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Hildita: hermosa vecina de Hijuelas Grandes

Programa Quiero Mi Barrio. Ministerio de Vivienda y Urbanismo MUNVU. Ejecutado por la Ilustre Municipalidad de Villa Alemana. Año 2009.

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HIJUELAS GRANDES Historia de un Bello Barrio

(1950 - 2009)

Participantes directos del relato

Adriana Sánchez Velásquez Alfonso Gallardo

Hilda Véliz Moraga Pedro Aros

Luisa Vergara Levigñanco Miriam Rojas Gallardo

Clara de las Mercedes Jara Figueroa Teresa Delgado Neira Carlos Araya Cabello

Lidia Patricia Gómez Abarca Buby Torres

Gloria Venegas Sánchez Blanca Rojas Torres

Héctor Leiva Calderón Daniel Marceli Hugo González Juan Figueroa

Luis Vildósola B.

(Responsable del texto)

Villa Alemana 2009

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SIN CONDICIÓN

El alma si está contenta Quiere cantarle a la vida

Al amor, a la amistad Al calor que ésta produce.

Unidas nuestras ajadas manos,

Formaremos una ronda Para sacar primaveras

Dormidas en el corazón.

Somos seres del ayer Hoy cultivamos recuerdos Guiando nuestro presente Hacia días florecientes.

Ya sembramos amor Ternura y perdón.

Hoy queremos ser felices Sin ninguna condición.

Buby Torres. (Una amiga de las letras y, vecina de Hijuelas Grandes)

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ÍNDICE

PRESENTACIÓN

Página

CAPÍTULO UNO 7 Encontré un Bello Barrio

CAPÍTULO DOS 10 Trayectoria de Arraigo en la Ciudad CAPÍTULO TRES 17 El Paso de Hijuela a Poblado Urbano CAPÍTULO CUATRO 25 El Tiempo en que Fuimos Protagonistas CAPÍTULO CINCO 34 El Mosaico de la Historia y la Memoria CAPÍULO SEIS 42 El Quiero Mi Barrio ANEXOS

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PRESENTACIÓN

HIJUELAS GRANDES: Historia de un Bello Barrio (1950 - 2009), es una iniciativa de recuperación de identidad local del Programa “Quiero Mi Barrio”, impulsada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU), y desarrollada por la Ilustre Municipalidad de Villa Alemana, el 2009. El texto que presentamos tiene un enfoque de historia oral, e intenta dar cuenta del proceso de poblamiento del barrio Hijuelas Grandes, desde su origen, hasta nuestros días, a partir del relato que aportan los habitantes de este sector, del área sur de Villa Alemana. Su fin es reconocer y revalorar el aporte constructor de barrio y sociedad de quienes levantaron un lugar propio donde vivir, durante la década del cincuenta, proceso que cimentó una cultura local participativa que transitó, desde lo rural a una vida más urbana. En este trabajo damos cuenta del origen social y geográfico de los habitantes del sector, su trayectoria de vida, el nacimiento de la comunidad de Hijuelas Grandes, su poblamiento, y los principales procesos de asimilación y transformación de identidades que los acompañan. Igualmente, esta historia local, pretende dar cuenta de algunos de los hitos relevantes que expresa la vida actual de los vecinos y vecinas. Entre ellos, el impacto del Programa Quiero Mi Barrio en la comunidad de Hijuelas Grandes. La elaboración de esta historia local fue responsabilidad de la ONG Ekosol, y se efectuó mediante entrevistas individuales y grupales, observación participante, y revisión de archivos, textos y fotografías. Incluye las “Crónicas con Memorias del Barrio”.

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CAPÍTULO UNO

Amigas de gimnasia del grupo Adultos Mayores

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I. – ENCONTRÉ UN BELLO BARRIOFP

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- Un lugar con esquinas de colores y memorias de infancia. - Un barrio con paredes que hacen guiños de caracolas, chinitas y mariposas.

Es un bello espacio de mosaicos, donde niños y niñas juegan a encumbrar volantines. - Un lugar pintado con grafitos azules, llenos de pájaros.

Descubrí un barrio donde los vecinos y las vecinas conversan y se saludan. Y se preguntan en serio: ¡¿Cómo está usted, vecino?! Déle mis saludos a la vecina. Un lugar, donde cada casa tiene su estilo y la gente dice con orgullo: ¡Ésta casa, la construyeron mis padres! Por eso la quieren y la cuidan, porque saben del sentimiento que lleva adentro. Encontré un bello barrio donde los patios son lugares especiales, pensados para vivir.

- Allí se juntan familias, amigas y los niños juegan con alegría. - En ellos se puede ver gallinas, patos, perros, y gansos. - Y se arreglan bicicletas y se venden helados a bajo precio. - Y en sus jardines abundan rosas, crisantemos y bugambilias.

Es un lugar en Villa Alemana, donde todavía se percibe un aire de campo. - Donde la gente tiene parrones que rememoran antiguas Viñas. - Y se respira aroma a hortalizas, porque aún siembran acelgas y plantan tomates.

Quizás, en estos recuerdos, hallamos la clave de lo bello del Barrio. - Y en la gente que hizo auto-construcción. - O, en la memoria de las primeras casas de adobe. - O, en las familias pioneras que excavaron sus pozos de agua. - O, en la primera Escuela (auto-gestionada) Gabriela Mistral. - O, en las memorias del negocio de la señora Elvira, y del almacén El Pensamiento. - Y en los abrazos de Año Nuevo, cuando se iba casa por casa.

En Hijuelas Grandes las memorias fortalecen la comunidad. Porque al recordar:

- Renace la figura de la primera Junta Vecinal. - Del primer Centro de Madres y la capilla San José Obrero - Del primer lugar donde hubo atención médica. - Del Club de Rayuela y el Club La Cruz del Sur. - De la primera locomoción colectiva. - Del camión de don Ulises que nos llevaba a la Poza Azul y al Tranque Recreo. - De nuestras fiestas y nuestras ramadas del Dieciocho de Septiembre.

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1P A propósito del tema: Bello Barrio, del cantautor chileno, Mauricio Redolés.

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Descubrí un barrio, donde se reconoce el aporte de sus vecinos fundadores. - Como don Raúl Guerra, primer presidente de la Junta Vecinal. - O don Alfonso Gallardo y su señora, María Luisa que enseñaba a los niños. - O, don Jorge Vergara, que hizo de su hogar un centro de amistad vecinal. - O, a “Rojitas”, el papá de Miriam, que sembraba y hacia talabartería en su sitio. - O, a los amigos Cepeda y el mejicano, que entonaban canciones rancheras. - Y, a Guillermo Torres (el Willy), que bautizó al club deportivo. Un barrio que quizás estuvo un poco dormido, y dolido. Pero bastó un buen soplo para encender las brazas del reencuentro. Quiero Mi Barrio, fue la chispa para el “Renacer de Hijuelas Grandes”. Encontré un bello Barrio que asume nuevos desafíos y se muestra alegre:

- Cuando los vecinos y las vecinas participan. - Cuando se acompañan en las calles, de vuelta a casa.

Un lugar, que puede sentir orgullo por muchos de sus vecinos/as, y grupos… - De la señora Hildita, un regalo de ternura y amistad. - De las amigas y amigos que cantan y bailan en su comunidad. - De Ema Tapia, Blanca Rojas, Graciela Reyes y Nelly Vera. - De Gloria, que anima a su madre, Adriana, a integrase con los Adultos Mayores. - De Luisa, que no olvida el cariño por el barrio que le transmitieron sus padres. - De Teresa, que aprende cada día más, y se hace mujer sabia. - De Miriam, que maneja su casa y trabaja por su comunidad. - De Patricia, que sabe el valor de su barrio. - De Clara, que ilumina con generosidad los espacios donde habita. - De Carlos, que encanta con su guitarra, y espera su acordeón. - De Héctor Leiva y Pedro Aros, que llevan en su alma a Hijuelas Grandes. - De los jóvenes que expresan sus sueños en los muros.

- Del Cruz del Sur, el club de toda una historia. - Y de nuestros Adultos Mayores, a quienes tanto debemos. Descubrí un bello Barrio que renace:

- En la memoria de nuestros seres queridos. - En la emoción de formar parte de un lugar levantado con fuerza local.

- En el compromiso de seguir aportando a su historia. - Con la alegría de vivir en Hijuelas Grandes.FP

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2P El barrio Hijuelas Grandes tiene una población de 1.192 habitantes. El número de viviendas es de 333.

Con una media de personas por hogar de 4 integrantes. El ingreso familiar promedio alcanza a $ 166.028. Datos, Informe: Programa Quiero Mi Barrio. I. Municipalidad de Villa alemana, 2009.

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CAPÍTULO DOS

La señora Buby en su jardín

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II.- TRAYECTORIA DE ARRAIGO EN LA CIUDAD

Mi abuelita era alfarera y tejía a telar. Incluso tengo ponchos que ella tejía. Sabía hacer tintas de las plantas. Era ella y dos hijas. Mi papá tenía una tía que vivía en San Agustín (Valle del Choapa), hacia la cordillera. Tenía cualquier cabra, hacía quesos. Mi mamá vivía en un pueblo, más abajo. Una vez mi hermano se acordó de cuando iban a la cordillera, y que mi mamá hacía quesos, y ‘cortaba’ la leche con una tripa del animal. (Miriam)

Históricamente hablando, los habitantes de Hijuelas Grandes, aparecemos inmersos en los masivos procesos migratorios ocurridos en Chile, durante toda la primera mitad del siglo XX, formando parte del largo proceso de urbanización iniciado en el siglo XIX, y profundizado en el siglo siguiente. Tras este hecho, se hallan “las conservadoras estructuras agrarias que no permiten a los jóvenes permanecer en el campo, debiendo “echarse al camino y probar suerte”. Uno de sus destinos eran las ciudades”.FP

3 El proceso migratorio lo vivimos, sobre todo, en la etapa de “desarrollo hacia adentro” (1939 -1973), que generó desde el Estado condiciones para que grupos importantes de la población chilena buscaran empleo en la ciudad (fomento a la industria), y tuvieran un cierto nivel de protección social: previsión, educación pública, salud, y otros. Todo ello, en un contexto donde demandamos integración y, nos vinculamos - de uno u otro modo-, con diversas instancias de representación: sindicatos, partidos políticos, centros de madres, juntas vecinales. Es un tiempo donde crece el influjo de las grandes ciudades del país. Sin embargo, la complejidad del proceso aumentó las tensiones en la urbe. “Cuando la inmigración creció en los años ’50, los problemas de habitación popular, que eran de antigua data, se hicieron más agudos. Y se transformó en “el problema social más grave del país”. El Censo Nacional de Viviendas de 1952, indicó que en Chile: el 30 % de los chilenos carecía de vivienda digna.”.FP

4PF Fue en este contexto, que comenzaron a desplazarse

nuestros abuelos/as, o nuestros padres. Buscaban un nuevo horizonte de vida en la ciudad. En Hijuelas Grandes tenemos memorias sobre esta experiencia. - Diversas procedencias Cuando revisamos nuestras trayectorias de vida a lo largo del tiempo, nos damos cuenta que nuestro origen geográfico-familiar y cultural, es variado. En realidad, somos parte de quienes arribaron a la zona de Valparaíso procedentes del norte, centro, y sur del país. Aunque también hallamos familias con una larga data en Valparaíso. Mi mamá era santiaguina, fue maestra de cocina. Y mi padre de Valparaíso. Fue administrador de la Viña Serena, en Viña del Mar. Los abuelos de Chillán Viejo. (Alfonso)

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3P Garcés, Mario” Tomando Su Sitio. El Movimiento de pobladores de Santiago, 1957 - 1970”. LOM

Ediciones, Santiago de Chile, 2002 P

4P Ibíd.

