, lo que no le quita valor.

Dijo el Maestro :

– La Verdad sin la Mentira no es nada. ¿Cómo identificarla si no tenemosun parámetro de comparación? La Verdad vive gracias a la Mentira y nosotrossin la Mentira no podríamos vivir, de verdad.

Luego agregó unas palabras referidas al tema específico de la con-sulta:

– Dile que es mármol de Carrara, aunque sepas que se cortó en una canteracercana a la ciudad. Los cronoítas no somos muy mentirosos, pero tampoco somostontos.

Murió muy joven, a los 32 años, como se acostumbraba en aquélentonces.

No confundir a Archibaldo el Sublime con otros Archibaldos dela Historia que en general no le llegaban ni a los talones.

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I

Transfórmese el hombre moderno en cavernario.Regrese la ciencia informática al ábaco de bolillas.Vuélvase el coche 200 Km/h en carruaje de caballos.Involucione la vivienda y el vestido.Reemplácese la orquesta por dos tambores.Cámbiense los antibióticos por infusiones de hierbas.Simplifíquense los guisos, las ensaladas, los complejos cocidos y

las salsas complicadas: vuelta al trozo de carne salvaje y la simplehoja de lechuga.

Redúzcanse las respuestas a los inequívocos sí y no.Constitúyase una religión con todos los dioses primitivos.En pintura ni barroco ni renacentismo ni modernismo ni abs-

tracta ni concreta ni cubismo ni cosa parecida: pinturas rupestres,nada más.

Qué filosofías ni abstrusos sistemas filosóficos. Nada. Nacemos,comemos para vivir o viceversa que es lo mismo y desaparecemos.¿Y qué?

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C O N V I É R T A S E L A L U Z E N

T I N I E B L A S O V I C E V E R S A

(delirio que contiene ciertos simbolismos)

Quítense las autopistas, los asfaltos en general, las vías férreas.Sendas peatonales.

Hágase chatarra con aeronaves, cruceros, automóviles y demásdemonios. A lo sumo, un noble caballo.

II

Un barbado ser humano bípedo andando o cabalgando. Quetransita valles, desiertos, montañas, llanuras. Mata un cerdo o unavaca. Se come la carne y la acompaña con papas hervidas recién co-sechadas. Juega un ratito con una piedra plana a hacer sapitos en elquieto espejo de agua del lago cercano. Cuando se vuelve, sus ojosencuentran un hermoso ejemplar desnudo de hembra humana quesonríe. Ahí nomás se revuelcan y luego se despiden siguiendo cadacual su camino. Ella a la orilla a jugar a los sapitos y él al bosque acazar pajaritos.

III

Otro barbado surca el lago con una balsa plana que avanza segúnel hombre desplaza el agua con ambas manos a las que denominaremos. Avizora sagazmente un pez a babor de unos 40 cm de lon-gitud. Se hace como que no lo ha visto y súbitamente, en un rapidí-simo movimiento de su brazo derecho, lo coge y luego se lo come.Se echa a hacer la siesta. Cuando dos horas después despierta, yaestá cerca de tierra firme, desembarca y corre inmediatamente a cal-mar su sed al pozo de agua dulce distante 500 metros.

Unos andando, otros cabalgando y otros navegando. Unos ha-ciendo una estupidez y otros haciendo otra estupidez. Pasan los días,los años, se detienen ventrículos y aurículas y a otra cosa mariposa.

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Diálogo inspirado en las cartas que desde principios de 1852hasta principios de 1854 envió Gustave Flaubert a Louise

Colet, mientras escribía su “Madame Bovary”.

Yo caminaba por una callecita angosta empedrada de París, suciay flanqueada por interminables edificios de fachadas similares yarruinadas. Paredes descascaradas, agrietadas, persianas rotas, bal-cones oxidados. El barrio fue declarado Antipatrimonio de la Hu-manidad. Nunca debieron construirse esas viviendas miserables,oscuras, húmedas y antihumanas. O por lo menos debieron des-truirse al cumplir no más de 100 años. ¡Y ya tenían 400!

Caminaba rectamente y sin mirar mi entorno, sumergido en pen-samientos importantes. En el preciso momento de pasar frente auna desvencijada puerta de madera carcomida, se abre y apareceGustave Flaubert. No supe si era él en persona o quizás su fantasma:flaco, pálido y sonriente, ojos soñadores, cabellera abundante depelos lacios oscuros.

Cuando estuve a su lado me detuvo con un ademán. Alzó sumano derecha.

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D I Á L O G O C O N G U S T A V E F L A U B E R T

– ¡Pare! me dijo. – A Ud. le gustan mis libros. Le apasiona mi estilo de párrafos cortos. La

ausencia de lugares comunes. Mi desprecio por los convencionalismos de todaclase.

No me invitó a pasar ni a tomar un café en la esquina para charlarun rato. Sospeché por eso que era un fantasma. Hablaba pausada-mente y no abandonaba la sonrisita de buen ánimo.

– “Por cien francos al año guisaba y hacía el arreglo de la casa, cosía,lavaba, planchaba, sabía embridar un caballo, engordar las aves de corral, mazarla manteca y fue siempre fiel a su ama, que sin embargo no siempre era unapersona agradable.”

Recordé que esa señora no muy simpática, era madame Aubainde “Un alma de Dios”. Me di cuenta de que Monsieur Flaubert po-dría repetir de memoria su cuento. Y me imaginé que semejante mi-lagro se debía exclusivamente a su condición de fantasma poseedorde un misterioso cerebro fantasmagórico.

Yo ya estaba atrapado. Ese encuentro inesperado, súbito, comen-zaba a conmoverme. Jamás había conversado con un fantasma tantête à tête. Sí los había visto, distantes, en sueños adolescentes.Cuando soñaba. Pero a mis 65 años ya no soñaba con fantasmas yya los había olvidado. Hasta ahora, que tenía tan cerca a uno son-riente y casi de carne y hueso. Su aspecto amigable y especialmentesu actitud llana, afectuosa, me indujeron a tutearlo. ¡Gustave Flaubertde tête á tête y de tú a tú!. Me sentí feliz y ya no sobre el empedrado,sino en el cielo de París.

Me tomó enérgicamente del brazo, a una cuarta de mi hombroderecho y me obligó a flotar con él. Poco después vimos a unos 30metros, el Moulin Rouge y escuchamos los célebres compases deuna melodía parisina. Salía del espectáculo un apretado contingentede damas y caballeros con atuendo decimonónico, contemporáneosde mi cicerone.

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– Me evocas a Gustave Mahler. Un grande de la música del s XX, muertoprematuramente, cuya obra es gigantesca como tu literatura.

Gustave, háblame de tu mundo, de tus amores, de tu estilo.

– Mi vida ha sido poco coherente. Sin duda ni más ni menos coherente quela de muchos. A pesar de mi interés fuerte por la ciencia, comencé a escribir alos 15 años. Pocos años después abandoné mis estudios científicos y me entreguéa la literatura. Me enamoré de mi arte, de mi estilo (yo inventé la fisiología delestilo) y de Louise.

Han coincidido en mí dos escritores. Uno apasionado por la literatura dealtas consonancias líricas, de frases sonoras, el otro obsesionado por el detalle,por la verdad, por la realidad. Dos escritores, dos hombres en una síntesis indi-vidual. He sido capaz de elevar el alma mía a las más altas cumbres, he queridoque mis lectores toquen el cielo y al mismo tiempo tuve el don de detenerme en elmundo real de las pequeñeces y miserias del hombre; sentí el placer casi morbosode la descripción del detalle mínimo.

“He tallado las perlas de un collar. No olvidé más que una cosa: el hilo”(1). He concebido como la máxima expresión del arte de la literatura un librocuyas palabras se funden con el pensamiento. Una obra tan inmaterial como elpensamiento mismo, de palabras leves, etéreas, que se sustentan por sí mismascasi sin necesidad de trama que las sostengan. La belleza surge más sublimecuanto menos materia la soporte.

Tuve la experiencia de la obstinación apasionada y excluyente por mi arte.He aprendido que nada se logra sin esfuerzo, sin sacrificio. Escribiendo “Ma-dame Bovary”, durante largos meses pude hacer sólo 20 páginas por mes traba-jando 7 horas diarias. Amé mi trabajo.

He construido un mundo personal y casi solitario. Louise (2) fue mi musay mi confidente. Y ahora, tú Rodolfo, mi interlocutor. La luz eterna que me ilu-mina y permite que me veas, me la gané en la tierra. Mi mérito es mi obra. Flo-tamos sobre París. Quiero verte conmovido por “Madame Bovary”. Reléela.

– Querido maestro Gustave: oigo la música del carrousel de Montparnasseque sobrevolamos. Un carrousel repleto de niños y te adivino en uno de ellos:

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una imagen junto a los corceles y carruajes, junto a la luminosa y cargada deco-ración de columnas, techo y paredes del tiovivo. Miles de formas y colores, detallesde ángeles, ninfas y dioses paganos. Un conjunto bello que preanuncia al poeta,al escritor enjundioso. Gustave admirado, continúa.

– Más allá de mi tiempo el arte y la ciencia se encuentran. Yo lo predije yno fui ajeno a ese fenómeno. Me he muerto sin haber alcanzado llegar a la cimadel estilo que soñé. En ocasiones, una noche entera no era suficiente para tansólo una página. Amanecía con más tachaduras que palabras. Un trabajo do-loroso que casi siempre culminaba en la decepción. Una meta que huía. Fuiconsciente de que para expresar algo con precisión es necesario despojarse de lapasión, no sentirlo, disecarlo con el escalpelo de la inteligencia. Sin embargo yono pude lograrlo en la medida que quise. Lo intentaba repetidamente.

Sé que no tuve las mejores condiciones personales para escribir un libro como“Madame Bovary”. Sin embargo – yo solamente lo sé – parí la novela con dolortras una gestación accidentada y frustrante. Sobreviví a mi persistente aficiónpor las metáforas que casi infestan mi obra. Pude, con sufrimiento, suprimir lasmás superfluas. Sudaba y después de la crisis retomaba la pluma. Nunca pudesobrepasar la frontera del drama. Fui contrario a la exageración y partidariode la economía en mi estilo.

Sé que unas cuantas páginas de mi Bovary son perfectas: a costa de un que-branto del que la muerte me liberó.

Aprendí, mi querido amigo, que la inspiración solivianta el alma del escritor:“Hay que escribir fríamente” (3). La fuerza muscular prevaleciendo sobre lapasión.

No siempre sufrí como con Bovary. Por ejemplo las 500 páginas de “Latentation de Saint Antoine” fueron una vorágine de placer. Sin embargo el signopredominante de mi vida no fue precisamente el placer. No fui tampoco exage-radamente infeliz.

– Reverenciado Gustave, quizás algo tardíamente me doy cuenta de que tupensamiento transita andariveles superiores. Un alud de metáforas construidascon inteligencia extraordinaria y ubicadas maravillosamente.

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Desde el privilegio de nuestro lugar, contemplamos la Torre Eiffel que notuviste la fortuna de conocer: expresa con elocuencia – entre otras cosas – el per-manente afán del hombre por elevarse. De una manera similar a las formas gó-ticas: una base ancha sobre la tierra que paulatina e inexorablemente se convierteen una fina estructura celestial: intento seguro de lograr un contacto divino, su-perior. Es la elevación materializada como en las cúpulas de las construccionesreligiosas. Permíteme comparar la Torre Eiffel con tu gigantesca obra literaria.

El alma inmortal de la humanidad está constituida por las obras de todoslos hombres. Pero la participación en ella de cada uno, no es pareja. Tu aporteha sido notable: se destaca como la Torre Eiffel. Tu obra está vigente al cabo deun siglo y medio. Le auguro una vida eterna. Has sido un testigo clarividente dela realidad social de tu tiempo. Sin embargo tu testimonio tiene la virtud de louniversal. Además es bello. El arte del arte que penetra el mundo y lo enaltece.La sociedad desnuda sangrando, vomitando su miseria y a la vez exhibiendo elespectáculo deslumbrante y sorprendente de la inteligencia del hombre.

– Querido amigo, interlocutor mío de hoy, me embriaga el detalle y por ellomi detalle es terrible para mí. Logré con lágrimas tallar las piedras del collar,pero es el hilo el que hace el collar. No siempre pude ensartar todas las perlasen el hilo.

Poco antes de culminar mi Bovary, tuve la sensación de “clarificar la mirada”(4): un tormento fecundo que me agradecí.

Mi amada Louise fue mi fortuna: en mis cartas estaba yo mismo. No mispersonajes con los que permanentemente lidiaba y me doblegaban con demasiadafrecuencia. Fui un guerrero que conoció victorias y derrotas que enriquecieronmi vida. Reconozco que mi constancia ha sido la virtud de mi estilo. Fueronaños largos de persistir con terquedad en la línea. Muchas veces mi mayor pro-blema era la meta, no el camino. Cuando ella desaparecía en el horizonte, meinvadía la angustia desesperada de la frustración. En el descanso le escribía aLouise.

Hoy soy un ángel asexuado, un fantasma parlante, un bicho raro frente aun amigo: tú.

Te pido que registres mis confesiones de hoy. Unos momentos más sobre elcielo de París, un recorrido sobre el Sena y volveré a mi refugio. Yo, Gustave

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Flaubert, seguiré habitando el barrio Antipatrimonio de la humanidad pararedimirlo. Buscando entre sus sucios rincones, en las grietas de sus adoquines, enlos agujeros de sus ruinosos tejados, en las inscripciones inmorales de sus murosdescascarados, bajo los escombros de sus viviendas espontáneamente destruidas,en las asquerosidades de sus antiguas letrinas, lugares todos ellos a los que tengofácil acceso, la perfecta conjunción de la materia y la abstracción. Del estilo y larealidad. De las alturas y las profundidades. Lo haré con el mismo ardor, conidéntico sufrimiento y estimulante desánimo con los que escribí una y mil frasesde mis obras.

Escuché el ruido prolongado del portazo de la puerta de maderacarcomida.

(1) Oración textual de G.F. e idea que utiliza recurrentemente(2) Louise Colete, su amante(3) Textual(4) Textual

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Un Café ni antiguo ni muy moderno, barra típicamente decorada,mesas de madera oscura y sillas con asiento y respaldo de es-

terilla. No hay aire acondicionado. En el techo unos ventiladoresgiran velozmente. Varios parroquianos lucen remeras con variadasinscripciones escritas en idiomas extranjeros. Otros, camisas de man-gas cortas desabotonadas en el cuello y algunos también desaboto-nado el botón que le sigue. Sudan todos porque los ventiladores soninsuficientes aunque mejor algo que nada. Por los ventanales se veuna plaza de estilo centro europeo, rodeada de palacios y palacetescon figura ecuestre central, blandiendo espada, mirando a un puntointermedio entre el cielo y la tierra, presumiblemente el horizontede su época. Está nublado. El espectador puede percibir el aire pe-sado, húmedo y caliente: no se mueve una hoja de los escasísimosárboles que adornan la periferia de la plaza. Pasa un coche tiradopor un caballo enjaezado que lleva de paseo a un matrimonio mayorde turistas procedentes de Texas (a juzgar por lo que se lee en susespaldas: “Texas”, rodeando un dibujito de un pozo petrolero escu-piendo oro negro). Se oye un murmullo de variables decibeles como

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D I Á L O G O P A R A U N I N T E R L U D I O

consecuencia de las conversaciones de clientes entre sí y de éstoscon los camareros y de éstos con los dos dependientes de detrás dela barra, como sucede en todos los bares del mundo. Sin embrago ycomo efecto especial para la ocasión de este interludio, destacan cla-ramente las voces de Juan y Pedro, sentados uno frente al otro enuna mesita adyacente al ventanal central. Juan bebe un refrescocomún. Pedro, vodka, como Pedro el Grande.

JUAN: ¿Has pensado alguna vez en eso?

PEDRO: No. Sin embargo pude rehacerme y volé.

J: Estoy impresionado. Hoy tuve un encuentro más sorprendente que el deayer: me hizo recobrar el sentido de lo trascendente, de lo eterno. Mirá, hubo enun tiempo no uno sino millares de fantásticos sujetos que no desdeñaban el futuro.Por el contrario, se regocijaban en la fuente de “La Dulzura”. Seres que no ne-cesitaban calorías.

P: Francamente estoy atemorizado y no atino a descubrirme. Lo hago conrecelo, lentamente, aletargado. Pero al fin y al cabo lograré – no lo dudes – com-binarlo y reubicarlo.

J: Me tienen sin cuidado tus pesares, tu sufrimiento más proclamado que ve-rídico. El acoso es siempre mal consejero y te aseguro que ni vencido, cejaré:volveré una y otra vez sin resentimientos, con la frente bien alta y … chupateésta: peinado con jopo.

P: Los que, como vos, gozan de un delicado equilibrio emocional, ven lo quepara otros pasa desapercibido. Lo realzan en la cúspide como un estandarte quesimboliza lo mejor y más perdurable.

J: Te insto a reflexionar. Insistentemente tu tía persigue idéntico fin aunquepor otros motivos. No importa. El fin justifica los medios y eso a mí me basta.

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P: El meollo de la cuestión no es negociable y más temprano que nunca cam-bió bruscamente su camino y la senda otrora transitada con mesura y sensatez,hoy es caótica, imprevisible. Me invade y me supera. Un sin retorno agobia lossentidos, los relativiza. Sin buscarlo: espontáneamente. No se trata de un temapolítico o histórico. Ni antropológico ni de las medicinas alternativas. Es eso:eso en lo que nunca has pensado y ni siquiera te has atrevido a sugerir.

Tus amigos – qué otra cosa podía esperarse – te apoyan y te arropan espe-cialmente cuando la tormenta amenaza con tirarlo todo por la borda. Ni un síni un no. Calladamente elaboran lo que podríamos denominar la telaraña. Unentramado pleno de suspicacias y valores cristianos. Nunca jamás podremos vul-canizar semejantes diatribas como ésas, ésas que describen sinsabores, amargurasy penas que compiten con la fuente de “La Dulzura”.

J: Cuando la tarde se interna en la noche, en ese preciso instante, siento todoel otoño de mi vida.

Me estremece un temblor no previsto aunque – retrospectivamente – justifi-cable. Cabe señalar un par de cositas: En primer lugar un personaje deleznableprovisoriamente célebre y en segundo término su hijo que a Dios gracias no heredóesa cuestión deleznable paterna y sí la tenue delicadeza de la mamá, pianistaprofesional. Por otra parte una vez superado el otoño, junto con la noche, el in-vierno, es decir el frío que te cala hasta los huesos.

P: ¡Camarero!, otro vodka. Y para él un ginger-ale. Y traiga unos platitoscon cositas para picar. Pickles, maní pelado salado, berberechos, unos grisinesderechos, patatas fritas, caracolitos, salchichitas calientes, bacon en daditos, me-jillones, rabas, unos tomatitos de esos enanitos (con aceite de oliva), repollitos deBruselas y además agregue lo que a Ud.se le antoje.

J: Me encantó. A veces tenés una lucidez deslumbrante, Pedro. A veces nodelirás tanto. Como yo. Como otros, como nuestros compañeros de andanzasque soslayando los molinos de viento, perseveran y triunfan. Como debe ser. Finde fiesta. Ya va a comenzar la obra, por la hora, digo.

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P: Se me hace un nudo en la garganta y otro en la boca del estómago. Sollozoy angustia, como socios necesarios pero no suficientes. Un destello que ilusiona.Una ráfaga que, bendita sea, lo blanquea todo como si no hubiera corrupción.Me doy vuelta y frustrado, con los pies en la tierra, me golpea la corrupción y lainsensatez, la idiotez.

J: ¿Te das cuenta? Un rol inmerecido con esa tez morena por noches sin lunay días de sol a sol.

Pedro hace una seña y unos minutos después aparece el camarerocon la cuenta. Sobre la mesa unos quince platillos casi todos ellosvacíos, una botellita, un vaso grande, otro pequeñito, mondadientes,un segmento de grisin y los despojos esperables de mariscos ydemás. Mientras se va levantando lentamente, Juan apila los platillosvacíos. Pedro pone un billete junto a la factura. El mozo aparece,toma el billete y la cuenta, regresa con el cambio y grita: “¡Adiós, misbebés trastornados que todo lo tergiversan, adiós!”. Juan y Pedro salen, lleganjunto al pedestal del caballo central y tomados de la mano se ponena dar vueltas mirando ambos permanentemente al ídolo de bronceque cabalga.

En instantes comienza el 2do acto de la obra clásica que se estárepresentando.

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I

Soporta el peso de su mochila de 81 años. Don Federico asciendeal cerrito Chico. Una elevación de 150 m s.n.m. Ayudado por unbastón de caña y paso a paso. Se detiene a mitad del recorrido, miraprimero hacia el suelo que pisa, luego en derredor y luego haciaarriba. Algunos nubarrones presagian un chaparrón. Veinte minutosdespués hace cumbre e inmediatamente comienza a llover. El cerroChico es una ondulación sin monte. Ni un miserable arbusto dondeguarecerse. Ni nadie a la vista. El aguacero no es muy intenso perolo suficiente para empapar el traje viejo de Don Federico en unoscuantos minutos. Por suerte no hace frío. En esta época del año os-curece aproximadamente a las 20:30 hs. y son las 7 de la tarde. Unapiedra mediana le sirve de asiento al hombre que decide esperar unrato tanto para descansar como para ver si la lluvia cesa y puede em-prender el regreso con comodidad.

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D O N F E D E R I C O

II

Separa las rodillas, se toma las sienes con ambas manos y protegesu cabeza apoyándola entre las piernas. Los pocos pelos hacen deguía al agua que se ensaña con sus piernas pegoteando las mangasdel pantalón a la piel. Y se cuela dentro de los zapatos con suela degoma formando un laguito por debajo de los calcetines.

Comienzan a caer gotas gruesas y aparecen algunos relámpagosen el horizonte en dirección al pueblo cercano. Al levantar por unosminutos la vista, Don Federico corrobora 3 pararrayos: el del cam-panario de la iglesia, el del Municipio y el que él mismo había insta-lado en la terraza de su casa de 2 plantas, unos 40 años antes.

Las gotas gruesas caen con fuerza sobre la columna vertebral delanciano. Efecto hidromasaje, un beneficio inesperado y grato. Pa-dece dolor de espalda habitual por su artrosis que este jacuzzi deSan Pedro viene a aliviar. Don Federico en realidad está encantado.No tiene temor al agua ni a la oscuridad ya muy próxima. Esa nochees de luna nueva. Los cientos de golpecitos sobre su espalda, variossimultáneos que se suceden en tandas, cubren prácticamente todala columna dorsolumbar. Siente placer.

III

Abre los ojos que habían permanecido cerrados casi todo eltiempo. Ve una luciérnaga que en la semioscuridad del crepúsculoilumina un pequeñísimo entorno. Gracias a lo cual Don Federicopuede distinguir un trébol de 4 hojas justo pegado al tacón de su za-pato izquierdo. Motivo adicional para quedarse tranquilo allí. La llu-via persiste de manera constante sin mermar ni aumentar y – demásestá decirlo – está haciendo sobre la ropa de Don Federico el mismoefecto que una ducha sobre el largo camisón de una alumna en unconservador colegio de monjas.

Alarga el brazo derecho y arranca el trébol con su pequeña raíz.Un instante después se arrepiente. La compulsión del arrancamiento

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fue más fuerte que su consciencia ecológica y conservacionista. Peroel consuelo llega también inmediatamente. Esa hierbita, que protegeentre dos pequeñas hojas de otra hierba salvaje cercana y que guardaentre los pliegues de su empapado pañuelo, será una excelente ex-cusa para un diálogo con su nieto de 12 años.

IV

La oscuridad es ya completa, la noche cerrada permite ver sola-mente las luces del pueblo a lo lejos y algunas pocas estrellas. En lacercanía no se ve nada.

La luciérnaga revoloteando no se ha perdido de vista e iluminaya con su máxima intensidad la superficie delimitada por los zapatosy la distancia que los separa.

El viejito reacomoda levemente sus asentaderas buscando una con-cavidad algo más apropiada y procurando un alivio a sus huesos mal am-parados por escasos y fláccidos glúteos como en casi todos los ancianos.

Don Federico no está aburrido: observa a intervalos la luciérnagaque parece haberse convertido en su mascota, siente los providen-ciales golpecitos y piensa en la conversación con su nieto. De unamanera simple tiene activos el alma, la mente y el cuerpo. Una si-tuación que puede ser el reflejo fiel de toda su vida. Un hombrecomún, herrero de oficio, trabajador honesto y muy responsable.Autodidacta, buen lector de literatura llana. Viudo desde hace 12años, ha sido un esposo protector, fiel y cariñoso. Padre de un varón

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de 52 años, comerciante. El hijo de Don Federico está radicado enun pueblo distante 30 Km de su casa natal.

V

Don Federico vive solo, sin embargo dos de sus vecinos y susfamilias son su familia, ahora que está viudo. Desde que Fede (elnieto lleva su nombre) cumplió 6 años comenzó a quedarse algunosfines de semana en casa del abuelo paterno. Abuelo y nieto suelenhacer largas caminatas que resultan didácticas ya que Don Federicose esmera en explicar pormenores y significados de las cosas quevan observando en el paseo.

VI

La lluvia persiste sin amainar un ápice. Ni aumentar. Don Fede-rico siente esa languidez que precede a la sensación franca de ham-bre. No lleva reloj pero calcula que serán ya alrededor de las 10 dela noche. Se ha levantado solamente una vez para orinar. Al cabo dela última gota se apresura a volver junto a su mascota. Apoyandolos zapatos exactamente sobre sus propias huellas: hazaña que logragracias a la luz orgánica de su reciente amiga. El hambre crece y se-guramente un cierto grado de hipoglucemia es la causa de un levemareo que pasa rápidamente. La permanencia no calculada en el ce-rrito hizo que Don Federico obviara la toma del hipoglucemiante ysaltara una importante colación. Ha asistido a un cursillo para dia-béticos de manera que conoce su enfermedad y calibra la situaciónen su justa dimensión. Por eso piensa en comenzar el descenso. Mirafijamente durante un minuto a su linternita intermitente, balbuceaunas palabras de despedida en voz muy baja y se levanta.

VII

La mano derecha protege su cabeza: las gotas gruesas impac-tando sobre su cuero cabelludo son más bien incómodas. La luciér-

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naga se murió cuando Don Federico dio unos pasos en su caminodescendente.

Cualquiera que tenga una mínima experiencia de montaña sabeque la bajada generalmente es más dificultosa que la subida. Cual-quier obstáculo que no se advierta puede ocasionar un despeño. Másaún en la oscuridad. De modo que la caña de Don Federico co-mienza a prestar un valioso servicio utilizada a la manera de los cie-gos como cuando Vittorio Gassman ciego, usaba magistralmente subastón en el papel protagónico de la antológica “Perfume de mujer”.Don Federico que recuerda gratamente la película juega a fingir elpersonaje y de esta manera comienza a hacer menos inquietante elcamino de vuelta. Resbaladizo y peligroso. Como es diestro, ya apoco de iniciado el descenso toma su bastón con la mano derechay protege su cabeza con la izquierda. Se entretiene también al com-probar que nada cambia tenga los ojos abiertos o cerrados: la nochees negra y la lluvia una cortina opaca.

Los pasos son cortos y medidos y antes de apoyar un pie tanteael terreno con el bastón y con la punta del zapato. Es muy prudentey su instinto de conservación lo mantiene alerta. Al cabo de mediahora otro mareo lo obliga a detenerse aunque sin necesidad de sen-tarse. Baja la cabeza, procura relajarse y después de unos pocos mi-nutos recupera la marcha, repuesto.

VIII

Nadie en el pueblo tiene idea de su paradero y sabe que si cual-quier circunstancia lo obligara a interrumpir el regreso, lo más pro-bable es que tardaran en encontrarlo. Con el consiguiente riesgo.Podría estar en peligro su vida ante una situación extrema. Por esoapura levemente el paso procurando un rendimiento óptimo sinarriesgarse innecesariamente.

Unos 10 minutos más tarde – más cerca de la base que de la cum-bre – tiene la visión de una herradura perfectamente pulida, de es-pesor uniforme y curvatura sin error. El bastón barre una arco de

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aproximadamente 1,50 m pero considera necesario elevarlo más omenos 1 m casi en forma continua, principal causa de una marchalenta. La suela de goma no es lo mejor para la lluvia y Don Federicono se siente seguro especialmente en el tramo que está transitando.El lodo más abundante y blando que en el trayecto anterior hace lamarcha más pesada y peligrosa. Opta por sacarse los zapatos quecuelga en su cinturón haciendo nudos laxos con los cordones mo-jados para facilitar desatarlos cuando llegue el momento.

Avanza más confiado ahora poniendo especial atención en lo quepisa. Trata de detectar con mucho cuidado una arista filosa o unapunta aguda que pueda ser causa de un desastre absurdo.

IX

La ladera de suave pendiente está ya casi totalmente ganada.Don Federico se detiene al pie del cerro, mira hacia atrás sin ver

nada, vuelve su vista al cielo como agradeciendo y se sienta sobreun tronco caído que el resplandor de las primeras luces del puebloapenas ilumina. Desata con dificultad uno de los zapatos con susdedos artrósicos y uñas bien recortadas venciendo con cierto es-fuerzo la tensión del nudo agravada por la hinchazón del cordón.El otro nudo que está más laxo no ofrece resistencia. No le es fácilcalzar esos pies mojados cubiertos con medias embarradas. Encuen-tra un trozo de corteza firme y densa que parte convenientementey usa como calzador. Anuda sus zapatos. Todo el operativo concluyecon un dolor dorsolumbar intenso que Don Federico logra paliarporque siente la emoción de estar a punto de culminar una aventurasingular. En el momento en que se dispone a retomar la marcha enel llano rumbo al acceso del pueblo, la lluvia arrecia y un vientofuerte comienza a soplar de frente. Obligando al anciano a avanzarcaminando marcha atrás para proteger la cara. Conoce muy bien elsendero y además la luz que llega se hace cada vez más intensa yprácticamente es innecesario el bastón como elemento chocador.

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Amaina la lluvia pero no el viento al llegar a la primera bocacalle ilu-minada. Unas cuadras más adelante el reloj de la estación del ferro-carril señala las 0:15 hs. Los pocos transeúntes llevan paraguas quevarios tienen que cerrar a causa del viento. Nadie repara en el hom-bre mayor empapado. Debe atravesar casi toda la ciudad para llegara destino. Faltan unos 400 metros y se siente fatigado y levementemareado. Se detiene un momento recostado sobre una columna delalumbrado y luego sigue lentamente. Paso a paso, arrastrando lospies, Don Federico alcanza la puerta de su casa. Realmente está ex-hausto.

X

Ni bien enciende la luz aparecen los vecinos-familia que hanhecho la denuncia hace una hora y media.

Don Federico semiacostado en su sofá les sonríe, pide una barrade chocolate y una taza de té caliente. Come el chocolate sumergién-dolo en el té a cada bocado y una vez terminado el refrigerio se dirigeal dormitorio, se desnuda, ingresa en el baño y la ducha templadapone fin a una larga jornada jalonada de ricas experiencias y peligrossucesivamente superados.

Ya vestido y acicalado se sienta a la mesa junto a su familia postizaque le rinde un merecido homenaje haciéndole saborear su plato fa-vorito: cazuela de mariscos (de las que vienen preparadas) a las dosde la madrugada. Don Federico la rocía con un dedo de buen vinoblanco. El héroe monopoliza la conversación de sobremesa rela-tando con entusiasmo y precisión su paseo convertido en aventura.No obvia la descripción de sus sensaciones por cierto intensas. Noes exagerado decir que esta prueba lo rejuveneció y contribuyó aapuntalar su autoestima, generalmente maltrecha en los ancianos.También disparó una renovada admiración por parte de sus amigosquienes a partir de ese día lo erigen implícitamente en consejero pri-vilegiado.

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XI

Al día siguiente Don Federico tiene una duda: se pregunta a símismo si a mitad del camino de ascenso, cuando se percató de laposibilidad cierta de lluvia, hubiera debido volver. Se respondió ensilencio esbozando una sonrisita pícara: ¡claro que no! En ese mo-mento volvió a tener la visión de una herradura perfecta. Tuvo lacerteza que recordaría hasta el fin todos los detalles de las horas demontaña vividas el día anterior. Fue hasta el teléfono e invitó a Fedepara ese fin de semana anunciándole que irían a pasear al cerroChico.

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I

Tengo 72 años y medio y hoy se cumplen 60 años de una frus-tración. Soy capaz de repetir de memoria aquel discurso.

“El maestro nos pidió que redactáramos unas palabras para despedirnos denuestra querida escuela. La idea de la despedida me emociona, tiembla mi vozpor el llanto contenido. Les pido disculpas. Mis palabras no pueden ser otrasque de agradecimiento a todos. Una mención especial a mis padres quienes hi-cieron posible que yo cursara mi escuela primaria entre Uds. Agradecimientoprofundo a mis queridos maestros y a mis queridos compañeros con quienes com-partí momentos de alegría y también de penas e incertidumbres ...”

El discurso de unos 15 minutos de duración seguía en ese mismotono y naturalmente reiteraba los agradecimientos, se refería con in-sistencia a la emoción de la despedida y terminaba con un “¡hastapronto!, queridos maestros, queridos compañeros”.

No era un discurso redactado por un chico de 12 años y se hacíaevidente. Aunque sí reflejaba bastante fielmente sus sentimientos.

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D O N R O L A N D O , U N M A E S T R O Y

E L R E G R E S O D E D O N D O L A N D O

La redacción fue inspiración de mi padre: un autodidacta que nohabía terminado la escuela primaria. Papá era un lector empedernidode cuanta literatura cayera en sus manos. Hombre de una culturadiscretamente amplia y lógicamente no sistematizada. Papá era una“persona de las de antes”. Un apretón de manos constituía suficientegarantía de fiel cumplimiento de un compromiso. Una promesa erasagrada. Un hombre que exaltaba el valor de la palabra, de la amis-tad, generoso y poseedor de una voluntad de hierro. Regían su vidala verdad, la honestidad, el respeto, la responsabilidad. Nos exhor-taba al pensamiento, al conocimiento, a escuchar a los ancianos, ahablar lo indispensable, a promover la familia. Sus hijos crecimosvalorando y respetando estos principios. Una ética de raíz judeo-cristiana.

Yo – su hijo mayor – de 12 años, debía leer un discurso en elActo de Fin de Curso en representación de los alumnos que egre-saban. Para papá era una oportunidad apropiada para dar a conoceral mundo sus claros e inconmovibles principios. Por eso en el dis-curso también se aludía a la “formación e información” adquiridasen la escuela, habíamos ingresado “niños” y nos íbamos “hombres”.Un discurso que ponderaba el sacrificio de los docentes y que des-tacaba el valor del rigor y la disciplina impuestos por los buenosmaestros. Lágrimas por lo que dejábamos pero “fe en el futuro quenos esperaba”. El “¡Adelante!” no faltaba hacia el final.

Recuerdo ese discurso con especial cariño. El manuscrito enhojas amarillentas de cuaderno, escrito con pluma cucharita estáguardado y lo releí unas cuantas veces en estos últimos 50 años.

Lo muestro a mis amigos con orgullo y renovada frustración.Frustración porque no lo leí en el Acto de Fin de Curso. ¡No lo leí!Una decisión de mi maestro.

Nunca pasó de ser un simple proyecto, un borrador que no gozódel privilegio de una lectura pública. Al elegir el mejor discurso, pre-valeció en mi maestro, el Sr. Laurora, el de su propio hijo y a la vez

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alumno, un compañero al que yo estimaba. Fue el hijo del maestroquien leyó un buen discurso, aunque inferior al mío, según mi ofus-cada opinión. En el Acto lloré por la despedida, por la frustración ypor la desilusión de papá.

El destino quiso que unos años después me llegara la hora de larevancha. Fui el responsable de decir unas palabras a los postres, enla cena con la que celebramos nuestra graduación como médicos.Recuerdo una secreta satisfacción cuando mis profesores y mis co-legas aplaudieron mi “auténtico” discurso de fin de curso.

II

Nunca ejercí mi profesión universitaria. Tenía también un títulode maestro de escuela. Dediqué toda mi vida a la tarea docente. Misex alumnos me llaman Don Rolando.

El “Don” seguido del nombre de pila denota calidez y respeto.Seguido del nombre y el apellido es frecuentemente una obsecuenciao un homenaje. Quizás me llamen Don Rolando por mi aspecto bo-nachón y porque les evoco un buen recuerdo.

Varios ex alumnos me llaman por teléfono con frecuencia parapedirme consejos de toda índole: relacionados con sus actividadesprofesionales o laborales en general o con el ámbito familiar. Mepiden que opine sobre acontecimientos políticos actuales o sobreeconomía. O quieren conocer mi pensamiento sobre las cuestionesesenciales de la vida. Me consultan sobre la educación de sus hijosy hasta pretenden a veces que les asesore sobre las virtudes y defec-tos de sus parejas. Ninguno de mis ex alumnos me tutea.

Aún conservo el contacto con varios de los de la primera horaque actualmente cursan su quinta década. Uno de ellos vive hacemucho en Sydney. Jamás perdimos la comunicación: antes mantu-

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vimos un contacto postal bastante frecuente. Ahora van y vienenlos correos electrónicos. Su mujer y sus tres hijos varones australia-nos son ya viejos conocidos virtuales míos. Por cierto afectuosos ygenerosos conmigo.

Como maestro viví los últimos años de gloria de la educación ar-gentina, fines de la década de los 50 y principios de los 60. Quiénduda de que a partir de esa época comenzó un constante y cruel ca-mino de deterioro. Todo dentro de la escuela fue desajustándose.Fueron cambiando los programas de estudios, que comenzaron allamarse “contenidos”, rebajando su calidad. Disminuyó el tiempodel curso lectivo. Se sufrieron frecuentes y generalmente nocivosvaivenes ideológicos que politizaron con sentido partidista la ense-ñanza. Los que ejercían circunstancialmente el poder creyeron tenerderecho a arremeter casi indiscriminadamente con todo aquello queno les gustara o que consideraran que lesionaba sus intereses secto-riales. La disciplina se relajó a niveles inconcebibles para quienes ha-bíamos sido formados en la escuela sarmientina. La relación delalumno con el docente dio un giro de 180 grados: lo que antes cons-tituía una norma indiscutible, ahora es una antigüedad despreciable.

No subsiste casi nada de las “bolillas” y los “Asuntos”.

No soy un maestro terco ni ciego ni sordo. Puedo apreciar y com-prender cambios necesarios, actualizaciones indispensables. En-tiendo que es insoslayable la repercusión en la educación de losvertiginosos cambios sociales, científicos, tecnológicos. Muchos deestos cambios han sido incorporados a la enseñanza y son bienve-nidos. Sin embargo creo que mucho se ha perdido de lo bueno dela educación tradicional. No se detuvo a tiempo la irrupción dramá-tica de la violencia en la escuela. Se degradó el prestigio del docente.Se proletarizó al maestro y fue descendiendo brutalmente el presu-puesto nacional destinado a educación. Continuamente recomiendoa mis amigos y especialmente a mis ex alumnos la lectura de “La tra-gedia educativa argentina” de Guillermo Jaim Etcheverry.

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III

Logré ser un buen maestro de mis alumnos. Fracasé parcialmentecomo maestro de mis hijos. No pude sustraerlos del deterioro. Eneste aspecto lo que más lamento es no haber podido despertar enellos la inquietud por aprender.

Padecen de una pobre curiosidad por saber. La curiosidad nodebe ser espasmódica ni exageradamente acotada. Por el contrariosiempre traté de despertar una sed amplia y permanente por apren-der.

Prevalece en mis hijos el error del utilitarismo. ¿Para qué sirveaprender dónde está el Mar Muerto?

Fui y soy un convencido del valor del conocimiento que de laforma en que lo concibo, es inherente a la condición humana.

No bastan los conocimientos. Son indispensables los principiosmorales, el cultivo del espíritu y otras antigüedades por el estilo. Sigopensando como mi padre que la educación debe ser formación e in-formación: una idea simple e inconmovible. No negociable.

Tengo el orgullo de haber cumplido siempre satisfactoriamentecon el programa. Aún en los años de recortes importantes de la du-ración del curso lectivo. Pero además a partir de 1985 procuré cum-plir con mis propios “Objetivos perentorios para la escuela primaria”que adapté a cada curso que me tocó impartir.

Jamás se enteraron mis alumnos ni mis superiores jerárquicos dela existencia de estos 20 objetivos como una propuesta diferenciadadel programa oficial. Tuve la habilidad de integrarlos, en ocasionessin mayor inconveniente porque eran coincidentes, pero otras vecesforzando su inclusión disimuladamente. Escribí esa modesta e in-genua propuesta para salvar la educación primaria argentina. Ya porentonces eran alarmantes los signos de la tragedia.

Conmocionado por el espectáculo preocupante de la educaciónde mis hijos, cuando tardíamente quise asumir personalmente la res-

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ponsabilidad de la enseñanza de ellos, choqué contra un muro in-franqueable. Fue un fracaso doloroso. Hoy mis hijos reconocen mipasado esfuerzo.

Recientemente un acontecimiento vino a paliar aquel dolor. Mihija menor que abandonó la escuela antes de finalizar sus estudiossecundarios, acaba de cursar con éxito una carrera corta de 2 añosque la habilita para ejercer una profesión. Mis otros hijos están en-caminados, crecen, se defienden y defienden a sus familias con res-ponsabilidad. Dejé en ellos huellas que se convirtieron enherramientas útiles para transitar por la vida. En definitiva mis alum-nos y mis hijos deambulan por este valle de flores y espinas con algodel maestro y del padre. ¿Qué más puedo pretender? Acaso esta cer-teza es la sensación más gratificante a la que puedo aspirar. Me sientoun viejo afortunado.

Creo que en buena medida me gané el Don Rolando por habersido fiel a mis propias convicciones y mis propios objetivos, con-servando mi independencia, preservando mi libertad y nunca vio-lentando la relación con autoridades y colegas.

Fui un maestro pacífico y tuve la suerte de no enfrentarme confaltas de disciplina que no haya podido resolver con ecuanimidad.

Pero me tocó ver a mi alrededor verdaderas calamidades. Docen-tes jóvenes formados en la escuela decadente y diezmada que tras-ladan sus falencias al aula de la que son responsables. Alumnosprovenientes de la clase media destruida trasladando al aula sus su-frimientos. Alumnos de estratos sociales bajos que trajeron la miseriade la desocupación y de la recesión que padeció nuestro país.

IV

A mis 72 años largos me mantengo erguido, no engordé ni adel-gacé excesivamente, tengo como he dicho una mirada bonachona y

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cuando frunzo el entrecejo, mi expresión trasunta sabiduría y expe-riencia. Cuando suelto las arrugas y sonrío, comunico sosiego y sueloarrancar una sonrisa sin razón a quien me mira. Sigo actuando entodos los sitios como un maestro. Como si no me hubiera jubilado.Llevo en la sangre mi vocación docente. Estoy seguro de morirmecon el dedo índice derecho señalando algo, en la más pura y clásicaactitud pedagógica.

Fui fiel a la verdad en mis enseñanzas. Nunca tuve inconvenienteen reconocer mi ignorancia. Ignorancia que se convertía en un buenestímulo para la búsqueda de la respuesta para el día siguiente.

Ejercí siempre en ciudades medianas o grandes. Carecí de la ex-periencia rural que me hubiera encantado. Por eso acepté con satis-facción y expectativa hace un mes la invitación de un ex alumnomío, maestro rural en la Patagonia, para visitar su escuela.

Horacio, el maestro, tiene unos 35 años y vive con su mujer yuna hija de 6 años en una modesta casa adyacente a la escuela, pro-piedad del Ministerio de Educación de la provincia del Chubut.

Asistí en silencio a dos clases de Horacio ante un curso de 16niños. Los 38 alumnos de la escuela están divididos en tres nivelesy sus edades oscilan entre los 6 y 13 años. Horacio se ocupa del pri-mer nivel. Su mujer del tercero y una joven maestra, del curso res-tante. La escuelita tiene sólo dos aulas mal aisladas una de otra. Demanera que es necesario compatibilizar horarios para que los tres

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cursos tengan clases diarias y además hay que ser muy cuidadososprocurando no perturbar con ruidos al curso de al lado.

