Antecedentess de la historia de la economia (2)

22
ANTECEDENTESS DE LA HISTORIA DE LA ECONOMIA 5-D 12-MARCO ANTONIO LEO DURANTES COLEGIO DE BACHILLERES DE CHIAPAS PANTEL 32 “SAN PEDRO BUENAVISTA”

Transcript of Antecedentess de la historia de la economia (2)

ANTECEDENTESS DE LA HISTORIA DE LA

ECONOMIA

5-D

12-MARCO ANTONIO LEO DURANTES

COLEGIO DE BACHILLERES DE CHIAPAS PANTEL 32

“SAN PEDRO BUENAVISTA”

HISTORIA DE LA ECONOMIALa economía nace desde que el hombre se da cuenda de que no puede obtener todo lo que quiere.

Definición objetiva o marxista: (Proviene de Federico Engels)

Es la ciencia que estudia la producción, distribución, cambio y consumo de los bienes materiales que satisfacen las necesidades humanas.

Definición Subjetiva o Marginalista: (Lionel Robbins)

Es la ciencia que se encarga del estudio de la satisfacción de las necesidades humanas, mediante bienes, que siendo escasos tienen usos alternativos entre los cuales hay que optar.

El problema básico de la economía es la escasez, si no hubiera escasez no habría necesidad de ciencia económica.

La ciencia económica, es una ciencia, por su objetividad y el uso del método científico.

Objetiva: El economista analiza los fenómenos económicos tal y como sucede, sin añadirles su sazón.

Es una ciencia social por que estudia al hombre en su ambiente social y actúa directamente donde la sociedad.

Adam Smith escribió la"riqueza de las naciones" en 1776.

La economía se divide en dos grandes ramas

Microeconomía; que surge en 1776 con Adam Smith y su libro.

Es la que estudia las decisiones de los hogares, de las empresas y como interactúan estas con el mercado.

Macroeconomía; es aquella que estudia los grandes agregados de la economía, surge en 1936 con el libro "teoría general sobre la ocupación, el interés y el dinero" John Mayart kesnay p/ejdesempleo, globalización, etc.

Hechos y actos económicos: como sabemos, los hombres queremos una gran rebanada del pastel económico con el mejor sabor, mejor pasta, calidad etc. Desafortunadamente, no podemos obtener todo lo que queremos en las cantidades que deseamos, se requieren actitudes y medios para obtener los satisfactores estas las podemos clasificar como actos y hechos económicos.

Hecho económico: Son los que se relacionan con actividades que los hombres desarrollan no aisladamente, sino como miembros de grupos humanos, lo cual nos permite caracterizarlos como sociales. // Son aquellos que los mismos hombres despliegan en sus esfuerzos para procurar ser medios de satisfacción que no pueden obtener de manera gratuita.

Los hechos económicos de producir, distribuir y consumir ocurren espontáneamente sin que los hombres estén realmente consientes de lo que hacen ni de diversos procesos que implican. Pero cuando el hombre toma conciencia de sus necesidades y de cómo satisfacerlas, está en presencia de un acto económico.

ECONOMIA DE ROMA

La base económica de Roma, en la época de la monarquía, era la ganadería. Esta era de propiedad privada, mientras que la agricultura era de propiedad comunal. Aunque, con el tiempo, también sería privada. El régimen de tenencia era la pequeña propiedad, puesto que cada familia tenía lo que podía explotar directamente.

Dada la posición de la ciudad, en una importante ruta comercial, cada vez más los romanos se dedicaron al comercio; principalmente de productos agrícolas, ganaderos, sal, manufacturas etruscas e importaciones griegas y fenicias. Hasta mediados del siglo IV a.C. Roma no acuñó moneda, y se pagaba con el peso en bronce.

Aunque la actividad política y cultural se centraba en las ciudades, la mayoría de los habitantes vivían en el campo, donde cultivaban la tierra y cuidaban del ganado.

