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III Congreso Latinoamericano de Historia Económica y XXIII Jornadas de Historia Económica Mesa general 10: Mundo del Trabajo Sitio web: http://www.aahe.fahce.unlp.edu.ar/Jornadas/iii-cladhe-xxiii-jhe/ San Carlos de Bariloche, 23 al 27 de Octubre de 2012 - ISSN 1853-2543 1 EL TRABAJO EN LA FÁBRICA DE CERÁMICA BARILOCHE, CAMBIOS Y CONTINUIDADES. UN ESTUDIO DE CASO EN EL BARRIO LERA DE SAN CARLOS DE BARILOCHE.* Lic. KOHLSTEDT, Marcela. Universidad Nacional del Comahue. [email protected] ; [email protected] El objetivo de esta ponencia es analizar las modalidades de trabajo en la fábrica de Cerámica Bariloche, fundada en 1948, una empresa familiar localizada en el barrio Lera de San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro, Argentina. Perfilada en una categoría de actividades económicas básicas, es un caso relevante para observar los cambios producidos acerca de las diferentes representaciones del trabajo que tuvieron los dueños de la empresa y las obreras/os artesanas/os que desarrollaron tareas en ella. Este trabajo, que forma parte del Proyecto de Investigación “Barrios en perspectiva histórica y cultural. Subjetividades, mundo del trabajo y religiosidad. Bariloche en el siglo XX”, estará sustentado en una perspectiva antropológica y cultural, que nos permite pensar la ciudad de San Carlos de Bariloche, su proceso de urbanización y el imaginario social de los vecinos que habitaron el barrio Lera. Pondrá también en tensión, aunque de manera sesgada, el nuevo papel de la cultura en tanto estrategia de políticas urbanas y su construcción simbólica y material como fenómeno de mercantilización. Esta investigación se inició como trabajo final presentado en el seminario “Trabajo y subjetividad” que dictó el profesor Flavio Gigli en San Carlos de Bariloche. Esta ponencia se inscribe en la perspectiva de análisis micro-histórico, una práctica historiográfica con múltiples referencias teóricas que hizo su aparición en la década de 1970. Para Giovanni Levi, la posición que ocupa la microhistoria en la denominada nueva historia es muy específica: “…no se trataba simplemente de corregir aquellos aspectos de la historiografía académica que al parecer no funcionaban. Aún más importante era refutar el relativismo, el irracionalismo y la obra del historiador a una actividad puramente retórica que interpreta los textos y los acontecimientos mismos”. 1 1 LEVI, Giovanni, “Sobre microhistoria”. En: Peter Burke (ed.), Formas de hacer historia. Madrid, Alianza Editorial, segunda edición, 2003, p. 121.

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III Congreso Latinoamericano de Historia Económica y XXIII Jornadas de Historia Económica

Mesa general 10: Mundo del Trabajo

Sitio web: http://www.aahe.fahce.unlp.edu.ar/Jornadas/iii-cladhe-xxiii-jhe/

San Carlos de Bariloche, 23 al 27 de Octubre de 2012 - ISSN 1853-2543 1

EL TRABAJO EN LA FÁBRICA DE CERÁMICA BARILOCHE,

CAMBIOS Y CONTINUIDADES. UN ESTUDIO DE CASO EN EL

BARRIO LERA DE SAN CARLOS DE BARILOCHE.*

Lic. KOHLSTEDT, Marcela.

Universidad Nacional del Comahue.

[email protected] ; [email protected]

El objetivo de esta ponencia es analizar las modalidades de trabajo en la fábrica de

Cerámica Bariloche, fundada en 1948, una empresa familiar localizada en el barrio Lera de

San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro, Argentina. Perfilada en una categoría de

actividades económicas básicas, es un caso relevante para observar los cambios producidos

acerca de las diferentes representaciones del trabajo que tuvieron los dueños de la empresa y

las obreras/os artesanas/os que desarrollaron tareas en ella.

Este trabajo, que forma parte del Proyecto de Investigación “Barrios en perspectiva

histórica y cultural. Subjetividades, mundo del trabajo y religiosidad. Bariloche en el siglo

XX”, estará sustentado en una perspectiva antropológica y cultural, que nos permite pensar la

ciudad de San Carlos de Bariloche, su proceso de urbanización y el imaginario social de los

vecinos que habitaron el barrio Lera. Pondrá también en tensión, aunque de manera sesgada,

el nuevo papel de la cultura en tanto estrategia de políticas urbanas y su construcción

simbólica y material como fenómeno de mercantilización. Esta investigación se inició como

trabajo final presentado en el seminario “Trabajo y subjetividad” que dictó el profesor Flavio

Gigli en San Carlos de Bariloche.

Esta ponencia se inscribe en la perspectiva de análisis micro-histórico, una práctica

historiográfica con múltiples referencias teóricas que hizo su aparición en la década de 1970.

Para Giovanni Levi, la posición que ocupa la microhistoria en la denominada nueva historia

es muy específica: “…no se trataba simplemente de corregir aquellos aspectos de la historiografía

académica que al parecer no funcionaban. Aún más importante era refutar el relativismo, el irracionalismo y la

obra del historiador a una actividad puramente retórica que interpreta los textos y los acontecimientos

mismos”.1

1 LEVI, Giovanni, “Sobre microhistoria”. En: Peter Burke (ed.), Formas de hacer historia. Madrid, Alianza

Editorial, segunda edición, 2003, p. 121.

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Intentaré describir cómo el trabajo en la fábrica de Cerámica Bariloche es

considerada por sus dueños como una actividad creativa y gratificante mientras que, por otra

parte, es considerada como un engranaje algo más complejo, aunque sin embargo no como un

mecanismo de enajenación, para aquellas/os obreras/os cuya tarea se desarrolla en una

relación de subordinación con aquellos.

En esta investigación usaré la metodología de las entrevistas en profundidad propias

de la Historia Oral, cruzando la información a partir de la confrontación triangular de los

datos obtenidos por otras fuentes, tales como la prensa local y regional, fuentes bibliográficas

e informáticas. En este objetivo me remitiré a los comentarios de Leonor Arfuch que

considera que: “…los métodos biográficos, los relatos de vida, las entrevistas en profundidad delinean un

territorio bien reconocible, una cartografía de la trayectoria individual – siempre en búsqueda de sus acentos

colectivos”.2

Sustentaré este estudio sobre entrevistas desde el punto de vista de los integrantes de

las tres generaciones de la familia que atravesaron la gestión de la fábrica, valiéndome de la

voz y del testimonio de Luis Razza, su actual dueño desde el fallecimiento de su padre Luigi

Razza, compartiendo la dirección de ésta con su hijo Pablo Razza. Asimismo la inclusión de

las entrevistas efectuadas a una de las obreras-ceramistas más antiguas de la empresa

proporciona un enfoque distinto de las representaciones del trabajo en la fábrica.3

Consideramos que esta actividad productiva que tiene lugar en la fábrica de Cerámica

Bariloche se enmarca en la categoría que los geógrafos llaman actividades económicas

básicas, es decir que abastecen necesidades de individuos o empresas que se localicen fuera

de la ciudad y que caracterizan el grado de especialización de cada ciudad, a diferencia de

aquellas que se consumen por los propios habitantes de la ciudad y que se denominan

actividades no básicas.4 Estimamos que esta categoría responde a las características de la

ciudad de Bariloche cuya actividad económica básica se sustenta principalmente en la

2 ARFUCH, Leonor, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea. Buenos Aires, Fondo de

Cultura Económica, 2007, p. 17. 3 Esta empresa, localizada en la ciudad de San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro, Argentina,

denominada “Cerámica Bariloche”, produce en forma artesanal objetos en porcelana roja, cerámica y gres

decorados a mano. Afirma Luis Razza que su creación se remonta a 1948, siendo la “primera actividad

productiva artesanal” creada en la localidad y es el producto del trabajo familiar realizado a lo largo de tres

generaciones. 4 BAIGORRI, Jesús et all. Grupo Cronos, Enseñar la ciudad. Didáctica de la Geografía Urbana. Madrid, Ediciones

de la Torre, 1987, p. 53.