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Los abuelos de parte de mi mamá llegaron del sur, de Temuco a Limache. El abuelo se llamaba Gabino Calderón, tenía parcela. No lo conocí. Mi mamá era una de las menores. Mi abuela, era de Limache. Mi abuela trabajó como “tenedora” de libros, llevaba la parte administrativa de los fundos, antiguamente. (Héctor)

Mi papá se llamaba Jorge Vergara y mi mamá Carmen Rosa Levigñanco. Ella nació en Chiloé, se vino a los 21 años. Me hablaba del Caleuche, de cómo era la gente en la Isla. Quedó huérfana a los 8 años. Mi abuelo tenía terrenos, cosechaba papas. (Luisa)

- Memorias que se reconocen en un pasado rural Los lugares habitados por nuestras familias de origen, durante la etapa anterior a su arribo en Hijuelas Grandes, nos reportan antecedentes sobre formas de vida rural que permanecen en nuestros recuerdos. “Mi papá era del Retiro, de Quilpué. Allá se buscaba el agua en el sector de Las Pataguas. Ellos cultivaban la tierra. La abuela era de Limache se llamaba Amelia González. Mi mamá era de Ovalle”. (Patricia)

Mi abuelita Esilda, era una mujer trabajadora, inteligente. Tejía a telar, criaba ovejas hacía verduras y frutas en conservas En el campo se sembraba y había de todo.. Por acá no he visto persona similar a ella. Unas comadres la visitaban. Pasaban de la Unión, a Río Ranco. Mi abuelo, Francisco Imilpan, tejía mimbre. (Teresa)

Mi abuelo: Juan de Dios Figueroa, era huaso, patrón con inquilinos. De esos viejos gordos con cinturón de cuero. Era de Confluencia (Octava Región). En la mañana a todos los trabajadores les daba la “choca”, que era caldo de papas y una porción de harina tostada. Y en la tarde, a la hora de almuerzo, iban a buscar la vianda con comida. Que eran porotos, o charquicán, y una porción de cebollas. (Clara)

- Fragmentos de una infancia lejana Durante toda la primera mitad del siglo veinte, vivimos cambios importantes en nuestras identidades de origen. Hoy día, al recrear imágenes sobre nuestra niñez percibimos aspectos importantes de esta historia de transformación. “Nací en Llay Llay. Cuando estaba en la guatita de mi mamá, mi padre se fue. No lo conocí. Después de grande lo fui a conocer. Mi mamá luchó mucho; vendíamos flores, pan amasado. A mí no me gustaría ser niña otra vez. Me sentía mal, me quería ir. Trabajé desde los ocho años, ayudaba en la cocina, de empleada”. (Adriana)

Nací en Río Bueno. Tengo recuerdos muy bonitos de mi infancia. Me crié con mis abuelos/as porque era hija de padres separados. (Teresa)

Nací en Tomé, en 1932, tengo 77 años. Crecí con mi abuela: Maria Santos Espinoza. Era amorosa. Quedó viuda joven. Crió 5 hijos. Soy de familia numerosa. Mi madre se llamaba Gumersinda Sepúlveda, y mi padre: Nicanor Torres. Poco puedo hablar de él porque se separaron cuando yo nací. Mis abuelos paternos eran de Mulchen, y la materna también. Mi abuelo, Fidel Sepúlveda, creo que era mueblista. (Buby)

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Cuando mi abuelita dio a luz (en su casa), viene mi abuelo a caballo y se mete en su pieza. Con el susto le vino una hemorragia, duró tres días, y murió. Como su padre era un hombre que andaba de un lado para otro, mi papá quedó ahí. La tía juanita lo vio llorando y se lo entregaron. Ahí empezó a cambiar la vida de mi papá. (Luisa)

Nuestra relación con la escuela en este tiempo, es débil todavía. Reconocemos eso sí, que las situaciones son dispares entre nosotros. “Fui a la escuela Nº 2 de mujeres de Tomé. Después fui a un colegio particular. Ahí estuve hasta cuarto. No fui al Liceo, porque (decían que) las niñas salían embarazadas. Me mandaron a estudiar de modista. Y trabajé de modista”. (Buby)

A la escuela fui muy poco. Una por la lejura, y había que trabajar. Los mayores estudiaron poco Yo empecé a trabajar a los siete años. Andábamos a patita pelada. Es que éramos pobres. La vida era muy dura. Faltaba la goma, el lápiz. Yo fui a la escuela 159, en calle Díaz de Villa Alemana. (Carlos)

- Nuestro camino hacia ciudades de Valparaíso En muchos casos, nuestro camino a la ciudad fue un proceso con escalas. De hecho, antes de llegar a la Quinta Región y de asentarnos en Villa Alemana, transitamos como un grupo disperso de peregrinos que fue desplazándose por distintas ciudades. “Cuando nos fuimos de Llay Llay, nos vinimos a Los Andes, a orillas del río porque no teníamos donde vivir. Después nos fuimos a Valparaíso, y vivimos en una rancha”. (Adriana)

En la Décima Región (en Río Bueno), estuve hasta los 19 años. De ahí a Osorno. Y después, a Santiago. Más tarde a Viña del Mar. (Teresa) De niña yo vivía en Concepción. Me acuerdo que había unos carros en vez de micro. Mi papá salió de allá y llegamos a Quillota. Después trabajó en el agua potable. Vivimos en Limache. (Madre de Patricia)

En este tiempo, como grupo humano estamos siendo parte de procesos -más o menos acelerados- de transición cultural. Nos vamos convirtiendo en parte de la historia de los nuevos rostros que poblaron las ciudades de la Región de Valparaíso en el siglo veinte. “Mis padres son más “campechas”. Mi madre era de Doñihue, y mi padre de Navidad, cerca de Pichilemu. Vivía entre la mar y el campo. Después se vino a Valparaíso Yo nací en Valparaíso, en 1954, vivimos en el cerro Yungay, calle San Juan de Dios, cerca de la avenida Alemania.”(Pedro) - Nuestro arribo a Villa Alemana En Hijuelas Grandes, aún cuando hallamos vecinos con residencia anterior a la década del cincuenta en Villa Alemana, sabemos que el arribo a la comuna lo hicimos, sobre todo, de mitad del siglo XX, en adelante. A partir de entonces, pasamos a formar un referente de población que aportó trabajo y desarrollo a una ciudad que por largo tiempo mantuvo un bajo crecimiento demográfico en la Provincia de Valparaíso.FP

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5P El gran crecimiento demográfico es más bien un fenómeno del último cuarto del siglo XX. “Hasta 1982 la comuna de

Villa Alemana contaba con poco más de 55.000 habitantes. En 1992, superaba los 77.000 habitantes. El año 2002 se acercaba a los 100.000 habitantes”. En: http. // es.wikipedia.org/wiki/Villa Alemana. 21 /12/2009.

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Hacia mitad del siglo XX, Villa Alemana es una localidad que está alejada del dinamismo y progreso que hace atractivas a ciudades como Viña del Mar y Valparaíso. Y durante gran parte de este siglo, la comuna se posiciona en el imaginario regional como un lugar de “buen clima”, benéfico para la salud, y como “ciudad dormitorio”.FP

6 En Hijuelas Grandes, registramos testimonios que avalan dicha imagen de la comuna. Siendo también una causa directa de arribo al sector. ”Nos vinimos a Villa Alemana porque a mi papá le gustó este clima. Era jubilado de Aduana. Yo tenía ocho años cuando llegué a Hijuelas Grandes. Era un clima hospitalario, y esa fue la razón principal”. (Pedro).

Llegamos de Reñaca. Nos vinimos por razones de salud a Villa Alemana. Llegué acá por un asma crónica, el médico dijo que teníamos que irnos a 20 kilómetros de Viña. Ahí se acordaron que tenían este terreno. Llegamos donde un familiar. De ahí mi papá empezó a construir. Yo soy hijo único, porque mis padres se casaron viejos. Era enfermizo. Nací el 52, y llegamos el 59. Tenía ocho años. (Alfonso)

Pero, también encontramos situaciones familiares específicas. “Él se vino de Salamanca porque quedó viudo, con once hijos. Teníamos una prima acá, la Rocío, y llegamos ahí primero. Cruzábamos el cerro para ir al lugar donde mi papá había comprado”. (Miriam) En todo caso, la motivación de fondo estuvo dada, sobre todo, por la posibilidad concreta de acceder a un terreno “propio” donde vivir. Porque ello significaba asentar bases para realizar un proyecto familiar más definitivo. “Mi papá después conoció a mi mamá (en Valparaíso). Y de ahí, se vinieron a Villa Alemana. Mi mamá conoció a un caballero que vendía terrenos. Se comunicó con él, y como ella anhelaba tener su propio lugar.” (Luisa). - Trabajo en la ciudad y proyecto de vida familiar Hacia fines de los años cuarenta, muchas de nuestras familias ya se habían desplazado por el país, y habían experimentado alguna reconversión laboral. En este periodo se masifica la población urbana y se genera una situación en que, a partir de una inserción laboral, más o menos estable, la gente de trabajo decide proyectarse con familia propia en la ciudad. “Nos conocimos aquí en Villa Alemana. El tenía 16 y yo, 17 años Yo trabajaba como empleada, mi esposo era panificador. Trabajó en Villa Alemana y en Viña del Mar”. (Adriana)

Mi papá se llamaba Manuel Leiva, era de Salamanca, y mi mamá Juana Calderón, era de Olmué. Ellos se conocieron en Viña del Mar. Ambos trabajaban en Viña. Mi papá trabajaba en una fábrica de aceite. Mi mamá, trabajó con la familia Fontaine, de mayordoma, había estudiado en las pasionistas de Limache. (Héctor)

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6P “Villa Alemana, hasta la década del setenta, era reconocida como ciudad dormitorio, en donde el clima era el principal

atractivo para recibir visitantes (o eventuales residentes)” En: http. // es.wikipedia.org/wiki/Villa Alemana. 21 /12/2009.

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El modelo familiar que siguieron fue el de tipo nuclear, donde el hombre asumió el rol del proveedor, que sale a laborar fuera del hogar, mientras que la mujer se quedó como “dueña de casa”. “¡Así es, esto! uno se casa y sigue al marido. La vida de casada fue sacrificada., pero a la vez había momentos de alegría. Tuve suerte con mis hijos, son tranquilos”. (Hildita)

Mi papá era todo para nosotros. Trabajaba de noche y dormía de día, entonces no participaba mucho en el barrio. Era dirigente en el sindicato panificador. (Gloria)

Yo no salía a ninguna parte cuando estaba mi esposo. Le tenía todo listo, su ropa, todo. Cincuenta años sirviéndole. Antes paseaba con mi marido, lo acompañaba a jugar a la pelota. También a Los Quillayes. A La Campana fuimos una vez. Mi marido me traía los sacos de harina. Yo los lavaba y hacía sabanas, todo a mano. (Adriana)

Mi papá trabajaba en Valparaíso, en la Compañía de Cervecerías Unidas. Y mi mamá era dueña de casa. (Alfonso)

Pero hubo experiencias distintas. Es el caso de hombres que ejercieron oficios o actividades económicas en forma independiente, a veces en su propio hogar. Aquí, los varones adultos fueron figuras muy presentes en las vidas de sus hijos/as. “Él trabajaba el cuero de las vacas, hacía todo lo del caballo, la montura, los estribos, los lazos. Mi papá hacía los premios de los rodeos. Teníamos una pileta, echaba el cuero cortado, para que se ablandara y con jabón gringuito lo lavaba. Incluso lo amarraba, los colgaba y los limpiaba”. (Miriam)

Mi papá tenía problemas a las piernas, tenía que estar en la casa. Él nos cuidaba a nosotras en casa. Somos seis hermanos. Mi papá tenía panales, criaba abejas en la casa. Sacaba miel y cera. Esa la vendía a los zapateros en Valparaíso. (Luisa).

De todos modos, la mención al rol productivo de las mujeres en nuestra historia debe ir más allá de lo que habitualmente se dice.FP

7PF De hecho, en nuestro barrio, hallamos a mujeres que

ejercen un extraordinario papel en el sustento de su familia.FP

8PF “Mi mamá trabajaba en

Valparaíso, en diferentes partes. Trabajaba en dos casas particulares, hacía aseo, lo que le pedían. Trabajaba a los restaurantes, hoteles. A las cinco estaba lavando. ¡Usted hubiera visto los cordeles!. Se bajaba en el paradero ocho, y se venía pa’ acá. En ese tiempo había pocas casas, ella nos llamaba y partíamos a buscarla. Siempre, las primeras frutas del año, eran pa’ nosotros. Nunca he visto mujer más trabajadora que mi mami”. (Luisa)

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7P Porque, en términos históricos, reconocemos que “en Chile, la “clase obrera” fue siempre una fracción de la clase

popular, y que un amplio grupo de mujeres de pueblo permanecieron durante gran parte del siglo veinte, como lavanderas de ropa ajena y del planchado, o sirvientas y nunca alcanzaron la condición obrera en sentido estricto”. Garcés, Mario: “Tomando Su Sitio”. LOM Editorial, Santiago de Chile, 2002 P

8P En la historia social de Chile, muchas mujeres fueron también “protagonistas del movimiento de

pobladores/as, en los años sesenta. Algo parecido ocurrió con los “trabajadores por cuenta propia”, maestros en oficios o, trabajadores temporales. Muchos de ellos fueron dirigentes vecinales de los años ’60 y ‘70”. Ver en: Garcés, Mario: “Tomando Su Sitio”. LOM Editorial, Santiago de Chile, 2002

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Familia de Hijuelas Grandes, años sesenta.

