Cuentos Cortos Sobre Valores

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El robo de la alegría Elementos principales Idea y enseñanza principal Como la alegría necesita ser compartida, estar alegres es la mejor forma de fomentar el bien y evitar las malas ideas Cuento El malvado Nonón siempre había sido un malo de poca monta y sin grandes aspiraciones en el mundo de los villanos. Pero resultó ser un malo con mucha suerte pues un día, mientras caminaba despistado inventando nuevas fechorías, cayó por una gran grieta entre dos rocas, hasta que fue a parar al Estanque de la Alegría, el gran depósito de alegría y felicidad de todo el mundo. Entonces Nonón, que además de malo era un tristón, pensó en quedarse para sí toda aquella alegría y, cavando un pozo allí mismo, comenzó a sacar el maravilloso líquido para guardarlo en su casa y tener un poco de felicidad disponible siempre que quisiera. Así que mientras el resto de la gente parecía cada vez más triste, Nonón se iba convirtiendo en un tipo mucho más alegre que de costumbre. Se diría que todo le iba bien: se había vuelto más hablador y animado, le encantaba pararse a charlar con la gente y ... ¡hasta resultaba ser en un gran contador de chistes! Y tan alegre y tan bien como se sentía Nonón, empezó a disgustarle que todo el mundo estuviera más triste y no disfrutara de las cosas tanto como él. Así que se acostumbró a salir de casa con una botellita del mágico líquido para compartirla con quienes se cruzaba y animarles un rato. La gente se mostraba tan encantada de cruzarse con Nonón, que pronto la botellita se quedó pequeña y tuvo que ser sustituida por una gran botella. A la botella, que también resultó escasa, le sucedió un barril, y al barril un carro de enormes toneles, y al carro largas colas a la puerta de su casa... hasta que, en poco tiempo, Nonón se había convertido en el personaje más admirado y querido de la comarca,

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El robo de la alegría

Elementos principales

Idea y enseñanza principalComo la alegría necesita ser compartida, estar alegres es la mejor forma de fomentar el bien y evitar las malas ideas

Cuento

El malvado Nonón siempre había sido un malo de poca monta y sin grandes aspiraciones en el mundo de los villanos. Pero resultó ser un malo con mucha suerte pues un día, mientras caminaba despistado inventando nuevas fechorías, cayó por una gran grieta entre dos rocas, hasta que fue a parar al Estanque de la Alegría, el gran depósito de alegría y felicidad de todo el mundo.

Entonces Nonón, que además de malo era un tristón, pensó en quedarse para sí toda aquella alegría y, cavando un pozo allí mismo, comenzó a sacar el maravilloso líquido para guardarlo en su casa y tener un poco de felicidad disponible siempre que quisiera.

Así que mientras el resto de la gente parecía cada vez más triste, Nonón se iba convirtiendo en un tipo mucho más alegre que de costumbre. Se diría que todo le iba bien: se había vuelto más hablador y animado, le encantaba pararse a charlar con la gente y ... ¡hasta resultaba ser en un gran contador de chistes!

Y tan alegre y tan bien como se sentía Nonón, empezó a disgustarle que todo el mundo estuviera más triste y no disfrutara de las cosas tanto como él. Así que se acostumbró a salir de casa con una botellita del mágico líquido para compartirla con quienes se cruzaba y animarles un rato. La gente se mostraba tan encantada de cruzarse con Nonón, que pronto la botellita se quedó pequeña y tuvo que ser sustituida por una gran botella. A la botella, que también resultó escasa, le sucedió un barril, y al barril un carro de enormes toneles, y al carro largas colas a la puerta de su casa... hasta que, en poco tiempo, Nonón se había convertido en el personaje más admirado y querido de la comarca, y su casa un lugar de encuentro para quienes buscaban pasar un rato en buena compañía.

Y mientras Nonón disfrutaba con todo aquello, a muchos metros bajo tierra, los espíritus del estanque comentaban satisfechos cómo un poco de alegría había bastado para transformar a un triste malvado en fuente de felicidad y ánimo para todos.

Autor.. Pedro Pablo Sacristan

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La princesa de fuego

Idea y enseñanza principalEl amor de verdad es la mayor fuerza para cambiar el mundo desde dentro, empezando por nosotros mismos

Cuento

Hubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:

- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.

El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.

Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados por su carácter y cercanía, y su sola presencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

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El Hada y la Sombra

Idea y enseñanza principalLa lealtad y el compromiso mantenidos ante las adversidades son las bases últimas de la amistad y el amor.

Cuento

Hace mucho, mucho tiempo, antes de que los hombres y sus ciudades llenaran la tierra, antes incluso de que muchas cosas tuvieran un nombre, existía un lugar misterioso custodiado por el hada del lago. Justa y generosa, todos sus vasallos siempre estaban dispuestos a servirle. Y cuando unos malvados seres amenazaron el lago y sus bosques, muchos se unieron al hada cuando les pidió que la acompañaran en un peligroso viaje a través de ríos, pantanos y desiertos en busca de la Piedra de Cristal, la única salvación posible para todos.

El hada advirtió de los peligros y dificultades, de lo difícil que sería aguantar todo el viaje, pero ninguno se asustó. Todos prometieron acompañarla hasta donde hiciera falta, y aquel mismo día, el hada y sus 50 más leales vasallos comenzaron el viaje. El camino fue aún más terrible y duro que lo había anunciado el hada. Se enfrentaron a bestias terribles, caminaron día y noche y vagaron perdidos por el desierto sufriendo el hambre y la sed. Ante tantas adversidades muchos se desanimaron y terminaron por abandonar el viaje a medio camino, hasta que sólo quedó uno, llamado Sombra. No era el más valiente, ni el mejor luchador, ni siquiera el más listo o divertido, pero continuó junto al hada hasta el final. Cuando ésta le preguntaba que por qué no abandonaba como los demás, Sombra respondía siempre lo mismo "Os dije que os acompañaría a pesar de las dificultades, y éso es lo que hago. No voy a dar media vuelta sólo porque haya sido verdad que iba a ser duro".

Gracias a su leal Sombra pudo el hada por fin encontrar la Piedra de Cristal, pero el monstruoso Guardián de la piedra no estaba dispuesto a entregársela. Entonces Sombra, en un último gesto de lealtad, se ofreció a cambio de la piedra quedándose al servicio del Guardián por el resto de sus días...

La poderosa magia de la Piedra de Cristal permitió al hada regresar al lago y expulsar a los seres malvados, pero cada noche lloraba la ausencia de su fiel Sombra, pues de aquel firme y generoso compromiso surgió un amor más fuerte que ningún otro. Y en su recuerdo, queriendo mostrar a todos el valor de la lealtad y el compromiso, regaló a cada ser de la tierra su propia sombra durante el día; pero al llegar la noche, todas las sombras acuden el lago, donde consuelan y acompañan a su triste hada.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

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Lío en la clase de ciencias

Elementos principales

Idea y enseñanza principalPerder los papeles y enfadarse nos impide actuar con inteligencia y claridad

Cuento

El profesor de ciencias, Don Estudiete, había pedido a sus alumnos que estudiaran algún animal, hicieran una pequeña redacción, y contaran sus conclusiones al resto de la clase. Unos hablaron de los perros, otros de los caballos o los peces, pero el descubrimiento más interesante fue el de la pequeña Sofía:

- He descubierto que las moscas son unas gruñonas histéricas - dijo segurísima.

Todos sonrieron, esperando que continuara. Entonces Sofía siguió contando:

- Estuve observado una mosca en mi casa durante dos horas. Cuando volaba tranquilamente, todo iba bien, pero en cuanto encontraba algún cristal, la mosca empezaba a zumbar. Siempre había creído que ese ruido lo hacían con las alas, pero no. Con los prismáticos de mi papá miré de cerca y vi que lo que hacía era gruñir y protestar: se ponía tan histérica, que era incapaz de cruzar una ventana, y se daba de golpes una y otra vez: ¡pom!, ¡pom!, ¡pom!. Si sólo hubiera mirado a la mariposa que pasaba a su lado, habría visto que había un hueco en la ventana... la mariposa incluso trató de hablarle y ayudarle, pero nada, allí seguía protestando y gruñendo.

Don Estudiete les explicó divertido que aquella forma de actuar no tenía tanto que ver con los enfados, sino que era un ejemplo de los distintos niveles de inteligencia y reflexión que tenían los animales, y acordaron llevar al día siguiente una lista con los animales ordenados por su nivel de inteligencia...

Y así fue como se armó el gran lío de la clase de ciencias, cuando un montón de papás protestaron porque sus hijos... ¡¡les habían puesto entre los menos inteligentes de los animales!! según los niños, porque no hacían más que protestar, y no escuchaban a nadie.

Y aunque Don Estudiete tuvo que hacer muchas aclaraciones y calmar unos cuantos padres, aquello sirvió para que algunos se dieran cuenta de que por muy listos que fueran, muchas veces se comportaban de forma bastante poco inteligente.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

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Dos duendes y dos deseos

Idea y enseñanza principalHay que pensar las cosas antes de hacerlas impulsivamente para evitar consecuencias imprevistas y dolorosas

Cuento

Hubo una vez, hace mucho, muchísimo tiempo, tanto que ni siquiera el existían el día y la noche, y en la tierra sólo vivían criaturas mágicas y extrañas, dos pequeños duendes que soñaban con saltar tan alto, que pudieran llegar a atrapar las nubes.

Un día, la Gran Hada de los Cielos los descubrió saltando una y otra vez, en un juego inútil y divertido a la vez, tratando de atrapar unas ligeras nubes que pasaban a gran velocidad. Tanto le divirtió aquel juego, y tanto se rio, que decidió regalar un don mágico a cada uno.

- ¿Qué es lo que más desearías en la vida? Sólo una cosa, no puedo darte más - preguntó al que parecía más inquieto.

El duende, emocionado por hablar con una de las Grandes Hadas, y ansioso por recibir su deseo, respondió al momento.

- ¡Saltar! ¡Quiero saltar por encima de las montañas! ¡Por encima de las nubes y el viento, y más allá del sol!

- ¿Seguro? - dijo el hada - ¿No quieres ninguna otra cosa?

El duendecillo, impaciente, contó los años que había pasado soñando con aquel don, y aseguró que nada podría hacerle más feliz. El Hada, convencida, sopló sobre el duende y, al instante, éste saltó tan alto que en unos momentos atravesó las nubes, luego siguió hacia el sol, y finalmente dejaron de verlo camino de las estrellas.

El Hada, entoces, se dirigió al otro duende.

- ¿Y tú?, ¿qué es lo que más quieres?

El segundo duende, de aspecto algo más tranquilo que el primero, se quedó pensativo. Se rascó la barbilla, se estiró las orejas, miró al cielo, miró al suelo, volvió a mirar al cielo, se tapó los ojos, se acercó una mano a la oreja, volvió a mirar al suelo, puso un gesto triste, y finalmente respondió:

- Quiero poder atrapar cualquier cosa, sobre todo para sujetar a mi amigo. Se va a matar del golpe cuando caiga.

En ese momento, comenzaron a oír un ruido, como un gritito en la lejanía, que se fue acercando y acercando, sonando cada vez más alto, hasta que pudieron distinguir claramente la cara horrorizada del primer duende ante lo que iba a ser el tortazo más grande de la historia. Pero el hada sopló sobre el segundo duende, y éste pudo atraparlo y salvarle la vida.