Los cultivos más importantes eran los de trigo, vid y olivo, y también árboles

frutales, hortalizas, legumbres y lino.

Los romanos mejoraron las técnicas agrícolas. Introdujeron la arada

romana, molinos más eficaces, como el de grano, la prensa de aceite, técnicas de

regadío y el uso de abono.

LUCHAS DE EXPOTADORES Y EXPLOTADOS.Las clases sociales para el marxismo están definidas por las relaciones de producción, es decir, por la forma en que los hombres producen mercancías. En el seno de las relaciones de producción, el papel que ocupa cada individuo está determinado por la división del trabajo, es decir, aquellos que desarrollan una misma actividad -y por tanto están sometidos a unas idénticas condiciones-conforman una clase social. Las clases sociales vienen determinadas por el lugar que ocupan en el proceso de producción de la riqueza. Unos la producen y otros se apropian de una porción de la misma. De esa relación no cabe esperar sino el antagonismo y la hostilidad entre explotados y explotadores. A lo largo de la historia siempre ha habido clases enfrentadas. En las sociedades esclavistas (Grecia y Roma en la Antigüedad) fueron antagónicos los propietarios libres y los esclavos; en el seno de la sociedad feudal estamental el enfrentamiento se estableció entre nobles y eclesiásticos por un lado y siervos por otro.

En el seno de la sociedad capitalista ocurre igual: la lucha de clases es protagonizada por la burguesía, propietaria de los medios de producción (capital, fábricas, máquinas, transportes, etc.) y por el proletariado que, al disponer únicamente de su fuerza de trabajo, se ve obligado a venderla a cambio de un salario que escasamente sirve para satisfacer la supervivencia. Los intereses de ambas clases son antagónicos e incompatibles y conducirán indefectiblemente al enfrentamiento. A medida que el capitalismo vaya desarrollándose el número de obreros se incrementará, lo que unido al deterioro de sus condiciones de vida, conducirá a la revolución. La revolución tendrá como objetivo conseguir una sociedad perfecta donde no existan ni explotadores ni explotados. Para ello será imprescindible la abolición de la propiedad privada, es decir, la socialización los medios de producción, evitando la mera sustitución de los antiguos propietarios por otros nuevos.

FEUDALISMO

la desaparición del Imperio carolingio, la idea de un imperio de la cristiandad fue de nuevo una realidad (durante 40 años) con la dinastía de los Otones. Estos príncipes germanos, desde que Otón I fue coronado emperador en el 962 hasta que en el 1002 murió Otón III, dirigieron el llamado "Sacro Imperio Romano Germánico".

A partir de ese momento, las continuas luchas por el poder y la presencia de nuevos grupos invasores (musulmanes por el sur, normandos por el norte y húngaros por el este) hicieron que Europa occidental se fraccionara políticamente y se sumiera en un clima de inestabilidad. Los reyes no llegaron a desaparecer, pero la pérdida de su prestigio y de su capacidad defensiva ante las correrías de vikingos y húngaros, hizo que la población buscara la ayuda de los antiguos condes y de la nobleza aún capaces de controlar unos territorios más reducidos de los que pronto se sintieron dueños y que transmitirían hereditariamente.

La inestabilidad política generada por las invasiones y por la falta de un poder central fuerte trajo consigo la atomización del poder en manos de un sinnúmero de señores feudales, a los que se acogió la casi totalidad de la población mediante un sistema de lazos personales. La búsqueda de seguridad extendió ese sistema de vínculos personales a los propios señores, dando lugar a una escala de dependencias a veces confusa y por lo general anárquica.

Esta fragmentación del poder llevó a la Iglesia a un primer plano, al ser el único elemento de unión entre toda la cristiandad occidental. Fuertemente jerarquizada, pronto se decidió a participar del poder político a través de sus abadías y obispados, desde los que mantenía su poderosa influencia. La sociedad se impregnó de una fuerte religiosidad reforzada por la presencia de infieles (vikingos, musulmanes o húngaros) y por el creciente temor a la llegada del año mil, en el que se suponía habría de producirse el fin del mundo.