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actividad turística que peculiariza la ciudad en el plano económico e imprime en ella una

cierta especialización funcional.5

En 1948, año de la fundación de la fábrica, Bariloche presentaba un perfil de pueblo

de frontera que, como expresara Laura Méndez: “…según el Censo Nacional de 1947, arroja una

población de 6.562 habitantes”,6 y convivían en él elementos culturales y materiales propios de la

herencia de un pasado indígena sobre la cual se solapaba la cultura de los pioneros

inmigrantes, entre los cuales se contaban muchos italianos. El potencial que Bariloche tenía

como centro turístico había sido ya advertido por Francisco Pascasio Moreno en los primeros

años del siglo XX, pero esa actividad, escasa y esporádica, se producía casi únicamente en la

temporada de verano sin que pudiera desarrollarse hasta mediados de la década de 1920.7 Por

otra parte, en esta década San Carlos de Bariloche debe sobrellevar una profunda crisis

económica que sobreviene a raíz del cierre de los circuitos económicos existentes a uno y otro

lado de la cordillera de los Andes, al imponerse las trabas aduaneras en la frontera con la

República de Chile. Esto significa que la declaración de zona libre de derechos aduaneros en

la región del Nahuel Huapi por disposición del Presidente Julio A. Roca en 1904, que ya

estaba establecido para la región de Chubut y Neuquén, se derogó y ya no pudieron efectuarse

los intercambios comerciales como cuando valía la política de “cordillera libre”. En 1920 se

creó una aduana, instalándose en San Carlos de Bariloche una Receptoría de Rentas

Nacionales, dificultando por lo tanto las exportaciones argentinas al encarecer los productos,

que comenzaron, a partir de entonces, a pagar impuestos.8

La donación que hiciera Moreno en 1903 de las tierras que había recibido del Estado

Nacional dio lugar a la creación del Parque Nacional del Sur. Pero recién después de

interminables trámites se decreta definitivamente su fundación en 1922. Con posterioridad a

este primer paso - que no implicó una práctica real de la preservación y el cuidado del parque

5 La ciudad de San Carlos de Bariloche se encuentra en el sudoeste de la provincia de Río Negro, en el área

cordillerana de la Patagonia Norte. Está ubicada sobre la margen sur del lago Nahuel Huapi y rodeada por el

Parque Nacional Nahuel Huapi. Los primeros viajeros a los que puede considerarse turistas arriban en el verano

de 1902. Entre los primeros en llegar se encuentran Aarón Anchorena, Carlos Lamarca y Esteban Lavallol,

quienes pertenecen a la alta sociedad porteña. Cf. Laura Méndez, Estado, frontera y turismo. Historia de San

Carlos de Bariloche, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2010. 6 MÉNDEZ, Laura, e IWANOW, Wladimiro, Bariloche: las caras del pasado, Neuquén, Manuscritos libros, 2001,

p. 172. 7 MÉNDEZ, L., IWANOW, W., op.cit, p. 161.

8 Cf. MÉNDEZ, LAURA, Estado, Frontera y turismo. Historia de San Carlos de Bariloche. Buenos Aires, Prometeo

Libros, 2010, p. 139-140-141-142.

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– doce años después se concretaría la Dirección de Parques Nacionales que entonces

comenzaría a ocuparse de la protección ambiental y de fomentar el turismo en el espacio de su

jurisdicción. Igualmente, la necesidad de tener un medio de transporte rápido y seguro

impulsa con mayor urgencia el pedido de una pronta llegada del tren a Bariloche, cosa que se

retrasaba año tras año. Los viajes eran interminables y los caminos inexistentes, las

dificultades en la comunicación enormes.

Finalmente, en mayo de 1934 el ferrocarril arribaba a Bariloche y ese mismo año se

creaba la Dirección de Parques Nacionales cuya gestión hizo que cambiara la cara y el ritmo

de vida en la ciudad. Con la llegada del ferrocarril aumenta el arribo de turistas a la zona; una

vez inaugurado el tren, el número de turistas pasó de 600 a 1500. En 1937 el 75% de los

arribos se hacía en tren mientras que en la década de 1980 sólo será el 8 %. El primer Director

de la Dirección de Parques Nacionales fue Exequiel Bustillo, quien junto con un grupo de

colaboradores cambió el aspecto de la ciudad que dejó de ser un pueblo agrícola ganadero

para dedicarse de lleno a la actividad turística, equipándose con una infraestructura y una

prensa indispensable para atraer a los visitantes. En 1934, con este cambio de estructura, el

alivio económico recién había comenzado.

Pensando la ciudad como construcción cultural será conveniente tener en cuenta que

Bariloche había sido proyectada - siguiendo planes de política nacional - por Ezequiel

Bustillo, primer director de Parques Nacionales, siguiendo un estilo similar al de una aldea

suiza, como centro turístico y posicionamiento de control en la frontera.9 Con el golpe militar

de junio de 1943 y la finalización de la gestión Bustillo (12 de junio de 1944) se diversifica la

ciudad en cuanto a estética y propuestas, comenzando otra etapa en la que los sucesores de

Ezequiel Bustillo cambian la política de la institución transformando el turismo de élite -

enfocado en atraer las clases sociales altas con un poder adquisitivo elevado – a una política

que pone el énfasis en el desarrollo del turismo social.10

Debido a la situación particular de la ciudad de San Carlos de Bariloche,

económicamente centrada en el turismo, la fábrica de Cerámica Bariloche ha adquirido un

sello singular que la distingue de otras firmas que se han desarrollado en la localidad. La

actividad económica de la fábrica ha tenido y continúa teniendo principalmente como

destinatarios los turistas que visitan la ciudad.

9 MÉNDEZ, Laura e IWANOW, Wladimiro, op. cit., p. 166.

10 MÉNDEZ, Laura, e IWANOW, Wladimiro, op. cit. p. 180.

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Un observador nesciente que echara sobre este emprendimiento una mirada superficial

podría dejarse engañar por apariencias superficiales. Podría parecerle a primera vista que no

sufrió los efectos de la crisis de las economías capitalistas que impusieron un cambio drástico

en los modos de producción, al no haber aplicado en forma tajante los modelos del taylorismo

o del fordismo11

en el trabajo de taller. “Doblegar al obrero de oficio, “liberar” al proceso de trabajo

del poder que éste ejerce sobre él para instalar en su lugar la ley y la norma patronales, tal será la contribución

histórica del taylorismo”, sostiene Benjamin Coriat.12

Sin embargo, en cierta medida los dueños de la fábrica han adoptado ciertas estrategias

del taylorismo y en los últimos años han debido adaptarse a los cambios producidos en lo

concerniente a los aspectos referidos a la comercialización. Conserva en las técnicas de

organización del trabajo aspectos tradicionales que parecen retrotraerse a métodos y a

prácticas usuales en el Renacimiento hasta el siglo XVIII, en tiempos en que los talleres

contaban con aprendices y en los que los dueños eran los maestros artesanos. Sin embargo, en

este caso, tácticas de “control de los cuerpos en el trabajo” propios del taylorismo13

que se

transforman en un “conjunto de gestos de producción” se encuentran solapadas por estos otros

modos de organización laboral: prácticas laborales en las que se mezclan las formas pre-

tayloristas con las del taylorismo.

¿Sería posible considerar que en la ciudad de Bariloche conviven, a mediados del siglo

XX, el antiguo sistema de producción a domicilio (Verlager)14

? ¿Se produciría esta coyuntura

11

Entendemos por taylorismo los principios de organización del taller industrial que Frederick Winslow Taylor

definió en 1901, con los cuales dio nacimiento a la organización científica del trabajo. El taylorismo, introdujo

en el proceso de trabajo ciertas normas tendientes a disminuir los tiempos no productivos de la jornada obrera

y, en su búsqueda del incremento de la productividad, dio un nuevo impulso a la división del trabajo

introduciendo una separación total entre los que conciben un trabajo y aquellos que lo realizan. Con respecto

al fordismo, podemos decir que “el fordismo designa un conjunto de transformaciones en el proceso del trabajo

industrial que implicaron cambios esenciales en las condiciones de vida de los asalariados. Estas

transformaciones engendraron una norma social de consumo, y condujeron a institucionalizar la lucha

económica a través de la negociación colectiva. El fordismo es así una forma de articulación entre el proceso

productivo y el modo de consumo, orientada a promover la producción y el consumo de masas”. Hemos tomado

estas definiciones de: DI TELLA, Torcuato et all., Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas, Buenos Aires,

Emecé Ed., 2008, pags. 677 y 285. 12

CORIAT, Benjamin, El taller y el cronómetro. Ensayo sobre el taylorismo, el fordismo y la producción en masa,

Mexico, Siglo XXI, 1982, p. 24. 13

CORIAT, Benjamin, op. cit. 14

GORZ, André, Metamorfosis del trabajo. Búsqueda del sentido. Crítica de la razón económica Madrid,

Sistema, 1995, p. 30.

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de manera sincrónica con el proceso que a nivel mundial se estaba desarrollando y que

posteriormente produjo como efecto la actual deslocalización de gran parte de las industrias,

mientras que lentamente comenzaba el avance global en el incremento de la economía de

servicios?

