Amor a la Sabiduría

14
2012 Amor a la Sabiduría ¿Qué es la filosofía? ¿Cuál es la actividad del filósofo? ¿Cuál es la utilidad de la filosofía? Breve explicación de la ciencia que se dice llamar el “Amor a la Sabiduría”. sapere--audi.blogspot.com [email protected]

description

Qué es la filosofía, una introducción acerca de la ciencia que se dice ser el amante de la sabiduría

Transcript of Amor a la Sabiduría

Page 1: Amor a la Sabiduría

2012

Am

or

a la

Sab

idu

ría

¿Qué es la filosofía? ¿Cuál es la actividad del filósofo? ¿Cuál es la utilidad de la filosofía? Breve explicación de la ciencia que se dice llamar el “Amor a la Sabiduría”.

sapere--audi.blogspot.com [email protected]

Page 2: Amor a la Sabiduría

Amor a la Sabiduría

¿Por qué amar la sabiduría?, ¿cuál es el premio de investigar temas trascendentales?,

¿es qué alguien sabe los temas dignos de la sabiduría? Sólo el sabio. Más, ¿dónde está el

sabio, el docto, el inteligente? Aquí no está. Este es el mundo del hombre superficial, del

ligero, del que gusta la levedad frente al peso, del relativista, del sentimental, del que desea

el placer, en quién el carpe diem no le basta para ser, del que desea la fiesta por siempre

aunque su espíritu esté triste, apagado o muerto. Más su camino sólo le lleva a la oscuridad,

a la pared, a la calle sin salida, a la vida sin sentido.

¿Cuál es el destino que nos aguarda?, ¿cuál es mi fin? Porque, yo soy ese hombre, tú

eres este hombre, nosotros lo somos. Este es nuestro tiempo y esta es nuestra condición, ser

hombres mediáticos nunca de fines. ¿Quién me librará de este tiempo?, ¿quién me librará de

mí mismo, de mis juicios no acertados, de mis saberes no aprendidos, de mis vicios

engendrados y de los errores de mi juventud?

Solo estoy y el camino es una cuesta descendiente de tiempo, a mi lado sólo caminan

desconocidos, ciegos que siguen el mismo rumbo, nadie me puede guiar, nadie nos puede

guiar. Como condenados a la horca nos dirigimos al patíbulo, solos nos guiamos a tientas,

solos nos hemos puesto la venda, solos nos colocaremos la horca y solos nos lanzaremos al

vacío.

Triste final, triste mi final sino pido el auxilio de lo más sublime, sino dirijo mi

inteligencia a la búsqueda de la verdad, sino motivo a mi voluntad a que encuentre el bien, si

en mi libertad no amo lo más sabio, sino deseo simplemente amarlo, porque sólo el deseo

basta, sólo tener la intención de amar la sabiduría, aunque nunca la posea y nunca la alcance,

aunque nunca sea reconocido como sabio. Así, en mi interior estaré tranquilo, podré dormir

plácido sin temor y dirigir mi vida hacia la oscuridad de mis días, llevando en mi corazón la

luz de tus consejos, la tranquilidad de haberte intentado poseer, amado y buscado mi querida

Sofía, mi querida sabiduría, por eso hoy quiero hacer filosofía, hoy en adelante quiero ser

amante de la sabiduría.

Page 3: Amor a la Sabiduría

He encontrado un poema que describe la situación de un hombre sin rumbo, del

hombre que ha perdido el horizonte de su vida, que ha terminado engañado por una pasión;

tal vez ese sea nuestro caso, he aquí a Boecio quién nos declama en su libro la Consolación

de la Filosofía:

Después el mismo autor nos narra a través de figuras y en prosa su encuentro con la

Filosofía y la liberación que se origina:

1.– En tanto que en silencio me agitaban estos sombríos pensamientos y con aguzado

estilo escribía en blandas tablillas mi lamento quejumbroso, parecióme que sobre mi

cabeza se erguía la figura de una mujer de sereno y majestuoso rostro, de ojos de fuego,

penetrantes como jamás los viera en ser humano, de color sonrosado, llena de vida, de

inagotadas energías, a pesar de que sus muchos años podían hacer creer que no pertenecía

a nuestra generación. Su porte, impreciso, nada más me dio a entender.

