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ALAN MOORE – BIOGRAFÍA Nace el 18 de noviembre de 1953 en el hospital St. Edmunds, un antiguo hospicio de indigentes reconvertido, en Northampton, Inglaterra. Hijo de Ernest y Sylvia. Nació con el ojo izquierdo ciego y con predisposición a la sordera en su oído derecho, aun así consiguió evitar llevar gafas hasta los quince años de edad. El hogar familiar era una casa victoriana de protección oficial, con el retrete fuera y con una marmita de cobre para calentar el agua. Parte de la calle en la que vivía todavía tenía farolas de gas. La abuela de Alan, una mujer excéntrica, supersticiosa y muy religiosa, cuidaba de él y de su hermano pequeño, Mike, mientras sus padres salían a ganarse el pan. Ernest era empleado de la cervecería local. Más tarde trabajaría cavando agujeros para la compañía eléctrica pública. Sylvia trabajaba en una imprenta. El joven Alan pasaba bastante tiempo solo y empezó muy pronto a crear su propio universo. Se divertía leyendo versiones infantiles de Robin Hood, Hiawatha y las leyendas mitológicas nórdicas y griegas. Cuanto más fantásticas mejor. También leía cómics británicos de humor como Topper y Beezer, y le gustaba copiar los dibujos en sus cuadernos. Pero cuando cumplió siete años, descubrió algunos cómics americanos en un mercadillo. Era el año 1961 y Moore se encontró de frente con la Edad de Plata del cómic americano. Sin ningún modelo a seguir entre sus amigos, sus profesores o la iglesia, el factor que más determinó su código moral durante la infancia fue Superman. Un día, estando enfermo en la cama, pidió a su madre que le trajese un número de Blackhawk. Como no recordaba el título, le describió la portada, pero en su lugar le trajo el número 3 de los Cuatro Fantásticos. Eso le cambió. Esos descubrimientos abrieron espacios en su imaginación y transformaron su infancia. Con sus ahorros, empezó a comprarse todos los cómics que podía. Marvel y DC eran los primeros en su lista. Los cómics americanos llegaban mensualmente al Reino Unido. A final de mes, Alan ya había acabado con toda su lista y se tenía que conformar con Casper, el fantasma para seguir alimentando su pasión hasta que la nueva remesa llegase.

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ALAN MOORE – BIOGRAFÍA

Nace el 18 de noviembre de 1953 en el hospital St. Edmunds, un antiguo hospicio de indigentes reconvertido, en Northampton, Inglaterra. Hijo de Ernest y Sylvia. Nació con el ojo izquierdo ciego y con predisposición a la sordera en su oído derecho, aun así consiguió evitar llevar gafas hasta los quince años de edad.

El hogar familiar era una casa victoriana de protección oficial, con el retrete fuera y con una marmita de cobre para calentar el agua. Parte de la calle en la que vivía todavía tenía farolas de gas. La abuela de Alan, una mujer excéntrica, supersticiosa y muy religiosa, cuidaba de él y de su hermano pequeño, Mike, mientras sus padres salían a ganarse el pan.

Ernest era empleado de la cervecería local. Más tarde trabajaría cavando agujeros para la compañía eléctrica pública. Sylvia trabajaba en una imprenta.

El joven Alan pasaba bastante tiempo solo y empezó muy pronto a crear su propio universo. Se divertía leyendo versiones infantiles de Robin Hood, Hiawatha y las leyendas mitológicas nórdicas y griegas. Cuanto más fantásticas mejor. También leía cómics británicos de humor como Topper y Beezer, y le gustaba copiar los dibujos en sus cuadernos. Pero cuando cumplió siete años, descubrió algunos cómics americanos en un mercadillo. Era el año 1961 y Moore se encontró de frente con la Edad de Plata del cómic americano. Sin ningún modelo a seguir entre sus amigos, sus profesores o la iglesia, el factor que más determinó su código moral durante la infancia fue Superman.

Un día, estando enfermo en la cama, pidió a su madre que le trajese un número de Blackhawk. Como no recordaba el título, le describió la portada, pero en su lugar le trajo el número 3 de los Cuatro Fantásticos. Eso le cambió. Esos descubrimientos abrieron espacios en su imaginación y transformaron su infancia.

Con sus ahorros, empezó a comprarse todos los cómics que podía. Marvel y DC eran los primeros en su lista. Los cómics americanos llegaban mensualmente al Reino Unido. A final de mes, Alan ya había acabado con toda su lista y se tenía que conformar con Casper, el fantasma para seguir alimentando su pasión hasta que la nueva remesa llegase.

Moore fue a la escuela primaria de Spring Lane desde los cuatro años. A los diez era el mejor de la clase y fue elegido delegado. Empezó a dibujar sus propios cómics con bolígrafos de colores y cobraba un penique a sus compañeros de clase para permitirles leerlos.

Moore superó el examen de escuelas (llamado 11-plus) y fue admitido en la Northampton Grammar School. Lo cual fue un choque cultural para el alumno de Spring Lane. El niño de clase baja se encontró de repente rodeado de chicos de clase media.

El director había trabajado en escuelas privadas e imponía un régimen de disciplina severo: la natación en la piscina escolar se hacía desnudo y los profesores debían llevar toga y birrete. Las notas de Moore bajaron en picado y los cómics eran su vía de escape. Comenzó a cartearse con la corriente de admiradores británicos de los cómics y empezó a escribirse con Steve Clarke, organizador de encuentros, y Steve Moore (sin relación de parentesco), editor de Fantastic.

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Con quince años, Alan conoció en persona a Steve Moore en la segunda convención de cómics del Reino Unido. El encuentro fue un éxito y mantuvieron la amistad que todavía sigue.

La fascinación de Moore por los cómics siguió desarrollándose en el instituto. Seguía leyendo historietas de superhéroes, como The Mighty Crusaders, la colección de ACG y, especialmente, los cómics de superhéroes de Charlton. Después descubrió Spirit de Esiner, la revista Mad de Kurtzman y el naciente underground. Arcade, Graphic Story Magazine, Robert Crumb y Oz empezaron a moldear su sensibilidad.

Moore empezó a colaborar influenciado por artistas underground. Su primer trabajo publicado apareció en la revista Cyclops, en 1970. Fue una ilustración para la librería de ciencia ficción londinense Dark They Were And Golden Eyed.

En el instituto sus notas siguieron bajando. Empezó a dejarse el pelo largo, dejó de llevar gafas y se interesó cada vez más por la política. Se volvió antisocial, tenía amistades “peligrosas” y empezó a fumar cannabis. En lugar de ir a clase, iba a dar vueltas en moto con sus amigos por un hospital psiquiátrico que había cerca del instituto. Descubrió el LSD en el Hyde Park Free Festival, en Londres, en septiembre de 1970. Su primer viaje de ácido fue viendo el concierto de Canned Heat. Una experiencia increíble en la que, según cuenta, descubrió que no era un estado fijo, aunque no se la recomienda a nadie.