Con respecto al espacio y tiempo determinado en nuestro objeto de estudio podemos

decir, parafraseando a André Gorz, que el carácter mercantil y comercial de esta fábrica

barilochense y la necesidad de la aportación de un cierto monto de capital necesario para el

funcionamiento de la empresa, hacen que se pueda tipificar la organización como capitalista,

categorización que bien puede aplicarse sin caer en una transgresión anacrónica.15

A partir de un trabajo artesanal cuasi industrial el primitivo taller de cerámica se ha

desarrollado con el tiempo hasta lograr convertirse en una fábrica, reducida con respecto a su

tamaño, pero importante en cuanto a su inserción en el campo comercial barilochense.16

El creador de la fábrica de Cerámica Bariloche fue Luigi Razza17

familiarmente llamado “Gino”, padre de Luis Razza quién actualmente dirige la empresa y

cuya administración compartía con su padre, sin olvidar que asimismo colaboraba en el

trabajo del taller Ana María Meldini, esposa de “Don Gino” y madre de Luis. De la misma

manera, este último a su vez comparte la actividad laboral con su hijo Pablo que es diseñador

industrial.

Es de señalar que tanto Luis Razza como su padre se destacaban como pintores y

participaban de exposiciones en el ámbito público como artistas plásticos, en la ciudad de San

Carlos de Bariloche. Su inserción en el campo artístico no impedía que Luis Razza tuviera

además una intensa actividad en el campo de la política, en el cual se había destacado como

15

GORZ André, cuando se refiere al sistema de producción a domicilio como economía tradicionalista, expresa

que: “… a no dudarlo esto constituía una forma completamente capitalista de organización, si se atiende al

carácter puramente mercantil y comercial del empresario y al hecho de ser necesaria la aportación de capitales

que se invertían en el negocio”. Ibídem, p. 31. 16

En efecto, no sólo la fábrica fue declarada de interés municipal, provincial, patrimonio cultural de San Carlos

de Bariloche y visitada en diversas oportunidades por distintos presidentes y personalidades destacadas, sino

que adquirió un renombre significativo en la región. Declaración de Interés Municipal, 26 de marzo de 1992,

declaración 009-C.M.-92; Declaración de Interés Cultural, Social y educativo por la Legislatura de la Provincia de

Río Negro; La Secretaría de Turismo de la Nación entrega el certificado de Compromiso de Calidad Turística

Argentina en el Programa de Buenas Prácticas 2009. 17

Don Luigi Raza fallece a los 107 años en 2007.

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concejal en el Concejo Municipal de San Carlos de Bariloche entre 1973 a 197618

en

representación de La Nueva Fuerza19

, un partido creado por Álvaro Carlos Alsogaray20

(1913-

2005). Posteriormente, finalizado el período del autodenominado Proceso de Reorganización

Nacional, Luis Raza ejerce el cargo de presidente del partido de la Unión del Centro

Democrático (U.C.D.) durante siete años.

En 1974 una controvertida ordenanza municipal -60-I-74-, que habilitaba la venta de

las tierras “ociosas” de Villa Tacul21

fue aprobada por mayoría en el Concejo Municipal,

presidido por el justicialista Jacinto Ibáñez quien ejercía entonces el Poder Ejecutivo por las

disposiciones vigentes. Esta norma, que establecía la oferta en venta pública de las tierras

fiscales, fue apelada por vecinos barilochenses. Se trata del sitio en donde integrantes de la

comunidad Mapuche Takul-Cheuque, descendientes de Ismael Tacul, instalaron

posteriormente una casilla de madera, alegando que ese lugar les pertenece desde que sus

ancestros se afincaron en el lugar alrededor de 1890. En aquel momento Luis Razza, concejal

por el partido Nueva Fuerza, denunció que esta ordenanza encubría una venta mediante la

cual las parcelas serían repartidas entre políticos y amigos de los gobernantes de turno, e

incluso habló de planos del loteo con los nombres ya asignados a cada parcela.22

Su

intervención, al ser mal recibida, lo impulsó a presentar su renuncia. El proceso de venta

siguió sin interrupciones y finalmente sólo dos años más tarde, el destino de esta

controvertida ordenanza fue decidido por el interventor militar Carlos Rito Burgoa quien, tras

18

Luis Razza es concejal municipal en los períodos en los cuales son presidentes del Consejo Municipal Jacinto

Ibáñez (31-05-73 hasta 04-09-75) y Eduardo F. Garrafa (05-09-75 hasta 22-03-76) y es gobernador de la

Provincia de Río Negro, Mario J. Franco (1973-1976). Luis Raza aparece en las actas Nº 37 (02-11-73), Nº 106

(24-09-74), Nº 107 (01-10-74), Nº 108 (08-10-74), Nº 109 (15-10-74, Nº 110 (21-10-74), y Nº 133 (1º- 04-75),

entre otras, de las Actas Municipales de San Carlos de Bariloche. 19

El partido político La Nueva Fuerza, creado por Álvaro C. Alsogaray, presenta la fórmula con las candidaturas

a presidente y vicepresidente de la Nación de Julio Chamizo y Raúl Ondarts para las elecciones de 1973. La gran

variedad de fórmulas que se presentaban en estas elecciones evidenciaba la fragmentación política en que se

encontraba el país. 20

Álvaro Carlos Alsogaray (1913-2005) fundó primeramente el Partido Cívico Independiente (1956), luego el

partido Nueva Fuerza en (1972) y por último la Unión del Centro Democrático (U.C.D.) (1982), alineados estos

partidos como fuerzas de la derecha. 21

Villa Tacul, así denominado en honor a Ismael Tacul, es un sitio ubicado en la parte norte de la península

Llao-Llao, a sólo 7 kilómetros del Hotel Llao-Llao, transitando por el llamado Circuito Chico, sobre la costa del

lago Nahuel Huapi. 22

COLOMBO, Mariano, S. C. de Bariloche, Diario El Cordillerano, septiembre 25 de 2007. http://www.barilochense.com/?suplementos=1&id=3&novedad=1557

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recibir una nota de vecinos de Llao-Llao solicitando la anulación de la venta, la derogó por

ordenanza -49-I-76-el 12 de mayo de 1976.23

Se interroga Leonor Arfuch: “¿Cómo aprehender la cualidad biográfica de la entrevista en la

multiplicidad de sus ocurrencias? ¿Cómo leer, además, lo que aparece sintomáticamente aquí y allí, a menudo

sin ser convocado? (…) la investidura de sentidos en un género dado: la vida como camino, trayectoria,

peripecia, encrucijada, destino – y sus correlatos, la lección, el modelo, la expectativa, la “prueba”.”24 Esto

sucede al internarnos en el espacio biográfico que se pone de manifiesto en la entrevista

realizada a Luis Razza cuando describe la vida de su padre como despliegue de un personaje

que es relatado, representado como “herencia” familiar, generacional, histórica”. Pero sobre todo

poniendo énfasis en “los logros, éxitos, virtudes: la vida como cumplimiento, como realización”.25

Nos

permite poner en sentido la narración que tiene como protagonista a Don Luigi Razza, que

denominaremos en adelante “Gino”. Nació en la ciudad de Trieste, al noreste de Italia, una

zona de mar y montaña, en el año 1900, cuando Trieste pertenecía al imperio Austrohúngaro.

Durante la Primera Guerra Mundial, cuando Gino contaba con sólo diecisiete años, fue

reclutado y enviado a combatir contra su voluntad en el ejército austrohúngaro, con destino en

Francia mientras que su padre, que también había sido alistado en el mismo ejército pero

enviado al frente ruso, se encontraba prisionero en Siberia.

A pesar de las vicisitudes de la guerra la suerte los acompañó y ambos pudieron volver

a Trieste después de múltiples sucesos que serían demasiado largos de relatar y no son

pertinentes para la temática abordada. Gino comenzó allí, en su ciudad natal, a estudiar

ingeniería, pero habiendo llegado casi a graduarse no pudo finalizar sus estudios, pues los

exámenes de finalización de la carrera eran demasiado costosos. Mientras tanto trabajaba en

una fábrica importante de motores para grandes barcos: la fábrica Grandi Motori.

Luego las vicisitudes y las contingencias de la vida en el contexto del fascismo cuya

ideología no compartía, lo llevaron, huyendo de este régimen, a emigrar a la Argentina en los

años treinta. Al llegar a Buenos Aires consiguió trabajo en una empresa en Leones, Córdoba,

en la que se dedicó al diseño de máquinas agrícolas – donde por ejemplo creó y diseñó una

cosechadora - y luego en la compañía de electricidad La Ítalo-Argentina, una de las dos

grandes empresas que surtía de energía eléctrica a la ciudad de Buenos Aires y en la que

23

Ibídem. 24

ARFUCH, Leonor, El espacio biográfico, op. cit. págs. 122-123 25

Ibídem

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permaneció trabajando trece años. Se había casado en Buenos Aires con Ana María Meldini,

nacida en Rímini, Italia, una joven cuyo padre tenía una importante ferretería industrial que

fabricaba herrajes para barcos. De este matrimonio nació en Buenos Aires su hijo, Luis Razza,

actual dueño de la fábrica.