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CAPÍTULO TRES

EL PASO DE HIJUELA A POBLADO URBANO

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III.- EL PASO DE HIJUELA A POBLADO URBANO - Primeras imágenes del lugar

“Mi padre se vino a Huanhualí en 1935. Llegamos donde ahora está la población Dinamarca. Eso era un viñedo, de Eliseo Jara y de Carlos Valera. Todos llegábamos al fundo Huanhuali, de Julio Aparicio S., Ministro de la Corte de Apelaciones. Después, don Julio vendió al señor Cordero, y éste, a Olivarí. Yo le trabajé a don Vittorio Olivarí en las bodegas. Me emplearon para cuidar animales”. (Carlos) “En ese tiempo, para arriba, pasaban muchos ‘linguera’, o ‘andantes’, que pedían agua, y comida. Iban a trabajar a los fundos. Estaba el fundo: Lo Moscoso, Los Molles, La Retuca. Aquí (Hijuelas Grandes) era un peladero no más, Rosenquist: viñedo, Riseto: viñedo, toda esa parte era de Gustavo Lamper. Estaba la Quinta Martínez, que era una casona, una bodega, hacían vinos. Para acá, el señor Schroeders que compró todo este predio hacia el fundo Huanhualí. Era un alemán que arrancaba de la guerra. Yo conocí a las hermanas. Todo esto eran viñedos. Junto con nosotros llegaron familias árabes, eran como cinco hermanos”. (Carlos)

En las imágenes primeras del sector, hallamos un paisaje, una actividad, y una forma de vida, de tipo rural. Una producción ligada al sistema de peonaje. “Yo empecé a trabajar a los siete años, recogía ‘sarmientos’ (de parras). Así gané mis primeros ocho pesos. Andábamos a patita pela’. Antes la vida era muy dura. Había trillas. Andaba a caballo. En la noche no se podía salir porque era una boca de Lobo. Nos bañábamos en los esteros y jugábamos a la pelota. (Carlos) - El paisaje y la gente de los años cincuenta Durante la primera mitad de la década del cincuenta, todavía vemos en el sector cierta producción hortofrutícola y vitivinícola en los predios. “Don Vitttorio explotaba el fundo y vivía allí. Se cultivaba de todo: verduras, tomates, cebollas, uvas, y tenía trigo. Iba a vender al puerto” (Héctor). Aunque se observa también la producción de auto-sustento en pequeñas parcelas. “Mi papá fue agricultor, compró un terreno de cuatro mil metros y se hizo un ranchito, con barro. Éramos 10 hermanos”. (Carlos) Este es el tiempo donde aparecen los primeros colonos, que inician el poblamiento del lugar Las descripciones que realizan vecinos antiguos del sector nos ilustran sobre el paisaje y la gente que había: “Hijuelas Grandes es una población donde la gente empezó a llegar en los años cincuenta. Mi familia llegó en 1953. Esto estaba en altura, era como un oasis. La gente fue sacando los espinos y empezó a construir sus casas. En lo que es hoy la Población Dinamarca, había una parcela de una familia árabe. Al otro lado, el fundo de los Prado. Al Oeste, Rosenquist. Hacia abajo, los Faúndez. (Héctor). Poco a poco, el lugar empezaba a cambiar.

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En este ambiente rural, con vegetación nativa, conejos, y aves de campo, se instalan las primeras familias de colonos.FP

9PF “En esos años, íbamos al cerro a buscar leña. Como oscurecía

temprano, no había electricidad, y los caminos eran muy solitarios, las personas que trabajaban fuera de la comuna, trataban de regresar a sus hogares lo más pronto posible”. (Héctor) Al conversar con gente antigua del barrio nos enteramos que, al principio, fueron sólo cinco familias las que llegaron al sector. Dicen que las casas eran modestas, casi todas de adobe. Pero que hubo una gran riqueza humana y vecindad. Por eso, cuando llegaron después otras familias, “todas se abocaron a darles la bienvenida. Les decían: yo le guardo sus cosas. Ellos se ayudaron a construir sus casas. Y cuando salía la mamá a trabajar afuera, las mismas vecinas les cuidaban a los niños. Hay muchos recuerdos de gente así” (Taller de Mosaico) - El Acceso al terreno El hecho puntual que explica nuestra presencia en “Hijuela Grande”FP

10PF, es el acceso de

nuestras familias a un terreno mediante la compra directa de un lote de suelo en el sector Huanhualí, de Villa Alemana, hacia finales de la década del cuarenta. “En 1948, comienzan a organizarse familias de distintas comunas de la región, para adquirir terrenos de la subdivisión en lotes de una parcela, y construir casas de acuerdo a su realidad socio-económica”. (Héctor). Según las memorias del barrio, no fuimos al principio un núcleo homogéneo concertado de antemano para poblar el sector, sino, más bien, un conjunto de personas que, de modo particular, o, a través de sus redes laborales y de amistad, se animó a comprar un terreno para contar con un lugar propio donde vivir. El encuentro grupal vino después. El hecho de adquirir un terreno no fue algo menor, pues, como señala el historiador Mario Garcés: “El tener la propiedad de un sitio ha sido una estrategia histórica de los sectores populares a lo largo de nuestro país. Constituye una reivindicación básica, resolver dónde vivir. Algo que nunca les ha sido facilitado en nuestras ciudades. Por tal razón, han debido confiar en sus capacidades para auto-organizarse, hasta lograr un “sitio” en la ciudad, y también en la sociedad”FP

11PF En el caso de Hijuelas, la compra de sitios nace en el marco de una provincia

que concentró una gran masa laboral, sobre todo, en Valparaíso y Viña del Mar, donde una parte importante de la gente requiere de una solución urgente a su problema habitacional.FP

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9P Se dice que las primeras familias que llegaron a vivir a la población fueron: Julio Aparicio, Familia Dadman, Manuel

Araya, Sr. Schroder, Victorio Olivares, de la Sra. Maria Aguilera, Faúndez-Correa, Ponce-Vidal, Briceño-Oróstica, Mora Marambio, Mayer-, Vergara-Lerviñanco, Leiva-Calderón, Aros-Ravelo, Cepeda –Galdamez, Guzmán-Garabito, del Sr. Ricardo Olivares, Gallardo-Martínez, Bustos-Palominos, Valdebenito-Cepeda, Araneda-Reyes, Díaz-García, Torres-Torres, Guerra-Prado, Bascur-Vera, Araneda-Henríquez, Fernández-Ugalde, Benito Estay y Familia, Sra. Ana Arancibia y Familia, entre otras. Después; llegaron las familias: Núñez-Azócar, Contreras-General, Fuentes-Garrido, Ponce-Quezada, González-Baeza, Hernández- Pajarito, Páez-Cádiz, Lillo-Ramírez, Aguilera-Santander, Beyler-Bravo, Juan Galvez y Familia, Chila-Valenzuela, Julio Reyes y Familia, Ramón Núñez y Sra., entre otras. Ver en : texto de Héctor Leiva. “por Los Orígenes de Mi Barrio Hijuelas Grandes y de sus Organizaciones. Deportivo “La Cruz del Sur. s/r. P

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11P Garcés, Mario: Prólogo a estudio: “Toma de terreno de Viña del Mar: los poblantes del siglo XXI”. I. Municipalidad de

Viña del Mar. Dirección de Desarrollo Comunitario. Mayo, 2004.

10P Corresponde a la denominación que aparece en documento de compra venta de los lotes parcelados.

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12P Hacia fines de la década del ‘40, Viña del Mar, cobijaba un agudo conflicto social por causa del déficit de viviendas

“En Viña del Mar hay 80.000 personas aproximadamente, de las cuales, según antecedentes de las juntas vecinales y el Frente de la Vivienda, 10.000 personas se encuentran viviendo de allegados a otros arrendatarios, o bien, en las partes casi inhabitables de los cerros”Diario “El Mercurio de Valparaíso”, 4 de junio de 1947

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El vendedor del suelo fue; “Carlos Villalobos Quesada, dueño de la parcela ubicada en el sector Sur de la Población Huanhualí, cuyos deslindes eran: al Sur con la parcela de la familia de María Mafut, al Oriente con el fundo Rosenquist, al Poniente con el fundo de la familia Schroeders, al Norte con la población Huanhualí” (Héctor). Villalobos, había adquirido la propiedad en 1948, a doña Elena Solar, viuda de Brice. Ese mismo año, ofertó lotes de 300 metros 2.FP

13PF

En verdad, este hecho fue una práctica común entre quienes vieron en esto, un lucrativo negocio, en que se especula con la compra/venta de terrenos -sin urbanizar-. Ello se dio en varias comunas de la provincia.FP

14PF El destinatario principal de esta oferta fue la gente de

trabajo que buscaba un sistema que les permitiera pagar en cuotas el sitio. La oferta de los terrenos se hizo sobre todo en Viña del Mar y Valparaíso. La opción de sitios a precio asequible entusiasmó a una serie de compradores/as. La vecina María Luisa Martínez, por ejemplo; comprometió: “400 (pesos) al contado al suscribir este documento, y el saldo 11.600 (pesos), en 29 cuotas mensuales iguales y consecutivas sin intereses. La escritura definitiva se suscribirá en Valparaíso, con el notario Jorge Alemparte”.FP

15PF Pero la

compra del sitio dejó a cargo de nuestras familias el costo de la urbanización. Tal como lo dice el contrato de la señora María Luisa: “El comprador se obliga a cancelar por su cuenta, cuando sea oportuno, todos los gastos que demanda la urbanización del terreno y los servicios de luz, agua y alcantarillado, o cualquier otro tributo o reglamento municipal vigentes”.FP

16PF

- Eran loteos brujos La forma que tomó el proceso de compra/venta de sitios en la fase original del poblamiento de Hijuelas Grandes, estableció el hecho de que nuestras familias habían sido objeto de una estafa. Para entonces, nuestra población se hallaba en la condición de “loteos brujos”, lo cual significaba que no nos daban los títulos de dominio ‘en forma’, y, por ello; teníamos limitaciones para gestionar la urbanización ante los organismos públicos. En esta dinámica se hizo presente también, la figura del ‘intermediario’. “Mi hermano loteó esto. Pero, qué pasó. Pasó que el ‘Pepe’ vendía y costaba un siglo que Carlos Villalobos le entregara la escritura y el que compraba tenía problemas con mi hermano. La alcaldesa de ese tiempo, Delia Salinas, decía que no había impedimento. Los lotes eran de 300 metros, pero sin luz, agua, alcantarillado, vereda, nada. Yo le compré a mi hermano, José Araya Cabello, él fue dueño de 7000 metros de terreno, le compró a María Faúndez. Él era dueño de este lado y Las Mercedes. Don Carlos le pasaba terrenos a mi hermano, que era corredor. (Carlos)

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14P En Viña del Mar, casi todo el poblamiento original del cerro Forestal, y otros, se produjo en base a la venta de terrenos

(sin urbanizar) que hicieron particulares a grupos de familias trabajadores de la zona, durante las décadas del ’40, y ‘50. Ver, entre otros: Achupallas, historia de Muchas Manos, CICU, Viña del Mar 1998. También en: “Toma de terreno de Viña del Mar: Los Poblantes del siglo XXI”. Ilustre Municipalidad de Viña del Mar. Dirección de Desarrollo Comunitario. Mayo, 2004.

13P Según escritura de 1948, ante el Notario, don Jorge Alemparte.

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15P Contrato de compra de terreno de la señora María Luisa Martínez P.. Propiedad que se denomina Hijuela Grande. El

sitio, fue inscrito en el Registro de Propiedad A F/s. 945, Nº 1371. Firmada en Limache, el 6 de septiembre de 1955. Anotada en el Repertorio con el Nº 2382. P

16P Ibíd.

