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Servicio OPINIONES de lasDrogas.info

Violencia, Drogas, Jóvenes: los tópicos de siempre

Publicado: durante el mes de Noviembre de 2006

Autor: Amando Vega

Tema: General

Hay que reconocer que información mediática no falta sobre la violencia juvenil, lo que provocabastante inquietud e incluso miedo entre la población. En unos casos, son noticias escalofriantes decasos concretos que uno puede ver casi en directo en los reportajes televisivos. En otros, se trata dereferencias a informes, estudios, etc. de diferente calado. Los telediarios, por ejemplo, se hanconvertido en auténticos noticiarios de crímenes y delitos, lo que recuerda viejos tiempos, cuando ElCaso era uno de los periódicos más leídos.

Con el caso Jokin, el adolescente que se suicidó en Fuenterrabía, las voces de alarma saltaron en loscentros escolares de todo el estado, se multiplicaron los estudios sobre el tema y se produjo unascenso de las quejas y denuncias de los padres de las víctimas. Se daba una doble circunstancia queconvertía el caso en carnaza mediática: el suicidio de un adolescente, por una parte, y por otra, unasituación de maltrato.

Noticias parecidas se repiten cada poco tiempo y no falta quien se atreve a lanzar aseveracionestajantes: Jóvenes más violentos, adictos a las drogas y sin formación (Izquierdo, Rodríguez, 2006). Ypara justificar esta afirmación, se aportan datos de aquí y de allá, sin el menor sentido crítico nijustificación de la posible relación, para concluir con toda tranquilidad: la violencia juvenil haaumentado entre los menores españoles, que ya están entre los que consumen más drogas y másfracasan en la escuela de toda Europa.

En otras ocasiones, tras el tópico recogido en el título, se puede encontrar informaciones más cautasen el contenido de la noticia. Expertos culpan a las drogas de parte de la violencia juvenil es el titularque recoge Las provincias (2006) para informar sobre una jornada de debate sobre el temaorganizada en Valencia. Aquí Rechea destacó que no existe una relación clara entre el consumo dedrogas y los actos violentos, con una vinculación entre el 5% y el 10% de los adolescentes, el mismoporcentaje de jóvenes que acaban convirtiéndose en delincuentes a la edad adulta. Cava manifestóque los estudios científicos demuestran las drogas “afectan a las sustancias del cerebro que controlanla agresividad”, lo que “no significa que el 100% de los que consumen drogas ejerzan la violencia”.Sustancias como la cocaína, el éxtasis y las anfetaminas (speed ) “pueden predisponer” a no controlarla agresividad. Turbi, por su parte, apuntó que entre los adictos en rehabilitación sí suelen darsemuchos antecedentes de violencia.

La seguridad ciudadana se ha convertido hoy en la gran preocupación, al menos para políticos queintentan vender seguridad, y para medios de comunicación, siempre a la caza de noticias impactantes,convertida en tema estrella para su propio interés y, por supuesto, en beneficio de lo que estándetrás. La consecuencia es que el miedo aumenta entre la población, por lo que se apoya con facilidadtodo tipo de actividades, principalmente represivas, orientadas hacia este objetivo: controles de todotipo, videovigilancia, etc. Y como los factores provocadores de inseguridad suele presentarse confrecuencia en relación con el consumo de drogas ilegales, se aplaude el castigo del consumo de drogasen público y la represión de los traficantes, sobre todo pequeños, como medida legislativa aceptada sin

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más cuestionamientos. Y si la policía no actúa, la tarea queda en manos de los vecinos. En Barcelona,por ejemplo, la oposición ciudadana en contra de la narcosala de Vall d'Hebron ha provocado larectificación del Ayuntamiento, que pretendía en un inicio abrir un centro de asistencia sociosanitariapara personas usuarias de drogas en cada distrito de la ciudad. El nuevo plan de drogodependenciascombina instalaciones fijas con unidades móviles en determinados puntos de la ciudad y el traslado dela sala de Vall d'Hebron al interior de las dependencias hospitalarias de la zona.…