Todo ello condujo a una estructura social enormemente rígida en la que unos pocos, los señores y los clérigos, se ocupaban de la guerra (defensa) y de la oración (salvación), mientras que la gran masa de la población, agricultora (única clase productora), debía ocuparse de mantener a los otros dos grupos. Se estableció así un orden que pronto llegó a considerarse natural y que favorecía un profundo estatismo que tardó en superarse varios siglos.

COMERCIO

ORIGEN e historia del comercio.

El comercio inicia cuando el hombre comienza a vivir en sociedad, una vez que se establece un núcleo familiar y comienzan a crearse comunidades. El crecimiento de la comunidad llevó a nuevas formas de vida social, y comenzaron a surgir nuevas necesidades para mejorar las condiciones alimenticias, de vestido y vivienda. Con los avances en las técnicas, y con la búsqueda de mayores comodidades, el hombre comienza la división del trabajo. En lugar de que un hombre cubriera todas sus necesidades (buscar alimento, vestido, vivienda, etcétera), se especializa en una actividad e intercambia sus bienes por otros con personas que se especialicen en otra actividad. En un principio se utilizaba el sistema de trueque, es decir, el intercambio directo de un bien por otro.

Sin embargo, el sistema de trueque presenta un problema. Llega un punto en el que un bien no se puede utilizar como sistema de pago para otros bienes. Por ejemplo, si un hombre producía vestidos y otro manzanas, y el de los vestidos quiere manzanas y el de las manzanas no está interesado, no se puede llevar a cabo el intercambio. Es por ello que se comienzan a utilizar metales preciosos u objetos raros y valiosos como sistema de cambio: desde granos de sal hasta piedras preciosas, pasando por conchas o especias. Es así como surge la moneda, que poco a poco se va homogeneizando hasta llegar a ser constituido por monedas de metales preciosos como el oro o la plata.

Con la introducción de la moneda el sistema bancario se inició, primero en Italia y después se generalizó a Europa. El dinero, que en un principio fue el sistema de cambio después se volvió un sistema de acumulación de riqueza que originó a la clase rica y a la clase pobre. El comerciante se volvió poderoso, mientras que el hombre de pueblo tuvo recursos limitados. Así surge el sistema esclavista, en el que los ricos explotaban a los pobres. Posteriormente se transita al feudalismo, donde un sistema de señor feudal-siervo sustituye al de amo-esclavo. En este sistema, el dueño de la tierra era poseedor de todos sus recursos, incluyendo a los hombres que estuvieran dentro de su territorio. Después, con el surgimiento de las ciudades nace el capitalismo, bajo la premisa de Adam Smith de la libre empresa y los reajustes hechos por la “mano invisible”. Ante el sistema de explotación de los burgueses hacia los proletarios, Marx sugiere un nuevo sistema, el comunista, donde los proletarios serían los gobernantes y cada quién ganaría lo que correspondiera a su esfuerzo y necesidad.

AMERICA DESCUBRIMIENDO

Fue una empresa que supuso el mayor ensanchamiento de las fronteras oceánicas de Europa, la aventura descubridora más importante en la historia de la humanidad, cuya figura más distinguida y esencial fue la de Cristóbal Colón, y que sobre todo destacó por hacer posible lo que se ha dado en llamar el encuentro de dos mundos.

Larga y costosa, nada casual, estuvo motivada por una serie de factores sociales, económicos, religiosos y técnicos; y se apoyó en impulsos políticos y científicos. Tras un largo aprendizaje mediterráneo, esta empresa marítima adquirió protagonismo indiscutible en la zona del golfo de Cádiz y bajo el impulso de los marinos portugueses y andaluces, los más capaces y mejor conocedores del Atlántico durante los siglos XV y XVI.

