ARQUEOLOGíA EHISTORIA DELOSCENTROS...

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_______________ -"'a=d!stancía A1onográfico CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA Catedrática de Arqueología. UAM ARQUEOLOGíA E HISTORIA DE LOS CENTROS URBANOS El progreso urbanístico de los ciudades de origen antiguo, seo éste un foco de raíz prerromana, romano, medieval o moderno, desentierro, inevitablemente, restos materiales de los sucesivos periodos de vida de estos centros que solían ocupar espacios relevantes en un territorio. Lo conciencia sobre lo necesidad de dar respuesto o esto complejo situación, estudiando, protegiendo o conservando estos testimonios históricos, se ha ido imponiendo progresivamente no sólo entre los investigadores sino también entre los responsables de lo salvaguardo de los bienes patrimoniales de codo país de nuestro entorno. En los últimos décadas se ha generado, consecuentemente, un elenco legislativo internacional y nacional capaz de amparar, 01 menos en teoría, los hallazgos orqueolóqicos'" de nuestro posado, ocupando un lugar destacado lo regulación de los actuaciones arqueológicos en los coseos históricos de los ciudcdes'. De forma paralela, ante el riesgo de la des- trucción sistemática de las ruinas subyacentes o de los edificios históricos de una ciudad, se hateorizado con mucha frecuencia acerca del papel de la Arqueología practicada en medio urbano, tratando de otorgar a estas investiga- 1 Quero! y Martínez Díaz, 1996. ciones la preeminencia que merecen desde el punto de vista metodológico, histórico y patri- monial. De este modo, se ha ido configurando una rama de la Arqueología cuya especificidad no reside en el empleo de diferentes métodos y técnicas, sino en las circunstancias que inci- den en la puesta en práctica de la propia exca- vación y en los condicionantes que envuelven tanto las posibilidades de las intervenciones como el futuro de las ruinas exhumadas a la hora de integrarlas en los programas urbanís- ticos contemporáneos. La Arqueología Urbana como proyecto integral. Los primeros avances sobre la Ar- queología Urbana se produjeron en el ámbito bri- tánico de la mano de Heigway (1972). Pero el ma- yor impacto en los ambientes científicos europeos debemos atribuírselo al famoso «The futuré of ondon's Past» de Bridde y Hadson (1973) y a la reunión de Tours de 1980convocada desde el Cen- tre Nacional d'Archeologie Urbaine, cuyas actas se publicaron en París en 1982. En Italia son nu- merosos los centros (Brescia, Génova, Módena, Pavía, Milán, etc.) que desde los años setenta ini- cian proyectos de recuperación de los testimonios arqueológicos en suelo urbano a partir de una re- novación metodológica del máximo interés y de enorme repercusión en otros países europeos. Los congresos de Zaragoza de 1983, de Se- túbal de 1984 y de Madrid de 1985 sobre ciuda- des modernas superpuestas marcan, en mi opi- nión, los primeros hitos en la valoración y problemática de la Arqueología Urbana penin-

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_______________ -"'a=d!stancíaA1onográfico

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOACatedrática de Arqueología. UAM

ARQUEOLOGíA E HISTORIADE LOS CENTROS URBANOS

El progreso urbanístico de los ciudades deorigen antiguo, seo éste un foco de raíz

prerromana, romano, medieval o moderno,desentierro, inevitablemente, restos materiales

de los sucesivos periodos de vida de estoscentros que solían ocupar espacios relevantes

en un territorio. Lo conciencia sobre lonecesidad de dar respuesto o esto complejo

situación, estudiando, protegiendo oconservando estos testimonios históricos, se haido imponiendo progresivamente no sólo entre

los investigadores sino también entre losresponsables de lo salvaguardo de los bienes

patrimoniales de codo país de nuestro entorno.En los últimos décadas se ha generado,consecuentemente, un elenco legislativo

internacional y nacional capaz de amparar, 01menos en teoría, los hallazgos orqueolóqicos'"

de nuestro posado, ocupando un lugardestacado lo regulación de los actuaciones

arqueológicos en los coseos históricos de losciudcdes'.