Moore escribía poesía desde la pubertad, pero a los 16 empezó a publicar un fanzine de poesía llamado Embryo. También participaba en fanzines como Weird Window, Seminar y Shadow. Gracias a Embryo, acabó uniéndose al Northampton Arts Lab en 1971. El movimiento del Arts Lab era una plataforma inglesa de contracultura y experimentación. Moore participaba en su publicación, Rovel, pero también en la composición de canciones, obras de teatro, poesía y otras artes interpretativas.

Con 17 años lo expulsaron del instituto por vender LSD. Dijeron que era una mala influencia para los demás alumnos. No lo aceptaron en ningún otro centro. El director escribió a casi todas las escuelas de arte, institutos y universidades para asegurarse de ello. Sin buenas notas ni referencias, Moore se vio obligado a aceptar trabajos desagradables para poder sobrevivir. Trabajó trasquilando ovejas en un matadero a las afueras de la ciudad por seis libras semanales. A pesar de lo repugnante de su trabajo, no se volvió vegetariano hasta quince años después.

Trabajó de botones y limpiando retretes en el Grand Hotel de Northampton. También trabajó en un almacén de WH Smith empaquetando números anuales de DC Thompson.

Moore seguía absorbiendo un gran número de influencias, escuchaba a Brian Eno y Captain Beefheart, leía a Peake, Burroughs, Pynchon, y Moorcock. Pasó “mucho tiempo” ensayando con músicos y participando en conciertos y actuaciones del Arts Lab. Tras un recital de poesía, conoció a una chica llamada Phillys en un cementerio y empezaron a salir juntos. Al poco tiempo se mudaron a un piso de una habitación enfrente de North Gate en Northampton, lo que serviría de inspiración para un capítulo de la primera novela de Moore. Se casaron en 1975 con 21 años. Aceptó un “tristísimo puesto de trabajo de oficina” para una empresa de

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gas del consorcio público, Pipeline Constructors Limited, pero siguió dibujando, escribiendo y creando en su tiempo libre.

En 1977 Phyllis quedó embarazada de su primera hija, Leah. Tras meditar sobre la posibilidad de verse atrapado en un aburrido trabajo de oficinista durante el resto de su vida, Moore se planteó su futuro a largo plazo. Decidió intentar ser guionista profesional o dibujante. Se despidió y se dio de alta en el subsidio de desempleo. Envió muestras de su trabajo a todos los posibles clientes que se le ocurrieron, incluidos Beano y la editorial DC Thompson.

Le aceptaron varias tiras en algunas publicaciones. Ningún encargo fue pagado, pero le eran muy útiles para pulir su técnica y acostumbrarse a cumplir los plazos de entrega.

Anon E. Mouse fue publicado en un periódico underground de Northampton llamado Anon. Y St. Pancras Panda en la revista alternativa de Oxford Black Street Bugle. Three Eyes McGurk and his Death Planet Commandos (guion y color de su amigo Steve Moore) fue publicado en Dark Star Magazine. La tira fue selecionada por Rip Off Comix para su número de “nuevos talentos británicos”. Fue la primera incursión de Moore en EE.UU.

Su primer encargo profesional fue una ilustración para el New Musical Express. En ese momento, la pareja ya se había mudado a un piso de protección oficial, pero con su hija a punto de nacer, Moore se dio cuenta que no podría sobrevivir sólo con algún que otro encargo de ilustración. Envió los primeros dos episodios de una tira de media página llamada Roscoe Moscow (con el pseudónimo Curt Vile) a otra revista musical, Sounds. Era justo lo que estaban buscando. Moore recibió un telegrama de Sounds (en aquella época no tenían teléfono en casa) en el que le encargaban una tira regular por 35 libras semanales.

Más tarde, volvería a colaborar con Steve Moore en The Stairs of Degradation, también para Sounds. Finalmente trabajó en unas 160 de estas tiras. Moore también consiguió que un periódico local, The Northants Post, le encargase una tira de humor. Maxwell the Magic Cat, creado como un “antídoto para Garfield” y publicado con el alias de Jill de Ray se publicó semanalmente durante siete años. Eso aumentó sus ingresos semanales en otras diez libras, lo suficiente para dejar el subsidio de desempleo y que la familia sobreviviese. Pero tras un año o dos, se dio cuenta de que no podía ganar el dinero suficiente sólo dibujando cómics. Se consideraba lento y no muy bueno, así que decidió concentrarse en los guiones.

También podría haber sido periodista musical. Entrevistó a Hawkwind para una revista de música, pero afortunadamente para el mundo de los cómics, se dio cuenta de que no tenía la capacidad crítica necesaria para ese trabajo.

Steve Moore ya había empezado a trabajar para Marvel UK e informó a Alan sobre el estilo y los aspectos técnicos, formales y de presentación de los guiones profesionales de cómics. Marvel UK ofreció a Alan varias colaboraciones: tiras de apoyo para sus revistas semanales de Star Wars y Dr. Who que Alan aceptó encantado.

En esa misma época, Moore vendió su primera historia corta a 2000AD. Siguió colaborando en “Tharg´s Future Shocks” y muchas otras historias de 2000AD en los años siguientes. También escribió guiones para muchas otras tiras cortas en números anuales, especiales y otros para la importante editorial británica IPC.

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Gracias a la estabilidad de sus ingresos Alan y Phyllis tuvieron a su segunda hija, Amber, en 1981.

En marzo de 1982, el editor veterano Dez Skinn lanzó una antología distribuida por todo el Reino Unido, la innovadora Warrior y le ofreció a Moore, que ya era una estrella incipiente del género, la posibilidad de escribir tres tiras para la revista. Dos de ellas se convertirían en hito de la historia del cómic británico. The Bojeffries Saga, un “Familia Munster” de los ochenta, empezó en el nº12 de Warrior. Una serie hilarante sobre una familia de monstruos dibujada por las expertas manos de Steve Parkhouse. Pero fueron Marvelman y V de Vendetta los que se llevaron el gato al agua.

Marvelman era un revival de un personaje de cómic británico de los años cincuenta, creado originalmente para rellenar el hueco que dejaba el cese de la distribución del Capitán Marvel por el pleito contra DC Comics en EE.UU. Pero Moore traspasó el personaje original, inocente y hueco, a un entorno contemporáneo y real. Fue un proceso inspirado por la corriente revisionista en los cómics de superhéroes que todavía dura hoy en día.

V de Vendeta era una visión de Moore de un futuro distópico. El protagonista es un terrorista anarquista que se enfrenta a un gobierno británico fascista oculto tras una máscara de Guy Fawkes. David Lloyd le dio vida con su claroscuro característico y un diseño visual innovador que hicieron de la tira una obra única. Era una protesta contra la avaricia de la era de Thatcher, el anti-sindicalismo imperante y el nacionalismo exaltado británico. Moore había empezado a ser consciente de su potencial.

