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2 Al menos esa impresi6n queda al revisar algunos ensayos sobre la historiograffa regional mexicana, ejemplos: Perez, Regi6n, 1991, y Crespo, Historiador, 1992.

nacional mas reciente2 se explicarta por la situaci6n alejada de la region y por su reputaci6n exagerada de re­ gionalista y separatista.

No obstante, muchos j6venes his­ toriadores, insatisfechos con las gene­ ralizaciones existentes, forjadas des­ de el centro, particularmente acerca de los fen6menos socioecon6micos, han buscado en las ultimas decadas poner a prueba tales generalizactones del

Secuencia, nueva epoca

1 Sierra, Indios, 1954; Baqueiro, Ensayo ; 1990; Ancona, Historia, 1978; Molina, His­ toria, 1921­1927.

L a rica historiografia yucateca que adquiri6 brillo y n o to­ riedad durante el siglo XIX con

las obras de Justo Sierra O'Reilly, Se­ rapio Baqueiro, Eligio Ancona, Juan Francisco Molina, entre otros, 1 parece poco conocida en el resto del pals. Aparte del consabido egocentrismo cultural, hegem6nico, del valle cen­ tral, tal marginalidad en la discusi6n

INTRaDUCCI6N

En este trabajo se destaca la vasta e importante bibliograffa historiografica sabre Yucatan que suele ser alvidada par las

historiadores, sabre todo par aquellas que recogen, camparan y evaluan las experiencias regianales mexicanas.

Othon Banos Ramirez UNIVERSIDAD AUTONOMA DE YUCATAN

Algunas reinterpretaciones recientes. Breve revision de la historiografia sobre el Yucatan de los siglos XIX y xx

SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales

Secuencia (1998), 41, mayo-agosto, 149-160ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464

DOI: http://dx.doi.org/10.18234/secuencia.v0i41.618

OTHON BANOS RAMIREZ

6 Joseph, Guerra, 1987, p. 11. 7 Vease Perez, Region, 1991. 6 Joseph, Rediscovering, 1986.

dios regionales, a principios de la de­ cada de los setenta, en el primer pia­ no de Ia investigaci6n de la historia de Mexico, pronto aparecieron algunas aportaciones basadas en la experien­ cia de Yucatan. Ya sea como un caso lindante con otro mayor o coma un componente dinamico de una entidad macro, la nueva historiografia regio­ nal ha venido iluminando discusiones mas amplias sobre la historia politica, social y cultural de Mexico.

Este auge de la "nueva historlogra­ fia" yucateca, vino acornpafiado de un mejoramiento en los archivos y bi­ bliotecas, del esfuerzo de las institu­ clones academicas y, sobre todo, del entrenamiento profesional. 6

Hoy dia, la htstoriografia sobre Yu­ catan parece apoyarse, en terminos generales, en la suposici6n basica de que, al conferirsele una gran valora­ ci6n heuristtca al enfoque regional, se puede reintepretar y con ello enri­ quecer la historia de Mexico. El con­ cepto clave es region: lque son las re­ giones? y ~c6mo ha sido estudiada esta region por los historiadores? Rt­ gurosamente, ambas preguntas mere­ cen una respuesta amplia, como la que ofrece Eric van Young en su en­ sayo intitulado "Hacienda historia re­ gional: consideraciones metodol6­ gicas y te6ricas" .7 Para el caso de Yu­ catan, hace falta una exhaustiva inves­ tigaci6n ex profeso actualizada.

El primer paso ya fue dado por Jo­ seph," qulen sefiala que los eventos mas estudiados son: la guerra de Cas­

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~Joseph, Guerra, 1987. 4. V ease Redfield, Folk, 1941. ~Pena, "Estudios", 1991, p. 136.

nivel local. Muchos yucatec61ogos, dice Joseph, se montaron en Ia ola denominada por algunos "revoluci6n historiografica", buscando un cambio en los enfoques hist6ricos que partirfa de Ia superestructura institucional para alcanzar el nivel de las regiones, las comunidades y hasta las grupos de presi6n local.'