Con el corazón casi fuera del pecho y los ojos llenos de lágrimas, el primer duende lamentó haber sido tan impulsivo, y abrazó a su buen amigo, quien por haber pensado un poco antes de pedir su propio deseo, se vio obligado a malgastarlo con él. Y agradecido por su generosidad, el duende saltarín se ofreció a intercambiar los dones, guardando para sí el inútil don de atrapar duendes, y cediendo a su compañero la habilidad de saltar sobre las nubes. Pero el segundo duende, que sabía cuánto deseaba su amigo aquel don, decidió que lo compartirían por turnos. Así, sucesivamente, uno saltaría y el otro tendría que atraparlo, y ambos serían igual de felices.

El hada, conmovida por el compañerismo y la amistad de los dos duendes, regaló a cada uno los más bellos objetos que decoraban sus cielos: el sol y la luna. Desde entonces, el duende que recibió el sol salta feliz cada mañana, luciendo ante el mundo su regalo. Y cuando tras todo un día cae a tierra, su

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amigo evita el golpe, y se prepara para dar su salto, en el que mostrará orgulloso la luz de la luna durante toda la noche.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

Hielo en la selva

Idea y enseñanza principalHay que tener la calma suficiente para pensar las cosas y elegir la mejor forma de hacerlas antes de actuar sin sentido

Cuento

El gran bloque apareció en el centro de la selva una mañana cualquiera. Era un bloque de hielo inmenso, alto como un árbol y grande como cien elefantes, y además, estaba tan frío que nadie se atrevía a acercarse. Pero lo que más intrigó a todos los animales fue el gran tesoro que guardaba en su interior. Tanto, que el propio rey león dijo aquel mismo día que quien fuera capaz de liberarlo, sería su sucesor como rey.No acabó de decir aquello, cuando todos perdieron su miedo al frío y se lanzaron a por el bloque con toda su furia. Bueno, todos menos la comadreja, que se quedó parada un buen rato mirando el bloque, viendo como los demás animales montaban una alboroto enorme, todos amontonados. El elefante usaba su trompa como un martillo, hasta que le dio un buen porrazo a un gorila y tuvieron que ir a la enfermería. El tigre clavaba sus garras como una taladradora, pero una vez las clavó tanto, que se enganchó y al sacar la zarpa se le rompieron las uñas. Varias gacelas se dedicaron a chupar el bloque al darse cuenta de que estaba hecho de agua helada, pero con tanto helado les dio un empacho tan grande que ya no querían ni probarlo. Los monos estaban decididos a destrozar el bloque, y lanzaban plátanos y piedras como si fueran ametralladoras, pero dieron tantas pedradas al resto de animales, que tuvieron que suspender sus lanzamientos. Y así siguieron todos, intentando romper el bloque a lo bruto durante todo el día sin ningún resultado. Al paso que iban, y viendo lo lentamente que se deshacía tanto hielo, tardarían más de una semana.Pero justo entonces alguien dijo:- ¡Mirad! ¡Algo se mueve en el bloque!Y era verdad, aunque no se veía bien, algo correteaba en el centro del bloque, junto al tesoro... ¿Estaría vivo el tesoro? ¿tendría un dueño que vivía allí?¡Nada de eso! Era la comadreja, que al poco apareció junto a los demás con algunas piezas del tesoro. Todos estaban impresionados de ver cómo la comadreja había llegado al tesoro sin destrozar el bloque, y después de felicitarla, les pidieron que les contase cómo lo había logrado. Entonces la comadreja contó cómo antes de lanzarse a romper el bloque, se había dedicado a pensar y observar: era un bloque demasiado grande para romperlo a golpes, y tardaría mucho en fundirse por el calor del sol, porque el tesoro estaba en el centro y cerda del suelo, donde no daban los rayos. Y entonces se le ocurrió que podría llegar al bloque por debajo, haciendo un túnel; desde allí hizo un pequeño fuego que comenzó a derretir el hielo rápidamente, ¡y sin apenas esfuerzo pudo llegar al tesoro!Y así fue como la comadreja llegó a ser la reina de la selva, al demostrar a todos que se consiguen más cosas pensando que lanzándose a hacerlas a lo loco.

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Autor.. Pedro Pablo Sacristán

Enfadator, el terminador de discusiones

Idea y enseñanza principalAnte las personas furiosas es mejor reaccionar con cariño y comprensión, sin tratar de responder a provocaciones producto de la ira del momento

Cuento

Enfadator era el nombre del proyecto secreto destinado a crear la máquina de discusión perfecta, un robot capaz de vencer cualquier disputa. En su desarrollo se habían utilizado las más modernas tecnologías, y poseía un sistema único que le permitía aprender de situaciones anteriores, y de todos los enfados que presenciaba.

Desgraciadamente, Enfadator se perdió y durante años estuvo desaparecido sin que nadie supiera nada de él, hasta que fue encontrado por casualidad.

Intrigados por cómo se habrían desarrollado las habilidades de discusión de Enfadator durante ese tiempo, los responsables del proyecto prepararon una dura prueba para el robot. Disfrazado como un maleante, lo llevaron a una oscura taberna, de esas llenas de delincuentes en las que cada noche se suceden numerosas broncas y peleas. Y ocultos en una esquina, esperaron a ver sus reacciones.

No tardó en aparecer un grandullón de aspecto fierísimo con ganas de pelea, que sin venir a cuento empujó a Enfadator con malos modos.

¡Qué emocionante! Desde su esquina esperaban ver cómo el robot hacía picadillo a aquel bruto, pero no ocurrió nada de eso. Es más, no ocurrió nada, y el bruto comenzó a enfurecerse y a gritar cada vez más. Enfadator seguía quieto, completamente parado, y sus inventores pensaron que estaba definitivamente averiado.

Pero entonces, cuando más furioso parecía aquel tipo enorme, Enfadator comenzó a moverse. Se estiró cuanto pudo, haciéndose más grande, extendió dos enormes brazos y levantó la cabeza para mirar al provocador. Sus ojos no eran como el fuego, ni como rayos láser, ni siquiera tenía la mirada del tigre. Al contrario, Enfadator parecía... ¡un angelito feliz! y era la viva imagen de la dulzura, el cariño y la comprensión. Y antes de que el bruto pudiera darse cuenta, estaba dándole un gran abrazo a aquel tipo con ganas de pelea, mientras le decía: “tú lo que necesitas es un buen amigo y un poco de cariño, ¿verdad?”

Y probablemente fuera verdad, porque una vez recuperado de la sorpresa inicial, el grandullón se mostró mucho más amigable, y estuvo charlando amistosamente con Enfadator durante un buen rato.

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Y así descubrieron cómo resolvía el temible “Enfadator” todas las discusiones, pues de sus viajes por el mundo había aprendido que cuanto más enfadada está una persona, mejor le sienta un poco de cariño.

Autor.. Pedro Pablo Sacristan

El torito Chispa Brava

Idea y enseñanza principalLa mejor forma de actuar frente a las burlas de otros es a través de la indiferencia

Cuento

Roque estaba llorando en el patio. Algunos de sus compañeros se habían estado metiendo con él, como hacían frecuentemente, y no había nada que le diera más rabia. Pero por mucho que les dijera, gritara o amenazara, no dejaban de hacerlo.Un chico mayor, que lo había visto todo, se acercó y le dijo:

- Si quieres que no te vuelva a ocurrir eso, tendrás que llegar a ser como El torito Chispa Brava. ¿Te cuento su historia?- ¡Sí!- Chispa Brava era un toro de lidia que una vez pudo ver una televisión desde el prado. Televisaban una corrida de toros, y al ver cuál iba a ser su final, dedicó el resto de su vida a prepararse para aquel día, el de su corrida. Y no tardó en llegar.Cuando salió a la plaza, recibió un primer puyazo en el lomo. Era muy doloroso, y sintió cómo su sangre de toro le pedía a gritos venganza. Pero él sabía lo que tenía que hacer, y se quedó inmóvil. Pronto apareció el torero provocándole con su capote al viento y su traje rojo. Volvió a sentir las mismas ganas de clavarle los cuernos bien adentro, pero nuevamente, tragó saliva y siguió quieto. No importó que siguieran tratando de animar al torito con puyas, banderillas y muletas: siguió tan quieto, que al cabo de un rato, toda la plaza estaba silbando y abucheando, hasta que decidieron cambiar de toro, porque resultó el toro más aburrido que se recuerda. Así que Chispa Brava fue devuelto a su prado para seguir viviendo tranquilamente. Y nunca más trataron de torearle, porque todos sabían que claramente no servía para las corridas.

- ¿Y eso que tiene que ver conmigo? - preguntó Roque.- Pues todo, chico. A Chispa Brava le llevaron a una plaza de toros porque querían divertirse a su costa. Cuanto más hubiera respondido al capote y las banderillas, más se habrían divertido, y no habrían parado hasta terminar la corrida. A ti te pasa lo mismo con esos abusones. Se divierten a tu costa porque ven lo mucho que te enfadas, y eso les hace una gracia macabra. Pero si hicieras como Chispa Brava, y no respondieras a nada, se aburrirían y buscarían a otro, o se irían a hacer algo que les resultase más divertido.

Roque no terminaba de creérselo. Pero en los días siguientes trató de hacer caso a aquel chico mayor. Le costó mucho hacerse el indiferente las primeras veces que se reían de él, pero no fueron muchas, porque

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todo resultó como había dicho el chico, y en unos pocos días, los abusones habían encontrado cosas más divertidas que hacer que meterse con Roque.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

La hamburguesa que no quería ser comida basura

Idea y enseñanza principalEnseñar a espaciar la "comida basura" y no abusar de ella

Cuento

Había una vez una hamburguesa que tenía muchas vidas. Cada día se despertaba en su hamburguesería, esperaba pacientemente el turno hasta que era preparada por uno de los cocineros, y finalmente era servida en cualquiera de las mesas. Mientras la comían, ella hacía todo lo posible por ser sabrosísima, y con el último bocado del cliente, sentía como si se apagara la luz y se fuera a dormir. Y al día siguiente se repetía la historia.

Nuestra hamburguesita podría haber seguido viviendo así de tranquila durante muchos años, si no hubiera sido porque un día, mientras esperaba su turno en el fogón, pudo escuchar cómo uno de los clientes la llamaba “comida basura” ¡Cuánto se enfadó! Estaba tan furiosa que casi se quemó.A partir de ese momento, se dio cuenta de que mucha gente usaba esa expresión para hablar de ella y sus hermanas. Y tras escuchar atentamente cualquier programa de radio o televisión donde se hablara de comida basura o comida sana, llegó a una terrible conclusión: era verdad que era “comida basura”.

Ahora comprendía por qué la mayoría de sus clientes favoritos estaban mucho más gordos que cuando los conoció, o por qué los que visitaban mucho el local tenían mal aspecto. La hamburguesa se sintió fatal, ¡todo era por su culpa! Así que trató de encontrar una solución, alguna manera de evitar aquel odioso nombre.

Y entonces se le ocurrió. Cuando vio que entraba uno de aquellos niños que pisaban al local casi a diario, escogió el mejor sitio, y esperó a ser servida. Una vez en manos del niño, cuando llegó al momento más especial, el del primer mordisco, se concentró tanto como pudo y… no pasó nada. El niño hincó los dientes en la hamburguesa y masticó aquel bocado normalmente. Luego dio otro, con la hamburguesa igual de concentrada, pero todo siguió igual... Así siguieron varios bocados más, y la hamburguesa estaba ya a punto de rendirse, cuando oyó la voz del niño:

- ¡Puaj!, ¡Qué rollo! Esta hamburguesa no sabe a nada.

Aquello fue sólo el principio de un plan que resultó perfecto. La hamburguesa convenció a todas sus hermanas de que no tuvieran ningún sabor cuando los clientes hubieran estado comiendo allí sólo unos días antes, a cambio de estar aún más sabrosas cuando espaciaran más las visitas. De esa forma, dejaron de ver siempre las mismas caras enfermizas y regordetas, y muchos de sus amigos

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comilones consiguieron un aspecto mucho más saludable, además de degustar hamburguesas muchísimo más ricas.