Mientras tanto en Marvel UK le dieron la oportunidad de continuar con el proyecto de Captain Britain, la tira de Dave Thrope. Moore comenzó a colaborar con el dibujante de la serie, Alan Davis. Lo primero que hizo fue matar al personaje de Jackdaw en el primer capítulo y al propio Captain Britain en el siguiente.

Davis también sustituyó a Garry Leach cmo dibujante de Marvelman para el número 6, mientras Moore seguía causando sensación en la revista mensual Warrior.

Moore todavía tenía tiempo para desarrollar un proyecto musical y formó un grupo con el antiguo integrante de Bauhaus, Davis J. The Sinister Ducks. El grupo publicó un single en el 83: March of te Sinister Ducks.

Completó su última historia corta para IPC en 2000AD y comenzó a crear series para los números semanales. Skizz, creado poco antes del estreno de ET, cuenta la historia de un extraterrestre perdido en la Tierra. Pero cuando se estrenó la película, disminuyó el interés por el propio cómic ya que el film seguía la misma progresión del guión de Moore.

Volvió a colaborar con Alan Davis en D.R. & Quinch, donde se desarrollaban ls aventuras de dos gamberros alienígenas. Muy divertida, anárquica y llena de historias intrincadas, la tira se publicó en una decena de números de 2000AD.

En la Balada de Halo Jones la protagonista era un Ranger espacial con un carácter muy duro, pero sin perder la feminidad, en un futuro en el que todo el mundo es vegano. La tira duro 37 capítulos y Halo Jones se transformó en un icono Pop de los ochenta. Quedó inmortalizada

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también en canciones de Shriekback y Transvision Vamp. A pesar de los proyectos que se barajaron para contar la historia de su vida, la saga de Halo Jones sigue sin terminar.

Moore se negó a escribir ningún otro episodio tras la negativa de IPC a devolver los derechos de autor a Gibson y a él.

En poco menos de dos años, Moore se había transformado en un guionista de éxito. Ganó el Eagle Award al mejor guionista en 1982 y 1983. En EE.UU. empezaron a fijarse en él.

En noviembre de 1983, con treinta años recién cumplidos, Moore recibió una llamada del editor de DC Comics Len Wein. Le ofreció escribir el guión de la saga La Cosa del Pantano para la editorial estadounidense. Era el encargo más importante recibido hasta la fecha. Seducido por la promesa de tarifas más altas, derechos de autor y, lo más importante, un mayor espacio creativo con el que experimentar, Moore aceptó.

Aquel encargo llegó en el momento perfecto. En el verano de 1984, el experimento de Skinn empezó a desmoronarse por problemas financieros y disputas creativas, lo que dejó a V de Vendetta sin una conclusión (que tardaría casi cinco años en llegar). Casi al mismo tiempo, dejó de escribir Captain Britain para Marvel UK. Tenía la sensación de que sus compañeros y amigos Bernie Jaye y Steve Moore no estaban recibiendo el trato que merecían por parte de la compañía.

Moore se lanzó de lleno a su nuevo encargo para DC. Lo primero que hizo en el número uno de la Cosa del Pantano fue atar algunos cabos sueltos antes de reconstruir al personaje en su famosa segunda historia “La lección de anatomía” del nº 21 de Swamp Thing.

Usó a Swamp Thing para explorar temas sociales desde el racismo a problemas medioambientales, dando a todas sus historias una gran profundidad emocional con un trasfondo de horror existencial. Una combinación poco usual para los cómics populares americanos. Junto con los dibujantes Steve Bissette y John Totleben, hizo que aquel título, uno de los más olvidados y con menos éxito de DC, estuviese en boca de todos. Al final de su etapa de cuatro años con la Cosa del Pantano, las ventas habían pasado de 17000 a 100000 y el cómic había ganado casi todos los premios importantes que podía ganar.

Swamp Thing también fue el buque insignia del sello Vertigo de DC, donde se desarrollarían las historias de John Constantine y toda una línea de cómics de horror para adultos; aunque Moore suele distanciarse siempre de él, cuál hijo ilegítimo no reconocido.

Durante su época en Swamp Thing escribió otras historias para DC: Tales of Green Lantern Corps; una historia de abuso de menores en Vigilante; y también algunas tiras para Omega Men y Phantom Stranger. Las más famosas quizás fuesen un par de historias para Superman, como “Para el hombre que lo tiene todo” con Dave Gibbons. También escribió los números especiales del 50 aniversario de Superman y Action Comics en 1986 (anteriores al relanzamiento de John Byrne) junto con dibujantes icónicos de Superman como Curt Swan, Murphy Anderson y George Pérez. “Qué fue del hombre del mañana” es, según algunos, la mejor historia de Superman escrita hasta la fecha.

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Moore también hizo algún cameo en la vibrante escena independiente americana. Escribió para American Flagg!, Mr. Monster y Real War stories. Una de las más notables fue “In Pictopia”, para Fantagraphics, dibujada por Don Simpson y clasificada entre los mejores 100 cómics del s.XX por el Comics´Journal.

Al final de su etapa en Swamp Thing, Moore tuvo la ocasión de escribir para otro de los mayores iconos de DC, Batman, en la historia de 48 páginas La Broma Asesina. El dibujante británico Brian Bolland tardó dos años en terminar las detalladas ilustraciones del libro. Tuvo una gran promoción por parte de DC y se transformó en un clásico para los aficionados cuando finalmente se puso a la venta en 1988. A pesar de ello, Moore no lo considera como una de sus mejores obras.

Pero con Watchmen, Moore se hizo un hueco permanente en la cultura popular. Una novela gráfica en 12 partes y 400 páginas coescrita con Dave Gibbons cuya primera parte publicaría DC en 1986. Originalmente fue una propuesta para utilizar los superhéroes de Charlton Comics, recién adquirida por DC. Moore mezcló los personajes para crear arquetipos.

Watchmen era una obra maestra de la narración secuencial con una estructura perfecta y cristalina en términos técnicos e intelectuales. Sigue siendo considerada por muchos como la mejor obra de superhéroes.

Los guiones de Moore, increíblemente densos, precisos y detallados se convirtieron en un mito.

No hay duda de que, después de Watchmen, el cómic de superhéroes de tono oscuro, posmoderno y deconstructivista se volvió un género.

Fue el primer cómic en ganar el famoso premio Hugo de ciencia ficción. La escena ochentera del “acid house” se apropió del icono sonriente que Watchmen había rescatado de los años sesenta.

El productor de Batman, Joel Silver quería hacer una película dirigida por Terry Gilliam, el cual no fue capaz de escribir un guion viable.