Entre los siglos XII y XIV, después de las Cruzadas, la cristiandad vivió grandes cambios: renacieron las ciudades y el comercio creció, Europa tomó contacto con las tierras próximas de Asia y descubrió sus productos y riqueza, las especias que por ahí llegaban, los perfumes, los tejidos de seda, el papel o las alfombras. Frente a la pobreza europea, Asia tenía mucho que ofrecer, y algunas ciudades comerciales de Italia, como Venecia, Génova, Florencia o Pisa, empezaron a prosperar y a aumentar sus flotas.

A partir del siglo XIII, el comercio de especias estaba ya perfectamente organizado. La mayor parte de ellas, las más selectas y apreciadas, procedían del Extremo Oriente (del archipiélago de la Sonda, en la actualidad parte de Indonesia). La pimienta, sin embargo, que era la más consumida —75 por ciento del comercio de especias— procedía de la costa de Malabar (costa suroccidental de la India). Era la especia más próxima. A través de rutas transasiáticas terrestres (ruta de la Seda) y marítimas (ruta del Índico), perfectamente organizadas, llegaban las especias al Mediterráneo oriental (Trebisonda, Constantinopla, Alejandría), donde fueron levantando sus factorías los mercaderes europeos, que las recogían para distribuirlas en el mundo cristiano.

Quienes se dedicaban a este comercio en el Mediterráneo conocían sus riesgos: piratas berberiscos (de la costa de Berbería), peligro turco, guerras entre ciudades comerciales. Un mercader podía pasar de la prosperidad económica a la quiebra si perdía un cargamento de especias. Para evitar cualquier contratiempo formaban compañías, montaban un servicio de vigilancia y protección e involucraban a los estados. Tenían la seguridad de que cualquier mercancía llegada a puerto se vendería y las ganancias podrían ser fabulosas. Y el florecimiento de este mercado traspasó ya lo puramente particular de tales o cuales mercaderes para convertirse en interés común de un reino o de una ciudad.

Así fue como las ciudades italianas se introdujeron en el comercio con Oriente y, una vez que lo controlaron, evitaron a toda costa que nadie les hiciese competencia. Incluso, cuando los intereses y monopolios de Venecia, Génova, Pisa, Florencia, Nápoles, Sicilia, etc., podían amenazarse entre sí, llegaba el enfrentamiento, seguido de la caída de una y el ascenso comercial de otra que se adueñaba de los mercados de la vencida.

Además de especias, Asia ofrecía a Europa otros productos de lujo y refinamiento, como las sedas chinas, perlas y piedras preciosas. Asia fue convirtiéndose en un lugar de monarcas de ensueño, de reinos fabulosos repletos de oro, mucho oro, que contrastaba aún más con la pobreza agobiante de los pueblos occidentales. Europa, sus gustos y su comercio, dependía de chinos, tártaros, mongoles, turcos y árabes; demasiados pueblos condicionando la prosperidad de unos y los gustos de otros.

La caída de Constantinopla en poder de los turcos otomanos, en 1453, y la dominación de Egipto (fundamentalmente de su ciudad de Alejandría) poco después, mostraron la vulnerabilidad del comercio cristiano cuando este dependía de una sola ruta. Convenía encontrar un camino nuevo para llegar a la India. Ésa fue la misión que se impuso Colón.

MODOS DE PRODUCCIONFeudalismo es la denominación del sistema político predominante en la Europa occidental de los siglos centrales de la Edad Media (entre los siglos IX al XV, aunque no hay acuerdo entre los historiadores sobre su comienzo y su duración, y ésta varía según la región) 1 , y en la Europa Oriental durante la Edad Moderna, caracterizado por la descentralización del poder político; al basarse en la difusión del poder desde la cúspide (donde en teoría se encontraban el emperador o los reyes) hacia la base donde el poder local se ejercía de forma efectiva con gran autonomía o independencia por una aristocracia, llamada nobleza, cuyos títulos derivaban de gobernadores de Imperio carolingio (duques, marqueses, condes) o tenían otro origen (barones, caballeros, etc.).