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En realidad estábamos en ‘zona verde’. Y todavía éramos un lugar alejado de los sistemas de urbanización de la comuna. Según antiguos vecinos, todo esto, se tradujo en una larga disputa judicial. “Después que compran se dan cuenta que eran “loteos brujos”. Hay un juicio contra Villalobos. Comienzan a pelearlo judicialmente. Contratan al abogado González, que ayudó a la gente. Se gana el juicio y ahí pudieron legalizar estos lotes, de 10 x 30” (Alfonso). Visto a la distancia, fue este hecho el que motivó a los primeros colonos a organizarse. La lucha por los títulos de dominio estimuló su movilización. “En esa época eran unas batallas campales contra los dueños, que tenían oficina en el centro. Se le hacían “funas”. Hasta que se aburrieron. Fue una labor constante contra los dueños que hicieron una estafa. De eso, hablamos de los años 50. Cuando nos vinimos ya estaba en proceso de legalizarse las escrituras” (Alfonso). Y en torno a esta experiencia, se forjaron amistades que perduraron en el tiempo. “Mi padre con don Oscar Saavedra, se hicieron amigos en las peleas por los terrenos. La familia de don Pedro Faúndez, que vive en Porvenir Sur, estuvo metida en esta lucha. Ahí, en el negocio de la señora Elvira, vive su hijo. Era parte de la directiva. Mi padre era secretario”. (Alfonso) - Tiempo de pioneros (1950 – 1968)

Nuestra primera etapa de poblamiento en Hijuelas Grandes, si bien la vivimos como un tiempo de aislamiento geográfico, respecto al centro de Villa Alemana, la recordamos también como aquella época –inolvidable- en que fundamos nuestra propia comunidad. De los primeros años, recordamos algunos obstáculos que enfrentamos:“Cuando llegamos había familias, pero era un peladero, había solamente árboles Mi esposo trabajó para levantar una mediagua. No había luz, ni agua. No había nada. Mi suegro vivía en El Bajo” (Adriana). La soledad del paraje, las distancias respecto a las zonas más pobladas, la falta de agua potable, electricidad, y locomoción colectiva, constituyeron serios desafíos para quienes buscamos establecernos como población.“Cuando tenía mis hijos chicos acarreaba agua en baldes. A ella (su hija) le tenía un tarrito chico. Todo fue sacrificio”. (Adriana) Hasta mediados de los años sesenta, Hijuelas Grandes, todavía mantiene cierto aislamiento respecto a los referentes de progreso urbano. “No había locomoción. Lo que es Huanhualí, era un camino de tierra. Uno bajaba en el centro y, a patita pa’ arriba. Donde está la Población Kennedy, era cerro”. (Alfonso) En el caso de las ‘dueñas de casa’, la vida resultó muy difícil para efectos de cuidar y criar a los hijos. “Cuando nos tocaba médico, teníamos que salir caminando. Nos íbamos a pié a Peñablanca, a Puente Negro, era lejos. Me sacrifiqué harto por mis niños. Todo era más sacrificado: lavar, cocinar”. (Adriana) - Las primeras viviendas El rasgo histórico que dio su carácter a nuestro barrio fue la auto-gestión de vivienda y espacio urbano. Dicho carácter, se sustentó en el esfuerzo propio, la acción colectiva, y la forma en que dispusimos nuestros recursos para el éxito del proyecto.”La casa de adobe la hizo mi papá y mis hermanos. El venía con la idea de allá porque en el norte siempre han existido casas de adobe. Vino un hermano mayor y la hicieron. (Miriam)

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La casa antigua de mis papás, esa era de adobe, nosotros hacíamos, barro con agua y pasto. Todos ayudamos a pisar el barro, los seis hermanos. Después del terremoto (1985) la casa se sentó, vinieron de la municipalidad y mi marido la echó abajo. Después mi marido comenzó a construir. Esta casa la hicimos nosotros. (Luisa)

La casa la hizo mi esposo. Él fue parando los ladrillos. El día sábado le ayudaba su papá. Todos fueron aprendiendo a pegar ladrillos. (Adriana)

- El déficit urbano Tal como se dio el desarrollo en Hijuelas Grandes, implicó no sólo resolver el problema de vivienda, sino, que, también; una serie de necesidades de urbanización. “Para el agua teníamos pozo, como de 15 metros de profundidad. Pero el agua no servía para la comida, sólo para las plantas. La sacábamos con baldes, para lavar, y las plantas. Había un vecino con pozo de buena agua, Juan Bustos (ya fallecido). También se buscaba agua donde Benito Estay. No había luz. Nos alumbrábamos con lámparas de parafina”. (Hildita)

Trabajábamos los sábados y domingos y ayudábamos a los vecinos. En esa época nos colgábamos porque no había luz en los domicilios. Después se normalizó. Todas las casas teníamos pozos de agua. Mi papá hizo el pozo y nunca encontró agua. Hasta que un día trajo a un amigo y con estas varillas de sauce encontró agua. (Alfonso)

- El sello rural del tiempo fundacional Pese a que nuestro sentido de arraigo pareció buscar la ciudad, reconocemos que en Hijuelas Grandes hicimos un guiño a este movimiento manteniendo, por largo tiempo, un marcado aire de campo. De hecho, casi toda la etapa fundacional es reconocida por nuestros vecinos como: más rural que urbana. “Mi padre me arregló una bicicleta, era el único medio de transporte Él también tenía una y viajaba al centro a tomar el tren a Valparaíso”. (Alfonso)

En ese tiempo uno se demoraba media hora, o tres cuartos de hora, para llegar al centro de Villa Alemana. Todo a pié, no había locomoción colectiva. Era la población más alejada del centro hacia el sur. Junto con la Población Prat. (Héctor).

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Las peleas de gallos: “Aquí había un ruedo para “peleas de gallo” donde don Carlos Briceño, que vivía en calle Independencia. Era todo un suceso los días domingos, cada quince días. Yo era cabro, iba a mirar. Llegaban autos de Limache, Quillota, El Belloto, Valparaíso. Yo miraba a los gallos como si fueran actores de cine: ¿Se podrán tocar? decía yo. Ya después fui aprendiendo. Es bonito sacar un gallo bueno”. (Pedro) Bañarse en el Tranque: “En verano, las familias iban a pie a bañarse y a pasear al Tranque Recreo. Era un lugar hermoso, rodeado de áreas verdes: eucaliptos, boldos, sauce. Se aprovechaba de buscar yerbas para curar enfermedades estomacales. De regreso nos pillaba la oscuridad, lo que era muy agradable, ya que el resplandor de la luna nos permitía contemplar la soledad y tranquilidad de las noches en los parajes del cerro”. (Héctor) Aves y animales: “En las casas tenían gallinas, patos, chanchos, caballos. La familia Mora tenía Vacas, antes había que buscar el sustento pa la leche, había gente que iba a buscar leña al cerro para hacer pan amasado en hornos de barro. Era una vida rural, incluso era la población más lejos del centro hacia el sur, junto con la Prat”. (Héctor) Nuestra transformación a la vida urbana, fue lenta y gradual. Al principio no hubo apuro. “La señora de la familia Mora, tenía unas vacas, íbamos a comprar leche, a esa casa. Y conocí lo que era tomar leche al pié de la vaca” (Alfonso). Esto fue así, hasta fines de los sesenta, porque imperó cierta lógica de auto-sustento. “Aquí mi papá compraba animales, los mataba, los colgaba, los limpiaba. Se mataba chancho, siempre se hacían prietas, arrollados”. (Miriam) - Primeros síntomas de adelanto Hacia fines de la década ‘50 y comienzos del ’60, en Hijuelas Grandes somos testigos de algunos adelantos en el equipamiento del lugar. “Antes, ponían luz en las esquinas, era un palo con cuatro medidores. Eran medidores colectivos. Ahí había problemas con los famosos tambores. Cuando llovía se metía el agua por las cajas de maderas” (Miriam). Su expresión es modesta todavía, si lo vemos con los ojos de hoy. Pero, para nosotros, fueron un gran acontecimiento. “El primer negocio fue “El Pensamiento” de don Braulio Ponce. Quedaba en Gómez Carreño. Después, fue “El Curicano”. Era Restaurante y Quinta de Recreo”. (Héctor) Comenzamos a transformar nuestro territorio, abriendo relaciones con actores públicos que apoyaban nuestras demandas urbanizadoras. “Se creó la junta de vecinos y se hicieron contactos a nivel regional porque en la municipalidad no había plata. Todo era regional, incluso había que ir a Santiago. El que cooperó mucho con la población fue Luis Guastavino, y los alcaldes Galleguillos, Muñoz Vega, Composto. Y don Vittorio Olivarí” (Héctor)

Partió primero la lucha por el alumbrado de calle. Luis Guastavino, que en esa época era diputado, hizo mucho por el alumbrado de calle. Después se luchó por el agua. Recuerdo a los pobladores a chuzo y pala para la zanja de la red del agua. (Alfonso)

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Por gestiones de la Junta de Vecinos de la época, presidida por don Raúl Guerra, en Santiago, ante el Presidente de la República, Eduardo Freí Montalva, con apoyo de Diputados del distrito, y de Vittorio Olivarí, se logró recursos para alumbrar las calles principales de la población, y agua potable. Trabajos efectuados por los propios vecinos, salvo las conexiones.FP

17PF

En todo caso, hacia fines de los años sesenta la expresión social de nuestra cultura local, todavía era reconocida como rural. “El Club jugó con el Hogar (Van Buren) de Peñablanca. Teníamos buenos jugadores, y ganó La Cruz del Sur. Entonces ellos decían: ¡oye! los huasos juegan bien a la pelota”. (Pedro). Pero esto fue algo que siempre supimos sobrellevar, pues, como dice Pedro: “Uno no tiene porque renegar. Me siento orgulloso de ser huaso”.

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17P Entre los dirigentes están: Guillermo González, Ulises Mora, Jorge Vergara, Luis Fuentes, Manuel Muñoz

y señora, Reinero Fernández, Pedro Maturana, señora Clara, Guillermo Torres, Milton Muñoz, Irma Benítez, Enrique Alarcón, Manuel Gómez, Manuel Muñoz, Pedro Aros, entre otros. (Héctor Leiva)

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CAPÍTULO CUATRO

El Centro de Madres Francisco Velasco

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IV.- EL TIEMPO EN QUE FUIMOS PROTAGONISTAS En la historia de las ciudades chilenas han tenido protagonismo no sólo los gobiernos y los empresarios, sino que, también, los pobladores que han resuelto por cuenta propia su déficit habitacional. Y en Hijuelas Grandes, hemos sido constructores de vivienda, de vida comunitaria y de ciudadanía. En términos históricos, nuestra producción urbana ha sido un aporte significativo al desarrollo de Villa Alemana. “Las poblaciones (Hijuelas Grandes), Prat y Peumo extendieron los dominios de la comuna hacia el sur”.P

18PF PFP

- El espíritu comunitario Algo destacable en nuestra historia local, es el carácter participativo y comunitario que tuvo el proceso de poblamiento que hicimos en las décadas del cincuenta y sesenta. A la matriz de este espíritu colectivo, concurren: la movilización para exigir la entrega de los títulos de dominio, el modo en que enfrentamos el aislamiento geográfico-cultural, la forma de encarar la urbanización; el contexto nacional que promueve la participación popular, y, nuestra temprana organización vecinal. “Se fundan organizaciones que reflejan la concreción de la vida barrial y de acceso a equipamiento básico de educación y culto. En 1958 se funda la Escuela Particular Gabriela Mistral Nº 151. A comienzos de la década del ´60 se funda la capilla San José Obrero y el Club de Rayuela Estrella Polar. En esa misma década nace el Centro de Madres Francisco Velasco y el Club Deportivo Cruz del Sur”.FP

19 En todo caso, la comprensión del espíritu comunitario del barrio, en su fase germinal, no debe pasar por alto la presencia de expresiones que reproducen valores como la solidaridad, la organización y la acción colectiva. Entre ellas, entidades religiosas y políticas, así como experiencias de una vida rural tradicional. “Allá en Salamaca, dicen que mi mamá (Emilia del Carmen) siempre que mataban animales, repartía a todos los conocidos y vecinos de ahí” (Miriam)

En la capilla José Obrero, también la gente fue fundamental. Comenzó a funcionar en calle Santa Filomena, en una ramada, y después se trasladó a donde está ahora, en una mediagüita. De a poquito llegó a lo que es ahora. En, los adelantos de, la capilla la gente hizo muchas cosas. (Héctor)

Este barrio siempre fue comunitario. Nos juntamos y decimos: ¡Oye! los viejos que hacían buenas fiestas. La Estrella Polar era gente más de izquierda. Los cumpleaños que celebrábamos con ellos, y el Dieciocho. Íbamos a marchas. De repente don Ulises decía: vamos a acompañar al “Chicho”. Y la gente acompañaba. (Pedro)

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18P “Por la inmigración campo ciudad (entre los años ‘50 y ’70), y por la erradicación de campamentos desde

la capital, en los ochenta, Villa Alemana se empieza a poblar en sectores que antes no eran urbanos”. Actualmente la comuna tiene una densidad de 1.197,7 habitantes por kilómetro2. Posee una población masculina de 56.191 habitantes y femenina de 59.378. Es la tercera ciudad a nivel nacional con mayor crecimiento demográfico. Ver en: Villalemaninos.cl. Miércoles 28 de enero de 2009, 16:22 hrs. P

19P Informe Programa Quiero Mi Barrio. I Municipalidad de Villa Alemana, 2009.