En cualquier otro medio, Watchmen habría hecho ricos a Moore y Gibbons, pero los contratos estándar de la industria de los cómics de aquella época limitaban enormemente los royalties de los autores. Según los rumores, Moore les había comprado una casa a sus padres con los dividendos, aunque la realidad era menos espléndida.

A finales de los años ochenta, Watchmen, junto a The Dark Knight Returns de Frank Miller y Maus de Art Spiegelman, estaban en el ojo del huracán mediático y encabezaban la “revolución de la novela gráfica”.

En el Reino Unido, Moore era la celebridad más demandada. Las televisiones, radios y periódicos querían entrevistarlo constantemente. Llegaron a pedirle que participase en concursos televisivos. Llego a aparecer en la revista porno Knave (aunque no en las páginas centrales). Moore era una superestrella del cómic. Pero eso no le hacía demasiada gracia.

La burbuja mediática no tardo en estallar y pronto todo se catalogó como novela gráfica.

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Pero en el mundo de los cómics, Moore seguía brillando con fuerza. Los encuentros de cómics se volvieron casi insoportables. Su gran popularidad combinada con su peculiar aspecto hacía de él una presa fácil. Se quedó atrapado en unas escaleras rodeado de unos cincuenta fans que lo empujaban. Algunos llegaron a seguir a Moore hasta los servicios para pedirle un autógrafo. Un día, Moore se despertó por la noche con pesadillas de manos que le agarraban. Ocurrió durante la Comic Con de San Diego.

El siguiente proyecto de Moore iba a ser todavía más complicado; iba a utilizar a todos los personajes del universo DC en Twilight of The Superheroes. Nunca vería la luz. Algunas de las ideas principales se usaron en Kingdom Come, de DC, casi diez años después sin la participación de Moore.

Pero la relación de Moore con DC estaba empeorando: había enfrentamientos por el control creativo y el pago de royalties del enorme éxito de Watchmen. La gota que colmó el vaso fue el nuevo sistema de clasificación que DC planeaba para incluir sin consultarlo con sus creativos freelance. DC quería añadir el aviso “Para lectores adultos” en algunos títulos, una idea a la que Moore se oponía frontalmente.

Moore decidió no volver a crear nada para DC. Cumplió su contrato y terminó V de Vendetta, que DC publicaría a color en 10 números para el mercado estadounidense.

También se negó a trabajar para Marvel, la otra gran editorial de cómics de EE.UU. Estaba enfadado con ellos porque habían amenazado con denunciar a Dez Skinn por su Marvelman Special. Al final, la editorial estadounidense Eclipse tuvo que usar el nombre de Miracleman para reimprimir las historias de Moore. Moore también detuvo la impresión de Captain Britain que Marvel iba a hacer en EE.UU. Ambos desacuerdos acabaron con su amistad con Alan Davis. Davis respondió retirando su permiso para que reimprimiesen sus historias de Marvelman en EE.UU.

Harto de los problemas que estaba teniendo con Marvelman/Miracleman, Moore le ofreció su parte al guionista Neil Gaiman. Por fin Marvel reimprimió y finalizó Miracleman en el 2014.

Moore seguía estando en primera línea de la industria del cómic, y ninguna compañía independiente estadounidense o británica podía ofrecerle lo que pedía por sus encargos.

Desencantado con los superhéroe, la industria y los fans, Moore se apartó de los focos y se retiró de la vida pública.

La desaparición de Moore del mercado a finales de los ochenta se encubrió con las reimpresiones americanas de V de Vendetta y Marvelman, y con las reimpresiones de su material de 2000AD por Quality Comics, que efectuó un dudoso cambio de formato.

Pero le seguían lloviendo ofertas de otras fuentes. Las compañías de TV y cine estaban desesperadas por conseguir a Moore. Rechazó varios encargos lucrativos como el guion de Robocop 2 y el especial 25 aniversario de Dr. Who.

Malcolm McLaren le encargó una nueva adaptación de la Bella y la Bestia para el cine, aunque no lo consiguió financiación y Fashion Beast nunca llegó a rodarse.

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El Christic Institute ofreció a Moore la oportunidad de escribir una obra sobre las operaciones secretas de la CIA para un libro que querían publicar. Su respuesta fue el sobrecogedor “Shadowplay: The Secret Team”, que constituye la mitad del libro Brought To Light, cuyo dibujante es el gran Bill Slenklewicz.

Otros editores hicieron alguna propuesta a Moore para alguna novela gráfica, pero el único proyecto que vio la luz fue el infravalorado “Un Pequeño Asesinato” de Victor Gollancz, publicado finalmente en 1991. Con unas preciosas ilustraciones de Óscar Zárate a todo color, se trata de un drama tenso y personal, una historia sobre un comercial que intenta vender un refresco en la Unión Soviética. Estaba demasiado alejado de los superhéroes de Moore como para tener éxito entre los cómics tradicionales y el mercado del libro generalista, no le prestó demasiada atención. No deja de ser una excelente obra.

A finales de los ochenta, Moore participó en la creación de varias historias para libros y cómics independientes, como: “The Bowing Machine” para Raw de Art Spiegelman; “Leviticus” y “Lust” para Knockabout; “Driller Penis” con Savage Pencily; y “Act of Faith” para Puma Blues de Michael Zulli.

Más tarde en 1989, su antiguo colaborador de Swamp Thing, Stephen Bissette, anunció que publicaría una antología de cómics titulada Taboo. Moore escribió una tira corta para el nº 1 de Taboo y acabó creando dos series míticas: “From Hell”, que ilustraría el magnífico (y todavía poco conocido) dibujante escocés Eddie Campbell. Y “Lost Girls” donde Moore trabajó con una dibujante californiana de Sausalito, Melinda Gebbie que había conocido dos años antes en una feria en Londres. Pasarían muchos años antes de que los dos proyectos se terminaran.

Mientras tanto el gobierno británico de Thatcher introdujo la “Clause 28”, una ley que quería prohibir la promoción de la homosexualidad en los ayuntamientos locales.

En aquella época, Moore tenía una relación “abiertamente diferente” con su mujer Phyllis y su amante común, Deborah Delano. Le escandalizó la posible aplicación de la ley.

Moore estaba tan enfadado que decidió publicar un libro para recaudar fondos: “AARGH!” o Artist Against Rampant Govermment Homophobia (artistas contra la desmedida homofobia del gobierno). En él participaron muchos de sus amigos de la industria. Incluía Mirror of Love, una historia de amor homosexual escrita por él en verso. Para lograr publicarlo, creo su propia editorial, Mad Love, con Phyllis y Deborah como socias, con el dinero que había ganado con Watchmen. El libro fue un gran éxito y consiguió recaudar 17000 libras para la Organisation for Lesbian and Gay Action. Sin embargo, a Moore no le gustó la falta de entusiasmo de la organización y su poca implicación en el proyecto (al menos hasta que vieron el cheque).