Me invade una sensación de hondo placer. Como si contemplarami juventud reflejada en los gestos, en las inflexiones de la voz, enlas miradas y especialmente en los criterios pedagógicos de mi exalumno. Certeza viviente de mi trascendencia. Verme vivo en un es-pejo del tiempo. La convicción incontrastable de mi condición demaestro en toda la rica dimensión de la palabra.

Parado inmóvil en un rincón del aula, por detrás de la última fila,estoy sobre un pedestal con el pecho henchido, la cabeza alta, la mi-rada perdida en la arista del techo con la pared y el pensamiento enel cielo.

Cuando Horacio terminó su clase y los chicos salieron al patio,me acerqué a él y le susurré: “Gracias, maestro”. Me miró fijamente,se empañaron sus ojos y yo contuve un llanto de alegría vital.

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I

Faustina no representa la edad que tiene. Es una mujer de 71años, alta y delgada cuya mirada atrapa. Sus ojos negros y grandesson un fiel testimonio de una belleza apenas opacada por el tiempo.Una sonrisa casi permanente da la pauta de sus ganas de vivir. Viveintensamente. Pone pasión en cada uno de sus actos. Es muy activa.No se la ve casi nunca quieta, excepto cuando escucha música, ge-neralmente barroca. Llama la atención en esas circunstancias su con-centración excluyente. Diríase que Doña Faustina está en compañíade Bach, Vivaldi o Telemann en un diálogo silencioso con sus almas.

Es una discreta violinista no profesional que ama a su viejo violíncomo a un hijo. Nunca se niega a ejecutar 2 o 3 obras cuando se lopiden en las reuniones familiares o de amigos. Doña Faustina es unaadmiradora de Mischa Elman de quien dice fue un excelente intér-prete y una persona de bien. Tiene una habilidad llamativa que la di-vierte y que concita la admiración de todos. Mientras escucha laversión grabada de determinados conciertos para violín y orquesta,

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E L R E G R E S O D E D O N R O L A N D O

es capaz de tocar al unísono con el solista. De manera que se escuchaun violín “reforzado” que resalta su participación en la obra.

Don Rolando – su marido – es un fanático del talento musicalde su mujer. Festeja alborozado y con gran aspaviento la habilidad“sincronizadora” de Faustina al violín. Faustina devuelve la gentilezaalabando pública y reiteradamente a su marido:

– Mi viejito es el mejor maestro del mundo.Una amplia sonrisa y una mirada tierna invaden los ojos expresi-

vos de Don Rolando.

Don Rolando regresó hoy. Estuvo 15 días en Cóndor de losAndes, un pequeño pueblo de la provincia del Chubut en la Patago-nia, adonde fue a visitar a un ex alumno suyo, director de la escuelitarural. Vino alborozado, radiante:

– Te cuento, Faustina, que fue una experiencia maravillosa. Mi muchachoama a sus alumnos. Hay que verlo a Horacio dedicando horas interminables aenseñarles las estrellas. Luego acompañándoles a sus casas porque se hizo denoche.

Don Rolando se conmovió ante un espectáculo pleno de conte-nido humano:

– Esos maestros, instalados en la modestia, dan una lección de solidaridadal mundo enseñando las letras, los números, los próceres, la tierra, la ciencia yel cielo. Este viaje me fascinó. Les prometí que el año que viene volvería con vos.Cuando vayamos, llevate otro violín porque vas a mostrarles a esos mapuchitoscómo se toca el violín. Seguro que encontrarás entre ellos un candidato a conver-tirse en Mischa Elman.

Tenés que verlos, Faustina. Están ávidos por aprender. Quieren saberlo todo.Todo preguntan y tienen una capacidad de captación increíble. No he conocidoen los chicos de la ciudad esas miradas inquisidoras que habitan en sus caritasredondas.

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II

Don Rolando continuó :– Algún día quiero escribir la historia de un genocidio del que se tiene escasa

consciencia: las llamadas “campañas del desierto” de principios y fines del s.XIX. Un atroz aniquilamiento de miles de personas en nombre de la civilizacióny de la religión. Quiero confrontar esa barbarie de unos blancos con la tarea ad-mirable, verdaderamente civilizadora, de otros blancos en nuestro tiempo. Ponerde relieve que la masacre fue cometida por los poderosos empujados por el interésconquistador, por el afán de acumular riquezas de una elite privilegiada. Hoy,modestos y desinteresados educadores argentinos, ciertamente civilizadores, danuna magnífica lección de amor al prójimo con su ejemplo.

Don Rolando siguió hablando en este tono con su mujer. Hablódel “espíritu del hombre de campo”, más solidario, más apto para la con-vivencia en comunidad, en contraste con el individualismo y el “es-píritu egoísta” del hombre de la ciudad.

Todos los meses de diciembre durante los siguientes 10 años,Don Rolando y Doña Faustina visitaron la escuela rural de Cóndorde los Andes. En esos 10 años el pueblo creció, adquirió cierto perfilturístico y la primitiva escuelita se transformó en la escuela primariade referencia de la región. Horacio asumió responsabilidades pro-gresivamente mayores en el área de la educación. Jamás defraudó alas autoridades docentes de la provincia.

Todos los niños que en los primeros años pasaron por la escuelitafueron personas honestas. Trabajadores o profesionales que pusie-ron en evidencia el valor de la educación recibida.

Rolando y Faustina fueron testigos fieles aunque esporádicos dela evolución.

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III

Cuando ya octogenarios y achacosos decidieron no viajar a Cón-dor de los Andes, recibieron con enorme emoción la visita de susamigos patagónicos. El día de la llegada de los visitantes, la dueñade casa preparó una comida exquisita para homenajearlos. Despuésse sentaron en el salón.

Don Rolando está sentado en su sillón mullido en el salón sole-ado de su casa empuñando un bastón de caña con ambas manos.Sobre el dorso de la mano descubierta apoya el mentón. Calza an-teojos para su presbicia, no obstante se puede apreciar la vivacidadde una mirada sabia. Mira fijamente a Horacio quien con entusiasmoestá pasando revista a los últimos acontecimientos de su terruño,deteniéndose en su elección como intendente de la ciudad. Don Ro-lando lo escucha con atención y sin pestañear. Cuando Horacio haceuna pausa, su maestro se incorpora dificultosamente por la artritisayudándose con el bastón. Da un paso, lo abraza y con firmeza yvoz clara le dice:

– Estoy orgulloso de mi querido alumno. No viví en vano.

Vuelve a su sillón, se recuesta y se queda dormido.

Eva, la mujer de Horacio, se dirige a la dueña de casa:– Faustina, le traje un regalito que seguramente le va a encantar.– ¿Qué me trajiste, Evita?– Este programa del concierto que dio la Orquesta Sinfónica Provincial en

el teatro de la Dante Alighieri de Rawson.Faustina lee en voz alta :– Orquesta Sinfónica Provincial de Chubut. Concierto para violín y orquesta

en Re mayor de Ludwig van Beethoven.

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Solista: el destacado violinista chubutense Ceferino Curruhuinca(“el Mischa Elman patagónico” ).¿Cefe? ¿Con la OSP?, ¡qué alegría!, ¡yo siempre pensé que Cefe iba a llegar

lejos!

En cuanto Don Rolando se despertó – unos minutos después –escuchó a su mujer contarle exultante, la buena nueva.

Ahí estaban ellos: Don Rolando en Horacio, presente. DoñaFaustina en Ceferino, lejano. Fin de la Tarea. Misión cumplida.

Al día siguiente un infarto agudo de miocardio puso punto finala la vida de Don Rolando. La expresión de intenso dolor isquémicodio paso, instantes después, a una milagrosa sonrisa de pacífica re-signación y de satisfacción eterna. El cuerpo agónico de Don Ro-lando descansó en brazos de su ex alumno quien tras el últimosuspiro, besó la frente de su maestro.

Un mes más tarde volvió Horacio, llevó a Doña Faustina al surpara que asistiera a otro concierto de Ceferino. Después de agrade-cer los aplausos insistentes del público, el violinista tomó el micró-fono y dijo:

– Señoras y señores: está en la sala mi maestra. Todo lo que soy se lo deboa ella. Pido a Doña Faustina que venga al escenario y reciba el justo reconoci-miento de todos Uds.

Al subir la anciana con cierta dificultad al escenario, el públicoestalló en una ovación clamorosa que se prolongó durante 5 minu-tos. Nunca el teatro había vivido semejante experiencia.

Doña Faustina, radiante, se cansó de tantas torpes reverencias(no estaba acostumbrada y sus vértebras crujían) agradeciendo y se-ñalando con su brazo extendido al verdadero héroe de la función: asu querido Ceferino. Todo concluyó con un abrazo y un beso pro-longado. Cayó el telón como si se hubiera tratado del último actode una historia de amor.

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Dos días después Doña Faustina moría plácidamente en su casa.

—————————————————————————Esta historia llana de Don Rolando y su mujer me la contó Ho-

racio. He respetado fielmente su relato, frecuentemente interrum-pido por nudos en la garganta.

Horacio es el Don Rolando de nuestros días y ya tiene su sucesor.Todos deseamos que esta cadena de maestros y alumnos no se inte-rrumpa jamás. Es la mejor garantía de la buena docencia, más im-portante y poderosa que cualquier Ley de Educación. Si cada buenmaestro tiene su émulo y continuador, cualesquiera sean las normas,la educación mantendrá un nivel alto. Sin duda son más importanteslas personas que las leyes. Nuestros gobernantes deberían tenerloen cuenta.

Doña Faustina es una pareja ejemplar. Admira, comprende yacompaña a su marido. Pero brilla también con luz propia. Don Ro-lando es también un compañero excepcional que ama a su mujer yadmira su talento.

Cuando Horacio fue intendente de Cóndor de los Andes logróconcretar un sueño. Construyó la Plaza de la Educación en una decuyas esquinas se ve una bella escultura: son las estatuas de Don Ro-lando y Doña Faustina. Vivirán perpetuamente en la memoria de lagente del lugar.

OBJETIVOS PERENTORIOS PARA LA ESCUELA PRIMARIA (*)

(concebidos y puestos en práctica por Don Rolando)

La mayoría de los egresados de las escuelas primarias lee mal.

Es fácil comprobar que la mayoría de los alumnos egresados delas escuelas primarias no sabe leer comprensivamente textos senci-

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llos y no escribe con ortografía correcta, aún copiando. No sabenredactar satisfactoriamente un relato sobre hechos concretos, lohacen generalmente en forma confusa y desordenada. Menos aúnredactan con alguna abstracción. No tienen el hábito de la lectura;no leen diarios ni revistas y mucho menos alguna literatura funda-mental.

No saben realizar las cuatro operaciones básicas, frecuentementelo que resuelven bien lo logran usando calculadora o los dedos, casinunca la cabeza. No entienden proporciones o porcentajes. Ignoranconocimientos muy básicos de geometría. Ignoran la geografía ar-gentina; ni idea de la universal.

No tienen conocimientos básicos de historia argentina, apenasoyeron hablar de San Martín y no preguntemos por Rivadavia o porUrquiza porque es probable que los ubiquen en alguna banda roc-kera.

No conocen la Constitución Argentina y no tienen idea de cuálesson los poderes del Estado.

En la actualidad tienen el pernicioso hábito de las fotocopias. Eluso de textos fotocopiados, siempre fragmentarios, implica una faltade sistematización, parcialidad y precariedad en los estudios. Casino conocen los libros de texto.

Acción de emergencia

Como padre, maestro de escuela y como ciudadano preocupadopor la verdadera catástrofe educativa por la que atraviesa la Argen-tina, propongo una acción de emergencia y salvación de la enseñanzaprimaria en nuestro país.

Es impostergable conseguir que el niño de 12 años que egresade la actual escuela primaria o su equivalente en el nuevo plan deestudios:

Sepa leer bien y entender lo que lee, exigiéndole que explique cla-ramente el significado de un texto sencillo y corto.

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Copie sin errores.Redacte con claridad y utilizando oraciones cortas, un relato

sobre temas con los que tenga contacto cotidiano vinculado a su re-alidad local.

Redacte un cuento corto y sencillo.

Sepa usar el diccionario.

Sepa utilizar libros, que los manipule y aprenda a quererlos. Ellibro es irreemplazable aún en esta época informatizada.

Sume, reste, multiplique y divida sin dificultad y sin auxilios arti-ficiales.

Resuelva problemas de proporciones, porcentajes y las llamadasantaño reglas de tres simple y compuesta.

Tenga nociones básicas de la teoría de conjuntos

Conozca el manejo del dinero

Resuelva problemas sencillos de cálculo de superficie y volumen

Conozca la división política de la Argentina, sus límites, su de-mografía básica y algunos datos de su economía.

Tenga nociones de la ubicación y alguna característica de las prin-cipales naciones del mundo.

Conozca el papel que desempeñaron en nuestra historia los pro-tagonistas de la guerra de la independencia, los hombres que cons-truyeron los cimientos de nuestra nacionalidad y algunos hechosfundamentales de la historia contemporánea.

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Conozca el significado del preámbulo de la Constitución Nacio-nal y los artículos que se refieren a nuestra organización institucio-nal.

Sepa qué es y cómo se vive en un régimen democrático.

Adquiera el hábito de reconocer y consumir los buenos progra-mas de TV y rechace los malos.

Aprenda a respetar a sus padres, a sus maestros y en general alos adultos valorando su experiencia y prudencia.

Sepa ejercer la libertad de expresión y pensamiento, valore la de-mocracia y se inicie en la lucha por promoverla.

Tenga nociones básicas de ecología y de la importancia de la pre-servación del medio ambiente, identificando las distintas formas decontaminación.

Enseñar y aprender

Estos objetivos pueden lograrse con una simple preparación dedocentes dirigida específicamente al temario contenido en los 20puntos propuestos. A estos docentes deberá impartírseles directivasclaras, precisas y prácticas. Es muy importante abstenerse de buscarfórmulas de educación complejas, muy teóricas, “hipermodernas”,redactadas en términos demasiado técnicos que con frecuencia sonpoco entendibles para la mayoría, o bien susceptibles de interpreta-ciones antojadizas.

Los métodos de evaluación deben ser sencillos y justos evitandolos caminos sinuosos que suelen distraer tiempo y recursos innece-sariamente. El esfuerzo y la voluntad del alumno deben dirigirse ex-clusivamente a aprender. El trabajo y la dedicación del maestro

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deben concentrarse prioritariamente en enseñar. La escuela es unámbito en donde unos enseñan y otros aprenden en un clima de res-peto mutuo y libertad. La escuela no es una institución democrática:no la gobiernan las mayorías ni sus representantes. Sin embargo lademocracia se enseña y se aprende en ella.

No parecen demasiado ambiciosos los 20 objetivos esencialespropuestos si se tiene en cuenta que deben transcurrir 7 años lectivosde por lo menos ocho meses cada uno para lograrlos.

Ser inflexibles para conseguir los objetivos en su totalidad

Es conveniente ser flexibles en lo que se refiere a la metodologíade la enseñanza. En cambio ser rígidamente inflexibles en lo con-cerniente a los objetivos que deben lograrse. Permitir al docente quedentro de ciertas pautas, elija los recursos pedagógicos en funciónde sus propias preferencias, capacidades y conocimientos.

Planteo ingenuo

Quizás ante la consideración de ilustrados pedagogos mis plan-teos parezcan ingenuos y alejados de las realidades de nuestrotiempo. Sin embargo creo que ante la catástrofe educativa que vivi-mos y el caótico y heterogéneo estado de preparación de los docen-tes, se impone un plan de emergencia educativa, especialmente enel nivel primario. Esta emergencia exige soluciones simples, claras,urgentes, fáciles de implementar y de resultados a corto plazo. Deahí la necesidad de comprometer a maestros jóvenes y a maestrosmaduros en la tarea. La mayoría de ellos abnegados servidores, dig-nos de nuestro respeto.

(*) Estos objetivos fueron concebidos a principios de los ’80antes de que la informática, con más virtudes que inconvenientes,irrumpiera fuertemente en las aulas, aunque por entonces se podíapredecir que lo haría pronto.

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I

Roklin tiene 75 años y al filo de la senectud sabe que le apareceránciertas necesidades muy similares a las que tienen los niños. Poraquello tan manido de que los viejos se parecen a los niños. Es ver-dad. Actitudes, posturas, necesidades y hasta pensamientos infantilesse insinúan en la personalidad del anciano. Pero obviamente con untelón de fondo muy distinto. Las expectativas son amplias, diversas,épicas, en un niño. En cambio, estrechas, acotadas, modestas y re-signadas, en un viejo. Con la experiencia ocurre lo inverso. Reducida,en formación, vacilante y tierna en el niño. Robusta, sólida, magnay omnipresente en el viejo. Éstas y otras diferencias matizan aquellosregresos.

Roklin se mira al espejo y descubre mil diferencias más. Súbita-mente, observando la imagen de su cara, se queda perplejo. Puedecomprobar, como una revelación inesperada, la inocencia, la ternura,la candidez de su mirada. Igual que la mirada de un niño. Una mirada

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E L I N S O M N I O

Cuento del cuento del cuento

pacífica e inmaculada, reflejo fiable del alma. Mira bien y tiene lacerteza de que la mirada, es decir la intención de los ojos y no losojos, es lo que lo conmueve. Porque los ojos vidriosos del viejo, lasarrugas que lo rodean, la flaccidez de los párpados, no son los deun niño. Tiene la percepción convincente de que esa mirada es otraregresión, en este caso, sublime.

II

Roklin, como tantos ancianos, padece un insomnio que en buenamedida le arruina el día. Es su mayor problema ya que no sufre undeterioro físico importante. La artrosis con sus dolores tolerables,la afección prostática benigna, los inconvenientes con la dentaduray necesariamente la reducción de capacidades y habilidades propiade la edad de sus huesos, sus músculos y sus arterias. Como se sabe,todas ellas disminuciones asumibles cuando el intelecto está intactocomo en Roklin.

Las 3 de la madrugada, Roklin desvelado, sentado en la cama conlos ojos abiertos, las sienes latiendo, las piernas inquietas, el pensa-miento nebuloso, elemental y pesado, recorre como un tonto losdestellos que entran por la ventana y dibujan pequeñas superficiesmóviles sobre las paredes de la habitación, escucha un lejano ron-roneo procedente de un gato callejero y otros ruiditos anodinos cuyaprocedencia es imposible identificar.

III

De repente le viene, como si fuera una necesidad primitiva, comoel hambre o la sed, una necesidad infantil acuciante, perentoria. Sumujer, de espaldas a él, duerme a su lado. La mueve dulcemente aun-que con firmeza, para despertarla. Le da un beso en la frente y secerciora de que abra los ojos. Un instante después, con sorpresa, re-

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signación y como preguntando ¿por qué?, Elizabeth se incorpora ymira fijamente a su marido.

– Elizabeth, cuéntame un cuento.

Como un niño que no puede o no quiere dormir, Roklin sientela necesidad de un cuento. Tiene la seguridad de que un cuento con-tado como se cuentan los cuentos destinados a hacer dormir a losniños, será eficaz. Debe ser un cuento sencillo, de muy fácil com-prensión, contado, o mejor cantado de manera monódica y llanacomo se canta por ejemplo un introito en el canto gregoriano. Uncuento que remita a imágenes y sensaciones que acaricien con sua-vidad y ternura, como las caricias que necesita un niño. Una canciónhipnótica convertida en cuento. Pero un cuento, no una canción decuna, más apropiada para bebés y no para un niño de primera in-fancia como el niño que habita el alma de Roklin insomne.

Elizabeth percibe inmediatamente que su marido le implora, nole pide, le ruega con amor, un cuento.

IV

Dos tragos de leche tibia sirven para aclarar la voz somnolientay gangosa de Elizabeth.

– Había una vez … Había una vez un viejito de frondosa barba blancaque vivía en una cabaña de madera en medio de un bosquecillo de pinos cercanoa la aldea. El hombre vivía con su mujer y era feliz. Los dos hijos se habían idolejos y visitaban a sus padres de vez en cuando. Los ancianos tenían una huerta,una jaula con doce pájaros cantores, dos vacas lecheras y un gallinero. Cuatroovejas…

Roklin se estira, queda quietecito, pero no se duerme.

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… que hacían crujir las agujas secas de los pinos que alfombraban el sueloque circunda la casita. El viejo, que era robusto y saludable, tenía un problema:no podía dormir bien. Tardaba en conciliar el sueño y se despertaba varias veces.Un día durante el insomnio, despertó a su esposa y le pidió que le contara uncuento:

Había una vez un viejito de frondosa barba blanca que vivía …………………………………………………………………

Había una vez un viejito de frondosa barba blanca que vivía …………………………………………………………………

Había una vez un viejito de frondosa barba blanca que vivía …………………………………………………………………

Había una vez un viejito de frondosa barba blanca que vivía

Roklin se duerme y sueña que es el único Roklin en el mundo,pero que hay muchos viejitos cuyas vigilias demasiado largas lesarruinan el día.

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I

– “Dijo el payaso que subieran, nomás. Él vuelve dentro de media hora”,dijo el asistente dirigiéndose al matrimonio acrobático.

Un rato antes el payaso miró a lo alto, después los rayos de luzde sus ojos vivaces rozaron la arena. Su mirada se fijó un instanteen un punto del suelo para luego, tras un brusco movimiento, vol-verse hacia la abertura que servía de puerta. A paso marcial, exage-rando el taloneo y con una actitud bastante grotesca, se dirigió a laabertura. La traspuso decididamente abandonando el lugar. Ya enla vereda se cruzó con Carme a quien saludó cabeceando. Unos 200metros más adelante se produjo un encuentro algo más formal conel Duque a quien reverenció y le dio la mano.

Josep Puig i Rosell ejercía de payaso desde sus 15 años. En aquellas épocas animaba fiestas infantiles en su Girona natal.

Hoy, reconvertido en exitoso empresario pero sin abandonar su ofi-cio amado, regentea el célebre circo “Cavalls y Lleons ”, que se ori-

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E L P A Y A S O

(un catalán inteligente)

ginó en Salt y fué comprado por Josep hace 15 años. Es un espec-táculo célebre en toda Cataluña y no tan conocido en el resto delEstado.

En las marquesinas Josep se llama Bufó Bufeta, seudónimo quehace alusión a una gaita con la que trabaja en sus presentaciones.

Ayer Bufó Bufeta cumplió 65 años y al cruzarse con el Duqueen pleno centro de Barcelona sintió – quizás por primera vez – elpeso del tiempo. Fue un tierno aviso de la vida que transcurrió enun instante: al saludar a su amigo extendiéndole el brazo, debió alzarla mirada levemente para encontrar los ojos del Duque. Nunca desdeque lo conocía – 32 años de amistad – tuvo necesidad de hacerlo.Esta insignificancia le hizo tomar conciencia de la pérdida de altura.Su columna ya no se erguía como antes y había comenzado un in-exorable camino de inclinación y achatamiento.

II

La gaita o cornamusa o sac de gemecs (saco de gemidos), pareceuna gran vejiga (bufeta) de cuero, con extensiones.

Josep la utiliza magistralmente como complemento de sus actua-ciones tragicómicas.

Adquirió muy tempranamente el curioso hábito de compensar larealidad con la representación. Cuando su realidad es trágica, él estáalegre e improvisa ingeniosos gags cómicos en la arena. Cuando estácabizbajo y deprimido, sus risotadas estentóreas resuenan en la carpay producen un efecto contagioso en cientos de pequeños que acudena admirarlo. Si un acontecimiento triste golpeó su alma exquisita,redobla el esfuerzo de alegría y concita un aplauso vigoroso y esti-mulante. Por el contrario, cuando Montse, su mujer, es una cataratade buen humor que también lo invade, él desarrolla una acción detrágicos ribetes en el circo y aparece un rictus en su rostro que con-firma la pureza de su estirpe de clown. Si en su casa está alegre yeufórico, sobre la arena camina a paso lento con la mirada dirigida

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frecuentemente hacia abajo y en su cara se dibuja la imagen patéticade la tristeza profunda y casi imposible de resolver.

III

Los gemidos de la gaita son tan útiles en una situación como enla otra. Los auténticos llantos del instrumento acompañan, paradó-jicamente, las representaciones de alegría y los gemidos de tonos os-cilantes como risas, son el complemento de las tragediasescenificadas. Este comportamiento de Bufó Bufeta demuestra suafán por el equilibrio, una sabiduría fundamentada en las compen-saciones y la moderación. Es interesante destacar que el aplauso uni-formemente vigoroso que desata su costado cómico, se transformaen un suave y cerrado batir de palmas cuya fuerza va in crescendo,cuando se trata de premiar su lado trágico: esto crea una atmósferade multitudinaria intimidad entre el público y el actor. Una profundacomunión y complicidad que regocija el alma de Bufó Bufeta ha-ciendo vibrar sus más recónditos rincones. Esta situación es la másplacentera que él pueda concebir y parir. Pero no por ello abusa deeste recurso. Fiel a su filosofía, alterna sin preferencias y de maneraarmónica las actuaciones alegres y las trágicas.

IV

Montse es ama de casa, Jordi – el hijo mayor – es médico hacetres años y la Teresa, dos años menor, estudia piano con una pres-tigiosa profesora catalana. Con cierta frecuencia y aprovechando lasdotes histriónicas de los miembros de la familia, se monta en casade Josep un espectáculo improvisado de Teatro de la Identidad:Montse lava los platos produciendo una percusión armónica, Tereejecuta el adagio de una sonata de Mozart, gime la gaita procurandono entorpecer a Mozart y Jordi, con semejante fondo musical, lee elJuramento Hipocrático en voz alta como para no olvidar los per-

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manentes contenidos éticos de su profesión. Muy profesionalmentehacen coincidir la conclusión del adagio con el fin de la lectura deljuramento. Los platos y la gaita pueden detenerse cuando sus ejecu-tores lo deseen. Todo culmina con una conmovedora escena fami-liar, entre abrazos, besos, risas y alguna referencia anodina a lasvirtudes artísticas de cada uno. En cada espectáculo que se crea, sonconstantes los platos de Montse, el piano de Tere y la gaita de Josep.Varían Hipócrates, Mozart y la inspiración de Josep que improvisaun gemido distinto en cada oportunidad. A Jordi, que es médico decabecera de la Atención Primaria de la Salud, nunca le falta un temageneralmente relacionado con aspectos humanísticos de la medi-cina.

V

A Josep le asaltan cada vez con mayor frecuencia, varios interro-gantes cuyas respuestas están, probablemente, a punto de cambiarsu vida. ¿Dónde está de verdad el auténtico Josep Puig i Rosell: en el circo o encasa? En la arena yo soy una representación. En casa, ¿soy yo o soy tambiénuna imagen de mí mismo? Y la otra cuestión también grave: el equilibrio,la moderación, etc., ¿no son más que la expresión de una mediocridad que hacemermar el sentido de la vida o constituyen la manifestación de una sabiduríaextraordinaria que realza el sentido de la vida? Josep tiene cambiantes res-puestas para cada una de las preguntas y alternativamente varía entrerespuestas reconfortantes: “estoy en el buen camino” y otras decepcio-nantes: “debo cambiar a partir de mañana”.

VI

Últimamente Josep se percató de algo que lo dejó atónito: cuandoel día es luminoso, apacible, cuando una brisa acaricia su rostro y lanaturaleza se presenta esplendorosa y condescendiente, las respues-tas a aquellos interrogantes son decepcionantes y su alma clama por

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el cambio, una crisis pugna por hacer explosión en su espíritu. In-versamente, cuando las nubes lo cubren todo de gris y penumbra,cuando llueve y truena y relampaguea o cuando el viento azota elambiente e incomoda al cuerpo o cuando el frío intenso no hacesencillo el abrigo, él lo siente todo bien y pacífico, se convence deque vive sensatamente, se hincha su autoestima y se convierte en lacriatura más feliz.

Y entonces reflexiona que semejante relación es inherente a sunaturaleza genéticamente equilibrada. Que los estímulos contrariosque le deparó la vida, no alcanzaron para revertir el potente impactode su constitución genética. Hoy piensa así. Mañana dudará de lode hoy y pasado mañana un indicio de angustia oprimirá su pecho yun nudo aparecerá en la boca del estómago. Y así todo el tiempo...Josep vacila, su pensamiento parecería estar montado sobre un pén-dulo de movimiento perpetuo.

VII

Josep odia al dúo “El salt de la mort”, el matrimonio acrobático.Está ahí casi desde que nació el circo y no tiene otra opción quemantenerlo. Por compasión.

¿Quién es Carme? Carme es una fantasía erótica que jamás llegóa consumarse. Si alguna vez se concreta, seguramente servirá paracompensar la decrepitud de la Montse. El Duque es un bohemio,músico, poeta y pintor que vivió y vive una vida desordenada e in-tensa: su amistad es el mayor estímulo contrario que aparece siste-máticamente durante cada cavilación trascendente de Bufó Bufeta.

EPÍLOGO: Tengo la ilusión de volver a ver a Josep Puig i Roselldentro de unos 20 años. Si mi ilusión se hace realidad, prometo noocultarla y dar a conocer el pensamiento seguramente sabio del an-ciano payaso gaitero, un catalán equilibrado.

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El prestigio del sabio le permitía mentir sin que nadie lo perci-biera. Mentiras verosímiles. El sabio era un verdadero maestro

de mentiras y engaños. Era buzo profesional y escritor de plumaimaginativa.Muchas personas se han suicidado sumergiéndose en elmar. Si alguien se adentra en el mar lo suficiente, llega a un puntosin retorno e inexorablemente muere asfixiado.Cuenta el Buzo Sabioque un día pudo comprobar un hecho extraordinario. Un preciososalmón se suicidó. Supongo – dijo – que por una depresión pro-funda a causa de la muerte de su salmona a anzuelos de unos des-piadados pescadores.Pero este hecho que por sí solo tiene la fuerzaconmovedora de un drama enternecedor, no es el aspecto más des-tacado de la historia.No ha de ser fácil para un salmón angustiadoelegir el procedimiento del suicidio. ¿Arrojarse a las fauces de un ti-burón? ¿Lanzarse a toda carrera contra una roca? ¿Pedirle al pez es-pada que lo atraviese? ¿Buscar aguas muy contaminadas?

Todas alternativas demasiado crueles y poco gloriosas, carentesdel deseado heroísmo de un buen suicida.La salmona había sido unacompañera fiel y excelente colaboradora de su salmón. Éste presidía

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E L S A L M Ó N

la Sociedad Intermarina de Investigadores de Adhesivos Secos (unasección de la Asociación Científica Intermarina de Salmones y Tru-chas) y había llegado a semejante posición por ser el descubridor deladhesivo inverso de contacto, elemento que permitió a la sociedad tru-cho-salmónica progresos considerables en diversos aspectos de lavida cotidiana.El salmón había comprobado tras pacientes estudiosdurante 10 años, la propiedad fuertemente adhesiva de las escamasque descamaban periódicamente de su propio cuerpo y del cuerpode su compañera. Con la desinteresada colaboración de la salmonalogró en relativamente poco tiempo, acumular una considerable can-tidad de escamas pegajosas en un depósito secreto cercano al Arre-cife Mayor.Un sencillo procedimiento de trituración y centrifugadoconvierten las escamas brutas en copos muy delgados y secos quepermiten su aplicación sobre cualquier superficie mojada y limpia.Es necesario aplicar unos pocos copos sobre ambas superficies apegar y esperar unos minutos hasta que estén húmedas. Uniéndolasluego con una firme presión, quedan indisolublemente adheridas.Se garantiza una eficaz adherencia durante 5 años bajo correctascondiciones de uso.Al momento de la muerte sorpresiva de la sal-mona, el salmón tenía en su almacén una buena cantidad decopos.Por esa época el pez se percató de que vivía bajo la pista dedespegue de la Compañía Terrestre de Hidroaviones. Una nochemarina, vagando sin rumbo, angustiado, deprimido por la pérdidade su amor, concibió la estrategia de su propia eliminación y la eje-cutó.

Se restregó el lado izquierdo de su cuerpo en el montón de coposacumulados, logrando adherirse una capa gruesa. Rápidamente llegóa la panza semisumergida de uno de los hidroaviones que él sabíaque despegaría por la mañana. Contactó con la superficie de la panzaconsiguiendo afinar la capa aún no suficientemente húmeda exten-dida sobre su lateral izquierdo y extender también una delgada capade su producto sobre una superficie de similar tamaño de la panzadel hidroavión.Al cabo de unos minutos cruciales para el éxito de

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su propósito auto-eliminatorio, ambas superficies adquirieron la hu-medad óptima para el pegue. Entonces tomó impulso a unos 5 me-tros del aparato, corrió y terminó estampado en su panza. Así,firmemente pegado, esperó el momento del despegue por la ma-ñana. Previo un corto carreteo por la pista marina dispuesta en unacala apropiada para tales maniobras, finalmente el hidroavión des-pegó. Al elevarse por los aires diáfanos de un día soleado, el heroicosalmón se emergió en la seca atmósfera. Al cabo de algunos minutosy habiendo recién alcanzado la altura de crucero, el salmón dejó deexistir victoriosamente emergido y pegado a la panza de un hidroa-vión, cómplice necesario del sacrificio.

El cuerpo sin vida encontrado por el Cuerpo de Truchas Vigi-lantes, una vez amerizado el hidroavión, fue remitido a una Morguetrucho-salmónica de la Región, de donde fue rescatado por el BuzoSabio a quien poco le costó reconstruir la historia a punto de partidade los restos de adhesivo inverso de contacto hallados tanto en el lateralizquierdo del salmón como en la panza del hidroavión “Gral. SanMartín”.

Esta bonita historia figura en “Las increíbles aventuras de unmentiroso Buzo Sabio”. Yo ya la conocía porque me la contó unamigo mío, Barón de una noble casa europea que fue el real prota-gonista de los hechos relatados y no el mentiroso Buzo Sabio quetuvo la desvergüenza de apropiársela.

De esta circunstancia acabo de darme cuenta ahora.

NOTA: El hidroavión “Gral. San Martín” ya no opera. La Com-pañía lo utiliza como pontón de recalada de la pista de amerizaje“Nacha Guevara” sita en la rada de un hidropuerto fluvial en lejanastierras sudamericanas.

Este cuentito está plagado de mentiras.

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En escena el ruedo de un circo en el que se ve una gran jaula.Adentro un hombre (H) y una mujer (M) semidesnudos. Sola-

mente tienen un miserable taparrabos que cubre sus vergüenzas.Ambos con esposas en las muñecas y grilletes en los talones, se des-plazan con extrema dificultad. Entra en la jaula un domador (D)blandiendo su larguísimo látigo y dando unos latigazos al aire.

D: Han ofendido mi alma. No una ni dos veces. Decenas. Han pervertido miinteligencia mil veces. (un latigazo suave a cada uno de los enjau-lados). Yo ofenderé vuestro cuerpo. Vuestras carnes sufrirán hasta el lí-mite. Pero no torturaré vuestras almas. (dos fuertes latigazos aambos. H y M intentan brincar sin lograrlo).

H: No me han dolido tus ofensas. ¿Ves?, estoy fresco y rozagante.M: Y yo. No te temo, domador.D: (dando un fuertísimo latigazo en la cara a cada uno). He dicho

que sufrirán hasta el límite y que sucumbirán. Cumpliré mi promesa apesar de vuestra arrogancia.

M: La hinchazón de mi pómulo no mengua la belleza de mi rostro hermoso.

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E L T R I U N F O D E L D O M A D O R

(parodia-sketch)

H: No me importa el dolor. Las llagas serán rasguños suaves y las hincha-zones apenas moretones imperceptibles.

D: (Los mira fijamente a los ojos. Luego recorre ambos cuerposcon una mirada penetrante. Silencio total. Pasan unos segund-dos, se oye el chasquido del látigo. Dos latigazos acompasadosen los lomos de H y M provocan un sordo quejido de cadauno, apenas audible ) Rendirán vuestros cuerpos ineludiblemente.Mi alma destrozada no claudicó en la instancia final. Yo asumo la jus-ticia y... (una tanda de tremendos cinco latigazos sobre los ojosde H y M que D inflige con profesional certera puntería).

H: (con un gesto que intenta llevar ambas manos a los ojos) Acusoel impacto vil.Pero aunque al mirarte apenas distingo un bulto informe, por el edemade mis párpados, estoy entero. No podrás doblegar mi voluntad ni con tuenergía ni con tu sabiduría ni con tu puntería.

M: (a punto de caer, se recupera y mueve la cabeza de uno a otrolado como para dar aire a su rostro inflamado). Estás vacilante. Tu dureza es tan sólo una máscara que oculta tu duda,domador de severidad aparente.

D: (se ilumina su cara con una sonrisa de autosuficiencia, de con-fianza y seguridad en sí mismo ). Han comenzado ambos el inexo-rable camino de la podredumbre de la carne. Del derrumbe. Y laherrumbre de esposas y grilletes. Podridos los cuerpos y oxidados los hie-rros, serán testigos elocuentes de mi triunfo. Mueran malditos. (una bru-tal seguidilla de veinte latigazos a cada uno se alternan portodo el cuerpo de H y por todo el cuerpo de M. Caen amboscuerpos uno sobre el otro en medio de la jaula. Desde el suelo,con un hilo de voz, se oye una letanía final):

H y M: Nos venciste. Nos venciste. Pero volveremos, volveremos. Has triunfado.Has triunfado. Tu triunfo será efímero. Efímero será tu triunfo. Sucum-birás, odiado domador, odiado domador. No eres la omnipotencia. Sa-bemos que representas la CONCIENCIA. La

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CONCIENCIA. (H y M relajan sus cuerpos moribundos altiempo que se oye el ruido de esposas y grilletes golpeteandoel suelo.)

D: (pone su bota derecha sobre el cuerpo superior, da dos lati-gazos al aire, mira al público, luego a la masa humana bajo suspies, otra vez al público y con gravedad pregunta)¿Sabéis quiénes son éstos? ¿Éstos que ofendieron mi alma y pervirtieronmi inteligencia? ( mira a los cuerpos exánimes) Digan quiénes son.Viles, revelen vuestra identidad antes de fallecer.

H: Yo soy la FALTA DE RESPETO.M: Y yo la MENTIRA.

(ambos cuerpos comienzan a pudrirse y los metales a oxidarse.Un olor acre invade la sala).

Telón

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Esta crónica es la crónica de una utopía. El lugar es un lugar co-munitario, una sociedad imperfecta que trabaja continuamente

como las hormigas, para mejorar. Es una utopía. En esta tarea, lamás gratificante que pueda concebirse, la gente encuentra la felici-dad. Una satisfacción que se sustenta en lo que se consiguió peroque se mantiene viva y se hace plena por lo que se está logrando. Esdecir por el trabajo, el esfuerzo, la actividad, la vida. Por esto, los ha-bitantes del lugar combaten el sedentarismo, el desinterés, la faltade curiosidad y la falta de inquietudes. Por lo mismo promueven lainvestigación, la lectura, las artes, los deportes, la cultura.

Una crónica de semejante lugar no es sencilla si se pretende abar-car y comprender los múltiples aspectos que la constituyen.

Opté por una crónica-collage que me permitió una libertad de laque difícilmente hubiera gozado con una narración convencional,lineal y ordenada. Me permitió también sobrevolar el lugar sinrumbo, otra ventaja, ya que prescindí de las cartas de navegación,muchas veces de difícil interpretación para el piloto.

Un vuelo de pájaro sin profundizar, pero procurando un vistazoa casi todo. La crónica del lugar está llena de lugares comunes por

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E X I S T E U N L U G A R

crónica – collage, una utopía

P R Ó L O G O

la ligereza de sus observaciones. Se mezclan categorías, niveles decomplejidad. Un collage suele ser muy heterogéneo y tiene la carac-terística de comprimir en un espacio relativamente reducido, unagran cantidad de sugerencias. Sugerencias que suelen repetirse aquíy allí sobre la superficie del collage, a veces con sutiles diferencias.Estas condiciones permiten que el lector imagine y profundice a suplacer, desarrolle o no lo que ocurre en materia de salud, de educa-ción, en el terreno político, en relación a los principios morales, etc.Se busca que cada lector haga la dimensión de la crónica según supreferencia, sus conocimientos y su disposición a pensar.

Si la mezcla puede impresionar como algo inapropiado, tengo laesperanza de que durante el curso de la lectura de la crónica, el lectorvaya habituándose y no le resulte chocante.

El texto, voluntariamente anárquico, constituye una utopía. Den-tro de esta utópica perfección moderada, caben las escasas ficcionesque son símbolos que pretenden sugerir más allá de lo que explici-tan. La crónica oscila entre lo general y lo particular sin un orden ouna organización sistemática de las ideas. Se refieren ciertas nimie-dades que tienen la capacidad potencial de convertirse en importan-tes. De lo doméstico a lo político. Del mundo de las emociones aldel pensamiento. Todo cupo en este lugar que existe pero no existe.No está, pero es. La fuerza de su existencia es comparable a lo ca-tegórico de la creencia del creyente para quien Dios existe aunqueintangible.

CRÓNICA

Existe un lugar en el planeta que es todos los lugares. Un millónde hectáreas en las que confluyen todos los continentes. El visitantepuede contemplar todos los paisajes y la flora y la fauna son las másricas y diversas del mundo. Conviven todos los ecosistemas, todaslas especies de plantas y animales están comprimidas en espacios re-ducidos. Un día cualquiera, en cualquier estación del año, uno puede

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caminar desde un área de altas temperaturas a otra de frío intenso ysentir, andando, la lluvia, la nieve, el granizo, el viento.

Prevalece una conciencia depredadora indulgente y casi respe-tuosa que evita la extinción de muchas especies. Si la conducta delos predadores fuera desenfrenada y salvaje, la brutal extinción delas especies más vulnerables, empobrecería la diversidad y rápida-mente desequilibraría la armonía universal del lugar. El hombre dellugar mataba solamente para comer. Eran escasas las prendas de pielporque procedían de las muertes necesarias. No matábamos indis-criminadamente y cuidábamos el medio ambiente.

Si crecieran los desiertos, invadirían sin piedad los escasos espa-cios verdes fértiles. Si calentáramos la atmósfera y no frenáramosdrásticamente la polución, el cambio climático podría sobrevenir enpoco tiempo y poner en peligro el lugar.

El hombre del lugar explora el fondo del mar que baña las costasy como la navegación y la pesca están reguladas, no se alteran lossistemas subacuáticos.

Los animales y el hombre se saludan entre sí con sonidos diversosy a veces pintorescos y amables. Saludan también las plantas y unleve movimiento de rama es posible que sea un buen día de lo máscortés. El buenas noches de la imponente sequoia, por ejemplo, sueleconvulsionar el entorno por lo aparatoso y grandilocuente, perosiempre todo vuelve a la normalidad en un momento.

La hiena se ríe del lobezno que llora, pero en pocas ocasiones selo come. El hombre mata al hombre en raras situaciones de extremagravedad: por ejemplo, para evitar que le roben al bebé o cuandohay riesgo inminente de destrucción de una indispensable huertapara comer. En estos casos el homicidio no se considera delito.

Sobrevuelan el lugar los aviones en horarios regulados para res-petar la tranquilidad de los habitantes y evitar el desbande de avesmigratorias.

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Se clasifican y procesan los desperdicios. La basura, reciclada enplantas no contaminantes, economiza recursos para la producciónde energía, suplementa los abonos, contribuye a preservar la atmós-fera, la tierra y el medio subacuático de mares y ríos.

Se diría que hasta los insectos tienen conciencia ecológica. Algu-nos piensan que los microorganismos del lugar colaboran aún sinproponérselo.

Los decibeles están controlados en espacios abiertos como enrecintos cerrados.

Hay contenedores para clasificar la basura por todos lados ynadie tira ni un papelito fuera de los recipientes habilitados.

Los delitos graves casi no existen y los más leves están limitadosa ciertas áreas reducidas. Funciona la justicia. Los jueces fundamen-tan sus sentencias con la ley en una mano y en la otra el buen criterio,el interés general de la sociedad, la experiencia.