Posteriormente, después de haber logrado reunir un pequeño peculio que le permitiera

vivir un tiempo de sus ahorros, se radica en 1943 con su familia en San Carlos de Bariloche,

ciudad que había conocido en 1931. Es atraído por el entorno natural que le ofrecía la

posibilidad de practicar los deportes del “alpinismo” - a los que tenía gran afición en su

juventud en las montañas cercanas a Trieste. Interesado además por la imagen difundida a

través de la prensa, que mostraba San Carlos de Bariloche como una ciudad de montaña al

estilo de las ciudades suizas y del Tirol, y que por otra parte anunciaba un fuerte crecimiento

económico y social sustentado en un acelerado desarrollo del turismo.

La familia Razza se afinca a la sazón en una zona semi rural, compuesta de quintas, un

barrio periférico de Bariloche, al que familiarmente los barilochenses denominaban “El Alto”

por su ubicación geográfica. La fábrica se construyó en una zona que en aquellos tiempos se

encontraba en buena medida despoblada y que más adelante pasó a llamarse el “Barrio Lera”.

Parafraseando a Méndez e Iwanow, el barrio Lera había recibido parte de la emigración

proveniente de la Línea Sur26

. Eran en muchos casos descendientes de mapuches y tehuelches

que, viviendo de la explotación de parcelas pequeñas habían sido despojados de la propiedad

del campo. Al no tener acceso a los recursos financieros ni a la posibilidad de comerciar su

escasa producción de lana y con la exigua paga que recibían de los “mercachifles”, a los que

debían vender su exigua producción lanera a cambio de los productos de almacén (llamados

“vicios”), no lograban pagar las cuentas acumuladas durante el año. Estos fueron los vecinos

de la familia Razza y muchos descendientes de aquellos posteriormente formaron parte de la

mano de obra que trabajó en la fábrica de cerámica.

Como relata Luis Razza, los límites del pueblo, abarcaban sólo la parte alta más

cercana al centro hasta las calles Albarracín o Anasagasti y la calle Onelli. Más allá de estas

márgenes, estos nuevos asentamientos que constituían el barrio Lera eran descampados en los

que todavía las calles no estaban construidas, en las que sólo existían huellas por las que la

26

MÉNDEZ, L. e IWANOW, W., op. cit. p. 183.

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gente transitaba27

y de quintas rodeadas de cipreses. Para la época en que se instaló la familia

Razza, el barrio formaba parte de una extensa propiedad perteneciente a Francisco Lera, cuyo

hijo, Osvaldo Lera, loteó las tierras vendiendo el sector, que luego pasó a llamarse Barrio

Lera.

En un comienzo, en 1943, Don Gino establece una pequeña fábrica de zapatos, luego

organiza una empresa de instalación eléctrica que se reduce a dos o tres empleados.

Posteriormente, toma la administración del Hotel Huemul y más tarde Don Gino funda una

empresa constructora en la que llegan a trabajar alrededor de 200 empleados, en obras que se

llevan a cabo en una etapa en la que Bariloche tiene gran necesidad de mano de obra

calificada para la construcción y el mantenimiento de la infraestructura28

. De este modo

comienza la construcción del Hotel Vuriloche, en el primer tramo de la ruta a Llao-Llao,

además de otros edificios.

Esta visión diacrónica que intento recrear será la perspectiva que permitirá

comprender el contexto socio-político, cultural y el carácter biográfico familiar que

condujeron luego a la fundación de la fábrica en Bariloche dándole un sello particular.

Siguiendo el mismo cauce, he tomado el concepto de Paul Ricoeur que señala que para que

pueda producirse la construcción de la subjetividad es necesario el relato autobiográfico, un

relato perfectamente claro en la vida laboral.29

Según el análisis efectuado desde sus estudios

sobre los “dilemas de la subjetividad contemporánea”, Leonor Arfuch expone el concepto de

identidad narrativa que desarrolla Paul Ricoeur desde su: “visión del tiempo narrativo y de la

función configurativa de la trama en el relato-de una vida-”30

, que posibilitan “en la reflexión

contemporánea, la pluralidad de las narrativas”.

Retomando entonces el espacio biográfico que determinan las entrevistas a Luis Razza

(hijo), en tanto devenir biográfico genealógico familiar, observamos que la fundación de la

fábrica de Cerámica Bariloche se debió a una circunstancia fortuita. Esto es la aparición de

una veta de arcilla en el terreno de una de las obras en la que se encontraba trabajando Don

Gino; éste decide entonces trasladar una camionada de esta arcilla, que le parece apta para ser 27

Según cuenta Luis Razza, a lo largo de estas huellas podían distinguirse los cables de electricidad que, por

otra parte brindaba en los barrios de la periferia una luz muy escasa. 28

MÉNDEZ, Laura, e IWANOW, Wladimiro, op. cit., p. 172. 29

ARFUCH, Leonor, “La vida como narración”, en: El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos aires, F.C.E., 2007, pp. 87 – 93. 30

ARFUCH, Leonor, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2007, p. 28.

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trabajada, al domicilio de los Razza con la intención de investigar un posible

aprovechamiento de este material. Con el asesoramiento de un amigo ceramista, resuelve

comenzar la fabricación de las tradicionales estufas rusas o tirolesas, estufas que procuran un

tipo especial de calefacción con un costo reducido – teniendo en cuenta que la madera era

entonces el combustible habitual y más utilizado en la zona.

Según el relato de Luis Razza, éste fue el inicio del emprendimiento pues la arcilla

encontrada resultó indicada no solo para la elaboración de las cerámicas que servían para el

revestimiento de las estufas rusas, sino que toda la familia, incluida Ana María, la esposa de

Gino, y el mismo Luis en su adolescencia, comenzaron a utilizarla para crear piezas de

cerámica tanto de uso utilitario como figuras escultóricas que fueron cocidas en un horno de

ladrillos refractarios, construido ad hoc. En un comienzo la utilización de la arcilla

permaneció confinada en la esfera privada y comenzó como una especie de juego, al que Luis

Razza, al rememorar su infancia, se refiere como “mágico” por el efecto que tenían sobre él

las piezas que habían creado, al salir del horno, y estimulado además por el interés en el arte y

la cultura que animaba la familia.

Esta actividad tuvo como resultado que Don Gino decidiera organizar aquello que

primeramente constituyó un simple taller de cerámica y que más adelante se convirtió en la

Fábrica de Cerámica Bariloche. Durante el primer año trabajó asociado con los hermanos

Jorge y Guillermo Slowik, polacos, que habían tenido una fábrica en Buenos Aires, una

empresa llamada Arcadia. Es decir que por lo tanto tenían una experiencia de muchos años en

el oficio de artesano ceramista. Con estos hermanos, amigos de la familia, Gino pudo

aprehender las nociones fundamentales del trabajo y poner en práctica los conocimientos que

además fue adquiriendo, investigando en los escasos libros sobre la elaboración de objetos

cerámicos que pudo conseguir en esa época.

Don Gino tuvo que construir primeramente él mismo los hornos para la cocción de las

piezas – hornos más simples, que más tarde fueron reemplazados por otros más complejos -

experimentar con los esmaltes (consecuencias de prueba y error), fabricar las distintas

máquinas y elaborar sus propios métodos para lograr el colado y la preparación de las pastas,

investigando nuevas técnicas en los procesos de producción - que consisten en desarrollos

propios y que no son siempre los tradicionales - descubriendo nuevas combinaciones y

creando los diversos modelos de piezas que son diseños exclusivos, personales e inspirados en

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obras de diferentes sociedades y culturas.31

La característica que distingue la fábrica es que

los diseños son realizados a mano sobre las piezas, en las que una marcada influencia de la

mayólica italiana se destaca en muchas de ellas.

Situándonos en el tiempo, mencionemos que a fines de la década de los años 1940 la

producción de diversas artesanías para vender a los turistas daba trabajo a algunas personas.

Estas actividades económicas básicas, que se habían comenzado a practicar como actividades

artesanales desde los galpones o desde las casas particulares de los suburbios, tuvieron al

principio algunas manifestaciones muy tímidas, según observa Luis Razza, por lo general de

personas venidas de Córdoba, Buenos Aires y Mar del Plata. Recién en los años

cincuenta comenzaron algunas expresiones locales que se ofrecían en los negocios de la calle

Mitre, en el centro de la ciudad, desde el chocolate vendido en las chocolaterías, los dulces

regionales, hasta la confección de tejidos tradicionales que se elaboraban a mano32

y que se

identificaban como un estilo “Bariloche”. Se confeccionaban asimismo en las tornerías

adornos de madera, o tallados en astas de ciervo, bañados electrolíticos de hojas y flores,

objetos que empezaron a ser signos distintivos de la ciudad y que dieron origen a muchos de

los negocios que actualmente prosperan en Bariloche. Todas estas producciones que en ese

período estaban destinadas al mercado del turismo no podían entonces considerarse realmente

como industrias. Eran actividades que los artesanos desarrollaban y que continúan

desarrollándose en pequeños talleres, en galpones o en casas particulares - pero que

competían comercialmente en la esfera pública- y sólo algunos de ellos tomaron impulso y se

convirtieron realmente en emprendimientos con características industriales en las últimas

décadas.