Pero esta es una vieja historia. Precisamente los medios de comunicación han sido los mejorespregoneros de los casos problemáticos que se han presentado contribuyendo a la construcción delproblema de las drogas. Hace años analizamos el contenido de la información transmitida sobre lasdrogas por los medios de comunicación analizando el contenido sobre drogas en la prensa española(1970-1976) (Vega, 1983) y pudimos constatar su evidente parcialidad. Esta investigación mostróque la información sobre drogas de la prensa española en aquella época presentaba comocaracterísticas muy concretas:

1.- es poco coherente, lo que lleva a dudar de su veracidad;

2.- intenta producir miedo en los lectores;

3.- muestra la droga unida al ámbito delictivo, dentro de un marco jurídico-moral;

4.- prima la presencia de sujetos policías, políticos y jueces,

5.- ofrece una imagen de la droga que resalta por su indeterminación;

6.- transmite la idea de que el orden social triunfa claramente en la batalla contra las drogas, a travésde la represión institucionalizada.

No han cambiado mucho la situación desde entonces y con frecuencia se recurre a tópicos y fraseshechas, que nada favorecen la respuesta social a los problemas de la inseguridad. Se olvida lacomplejidad de la cuestión de las drogas, donde intervienen, no sólo unas sustancias específicas, sinotambién un individuo concreto ubicado dentro de un medio sociocultural no menos particular comotambién unas políticas concretas de actuación que pueden reforzar el "problema".

La relación drogas-delincuencia, como cuestión compleja que es, se resiste a quedar encasillada entrelas redes de los estudios e informes. Resulta comprensible, entonces, que no se puedan hacergeneralizaciones a la ligera a partir de una experiencia concreta, e incluso, a partir de un estudioespecífico. Sin olvidar que a la novedad del fenómeno cambiante de las drogas, se une la falta deformación sobre esta problemática, lo que facilita sacar conclusiones sin disponer de datos.

Son muchas las matizaciones que conviene hacer para ver con objetividad la problemáticadelincuencia- drogas. Las mismas palabras "delincuencia", "violencia" y "drogas" son hoy términoscargados de connotaciones afectivas. "Delincuente", "violento", "drogado", son un ejemploprácticamente perfecto de palabra fetiche, que desencadenan torrentes de intensa emocionalidad:Designan una realidad ante la cual no es posible distanciarse ni reflexionar. Hay que actuar pronto yen contra.

Los siete jóvenes que fueron condenados a dos años de internamiento en régimen abierto en uncentro educativo para menores por el acoso al que sometieron a Jokin, el adolescente que se suicidóen Hondarribia, han sido puestos en libertad vigilada (Diario Vasco, 2006). Según Etxeberria, lamuerte de Jokin en un contexto de "desencuentro" entre su familia y las de los agresores, ya queJokin "quedó en medio" como si fuera un chivato, después de que sus allegados pusieran enconocimiento de las familias de los otros muchachos una carta del instituto en la que se informaba alos padres de que sus hijos habían sido sorprendidos fumando porros en un campamento de verano.Todos los jóvenes habían conseguido interceptar estas misivas y Jokin fue el único que no lo logró, porlo que su familia fue la que dio a conocer la infracción al resto de adultos.

Urge, pues, analizar el analizar la relación delincuencia-drogas-violencia en toda su complejidad paraponer en marcha las intervenciones más adecuadas a cada caso y situación. Sólo desde estacomprensión teórico práctica podremos elaborar unas propuestas coherentes de intervención. Pero,como se trata de un terreno complejo y movedizo, conviene recurrir a los estudiosos del tema, paracomprender un poco mejor su complejidad. Aquí se pueden recordar los investigaciones de JuanManuel Otero, psicólogo de la Universidad de Santiago, Javier Elzo, sociólogo de la Universidad de

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Deusto, Rosa del Olmo, criminóloga de Venezuela o Jose Luis Segovia, abogado comprometido conpersonas marginales, entre otros, personas de profesiones y con trayectorias vitales muy diferentes.

La "causalidad" tan fácilmente sostenida por no pocos profesionales y seguida con profunda fe por lapoblación, resulta un objetivo difícil de alcanzar. La conclusión a la que llega Otero (1997), tras unaprofunda revisión de la literatura sobre la relación delincuencia-drogas, es clara: “no tiene sentidoexaminar la relación droga-delincuencia desde planteamientos causa-efecto, ya que son otrasvariables (familiar, grupales y personales), las que explican ambos fenómenos y, por tanto,“responsables” de la relación.