Yo que en mis mocedades componía hermosos versos,

cuando todo a mi alrededor parecía sonreír, hoy me veo

sumido en llanto, y ¡triste de mí!, sólo puedo entonar

estrofas de dolor. Han desgarrado sus vestiduras mis musas

favoritas y aquí están a mi lado para inspirarme lo que escribo,

mientras el llanto baña mi rostro al eco de sus tonos elegíacos.

Ellas siquiera no me han abandonado por fútiles temores, ellas,

que siempre fueron la compañía de mis caminos.

Ellas, recuerdo gratísimo de mi florida juventud fecunda,

vienen a dulcificar los destinos de ésta mi abatida vejez: si,

que a impulsos de la desgracia la vejez ha precipitado sobre

mí sus pasos, y a la mitad del camino de mi vida he sentido

sonar la hora definitiva del sufrir.

Cubren mi cabeza precoces canas; mi cuerpo agotado

siente ya el escalofrío de la tez marchita y rugosa. ¡Dichosa

muerte, cuando sin amargar la dulzura de los años buenos,

acude si el corazón la llama en su favor! Pero, ¡ay!, que,

despiadada, cierra sus oídos a la voz de la desgracia...

¡En vez de cerrar los ojos del triste mortal que llora!

Mientras me halagó la fortuna, a pesar de saberla inconstante

y mudable, una hora de tristeza hubiera bastado para

llevarme a la tumba; ahora que ha ensombrecido su faz

engañadora, ¡oh, cuán larga se me hace una vida tan tediosa!

¿Por qué, amigos, habéis ponderado tantas veces las horas

de mi dicha fugaz? ¡Ah, no estaba muy seguro quien así cayó

tan de repente!

Page 4: Amor a la Sabiduría

2.– Pues ya se reducía y abatiéndose se asemejaba a uno de tantos mortales, ya por el

contrario se encumbraba hasta tocar el cielo con su frente, y en él penetraba su cabeza,

quedando inaccesible a las miradas humanas.

3.– Su vestido lo formaban finísimos hilos de materia inalterable, con exquisito primor

entretejidos; ella misma lo había hecho con sus manos, según más adelante me hizo saber.

Y, a semejanza de un cuadro difuminado, ofrecía, envuelto como en tenue sombra, el

aspecto desaliñado de cosa antigua.

4.– En su parte inferior veíase bordada la letra griega pi (inicial de práctica), y en lo más

alto, la letra thau (inicial de teoría) y enlazando las dos letras había unas franjas que, a

modo de peldaños de una escalera, permitían subir desde aquel símbolo de lo inferior al

emblema de lo superior.

5.– Sin embargo, iba maltrecho aquel vestido: manos violentas lo habían destrozado,

arrancando de él cuantos pedazos les fuera posible llevarse entre los dedos.

6.– La mayestática figura traía en su diestra mano unos libros; su mano, izquierda

empuñaba un cetro.

7.– Y cuando vio a mi cabecera a las musas de la poesía dictándome las palabras que

traducían mi dolor, conmovióse de pronto; y luego, lanzando por sus ojos miradas

fulminantes, indignada exclamó:

8.– “¿Quién ha dejado acercarse hasta mi enfermo a estas despreciables cortesanas de

teatro, que no solamente no pueden traerle el más ligero alivio para sus males, sino que

antes bien le propinarán endulzado veneno?

9.– Sí, con las estériles espinas de las pasiones, ellas ahogan la cosecha fecunda de la

razón; son ellas las que adormecen a la humana inteligencia en el mal, en vez de

libertarla.

10.– ¡Ah! Si vuestras caricias me arrebataran a un profano, como sucede con frecuencia,

el mal seria menos grave, porque en él mi labor no se vería frustrada; pero ¿es que ahora

queréis quitarme a este hombre alimentado con las doctrinas de Elea y de la Academia?

11.– Marchad, alejaos más bien de este lugar, Sirenas que fingís dulzura para acarrear la

muerte; dejadme a este enfermo, al cual yo cuidaré con mis númenes, hasta devolverle la

salud y el bienestar

12.– Ante tales increpaciones, las musas que me asistían bajaron los ojos; y, cubiertos los

rostros con el rubor de la vergüenza, transpusieron el umbral de mi casa.

13.– Yo, que con la vista turbada por las lágrimas no podía distinguir quién fuese aquella

mujer de tan soberana autoridad, sobrecogido de estupor, fijos los ojos en tierra, aguardé

en silencio lo que ella hiciera.