De forma paralela, ante el riesgo de la des-trucciónsistemática de las ruinas subyacenteso de los edificios históricos de una ciudad, seha teorizado con mucha frecuencia acerca delpapel de la Arqueología practicada en mediourbano, tratando de otorgar a estas investiga-

1 Quero! y Martínez Díaz, 1996.

ciones la preeminencia que merecen desde elpunto de vista metodológico, histórico y patri-monial. De este modo, se ha ido configurandouna rama de la Arqueología cuya especificidadno reside en el empleo de diferentes métodos ytécnicas, sino en las circunstancias que inci-den en la puesta en práctica de la propia exca-vación y en los condicionantes que envuelventanto las posibilidades de las intervencionescomo el futuro de las ruinas exhumadas a lahora de integrarlas en los programas urbanís-ticos contemporáneos.

La Arqueología Urbana como proyectointegral. Los primeros avances sobre la Ar-queología Urbana se produjeron en el ámbito bri-tánico de la mano de Heigway (1972). Pero el ma-yor impacto en los ambientes científicos europeosdebemos atribuírselo al famoso «The futuré of

ondon's Past» de Bridde y Hadson (1973) y a lareunión de Tours de 1980convocada desde el Cen-tre Nacional d'Archeologie Urbaine, cuyas actasse publicaron en París en 1982.En Italia son nu-merosos los centros (Brescia, Génova, Módena,Pavía, Milán, etc.) que desde los años setenta ini-cian proyectos de recuperación de los testimoniosarqueológicos en suelo urbano a partir de una re-novación metodológica del máximo interés y deenorme repercusión en otros países europeos.

Los congresos de Zaragoza de 1983, de Se-túbal de 1984 y de Madrid de 1985 sobre ciuda-des modernas superpuestas marcan, en mi opi-nión, los primeros hitos en la valoración yproblemática de la Arqueología Urbana penin-

sular. Junto a ello, la publicación de la Ley dePatrimonio Histórico de 1985 en España, se-guida de la promulgación sucesiva de las leyesautonómicas referidas al Patrimonio, supuso elmás notable avance de las intervenciones en elmedio urbano de las últimas décadas. Ello hafacilitado un control cada vez más riguroso delsubsuelo urbanizable y ha provocado numerosasactuaciones positivas de cara a la documenta-ción de los testimonios arqueológicos del pasa-do en ciudades con larga trayectoria histórica.

En estos primeros momentos, el objetivo erasalvar, de la mejor manera po-sible, los restos arqueológicosante el avance de las obras pú-blicas o privadas. Pero esta re-cuperación de estructuras ymateriales, incluso realizadacon métodos adecuados, noes Arqueología Urbana tal ycomo se concibe de modo ge-nérico en Europa. Porque unacto de protección de la in-formación no es un acto deinvestigación, ni un relato or-denado de lo que se hace o ex-cava en un centro históricopuede considerarse como Ar-queología Urbana. La Ar-queología Urbana, según he-mos expuesto en numerosasocasiones, ha de entendersecomo un proyecto integral deinvestigación arqueológicacuya finalidad es el conocimiento de la historiade la ciudad, tanto en su sentido vertical (tiem-po) como horizontal (espacio), y cuyos objetivosno son los solares aislados, sino la ciudad en sí,concebida como un sólo yacimiento.

Desde esta perspectiva, a pesar del no-table avance en el acatamiento de los requi-sitos legales de control, no siempre se cumplenlas exigencias que requiere una Arqueología Ur-bana modélica, dado el predominio masivo delas actuaciones de salvamento frente a la exis-

tencia de proyectos integrales2. Hemos repetidoinsistentemente que la Arqueología o es investi-gación o no es nada, o sirve para elaborar cono-cimiento histórico o es un esfuerzo desaprove-chado que, incluso, puede llegar a ser perjudicial.Por ello, es imprescindible que todo centro ur-bano, al menos los que presentan una largo iti-nerario histórico, cuente con un proyecto de ac-tuaciones coherente, que sin interceptar el normaldesarrollo urbanístico de la ciudad, facilite la sal-vaguarda y protección de los testimonios de su pa-sado; es decir, que disponga de un proyecto in-

tegral de Arqueología Urbana.

