Arte Rupestre

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Género: Poesía / Autor: Miguel Ángel Sanz Chung

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ARTE RUPESTRE

Mi garganta conocía la sed antes de la estructura

de vena y piel alrededor del pozo

donde palabras y agua se entremezclan

sin pausa alguna, hasta pudrir la sangre.

Dylan Thomas

Volver a escribir

para mantener el dolor incólume

y sin deseo de alivio.

ARTE RUPESTRE

Este cubil es necesario para sembrar nuestros

vellos como flores silvestres para quitarnos la

cáscara de los miembros como la piel sobrante de

las frutas para encorvarnos sobre el plato de

carne como si nosotros mismos lo hubiéramos

cazado para enmarañarnos sobre la cama

como feroces depredadores con dientes de leche

para desparramarnos sobre los muebles como

guerreros sacrificados por el enemigo invisible

para quedar catatónicos mirando la pantalla como

los primeros pobladores frente a una lluvia de

estrellas para retozar bajo el agua como

animales heridos que olvidaron lamerse para

gruñirnos cada dos por tres como macho alfa y

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hembra madre para reunirnos a la medianoche

y rezar a cambio de favores esenciales para

desplomarnos inconscientes hasta que los gemidos

vuelvan a sobresaltarnos para grabar estas

líneas y dar fe de nuestras costumbres mientras

llega el momento de renacer bajo la tierra

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BIENVENIDA

Cómo es que en nuestra ausencia

los muebles no han sido arrojados por la ventana

gracias a alguna fuerza desconocida,

y que al cruzar el umbral de la entrada

el paisaje que nos rodea

no semeje el vacío de un desierto de arena.

El hogar nos abofetea con su tesón

para soportar, inmutable, el paso del tiempo.

Su intransigencia ante el más mínimo cambio

nos revela totalmente desamparados

tras volver del viaje a nuestro origen.

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CENTINELA

Aunque en el empeño te disloques la clavícula,

no llegará tu báculo a rozarle.

Bien puedes seguir mirándome de reojo,

sostener esa sonrisa socarrona

mientras te dilatas más allá de los límites

intentando acortar las distancias.

No he sido yo

el que ha puesto infinito entre ustedes;

no soy yo quien decide

transformarte en viento perdido

cada vez que pones rumbo a su espalda.

Yo sólo soy el centinela,

la mano elegida para alzar la cimitarra,

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el pecho que se interpone a la guadaña trapera

que lo busca mientras descansa.

Puedes hacer con mi silencio

el tormento inagotable que te satisfaga;

haz brotar de mi lengua

la madeja negra que se me atraganta;

echa raíces en mí si te complace

y termina por estropear

lo que aún se yergue incólume en mi alma.

Cuando por fin llegue el momento

en que caiga dilapidado,

otra mano se alzará

para vestir esta coraza.

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DÍA DEL JUICIO

¿Llegará el día en que levantes

tu dedo de Dios

para señalarme entre los ojos

sin el más leve temblor de tu dorso?

¿Abandonarás el silencio

-en el que aún te cobijas-

para acusarme

de haber transformado

tu cuerpo, todavía incipiente,

en el único refugio

de todos mis padecimientos?

¿Elevarás tu nueva voz

entre los cielos

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para desgranar mi nombre

y sentenciarme “padre”,

de una vez y para siempre,

exactamente igual

al resto de la especie?

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FUGA

Debes cavar el túnel

debajo del muro

en dirección al parque,

atravesar arena, piedras, raíces

hacia el mundo que se abre más allá del álamo

y el césped,

porque mientras sigas escarbando

entre los cimientos

sólo encontrarás delante de tu rostro

mis piernas de guardián indiferente.

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PACTO SECRETO

Ella no lo sabe

pero cuando me toma

no hay amor en el abrazo,

sus ojos no me miran desde una cima

para caer sobre mi pecho

como si hallasen la redención,

entre su pubis y el mío

no existe mayor alquimia que un frote inteligente,

no hay en nuestras ondulaciones

más que la búsqueda vehemente de un único fin,

el hallazgo del último estertor

para abandonar la tregua tras el alivio.