14.– Entonces, acercándose más, se sentó al borde de mi lecho; y al contemplar mi rostro

apesadumbrado y abatido por el dolor, lamentóse en estos versos de la causa que turbaba

mi espíritu.

Page 5: Amor a la Sabiduría

¿Qué es la filosofía?

“En materia de conocimiento

no es conveniente el voto de pobreza”.

(Leonardo Polo)

Para muchos que nunca se han acercado seriamente al campo filosófico, el concepto de

filosofía evoca ideas dispares y confusas, estas ideas son:

La idea de algo arcano y misterioso, un saber mítico, un tanto impregnado de poesía,

que hunde sus raíces en lo profundo de los tiempos y es sólo propio de iniciados.

La idea de un arte de vivir reflexiva y pausadamente. Una serena valoración de las

cosas y sucesos exteriores a nosotros mismos que produce una especie de

imperturbabilidad interior. Así, suena a peyorativo cuando se dice en el lenguaje

vulgar: “Fulano es un filósofo”, o bien “te tomas las cosas con filosofía”.

Tal vez, haya en dichas ideas algo de cierto Aristóteles al respecto decía:

A la vez, no es menos cierto que el poseer una coherente visión del Universo ha de producir en

el ánimo del filósofo una serena beatitud, y, con ella, una independencia de las pasiones interiores y

de la varia fortuna exterior, como lo pusieron de relieve los estoicos.

“El amigo de la filosofía lo es en cierta manera de los mitos, que en el

fondo de las cosas está siempre lo maravilloso”

La filosofía es la actividad más

natural del hombre, y la actitud

filosófica, las más propiamente

humana.

Page 6: Amor a la Sabiduría

La filosofía lejos de ser algo oscuro y superfluo situado sobre la sencilla claridad de las

ciencias particulares, es el conocimiento que la razón humana reclama de modo inmediato y natural.

Una definición explícita, culminativa y cerrada de la filosofía es casi imposible es como dar por

terminado y asentado el quehacer filosófico, pero aun así, se puede hacer un acercamiento desde su

concepción clásica que la concibe del siguiente modo:

Ciencia: Es el conocimiento científico que presenta la característica de ser ordenado,

armónico y sistemático. Así, se define a la filosofía por ser un conocimiento por causas, esto es, no

se trata de un mero conocimiento de hechos, ni tampoco de una explicación mágica –por relaciones

no causales- de las cosas; y en forma coherente, unitaria, por oposición a cualquier fragmentarismo.

Por ello Aristóteles definía a la ciencia – y a la filosofía, que para él se identifican - como “teoría

de las causas y principios”.

De la totalidad de las cosas: La filosofía no recorta un sector de la realidad para hacerlo

objeto de su estudio. En esto se distingue de las ciencias particulares (la física, las matemáticas, las

ciencias naturales), que acotan una clase de cosas y prescinde de todo lo demás. De esta visión de

totalidad sólo se hace cargo la filosofía, y en esto se distingue de cada una de las ciencias

particulares.

Por sus razones más profundas: Cabría pensar, sin embargo, que si de cada ciencia

particular se diferencia la filosofía por la universalidad de su objeto, no se distinguiría, en cambio,

del conjunto de las ciencias particulares, de lo que llamamos enciclopedia. Si las ciencias

particulares se reparten la realidad en sectores diversos, el conjunto de las ciencias estudiará la

realidad entera. Por otra parte, si cada ciencia se hace cargo de un sector de la realidad y todos los

sectores tienen su correspondiente ciencia, no quedará ningún objeto posible para otro saber de

carácter filosófico.

La filosofía es la ciencia de la totalidad de las cosas por sus causas

últimas adquirida por la luz de la razón.

Page 7: Amor a la Sabiduría

Para distinguir la filosofía de la enciclopedia debemos hacernos cargo antes de la distinción

entre objeto material y objeto formal de una ciencia. Objeto material es aquello sobre lo que trata la

ciencia. El objeto material de la enciclopedia (la totalidad de las cosas) coincide con el de la

filosofía. Objeto formal es, en cambio, el punto de vista desde el que una ciencia estudia su objeto.

Así, la geología y la geografía tienen un mismo objeto material (Geos, la Tierra), pero distinto

objeto formal, pues mientras a la primera le interesa la composición de las capas terrestres, la

geografía estudia la configuración exterior de la Tierra.