Gobierna el lugar un sistema democrático parlamentario. Se al-ternan en la presidencia del gobierno tres partidos políticos que con-viven en armonía. Se debaten ideas, estrategias políticas y accionesconcretas, no se producen luchas cuerpo a cuerpo ni agresiones odescalificaciones personales en el campo político.

Los discapacitados síquicos alcanzan un nivel de educación pri-maria adaptado. El 100% del resto de la población completó el nivelsecundario y de éstos el 50 % alcanzaron el nivel terciario.

No hay desempleo. A partir de los 70 años la gente puede seguirtrabajando. La persona asume responsabilidades laborales deacuerdo a su condición física y sus capacidades psíquicas. Es decir

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que las características de la tarea van variando a medida que se en-vejece y en función del deterioro. Por el trabajo posterior a los 70años se percibe una remuneración promedio de lo que se cobró enlos últimos 15 años y se tienen los mismos derechos y obligaciones.Cuando sus limitaciones le impiden seguir trabajando, la persona seretira de la vida laboral percibiendo una pensión que le permite man-tener su nivel de vida y que complementa los servicios de protecciónque a partir de ese momento le ofrece el Estado.

Existe un acceso universal e igualitario a los servicios de salud.La investigación, el desarrollo y la innovación en todos los camposde la economía se estimulan prioritariamente.

El deporte es un hábito generalizado desde la infancia hasta lavejez.

Existen más ordenadores que habitantes: aproximadamente 1,5por persona.

La mitad de la población es atea. La otra mitad profesa tres reli-giones monoteístas a cuyas comunidades religiosas pertenecen unnúmero similar de personas.

Florece el teatro. El arte contemporáneo es digno sucesor delarte de épocas anteriores y no es objeto de maniobras especulativasque lo desnaturalicen. Quizás por sus características, la música es la

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expresión artística más difundida. Hay música por todas partes, paratodos los gustos, creada e interpretada por compositores e intérpre-tes muy diversos.

La gente no quiere morirse, pero cuando le llega la hora y la parcase distingue como una silueta en el horizonte, la persona se resignay suele convocar a los jóvenes próximos para transmitirles un men-saje. El promedio de vida es de 82 años y por lo tanto es poco fre-cuente que se muera un joven. El joven moribundo suele convocara los ancianos próximos para que lo consuelen cuando ya no tieneremedio.

El saludo y el agradecimiento se observan permanentemente entodo lugar del lugar. El hombre, los animales, los vegetales se salu-dan y agradecen entre sí. Prevalece el respeto. Un trébol, una libélula,una hiena, una ortiga, un salmón o un roble son igualmente gentilesy nobles. Cada cual dice buenos días y gracias en un idioma distintopero que todos comprenden.

Se respeta a los locos y se los atiende. Los locos son pocos.

Se ahorra agua y un 70 % de la energía es eólica.

Los profesionales de mayor prestigio son los jueces y los médicosde cabecera.

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La mayoría está de acuerdo en que el ejercicio de la actividad se-xual es uno de los placeres del hombre y de la mujer del lugar. Aúnpiensan de esta manera casi todos los fieles de las tres religiones,cosa que los pone incómodos ante las jerarquías confesionales. Laprocreación se planifica racionalmente con criterio demográfico. Noestá prohibida la prostitución pero no existe.

Hombres y mujeres gozan del café con leche y del chocolate yde muchas exquisiteces de amplia aceptación que se sirven en res-taurantes y cafeterías limpios, iluminados y hermosamente decora-dos.

Es muy bajo el consumo de psicofármacos y los antidepresivosse reservan para las grandes catástrofes. Todos tienen conciencia delahorro de ansiolíticos e hipnóticos. Son excepcionales los juicios deresponsabilidad médica. Y casi inexistentes las demandas por malapraxis en otras profesiones. Los ingenieros y arquitectos son res-ponsables y vigilan celosamente la utilización de materiales aptos ensus obras.

Los escritores no escriben cualquier cosa baladí. El periodismoes mesurado. La conducta de las masas en las grandes concentracio-nes es ejemplar.

La disciplina es un valor importante en los cuerpos militares y deseguridad pero no aniquila el espíritu crítico de sus integrantes.

Se trata de usar material reciclado y se evita el plástico en lo po-sible.

Se tiende a la vivienda independiente y unifamiliar con jardín. Elhogar es un santuario de amor compartido.

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Se respetan la voluntad y las necesidades del otro. Hay cartelesindicadores de peligro en todos los lugares públicos, aún en losmenos frecuentados. La señalización del tráfico es óptima.

Predomina la lactancia materna y no está bien vista la lactanciaartificial a menos que sea inevitable. Se estimula el consumo de lechede cabra y de oveja. El consumo de leche de vaca es muy alto y todosbeben leche una vez por día por lo menos.

Todos, sin excepción, respetan las velocidades máximas en ca-rreteras, autopistas y calles. A nadie se le ocurre circular en cochesin el cinturón de seguridad.

Los parques y jardines públicos están impecablemente cuidados.Son maravillosos y los hay para todos los gustos y menesteres. Pai-sajistas, jardineros, botánicos y otros especialistas se reúnen perió-dicamente para embellecer aún más esos lugares del lugar. Casi nohay espacios disponibles en la gran ciudad para otros jardines. Losmonumentos públicos son obras de arte universalmente ponderadas.Hay estatuas de intelectuales, estadistas, científicos, artistas y milita-res. Las estatuas de deportistas se agrupan todas en la gran Plaza delDeporte de la ciudad de tal manera que esos hombres y mujeres,desde el bronce, contemplan la práctica del deporte que les dio lagloria.

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La dieta de la población es variada, sana, armónica, equilibrada yprácticamente no se ven obesos. No existe entre los habitantes dellugar, la bulimia ni la anorexia.

No existen los cigarrillos. Fumar en pipa es un hábito y un arte.En el Club de Hábiles Fumadores de Pipa del Lugar se organizantorneos periódicos de mayor permanencia de pipa encendida. Existeuna rivalidad cortés entre este club y el Club de Expertos Fumadoresde Pipa del Lugar a quienes les tiene sin cuidado el arte del encen-dido prolongado y prefieren destacar todos los aspectos sociales delhábito. Son escasos los fumadores de puros quienes en general votanal partido de la izquierda moderada, una social-democracia moderna,no agresiva y solidaria aunque audaz en sus propuestas de cambio.

A los establecimientos de enseñanza los alumnos van a aprender,los maestros van a enseñar y nadie se sale de su rol. Son tácitos losdeberes y obligaciones de cada uno. El sistema de evaluación de co-nocimientos es estricto, bien diseñado y aceptado con el beneplácitode todos. Las infraestructuras y el equipamiento de los institutoseducativos son modernos, de la más alta tecnología en la materia yse mantienen de acuerdo a un plan meticulosamente pensado.

Se cuidan permanentemente las cloacas y desagües. Existe un sis-tema de bombeo en las ciudades para ser activado en caso de inun-dación cuando las aguas aún no ocasionan importantes daños.

El nivel de smog está muy por debajo del que se considera tóxico.

Hay una manía popular por los mapas. Mapas murales de lugaresde todo el mundo en las calles, en las plazas y especialmente en lasparedes de los vestíbulos y andenes del metro que prácticamenteestán tapizadas por mapas. No están agrupados según ningún crite-rio y pueden verse mapas de distintas características y escalas. Haymuchos mapas en Braile y es habitual que los ciegos – no muy nu-merosos – acaricien muros con curiosidad e ilusión.

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Las ciudades del lugar son el reino de las bicicletas y en las zonasrurales es muy común ver a jinetes circulando por sendas especialespara caballos. ¡Qué hermosas lucen algunas cabalgaduras finamenteenjaezadas! ¡Qué monturas impecables y bien acomodadas a losculos de los jinetes! Equinos pulidos y cuidadosamente peinados.

El lugar no es un país industrial, pero tiene industrias pesadas y livia-nas. Tampoco es una potencia agropecuaria pero el grado de desarrollodel sector es alto y están destinadas a la actividad miles de hectáreas.

Los servicios públicos y privados son de excelente nivel y suficien-tes para atender a la población estable y tienen la flexibilidad necesariapara cubrir contingencias estacionales o eventos extraordinarios.

El desarrollo económico es armónico, diverso y equilibrado (lasmismas condiciones de una buena nutrición). En el lugar se aplicaun plan económico que previamente se concibió y en cuya elabora-ción hubo una amplia y representativa participación.

Los sistemas públicos de transporte colectivo son eléctricos. Lagasolina y el gasoil están desapareciendo rápidamente de los motoresde vehículos y reemplazados por propulsores más económicos y másrespetuosos con el medio ambiente.

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En los puertos pequeños se pueden ver gran cantidad de velerosde variado calado. Hay pocos yates. En aeropuertos pequeños y me-dianos proliferan los planeadores. El aladeltismo, el parapente y elvuelo en globo son prácticas populares.

En la Plaza Mayor de la ciudad capital del lugar existe una granhorca con su patíbulo. Hace 150 años se ahorcó allí al último delin-cuente. No obstante la ley vigente contempla el ahorcamiento paraciertos delitos con determinados agravantes. El verdugo, siemprelisto, verifica cotidianamente el deslizamiento del nudo sobre la soga,en un rito público presenciado ordinariamente por unas decenas depeatones. El gasto que requiere el mantenimiento de la horca, in-cluyendo el sueldo de los verdugos que se turnan, el jefe de verdugosque los coordina y otros elementos del equipo como teléfono, or-denador, vestimenta especial, capuchas, etc., es duramente protes-tado por la plataforma anti pena de muerte por cierto minoritaria,pero en crecimiento. El suelo del patíbulo luce lustroso y las baran-das cromadas brillantes; estos detalles constituyen un atractivo tu-rístico por lo insólito y un factor que irrita aún más a los de laplataforma.

El lugar importa olivas. En otras épocas la producción de olivasera suficiente para proveer al mercado interno de aceitunas verdesy negras y destinar una parte a la fabricación de aceite muy utilizadoen el lugar desde siempre. Hoy ha subido la demanda de ambos pro-ductos por el crecimiento demográfico y el cambio en los hábitosde consumo y ha caído la producción en términos relativos. De ma-

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nera que la producción actual se destina totalmente a la elaboraciónde aceite. Los proveedores externos encuentran en el lugar un con-sumidor exigente de aceitunas de alta calidad.

“Perro que ladra no muerde”, piensa la policía del lugar. Policíamuy profesional que en toda circunstancia recurre a una conductaprudente y una actitud mesurada ante la gente en general y ante elperiodismo. Los periodistas que se especializan en noticias policialesviven debatiéndose entre la tentación del sensacionalismo y el recato.En cuanto la policía detecta un gesto acosador, viene la advertenciay las relaciones recuperan un cauce moderado y respetuoso. Al perroque ladra, la policía solamente dedica un esfuerzo relativamentemenor ya que las consecuencias de sus delitos son leves. En cambioconcentra sus recursos en la detección y detención de los perros queno ladran, porque ellos sí muerden y por lo tanto ocasionan perjuiciosimportantes. Por estos motivos los delitos graves del lugar están ade-cuadamente controlados y son raros los hechos de sangre. Las estafasgigantes no existen, la conciencia social las evita. Las pequeñas estafasson penalizadas firmemente en relación con un espíritu de vergüenzaajena por parte de jurados y jueces y en estricto cumplimiento de laley. En general no se discute si la pena debe tener o no un objetivodisuasivo o si su dureza depende de la gravedad del delito o del perfildel delincuente. Las condenas parecieran regularse en función detodas esas consideraciones y algunas otras más específicas. El pesorelativo de esos factores depende del caso en particular. Todos res-petan a la justicia y la justicia del lugar respeta a la gente.

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No hay perros vagabundos. Las personas no abandonan a susmascotas y todo animal doméstico lleva un chip que lo identifica.

Los vecinos conviven en armonía con los vecinos. Ruidos, basura,actitudes antisociales, ejemplos inconvenientes para menores, no sonproblemas. Hay vecinos más solidarios que otros. Estas diferenciasson inherentes a la diversidad de almas que conviven en el lugar.

Imposible decir con fundamento si las infidelidades matrimonia-les son frecuentes o no. Las encuestas sociales evitan este tipo depreguntas. La intimidad no se invade y muchos consideran estanorma social un tanto exagerada ya que se cumple a rajatabla. Todosse casan en el Registro Civil antes de irse a vivir en pareja. Este há-bito es un indicativo más del afán de orden burocrático en el queestán educados los habitantes del lugar. Para casarse no se hacen or-dinariamente especulaciones económicas o de otra índole, simple-mente resulta intolerable que la convivencia con todas susconsecuencias comunitarias, no esté adecuadamente registrada.

La cuestión referida a la magnitud del gasto en burocracia, es untema recurrente de discusión tanto en el seno de los gobiernos quese suceden en el poder, como de organizaciones privadas e indivi-duos. Todos aceptan que la burocracia es indispensable en su justamedida. Menos burocracia provoca un déficit en el ordenamientode las actividades comunitarias, en las estrategias de organización yen la planificación de políticas superadoras. Más burocracia implicaun despilfarro inaceptable de recursos humanos y económicos ypuede aumentar el riesgo de corrupción. Se apuesta a una formaciónapropiada, de alto nivel administrativo, en todos los cuadros con res-ponsabilidades burocráticas directivas.

No hay cables aéreos en áreas urbanas ni rurales. El cableadosubterráneo supuso una inversión muy cuantiosa y la resolución de

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conflictos difíciles por la necesidad de intervenir en propiedades pri-vadas con los consiguientes perjuicios. La certeza generalizada deque los cables aéreos son contaminantes del medio ambiente, hizosuperar fácilmente la mini crisis desencadenada por la agresiva po-lítica del gobierno para conseguir el objetivo. Se están destinando fon-dos cuantiosos al estudio e investigación de macro sistemasinalámbricos que puedan reemplazar al cableado. Hay una gran ex-pectativa en este asunto por la proyección económica y social que im-plica. Se conciben logros que otrora hubieran sido utópicos y la ilusiónde que a mediano plazo la sociedad dé un salto cualitativo gigantesco.

Con esta misma expectativa e ilusión se estimula la investigacióngenética, de biología molecular, de nuevos materiales y en nanotec-nología. Se piensa en la aplicación de los nuevos conocimientos a lamedicina, a la industria alimentaria y en todos los campos que inci-den directa o indirectamente en la calidad de vida y en la transfor-mación superadora de la vida humana.

Un capítulo muy especial es el de las investigaciones espaciales.En esta materia las discusiones son muy frecuentes y profundas. Sepercibe que las diferencias de pensamiento y opinión entre expertoscalificados son amplias. Esta circunstancia se debe al hecho de quese desconoce mucho más de lo que se sabe. A pesar de progresosextraordinarios y crecientes. Las cuestiones espaciales se relacionancon el mundo de las creencias, de la percepción de la naturaleza, elorigen, destino y organización del universo y esto contribuye tam-bién a profundizar los disensos.

Los psicólogos no atinan a explicarse la tasa levemente crecientede suicidios en el lugar. No hay presiones claramente demostrablesen ningún ámbito de la vida social del lugar y el nivel económicomedio es alto. Si se estudian los factores causales puede determinarseque hay un porcentaje muy similar de suicidios por depresión en-dógena, por manías obsesivas, por mitomanía y otras neurosis. Por

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psicosis y demencias de distinto carácter. Existen obviamente otrosvarios grupos etiológicos pero de ínfima incidencia en el lugar. Pre-ocupa el hecho de que en un porcentaje importante no puede esta-blecerse con claridad la causa. Está en curso un estudio enprofundidad de este tema y en cuanto se haya llegado a una conclu-sión, la daremos a conocer mediante un anexo a esta crónica.

Las niñas usan vestiditos graciosos aún para las tareas más coti-dianas. Hay una tradición curiosa que propicia una especie de sanay divertida competencia entre compañeritas o vecinitas. Este hechoaparentemente trivial, tiene consecuencias interesantes. Es el germende la elegancia de las mujeres del lugar. Elegancia en la que no sola-mente interviene la indumentaria y sus complementos sino tambiénciertas actitudes y gestos. Movimientos elegantes para caminar, parasaludar, etc., gestos delicados y graciosos en el curso de una conver-sación o en circunstancias no coloquiales como conferencias, exá-menes, discursos, debates. La elegancia de las mujeres mayores, conflojeras, entraditas en carnes, contra curvas, arrugas, rigideces, no seagota en un peinado de peluquería. Ellas procuran conservar ciertaslozanías de juventud y capitalizan la experiencia en trucos que suelenimpactar y que las rejuvenece.

En cada ayuntamiento del lugar existe un Consejo HonorarioMunicipal de Ancianos, una de las muchas consecuencias de la con-sideración de que gozan los viejos. Estos consejos son un canalapropiado para que las personas experimentadas puedan hacerse es-cuchar. Entre otras tareas, elaboran informes de asesoramiento a losorganismos del gobierno municipal y con cierta frecuencia, de ma-nera honoraria, también a instituciones privadas como ONG y otrasasociaciones sin fines de lucro. La gente no solamente no discriminaa los ancianos, los protege, los admira y da crédito a sus opiniones.Se respetan sus ideas y los jóvenes abrevan en el pensamiento de losviejos en quienes estimulan la actividad intelectual. Hay una protec-ción familiar eficiente para la mayoría de los ancianos. Los que no

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gozan de esta protección viven en las Casas para Ancianos sosteni-das conjuntamente por el Estado y aportes privados voluntarios.Entre otras actividades, es interesante destacar el recibimiento de lavisita cotidiana de contingentes de niños que interactúan con losdueños de casa en esas instituciones, los acompañan, les preguntan,los acarician y les reactivan la ilusión por la vida. Ya, tras una largaexperiencia, no caben dudas respecto del mutuo beneficio que seobtiene con estas visitas. Por eso se están organizando muchos an-cianos que viven en un mismo barrio para reunirse en una sede ade-cuada todos los días durante unas horas y recibir visitas similares alas de las Casas para Ancianos.

Los hombres y mujeres del lugar son asiduos concurrentes a mu-seos, exposiciones y galerías de arte. Llama la atención de extrañosuna extraña costumbre que tienen los visitantes: dialogan en voz altacon las obras de arte. Lo más extraño y extraordinario consiste enlas ideas y opiniones que emiten las pinturas o las esculturas. Suelenser elaboradas y profundas respuestas a inquietudes de los observa-dores. Son sonidos emitidos en una frecuencia audible solamentepor el interlocutor en cuyo aparato de la audición las voces de loscuadros, de los bronces y de los mármoles se amplifican. Siemprehay un hilo musical en las salas para contribuir a no dar la impresiónde estar dentro de un manicomio.

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Los puentes y viaductos son extraordinarias obras de ingeniería.En todos los casos son también obras de arte. Los obras antiguascon sus leones, columnatas, arcos, portales, ángeles, bajorrelieves ylas contemporáneas de formas estilizadas, curvas complejas, mate-riales diversos con los que se configuran espacios en los que el tran-seúnte se integra al paisaje y en el que participa el curso de agua o ladepresión amplia y profunda subyacentes.

Los ataúdes son sobrios. La vajilla es siempre sencilla. Los coches son mayoritariamente medianos. Las joyas de las elegantes mujeres son escasas y austeras.

Los estrenos de una obra de teatro o de una obra musical suelenser acontecimientos que superan el mero hecho novedoso. Sonoportunidades aptas para intercambios fecundos entre los concu-rrentes. Las tertulias en cafeterías y restaurantes que se organizan ala salida, constituyen eventos culturales tan importantes como losque las originaron.

Hace más de 10 años que en el lugar no se produce un accidentelaboral. Las medidas de seguridad industrial en fábricas, obras y em-presas en general son estrictas, producto de estudios locales. Losprofesionales que se dedican a este tema, técnicos y licenciados enseguridad en sus distintas especialidades, gozan de gran considera-ción social y son muy bien remunerados. Existe un entendimientofácil entre las organizaciones empresariales y sindicatos obreros enla materia. Los empresarios suelen aceptar directamente las propues-tas de los trabajadores y muchas veces son las mismas empresas querenuevan espontáneamente sus sistemas. En general es baja la con-flictividad entre empresarios y trabajadores. Los gobiernos propician

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pactos sociales frecuentes que se van perfeccionando y adaptando alas situaciones en permanente cambio.

Se está logrando en el lugar el más importante equilibrio políticoreclamado insistentemente por la ciudadanía de muchas maneras ydesde hace mucho tiempo.

Por ejemplo, una adecuada interpretación del voto en eleccionesde distinta índole, permite deducir que de manera constante, los ciu-dadanos esperan y reclaman de los políticos sensatez, austeridad,idoneidad, honradez, espíritu de servicio. Los gobiernos, en todossus niveles, municipal, regional y estatal, son estructuras administra-tivas y políticas. En relación con su carácter administrativo se suelenllamar Administraciones (para enfatizar esta función) y fundamen-talmente lo que se espera en este sentido es una actuación que con-ciba a la economía como la ciencia y el arte de administrar consensatez los bienes que siempre son escasos. En relación con la funciónpolítica de los gobiernos, se espera que el objetivo permanente y prio-ritario de su actuación sea el bienestar del pueblo, la atención de lasnecesidades básicas y de aquellas que van surgiendo como conse-cuencia del desarrollo de la ciencia y la tecnología, el cuidado de laconvivencia, la promoción del espíritu comunitario y el respeto a losindividuos. El bien común. Todos tienen bien claro que los gobier-nos tienen una doble función: la administrativa que debe cuidar eldinero público y los recursos de que dispone el Estado y en segundotérmino, la función política en relación con el bienestar general. Unindicio elocuente de que en el lugar se está transitando por la buenasenda es el hecho de que los dirigentes políticos van comprendiendocada vez mejor la relación apropiada entre sus responsabilidades ad-ministrativas y políticas. También se nota que estos dirigentes en-tienden los beneficios de limitar su permanencia en el poder, de laalternancia de las fuerzas políticas en el ejercicio del gobierno, de lapluralidad del pensamiento de la ciudadanía que suele pretender una

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consideración sectorial, a veces corporativa, adecuada y proporcio-nada, en los órganos colegiados de representación.

En primavera se organizan competencias de flores. Comercian-tes, algunas reparticiones públicas y particulares presentan arreglosflorales diversos. Desde pequeñas obras de arte, algunas miniaturas,hasta jardines colgantes en casas, espacios públicos o en las zonasrurales suburbanas. Se constituyen jurados por categorías y se otor-gan premios muy codiciados. Los campeones son invitados con fre-cuencia a los establecimientos educativos a explicar las ideas, lastécnicas y demás facetas de sus composiciones.

No hay mieles de baja calidad en el lugar. La apicultura ha llegadoa un grado de desarrollo óptimo. Todos los apicultores tienen esta-blecimientos de calidad similar y la miel y la jalea real son consumi-dos con gran beneplácito y beneficio por personas de todas lasedades.

Para referir la excelencia de las industrias alimentarias del lugarse necesitaría un libro. Baste decir aquí que no existe en el lugar ali-mento envasado o fresco que no haya pasado por los más estrictoscontroles sanitarios y de calidad.

En el lugar la industria farmacéutica está obligada a cumplir lasnormas que aconseja la OMS y las que inspiradas en informes cien-

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tíficos fiables, dicta el gobierno. Esto reduce la cantidad de medica-mentos a unas 10 veces menos que en otros lugares del mundo.Estos medicamentos son suficientes para el tratamiento de todas lasenfermedades tributarias de terapéuticas clínicas.

Había una vez en el lugar una viejita de cara ingenua, de hablarpausado y bajo, de delicados gestos, de un aspecto que concitaba laconfianza de todos. Una viejita que se hizo popular por su valentía.Había sido nadadora y a sus 78 años salvó la vida de un bañista im-prudente. Cuando se descubrió y se probó que la viejita era una ase-sina que había envenenado a 5 personas, el juez la condenó a morirahorcada. El presidente le conmutó la pena por la de reclusión per-petua. Murió en la cárcel a los 96 años. Escribió, arrepentida, dos li-bros durante su cautiverio. Libros que son de lectura obligatoria enla enseñanza secundaria por la sabiduría de sus mensajes. Quienquiera leerlos, los podrá adquirir en cualquier librería del lugar. Delo maligno y abyecto puede surgir algo sublime y noble.

Los inspectores de aduana del lugar son profesionales insobor-nables y gozan de gran prestigio. La más leve claudicación les signi-fica un duro castigo y la vergüenza pública.

Los auditores, públicos y privados, los de todas las institucionesde control de calidad, son también personajes respetados. La másmínima debilidad detectada en cualquiera de ellos, es suficiente parasanciones severas y la vergüenza pública.

La consigna constante en un estadio de fútbol ante una mala ju-gada es: “ Que mejooores, que mejooores...” y el premio ante un golbonito es un aplauso estentóreo voceando el nombre del héroe cir-cunstancial. Pero un buen jugador de fútbol no es un héroe. Es undeportista talentoso y hábil y así lo comprende el futbolista, el diri-gente deportivo y la gente.

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Las tareas domésticas son tradicionalmente responsabilidad fe-menina. Pero en el lugar es creciente la contribución masculina. Porejemplo, en la cocina. Son cada vez más los esposos-cocineros y loshijos-aficionados al arte culinario.

La atención de los hijos pequeños es una tarea que concita la par-ticipación cada vez mayor del hombre.

Parece inevitable a la luz de la experiencia, que el acto de comersea un ritual que supera la mera función alimentaria en el hombremoderno. En el lugar se comprende que comer es un hecho socialrelevante. De aquí la preocupación de convertir esta actividad enalgo fecundo, delicado, placentero.

Si es cierto que muchas de las rencillas matrimoniales se moderano resuelven en la cama, no es menos verdad que muchos conflictosfamiliares se solucionan en la mesa. La mesa suele ser también unlugar donde se pacta, se llegan a acuerdos, se intercambian ideas.Ocurre como si la satisfacción del hambre favoreciera el espírituconciliador. Como si la compulsión a quedarse sentado para comer,evitara la tentación de rehuir del acuerdo. En el lugar se llaman“Conferencias para la paz” en forma genérica a las reuniones desti-nadas a resolver conflictos de distinta índole. Estimulantes banque-tes preceden o anteceden o ambas cosas, a estas conferencias.Muchas veces lo conversado durante la comida es el núcleo básicodel acuerdo que se alcanza.

En el lugar se estimula la navegación a vela y el remo. Aparte susposibilidades como competencias deportivas con sus virtudes, tantola navegación a vela como el remo son actividades forjadoras del ca-rácter de niños y jóvenes. La navegación a vela enseña a convivir enun espacio reducido compartiendo derechos y obligaciones. Palpi-tando muy estrechamente las consecuencias de una buena o malaactuación propia, poniendo de relieve de manera ineludible e im-pactante, las consecuencias de la responsabilidad asumida por unomismo y por los demás. Las experiencias se viven en un entorno di-

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dáctico. El mar es un maestro. La inmensidad del mar con sus mis-terios, con sus cambios, sus colores, su textura cambiante, su furia,su calma. El mar insolente y dócil a la vez. El mar que es un incen-tivo para la imaginación y para la fantasía. Que de manera irrespe-tuosa hace sentir la cercanía del mundo subacuático pero no permitevivirlo fácilmente. Y cuando se accede a las maravillosas profundi-dades, son muchas las dificultades y el horizonte estrecho. El mares un maestro que nos enseña, nos exige, suele castigarnos y moldeanuestro espíritu, modera nuestras emociones.

El velero es también un recurso para exaltar las virtudes del si-lencio y la quietud. En la cubierta de un velero, una noche de lunallena, apacible y despejada, cuando las aves no vuelan y solamentealguno comparte nuestras sensaciones, es posible escuchar el silenciovirtuoso y sabio.

El remo es una actividad solitaria o compartida por pocos. Re-montar un río o un arroyo en una sencilla embarcación a remo, cons-tituye también una experiencia valiosa. La contemplación del paisajecostero de vegetación densa o rala, de playas o montañas. Un paisajeque puede ser cambiante o monótono, la posibilidad de desembar-cos fáciles, de caminatas terrestres. El remo es una pasión en el lugar.Todos los niños aprenden a remar en la escuela. Es también un re-curso para estimular el espíritu de aventura, el desarrollo de habili-dades de supervivencia, la inquietud por el conocimiento de lanaturaleza y el aprendizaje de las vastas aplicaciones prácticas de losrecursos naturales al alcance de todos.

Nadie en el lugar cuestiona el circo, la ópera, el teatro, el cine, latelevisión, los conciertos y otros espectáculos. Pero hay muchos quese oponen a la corrida de toros, aunque sea una afición que conservaaún miles de adeptos. Se discute sobre el boxeo y las carreras de ca-ballos.

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En el lugar se tiene muy clara conciencia de la diferencia entreel espectáculo artístico, el espectáculo entretenimiento y el espec-táculo deportivo. Los gobiernos pretenden regularlos sin recurrira la censura. Todo lo contrario, promoviendo una amplia libertadde creación e interpretación y de organización. Las distintas admi-nistraciones subvencionan o desalientan tal o cual espectáculo afin de que la población tenga acceso igualitario y universal a losdiversos tipos de espectáculos y que la concurrencia a cada uno deellos sea armónica y proporcionada. Se concibe la actividad comoun recurso nutritivo para el espíritu. Por ejemplo, en los estableci-mientos educativos se enfatiza el valor del espectáculo artísticoporque existe un consumo excesivo del espectáculo ocio y del es-pectáculo deportivo entre los jóvenes. A los ancianos, en cambio,es necesario con frecuencia estimularlos a concurrir a los otrostipos de espectáculos. Se desalientan los llamados programas delcorazón porque tienen un rating desproporcionadamente alto. Lascarreras de fórmula 1 son un gigantesco negocio y por lo tanto seprocura evitar que esta condición las contamine desvirtuándolascomo deporte y espectáculo. Lo mismo ocurre con el fútbol y encierta medida con el tenis. Los gobiernos toman estas decisionesde promoción o desaliento siempre considerando el asesoramientode organismos colegiados en los que están representados los sec-tores involucrados en la actividad.

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Desde hace unos 20 años se está haciendo cada vez más proble-mático un asunto de estado: la inmigración. Encarar los conflictosque generan los inmigrantes en las sociedades receptoras, los que seproducen dentro del seno de determinada comunidad inmigrante yespecialmente la agresividad mutua que se manifiesta a veces comograves enfrentamientos, es una tarea muy compleja y los gobiernosdel lugar se aplican prioritariamente a su estudio y a tomar medidascoyunturales y también a mediano plazo y algunas de fondo, concierta lentitud, que puedan ayudar a moderar las colisiones. Sin dudala causa más ostensible de la inmigración creciente es la diferencia aveces abismal entre la calidad de vida en el lugar y las condicionesmiserables en las que se vive en los lugares de origen. Las autorida-des del lugar se ven en la necesidad de atender simultáneamente va-rios frentes de batalla y este hecho por sí solo desencadena unamovilización muy importante de recursos humanos y económicos,públicos y privados. ¿Integración?, ¿choque de culturas?, ¿asimila-ción?, ¿beneficios diferenciados?, ¿ayudas universales?. Procesos deadaptación, de arraigo y de desarraigo. Además la dificultad añadidaque supone la coexistencia de almas e intereses muy diversos, demotivaciones y expectativas muy diversas, de capacidades y talentosmuy diversos, de una disposición para el trabajo y el esfuerzo hete-rogéneamente entendida.

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Se perdió la costumbre de celebrar el carnaval en el lugar. Noobstante se organizan cada vez más las fiestas de disfraces. Los dis-fraces y las máscaras permiten que cada uno sea más espontáneo ysincero y el disfraz facilita el afloramiento de dotes histriónicas enquienes son rígidamente formales en la vida cotidiana. Esto, comoen las estudiantinas y en las compañías de teatro de aficionados, esuna oportunidad excelente para reír, llorar, compungirse, gritar o su-surrar, lo que estimula la función de nuestros recursos como comedian-tes. El sentido de la representación es tan importante como el sentidodel humor y frecuentemente uno está estrechamente ligado al otro.

En todos los partidos políticos conviven dirigentes ateos conotros que pertenecen a las tres religiones mayoritarias. Las platafor-mas políticas de cada uno de ellos son documentos de consensoentre dirigentes, en los que surge claramente una voluntad concilia-dora y el aparcamiento de las diferencias que suelen no ser sustan-ciales. Por estos y otros motivos, los gobiernos se constituyen confuncionarios políticos de diversa procedencia religiosa e incluso ide-ológica ya que son frecuentes las alianzas. Alianzas logradas segúnlas preferencias, necesidades y posibilidades de los gobiernos entodos los niveles.

– Estoy harta! dijo Encarnación haciendo un gesto amplio y elo-cuente con el brazo derecho, frunciendo la frente, clavando la miradaen Astrid.

– Yo no aguanto más. Ya escribo a “El Diario” mi indignación – dijo As-trid mientras taconeando, con el torso tieso, sacando pecho y mi-rando al frente, se encaminaba al lujoso escritorio del foyer del“Grand Palace Hotel”, cinco estrellas. Escribió:

“Sr. Director: Mi pareja y yo fuimos vergonzosamente discriminadas anocheen los salones del Grand Palace. Después de la cena se organizó, como todos losdías, la Reunión del Ocio con bolos, ruleta, canasta, ajedrez, go, sapo, dardosy otros entretenimientos. El responsable del torneo de truco por parejas nos im-pidió participar a nosotras. Argumentó que se sobrentendía que las parejas de-

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bían ser mixtas. Para poner de relieve la injusticia y arbitrariedad de este re-quisito contesté que pues bien, subo y me pongo indumentaria de varón. Entonces,Sr. Director, esto es lo que más nos enfurece, me dijo que estaba loca y el pobre,acto seguido se corrigió y dijo loco, en una confusión que lo puso en evidencia.Y agregó que los locos no pueden jugar al truco. No nos gusta que nos discriminenpor ser lesbianas. Pero mucho menos aceptamos que un loco no pueda jugar altruco si lo hace respetando el reglamento. Las locas y los locos somos a veces per-sonas más cuerdas que los cuerdos y tenemos nuestros derechos...”

La carta siguió en ese tono y línea argumental reivindicando lascapacidades de los que han perdido la razón pero no tanto. La re-percusión que la carta tuvo al día siguiente fue amplia y trascendente.Suscitó en el lugar foros de discusión sobre la homosexualidad, losgays, las lesbianas, el delirio, las neurosis y las psicosis. Fue extraor-dinario el impacto mediático de este gran debate nacional que seconvirtió en el tema principal durante algo más de un mes. Subsistenlos desacuerdos y ya van apareciendo publicaciones de expertos yestudiosos que argumentan consistentemente las distintas posicio-nes. Con seguridad llegará el momento oportuno en el que habráque legislar en estas materias y en otros temas relacionados y losparlamentarios dispondrán de abundante material para elaborar lasmejores leyes.

Estos mecanismos que se originan en situaciones particulares enel seno de la sociedad, son bastante frecuentes y desembocan, comoen el caso de nuestra crónica, en un perfeccionamiento del ordenlegal del lugar.

¡URGENTE!

El presidente hablando excepcionalmente por una amplia redde radio y televisión, acaba de anunciar la construcción del CasqueteProtector Transparente de Gas que protegerá al lugar. Se trata deuna obra gigantesca que consiste en la instalación de 110 cañones a

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lo largo de la frontera. Estos cañones son inmensos tubos de 9 me-tros de diámetro y alturas variables de los que salen tubos secunda-rios a manera de ramas. Por ellos se emite un gas a una presiónadecuada para que se vaya formando un casquete gaseoso de espesorvariable y conveniente, muy alto y cuya base se apoya en la línea li-mítrofe del lugar. Un segundo cielo. El gas tiene una capacidad defiltro infinita, heterogénea y variable a voluntad y rápidamente. Filtratodo tipo de señal, visible o invisible, de cualquier carácter. Filtratanto un misil como el envío de dinero o productos. Filtra transmi-siones de cualquier clase. Detiene a las bombas. Filtra mensajes y escapaz de decodificarlos. Filtra sustancias degradando a las tóxicaspara hacerlas inofensivas. Los paracaidistas rebotan y se ajustan losmecanismos para devolverlos a su nave. Se activará inicialmente lafunción en dirección entrada y se espera no tener la necesidad dehabilitar nunca la opuesta, permitiendo la libre salida de personas ycosas lo que demuestra la confianza de las autoridades en la ciuda-danía.

El presidente habló durante más de una hora mientras la pobla-ción, paralizada, escuchaba atónita. Todos los desarrollos tecnoló-gicos necesarios para el diseño y construcción del casquete, lacomposición del gas, los equipos auxiliares, la informatización com-pleja, los materiales existentes y otros de invención ad-hoc, fueronproducto de la investigación local. Ya están suficientemente prepa-rados los equipos constructores, las máquinas herramientas espe-ciales, etc. Había rumores confusos sobre lo que se estaba gestando.Sin embargo la confidencialidad de todas las tareas previas se guardócelosa y eficazmente.

El presidente considera que la sociedad del lugar está suficiente-mente madura y tiene la inteligencia e información necesarias paraconformar distintos organismos públicos, técnicos, de la cultura, mi-litares, de la sanidad, etc., que se encargarán junto a las autoridadespolíticas de la operación del Casquete. Está en estudio la conforma-ción de una Suprema Comisión Nacional del Filtro del Casquete quetendría la facultad de tomar decisiones inapelables.

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El presidente explicó que el ritmo del desarrollo del bienestar enel lugar es unas cinco veces más acelerado que el del lugar extranjeromejor posicionado. Esto origina una amenaza cierta y creciente quees necesario atender. El riesgo de un intento de invasión y saqueoes cada vez mayor. Hay indicios de una estrategia extranjera parauna invasión solapada. Los mecanismos diversos y sutiles se estáninvestigando y se actúa rápida y preventivamente en todos los casos.

El presidente se refirió al mundo globalizado contemporáneo.Dijo que la globalización es la causa de muchos de los beneficios deque gozan las generaciones actuales ya que es un vehículo de expan-sión rápida del conocimiento. La globalización es también perniciosaporque permite y potencia la hegemonía de los poderosos en detri-mento de los más débiles y menesterosos en quienes hace recaer elpeso de la injusticia de las diferencias. Son los hambrientos, las víc-timas de las epidemias, los que viven en las penumbras de la supers-tición y la ignorancia, quienes pagan el precio de la mayor parte delos avances. Para no ser víctima de la exportación de tóxicos conta-minantes, de toda clase de perniciosos agentes agresivos para laspersonas, es necesario un cribado que permita que lleguen las buenasseñales y detenga las nocivas. Esto justifica la construcción del cas-quete y el inmenso gasto que significa.

El presidente pidió a cada uno que continúe con su vida de lamisma manera que hasta ahora. La transparencia del gas hace quenada cambie en el paisaje urbano y rural del lugar excepto por loscañones periféricos en cuyas cercanías no existen asentamientos po-blacionales. Los enormes depósitos de gas están soterrados y no en-trañan peligro alguno para la gente. Tampoco los tanquessubmarinos a lo largo del litoral marítimo del lugar.

El presidente dijo que el lugar no es el paraíso. Que sus habitantesno son seres perfectos. Que lo que se consiguió y lo que está en mar-cha es producto del esfuerzo mancomunado. De batallas numerosasque conforman la gran batalla por la Moderación, la Armonía, laConvivencia. Por el Arte, la Cultura, la Ciencia, la Investigación, el

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Estudio. Que el bienestar no depende sólo de lo que se ha logradosino de lo que se está logrando, el mejoramiento continuo del medioambiente, de la sociedad, de sus relaciones.

El presidente terminó su mensaje con la lectura del preámbulode un documento político que utilizó en la campaña que culminóhace 2 años con su elección:

“Vivir y dejar vivir. Premiar el esfuerzo y la responsabilidad. Ser respetuososy tolerantes. Ser prudentes y mesurados. Cultivar la amistad. Propiciar la vidafamiliar. Estimular el pensamiento e in- centivar la generación de ideas. Unavida virtuosa es fecunda y cre- ativa. Combatir el engaño y la mala fe. Ser in-dulgente con el débil, con el vulnerable y con el que miente por piedad. Promoverla rein- serción social del delincuente. Apelar a todos los recursos necesarios pararedimir al desviado. Todo esto no se discute en el lugar: hay unanimidad.”

Y cerró su discurso con una arenga muy poco habitual. Con untono de llanto contenido, dijo: “Por todos nosotros. ¡Viva el lugar!”

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I

1978. Argentina. Año del Campeonato Mundial de Fútbol.Cuando habla, al cabo de cada párrafo tuerce la boca a la derecha

y emite una tosecita inventada. Es como un punto y aparte. Tosecitay mirada sobradora. El fenómeno se produce de manera invariablecualquiera sea el tema de la conversación y también durante un mo-nólogo admonitorio.

Tiene 48 años, practica la caza mayor y ocupa la gerencia generalde “Fuegos y Colores”, una distribuidora de fuegos artificiales.

Juan Manuel es padre de dos varones a quienes educó en sumisma cuerda soberbia. El mayor terminando abogacía y el menoraficionado al motociclismo, dueño de un comercio de motocicletas.

Juan Manuel tiene una interesante colección de armas de fuegoantiguas y modernas y una considerable cantidad de rezagos de laSegunda Guerra Mundial.

Al saludar insinúa una pose militar juntando los talones. Sacudevigorosamente la mano en una actitud que prolonga bastante más

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J U A N M A N U E L , A L A M O D A

(una parábola)

que lo habitual y remata siempre con la tosecita artificial. Da la manoderecha a pesar de ser paradójicamente zurdo.

Como es lógico luce un peinado impecable a la gomina con rayaa la izquierda. Jamás se muestra despeinado ni aún en la intimidad.Diríase que tiene cierta obsesión por su cabellera abundante y negra.Todas las mañanas, tijeras ad-hoc en mano, recorta milimétricamentesu bigotito regular. Afeitada al ras, pelo y contrapelo con gel y últimomodelo de máquina Gillette. After shave caro.

Pecho afuera, panza adentro, hombros atrás, mirada al frente,barbilla levantada y ceño fruncido según la circunstancia. Raramenteenternece la mirada y cuando lo hace impacta como un favor espe-cial. Es habitual verlo con gafas oscuras.

Altura 1,85 m, buena musculatura tanto en miembros superiorescomo inferiores aunque no exageradamente desarrollada.

II

Actúa con una energía permanente como si nunca se permitierabajar la guardia.

Se comporta frente a las mujeres dando la sensación de unamante excelente. Como un macho experimentado en las lides amo-rosas.

En el secreter de su ropero de uso exclusivo guarda con devociónuna cadenita de oro con medalla de la virgen de Luján que lo acom-pañó durante los 14 meses del servicio militar obligatorio. Se lacuelga del cuello solamente en raras ocasiones que él considera so-lemnes. Por ejemplo cuando recibió – hace 6 meses – el primer pre-mio en el Torneo Provincial de caza del puma. O el día delaniversario de su casamiento. Su mujer guarda en secreto la disfun-ción eréctil de Juan Manuel que tiene ocasión de comprobar sola-mente los viernes de madrugada.

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III

Juan Manuel es amigo del párroco. Fue monaguillo y va a misajunto a María de los Ángeles todos los domingos. Piensa que la re-ligión es indispensable.

En cuanto a indumentaria, no viste términos medios. Traje y cor-bata o chaqueta y pantalones al tono o bien ropa deportiva de marca.Los zapatos están siempre bien lustrados. Siente placer cuandoacude 2 ó 3 veces por semana al lustrabotas que atiende en la esquinade la empresa.

Frecuenta el cuatro tenedores “Pantagruel” donde lo tratan conrespeto. Sin preguntar, el camarero pone sobre su mesa un Sauvig-non 1972. Come moderadamente, le encanta la salsa bechamel. Elijepor lo general platos con denominación en francés. María de los Án-geles disfruta de las veladas gastronómicas no solamente por el pla-cer de la comida: observa con interés y un cierto sometimiento, losgestos ceremoniosos de su esposo al llevarse el alimento a la boca oal beber con parsimonia.