Todo proyecto de Ar-queología Urbana exigela combinación de la investi-gación histórico-arqueológicacon la restauración, la inte-gración y la difusión del pa-trimonio existente en suelo ur-bano. La garantía de lasactuaciones se basará en unsistema de registro unificado,tanto para las intervencionesen el subsuelo como para elestudio de los testimonios ar-quitectónicos conservados.Igualmente, exige una coordi-nación única, bien sea de unapersona o de un equipo concapacidad integradora, asícomo la cooperación estrechaentre Arqueología y Urbanismo

con participación de los profesionales de la Ar-queología en el debate sobre conservación/des-trucción en el momento de proceder a la integra-ción de los restos exhumados en el tejido urbano.Debe existir, igualmente, una permeabilidad efec-tiva entre Arqueología y universidades/centros deinvestigación mediante convenios o asesorías es-

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Monográfico

Los primerosavances sobre la

ArqueologíaUrbana se

produjeron en elámbito británicopor Heigway

2 Ejemplos y propuestas concretas pueden consultarseen las Actas del XXV Congreso Nacional de Arqueología (Va-lencia 1999) que dedicó un apartado monográfico al temade la Arqueología Urbana en España.

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pecíficas. Finalmente, todo proyecto de actuaciónurbana ha de encontrar cauces para la difusióncientífica, pedagógica y patrimonial. La presenciade la Arqueología en programas de turismo cul-tural es, hoy en día, irrenunciable.

Más en concreto, los proyectos en Arqueolo-gía Urbana deben desarrollarse a partir de:

• Unos objetivos científicos claros, no sóloactuaciones en función de las «oportunidades» ur-banísticas.

• Unos estudios preliminares que permitanun planteamiento de zonifi-cación riguroso para deter-minar la potencia informativadel lugar o espacio corres-pondiente (Carta Arqueológi-ca) y la determinación de zo-nas cautelares sobre elyacimiento urbano contras-tados con otros parámetrosanalíticos de la propia ciudad(Carta de Riesgo).

• Unos estándares de ca-lidad metodológica, basadosen suficientes medios y per-sonas.

Pero las actuaciones ar-queológicas en suelo ur-bano van mucho más allá dela recuperación y estudio delo que hay en el subsuelo, por-que son numerosos los edifi-cios históricos en pie con una larga trayectoria asus espaldas y en cuya rehabilitación la Arqueo-logía se halla totalmente implicada.

En este sentido, cada vez adquiere mayor im-portancia la llamada Arqueología de la Arquitec-tura, una disciplina que estudia la Arquitecturacon metodología arqueológica y, por consiguiente,es aplicable a cualquier etapa cultural. Convieneseñalar el hecho de que, aun cuando su despegueha ido de la mano de las excavaciones en yaci-mientos romanos y medievales, su aplicación seha extendido al estudio de los restos de estruc-

turas desde el Neolítico hasta el mundo prerro-mano. La copiosa bibliografía generada en tor-no a este tema me exime de entrar en una rela-ción de títulos que, por otro lado, estáncontenidos en trabajos de reciente publicación3.Lo que sí me parece interesante es recordar laamplitud conceptual que han de tener estos es-tudios, pues sería erróneo reducirlos a la mera lec-tura estratigráfica de los muros o paramentos.Su objetivo debe ser más amplio y profundo, bus-cando la interpretación de los espacios arqui-tectónicos en los diferentes contextos funciona-

les que los producen. Desdemi punto de vista, éste enfo-que permite redefinir la Ar-quitectura antigua y consti-tuye una interesante vía derenovación de los estudios ur-banísticos. Se trata de supe-rar, como bien señala Azcára-te, la dicotomía habitual entrerestauración y arqueología y,sobre todo, de realizar unalectura estratigráfica queaporta tres dimensiones fun-damentales: la documental, laarquitectónica y la significa-tiva, siendo la primera la másbásica, porque suministra lainformación primigenia sobreel contexto del monumentodesde su creación hasta las di-versas acciones constructivasy destrucciones que le afecta-

ron. Bien entendido que sus logros, como en to-das las ramas o especializaciones de la Arqueo-logía, no consisten solamente en la pericia de laaplicación de una técnica instrumental, sino enla lectura histórica de su significación.