Y es muy posible que esas hamburguesas sean muy viajeras porque, desde entonces, en todas partes disfrutas mucho más del sabor de una comida cuando llevas tiempo sin probarla, que cuando tratas de comer lo mismo todos los días.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

La báscula de las cosquillas

Idea y enseñanza principalLa obsesión con el peso y el aspecto físico son la forma de asegurarse el mal humor y generar problemas de salud

Cuento

Cierto día en la selva apareció una báscula, de esas que se utilizan para medir el peso. Los animales jugaron con ella durante algún tiempo, hasta que un papagayo que había escapado de un zoológico les explicó cómo funcionaba, y todos por turno fueron pesándose. Al principio todo era un juego, cada animal veía cuánto engordaba o adelgazaba cada día, pero pronto muchos comenzaron a obsesionarse con su peso, y cada mañana lo primero que hacían era correr a la báscula, pesarse, y poner muy mala cara el resto del día, porque marcara lo que marcara la balanza, siempre pesaban lo mismo: "más de lo que querían".

Según pasaron los meses la báscula comenzó a sufrir las iras de los animales, que le regalaban pataditas y malas miradas cada día, hasta que un día decidió que a la mañana siguiente las cosas cambiarían.

Aquella mañana la primera en correr a pesarse fue la cebra. Pero en cuanto se subió a la báscula, ésta comenzó a hacerle cosquillas en sus pezuñas descalzas. Pronto encontró el punto justo, y la cebra no dejó de reir a carcajadas. Aquello le pareció tan divertido, que ese día ni se preocupó de su peso, y se marchó alegremente a tomar su desayuno por primera vez en mucho tiempo. Lo mismo ocurrió con cuantos fueron a pesarse ese día, y el siguiente, y el siguiente... de forma que en poco tiempo nadie estaba ya preocupado por su peso, sino por comentar lo divertidas y simpáticas que eran aquella balanza y sus cosquillas.

Con los meses y los años, la báscula dejó de marcar el peso para marcar el buen humor y el optimismo, y todos descubrieron con alegría que esa era una forma mucho mejor de medir la belleza y el valor de las personas, de modo que en aquella selva nunca más hubo nadie preocupado por aquella medida anticuada y pasada de moda que llamaban kilo.

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Autor.. Pedro Pablo Sacristán

El tesoro de Madi

Idea y enseñanza principalLa alegría en todo momento es un tesoro en sí mismo que no cuesta nada llevar

Cuento

Madi era una medusa curiosa que durante uno de sus paseos por el fondo del mar, descubrió una cueva muy escondida, en cuyo interior había un cofre brillante y misterioso. A su lado, un cartel decía "no podrás llevar joyas más valiosas". Aunque el cofre era pesadísimo, Madi lo llevó a su casa, convencida de haber encontrado un gran tesoro.

Una vez en casa, lo abrió llena de nervios y emoción. Pero no contenía joya alguna. Tan sólo un bonito y sencillo vestido que brillaba con ese tono especial que tienen las cosas mágicas. Cuando se recuperó de la desilusión, Madi decidió probarse el vestido y salir a dar un paseo.

No era el vestido más bonito que había visto, y era un poco pesado y difícil de vestir, pero le sentaba muy bien, y al momento se sintió más alegre y animada que nunca. Sentía ganas de hablar y saludar a todos, de gastar bromas y contar chistes, y todos cuantos se cruzaban con ella la encontraban realmente encantadora...

Pero Molvorón, el terrible y gigantesco pulpo malvado, tenía que fastidiarla, y sólo unos días después, en el fondo del mar todos corrían a esconderse al enterarse de su llegada. Madi se quedó allí sola tan contenta, pues con su vestido mágico sólo sentía alegría.

- ¡Hola, pulpito! - dijo alegre y divertida - ¿quieres jugar conmigo?

Molvorón se sintió bastante contrariado al ver que la pequeña medusa no huía como los demás

- ¿es que no tienes miedo? - dijo con una voz terrible

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- ¿Por qué iba a tenerlo, si te tengo a ti para defenderme? - respondió confiada. - ¡Venga, vamos a jugar!

El malvado pulpo mostró sus tentáculos amenazadores, moviéndolos ligeramente a un lado y otro. A Madi aquello, más que asustarle, le recordó una danza india.

- ¡Qué buena idea! ¡Vamos a bailar!

- GRRRR!!

Molvorón, furioso al ver que la niña no hacía caso de sus amenazas, se inclinó hacia adelante sobre la

niña con su gran boca abierta, los ojos rojos de sangre y las ventosas echando burbujas de ira... Era el aspecto más fiero que nadie recordaba haber visto en aquel pulpo malvado, cuyo nombre bastaba para sembrar el terror en aquellos mares. Un gran silencio se hizo mientras Madi observaba el terrible aspecto del pulpo.

- ¡Guapo! ¡Más que guapo! ¡Anda que no tendrás novias! - respondió finalmente.

Molvorón, deprimido por la falta de miedo de la pequeña, no dijo nada. Sólo se quedó escuchando sus palabras, palabras y palabras. Era tanta la alegría de aquella pequeña, que se contagiaba; y el pulpo comenzó a sentir, por primera vez en su vida, ganas de estar alegre. Y se marchó de allí, dispuesto a conseguir que dejaran de llamarle "pulpo malvado".

Cuando el pulpo se había alejado, todos salieron de sus escondites y fueron a felicitar a Madi por su valentía. Ella, comprendiendo lo que había pasado, contó los poderes que tenía aquel vestido para alegrar a quien lo llevaba... y pensó que era el vestido quien la había salvado. Pero entonces varios peces saltaron a la vez.

- ¡Pero si hoy no llevas tu vestido nuevo!!...

Y era verdad. No lo llevaba; estaba tan alegre que se le había olvidado en casa.

Así que Madi, la pequeña medusa, se había enfrentado a Molvorón llevando únicamente su sonrisa y su alegría. Y ya nunca más necesitó aquel vestido, al comprender que una sonrisa tenía tanto poder como su vestido mágico, pero... ¡¡era mucha más cómoda y fácil de llevar!!

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

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Los últimos mil dragones

Idea y enseñanza principalSe puede cambiar la vida de las personas aportándoles un poco de alegría y salud

Cuento

Hay muchas leyendas que hablan sobre la extinción de los dragones, pero sólo una cuenta la historia de Sir Esmile, el valiente caballero que acabó con los últimos mil dragones. Sir Esmile estudió durante años los crueles y malvados comportamientos de los dragones de su tiempo, como muchos otros, pero sus conclusiones fueron únicas e increíbles: los dragones vivían en un enfado constante, tan grande, que les hacia echar fuergo por la boca.

Así que cuando se decidió a acabar con los dragones, cambió las armaduras y espadas de los demás caballeros por algo insólito: un chiste y un carrito de helados. Cuando el primer dragón se acercaba a devorarle, Sir Esmile contó su chiste a voz en grito. Era un chiste tan bueno, que hasta el dragón sonrió, apagándose al momento su fuego, tal y como había previsto el valiente caballero. En ese instante, mientras el dragón reía, le ofreció también el helado... ¡qué fresquito tan agradable sintió el dragón!, después de años y años de llevar el fuego en la garganta. Y aprovechando la tranquilidad de aquel dragón que minutos antes parecía de lo más feroz, Sir Esmile le ofreció a probar un poco de fruta, que al dragón le supo a gloria.

Y es que los dragones no comían ni fruta ni verdura, porque el fuego de sus bocas las quemaba de tal forma que no tenían ningún sabor, así que preferían comer vacas y personas, que aunque chamuscadillas, al menos les sabían a algo... pero claro, cuando el dragón probó frutas frescas, sintió tanta alegría y felicidad, que incluso su terrible aspecto fue cambiando, pues también tenían tan mala pinta por comer tan mal, y en sólo unos días de vida alegre y sana, una noche el dragón desapareció, y el único rastro que quedó de él fue una linda mariposa de grandes alas de colores...

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Y así cuanta la historia que Sir Esmile, con la única ayuda de sus buenos chistes y un carrito de helados, hizo desaparecer los últimos mil dragones, a quienes una nueva vida, alegre y sana, desembrujó para siempre, convirtiéndolos en bellas y adorables mariposas

Autor.. Pedro Pablo Sacristan

La increíble lluvia negra

Idea y enseñanza principalTodas las cosas tienen su lado bueno y su lado malo, pero somos más felices cuando buscamos las cosas buenas en todo.

Cuento

Gustavo Gruñetas nunca está contento con nada. Tenía muchos amigos y unos papás que le querían con locura, pero él sólo se fijaba en lo que no tenía o lo que estaba mal. Si le regalaban un coche, era demasiado grande o demasiado lento; si visitaba el zoo, volvía triste porque no le habían dejado dar de comer a los leones, y si jugaba al fútbol con sus amigos, protestaba porque eran muchos para un solo balón...Pero no contaba Gustavo con Jocosilla, la nube bromista. Un día que paseaba por allí cerca, la nube escuchó las protestas de Gustavo, y corrió a verle. Y según llegó y se puso sobre su cabeza, comenzó a descargar una espesa lluvia negra. Era su broma favorita para los niños gruñones.A Gustavo aquello no le gustó nada, y protestó aún mucho más. Y se enfadó incluso más cuando vio que daba igual a dónde fuera, porque la nube y su lluvia negra le perseguían. Y así estuvo casi una semana, sin poder escapar de la nube, y cada vez más enfadado.Gustavo tenía una amiguita, una niña alegre y bondadosa llamada Alegrita, que fue la única que quiso acompañarle aquellos días, porque los demás se apartaban por miedo a mojarse y acabar totalmente negros. Y un día que Gustavo estaba ya cansado de la nube, le dijo:- ¿Por qué no te animas? Deberías darte cuenta de que eres el único niño que tiene una nube para él, ¡y encima llueve agua negra! Podríamos jugar a hacer cosas divertidas con la nube, ¿no te parece?Como Alegrita era su única compañía, y no quería que se fuera, Gustavo aceptó de

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muy mala gana. Alegrita le llevó hasta la piscina, y allí le dejó hasta que toda el agua se volvió negra. Entonces fueron a buscar otros niños, y aprovechando que con el agua negra no se veía nada ¡estuvieron jugando al escondite! Aún a regañadientes, Gustavo tuvo que reconocer que había sido muy divertido, pero más divertido aún fue jugar a mojar gatos: Gustavo corría junto a ellos, y en cuanto sentían el agua, daban unos saltos increíbles y huían de allí a todo correr haciendo gestos divertidísimos. En muy poco tiempo, todos los niños del pueblo estaban con Gustavo proponiendo e inventando nuevos juegos para la nube. Y por primera vez, Gustavo empezó a ver el lado bueno de las cosas, incluso de las que al principio parecían del todo malas.Entonces la nube Jocosilla pensó en despedirse e ir con otros niños, pero antes de abandonar a Gustavo, le regaló dos días enteros de lluvias de colores, con las que inventaros los juegos más brillantes y divertidos. Y cuando desapareció, Gustavo ya no protestó; esta vez sabía fijarse en las cosas buenas, y se alegró mucho porque por fin estaba seco y podía volver a jugar a muchas cosas.Autor . Pedro Pablo Sacristán

El barrio de los artistas

Idea y enseñanza principalUn original propuesta para ayudar a ver en todas las cosas su lado bueno, eliminando y venciendo los pensamientos negativos

Cuento

Miki era un chico alegre, optimista y simpático. Nadie recordaba haberle visto enfadar, y daba igual lo que le dijeran, parecía incapaz de insultar a nadie. Hasta sus maestros se admiraban de su buena disposición para todo, y era tan extraño que incluso se corrió el rumor de que era debido a un secreto especial; y bastó que fuera secreto para que nadie pensara en otra cosa. Tanto preguntaban al pobre Miki, que una tarde invitó a merendar a don José Antonio, su profesor favorito. Al terminar, le animó a ver su habitación, y al abrir la puerta, el maestro quedó como paralizado, al tiempo que una gran sonrisa se dibujaba en su rostro.