Así, cada ciencia, y la enciclopedia como suma de ellas, estudia sus propios objetos por sus

causas o razones inmediatas, propias e inmanentes a ese sector de la realidad. La filosofía, en

cambio, estudia su objeto por las razones últimas o más generales. Cada ciencia parte de unos

postulados o axiomas que no demuestra, y ateniéndose a ellos trata su objeto.

La filosofía, en cambio, debe traspasar esos postulados científicos y llegar a una visión

coherente del Universo por sus razones más profundas. Las cosas se explican fácilmente unas por

otras, lo difícil es explicar que haya cosas. Este problema, radical, sobre la naturaleza del ser y

sobre su origen y sentido constituye el objeto formal de la filosofía, por el que se distingue del

conjunto de las ciencias. La filosofía y la enciclopedia, en fin, se diferencian como la suma del todo:

no se explica al hombre, por ejemplo, describiendo su hígado, su bazo, su pulmón, etc.

Adquirido por la luz de la razón: Cabría todavía

confundir la filosofía con tora ciencia que trata también de la

realidad universal por sus últimos principios, envolviendo la

cuestión del origen y el sentido: la teología revelada o, más

exactamente, el saber religioso. Distínguense, sin embargo,

por el medio de adquirir ambos conocimientos, pues al paso

que el saber religioso procede de la revelación y se adquiere

por la fe, el saber filosófico ha de construirse con las solas

luces de la razón.

La filosofía responde, pues, a la actitud más natural del hombre. En rigor,

todo hombre posee, más o menos confusamente, una filosofía.

Page 8: Amor a la Sabiduría

Para Leonardo Polo su concepto de filosofía se resume del modo siguiente: La filosofía es la

modalidad sapiencial de índole teórico que consta de un inicio, la admiración, a partir del cual tiene

lugar un desarrollo temático logrado, sobre todo resolviendo dificultades que salen al paso. Se trata,

por eso, de un saber siempre incrementable (filo-sofía) en la misma medida en que no se agota la

inspiración con que comienza.

Es un tópico decir que es el amor a la sabiduría (éste es su exacto significado en la lengua

griega: filia es amor, y sofia es sabiduría). La filosofía, propiamente, no es sabiduría, sino amor a

ella. La filosofía no es un saber terminativo o culminativo, entre otras cosas, porque eso trasciende

nuestras posibilidades en esta vida: no podemos agotar la verdad, sino que tendemos a ella y vamos

incrementando nuestro conocimiento de la misma (el conocimiento, o es conocimiento de la verdad,

o no es conocimiento de nada).

Los primeros filósofos griegos se llamaban sophói, pero pronto cayeron en la cuenta de que

esto era excesivo y se presentaron entonces a sí mismos como amantes de la verdad, de la sabiduría,

como filósofos. Algunos han tomado esto reductivamente: como una declaración de modestia o un

darse cuenta de la dificultad que la filosofía entraña. El filósofo es aquél que sabe que en este

mundo nunca llegará a saberlo todo.

Como ya es sabido, Platón en su diálogo El banquete explica con aquel modo tan poético, a

través de mitos, que el amor es hijo de Poros que es el dios de la abundancia, y de Penia que es la

diosa de la pobreza, y que por eso la filosofía están en camino de la abundancia del saber, pero

partiendo de una gran carencia de él.

La filosofía es algo que compromete mucho más de lo que a primera vista pueda parecer.

¿Quién no es amante de la verdad? ¿Quién no prefiere que haya más verdad que mentira? En cierto

sentido, todos somos filósofos.

La filosofía empieza cuando unos hombres se entienden como no enteramente

sabios, sino como quienes buscan la verdad y la van alcanzando. La sabiduría

humana no tiene un balance definitivo en este mundo.

Page 9: Amor a la Sabiduría

División de la Filosofía

Cuando la filosofía abarcaba todo el ámbito de la ciencia, Aristóteles dividió los modos del

saber por lo que él llamó los grados de abstracción. Abstraer es una operación intelectual que

consiste en separar algún aspecto del objeto para considerarlo aisladamente prescindiendo de lo

demás. Este poder de abstraer se identifica realmente con la facultad intelectual o racionalidad del

hombre: traspasar las cosas concretas, singulares, que conocen también los animales, para quedarse

con lo que tienen de común, con su esencia o concepto, prescindiendo de lo que tienen de

individual, es la función racional propiamente humana. Intelectual procede de esto: intus legere,

leer dentro, captar la idea o universal separando todo lo demás.