La Arqueología Urbana en España: unfuturo incierto. Cuando hace tan sólo un lus-tro planteamos, junto con M.A.Querol4, un diag-

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Arqueología e historia de los centros urbanos

La ArqueologíaUrbana es un

proyecto integralde investigaciónpara conocer la

historia de laciudad

3 Blanco Rotea, 1998.4 Fernández Ochoa y Querol, 2000.

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nóstico general acerca de las actuaciones ar-queológicas en medio urbano, observamos queexistía una enorme disparidad de situaciones yde soluciones en el Estado español, porque cadaComunidad Autónoma o Ayuntamiento realiza-ba las aplicaciones legislativas y la práctica dela normativa de manera muy diversa, generan-do situaciones y procesos que no podían agru-parse bajo ningún denominador común. Con elpaso de los años, podemos afirmar que la situa-ción no ha cambiado, que mientras unos pro-yectos se estancan, surgen otros nuevos sin quese haya tomado concienciaclara de la necesidad de apli-car normas específicas. Enunos casos, el progreso se harealizado por voluntad ex-presa de los municipios y enotros, estas mismas institu-ciones siguen siendo la granrémora de la Arqueología Ur-bana en España. En conse-cuencia, podemos suscribirlos problemas apuntados en-tonces, porque la gestión dela Arqueología Urbana pre-senta numerosas dificultadesy encuentra obstáculos de di-fícil resolución de cara al es-tudio y protección del Patri-monio Arqueológico. Estosproblemas, enumerados bre-vemente, serían los siguientes:

1. En la gestión de la Arqueología en mediourbano se registran actualmente, como ya se haindicado, tantas versiones como Comunidades oAyuntamientos existen en la Península.

2. Persiste una escasa, y a veces nula, per-meabilidad entre la Administración y los profe-sionales de la Arqueología.

3. En el mismo sentido, la cooperación entreArqueología y Arquitectura, en su rama de Ur-banismo, no ha sido asumida convenientemente

a la hora de la difícil integración de los restos ar-queológicos en el tejido urbano, circunstanciaésta en la que también entra la sensibilidad de laciudadanía, aún poco educada en la valoraciónde los testimonios históricos. En efecto, las ac-ciones urbanísticas inciden sobre un patrimonioque es extremadamente frágil. Esta fragilidad ra-dica en el sometimiento al riesgo, a veces impre-decible, de muchas decisiones generadas en elseno de una sociedad que sigue manifestando to-davía una creciente falta de cultura conectadacon una escasa educación patrimonial cuya con-

secuencia más sobresalientees la insensibilidad cívica antelos testimonios materiales delpasado. La alianza de estosfactores produce un marida-je, hoy en día indisoluble, en-tre la mediocridad y la espe-culación que son, sin lugar adudas, las principales causasque impiden la búsqueda delas mejores soluciones para elpatrimonio histórico radica-do en suelo urbano.

4. Observamos, asimismo,una persistente esquizofreniaentre la llamada Arqueologíade gestión5 y la de investiga-ción. En efecto, una de las con-secuencias de la aplicación dela Ley de Patrimonio de 1985 yde las sucesivas leyes autonó-

micas en esta materia, de cara a la investigación enlos centros históricos ha sido la aparición de unadicotomía muy marcada entre excavación e inter-pretación científica. Dichas leyes han impulsado las

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Monográfico

Las arqueologíaen suelo urbanovan mucho más

allá de larecuperación y

estudio de lo quehay en el subsuelo

5 El término «Arqueología de Gestión» debería ser des-echado. No debe de existir más que una «Gestión de la Ar-queología» (Querol & Martínez Díaz, 1996: passim), sea desalvamento, protección o estudio sistemático de yacimien-tos o de áreas y, en el mismo sentido, la Arqueología o es in-vestigación o deja de ser Arqueología, porque salvar un ya-cimiento es únicamente parte de un proceso de indagacióny estudio arqueológico irrenunciable.