¡La enorme pared del fondo era un único collage de miles de colores y formas que inundaba toda la habitación!. Era el decorado más bonito que había visto nunca.

- Algunos en el cole creen que yo nunca pienso mal de nadie -comenzó a explicar Miki-, ni que nada me molesta o que nunca quiera insultar a nadie, pero es mentira. A mí me pasa como a todo el mundo. Y antes me enfadaba mucho más que ningún niño. Sin embargo, hace años con ayuda de mis padres comencé un pequeño collage especial: en él podía utilizar todo tipo de materiales y colores, siempre que con cada pequeña pieza pudiera añadir algún mal pensamiento o acción que hubiera sabido contener.

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Era verdad. El maestro se acerdó y en cada una de las pequeñas piezas se podía leer en letras finísimas "tonto", "bruto", "pesado", "aburrido" y otras mil cosas negativas.

- Así que comencé a convertir todos mis malos momentos en una oportunidad de ampliar mi collage. Ahora estoy tan entusiasmado con él, que cada vez que alguien me provoca un enfado no dejo de alegrarme por tener una nueva pieza para mi dibujo.

De muchas cosas más hablaron aquel día, pero lo que el buen maestro no olvidó nunca fue cómo un simple niño le había mostrado que el secreto de un carácter alegre y optimista está en convertir los malos momentos en una oportunidad de sonreir. Sin decírselo a nadie, aquel mismo día comenzó su propio collage, y tanto recomendó aquel secreto a sus alumnos, que años después llamaron a aquel barrio de la ciudad, "El barrio de los artistas" porque cada casa contenía las magníficas obras de arte de aquellos niños optimistas.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

El caballero y el mundo

Idea y enseñanza principalNuestro mayor obstáculo para ser felices somos nosotros mismos, con nuestras preocupaciones vanales y nuestros malos sentimientos.

Cuento

Había una vez un heroico caballero, de los que triunfan en cuentos de todas las lenguas y lugares. Su valentía era tan grande, y su espada tan temida, que cansado de buscar dragones, ogros y monstruos de cuento en cuento, decidió abandonar los cuentos y venir a probar su valentía y su destreza al mundo real. Pero cuando llegó aquí, no encontró temibles criaturas, ni malvados brujos, ni siquiera una pobre madrastra a la que atemorizar con su espada. Y era muy raro, porque lo único que vio fue gente preocupadísima, con la misma cara de susto de todos aquellos que alguna vez había salvado de un dragón o un ogro. Sin embargo, no parecía haber nadie que les atemorizara o les obligara a vivir con aquella angustia: todos iban de un lado a otro, con prisa y sin hablar con nadie, como si algo terrible fuera a ocurrir. Pero al acabar el día, nada malo había ocurrido. Y así un día, y otro, y otro.El caballero pensó que aquella podría ser su aventura más heroica, y resolvió dedicarse por completo a encontrar el misterio de la angustia del mundo real. Buscó, preguntó, indagó, navegó y trepó, pero no

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encontró nada. Dispuesto a no rendirse, regresó a su mundo de cuentos para hablar con el gran sabio.- Dime, gran sabio ¿cuál es el gran enemigo invisible que atemoriza a las gentes del mundo real? Aún no he podido encontrarlo, pero no descansaré hasta vencerle y liberarlos a todos, como hice con tantas ciudades.El gran sabio calló durante largo rato, y finalmente dijo:- No tienes fuerza ni coraje suficientes para vencer esta batalla. El enemigo no existe, pero es poderoso, y tan numeroso como las estrellas del cielo- ¡cómo! - protestó el caballero - ¿es eso posible?- En el mundo real, como no había dragones ni ogros, se inventaron los enemigos, y ahora los llevan dentro. Cada uno tiene un enemigo hecho a su medida, y está dentro de su corazón. Para unos se llama codicia, para otros envidia, para otros egoísmo, pesimismo o desesperanza. Han sembrado su interior de malos sentimientos, llevándolos consigo a todas partes, y no es nada fácil arrancarlos de allí.- Yo lo haré -repuso el caballero- yo los libraré.Y el caballero regresó al mundo, llevando consigo todas sus armas. Y uno tras otro, se fue ofreciendo a cuantos encontraba para liberarles de su mal interior. Pero nadie le hizo caso, sólo encontró indiferencia y caras de extrañeza. Finalmente, agotado y confundido, arrojó sus armas al suelo y se dirigió hacia una piedra del camino para descansar. Pero al hacerlo, tropezó con la espada y fue a parar al suelo, dándose de cabeza contra un pollo que cacareaba por allí. Al verlo, un hombrecillo triste que pasaba por aquel lugar, comenzó a reir a carcajadas, tanto que casi no podía mantenerse en pie. El caballero se enojó, pero al

mirar al hombrecillo, observó en sus ojos el brillo alegre que no había encontrado en el mundo real...Y así fue como el caballero encontró por fin la solución al mal de los habitantes del mundo; sólo necesitaban una sonrisa, una pequeña ayuda para desterrar sus malos sentimientos y disfrutar de la vida.... Y desde aquel día, el caballero, armado con una gran sonrisa, se dedicó a formar un ejército de libertadores, un numeroso grupo de gente capaz de recordar a cualquiera la alegría de vivir. Y vaya si ganó la batalla, tan brillantemete como siempre había hecho.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

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La competición de vuelo

Idea y enseñanza principalUn murciélago pierde una competición, pero su saber perder le hace conseguir el premio

Cuento

Dos murciélagos se preparan para una gran competición de vuelo en la que participan todos los murciélagos. El día del concurso, la pequeña murciélaga vuela de forma increíble, mereciendo claramente el galardón. El otro, aunque está muy decepcionado por no haber ganado, corre a felicitarle y darle la enhorabuena, mientras el resto la critica o se marcha enfadado. Agradecida, la campeona decide compartir el premio, y el pequeño murciégalo, no sólo obtuvo el premio del concurso, sino el de ganar una amiga, y todo ello sólo por saber perder con deportividad.

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Autor.. Pedro Pablo Sacristán

Ganar o perder

Idea y enseñanza principalPara saber perder o ganar, lo importante es disfrutar de las actividades, y no dar tanta importancia al resultado

Cuento

Pepito odiaba perder a lo que fuera. Sus papás, maestros y muchos otros decían que no sabía perder, pero lo que pasaba de verdad es que no podía soportar perder a nada, ni a las canicas. Era tan estupendo, y se sentía uno tan bien cuando ganaba, que no quería renunciar a aquella sensación por nada del mundo; además, cuando perdía, era justo todo lo contrario, le parecía lo peor que a uno le puede ocurrir. Por eso no jugaba a nada que no se le diera muy bien y en lo que no fuera un fenómeno, y no le importaba que un juego durase sólo un minuto si al terminar iba ganando. Y en lo que era bueno, como el futbolín, no paraba de jugar.

Cuando llegó al colegio Alberto, un chico nuevo experto en ese mismo juego, no tardaron en enfrentarse. Pepito se preparó concentrado y serio, dispuesto a ganar, pero Alberto no parecía tomárselo en serio, andaba todo el rato sonriente y hacía chistes sobre todo. Pero era realmente un fenómeno, marcaba goles una y otra vez, y no paraba de reir. Estaba tan poco atento, que Pepito pudo hacerle trampas con el

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marcador, y llegó a ganar el partido. Pepito se mostró triunfante, pero a Alberto no pareció importarle: "ha sido muy divertido, tenemos que volver a jugar otro día".

Aquel día no se habló de otra cosa en el colegio que no fuera la gran victoria de Pepito. Pero por la noche, Pepito no se sentía feliz. Había ganado, y aún así no había ni rastro de la sensación de alegría que tanto le gustaba. Además, Alberto no se sentía nada mal por haber perdido, y pareció disfrutar perdiendo. Y para colmo al día sigiente pudo ver a Alberto jugando al baloncesto; era realmente malísimo, perdía una y otra vez, pero no abandonaba su sonrisa ni su alegría.

Durante varios días observó a aquel niño alegre, buenísimo en algunas cosas, malísimo hasta el ridículo en otras, que disfrutaba con todas ellas por igual. Y entonces empezó a comprender que para disfrutar de los juegos no era necesario un marcador, ni tener que ganar o perder, sino vivirlos con ganas, intendo hacerlo bien y disfrutando de aquellos momentos de juego.

Y se atrevió por fin a jugar al escondite, a hacer un chiste durante un partido al futbolín, y a sentir pena porque acabara un juego divertido, sin preocuparse por el resultado. Y sin saber muy bien por qué, los mayores empezaron a comentar a escondidas, "da gusto con Pepito, él sí que sabe perder"

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

El niño súper campeón

Idea y enseñanza principalQuerer ganar siempre y en todo, aun con trampas y trucos, es el mayor obstáculo para ganar cuando es más importante

Cuento

Había una vez un niño al que lo que más le gustaba en el mundo era ganar. Le gustaba ganar a lo que fuera: al fútbol, a los cromos, a la consola... a todo. Y como no soportaba perder, se había convertido en un experto con todo tipo de trampas. Así, era capaz de hacer trampas prácticamente en cualquier cosa que jugase sin que se notara, e incluso en los juegos de la consola y jugando solo, se sabía todo tipo de trucos para ganar con total seguridad.

Así que ganaba a tantas cosas que todos le consideraban un campeón. Eso sí, casi nadie quería jugar con él por la gran diferencia que les sacaba, excepto un pobre niño un poco más pequeño que él, con el que disfrutaba a lo grande dejándole siempre en ridículo.

Pero llegó un momento en que el niño se aburría, y necesitaba más, así que decidió apuntarse al campeonato nacional de juegos de consola, donde encontraría rivales de su talla. Y allí fue dispuesto a

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demostrar a todos sus habilidades, pero cuando quiso empezar a utilizar todos esos trucos que sabía de mil juegos, resultó que ninguno de ellos funcionaba. ¡Los jueces habían impedido cualquier tipo de trampa!Entonces sintió una vergüenza enorme: él era bueno jugando, pero sin sus trucos, fue incapaz de ganar a ninguno de los concursantes. Allí se quedó una vez eliminado, triste y pensativo, hasta que todo terminó y oyó el nombre del campeón: ¡era el niño pequeño a quien siempre ganaba!Entonces se dio cuenta de que aquel niño había sido mucho más listo: nunca le había importado perder y que le diera grandes palizas, porque lo que realmente hacía era aprender de cada una de aquellas derrotas, y a base de tanto aprender, se había convertido en un verdadero maestro.

Y a partir de entonces, aquel niño dejó de querer ganar siempre, y pensó que ya no le importaría perder algunas veces para poder aprender, y así ganar sólo en los momentos verdaderamente importantes.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

El misterioso ladrón de ladrones

Idea y enseñanza principalMuchas veces no tenemos en cuenta a los demás, y provocamos en los demás sentimientos que nunca querríamos para nosotros

Cuento

Caco Malako era ladrón de profesión. Robaba casi cualquier cosa, pero era tan habilidoso, que nunca lo habían pillado. Así que hacía una vida completamente normal, y pasaba por ser un respetable comerciante. Robara poco o robara mucho, Caco nunca se había preocupado demasiado por sus víctimas; pero todo eso cambió la noche que robaron en su casa.