En el relato que realiza Luis Razza, el protagonista es casi siempre su padre como si se

hubiese convertido en el portador de la historia de su padre, como si éste se la hubiese legado

como parte de una herencia. Gino aparece como la figura de un hombre, el patriarca, que ha

31

Según Luis Razza primero hicieron cacharros indígenas: huacos y vasijas de todo tipo a los cuales aplicaron

dibujos indígenas de todo tipo apropiados a ese modelo de pieza. Luego fueron incorporando les esmaltes

inspirándose al principio en las porcelanas chinas, los dibujos persas, europeos, pero se dieron cuenta que

debían crear algo original, que no estuviera en otro lado y comenzaron a estilizar flores locales. La mayor parte

de sus dibujos son estilizaciones de flores de Bariloche, dibujos originales propios hechos a partir de flora local,

conocidas por sus nombres vulgares como: la mosqueta, el amancay, la muticia, la reina mora, el chilco. 32

Estos tejidos elaborados a mano se convirtieron en los entonces famosos pulóveres barilochenses, que más

adelante sufrieron la competencia de los artículos de lana tejidos con las clásicas máquinas de tejer Knitax

recién incorporadas al mercado.

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superado momentos de grandes dificultades, principalmente en su adolescencia en Trieste,

durante y posteriormente a la Primera Guerra Mundial.33

Su personalidad se ha moldeado, a lo

largo de una vida muy dura en la que ha debido sortear numerosos obstáculos – emigrante por

voluntad propia, cambio de vida, transculturación - siempre tratando de encontrar la solución

de los problemas vitales. Tiene muy en claro que sólo puede lograr el ascenso social y

prosperar si aplica la idea de “ganarse el pan con el sudor de su frente”. Tiene un lema, es el que ha

traído de su suelo natal, la primera frase de la Constitución italiana que, según afirma, dice:

“Italia e un paese fondato sul laboro”.

Los inicios en la fábrica no fueron fáciles, sin embargo fue la primera “actividad

productiva artesanal”34

que se estableció en Bariloche. El horizonte de expectativa que se

abría ante el jefe de la familia Razza, era el de un tiempo lineal, en el que la idea de desarrollo

se conjugaba con el progreso colectivo que se estaba produciendo en la ciudad. Bariloche era

entonces un espacio en el que el tiempo lineal difería totalmente del tiempo fragmentado de la

modernidad líquida en el cual nos encontramos actualmente.35

Bauman considera “que la

“fluidez” o la “liquidez” son metáforas adecuadas para aprehender la naturaleza de la fase actual – en muchos

sentidos nueva – de la historia de la modernidad.”36

Don Gino tenía, por cierto fuertemente, una filosofía del trabajo que se inscribía en la

modalidad característica de la “clásica ética del trabajo de la gratificación postergada”37

, un trabajo

duro que a la larga dará sus frutos, con aquello que bien podría llamarse un sentido sagrado

del trabajo38

. El ascenso social era entonces posible y se proyectó en su hijo y su nieto, los

cuales pudieron completar sus estudios universitarios. La continuidad de la empresa que

fundó quedó establecida y comprende hasta ahora tres generaciones. ¿Estaría preparándose la

cuarta generación? La saga familiar muestra el legado de los valores fuertemente transmitidos

y, como dice Sennett, “la ética de la responsabilidad personal que caracterizaba a la antigua ética del

trabajo”39

.

33

Don Luigi Raza había nacido en el año 1900. 34

De esta manera es como la denomina Luis Razza quien no acepta el término de emprendimiento comercial

para la Fábrica de Cerámica. 35

BAUMAN, Zygmunt, Modernidad líquida, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica de Argentina, 2006. 36

Ibídem, pág. 8 (Prólogo) 37

SENNETT, Richard, “La ética del trabajo”, en: La corrosión del carácter, Barcelona, Anagrama, 2000, p. 122. 38

WEBER, Max, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Barcelona, Península, 1994, p. 89. 39

SENNETT, Richard, op.cit. p. 122.

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La ciudad de San Carlos de Bariloche, como la gran mayoría de las ciudades

latinoamericanas ha sufrido con el tiempo transformaciones importantes. El fenómeno urbano

está normalmente sometido a un proceso de cambio y esto ha producido como consecuencia

que la imagen de la ciudad se modificara de modo notable.

La elección del barrio Lera como lugar para la fundación de la fábrica muestra cómo

el espacio es determinante, en primer lugar si nos atenemos al entorno: un escenario agreste

en el que la naturaleza se presentaba todavía sin grandes modificaciones, pero que tenía las

características de un suburbio con una fuerte tendencia a dejar de ser un barrio de la periferia

en el proceso de formación de la ciudad.40

En la década de 1940 el barrio era una zona que

todavía no estaba urbanizada, de quintas y potreros, con animales y casas aisladas, huertas y

extensiones de terreno sin cultivar, granjas y predios arbolados o plantados con árboles

frutales.

En segundo lugar el sitio fue decisivo, por la conformación social del barrio, que iba a

permitir el crecimiento de la fábrica al momento de buscar y formar trabajadores

transformándolos en obreros artesanos ceramistas. Además estaba la posibilidad de conjugar

la cercanía de la morada con el lugar de trabajo, como expresara Le Corbusier: “En otro tiempo,

la vivienda y el taller, unidos por vínculos estrechos y permanentes, se hallaban próximos el uno del otro. La

inesperada expansión del maquinismo ha destruido estas condiciones de armonía; en menos de un siglo, ha

transformado la fisonomía de las ciudades, ha roto las tradiciones seculares del artesanado y ha hecho nacer

una mano de obra nueva y cambiante.”41

La búsqueda de mano de obra estable necesaria tuvo por momentos aspectos difíciles.

Era imposible encontrar personas que ya conocieran el oficio. Al principio Don Gino tenía la

idea de formar una especie de taller escuela tomando como aprendices a jóvenes que quisieran

ganarse un salario, para enseñarles el trabajo artesanal e intentando a la vez que tuvieran para

el futuro una salida laboral estable. Su idea era que pudieran probar la “satisfacción de

trabajar en común y el placer de crear”42

. Hay que tener en cuenta que los vecinos de la

40

PEREC, Georges, “Espèces d’espaces, Paris, 1974, p. 84 ; traducción de M. Teresa Gramuglio del capítulo “La

ciudad”, publicado en Punto de Vista, Nº 53, Buenos Aires, noviembre de 1995, p. 13. Citado por Adrián Gorelik

en “Historia de la ciudad e historia intelectual”, Prismas, Revista de historia intelectual, Nº 3, 1999, p. 218. 41

LE CORBUSIER, Principios de urbanismo. [La Carta de Atenas.] Ed. Planeta-Agostini, Barcelona, 1986, Págs. 78-

79. 42

GORZ, André, ”La invención del trabajo”. En: André Gorz, Metamorfosis del trabajo. Búsqueda del sentido.,

Madrid, Sistema, 1995, p. 37.

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familia Razza vivían frecuentemente en condiciones de gran pobreza y/o miseria, pero sin

embargo este proyecto no pudo prosperar.

De todas maneras la formación de los empleados (adultos esta vez) siguió su curso y

según palabras de la misma familia Razza en su página web, “llegaron a constituir con el tiempo

una verdadera familia, compartiendo un clima sereno y de armonía que mucho difiere del competitivo ambiente

laboral que habitualmente prevalece en cualquier empresa”. Efectivamente, ese es el ambiente calmo y

luminoso que puede apreciarse cuando uno visita el taller donde las obreras artesanas trabajan

en las piezas que pintan o graban según el diseño establecido, con gestos precisos y

minuciosos. Puede verse el sentimiento de orgullo que expresan los empresarios en dicha

página, al decir que “el aspecto más valioso de todo el proceso de producción ha sido sin duda alguna la

formación de los artesanos”.

Un ejemplo paradigmático con respecto a la construcción identitaria en el ámbito del

trabajo es el caso de S.43

quien trabaja como obrera artesana en la “fábrica” desde hace más de

cincuenta años y que a pesar de haberse ya jubilado continúa grabando-cincelando con el

buril, tarea que efectúa con gran destreza y que le procura suma satisfacción y propia

estimación.

La entrevista efectuada a esta obrera ceramista nos revela detalles valiosos que

permiten tener una perspectiva diferente a la de los patrones en cuanto a la relación laboral en

la fábrica de cerámica, es decir un enfoque percibido por éstos sin conflictos y en el que sólo

aparece la armonía. Pone entonces en evidencia la divergencia existente en el punto de vista

de los trabajadores con respecto al cuadro presentado por el dueño de la fábrica.

La entrevistada nace en 1942 en San Carlos de Bariloche y vive desde su adolescencia

en la misma calle, a 150 metros de la fábrica.44

S. era la mayor de seis hermanos y lamenta no

haber podido seguir los estudios segundarios dado que el sueldo de su padre no alcanzaba

para mantenerlos y educarlos, por lo tanto tuvo que comenzar a trabajar a los trece años.