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intervenciones de urgencia y salvamento, pero lacanalización de la mayor parte de los recursos pú-blicos en esta dirección ha ido en detrimento de lasexcavaciones sistemáticas por parte de equiposconsolidados. Aún en el caso de proyectos de in-vestigación públicos, cuyo número no ha dejado decrecer, los objetivos de la Administración han sido,en muchas ocasiones, contrarios al desarrollo deuna investigación arqueológica básica que com-prenda el proceso completo del descubrimiento,conservación, interpretación y difusión del patri-monio arqueológico. Este último objetivo tan sólose ha podido llevar a cabo endeterminados casos, impulsa-dos por motivos de «rentabili-dad» cultural por parte del Estado, las Comunidades Au-tónomas, las corporaciones lo-cales e, incluso, por parte deempresas privadas. Pero, des-graciadamente, este tipo de«rentabilidad patrimonial» nosiempre coincide con las nece-sidades de la ciencia arqueoló-gica. En el momento actual he-mos llegado a una situación enla que es muy difícil que unproyecto arqueológico que notenga proyección patrimonial«rentable» socialmente, sobre-viva6. Además, el desarrollo delas intervenciones de urgenciapor parte de empresas arqueo-lógicas en cuya selección pe-san más los criterios del mercado que la idonei-dad científica de sus equipos, y el divorcio crecienteentre dichas empresas y los centros de investigaciónprovoca la dispersión e, incluso, la pérdida de mu-cha información obtenida7.

Valoración de algunos ejemplos hispa-nos. Tal vez podríamos mitigar ligeramente estediagnóstico poco alentador del estado actual dela Arqueología Urbana en España si acudimos aalgunos ejemplos positivos cuyo número toda-vía resulta bastante escaso. Pero la realidad esque nos encontramos con proyectos que en sudía fueron muy positivos para la recuperaciónde la historia de una ciudad, como es el caso deTarragona o Gijón, y que han evolucionado ha-cia una praxis mucho más problemática, y aque-llos que, como Mérida o Córdoba, se incorpora-

ron más tarde al controlefectivo de las excavacionesurbanas, pero se mantienenen la aplicación de un mode-lo de Arqueología Urbana efi-caz y aceptable.

Como ejemplo del pri-mer caso elegimos Gi-jón, donde iniciamos las ex-cavaciones en el barrio deCimadevilla en 1982, dentrode las previsiones del Pro-yecto Gijón de ExcavacionesArqueológicas (en adelantePGEA) 8. El motivo fue el ha-llazgo casual de los restos de un lienzo y de una torrecircular en un solar situadoentre la calle Pasaje (hoy de-

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Arqueología e historia de los centros urbanos

Persiste unaescasa, o nula,permeabilidad

entre laAdministración ylos profesionales

de la Arqueología

6 Fernández Ochoa & Morillo, 2005.7 Como hemos señalado recientemente (Fernández Ochoa

& Morillo, 2005, nota 24), junto a empresas que practicanuna arqueología científica perfectamente adecuada, pero queno pueden asumir dentro de sus funciones la interpretaciónhistórica de los datos obtenidos que se plasme en una «me-moria» completa, encontramos empresas poco idóneas para

acometer una excavación arqueológica, que acceden al mer-cado a través de una licitación a la baja, sin que la Adminis-tración imponga control alguno sobre su cualificación pro-fesional más allá del título de licenciado. Comentario apartemerece el «secretismo» de algunas administraciones que,amparándose en una supuesta salvaguarda del Patrimonio ode los derechos de propiedad intelectual de los excavadores,impiden la consulta de documentos públicos, al que todocientífico debería tener acceso. En la actualidad, cuando exis-te colaboración entre empresas e investigadores adscritos acentros de investigación, es más por una cuestión de proxi-midad personal que por un requerimiento propio de la acti-vidad científica que debería estar reglamentado legalmentecon exigencias ineludibles para ambas partes.

8 Seguimos nuestras publicaciones sobre el tema (Fer-nández Ochoa, 2002 y 2003).

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saparecida a causa de la reurbanización de lazona) y la Travesía de Jovellanos. En este solarse habían derribado dos pequeñas viviendas delsiglo XVI con el fin de construir un edificio deapartamentos. Durante esta primera campañaverificamos que los restos descubiertos eran tansólo un apéndice de una muralla de mayor en-vergadura conservada en bastante buen estadoy fácilmente identificable, por la dirección de sutrazado, con la antigua muralla de Gijón citadapor los eruditos y estudiosos gijoneses. Este fuele comienzo del PGEA aplicado al casco urbanode Gijón.