El autor canadiense Dave Sim le sugirió a Alan que, como la tenía su propia editorial, quizás debería publicar su próxima obra con él mismo.

El siguiente proyecto de Moore fue Big Numbers. Lo más ambicioso que había intentado llevar a cabo. Serían 500 páginas repartidas en 12 números en un formato de 10x10 pulgadas, con 40 personajes con historias entrelazadas en una versión un poco camuflada de Northhampton.

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El dibujante Bill Sienkiewicz se comprometió a dibujar la serie. Moore y sus socios le enviaron cientos de fotos de la ciudad como referencia. El nº 1 de Big Numbers se publicó en primavera de 1990 y fue un gran éxito de crítica. Vendió la impresionante cantidad de 65000 copias. Pero tras el segundo número, las cosas se empezaron a torcer. Según quién cuente la historia, Sienkiewicz entregaba sus dibujos con meses de retraso. Se rumoreaba que las ventas habían caído en picado tras el segundo número. Sienkiewicz abandonó o se le sugirió que abandonase. Al Colombia, ayudante de Sienkiewich, iba a terminar la serie, pero supuestamente destruyó el número 4 entero tras haberlo terminado.

Mad Love se había transformado en un sumidero de dinero y había acabado con las finanzas de Moore.

El matrimonio de Moore se había roto. Phyllis se mudó con Deborah y se llevó a Leah y Amber. Big Numbers sigue incompleta.

Pero Moore siguió adelante. Aceptó un adelanto de 15000 libras de Victor Golancz para escribir su primera novela. Todavía estaba escribiendo episodios de From Hell y Lost Girls para Taboo, aunque la publicación fue cambiando de editorial hasta que se canceló definitivamente en 1995 tras nueve números.

From Hell, una versión posmoderna de la mitología de Jack el Destripador, se publicó finalmente como una serie independiente (aunque pasó por dos editoriales, Tundra y Kitchen Sink, antes de concluir). En seguida quedó claro que Moore había producido una obra magistral, increíblemente compleja y con un enorme trabajo de investigación detrás.

Pasarían 10 años ante de que From Hell se terminase definitivamente, pero fue la primera obra de Moore adaptada a la gran pantalla. Sea lo que opines de la película, el libro de Moore y Campbell sigue siendo una obra maestra del género. Eddie Campbell publicó más tarde la serie entera en un volumen único de 600 páginas.

Lost Girls, que Moore describe como pornografía postfeminista, también fue publicada por Kitchen Sink. Una vez más sobrepasaba los límites del cómic como medio. Sólo se hicieron dos números de los ocho que iban a formar la serie. Después la editorial cerró y quedó en el Limbo. Pero la unión de Moore y Gebbie traspasó las páginas del cómic y en la vida real el amor floreció entre los dos autores.

More volvió a formar su grupo The Emperors of Ice Cream con Tim Perkins. Durante un periodo de dos años tocó en varios conciertos.

En 1992 debutó como actor profesional en la película de Channel 4 The Cardinal and the Corpse. Escrita por Ianin Sinclair y dirigida por Christopher Petit, esta extraña mezcla de realismo mágico y documental cuenta una historia que se desarrolla alrededor de una librería de segunda mano del este de Londres.

En 1993, con su producción de cómics prácticamente parada, Moore se estaba transformando en el hombre olvidado de los cómics. Hasta que protagonizó un asombroso regreso en el más inesperado de los lugares. El nº 8 de Spawn, de la recién estrenada Image Cómics (fundada por un grupo de creadores de Marvel), fue el primer trabajo de superhéroes de Moore desde

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1987. La razón de Moore tras esta aparición inesperada fue su deseo de salvar la industria de los cómics devolviéndola a sus orígenes.

Le deprimía que la serie Watchmen fuese responsable de la nueva corriente de superhéroes irónicos y llenos de cinismo que dominaba el mercado. Quería crear literatura de escapismo para niños de 13 años, no basura oscura y deprimente para cuarentones. También le motivaba el hecho de que Image estaba llevándose un buen trozo del pastel que dominaban Marvel y DC.

También escribió el guión de 1963, la miniserie de homenaje a Kirby y a los años de inocencia de Marvel Comics.

En 1993 trabajó con Gibbons, Bisette y Rick Veitch.

Los ingresos que le proporcionaban las ventas de Image eran más que bienvenidos tras los años de miseria económica que vinieron tras el desmorone de Mad Love.

En los noventa, Moore participó en varias antologías del cómic: Hate; The Spirit; Meatcake; Vampirella; Omaha the Cat Dancer; The Worm, de Peter Bagge y It´s Dark in London, de Óscar Zárate, junto a dos proyectos para recaudar fondos tras el 11-S.

Curiosamente, también participó en la creación de una serie de postales ilustradas por los mejores autores de cómics europeos, que estuvieron disponibles exclusivamente en la ceremonia de MTV Music Europe Awards “Outbreaks of Violets”, de 1995.

El día que Moore cumplió 40 años, tomó una decisión que sorprendió a sus familiares y amigos. Quería ser mago. Formó una “sociedad secreta de dos” con su viejo amigo Steve Moore para hablar de sus ideas sobre la magia, el lenguaje, la cognición y el arte.

Menos de dos meses después, el 7 de enero de 1994, durante un ritual de 8 horas, Moore afirmó haber invocado a una deidad romana con forma de serpiente llamada Glycon.

Alan y Steve agrandaron su sociedad, que se transformó en una especie de club de artistas, músicos y ocultistas, entre los que se encontraban Tim Perkins, David J, Melinda Gebbie y John Coulthart. Se llaman a sí mismos The Moon and Serpent Grand Egyptian Theatre y organizan un espectáculo multimedia en el teatro de Bridewell de Londres en julio de 1994. Fue la primera de una serie de grabaciones únicas con música que Moore organizaba de forma ocasional. Sylvia, la madre de Moore, murió en agosto de 1995. Revisando sus cosas, encontró algo que le serviría de inspiración para su siguiente espectáculo. The Birth of Caul: A Shamanism of Childhood se representó en Newcastle el día del 42 cumpleaños de Moore.

Moore siguió explorando en la frontera entre arte, literatura, música y espectáculo con la ayuda de sus colaboradores. The Highbury Working en noviembre de 1997, Serpientes y Escaleras en abril de 1999 y Angel Passage en 2001. Todos publicados en CD. A partir de esas grabaciones, Eddie Campbell adaptó al cómic y publicó el Amnios Natal y Serpientes y Escaleras. Las evocadoras palabras de Moore suelen inspirar ls mejores obras de los artistas.

En 1996, la primera novela de Moore, La Voz del Fuego, llegó por fin a las librerías tras cinco años de producción. Tiene doce capítulos y cada uno está narrado por un personaje diferente

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a través de 6000 años de historia de Northampton. Tuvo buenas críticas, pero no mucho éxito. No es sorprendente, puesto que el primer capítulo estaba escrito en un dialecto de la edad de bronce creado por Moore con un vocabulario muy limitado.