Del Olmo, por su parte, cuando se plantea el interrogante: ¿delincuencia juvenil y drogas?, despuésde su documentada exposición, responde: Ante todo lo expuesto, y la complejidad del tema queevidentemente va más allá del llamado "modelo psicofarmacológico" queda abierto el debate para unadiscusión posterior que aborde las diferentes manifestaciones de violencia criminal o delincuenciajuvenil que pueden llevarse a cabo en conexión con las drogas, en muchos casos no tanto producto delas drogas mismas sino de ser ilegales. Habría que intentar responder además si la violencia (léasedelincuencia) juvenil es anterior o posterior al consumo de drogas, tema muy debatido.

No se entenderá la cuestión de las drogas ni su relación con la delincuencia y la violencia si no secomprende tanto su dimensión social como mundial, con todos los problemas sociales que arrastraconsigo. La perspectiva individual hoy dominante, aunque en principio parece dar más seguridad, pues"recorta" el problema y lo hace más manejable, provoca actuaciones incoherentes, que no puedenllevar más que al e, incluso, a generar más violencia.

El fenómeno de las drogas no se puede comprender sin tener en cuentas los conflictos escolares,desestructuración familiar, dificultades o no acceso al empleo, otras adicciones…, es decir, lassituaciones de vulnerabilidad y/o exclusión social que viven cada vez más personas y grupos denuestra sociedad… No existe otro camino que un análisis profundo de los factores que generan estassituaciones de vulnerabilidad y/o exclusión social y la puesta en marcha de políticas coherentes con lacompleja realidad, sin caer en actuaciones simplistas y parceladas. Son necesarias intervencionesglobales (Del Olmo, 2002).

Habrá que repensar, pues, la relación violencia-delincuencia-drogas, más allá de los tópicos y de losdatos puntuales. Porque sabemos muy poco sobre los jóvenes que consumen drogas, sobre los quedelinquen, sobre los que son violentos.

REFERENCIAS

DEL OLMO, R. (2002), “La legislación en el contexto de las intervenciones globales sobre drogas”.VEGA, A. coordinador (2002), Drogas. Qué política para qué prevención. San Sebastián, Gakoa, pp.267-292.

DEL OLMO, R. (2004), Violencia juvenil y consumo de drogas: Modelos Teóricos (Algunas Inquietudespreliminares)” Ponencia presentada en el I Congreso Virtual de la FAD sobre Violencia y Consumo deDrogas. 2004. (www.fad.es/estudios/congreso_virtual.htm).

ELZO, J. Y OTROS (1992), Delincuencia y drogas. Análisis jurídico y sociológico de las sentenciasemitidas en las Audiencias Provinciales y en los Juzgados de la Comunidad Autónoma Vasca. Vitoria,Gobierno Vasco.

ETXEBERRIA, F. (2006) Fundamentos de la convivencia escolar: el caso Jokin. Resumen (documentoenviado por el autor).

IZQUIERDO, L., RODRÍGUEZ, A. (2006), Jóvenes más violentos, adictos a las drogas y sin formaciónLa Vanguardia, 4 de Noviembre de 2006.

LASPROVINCIAS.ES (2006), Expertos culpan a las drogas de parte de la violencia juvenil.lasprovincias.es, 06, Octubre. http://www.lasdrogas.info/index.php?op=InfoNoticia&idNoticia=25230.

OTERO LOPEZ, J.M. (1997) Droga y delincuencia: un acercamiento a la realidad. Madrid, Pirámide.

SEGOVIA, J. L. (2006), Del sueño de la reinserción social a la pura retribución. Cambio de paradigma yreformas penales. http://www.nodo50.org/skp/bajocero/pdf/josito.pdf.( Capitulo 2. en Las cárceles de

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la democracia. Ediciones Bajo Cero).

VEGA, A. Y OTROS (1982), Delincuencia y drogas. Barcelona, Publicaciones Universidad.

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