Previamente, atraidos quiza por las glorias pasadas de la civilizaci6n maya, par Ia guerra de Castas, por el auge del henequen, par el socialismo crio­ llo de Carrillo Puerto y por otros mu­ chos eventos sociales, algunos antro­ p6logos llevaron a cabo estudios en Yucatan que han llegado a tener una significaci6n muy grande dentro del paradigma del conocimiento la ti­ noamericano. Tales el caso de la obra de Robert Redfield y sus colaborado­ res. En su libro intitulado The folk cul­ ture of Yucatan, Redfield se esfuerza por mostrar la coexistencia y la coales­ cencia de rasgos culturales heteroge­ neos, tanto indigenas coma espafio­ les. No viene aqui al caso entrar en detalle en su idea del continuum cul­ tural folk­urbano.4 Segun Guillermo de la Pena, el valor del esquema red­ fieldiano se muestra, sobre todo, en que pudo generar un enorme volu­ men de investigaci6n social que tras­ cendia el amblto comunitario y que mostraba una 16gica en los procesos de cambio y las relaciones entre las comunidades.5

El obietivo principal de este trabajo es sefialar que, al colocarse los estu­

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11 Joseph, Guerra, 1987, p. 14. 12 Hay que sefialar, no obstante, que son,

principalmente, los investigadores "foraneos" (de instituciones localizadas fuera de Yucatan) las que han seguido de cerca dicha vanguardia, mas ampliamente caracterizada por Joseph, Rediscovering, 1986.

13 A traves de sus artfculos en El Fenix. Co­ municaci6n personal, 2 de mayo de 1996.

Los historiadores criollos yucatecos mas notables, coma Eligio Ancona, Serapio Baqueiro y Juan Francisco Molina Soils quienes, en opinion de Melchor Campos, siguen muy de cer­ ca la vena abierta por Justo Sierra O'Reilly, 13 argumentan en sus respec­ tivas obras que el estallido de la gue­ rra de 1847 se debi6 principalmente

La guerra de Castas

No es posible enlistar todos y cada uno de los trabajos publicados dcntro de esta nueva perspectiva historio­ graflca regional y, mucho menos, co­ locarlos en un orden crono16gico. 12

En cambio, fueron seleccionados al­ gunos autores (con la injusticia que supone para los demas), especlalmen­ te aquellos que parecen ejemplificar la nueva interpretacion de la historio­ grafia yucateca.

ALGUNAS REINTERPRETACIONES

tre otras, registros parroqulales y ar­ chivos notariales, localizando ahf titu­ los de propiedad, registros de pleitos, censos agrarios y listas de impuestos, han recogido tradicion oral y rcglstros escritos mayas, etcetera."

ALGUNAS REINTERPRETACIONES RECIENTES

9 Banos, Yucatan, 1989; Ramirez, Secretos, 1994; Wells, Yucatan's, 1985; Menendez, Igle­ sia, 1995; Sabido, Hombres, 1995.

10 Banos, Liberalismo,1995.

tas, las haciendas y la oligarqufa hene­ queneras, el socialismo de Carrillo Puerto y de Alvarado y el proceso de la reforma agraria. Mas recienternen­ te, las investigaciones se han focaliza­ do hacia las clases y los sujetos socia­ les: campesinos, empresarios, clero y elites poHticas.9 Asimismo, se han afia­ dido otros enfoques, como el de la influencia de las ideas en la forrnacion de los actores politicos, y otros temas, como el del surgimiento de las institu­ ciones liberales. 10

En suma, la nueva historiografia regional ha iluminado discusiones mas amplias sobre las rebeliones cam­ pesinas, la expansion agricola capita­ lista, las comunidades campesinas, los sistemas de plantaciones de rnonocul­ tivo y sus posibilidades de desarrollo regional, asi como la movilizaclon re­ volucionaria, la conformacion de gru­ pos de poder y la estrategia de cam­ bio social.