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- Felicinda: primera estudiante de la Escuela Gabriela Mistral Tras el proyecto de desarrollo de Hijuelas Grandes, hubo una lógica de auto-gestión, fundado en el esfuerzo propio, la autodeterminación, y la acción individual y colectiva de los vecinos.”Todo fue sacrificio de ellos. Ellos pagaron y trabajaron por el agua, y el alcantarillado. Mi esposo, decía que ahora a la gente no le cuesta tanto” (Adriana). Pero, más allá de advertir que en ese tiempo, ‘ellas’, también jugaron un rol relevante: “Mi mamá nos hacía todo: el jamper, las camisas. Destejía un yérsey y lo tejía para otro” (Gloria); queremos destacar que la auto-construcción abarcó mucho más que la vivienda.

La Escuela Gabriela Mistral fue gestión de los vecinos: Bustos, Mora, Vergara, Guerra, y Briceño. Éramos chicos, y las escuelas estaban lejos, había que viajar al centro. Por eso se formó la escuela. Felicinda Bustos, fue la primera alumna. Mi hermana mayor partió ahí. La escuela funcionó unos años, después se fue a calle Huanhualí. Fue como subvencionada. Con aporte de los vecinos y del Gobierno. Los vecinos aportaban. Se hacían actividades para reunir plata. Para comprar los ‘asientitos’ Vittorio Olivarí hizo un préstamo, y después se le devolvió. (Héctor)

Bajo esta lógica nuestro barrio logró una notable singularidad, afirmada en la iniciativa propia y el carácter participativo de los vecinos. A medida que consolidamos nuestro proyecto, incrementamos nuestra conciencia de soberanía. Por eso, quienes vivimos este periodo, recordamos nuestra inserción en la dinámica y los espacios que generamos. - La Junta Vecinal: “Era gente preparada”FP

20PF: Fue ésta, un pilar fundamental en fase de

desarrollo del sector y la comunidad durante las primeras décadas del poblamiento.“Ya instaladas las familias en 1955, se organiza la Junta Vecinal Hijuelas Grandes. Por su capacidad de gestión logra obras de adelanto en la comunidad. En 1963 se instalan luminarias y servicios básicos de agua potable, siendo los vecinos partícipes con su mano de obra”.FP

21 - El Club de Fútbol La Cruz del Sur: “El que le puso el nombre fue el Wily Torres. Estábamos conversando, y el estaba mirando el cielo y dijo: ¿Por qué no le ponemos La Cruz del Sur?. Se propuso, y así quedó. Ahí jugaban los Ponce, Los Núñez, los Cofré, los Fuentes. Muchas veces se ganaron campeonatos de la comuna”. (Alfonso)

Aquí el que la llevaba era el Cruz del Sur. Acá se celebraba el 18 de Septiembre, se hacía reinado. Lo más importante fue el Cruz del Sur. Don Lalo Ponce fue un gran incentivador del Club. La familia Fuentes, también. Y los Cofré., Después pasamos a la Asociación de Fútbol. (Pedro)

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20P Se organizan como Junta Vecinal, Población Hijuelas Grande. Eligen como dirigentes a: Raúl Guerra, Víctor

Valdebenito, Juan Bustos, Alfonso Gallardo, Carlos Briceño y otros. De ese tiempo se recuerda también por su aporte a: Guillermo González, Ulises Mora, Jorge Vergara, Luis Fuentes, Manuel Muñoz, Reinero Fernández, Pedro Maturana, Señora Clara, Guillermo Torres, Milton Muñoz, Señora Irma Benítez, Enrique Alarcón, Manuel Gómez, Manuel Muñoz, Pedro Aros, entre otros. En: “Por los Orígenes Históricos de Mi Barrio Hijuelas Grandes”. Héctor Leiva. s/r. P

21P Informe Programa Quiero Mi Barrio. I Municipalidad de Villa Alemana, 2009

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Capilla San José Obrero: “La capilla San José Obrero, se le puso así porque era gente de trabajo la que participó. Los días domingo, después de misa, se hablaba de “los varios”. Se decía, por ejemplo, hay que terminar tal parte, y traían tres planchas, y otro, tres ladrillos. Era como ir a la misa y, después, una gran conversación de algo del barrio”. (Luisa)

En ese tiempo, no eran muchos los católicos. Los varones se nombraban ateos. Primero se hacían misa en la escuela Huanhualí. La primera capilla era una ramada. Mis padres se hacen conocidos de los Faúndez, que donan un terreno con el propósito de crear una capilla. (Alfonso)

El Club de Rayuela: “Se llamaba Estrella Polar. Recuerdo que mi papi recibía a la gente con esa copa, la tomaba de abajo y la llenaba de vino con frutilla, era famoso porque era dulcecito, él ponía bancas y mesa y aquí se sentaba la gente. Yo me acuerdo que mi papá iba a jugar afuera, o sea, venían a practicar y de ahí salía a los torneos”. (Luisa)

En ese período todos eran una familia. Los jóvenes eran del club deportivo, en la Junta de Vecinos, la gente mayor; y las mujeres en el Centro de Madres. Había también un Club de Rayuela: “La Estrella Polar”. Lo constituía la gente mayor que le gustaba la rayuela. Funcionaba donde la familia Mora, en Porvenir Sur. (Héctor).

Así fue naciendo una comunidad que en los recuerdos actuales, la reflejamos plena de valores y matices afectivos. “Me acuerdo que hacían reuniones del Cruz del Sur aquí. Mi hermano Jorge fue presidente del Club. En la casa mi mamá les prestaba el living” (Luisa). Esta cercanía cotidiana cimentó una cultura solidaria que trascendió en la vida de aquellas generaciones. “En esos años la gente del barrio, era muy unida y solidaria, por lo que cada vez que una familia tenía problemas., todos los vecinos colaboraban para llevarle una ayuda económica, ya que: todos éramos una sola familia” .(Héctor) - El ‘consultorio’ de Hijuelas Grandes: “Funcionaba ahí, donde la familia Vergara. Al ladito se habilitó una pieza, y atendía el doctor. Venía gente de los fundos, de Ojos de Agua, de Alto del Yugo, de todas partes. El doctor Francisco Velasco iba una vez a la semana a atender a la población, gratis. Él llevaba los medicamentos” (Héctor)

Todos nos fuimos a atender ahí. Venía aquí a ver al paciente. En ese entonces, hacíamos una colita chica y nos atendía el doctor. Atendía a todos. Este era uno de los barrios que tenía atención médica. A nosotros nos atendía el doctor Velasco. (Pedro)

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- Memoria e identidad En Hijuelas Grandes fuimos constructores de un modo de vida que nos generó experiencias inolvidables. “La escuela Gabriela Mistral, era como una escuela hecha de la nada, era casi una ruca. Así de precaria. La señora Felicinda, nos dijo que era importante recordarla. Entonces se hizo un mural para recordarla”. (Taller/Mosaico).

Mosaico, año 2009. Recuerda a la primera escuela del barrio Fuimos protagonistas de una identidad auto-construida. De una cultura que hicimos a pulso, y, a punta de amistad. “Para el agua y el alcantarillado, cada vecino tuvo que hacer la excavación frente de su casa. Tuvimos que hacer a pala y chuzo las zanjas en el sector. Después la población se organizó para el recorrido de buses a Valparaíso. (Héctor). Y pese a las carencias y nuestra lejanía inicial con el centro de Villa Alemana, surgimos como genuinos constructores de barrio y ciudad. Por eso, nuestros recuerdos del tiempo fundacional, casi siempre, son alegres. “El Dieciocho era un acontecimiento. Aquí lo que más se daba eran las cuecas. Era también la época de los Blue Splendor y Los Tigres. Participaban hombres y mujeres, todo lo que era la familia se reunía”. (Pedro)

Se hacían los carnavales en Vila Alemana. Las poblaciones bajaban en comparsas, carros alegóricos. Una vez, el club deportivo Cruz del Sur, cuando Edgardo Fuentes Garrido era presidente, habló con la niña Mayer. Y aceptó ser candidata y salió reina. Ella es la mamá de Marlén Olivarí. En la población se hizo la fiesta con tuti. (Héctor)

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- La locomoción colectiva

En el año 1968 se inauguró el primer recorrido de movilización colectiva que pasó por el barrio. Se hizo una colecta para atender como correspondía a las autoridades en la ceremonia. Como era una micro de 20 asientos y bien monona, se le dio el nombre de “La Pituca”. Fue un gran aporte para los residentes en las poblaciones periféricas del sector Sur. (Héctor)

Aquí la primera locomoción fue “La Pituca”. Y los González los primeros choferes. Fue todo un suceso ver ese recorrido. Cuando se inauguró, era como en las películas del Oeste, cuando viene una Diligencia. La micro, paraba en el Mercado, venía por calle Huanhualí, salía a calle Porvenir,-nuestra principal arteria, se iba por calle Hipódromo, pasaba por calle Prat. Y de allá, volvía al Mercado, al centro de Villa Alemana. (Pedro)

En 1970, se inauguró el Recorrido de Buses Intercomunales a Valparaíso, con una gran ceremonia que se realizó en el Fundo de Vittorio Olivari, llevándose ese día a todos los asistentes a dar una vuelta al Puerto. Los buses salían de la Población Prat, pasando por Rosenquist, sector Huanhualí, Troncal rumbo a Valparaíso. Esto nos permitió movilizarnos en forma más expedita a lugares de trabajos y estudio. (Héctor)

- Memorias juveniles Quienes vivimos nuestra juventud en Hijuelas Grandes, fuimos testigos de una convivencia afianzada en diversos espacios sociales. Éramos jóvenes que nos conocíamos desde niños/as. Por eso, nos sentimos llenos de lugares comunes. El club deportivo, fue sin duda, nuestro principal referente de participación. Pero, en ningún caso, nuestro único lugar de recreación y de expresión. El barrio se llenaba de música: “Donde Moroco, venían compadres a cantar boleros. Había una pérgola. Llegaban, y Moroco los acompañaba. Era buen guitarrista. Como él era enfermo de una mano, nosotros le armábamos los equipos. Después éramos los invitados. La música era: ¡olvidate!. Un día llegó Lucho Zapata a cantar, que era el boom. Todo un suceso. Tocaba igual que los Ángeles Negros. Moroco acompañó a Cecilia, Ramón Aguilera, Jorge Farías. Así teníamos acceso a la música de entonces. ¡Como era campito! venían pa’ acá puh”. (Pedro) El Teatro Pompeya: “En esos años los jóvenes bajaban en grupos, especialmente los fines de semana, a ver películas al Teatro Pompeya. A consumir y escuchar música en los wurlitzer, en la famosa Fuente de Soda “La Eva”. A fiestas en locales. A altas horas de la madrugada regresaban haciendo travesuras en las casas por las que se pasaba”. (Héctor) La fiesta: “Para Fiestas Patrias, se hacían ramadas y juegos populares. Participaba la población completa, había una unión muy grande. También en la población se hacían carnavales, candidatas a reina, participaban las tres instituciones, se hacían veladas ‘bufa’, bien bonito, en la calle Independencia, la más pareja”. (Héctor)

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Se hacia una fiesta y todos llegaban. Uno llegaba con esos discos IRT. Eran el tiempo de “los malones”. Todos aportábamos con alguna cosa. Un pan, un paté, alguna bebida. Así era la fiesta. Para la ramada del club, se arrendaba una amplificación. Y un caballero, Guillermo González hizo su propio equipo y lo facilitaba. (Pedro)

Radio y fogata: “Hacíamos fogatas en la calle. Cualquier día, cuando se reunía un grupo y tenía un comentario. Ahí era novedoso llegar con una radio. Y el típico reloj, porque no era común tener reloj. Había que estar atento a la hora, en la noche, pa’ llegar a la casa. Uno llegaba y los viejos ya estaban durmiendo. Así que, con la vela y tratando de no meter ruido.. Era el tiempo del radioteatro “Los Ofensores”. Uno andaba con una radio encima”. (Pedro) - El trabajo juvenil y las nuevas familias Este tiempo, corresponde también al periodo donde empezamos a dividirnos como grupo humano. Unos pocos son animados para seguir estudiando. Pero, la mayoría, nos vemos asumiendo roles adultos. Estamos en el mundo del trabajo y/o, considerando formar una familia propia. “En el verano de 1968, muchos jóvenes de la Población trabajábamos en los criaderos de aves de Alto El Yugo. En horario de la colación bajaban y subían corriendo, no importando los grados de calor que hacían. Hasta que un día de ese verano falleció en forma fulminante Gregorio Díaz García, un joven de la población. Era amable, siempre dispuesto a ayudar al más necesitado.” (Héctor)

Tenía puros siete cuando iba al colegio. Salí de Octavo con 13 años. Mi papá quería que yo estuviera en la casa. No quería que yo fuera para el colegio. En el campo todavía se ve así. Me hubiera gustado haber seguido porque era buena para leer, tenía buena memoria. Estudié hasta Segundo Medio. Ahí conocí a mi marido. Él iba en Cuarto Medio. (Miriam)

- Nuestras memorias de infancia Al recordar nuestra niñez en la etapa fundacional de Hijuelas Grandes, coincidimos en que fuimos parte de una historia feliz, en un lugar que sentimos como propio. “Los niños jugaban en la calle. Todos en la calle y con juegos de “antes”. Había terrenos vacíos, canchas. Jugábamos a la escondida, al ‘quecho’, al ‘quemao’, a la pinta también. Íbamos al Estero. Nosotros jugábamos mientras no estuviera mi papá. No le gustaba que estuviéramos en la calle. Éramos 5 hijas mujeres”. (Miriam).