Era lo último que habría esperado, pero cuando no encontró muchas de sus cosas, y vio todo revuelto, se puso verdaderamente furioso, y corrió todo indignado a contárselo a la policía. Y eso que era tan ladrón, que al entrar en la comisaría sintió una alergia tremenda, y picores por todo el cuerpo.

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¡Ay! ¡Menuda rabia daba sentirse robado siendo él mismo el verdadero ladrón del barrio! Caco comenzó a sospechar de todo y de todos. ¿Sería Don Tomás, el panadero? ¿Cómo podría haberse enterado de que Caco le quitaba dos pasteles todos los domingos? ¿Y si fuera Doña Emilia, que había descubierto que llevaba años robándole las flores de su ventana y ahora había decidido vengarse de Caco? Y así con todo el mundo, hasta tal punto que Caco veía un ladrón detrás de cada sonrisa y cada saludo.

Tras unos cuantos días en que apenas pudo dormir de tanta rabia, Caco comenzó a tranquilizarse y olvidar lo sucedido. Pero su calma no duró nada: la noche siguiente, volvieron a robarle mientras dormía.

Rojo de ira, volvió a hablar con la policía, y viendo su insistencia en atrapar al culpable, le propusieron instalar una cámara en su casa para pillar al ladrón con las manos en la masa. Era una cámara modernísima que aún estaba en pruebas, capaz de activarse con los ruidos del ladrón, y seguirlo hasta su guarida.

Pasaron unas cuantas noches antes de que el ladrón volviera a actuar. Pero una mañana muy temprano el inspector llamó a Caco entusiasmado:

- ¡Venga corriendo a ver la cinta, señor Caco! ¡Hemos pillado al ladrón!

Caco saltó de la cama y salió volando hacia la comisaría. Nada más entrar, diez policías se le echaron encima y le pusieron las esposas, mientras el resto no paraba de reír alrededor de un televisor. En la imagen podía verse claramente a Caco Malako sonámbulo, robándose a sí mismo, y ocultando todas sus cosas en el mismo escondite en que había guardado cuanto había robado a sus demás vecinos durante años... casi tantos, como los que le tocaría pasar en la cárcel.

Autor. Pedro Pablo Sacristán

Las monedas encantadas

Idea y enseñanza principalLa mejor forma de fomentar la honradez es crear ambiente de honestidad y generosidad, pues quien no quiere nada para sí está más lejos de caer en la avaricia y la envidia.

Cuento

Hubo una vez un hombre bondadoso y rico que al cumplir muchos años pensó dejar a cargo de sus cosas a algún joven inteligente y honesto. Comentando un día su decisión y las ganas que tenía de no equivocarse en la elección, un buen amigo le dio este consejo:

- La próxima vez que vendas algo, cuando des el dinero del cambio, entrega como por descuido la moneda del menor valor. Aquel que te la devuelva sabrás que es honrado.

El hombre rico agradeció mucho el consejo, y pensando que era una buena idea y fácil de realizar, decidió ponerla en práctica. No contaba con que uno de los presentes, un vecino que se hacía pasar por amigo pero

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en verdad le envidiaba enormemente, contrató los favores de un hechicero, a quien encargó encantar las pequeñas monedas que poseía el anciano de modo que cualquiera que mirase una de aquellas monedas tocadas por él, viera en ella no una moneda corriente, sino aquello que más quería en el mundo. Confiaba el malvado en que nadie devolviera la moneda y el viejo se desesperase, y entonces dejase a un sobrino suyo administrar todos sus negocios.

Todo resultó según lo planeado por el envidioso comerciante, y ni uno solo de los que hablaron con el anciano fue capaz de devolver la triste moneda: unos veían en ella el mayor diamante o piedra preciosa, otros una obra de arte, otros una reliquia y algunos incluso una pócima curativa milagrosa. Medio rendido en su intento por encontrar alquien honrado, su envidioso vecino aprovechó para enviar al sobrino advirtiéndole cuidadosamente para que devolviese la moneda. El sobrino fue decidido a hacerlo, pero al recibir la moneda, vio en ella todas las posesiones y títulos de su tío, y creyendo que todo lo que le había contado su tío era un engaño, marchó con su inútil moneda y su avaricia hacia ninguna parte, pues cuando su tío se enteró de la traición lo despidió para siempre.

El anciano, deprimido y enfermo, decidió llamar a sus sirvientes antes de morir, y les entregó algunos bienes para que pudieran vivir libremente cuando él no estuviera. Entre ellos se encontraba uno muy joven aún, al que entregó una de aquellas pequeñas monedas por error. El joven, criado a la sombra de aquel justo y sabio señor a quien quería como un padre, vio en lugar de la moneda una poderosa medicina que curaría al anciano señor, pues aquello era de veras lo que más quería en el mundo, y según la vio, entregó la moneda de nuevo diciendo: "tomad, señor, esto es para vos; seguro que os sentará bien". Efectivamente, aquella simple modena actuó como el más milagroso de los bálsamos, pues el anciano saltó de alegría al haber encontrado por fin alguien honrado, y le llenaba de gozo comprobar que siempre había estado en su propia casa.

Y así, el joven sirviente pasó a administrar con gran justicia, generosidad y honradez todos los bienes del anciano, quien siguió acompañándole y aconsejándole como a un hijo por muchos años.Autor.. Pedro Pablo Sacristán

Las honradas mariquitas

Idea y enseñanza principalLa honradez es tan valorada por todos, que su falta nos hace romper la confianza; no merece la pena ponerla en juego

Cuento

Cuenta una extraña historia que las mariquitas perdonan, pero no olvidan. Según parece, al principio las mariquitas no tenían sus famosos puntitos negros. Poco antes todas estuvieron a punto de desaparecer cuando guiadas por el famosísimo Cayus Insectus, una tormenta inundó el camino por el que viajaban. Las pocas que sobrevivieron tuvieron que elegir el sustituto de Cayus Insectus, desaparecido entre las aguas, y decidieron que lo sería quien primero llegara al lago de la región sur y regresara para describirlo.

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Las mariquitas se lanzaron a la aventura, y poco a poco fueron regresando, contando lo bello que estaba el lago en aquella época del año, con sus aguas cristalinas, lleno de flores y hierba fresca en sus orillas. Pero la última de todas ellas tardaba en llegar. La esperaron hasta 3 días, y cuando regresó, lo hacía cabizbaja y avergonzada, pues no había llegado a encontrar el lago. Todas criticaron la torpeza y lentitud de la joven mariquita, y se prepararon para continuar el viaje al día siguiente.

Siguiendo al nuevo guía, caminaron toda la mañana hacia el Norte, hasta que al atravesar unas hierbas espesas y altas, se detuvieron atónitos: ¡frente a ellos estaba el Gran Lago! y no tenía ni flores, ni hierba, ni aguas cristalinas. Las grandes lluvias lo habían convertido en una gran charca verdosa rodeada de barro.

Todos comprendieron al momento la situación, pues al ser arrastrados por el río habían dejado atrás el lago sin saberlo, y cuantos salieron a buscarlo lo hicieron en dirección equivocada. Y vieron cómo, salvo aquella tardona mariquita, todos deseaban tanto convertirse en Gran Guía, que no les había importado mentir para conseguirlo; e incluso llegaron a comprobar que el nefasto Cayus Insectus había llegado a aquel puesto de la misma forma.

Así pues la mariquita tardona, la única en quien de verdad confiaban, se convirtió en Gran Guía. Y decidieron además que cada vez que una de ellas fuera descubierta engañando, pintarían un lunar negro en su espalda, para que no pudiera ni borrarlos, ni saber cuántos tenía.Y desde entoces, cuando una mariquita mira a otra por la espalda, ya sabe si es de fiar por el número de lunares.

Como las mariquitas, también las personas pintan lunares en la imagen de los demás cuando no muestran su honradez. Y basta con tener un sólo lunar negro para dejar de ser un simple insecto rojo y convertirse en una mariquita. Así que, por grande que sea el premio, no hagamos que nadie pueda pintarnos ese lunar.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

Los monos bubuanos

Idea y enseñanza principalEl valor de las cosas no viene dado por lo que cuestan, así que es fundamental saber cuál es el valor real de las cosas

Cuento

Había una vez una extraña selva llena de monos bubuanos. Los bubuanos eran unos monos de largos brazos y piernas cortitas, que dedicaban todo el tiempo a adornar sus brazos de coloridas y brillantes pulseras. Cada cierto tiempo les visitaba el macaco Mambo, con su carro lleno de pulseras y cachivaches. En una de sus visitas, apareció con una enormes y brillantísimas pulseras, las más bonitas que había llevado nunca. Y también las más caras, porque nunca antes había pedido tanto por ellas.

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Todos los bubuanos, menos Nico, corrieron por todas partes a conseguir plátanos suficientes para pagar su pulsera. Siendo tan caras, tenían que ser las mejores.

Pero Nico, que guardaba plátanos por si alguna vez en el futuro hicieran falta, y que a menudo dudaba de que todas aquellas pulseras sirvieran para algo, pensó que eran demasiado caras. Pero como no quería desaprovechar la visita de Mambo, rebuscó entre sus cachivaches algo interesante, hasta dar con una caja extraña llena de hierros torcidos. "No sirve para nada, Nico", le dijo el vendedor, "puedes quedártela por un par de plátanos".

Así, Mambo se fue habiendo vendido sus pulseras, dejando a los bubuanos encantados y sonrientes. Pero al poco tiempo comenzaron a carse cuenta de que aquellas pulseras, tan anchas y alargadas, no dejaban mover bien los brazos, y eran un verdadero problema para hacer lo más importante en la vida de un bubuano: coger plátanos. Trataron de quitárselas, pero no pudieron. Y entonces resultó que todos querían los plátanos de Nico, que eran los únicos en toda la selva que no estaban en los árboles. Así, de la noche a la mañana, Nico se convirtió en el bubuano más rico y respetado de la selva.

Pero no quedó ahí la cosa. Aquella caja de raros hierros torcidos que tan interesante le había parecido a Nico y tan poco le había costado, resultó ser una caja de herramientas, y cuando Nico descubrió sus muchas utilidades, no sólo pudo liberar a los demás bubuanos de aquellas estúpidas pulseras, sino que encontraron muchísimas formas de utilizarlas para conseguir cosas increíbles.

Y así fue como, gracias a la sensatez de Nico, los bubuanos comprendieron que el precio de las cosas nada tiene que ver con su valor real, y que dejarse llevar por las modas y demás mensajes de los vendedores es una forma segura de acabar teniendo problemas.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

La princesa de Floripitín

Idea y enseñanza principalUna fábula para recordarnos que los niños deben aprender por sí mismos, y que la sobreprotección y la falta de desafíos solo los empobrecen

Cuento

En el país de Floripitín tenían una princesa bellísima de la que todos estaban orgullosos. Cientos de retratos con su bello rostro adornaban las calles. Si hacía buen tiempo decían:

- La luz de la princesa ilumina el día.

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Y si llovía:

- Ni siquiera la luz de la princesa nos ha librado de este tiempo.

Una vez al año cada uno de los 365 habitantes de Floripitín se ponía al servicio de la princesa durante todo un día, para evitarle cualquier incomodidad o trabajo. Y en agradecimiento por sus cuidados, la princesa pasaba el tiempo asomada a la ventana de la más alta torre del palacio, para que sus fieles súbditos pudieran contemplarla desde cualquier lugar de la ciudad.

En el reino vecino había crecido Eric, el príncipe que parecía destinado a casarse con ella. Pero cuando este viajó al reino de Floripitín, descubrió con pesar que la princesa era muy aburrida. Por supuesto, era bella, educada y amable, pero parecía incapaz de hacer nada sin la ayuda de sus siervos. Tanto, que a los dos días de conocerla el príncipe estaba convencido de que no era más que una pobre inútil que solo servía para asomarse a la ventana. Y, tal y como había venido, el príncipe se marchó sin querer saber nada más de la princesa.