De todas maneras, los historiadores tambien vuelven a los temas tradicio­ nales: por la propia naturaleza dina­ mica del proceso del conocimiento, por la valoracion de nuevas fuentes de archives, por el surgimiento de nuevos enfoques y por el influjo de la problernatica del presente. Adernas, porque, segun Joseph, que ha exami­ nado con bastante profundidad dicha bibliografia, los yucatecologos han explorado mas alla de SUS fuentes usuales, que son la prensa regional y las colecciones de folleteria raras. En­

OTHON BANOS RAMfREZ

17Zuleta, "Federalismo", 1995, pp. 27­33. 16 Patch, "Descolonizacion", p. 85. 19 Reina, Rebeliones, 1984.

La figura y el gobierno de Felipe Carri­ llo Puerto han sido estudiados desde diversos angulos y perspectivas por los historiadores yucatecos, pcro la mayoria de ellos lo han hecho tratan­ do de explicar c6mo arrib6 al poder y

El socialismo criollo

cis6 que una de sus causas principa­ les fue el raptdo cambio agrario im­ pulsado por el gobierno despues de la independencia: la transformaci6n de, cuando menos, 600 mil hectareas de tierra en propiedad privada, ame­ naz6 el modo de vida de la cornuni­ dad maya coma nunca antes en tres siglos de conquista.

Adernas, la disposici6n de armas por parte de esta, fue otro factor im­ portante: durante la contienda polfti­ ca de 1840, y debido al hostigamiento del gobierno central, las facciones ri­ vales comenzaron, en su desespera­ cion, a armar a los tndlgenas para que sirvieran coma soldados en sus ejerci­ tos.P Eventualmente, la distrtbucion de armas fue tan grande y tan amplias las posibilidades de conseguir mas a traves de Belice, que el levantamiento maya tuvo la posibilidad de luchar en igualdad de pertrechos con el ejerci­ to." Este episodic, asi coma muchos otros que se dteron en el pals a me­ diados del siglo XIX, reflejan de ma­ nera fidedigna las contradicciones del Sistema social de la epoca.'"

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14 Cline, "Regionalism", 1947. 15Vease Patch, "Dcscolonizacion", 1990, pp.

47­48. 16 Gonzalez, Raza, 1970; Patch, "Colonial",

1979; Lapointe, Mayas, 1983; Bricker, Cristo, 1989.

al etnocentrismo indfgena: al bien co­ nocido odio de los mayas hacia los ex­ tranjeros alimentado por varies slglos de dominio europeo.

Justo Sierra O'Reilly, un conrern­ poraneo de los acontecimientos, ano­ t6 la importancia de las leyes sobre te­ nencia de la tierra como el factor que habia provocado el levantamiento. Sin embargo, los historiadores pasaron por alto este factory sostuvteron que la guerra fue, en esencia, nada mas que la reanudaci6n del viejo conflicto entre indfgenas y blancos. En la deca­ da de los cuarenta, Howard F. Cline14 rescat6 del olvido la Interpretaclon de Sierra e hizo de la problematica agra­ ria el punto central de su interpreta­ ci6n de la guerra de Castas.15

Mas tarde, en los setenta, aparecie­ ron otros estudios en esa misma di­ recci6n, coma las de Moises Gonzalez Navarro, Robert Patch, Marie Lapointe y Victoria Bricker.16 La exploraci6n de nuevas fuentes, como el Archivo Ge­ neral del Estado y el Archivo Notarial del Bstado, a las que no tuvieron acce­ so ni Cline ni los otros ­au tores men­ cionados, permitieron a Robert Patch revisar crfticamente la hip6tesis de los historiadores que lo habian precedl­ do. Concluy6 asi que, la Hamada gue­ rra de Castas, fue el resultado de un proceso dlalectico provocado par la expansion agrfcola comercial y la res­ puesta a esta de los mayas libres. Pre­

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22 Ibid., p. 24. 23 Ibid., p. 172. 24 Paoli, Yucatan, 1984.