Juan Manuel leyó en su juventud la obra de Martín Heidegger,alguno de cuyos libros retoma de vez en cuando. Recientementeviajó a Valencia para actualizarse en el arte de la pirotecnia. En esterincón de Europa existe una tradicional industria de fuegos artifi-ciales llevada hace varios siglos por los árabes que la habían apren-dido de los chinos. Es la segunda vez que Juan Manuel va a lahermosa ciudad de las artes y las ciencias donde se siente inmersoen la cultura y tradición europeas. Por eso se compró en una libreríadel casco antiguo de la ciudad “El nihilismo europeo” de Heideggerque releyó durante su estadía. Este patrimonio filosófico le es útil ala hora de avalar muchas de sus opiniones generales.

Obviamente devora las publicaciones sobre caza mayor en lasque gasta un monto significativo.

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IV

Lee el diario de centro-derecha ideológicamente liberal con elque acuerda en su línea editorial. Discute política y economía conun amigo socialdemócrata siempre acompañados por sendos vasosde whisky americano. Nunca se emborrachó. Tiene otro amigo te-niente coronel del cuerpo de Intendencia del Ejército. José Félix lecuenta o mejor dicho le da a entender las buenas comisiones quecobra como administrador de las provisiones del cuartel. Juan Ma-nuel nunca osó avanzar en la indagación de pormenores. La amistadcon su amigo se basa en un respeto mutuo casi incondicional.

Una o dos veces por mes va a practicar esgrima en el “BritishFencing Club” donde tiene oportunidad de alternar con parcos ca-balleros, varios de ellos empleados jerárquicos de empresas inglesasy norteamericanas. Aprovecha para un sauna y un jacuzzi. Al clubestá vedada la concurrencia de damas. Por eso su mujer lo regañaaunque lo comprende.

V

Durante los meses de verano destina varios fines de semana apasear con su familia por el Delta del Paraná en un velerito que secompró hace 5 años. A veces se atreven a navegar por el Río de laPlata, acontecimiento que ocurre generalmente cuando hay invitadosa bordo y que merece un festejo a lo grande con servicio de cateringespecialmente encargado con anticipación a la “S.N.C.S”– SpecialNautic Catering Services – de San Fernando.

VI

Juan Manuel se ríe poco y nunca a carcajadas. No es raro quellore en la almohada de manera que ni su mujer se entere. Lo persi-gue aún la culpa por la muerte de su madre ocurrida hace 15 años.

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Ella lo llamó por teléfono sin poder explicar qué quería decirle. Élacudió a la casa de su mamá viuda 3 horas después y estaba muerta.No encuentra manera de deshacerse de esa desazón. Los médicosle explicaron que de nada hubiera servido su presencia antes. Lamuerte se produjo por un infarto cardíaco masivo y fue fulminante.

Juan Manuel vive en una casa de mediana categoría en la resi-dencial localidad de Florida, muy cercana a Buenos Aires. Tiene jar-dín al frente con calas y hortensias entre otras flores y un patiotrasero con piso de baldosa roja rústica y mayólica colonial en lasparedes. El trastero pequeño que tiene en el patio es también un sin-gular y elemental taller de orfebrería, oficio del que conoce los ru-dimentos y que intentó infructuosamente enseñarle a su hijo menor.Es también un poco aficionado a la platería y cinceló alguna vezunas bonitas bombillas para el mate. Probó el mate en una sola oca-sión, durante el velorio de su padre cuando él tenía 12 años. Duranteel Mundial de este año compró tres localidades (María de los Ánge-les, su hijo menor y él) ubicadas unas veinte filas por encima delpalco oficial de los comandantes. Cuando el gol del triunfo sobreHolanda en el partido de la final, se levantó eufórico de su asiento,levantó los brazos en V y gritó una vez ¡¡Argentina!! En una actitudinvoluntariamente similar a la del presidente.

VII

Juan Manuel no odia ni ama a los militares: les reconoce el méritode su lucha anticomunista. No suele avanzar mucho más en el aná-lisis de la actualidad. El hijo inminente abogado, le salió un pocodesviado. Es dirigente del Movimiento Humanista de Derecho, alaizquierda. Un demócrata cristiano con una plataforma ideológicafundamentada en la Doctrina Social de la Iglesia. A Juan Manuelmucho no le gusta pero respetuoso de las libertades individuales, to-lera el desliz. Comparte los “argentinos somos derechos y humanos”sin calibrar en su verdadera dimensión el cinismo brutal y perversoque esa expresión encierra.

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En 1995 Juan Manuel optó por la jubilación voluntaria a los 65años. Fue un punto de inflexión. Un hito de vital importancia en suhistoria personal. Coincidieron ciertos deterioros incipientes. Hiper-trofia prostática benigna que controla con un medicamento. Sospechaque este fármaco puede ser responsable de una merma en su rendi-miento sexual ya bastante deficitario. Prótesis dentaria superior com-pleta que modificó su expresión, la tornó más artificial y más blanda.La masticación es algo dificultosa y debe privilegiar la masticacióncon la dentadura anterior lo cual significa un poco de trompita. Latrompita lo pone nervioso y pretende disimularla con escaso éxito.

VIII

Una cierta cifosis y espóndilo artrosis coinciden con una gravecomprobación: mide 1,84m. Los hombros se le han venido adelantesin querer, muy levemente pero lo suficiente como para pretenderreiteradas correcciones frente al espejo del baño de su casa y del as-censor de la empresa. Porque visita la empresa con asiduidad repar-tiendo palmadas en las espaldas de sus ex subordinados. Los doloresartrósicos de hombros, codos, rodillas y muñecas los combate conmovimientos violentos bajo la ducha caliente, en la más estricta pri-vacidad. Desestimó el antiinflamatorio recomendado. El insomniose le hace cada vez más difícil de controlar. Se fatiga más que hace5 años. Y ha reducido el tiempo del sacudimiento de mano. A me-nudo accede a comer una buena pasta italiana. Descubrió il calzonerelleno y ya no desprecia el pesto. Es capaz de andar en chancletasen casa. Antes era un pecado. Abraza a María de los Ángeles conuna frecuencia inusitada y en cada oportunidad la mantiene pegadaa su pecho en silencio largos segundos.

IX

Peina su pelo gris escaso, sin rayas. Admite un after shave eco-nómico y algún sábado saltea la afeitada. Mantiene la mirada adusta

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y el ceño fruncido. Sin embargo para el observador familiar no pasadesapercibida un luz mayor en la mirada que generalmente acom-paña de un esbozo de sonrisa condescendiente. Atisba la sabiduríade viejo. Juan Manuel era sin duda un halcón y está en camino deconvertirse en una especie de paloma. El hijo abogado se casó conuna psicóloga socialista admiradora de Juan B. Justo, de Alicia Mo-reau y de Alfredo Palacios. Durante 4 años su suegro le dirigía la pa-labra lo estrictamente necesario sin caer nunca en la grosería ni enla ofensa explícita. Pero no la tragaba.

X

Juana que es agnóstica, está embarazada de 32 semanas, tiene unvarón en la panza que se mueve ostensiblemente a la vista del abuelocuando Juana se repantiga en el sofá. Juan Manuel con cierta pre-vención y una emoción contenida apoya la mano en el abdomen desu nuera y se le escapan sonrisa y mirada tierna que no parecen defavor. Cambió “Pantagruel” por el “Alioli”, sin tenedores pero conpastas gloriosas y un lambrusco exquisito.

XI

Hoy Juan Manuel tiene 75 años. Ya hace 8 años que decidió visi-tar la tumba de mamá una vez por mes y ya no la llora sobre la al-mohada. Le enseña el nombre de cada flor a su nieto y le habla delarco iris cuando salen a navegar. Juana le cuenta que ella debió leera Heidegger pero que prefiere a Jean Paul Sartre y le recomienda“El ser y la nada”.

Uno de los paseos predilectos del jubilado Juan Manuel es cami-nar por la céntrica peatonal Florida de Buenos Aires. Contemplanostálgico la fachada de la ex Gath y Chaves, Harrods, Grimoldi,James Smart, la Richmond de Florida, La Franco Inglesa y entra enla inmensa “El Ateneo” donde compra “El ser y la nada”.

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XII

La lectura de Sartre conmocionó al otrora soberbio Juan Manuel.Y al filo de su ancianidad descubrió otros mundos insospechados.Sorprende la ductilidad intelectual de un hombre que transita la oc-tava década de la vida.

Es muy curioso: contrariamente a lo esperado, el ceño fruncidode Juan Manuel durante la mayor parte de su vida, no dejó huella ensu frente. Hoy no se le ven arrugas en la ancha frente brillosa. Lucepatas de gallo y papada, persiste la trompita pero la tiene asumida.En cierta manera parece más joven ahora que hace más de un cuartode siglo.

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I

Moliere saca a bailar a Gabriela Mistral.– Me fascina ese lunar, Gaby.

Sonrojada y muda Gaby sigue evolucionando graciosamente enel barroco salón del palacio fastuoso. Don Alfonso XII observa eldesempeño de los bailarines desde una ubicación privilegiada: de-lante de los espejos biselados en el centro de la pared posterior delrecinto. Gengis Kan montado en su pequeño y enjuto pero briosocaballo mongol hace su aparición al tope de la escalinata de accesoe irrumpe al trotecito en la pista, obligando a apartarse a los bailari-nes sorprendidos. Finalmente se ubica a la diestra de Santo Tomásde Aquino, concentrado en la lectura de “Cien leguas de viaje sub-marino”.

A dos pasos del hogar cuya chimenea es célebre en toda la co-marca por su altura y calibre, Papá Noël reparte trencitos a cuerday autitos a pila a media docena de condesitos y duquecitos maledu-cados.

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J U R O D E C I R L A V E R D A D , S Ó L O L A V E R D A D

Y N A D A M Á S Q U E L A V E R D A D

Zeus bosteza y bufa encaramado en la enorme araña de innume-rables caireles que luce en el centro geográfico del espacio. AunqueUd. no lo crea, abandonó el Olimpo aquel día memorable. AunqueUd. no lo crea, Ripley también participó.

II

Se ve un gigantesco molino generador de energía eólica cercanoal portal que comunica directamente con el exterior. Sus aspas girana favor del viento que ingresa al palacio en ráfagas regulares. Afuerala gente recoge flores en el jardín y se las obsequian unos a otros.Don José de San Martín conversa a la vista de todo el mundo conSimón Bolívar, ambos cómodamente sentados en sendos sillonesChesterfield.

A través de uno de los ventanales, se puede apreciar a lo lejos, elperfil de Tutankamon avanzando a pasos cortos hacia Don Quijotey Rocinante. El caballero de enjuta estampa yace al pie de su cabal-gadura haciendo la siesta con un ojo semiabierto… por las dudas.Ronca estrepitosamente interfiriendo burdamente el canto de jilgue-ros que revolotean por el lugar. A 50 metros en dirección al po-niente, Tito Schipa entona a capella “Una furtiva lágrima”. Elronquido quijotesco no logra entorpecer, por suerte, la delicada me-lodía .

III

Hay dos puertas de madera maciza tallada que tienen encastresde decenas de diminutas figuras polícromas de dudosa procedencia,al fondo y a la izquierda del salón intemporal. Casi todas las figurasde una de ellas tienen aspecto femenino: mujeres, hembras de variosmamíferos, insectos de estrecha cintura.

Las figuras de la otra son, por el contrario, masculinas: barbadosy melenudos unos, lampiños y calvos otros, en su gran mayoría mus-

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culosos y hercúleos. En el ángulo inferior derecho de esta puertauna diminuta figura alada desnuda, muestra sus genitales de indu-dable aspecto masculino. Esto desmiente provisoriamente el mitode los ángeles asexuados. El travesti Pavlovsky empuja presurosa yparadójicamente la primera puerta.

IV

Parece mentira, pero sobre el amplio escenario instalado al fondoa la derecha del fantástico salón, se acomodan en menos de 5 minu-tos los 120 músicos de la Orquesta Filarmónica de Filadelfia, bajola dirección, para la ocasión, de Arturo Toscanini. El maestro alzasus brazos, los mantiene tiesos unos instantes, enmudece la contra-danza que estaba sonando, todos callan y se ponen de pie (incluídoDon Quijote). Un minuto de silencio. Toscanini baja los brazos conenergía y la orquesta ataca el primer movimiento de la Quinta sin-fonía de Ludwig van Beethoven. Concluida la sinfonía, se retiran laorquesta y su conductor ovacionados clamorosamente por las au-toridades civiles, militares y religiosas.

V

Acto seguido – sin dar tiempo a que continúe la contradanza –aparece en el escenario Héctor Gagliardi. Nuevamente el silencio.Solamente se escucha el susurro de las ráfagas del viento, el chas-quido de las aspas del molino, el canto de los jilgueros que se acer-can, el chirrido de las bisagras de una de las puertas de maderamaciza y el llanto quejoso de uno de los condesitos. Cuando HéctorGagliardi inicia el recitado de su tercera estrofa, un abucheo gene-ralizado lo obliga a hacer mutis por el foro. Se retira marcha atrás,de cara al público haciendo continuas reverencias y con una sonrisitanerviosa. Desaparecido el fracasado poeta, continúa la contradanzarepitiendo el último acorde que se había escuchado antes de la sin-fonía.

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VI

La mayoría de los presentes reinician la danza de la contradanza.Todo sigue así normalmente hasta las 5 de la mañana. Es obvio

decir que corrió tequila toda la noche, otras libaciones igualmenteespirituosas como vodka, Cynar, etc. A las 05:05 hs. hace su ingresoGeorge Bush y Sra.

Ahora sí que se pudrió todo. Sobrevino el desbande y cada cuala casa: Tutankamon a Egipto, Don Quijote a España, Toscanini aItalia, San Martín a Argentina, Gengis Kan a Mongolia y así ...

ADVERTENCIA: Casi todos los personajes de esta historia sonimaginarios y cualquier coincidencia con la realidad es simple casua-lidad.

P.D.: sólo unos pocos advirtieron una pequeñita claraboya de 20cm de diámetro por la que yo pude espiar todo, desde el principiohasta el final.

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I

La abuela Obdulia tiene 68 años y vive en un pueblito escondidoen la cordillera de los Andes, en Sudamérica. Su padre fue jefe deun grupo tribal inca. Un hombre fuerte cuyo aspecto era caracterís-tico de su raza. Murió joven en el campo de batalla como conse-cuencia de un enfrentamiento con un grupo rival, en defensa de sutierra. La madre de Obdulia, criolla, nació y murió en la misma aldeaen que nacieron sus hijos.

Obdulia fue prolífica: tuvo 11 hijos. Trabajó toda su vida en elcampo. Es una persona de hablar poco y lo necesario, sonrisa espo-rádica y gesto adusto. Una mujer sufrida, curtida por el sol. Su pelo,apenas grisáceo, conforma un grueso rodete que remata en una colalacia. Las infinitas arrugas de la piel de la cara son un testimonio demuchas horas a la intemperie. El sol abrasador, el viento castigador,el frío hiriente, no impidieron que Obdulia, consecuente con su sen-tido del deber, cumpliera fielmente su trabajo. Gracias a su constan-cia y su coraje secundó con eficacia a Don Evaristo, su marido,

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L A A B U E L A Y E L N I E T O

también un criollo de ley. Don Evaristo llegó a ser capataz del esta-blecimiento de campo donde trabajó toda su vida. Era 20 añosmayor que su mujer. El año pasado murió repentinamente. Sus exe-quias se constituyeron en el acontecimiento social más importantedel año en el pueblo. Su numerosa familia vive en el lugar.

II

La viuda Obdulia no pasa un día sin la compañía de algún hijo oalgún nieto. Sigue siendo una madre vigilante y sabe ganarse el cariñoy el respeto de sus nietos. La ayuda constante de su familia sumadaa la magra pensión que cobra, le permiten vivir dignamente y man-tener la casa grande, antaño ámbito de permanente actividad. Siem-pre esta casa fue testigo de las reuniones familiares de importanciay también centro de encuentro de las personalidades más destacadasde la comarca.

III

Un nieto de Doña Obdulia es médico en España en donde se ra-dicó a principios de 2002. El Dr. Carlos Menchaca es un joven gi-necólogo que se desempeña con brillantez en un Hospital catalán.Se destaca por su buen criterio profesional, su sensatez y su entregavocacional.

Carlos estudió en la Universidad de la capital provincial distanteunos 200 Km del pueblo donde vive su familia. A pesar de la dis-tancia, Carlos visitaba a su querida abuela por lo menos cada 15 días.Existe una mutua comprensión entre ellos, una complicidad depocas palabras, una satisfacción íntima compartida en amaneceresy puestas de sol en silencio.

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IV

Pasaron 3 años sin que se vieran. Carlos les comenta a colegas yamigos su ferviente deseo de ver a su abuela. Todos conocen esecariño y saben también que los chats con web cams son apenas pa-liativos. La abuela se presta con gusto, asistida por algún nieto, a este“milagro e´Mandinga” que le permite ver y escuchar a su nieto dis-tante, en ese “cine pequeñito”.

Obdulia siente también que esto es solamente un alivio para supena: ella quisiera correr para abrazar a su nieto “dotor”. Pero viveen silencio su tristeza. Un cambio casi imperceptible en la actitud,en la expresión de su cara y en la mirada, es la leve exteriorizaciónde su sentimiento. Se diría que nieto y abuela comparten idénticodeseo de verse y tocarse. Uno, extrovertido, lo proclama; la otra, in-trovertida, lo vive en la intimidad.

¿Cómo convencer a la abuela de que se atreva a viajar en aviónpara ver a su nieto querido? Un temor paralizante a lo desconocidoe incomprensible, invadía el alma de Doña Obdulia. Carlos envió lamitad del valor del pasaje y los otros nietos reunieron la otra mitad:no faltaban recursos para concretar el viaje. Finalmente se pudo ven-cer la resistencia de la mujer y se comenzó a preparar la “hazaña”.Poco tiempo después Obdulia contemplaba azorada las nubes desdeel lado de arriba.

V

Carlos corrió a encontrarse con su abuela en el aeropuerto, seabalanzó sobre ella apretándola en un abrazo sostenido, sin que nin-guno dijera una sola palabra.

La primera en hablar fue Doña Obdulia:– ¿Dónde está el lavabo? Me estoy meando.– Venga conmigo, abuela.El nieto condujo a la abuela hasta el baño.

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Hay aproximadamente 2 horas de coche entre el aeropuerto y lacasa de Carlos. A mitad del viaje Obdulia manifestó su segunda ur-gencia miccional en territorio español obligando a su nieto a dete-nerse en un área de servicios.

La sagacidad clínica de Carlos lo indujo a pensar que su abuelasufría de incontinencia urinaria. Las precoces y urgentes evidencias,el peso de los años de su abuela, el peso de su abuela y sus 11 partos,sustentaban la presunción diagnóstica.

Por eso, al llegar a casa, después de un viaje por “el primermundo” que dejó estupefacta a la abuela, el nieto ginecólogo co-menzó la anamnesis.

– Abuelita, ¿siempre tiene deseos urgentes de orinar ?– Sí, Carlitos– Abuelita, ¿orina más de 8 veces por día ?– No las he contao, pero de seguro que por lo menos 10 veces voy a mear.– ¿Pierde orina cuando estornuda o tose ?– Sí, a veces

Obdulia respondió a regañadientes, habló en voz baja y su rostromoreno y curtido se sonrojó levemente.

– Abuela, ¿es abundante la pérdida de orina ?– No.– ¿Puede aguantar las ganas de orinar hasta llegar al lavabo ?– Casi siempre aguanto, Carlitos.– ¿Se levanta a la noche para orinar ?– Casi todas las noches me levanto una vez, algunas noches, dos ó tres veces.– Abuela: Ud. tiene una incontinencia de orina mixta con un síndrome de

vejiga hiperactiva.– ¿Y eso es malo, Carlos ?– ¡No! No es malo. Tiene solución. Ya no tendrá que levantarse por la

noche, ni correr al lavabo ni sentir las bragas húmedas.

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Dicho esto con alegría y firmeza, el médico abrió un cajón y sacóuna muestra gratuita de un envase del medicamento más eficaz ymoderno para la vejiga hiperactiva sintomática. Se lo ofreció a suquerida abuelita con la convicción de hacer un decisivo aporte a lacalidad de vida de esa paciente con quien tenía una relación entra-ñable.

VI

Carlos pudo comprobar 4 meses después, interrogando duranteun chateo a Doña Obdulia – ya nuevamente instalada en su pueblitoescondido – que se habían reducido significativamente la cantidadde los episodios de urgencia miccional, la de los episodios de incon-tinencia de orina y la de los episodios de incontinencia de urgencia.

Obdulia reunió a su multitudinaria familia para contarles las aven-turas, peripecias, alegrías y sorpresas de su reciente viaje. La exce-lente hospitalidad de su nieto “dotor” y el feliz encuentro con “lapastillita milagrosa”.

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Pedro descansaba después de una opípara comida un domingoen casa del hermano de su amigo de toda la vida, José Jacinto.

José Jacinto, casado con Julia, había organizado aquel festín gastro-nómico en casa de su hermano Julián porque disponía de un amplioparque, hermosos jardines y una lujosa barbacoa. Era verano y uncalor húmedo y pegajoso hacía sudar profusamente a todos los par-ticipantes que además habían bebido generosamente, unos 2 litrospor persona desde las 10 de la mañana, cuando comenzó el encuen-tro, hasta ahora, las 7 de la tarde.

Muchos dormían despatarrados sobre el césped. Pegoteadas va-rias parejas se besuqueaban de tanto en tanto. Julia, que había sidonovia de Pedro, se puso de pie tambaleándose un poco por la bo-rrachera y con voz que pretendía ser clara y fuerte, dijo:

– Les presento a mi amiga Julieta.Julieta, sobria, se puso de pie a su lado, miró a todos – unas 35

personas – y sonriendo hacia los cuatro puntos cardinales tomó delbrazo a un niño de 5 años y casi gritando dijo:

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L A F I E S T A

– Este es Julito, mi hijito.Todo el mundo hizo algún gesto elocuente. Unos levantaron

ambos hombros, clara señal de olímpico desinterés, muchos toma-ron una copa y se pusieron a beber sin siquiera dignarse a mirar aJulito. A todos, en definitiva, les importaba un bledo quién era Julietay su hijito Julito.Pedro, que dormitaba, entreabrió un ojo y miró endirección a Julia que ya laxa, yacía nuevamente en el suelo. Al verla,vio la película de su relación con ella durante 17 meses. Por esa épocaambos tenían 17 años y se habían estrenado mutuamente en las lidessexuales. Por ello, para cada uno, el otro era un hito en su vida.Ahora – 15 años después – Pedro siente una opresión amorosa enla boca del estómago y una temperatura pudenda creciente, induda-blemente vinculadas con Julia.

– Por qué ahora, me pregunto, ¿me atrae ese adefesio beodo? - pensó Pedro.Para Jacinta, esposa de Pedro, no pasó desapercibida la mirada

de Pedro a Julia que al cabo de unos minutos se volvió libidinosa.Jacinta no dijo nada. Muda se acercó a su marido, le tomó la mano,la apretó fuerte, se le escaparon unas lagrimitas mirando al infinito.Pedro sintió que había sido pillado in fraganti. Quiso componer lasituación y al tiempo que a su vez oprimía con fuerza inusitada lamano de su mujer, se puso a canturrear “La raspa sí señor”, canciónque inexplicablemente había sido testigo del primer beso de la pa-reja. Pedro bruscamente interrumpió el cantito y le estampó un besoapasionado a Jacinta. Toda la concurrencia aplaudió con entusiasmoy muchos hicieron comentarios más o menos ingeniosos. Por ejem-plo Juan, cuñado de José Jacinto, hermanastro de Julia, dijo comohablando consigo mismo:

– Este tipo está caliente con mi hermana.Juan era sagaz y también él había observado las miradas furtivas

de Pedro a Julia.Por los altavoces se escuchaba la Pequeña serenata nocturna de

Mozart y Joaquín – un colado – pretendía ponerle letra leyendo envoz alta un poema de Rafael Obligado al son de la música. Eviden-

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temente no logró su propósito porque ni el espíritu de la música ar-monizaba con el tema del poema ni Joaquín tenía la aptitud de co-ordinar apropiadamente los compases musicales con los versos delpoema campero. No obstante hubo un espectador que se interesóen la fusión insólita y cuando se hubieron acallado la música y el re-citador (que por cierto lo hizo 2 minutos después), prorrumpió enun aplauso individual muy entusiasta. Este espectador y oyente sellama Jacobo y es primo de un rabino ruso bastante prestigioso quevive a 200 metros de la casa de Julián a quien conoce como vecino.El religioso se autoinvitó al enterarse del ágape y se vino con sumujer Juanita y su primo Jacobo quien trajo a su pequeño Jaimito.La mamá de Jaimito se quedó en casa por un problema muy impor-tante que nadie puede develar. El rabino se llama Schloime Duved.

Pedro había invitado sin haberlo consultado a José Jacinto, a José,un compañero del trabajo con quien existía una especial relaciónamistosa. José es 5 años mayor que Pedro y lo maneja a su antojo.José es muy manipulador de voluntades, no tiene consideración al-guna con su compañero de tareas – trabajan como operarios en unafábrica de alfileres de gancho – y por eso se vino a la fiesta con sunovia Jerjes, de origen egipcio, y con su ex nodriza, Jeroglífica. Nisiquiera se lo anunció a Pedro. Pero éste ante el hecho consumadoy sobre todo por no atreverse a contradecir a su dominante compa-ñero, ni abrió la boca al ver al terceto. Tampoco estimó oportunohacerle ningún comentario a José Jacinto considerando, pensó, milarga y profunda amistad con él.Jerjes y Jeroglífica engulleron sala-ditos y dulces de manera un tanto grosera que llamó la atención demuchos. Ninguna de las dos era gorda, seguramente ambas teníanun metabolismo muy activo que les permitía ser tragonas y conser-var una silueta aceptable.

A favor de la silueta aceptable de Jeroglífica, diría más que acep-table, sugerente, el rabino le lanzó una mirada tambiénsugerente.Juanita – que no es ninguna opa – se dio cuenta inmedia-tamente. Se acercó a Schloime, lo miró fijamente y le susurró al oído:

– No la mires, cerdo infame, tiene 25 años más que tú.

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El sacerdote ni se mosqueó y para disimular apartó la mirada deJeroglífica. Hay miradas que son flechazos y que hieren. Penetranhasta el alma y lo revolucionan todo. La mirada de Schloime tieneesa virtud. Es revolucionaria, en el buen sentido de la palabra. Porlo tanto Jeroglífica no fue indiferente y levantó levemente la ceja iz-quierda como acusando el impacto. Este episodio concluyó allí porla enérgica intervención de Juanita. No obstante permanece en lamemoria operativa de ambos protagonistas y sin duda traerá algunaconsecuencia de ribetes melodramáticos.

Kakumen es el último sobreviviente ona de Puerto Almanza, enel canal de Beagle, cerca de Ushuaia.Había subido a Buenos Airespara visitar a sus amigos de La Lucila, al norte de la ciudad, emigra-dos de la isla de Madagascar 18 años antes. Estos amigos de origenportugués se llaman Joao y Jacinho, un matrimonio gay. A Kakumenle tiene sin cuidado la condición sexual de sus amigos. El interéscomún que los une es la pertenencia de los tres a una ONG consede en Rufino, provincia de Santa Fe, en la Argentina, que se dedicaa enseñar el cultivo de tubérculos a niños un poco desnutridos deKuwait. Ciertamente no hay desnutridos en aquel país por lo que laONG no tiene trabajo o es una máscara que oculta algún negocioinconfesable.Kakumen llegó a casa de sus amigos con un bolso re-pleto de latas de cholgas, un molusco bivalvo de su tierra (de sucanal). Abrieron unas latas y se las comieron con judías salteadas.

Todo tiene que ver con todo, me dijeron cuando era adolescente.Y esto me quedó tan grabado que a lo largo de estos últimos 50años me hizo reflexionar profundamente.En el caso de nuestra his-toria, Joao había conocido a Julito en el circo. Joao era payaso y delos buenos. Se caracterizaba por lucir una nariz rosada en lugar deroja. Su número, que era la gloria de los chicos, lo ejecutaba acom-pañado por Janeth, una preciosura de mujer morena de soñadoresojos color cielo y cintura fina, caderas bamboleantes y un caminar,y un caminar más que sensual. Obviamente Joao no le dababola.Aquel día Julito, extasiado por la magia y el genio del clown, sele acercó, lo abrazó y le dijo (con el chupete en la boca):

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– Te quielo mucho.Julieta entonces le pidió el teléfono a Joao, éste se lo dio y ahí co-

menzó una amistad que aún perdura. Julito ya no usa chupete. Joaosigue con su nariz rosadita pero varió su maquillaje ahora más espesopor la necesidad de rellenar arrugas, disimular papada y resaltar laprofundidad de esa melancólica mirada de todo payaso que se precie.Julieta ya hace mucho tiempo renunció a sus expectativas con el mal-gache.

Ahora, siendo las 7 de la tarde, resulta que se aparecen en la fes-tichola esta troupe:Kakumen, Joao y Jacinho. Joao saluda con ciertaindiferencia a Julieta y Julito y se dirige directamente a deglutir losdespojos que dejaron los comensales más madrugadores.Joao, Ja-cinho y Kakumen estaban desinhibidos y se comieron hasta las cás-caras de los huevos duros (que habían sido “pelados” in situ paraincluirlos en algunos canapés).Los indígenas como Kakumen suelentener un instinto exquisito de supervivencia y un sentido muy finodel valor de ciertos alimentos naturales. Por eso no es de extrañarque el ona masticara con convicción la cáscara de 2 huevos y se latragara: tiene varias caries y las uñas agrietadas y sabe sin saberlo, porun instinto atávico como el de las bestias, que le hace falta calcio.

Lo extraño es lo de los gay. A ellos no les hace falta calcio. Tam-poco tienen muy desarrollado el instinto de conservación. Más bienlo contrario porque en sus relaciones sexuales extramatrimonialesno usan ninguna protección y saben que están expuestos a un riesgoaumentado de contraer graves enfermedades venéreas.

Relaté lo más importante de lo acontecido durante la comilona encasa de Julián: lo relacionado con la comida y lo referido a algunoshechos que han tenido al sexo como protagonista, pero sin exagerar.Sin introducirme en innecesarias consideraciones profundas para nohacer demasiado extensa esta historia. Todo terminó bastante nor-malmente. Los invitados y los no invitados se fueron de a poco. Todoscon la sensación de haber vivido, bebido e ingerido intensamente. Confrecuencia la forma habitual de vivir intensamente que tiene la gentede nuestro tiempo. En esta fiesta ocurrieron algunas cosas especial-

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mente increíbles. Por ejemplo ¿quién iba a pensar que Kakumen y loshomosexuales comieran cáscara de huevo duro, bien masticada? Juliánse ocupó personalmente el lunes de dirigir a dos empleadas domésticasy al jardinero, en las tareas de limpieza. Judith, una de las empleadas,se encontró debajo de una servilleta desplegada, un anillito con unalinda piedrita. Lo ocultó, pero a mí no puede engañarme. Ese lunes almediodía estaba todo en orden. Yo me divertí muchísimo.

SUCESO INSÓLITO

Este cuento obtuvo un primer premio en un concurso de litera-tura informal organizado por la Academia de Letras de Kuwait, pa-radójicamente. Hay cosas inexplicables. El premio consistió en unbarril de crudo, un ejemplar de “La muerte en Venecia“ de Sir Tho-mas Mann, acompañado del DVD “Muerte en Venecia” (películade Luchino Visconti) y una audiencia con el emir Abu Amir Ibn Su-haid.El autor tuvo el coraje de renunciar al premio. Se negó a la exi-gencia del emir de quitar a Schloime Duved. El autor le contestó:

– Alá sea alabado, pero yo por un roñoso barril de crudo no traiciono mismás profundas convicciones.

El emir, sorprendido, le preguntó:– ¿Es Ud. judío?El autor le dijo :– No sé.El emir puso cara de pocos amigos, miró a su alrededor como

buscando a sus esbirros más feroces y se disponía a chasquear losdedos, como hacen ellos para conseguir cualquier cosa que por másrebuscada que parezca, los suyos entienden perfectamente. En esemomento tuve un segundo de brillante lucidez y salí corriendo comouna gacela espantada por la presencia de un cocodrilo, ocultándomeen la espesura de un bosque distante 1 kilómetro de la casa del an-tisemita. De esta manera poco creíble logré salvar mi vida y la de midescendencia, que aún no tengo.

Nota: El emir ni sospechaba que Thomas Mann fue judío.

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Como cenizas removidas,queriendo sintetizar una vida, se tiñen la imágenes-raíces del tiempo personal y se enredan en el arco iris del universo atemporal

Elba L. Meier

La entrada está formada por una pequeña superficie de 3 metrospor 3 metros de césped verde intenso, muy cortito, como un felpudovegetal. Mullido, suave y aromático. Un alfombrado excepcional queda la mejor bienvenida al visitante.

Se inicia el sendero de 1 metro de ancho tapizado por pequeñosfragmentos de conchillas finas y crujientes. Cada paso marca el ritmoque produce esa percusión obligada que armoniza con la músicaeventual de la brisa y el canto de jilgueros, ruiseñores y otras avescanoras. El caminante toma conciencia de su protagonismo en la

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L A I N M O R T A L I D A D

orquesta y adapta de manera variable su ritmo a los acordes de losdemás instrumentos, los de aquella naturaleza pródiga que lo rodea.El caminante está solo. Solo, no: sin la compañía de otros seres hu-manos. Pero acompañado por la palpitante diversidad animal y ve-getal, viva, que lo cobija, lo invade, lo circunda y lo convierte en suesclavo.

Cuando el caminante comenzó su camino, penetró en un ámbitoajeno, era un explorador curioso, un investigador atento con el deseoimperioso de descubrir. Él y el entorno desconocido que se desple-gaba ante sí. Él y lo otro, la excitante diversidad de la vida vegetal yla vida animal soportadas por la piedra, la tierra, el aire y el agua.Como un extraño tímido y prudente miró, escuchó, tocó y olió todopara conocer mejor. Saboreó el laurel y el eucalipto y el hinojo sal-vaje. Mascó el alcanfor y bebió leche de coco. Ya tenía un contactoíntimo.

Pasaron 2 horas y aún el sendero lo guiaba tras laberínticas si-nuosidades, alejándose varios kilómetros de la alfombra inicial. Elcaminante ya no era ajeno. Esa rama era la prolongación de sus ex-tremidades, esas raíces eran parte de sus pies, aquella música era supropia obra. Aquel cielo, su techo. Él era parte integrante de todo,unido en armonía con el resto. Tierra y piedra, su propia casa y unarroyo de agua transparente, su fuente particular. Las flores salvajes,sus perfumes. Los insectos, sus amigos pequeños. El pino corpu-lento, un amigo para abrazar.

El caminante advirtió que todo se movía, nada permanecía ab-soluta y eternamente quieto. Nada ni nadie era estático. La gran va-riable: la velocidad. Las aves, los insectos, las ramas finas y las hojasimpulsadas por el viento iban y venían ostensiblemente: un movi-miento perceptible y en ocasiones inquietante. La piedra y la tierraestaban inmóviles sólo en apariencia, porque – reflexionó – su as-pecto varía. En el futuro el aspecto no será el mismo, como ahorano es el mismo que en el pasado. Eso demuestra que algo se movió,algo que estaba no está. No es verdad su quietud. Sintió el vértigo

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del mundo. Comenzó a bailar a grandes pasos pausados dibujandofiguras redondeadas con su cuerpo que había adquirido autonomíay era independiente de su voluntad. Ya no caminaba, bailaba en elescenario del universo, sintiéndose parte de él e intuyendo la índoleno develada de la inmortalidad.

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LA TIERRA NATAL DE ASHITAKA

Ashitaka, un príncipe poeta, descubre que a su aldea llegó el DiosNago con forma de jabalí. Ya había leído en antiguos manuscritosjaponeses que este Dios tenía la habilidad de inspirar a los poetascon su presencia. Ashitaka al verlo cerró sus ojos, se quedó inmóvily tras unos instantes brotaron de su imaginación bellos versos quehablaban de las virtudes de la naturaleza y los peligros del progresoy la tecnología.

¡Oh!, amado Dios Nagobusca el modo para que el mundo todorespete la naturalezaame la belleza¡y use bien la cabeza!

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L A P R I N C E S A M O N O N O K E Y E L

P R Í N C I P E A S H I T A K A

Que la tecnologíasirva para hacer el bien,desaparezca la tele basuraque Internet sea todo hermosuranunca más Gran Hermanolo vulgar con mesuray la violencia con prudencia.

Ashitaka escribió estos versos y otros que llevó a la Corte y fuefelicitado.

Nago dejó en Ashitaka una marca rosada en ambas mejillas demanera que cuando el dios se retiró, su presencia y su influencia per-manecieron con el príncipe para siempre. A medida que pasaba eltiempo la marca iba cubriendo su cuerpo, convirtiendo a Ashitakapoco a poco en un semidios, con poderes parecidos a los de Nago.Cuando todo el cuerpo sea rosado, Ashitaka será inmortal igual quesu dios protector. Sobre el fondo rosado de los brazos de Ashitakacrecerán minúsculas florcitas de varios colores que serán eternasporque se alimentarán de la sangre semidivina del príncipe florecido.

Ashitaka viaja hacia el Oeste, abandonando la aldea natal con lailusión de reunirse con Nago en su tierra. Pero antes decide consul-tar con una sabia mujer de su pueblo quien le indica que durante ellargo viaje propague la luz del amor y el respeto. Que sepa escuchara quien lo consulte, que trate de atender los reclamos de los pobresy humildes y que predique la solidaridad y la honestidad. Que nuncamienta y que enseñe la Verdad.

Sabe que cuando vuelva habrá aprendido muchas cosas que ig-noraba: su mente y su alma serán más ricos (siempre le sobraba eldinero). Y todo lo aprendido podrá usarlo en bien de su pueblocuando le corresponda reinar. Todo el pueblo concurrió a la plaza adespedir al príncipe Emishi Ashitaka quien montado en un hermoso

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caballo, ataviado con las ricas ropas de la corte del Imperio, tenía yala apariencia del futuro rey- semidios. De entre la multitud que aba-rrotaba la plaza, se abre camino una bella muchacha que se acerca alas patas del caballo montado por el príncipe, hace una reverenciade respeto y admiración y sacando de entre sus ropas un ramo derosas se lo alcanza al viajero: “No te olvides de mí ni aún cuando las floresse marchiten”.

VIAJE A LA CIUDAD DEL HIERRO

Los guerreros del Japón imperial eran los samurai. Existían dosclases de samurais: los que conquistaban tierras y naciones mediantela violencia, la muerte, el saqueo. Eran los samurái de hierro. Losotros eran también conquistadores para el imperio japonés pero susarmas eran opuestas a las de los primeros. Sus armas eran el arte, elpensamiento, la razón. Al llegar a un pueblo codiciado, montabaninmensos y extraordinarios y variados espectáculos. La música ja-ponesa reinaba por todas partes. Bajo la carpa del Gran Circo, dan-zarines, acróbatas, domadores, equilibristas y malabaristas de todasclases, hacían las delicias de chicos y adultos de la ciudad. Se ganabanla simpatía y el respeto – por sus audacias y perfecciones – de todos.Los aceptaban, se quedaban, penetraban en las casas, se casaban conlas gentes del lugar, formaban nuevas familias y pronto llegaban a go-bernar y ser responsables de las instituciones más importantes. Al cabode unos 5 años, flameaba la bandera japonesa en las plazas y edificiosprincipales de la ciudad así conquistada. Se llamaban los samurái artis-tas-pensadores.

Ashitaka viajaba solo y al llegar a un poblado indefenso ve cómoun grupo pequeño de samurái de hierro comienza un feroz saqueo.Se acerca al Jefe, se da a conocer como el heredero Emishi y le or-dena que detenga el saqueo y convoque a los guerreros a la plazadurante el crepúsculo. Mientras tanto, él se aparta, busca un rincón

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solitario en un jardín denso y bello, se sienta en un tronco caído delbosquecillo de arrayanes, cierra los ojos y busca afanosamente alDios Nago que se presenta esta vez en forma de alce rojo.

Te pido, ¡Oh, Dios Nago!que me dotes de poderesde milagrosos poderes de mago

Hoy durante el crepúsculoante los samurái de hierroalzaré con la fuerza de mi músculoal Jefe y a sus cuatro escoltas

Desde la atalaya de mi cuerpo de robleverán las cúpulas, los jardines, los templosde un pueblo pacífico y noble

Y simplemente les pediré que vuelvan.Que vayan a la Academia de artistas-pensadores y regresen con otras armas para conquistarsin saquear, sin muerte, sin violencia.

Acatan el pedido del príncipe. Los rudos guerreros emprendenla retirada desapareciendo hacia el levante. Veinticinco años despuésregresaron los maduros y apacibles samurái- artistas, todos excelen-tes jugadores de go, y conquistaron la ciudad pacíficamente. Flore-cieron las artes, las ciencias y los juegos de inteligencia. Losmercaderes llegados de la lejana Europa comenzaron a llamar a estaciudad la Florencia japonesa, nombre que perduró durante siglos yque sus habitantes honraron.

Ashitaka sigue su camino. Se encuentra con el monje Jigo que ledice que en la aldea de la Flor del Loto encontrará la explicación desu milagroso poder. Le habla de la Ciudad del Hierro donde podría

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encontrar el secreto de un trozo de metal que hirió el cuerpo de suabuelo en épocas pasadas, convirtiéndolo en un demonio. El prín-cipe decide dirigirse a la Ciudad del Hierro ya que conoce perfecta-mente cuál es el origen de sus poderes y no necesita ningunaexplicación. Se interesa por la suerte corrida por su antepasado, se-creto que jamás le fuera develado.

Cuando el príncipe se dirige a la Ciudad del Hierro, aparece laprincesa Mononoke en un carruaje de la compañía Mitsui, hermo-samente decorado con motivos folklóricos nipones, tirado por ne-gros y lustrosos caballos. Huía del poder maligno de Lady Eboshi,la líder malévola de la ciudad metálica. Mononoke logró salvar, ensu apurado escape, un licor curativo que le ofreció al príncipe paraaliviar futuros posibles sufrimientos durante su peregrinaje. Ashi-taka, acepta el obsequio y queda enamorado de la generosa princesa.

LA CIUDAD DEL HIERRO

Al cabo de una pocas horas el príncipe toma contacto con LadyEboshi en la Ciudad del Hierro quien le cuenta que están en guerracon los animales del bosque. Uno de ellos, un elefante parsimoniosoy aparentemente pacífico es la transfiguración del abuelo del príncipecuya historia conoce. El elefante lleva clavada en el lomo una placametálica radiactiva que sin duda es la causa de la furia salvaje quedomina al animal en determinadas ocasiones. La cercanía de los ani-males liderados por Dumbo Zou, el elefante, pone en riesgo per-manente la ciudad, lo que justifica la mano de hierro con que LadyEboshi somete a sus súbditos.

San, el otro nombre de la princesa Mononoke, aparece en la ciu-dad mientras Lady Eboshi conversa con Ashitaka. El príncipe la re-conoce porque a pesar de tener el rostro casi tapado completamente,lleva en su mano derecha una botella de licor idéntica a la que le re-galó a él pero conteniendo un líquido negro mientras que el licordel obsequio es blanco cristalino.

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Rápidamente tras una seña elocuente de San, Ashitaka toma labotella con el licor negro envenenado sin que lo perciba la malignaLady. San desaparece y el príncipe le convida a Lady Eboshi unsorbo del mortal licor quien sin desconfiar de Ashitaka lo bebe ycae inmediatamente fulminada por la elevada toxicidad de la pócima.

El pueblo que comienza a tomar conciencia de los graves acon-tecimientos, reacciona con alivio y moderada alegría. Se reúne en laplaza contemplando el cuerpo inerte de la malvada y deciden comi-sionar al brujo para que retire la placa radiactiva del lomo de DumboZou a quien previamente comunican la desaparición de su enemiga.Dócilmente Dumbo Zou se somete a una pequeña incisión en sulomo (pequeña considerando su corpulencia), se retira la placa delconflicto y se la entierra en un pozo ya preparado al efecto de unos100 metros de profundidad. Origen remoto de los cementerios debasura radiactiva. Los animales se apaciguan. Los humanos tambiény tras una reunión de los representantes de ambos colectivos, se es-tablecen normas de convivencia en paz que permiten a los hombresexplotar ciertas minas y a los animales conservar todas las fuentesde alimento para su supervivencia.