Ingresó en el taller de la fábrica de Cerámica Bariloche a los diez y siete años, el 24 de

septiembre de 1959 y comenta que a partir de ese momento nunca dejó la empresa. Dice que

43

S. es una de las personas entrevistadas y ha preferido mantenerse en el anonimato. 44

En el relato biográfico S. cuenta que su padre trabajó durante algunos meses en el tambo de Lera (que dio origen al barrio) cuando era muy niña y que vivía con su familia allí. Cuando tenía seis años y estaba en primer grado, recuerda que en la parte de abajo, en el tambo, había vacas en los boxes, es decir que el tambo todavía estaba en funcionamiento. Su padre era el lechero, repartiendo la leche, además trabajó como panadero, como enfermero y luego en Aerolíneas Argentinas.

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le fue fácil conseguir ese trabajo pues su padre era conocido de Gino Razza y de su mujer Ana

María, que dijeron: “… es la hija del panadero”.45

Ellos pasaban todos los días frente a su casa y

la veían haciendo las tareas domésticas con su madre. Hace de esto cincuenta y tres años. En

este momento es la más antigua de las obreras ceramistas pues la otra persona que estaba

trabajando en esa época había empezado dos o tres años antes que ella, pero se retiró de la

fábrica con casi cuarenta años de antigüedad. Fue ella la que le enseñó a dibujar sobre las

piezas cerámicas: “Porque yo, dibujar, dibujaba en un papel, a lápiz. No tenía la menor idea, es muy distinto

dibujar en la cerámica que dibujar en papel”.46

S. explica que le enseñaron a hacer todas las operaciones necesarias para la fabricación

de la cerámica. Comenzó la práctica ceramista amasando la arcilla que estaba ya preparada

en los piletones. Había que amasarla, quitándole todas las burbujas de aire – un trabajo duro,

pesado - para hacer panes gigantes con los cuales hacer los platos y las tazas, los jarrones y

las piezas a las que luego se les darán forma en el torno.

La arcilla estaba preparada de antemano, por lo tanto no tuvo acceso al conocimiento

de cómo se elabora, de cuáles son las substancias que la componen. Explica que lo ha

olvidado, pero lo sabía hace tiempo: “porque había que explicarles a los turistas cuando venían. Que

llevaba caolín, cuarzo, feldespato, y yo ni me acuerdo. Era más o menos el proceso, era lo que le informabas al

turista pero nunca lo hice ese trabajo. Eso lo hacían los varones siempre. Y la barbotina, tampoco sé cómo se

hace, es la líquida, para colar las piezas. Así que colar, tampoco…”47

No se hizo cargo nunca de la

operación de la colada48

, pero tampoco de cargar el horno, un procedimiento delicado, que es

necesario conocer para poder llevarlo a buen término. En cambio había hecho piezas en el

torno, con la masa más compacta preparó platos, ceniceros y otros objetos, lijó y esmaltó

piezas. Es decir que primeramente tuvo que pasar por el aprendizaje de todo el proceso de

elaboración de la pieza terminada.

45

Entrevista a S. San Carlos de Bariloche, 14 de julio de 2012. 46

Ibídem. 47

Ibídem. 48

El moldeo por colada o vaciado por colada es una técnica de modelado, adaptada a la cerámica artística

desde su desarrollo en la industria cerámica. Consiste en verter dentro de un molde poroso una barbotina

líquida. En este molde (normalmente de escayola y que puede estar formado de varias piezas) se realiza un

intercambio electrolítico (osmosis) Como consecuencia el agua y materiales solubles pasan a la escayola,

dejando una capa de arcilla en estado sólido. Dependiendo del tiempo que se deje la barbotina dentro del

molde y del estado de éste, así será el grosor de la pieza. Una vez obtenido este estado solo queda darle la

vuelta al molde y vaciar el exceso de barbotina. En francés: coulage ou façonnage. Cf.:

cerámica.wikia.com/wiki/Moldeo_por_colada

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¿Cómo comenzó a dibujar las figuras en las piezas? Como señalamos anteriormente,

S. tenía una gran afición por el dibujo y por lo tanto estaba muy interesada en el trazado de las

figuras en las piezas de cerámica. Fue Ana María, la señora Razza, quien se dio cuenta de la

capacidad como dibujante de la joven operaria. A partir de ese momento su trabajo fue

siempre el dibujo o el grabado sobre las piezas.

Cuando S. llegó había seis o siete personas trabajando en la fábrica. Una persona se

dedicaba al grabado en las piezas, otra daba color con pincel, una tercera trabajaba en el torno,

un muchacho hacía la colada, el personal era realmente escaso. Los patronos (el matrimonio

mayor, Don Gino y Ana María) esmaltaban, dibujaban, cargaban los hornos y se hacían cargo

de las actividades laborales restantes, el hijo, Luis, confeccionaba las herramientas apropiadas

para ese trabajo. Aclara S. que: “…después nos preparaba las herramientas para trabajar porque él las

hacía…Al saber cómo se hacían las cosas era más fácil, porque las herramientas que tenemos son artesanales,

son hechas en la fábrica, adaptadas para el trabajo.” El proceso de fabricación era de alguna manera

“familiar” y en esa época la producción era vendida en su totalidad.

S. rememora cómo era la fábrica cuando ingresó en ella. La edificación del inmueble

era totalmente diferente de su actual condición. Originariamente había sido un galpón de

mampostería que Gino Razza poseía para trabajar en carpintería pesada. Recuerda que tenía

“…los vidrios repartidos, todos chiquititos, y que los chicos lo usaban para tirar piedras porque estaban todos

rotos y (…) con bollos de papel tapados los huecos para que no entrara el frío. Las ventanas muy altas, arriba

de mi cabeza, que no veíamos afuera nada. Estaba realmente…, yo tengo un metro sesenta, así que sería más de

dos metros arriba. Era un galpón, había sido una carpintería”. S. cuenta que el piso era de cemento,

cóncavo por partes hundidas. Tenían un tacho redondo, un viejo recipiente de aceite que

llenaban de aserrín todas las mañanas, le colocaban un pequeño caño y prensando el aserrín le

prendían fuego. De esta manera tenían calefacción todo el día y además lo aprovechaban para

preparar a la tarde un refrigerio de leche chocolatada.

Cuando se creó la fábrica Don Gino construyó el horno para cocer las piezas

cerámicas. Se trataba de un horno a leña que despedía una gran cantidad de humo, a tal punto

que la humareda podía verse desde la casa de S. Pero el gasto para alimentar este horno en

leña resultaba excesivo y fue desmantelado. En el comienzo, una de las tareas de S. fue

ayudar al dueño en la preparación de los hornos eléctricos. Este trabajo consistía en cortar con

un serrucho los ladrillos refractarios en que luego se pasaba una resistencia y con los cuales

don Gino armaba el horno.

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Lo usual en la distribución del trabajo de las operarias, en los comienzos, era el

aprendizaje de casi todas las etapas del proceso de fabricación de las piezas cerámicas.

Posteriormente este carácter pedagógico que tenía como objetivo la transmisión de una

filosofía del trabajo basado en el disfrute, el compañerismo, la satisfacción por una obra bien

hecha se fue perdiendo y fue reemplazado por un trabajo basado en una secuencia repetida,

siempre los mismos gestos precisos básicos y obligados en la elaboración de las piezas. Sin

embargo S. recuerda con cariño la forma en que Gino la inició en el aprendizaje de la práctica

artesanal en la cerámica: “…yo cuando empecé a trabajar me enseñaron todo (…) Eso en realidad me

provocaba un poco de pánico, porque Gino era muy autoritario, yo tuve muy buena relación con él. Fue…si te

digo que fue como mi padre es mucho, porque tengo a mi papá. Pero fue una persona que me formó en ese

trabajo (…) me hizo sentir muy bien en ese trabajo, me lo enseñó todo y me enseñó a querer ese trabajo, que a

mí me gustaba porque, ya te digo, a mí, mi pasión era dibujar”. S. considera que de esta manera

encontró su vocación en algo que le gusta mucho, dibujar. Sostiene que para ella es como

“trascender” y se siente “muy realizada” en esta actividad laboral.

Si bien S. considera que el arte está vinculado a su tarea, es consciente que en ella no

interviene la creación artística, pues tiene que limitarse a lo que le están pidiendo en esta línea

de trabajo, comenta: “…yo tengo que adaptarme al trabajo que está determinado, no soy creadora acá, ni

soy artista acá, yo tengo otro medio para crear si es que puedo crear algo (…) aunque el elogio más grande que

me hizo Gino, fue para mí el de él: “Yo nunca envidié nada a nadie”, me dijo, “pero yo envidio tus manos,

porque nunca vi dibujar a nadie como dibujas vos”, y eso fue el elogio más grande que alguien me hizo”.49

Con orgullo S. afirma que, una vez que aprendió los “secretos” del oficio, ha sido ella

la que ha formado y enseñado la práctica artesanal al noventa por ciento de las jóvenes

obreras que fueron incorporándose al taller. Empero, dice con tristeza que, habiendo cumplido

más de cincuenta años trabajando, no ha recibido de la empresa ningún gesto de

reconocimiento, sabiendo la costumbre que impera en muchas empresas en las que se entrega

un recuerdo en agradecimiento a sus más antiguos empleados.