En Yucatan y las orlgenes de/ nueuo Estado mexicano, Paoli24 se propuso elaborar una vision de conjunto e his­ t6rica de la praxis politica de Yucatan en el periodo de 1915­1917, la cual, segiin el, habria contribuido, de ma­ nera significativa, a la conformaci6n del Estado nacional. Es un esfuerzo bastante bien logrado para dotar de una dimension anaHtica mas amplia y objetiva a las experiencias politlcas re­ gionales durante el complejo proceso de conformaci6n del nuevo Estado me­ xicano a partir del triunfo de la frac­ ci6n carrancista.

Segun Paoli, para entender cl ac­ tual Estado nacional posrevoluciona­ rio se requiere, en alguna medida, de analizar sus origenes, las fuerzas so­ ciales que lo prefiguraron y que per­ sisten hasta hoy, y los modelos politi­ cos e ideol6gicos que entreveraron la genesis estatal.

La revoluci6n y el nuevo Estado

poHticos y sindicales.22 Los autores Began a la conclusion de que el PSSE fuc un partido popular y, en conse­ cuencia, el gobierno de Felipe Carrillo Puerto tambien lo fue. Por cuestionar entonces la Ideologia burguesa, por Ir en contra del statu quo, fueron mu­ chas las actividades desarrolladas par el gobierno del PSSE que aparedan como subversivas, a pesar de haber al­ canzado ya el gobierno.23

ALGUNAS REINTERPRETACIONES RECIENTES

20 Sosa, Crimen, 1969. 21 Paoli y Montalvo, Socialismo, 1977, p. 7.

par que fue asestnado." Nadie parece preocupado par el contexto social, re­ gional y nacional y, en consecuencia, par el alcance hist6rico de dicho fen6­ meno a nivel mas amplio.

Uno de los primeros trabajos publi­ cados dentro de la nueva perspectiva histortograflca apareci6 en la ciudad de Mexico en 1977: El socialismo olvidado de Yucatan, de Francisco Paoli Bolio y Enrique Montalvo. En el se rescata la aparici6n y el protagonis­ mo hist6rico del Partido Socialista del Sureste, bajo el liderazgo indiscutible de Felipe Carrillo Puerto. Este trabajo contribuy6 a la comprensi6n del pa­ norama politico mexicano posrevolu­ cionario, pues el PSSE, mas que estu­ diado habia sido rnitificado y oscure­ cida su autentica significaci6n social.21

Las categorias populista y popular fueron utilizadas aquf como ejes de interpretaci6n de un proceso que, segun las autores, es el de la forma­ cion y el desarrollo de las clases socia­ les. Para ellos se trata de las formas distintas en que asumen el Estado, los partidos, los movimientos y las ideo­ logias politicas dentro de una forrna­ cion capitalista dada, de acuerdo con las distintas alianzas y oposiciones en­ tre las clases y las fracciones de estas. Par ejemplo, el Estado populista serfa aquel controlado por oligarqufas tra­ dicionales mas 0 menos barnizadas de tdeologias liberates. El Estado popular en cambio, se caracteriza por la apari­ ci6n, cada vez mas sistematica, de acciones organizadas por el proleta­ riado, su ideologia y sus instrumentos

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OTHON BANOS RAMIREZ

25 Joseph, Reuolucion, 1992.

de la nueva tendencia de la hlstorio­ grafia de la revaluci6n mexicana: de la que ha incursionado en los proccsos regionales, que ha dejado de lado la idea de una revoluci6n nacional y que cansidera que este proceso fue mas bien un rnosaico de experiencias lo­ cales, con trasfondo cormin pero pro­ venientes de orlgenes muy diversos.