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PRIMER MANTRA

Cada vez que vuelves

para recoger el eco

que dejas sembrado entre mis sienes,

las perlas que logro arrancar

de mi vulva entre los dientes

siempre se tornan terca munición

que agoto en un instante

sobre tu frente.

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TALA

Se me ha astillado la espalda

con un solo golpe de tu pico;

el tronco entero se me ha resquebrajado

desde la corteza

hasta el centro de los anillos.

¿Cómo sostener entonces

el hogar que construimos sobre mis hombros,

si hemos iniciado la hecatombe

y las ramas ya me chirrían

antes de desplomarme en medio del bosque?

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SEGUNDO MANTRA

En una noche como ésta

te he de confesar

que detrás de la lengua

también guardo racimos menos violentos,

cuentas de madera

que repaso con insistencia

mientras mortifico mi espalda

con tu nombre.

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SEPULTURA

En una playa visitada

únicamente por pelícanos y perros;

en un hoyo somero

y mal tapado por la arena oscura;

dentro de un saco plástico,

con la punta de la nariz

asomando entre las roturas;

a merced del bochorno

y la garúa;

exactamente al lado

de donde te dejé.

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No eres diferente a nadie,

poeta,

como todos

lo único que puedes predecir

es la muerte.

JINETE

Cómo detener esta carrera contra el tiempo,

dejar de fustigar estos músculos

que vienen galopando desde su nacimiento.

Cómo detener esta agitación continua,

dejar de ser el muslo que se tensa con cada

zancada,

los cascos que atizan el suelo para tomar un nuevo

impulso.

Aún me restan energías

para atravesar el planeta de lado a lado,

para saltar sobre los mares

y pasar por encima de montañas y desiertos;

pero ya estoy harto de terminar siempre

entre bosques invernales de árboles desnudos

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o cabalgando sobre el techo de los coches

en medio de autopistas desbordadas por los

atascos.

Cómo dejar de ser el sudor constante

discurriendo por las piernas y el pecho,

poder abandonar una competencia que carece de

reglas,

bajarse del lomo de uno mismo

y caminar como aquel hombre inexistente

que controla la razón de sus pasos.

Cómo librarse del deseo

de alcanzar una meta nunca vislumbrada,

construida con unas cuantas imágenes

que podrían desvanecerse con un leve soplo.

Cómo vencer el terror de detenerse

en cualquier parte del camino,

dejar de oír los latidos retumbando entre las sienes

y volver a construir algo en medio del silencio.

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AMULETO

Antes de que el tiempo me lleve río abajo

hasta desembocar en medio de la nada,

me apresuro a clavar con estas letras

mis ojos sobre el papel,

para que el resto del día

todo lo que mire

permanezca velado tras la visión

de este poema, todavía palpitante.

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PUNZADA DE CIELO

Nadie sabe cuándo cambiará el viento,

en qué momento estas horas insípidas

se tornarán broncas coces de ramas secas,

olas que arrasan sólo con la espuma,

cuerpos que ruedan como piedras

hasta terminar sobre la orilla jadeantes,

boquiabiertos, preguntándose

por los insulsos días sin heridas.

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MANANTIAL

El esperma cae en mi mano

como una mancha de pintura sobre el lienzo

-cometa blanco que se estrella

con el firmamento de mi carne-.

Un día más los surcos de mi palma

cobijan los sudores del hombre sediento

(cuando no es agua lo que se pide

tampoco es agua lo que se bebe).

Miro con desazón mis propios frutos,

semillas que nunca he de arrojar a la tierra,

sangre que no extraigo de las venas

y que arrojo por inercia y sin dolor.

No hallo sentido alguno en su presencia,

en su forma, en su textura, en su olor;

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no encuentro ninguna respuesta

en su temblor continuo,

en su movimiento pendular

cuando lo vuelco bocabajo.

Sin comprenderlo,

acepto su existencia fugaz.

Aguardo con paciencia

a que culmine su transformación

en baba transparente,

me enjuago las manos bajo el grifo

y me seco sin dejar resto

de nostalgia sobre la piel.

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SECRETO DE HERRERÍA

¿Quién dice que el acero

sólo pierde la templanza bajo el fuego?

Yo sé de acero reblandecido bajo el agua,

de acero agrietado entre el barro seco,

de acero petrificado entre órganos y huesos,

reluciente acero derretido por un grito.