Mientras tanto, Moore siguió recuperando sus costumbres. Escribió 14 números de WildC.A.T.S. para el sello Wildstorm de Jim Lee, y varias miniseries y números únicos.

Cuando empezó a escribir Supreme para Image ya estaba produciendo a toda máquina e impresionando a una generación de jóvenes lectores con su habilidad.

Moore tomó el insípido estereotipo de superhéroe de Rob Liefield y lo convirtió en un homenaje al Superman de los años sesenta muy emocionante y absurdamente moral.

Cuando Liefield dejó Image, Moore volvió a sorprender a todos y siguió a aquel creador tan poco querido por la crítica a su nuevo sello, Awesome Comics. Le pidió que reinventara el universo de Awesome (aunque sólo tuviera 2 años) con personajes como Glory y el equipo Youngblood. Pero Awesome empezó a tener problemas nada más empezar y los planes de Moore se quedaron olvidados en un cajón.

Afortunadamente seguía llevándose bien con Jim Lee, de Wildstorm, y le ofreció otro trato. Supuestamente, Moore presentó su idea para America´s Best Comics tras sólo un fin de semana. Utilizó arquetipos heroicos que ya existían antes de los superhéroes con la intención de describir un mundo más inocente. Moore creó ocho conceptos para la línea de ABC que se distribuirían en cinco títulos. Tom Strong: un héroe pulp al estilo de Doc Savage o Salomon Kane, pero con el encanto y la frescura de Tintín de Herge, dibujado por Chris Spouse y Al Gordon. Top Ten: un Hill Street Blues futurístico en una ciudad donde todo el mundo tiene poderes. Plagado de referencias visuales, bromas y juegos de palabras, y con unas ilustraciones llenas de detalles de Gene Ha y Zander Cannon. The League of Extraordinary Gentlemen: el capitán Nemo, Henry Jekyll, Mina Murray, Allan Quatermain y el hombre invisible se unen para luchar contra el mal a finales del s. XIX. Con unos preciosos dibujos de Kev O´Neill. Fue la segunda creación de Alan que llegaría a la gran pantalla en 2003. Tomorrow Stories: una antología con varias líneas diferentes (Greyshirt, Cobweb, First American, Jack B. Quick). Y finalmente Promethea: que surgió sobre sus investigaciones de magia. Está cargado de misticismo, simbolismo y tiene historias basadas en el tarot y la cábala, exquisitamente dibujado por J.H. Williams III y Mick Gray. Promethea iba a ser una de las obras maestras de Moore.

Pero los problemas le seguían acechando. Cuando todo estaba listo para comenzar con la ABC, Jim Lee cruzó el Atlántico para decirle que había vendido Wildstorm a DC, con quién Moore había dicho que no volvería a trabajar nunca. Muchos se sus amigos estaban dibujando la serie, por lo que se encontró en una postura bastante incómoda. Pensó seriamente en retirarse del proyecto. Pero Lee le consiguió convencer para que se quedase. El logo y el nombre de DC no aparecerían en ningún libro y no interferirían en nada. DC lanzó la línea ABC en 1999 y fue como un soplo de aire fresco en la estancada industria de los cómics. Y Moore volvía a la primera línea.

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Más tarde en septiembre de 2000, DC también se negó a publicar una historia de Cobweb que contenía referencias a L. Ron Hubbard y John Whiteside Parsons, a pesar de que ya había publicado una versión de la historia en Big Book of Conspiracies. A consecuencia de esto, Moore no permitió a DC celebrar el 15 aniversario de Watchmen con una nueva reimpresión en tapa dura y una línea de muñecos. A pesar de todo siguió participando en la línea ABC.

En 2003 afirmó que se retiraría de los cómics comerciales tras su 50 cumpleaños (para dedicarse exclusivamente a la magia).

Moore anunció que concluiría su línea de ABC (único trabajo relacionado con los cómics) con un gran crossover con fin del universo incluido. En realidad tardó otro par de años en terminar. Tomorrow Stories y Top Ten ya habían terminado, y el último capítulo del segundo volumen de la Liga se publicó a finales de 2003.

En los meses siguientes aparecieron varios spin-off, como Smax, Terra Obscura (coescrita con Pete Hogan) y la versión en tapa dura de Top 10: the 49ers.

Tras una serie de colaboraciones de guionistas invitados, Moore se concentró en escribir el epílogo del universo ABC para el nº 36 de Tom Strong, que salió finalmente de imprenta en 2006. Pero no fue hasta el fantástico final de Promethea, en su nº 32, cuando el mundo de America´s Best Comics desapareció por completo. El último número fue un póster gigante de dos caras formado por 32 páginas individuales.

Moore también escribió la miniserie de seis números Albion para el sello Vertigo de DC, con versiones renovadas de los personajes de los cómics británicos IPC publicados en los sesenta y setenta. Lo hizo en colaboración con su hija Leah y su futuro marido John Reppion, con la intención de lanzar la carrera de ésta como guionista de cómics.

La película de Dez Vylenz The Mindscape of Alan Moore se estrenó en 2003. Es un viaje psicodélico a través de su filosofía y visión del mundo. El eje del film es un monólogo de 78 minutos. La versión extendida salió en 2008 en un DVD doble.

Mientras tanto, Top Shelf y Avatar Press, un par de editoriales independientes de EE.UU. resucitaban algunas de las obras más esotéricas de Moore. Top Shelf publicó la controvertida tira de Cobweb que DC se negó a publicar en su antología Ask the Big Questions. Un artista y fotógrafo español afincado en Baltimore, José Villarubia, creó 13 planchas a color para la primera edición en tapa dura (la primera edición a secas, en EE.UU.) de la novela de Moore La Voz del Fuego. También publicó una reinterpretación de Villarubia del poema de Moore El espejo del amor en una vistosa edición en tapa dura con 40 páginas con evocadoras fotografías en color. Villarubia ya había protagonizado en solitario una versión teatral en un festival de teatro de Baltimore en 1998. Avatar Press decidió contratar al guionista británico Antony Johnston junto con un grupo de dibujantes para adaptar algunas obras de ficción de Moore al cómic, incluyendo The Courtyard, una historia de inspiración lovecraftiana. En los años siguientes, Avatar desenterró y publicó muchos otros proyectos olvidados: Otro Romance Suburbano, de su época en el Arts Lab; El Lagarto Hipotético; Relatos de Yuggoth y otras historias; y Añapero, una reconstrucción de una propuesta que no llegó a hacerse realidad en Warrior.