Esta abra25 tard6, desafortunada­ mente, diez afios en estar al alcance del hablante en espafi.ol, pues apare­ ci6 originalmente publicada en Ingles en el afio de 1982, dentro de la colec­ ci6n de Cambridge University Press y, posteriormente, en 1988, cuando fue reeditada por la Duke University Press. La traducci6n al espafiol cstuvo a cargo de Eduardo L. Suarez.

No obsrante, es un hecho que la re­ voluci6n sigue siendo uno de los te­ mas mas estudiados en la producci6n hlstortografica de las ultimas afios. Induso a raiz de las diferentes inter­ pretaciones dadas a conocer en las ultimas decadas y de las discusiones que han suscitado, se ha renovado el interes por el Mexico porfiriano y re­ volucionario, buscando iluminar la re­ laci6n que guardan entre si csos dos periodos hist6ricos, en contra de las apreciaciones nacionalistas que vefan una ruptura entre ambos regi men cs.

El principal elemento de las nuevas interpretaciones en estudios regiona­ les, coma el de Joseph, ha sido, desde los afios sesenta, el de analizar la estructura social, ecan6mica y politica en forma acuclosa, dandole con ello un contenido mas matizado a las gran­ des discusiones te6ricas.

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La reuolucion des de fuera, de Gilbert M. Joseph, se inscribe tambien dentro

Otro enfoque de la reuolucion en Yucatan

El planteamiento te6rico, que per­ mite al autor superar el alcance de la profusa historiografia existente acerca del general Salvador Alvarado en Yuca­ tan, es que los aportes de la experien­ cia yucateca son sefieros en el periodo de gestaci6n del nuevo Estado. Por tan­ to, el interes central no es la biografia del general, sino la sociedad y el Estado yucatecos existentes durante el periodo de gobierno preconstitucional.

El merito de esta obra no esta, pues, en la exploraci6n de nuevas fuentes o archivos, sino en que el autor hace un analisis de hechos ampliamente docu­ mentados, como son Ios cambios pro­ movidos en la esfera econ6mica, so­ cial, politica y cultural que indujo di­ cho gobernante.

La estructura anaHtica de la obra esta montada sabre dos grandes uni­ dades de analisis: el hombre (culto y carismatico) y sus ideas, por un lado, y la sociedad y sus condiciones, por otro. Para Paoli, la capacidad Intelec­ tual y politlca adqulrida previamente por Alvarado en otro contexto, le per­ miti6 no llegar a hacer meritos, Sino a realizar transformaciones de arnplias proporciones. Por otra parte, la capa­ cidad de la economia estatal, basada en la producci6n de henequen, perml­ tia generar una cantidad importante de recursos, que fueron un pilar funda­ mental para que la autonornia politica se ejerciera sin Iimitaciones estrechas.

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26 Joseph, Rediscovering, 1986, p. 9. 27 Betancourt y Sierra, Yucatan, 1989; Gue­

mez, Liberalismo, 1994; Campos, "Polltlca", 1995; Zuleta, "Federalismo", 1995.

Otra veta que ha dado pie a nucvas reinterpretaciones historiogrMicas son las doctrtnas sociales, como por ejemplo el liberalismo. El hecho de que Mexico estrenara su vida in.de- pendiente a la luz del paradigma li­ beral, marc6 sin duda el horizonte hacia el cual se proyect6 la cnergla social. 27 Betancourt y Villarreal, Gue­ mez Pineda, Zuleta Miranda y Cam­

Otros enfoques mas recientes

en Reuolucion desde afuera, el autor hace justicia al caracter distinto de Yu­ catan ( ... ], pero no se refugia en la os­ curidad ideografica: el exotismo de la patria chica no le oculta lo que hay tambien de general o incluso universal en la historia de la peninsula. 26

una digna excepci6n a este "destino maniflesto''.