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BROTE DE PLAGA

Te has alimentado de mi pecho

para conocer el verdadero sabor

de las lágrimas.

Lejos de este pasto

por el que devaneas

nunca hallaste la hoja

que anhelas en silencio.

Tu apetito de oruga

ha encontrado entre mis costillas

el hartazgo pasajero que tanto le deleita.

La ceguera no te permite reconocer

que ya se acerca el día

en que tu ansia superará

las dimensiones de mi cuerpo.

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Aunque volviera a germinar cien veces

y cien veces me extendiera para abarcarte

nada impediría que mi tallo

se doblase sobre la tierra

bajo tus dientes.

No debiste buscar las respuestas

en un brote de límites tan modestos,

mis raíces nunca prometieron mayor altura

que la alcanzada cuando levanto la frente.

A pesar de mis advertencias

nos has condenado a caer

como otra espiga sin mies.

Ya no te alzarás

como una plaga insatisfecha

dispuesta a devorar todo lo que te rodea;

ya no podrás alimentarte de mí,

pequeña sed que me carcome.

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RAMA SECA

Nada en mi cuerpo

se purifica con el tiempo.

Donde antes había escamas

ahora crecen púas apuntando hacia los huesos;

si antes se multiplicaban los lunares

ahora en su lugar se multiplican los insectos.

Ignoro hasta dónde llegará

este esqueleto envejecido.

Doblar las rodillas es lo mismo

que forzar la resistencia de dos ramas secas.

Tal vez deba empezar

a escarbar entre las sábanas

un socavón para enterrar los miembros;

servirme de la lástima de mi parentela

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o dejar que me picoteen

mientras esté durmiendo.

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ESTAMPA BUCÓLICA

Ponerme de cuclillas

y expulsarlo todo.

Reunir la vorágine en el centro del vientre

y arrojarla en un hoyo sin fondo.

Tumbarme sobre la tierra

con el cuerpo vacío

y dejar que mi estómago se alimente

con el silbo del viento.

Respirar sin oír mis latidos

y esperar a que el silencio me cubra,

como una capa de polvo

sobre una bestia sin vida.

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LANDAS

Detén aquí mismo los caballos.

He de bajar del coche

para extraviar las piernas bajo la nieve.

Tú sigue de largo hasta donde desees,

de ahora en adelante el universo es tuyo.

Yo tentaré a la tierra

a confundir los dedos de mis pies con raíces.

El manto de lluvia cana no es tan profunda

y ya llego a sentir la hierba seca

mientras escarbo, sabueso, de rodillas.

¿Preferirá la bruma cubrirme primero el lomo,

o tomará la iniciativa por la punta de mi nariz?

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Si desease esquivar el frío

andaría en diagonal con pasos cortos,

como zorro ingenioso y comedido;

pero hoy intento entregar con éxito

huesos que cargo con vergüenza a la pradera.

El suelo me aceptará como alimento,

igual que a lobo famélico o liebre sin madriguera;

pero no deseo su caridad de albergue,

pasar por alto al farsante arrepentido.

Para hoy me he frotado el cuerpo

dispuesto a abandonarlo como un tronco,

talado, si quieres,

perdido de hojas, con las manos vacías,

repleto de nidos culpables en la frente,

hueco de anillos,

carcomido desde la semilla,

pero árbol al fin y al cabo…

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déjame caer árbol entre corro de árboles,

y que el último grito acobardado

se oiga como madera crujiente en el eco del

bosque,

exhalación desgarrada

pero bronca.

Desde la cabaña,

nadie asome el rostro por la ventana.

No se compadecerá el hombre

por el cerezo caído.

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ÍNDICE

Arte Rupestre, 11

Bienvenida, 13

Centinela, 17

Día del Juicio, 21

Fuga, 23

Pacto Secreto, 27

Primer Mantra, 31

Tala, 33

Segundo Mantra, 37

Sepultura, 39

***

Jinete, 43

Amuleto, 45

Punzada de Cielo, 49

Manantial, 53

Secreto de Herrería, 55

Brote de Plaga, 59

Rama Seca, 61

Estampa Bucólica, 65

Landas, 69