Alfred Hitchcock, el padre del cine de suspenso. Recordado por su comportamiento irreverente, sus bromas ácidas, su tiranía en el set de grabación y su maestría y perfeccionismo en la creación de películas que llenan de tensión y miedo a sus espectadores. 

 

No obtuvo un premio Óscar, pero sus películas fueron nominadas decenas de veces, y en 1979 la reina Isabel II del Reino Unido lo nombró Sir. Alfred Hitchcock y el American Film Institute le concedió el premio a la labor de toda una vida. 

Este londinense, en medio de sus pensamientos fuertes y chocantes para muchos, dice más de una verdad 

Nunca le des la espalda a un amigo. 

 

Estoy seguro de que a cualquiera le gusta un buen crimen, siempre que no sea la víctima. 

 

La venganza es dulce y no engorda. 

Hasta que el marido no entiende absolutamente todas las palabras que su

mujer ha dicho, no estará realmente casado. 

Hay algo más importante que la lógica: es la imaginación. 

 

Imagínese a un hombre sentado en el sofá favorito de su casa. Debajo tiene una bomba a punto de estallar. Él lo ignora, pero el público

lo sabe. Esto es el suspenso. 

La duración de una película debe ser proporcional a la resistencia de la vejiga

humana. 

 

Un buen drama es como la vida, pero sin las partes aburridas. 

La televisión ha hecho mucho por la psiquiatría: no sólo ha difundido su existencia, sino que ha contribuido a hacerla necesaria. 

Si hubiera hecho “Cenicienta“ la gente hubiera buscado un cadáver en el coche de caballos. 

Me asusto fácilmente. Aquí está una lista de lo que me hace producir adrenalina: 1) Los niños pequeños. 2) La policía. 3) Los lugares altos. 4) Que mi siguiente película no sea tan buena

como la anterior. 

El cine no es un trozo de vida sino un pedazo

de pastel. 

Cuando un actor me viene diciendo que quiere discutir su personaje, yo le digo: ”Está en el

guión“. Si él me dice: “Pero, ¿cuál es mi motivación?”,

yo le digo: ”Tu sueldo". 

 

Dales placer, el mismo que consiguen cuando despiertan de una pesadilla. 

 

No hay ningún terror en un disparo, sólo la anticipación a él. 

 

Para mí, el cine son cuatrocientas butacas qué llenar. 

 

Mi amor por el cine es más grande que mi moral. 

 

Les pido disculpas por la sangre exhibida en el programa de hoy. La próxima vez

intentaremos hacerlo mejor. 

 

Una película es buena, cuando el precio de la cena, la entrada al cine y la cochera lo

valieron. 

 

Un tipo en primer plano. Vamos a ver lo que está viendo. Supongamos que ve a una mujer con un bebé en los brazos. Ahora cortamos y

recogemos su reacción ante lo que ve: él sonríe. ¿Cómo es el personaje? Es un hombre agradable, simpático... Ahora vamos a poner un plano de una chica en bikini. Él mira. La chica en bikini. Él sonríe... ¿Qué nos parece ahora? Un viejo verde (obsceno). Ya no es el

mismo caballero a quien le gustaban los bebés. Ése es, para mí, el poder del cine