Cabe realizar la abstracción en tres grados sucesivos: en el primero se prescinde de los

caracteres individuales, concretos, de las cosas que nos rodean, para quedarnos sólo con sus

caracteres físicos o naturales, y ello determina la física y las ciencias de la naturaleza. En un

segundo grado de abstracción, se prescinde también de toda cualidad específica o natural y nos

fijamos sólo en la cantidad pura –el número- , engendrándose así las ciencias matemáticas. En un

tercero, por fin, prescindimos también de la cantidad y nos quedamos únicamente con el ser –lo que

tienen de común todas las cosas-, ese noción generalísima y primera, y éste es el origen de la

metafísica, a la que Aristóteles llamaba filosofía primera.

Sin embargo, dado que posteriormente se han ido separando las ciencias particulares y hoy no

se considera filosofía a ciencias como las matemáticas o las físiconaturales, ha prevalecido otra

división en el seno de los estudios que hoy se reserva la filosofía.

Esta división es debida a un alemán –Christian Wolff- que fue discípulo de Leibniz. Este

dividía la filosofía en tres grupos generales de materias: la filosofía real, la filosofía del

conocimiento y la filosofía de la conducta. La primera estudia el ser y las cosas en general; la

segunda trata de ese gran fenómeno que se da en nuestra mente y que nos pone en relación con las

cosas exteriores -el conocimiento-, fenómeno que nos diferencia de una piedra, por ejemplo, que, no

teniendo conocimiento, está cerrada sobre sí, no entra en relación con lo que está fuera de ella; la

tercera estudia la acción y las normas que la rigen: complemento del conocer es el obrar; el

reaccionar sobre las cosas que se nos manifiestan en el conocimiento.

Cada uno de estos grupos abarca varias ciencias. La filosofía real se divide en metafísica

general y metafísica especial. La primera, que es la fundamental y determina en cada filósofo la

naturaleza toda de su sistema, estudia el ser en cuanto ser, el ser en sí. La especial se divide en

cosmología, piscología y teología natural o teodicea. Esta división corresponde a las tres más

generales categorías del ser real: el cosmos o conjunto ordenado del mundo material inerte; las

Page 10: Amor a la Sabiduría

almas, como algo distinto e irreductible a la materia, y Dios, que sobrepasa y no corresponde a

ninguno de los dos grupos.

En la filosofía del conocimiento cabe distinguir dos ciencias: la lógica y la teoría del

conocimiento. El pensamiento no se produce espontáneamente, de un modo anárquico, en la mente

del sujeto, sino que, sea lo que quiera lo que se piense, debe sujetarse a unas formas y leyes, que son

la estructura misma del pensamiento. A una persona que no hilvane su pensamiento de acuerdo con

un orden y consecuencia la llamamos ilógica, y quien no razona en absoluto conforme a esas leyes,

lo recluimos en un manicomio. Esas formas y leyes del pensamiento son el objeto de la lógica. Para

estudiarlas no es necesario salir del pensamiento mismo: al lógico no le interesa que lo pensado esté

de acuerdo con la realidad, sino que esté de acuerdo con las leyes del pensamiento. Imaginemos el

siguiente razonamiento.

Los cuadrúpedos son racionales.

Las aves son cuadrúpedas.

Luego las aves son racionales.

En él todo lo que se afirma es falso; sin embargo, para la lógica es un razonamiento válido,

porque está trazado según las reglas del silogismo. Supongamos este otro.

Algunos peruanos son arequipeños.

Algunos peruanos son limeños.

Luego los arequipeños son limeños.

Todas las proposiciones son en él verdaderas, pero lo son por casualidad, porque la

consecuencia es ilógica: lógicamente es rechazable.

Cabe, pues, que fuera de la lógica nos planteemos otra pregunta sobre el conocimiento en

general: ¿corresponde el pensamiento con la realidad o nos engaña en sus datos? ¿O se tratará,

incluso, de una creación de la mente? A esta pregunta trata de responder la otra rama de la filosofía

del conocimiento: la epistemología o teoría del conocimiento.