Menudo disgusto para los habitantes de Floripitín, que tanto querían a su princesa. Los 365 se reunieron en la plaza, y acordaron invitar a otros príncipes a conocer a su princesa. Pero cuantos viajaron a Floripitín regresaron a sus países con la misma idea: aquella princesa era una inútil.

Y cuando volvieron a reunirse en la plaza temiendo por el daño que aquellos comentarios pudieran causar en su amada princesa, sucedió algo extraordinario.Por primera vez en la historia, alguien se atrevió a decir algo en contra de la princesa.

- Esa chica es una inútil. No hay más que ver que no sabe hacer nada por sí misma.

Quien así habló era una anciana vestida con ropas rotas y destartaladas. Estaba tan vieja y arrugada que hasta costaba distinguirle la cara. Los demás habitantes se volvieron furiosos contra ella, defendiendo a su princesa y burlándose del aspecto de la vieja. Pero ella siguió hablando.

- Lo que hay que hacer es dejar de servirle a diario. Así por lo menos aprendería a hacer algo. Es más, creo que debería ser ella quien nos sirviera a nosotros. Le estaríamos haciendo un favor.

Aquello fue demasiado para el bueno del alcalde, que adoraba a su princesa.

- ¿Y qué sabrás tú, vieja? ¿Cómo te atreves a dar lecciones a nadie? ¿Acaso has visto qué aspecto tienes? Nuestra princesa es mucho mejor que tú.

- No. No lo es. Pero gracias - dijo la vieja, cambiando su voz a un tono joven, dulce y triste, al tiempo que se estiraba y apartaba sus ropas de la cabeza, para dejar ver el delicado rostro de la princesa.

Ante el asombro de todos, la princesa prosiguió:

- No creáis que tenía ese aspecto a propósito. Realmente no supe vestirme mejor. Es así de triste, pero no sé hacer nada-. La princesa calló un momento, y una lagrimita aprovechó para escapar de sus ojos.- Aprecio todo lo que hacéis por mí, y lo mucho que me queréis, pero ha llegado el momento de devolveros todo ese cariño, y de paso aprender algunas cosas. A partir de mañana seré yo quien por turno sirva a cada uno de vosotros en su casa.

Y desde ese día, la princesa se puso al servicio de sus propios súbditos. Sus primeros días fueron bastante desastrosos, pero pudo seguir adelante con el cariño y la paciencia de todos. Y en poco más de un año se convirtió en una joven extraordinariamente habilidosa y servicial, de la que los habitantes de Floripitín se sentían aún más orgullosos que antes.

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Autor.. Pedro Pablo Sacristan

Las monedas del abuelo

Idea y enseñanza principalEl dinero bien gastado puede dar mucho de sí más de lo que imaginamos, especilmente si nos ayuda a aprender y mejorar.

Cuento

Julia y sus primos iban cada mes a la gran comida familiar en casa de los abuelos, y esperaban con ilusión el momento en que su abuelo les daba unas monedillas "para que se comprarar cualquier cosa". Entonces todos los niños corrían a la tienda a comprar chicles, pipas o gominolas. Y como vieron abuelos, tíos y padres, que así los niños nunca aprenderían a manejar el dinero, les propusieron una prueba especial, y que en el plazo de un año enseñasen a todos qué eran capaces de conseguir con aquellas monedillas.

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Algunos se propusieron ahorrar, pero Rubén y Nico, los más pequeñajos, no hicieron ni caso, y en cada visita siguieron gastando todo en golosinas. Cada semana presumían de sus dulces ante el resto de sus primos, riéndose y chinchándoles. Tanto les hicieron rabiar, que Clara y Jose dejaron su espíritu ahorrador por no aguantarles, y se unieron al grupo de los golosos que gastaban todo al momento.Moncho era un chico muy listo, y decidió empezar a manejar su dinero con cambios, comprando y vendiendo cosas, o apostando con otros chicos a los cromos. En poco tiempo sorprendió a toda la familia, porque consiguió mucho dinero con poco esfuerzo, y al ritmo que llevaba terminaría siendo casi rico. Pero Moncho apenas tenía cuidado, cada vez se metía en cosas más arriesgadas, y unos meses después se quedó sin un céntimo, tras una mala apuesta en las carreras de caballos.Alejandro demostró tener una voluntad de hierro. Ahorró y ahorró todo el dinero que le daban, deseoso de ganar el concurso, y al cabo del año pudo juntar más dinero que nadie, y con tanto dinero consiguió las golosinas mucho más baratas, así que el día de la prueba se presentó con dulces para mucho más de un año, y aún así le sobró dinero para comprarse algún juguete. Fue el ganador claro, y el resto de sus primos aprendieron de él las ventajas de saber ahorrar y esperar.

Aún quedaba Julia. La pobre Julia lo pasó mal el día del concurso, porque aunque tenía un plan muy secreto y estupendo, se había gastado sus monedas sin darle tiempo a terminarlo en un año. Pero estaba tan segura de lo bueno que era su plan, que decidió seguir con él y aguantó ver cómo Alejandro resultaba ganador, y la cara de sus tíos y abuelos, que parecían decirle "qué desastre de niña, no ha sido capaz de ahorrar nada".

Cuando estaba a punto de finalizar el segundo año, Julia dio una gran sorpresa a todos al aparecer en casa de los abuelos con un violín y mucho dinero. Aún más impresionante fue oirla tocar, porque lo hacía realmente bien, pero lo que terminó por entusiasmar a todos fue la historia de la pequeña violinista.Todos sabían que la niña adoraba el violín, aunque en la familia no podían pagarle el instrumento ni las clases. Así que Julia, cuando conoció a un simpático y pobre violinista que tocaba en el parque, le ofreció todas las monedas que le diese su abuelo si le enseñaba a tocar. Aunque era poco dinero, el violinista aceptó encantado al ver la ilusión de la niña, y durante meses le enseñó con alegría. Julia puso tantas ganas e interés, que en poco más de un año el artista le prestó un violín para que pudieran tocar a dúo en el parque. Y tuvieron tanto éxito, que en poco tiempo Julia pudo comprar su propio violín, y aún le sobró bastante dinero.

Toda la familia la ayudó desde entonces a convertirse en una famosísima violinista, y contaban a cuantos conocían la historia de cómo unas monedillas bien gastadas fueron suficientes para hacer realidad los más grandes sueños de una niña.

Autor.. Pedro Pablo Sacristan

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Un viejete en la luna

Idea y enseñanza principal

Aunque nuestros planes no se cumplan como pensamos, el estar preparados y ser constantes terminará haciendo surgir otras cosas iguales o mejores

Cuento

Paco desde que fue un pequeñajo decía que iba a ser astronauta. Pero por mucho que estudió y trabajó, y por muchas pruebas a las que se presentó, nunca fue elegido. Y así cumplió la edad máxima para presentarse a las pruebas de selección sin haber llegado a cumplir su sueño.

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Muchos se apenaron por él, pensando en todo el tiempo y el esfuerzo que había desperdiciado, e incluso sentían lástima. Y a pesar de todo lo que le decían para que dejara su deseo abandonado, Paco siguió preparándose como si fuera a presentarse de nuevo a las pruebas al mes siguiente.

Así se fue haciendo mayor, y ya era todo un anciano, cuando recibió la noticia de que para unos experimentos médicos importantísimos hacía falta un astronauta muy mayor. En todo el mundo, sólo Paco, que ya caminaba apoyándoe en un bastón, tenía la preparación sufiente para ir en cohete. Así que cuando ya nadie lo esperaba, se encontró dando paseos espaciales para ayudar a la ciencia. Sus conocimientos y sabiduría durante aquellas misiones sirvieron para eliminar una de las peores enfermedades de las personas mayores, y Paco fue considerado un héroe.Las fotos de aquel astronauta con garrota y pocos dientes dieron la vuelta al mundo, convertido en el mejor ejemplo de que el saber y la preparación nunca sobran, y de que el esfuerzo y la tenacidad siempre tienen recompensa, aunque no sea como pensábamos en un principio.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

¡Que alguien mueva esa sandía!

Idea y enseñanza principalMuchas tareas que parecen imposibles por ser demasiado grandes pueden abordarse mejor haciéndolas poco a poco

Cuento

En la Gran Bañera del Bosque vivían cientos de pequeños insectos y bichitos. Era una simple bañera abandonada, pero resultaba un lugar perfecto para vivir, donde solo había que tener cuidado con el desagüe de la bañera para que no quedara obstruido y una lluvia inoportuna los hiciera morir ahogados. Por eso los forzudos escarabajos eran los encargados de vigilar el desagüe.

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Pero una mañana, el desagüe amaneció taponado por una enorme sandía ¡Qué tragedia! Era una fruta tan grande que ni el escarabajo más grande, ni los cinco escarabajos más grandes, ni siquiera todos los escarabajos juntos, pudieron apartarla de allí.

Los insectos más fuertes pusieron toda su energía en la tarea, pero no consiguieron nada. Los más listos aplicaron su inteligencia a encontrar soluciones, y tampoco tuvieron éxito. Finalmente, los más sabios comenzaron a organizar la huida.

Y en medio de tantas penas, una ridícula hormiga extranjera se atrevió a decir que si le dejaban llevarse la sandía ¡Qué graciosilla!

Hicieron falta muchos insectos para calmar a los escarabajos e impedir que aplastaran a la chistosa hormiguita. Pero resultó que la hormiga no estaba bromeando, porque al final del día apareció acompañada por miles y miles de compañeras. Y en perfecto orden, cada una se acercó a la sandía, mordió su trocito, y se lo llevó por donde había venido.

- ¡Pero si así no avanzáis nada! - le dijo un saltamontes a una hormiga que paró un segundo a descansar -. La sandía está igual ahora que antes de tomaras tu trocito.

- ¿Segurrrro? Humm...- respondió con un extraño acento, como si nunca lo hubiera pensado. Y, sin darle más importancia, retomó su marcha.

Pero algo debió hacer aquel trocito, porque solo unos días después no quedaba ni rastro de la gran sandía. Y desde entonces, muchas de las tareas más pesadas en la Gran Bañera se convirtieron en pequeñas, diminutas tareas, que se hacían mejor poquito a poco.

Autor.. Pedro Pablo Sacristan

El cantor de ópera

Idea y enseñanza principalEl éxito es resultado del trabajo duro y del esfuerzo constante por seguir mejorando

Cuento

A la pequeña ciudad de Chiquitrán llegó un día en tren llevando una gran maleta un tipo curioso. Se llamaba Matito, y tenía una pinta totalmente corriente; lo que le hacía especial es que todo lo que hablaba, lo hacía cantando ópera. Daba igual que se tratara de responder a un breve saludo como "buenos días"; él se aclaraba la voz y respondía:

- Bueeeeenos diiiiiiias tenga usteeeeeeeed.

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Y la verdad, a casi todo el mundo se le hacía bastante pesadito el tal Matito. Nadie era capaz de sacarle una palabra normal, y como tampoco se sabía muy bien cómo se ganaba la vida y vivía bastante humildemente, utilizando siempre su mismo traje viejos de segunda mano, a menudo le trataban con desprecio, burlándose de sus cantares, llamándole "don nadie", "pobretón" y "gandul".Pasaron algunos años, hasta que un día llegó un rumor que se extendió como un reguero de pólvora por toda la ciudad: Matito había conseguido un papel en una ópera importantísima de la capital, y todo se llenó con carteles anunciando el evento. Nadie dejó de ver y escuchar la obra, que fue un gran éxito, y al terminar, para sorpresa de todos en su ciudad, cuando fue entrevistado por los periodistas, Matito respondió a sus preguntas muy cortésmente, con una clara y estupenda voz.