Para analizar los logros y fracasos de la revolucion en Yucatan, el autor sigue dos grandes ejes de analisis: 1) el de las condiciones ecoriomicas y sociales de la region, fuertemente in­ fluidas par el monocultivo hericquc­ nero, y 2) el de los intereses extcrnos a la region, ya fueran los del gobierno central o del estadunidense.

Este contrapunteo entre los intere­ ses locales, nacionales y estaduniden­ ses resulta util para el lector porque le perrriiten comprender la verdadera dimension del proceso. Como dice Alan Knight en su presentacion,

ALGUNAS REINTERPRETACIONES RECIENTES

Un aspecto, sin duda sobresaliente y que debe sefialarse, es que dicha obra es una investigacion muy bien docu­ men tada. El autor revise la btblto­ grafia mas relevante sobre el tema y consulto igualmente los archivos mas importantes tanto nacionales como locales; el Archivo General de la Na­ cion, el Archivo General del Estado y algunos archivos prtvados, tambien estadunidenses, especialmente el ar­ chivo de la Internacional Harvester y la Plymouth Cordage Co., que eran los compradores mas importantes de la flbra de henequen yucateca. Con esta documentaci6n, Joseph consigue ver desde dentro y desde fuera los intereses y contradicciones que ali­ mentaron el proceso revolucionario en esta region del pals.

Desde la 6ptica te6rica, el trabajo esta guiado, al parecer, p or la pre­ gunta: ipor que fracasa una revolu­ ci6n social ahi donde mas se necest­ ta? El argumento es que una revolu­ cton que no logra penetrar entre las clases populares que precisan de ella mayormente, limitada en sus alcan­ ces, y que procede desde fuera y des­ de arriba, no cala en profundidad o, sencillamente, se transforma en rnito. Pero es cierto tambien que las revolu­ clones sociales en Latinoarnerica no s61o han fracasado debido a las con­ diciones internas: Estados Unidos ha contribuido mucho a ello de diversas maneras. En este caso el autor mues­ tra claramente que la revolucion en Yucatan fracas6, como despues han fracasado las revoluciones en Chile, Nicaragua y otros paises latinoameri­ canos, debldo a la intervenci6n impe­ rialista estadunidense. Cuba ha sido

OTHON BANOS RAMIREZ

26Zuleta, "Federalismo", 1995, p. 23.

Se puede decir que, a principios de los setenta, se inici6 en Yucatan un periodo de profesionalizaci6n de la investigaci6n en el area de ciencias sociales, particularmente en historia. Anteriormente, la historiografia era realizada por personas muy bien en­ trenadas en otras disciplinas afines, pero no estaban preparadas ni te6rica ni metodol6gicamente para recons­ truir la historia social regional. En el decenio de los setenta bubo cambios importantes: las historiadores se con­ vencieron, como dice don Luis Gon­ zalez, de que la historia no cs aquella que se hace con base en ideas o sim­

ALGUNOS RETOS OE I.A HISTORIOGRAF1A REGIONAL EN YUCATAN

pos proautonomistas, procentralistas, profederalistas, proseparatistas, entre otros.

En la coyuntura abierta por el mo­ vimiento de independencia, los yuca­ tecos buscaron que hacer para impul­ sar el desarrollo y para ello sc apoya­ ron en las ideas liberates provcnientes del viejo continente. Asf, hacia dcntro impulsaron la propiedad privada, pero hacia fuera, desde la ruptura con la metr6poli espafiola, Yucatan iniclo una conflictiva relaci6n con el resto de lo que habia sido el territorio de Nueva Espana: la clase politica yuca­ teca intent6 obtener de el una serie de condiciones comerciales y adminis­ trativas que le garantizaran una situa­ ci6n de excepci6n respecto al resto de los estados de la republica."