La princesa Mononoke estaba esperando tras la muralla con sureducido séquito. Ashitaka atraviesa el portal y la ve sin el velo quecubría su cara. Ambos se encuentran en una mirada de amor mu-tuamente agradecido y se enciende entre ellos la llama del eternorespeto japonés.

Ashitaka regala su corcel a Shuseki Shinshin yoi, el nuevo gober-nador y acompaña a Mononoke en el carruaje de Mitsui. La tomapor la cintura, recuesta su noble cabeza sobre el hombro de la agra-ciada princesa y parten.

EN EL BOSQUE

Mientras los enamorados atraviesan el bosque, se producen unosconfusos acontecimientos, seguramente causados por malentendi-dos entre los animales habitantes naturales, dueños y señores del

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bosque. Por ejemplo un par de monos hambrientos pretenden co-merse al príncipe.

Mononoke les convence de que no lo hagan ya que podrían des-atar la ira del Emperador poniendo en riesgo sus propias vidas y lade sus hermanos de especie. Para reforzar su argumento les ofrecetres ingenuas gallinitas que por allí merodeaban. Los monos aceptany se reparten una gallina y media cada uno.

San – Mononoke – semidiosa mitad mujer mitad alce hembra,lleva a Ashitaka a un estanque en medio del bosque, se bañan juntosen sus tibias aguas y al salir exhaustos se tiran sobre una alfombrade paja a descansar. Del matrimonio nacieron dos mononokitos yuna ashitakita hermosos que crecieron rozagantes en el bosque ha-ciendo buena amistad con los animales y se educaron en la Florenciajaponesa llegando a ser excelentes jugadores de go todos ellos. Unmononokito fue médico imperial, el otro farmacéutico de la corte yla ashitakita la mejor soprano lírica que dio el imperio durante unsiglo. El destino quiso que en un accidente trágico Ashitaka, recien-temente ungido Emperador, muriera aplastado por un bloqueenorme de piedra durante la inspección de las obras de la BibliotecaImperial Mononoke Bunkatek, levantada en homenaje a la princesa,convertida precozmente en Emperatriz.

Lamentablemente el cuerpo de Ashitaka no estaba totalmentecubierto por la marca rosada de Nago – le faltaban unos pocoscentímetros cuadrados – y por ello no era inmortal. El pueblo, des-pués del luto y de las imperiales exequias pedía larga vida para laEmperatriz del estanque del bosque, mitad alce mitad mujer, pro-motora de las artes y de la cultura y pacificadora de los animales.Durante su reinado estuvo estrictamente prohibido Gran Her-mano. Y se llevó a cabo una campaña para erradicar a los gusanosrojos y de otros colores que infestaban a las poblaciones del Im-perio.

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LA GUERRA

Durante la era Mononokita fueron desapareciendo los samuráide hierro y finalmente quedaron solamente los artistas-pensadores.Conquistaron los territorios aledaños a los ex dominios de LadyEboshi. Con la estrategia de la música, el circo, la cultura, las confe-rencias, simposios, edición de libros de cuentos, el respeto por todos,la verdad, la honestidad y todas esas cosas, conquistaron vastos te-rritorios y pueblos agradecidos por toda el Asia oriental. Se impusola razón y la princesa Mononoke convertida en Emperatriz, fue laluz de amor y sabiduría que iluminó el Imperio del Sol Naciente du-rante ocho décadas de guerras pacíficas

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MI OTRO YO: ¿Para qué te estás mirando en el espejo?

YO: Para ver si funciona. Pero es evidente que no quiere funcionar bien.Es un traidor repugnante. Cuidé su biselado, lo pulí 3 veces en 25 años, lo puselejos del alcance de los niños. Lo traté como una joya valiosa.

MI OTRO YO: Por el tono de tu voz estás desilusionado, frustrado.

YO: Sí, desilusión, frustración. Y odio. No merece mis desvelos. Es unJudas contemporáneo, este espejito petulante y mentiroso. Toda una vida viviendojuntos, fuimos compañeros, cómplices de acicalamientos secretos. Compartimosluces y aromas. Éramos hermanos. Nuestro diálogo profundo, pleno de amorpropio, consolidó una amistad que concebí eterna e irrenunciable.

MI OTRO YO: ¿Qué se rompió?

YO: Nada se rompió. Nada cambió en apariencia. Pero por propia volun-tad esta víbora traicionera hoy por la mañana comenzó a funcionar mal. No

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M A L D I T O E S P E J O

(monólogo silencioso sobre la vejez)

copia correctamente. Escanea con arrugas groseras. Atenúa la iluminación delos ojos. Desvía la dirección de la mirada. Transforma la sonrisa fresca en unamueca rígida. Devuelve un rostro pre mortem. Es la espejización brutal de lacalumnia. Un grandioso embaucador.

MI OTRO YO: ¿Qué pruebas tenés? No podés arrojar al mundo impu-nemente semejantes diatribas.

YO: Demostraré que las injurias de las que soy víctima inocente, me ocasio-nan un sin fin de penas. No me detendré hasta ver a ese espejo (no merece lla-marse espejo esa bestia inespéjica) entre planchas opacas que opaquen para todala eternidad sus otrora brillantes reflejos. No me detendré hasta verlo condenadoa la negra oscuridad por los siglos de los siglos.

MI OTRO YO: ¿Será ecuánime la justicia humana juzgando a uno deotra especie?

YO: Llegaré hasta la última instancia, sea como fuere y no abandonaré mijusta lucha hasta ver al delincuente pagar su culpa. Mírame:

¿Acaso no brillan mis dientes? ¿Acaso no te llega mi luz? ¿No te atrae la frescura de la piel de mi rostro? ¿No sentís en el alma el flechazo inteligente de mi mirada? ¿Dónde están mis arrugas, qué surcos, qué papada?

¡Tonterías, querida! Mi erguida, ágil, arrogante, estimulante presencia es la prueba material irrebatible del delito que proclamo. Mi amor, soy como quiero ser. Esta es la realidad polémica.

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I

El sábado al mediodía asistiré al Conciertazo. Voy a ir solo. Unauto-homenaje en secreto. Con toda seguridad lo disfrutaré comonunca. La anteúltima vez que fui, hace unos 10 años, acompañé ami primito que entonces tenía 6 años. Recuerdo la carita de Nahuel.Ese día puse más atención en las caritas de Nahuel que en el pro-grama. Mi primito no conocía la música clásica. Y probablementesería la segunda o tercera vez que asistía a un espectáculo en vivo.

Carita de sorpresa, unos ojazos bien abiertos y una mirada sos-tenida cuando sonó el primer acorde de un fragmento de la sinfonía“El Nuevo Mundo” de Dvorak. Fernando, creador, conductor y pre-sentador del programa había anunciado:

“Antonin Dvorak, un músico checoslovaco que nació en 1841 y murió en1904. Después de una estadía en EE.UU., quedó muy impresionado y escribió,inspirado en canciones indias y negras, su quinta sinfonía como homenaje a Amé-rica.”

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N A H U E L Y E L C O N C I E R T A Z O

Apenas terminó la presentación, el director de la Orquesta sin-fónica juvenil de Medellín, varias veces invitada al programa, alzósu batuta y comenzó la música. Silencio absoluto en la sala.

Nahuel me miró al cabo de unos instantes y su gesto infantil deinusitada expresividad me quería decir:

“¿checoslovaco ?, ¿boryac ?,¿nuevo mundo?, ¿qué es todo eso, primo ?”

Percibí con precisión su inquietud, le hice una seña para queahora mirara y escuchara. Después yo le explicaría todo.

Promediando la ejecución del fragmento sinfónico, la carita serelajó y Nahuel, que al comienzo estaba tenso (agarradito de los bra-zales de su butaca), se reacomodó plácidamente en su asiento y pudecomprobar ese instante mágico en el que el niño metía dentro de síesa música y al mismo tiempo todo él se sumergía en la sinfonía.Nunca después comentamos ese momento. Pero estoy seguro deque la experiencia fue ésa. Una rara certeza nacida del silencio. Nadaverbalizado ni explícito. La actitud de Nahuel me habló con elo-cuente claridad.

¡Viva la música clásica!, ¡viva el Conciertazo!, ¡viva la Orquesta sinfónicajuvenil de Medellín!.

Expresiones más propias de un espectáculo deportivo. Sin em-bargo, convertidas en un ritual infaltable en cada programa, cumplensu objetivo: involucrar emocionalmente a cada pequeño espectador.Nahuel aplaudió tímidamente cada ¡viva!. Sin exteriorizar – como lamayoría de los asistentes – un gran entusiasmo. Pero ahora su carita,su lenguaje silencioso inequívoco, acompañando ese aplauso conte-nido, decía:

“estoy vibrando, esta experiencia nueva e inesperada invadió mi espíritu ysiento una opresión en la boca del estómago”.

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II

El Conciertazo de ese sábado culminó con “La danza de lashoras” de “La Gioconda” de Amílcar Ponchielli (1834-1886). La ca-beza de Nahuel siguió el compás con imperceptibles movimientosy su bracito derecho dirigió algún pasaje de la obra. Su mirada seguíacon atención y admiración el desplazamiento de los bailarines. Unasonrisita burlona y a la vez piadosa, apenas esbozada, se dibujó ensu cara al ver cómo uno de los chicos que estaba bailando en el es-cenario, lo hacía con torpeza y solemnidad.

Después de la función nos sentamos en la terraza de un café. Yoseguí mirando la carita de la criatura que tenía enfrente. El bigoteque la leche achocolatada le dibujó, fue el marco de su escueto pri-mer comentario:

“quiero venir otra vez”,

se sonrió discretamente y con cierta picardía, agregó:

“yo creía que la música clásica era aburrida”.

Mi primo era un niño habitualmente locuaz y alegre. Composturay sosiego no era lo común en Nahuel. Se diría que la experienciahabía tenido un efecto balsámico. Además yo podía leer en su acti-tud: su cerebro estaba metabolizando cada uno de los impactos con-movedores recibidos.

Le limpié el bigotito y le dije:

“Checoslovaquia es un país del centro de Europa que tiene una capital her-mosa. Allí nació Dvorak que compuso música hermosa como la que escuchasteal principio. Hubieron muchos músicos geniales como él durante la historia dela humanidad. Hoy escuchaste algo de lo que ellos crearon. Y me parece que tegustó. Estoy seguro de que si seguís escuchando esta música, te va a encantar.

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Como la música es un idioma que entendemos todos, vas a poder compartirla yeso hará que la disfrutes aún más.”

Nahuel terminó su vaso de leche achocolatada, yo mi cortadito,le tomé de la mano y caminamos unos 300 metros en silencio mi-rándonos de vez en cuando con sonrisas de satisfacción y complici-dad. Cuando llegamos al parque nos sentamos frente a un canteromulticolor. Nahuel comenzó a tararear la “Danza de las horas”. Pocodespués nos separamos.

III

Tuve la sensación de que la jornada había sido determinante parami tierno compañero. Por mi parte sentí algo parecido al deber cum-plido. Una misión especialmente relevante y con proyección. Unaspocas horas intensas y trascendentes .

Reflexioné sobre la poderosa influencia de la música, transfor-madora del alma. Percibí con viva precisión que esa influencia esmás profunda y más inmediata cuanto más precozmente se reciba.Que la ductilidad de un niño permite un impacto vigoroso, casi ins-tantáneo y perdurable.

También pensé que la música clásica no es excluyente. Otras mú-sicas que se originan en lo mejor de la condición humana son igual-mente estimables. Por ejemplo los folklores del mundo. Tengo elsueño de que la globalización de nuestro tiempo llegue al folklore yde que una compacta red de música folklórica de todas las proce-dencias invada el planeta. Las políticas culturales de los gobiernosdeberían incluir la promoción sostenida de la música folklórica detodos los lugares, aún de los más remotos o exóticos.

IV

Dos semanas después, llevé a Nahuel otra vez al Conciertazo. Enesta segunda oportunidad su actitud general durante el programa

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fue distinta a la de la primera vez. Activo, participativo, metido de-finitivamente en un mundo que lo había atrapado. Aplaudió paradoy con entusiasmo la “Marcha triunfal” de “Aída” de Giuseppe Verdi(1813-1901). Después, Fernando anunció un pasaje de “El Moldava”del compositor checo Bedrich Smetana (1824-1885). La “erudición”de Nahuel permitió comentarle a la niñita de al lado:

“Checoslovaquia está en el centro de Europa y ahí nació también Boryac”.

Tras el rito de los ¡vivas! y la lluvia de papel picado, terminó (paranosotros demasiado pronto) el programa de ese sábado.

Hoy, 17 de abril de 2021, Nahuel me llamó por teléfono. Mecontó que el lunes se presenta a un casting para cubrir una plaza deviolinista en la Orquesta sinfónica juvenil de Zaragoza, donde vive.Tiene un porvenir prometedor en el mundo de la música. Le deseésuerte en la prueba y me dijo gracias, muchas gracias.

V

El programa de hoy de El Conciertazo parece pensado a la me-dida de mis preferencias. Un fragmento de la suite “Don Quijote”de Georg Philipp Telemann (1681- 1767 ) con una obligada refe-rencia a las aventuras y desventuras del caballero. “Cuadros de unaexposición” de Modesto Mussorgski (1839-1881) con la colabora-ción en el escenario de varios chicos, unos sosteniendo cuadros yotros representándolos, en una extraña y original muestra de ingeniodel escenógrafo Don Fernando que sentadito en un rincón, lo ob-serva todo y está pendiente de cada detalle. Y por último “Una fur-tiva lágrima” de “El elixir de amor” de Gaetano Donizetti(1797-1848), cantada por un excelente y joven tenor. El sentimientoy la dulzura de esa aria muy bien interpretada, justificó la caída deuna enorme lágrima de utilería que repentinamente brotó de un ojo

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de la debutante niña-actriz traicionada por una indisimulable sonri-sita. Los chicos aplaudieron con fervor inusual. Muchos de ellosconteniendo la risa porque la sentían inadecuada después del senti-miento lacrimógeno. Me acordé de Nahuel y me brotó una lágrimade alegría por compartir el momento con aquel auditorio infantil.

VI

Un hombre joven y entusiasta sucedió a Fernando en las presen-taciones. La inflexión de su voz, sus desplazamientos en el escenario,sus espontáneos comentarios siempre didácticos y de buen humor,son sorprendentemente similares a los del anciano maestro que sen-tado en su rincón es feliz.

Seguramente tan feliz como yo hoy por haberme regalado unformidable Conciertazo. Por supuesto vociferé los consabidos¡vivas!. A la música clásica, al Conciertazo, al director de la orquesta,a los músicos y al tenor.

Me senté en la terraza del café y me puse a observar la alegría devarios chicos que salían de la sala dirigiendo la música que resonabaen sus cerebros. Y me prometí hacer algo para que otros niños, enotras partes del mundo, tengan la fortuna de otros Conciertazos.

Luego cerré los ojos y con una claridad y precisión inusitadas, vila película de los muchos Conciertazos de mi infancia.

El mes que viene debuto como Director de la Orquesta sinfónicajuvenil de Zaragoza, uno de cuyos violinistas me es familiar y a quienme une una vieja y entrañable amistad...

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Olimpia en su juventud

I

Olimpia nació el 28 de diciembre de 1929 en Montevideo. La mo-desta casa natal de estilo colonial es obra de su abuelo, el constructorDon Julián Lucio Emezuere. El padre de Don Julián desembarcó enMontevideo aproximadamente en 1820 procedente del Congo belga.Timbwe Emezuere tenía por entonces 19 años y junto con otros 240negros llegó a América huyendo de su tierra inhóspita y del salvajesometimiento al que estaba condenado. Los hombres de su familiaeran taladores al servicio de una maderera belga que los explotaba sinpiedad en un régimen de esclavitud aún no abolido.

Timbwe encontró empleo en el mercado del puerto, progresó yvivió dignamente.

Ahora el lector debe ir al sitio www.todotango.com y escuchar “El negro ale-gre” mientras lee la letra.http://www.todotango.com/Spanish/las_obras/Tema.aspx?id=8QVmOg6W9iU=

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O L I M P I A

(Cuento lecto-musical)

Se casó con una negra llegada al Río de la Plata en el “Espe-ranza”, barco que había zarpado de Ciudad del Cabo. El mismo queun año antes lo había traído a él.

II

Un funcionario de la Aduana de Montevideo fue quien bautizóa la futura mujer de Timbwe. La negra no tenía ningún documentoy aparentaba unos 16 años. Se transformó en Sofía Fucsia. En aque-llos tiempos también comenzaban a llegar inmigrantes de Europacentral y Sofía era un nombre bastante habitual. Ese nombre resul-taba familiar al escribiente de la aduana y no le importó que sirvierapara identificar a la africana. Fucsia era el color del turbante quelucía la negra. Sofía Fucsia conoció a Timbwe tres semanas despuésde su llegada. Había conseguido trabajo de forrajera en el puerto alos 2 días de su desembarco. Su tarea consistía en cuidar del forrajey alimentar a los caballos de los carros que se utilizaban en la cargay descarga de mercaderías. El casamiento de Sofía y Timbwe, pre-cozmente cristianizados, se realizó en la capilla portuaria. Fuerontestigos un compañero del novio y una reciente amiga de la novia.Los casó el padre Calixto, un cura mestizo que influyó decisivamenteen muchos aspectos de la vida futura de la pareja.

Ahora escúchese “Negra María” sin obviar la lectura de la letra.http://www.todotango.com/Spanish/las_obras/Tema.aspx?id=Q9sjnwWja1Y=

III

El hijo menor del matrimonio se llamó Julián y tuvo la oportu-nidad de asistir a la escuela. Obtuvo el título de constructor y des-arrolló con éxito su profesión. Varias casas del barrio donde nacióOlimpia fueron levantadas por Don Julián. La discreta fortuna que

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poseyó fue una herencia que malogró su único hijo, el padre deOlimpia. El barrio creció a pocos metros de la Av. 18 de Julio, cercade la placita Tiradentes en donde Olimpia aprendió la rayuela y lamancha venenosa.

IV

Olimpia es negra entre las negras. La negritud de su piel es in-tensa por lo que resalta la blancura de una cabellera de pelos cresposy escasos. Su voz tiene una resonancia muy amplia y pronuncia laseles con cierta lentitud. Las eles de Olimpia perduran en la memoriade quienes la escuchamos con frecuencia.

Ahora “Bronce”:http://www.todotango.com/spanish/Las_obras/Grabacion.aspx?id=2963&player=wmp

Cuando Olimpia cumplió 21 años su familia estaba en la ruinay se decidió que ella probara suerte en Buenos Aires.

La clase media porteña vivía con cierta holgura y era habitualque en las casas de la burguesía se emplearan muchachas con camaadentro para los quehaceres domésticos. Olimpia se colocó (así sedecía) en mi casa. Hoy es una viejita simpática, increíblemente ima-ginativa. Sus historias alimentaron mi fantasía infantil. Eran cuentosen general bastante truculentos en los que aparecían frecuentes he-chos de sangre. Quique Bellveres fue un personaje habitual en loscuentos de Olimpia. Quique era un joven que actuaba las más de lasveces como un adulto. Un Robin Hood afro-americano cuyas noblesaventuras y desventuras me pasearon por selvas, llanuras y perdidospueblecitos enarbolando la justicia. Aprendí la justicia por Olimpia.También la libertad, el anhelo de igualdad y la fraternidad. A los 14años me enamoré de Olimpia. Un amor callado, insospechado tantopor ella como por mis padres. La negra era 11 años mayor que yo.Además era negra y la muchacha de la casa. Un amor inconfesabley absurdo para la época. Por suerte el arrebato pasional duró unos

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pocos meses hasta que cayó derrotado por la contundencia de unarealidad implacable.

V

Nuestra relación continuó con normalidad. Olimpia misma seconvirtió para mí en uno de los personajes de sus propios cuentos.Recuerdo que durante los relatos me impresionaban tanto las aven-turas de Quique Bellveres como los gestos e inflexiones de voz deOlimpia. Matizaba sus narraciones con elocuentes movimientos delcuerpo, especialmente de los brazos, describiendo con obsesión de-talles de lugares, rostros, actitudes.

Las buenas calificaciones en redacción que obtuve en la escuelase las debo sin duda a los cuentos de mi negra profesora privada.Olimpia fue y es humilde y dócil pero no sumisa. Su aporte a mieducación no se limitó a las consecuencias de sus cuentos. Su per-sonalidad, su vida misma, constituyeron un ejemplo de honradez ysolidaridad. Mamá la consideró una fiel colaboradora y papá aunquedistante, la trató con afecto. Ella, aún percibiendo en raras ocasionesalguna injusticia, jamás faltó el respeto a ninguno de la familia. Sediría que fue un factor de moderación y buen criterio en el seno deuna familia en la que no faltaban los conflictos.

VI

Un día Quique Bellveres se suicidó al galope cometiendo el ho-micidio de su caballo al lanzarse a un precipicio profundo. La éticade la negra Olimpia condenó mucho más el delito de haber matadoa la bestia que el del suicidio. Este episodio caló hondo en mi espí-ritu. Es un ejemplo patético del valor del respeto irrestricto. Por su-puesto que Quique resucitó en cuentos posteriores y hasta sepermitió andando el tiempo, llegar a ser médico. Extraña transfor-mación digna del poder imaginativo de Olimpia.

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VII

No hace mucho fui a verla. Tiene algunos achaques propios desus 76 años. Me contó que Quique es el cardiólogo que trata su hi-pertensión. El personaje vive en la ficción y en el mundo real deOlimpia en estos últimos años. Curiosamente Enrique Bellver es elcardiólogo de mi familia.

Mamá es 9 años mayor que Olimpia y son vecinas. Se visitan confrecuencia y charlan de épocas pasadas. De los chicos especialmente.

Olimpia vivió en casa durante 15 años. Mi hermano y yo nos ca-samos (cada cual por su lado) y nos fuimos. Ella siguió acompa-ñando a mamá, ya viuda, durante un tiempo.

Hoy decidí ir a visitar a mi negra Olimpia. Antes de que sea tarde.

Ahora “Libertango” por el quinteto de Astor Piazzollahttp://www.todotango.com/spanish/Las_obras/Grabacion.aspx?id=1307

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I

El padre de Teresa fue médico y miembro de una ONG quemantiene un Hospital en una región muy pobre del África central.La madre, célebre violinista, había logrado una considerable fortunaal cabo de unos pocos años de vida artística. Dedicó buena parte desu dinero a recuperar niños y jóvenes de la calle, muchos de ellospequeños delincuentes, con los que formó una orquesta sinfónica yun conjunto de música folklórica. Un hermano mayor de Teresa eramaestro en una escuelita rural, cargo que desempeñaba con abne-gado espíritu de solidaridad.

Teresa era enfermera universitaria, trabajó en la Cruz Roja y estudióparalelamente piano. Excelente acompañante de cantantes, logró es-porádicas presentaciones en escenarios de su ciudad y de la provincia.

II

A los 17 años Teresa tenía la convicción de poder combatir lasmiserias y las mezquindades del mundo, luchar contra la corrupción

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P A R Á B O L A D E L O S H A Y Q U E S Y S E D E B E S

Teresa, la burguesa

y el odio, contribuir a evitar enfrentamientos y conflictos. Los hay-ques y sedebes eran permanentes en su pensamiento y su discurso.Arengaba vehementemente a quien la rodeaba erigiéndose en unalíder espontánea de su causa loable.

Hay que derribar los muros de la incomprensión y la intolerancia. Hay quellevar la educación a todos los rincones de la Tierra. No hay que permitir quealguien no tenga la vacunación completa y hay que hacer llegar antibióticos atodos los enfermos infectados. Hay que erradicar el hambre. Se debe mejorar lajusticia y se debe combatir la delincuencia. Se debe terminar con los gobiernosdespóticos y se debe promover la democracia.

Hay que procurar que la gente sea más solidaria. Hay que hacer prevalecerel respeto como valor supremo de la convivencia en la sociedad, en las instituciones,en la familia. No se debe permitir que las diferencias ideológicas, religiosas, ét-nicas, sean causa del exterminio de personas. Se deben erradicar las guerras in-ternacionales, las civiles, las masacres y los genocidios. Hay que ser solidario yayudar al desvalido y al desamparado. Hay que eliminar los privilegios desca-rados e injustos, las prebendas, la mentira institucionalizada. Se debe ser com-prensivo y compasivo con los infradotados. Hay que proteger a niños y ancianoscomprendiendo sus limitaciones. Se debe promover el desarrollo de las ciencias ylas artes y hay que velar para que los progresos tecnológicos se pongan al serviciode causas buenas.

Confucio escribió en forma condicional : “ ... Cuando la Gran Con-cordia prevalece, el mundo es una Gran Familia ...”

Teresa, con sus 17 años, sentía la fuerza necesaria para contribuira la Gran Concordia de manera incondicional, ya. Palpitaba su co-razón al ritmo de un acuciante anhelo de Amor Universal.

Teresa fue una adolescente ejemplar y noble, plena de amor filialy fraternal, fiel amiga, permanentemente dispuesta a involucrarse enlos problemas ajenos, a solidarizarse con quien acudía a ella. A los17 años, Teresa era hermosa por dentro y por fuera: una mirada pe-netrante, clara, sincera, una sonrisa franca y ancha, una actitud res-petuosa y gestos delicados y ponderados. Aparentaba ser algo mayor

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por su madurez. Siempre tenía compromisos, una actividad ince-sante y bien organizada. Cuidaba su salud y su imagen. Caminabaresueltamente, erguida, parecía abarcar la totalidad de su entorno,haciendo que nada de lo que la rodeaba le fuera ajeno.

III

Teresa tuvo su primer novio a los 18 años, un muchacho 2 añosmayor, excelente jugador de tenis. El noviazgo duró 18 meses: su-cumbió ante la arrolladora exigencia de Teresa que pretendió con-vertir al joven a su credo. Una débil resistencia de él era motivosuficiente para regañarlo intempestivamente. El novio prefirió seguirsu propio camino.

Teresa se casó a los 26 años con un farmacéutico 10 años mayor,cuya vida giraba en torno a su profesión y su farmacia. Juan Pabloera amable, tranquilo, algo taciturno. Un buen hombre exitoso enlo suyo y sin otras aspiraciones. A Juan Pablo le gustaba la buenamesa y era un buen catador de vinos. Cariñoso con su suegra y sus2 hijos varones y muy afectuoso con parientes y amigos. Una per-sona cordial y simpática.

El primer hijo del matrimonio nació al año de la boda y el se-gundo 2 años después.

Poco tiempo después de casada, Teresa percibió un progresivoenfriamiento de sus pulsiones redentoras. Seguía con sus hayques ysus sedebes aunque sutilmente menos fervientes. El fuego que laquemaba totalmente unos años antes, mermaba como si una dota-ción de bomberos hubiera acudido con la consigna de apagarlo len-tamente.

IV

Durante la lactancia de su segundo hijo Teresa abandonó sus an-sias utópicas. Hasta su aspecto cambió notablemente. Una apariencia

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de ama de casa con michelines incluidos, de madre nutriente conojeras de largas vigilias nocturnas y párpados de resignación e irre-nunciables obligaciones conyugales y maternales. Las antiguas aren-gas en el café de la Universidad se transformaron en pacíficasreuniones hogareñas de domingos de té a la tarde seguido de canastade 6 con otras madres, algunas veteranas amigas de otros tiempos.Los 10 años posteriores de Teresa se caracterizaron por una rutinacon escasas variaciones. Dedicó todo su tiempo a la doméstica aten-ción a Juan Pablo, el cumplimiento escrupuloso de sus tareas labo-rales que apenas había abandonado durante las licencias maternales,el cuidado cercano y amoroso de sus hijos, la educación escolar yformación moral de ellos para convertirlos en “hombres de bien”.

El hijo mayor es farmacéutico y el menor fotógrafo indepen-diente. Ambos gozan de una vida apacible y bastante convencional.

Teresa tiene 54 años. Dentro de unos meses nacerá el primernieto, de su hijo mayor. El otro vive con ella y tiene una novia formaly enamorada, que tolera sus frecuentes ausencias profesionales. Te-resa y Juan Pablo pasean los fines de semana en los que la farmaciano está de guardia. Ellos no hablan de hayques ni sedebes universa-les. Sólo de algunos específicos hayques y sedebes referidos a sushijos con quienes mantienen una buena relación bastante conven-cional. Teresa no toca el piano en público y lo hace esporádicamenteen casa. El fotógrafo se casó y emigró.

Transcurrieron años apacibles durante los que apenas hubieroncambios en las vidas de Teresa y Juan Pablo. En realidad el únicocambio significativo fue el envejecimiento.

V

Ya Juan Pablo se jubiló. El matrimonio puede darse el lujo devivir cómodamente. Teresa también dejó de trabajar. Tiene 60 años,arrugas, canas y está levemente encorvada. Curiosamente la miradaparece recobrar el fulgor de los años juveniles.

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En las reuniones con los amigos vuelven de tanto en tanto loshayques y los sedebes.

Hoy se festejan los 70 años de Teresa. Juan Pablo y su mujer pre-siden la mesa. A la fiesta asisten los hijos, parientes y amigos. Teresaapaga las velitas y se hace un silencio que sugiere la palabra de la ho-menajeada quien acusa el reclamo, adopta una postura que hace des-aparecer la incipiente curvatura de su columna y súbitamente sumirada, que recorre pausadamente a todos los presentes, se enciendey levantando su brazo derecho con el índice al cenit, dice con vozfirme y diáfana:

“ Hay que derribar los muros de la incomprensión y la intolerancia. Hayque llevar la educación a todos los rincones de la Tierra...”

Teresa arengó durante unos 40 minutos en medio de un silencioreverente.

Afuera la humanidad – ajena – seguía su derrotero.A partir de entonces no hubo un día en casa de Teresa sin hay-

ques y sedebes durante los siguientes 10 años. Hayques y sedebesreiterados por una anciana cuya vida fue una parábola inesperada.

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God in Heaven,Man on Earthnothing between thembut only blue airclear and blue airand no more, my God !

John Brian Although( 1718 – 1783 ) *

“Queridos amigos :Me llamo Roberto Bassani y soy un suicida que pretende dejar constancia

de su padecimiento.”

Así comenzaba su penúltima carta este suicida italiano que conocíen España. Una personalidad interesante y atractiva. Un hombrerecto amante de la verdad.

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P E N Ú L T I M A C A R T A D E U N S U I C I D A

(a psicologycal story – un cuento sicológico)

“Me casé por primera vez hace 40 años. Conviví con Belinda casi 20 y te-nemos dos hijas. Con mi segunda y actual mujer, Eleonora, estamos juntos desdehace 25 años.”

Quiero advertir a mis allegados que no pretendan encontrar enlas páginas que siguen ninguna alusión a mi vida real ni a la de mifamilia. Se hace necesario aventar esta posible suspicacia. Con muchafrecuencia el lector tiene tendencia a imaginar rasgos autobiográficosen los textos del autor. Suele ser un exceso de perspicacia que con-duce a conclusiones generalmente inexactas. No se justifica por nin-guna razón encontrar en esta carta una referencia autobiográfica.Aunque también es cierto que cualquier cuento puede contener ele-mentos de la realidad. Los personajes son frecuentemente combi-nación de realidades o caricaturas de la verdad.

“ La viuda Eleonora aportó a la pareja tres hijos: dos varones y una niña.Eleonora me dio una hija. De tal manera que entre las mías, los de ella y lanuestra, tengo seis vástagos”

Ya se puede advertir en este inicio el estilo frío y calculador deBassani. Posiblemente ese estilo sea propio de los suicidas. O por lomenos de cierta clase de suicidas.

“Me suicido porque estoy agobiado y extenuado. Sufro el acoso moral per-manente de Eleonora. No me da tregua, excepto durante alguna esporádica pri-maverita, desde hace unos 15 años.

Eleonora es una bella persona. Servicial y generosa con los suyos, siemprerecelosa con los ajenos. Me enamoré apasionadamente de ella. Mi joven razónse obnubiló por la pasión.

Durante los primeros años no permitió – con su actitud discriminatoria –que yo asumiera el rol de padre de sus pequeños hijos. Mi primer y grave errorfue no sostener firmemente mi posición ante este choque de deseos. Yo quise serel papá de los tres pero no puse el empeño necesario. Tuve el propósito de evitar

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conflictos. Esta actitud contemporizadora que prevaleció no solamente en esteasunto, también en casi todas nuestras diferencias, fue un bumerang. Ceder te-rreno en forma sostenida conduce a la pérdida de la batalla. O por lo menos ala necesidad de resistir y tolerar y en consecuencia introducir tensión de variablemagnitud en la relación.”

Roberto comienza a perfilar la naturaleza de su calvario. Se tratadel cansancio emocional por haberse convertido en un resistentecrónico. Si los hombres pueden clasificarse en halcones y palomas,Roberto Bassani fue siempre una paloma para Eleonora. En pocasoportunidades (conversaron mucho sobre este punto), puso en prác-tica la agresividad de un halcón.

“Cuando esporádicamente quise cuestionar opiniones o acciones de Eleonorao bien consensuar discrepancias, me estrellé contra un muro de irracionalidad,incomprensión y escasa voluntad de acordar. Jamás pude convencerla de la nece-sidad de no desautorizarnos mutuamente frente a los chicos, por ejemplo. Nocomprendió el carácter altamente nocivo de esta actitud que con frecuencia adop-taba. Mi insistencia no tuvo efecto. No solamente persistió en desautorizarme yventilar nuestras rencillas ante los hijos. En los últimos años se erigió tambiénen árbitro de los lógicos y frecuentes desencuentros entre hijos y padre. La juezponía injusta y erróneamente en un pie de igualdad a ambas partes y desde elestrado dictaminaba en voz alta, satisfecha de haber impartido justicia. Contri-buyó de manera significativa a deteriorar la relación con mis hijos convivientes.

En esta cuestión – como en casi todas las cuestiones –mi modus operandifue batirme en retirada durante la crisis para no agravarla y procurar, pasadala tempestad, pedir y dar explicaciones (generalmente muy racionales). Pobrísimosresultados, diría fracaso y frustración.”

Bassani avanza en la configuración de un entorno familiar com-plejo. Interesa destacar lo siguiente: la resistencia y tolerancia de Ro-berto, su actitud pacificadora y pacifista, fueron los elementos quefinalmente lo llevaron a la decisión suicida. El desgaste prolongado

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de sus fuerzas lo condujo a bajar los brazos. El desaliento, el hastío,la depresión, el callejón sin salida típico de los suicidas tardó en llegarpero por fin llegó.

“Eleonora a quien quiero con toda el alma y a quien odio con contenido fer-vor, es una bella persona. Servicial y generosa con los suyos, sacrificada muchasveces, auto-inmolada en la pira de ardores celotípicos, desconfiada y policial conlos ajenos.

Jamás le di motivos para el celo. Por el contrario, tuve la insensatez de nohacer prosperar saludables y posiblemente ricas relaciones con amigas y conocidas.Por temor a alimentar su evidente manía. Sin embargo cuando la borrachera decelos eclosionaba, supe mantener una firme actitud sosteniendo la verdad: jamáshubo la más mínima razón para sospechar ningún grado de infidelidad de miparte, ya que no existió. La obvia falta de evidencias, el paso del tiempo que en-caneció mi escasa cabellera y apaciguó nuestras otrora jóvenes pulsiones y la fir-meza de mi actitud, fueron los tres factores que morigeraron sus arrebatos decelos.

Cualquier actitud celosa implica un reconocimiento de ciertas virtudes del ce-lado. Esto constituye un halago patológico que paradójicamente daña la rela-ción.”

Roberto está a esta altura de su carta describiendo con serenidady pretendida objetividad, los principales caminos al suicidio. Las ave-nidas anchas. No es difícil imaginar la existencia de una red densa eirregular de senderos llenos de numerosos vericuetos por dondetranscurren acontecimientos menores, cotidianos, que actúan comola gota que horada la piedra. Conducen a un mismo fin: el suicidio.Roberto Bassani es hasta aquí un hombre casi destruido.

“Eleonora es alta, 1,68 m, rubia de ojos verdes. Mi altura fue de 1,67 m.Hace 1 año tuve una cruel sospecha que se confirmó: medía 1,66 m. Desde en-tonces no mido mi altura por temor al desánimo: es muy probable que mi cabezaesté buscando el suelo y se acerque progresiva y peligrosamente. Como la cabezadel viejo negro Joe del negro spiritual de mi juventud.

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Eleonora terminó la escuela primaria a los 12 años. Su carácter introspectivoa esa edad, su temperamento más bien tímido y especialmente el desaliento de sumadre machista y retrógrada, impidieron que continuara con sus estudios. Creoque mi mujer está apenada por ello. Yo tengo una formación terciaria y piensoque el conocimiento hace más digna la vida. Desde que opté por unir mi vida ala de mi querida Eleonora, jamás pensé que esa diferencia la descalifica o ladesmerece frente a su marido. Nunca adopté –por lo menos en forma consciente– una actitud de arrogancia o superioridad por tal motivo. Sin embargo Eleonorame recrimina con inusitada frecuencia una supuesta predisposición de mi partea resaltar la diferencia cultural. Nada más equivocado. Estoy seguro de que suproceder es consecuencia de un sentimiento de inferioridad no justificado”.

Roberto incursiona en un tema que parece ser central. Una dife-rencia real que sin duda tiene consecuencias conflictivas, subesti-mada por él y exagerada por ella. La cultura condiciona intereses.Cuando los intereses son simplemente distintos cabe buscar acer-camientos e intercambios. Pero cuando son divergentes... la situaciónse torna compleja.

“Muchas veces quise escribirle a Eleonora mis reflexiones. No lo hice portemor a interpretaciones distorsionadas que en definitiva hubieran requerido unainútil explicación de la explicación. Preferí buscar momentos que me parecieranapropiados para comunicarle algún pensamiento simple susceptible de ser aclaradoinmediatamente. Obtuve pobres resultados. No se disparó el esperado mecanismodel estímulo del análisis y la clarificación. Por el contrario ella se mostró inva-riablemente reticente a la charla amplia y generosa. Yo no discrimino la carenciade estudio. Lo que me preocupa es la falta de interés por aprender. La escasacuriosidad y la pobre predisposición a indagar profundamente.

Hoy tomé una determinación: la presente será mi penúltima carta. La últimala encabezaré: Mi amada Eleonora :...No será una justificación ni mucho menosun exhaustivo análisis. Una despedida plena de reconocimiento y también unapizca de recriminación. Más amor que odio. No aparecerá la víctima y tampocoel victimario: no habrá culpables en mi último adiós”.

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Roberto Bassani se retuerce. Procura no herir aunque sabe queel suicidio produce inexorablemente una herida. Se debate entre elamor y el odio. Sabe que no morirá como un héroe y sabe que dejaráuna ráfaga de sufrimiento y dolor.

¿Cuánto tiempo dejará transcurrir hasta decidirse a escribir esaúltima carta?

* tanto el verso como el nombre del poeta son pura invencióndel autor.

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Nací en un hogar de honda raigambre católica. Mis padres, ca-tólicos de costumbres austeras, respetaban religiosamente el

ritual y vivían según los preceptos morales de la Iglesia CatólicaApostólica y Romana.

Soy hijo único, mimado y cuidadosamente educado en institutosregenteados por monjas y curas. Después de una experiencia frus-trada de 1 año en el Seminario, ingresé en la Facultad de CienciasPolíticas de la Universidad Católica de Santa Cruz, Argentina.

Una vez licenciado trabajé en la Asesoría de la empresa de papáy además llegué a ser catedrático de Derecho Canónico en la Uni-versidad de la que había egresado.

Mi mujer Benedicta es traductora de latín y también proviene deuna familia católica. Es devota de la virgen de Montserrat. Viaja aEspaña todos los años para adorar a la Moreneta.

Benedicta es una excelente bordadora: sus trabajos en finas telasde hilo merecieron premios en los salones de bordados que sueleorganizar la parroquia de su barrio natal, en la parte alta y más tra-dicional de la ciudad.

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R A I G A M B R E C A T Ó L I C A

Me encanta oírla recitar o leer la Biblia en latín. O la fábula dellobo y las uvas.

Recuerdo a mi madre lavando la ropa mientras cantaba aquél val-secito de mi infancia:

Mantelito blancode la humilde mesaen que compartimosel pan familiar ...

Todos los manteles de mi casa eran blancos, impecablementeplanchados y almidonados. Papá o en su ausencia mamá, bendecíanel pan y la mesa todos los días.

Mantelito blancohecho por mi madreen horas de invierno de nunca acabar ...

Los hacía mamá con amor y santa paciencia. Generalmente com-praba la tela en Casa “Le Sacre Coeur” de la calle de San Benito, 7

Tienen tus dibujosfiguras pequeñasavecitas locasque quieren volar ...

Mamá bordaba primorosamente, por eso aceptó de muy buengrado y con gran gozo en el corazón mi noviazgo con Benedicta. Elmantel más querido de mi infancia tenía avecitas locas en actitud deplanear y se diría que recorrían el mantel picoteando de plato en plato.

Las bordó mi madreen aquellas nochesen que junto a mi cuna me enseñó a rezar ...

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El Padre Nuestro, el Credo, decenas de pasajes bíblicos consti-tuyen mis tempranos aprendizajes. De rodillas frente a la mesita deluz de mi camita, contemplando fijamente el Cristo crucificado, re-zaba todas las noches dando las gracias, junto a mi madre.

Tiene el mantelito dos letras grandesletras veneradasque no he de olvidar.Son las iniciales de mis dos viejitosausentes por siemprepor siempre jamás ...

Esas iniciales las agregó Benedicta cuando papá y mamá se fue-ron. Mamá murió dos meses después de la partida de papá. Creoque lo acompañó por amor.

En su última morada reposan uno al lado del otro, próximos enel espacio y en el espíritu, así en la tierra como en el cielo ...

“Mantelito blanco” es un vals tradicional chileno de Nicanor Molinare

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Nací en un hogar de honda raigambre comunista. Papá, un ora-dor elocuente, llegó a ser concejal de mi ciudad por el PC.

Mamá, activa militante del PC, era una feminista convencida y lú-cida.

Mis abuelos habían sido destacados dirigentes sindicales perse-guidos toda la vida y varias veces encarcelados. Mis abuelas, mujeressacrificadas, muy trabajadoras, de un temple admirable, soportaronla pobreza, la humillación y la tristeza.

Cuando concluyó su período, papá no fue reelecto y ya sin fueros,cayó preso por primera vez. No es relevante la excusa con la que sepretendió legitimar su detención. En realidad y muy en consonanciacon cierta ideología en boga, la detención era “profiláctica”.

Mamá luchaba en las barricadas por la despenalización del aborto,por la ley del divorcio, por la equiparación de las condiciones labo-rales de la mujer y por la difusión de condones y otros anticoncep-tivos.

Mi abuela materna había sido anarquista en su juventud. Mamáera la menor de sus tres hijas: Estrella, América y Victoria. Yo mellamo Justo, como mi abuelo y papá se llama José, como Stalin.

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R A I G A M B R E C O M U N I S T A

José y Victoria no quisieron tener más hijos después de mi naci-miento. Pensaban que el aumento de la prole iba a sustraerles tiempoy energía que anhelaban dedicar al partido.

Me casé con Inés cuando ambos cursábamos el último año de laUniversidad. Inés era entonces presidenta del Centro de Estudiantesde Sicología, como representante de una agrupación de izquierda.Al poco tiempo de obtener su título fundó una ONG que procurabaasistencia psicológica a niños afectados por catástrofes en cualquierparte del mundo.

Con sacrificio y expectativa mis padres pudieron pagar mis estu-dios. Ingresé en la Universidad Nacional de Santa Cruz en Argentinay obtuve el título de abogado. El día que me entregaron mi diploma,habían dejado en libertad a papá por la mañana. Fue pura casualidad.Papá avejentado pudo asistir al acto. Aún erguido y con un ciertoaire desafiante.

Mamá fue a la peluquería ese día por primera y única vez en suvida y lució su único collar que lleva una medallita con la hoz y elmartillo. Tenía un aspecto francamente deteriorado: algo más en-corvada, pelo totalmente blanco (ni mencionarle la tintura), dedosque comenzaban a deformarse y el paso notablemente más lento.Sin embargo conservaba la mirada vivaz y atenta a todo lo que su-cediera a su alrededor.

Sentados en la segunda fila, ambos miraban insistentemente a suhijo que iba y venía saludando a condiscípulos y docentes en los pro-legómenos del acto de entrega de los diplomas. Siento aún hoy esasmiradas plenas de significado. Las siento como aguijones que meestimulan y reconfortan en las horas de dificultad. Son las miradasde mis dos viejitos ahora ausentes por siempre, por siempre jamás.

Inés es una excelente ceramista, oficio que cultivó como unhobby desde pequeña. Fabricó una V y una J grandes, artísticas, defina cerámica que colocó sobre las tumbas de mamá y papá.

Inés no conoció a sus padres porque teniendo ella apenas 2 mesesfueron fusilados en los paredones franquistas de la guerra civil es-

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pañola. Eran republicanos que integraban una troupe de actores queprocuraban levantar el ánimo alicaído de la tropa durante los últimosmeses del conflicto. Una circunstancia fortuita impidió que pudieranhuir durante el embarazo. De no haber sido así, Inés hubiera sidoargentina de nacimiento.

Cuando vamos juntos al cementerio a contemplar las losas conambas iniciales, Inés suele reflexionar sobre las diferencias entre lasvidas de nuestros padres y las nuestras. En silencio – estoy seguro –ambos pensamos en un futuro cercano rigurosamente planificado:pensamos en nuestro hijo a quien su papá le enseñará temprana-mente una canción infantil anodina que cantaba su tía Estrella:

Yo era dueño de un hermoso barrileteblanco, verde y azulque formaba una estrella de ocho picos¡oh !, ¡qué bonito, qué original!

Un día al remontar mi barrileteel viento fuerte se lo llevóy vuela vuela, sube subea las alturas¡oh!, ¡qué bonito, qué original!

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Nací en un hogar de honda raigambre peronista.El Viejo era un hijo de puta. La que ponía los huevos sobre la

mesa era Evita.Después de la muerte de Evita entraron los yanquis y se pudrió

todo. Cuando el Viejo volvió no pudo evitar que Cámpora y el co-munista de Rhigi hicieran mierda el país. Después de su muerte ter-minaron de recagarlo todo el rodrigazo de junio de 1975, el Brujocriminal y su camarilla. Isabelita era un títere místico que no supohacer un carajo.

Como gobernador de La Rioja Menem fue bastante peronistapero como presidente, de peronista nada: un cipayo vende patria ytraidor. Duhalde un poco menos pero lo mismo.

Y Kirchner tampoco es peronista de Perón y Evita. Un politi-quero que se pone del lado donde calienta el sol.

Papá fue ordenanza en la Secretaría de Trabajo y Previsión entrelos años 1943 y 1949. Mamá era enfermera de la Fundación y trabajóen el Policlínico Evita. Yo fui a la UES y de grande fui secretario ge-neral de la Unidad Básica de mi barrio donde aprendí a cantar la

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R A I G A M B R E P E R O N I S T A

Marcha Peronista con mis compañeros. La entonábamos todos los17 de octubre. Tengo un hijo de 25 años que canta rock nacional yse sabe bien “Los muchachos peronistas” que canta fenomenal. Asus amigos les importa un carajo la marchita pero él viene a casatodos los 17 de octubre, pone el vinilo de Hugo del Carril y cuandotermina canta la marcha a capella:

MARCHA PERONISTA

Los muchachos peronistas todos unidos triunfaremos, y como siempre daremos un grito de corazón: ¡Viva Perón! ¡Viva Perón! Por ese gran argentino que se supo conquistar a la gran masa del pueblo combatiendo al capital. ¡Perón, Perón, qué grande sos! ¡Mi general, cuanto valés! ¡Perón, Perón, gran conductor, sos el primer trabajador! Por los principios sociales que Perón ha establecido, el pueblo entero está unido y grita de corazón: ¡Viva Perón! ¡Viva Perón! Por ese gran argentino que trabajó sin cesar,para que reine en el pueblo el amor y la igualdad. ¡Perón, Perón, qué grande sos! ¡Mi general cuanto valés!

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¡Perón, Perón, gran conductor, sos el primer trabajador! Imitemos el ejemplo de este varón argentino, y siguiendo su camino gritemos de corazón: ¡Viva Perón! ¡Viva Perón! Por esa Argentina grande con que San Martín soñó, es la realidad efectiva que debemos a Perón. ¡Perón, Perón, qué grande sos! ¡Mi general cuanto valés! ¡Perón, Perón, gran conductor, sos el primer trabajador!

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I

Un bosque denso adyacentea un océano inmenso adyacentea otro bosque denso.

Así es nuestra escenografía geométrica sobre la que se desarrollael drama. Un paisaje bandera exaltado por el juego de luces y som-bras. La iluminación técnicamente impecable contribuye a crear unaatmósfera inquietante. El espectador atrapado en la maraña de laprimera vegetación tropical, zafa y se relaja en un mar que lo acaricia.Al cabo de un cierto tiempo individual vuelve a ser atrapado por elsegundo bosque que lo apresa y oprime sin piedad.

La humedad que satura el aire sobre el mar impregna a los dosbosques. El bosque izquierdo padece la humedad mayor que lo con-vierte en un suplicio. El bosque a la derecha del público, menos hú-medo, es también agresivo: lo pueblan una infinidad de criaturassalvajes. Sobrevuelan ese bosque aves rapaces de graznido áspero

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T E A T R O P A R A I M A G I N A R

que lacera el oído. El sotobosque es un magma gelatinoso de movi-mientos reptantes. Decenas de especies de ofidios alternan con in-sectos gigantes y diminutos. La mirada de los felinos que caminanparsimoniosamente sobre la hierba y se abren paso entre los otrosanimales, es un rayo que perfora el cerebro. La mayor parte de estosgrandes animales deambula por la periferia del bosque. Allí se adi-vina la llanura que lo continúa.

Queda de esta manera escenificado el drama de la vida. Una al-ternancia de tensión y distensión de variable e individual duración ymagnitud. Duración, frecuencia e intensidad que condicionan y ca-racterizan el resultado final. El mar y los bosques representan unaparábola. Comienzo y final de similares características entre los quese intercala el curso de la vida madura.

La escena que aparece repentinamente con toda su potente su-gestión, permanece despoblada de personajes humanos durante lar-gos tres minutos.

II

Luego, en el bosque izquierdo, un niño semidesnudo, sudado ypringoso asoma por detrás de un matorral. Come y chupa alterna-tivamente una fruta imposible de identificar. No mira al público defrente. Cuando lo hace de soslayo, sorprende su expresión amarga,tímida y cruel al mismo tiempo.

El segundo personaje es una mujer joven de prolija y larga negracabellera. Vestida finamente. Altiva, elegante, digna y sonriente. Per-tenece a la alta burguesía y luce collar, pulsera y anillos. El tintineorefulgente de la piedra preciosa facetada sobre su escote, hace pes-tañar al espectador. Su sonrisa es un bálsamo discreto que apaciguael alma. Camina como una diosa mitológica sobre el mar. Un suaveoleaje la deriva lentamente acercándola y alejándola de la costa. Enocasiones da la espalda. Cuando se vuelve, ahí está su sonrisa cons-tante. Ojos y boca construyen esa expresión que provoca una vibra-

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ción individual en cada uno. La diosa insinúa a cada paso sus muslosperfectos. Hombres y mujeres del público reaccionan en forma dis-tinta. Ellos invadidos por el deseo, ellas por la envidia.

El tercer personaje es un anciano agobiado. Anda apoyado en subastón de caña por entre la vegetación del bosque derecho. Mira elsuelo. Predomina su giba pronunciada. Cada espectador imagina elpasado erguido de los tiempos de la madurez. Cada uno regresa lacalva a una determinada cabellera, la barba larga blanca y el bigoteralo y desprolijo, a una pelambre anterior. El abdomen protruido demúsculos fláccidos, el tórax irregular y huesudo, las piernas temblo-rosas, se transforman, en el pensamiento de cada uno, en particularesvisiones del pasado esplendor. Ese anciano que mira insistentementea la platea, inspira compasión y admiración simultáneamente. Es lapersonificación de la sabiduría y el sugerente espectro del éxito quefue.

III

El Niño, la Mujer y el Anciano no pronuncian palabra alguna.Tres minutos después de caer una lluvia cerrada sobre bosques ymar, cae el telón y termina el primer acto. El Niño se protegió bajoun arbusto de hojas gigantescas. La mujer corrió hasta el palacio queapareció mágicamente en la costa. El Anciano levantó su cabeza res-petable. Sus ojos se clavaron en el cielo: una mirada enérgica pero almismo tiempo suplicante bastó para que Dios hiciera amainar yluego detener la lluvia en el espacio circundante. El Viejo se sentósobre un tronco caído, a meditar.

El primer acto es una alegoría impactante que provoca variadasy contrastantes sensaciones. Un repaso permite constatar horror,sosiego, tensión, distensión, opresión. Desamparo, timidez, salvajeprimitivismo, crueldad. Arrogancia, belleza, magia y esplendor. En-vidia y deseo. Sabiduría, éxito y milagro. Con escasez de recursos ysin necesidad de palabras, autor, escenógrafo y actores consiguen

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durante veinte minutos mantener alerta la atención y vivo el interés.Cada uno inventa la obra de arte y dispara su propio perfil emocio-nal.

IV

El segundo acto se dedica a la interrelación. La Mujer quiere so-cializar al Niño. Le enseña buenos modales, instruye gestos sutiles,lo inicia en el arte de la seducción. El Viejo llega al bosque del Niño,nadando. Mientras nada se transforma en el joven que fue. Alcan-zada la costa sube al bosque con su bastón, otra vez inclinado, vaci-lante, definitivamente anciano. Imparte sabias lecciones al Niño. Loinforma, le habla de la paz y la guerra. Le inculca la oposición entreautocracia y democracia. Y logra mediante un ejemplo vivo, actuale ingenioso, incorporar la libertad como indiscutiblemente superiora la esclavitud. Luego el Anciano permanece al lado del Niño muchotiempo. Mientras, la Mujer volvió al mar aunque sin alejarse dema-siado de la costa.

Todo ese tiempo – diez minutos – el Viejo se dedica a inyectarconocimiento al Niño con lo que remata la tarea. Luego se sentósobre un tronco caído a meditar.

Durante un momento puede verse al Niño sentado a una mesabien servida comiendo un plato de pato a la naranja con cubiertosde plata. Un buen vino blanco helado. Solamente el Niño en la ca-becera leyendo La Divina Comedia mientras mastica acompasada ylentamente el pato. Dos camareros levantan la mesa y cuando con-cluyen, mesa y comensal desaparecen.

La Mujer está cerca de la costa, toca tierra y se dirige donde elAnciano, lo besa con ternura en ambas mejillas y se sienta a su lado.La charla que inicia la Mujer es intensamente evocativa y el Ancianocon los ojos apenas cerrados, comienza a contemplar la película desu vida. La última escena de la película reproduce fielmente la misma

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que puede verse sobre el escenario. Y entonces el Anciano toma lapalabra y brota una combinación de Viejo Vizcacha, sabio orientaly cura. La Mujer joven se transforma paulatinamente en una damamadura de cabellos grises y piel incipientemente arrugada. Cuandose completa la transmutación, el Anciano muere ante la dolida mi-rada de la Dama. Lo alza sin esfuerzo y entrega el cadáver al mar.La primera oleada arrastra el cadáver mar adentro y se pierde devista. La Dama vuelve al tronco y termina el segundo acto.

V

En un escenario despejado sin bosques ni mar se ve a la Dama,algo envejecida, contemplando una exposición de pinturas y escul-turas. Arte moderno y contemporáneo. La escena en silencio se pro-longa durante dos minutos. La dama comenta en voz alta perohablando como para sí misma, qué le sugiere cada obra.

Con las facciones del Niño, reaparece el Muchacho que habíacruzado a nado de un bosque a otro. Se saludan como viejos amigosy la Dama repite las anteriores observaciones pero esta vez dirigidascon interés al Muchacho. Los comentarios hacen más hincapié enlos efectos de cada obra que en los aspectos formales. Cada obraremite a la Dama a un episodio de su propia vida. Un cuadro mues-tra un paisaje rural que le evoca su infancia; otro – en el que destacanchimeneas y naves industriales – provoca en la Dama el recuerdo desu padre, propietario de una fábrica de máquinas - herramienta. Unaescultura abstracta sugiere una cópula que trae la memoria de su ma-trimonio. Y así hasta el final. El último cuadro, de grandes dimen-siones, es un cementerio hermoso de amplias superficies de céspedregular. La Dama besa tiernamente al Muchacho, murmura unas pa-labras de comprensión y despedida y se mete en el cementerio en elque desaparece. Un minuto después el Muchacho se dirige al pú-blico, cuenta las vicisitudes de una vida común y la frustración deno haber tenido hijos. Durante la charla el Muchacho adquiere pau-

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latinamente el aspecto del Anciano quien recorre la exposición ensentido inverso. Cuando llega a la primera obra, cae el telón tras eltercer acto.

VI

El cuarto acto es un epílogo corto. La escena está dividida endos partes: la exposición hacia la izquierda del espectador. Frente alprimer cuadro, justo en el lugar donde había quedado el Anciano,se ve al Niño. La otra mitad de la escena es una versión simplificadade los bosques y el mar. El niño cruza hasta su bosque y ni bienllega, aparecen las figuras fantasmagóricas de la Mujer y el Ancianoen el mar y en el otro bosque respectivamente. Se miran mutuamentelos tres, avanzan hasta el proscenio y entonan un himno, compuestoad hoc, que alaba la vida.........................................................................................................................

Qué es lo más importante de la vida: el amor, la razón, el placer,el conocimiento, el arte, la religión, la ciencia, la tecnología. Este in-terrogante está escrito en el programa que se entrega al público a laentrada. Cuando la gente sale de la sala, recibe una hoja en la que selee:

“ Una mezcla de todo, proporcionalmente apropiada según cada cual”.

Y un amplio espacio en blanco.

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I

Lucas y Washington vivían en el Barrio Latino. Amigos del almadesde pequeños. Tenían 19 años. Asistieron juntos a la escuela pri-maria. Los padres de Lucas están en permanente conflicto desdeque se separaron hace 6 años. Los de Washington viven juntos aun-que la violencia verbal y física entre ellos es cotidiana.

Los chicos han tenido trabajos esporádicos de los que han sidodespedidos por conducta inapropiada, generalmente de carácter vio-lento. Tanto Lucas como Washington alternan el tabaco y el alcoholcon porros de marihuana y ocasionalmente hashis.

Tras un pacto implícito han decidido asociarse para delinquir. Lohan hecho con éxito dedicándose al hurto callejero a desprevenidosy a veces al robo “al paso” en comercios de un barrio residencial dela ciudad.

Washington se dedicó a aprender un método que le permitieradetectar pisos cuyos ocupantes estén temporariamente ausentes.Lucas hizo un “curso” de cerrajería cuyo “maestro” era un ex preso

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U N B E S O T A R D Í O

salido de la cárcel hacía 1 año. Los amigos planearon dedicarse arobos en pisos circunstancialmente deshabitados.

El padre de Lucas es prestidigitador. Este parece ser el motivopor el que su hijo aprendió desde pequeño a utilizar sus manos conhabilidad.

La mamá de Washington fue policía en su juventud. Después de10 años de servicio fue exonerada tras un episodio nunca aclaradoen el que murió apuñalada una compañera.

Desde pequeño Washington buscaba una explicación al cuchillode cocina que su mamá guardaba en el cajón de su mesita de luz.En los dos últimos años pudo comprobar el cuchillo encima de lamesita algunas tardes. Justamente aquéllas que precedían a las nochesen que su mamá cerraba la puerta del dormitorio. Esas noches Was-hington simulaba dormirse temprano lo que le permitió percibir conclaridad los sonidos del sexo de sus padres.

Hace unos 6 meses comprobó 3 gotas de sangre en el baño, a lamañana siguiente de una de esas noches. Sangre que por la tarde yano estaba.

II

No ofreció ninguna dificultad la primera puerta limpiamente vio-lada. El botín, obtenido durante la mañana de un día laborable, nofue extraordinariamente afortunado pero tampoco despreciable. Laventa de algunas joyas, electrónicos pequeños y dos antigüedadesjunto con 200 euros del fondo de un jarrón ajado, fueron suficientespara la orgía nocturna del sábado.

Dos prostitutas sajonas y un catering de buen nivel fueron losprincipales ingredientes de la fiesta que tuvo lugar en un piso alqui-lado, de cierto lujo.

Lucas, Washington y sus dos ocasionales acompañantes comie-ron, bebieron, fumaron, se inyectaron y copularon hasta la extenua-ción. Luego durmieron a pesar de la música que seguía emitiendoun aparato programado con varios CD.

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Washington nunca abandonaba una Victorinox de las más com-pletas, regalo de su mamá cuando cumplió 15 años.

Fue el primero en despertarse a las 2 de la tarde. Entró en el baño,orinó y vomitó. Detuvo la música, se sintió aliviado aunque algomolesto por un dolor de cabeza y cierto grado de fotofobia. Losotros tres dormían plácidamente. La noche anterior habían inter-cambiado chicas. Con la punta del punzón de su cortaplumas pinchóel culo de una de ellas. El grito despertó a los otros dos y cuandolos cuatro se percataron del incidente comenzó una sesión de risasin crescendo que se convirtieron en carcajadas estentóreas. De esamanera los cuatro festejaron la violenta ocurrencia del pinchador.La agredida pudo detener el goteo de la sangre con una simple pre-sión y devolviendo con desventaja la agresión, dirigió una pataditaa los testículos de Washington.

Lucas y la otra fueron a preparar café.Habían pactado desocupar el piso a las 5 de la tarde. Sin embargo

a esa hora todavía permanecían allí después de un coito más por pa-reja. A las 6 de la tarde el de la inmobiliaria tocó el timbre. Washing-ton abrió la puerta y apenas el hombre comenzó el reclamo, recibióun empujón acompañado de insultos soeces y un portazo en las na-rices. Con parsimonia y tranquilidad, Washington volvió al salóndonde estaban sus compañeros y les dijo que ese hijo de puta no losvolvería a molestar.

El lunes Lucas le comentó a Washington que el fin de semanahabía odiado a Susan y Alice. Más a Susan porque es estudiante de1er. año en la Facultad de Derecho. La del puntazo en el glúteo habíasido Alice. Washington le dijo a su amigo que sentía una atracciónespecial por ella.

III

Ese mismo día al atardecer desvalijaron otro departamento. Estavez el producto fue más cuantioso. Tampoco tuvieron dificultad al-guna y estaban seguros de no haber despertado la sospecha de nadie.

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Ese fin de semana contrataron una mansión solitaria en la mon-taña provista de sauna, jacuzzi y otros lujos. Quisieron repetir aSusan y Alice sin lograrlo. Ya que en la agencia les dijeron que esefin de semana las chicas viajaban a Tailandia acompañando al rusito,dueño del negocio. Esta información aparentemente excesiva porparte del empleado de la agencia, les hizo pensar, con fundamento,que el rusito tenía interés en captarlos como clientes habituales.

A cambio de las prostitutas solicitadas, les ofrecieron una negrabrasileña y una pelirroja finlandesa. Por esta última debieron abonarun plus. Washington y Lucas aceptaron todas las condiciones de lanueva inmobiliaria y de la agencia de hetairas y pagaron por adelan-tado con el producto de su último atraco. Aún les sobró algo de di-nero que lo repartieron por partes iguales.

El sábado a las 9 de la noche se encontraron con las mujeres enun bar lujoso del centro. Después de un aperitivo para cada uno, pu-sieron rumbo a la casa rural en un coche robado conducido porLucas. En esta oportunidad los muchachos llevaron la comida en elmaletero convenientemente acondicionada por una empresa de ca-tering distinta de la anterior. Las bebidas y las drogas formaban partedel equipamiento de la mansión.

Durante el viaje Lucas pellizcó reiteradamente a la brasileña. Suamigo infligió reiterados puntazos con su Victorinox a la escandi-nava. Después de cada puntazo Washington reía con inoportunas ydesmesuradas carcajadas ante la mirada de sorpresa y gesto de dolorpor parte de su compañera. No obstante la pelirroja esbozó dos otres sonrisitas conciliadoras. Lucas metió el coche en el garage.

IV

Ninguno de los dos amigos era especialmente seductor. No eransimpáticos ni físicamente muy dotados. Eran muchachos vulgares,más bien parcos y sosos. Esta simpleza – también en la indumentaria

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– contrastó a los ojos de las prostitutas con el despliegue de recursoseconómicos para el fin de semana. Sin embargo la ya larga y diversaexperiencia de las chicas las había enfrentado a otros contrastes mássorprendentes e inesperados. Por eso a ninguna de ellas les inquietóy tampoco a ninguna se le ocurrió indagar sobre la cuestión.

Lo primero que hizo Washington al entrar en la casa fue encendertodas las luces incluso las de varias lámparas de mesa. Lucas desem-barcó la comida y las chicas que se mostraron alegres y bien predis-puestas, con un aire de desenfado característico, sirvieron la mesaque adornaron con una estatuilla de metal dorado, obsequio de laempresa de comidas. La pequeña escultura representaba una parejacopulando abrazada por varios ramos de olivo.

V

Una imprudencia hizo que los cuatro bebieran con exceso apenascomenzada la cena. Promediando la comida, el nivel de alcoholemiasuperaba con creces la posibilidad de razonamientos coherentes. Poreso el espectáculo que se ofrecía hacia los postres era desordenado,caótico, brutal. Una pierna de pato a la naranja asomaba por debajode la mesa. La palma clara de la negra mano de Gigí cacheteó suavey torpemente una mejilla de Lucas en el preciso momento en queéste se llevaba a la boca una generosa cucharada de tiramisú. El pos-tre helado voló por el aire y se dispersó en 1 metro a la redonda con-citando el festejo de los presentes. La música sonaba a todovolumen.

Washington y Dolly se manoseaban mutuamente de manera toscay con cierto salvajismo. En sus actitudes había poco sexo y muchosgestos de agresión. La mirada fría e inexpresiva de la finlandesa cho-caba con los ojos vidriosos de parpadeo poco frecuente de su com-pañero. Estaban sentados en el suelo en un rincón muy iluminado.Por eso los otros dos pudieron apreciar cada detalle de los intercam-bios de la pareja.

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Al incorporarse, Lucas tropezó accidentalmente con el cable deuna lámpara que cayó al suelo. Se produjo un fogonazo y tras el cor-tocircuito se hizo la oscuridad, se detuvo la música y nadie dijo unapalabra. Washington sacó de su bolsillo una linternita que guardabajunto a su Victorinox y se la extendió a Lucas quien inmediatamentedesenchufó la lámpara y se dirigió al hall de entrada para activar lasllaves térmicas. Volvieron la luz y la música. Dolly profirió una ex-clamación gutural de inusitada potencia sonora a manera de expre-sión de alivio. Washington aplaudió con torpeza. Gigí rió con fuerzadurante unos minutos y Lucas levantó sus brazos en señal de triunfo.El mantel de hilo mostraba una gran mancha de aceite. Una copade vino se había volcado sobre el almohadón de cuero de uno delos sillones por lo que el líquido se derramó sobre el suelo formandoun charquito en una imperceptible concavidad del parquet. De unode los brazos de la araña sobre la mesa, pendía una servilleta rojaque iluminada de cerca por una de las lamparillas, constituía una ver-dadera señal de peligro.

Lucas regresó al lado de la negra que lo recibió semidesnuda conlos brazos y piernas abiertos. Sobre una alfombra persa, una mesitaratona con un florero tumbado y el agua derramada. La cortina degobelino que cubría una angosta arcada que separa el hall de entradade la sala de estar, estaba arrancada parcialmente de su soporte. Elcristal biselado de una pequeña puerta de un mueble de roble estabaquebrado. Los fragmentos de varias copas de champagne estabanesparcidos. Un espejo oval también biselado lucía un impacto cer-tero en el centro, de salsa densa de tomate. Una fina cortina de tulflameaba a favor de una brisa que soplaba a través de la ventanaabierta y la persiana semi levantada. Una brisa caliente de pleno ve-rano. El aire acondicionado no se había reactivado después del cor-tocircuito. Los cuerpos ya estaban profusamente sudados.

Un tema de rock duro, muy sincopado y machacón resonabacomo marco musical casualmente apropiado. Un gran cristo cruci-ficado de madera finamente tallado con incrustaciones polícromas

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de piedras, parecía presidir – paradójicamente – aquella escenografíapagana y pecadora. Un cristo cuya mirada de sufrimiento podría in-terpretarse, dadas las circunstancias, como implorando y al mismotiempo exigiendo la conclusión de la bacanal. Consecuencia indu-dable de la maldad de algún judas traidor.

VI

Nadie tenía noción del tiempo transcurrido. En un momento de-terminado, en plena fumata de los cuatro, se miraron mutuamentey el gesto elocuente de Washington los hizo ponerse de pie y enca-minarse a las habitaciones. Antes de entrar cada pareja a su corres-pondiente dormitorio hubo un intento por parte de Washington dequedarse con la brasileña. La firme actitud amenazante de Lucas, lodisuadió rápidamente y tras una palmadita en el culo a su pareja,entró, resignado, con Dolly.

Gigí y Lucas se tumbaron pesadamente en la cama y no copula-ron. Sus cuerpos resbalaron con lentitud uno sobre el otro y al cabode unos minutos ambos dormían echándose el aliento mutuamente.

Dolly y Washington lo intentaron aunque tampoco lo lograron.Eran en verdad dos piltrafas humanas. Fláccidos, sudorosos y ob-nubilados. Dolly se durmió. Washington se resistió al sueño y rezópidiendo una erección urgente que no le fue concedida. Bramó derabia e impotencia sin ser escuchado por nadie. Se acercó a la ven-tana de la habitación, sacó la cabeza para recibir un poco de airefresco. La brisa caliente lo enfadó aún más. La luna llena le permitióver a una yunta de equinos intentando procrear. Se volvió y miró elcuerpo yacente de su compañera parcialmente brilloso por la luz dela luna que penetraba en el recinto. La odió con toda su alma. Sinsaber porqué. Recordó el odio de su amigo la semana anterior.

El odio y la violencia eran elementos familiares de la vida domés-tica de Washington desde el comienzo de sus recuerdos infantiles.Se agregaba a esto su afición, estimulada por su madre, por los pro-

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gramas televisivos de acción, sexo y violencia. Esa carga de casi 20años invadió como una infección fulminante, todo su ser aquellamadrugada de alcohol, droga e impotencia.

VII

Repentinamente vino a su memoria un episodio ajeno a todoaquello: el horror que le produjo su propia sangre durante una do-nación para un pariente. Después de aquello, siempre se preguntósi ese mismo horror le acometería ante la visión de sangre ajena.Nunca tuvo oportunidad de comprobarlo. Ahora sentía una fuertecompulsión por dar respuesta al interrogante. Su propia historia, lacircunstancia, su odio, su bronca y el deseo cada vez mayor de lacomprobación, allanaban el camino del asesinato. Un camino teñidode sangre ajena. Fijó la mirada en el cuerpo blanco de la finlandesa.Cerró los ojos y al abrirlos un minuto después, vio cómo manabasangre a borbotones del cuello de la mujer. No se horrorizó y quisomojar sus dedos con esa sangre, cosa que no logró. Confusamentededujo que una alucinación lo había atrapado y engañado. Su manose posó nuevamente sobre el cuello de Dolly y Washington pudocomprobar fácilmente el pulso carotídeo.

Salió del dormitorio y entró sin avisar al de su amigo. Dormíanboquiabiertos, respirando ruidosamente. Quiso asesinarlos con elmismo pretexto que un rato antes le había provocado la alucinación.Sacó su Victorinox y pretendió hundir su punzón agudo en el cuerpode su amigo. Al cabo de unos instantes se percató de que había ras-gado la sábana que cubría el colchón en la zona que separaba a lasdos personas acostadas.

Sintió desilusión y rabia por su impericia. Ahora el mayor odioera hacia su madre y hacia sí mismo. Sacó una foto carnet de sumamá que guardaba en la cartera y la rompió. Lanzó los fragmentosal aire e inmediatamente se puso a recogerlos con prolijidad para re-componer la foto. Una vez lograda la imagen completa, la separó

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en dos mitades similares. Una mitad la pegoteó con el sudor alcuerpo de Gigí cuidando que todos los fragmentos tuvieran la ima-gen visible. Hizo lo mismo con la otra mitad sobre el cuerpo deDolly. Guardó el cortaplumas. Se dejó caer al lado de su compañeray procuró dormir sin lograr conciliar el sueño. Tuvo la idea de ter-minar con todo recurriendo a un cuchillo de la cocina. Se le habíadisparado el mecanismo del asesinato. Sabía que quería asesinar, quelo necesitaba. Por fin pudo dormirse. Durante el sueño vio la fotofragmentada de su madre a quien pidió perdón. Vio también su pro-pia imagen: tenía un puñal en la mano. El sueño se convirtió en pe-sadilla: hundió reiteradamente ese puñal en el cuerpo de su amigo yen el de las dos mujeres. Vio sangre a chorros. Sendos charcos rojosen ambos dormitorios. Vio exhalar el último suspiro a cada uno enforma sucesiva. Y vio sin horrorizarse, cómo después de morir mer-maba el flujo sanguíneo. Intentó en sueños un acto de necrofilia quetampoco pudo consumar. Este intento lo llevó a empujar levementea Dolly quien se despertó y al ver a su compañero dormido a sulado, lo besó con algo de pasión. El beso a su vez despertó a Was-hington que en ese instante comprendió el drama de su vida. La se-mana anterior no lo habían besado. En realidad no recordabacuándo lo habían besado por última vez. Seguramente hacía muchotiempo. Le pidió a Dolly que lo besara otra vez. No en la boca, quisoun beso en la mejilla. Y luego otro y otro. Él le devolvió un besotierno. Dolly murmuró gracias. Y él respondió con otro beso. Sedurmieron abrazados.

VIII

A media mañana se levantaron Lucas, Gigí y Dolly. Washingtonno estaba en la cama. Lo encontraron en la cocina degollado, conun cuchillo sobre la palma abierta de su mano derecha. Gran canti-dad de sangre caliente brotaba de la yugular izquierda de Washing-ton. La policía no tuvo dudas sobre el suicidio.

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I

El Sr. Furia Kalma tenía una rara habilidad. Una rareza digna deser estudiada por diversos especialistas: neurólogos, oftalmólogos,psiquiatras. Era capaz de disociar el carácter de su mirada. Podíamirar con dureza, como lanzando un rayo láser, con su ojo izquierdoy poner toda la ternura en la mirada de su ojo derecho. Una miradabipolar que no se correspondía con ninguna disociación intelectualni emocional.

El Sr. Furia Kalma era un buen compositor de música clásica co-nocido especialmente en el mundo árabe. Fue el fundador, organi-zador y director de la Orquesta Juvenil de Bagdad constituida porjóvenes de 16 a 35 años.

Ahmed Furia Kalma dirigía de manera no ortodoxa. Nadie lohacía como él. Nadie podía hacerlo. No existía director que pudieraemular su técnica original y exclusiva. Los movimientos de sus bra-zos y del cuerpo eran suaves, cortos y en frecuentes ocasiones, ape-nas insinuados. Dirigía su orquesta con la mirada. Podía hacerlo conprecisión y profundidad.

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U N D I R E C T O R D E O R Q U E S T A

Utilizaba la mirada izquierda para los pasajes vivos, alegres o exul-tantes y la mirada derecha para los lentos, suaves, tristes. El rayo la-cerante que horadaba el alma de sus músicos, emitido por el ojoizquierdo, funcionaba impecablemente para trasmitir euforia, gran-deza, poder, fuerza. La onda expansiva de su mirada derecha era elrecurso perfecto para trasmitir serenidad, sosiego, relajación, estadosoníricos. Diferencias sutiles que los músicos aprendieron a captar,podían pedir uno u otro sentimiento.

Logró versiones excelentes de obras del repertorio sinfónico clá-sico: Haydn, Mozart, Beethoven, Mahler, Sibelius. Escribió una sin-fonía especialmente concebida para ser dirigida con su miradasobrenatural. Dirigía esta obra casi sin mover los brazos ni el cuerpo.Giros, inclinaciones a derecha e izquierda y hacia arriba y abajo desu cabeza permitían dar la dirección apropiada a cada mirada queconmovía al grupo orquestal o al músico que deseaba. Había des-arrollado, a base de sacrificada ejercitación, una hipertrófica muscu-latura motora de los globos oculares para variar la dirección de lamirada de cada ojo en forma independiente, complementando efi-cientemente los movimientos de la cabeza.

Una extraordinaria incidencia ocurrió durante un concierto. Ha-bían transcurrido unos pocos acordes de la Marcha fúnebre de la 3ªsinfonía de Beethoven, cuando un violinista quedó hipnotizado. Elmúsico permaneció inmóvil haciendo sonar incorrectamente unamisma nota en forma sostenida. El percance pasó desapercibidopara la gran mayoría del público gracias a la rápida intervención deun compañero que apartó el arco del encordado del violín ejecutadopor el artista dormido.

II

Ahmed Kalma era una persona afable, cálida, con quien dabagusto conversar. Su amplia cultura le permitía incursionar en muy

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diversos campos. Era respetado y sabía hacer que su interlocutor sesintiera cómodo y valorado.

Sin embargo si uno permanecía concentrado unos instantes ensu ojo izquierdo, sentía el poder paralizante de la mirada. Como siquedara embrujado. La mirada izquierda de Ahmed Kalma embru-jaba. Un inesperado sortilegio para recuperar la normalidad consistíafrecuentemente en un benevolente giro de unos pocos grados de lacabeza del brujo. Esta sutil y sencilla maniobra lograba enfocar elojo derecho al rostro estupefacto de la víctima inocente, lo que pro-ducía, ipso facto, el desencantamiento.

Los músicos de la orquesta amaban a su director. Su personali-dad, sus cualidades profesionales y especialmente sus habilidadesoculares endiabladas ejercían sobre ellos una atracción insólita y for-midable.

Ahmed Furia Kalma era apreciado discretamente por la crítica.Nadie ponía en tela de juicio su idoneidad y sus virtudes artísticas.Pero no destacaba sobre el promedio de los buenos directores deorquesta de su época. El público aplaudía cada actuación de la or-questa y su director, de manera también discreta, moderadamente.No había euforia ni entusiasmo extraordinario en el juicio del pú-blico.

Ahmed Furia Kalma no era un director para el público que teníaa sus espaldas. Era un personaje mítico, un dios paradójicamenteendemoniado para los músicos que tenía enfrente.

III

Un acontecimiento francamente extraño, algo misterioso, quejamás ocurría con otros directores, se producía al finalizar cada fun-ción de la Orquesta Juvenil de Bagdad con la dirección de AhmedFuria Kalma. Los músicos, de pie, aplaudían furiosamente, una ova-ción majestuosa, prolongada y frenética, coronaba la actuación dela orquesta. El público, sorprendido, interpretaba erróneamente el

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hecho. Parecía un reconocimiento poco común de los instrumen-tistas a su auditorio. Nadie imaginaba el significado real del aplausofuribundo de cuerdas, metales, vientos, maderas y percusiones.Nadie podía calibrar la dimensión de la ovación y mucho menos suextraño origen. Los músicos antes de retirarse y después de silen-ciados los aplausos, se sentaban por unos instantes mientras caía eltelón. Estaban todos, sin excepción, exhaustos, algunos jadeantes ytemblorosos, otros embelesados perdidos en una galaxia lejana.—————————————————————————

Al cabo de este relato del verdadero fenómeno del divino músicode Bagdad, ha quedado revelado el milagro de Ahmed Furia Kalma.

Además, estoy seguro, mis queridos e indulgentes lectores hanmovido repetidamente y en todas direcciones, los ojos y la cabeza.Los aplaudo con toda mi alma.

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La carcajada se insinuó allí en las profundidades. Los ojos achi-cándose y formando a cada lado unas arruguitas apenas percep-

tibles y en la medida en que el achicamiento iba en aumento, sehicieron más evidentes. Simultáneamente ambas comisuras labialesse lateralizaron como dirigiéndose a las orejas y se afinaron los labiosque permanecieron sellados.

No solamente el rostro fue el delator. El cuerpo se inquietó ba-lanceándose sin exageración pero in crescendo. Hizo unas palmasal principio tímidas que paulatinamente se transformaron en aplau-sos francos. Parecería que todo se fue acercando. Desde lo profundoa la superficie. Desde lo recóndito de una repentina asociación deideas, de una conexión súbita del presente con el pasado. Se arrugótambién la frente y se fruncieron otros músculos. Los pómulos sesonrojaron y se hicieron prominentes.

Fue como una ola que nace lejos y va adquiriendo volumen y al-tura a medida que se acerca hasta romper en la orilla.

Los labios se separaron, surgieron unos grititos guturales suaves,escasos y espasmódicos que fueron adquiriendo volumen sonoro de

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U N H I M N O

manera progresiva y al compás de las palmas. Cuando llegaron losaplausos esos sonidos eran fuertes y trascendentes. Apareció unabocaza cien por cien abierta, la blancura de la dentadura y el estre-mecimiento de una campanilla reluciente. El cuello y el tórax se in-flaron y desinflaron.

Todo estalló en un allegro fortísimo y sostenuto a toda orquesta.Rompe la ola gigantesca con brío inusitado y muestra la blancuramágica de una espuma abundante y bella.

La risa gestó la carcajada descomunal y contagiosa que se pro-longó ante la presencia de veinte espectadores circunspectos al iniciopero que terminaron perdiendo la compostura. El influjo contami-nante de la primera carcajada produjo el milagro de veinte carcajadasque caóticamente fueron incorporándose. Cuando la vigésima iniciósu recorrido, la primera original lo finalizaba para reiniciar un nuevociclo desde el fondo del alma exultante.

El mismísimo Beethoven salió de su tumba, convocó a la or-questa, apareció en la escena, tomó la batuta e improvisó su sinfoníaCoral II, con coro de carcajadas. Un Himno a la Carcajada, comose merece la risa, patrimonio intangible de la humanidad.

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Rolando El Viejo, su joven mujer Cora, su hija Hermosa Dina,Canuto el canario anaranjado, una pareja de luciérnagas que ha-

bita el bolsillo de la chaqueta de Rolando en una cajita transparenteagujereada, Horacio El Maestro, León El Comerciante, y Sofía LaModista – estos tres últimos, amigos de la infancia de Cora – formantodos ellos la troupe viajera.

Canuto vuela. Canuto vivió toda su vida cautivo en una jaulitaroja bajo la mirada de sus propietarios carceleros. Una mirada exce-sivamente altiva. Ahora, libre – más en apariencia que realmente –se la pasa posado en la gorra de Rolando. Una gorra colorida cuyatela escocesa se adivina bajo un manto gris de guano canario. Desdeesa privilegiada atalaya, Canuto domina el horizonte. Esporádica-mente abandona su posición para hacer breves incursiones al cielo,nunca alejándose más de 5 kilómetros.

Rolando y su comitiva parten de Arenys de Mar en dirección a lamontaña. En el Montseny se une al grupo un loro barranquero ar-

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U N H O R I Z O N T E I N C I E R T O

gentino, parlante, que separándose de su bandada, se acomoda sobreel hombro izquierdo de Cora y permanece quietito mirando al frentey atento a todos los obstáculos que se interponen en el camino. De-móstenes, el loro verde-amarillento es un orador inteligente que in-mediatamente establece una muy buena relación con su alborozadasostenedora. Cora le alcanza 5 veces por día un palito que lleva ad-herido alimento frutado especial para periquitos.

En Vallgorguina se atraviesa una calle muy bella, arbolada entúnel.

De atrás de un árbol surge de repente sacudiéndose, un canicheblanco que parsimoniosamente moviendo su rabo a izquierda y de-recha, se ubica al lado de Dina quien al verlo se agacha y lo acariciacon mimo. Luego lo levanta, lo aprieta suavemente entre sus brazosy lo vuelve tiernamente a acariciar a pelo y contrapelo.

Unos músicos invisibles tocan el Segundo Vals de Dimitri Shos-takovich que incita a todos a marchar bailando. Canuto bate sus alasal ritmo del vals e incluso las luciérnagas, limitadas en su tan ajustadoespacio, se balancean lo mejor que pueden.

Demóstenes tararea la música en un tono pianísimo, bajo y ás-pero.

Bajan los habitantes del pueblo al camino para despedir a Peron-cito, el caniche oriundo de Vallgorguina, quien agradece parado ensus patitas posteriores y agitando al aire, conmovido, sus manos.

La música se escucha cada vez a mayor volumen al alejarse latroupe del pueblo como si los caminantes se acercaran a la orquesta.Los mágicos compases de ese vals inundan el espacio y se reiteranuna y otra vez sin intervalos.

Ni bien la troupe supera una de las tantas curvas de la carreterade montaña, aparecen los músicos que descienden en paracaídas consus instrumentos. La música se vuelve grandiosa y ensordecedora ytodos se detienen a la espera de que aquella orquesta celestial se alejeun poco.

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Con la mirada y leves gestos con la cabeza, cada músico saludacortésmente a los de la caravana, que parecen peregrinos, y se alejanlentamente tocando sus instrumentos.

Entonces dejan de escucharse los envolventes compases del valsy todos prosiguen su camino ahora haciendo palmas al ritmo de unamarcha que no se escucha pero que está en la cabeza de todos.

La convivencia, con sus necesidades y exigencias, desata frecuen-temente pasiones. Amores y odios y envidias, celos y solidaridades.Uniones y separaciones. Alianzas y traiciones. Furia y ternura.

La troupe de Rolando El Viejo, no es una excepción y prontovan apareciendo los sentimientos. Al principio apenas insinuados.A los 10 días eclosionan como el comienzo repentino de la vida so-cial después del tiempo de gestación.

También la indiferencia forma parte de las relaciones que se es-tablecen y evolucionan con una dinámica de cambios incesantes.

Hay indiferencia entre las especies. ¡Qué me importa de la vidade Demóstenes!, piensa la luciérnaga macho.

A mí no me interesa nada de lo que te pasa, ni quiero saber quépensás y me da lo mismo que estés o que no estés, le dice Peroncitoa la luciérnaga hembra.

Dina, levantando la vista, mira fijamente a los ojos de Canuto ysubiendo y bajando sus hombros dos o tres veces, le quiere decirque si por ella fuera, que se vaya volando a los Pirineos y se pierda.Le da igual. Hay una fina indiferencia entre las especies. Exceptocon respecto a Rolando El Viejo, a quien todos reconocen autoridady respetan y acatan sin rezongar. Rolando ejerce su liderazgo natu-ralmente, sin estridencias ni exigencias imposibles. Es un maestrode la organización y distribuye las tareas entre todos sabiamente yespontáneamente atendiendo a las destrezas y posibilidades diversasde cada uno.

Un ladrido, un intervalo, un ladrido, un intervalo. De esa maneraPeroncito marca el ritmo marcial que todos tienen en la mente. Uno,dos, uno, dos. Hay algo milagroso en la troupe.

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A Demóstenes no le cuesta nada mirar a todos y a cada uno porturno. Cuando termina el recorrido, vuelve a comenzar por el pri-mero con una sonrisa que significa que ya se percató de que todoshacían sonar en sus cabezas la Marcha Radetzky de Johann Strausspadre. Es un verdadero milagro la coincidencia. Las luciérnagas tam-bién participaron, ya que Rolando las llevaba en la mano para quevieran la luz del día.

Al cabo de unas horas de caminata ya estaban en Sant Celoni,una ciudad bonita y acogedora. Transitaron por sus calles con des-preocupación, sin valses ni marchas, mirando vidrieras y saludandoa los vecinos que curiosos algunos, se detenían a contemplarlos.

Superan los límites de Sant Celoni y se adentran profundamenteen el Parc Natural del Montseny con sus bosquecillos, senderos, pie-dras milenarias y paisajes maravillosos. Los sentimientos se mani-fiestan a flor de piel. Taquicardias y sonrojos y temblores y palideces.

Cora, más enamorada que nunca, sin mediar palabra, se abalanzasobre su marido abrazándolo y besándolo con pasión incontenible.Demóstenes hace equilibrio para no caerse y logra sostenerse fir-memente en el hombro de la mujer. Rolando sorprendido, corres-ponde a estas efusivas demostraciones. Un atisbo de celos pareceinsinuarse en la expresión de Dina, la hija que espera, disimulando,un abrazo de su madre. Un abrazo que no llega.

En este lugar hay Wi Fi. Horacio saca su ordenador portátil y ais-lándose del mundo que le rodea, empieza a navegar por Internet.

Sofía tiene pésimo carácter. Es agresiva, hosca y mira con odio.Tiene ojos grandes y un rostro bello, aptos para miradas expresivas.Sin embargo, su naturaleza esquiva, el resentimiento indiscriminado,le quitan luz a su mirada y su nariz, casi permanentemente fruncida,denota asco a todo y a todos. León y Horacio se disputan el desamorde Sofía.

Los sorprendentes acontecimientos que sucedieron en los si-guientes 10 años, exceden los fines de esta crónica verdadera. Algu-nos pueden imaginarse fácilmente, otros fueron tan peculiares que

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siempre resultaron imprevistos hasta para los propios protagonistas.El transcurso del tiempo fue el factor común e inexorable quearrugó pieles, mermó cabelleras, encaneció pelambres y pelajes, ate-nuó las luces propias, anquilosó articulaciones, involucionó habili-dades e inteligencias. Todo se hizo paulatinamente más pausado,fueron deteniéndose progresivamente maquinarias, motores y pro-cesos. Se produjeron muertes escalonadas y los sobrevivientes re-gresaron a paso lento, con el pensamiento puesto en el fin próximo.Ojos humedecidos ligeramente que con sabiduría y experiencia in-finitas miran a un horizonte incierto.

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I

Cubriendo su carril y parcialmente el adyacente de la mano con-traria, veo desplazarse muy lentamente ante mí, un enorme vehículoexcepcional. Sobre soportes férreos yace un tubo gigante de lecheindustrial. Sin prisa avanza este monstruoso y moderno animal. Notengo posibilidad de superar semejante mole movediza, lo que meobliga a contemplarla durante 20 largos minutos hasta la apariciónafortunada de un tercer carril.

Durante los 20 minutos aparentemente ociosos y monótonos,estuve cavilando. Conducir a baja velocidad se convierte en un actoreflejo sin riesgos que permite distraer casi la totalidad del pensa-miento en otras cuestiones.

El primer recuerdo se vincula con mi pasado inicial: la teta ma-terna, fuente de leche que para entonces es como decir recurso vital.

A quien ponga en duda si es real o no ese recuerdo, le contestoque los recuerdos son siempre una mezcla variable de realidad e ima-ginación. Nunca un recuerdo – aún de acontecimientos bastante re-

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U N M O N S T R U O S O Y M O D E R N O A N I M A L

(Veinte largos cortos minutos en el camino)

cientes – es la interpretación cabal de lo realmente ocurrido. El ins-tante del suceso, en su integridad, es irrepetible y no es posible re-producirlo. Aquello que no ha sucedido o ha sucedido parcialmente,también forma parte del relato del recuerdo. El relator lo desea ve-hemente. Esta fantasía se incorpora modificando el pasado con ex-trañas buenas consecuencias a veces o con maliciosas derivaciones,otras. Un recuerdo no suele ser más real que por ejemplo una irrealnovela histórica. Y sin embargo es frecuente considerarlo tan realcomo la Verdad.

Pues entonces invadió mi memoria la teta que apenas succionédurante algo más de dos meses, hasta la aparición de una afecciónque obligó a la suspensión brusca de la lactancia materna. Y aquí fi-naliza mi evocación de la teta lechera.

II

Imágenes de Cleopatra y Popea bañándose dentro del tanque(aunque ellas lo hicieron con leche de burra), como si estas mortalessemidiosas se mostraran de cuerpo presente a través de una insólitatransparencia de las gruesas paredes del tubo metálico. Cleopatra yPopea nadando estilo pecho con gráciles movimientos que permitenatisbar sus tetas principescas debajo de generosos escotes de sus ba-ñadores. Esta imagen fue fugaz. Volví a la odiosa realidad del metalopaco, en pocos segundos.

III

Alguna vez parí una escueta “Apología del café con leche”. Esemini ensayo acudió después de las romanas, al centro de mis cavila-ciones. Y rescaté de él la blancura, la dulzura, lo femenino, la tersuray el ying de la leche. La negrura y la amargura del café apenas roza-ron mi pensamiento. Pero no pude evitar el aplauso (largué el volante

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por unos instantes) al triunfal café con leche humeante y aromático.Al tornar la mirada hacia el descampado que bordea el camino, des-cubrí miles, quizás millones de tazas de café con leche cubriendo latierra. Quedó temporalmente vacío el tubo de leche industrial y fuequizás esta fugaz circunstancia que permitió avanzar algo más ve-lozmente al monstruo. Esta aceleración, como es lógico, duró muypoco. Una vez saboreada la mezcla magistral y habiendo sentido sucalorcito en la garganta, dejé el café con leche.

IV

Una botella de vidrio con una boca de unos 3 cm de diámetrotapada con una lámina de papel de aluminio. En el cuerpo de la bo-tella se lee, en letras de relieve, La Martona. Tomo el volante con laizquierda. Mi mano derecha levanta la tapa laminar que he cogidopor su orejita. Sin dudarlo me la llevo a la boca y lamo su cara in-terna. Inmediatamente con una cucharita, remuevo toda la nata queocupa parcialmente el cuello de la botella y completo el placer. Lechepura pasteurizada de La Martona. Marco la lamentable diferenciacon la leche industrial del monstruo. La botella abierta la guardo enun frigidaire Westinghouse donde dormirá siglos quizás.

V

La Argentina vivió siempre épocas duras desde que tengo me-moria. La superproducción de vino y prácticas económicas deslealesobligaron a desechar miles de hectolitros que corrieron por las ace-quias cuyanas. Esta opuesta imagen vitivinícola contrasta con mislácteas alucinaciones. Sin embargo surge, asociando, la visión terro-rífica, inhumana y mortalmente injusta, de ríos de leche escurrién-dose por las zanjas pampeanas, por similares motivos. Con elagravante de la onerosa conservación de la leche fuera de su hábitatvacuno. No se podía vender y no se podía conservar debido a la pér-

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dida considerable que ello provocaría. A esta debacle debieron en-frentarse cientos de sufridos tamberos.

Entre tetas, sibaritas romanos, desayunos, tambos y una pizca desensibilidad social, transcurrieron estas lácteas alucinaciones durante20 minutos que, debo confesarlo, los viví intensamente y me pare-cieron cortos.

VI

No sería honesto conmigo mismo ni con el lector si continuarala saga de mis recuerdos. Porque no existieron y se agotaron con losque expuse. Llegó el tercer carril y con él desapareció el gigante dis-parador del delirio.

Sin embargo no quiero dejar de mencionar al arroz con leche cono sin canela, al “te espero en la lechería con un vaso de leche fría”.A la leche achocolatada Cindor, al Vascolet y al Toddy batidos conleche. A la vía láctea.

Y los derivados cuajada, yogures, mantecas o mantequillas, nataso cremas líquidas o densas, dulces o ácidas. Quesos. Leche de cabra,de burra, de oveja, de yegua. El Dulce de Leche, con mayúsculas.Los helados. La bechamel. Los copos con leche.

Estoy seguro de que el níveo mundo lácteo es mucho más ex-tenso que lo que uno pueda imaginarse a priori, aún soñando. Poreso me ilusiona pensar que he despertado en mi querido lector unacascada de otras lácteas reflexiones que unidas a las mías, podrán irconformando un cuerpo lácteo más completo (*)

(*) adviértase que no hay aparentemente punto final. No obstanteahí está y es blanco como la leche y el papel o el fondo blanco de lapágina del ordenador.

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I

En un lugar de la pampa argentina cuyo nombre recuerdo clara-mente pero que no quiero divulgar, nació mi tía Vicenta del Mar. Suvida se apagó el sábado 28 de diciembre de 1974. Era presidenta ho-noraria y vitalicia de las Devotas y Beatas Damas argentinas de laCristiana Caridad, sección Patagonia Norte.

Apareció su reseña biográfica en el diario local “La Gaceta cató-lica ilustrada” el domingo 29. Los 2000 ejemplares de la tirada lucíanun crespón negro pintado en el ángulo superior izquierdo de la pá-gina de Sociales y Necrológicas, como reverente homenaje a mi tía.

Vicenta del Mar nos dejó a los 93 años, recién cumplidos. Nacióen el mismo lugar en donde murió y toda su vida transcurrió en unmismo entorno aristocrático. Un fantástico palacete de 3 plantasconstruido casi en su totalidad con materiales traídos de París en1867 y ubicado a unos 4 Km al norte de la ciudad. La principescacasa estaba rodeada de un jardín versallesco que figuraba en las me-jores guías de turismo del país. El mobiliario y el equipamiento de

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U N A A R G E N T I N A D E A L C U R N I A

(vida, pasión, defecación y muerte de mi tía Vicenta)

Vicenta del Mar

la finca suscitaba el interés de coleccionistas y anticuarios. Cedros,robles, porcelanas, gobelinos, cuadros e incunables, formaban partedel mundo fastuoso de Vicenta desde su infancia. Una vida dedicadaa hacer el bien. Los pobres de la región se acostumbraron a recibirconstantes beneficios de las Devotas.

Mi tía jamás tuvo un trabajo formal. Los nocturnos de Chopininundaban las estancias más bellas de la casa cuando los finos dedosde la joven Vicenta acariciaban el Steinway & Sons de cola, impor-tado directamente de Londres. La curiosa historia de este piano estárelacionada con ciertas circunstancias sociales propias de la época.Don Salomón Yacubsohn era un caballero inglés judío, un prósperocomerciante que desembarcó en Buenos Aires para dedicarse a laimportación de instrumentos musicales. Su actividad lo llevó rápi-damente a vincularse con la aristocracia argentina entre cuyos miem-bros encontró excelentes clientes. Se enamoró de Norma FelicitasMenéndez Behety, una joven hermosa de cuello alto y mentón pro-minente de ascendencia irlandesa por parte de madre entre cuyosantepasados había judíos conversos. Norma Felicitas era fervientecatólica, igual que sus padres. Se casaron a pesar de cierta resistenciapor parte de algunos parientes de la novia. Este matrimonio fue unode los primeros ejemplos de los nuevos aires de libertad que empe-zaban a invadir a la sociedad americana y que permitieron vencer rí-gidas tradiciones sociales. El matrimonio cuya crónica se publicó enSociales de La Prensa y de La Nación, se celebró en dos ceremoniasreligiosas, la primera con asistencia de numerosa concurrencia, enla Iglesia del Santísimo Sacramento y la segunda, más modesta e ín-tima, en la Sinagoga de Buenos Aires. Don Salomón y Doña NormaFelicitas formaron una familia feliz y tuvieron solamente un hijo,Valerio, que recibió una educación excepcionalmente vasta tanto enlos ámbitos docentes como en el hogar, una educación cimentadaen las tradiciones judeo-cristianas y al mismo tiempo plena de lasideas positivistas de la época. Valerio fue con el tiempo un paradigmade los fecundos resultados que produjeron los entrecruzamientos

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raciales y religiosos que comenzaban a ser frecuentes en la sociedadargentina. Valerio, que continuó el negocio de su padre, llegó a sertambién un prestigioso afinador de pianos cuyos servicios fueronsolicitados en varias ocasiones por el Teatro Colón. Norma Felicitasera prima de mi tía con la que mantenía una relación formal y espo-rádica.

Cuando Vicenta del Mar quiso adquirir un buen piano, pensó enun Steinway & Sons, fabricado artesanalmente en Manhattan, NuevaYork. Se lo comentó a su prima y ésta naturalmente a su esposoquien recordó que en el negocio de instrumentos musicales de suhermano en Londres había visto un excelente piano de esa marca.Por aquellos años las relaciones comerciales eran muy fluidas conEuropa y especialmente con Inglaterra, mucho más que con losEE.UU., país que recién comenzaba a tener cierta escasa participa-ción en el comercio con Argentina. Una vez que Don Salomón con-firmó que aquel piano aún no había sido vendido, lo importódirectamente de Londres y fue a parar al palacio de mi tía que loagradeció especialmente y lo ejecutó durante varias gloriosas décadasmusicales de las que yo fui testigo y beneficiario privilegiado.

El costoso periplo Nueva York – Londres – Buenos Aires no fueimpedimento para que un piano llegara a la sala de un lujoso palaciopatagónico. Tampoco nada impedía que los aristócratas porteñosviajaran a Londres acompañados por sus vacas en el barco.

Mi tía era una especialista en Chopin. También cultivaba la mú-sica de otros románticos y frecuentaba el repertorio de Alberto Wi-lliams (1862 – 1952) quien visitó a la familia en tres memorablesoportunidades.

II

Mi tía amaba el jardín. Permaneció soltera y virgen hasta el fin.Violetas, rosas, anémonas, calas y pensamientos fueron objeto desus desvelos durante largas décadas. Su piel delicada conocía el roce

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de la seda natural y también del percal común, sus oídos vibrabancon las polonesas, su mirada descansaba en el multicolor paisaje flo-rido del jardín en donde mil tardes a las 5 de la tarde se sentaba atomar un té inglés con masitas secas y tortas. Gozaba de cocinera ymaestro repostero. El General Julio Argentino Roca y su fiel asis-tente, el coronel Gramajo, se alojaron en el palacio en cuatro opor-tunidades con motivo de sus frecuentes viajes al sur. La cocineraaprendió del propio coronel su exquisito revuelto de huevos, papasy otros ingredientes, una creación excelsa, que el General y sus an-fitriones ponderaban con gastronómico entusiasmo. Vicenta apren-dió a degustar el Revuelto Gramajo desde su infancia.

III

Ni Vicenta del Mar misma ni yo tuvimos nunca conocimientocertero del origen de la fortuna que la acompañó toda su vida. Sos-pecho que debió tratarse de la cesión de grandes extensiones de tie-rras y hacienda por parte del gobierno a algún antepasado militarno muy lejano como premio a una destacada actuación en el campode batalla exterminando indios. A razón de determinado número dehectáreas por cabeza de indio. Sin duda a este regalo se habrán agre-gado diversas e importantes prebendas al mismo militar y a sus des-cendientes. Ella tampoco tenía una conciencia clara de que la riquezano existe por generación espontánea. El dinero que constantementeestuvo allí como cosa obvia, fue el instrumento que le permitió hacersiempre lo que quiso, auto-limitada por los rígidos preceptos de sucristiana y conservadora educación.

Mi tía no despilfarraba en lujurias o vicios aunque solamente enmuy raras ocasiones destinó un monto considerable a fines trascen-dentes o de alta cultura. Las más de las veces gastó sumas elevadasen ocio y en placeres leves y superficiales propios de su posición ydel lugar destinado a ella en el entramado social en el que nació. Su

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actividad como destacada Dama Devota fue un mecanismo de su-blimación de energías que en otro cuerpo hubieran tenido otro des-tino. La benemérita y caritativa Institución fue simplemente unaválvula de escape que le permitió descomprimir parcialmente la at-mósfera asfixiante en la que se movía. Y para ello no gastó propor-cionalmente mucho dinero. No obstante su contribución a lasDevotas fue durante varios lustros, la más cuantiosa.

IV

Vicenta no usó nunca rouge ni rímel ni colorete y jamás ocultósus canas con tinturas. Detestaba la peluquería. Las trenzas y rodetesque lució alternativamente en distintas etapas, fueron obra de supropia mano ayudada por clips y horquillas o bigudíes de latón quele permitían ondular parte de su cabellera.

En los años de avanzado climaterio con su sobrecarga androgé-nica, utilizó esporádicamente cera caliente para depilación.

Vicenta del Mar tuvo un hermano menor, mi padre, con quienmantuvo una comunicación meramente formal. Convivió con unamadre anodina y un padre lejano en el espacio y en el afecto. Fue laniñera quien se encargó de su educación aséptica. La gobernanta dela casa contribuyó pobremente a inculcarle ciertos conocimientosprácticos. La formación en habilidades domésticas de mi tía fueprácticamente nula.

Tuvo una relación superficial con sus compañeros de estudios:se sentía discriminada y marginada sin llegar a explicarse claramentelos motivos.

V

La joven Vicenta asistió a varias funciones de gala del TeatroColón de Buenos Aires. En una de ellas el prestigioso pianista chi-leno Claudio Arrau ofreció un concierto dedicado a Chopin. Me

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contó mi tía que el mero recuerdo de esa velada la emocionaba hastalas lágrimas y cada vez que evocaba aquella función – que presenciódesde un palco avant scène – debía contener sus pulsiones eróticasdirigidas al pianista. Claro que ella no me lo expresaba de esta forma.Simplemente su confesión catártica ante el pequeño sobrino con-sistía en: “... y me enamoré locamente de Claudio pero nunca se lo dije.”

VI

En el palacio había una capilla donde la familia y el personal delservicio escuchaba misa todos los domingos a las 9 y media de lamañana oficiada por el párroco de la Iglesia Mayor de la ciudad cer-cana. Mi tía no asistió a misa tres domingos consecutivos de mayode 1955. Estaba en Francia, en la Virgen de Lourdes, única salidadel país que se permitió en su vida. Cuando me contaba esa expe-riencia se estremecía al evocar el desfile de lisiados, contrahechos,enfermos de toda clase: tuberculosos, cancerosos, leprosos, oligo-frénicos. Sin embargo apenas asomaba en su rostro una expresiónde piedad acompañada de una dureza de rasgos, fiel reflejo de uncorazón frío y egoísta. Era el principal pecado de su personalidadsimple.

Cuando el general Lonardi tomó posesión de la presidencia el 23de setiembre de 1955 en Buenos Aires, una multitud ocupó la his-tórica Plaza de Mayo vivando al nuevo gobierno militar y gritandoconsignas adversas al depuesto presidente constitucional, Juan Do-mingo Perón. Unas 200 mujeres, la mayoría impecablemente arre-gladas luciendo sombreros y ataviadas con joyas, saltaban exultantesen una pierna y agitaban pañuelos frente a la Catedral. Entonabanel Himno a la Revolución Libertadora y gritaban acompasadamente:“Cristo rey, Cristo rey ...”. Entre ellas, mi tía emulaba en sus actitudesa la mayoría pero lo hacía sin alegría ni pasión. Mi tía era la excep-ción: vestía una pollera estampada de suaves colores hasta casi el to-

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billo, una blusa blanca bordada por monjas de clausura y un chale-quito de tejido calado color crema, desabotonado. Un pelo recogidohacia atrás, con ondas que remataba en un rodete grueso en la nuca.Usaba gafas pero las había guardado en la cartera de cuero negrode nonato por temor a que se le caigan con los saltitos.

Ella sabía que estaba bien ser antiperonista y obviamente era “cle-rical”. Estuvo unas dos horas y luego caminó hasta Diagonal y Bel-grano donde su chofer tenía el coche que la condujo hasta elAeroparque Jorge Newbery. Allí se embarcó rumbo al sur olvidandoni bien llegó a sus pagos, la jornada cansadora que había vivido. Asu edad no estaba para esos trotes.

VII

El 2 de abril de 1948 llegué a la ciudad cercana al palacio de mitía. Mi padre había decidido radicarse allí abandonando San Isidro,localidad de las afueras de Buenos Aires, para poder dirigir mejorsus crecientes negocios en la región. Recuerdo a mi padre por aque-llos tiempos: un hombre corpulento, activo, incipiente calva y pelogris, bigote abundante negro en el que se perfilaban las primerascanas. Papá era un católico militante con excelentes relaciones en lajerarquía eclesiástica. Tengo la sospecha de que parte de su actividadempresaria estaba dedicada a dirigir como testaferro, negocios im-portantes de la Iglesia. Nunca supe cuál fue el motivo por el que élno accedió a los beneficios económicos de los que gozaba su her-mana mayor. Tema tabú en casa, como otros relacionados con el pa-sado familiar.

Tuve con papá una excelente relación de amor filial. Lo respetabay admiraba. Era un tenaz vigilante de mi educación y yo lo percibíacon gratitud. El 12 de abril de 1948 papá me hizo dos regalos parami octavo cumpleaños: el primero, un muy buen diccionario bilingüeinglés – español y el segundo, mi primera visita al palacio cercanode mis parientes. Fueron dos aciertos. Aún conservo y está vigente

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el excelente Appleton/Cuyás que me prestó un servicio eficiente enestos últimos 56 años. Y aún conservo con inusitada precisión enmi memoria la impresión de aquel primer contacto con un mundociertamente del todo desconocido para mí. Mi padre formó una fa-milia de la alta burguesía argentina y nos acostumbró a vivir rodea-dos de comodidades pero a un nivel muy distinto al del ambientede lujos que se respiraba en aquel palacio decimonónico. Me impac-taron los espejos, los marcos de los cuadros, la librea de ciertos cria-dos y la palidez de los rostros femeninos de sus moradores.

Ese día inolvidable conocí a mi tía Vicenta. Papá me había ins-truido antes de ir. Si te dan un beso, podés retribuirlo sólo en el casoque estés seguro de que lo esperan. Pero si no te lo dan, jamás beses.Si alguien frente a vos te ignora y no te saluda, es mejor que le ex-tiendas la mano derecha y le digas cómo está señor o señora.

Mi tía era una señora que no llegaba a los 70 y que aparentabamenos a pesar de la ausencia de acicalamientos y adornos. Quizás lavida poco trajinada que había llevado, la dieta, probablemente la faltade marido y de hijos, contribuyeron a su piel lozana, a la carencia depatas de gallo, a su cabellera sedosa y a un timbre de voz juvenil ydiáfano que quedó grabado en mi memoria. Conservó esa voz hastasu muerte. Exhibiendo una actitud que con el tiempo pude juzgarde insólita por lo vehemente, Vicenta se inclinó sobre mí, acariciódos veces cada una de mis mejillas y besó suavemente mi cabeza po-blada de pelos lacios rubios. Semejante efusividad no era lo que mipadre y yo esperábamos en una circunstancia como aquella, impreg-nada de cierta solemnidad. Todo el mundo se expresaba con lentacadencia, sólo surgían palabras austeras y nada comprometidas delabios de los parientes que conocí ese día. Los movimientos eranigualmente parsimoniosos y formales. Yo estrenaba pantalones lar-gos, quizás prematuramente para la época, que mucho contribuye-ron a hacerme sentir uno más de los de ellos. Es cierto que a partirde ese día y durante unos años los usé solamente para ocasionesmuy especiales y recién a partir de los 12, mi niñera, tras un acuerdocon mamá, impuso los pantalones largos en forma permanente.

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Retribuí el beso a mi tía quien seguramente lo esperaba porquepermaneció inclinada un momento después del tercer y último besosobre mi pelo. Besé su mejilla cuidando la suavidad y sequedad deaquel primer contacto.

VIII

A lo largo de 25 años volví infinidad de veces a la casa de misparientes. Ya hacia la tercera o cuarta ocasión en la que acudí al pa-lacete, centré mi atención en Vicenta y dediqué mucho menostiempo en relacionarme con los demás. No había niños de mi edad,así que compartía te y jardín, paseos y a veces oraciones vespertinasen la capilla, con mi tía. Con frecuencia, sentado en un sillón LuisXIV permanecí casi inmóvil escuchando impromtus, valses y noc-turnos del venerado Chopin o finas danzas vernáculas de AlbertoWilliams o Carlos López Buchardo (1881 - 1948). Al principio concierto disgusto pero consciente de la importancia que esas sesionesde entre una y dos horas, tenían para mi formación cultural. A me-dida que fueron pasando los meses aprendí a disfrutar de aquellamúsica y hasta logré juzgar intuitivamente la mayor o menor virtuden la interpretación de cada acorde por parte de mi “pianista perso-nal”. Sin duda mi tía Vicenta del Mar fue la promotora de mi gustopor la música y por suerte quiso Dios que posteriormente yo am-pliara el repertorio de mis preferencias. Dediqué mucho tiempo a lamúsica renacentista, al barroco, al clasicismo, al romanticismo ymenos a la música moderna y contemporánea.

IX

Hubo épocas en las que mi comparecencia era muy frecuente yprolongada, hasta tres veces por semana. Y épocas durante las queacudía esporádicamente. Durante mucho tiempo no hallé la razónde esta variación. No hubieron motivos ostensibles para que así ocu-

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rriera. Sin embargo, analizando las circunstancias retrospectivamentecon los elementos que aportó el tiempo, la reflexión y la experiencia,construí una teoría explicativa. Mi tía, seguramente sin proponérseloy de una manera muy sutil, me hacía sentir el peso de su riqueza yde su posición social. No lo hacía con crueldad pero sus efectos ibandejando huellas en mi alma adolescente y juvenil. Por eso, de tantoen tanto y a través de un mecanismo de auto preservación de mi in-tegridad espiritual y de mi dignidad, me tomaba unas saludables yprofilácticas vacaciones.

A medida que pasaron los años la casa fue despoblándose y almismo tiempo disminuyendo paulatinamente el número de ajenosque la visitaban. Dos motivos explican este proceso. El primero serefiere a la inusitada aceleración de los cambios en las costumbres ytradiciones. El aire que se respiraba en palacio quedó enrarecido, lasactividades desactualizadas y los hábitos obsoletos. Fueron épocasde transformaciones bruscas y brutales. Crisis económicas y políticasde alto impacto en la sociedad. El segundo motivo se relaciona conla falta de reemplazo generacional. Fueron poco y nada prolíficosmis aristocráticos parientes y por lo tanto sus muertos no teníancompensación. Para colmo en los 40 se produjo una racha de muer-tes prematuras que por poco no alcanzaron a beneficiarse de la pe-nicilina. Y llegó un momento en que la cantidad del personal deservicio superaba a los patrones. Fue necesario despedir al 40%, nopor razones económicas sino para preservar la racionalidad de lasproporciones y prevenir posibles desagradables conflictos. Porquea fines de los 40 y principios de los 50 el ambiente era propicio parala sublevación del proletariado. La irrupción del peronismo lo fuecambiando todo en la superficie de la alta sociedad argentina. Detal manera que fui testigo de la declinación numérica de mis cercanosaristócratas y de su involuntario aggiornamiento. La sobrevivientemejor conservada fue Vicenta del Mar. No obstante en forma pau-latina su semblante fue adquiriendo rasgos afilados y muchas veces

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semisombríos, como les ocurre a los viejos. Es probablemente unsigno precoz del no muy lejano fin de la vida.

X

A principios de 1970 convivían en palacio solamente tres perso-nas atendidas por 4 criados. Un viejito sordo y casi ciego de 89 añoscuyo porte permitía adivinar pasados esplendores y a quien Vicentano dirigía la palabra hacía 30 años, consecuencia de un intento frus-trado de acercamiento amoroso con intenciones inconfesables. Elhombre, viudo y primo segundo político de Vicenta, había osadoinsinuar a mi tía sus deseos eróticos. El rechazo fue brusco e inape-lable. La otra persona era un viejo achacado, enjuto y de aspectoruin que deambulaba sin objeto. Su marcha atáxica y sus trayectoscaprichosos denunciaban graves trastornos neurológicos y mentales.Era un demente senil de ochenta largos (imposible conocer su edadexacta) que padecía además, con seguridad, un cáncer que estabaterminando con su vida. Efectivamente, 6 meses después de estre-narse el terceto, murió en el mismo palacio asistido por un médicode urgencias y la presencia a última hora de un joven sacerdote.

Hubo que despedir a un sirviente, tarea que quedó a cargo demi tía a quien no le resultó fácil. Hacía apenas 1 año la misma Vi-centa había dispuesto aumentar el horario del jardinero para com-pensar la significativa disminución de su propia dedicación a lasflores.

El 22 de diciembre de 1974 falleció el otro anciano. De muertenatural. Fue insólita la presencia de mi tía asistiendo a los últimosmomentos. Permaneció en silencio todo el tiempo, durante la ex-trema unción y el traslado del ataúd y adoptó una inexplicable actitudreverencial. Yo estuve al lado de ella. Ese día me despedí de maneraun poco más afectuosa que de costumbre. Al día siguiente volví alpalacio y Vicenta me pidió que me encargara de prescindir de doscriados conservando solamente uno que supiera cocinar. El jardi-

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nero iba asiduamente. Mi tía Vicenta lucía tan saludable como enlos últimos años y me pareció más activa y lúcida. Fuimos juntos,con mi familia, a misa de gallo y esa noche, por primera vez, Vicentavisitó mi casa. Celebramos juntos la Nochebuena y la acompañé devuelta al palacio que aunque no lo dijo, le pareció más un mausoleoque una lujosa vivienda. Yo percibí que todo era lúgubre. El palacioy sus jardines constituían una escenografía espectral. Cuando el 26por la tarde regresé al “mausoleo”, entré directamente sin percutirla aldaba. Sabía que el criado no estaba. Vicenta, con previsible sen-satez, había dejado entreabierta la puerta del baño mientras lo utili-zaba. Era consciente del riesgo de un accidente y la conveniencia defacilitar el acceso para el auxilio. Percatado instantáneamente de lasituación, me alejé prudentemente y a unos 7 metros alzando unpoco la intensidad de la voz le pregunté cómo estaba y si necesitabaalguna ayuda. Rápidamente me contestó que estaba perfectamentebien y que me esperara a que terminara de defecar. Al rato nos en-contramos en el salón del piano, se sentó en una silla que había re-emplazado al taburete (le era ya imprescindible el respaldo) ycomenzó a ejecutar los primeros acordes del vals Nº 5 opus 42 delamado Frédéric mientras yo, por primera vez en 25 años sin quenadie me lo pidiera ni me lo impidiera, fui a la cocina a preparar unté para mi tía y para mí. Al verme regresar bandejita en mano, detuvosu ejecución y como si fuera lo habitual, se puso a tomar su té juntoa su sobrino y a comentar las últimas condiciones del tiempo.

XI

El 28 de diciembre de 1974 cuando entré a la misma hora quedos días antes y de la misma manera, la encontré en la misma cir-cunstancia, la puerta entreabierta. Al acercarme pude comprobarque Vicenta tenía su cabeza entre las rodillas, sentada en el inodoroen una actitud de estar sufriendo un cólico intenso. Me alejé sin decirnada y esperé 5 minutos prudenciales. Al cabo pregunté en voz alta

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si quería que le preparara un té. No contestó. Repetí mi pregunta yno obtuve respuesta. Cuando le levanté la cabeza comprobé que mitía había muerto. Reflexioné que la defecación y la muerte igualan apobres y ricos. Al velatorio y al entierro asistió solamente un parientey mi familia. Sin pena ni gloria.

Fui y soy testigo del deterioro de fachada, jardín y verja. Cadavez que me acerco al palacio, detengo mi paso y lo retomo muy len-tamente para permitirme el repaso de su historia, íntimamente ligadaa la mía y a la de Vicenta del Mar, una argentina de alcurnia.—————————————————————————

Nota: el episodio frente a la Catedral en setiembre del 55 es realy fue presenciado por el autor.

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Apaso lento se hundió en la oscuridad de una callecita angosta alas 3 de la madrugada. Ni luna, ni columnas de iluminación ni

ventanas iluminadas. Algún farol ocasional. Apenas podía intuir unárbol, el cordón de la vereda y los muros de las casas gracias al res-plandor de una bombilla de un zaguán algo distante.

Mientras despreocupadamente orinaba sobre el tronco de unárbol, sintió la vibración de algo que se movía a sus espaldas. Brus-camente dio vuelta la cabeza y alcanzó a ver lo que le pareció unasilueta escondiéndose tras el portal de la casa próxima al árbol.

Se sacudió, se volvió nuevamente, no vio nada y retomó su ca-mino lentamente. Al cabo de unos 10 pasos, pisó una loseta flojaque provocó un ruido grave y seco que apenas lo estremeció. Actoseguido una hoja rozó su cabeza impulsada por una brisa ligera quecomenzó a soplar del sudeste. Esto lo hizo temblar y no pudo ex-plicarse la razón del temblor. Al pasar frente al zaguán pobrementeiluminado, un reflejo lo hizo mirar hacia adentro de la casa. En unrincón yacía el cadáver de una paloma blanca. Ese pájaro representala paz, pensó. A juzgar por los insectos que se alimentan de la ca-

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U N A R U T I N A

rroña, la paz llevaba muerta por lo menos 1 semana. Al llegar a laesquina escuchó el estampido de un tiro. Volvió a temblar. Esta vezel temblor se acompañó de una náusea. Aún temblando y con unestado nauseoso que no cesaba, apuró el paso en dirección sudestede frente al viento (la brisa se había convertido en viento bastantefuerte). Comenzó, también, a tener hipo.

Los ruidos que percibía eran los de su hipo y los ruidos com-puestos y variables que producía el viento al chocar contra los di-versos elementos de la ciudad: paredes, troncos, columnas, postes,follaje, vehículos detenidos, cables, antenas, pararrayos. Y un extrañoinquietante pitido que producía el viento al trasponer tangencial-mente las bocas de desagüe. Se detuvo. Siguió temblando, hipando,teniendo náuseas. Se agregaron palpitaciones y dolor abdominal. Elolfato le informó que su destino no estaba lejos. Un tenue olorcitoa pan caliente que traía el viento hizo de eficaz paliativo de la situa-ción incómoda en la que se encontraba.

Calculó que la panadería distaba unos 100 metros y comenzó acorrer. Calmaron los temblores, el hipo, las náuseas, las palpitacionesy el dolor de panza.

Amainó el viento y finalmente la vio acurrucada en un rincón dela entrada de la panadería, esperándolo. Ella apenas se movió cuandose vieron. Él llegó a su lado, se rozaron, se olieron y repitieron lamisma rutina de todas las madrugadas: engulleron juntos las pastasdel día anterior que les había dejado el panadero. Tomaron el aguafresca también provista por el noble panadero, fiel amigo de aquellaentrañable parejita de perritos caniche.

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I

Predominaban netamente los techos de tejas rojas. Rodolfito losvio a varias millas de la costa: Mar del Plata, enero de 1951.

Más al sur caminó por Puerto Madryn, una aldea junto al mar,una playa extensa y desierta llena de almejas.

También el niño pudo comprobar la ancha avenida de ripio en laque destacaba el viejo Correo de estilo colonial, en Río Gallegos.

Rodolfito había zarpado del puerto de Buenos Aires los últimosdías de diciembre de 1950, Año del Libertador General San Martín,rumbo a Ushuaia. El capitán ofreció el festejo de fin de año en elaustero salón comedor del “Les Eclaireus”, barco transporte ARA,de la Armada Argentina que hacía su viaje de bautismo ofreciendoun servicio turístico a la población civil. En enero y febrero de 1958este barco tuvo el honor de ser el iniciador del turismo antártico re-alizando dos cruceros sucesivos. Estos cruceros turísticos se trans-formaron con el tiempo en atractivos mundiales codiciados yestuvieron a cargo de buques mercantes como el “Yapeyú”.

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V I A J E D E C A B O T A J E

(recuerdo de un niño)

Rodolfito, el niño de 11 años, tenía cierta dificultad para relacio-narse con los otros chicos del barco. Su hermano menor, Lito, mássociable, se entendía bien con todos. Papá y mamá conversaban conla tripulación y los demás pasajeros

II

“Anahí ...las arpas dolienteshoy lloran arpegiosque son para ti ...”

Esta canción entonada por el romántico Antonio Tormo cuentauna leyenda guaraní tradicional. Una hermosa indiecita cautiva, setransforma en flor. La melodía resonaba en el salón principal delbarco con frecuencia inusitada. Un disco Odeon de 78 rpm y unavictrola eléctrica a válvula con un gran parlante apropiado para lasdimensiones del local.

“Anahí, defendiendo altivatu indómita tribufuiste prisionera...”

La romántica canción encendió el corazón de Rodolfito que co-menzó a vivir un amor temprano. El niño que estrenaba un inci-piente pelo pubiano, se enamoró de Beatriz Klimovsky, sobrina deun conocido director cinematográfico argentino de la época. Betty,de 12 años y Rodolfito escuchaban en silencio la melodía llena deviolines que los estremecía y los impulsaba a rozarse con cándida ti-midez. Betty tuvo oportunidad de ejercitar su inglés con Rodolfito,que era alumno del St. Lucy’s School, de la calle San Juan en BuenosAires.

– ¿Where do you live ?

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– We live in Montserrat, le contestó el niño para quien la preguntaequivalía a un sí, te quiero.

Años después Rodolfito recordaba el viaje que duró 40 días vi-viendo en el buque. Evocaba la Anahí melodiosa y unos cuantosvalses de Strauss que también contribuyeron al amor preadolescente,amor que se desvaneció al tocar tierra, de vuelta en Buenos Aires.No prosperaron los papelitos con direcciones y teléfonos que inter-cambiaron los precoces enamorados.

Como una obsesión que lo turbaba con frecuencia y que preva-lecía recurrentemente en sus sueños, Rodolfito acarició las tetitas deBetty durante un año largo. Las tetitas aparecían junto a las tejasrojas.

III

Cuando el barco amarró en el muelle de Ushuaia, frente al quecon el tiempo fue el histórico buque “Bahía Buen Suceso”, los pa-sajeros pudieron pisar la ciudad más austral del planeta, circunstanciaque hizo sentir a Rodolfito colgado del confín del mundo.

Ushuaia era y es una bella y modesta ciudad que permite con-templar un espectáculo impactante de picos nevados rodeando labahía sobre la que se recuesta. El Monte Olivia es el más alto y ma-jestuoso.

León, el papá, era 13 años mayor que Juana, su mujer. Su esposapodría ser su hija a juzgar por la apariencia tan juvenil de Juanita yel aspecto algo avejentado de León.

Y de hecho eso pensaba más de uno que recién los conocía. Jua-nita, la mamá, era esbelta y bella.

En 1947 el Inspector General Roberto Pettinato era Director delServicio Penitenciario Nacional del gobierno de Perón. Impulsó unapolítica de humanización de las cárceles argentinas. Ese año cerróla Penitenciaría de Ushuaia, un establecimiento frío, tétrico, gris. Conescasas refacciones se transformó en cuartel de la Base Naval. Podía

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ser visitado por los turistas. La familia visitó las ex carcelarias insta-laciones de la Base. Rodolfito quedó profundamente impresionado.Imaginó la durísima vida de los presos en esos calabozos mínimospuro cemento, barrotes gruesos y claraboya pequeña. Lito por suedad no tomó clara conciencia del significado de la barbarie. Muchoshomicidas fueron confinados dentro de los límites de la ciudad deUshuaia al cerrarse el penal. Uno de ellos, peluquero, mientras consu navaja afeitaba la barba de León, le explicó que su delito habíasido degollar a su mujer con una navaja. El barbero, al ver a Juanaponderó la belleza de su “hija mayor” que con sus “hermanos” esperabaal cliente. Este episodio, que forma parte del anecdotario familiar,llenó de orgullo a todos, aún al avejentado León.

Sigue en pie la ex cárcel y ex Base Naval, hoy un interesantemuseo que muestra una crueldad aún, lamentablemente, no deste-rrada en otras latitudes.

La familia hizo la obligada excursión por los canales fueguinos.Un paisaje de belleza sublime. Ushuaia es la capital de la provinciade Tierra del Fuego y se levanta a orillas del canal de Beagle. Unpunto de desembarco, durante la excursión, es puerto Almanzadonde en aquella época existía una factoría pesquera. Famosas lascholgas – mejillones gigantes – que todos probaron con placer. Laslatas de cholgas que Juanita llevó a casa se convirtieron en un sím-bolo del recuerdo de aquellos días felices. León y Juanita agasajabana sus amistades con las cholgas de Puerto Almanza, preparadas ma-gistralmente por la dueña de casa.

IV

El mar en aquella zona suele ser muy turbulento. Contempla elhorizonte parado en el extremo de la proa: es una línea ondulanteque sube y baja al compás de las olas. El barco avanza a una veloci-dad máxima de 12 nudos/hora a pesar de lo cual el paisaje apenascambia durante la mayor parte del día, excepto por la variación de

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la luz del sol. Un efecto sobrecogedor. Rodolfito tiene ante sí el des-pliegue de la inmensidad de la naturaleza: cielo, mar, luz y horizonte.

“Les Eclaireus” que es una mole considerable cuando está ama-rrado en el muelle, se convierte en un insecto habitado por micro-bios cuando navega mar adentro.

Rdolfito soportó las náuseas sin pensar en abandonar el espec-táculo porque el placer superaba con creces la molestia. Cabalgabaen su barco sobre esos peligrosos mares del sur.

Río Gallegos, Puerto San Julián (donde se dijo la primera misaen América en el s XVI ), Comodoro Rivadavia, son los puertos quelos turistas van conociendo. La Patagonia costera plana, gris, ven-tosa, apenas poblada.

V

El capitán de navío Noriega, capitán del buque y la oficialidadlucían, durante las noches, impecables uniformes que realzaban ladignidad militar, por lo menos ante los ojos de los chicos.

Rodolfito guardó hasta hoy un recuerdo vergonzoso y escondido.El capitán Pérez, capitán de fragata, rascaba sus testículos tanto porencima de los pantalones como con su mano derecha en el bolsillo.Con demasiada frecuencia y ante la vista de cualquiera. El niño ob-servó cómo las damas desviaban la vista ante la proximidad del ca-pitán rascador. Esta insólita e impropia actitud del militar enactividad, hizo reflexionar a Rodolfito sobre el significado de lasapariencias y la falta de correspondencia entre lo que se espera quesea y lo que es. Valiosa reflexión a esa edad. He aquí una rascadacon acción paradójica y pedagógica.

VI

“Les Eclaireus” amarró en el puerto de Ingeniero White, cercanoa la Base Naval de Puerto Belgrano y a la ciudad de Bahía Blanca.

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La familia conoció ambos lugares. El crucero “Gral. Belgrano” –orgullo de la Armada argentina – fue uno de los barcos que habíaintervenido en la II guerra mundial y que EE.UU. vendió al terminarel conflicto. Concitó la admiración de Rodolfito cuya imaginaciónle permitió ver sobre cubierta a los marinos en plena tarea durantelas operaciones bélicas.

A la edad del niño, los 40 días del viaje se convirtieron en unadensa experiencia. Un vivo y perdurable aprendizaje. Emociones va-riadas, incluyendo un amor temprano.

Infinitos estímulos que hicieron navegar el pensamiento del niñoen aguas desconocidas hasta entonces. Un descubrimiento tras otro.No solamente de tierras nuevas sino de ciertos valores, de buenaparte de la vida misma a la que se asomaba.

VII

Hoy le escribo un mail a Lito para recordarle el viaje de cabotaje.Y a Juanita le hablo por teléfono. Tiene 85 años, una lucidez admi-rable y la memoria remota intacta. León murió 10 años después delviaje. Durante esa década hacía referencia frecuente a la experiencia.Muchas veces saboreó las cholgas que apreciaba especialmente conuna simple salsita de ajo y perejil.

VIII

“LES ECLAIREUS”

227

“Les Eclaireus” permaneció activo pocos años. Terminó siendopontón de Recalada en la rada del puerto fluvial de Buenos Aires.Mereció una canción compuesta y cantada por Nacha Guevara enlos 60 y 70 : “ Pontón, pontón Recalada ...”

Desde hace muchos años Ushuaia es un destino turístico inter-nacional. Una de sus atracciones es el tren del fin del mundo querecorre, arrastrado por viejas locomotoras, unos pocos kilómetrosentre bosques que talaron los presos. Un trabajo rudo que realizabande sol a sol. En el museo existen numerosos testimonios de esa tareaforzosa. Han transcurrido 55 años después del viaje de cabotaje. Elimpacto de aquella experiencia aún perdura en el alma del niño. Loshijos de Rodolfito han compartido reiteradas veces la emoción deesos 40 días felices y una extraña sensación los invade cuando reco-rren las extensas costas marítimas patagónicas argentinas. Corrobo-ran la inusitada variedad de sus paisajes y descubren en cada lugarreminiscencias de la develada memoria del sesentón que fue un sor-prendido y afortunado marino precoz.