Pero entre sujeto y objeto no se tiende sólo el puente del conocimiento, sino también el de la

acción. Si en el conocimiento el objeto impresiona al sujeto transmitiéndole su imagen, en la acción

es el sujeto quien reacciona sobre el objeto modificándolo. Pues bien, el obrar, como el pensar, está

también sometido a sus normas, que son inmutables y universales. El niño, al mismo tiempo que

conoce la noción de verdadero y falso, y antes de llegar a las de lógico e ilógico, aprende a

distinguir las de bueno y malo, la licitud o ilicitud de los actos. Pues bien, la parte de la filosofía que

estudia las leyes de la licitud o moralidad de los actos y su fundamento es la ética.

Page 11: Amor a la Sabiduría

Tenemos, con esto, el sistema de las ciencias propiamente filosóficas, que podemos condensar

en este cuadro:

La Utilidad de la Filosofía

¿Para qué sirve la filosofía?, ¿para qué ciertos hombres se dedican a abstrusas cavilaciones

sobre el origen y la naturaleza última de las cosas?

En términos generales, ha de contestarse que la filosofía, en efecto, no sirve para nada, pero que en

esto precisamente radica su grandeza. Las diversas técnicas sirven al hombre y hombre sirve a la

filosofía en cuanto que la esencia diferencial de su naturaleza propiamente humana es la

racionalidad y ésta le exige la contemplación intelectual del ser, el conocimiento desinteresado de la

esencia de las cosas. La diferencia fundamental

entre la animalidad y la racionalidad es,

precisamente ésta, el animal, ante un objeto

cualquiera, si es desconocido para él, puede

mostrar algo parecido a la perplejidad inquisitiva,

pero lo que oscuramente se pregunta es: ¿para qué

sirve esto?, ¿en qué relación estará conmigo?, ¿se

trata de algo perjudicial, indiferente o beneficioso?

FILOSOFÍA

Real

Metafísica general o filosofía primera

Metafísica especial

Cosmología

Psicología

Teología Natural

Del Conocimiento

Lógica

Teoría del Conocimiento

De la Conducta

Ética

Page 12: Amor a la Sabiduría

Cuando el animal se tranquiliza respecto a esta cuestión no tiene otra preocupación ante las cosas.

El hombre, en cambio, es el único animal que traspasa esta esfera utilitaria y se pregunta además

¿qué es? A esto sólo se puede responder con la esencia de las cosas, cuya reproducción en la mente

del hombre es la idea o concepto.

Ante un extraño fenómeno que aparece en el cielo no se satisface un hombre asegurándole

“que está muy lejos” o que “es inofensivo”. Será preciso explicarle que se trata, por ejemplo, de una

aurora boreal, y que si sabe qué es ello se dará por satisfecho. De este género de curiosidad

puramente cognoscitiva es de lo que nunca dio muestras un animal. Por eso los animales no hablan:

expresan, sí, su temor, o su dolor, su contento, todas sus reacciones sentimentales ante las cosas,

pero el hablar consiste en expresar juicios, y en los juicios uno por lo menos de sus términos (el

predicado) ha de ser un concepto o universal. Porque lo individual sólo se puede atribuir a ello

mismo (“este pan” o “Juan” sólo se puede predicar de este pan o de Juan). Por eso tampoco los

animales ríen. Porque la risa se provoca por el contraste entre un idea que poseemos y la realidad

concreta, que resulta mucho más baladí. Por eso tampoco los animales progresan, porque la técnica

nace de la ciencia, y la ciencia se forma de leyes y principios, que son juicios.

Muchas masas humanas viven de acuerdo con una organización de la vida que se asemeja

mucho a la vida animal. Viven en una actividad incesante, febril, encaminada a producir medios o

útiles para satisfacer las

necesidades de la vida

misma. Diríase que su

existir es un ciclo estéril

que sólo sirve para

mantenerse a sí mismo y

repetirse indefinidamente.

Si se suprimiese el todo se

habrían resuelto dos

problemas a la vez: el de la

producción y el de la vida,

y podría pensarse que nada

se ha perdido. Quienes viven de tal forma sólo conciben preguntar ante una obra de arte, ¿cuánto

valdrá?, o ante un descubrimiento científico, ¿para qué servirá? La filosofía –ciencia pura- y el arte

son precisamente las cosas que rompen ese círculo vicioso y confieren un sentido y un valor a la

vida. El científico especulativo –el matemático, el físico, el químico, etc. – investigan por la

contemplación pura, por el conocer sin más, aunque en estas ciencias, por la cercana y posible

Page 13: Amor a la Sabiduría

aplicación técnica de sus resultados, sea frecuente el que al investigador lo muevan también miras

utilitarias, prácticas. Pero, esto, que no ocurre siempre al científico, no sucede nunca al filósofo

porque su campo estás más allá de la posibilidad de aplicaciones técnicas.