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Pero el mayor éxito fue la esperada edición de Lost Girls en tres volúmenes en tapa dura con caja que lanzó Top Shelf en agosto de 2006. El libro contenía un total de 240 páginas de sexo explícito, exquisitamente ilustrado por Melinda Gebbie, de las cuales sólo 56 habían sido publicadas previamente. A pesar de la naturaleza explícita de la obra, no hubo mucha controversia debido principalmente a su mérito artístico y literario. Obtuvo bastante éxito de crítica y ventas. Sin embargo, un problema de derechos con Peter Pan retrasó su lanzamiento en el Reino Unido durante más de un año.

Moore acabó casándose con su amiga y colaboradora Melinda Gebbie el 12 de mayo de 2007 en una ceremonia que tuvo lugar en el ayuntamiento de Northampton. Entre las estrellas del cómic invitadas estaban Neil Gaiman, Óscar Zárate, Dave Gibbons, José Villarubia, Todd Klein y Kevin O´Neill.

Después de años de pleitos por cuestiones de copyright, el esperado Black dossier, con los orígenes de The League of Extraordinary Gentlemen, fue publicado por DC en 2007. Era una colección de tesoros que incluían una “Tijuana Bible”, gafas 3D y postales que acompañaban a la narración en forma de cómic. Sin embargo, no se incluyó el single de siete pulgadas con la canción “Immortal Love”, interpretada por la falsa banda Eddie Enrico and His Hawaiian Hotshots, que no eran otros que Moore y Tim Perkins. En un principio se adujeron problemas de costes pero se acordó incluirlo en formato flexi-disc. Sin embargo, los abogados de DC decidieron no publicarlo a última hora. La razón era que la cara B, “Home with You” se parecía demasiado a la canción de Fireball XL5.

Esto supuso el fin de la ya complicada relación de Moore y DC. Moore y O´Neill siempre tuvieron el control de The League gracias al acuerdo que habían firmado con el productor cinematográfico Don Murphy justo antes de firmar con ABC. Así que eran libres de buscarse una nueva editorial; Top Shelf y Knockabout no dudaron ni un segundo. La cinta de 100 millones de dólares de LXG recibió malas críticas, terminó supuestamente con la carrera de Sean Connery e involucró a Moore en un absurdo juicio por plagio. A pesar de ello, Fox TV encargó un episodio piloto para una posible serie de LXG en 2014.

La película Constantine, de 2005, estaba basada en el personaje que Moore creó para la cosa del pantano pero con elementos tomados de las historias de Hellblazer de Jamie Delano. La adaptación cinematográfica de V de Vendetta, de 2006, fue un éxito de taquilla y de crítica, pero Moore la despreció sin contemplaciones. Moore no pudo hacer nada para evitar que se adaptasen esos cómics ya que eran propiedad de DC. Se negó a ver las adaptaciones y no quiso aceptar los royalties, que pidió que se repartiesen entre sus compañeros. También exigió que no incluyeran su nombre en los créditos. Pero los royalties por las ventas de los cómics han sido una compensación más que suficiente.

En 2006 Iain Sinclair, psicogeógrafo y amigo de Moore, le invitó a participar en su libro London: City of Disappearances. La historia de Moore, Unearthing, es un excelente análisis de la vida de Steve Moore, su relación con Shooter´s Hill y su introducción al mundo de la magia ritual.

Esta obra extraordinaria acabó transformándose en una experiencia completamente multimedia gracias a la participación del fotógrafo de Northampton Mitch Jenkins y a la

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proyección de diapositivas acompañadas de música en 2010. El proyecto se convirtió en un LP y un triple CD, y en 2013 Jenkins publicó un gran libro de fotos con todo el material.

Desde su retiro, las apariciones del guionista sobre el escenario son más frecuentes. Ha hecho lecturas en el festival Meltdown en 2005, en la Robert Anton Wilson Memorial Night de 2007 y ha hecho giras por el Reino Unido con el espectáculo An English Journey – Reimagined de Iain Sinclair en 2010. También participó en el simposio académico dedicado a su obra Magus: Transdicsiplinary Approaches to the Work of Alan Moore en la Universidad de Northampton, en 2010. También volvió a la escena de los musicales con Downtown Joe Brown and the Retro Spankees y llegó a representar un monólogo en el Frog and Fiddle, en una actuación para recaudar fondos en 2009. Le invitaron a participar en la conferencia TAM de James Randi, en Londres, en 2010, y también se subió al escenario en 2012 para la Racionalist Association para participar en Nine Lessons and Carols for Godless People junto a Robin Ince, Richard Herring y Robyn Hitchcock.

Moore se concentró más en asuntos locales y fue invitado a participar en el documental X Marks the Spot. La película estaba hecha por delincuentes juveniles de las zonas más pobres de Northampton, precisamente donde había crecido Moore. Se involucró en el proyecto y acabó participando en la revista OVRZU. Esos proyectos inspiraron a Moore para la creación de una revista local: Dodgem Logic, cuyo primer número se publicó en diciembre de 2009 e incluía un CD de los grupos locales: Nation of Saints. Publicado conjuntamente por Knockabout y Mad Love, el contenido de “la primera revista underground del s.XXI” incluía artículos, cómics y relatos de Kev O´Neill, Mitch Jenkins, Melinda Gebbie, Graham Linehan y Josie Loong, entre otros. El segundo número incluía un minicómic gratuito e doce páginas, Astounding Weird Penises. Dibujado en un estilo cercano a sus primeros días en el underground. Es el primer cómic completamente escrito y dibujado por Moore.

A pesar de sus excelentes colaboradores, como Michael Moorcock, Iain Sinclair, Steve Aylett y John Coulthart, Dodgem Logic no era rentable y se dejó de publicar tras ocho números en 2011.

En 2009, tras muchos proyectos de adaptación fallidos, Watchmen llega por fin a las salas en forma de superproducción de Hollywood de 200 millones de dólares. Dirigida por Zack Snyder, fue un intento respetable de plasmar la visión de Moore y Gibbons en la gran pantalla.

Moore aprovechó la atención mediática para criticar alegremente a la industria cinematográfica y las cantidades de dinero que se invierten en el cine. Al año siguiente, Warner, propietaria de DC, intentó rentabilizar el capital de la película Watchmen con la ayuda de un nuevo proyecto editorial en DC (después de que Paul Levitz se retirase). Dave Gibbons llamó a Moore por teléfono para hacerle una oferta extraordinaria. DC aceptaba devolver los derechos de Watchmen (o pagarle una suma considerable) si Moore daba su permiso para la creación de spin-offs y secuelas de Watchmen. Moore se negó. Desgraciadamente, este episodio acabó con la amistad de Moore y Gibbons, del mismo modo que la película V de Vendetta había acabado con la que mantenía con David Lloyd. Moore había cortado su último vínculo con el cómic mainstream.