Las intervenciones entorno a la muralla se suce-dieron casi ininterrumpida-mente hasta 1989, momentoen el que se diversifican lasactuaciones que abarcaríantambién las termas de CampoValdés, las salazones de laPlaza del Marqués y las ex-cavaciones en otros puntosde Cimadevilla. Las circuns-tancias concretas de cada añode excavación pueden con-sultarse en los numerosos tra-bajos que hemos publicado alo largo de los años (espe-cialmente, Fernández Ochoa,1993 y 2002). Durante estetiempo, el casco histórico dela ciudad se concibió comoun solo yacimiento y las excavaciones urbanasse desarrollaron de forma coordinada con laprotección que otorgaba la declaración de Ci-madevilla como zona BIC y la financiación de lasinstituciones implicadas, en particular el Ayun-tamiento, que asumió la mayor parte de la in-versión.

Se puede afirmar que en la ciudad deGijón existió un proyecto integral de Arqueo-logía Urbana hasta 1995, que ha permitido re-novar las teorías sobre el origen y la evolución his-

tórica de la ciudad9 y conservar y presentar alpúblico muchos de los restos arqueológicos re-cuperados. Dicho proyecto fue impulsado por laconcurrencia de una serie de circunstancias fa-vorables. Destacan, entre otros hechos, la totalimplicación financiera del Ayuntamiento gijonésen la puesta en marcha y el desarrollo del PGEAy la apuesta de los responsables de la cultura delmunicipio en aquellos años por la revalorizaciónde una identidad ciudadana que encontraba unimportante eje de cohesión en el estudio y recu-peración de un pasado capaz de redefinir el pa-

pel histórico de la ciudad deGijón en el contexto asturianoy peninsular. El PGEA impli-có a las instituciones univer-sitarias en la dirección cien-tífica del proyecto, superandoel tradicional divorcio entreexcavación y estudio e inter-pretación de los resultados.Junto a esto, se han llevado acabo acciones patrimonialesde envergadura como la mu-sealización del castro deCampa Torres o de las Termasde Campo Valdés, la recupe-ración de segmentos de la mu-ralla que se exponen al públi-co y la difusión científica ypedagógica de las excavacio-nes a través de la Exposiciónpermanente emplazada en laTorre del Reloj10. Estas insta-

laciones se coordinan desde el Centro de Inves-tigación Arqueológica de Campa Torres, cuya di-rección forma parte del Departamento de Museos

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Monográfico

Las intervencionesen torno a la

muralla de Gijón se sucedieron casiininterrumpidamente

hasta el año 1989

9 El análisis del registro arqueológico confirma la fun-dación de la ciudad en la falda del cerro de Santa Catalina,en el actual barrio de Cimadevilla, durante la época flavia .

10 Además, entre los logros del PGEA, podemos citar: ladifusión científica a través de la «Serie Patrimonio», creadapara dar a conocer los resultados científicos de las excava-ciones, y de la celebración de Coloquios Internacionales deArqueología que han convertido a Gijón en un referente de laarqueología del noroeste peninsular.

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del Ayuntamiento gijonés, que también coordinala política patrimonial de difusión mediante ac-tividades diversas de carácter más divulgativocomo exposiciones temporales, elaboración defolletos para centros de enseñanza, creación deun Aula de Arqueología Experimental en CampaTorres e impulso de una Ruta Arqueológica deTurismo Cultural.

La valoración actual del modelo de Ar-queología Urbana aplicado en Gijón nosobliga a plantear algunas cuestiones críticas. Apartir de 1995, el control delas actuaciones urbanas enGijón ha pasado a la Conse-jería de Cultura del Principa-do y se carece de una nor-mativa municipal y uncontrol de las intervencionesarqueológicas que se realizanen Cimadevilla que, hasta lafecha, no forma parte de lascompetencias asignadas a ladirección de los equipamien-tos museísticos. Sería im-prescindible o bien ampliaresas competencias o bien cre-ar un sistema coordinado delas excavaciones que conti-nuamente se desarrollan enel casco histórico. Muy anuestro pesar, debemos deponer de relieve los proble-mas que ha engendrado ladiscontinuidad en el control de los solares ex-cavados en la última década en Cimadevilla.Mientras en unas excavaciones se encuentrantestimonios e información arqueológica válida,en otras intervenciones «curiosamente» nuncase documentan restos de interés. Si esta situa-ción no se remedia, la arqueología urbana deGijón pasará a integrar el numeroso Grupo 4 denuestra clasificación, formado por ciudades sinun proyecto digno de ser considerado como taly con la consiguiente pérdida de un patrimonioarqueológico que tanto ha aportado al conoci-

miento histórico de Gijón y de la región astur enla década de los noventa.

En cuanto a la valoración del conocimientohistórico sobre Gijón, el PGEA ha abierto nuevasvías de investigación e interpretación antes des-conocidas en la región astur transmontana, tan-to para el período prerromano como romano ymedieval.

No obstante, debemos hacer una valoraciónsumamente positiva de la implicación del Ayun-tamiento de Gijón en los proyectos arqueológicos

de su concejo. Se ha elaboradouna nueva Carta Arqueológi-ca del concejo como base paraaplicar una política preventi-va, y se mantienen numerosasactividades de investigación ydifusión del patrimonio tal ycomo hemos expuesto líneasarriba. Actualmente la apues-ta de mayor envergadura co-rresponde al proyecto «Ar-queología e Historia en tornoa la Ruta de la Plata en el con-cejo de Gijón», que asume lasexcavaciones de los principalesyacimiento asociados al pri-mitivo camino que unía LucusAsturum con Gijón, entre losque destacan la villa de Vera-nes y el castillo de Curiel.

Un segundo ejemplo quetambién hemos valorado re-

cientemente, junto con R. Durán, es el de Méri-da11. A partir de 1996 la arqueología emeritense sebeneficia del nacimiento del Consorcio de la Ciu-dad Monumental Histórico-Artística y Arqueológi-ca de Mérida. En esta institución participan la Con-sejería de Cultura de la Junta de Extremadura, elMinisterio de Cultura, la Diputación Provincialde Badajoz y el Ayuntamiento de Mérida, y entre

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Arqueología e historia de los centros urbanos

La valoración del modelo deArqueología

Urbana de Gijónnos obliga a

plantear algunascuestiones críticas

11 Por razones de espacio, se suprime el aparato biblio-gráfico referido a Mérida que puede consultarse en Fernán-dez Ochoa y Durán Cabello, 2005.

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sus objetivos se encuentran los de conservar, man-tener y revalorizar el conjunto monumental de laciudad. Se trata, en definitiva, de la ampliacióndel antiguo patronato. Su gestión se vio recogiday amparada en la Ley de Patrimonio Histórico yCultural de Extremadura de 1999.

El Consorcio considera que la peculiaridad deMérida consiste en ser un yacimiento global y uni-tario, de manera que la arqueología urbana ex-plica la evolución y singularidades de las ciudadessuperpuestas. Las directrices de la arqueología ur-bana de Mérida conceden preeminencia al hechode documentar para enrique-cer el conocimiento científico.Para conseguir este objetivoha de emplearse una metodo-logía uniforme, así como unsistema de registro tambiénnormalizado. Ambos, tanto lametodología como el sistemade registro, deben ser exhaus-tivos. Y toda la informaciónasí recuperada queda catalo-gada y archivada de maneracentralizada en sus archivos.

En esta década, funda-mental para la arqueologíaemeritense, se producen dosactuaciones de gran trascen-dencia. La primera tiene lu-gar entre los años 1990 y1992 cuando se acomete laexcavación del subsuelo de laIglesia de Santa Eulalia. Fruto de esta inter-vención es la creación de una cripta arqueoló-gica, así como de un centro de interpretaciónde los hallazgos que se difunden en múltiplespublicaciones. Por estas mismas fechas se ini-ciaron las excavaciones de una gran manzana ur-bana, situada en el barrio de Morería12. El su-sodicho solar estaba destinado a albergar un

gran edificio sede de varias consejerías. En estecaso, la construcción del inmueble supuso undiscutible respeto a la realidad arqueológicaemergente.

La política de difusión del Consorcio eme-ritense se estructura en tres publicaciones. Laprimera de ellas, de carácter eminentementeespecializado, Memoria. Mérida ExcavacionesArqueológicas, que se publica desde 1994. Enella se recopilan los informes de excavación yel plano de Mérida y su paulatino enriqueci-miento. La segunda, también especializada, Mé-

rida. Ciudad y Patrimonio13,encaminada a dar a conocerlos proyectos relativos al pa-trimonio urbano. Y la terce-ra de ellas, con carácter di-dáctico, el boletín Foro,destinada al público en ge-neral. El último eslabón dela faceta pedagógica lo cons-tituyen las representacionesque se realizan dentro del te-jido urbano, destinadas a ha-cer comprensible la natura-leza y funcionalidad de losdistintos vestigios arqueoló-gicos, dirigidas tanto a losciudadanos como a los visi-tantes y que se conocencomo Emeritalia.