Desde aquel día, Matito dejó de cantar a todas horas, y ya sólo lo hacía durante sus actuaciones y giras por el mundo. Algunos suponían por qué había cambiado, pero otros muchos aún no tenían ni idea y seguían pensando que estaba algo loco. No lo hubieran hecho de haber visto que lo único que guardaba en su gran maleta era una piedra con un mensaje tallado a mano que decía: "Practica, hijo, practica cada segundo, que nunca se sabe cuándo tendrás tu oportunidad", y de haber sabido que pudo actuar en aquella ópera sólo porque el director le oyó mientras compraba un vulgar periódico.

Autor.. Pedro Pablo Sacristan

Las semillas

Idea y enseñanza principalEn el camino hacia conseguir nuestras metas, y en las dificultades que superamos, muchas veces desarrollamos aquello que nos hacía falta para triunfar.

Cuento

Hubo una vez 4 semillas amigas que llevadas por el viento fueron a parar a un pequeño claro de la selva. Allí quedaron ocultas en el suelo, esperando la mejor ocasión para desarrollarse y convertirse en un precioso árbol.Pero cuando la primera de aquellas semillas comenzó a germinar, descubrieron que no sería tarea fácil. Precisamente en aquel pequeño claro vivía un grupo de monos, y los más pequeños se divertían arrojando plátanos a cualquier planta que vieran crecer. De esa forma se divertían, aprendían a lanzar plátanos, y mantenían el claro libre de vegetación.

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Aquella primera semilla se llevó un platanazo de tal calibre, que quedó casi partida por la mitad. Y cuando contó a las demás amigas su desgracia, todas estuvieron de acuerdo en que lo mejor sería esperar sin crecer a que aquel grupo de monos cambiara su residencia.

Todas, menos una, que pensaba que al menos debía intentarlo. Y cuando lo intentó, recibió su platanazo, que la dejó doblada por la mitad. Las demás semillas su unieron para pedirle que dejara de intentarlo, pero aquella semillita estaba completamente decidida a convertirse en un árbol, y una y otra vez volvía a intentar crecer. Con cada nueva ocasión, los pequeños monos pudieron ajustar un poco más su puntería gracias a nuestra pequeña plantita, que volvía a quedar doblada.

Pero la semillita no se rindió. Con cada nuevo platanazo lo intentaba con más fuerza, a pesar de que sus compañeras le suplicaban que dejase de hacerlo y esperase a que no hubiera peligro. Y así, durante días, semanas y meses, la plantita sufrió el ataque de los monos que trataban de parar su crecimiento, doblándola siempre por la mitad. Sólo algunos días conseguía evitar todos los plátanos, pero al día siguiente, algún otro mono acertaba, y todo volvía a empezar.

Hasta que un día no se dobló. Recibió un platanazo, y luego otro, y luego otro más, y con ninguno de ellos llegó a doblarse la joven planta. Y es que había recibido tantos golpes, y se había doblado tantas veces, que estaba llena de duros nudos y cicatrices que la hacían crecer y desarrollarse más fuertemente que el resto de semillas. Así, su fino tronco se fue haciendo más grueso y resistente, hasta superar el impacto de un plátano. Y para entonces, era ya tan fuerte, que los pequeños monos no pudieron tampoco arrancar la plantita con las manos. Y allí continuó, creciendo, creciendo y creciendo.

Y, gracias a la extraordinaria fuerza de su tronco, pudo seguir superando todas las dificultades, hasta convertirse en el más majestuoso árbol de la selva. Mientras, sus compañeras seguían ocultas en el suelo. Y seguían como siempre, esperando que aquellos terroríficos monos abandonaran el lugar, sin saber que precisamente esos monos eran los únicos capaces de fortalecer sus troncos a base de platanazos, para prepararlos para todos los problemas que encontrarían durante su crecimiento.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

El elefante fotógrafo

Idea y enseñanza principalEn la forma de superar las adversidades puede estar el origen del éxito de nuestro esfuerzo

Cuento

Había una vez un elefante que quería ser fotógrafo. Sus amigos se reían cada vez que le oían decir aquello:

- Qué tontería - decían unos- ¡no hay cámaras de fotos para elefantes!- Qué pérdida de tiempo -decían los otros- si aquí no hay nada que fotografiar...

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Pero el elefante seguía con su ilusión, y poco a poco fue reuniendo trastos y aparatos con los que fabricar una gran cámara de fotos. Tuvo que hacerlo prácticamente todo: desde un botón que se pulsara con la trompa, hasta un objetivo del tamaño del ojo de un elefante, y finalmente un montón de hierros para poder colgarse la cámara sobre la cabeza.

Así que una vez acabada, pudo hacer sus primeras fotos, pero su cámara para elefantes era tan grandota y extraña que parecía una gran y ridícula máscara, y muchos se reían tanto al verle aparecer, que el elefante comenzó a pensar en abandonar su sueño.. Para más desgracia, parecían tener razón los que decían que no había nada que fotografiar en aquel lugar...

Pero no fue así. Resultó que la pinta del elefante con su cámara era tan divertida, que nadie podía dejar de reír al verle, y usando un montón de buen humor, el elefante consiguió divertidísimas e increíbles fotos de todos los animales, siempre alegres y contentos, ¡incluso del malhumorado rino!; de esta forma se convirtió en el fotógrafo oficial de la sabana, y de todas partes acudían los animales para sacarse una sonriente foto para el pasaporte al zoo.

Autor.. Pedro Pablo Sacristan

El joven artesano

Idea y enseñanza principalEsforzarse por hacer las cosas bien es mucho más gratificante y satisfactorio que hacerlas sólo medio bien

Cuento

Había una vez un joven a quien gustaban tanto las marionetas que se convirtió en aprendiz de artesano. Pero era muy torpe, y su maestro y compañeros constantemente le decían que no tenía habilidad para ello y nunca llegaría a nada.Sin embargo, tanto le gustaba que trabajaba día tras día por mejorar. Y aún así, siempre encontraban fallos en sus muñecos, hasta que terminaron echándole de la escuela. Entonces, decidido a no rendirse, aquel

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joven dedicó desde aquel día todo su empeño a hacer un muñeco, sólo uno. Siempre hacía la misma marioneta, y en cuanto detectaba un fallo, la abandonaba y volvía a empezar desde cero.Pasaron los años, y con cada nuevo intento su muñeco era un poco mejor. Y aunque su marioneta era mucho más bella que cualquiera de las que hacían sus antiguos compañeros, no dejaba de intentar que fuera perfecta. Así, el hombre no ganaba dinero y como era muy pobre muchos se reían de él.

Cuando aquel pobre artesano llegó a viejecito, su marioneta era realmente maravillosa. Tanto, que finalmente un día, tras mucho trabajo, terminó el muñeco y dijo: "No encuentro ningún defecto, esta vez ya es perfecto", y por primera vez en todos aquellos años, en lugar de abandonar el muñeco, lo colocó en un estante, verdaderamente satisfecho y feliz.

Lo demás ya es historia. Aquel muñeco perfecto llegó a cobrar vida, vivió mil aventuras y dio a aquel viejecito, llamado Gepetto, más alegrías de las que ningún otro artesano famoso consiguió con ninguna de sus marionetas.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

El gallo, el pato y las sirenas

Idea y enseñanza principalEl miedo a la oscuridad no es miedo a nada real, y sólo puede impedir descubrir otras cosas interesantes

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Un gallo y un pato discutían tanto sobre si existían las sirenas, que decidieron averiguarlo yendo al fondo del mar. Bajaron viendo primero pececitos de colores, luego peces medianos y grandes, hasta que todo estaba oscuro y no veían nada. Entonces les entró un gran miedo y subieron. El gallo estaba aterrado y no quería volver, pero el pato le animó a seguir intentándolo, y para calmarle llevó una gran linterna. Bajaron, y al llegar a la oscuridad, cuando estaban pasando más miedo, encendieron la linterna y descubrieron que estaban totalmente rodeados de sirenas, que les podían ver en la oscuridad. Ellas les contaron que pensaban que no les querían, porque la otra vez se habían ido justo cuando les iban a invitar a una gran fiesta, y se alegraron muchísimo de volver a verles.Y gracias a su valentía y su perseverancia, el pollo y el pato fueron grandes amigos de las sirenas.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

Mi pequeño mundo se ha roto

Idea y enseñanza principalQue las cosas cambien no es malo en sí mismo, depende de nosotros abrir los ojos y hacer que los cambios sean buenos

Cuento

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Había una vez un muelle que vivía tranquilo y seguro dentro de su bolígrafo. Aunque oía muchas cosas procedentes del exterior, vivía creyendo que fuera de su mundo, el bolígrafo, no había nada bueno. Sólo pensar en dejar su bolígrafo le daba tal miedo que no le importaba pasar su vida encogiéndose y estirándose una y otra vez en el minúsculo espacio del boli.

Pero un día, se acabó la tinta, y cuando su dueño lo fue a cambiar tuvo un despiste. El muelle saltó por los aires y fue a parar al desagüe del lavabo, y por ahí se perdió de vista. El muelle, aterrorizado y lamentándose de su suerte, atravesó tuberías y tuberías, pensando siempre que aquello era su fin. Durante el viaje por las cañerías no se atrevió a abrir los ojos de puro miedo, sin dejar ni un momento de llorar. Arrastrado por el agua, siguió, siguió y siguió, hasta ir a parar a un río; cuando la corriente perdió fuerza, al ver que todo se calmaba, dejó de llorar y escuchó a su alrededor, y al oír sólo los cantos de los pájaros y el viento en las hojas de los árboles, se animó a abrir los ojos. Entonces pudo ver las aguas cristalinas del río, las piedras del fondo, y los peces de colores que en él vivían y jugaban, y comprendió que el mundo era mucho más que su pequeño bolígrafo, y que siempre había habido muchas cosas en el exterior esperando para disfrutarlas.

Así que después de jugar un rato con los peces, fue a parar a la orilla, y después a un campo de flores. Allí escuchó un llanto, que le llevó hasta una preciosa flor que había sido pisada por un conejo y ya no podía estar recta. El muelle se dio cuenta entonces de que él podía ayudar a aquella flor a mantenerse recta, y se ofreció para ser su vestido. La flor aceptó encantada, y así vivieron juntos y alegres. Y siempre reían al recordar la historia del muelle, cuando pensaba que lo único que había en la vida, era ser el triste muelle de un bolígrafo.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

El dulce terror de Halloween

Idea y enseñanza principalUn cuento amable sobre Halloween para tranquilizar a los niños y hacerles ver que todos los monstruos, asusten más o menos, no dejan de ser personas disfrazadas

Cuento

Había una vez una ciudad llamada Halloween en la que vivía un malvado fabricante de dulces y golosinas. Este, sabiendo que los papás no dejaban a sus hijos comer golosinas más de una vez a la semana para evitar las caries, inventó un plan para vender muchos más caramelos. Así, pagó a una pandilla de ladrones y bandidos quienes, disfrazados de horribles monstruos, aterrorizaron a todos. Luego llenó la ciudad de

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anuncios que aseguraban que sus caramelos eran la única defensa posible contra aquellos terroríficos seres. Y como todo estaba preparado por el malvado fabricante, lo que decían los anuncios era verdad, y cuando los niños de la casa entregaban sus caramelos, los monstruosos bandidos los dejaban tranquilos y se iban.

Las ventas de caramelos se dispararon, pero de forma poco justa. Mientras los niños de familias ricas acumulaban montones y montones de golosinas para protegerse de los malvados, los niños pobres sufrían las peores pesadillas al saber que no tenían ni un triste caramelo con el que calmar a los monstruos. Además, como los caramelos tenían tanto valor, los niños comenzaron a volverse egoístas y desconfiados, y resultaba imposible verlos compartir sus golosinas como siempre habían hecho.