Puerto, cuartel, barbero, canales fueguinos, Monte Olivia y chol-gas son los recuerdos de Ushuaia que acompañan toda la vida a Ro-dolfito.

Botado en 1949, el buque “Les Eclaireurs” comenzó sus viajesen diciembre de 1950 hacia la costa sur hasta Ushuaia. Además deesta ruta va a Brasil en 1953 y a los EEUU en 1954. En 1955 es asig-nado a la línea “Couy” hasta 1963, cuando es radiado de servicio.En 1968 es convertido en Pontón Radio Faro en Recalada, en el Ríode la Plata, como buque estacionario de prácticos.

Querido Lito :

Si ponés una lupa en la puntita de la proa vas a ver un chico ru-bión de pelo lacio, sentado, con la mirada perdida en el horizonte.

228

Si le preguntás qué siente, te dirá que está cabalgando. Si ponés lalupa en la cubierta de babor, es muy probable que veas al capitán decorbeta López rascándose las bolas. Betty Klimovsky está probable-mente en el comedor, próxima al tocadiscos escuchando Anahí porAntonio Tormo desde una placa chica Odeon de 78 rpm. Si volvie-ras a proa es probable que el chico no esté porque Juanita lo sacó:un chico no puede estar ahí. A Lito no lo verás porque está perdidoen la cubierta de estribor. León duerme en el camarote. El buqueestá navegando entre Comodoro Rivadavia y Río Gallegos, justopasa frente a Caleta Olivia. ¡Parece mentira todas las cosas que unopuede ver en una mala foto vieja!

Rodolfito

229

DON PEDRO: ¿Qué hacés, che? Te digo una cosa: ¡sos un pe-lafustán!

JUANCITO: Salí de ahí, pibe ¿Y por qué me decís eso, eh?,¿estás colifato?

P: ¡Dejate de escorchar, che! Vos sabés muy bien, pero muy bienpor qué te lo digo, no te hagás el feza. ¡Qué caripela tenés, che! ¿Ofui yo el que se afanó el Condibé del frigidaire?

J: ¡Patapúfete!, ¡ahí estaba la madre del borrego! Me creía que eraalgo más grave, che. No seas pajarón. ¿Te creés que estoy loco deremate? Si acá el colifato sos vos, vejestorio.

P: Má sí, ya empezás con alusiones personales, no tenés el másmínimo respeto por las canas que peino. Sos un mequetrefe insigni-ficante. No me hagás hablar, che. Yo, cuando tenía tu edad, laburabay sudaba la gota gorda para llevar el pan a mi casa.

230

V O C A B U L A R I O P A S A D O D E M O D A

Un diálogo, demodé, casi posible

J: Si el Condibé ese sale tre chirola ¿O te creés que es caviarnegro? Y para que sepas, también tomé prestado un Tomacó y undulce de leche La Martona.

P: ¡Caramba con el señorito este! Si con esa pinta de dandy nosquerés hacer creer que sos un niño bien y no sos más que un bólidocaído del catre.

J: ¿Sabés lo que sos vos? Sos un viejo cascarrabias. ¡Te creés quecon esa facha de bacán, con las sienes grises y con gomina en losdos pelos locos que tenés, vas a engatusar a medio mundo! Pero site mirás al espejo, te vas a avivar de que sos más fiero que SammyDavis jr. Pero mirá el batifondo que me hacés por un Condibé, unTomacó, un dulce de leche La Martona y una infame latita de ex-tracto de carne…

P: ¡Ah! ¡Ahora también el extracto de carne! ¡Faltaba más! Mirá,le digo a tu vieja porque te merecés una buena zurra y que te deje elculo colorado como un tomate. Mocoso maleducado, ladronzuelode morondanga.

J: ¡Mirálo vos!, además alcahuete el viejo. ¡Y de lo peor! Alcahueteal cuete, el viejito. Total, por un Condibé, un Tomacó, un dulce deleche La Martona, un extracto de carne y una cucharadita de cremade la botella de leche cruda de la Vascongada… Pero, fijate la caru-cha que tenés: esos cachetes rojos que parece que les pusiste colo-rete, esas lagañas y esas patas de gallo que baten los años que tenés.Deberías ser más pìola y quedarte muzzarella.

P: Sos un crápula, che. Pobre tu madre, ya le habrás hecho salircanas verdes a la pobre. Si seguís por este camino vas a ir a parar ala cárcel. Te va a agarrar la cana y vas a ir a parar a la taquería encualquier momento. Te van a enganchar afanando cualquier nadería

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y por una sonsera un buen día, ¡adentro! Y la desgraciada de tumadre viuda tendrá que pelar un par de fragatas para sacarte. Escu-chame, ¿No pensás corregirte?, ¿no pensás elegir el camino de la re-dención de tus pecados ahora, ahora que sos joven?

J:Y dale y dale y dale que te dale. Me tenés con los huevos hin-chados, con ese rostro de afeitado y sin visita que tenés y esa peladabrillante con dos pelos, te creés que podés dar lecciones de moral,te creés. ¡Mejor no rasco en tu pasado… y en tu presente! Si sos unviejo verde y jeropa. ¿Te creés que no sé que te agarraron chapandocon una sirvientita en el zaguán? Mirá vos el quilombo que estás ha-ciendo por un Condibé, un Tomacó, un dulce de leche La Martona,un extracto de carne, una cucharadita de crema de la botella de lechecruda de la Vascongada y un Flit, para las cucarachas que tengo enel bulín.

P: ¡Carajo! ¡Por los mil demonios! Sos un atorrante, sinvergüenza,te metiste en el armarito de la cocina, también. Sos un cararrota, unsinvergüenza sin remedio. Y un imbécil. ¿No te das cuenta de quees mejor vivir con rectitud? ¿O vos te pensás que la moral y las bue-nas costumbres están para ser pisoteadas por la estulticia y la vilezade vivos como vos? De chorlitos que se creen que pueden llevarseel mundo por delante impunemente.

J: Andá y ponete la sotana. ¿Qué clase de cura sos que predicásuna cosa y hacés otra? Y pensar que llegamos hasta acá por mediokilo de pancitos alemanes y otras cositas: un Condibé, un Tomacó,un dulce de leche La Martona, un extracto de carne, una cucharaditade crema de la botella de leche cruda de la Vascongada, un Flit yuna conchuda lata de Fluído Mánchester, también para el bulín.

En este momento Pedro mira horrorizado a Juancito, permanece inmóvil uninstante y sin dejar de tener clavada la mirada en el joven, cae muerto a sus pies.Juancito, sin inmutarse, da un paso por sobre el cadáver y continúa su discurso:

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¡Ah!, mientras estaba operando me bajé una Pomona bien frappé,dejé un cartelito escrito en una hoja de Repuestos Rivadavia dándolelas gracias – porque soy agradecido – a ese viejo de mierda, que nisiquiera la vio. Tomé prestada una estilográfica Sheaffer que me en-contré de paso por el escritorio y un tubito de 20 cafiaspirinas por-que ya me estaba doliendo el mate y ¡recórcholis!, se me olvidabaun par de medias caladitas Morley de mujer que el viejo verde estetenía guardado en la cómoda del dormitorio. Voy a quedar bien conla Susana, que me tiene loco.

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M I C R O T E X T O S

PA R A L O S R E C R E O S

Una gatita española rubia, muy bella fue a pasear a Buenos Airesy se enamoró perdidamente de un gato atorrante de Mataderos

que se la llevó a Palermo. Caminaban por el Rosedal en silencio(entre enamorados es muy poco lo que se necesita hablar) y al cabode 1 hora se produce el siguiente diálogo pedagógico:

GATO (con un mohín de aburrimiento): Che gatita, ¿tenés un ciga-rriyo?

GATA (gesto recriminatorio pero cariñoso): ¿Qué es eso de cigarriyo?Se dice pitillo (pronuncia la “c” como “c” y la “ll” como “ll”).Toma,aquí tienes un Marlboro.

GATO: Gracias mi amor. ¿Tenés un fósforo?

GATA: Que no se dice fósforo. Se dice cerilla (pronuncia la “c” como“c” y la “ll” como las gatitas españolas).

237

A M O R G A T U N O

GATO: Gracias, simpática. (enciende el pitillo y fuma plácida-mente)

Admirando la extraordinaria variedad de colores de los rosalespalermitanos, las mayólicas del Patio Andaluz y el laguito de aguasverdosas, transcurre otra hora de silencio durante la que se respirael aire puro del parque. Ambos enamorados, muy juntitos sus ater-ciopelados cuerpos, se miran, se sonríen pero no se hablan: ya dijeque no es necesario y además sus intereses, sus historias y sus len-guajes son diferentes, lo que dificulta la comunicación verbal.

GATA: (tiene hambre, pero no se atreve a sugerir un restaurantea su novio. Está, además, un tanto aburridilla. Piensa en su Barcelonanatal y en la Ciutadella que nada tiene que envidiar al Palermo por-teño): Gatito, estimado, ¿quieres coger un ratón?

GATO: Che, gata, no se dice “RATÓN”. Se dice “RATITO”…

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CURA

Escena: Una capillita en medio de un campo de hielo en Alaska.Estamos en la sala de la sacristía: una mesa, sillas, otros muebles sen-cillos y obviamente una decoración austera con objetos de carácterreligioso. El cura de mediana edad está sentado ante la mesa leyendoun diario. Tocan a la puerta. El cura abre la puerta.

El cura: ¡Señor Obispo! Tenía la certeza de que Ud. vendría a verme des-pués de 2 años.

El obispo: Hubiera querido venir antes, hijo, pero estuve muy ocupado enla Capital. Hay padres descarriados en nuestro querido obispado y me estándando trabajo.

¿Cómo estás, cómo te trata este silencioso lugar propicio para la meditacióny entrega a Dios?

El cura: Me adapté muy bien en este inhóspito país. No la paso mal. Enrealidad si no fuera por mi rosario y mis dos whiskys al día, la soledad me aba-tiría. ¿Quiere un whisky padre?

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C H I S T E S E S C E N I F I C A D O S

El obispo: Sí, gracias.El cura: ¡Rosario!, tráele un whisky al señor obispo.

BEDUINO

Escena: El interior de una carpa que pertenece a un campa-mento de beduinos en medio del desierto. Sobre una alfombra típicadescansa una persona con atuendo característico. La penumbra nopermite distinguir con nitidez la figura del personaje.

Entra un periodista joven con traje occidental cuyo aspectomuestra claramente que se trata de un profesional poco experimen-tado, tenso y bastante nervioso.

El periodista: Buenas noches, amigo.El beduino: Buenas noches, señorEl periodista: ¿Nombre?El beduino: Abu Abdalah Sarafi, señor.El periodista: ¿Sexo?El beduino: Cuatro veces por semana, señorEl periodista: No, no. ¿Hombre o mujer?El beduino: Hombre, mujer y a veces camello, señor.

DIVORCIO

Escena: La terraza de un café sobre una vereda ancha de unacalle muy transitada.

Se ve cómo dos hombres al cruzarse se detienen, se miran y alcabo de un instante se abrazan efusivamente. Uno de ellos sugiereque se sienten a tomar un café. Son dos amigos que hace muchosaños que no se ven.

Juan: ¡Qué alegría! ¡Tanto tiempo! ¿Qué ha sido de tu vida?Pedro: Me casé, tuve dos hermosos hijos y acabo de divorciarme.

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J: ¡Pero, qué pena! ¿Muy traumática la separación?P: No. Fue un divorcio por mutuo acuerdo. Ya pactamos la repartición de

bienes sin problemas.J: ¿Y los niños?P: Bueno, el juez decidió que se quedaran con el que recibió más bienes.J: ¿Se quedaron con la madre?P: No, se quedaron con el abogado.

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Recuerdo que fui a confesarme a la Iglesia de Santa Cecilia conel padre Ludwig. Hacía 1 año que estaba casado. Leonora, mi

mujer, embarazada de unos 6 meses, me amaba con la misma pasióny ternura que al comienzo. Yo correspondía ese amor con el míotambién pasional.

– Padre Ludwig, Ud. conoce mi afición por la música, sabe que esta iglesiay Ud. me son especialmente gratos porque me evocan a la patrona de la Músicay a un genio.

Padre, pequé. El Claro de luna y la Apassionata de mi vecina Elisapudieron más que mi contención cristiana. No resistí los acordes que surgíanmaravillosos de sus manos de pianista. Fue una noche de Apoteosis de la danzay un Himno a la Alegría. En los momentos previos al climax, se infiltró elmachacón Bolero de Ravel pero en el instante preciso de la mayor alegría com-partida, resurgían exultantes los versos de Schiller. Padre, después dediqué re-lajado mis tiernas caricias Para Elisa. Ella susurrándome al oído me dijo:

– Archiduque, soy tan feliz como Fidelio liberando a Florestan y en tu regazome siento admirada y amada como Leonora. Le dije:

242

C U E N T I T O B E E T H O V E N I A N O

( C L Á S I C O C O P U L A R )

variación sobre un conocido tema

– Elisa, es el Destino que llamó a nuestra puerta (acompañé mis pal-abras con oportunas palmaditas rítmicamente dadas). Me dijo:

– Fin de esta Heroica jornada, Archiduque Rodolfo. Ha sido magnífica,especial, musical. Pero por lo que veo si el clarinete quisiera sonar ahora nueva-mente, no lo podría hacer.

Elisa se levantó, fue hasta el piano (1er.mov.) y tocó la MarchaFúnebre (2do.mov) en honor al muerto. Y dijo:

– El domingo pasado, con el padre Ludwig escuché dos Himnos a la Alegría,no uno, luego la Marcha Fúnebre.

– Padre, ¿cuál es mi penitencia?

– Vete hijo, te absuelvo

243

Quise hacerle un homenaje a la Brevedad. Por eso cuando tuvea mi hijo lo llamé Nicasio. ¿Qué mejor homenaje puede con-

cebirse? Me sentí un verdadero triunfador. Alguien que frente a undesafío casi imposible supo encontrar la solución acertada, impeca-ble.

Mi antiguo amigo Pipino, amigo también de la Brevedad, creyóponerle a su hijo el nombre más breve posible. Lo llamó O. Rivali-zaba con él su amigo Pulgarcito, también del círculo de mis amista-des, quien ni corto ni perezoso, llamó a su propio hijo, Casio. Esdecir menos que la O – casi O – del hijo de Pipino.

Nadie hasta ahora pudo batir mi ingeniosa apología. Mi hijo esmenos que un trozo de O. Ni casi O.

Con lo que se pone en evidencia una curiosa paradoja: cuantomás largo el nombre, más breve. En ocasiones será necesario serabundante, explicarlo bien, para ser al mismo tiempo sintético y pre-ciso.

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C U E N T O B R E V E C O N M O R A L E J A

Quiero hacer conocer una reflexión de un monje, que me fuerevelada durante mi visita al Monasterio del Piamonte, en la

región del Mont Blanc. Viven allí monjes de origen ginebrino coninfluencia calvinista y judeo-católica de primitivos sabras y otrospueblos palestinos que peregrinaban a los Alpes en el s.XII.

Estos monjes tienen una particular visión de la ancianidad, porcierto muy interesante.La partícula DES se relaciona con la anciani-dad mal cuidada de las sociedades occidentales contemporáneas,sostienen estos sabios hombres.

Nuestros queridos ancianos se vinculan con DES: desposeídos- desestructurados - desvitalizados - destartalados -desvencijados -desmineralizados -tienen poco después - toman leche desnatada ycafé descafeinado.

Me despedí del monje cuyo nombre no recuerdo. Por ponerleuno, le diré Don DES. Descendí de la montaña del Monasterio yseguí mi destino. En esas soledades propicias para la reflexión y lasbuenas intenciones, me propuse hacer algo para desdesar a nuestrosviejitos: poseerlos, estructurarlos, vitalizarlos, tartalarlos, vencijarlos,etc.

245

D E S

Pero como suele ocurrir en vacaciones, todo queda en aquel ve-rano y la rutina de la vorágine laboral y ganarse el pan con el sudorde la frente, te hace olvidar rápidamente lo que en un momento pa-recía lo más importante.

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Le hice firmar el consentimiento informado, le puse la correa yel bozal. Vestido con un pantalón de franela cuadriculada de co-

lores vivos, una chaqueta al tono dos tallas más grande que lo quele corresponde y un chambergo ladeado, me llevé al enano a la ve-terinaria. Veinte metros antes de llegar le ordené que caminara encuatro patas: me miró con incredulidad, le sostuve la mirada e ins-tantáneamente cambió el gesto. Su mirada resignada, la agachada decabeza y la postura perfecta en cuatro patas, me indicaron con elo-cuencia el extremo grado de sumisión de aquel animalito tan seme-jante a un ser humano.

– Buen día (dije)– Buen día, Don Salvador– Dile buen día al Dr., Pluto (le retiré el bozal)– Buen día, Dr.

El Dr. Gómez se quedó mudo y atónito ante el espectáculo in-esperado. ¡El primer paciente del día era un enano en cuatro patas!

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E N L A V E T E R I N A R I A

Sin embargo sus facciones no se inmutaron y permaneció en actitudrelajada y distendida.

Ante las circunstancias más insólitas, un buen médico o veteri-nario sabe que no debe mostrar sorpresa y mucho menos temor.

Si tiene ante sus ojos el caso más inesperado, el más patético, elespectáculo más trágico o el más cómico. Si ante su presencia acudeel mismísimo Diablo, el Monarca o el Santo Padre; si ellos vienenen busca de ayuda y consejo, sabe el galeno que su deber es actuarcon la mayor naturalidad, adoptar una actitud de …y bien, Su AltezaReal, ¿qué lo trae por aquí?. A ver, Lucifer, ¿qué le pasa?. O, altiempo que besa el anillo del Papa como si lo hiciera todos los días,le dirá: “Pío XX, lo noto paliducho” (después le retirará las gafas ymirará la católica mucosa palpebral).

Esto se llama experiencia y profesionalismo.

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Este episodio pudo haber sido real. Ilustra con patético mal gustouna importante lección: la estrecha relación entre la Ciencia y

la Observación. No es posible ser un buen científico y no haber des-arrollado el hábito de la observación. Más aún en Medicina. Un buenmédico, sea cual fuere la índole de su actividad profesional, ha deser un observador minucioso.

Por eso aquel viejo y sagaz profesor de Anatomía comenzó suprimera clase con una actividad práctica que dejaría una improntaindeleble en sus jóvenes y entusiastas alumnos. Una lección que lesincentivó el gusto por buscar cada detalle con precisión y no dejarsellevar por un primer impulso por obvio que parezca.

El profesor después de presentar el cadáver que tenía frente asus alumnos les dijo que, naturalmente, ésa sería la materia prima dela disciplina que deberían aprender durante el año lectivo. Pero antesde entrar en el tema del día, debía enseñarles algo que juzgaba devital importancia para el futuro profesional de los alumnos. Con fir-meza y mirando profundamente a su auditorio, dijo:

249

L A P R I M E R A L E C C I Ó N D E A N A T O M Í A

“En Medicina es necesario tener, entre otras, dos cualidades fundamentales:la primera es no ser escrupuloso ni púdico, no tenerle asco a nada.”

Dicho lo cual hundió su dedo en el culo del cadáver, lo retiró einmediatamente comenzó a chuparse el dedo. Continuó:

“Hagan Uds. ahora lo mismo, sin escrúpulos de ninguna especie”.

Los bisoños alumnos obedecieron al profesor a pesar de un pri-mer instante de duda lógica y asco instintivo. Fueron desfilando anteel culo pálido del muerto introduciendo el dedo con decisión y chu-pándolo valientemente. Todos disimularon las náuseas y ningunodemostró urgencia por ir a lavarse el dedo. Como si lo que acababande hacer no les hubiera conmovido nada. Una vez que todos retor-naron a sus asientos en aquel magnífico anfiteatro universitario, es-cenario de infinitos acontecimientos del más alto nivel pedagógico,el profesor retomó la palabra. Con solemnidad, pausada y enérgica-mente dijo:

“La segunda cualidad a la que me he referido, es la Observación: yo metíel anular y me chupé el índice”.

Un murmullo de consternación invadió el recinto.

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Un domingo por la mañana la familia va a misa. Papá, mamá yJuan de 6 años. Es la primera vez que el niño entra en la Iglesia.

Lo hace con cierta solemnidad y mucha curiosidad. Escucha aten-tamente todo lo que dice el cura y le llama la atención que al finalde algunas oraciones a lo largo de la misa el sacerdote dice amén ymás adelante nuevamente amén y otra vez amén. Salen, unos minutosde silencio para pensar sobre lo recientemente vivido y al cabo de lareflexión, papá, tomándole la mano a Juancito le pregunta:

– ¿y, Juancito, qué te pareció la misa, qué me decís del sermón?

– Todo bien, entendí casi todo, papi. Decime una cosa, “amén” ¿quiere decirENTER?

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J U A N C I T O D E 6 A Ñ O S

ACTO ÚNICO

ESCENA I

Un piso de categoría en una zona residencial de la ciudad. Mue-bles de estilo y la luz del atardecer entrando por amplios ventanalesen el living.

REBECA : El jardinero me contó que tenés una amante.SAMUEL : ¡jardinero mentiroso! Tengo 50 años y jamás te fui infiel.R.: Además del rouge en tu pañuelo, el perfume en tu solapa y el rímel en el

cuello de tu camisa, la confirmación de mi fiel jardinero. Estás perdido, Samue-lito.

S.: Me rindo. Tengo una amante. Pero Rebequita , amor mío, no se trata delo que vos estás pensando. Es un entretenimiento. Un jueguito de viejo traviesoy nada más. Algo pasajero, sin importancia, querida.

R.: ¡Qué desgraciada me siento! ¿Qué hice para que después de 25 años meengañaras?¿Qué hice? Nunca imaginé semejante crueldad de tu parte. Te odio,Samuel.

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M A R I D O I N F I E L

S.: Rebequita, tenés una fortuna. No hay límites para tus gustos ni paratus gastos. Te lo he dado todo. ¿Querés joyas?, ¿tapado de armiño?, ¿un cruceroa las islas griegas?, ¿un personal trainer?, ¿un jacuzzi en el dormitorio?, ¿unaentrevista con George Bush?. Lo que quieras. Dejame a mí tranquilo con miingenuo pasatiempo. ¡No te enojes, Rebequita!

R.: Me estás extorsionando viejo baboso, estúpido. Escuchame Samuel.Quiero conocerla. Yo quiero conocerla. Tengo todo el derecho del mundo de co-nocerla. ¡Y pronto!

S.: Está bien, la vas a conocer. No tengo problema.

ESCENA II

Rebeca y Samuel sentados en la fila 7 de la platea. El teatro eshermoso, destacan los palcos “avant scene” y el aspecto aristocráticodel público.

En escena la troupe de una célebre compañía de ballet en el pre-ciso momento en que las coristas en su totalidad bailan un pasajevivaz. Nuestros personajes, que lucen impecablemente, contemplanel espectáculo con sendos prismáticos. Hablan en voz baja y a vecesapenas susurrando.

– ¿Quién es? Mostrame a la loca ésa. A ver, Samuel, mostrámela.– Rebequita, ¿ves esa que ahora levanta la patita, la tercera empezando de

la izquierda, esa morena de ojos grandes?– Sí– Esa morenita es la de Isaac. Sí. Isaac, tu hermano.– ¡Ah!– (Samuel codeando a su mujer): Mirá la rubia de melena larga, la

cuarta empezando de la derecha.– Sí– Esa es la de Mauricio.– ¡cuñado sinvergüenza! ¡Mauricio, quién lo diría! ¡Mauricio, cara de ángel!.

Bueno, la de Mauricio. ¿Y...?

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– Hay más sorpresas, Rebequita. La que está al lado de la morena, más ala izquierda, esa gordita es la de Natalio.

– ¡Degenerado, este rabi Natalio! ¡Ya no puedo confiar ni en el rabino!– Samuel, me decís quién es, de una vez por todas.– Rebeca, Rebequita. Esa que está derechito, una, dos, tres,...la novena mirá

bien, la pelirroja, alta, de pechos protuberantes, sonriente, que tiene unos ojos...Rebeca, es esa.

Samuel instintivamente se aleja un poco de su mujer, se concentramás en mirar el escenario con sus prismáticos, respira hondo y es-pera truenos y relámpagos.

– Samuel, Sammy querido. (mira con mucha atención, en actitud deacercarse lo más posible, acomodando el foco de sus prismáticospara descubrir el menor detalle). ¿Querés que te diga una cosa?

– Sí, Rebeca. ¿Qué? ¿Qué me querés decir?– ¡¡La NUESTRA es la más linda!!

TELÓN

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¡Adiós…!, amigo de toda la vida, compañero inseparable y cómplicede momentos inolvidables.

¡Adiós... adiós …! Te despido con la pena de quien ha conocidotus días de gloria, tus hazañas y también tus debilidades.

Hemos transitado juntos caminos de grandezas y flaquezas. Hassabido ser grande y generoso cuando la ocasión lo requería. Sé, por-que tuviste la hidalguía de no ocultarlo, que viviste momentos dedudas crueles y que a veces has desertado.

Así, confidente hasta las últimas consecuencias, ha sido nuestralarga amistad.

Hoy me despido con el alma atribulada. Hubiera preferido irmecontigo. O que me esperaras un poco más para que de cualquier ma-nera, sucumbiéramos juntos. Como siempre, querido amigo.

¿Por qué?, ¿por qué el destino impiadoso hizo que te fuerasantes? Si somos de la misma edad. Cursamos juntos la escuela, hici-mos juntos el servicio militar, la universidad nos vio juntos compar-tir las quietas horas de estudio. Y hoy me abandonas.

Fuimos jóvenes y arrogantes y hemos sabido acompañar nuestramadurez con dignidad y te diría con sabiduría. Nos hemos comple-

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O R A C I Ó N D E D E S P E D I D A A U N

A M I G O I N S E P A R A B L E

mentado magníficamente, armónicamente, como cómplices inge-niosos en situaciones comprometidas.

Estás muerto, amigo mío: para mí comenzó la cuenta regresiva.Ya no tendré otro amigo igual.

¿Quién, como tú, podrá ser duro como el diamante ante una lu-minosa belleza que deslumbra en la noche y blando como el cauchofrente a la fealdad o a la tontería?

¿Quién, como tú, me brindará una compañía sin condiciones, ca-llada, eficaz?

Hoy te entierro de verdad.Y será para mí el principio del fin. Asumiré tu pérdida con va-

lentía, estoicamente. Así, mutilado por tu ausencia, voy a recorrer elúltimo tramo.

Querido amigo: sin ti ya no seré yo. Perderé buena parte delgusto por la vida, viviré sostenido débilmente por tu recuerdo y lassensaciones, antaño vibrantes y presentes, serán simplemente unamemoria de estremecimientos lejanos.

No me atrevo a acariciar tu rostro frío para darte el último adiós.¡Cuántos momentos podríamos recordar juntos! Lo que otrora

fuera palpitante realidad, hoy y mañana, convertido en recuerdo,obrará el milagro de darme la fuerza necesaria para no claudicar.Aunque sea imposible escapar del llanto de la muerte.

¡Adiós... adiós...!, pedacito de mi vida, generoso apéndice, sangrede mi sangre y carne de mi carne… Hasta siempre …!

Septuagenario Compungido en un día triste de otoño.

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Pienso que estas cosas son muy importantes y por eso quiero di-fundirlas. Prevenir a todas las mujeres del mundo. Y en todo

caso, si poco es lo que puedan hacer para evitar la desgracia, rían,rían mucho y sean igualmente felices. La risa, dicen, ayuda a prevenirlas arrugas.

Seguramente han oído alguna vez sobre la existencia del mercadonegro de órganos. Con cierta frecuencia aparecen ladrones de órga-nos que roban riñones para venderlos.

Hace unos años me robaron mis muslos durante la noche. Enrealidad me los reemplazaron. Me desperté con los muslos de otrapersona. Fue una operación rápida y limpia. Los sustitutos tienen laconsistencia de carne cocida, blanda y fofa. ¿De quién son estosmuslos y dónde estarán los míos? Me pasé todo el verano buscandomis propios muslos y finalmente, con bronca, me resigné a vivir elresto de mis días con jeans. Entonces los ladrones atacaron otra vez.El próximo fue mi culo. Me di cuenta de que eran los mismos la-drones, ya que tuvieron el cuidado de que mi culito actual tuviera lamisma textura que los muslos que ellos mismos habían colocado.

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M E R C A D O N E G R O D E Ó R G A N O S

(de un texto anónimo en inglés, modificado y traducido libremente)

¡Pero mi culo nuevo estaba unos 6 cm más abajo que el original! Esofue extremadamente decepcionante. Ya lo de la textura pasó a se-gundo plano. Mi culo descendido fue motivo de tristeza y angustiaque el tiempo apenas pudo paliar. Me resigné a usar camisas largas,sueltas, todos los santos días sin importarme el asombro de mis ami-gas que me instaban a recuperar mi aspecto femenino y elegante deotros tiempos.

Hace dos años me di cuenta de que me habían reemplazadoambos brazos. Una mañana, mientras me peinaba frente al espejo,me horroricé de ver mis antebrazos en carne y huesos, delgaditos ycon una suerte de banda fofa oscilante carente de toda firmeza mus-cular. Esto me llenó de terror. Tomé consciencia de que mi cuerpoestaba siendo reemplazado, pieza por pieza. ¿Qué podrían hacermela próxima vez?

Cuando mi cuello desgraciado desapareció repentinamente re-emplazado por un cuello de pavo, decidí contar mi historia para ad-vertir a otras mujeres. Para que nos unamos todas y juntasenfrentemos a los ladrones que lucran salvajemente con nuestraspartes.

¡Mujeres del mundo, despertad! ¡Tomad conciencia de la brutalrealidad que nos acosa!

¡No permitamos que nos roben nuestras partes en beneficio deimpiadosos ladrones!

Y estemos atentas. Es probable que entre nuestras amigas en-contremos alguna que vaya por el mundo luciendo nuestro propioculo.

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PRIMERA PARTE

Quiero que me cremen. Convertido mi cuerpo en cenizas seráposible lograr su descanso definitivo en cinco sitios guardándolo encinco bolsitas conteniendo cada una, la quinta parte de esos residuos.

Serán cinco sencillas ceremonias:

A orillas del riu Valira, en algún punto de La Massana, en Ando-rra, al son de la Pequeña serenata nocturna de Mozart.

A orillas del Mediterráneo en algún punto de la costa de la co-marca del Maresme, en Cataluña, mientras se escucha una sardana.

A orillas del Río de la Plata en algún punto de la costanera deBuenos Aires, escuchando un potpurrí compuesto por fragmentosdel Himno Nacional argentino y por fragmentos de los siguientestangos:

“Cambalache”, “Uno” y “Malena”.

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Q U E M E C R E M E N

A orillas del océano Atlántico en algún punto de la costa patagó-nica argentina, preferiblemente cercano a Caleta Olivia, mientras segoza escuchando, por singular beneficio, el Sargent Pepper en suversión original por los Beatles.

A orillas del lago Lácar, en algún punto de la costa de Quila Quina,en San Martín de los Andes, mientras resuenan las estrofas cantadasdel final del cuarto movimiento de la novena sinfonía de Beethoven.

Cada uno de estos actos concluirá con el Vals triste de Sibeliusen la versión del director Vladimir Ashkenazi.

El acto de arrojar cada bolsita conmigo demorará unos pocossegundos pero los presentes en cada ceremonia permanecerán depie y en silencio unos momentos escuchando la música.

Una vez cumplidos los cinco actos que aquí ordeno, me encan-tará póstumamente que cada uno de los participantes pueda escu-char en mi memoria el concierto de Año Nuevo de 2008 de laOrquesta Filarmónica de Viena dirigida por Georges Prêtre, cómo-damente sentado en su domicilio.

De esta manera conseguiré post mortem que con motivo de mimuerte, algunos miembros de mi familia y algunos amigos pasen unrato agradable a orillas de algún río, mar o lago. De un modo, segúnmi punto de vista actual, más relajado y fecundo que en un velorioy entierro convencionales. Lo cual no es poca cosa.

Además, habré destacado mi amor por la música y por las orillas.Una consecuencia de este montaje es que el que así lo desee,

podrá tenerme de cenizas presente en algún lugar relativamente pró-ximo a su domicilio: bastará acercarse a la orilla correspondiente yevocar la bolsita que me contiene, mientras piensa en algún hechotrascendente o intrascendente del que yo haya participado en vida,de su vida.

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Otra consecuencia. Contribuir a combatir las estereotipadas ce-remonias fúnebres con sus velorios, ataúdes, flores, cortejos, misas,música sacra y oraciones. Ceremonias esencialmente iguales paratodos. Sólo varían formalmente, con motivo de las diferencias eco-nómicas de los difuntos, en la calidad de la madera de los ataúdes,en la calidad y cantidad de las ofrendas florales, en la suntuosidadde los arreglos eclesiásticos, de los coches, de los trajes de los alle-gados.

Dejo la sugerencia de que se difunda ampliamente el hábito de la“última orden”, como la mía, con características y variantes a tono conlos personales deseos del protagonista y conforme a su idiosincrasia.

Me parece que se contribuiría a mejorar la perdurabilidad de lamemoria del que se va y a mejorar también la estadía de los que tem-poralmente se quedan. De paso enfrentar la mercantilización de lamuerte disminuyendo el negocio de los que trafican con ella, cosaque no es buena para la sociedad.

No quisiera finalizar ni finalizar estas palabras sin hacer algunaalusión a la Ginecología, pasión de buena parte de mi vida. Alientoa las jóvenes generaciones de ginecólogos a servirse de las tecnolo-gías modernas y no ser esclavos de ellas. El tacto vaginal no sola-mente debe ser un símbolo de nuestra especialidad: la vigencia desu utilidad será inmortal, por los siglos de los siglos.

SEGUNDA PARTE (despuésdequemecremen)(*)

(*) el vacío, la nada y el silencio del fondo de las aguas .

REFLEXIÓN

Ante el magno, desconocido, misterioso y estremecedor espec-táculo del universo, del planeta y de la historia de la humanidad, es

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inevitable una actitud de respeto y admiración. Me siento físicamenteinsignificante y al mismo tiempo integrado de manera indisoluble aluniverso, al mundo y a la humanidad. Cada individuo es un prota-gonista, es el actor más importante de su aldea y de todos los lugaresy el actor más importante de su tiempo y de todos los tiempos. Poreso la desaparición de cada persona merece una convocatoria y poreso sus obras son todas esas obras modestas y trascedentes queconstruyen la historia del hombre. Unas pueden destacar más queotras, pero todas ocupan un espacio imperecedero. He aquí la in-mortalidad del alma y la consecuencia de una contribución individualy extraordinaria al proceso infinito de la creación. Cualquier ritualde la muerte es un intento de explicación simbólica de lo que hastaahora no tiene explicación. Hacer volar unas cenizas, es el rito de laintegración. Los dueños de esas cenizas son tus congéneres y el des-tino de esas cenizas es el aire, el agua y la tierra más próximos a tunacimiento y a tu desaparición, a tu existencia.

CARTA DE MI AMIGO HORACIO BESASSO

Rodo: Son las tres de la mañana en Buenos Aires y desvelado, teapareces encaramado en lo alto de la noche, como un precursor dela muerte gozosa. Me paraliza un poco tu propuesta, porque te hagotan vivo y pleno como la misma montaña o la salina. Te imaginopresente y melancólico, desafiando cada día con una tristeza quequizá te acompaña. No quiero cambiar a mi amigo por una bolsita,pero vos y yo lo sabemos, eso está en manos de Dios. Te prefieroasí, planeando una ceremonia, que en el silencio ausente de los queno tienen planes. Me gustaría verte y darte un abrazo Horacio

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Cuando la memoria de Don Zoilo declinasollozando por un recuerdo que no acudey su próxima muerte presume,sólo la presencia del nieto lo anima.

Cuando un destello de luz lo acariciarecobrando la esperanza perdidaaparece su mirada encendida,sus ojazos buenos, sin malicia.

Cuando una manta protectora lo cubrerecuperando el calor de su cuerpo dormido,sueña Don Zoilo con su episodio preferido:el primer revolcón en un bulín lúgubre.

Cuando el anciano ya ha soñadohabiendo gozado su sueño preferido,duerme en paz: Dios le ha conferidoun descanso sin límites, sosegado.

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R I P , D O N Z O I L O

El recuerdo del revolcón primitivo obró el milagro insospechado:una partida serena, una muerte calma. En el instante previo, una sutilsonrisa de viejito satisfecho puso punto final a un recorrido fecundoy al mismo tiempo fue el inicio de un trayecto quizás más ventu-roso... Don Zolio, RIP. Descanse en paz.

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Si seguís mirando así a mi mujer, negro hijo de puta, te rompo la jeta, pen-saba.

Y ahora por qué me mirás a mí, negro de mierda, mostrándome esa denta-dura odiosamente blanca de promoción de crema dental barata, pensaba.

Te atrevés a sonreírme, infeliz, pensaba.

Bajá la vista que te cago a trompadas, pensaba.

– Señó, ¿falta mucho para Mataró? Mi niño me espera en la estación.– La próxima estación es Vilassar de Mar y la siguiente Mataró, nos ba-

jamos los dos, muchacho.

No parece malo este negrito, pensaba

– Llegamos

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S E A B L A N D Ó E L B L A N C O

– Este es mi niño, señó. Tiene 12 años y es un hombrecito. Decile hola alseñó.

– Hola, señó – Hola, hijo. Mi mujer. – Hola– Adiós señó y muchas gracias. – Querida, viste qué buena gente. Odio la discriminación. A estos inmi-

grantes subsaharianos tenemos que integrarlos.

CLASIFICADOS del diario local al día siguiente:“ Se necesita aprendiz de paleta para empresa constructora de

Mataró. Preferente raza negra.”

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Cayó extenuado de rodillas e inmediatamente cerró los ojos y sepuso a implorar. Las palmas cerradas con las puntas de los

dedos apuntando al cielo, la cabeza gacha, los músculos relajados,inmóvil murmuraba su oración.

Dios lo atendió, reparó en él quizás por casualidad o tocado porla intensidad del ruego.

Cuando detuvo el rezo, tomó la palabra Dios que dijo fuerte yclaro, como debe hacerse con las comunicaciones inalámbricas:

– Ponete de pie, caminá 2 metros a tu derecha y ahora arrodillate otra vez.Ahí no hay ortigas que te irriten las rodillas. Con referencia a la solicitud delreciente rezo, debo indicarte que te dirijas a mi Santa Asistente Mayor paracumplimentar los requisitos que exige la ley mía – ley de Dios – respecto delasunto confidencial en curso según ref. 2T256798 expuesto en ruego recientegenu hic terra . Si le decís a la señorita santa asistente que vas de parte mía(“Santa Asistente: vengo de parte de Él”), te atenderá en primer lugar, relegandoa los demás que seguirán en la cola de los que no genuflexaron genu hic terra.Podés levantarte. Bueno, así nomás, de pié, dame un besito de buenas noches ya la cama. Mañana será otro día.

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T R Á M I T E E N D I A B L A D O

– (pensando) ¡Qué Dios tan cercano... un padre! Me siento amparado porla bondad del Señor. No sé si pude parecer un tonto: el besito lo di al aire. Enrealidad, confieso, di cuatro besitos a los cuatro puntos cardinales, por las dudas.Por lo menos uno le habrá llegado, estoy seguro.

– Buen día Santa Asistente, vengo de parte de Él por una cuestión endia-blada. Ref. 2T256798.

– DNI

– Sírvase.

– Llene esta fórmula con letra de imprenta y firme aquí. Guarde su documento.

– (en voz baja, hablando para sí mismo) :

Dos apel l idos : Belcebú Mandinga Nombr e: Satán Domic i l io : nómade (algunos domicilios temporales: Casa Blanca, Casa

Rosada, La Moncloa, La Moneda, Palais de l’Elysée, etc)Pr of es ión: endemoniador, técnico engañador, piloto por la UIM, Univer-

sidad del Infierno Maldito, Director de la Agencia Tributaria.Hobbies : hacer cosquillas hasta la extenuación – abrazar a un tipo y li-

quidarlo al día siguiente – tener hijos por ahí y abandonarlos – asistir a misay a la salida robarle la cartera al primero que pase o escupirle en la cara a laviejita paralítica en silla de ruedas – despanzurrar murciélagos vivos – tengocomo cuarenta hobbies más, algunos patentados para que nadie se atreva a co-piarlos

Estado c i v i l : no tengoRel ig ión: esto es el colmo. Me gustan todas y en todas me entrometo, en ge-

neral con éxito.

– ¿Teléfono de contacto?

– Piense en una maldad e inmediatamente me tendrá a su lado.

– Puede retirarse, oportunamente nos pondremos en contacto.

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Estás 100 metros por delante de mí. Te das vuelta sin dejar decorrer, me mirás y te reís como si te burlaras. Yo te persigo,

corro, corro. Cuando logro acortar distancias, acelerás la marcha yte alejás otra vez. Ya hemos recorrido unos 1000 metros y mi apuroapenas me permitió ver algunos árboles portentosos del camino as-faltado de la ciudad y el césped verde y perfecto de los canteros delas plazas. Vos los habrás cruzado indiferente. Seguimos corriendoy cuando sin aliento casi nos detenemos, nos miramos. Nos con-templamos a la distancia: un mundo lleno de historia, de nuestra his-toria. Parecería que tus ojos irradian odio. Los míos bronca por nopoder alcanzarte.Te amo como nadie puede hacerlo, por momentosquisiera castigarte. Huís. ¿Te burlás?Si yo no te importara no segui-rías tu escape, cansado. No puedo correr, me falta el aire. Sigo an-dando a paso firme para lograr ver tu silueta. Que no te conviertasen un punto en fuga. Me permito mirar al cielo. Una nube sos vos,gordito ahora y delgado un instante después. Como si en ese instantepasaran 5 años. Hoy estás flaco y fuerte, lo compruebo al bajar lavista y contemplarte. Recuerdo al gordito. No me siento en el banco

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U N A P E R S E C U C I Ó N

de la plaza porque te alejás. Sigo. Corro. Te persigo. Te alcanzaré, lojuro. Necesito alcanzarte. Una competencia desigual entre vos y yo.Corro. Corro. Corro. Acorté la distancia que nos separa, pero aúnestás lejos. Estás lejano. Como un felino burlón te das vuelta nueva-mente para mofarte de tu iluso depredador. No me pregunto porqué. ¿Por qué corremos los dos en la misma dirección?¿Realmenteestás huyendo de mí?Un pequeño obelisco logra distraerme unossegundos: el símbolo de un pueblo antiguo que fundó esta ciudad.Ladelantera te da el privilegio de elegir el trayecto. Quiero volar y noconsigo sino correr. Pienso en mi medalla de la maratón del 62. Tereís de nuevo. Obviamente no te alcanza la intención de mi sopapo.Te odio. Te quiero. Te veo de espaldas. ¿Te has detenido? Girás a laizquierda, en dirección al cementerio. Te sigo. Hacés más lenta tucarrera. Te alcanzo frente a la tumba de tu padre y te doy un beso,hijo mío. Tu madre.

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Transitando una carretera pampeana tediosa me crucé con uncartel que lucía la esquemática silueta de una vaca que advertía

del peligro: una vaca podría cruzarse para desgracia de los pasajeros. Ni bien llegué a la ciudad encargué un cartel similar en el que

hice dibujar la silueta de un coche.

Otra vez en medio de la pampa inmensa, detuve mi marcha yclavé el cartel en medio de la llanura donde cientos de vacas pastabanpara advertir a las vacas que podría cruzarse un coche, con nefastasconsecuencias para ellas.

Al día siguiente en primera plana del matutino “Noticias bovinas”y a cuatro columnas, leí con satisfacción: “GRACIAS RODOLFO”.La crónica agradecida que difundía la buena nueva, estaba firmadapor la vaca Salomé.

GRACIAS SALOMÉ.

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U N A S E Ñ A L E N E L C A M I N O

(confraternidad humano-bovina)

Este libro se terminó de imprimir

en Sevilla durante el mes de mayo de 2013