Los niños y niñas que vivimos en la época de esplendor de nuestro barrio, siempre llevaremos en nuestros recuerdos las vivencias que pasamos en nuestra infancia y adolescencia junto a nuestros padres, vecinos y amigos., La amistad y cariño que nos entregamos, siempre perdurará. (Héctor)

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- Nuestras memorias solidarias Don Ulises Mora era muy generoso, muy solidario. Se le recuerda como un caballero muy simpático con los niños del barrio. Trabajaba en la Polla de Beneficencia, en Valparaíso. Y cuando jubiló, compró una micro que transformó en camión con barandas. En ese camión llevaba de paseo a los vecinos al Tranque Recreo, al cerro La Campana, a diversos lugares. Don Ulises cumplió una labor importante en la historia del barrio. Participó del Club de Rayuela, y del Club, La Cruz del Sur. Según Héctor Leiva; él habilitó una multicancha, de básquet y baby. A don Ulises le gustaba cantar. Igual que al Cepeda y al mexicano. FP

22 La señora María, hacía catecismo. Conversaba con nosotros y nos daba tareas. Decía: ¿Saben que hay que hacer? Hay que limpiar la capilla, lavar los pañitos. Y preguntaba: ¿Quién se ofrece? A lo que nosotros decíamos: ¡Yo!, ¡Yo!, y nos daba para que laváramos. Y los cabros chicos nos sentíamos importantes por eso. Era como bien didáctica en su forma con las personas. Y su esposo, don Alfonso Gallardo era una persona muy amable.FP

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23P Relato de varios vecinos. Entrevista grupal. Diciembre 2009.

22P Relato de varios vecinos. Entrevista grupal. Diciembre 2009.

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- Don Luis Alfonso Gallardo y la señora María Luisa.FP

24 García Márquez dice que cuando el hombre se parece a su padre es porque se está poniendo viejo. Mis lejanos recuerdos de infancia y juventud, se relacionan con mis padres. En lo físico y afectivo. Mi padre, Luis Alfonso, mi madre María Luisa me contaban que nunca pensaron en vivir tan lejos. Eran de Viña del Mar. Nunca dejaré de darles las gracias, por darme la libertad de estudiar (creo que esto lo entiendo sólo yo). Llegamos a Villa Alemana en abril del 59, una fría y lluviosa noche. Descargaron un inmenso camión que incluso quedó pegado en el barro. Esas huellas duraron muchos años. Los caminos eran de tierra seca o barro según el genio del tiempo. Mis recuerdos se centran en la figura seria de mi padre, junto con la dulzura y paciencia de mi madre. Él tenía gran destreza manual especialmente en los fierros. Estudió en la Santa María, egresó como Mecánico Tornero. Decía que estudió fierrería, pero su madre adoptiva opinó que los fierros eran para los curados. Y además, que era una profesión muy cochina, decía mi abuela Mercedes. Resultado: mi padre terminó como empleado particular, pero con esa habilidad innata de la gente que trabaja con sus manos. En realidad su nombre era Luis Alfonso, pero todos lo conocían por don Alfonso. Tenía una letra muy hermosa y pareja. Eso le valió que en la junta de vecinos, muchas veces fuera elegido como secretario. Mi madre, más conocida por señora María, a pesar de todas las Marías de la población "Hijuela Grande", según las escrituras de su terreno, se fue integrando y conociendo a vecinas como la señora Emilia que vendía leche al pie de la vaca "Pinta". La señora Vergara, Ponce, Gálvez, García, Valdebenito, Cofré, Fuentes, Olivares, Núñez y otras. Ellas formaron el Centro de Madres: doctor Francisco Velasco. Funcionó en casa de la señora Vergara. Empanadas, ramadas, fiestas, eran el pretexto para reunir fondos y desarrollar la vida social. Primero compraron un terreno y luego la sede. Era la década del 60, un día llegaron a mi casa unas señoras buscando a don Alfonso y a la señora María. Alguien les había dicho que este matrimonio era católico. Recuerdo a la señora Gazmuri y su hija Rosita quien se hizo monja. Años después, la visitamos en la población José María Caro. Era la época de la dictadura. Se conversó la idea de contar en la población con una capilla. Papel importante jugó el padre Wenche, y la directiva de la capilla. En esa época, llegaron unos sacerdotes alemanes del Oratorio San Felipe Neri, y se hicieron cargo. Entre ellos: Jorge, Aurelio, José, Gustavo. Y los diáconos Guillermo Cornejo y Gustavo Quiroz. Recuerdo al asesinado padre Miguel WoodwardFP

25PF que también

venía a decir misa, viajaba de Peña Blanca en su motoneta Vespa. Era altísimo y delgado.

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25P Miguel Woodward nació en Valparaíso en 1930, hijo de madre chilena y padre ingles. Según informes de

la OEA, y Amnistía Internacional, figura entre las 110 personas que fueron detenidas en el buque escuela Esmeralda, donde Miguel Wodward aparece como muerto a causa de tortura. Tal como lo señala el Informe Rettig. http:// es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Woodward_Iribarri. (25-01-2010).

24P Escrito como Crónicas con Memorias del Barrio, por don Alfonso Gallardo Martínez.

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CAPÍTULO CINCO

Memorias de infancia (Mosaico en calle Huanhualí)

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V.- EL MOSAICO DE LA HISTORIA Y LA MEMORIA - La historia y la memoria de las últimas cuatro décadas Cuando un historiador local llega hoy día a Hijuelas Grandes, se sorprende gratamente y se emociona al ver que, en las esquinas y en las paredes del barrio, un grupo de hábiles mujeres instaló mosaicos con hermosas figuras de color. Al observarlos con detención, se advierte una obra maestra de recreación de la memoria local pues, las imágenes refieren a fragmentos del tiempo de mayor protagonismo de las vecinas y vecinos.FP

26PF

¿Y qué paso con la historia de las últimas tres o cuatro décadas?; ¿Por qué no emerge con la intensidad de la otra época?. Aquí, la Historia Oral que permite contar los hechos tal y como se recuerdan hoy, aparece disminuida. No concita un relato de identidad festiva y participativa como en la etapa fundacional (1950-1968). - Pérdida del sentido de comunidad. En las últimas cuatro décadas, los vecinos de Hijuelas Grandes, tomamos distancia respecto al vigor comunitario que tuvimos durante nuestra etapa fundacional. Y al hablar de este periodo nuestras memorias palidecen, pierden el brillo que hallamos en la etapa de ‘colonos’. Nuestros recuerdos de las últimas décadas parecen algo borrosos, y temerosos. No fluyen con espontaneidad. Y establecen “zonas de olvido”. Por otra parte, las respuestas que damos para explicar nuestro retroceso comunitario, quedan en deuda. El problema fundamental es que falleció la gente antigua, nuestros padres. Y la gente de mi generación: se fue de la población: por trabajo, o se casaron. Y la gente que se quedó a vivir ahí, se estancó” (Héctor). La otra tendencia, pone el acento en la gente que arribó ‘después’ (al barrio, o sector aledaño). Porque: “antes se vivía tranquilo, después cambió mucho por las poblaciones arriba. Llegaron nuevos, y cambió”. (Hildita) Como resultado de esta pérdida del sentido comunitario, la imagen de identidad que devolvemos sobre este periodo, no parece trascender en nosotros. No al menos como una identidad favorable que quisiéramos resaltar. A diferencia de lo que sucede con el tiempo en que fuimos protagonistas. Las relaciones entre nosotros, cambiaron. Se modificaron porque rompimos con una historia de confianza y participación.

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26P El Taller de Mosaico, surgió en el marco del Programa Quiero Mi Barrio aplicado en el sector (2008/2009.

Entre sus integrantes se cuentan a: Miriam, Clara, Luisa, Marina, Vicki, Patricia, y Maggi.

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- En relatos de intimidad se dice que el diablo metió la cola Entre los vecinos más antiguos de Hijuelas Grandes se da por cierta la historia de que, antes, se escuchaba muy tarde en la noche el paso de una carreta. Pero que nadie se atrevió nunca a salir y mirar porque era el mismo diablo que pasaba. La señora Adriana, reconstruyó este relato en el marco de las Crónicas con Memorias del Barrio. - El Malulo de cola larga “Cuenta la señora Marta que, cuando se inició la población, no había ni luz, ni agua. La mayoría de la gente hizo un pozo en sus casas. Así obtenían agua. Cuando sacaba agua del pozo se le aparecía un hombre de negro, pero nunca logró verle el rostro. Y dice que como a las once o doce de la noche pasaba una carreta que metía mucho ruido-, pero nadie se atrevía a salir a mirar, sólo se escuchaban los ladridos de los perros. Muchos dicen que era el “malulo de cola larga”. (Adriana) Este tipo de narraciones fue común durante las primeras décadas del poblamiento de nuestro sector, cuando todavía los niños como Pedro, y su hermano Arcadio, se cobijaban cerca del bracero y escuchaban con asombro y curiosidad “Las historias que contaban los ‘viejos’ de ese entonces. Y que se echan de menos hoy día”. Tales relatos, formaron parte de nuestros aprendizajes infantiles, y se dieron en espacios de mucha cercanía. Después, algo cambió; extraños vientos invadieron nuestros sitios de buena vecindad. Nubes negras oscurecieron nuestro puro cielo azulado. Como diría la vecina, Adriana: apareció de noche “el malulo de cola larga”. Sólo que ahora, ‘el mal’, la maldad, vestía de uniforme militar. Y la cola larga se transformó en el fusil con que apuntaron y golpearon a varios vecinos, dejándoles dolidos y violentados en su dignidad. A don Jorge, le rompieron las costillas. El Infierno se había instalado en la Base Aeronaval El Belloto. Y esto, sin duda, mató buena parte de nuestra inocente alegría comunitaria.

Como a las dos la mañana, sentimos golpear la puerta con fuerza. Estaban los milicos. Yo tenía como diez, once años. Los milicos nos decían: ¡cálmense!. Cualquier cosa comuníquese con la base del Belloto. ¡Que fuerte! (......) y se lo llevan. Al otro día mi mamá va a buscarlo. Llevábamos tres meses buscando y no lo encontrábamos. A los tres meses y medio, un día, vemos desde el sitio a tres personas que venían a lo lejos. Y uno de esos era mi papá. ¡Chiquillas! -dijo mi mamá-, es su papá. Y salimos a buscarlo, lo abrazamos, lo besamos. Venía flaquito, y con las costillas rotas. Venían otros vecinos que fueron detenidos con él. Acá le preguntamos, pero no dio detalles. A mi mamá le conversaba. Fue terrible. Lo golpeaban, decía que tenían que tomarse el pipí. Lo golpeaban en la mañana y en la noche. No se habló más del tema. (Luisa)

El secuestro y vejamen que sufrieron nuestros vecinos: “Raúl Guerra, un caballero que hacia bolsos, maletas, y zapatos, Hernández (El Mejicano), don Jorge Vergara, y don Ulises Mora”(Pedro), fue un mal presagio para los tiempos que venían en nuestra comunidad. La cola del diablo, envenenó las aguas solidarias.

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- Nos fuimos hacia adentro En los años setenta y ochenta perdimos lazos asociativos y encuentros cotidianos. Surgió el temor a juntarse con otros, a participar, a expresar ideas. Apareció la desconfianza. Fuimos abandonando nuestros lugares comunes. No supimos bien como actuar el libreto en este nuevo escenario. Nos fuimos ‘hacia adentro’, a lo más íntimo. Las cosas del barrio ya no significaron lo mismo que antes. El espíritu comunitario se había sumergido. Esta “ida hacia adentro” no significó en todo caso que la historia del barrio se detuvo. Nada de eso. Es sólo que cambió el giro de su movimiento. De hecho, Hijuelas Grandes siguió poblándose. Llegaron nuevos vecinos y vecinas. Y se dieron algunos adelantos: “En los años, 78, u 80, empezó el sistema de alcantarillado. Y lo último, el año pasado, estuvimos luchando por la pavimentación participativa” (Alfonso). También; siguió funcionando el Club Deportivo, y la capilla. Aunque con variantes. “Iba a la capilla gente de la población Kennedy. Y hubo peleas con los carabineros jubilados porque querían mandar. Igual la capilla tomó cuerpo hasta lo que es hoy” (Alfonso). Pero la Junta de Vecinos no logró recuperar el reconocimiento que había tenido. Y nuestra vida comunitaria cambió. A ello refiere la señora Hildita: “Antes, éramos todos muy unidos y honrados. La gente se juntaba a trabajar por los adelantos. Ahora ya no es igual”. - La dispersión cultural La ruptura histórica, llegó de la mano de los profundos cambios culturales que vivimos como sociedad, en las últimas cuatro décadas. En Hijuelas Grandes, observamos que se va imponiendo una nueva forma de ver y vivir la vida, donde somos espectadores y reproductores de actitudes menos colectivas y más centradas en el individuo. Conforme a los hechos que verificamos, podemos decir que; a pesar de que durante todo este largo periodo hemos recibido, por arriba, el mensaje de que estamos más integrados al mundo, con mejores perspectivas para ‘nuestras’ exportaciones, e, incluso, con mucho mayor ingreso per cápita, por abajo, percibimos que nuestras expectativas personales y sociales no han ido necesariamente a la par de tales éxitos. Ello, porque a nivel territorial, experiencias como la inestabilidad (laboral, previsional, educacional, etc), el endeudamiento familiar, o, la fragmentación de la acción vecinal, han sido realidades mucho más palpables para nosotros. De aquí entonces, que, para esta etapa, nuestras memorias de los hechos vividos se ven parceladas, como si estuvieran dispersas sobre un mosaico irregular de recuerdos. Sin un destino común.

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- Las memorias en juego Es cierto que en este periodo encontramos a quienes -de diferentes maneras- les ha ido bien. O, como se dice acá: a personas que han “progresado”. “Llevé a mi hijo a la Quiriquina. Y ‘Pinocho’ lo mandó pa’ la Esmeralda a estudiar. Ahora es comandante. De aquí, se fue con primero medio. (Carlos). En esta forma de recordar, la memoria busca retener situaciones específicas de “éxito”, por sobre otras consideraciones. Los logros propios, de parientes, y/o amistades, sirven para evaluar/se ‘individualmente’. “Ricardo Ponce Vidal fue mejor negociante, más emprendedor. Es el dueño de los buses locales Huanhualí, se fue superando y ahora es empresario de micros. (Pedro) Pero lo más extendido entre vecinos/as, en este periodo, lo observamos en las memorias que tienden a asimilar los problemas sociales como deficiencias personales o, familiares. Aquí, la historia pierde su carácter comunitario porque se privatizan las deudas sociales. Una de las realidades que mejor refleja esta parte de nuestra historia es la que refiere a nuestra experiencia con el mundo laboral, en las últimas cuatro décadas. En este lapso, hemos sufrido los efectos de cuatro crisis económicas sucesivas en el país: 1975; 1982, 1997; 2009; y hemos pagado sus costos sociales. Sin embargo, rara vez nos hemos reunido para revisar la conexión y la complejidad de estos hechos que nos han jugado en contra. Nos hemos quedado sólo con fragmentos de esas experiencias. - Y, ¿cuáles han sido estas experiencias? Hacia mitad de la década del setenta funcionaba una serie de industrias ligadas a una variada gama productiva en la Provincia de Valparaíso. La apertura económica al mercado mundial, y la crisis de 1975, derrumbaron a varias industrias de la zona.FP

27PF Entre los vecinos

de Hijuelas Grandes, se recuerda a la KPD, industria instalada en El Belloto.FP

28PF “Mi

hermano trabajaba en la KPD, en los departamentos del paradero ocho”. (Miriam) A comienzos de los años ochenta, quiebra la Compañía Refinadora de Azúcar de Viña del Mar (CRAV). Su desaparición dejó a cientos de familias sin fuente de empleo. Sucumbió en 1981, pero su impacto fue mucho más allá de la ciudad. Y sus efectos trascendieron en el tiempo. El relato de Teresa, vecina de Hijuelas Grandes, nos ilustra al respecto: “Mi suegro trabajó 42 años, en la CRAV de Viña del Mar. Tenían muchos beneficios. Tenían casa, casino donde almorzaban, pulpería. La casa está en el plan de la ciudad. Y en Villa Dulce hay una población con muy buenas casas para trabajadores. Mi esposo estuvo cerca de la CRAV. Había tres hermanos en la refinería”.

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28P En apoyo a la fase de reconstrucción pos-terremoto de 1971, la URSS entregó a Chile una planta de prefabricación

para viviendas en altura, la KPD, instalada en El Belloto, cerca de Quilpué en la Región de Valparaíso. Durante el gobierno de la Unidad Popular, esta unidad operaba en dependencia del Ministerio de Economía a través de la Corporación de Fomento de la Producción, CORFO. Luego, en dictadura militar, fue ocupada por la Armada, que intentó, sin mayor éxito, mantener su capacidad de producción de unas 400 viviendas al año. Ver en: Sugranyes, Ana: “La política habitacional en Chile, 1980-2000: un éxito liberal para dar techo a los pobres”. Ver en: “Los con techo: un desafío para la política de vivienda social”. Editado por Rodríguez, Alfredo y Sugranyes, Ana. Ediciones SUR, Santiago de Chile, 2006.

27 Entre 1981 y 1989 quebraron 282 empresas en la V región (I.N.E.)

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El cierre de la CRAV fue un hecho de gran impacto en la región y, el anuncio de una crisis económico-social que afectó la vida de muchas familias.FP

29PF De algún modo, esta, se hizo

presente en nuestro barrio. “Con mi esposo vivíamos en Canal Beagle (Viña del Mar). Él trabajaba poniendo alfombras y nos vino un bajón, una crisis. De ahí, llegamos acá, con un bebé, y un hijo de dos años. (Teresa) En 1982 se produjo una crisis económica profunda a nivel mundial. En Chile, fue muy grave, la peor de América Latina. En ese tiempo, el desempleo superó el 30 % del total de población económicamente activa.FP

30PF La cifra, incluye a quienes se incorporan en

programas como: El Plan de Empleo Mínimo (PEM), y el Plan de Ocupación para Jefes de Hogar (POJH). Ambos, se presentaron en las familias de Hijuelas Grandes. “Acá harta gente trabajó en eso. Incluso yo estuve. El alcantarillado llegó con el POJH”. (Pedro)

Según datos aportados por el entonces Alcalde Raúl Bustamante, en Junio de 1984, en Villa Alemana se estaban ejecutando 12 proyectos POJH, en 30 sectores de la ciudad. A la fecha, se desempeñaban unas 500 personas en ellos.FP

31PF En varios de estos, hubo vecinos/as del

barrio. “Mi papá trabajó en el PEM. Le daban cosas en el municipio” (Miriam). Para muchos/as su paso por el PEM, lesionó su dignidad. “Yo soy Técnico en Servicio Social y trabajé en el Liceo de Niñas, (Viña del Mar). El tiempo del PEM fue humillante porque uno trabajaba lo mismo que una persona contratada y te pagaban una miseria, $1.500 quincenales. Y porque a la hora de cancelarme tenía que ir a los estadios, hacíamos la fila a todo sol, a veces se acababa la plata y teníamos que ir otro día. Eran colas, no había ningún respeto” (Clara) Hacia fines de 1980 se verificó que en Chile, había: casi cinco millones de pobres. De ellos, un porcentaje significativo vivía en situación de indigencia. En esa época, se reconoció también que Chile tenía un déficit de vivienda que alcanzaba un millón de unidades. Entre quienes no tenían vivienda, la mitad vivía en calidad de allegados.FP

32PF

Una década más tarde, el alto nivel de desempleo no había bajado en forma suficiente, ni tampoco los contrastes del país.FP

33PF Hacia fines de los años ’90, vemos que vecinos/as del

barrio son afectados por la “crisis” del momento. “A nosotros nos afectó la crisis asiática. Estuvimos los cuatro años que Megavisión transmitió el Festival de Viña del Mar. Mi marido era de iluminación, tenía que ver con electricidad. Y yo, la parte administrativa. Éramos una pequeña empresa de servicios. Teníamos cinco trabajadores. Estábamos bien la temporada de verano. Y durante el año había que buscar otras empresas. Hasta que llegó la crisis”. (Clara)

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29P “Debido a su incapacidad para adaptarse a la apertura comercial externa y al fracaso de sus especulaciones en mercados

a futuro, el año 1981, la centenaria Compañía Refinería de Azúcar de Viña del Mar (CRAV) cerró definitivamente sus viejos portalones, augurando una severa crisis en el modelo de desarrollo neoliberal”. Ver en: Lira, Robinson: “Modelo de relaciones industriales y orientación sindical; el caso de la Refinería de Azúcar de Viña del Mar, 1930-1973”, revista Proposiciones Nº 27, Ed. SUR, Santiago de Chile, 1996. P

30P El Producto Interno Bruto (PIB), cayó en un 14 %, y la producción industrial en un 23 %. Orlando Caputo: en Revista

Punto Final Nº 497, Santiago de Chile, 25 de mayo, al siete de junio de 2001. P

32 Ver en: “Tomas de Terrenos de Viña del Mar”. D. Desarrollo Comunitario, I. Municipalidad de Viña del Mar, 2004.

31P Diario: El Mercurio Valparaíso, 23, 06/ 1984.

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33P Mientras el índice de desempleo volvió a crecer y en comunas pobres como Lota alcanza al 22 %, el sector financiero

consigue utilidades fabulosas que en enero alcanzaron a 67 mil millones de pesos. La rentabilidad anual de la banca llegó así al 21 %, el porcentaje más alto de la historia como se consigna en la portada del diario de negocios “Estrategia”. En Revista Punto Final, Nº 515, marzo, 2002.

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Ya durante la década del dos mil, vemos que el problema del desempleo y del subempleo, permanecen como una amenaza a la estabilidad personal, familiar y social de la gente de trabajo del país, y de nuestra zona. Según datos del INE., para el trimestre móvil febrero-abril de 2009, Villa Alemana tiene un desempleo que llega al 12,7 %.FP

34 La inestabilidad laboral ha caminado de la mano de las bajas remuneraciones, obligándonos a enfrentar (individualmente) los efectos del problema. Ante eso, hemos tenido que generar diversas estrategias de subsistencia. “De Viña del Mar nos fuimos a Rancagua, y de ahí nos vinimos a Villa Alemana, buscando trabajo. Mi marido tenía que ir a trabajar al Santa Isabel de Rancagua. Así que para allá nos fuimos. Después volvimos a Viña. Y el dos mil llegué acá, como allegada donde una tía. Estuve más o menos cuatro años de allegada. (Clara) - Respuestas locales a cambios globales Al revisar nuestra historia local en las últimas cuatro décadas, reconocemos que hemos vivido cambios importantes como grupo humano. Ya no somos los mismos, ni las mismas, que fundamos la comunidad de los años ’50 y ’60. Y como reza el dicho popular, desde ese entonces, ha pasado mucha agua bajo el puente. Si hubiera que resaltar algunos aspectos de estos cambios habría que mencionar al menos dos que cruzan la dinámica local, hoy. En primer término, hoy caminamos con dos tipos de memoria social a cuestas. Una, que aparece fracturada por la historia de las últimas cuatro décadas, y donde nos fuimos “hacia adentro”. Y, otra, de recuerdos de un tiempo de protagonismo social. Cuando apelamos a ésta última, y superamos la pura mirada nostálgica, volvemos al territorio, pensamos en organizarnos y, creamos nuevos espacios de participación en el barrio. En segundo lugar, el grupo humano que encarna el protagonismo histórico a nivel local en la actualidad es, lejos, el de las mujeres adultas. Según los hechos, somos las mujeres quienes en mayor medida estamos asumiendo la tensión entre las nuevas identidades que se imponen, y aquellas que nosotras vamos construyendo. Entramos a formar parte de una redefinición estratégica del espacio comunitario. “Hay gente que tiene más memoria de los hechos pasados, no por ser más antigua, sino porque participó más, porque tomó conciencia de lo que se estaba haciendo en el barrio. A mi mamá le pasaba lo mismo que a la mamá de la Gloria, que sabía cosas, pero muy pocas, porque ellas eran de la casa para adentro. No participaban igual que los papás. Antes, era más cuestión de hombres andar metidos en estas cuestiones. Ahora no, ahora somos las mujeres”. (Taller de Mosaico) Junto a lo anterior, vemos también que han sido las mujeres quienes en mayor medida han cambiado de actitud frente la idea de superarse por medio de la formación técnica y profesional. Hoy, a diferencia de las primeras décadas de nuestra historia local, somos muchas las mujeres que estudiamos. “Mi hija mayor es profesora, y la menor va en último año de la Universidad de Playa Ancha, estudia con crédito” (Teresa). P

34P El desempleo en la V Región llegó a 10,7 %. Las cifras de desempleo en las principales ciudades fueron: Quillota (16,4

%); Quilpué (14,1 %); La Calera (13,2 %), Villa Alemana (12, 7 %), Viña del Mar (11 %); San Antonio (9, 6 %); Los Andes (9, 3 %); y Concón (9,1 %). Diario: La Estrella de Valparaíso, 29, 05, 2009

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Pero no sólo a nivel de estudio formal, sino que, también, en los espacios comunitarios hemos sido mayoritariamente las mujeres quienes hemos acudido a los talleres y las capacitaciones en variados temas vinculados al desarrollo personal, social y cultural. Desde esta posición, las mujeres hemos ido fortaleciendo nuestro rol en lo local. Y lo mismo en cuanto al aprendizaje laboral. Porque hemos sido gestoras de auto-empleo. Haciendo cerámicas, repostería, comercio en la feria, etc. “A los sesenta años yo le dije a mi esposo que ahora iba a velar por mí un poco. Empecé a vender ropa americana en las Ferias de El Belloto y de Limache. Una vecina de acá me dijo que había puestos en la feria. Aprendí a conocer a la gente. A invertir. Estoy feliz en la feria, me ha gustado muchísimo”. (Teresa) En este proceso, se advierten diferencias en el accionar de hombres y mujeres en el espacio comunitario. Los varones, en general, hemos tenido dificultades para procesar los cambios experimentados. No hemos logrado visualizar ni elaborar con éxito nuestros espacios de desarrollo local. Hemos tendido a retraernos, y hemos perdido protagonismo social. Tenemos muchos desafíos por delante. Y una de las claves para abordarlos está en nuestra auto-educación, dentro de la cual, el capital principal es la memoria social. Parte de esto ya lo adelantaron las vecinas del Taller de Mosaico. Y, a su modo, también lo han abordado los vecinos del Club Deportivo. “Hicimos una convivencia del recuerdo, fue relacionado con el club deportivo. Hicimos un partido de fútbol, y después, una comida. Vino gente de Valparaíso, personas que hacía quince años que no se veían, fue inolvidable. (Héctor) Estas dinámicas son síntomas de un nuevo ciclo de reconstrucción de la memoria histórica en Hijuelas Grandes. Un periodo donde se revaloriza la contribución de sus fundadores/as, y se incluye el aporte actual de todos y de todas. “Me gustaría que participe la gente antigua, con las mujeres. Porque la gente debe seguir progresando, pero sin olvidar sus raíces, nuestros principios antiguos de ayudarse entre todas las personas.” (Héctor). Y como se sabe, la memoria es un movimiento de recuerdos que convoca a la comunidad. “Ahora en el Club, de nuevo se quieren reunir con los antiguos. A mi me gustaría juntarme, para ver a cabros que conocí antes. Al Nuñez, los Cofré, los Fuentes, Ponce, y otros más”. (Pedro).

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CAPÍTULO SEIS

La plaza levantada por el programa Quiero Mi Barrio

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VI.- EL QUIERO MI BARRIO - Impacto del Programa Quiero Mi Barrio

Al inicio del programa la participación era muy baja, con organizaciones atomizadas y escasa representatividad de ellas, en la comunidad. Había una escasa integración de los vecinos en actividades del barrio.FP

35 La partida del programa no fue auspiciosa en cuanto al entusiasmo de nuestros vecinos en los primeros meses de su ejecución. Había una suerte de desconfianza acumulada en el tiempo, y los espacios comunes de ayer, ahora estaban en descrédito.”Al principio la gente no quería nada con el Quiero Mi Barrio, por malas experiencias en la junta de vecinos, gente que se arrancaba con la plata. Al final nunca se cumplía”.(Luisa)

Estoy desde el inicio del Quiero Mi Barrio. Cuando mandan una plata y dicen: ¡piensen que quieren hacer! Yo veía que la gente, antes, luchaba por conseguir algo por el barrio. Pero aquí no, aquí nos daban una plata para que dispusiéramos. Sólo había que decidir en qué la íbamos a ocupar. Y es difícil ponerse de acuerdo con la gente. (Clara)

Pero una vez que el Programa hizo contacto con aquellos circuitos más sensibles de nuestra memoria local, de inmediato se activó el caudal participativo que subyace en la identidad afirmativa de Hijuelas Grandes. Comenzaron a movilizarse las hijas de los fundadores. “Cuatro personas hicimos la ficha, nos dividimos la población. Como delegada, empecé entregando un folleto en calle Porvenir. De veinte casas, una persona me recibía la invitación, las demás no querían saber nada. Después, eran cuatro. Ahora llevo ocho, me las voy ganando de a poquito” (Luisa). La cara del programa fue mejorando.

A partir de la promoción de la participación, necesaria para construir el plan de obras y el plan de gestión social, se ha logrado convocar y motivar a vecinos y vecinas con interés en su barrio y organizaciones informales que están generando una nueva estructura comunitaria, propiciando también, un buen funcionamiento de las organizaciones formales existentes.FP

36 Entre los herederos de los fundadores del barrio, el mensaje comunitario adquiere distintos significados. Así hallamos a quienes se reencuentran con su barrio: “Tenía las redes de los años 60, después crecimos, estudiamos, muchos se casaron. Así que ya conocía a poca gente. Hasta que llegó este programa nuevo y ha reconstruido esta red. (Alfonso). Y también a aquellos que ven aquí, un puente con la historia local. ”Pienso que es como que le agradecieron a la vieja guardia. Porque eso era lo que querían los viejos, que fuera un barrio bonito. Mi padre hizo hartas cosas por este barrio, con los viejos antiguos. Así que, si es que existe un más allá…, es bonito por esos viejos. (Pedro)

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36P Ibíd.

35P Informe Equipo Quiero Mi Barrio, Hijuelas Grandes. I. Municipalidad de Villa Alemana. 2009.

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Encontramos, también, a vecinas que ponen el acento en temas y preguntas relevantes para la proyección: “Lo ideal sería que esto siga funcionando. Nos enseñaron cosas nuevas, como liderazgo. Hay que ir rotando las directivas, integrar ideas nuevas”. (Miriam) Y por cierto, hallamos a una buena parte de nuestras vecinas y vecinos Adultos Mayores que han visto en esta iniciativa una oportunidad de salir a participar.FP

37PF

En muchos sentidos, esta experiencia ha sido una alternativa válida para conectar a las distintas generaciones de Hijuelas Grandes. Nos dio la posibilidad de reconocer y revalorar el aporte de nuestras madres y padres: “Conversé con una abuelita que me dijo: No, pa’ que voy a ir, ¡No tengo nada que aportar! Yo le dije: pero tiene que vivir. Aquí hay abuelitas que han estado encerradas toda su vida, no han disfrutado nada”. (Luisa) A nivel general, el programa significó una conexión palpable con el viejo ideal de progreso, que tanto sentido tuvo en la historia inicial de las familias de Hijuelas Grandes. Porque en ese tiempo: “La gente de la población quería progresar, ese era el lema. Todos querían que sus hijos fueran más que ellos”. (Héctor). Y con la concreción del progreso que hoy día tiene como foco importante el mejoramiento del entorno: “La gente se abrió al Quiero Mi Barrio, al ver veredas, calles pavimentadas, salón multiuso, tele-centro, plaza” (Luisa).

La nueva sede social de Hijuelas Grandes

- Impacto en los procesos socio-culturales del barrio En Hijuelas Grandes, el programa ha tenido un impacto notorio en nuestra dinámica socio-cultural. En primer término, porque acertó en cuanto al grupo social donde quiso promover la participación. Nosotros somos un barrio que, por su historia, valora la reunión vecinal. Y como dice Miriam: “La gente está participando, está deseosa de participar”.

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37P Actualmente es el grupo más numeroso (hasta cuarenta personas) en la dinámica local. Y sin duda, el que

se muestra más feliz de participar. Su espacio se denomina: El Renacer de Hijuelas Grandes”. Realizan entre otros: juego de Lota, baile, paseos, gimnasia. Se ven muy apoyados por sus hijas e hijos. Son un ejemplo.

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En segundo lugar, porque el cruce entre, “identidad participativa” y “adelantos concretos”, implicó movilizar la oralidad recordatoria que activó, por un lado, la memoria nostálgica: “El barrio se caracteriza por un fuerte sentido de identidad y una añoranza por un pasado rural”FP

38PF, y, por otra parte, alentó la memoria que predispone a la acción. “Yo Celebré en la

sede nueva el cumpleaños de mi niña. No la conocía, y la encontré espectacular”. (Pedro) Esta última memoria es la que invita también a soñar: “Mi sueño es que en el barrio tengamos casas con números en mosaico, igual a las señaléticas en las esquinas. Así van a recordarme, no como la que hace pasteles, sino que hizo señaléticas”. (Clara) En tercer lugar, porque comenzó a relacionarse con los cambios culturales profundos que vivimos como sociedad. Por ejemplo, en el tema de los Adultos Mayores. Al respecto, la vecina Hildita (82 años de edad), expresa muy bien el significado del programa:“¡Estoy contentísima!. Yo asisto a todas las reuniones, estoy al día con las cosas. Estoy en la gimnasia para el adulto mayor. También voy al Centro de Madres, una vez a la semana. Se hacen onces, bordado, mosaico. Es muy bonito. Ahora van hacer algo de computación”. El grupo de Adultos Mayores fue bautizado como: “El Renacer de Hijuelas Grandes”. Pero, también se liga con los intereses de las mujeres adultas del barrio, y sus experiencias de vida actual. Entre ellos, ampliar su espacio social. “El Quiero Mi Barrio, me enseñó que la vida no es sólo la casa, hay más gente alrededor de las personas” (Luisa). Igualmente, el interés de entrar en dinámicas de nuevos aprendizajes que alientan el desarrollo personal y cultural. “He aprendido que puedo entregar a los demás. He aprendido de desarrollo sustentable, a cuidar para el futuro. Presenté el taller de lombricultura. Y lo hicimos con 15 personas. Fue buenísimo, la gente aprendió a trabajar con desechos orgánicos de su casa y mejorar el suelo. Fuimos a un huerto orgánico, y a una viña orgánica”. (Clara) No caben dudas, que nuestro reencuentro con la memoria participativa del barrio, en estos últimos meses, ha mejorado nuestra disposición a la acción colectiva. Estamos llevando adelante una importante recomposición en las redes locales. Y según hemos visto, podemos avanzar mucho más. Como en los temas que sirven para una buena organización, y para la expresión de todos/as: niños, niñas, jóvenes y adultos. Para hacer que nuestros grupos se hagan acogedores, e inviten a participar. Y que faciliten nuestro desarrollo. Mientras tanto, nuestro reencuentro con la identidad local nos confirma como barrio, y nos alegra. Por eso, hemos podido expresarla en forma colorida en nuestras señaléticas de las esquinas, y en los mosaicos con memorias de infancia en los muros de nuestro barrio. Con ello, estamos renovando nuestra historia local. “Me gustó el mosaico que pusieron en la esquina. Enseña a gente nueva que desconoce la historia del barrio. Y ha unido.” (Pedro) Las nuevas generaciones comienzan a acercarse a las raíces de su historia cultural. La memoria está tendiendo puentes para el reencuentro vecinal. Empieza a rebrotar el sueño de quienes fundaron Hijuelas Grandes. Y sobre esta senda aparece el grafitti de los jóvenes que van pintando con sabia nueva, con imaginación local. “Nosotros pintamos un mural que representa “Hijuelas Grandes en el Tiempo”, en la calle Huanhualí” (Daniel)

P

38P Informe Equipo Quiero Mi Barrio, Hijuelas Grandes. I. Municipalidad de Villa Alemana. 2009

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El graffiti permite que las personas accedan de forma gratuita al arte. El pintor en la calle genera eso, que pueden expresar lo que quieran, con el color que quieran. El Taller permite salir, juntarse con otros, conversar, atreverse a expresar, y poder decir: “esto lo hice yo”. Representarse a sí mismo, respetar al amigo que está pintando. Permite ganar espacios en la calle”. (Daniel)

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- CAPITULO ANEXOS

Tiempo de colonos /as

La capilla San José Obrero

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El encuentro de los vecinos y las vecinas.

Escuela Huanhualí

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Los hermanos Fuentes, los Cofré, los Ponce, los Nuñez. Símbolos del Club

Teresa, vecina que aprende de Hijuelas Grandes

Don Carlos, músico virtuoso del sector.

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El profesor Alfonso Gallardo

La ceremonia presente en Hijuelas Grandes.

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Los paseos de verano al Tranque.

La gente participaba mucho

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