S. sostiene que el auge de la fábrica comenzó al poco tiempo de llegar a trabajar en

ella, es decir que inició su prosperidad a principios de la década de los sesenta. Bariloche

comenzó a crecer al influjo de una inmigración atraída por la posibilidad de un rápido

desarrollo del turismo. Entre la crisis económica y la esperanza de florecimiento, la ciudad

49

S. pinta en su casa desde hace muchos años. Fue alumna de Rotondaro, un muy buen pintor barilochense en los años sesenta y Don Gino la alentaba siempre para que pintara. Entrevista oral semiestructurada de final abierto.

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pasa del turismo de elite al turismo social, al turismo estudiantil y de la tercera edad. En 1940

alrededor de 4.000 turistas arribaron a Bariloche y diez años más tarde, en 1950, ya eran

55.000 los visitantes; esta cifra prácticamente se duplicó en la década de 1960.50

Esto explica que, según S., las ventas en la fábrica alcanzaran cifras muy importantes.

En esa época comenzaron a venir los estudiantes y muchos recién casados (comúnmente

llamados mieleros). En forma repartida a lo largo del año venían los estudiantes, los

egresados, los jubilados, los “mieleros”, comenta la entrevistada: “…generalmente los mieleros

venían con el dinero que les habían regalado para comprarse algo acá. Venían a comprar y hubo un momento

en que había cuatro o cinco colectivos afuera esperando que salieran estos platos”.51

En 1986, la fábrica

contaba con 50 empleados, que se redujeron a 23 en 1992.52

La demanda consistía sobre todo en platos decorados. Debían cargarse tres hornos al

día, de platos solamente. Cada hornada llevaba de treinta y cinco a cuarenta platos cada una, o

sea que eran cien platos por día y era tal la cantidad de compradores que llegaban en los

“micros”, haciendo “cola”, con sus choferes delante de la puerta, que las vendedoras debían

limitar la venta a un plato por familia. En ese momento, a finales de 1960, alrededor de 1968

y en la década de 1970, en la fábrica se encontraban trabajando por lo menos cuarenta y cinco

personas.53

. Con el tiempo los diseños y los colores fueron cambiando buscando en la

novedad la satisfacción del cliente. 54

Un aspecto que consideramos importante es la cuestión del salario de los operarios en

la fábrica de Cerámica Bariloche. En este sentido S. corría con un hándicap a su favor con

respecto a sus compañeras artesanas-ceramistas. Como dije anteriormente valoraba su trabajo,

y era apreciada por Don Gino y su esposa, encontrando satisfacción en ello, pero esto no era

el caso de todos los demás obreros. Recuerda que algunos operarios, que trabajaron mucho

50

MÉNDEZ, L. e IWANOW, W. Op. cit. pág. 181. 51

Entrevista oral semi estructurada de final abierto a S., 14/07/2012. 52

Entrevista a Luis Razza hijo en 1992-11, en: https://mail- attachment.googleusercontent.com/attachment/?ui=28jk=3738793e3e&view=att&th=139... 53

Según S.: “…y venían los choferes de Bariloche, con los micros y hacían cola; era como si vendieran pan caliente, o liquidaran algo. Se peleaba la gente, teníamos que decirles (¿como cuando vas al supermercado, un litro de aceite por persona?), bueno era un plato por familia. Tuvo mucho auge, mucho, mucho. Después todo cambió.” 54

Hubo cambios en la decoración de las piezas, se adoptaron otras líneas, se comenzó a trabajar en un solo color, el negro, sin decoración, modelos en boga en esa época. También se trabajó varios años con una técnica llamada de engobe que consiste, en su forma simple, en una técnica de decoración en la cual una pieza se ha cubierto con una capa fina de pasta de un color diferente. Se pueden usar como engobe todas las arcillas, rojas, blancas o coloreadas, que se adhieran bien a la pieza durante la merma del secado y la cocción o bien preparar uno en base a fórmulas. Cf. Elbarroyyo.blogspot.com.ar/2009/01/engobes.html 30-01-2009

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tiempo en la fábrica, solo les interesaba cumplir con el trabajo para cobrar el sueldo. En

segundo lugar, su capacidad de decorar con gran rapidez y perfección las piezas le permitió

ser bien remunerada y reconocida por Gino Razza. Esto se comprende porque la paga tenía

relación con la cantidad de piezas elaboradas por día, y ella podía hacer 45 platos en nueve

horas, aproximadamente cinco platos por hora, algo que no pudo ser nunca superado por otra

persona.

Indica S. que la política de la dueña de casa era: “si hoy hacés una campana, mañana hacés

una y media. Si mañana hiciste una y media, al tercer día podés hacer tres. Era producir. Y sobre la producción

había un sobre sueldo sobre lo que vos producías”. Recuerda entonces que en un momento ganaba

más que su marido aún cuando éste trabajaba en el Banco Nación en donde, según ella,

cobraba uno de los mejores sueldos de Bariloche.

Los obreros trabajaban en la fábrica nueve horas y media todos los días menos los

sábados: “Yo trabajaba nueve horas y media todos los días de mi vida y después venía acá a casa cuando me

casé. Yo me casé a los veintisiete años. Me acuerdo del asfalto que lo hizo Gagliardi, eso nunca me lo voy a

olvidar”.55

El horario de nueve horas había sido convenido con Luis Razza para tener libre el

sábado y poder cumplir el régimen de horas suscrito en el reglamento laboral. El régimen de

trabajo en la fábrica de cerámica es el de jornaleros, pues se recibe una paga en función del

tiempo trabajado, es un jornal medido en relación con lo que marca “la tarjeta”. Si se falta una

hora o una jornada, a menos que se tenga un certificado médico, este lapso no se cobra.

La fábrica de Cerámica Bariloche se proponía ser generadora de trabajo, con respeto a

las leyes laborales vigentes. Actualmente se enorgullece de haber formado más de quinientos

jóvenes, algunos de los cuales se han independizado posteriormente, instalando sus propios

talleres. Los dueños de la fábrica consideran que el ambiente laboral que predomina en la

fábrica les permitió conciliar la creación artística con el éxito comercial.

El caso de Elba Ester Acuña, otra trabajadora de esta fábrica, es igualmente

significativo: durante el lapso en el cual se encontraba trabajando en el taller prosiguió sus

estudios secundarios, cursó una carrera universitaria y al finalizar estos estudios llegó a ser, a

partir de 1983, con el advenimiento de la democracia, concejal en el Concejo Municipal de

San Carlos de Bariloche y legisladora en la Legislatura de la Provincia de Río Negro. S. la

55

Edgardo José Gagliardi fue Intendente de la ciudad durante dos períodos consecutivos, primeramente como

Presidente del Concejo Municipal, 11-12-85 al 10-12-87 según las normas inscritas entonces en la Carta Magna

Municipal y luego como Intendente Municipal, 11-12-87 al 09-12-91.

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recuerda como su vecina, vivía frente a la fábrica, era modesta, sencilla. Su marido, que había

sido sindicalista, entró también en la política partidaria. S. comenta que Ester era muy

trabajadora, muy responsable “---y era una muy buena empleada, eso te lo puedo decir. Le daba color a

las piezas en los dibujos y lo hacía muy bien y producía mucho. De eso sí estoy convencida, lo puedo decir

porque trabajé con ella, le enseñé a ella a trabajar”. Ester tenía la capacidad de trabajar las ocho

horas reglamentarias en la fábrica y después continuaba con su actividad laboral durante

cuatro horas más en “El Turista”, la fábrica de chocolate más conocida y antigua de Bariloche

donde seguía trabajando hasta las doce de la noche.

La época de florecimiento económico de la fábrica se manifestó por la afluencia de

turistas que llegaban en colectivos y colmaban el local de venta con la intención de comprar

sus productos. Esta bonanza que se produjo durante los primeros años de su fundación fue

disminuyendo por diferentes factores. Nos relataba Don Luis que, por ese entonces, los guías

de turismo – que llegaban con los turistas a la fábrica - pretendían cobrar un porcentaje sobre

las ventas que se hacían, así como algunos encargados de la fiscalización de los comercios en

Bariloche. Es probable que, entre otros motivos, la declinación de la empresa se haya debido a

los cambios en el gusto de la gente que deseaban piezas adaptadas a los modelos más en boga.