Afortunadamente, maldades tan malvadas no pueden durar mucho. Un detective muy listo descubrió los planes del avaricioso fabricante y sus cómplices, y todos ellos acabaron dando con sus huesos en la cárcel.

Pero resultó que el miedo a los monstruos no se terminó, y que los niños ricos seguían acumulando caramelos y golosinas con el mismo egoísmo con el que lo hacían antes de que todo fuera descubierto, y que los niños pobres continuaban viviendo aterrorizados por la falta de dulces.

Todos los papás y mamás de la ciudad, ya fueran ricos o pobres, estaban tan preocupados que celebraron una reunión especial de forma urgente ¿Cómo podían resolver el egoísmo de unos, y el miedo de los otros?

La genial solución vino del mismo ingenioso detective: seguirían igual que antes, pero como los malvados estaban en la cárcel, el papel de monstruos lo harían los niños más pobres.

Así, la noche siguiente, los papás de los niños más pobres acompañaron a sus hijos a hacer de monstruos. Y tan bien lo hicieron, que los niños ricos les dieron buena parte de sus dulces. De esta forma, al cabo de unas cuantas noches, casi todos los niños tenían la misma cantidad de golosinas y ningún miedo, porque a pesar de su esfuerzo por parecer unos monstruos terribles, los niños más chiquitines descubrían fácilmente su disfraz, y todos se dieron cuenta de que por las calles de la ciudad de Halloween no había ningún monstruo, sino un montón de niños que se lo pasaban fenomenal disfrazándose y compartiendo sus caramelos. Autor.. Pedro Pablo Sacristan

El príncipe y el juguetero

Idea y enseñanza principalUn cuento para aprender a valorar los juguetes y compartirlos

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Cuento

Había una vez un pequeño príncipe acostumbrado a tener cuanto quería. Tan caprichoso era que no permitía que nadie tuviera un juguete si no lo tenía él primero. Así que cualquier niño que quisiera un juguete nuevo en aquel país, tenía que comprarlo dos veces, para poder entregarle uno al príncipe.

Cierto día llegó a aquel país un misterioso juguetero, capaz de inventar los más maravillosos juguetes. Tanto le gustaron al príncipe sus creaciones, que le invitó a pasar todo un año en el castillo, prometiéndole grandes riquezas a su marcha, si a cambio creaba un juguete nuevo para él cada día. El juguetero sólo puso una condición:Mis juguetes son especiales, y necesitan que su dueño juegue con ellos - dijo - ¿Podrás dedicar un ratito al día a cada uno?¡Claro que sí! - respondió impaciente el pequeño príncipe- Lo haré encantado.Y desde aquel momento el príncipe recibió todas las mañanas un nuevo juguete. Cada día parecía que no podría haber un juguete mejor, y cada día el juguetero entregaba uno que superaba todos los anteriores. El príncipe parecía feliz.

Pero la colección de juguetes iba creciendo, y al cabo de unas semanas, eran demasiados como para poder jugar con todos ellos cada día. Así que un día el príncipe apartó algunos juguetes, pensando que el juguetero no se daría cuenta. Sin embargo, cuando al llegar la noche el niño se disponía a acostarse, los juguetes apartados formaron una fila frente él y uno a uno exigieron su ratito diario de juego. Hasta bien pasada la medianoche, atendidos todos sus juguetes, no pudo el pequeño príncipe irse a dormir.Al día siguiente, cansado por el esfuerzo, el príncipe durmió hasta muy tarde, pero en las pocas horas que le quedaban al día tuvo que descubrir un nuevo juguete y jugar un ratito con todos los demás. Nuevamente acabó tardísimo, y tan cansado que apenas podía dejar de bostezar.

Desde entonces cada día era aún un poquito peor que el anterior. El mismo tiempo, pero un juguete más. Agotado y adormilado, el príncipe apenas podía disfrutar del juego. Y además, los juguetes estaban cada vez más enfadados y furiosos, pues el ratito que dedicaba a cada uno empezaba a ser ridículo.En unas semanas ya no tenía tiempo más que para ir de juguete en juguete, comiendo mientras jugaba, hablando mientras jugaba, bañándose mientras jugaba, durmiendo mientras jugaba, cambiando

constantemente de juego y juguete, como en una horrible pesadilla. Hasta que desde su ventana pudo ver un par de niños que pasaban el tiempo junto al palacio, entretenidos con una piedra.

Hummm, ¡tengo una idea! - se dijo, y los mandó llamar. Estos se presentaron resignados, preguntándose si les obligaría a entregar su piedra, como tantas veces les había tocado hacer con sus otros juguetes.

Pero no quería la piedra. Sorprendentemente, el príncipe sólo quería que jugaran con él y compartieran sus juguetes. Y al terminar, además, les dejó llevarse aquellos que más les habían gustado.

Aquella idea funcionó. El príncipe pudo divertirse de nuevo teniendo menos juguetes de los que ocuparse y, lo que era aún mejor, nuevos amigos con los que divertirse. Así que desde entonces hizo lo mismo cada día, invitando a más niños al palacio y repartiendo con ellos sus juguetes

Y para cuando el juguetero tuvo que marchar, sus maravillosos 365 juguetes estaban repartidos por todas partes, y el palacio se había convertido en el mayor salón de juegos del reino.

Autor.. Pedro Pablo Sacristan

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El comerciante sin suerte

Idea y enseñanza principalLa mejor forma de tener buena suerte es compartir todo lo bueno que tengamos. Los amigos agradecidos son la base de la buena suerte

Cuento

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Había una vez un comerciante que después de unos malos negocios, se lamentaba de su mala suerte. Un viajero que pasaba por allí le preguntó qué le apenaba, y al oír que era un hombre con muy mala suerte, abrió el saco que llevaba y sacó un extraño artilugio, formado por dos vasos de cristal unidos por la mitad, decorados con extraños dibujos, uno verde y otro rojo, en cada uno de los cuales había unas raras semillas del mismo color que su vaso.

- Pues precisamente has tenido mucha suerte al encontrarme -dijo el hombre-. Esto es justo lo que necesitas: unas vasijas de la suerte.

Y ante el asombro del mercader, le explicó que aquellas semillas eran las semillas de la suerte; las de la buena suerte, las verdes, y las de la mala suerte, las rojas. Nunca podían separarse las vasijas, y cuando alguna de ellas se llenaba, provocaba múltiples sucesos de buena o mala suerte, según se hubieran desbordado unas semillas u otras.El comerciante, ilusionado, agradeció el regalo, sin llegar apenas a escuchar las últimas palabras del viajero, advirtiéndole lo difícil que era utilizar aquellas vasijas. Esperanzado, examinó con cuidado las semillas verdes, las de la buena suerte. Aunque no le eran familiares, estaba seguro de poder encontrar alguien a quien comprarle varias vasijas, así que cubrió la boca del tarro con sumo cuidado, evitando que se pudieran caer por descuido.Luego miró las semillas rojas, y pensó que la forma más segura de evitar que se llenara el vaso rojo era vaciarlo allí mismo; así lo hizo y siguió su camino. Poco después, se cruzó con una mujer que al ver sus vasijas debió reconocerlas, porque corrió a pedirle un buen puñado de semillas. El comerciante se negó rotundamente, y la mujer se fue maldiciendo entre dientes. "Qué quiere que haga", pensó apesadumbrado ,"no puedo renunciar a mi buena suerte", y siguió su camino, donde volvió a tener más encuentros similares.

Según pasaba el tiempo, el comerciante descubrió que el vaso rojo se llenaba solo. Le pareció más o menos lógico, porque si no las vasijas no tendrían mucha gracia, así que cada poco tiempo se paraba a vaciarlo y seguía su camino.Pero llegó un momento en que el vaso se llenaba tan rápido, que casi no podía vaciarlo, y finalmente, se desbordó."Buena la he hecho", pensó el mercader, "lo único que me falta es otro montón de mala suerte". Entonces miró a lo largo del camino, y vio que las semillas que había ido arrojando se habían convertido en plantas malignas que acabaron con los sembrados y los pastos de toda la zona. Los aldeanos del lugar al verlo, buscaron enfurecidos al culpable, y el mercader casi había conseguido librarse cuando la mujer con la que no compartió sus semillas verdes le delató, y el hombre huyó corriendo del pueblo entre golpes y porrazos.Ése sólo fue el principio de la multitud de desgracias que le tocó sufrir al mercader. Realmente, las vasijas tenían mucho poder y todo se volvió en su contra. En sólo 3 días trató de librarse de las vasijas cien veces, pero como aquello no terminó con su mala suerte, tuvo que volver por ellas y buscar la forma de llenar el vaso verde, y de no dejar caer ni una semilla roja más. Así que cambió la tapa del tarro verde al rojo, para descubrir con horror que la mayor parte de las semillas verdes habían desaparecido...

Y mientras lamentaba su mala fortuna, se detuvo a mirar los dibujos de las vasijas. Eran como unas instrucciones, en las que siempre se veía el vaso rojo cerrado y el verde totalmente abierto, y parecía que cualquiera pudiera tomar cuantas semillas verdes quisiera.Decidió seguir su viaje de esa forma, y al encontrarse con un hombre que le pidió algunas de sus semillas, esta vez le dejó servirse libremente. Y su suerte cambió, porque en ese instante aparecieron los aldeanos que aún le perseguían, pero su nuevo amigo le ayudó a escapar, y les dirigió en dirección contraria. Cosas parecidas volvieron a ocurrir con muchos otros que encontró en el camino, hasta que el comerciante comprobó que en lugar de vaciarse, cada vez que regalaba las semillas verdes el vaso se llenaba más, hasta que tras ofrecer semillas a todo el mundo, el vaso llegó a desbordarse.Y efectivamente, la buena suerte se quedó con él y comenzaron a ocurrirle cosas maravillosas; uno de aquellos a quienes había ayudado resultó ser un hombre muy rico, que agradecido le llenó de lujos y regalos; otros le consideraban tan bueno que le propusieron para alcalde, y así una y otra vez.

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Algún tiempo después el mercader se cruzó con aquel viajero que le entregó las vasijas. Después de saludarse, le contó todas sus aventuras y le dio miles de gracias. Pero antes de despedirse, le preguntó:- ¿Por qué me diste las vasijas de la suerte? ¿Es que ya no querías tener buena suerte?Y el hombre, riendo con fuerza, respondió:- ¡No me digas que aún las tienes! ¡Pero si no hacen falta para nada!... la magia de las vasijas es muy tonta: sólo hace crecer o disminuir unas estúpidas semillas venenosas y comestibles, pero no tiene ningún efecto sobre la suerte. He oido que las inventó un aprendiz de brujo muy torpe.- ¡¿como?! -exclamó sorprendido el mercader.- Claro que no. Creo que fue un viejo maestro quien las encontró y se dio cuenta de que serían geniales para enseñar a usar la suerte: guárdate lo malo para tí, y comparte lo bueno con los demás. Y en verdad que es la única forma de atraer la buena suerte y evitar la mala, ¡y vaya si funciona!... Cuando repartiste tu mala suerte, tratando de conservar para tí la buena, te aseguraste de que nadie quisiera compartir las cosas buenas contigo, sólo las malas. Las semillas no tuvieron nada que ver en eso, fueron tus obras. ¿lo entiendes ahora?

¡Vaya si lo había entendido!. Y mientras el viajero se alejaba el mercader, con las vasijas en la mano, miró a los habitantes del pueblo, buscando entre todos ellos quien más necesitara aprender a utilizar la buena suerte.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán