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Autor: José Gregorio Colmenárez.

A modo de contexto

La importancia de definir y sostener la práctica de la autoridad

en los diferentes espacios de interacción humana se ha tornado un

aspecto clave para garantizar la convivencia. Entendiendo que la

autoridad significa: aumentar el poder de vida y de autoafirmación,

de crecer en convivencia con otros. El significado del término

autoridad conlleva diversas interpretaciones; pues, en el pasar del

tiempo, se ha asociado con autoritarismo, poder, mando, control;

pero en realidad el término responde a oportunidad de cambio,

mejora en la vida diaria y fomento de la convivencia

El contexto interpretativo de la autoridad ofrece un campo de

aplicación plural e integrado; del cual no escapa el contexto escolar

en el campo específico de un salón de clase. El filósofo y pedagogo

José Antonio Marina afirma que el docente, de entrada, tiene una

autoridad recibida (formal), la cual se pone en cuestión por parte de

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los estudiantes cuando no es reconocida, aunque tal campo de

autoridad esté respaldada por leyes, estatutos y manuales. El carácter

de autoridad recibida le permite al docente, mostrarse con autoridad

y con carácter ante los estudiantes; lo cual le permitiría desarrollar,

teóricamente una praxis educativa eficaz y sin tropiezos. La

recuperación de la autoridad formal y personal del docente dentro del

espacio escolar, implica contextualizarla en sus dimensiones social,

jurídica, política y laboral. Recomponer la autoridad del maestro es

responsabilidad de todos, puesto que la escuela no es, o no debe ser,

un mundo aparte, desligado del contexto familiar social; donde se

inscribe la institucionalidad de la escuela y la práctica docente. Esta

tarea de recuperar el sentido y significado de la autoridad en el

ámbito escolar en un país como Venezuela habituado a respetar poco

las leyes y reglamentos y desatender la convivencia social, se torna

en un reto urgente y necesario pero de claro beneficio colectivo. Por

otra parte, la dinámica de la sociedad actual obliga a que el padre y la

madre salgan a trabajar, a ejercer sus profesiones, con la agravante

consecuencia de que los niños y adolescentes permanezcan mayor

tiempo con el docente en la escuela, que con sus padres o

representantes en la casa. De allí que se haga necesario y urgente

repensar el qué y el cómo recuperar la autoridad del docente para

fortalecer el papel formador de la escuela y su contribución

consensuada con la familia en instaurar el sentido y fundamento de la

autoridad desde la escuela. Pero, ¿Qué se hace cuando las normas de

convivencia escolar no son reconocidas y, en consecuencia se afecta

la autoridad docente?, ¿Será necesario, entonces que el docente

construya además una autoridad personal que le permita influir en

sus estudiantes? ¿Qué complemente su capacitación profesional

docente con prácticas, actitudes y valores personales para fortalecer

la autoridad?

Es importante tener claro que la escuela de hoy, necesita rescatar

el principio de autoridad, pues las sociedades para consolidarse

requieren controlar los procesos de socialización y de

determinación de las nuevas generaciones. Tal socialización no

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puede quedar sujeta al libre albedrio de las concepciones y nuevas formas de la vida actual. Por el

contrario las instituciones educativas tienen urgencia de ahuyentar los fantasmas de la desintegración

social, la representación institucional y la autoridad familiar. Las instituciones educativas ya no pueden

conformarse con transferir los conocimientos, sino que también necesitan consolidar el reconocimiento

que el adulto merece por parte del niño y del joven. La autoridad pedagógica entonces es la que ejerce el

adulto cuando, autoriza, faculta, aprueba que un niño se apropie del sentido y significado de las normas

con el propósito de enseñarles la valoración de sus actitudes y la responsabilidad de sus

comportamientos con miras a recrear la cultura escolar y su propia subjetividad al mismo tiempo. La

"crisis “de autoridad en la escuela se asocia con la indiferencia de los alumnos ante lo que representa el

docente, las acciones de falta de disciplina y, en su versión más extrema, la presencia de fenómenos de

violencia verbal y física. En consecuencia, esta crisis de autoridad en la escuela afecta la crisis de la

autoridad docente y se reconoce bajo dos aspectos del

problema: (a) falta de respeto a la autoridad, la cual se hace presente a

través de violaciones a las normas, desobediencia, indiferencia, conductas

agresivas etc.; y (b) influencia de factores sociales y culturales aunados a

situaciones personales y familiares, manifestados dentro de la escuela.