Mérida, desde finales delaño 2000, posee un Plan Es-pecial de Protección Urbana

del Conjunto Histórico–Arqueológico, donde serecoge la normativa arqueológica emanada delos datos aportados por el Consorcio.

Todas estas líneas de actuación han des-embocado en un conocimiento, siempre par-cial, pero mucho más completo de la ciudad deMérida a lo largo de todo su devenir. No sóloconocemos datos que se pueden adscribir a laMérida alto-imperial, sino también a las fases si-

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Monográfico

La arqueologíaen Mérida sebeneficia del

nacimiento delConsorcio de la

CiudadMonumental

12 En estas excavaciones, dirigidas por M. Alba, se ha po-dido documentar toda la secuencia cronológica y cultural deMérida desde época prerromana hasta rozar el horizonte dela arqueología contemporánea. 13 El número 1 de esta publicación data del año 1997.

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guientes, sin menoscabo alguno del periodo cul-tural que representen. En este sentido ha sidode fundamental importancia la creación en Mé-rida de una sede del Instituto Nacional de Ar-queología del CSIC.

Así pues, y merced a este planteamiento con-ceptual y metodológico, conocemos cada vez másfacetas de la rica y compleja secuencia históricade la vieja capital augustea14.

En efecto, a partir de la década de los90 la arqueología urbana emeritense muestrauna trayectoria muy cohe-rente, mostrando cómo la ac-tividad arqueológica se rigepor rigurosos criterios de do-cumentación, estudio, con-servación o puesta en valor ydifusión a todos los niveles dela información recuperadapor vía arqueológica. Por ello

creemos que el modelo de Mérida se integra enel grupo 1 de Fernández-Ochoa y Querol15.

Conviene subrayar que el caso de Mérida esparadigmático por la temprana asunción del con-cepto de que la ciudad y parte de su término mu-nicipal configuran un yacimiento único y global,por lo que la normativa en esta materia se esta-bleció de manera consecuente. Aunque hemosceñido nuestro discurso al periodo hispanorro-mano, llama la atención de manera poderosa elnotable avance que se ha producido en el cono-cimiento de las distintas etapas culturales y cro-

nológicas de Mérida.

Por último, queda comoasignatura pendiente la recu-peración de toda la docu-mentación existente prove-niente de las intervencionesantiguas para integrarlas enel proyecto actual.

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Arqueología e historia de los centros urbanos

A partir de ladécada de los 90

la arqueologíaurbana emeritense

muestra unatrayectoria muy

coherente

14 Conocemos en la actualidad parte del trazado de lamuralla fundacional; varios paños de la ampliación de la cer-ca de mediados del s. I d. C. así como la muralla tardoanti-gua y parte del foso medieval. Cada vez se tiene más datos re-feridos al viario de Mérida y su transformación con el pasode los siglos. Continuamente se enriquece el conocimiento quese posee de las distintas necrópolis emeritenses y su evolu-ción a lo largo de la historia. De idéntica manera, se ha en-grosado la documentación sobre el espacio urbano, tanto ennuevas construcciones domésticas como en los que a áreasforales se refiere. Es de especial interés reseñar que se estállevando a cabo un Proyecto de Investigación en el área delForo Provincial de Augusta Emerita, cuya monografía ya estáen marcha. También conocemos bastante bien el devenir de

los edificios de espectáculo: anfiteatro, teatro estudiados porDurán Cabello y circo por un equipo dirigido por Sánchez-Palencia. Respecto al mundo visigodo son cada vez más loshallazgos excavados y puestos en valor que refrendan el im-portante papel que Mérida desempeñó durante la Tardía An-tigüedad y la época Visigoda. En este sentido, sirva de ejem-plo, la excavación estudio y puesta en valor del Xenodochiumpor parte de P. Mateos y M. Alba. Dado lo parco del espacioque disponemos, no entraremos a valorar lo mucho que se haavanzado en el conocimiento de la Mérida musulmana, me-dieval cristiana y moderna, sin olvidar algunos aspectos re-lativos a la documentación propia de la Arqueología Indus-trial.

15 Fernández Ochoa & Querol, 2000: 13-14

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