El término «feudalismo» también se utiliza historiográficamente para denominar las formaciones sociales históricas caracterizadas por el modo de producción que el materialismo histórico (la historiografía marxista) denomina feudal

Como formación económico-social, el feudalismo se inició en la Antigüedad tardía con la transición del modo de producción esclavista al feudal; a partir de la crisis del siglo III y sobre todo con la disolución del Imperio romano de Occidente (siglo V) y la formación de los reinos germánicos y el Imperio carolingio (siglos VIII y IX).

Fundamentado en distintas tradiciones jurídicas (tanto del derecho romano como del derecho germánico -relaciones de clientela, séquito y vasallaje-), el feudalismo respondió a la inseguridad e inestabilidad de la época de las invasiones que se fueron sucediendo durante siglos (pueblos germánicos, eslavos, magiares, musulmanes, vikingos). Ante la incapacidad de las instituciones estatales, muy lejanas, la única seguridad provenía de las autoridades locales, nobles laicos o eclesiásticos, que controlaban castillos o monasterios fortificados en entornos rurales, convertidos en los nuevos centros de poder ante la decadencia de las ciudades.

Desde el punto de vista institucionalista, el feudalismo fue el conjunto de instituciones creadas en torno a una relación muy específica: la que se establecía entre un hombre libre (el vasallo), que recibía la concesión de un bien (el feudo) por parte de otro hombre libre (el señor), ante el que se encomendaba en una ceremonia codificada (el homenaje) que representaba el establecimiento de un contrato sinalagmático (de obligaciones recíprocas).3 Esta serie de obligaciones recíprocas, militares y legales, establecidas entre la nobleza guerrera; giraba en torno a tres conceptos clave: señor, vasallo y feudo. Entre señor y vasallo se establecían las relaciones de vasallaje, esencialmente políticas. En el feudo, entendido como unidad socio-económica o de producción, se establecían relaciones de muy distinta naturaleza, entre el señor y los siervos; que desde la historiografía marxista se explican como resultado de una coerción extraeconómica por la que el señor extraía el excedente productivo al campesino.

La forma más evidente de renta feudal era la realización por los siervos de prestaciones de trabajo (corveas o sernas); con lo que el espacio físico del feudo se dividía entre la reserva señorial o reserva dominical (donde se concentraba la producción del excedente) y los mansos (donde se concentraba la producción imprescindible para la reproducción de la fuerza de trabajo campesina). En otras formas, los siervos se obligaban a distintos tipos de pago; como una parte de la cosecha o un pago fijo, que podía realizarse en especie o en moneda (forma poco usual hasta el final de la Edad Media, dado que en siglos anteriores la circulación monetaria, y de hecho todo tipo de intercambios, se reducían al mínimo), a los que se añadían todo tipo de derechos y monopolios señoriales.

CAPITALISMO

La historia del capitalismo ha sido objeto de grandes debates sociológicos, económicos e históricos desde el siglo XIX. El comercio existe desde que surgió la civilización, pero el capitalismo como sistema económico no apareció hasta el siglo XVI en Inglaterra, en sustitución del feudalismo. Según Adam Smith, los seres humanos siempre han tenido una fuerte tendencia a "realizar trueques, cambios e intercambios de unas cosas por otras". De esta forma al capitalismo, al igual que al sistema de precios y la economía de mercado, se le atribuye un origen espontáneo o natural dentro de la edad moderna.

Este impulso natural hacia el comercio y el intercambio fue acentuado y fomentado por las Cruzadas que se organizaron en Europa occidental desde el siglo XI hasta el siglo XIII. Las grandes travesías y expediciones de los siglos XV y XVI reforzaron estas tendencias y fomentaron el comercio, sobre todo tras el descubrimiento del Nuevo Mundo y la entrada en Europa de ingentes cantidades de metales preciosos provenientes de aquellas tierras. El orden económico resultante de estos acontecimientos fue un sistema en el que predominaba lo comercial o mercantil, es decir, cuyo objetivo principal consistía en intercambiar bienes y no en producirlos. La importancia de la producción no se hizo patente hasta la Revolución industrial que tuvo lugar en el siglo XIX.