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En tal sentido, la autoridad docente como medio para fomentar una convivencia sana y sin tropiezos requiere de

concreciones pedagógicas dentro y fuera del aula, sustentadas en una formación ética que debe estar presente en

el modo de hacer las cosas, es decir enseñar con el ejemplo. Esto habla de una autoridad moral. Los docentes

deben asumir una postura crítica y objetiva ante sus estudiantes, saber establecer el estilo de relaciones, dejar

sentadas las reglas dentro y fuera del aula de clase. Estos son elementos básicos que permiten fomentar una

convivencia armónica generando un ambiente de vivencia y experiencia de valores.

Los docentes en ejercicio al recibir la potestad de educar, les implican también una capacitación profesional,

basada en conocimientos y competencias necesarias para interactuar con sus estudiantes y asumir siempre una

postura ética-moral. En consecuencia, un docente no solo debe responder a sus misiones institucionales como

instruir, educar y formar sino también asumir conciencia de acciones orientadas a la construcción de una

autoridad positiva. Esta visión integradora y de trabajo cooperativo entre el docente y su conexión con la

institución escolar y la familia, exige no solo la colaboración del equipo directivo sino también el apoyo de

padres y representantes de los estudiantes. Solo así se puede construir la gran tarea de dominar e influir sobre el

comportamiento y educación de sus hijos para actuar dentro de un mundo dinámico y cambiante, que comienza

a fortalecerse y apoyarse desde la escuela. Construir o reconstruir la autoridad exige prácticas consensuadas y

responsablemente asumidas como acción conjunta y coherente entre docente, directivos y padres.

La ideas antes expresadas dan contexto para conceptualización y puesta en práctica de una propuesta

para orientar la construcción o rescate de la autoridad y la convivencia con el propósito de alcanzar

básicamente tres objetivos: (1) Ofrecer al docente y al equipo directivo orientaciones pedagógicas, basadas en la

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La ideas antes expresadas dan contexto para conceptualización y puesta en práctica de una propuesta

para orientar la construcción o rescate de la autoridad y la convivencia con el propósito de alcanzar

básicamente tres objetivos: (1) Ofrecer al docente y al equipo directivo orientaciones pedagógicas,

basadas en la reflexión y construcción colectiva, para favorecer el aprendizaje del principio de

autoridad con estudiantes de Educación Básica y Educación Media General. (2) Apoyar desde la

escuela situaciones cotidianas sobre el respeto hacia las autoridades escolares y familiares

fomentando los valores y la experiencia de una convivencia sana; y (3) Propiciar actividades de

aprendizaje cooperativo, a partir de casos concretos vividos en la escuela, con el fin de reflexionar,

analizar y mejorar las interrelaciones dentro de ella. El alcance y significado de esta idea se concreta

en un plan de formación como propuesta de acción conjunta.

PROPUESTA: UN PLAN DE FORMACIÓN

El plan de formación para educar para el rescate de la autoridad escolar y el fomento de la

convivencia considera varios aspectos fundamentales para su ejecución; los cuales se sesumen a

continuación:

1. ANÁLISIS DE LA REALIDAD. Esta se asume a partir de una metodología de trabajo

basada en un método de acción progresiva y relacionada en 5 pasos: ver, razonar, organizar,

evaluar y avanzar. Se pretende que a través de ello, que todos los participantes involucrados

hagan un análisis crítico de la realidad que se vive en la escuela que les permita precisar

situaciones, indicandoles ideas que, al sentido evaluarlas, sean susceptibles de ser traducidas

en actividades que conlleven a nuevos retos.

2. CONCEPTUALIZACIÓN DE REFLEXIÓN. Este momento requeire del trabajo en

equipo con los docentes; mediante el desarrollo de distintas actividades estimuladas a través

de lecturas, audiovisuales y juegos para ser trabajados y vividos por todos los docentes de la

escuela junto al equipo directivo. Se persigue construir primordialmente un espacio de

reflexión, análisis e intercambio de experiencias y establecimiento de acuerdos, orientados al

desarrollo de acciones conjuntas enfocadas a la promoción de la formación y valoración

responsable de la con autoridad en las aulas y la escuela.