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The League of Extraordinary Gentlemen continuó con el volumen 3, Century, que publicaría Top Shelf en 2009. La historia seguía las aventuras de los personajes desde 1910 hasta 2009. Las tres partes de Century tardaron tres años en salir por culpa de nuevas acusaciones de plagio contra las caricaturas y parodias de Moore. La primera serie de aventuras en solitario es Nemo: Corazón de Hielo, publicada en 2013, y de la ya hay programado hasta un cuarto volumen. Avatar siguió publicando las obras menos conocidas de Moore, como su historia Light of Thy Countenance en 2009. Su buena relación con Avatar hizo que Moore escribiese un nuevo cómic, el extraño y oscuro Neonomicón, una especie de secuela de The Courtyard, publicada en 2010. Una historia de horror en todos los sentidos: incluía racismo, misoginia y una escena de violación brutal. A continuación se publicó una adaptación de Fashion Beast del guión escrito por Moore y Malcolm McLaren que no se llegó a filmar. Antony Johnston y Facundo Percio adaptaron la historia en diez números. Avatar también ha anunciado que escribirá el guion de Providence, la precuela en 10 partes de The Courtyard, que sale en marzo de este año, con Jacen Burrows, como ilustrador.

Su segunda novela, Jerusalem, que empezó escribir en 2006, es una obra de 600000 palabras que transcurre a unas manzanas del lugar donde nació, combinando fantasía y realismo social, Jerusalem promete ser otro hito en su carrera.

A medida que las creaciones de Moore se vuelven más idiosincrásicas y esotéricas su fama internacional sigue creciendo. Ha aparecido en la radio y televisión británicas, donde ha alabado las virtudes de Austin Osman Spare y Steve Ditko. Ha sido invitado al programa de humor de Stuart Lee y ha aparecido en un capítulo de los Simpson en 2007. Sus apariciones públicas se han vuelto más frecuentes. Llegó a presentarse en la feria local N.I.C.E. en 2012, acabando con su reputación de ermitaño.

En un acto completamente inesperado, Moore rodó una película. Una sesión de fotos de Mitch Jenkins para Dodgem Logic hizo que se plantearan rodar un cortometraje titulado Jimmy´s End. Una visión burlesque y siniestra de un Northampton paralelo. Después de experimentar dificultades para financiarse, rodaron una introducción, Act of Faith, que les permitió hacer Jimmy´s End y otros dos cortometrajes. Juntos, ambos cortometrajes crean un universo múltiple, no linear y esotérico. Moore y Jenkins usaron la plataforma Kickstarter para financiar otra película, His Heavy Heart, además de un DVD con cinco cortos. Estas cinco películas de una belleza hipnótica, pretenden servir de base para el desarrollo e un largometraje titulado The Show.

Quizás la manifestación más evidente de su legado sea la careta de V de Vendetta, que se ha convertido en el símbolo del movimiento anticapitalista Occupy, así como de Anonymous. La máscara diseñada por David Lloyd ha sido vista en todo el mundo, desde Atenas hasta Wall Street, pasando por Tokio, México, Séul, Londres, Argentina y Hong Kong.

Alan Moore ha demostrado ser uno de los escritores más versátiles, dotados, intelectuales, prolíficos y accesibles de nuestro tiempo. Su impacto sobre el arte de los cómics es evidente.

Sigue viviendo en una casa de tres habitaciones en Northampton, parecida a la casa en la que creció.

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A pesar de ser propietario de una granja en Gales no piensa irse de su querida Northampton. Moore ya utiliza un ordenador para escribir sus guiones, pero no tiene internet en su casa, no tiene carné de conducir y ha dejado de ver tele desde que cortaron la señal analógica. Aunque en sus entrevistas se muestra cada vez más gruñón, en privado Moore afirma ser más feliz que nunca. Gracias a Leah y Amber, ahora tiene cuatro nietos. Sigue compartiendo su vida con Melinda Gebbie.

Su más reciente obra es Ángeles Fósiles. En él, nos cuenta cómo, en un primer estado de la Humanidad, la magia era la ciencia del todo: los chamanes eran los "técnicos de lo sagrado", y eran los encargados de interpretar la naturaleza e intermediarios de la divinidad, eruditos en diversas materias, pero sobre todo, los que conectaban las fuerzas que rodean al hombre con éste. Todo eso terminó con la llegada de los cultos monoteístas, sobre todo con el cristianismo, que relegó a todos aquellos hombres que creían en las fuerzas de la naturaleza a seguidores del Diablo. Pero las remotas tradiciones perduraron en la alquimia medieval y renacentista. Alan Moore distingue entre la magia primitiva, la de los alquimistas o John Dee, que considera una fueza activa y bullente, llena de significado, con la del XIX, la del ocultismo, espiritismo, la Golden Dawn y otras sectas, que aunque persigue un fin pragmático, es básicamente un conjunto de ritos anquilosados que sólo tienen como finalidad recordar el pasado. Y es por eso que hace una llamada a la transformación de la magia. Si consideramos, como Crowley, que la magia es el arte de producir cambios en la realidad conforme a la propia voluntad, es decir, obtener cierto grado de poder sobre la realidad, Alan Moore concluye que la magia debe ser arte y el arte debe ser magia. El mismo hecho de que un artista sea un creador, un demiurgo, ya nos puede dar pistas sobre lo que Moore piensa. La música, las performance, la pintura, la danza o la poesía son parte del repertorio de trucos mágicos que empleaban los chamanes para transformar las mentes. La ópera tiene su base en la alquimia, por cuanto los que la concibieron buscaban aunar en una todas las demás artes. ¿No es indiscutible que obras como las de Borges, Philip K. Dick, Escher o el grupo Alcest tienen más probabilidades de convencer a alguien de adoptar un punto de vista mágico sobre la realidad que cualquier superchería relacionada con lo que entendemos popularmente por magia?

¿Y cómo se hace eso? Creando. Moore pone el ejemplo de la técnica que ha estado siguiendo desde que la descubrió en 'From Hell': la psicogeografía. El estudio pormenorizado de una ubicación concreta (sea Londres, en el caso de la novela gráfica citada, o Northampton en sus últimas obras) da lugar a una visión general del macrocosmos, revelando las relaciones, invisibles y eternas, que hay entre lo particular y lo general. La apuesta de Moore no es estrictamente original; las relaciones entre magia y arte en realidad son muy diáfanas, pero su punto de vista es muy interesante. Es una vuelta de tuerca a la cuestión, un golpe bajo al materialismo cientificista. No se trata de reivindicar a conejos saliendo de una chistera: estamos hablando de un sistema filosófico que ve en la poesía un poder mágico, transformador. Entendiendo el arte como magia, devolvemos al mago los poderes chamánicos que tenía en sus orígenes.

No hay duda de que la extraordinaria carrera de Moore continuará Ha cruzado los confines del cómic, ha explorado nuevas áreas de la literatura, el espectáculo, el cine y la música. Más historias de LXG, Providence, Jerusalem, The Bumper Book of Magic, The Show, Ángeles Fósiles. ¿Quién sabe qué más? Todavía nos queda mucho Moore por ver.