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pos Garcia (1995), entre otros, revisan crlticamente los diferentes movimien­ tos y grupos politicos para determi­ nar que papel jug6 la clase politica yucateca en el accidentado proceso de formaci6n del Estado mexicano a partir del movimiento de indepen­ dencia. Guernez, en su trabajo Intitu­ lado Liberalismo en tierras de/ cami­ nante. Yucatan 1812­1840, nos ofre­ ce una caracterizaci6n de la politica agraria yucateca. La disputa central se dio en torno al recurso fundamental, la tierra. Las formas de tenencia y su uso, dividi6 frecuentemente a la clase dominante. El autor demuestra y explica c6mo cada facci6n de la mis­ ma, dependiendo muchas veces de la coyuntura nacional (dominada por federalistas o centralistas), se instala­ ba en el poder y promulgaba leyes en favor de sus intereses, las cuales eran mas tarde modificadas 0 derogadas por el grupo de poder triunfante. To­ dos ellos, no obstante, tuvieron algo en cormin: su fe proverbial en la pro­ pledad privada y su desprecio por las comunidades indigenas. La primera simbolizaba para ellos el progreso y las segundas el atraso. Seguir las hue­ llas de la propagaci6n de las ideas li­ berates a traves de las leyes agrarias, permite adernas al autor ligar los aeon­ tecimien tos que afloran en el viejo continente con los que se producen en Nueva Espana.

El texto proporciona tambien una magnffica aproximaci6n a la convulsa sociedad yucateca de principios del siglo XIX, asi coma al acomodo de las nuevas y viejas ideas a los intereses de los diferentes grupos de poder. Cler­ tamente, hubo de todo un poco: gru­

SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales

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32 Entendiendo que las regiones no existen a priori, sino que hay que definirlas coma hip6tesis de trabajo (Van Young, "Hacienda", 1991, pp.100­101).

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BIBIJOGRAFfA.

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El esfuerzo desplegado, con muy pocas excepciones, no ha logrado su­ perar los grandes problemas teorico­ metodol6gicos que repetidamente en­ frenta el enfoque regional,32 algunos de los cuales son: la relaci6n entre lo particular y lo general, es decir, los al­ cances o grados de generalizaci6n de las investigaciones en cuanto a la com­ prension de los fen6menos sociocul­ turales de nuestro pais: entre lo es­ tructural y lo coyuntural; entre las con­ tinuidades y rupturas de los proccsos sociales, asf como la forma de dlfcren­ ciar unos de otros; entre lo homoge­ neo y lo diverse en las tendencias his­ t6ricas y de desarrollo, etcetera.

ALGUNAS REINTERPRETACIONES RECIENTES

2? Gonzalez, "Historiograffa", 1992. so A este respecto vease Tejera, "Identidad",

1992. 3t Romero, "Campo", 1981,.p. 25.

ples deseos, sino Ia que se fundamen­ ta en documentos.29

No es casual, entonces, que se haya generado un auge en investigaciones referidas a la dimension regional, co­ mo las sefialadas antes. Y ya que Me­ xico, como nacion, esta muy lejos de ser una entidad hornogenea, este fac­ tor supone un gran reto te6rico, no s6Io para la historia sino tambien para las ciencias sociales. En la investiga­ ci6n realizada en provincia, estudiar las especiftctdades locales y, al mismo tiempo, contextualizarlas dentro del conjunto nacional, es una tarea toda­ via en ciernes. No se trata, adernas, solamente de caracterizar la diversi­ dad, 30 sino de contribuir teoricamen­ te a su transformaci6n para disminuir las inequidades.

Como sefiala Romero, 31 si algo esta claro en el campo de Ios estudios Ia­ tinoamericanos es que carecemos de un sistema de conceptuaci6n apto para replantear rigurosamente los pro­ blemas que deben ser sometidos al analisis historico. Enfrentados con una vasta realidad compleja y difusa, nos hallamos desprovistos de claves para introducirnos en ella, comenzar a des­ brozarla y lograr la claridad suflciente para saber que lo que sometemos a examen son campos hornogeneos, fen6menos comparables y situaciones verdaderamente significativas.

Pese a los innegables avances, la historia mexicana esta en espera de

SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales

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