SESIONES DE TRABAJO. El plan de formación ofrece la ejecución de al menos cinco (5)

sesiones de trabajo cada una con objetivos específicos. Cada encuentro incluye actividades de

diálogo y trabajo cooperativo, con el fin de que argumentando consensos, se compartan los

resultados de su puesta en práctica y de los ajustes a que se haya tenido lugar. Las actividades están

planeadas para desarrollarse en dos horas aproximadamente, aprovechando los espacios que el

equipo directivo destine para la formación, o en otras oportunidades que el cuerpo docente

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3. AMBIENTE DEMOCRÁTICO. Este plan de formación supone establecer y

mantener un ambiente de trabajo donde la participación de los docente se estimule con

respeto, inclución y estímulo a la argumentación para que pueda discutirse libremente

y se tomen acuerdos de manera compartida, responsable y razonada.

4. ACTIVIDADES COORDINADAS. Considerar que la coordinación de las

actividades pueden ser asumidas por varios docentes previamente adiestrados, también

puede ser asumida por el equipo directivo de la institución. En este punto se

recomienda, en la medida de lo posible, incluir la presencia de padre o representantes,

así como especialistas invitados que pudieran iluminar sobre aspectos puntuales a

discutir.

5. REGRISTO DEL PROCESO. Registrar por escrito las dificultades y avances que

vayan surgiendo durante la formación y ejecución de las sesiones a fin de que sea un

elemento para evaluar y revisar desde el quipo que facilita el plan de formación. Cada

grupo define el cómo, el par qué y el por qué del punto tratado. Registrar el proceso

puede ofrecer elementos o acciones que caractericen práticas repetibles y alinación de

instrumentos de registros.

6. FAVORECER EL DIÁLOGO. Mantener un ambiente de confianza, promoviendo el

diálogo como medio para la resolución de conflictos y escuchando con atención lo que

aquéllos expresan, ya que de esa manera se evidencian los avances en el plan de

formación. No se trata de ofrecer discensos o exposiciones sobre la problemática en

estudio, sino ofrecer casos, situaciones que entimulen su análisis y la definición de

acciones que permitan corregirlos o mejorarlos.

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A MODO DE CONCLUSIÓN.

(1). Las conclusiones de este trabajo de investigación obedecen al proceso de análisis de ideas

que fueron vitales para apoyar los fundamentos conceptuales: filosóficos y pedagógicos los

cuales corresponden a la base que sostiene la ideología de autoridad así como las prácticas

constructivistas y de aprendizaje significativo, dada por fundamentos pedagógicos. (2). El

soporte conceptual que sostiene la propuesta se basan en la ideas filosóficas de José Antonio

Marina, en los postulados pedagógicos de Gerard Guillot y el análisis relacional de leyes y

normativas venezolanas sobre temas de educación. (3). El plan de formación obedece a la

mejora de las prácticas educativas para fomentar un mejor clima de relaciones en las

instituciones educativas por ello se consideraron aspectos claves como el marco legal y

jurídico, así como elementos categóricos que posicionan a la autoridad en varios contextos de

la realidad (4). Los fundamentos conceptuales, filosóficos, pedagógicos y prácticos fueron

fundamentales de ésta propuesta, la cual compromete la participación constante y responsable

de directivos, docentes, padres y representantes. También facilita su trabajo diario con los

estudiantes a partir de principios claros y acciones concretas. (5). Es primordial entonces

involucrar en un proyecto de formación a los responsables de motorizar y llevar las acciones

de las instituciones educativas y a los que conviven a diario con los estudiantes, para que en

consenso hagan de la escuela un espacio para aumentar las posibilidades de amar, respetar,

convivir, instruir, enseñar y de este modo rescatar y valorar el principio de autoridad desde el

análisis de los factores que lo han debilitado en el tiempo. La autoridad pedagógica. A través

un plan de acción, donde la autoridad pedagógica puede ser revisada y asumirse como una

urgente necesidad de rescate evaluando la oportunidad y amenaza que afectan su

fortalecimiento y la erradicación de un factor que atenta contra ella, respectivamente.