Sentado, pues, que la filosofía no tiene una utilidad técnica, cabría, sin embargo, retraer la

cuestión a un plano más profundo –metafísico o personal- y preguntar si la filosofía podrá tener

alguna repercusión útil de carácter espiritual. Y a esta pregunta han sido varias y opuestas las

respuestas a lo largo de la historia.

En fin, siguiendo a Santo Tomás afirmamos que la filosofía es, primaria y fundamentalmente,

contemplación pura; pero, por lo mismo que es saber radical y de totalidad, incluye la persona y la

vida del sujeto que contempla, y así la contemplación alumbra además del ser el valor, y mueve con

ello la voluntad al mismo tiempo que ilumina el entendimiento.

De este modo, cuando decimos que todo hombre tiene en el fondo su filosofía, que es filósofo

sin saberlo, queremos significar, no sólo que posee una concepción de la existencia, sino que

adopta, en consecuencia, una determinada actitud ante la vida.

Y esta fusión de la filosofía y la vida humana, en su sentido más profundo, hace que la historia

de la filosofía coincida, en rigor, con la historia de la vida del hombre. Ambas, filosofía y vida, se

“Entre las ciencias, aquella que se busca por

sí misma, sólo por el ansia de saber, es más

filosófica que la que se estudia por sus

resultados prácticos; así como la que domina

a las demás es más filosófica que la que está

subordinada a otra”.

(Aristóteles)

“La filosofía, pues, no es un medio, sin un fin; no sirve, sino que es servida por todas las

cosas, por el hombre mismo, por lo más noble de él, que es su facultad intelectual.

“La filosofía no es así ciencia pura, sino más bien sabiduría, saber total, íntimo, que

incluye y compromete al hombre todo con sus facultades diversas.

Page 14: Amor a la Sabiduría

penetran de tal modo a lo largo de la historia universal que unas veces es la filosofía la que

determina la evolución de la humanidad y otras es la evolución humana la que exige una

determinada filosofía.

Características del Filósofo

Filósofo es el que busca la verdad, el que ama la verdad; el

que sabe, pero puede saber más. No es filósofo el que se queda atrás,

el que no saca impulso de lo inconmovible, y reparte papeles

renunciando a participar en el tenso esfuerzo del científico.

Un filósofo es un insatisfecho, una persona que no se

conforma fácilmente, sino que va detrás de lo más radical y más

grande. La actitud según la cual las apariencias son para los físicos, y

lo profundo para los filósofos, invita a que el filósofo se quede

tranquilo, al menos por un tiempo. Pero en el mismo momento en

que un filósofo se queda tranquilo, deja de ser filósofo: se convierte

en un pensador rutinario que se conforma con fórmulas consagradas

y se margina del progreso.

El filósofo es una persona en cierto modo ingenua: aspirar a

la verdad a pesar de todo, a pesar de las dificultades, porque, por así

decirlo, la verdad no es mujer fácil; la verdad es muy pudorosa y

sólo se entrega a sus grandes amadores. Si no fuera así, la verdad no

tendría valor. La verdad es difícil y hay que contar con las propias

limitaciones.

El filósofo es una persona ingenua o, como diría un

psicoanalista, un paranoico. Los paranoicos son los grandes utópicos, por decirlo de alguna

manera. Ya se sabe que a veces la gente dice: ¿la filosofía para qué? Quien siente esa

pregunta como algo que le hiere, no es verdadero filósofo. ¿El filósofo? Aspirante a pobre.

El que se sienta afectado por eso, no es filósofo. Se parece un poco al que pretende salvar la

cara a toda costa ante denuncias que no están justificadas.

Bibliografía

Gambra C. Rafael – Historia sencilla de la filosofía. Editorial Herder.

Polo B. Leonardo – Introducción a la filosofía. UNAV.

Castillo C. Genara – Filosofía. Vivir es aprender a navegar. Hemisferio.