Adecuándose a esta situación decidieron instalar un negocio de venta al público en la calle

Mitre, en pleno centro de la ciudad, lo que les permitió acceder a una clientela más amplia en

forma directa.

Actualmente ya no hay una producción como la que había antes pues las ventas han

disminuido notablemente. El número de operarios también se ha reducido. En total han

quedado once empleadas nuevamente, contando con las que atienden el negocio en el centro

de la ciudad. “…Antes, había un casamiento y venían y regalaban un juego de té. No te digo veinticuatro

piezas, pero una tetera y seis tazas; venían y lo compraban, relojes…Venían de afuera y de Bariloche, no sabes

cómo compraban…” 56 Ahora hay una sola persona que trabaja en la preparación de la arcilla, en

la tarea de la “colada”, en el torno mecánico, en disponer las piezas en el horno, esmalta y da

color a las piezas. S. se lamenta que “…antes había personal de limpieza y ahora no existe más. La

fábrica la tienen que limpiar las mismas obreras ceramistas”.

Las dificultades económicas son muchas y S. considera que si continúan conservando

su trabajo se debe a la ayuda que reciben desde el año 2010, con el Programa de Recuperación

56

Entrevista oral semiestructurada de final abierto a S., 14-07-2012.

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Productiva (REPRO)57

, que proporciona el Gobierno Nacional para que los empresarios no

despidan al personal de sus empresas. Además, a partir de junio de 2011, cuando cayeron las

cenizas volcánicas sobre Bariloche - a causa de lo cual el turismo mermó fuertemente - los

operarios trabajan en horario reducido pues los dueños de la fábrica redujeron a cuatro las

horas de trabajo.

Que ha habido cambios en el papel que ocupa la fábrica de cerámica en el mercado

turístico barilochense es indudable. ¿Podríamos decir que ha sufrido realmente un proceso de

deterioro muy marcado? Lo dudamos. Debemos aclarar que son muchos los factores que

pueden explicar esta pérdida de fuerte protagonismo empresarial.

La fuerte crisis general que afecta a los comerciantes en Bariloche, dificultades que se

vinculan en gran medida con desastres naturales que se han ido produciendo en la zona del

Nahuel Huapi: incendios forestales; el efecto del hanta-virus; del virus pandémico H1N1/09,

surgido en el año 2009, popularmente conocido como la gripe A58

; la gran proliferación de

roedores como resultado de la floración de la caña colihue; y por último la gran crisis

económica que se produjo el 4 de junio de 2011 a partir de la erupción del Cordón del Caulle,

a solo 100 kilómetros de distancia de la ciudad de San Carlos de Bariloche, cubriendo de

ceniza volcánica toda la región del lago Nahuel Huapi, sin olvidarnos de la hiper-crisis de la

economía nacional de los años 2001-2002.

A estas dificultades podríamos sumarles las políticas públicas municipales,

provinciales y nacionales que no han sabido concebir o no han logrado una mejor gestión de

desarrollo turístico. Las administraciones que se sucedieron en el gobierno municipal no

lograron mediante la aplicación de un plan estratégico que ordenase el crecimiento, afianzar y

promover el desarrollo de la ciudad, quedando éste en manos de la actividad privada, que

57

REPRO. El Programa de Recuperación Productiva brinda a los trabajadores de las empresas adheridas una

suma fija mensual no remunerativa de hasta 600 $ por el plazo de hasta 12 meses, destinada a completar el

sueldo de su categoría laboral, mediante el pago directo por ANSES. Para acceder a este beneficio las empresas

deben acreditar la situación de crisis por la que atraviesan, estipulando las acciones que piensan desarrollar

para su recuperación y comprometerse a no despedir personal. El programa fue creado en el marco de la

Emergencia Ocupacional Nacional para sostener y promocionar el empleo genuino, apoyando la recuperación

de sectores privados y áreas geográficas en crisis.

www.trabajo.gov.ar/ampliado.asp?id_noticia=17&id_seccion=prensa 02.03.10

58 El Virus H1N1/09 Pandémico fue una pandemia causada por una variante del Influenza Virus A de origen

porcino. Su aparición en la Argentina causó mucho temor en la población y en Bariloche hizo que mermara

enormemente el turismo produciendo una fuerte crisis económico social.

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genera un crecimiento anárquico, agregándose a esto la insuficiencia de la infraestructura

básica.

Es de destacar que a pesar de los enormes cambios tecnológicos producidos en la

sociedad y sobre todo en la mentalidad y prácticas de la producción, el producto en sí con

características artesanales no ha cambiado durante más de sesenta años transcurridos desde la

creación de la fábrica de Cerámica Bariloche. Más aún, el uso de internet59

ha permitido - con

el acceso a innumerables fuentes y además los distintos viajes de los Razza a países europeos

- la renovación y perfeccionamiento de los estilos, aunque manteniendo el carácter artesanal

basado en una tradición preexistente que se remonta a siglos anteriores. El aprovechamiento

de la informática ha proporcionado igualmente la posibilidad de dar a conocer a un público

muy extenso la existencia de la empresa y de sus características, viabilizando una

comerciabilidad mucho más fluida y adaptada a una sociedad de consumo como la que

caracteriza aquello que Bauman denomina la modernidad líquida60

, en la que el tiempo es

determinante, caracterizándose por la velocidad, la rapidez de los acontecimientos que

producen los cambios, en la que predomina el trabajo inmaterial: la P.C., la informática, y en

la que impera un capitalismo de gran dispersión híper-concentrado.

CONSIDERACIONES FINALES:

Si de alguna forma hay que sintetizar lo que suponemos es San Carlos de Bariloche,

podemos decir de ella: ciudad de frontera, con un pasado reciente agrícola ganadero, con una

población heterogénea, conformada sobre una base indígena, con sucesivos aportes de

inmigrantes europeos y chilenos, así como de una importante migración interna venida

principalmente de las grandes ciudades argentinas. Quedan entonces las huellas culturales de

los pueblos originarios más y más desleídas en el nuevo temperamento que va tomando la

ciudad.

Esto ha dado como resultado una ciudad que continúa siendo un espacio social de

contraste, con características culturales y sociales complejas, con distintas tradiciones

yuxtapuestas que tienen dificultad en amalgamarse y construir una identidad propia. Pues

59

La fábrica posee una página WEB: www.ceramicabariloche.com.ar y una dirección electrónica:

[email protected] 60

BAUMAN, Z.; Modernidad líquida, Buenos Aires, F. C. E., 2006.

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aunque el acento suela ponerse presentando San Carlos de Bariloche como la “Suiza

Argentina”, en una falsa imagen de tarjeta postal, esto se contradice con una realidad más

compleja y alejada de esa caracterización.

Por otra parte, el turismo fue una actividad ligada tempranamente al desarrollo de San

Carlos de Bariloche. Los primeros visitantes llegan al pueblo atraídos por las bellezas del

lugar y por su naturaleza agreste y virgen. Lo penoso del viaje debido a las dificultades de

transporte hacía que fueran pocos los que se arriesgaban a viajar y por lo tanto el turismo fue

creciendo muy lentamente. La ciudad comienza a convertirse en centro turístico recién en

1934 con la llegada del ferrocarril y la creación de la Dirección de Parques Nacionales, cuyo

presidente Exequiel Bustillo es el promotor de la transformación de Bariloche por medio de

una fuerte política de desarrollo.

Dentro de ese escenario se desarrolló la fábrica de Cerámica Bariloche que,

comenzando como una actividad artístico artesanal familiar, al coincidir con un desarrollo

turístico importante, dio como resultado una actividad económica básica destacable. Esta

actividad puede considerarse como parte de todo un conjunto de emprendimientos en la

ciudad que comenzaron siendo artesanales y que con el tiempo se transformaron en

actividades de cierta envergadura, las que imprimieron en Bariloche uno de sus rasgos más

característicos, tales como los “tejidos Bariloche”, las diversas artesanías y la industria del

chocolate.

Además del aspecto productivo de la creación de objetos de valor artístico y de su

comercialización es de destacar también el aspecto laboral de la actividad en la fábrica de

Cerámica Bariloche ya que ha dado trabajo calificado a una cantidad importante de operarios.

La saga de la familia Razza refleja el modo de estar insertos en la vida comunal, con

predominio de algunos valores como el trabajo como fuente de satisfacción y creación, la

fuerte cohesión familiar, la existencia de valores éticos activos, características que representan

de alguna manera esa sociedad de productores que bregaba por construir un mundo estable en

la modernidad sólida.

Por el contrario, los nuevos tiempos de la modernidad líquida han producido

transformaciones y cambios profundos en las concepciones del trabajo. Las nuevas

generaciones son portadoras de otras experiencias, distintas a las de sus mayores. El mundo

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tal vez sea el mismo para ambas generaciones, pero las representaciones respectivas de ese

mundo difieren bastante.

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Página WEB Cerámica Bariloche: www.ceramicabariloche.com.ar

Dirección electrónica: [email protected]