Sin embargo, ya antes del inicio de la industrialización había aparecido una de las

figuras más características del capitalismo, el empresario, que es, según

Schumpeter, el individuo que asume riesgos económicos no personales. Un

elemento clave del capitalismo es la iniciación de una actividad con el fin de

obtener beneficios en el futuro; puesto que éste es desconocido, tanto la

posibilidad de obtener ganancias como el riesgo de incurrir en pérdidas son dos

resultados posibles, por lo que el papel del empresario consiste en asumir el

riesgo de tener pérdidas o ganancias.

El camino hacia el capitalismo a partir del siglo XIII fue allanado gracias a la

filosofía del Renacimiento y de la Reforma Protestante. Estos movimientos

cambiaron de forma drástica la sociedad, facilitando la aparición de los modernos

Estados nacionales (y posteriormente el Estado de Derecho como sistema político

y el liberalismo clásico como ideología) que proporcionaron las condiciones

necesarias para el crecimiento y desarrollo del capitalismo en las naciones

europeas. Este crecimiento fue posible gracias a la acumulación del excedente

económico que generaba el empresario privado y a la reinversión de este

excedente para generar mayor crecimiento económico, lo cual generó

industrialización en las regiones del norte.

PROPIEDAD PRIVADA

El capitalismo es un orden social y económico que deriva del usufructo de la

propiedad privada sobre el capital como herramienta de producción, que se

encuentra mayormente constituido por relaciones empresariales vinculadas a las

actividades de inversión y obtención de beneficios, así como de relaciones

laborales tanto autónomas como asalariadas subordinadas a fines mercantiles.1

En el capitalismo, los individuos, y/o empresas usualmente representadas por los

mismos, llevan a cabo la producción de bienes y servicios en forma privada e

independiente, dependiendo así de un mercado de consumo para la obtención de

recursos.2 El intercambio de los mismos se realiza libremente a través del

comercio, y por tanto la división del trabajo se desarrolla en forma mercantil y los

agentes económicos dependen de la búsqueda de beneficio.3 La distribución se

organiza, y las unidades de producción se fusionan o separan, de acuerdo a una

evaluación constante de la eficiencia mediante un sistema de precios para los

bienes y servicios.4 A su vez, los precios se forman mayoritariamente en un

mercado libre que depende de la interacción entre una oferta y una demanda

dadas por las elecciones de productores y consumidores,5 y estos a su vez son

necesarios para la coordinación ex-post de una economía basada en el

intercambio de mercancías.

SOCIALISMOSEl socialismo es el control por parte de la sociedad, organizada como un entero,

sobre todas sus partes integrantes, tanto los medios de producción y

comunicación como las diferentes fuerzas de trabajo aplicadas en las mismas.1 2

El socialismo implica, por tanto, una planificación y una organización colectiva

consciente de la vida social y económica.3 Subsisten sin embargo criterios

encontrados respecto a la necesidad de la centralización de la administración

económica mediante el Estado como única instancia colectiva en el marco de una

sociedad compleja,4 frente a la posibilidad de formas diferentes de gestión

descentralizada de la colectividad socialista, tanto por vías autogestionarias como

de mercado, así como mediante el empleo de pequeñas unidades económicas

socialistas aisladas y autosuficientes.5 6 Existen también discrepancias sobre la

forma de organización política bajo el socialismo para lograr o asegurar el acceso

democrático a la sociedad socialista a clases sociales o poblaciones,7 frente a la

posibilidad de una situación autocrática por parte de las burocracias

administrativas.

Las formas históricas de organización social de tipo socialista pueden dividirse

entre determinadas evoluciones espontáneas de ciertas civilizaciones de carácter

religioso y las construcciones políticas establecidas por proyectos ideológicos

deliberados. De éstas se destacan, respectivamente, el Imperio Inca9 y la Unión

Soviética.