Alan roberts

28
INTRODUCCIÓN A COMIENZOS de 1936 se publicó por pri- mera vez (en una obra compilatoria, Collected Poems 1909-1935 ) “Burnt Norton”, poema de T. S. Eliot que ha llegado a ser uno de los más famosos del siglo XX en lengua inglesa. Sus célebres versos introductorios dicen así: El tiempo presente y el tiempo pasado están quizá presentes los dos en el tiempo futuro y el tiempo futuro contenido en el tiempo pasado. Si todo tiempo es eternamente presente todo tiempo es irredimible. Lo que podía haber sido es una abstracción que queda como perpetua posibilidad sólo en un mundo de especulación. Lo que podía haber sido y lo que ha sido apuntan a un solo fin, que está siempre presente 3 . LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL 1 ‘dÿs anw katw màa kaã wnth 2 ALAN ROBERTS* La línea argumental del artículo refleja que, aunque la historia empresa- rial comparte un enfoque común con otras ciencias sociales, su epistemología y su metodología concuerdan con la corriente central de la historia. Sin em- bargo, resulta llamativo que mientras la disciplina se nutre de construcciones teóricas procedentes de las ciencias sociales, haya escasas referencias a los aspec- tos teóricos vigentes en la investigación histórica. Palabras clave: historia empresarial, teoría, ciencias sociales, economía, historia. * Alan Roberts es profesor de Contabilidad Internacional en la Universidad de Reading (Gran Bretaña). Texto traducido del inglés por Carmen Erro y Marina Martínez. For Evaluation Only. Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 Edited by Foxit PDF Editor

Transcript of Alan roberts

Page 1: Alan roberts

INTRODUCCIÓN

ACOMIENZOS de 1936se publicó por pri-mera vez (en una

obra compilatoria, CollectedPoems 1909-1935) “BurntNorton”, poema de T. S. Eliotque ha llegado a ser uno de losmás famosos del siglo XX enlengua inglesa. Sus célebresversos introductorios dicen así:

El tiempo presente y el tiempo pasado

están quizá presentes los dos en el tiempo futuro

y el tiempo futuro contenido en el tiempo pasado.

Si todo tiempo es eternamente presente

todo tiempo es irredimible.

Lo que podía haber sido es una abstracción

que queda como perpetua posibilidad

sólo en un mundo de especulación.

Lo que podía haber sido y lo que ha sido

apuntan a un solo fin,que está siempre presente3.

LA TEORÍA EN LA

HISTORIA EMPRESARIAL1

‘dÿs anw katw màa kaã wnth2

ALAN ROBERTS*

La línea argumental del artículo refleja que, aunque la historia empresa-rial comparte un enfoque común con otras ciencias sociales, su epistemología ysu metodología concuerdan con la corriente central de la historia. Sin em-bargo, resulta llamativo que mientras la disciplina se nutre de construccionesteóricas procedentes de las ciencias sociales, haya escasas referencias a los aspec-tos teóricos vigentes en la investigación histórica.

Palabras clave: historia empresarial, teoría, ciencias sociales, economía,historia.

* Alan Roberts es profesor de Contabilidad Internacional en la Universidad de Reading (GranBretaña). Texto traducido del inglés por Carmen Erro y Marina Martínez.

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 2: Alan roberts

Aunque la fusión de tiem-pos que Eliot hace en estas lí-neas y en las posteriores seasólo una muestra de la creati-vidad del tiempo, nuestra in-terpretación del texto debematizarse con una ironía tem-poral. Al parecer, “Burnt Nor-ton” fue concebido original-mente como un único poema.Sin embargo, Eliot escribió en1940 “East Coker”, calificadopor el autor como sucesor de“Burnt Norton”. Estos nuevosversos proseguían, entre otrascosas, con el tema del tiempo,“al enfatizar la continuidadhistórica en una época (1940)en la que parecía estar muyamenazada”4. A “East Coker”le siguieron, a su vez, otros dosextensos poemas, “The DrySalvages” y “Little Gidding”.Los cuatro juntos forman uncuarteto –Cuatro Cuartetos–cuyo contenido y secuencia su-ponen una sutil aplicación deimaginación poética a los con-ceptos de las cuatro estacionesy de los cuatro elementos.

La ironía temporal a la quese ha hecho referencia consisteen que el juego que Eliot hacecon el tiempo en “Burnt Nor-ton” aparece también en nues-tra apreciación del significadodel poema como obra única ycomo parte de un trabajo pos-

terior más amplio. El año1936, tiempo presente de lapublicación de “Burnt Nor-ton”, se convirtió en pasadopara “Cuatro Cuartetos”. Eltiempo presente y el tiempopasado están quizá presenteslos dos en el tiempo futuro. Elfuturo, siguiendo la línea de“Cuatro Cuartetos”, no sóloestá contenido en lo que hasido, “Burnt Norton”, sino quees tan sólo un ejemplo de loque podría haber sido.

El tiempo es tan esencialpara los historiadores de laempresa como para el resto delos historiadores. Aparente-mente, los historiadores escri-ben sobre el pasado, aunque surelación con el presente y conel futuro no está exenta deproblemas. En sus escritos, loshistoriadores deben enfren-tarse a una doble contingencia.Por una parte, escriben sobreacontecimientos, personas einstituciones que son históri-camente contingentes y, porotra, también sus escritos soncontingentes respecto a laépoca en la que se redactan.No sólo no hay escritos defini-tivos sobre el pasado porquesiempre existe la posibilidadde que aparezcan nuevos do-cumentos, nuevas evidencias,sino (y esto es lo más impor-

ALAN ROBERTS

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 3: Alan roberts

tante) porque el pasado reci-birá nuevas interpretaciones enel futuro a través de las rela-ciones que los acontecimientospasados tienen con los futuros:“En efecto, en tanto que el fu-turo está abierto, el pasadotambién lo estará”5.

Este simple hecho -que lahistoria escrita se puede revi-sar, tanto en teoría como en lapráctica- es quizás una razón,entre otras, por la que algunoshistoriadores en general, y al-gunos historiadores de la em-presa en particular, muestranuna cautela instintiva a la horade incluir teoría en su disci-plina. Si el pasado está im-buido de significado sólo através de su relación con el fu-turo, resulta que el papel de lasteorías que trascienden altiempo es, cuando menos, unenigma.

Recientemente, en 1995, Jo-nes6 defendía la incorporaciónde más teoría en el trabajo delos historiadores de la em-presa, un punto de vista querecogía apreciaciones anterio-res sobre el déficit de perspec-tiva y orientación teórica de lainvestigación en historia em-presarial7. Sin embargo, hayobservadores más recientesque pueden dar testimonio del

impacto que los intereses teó-ricos tienen en la historia em-presarial, una clara muestra dela rapidez con la que está cam-biando la disciplina. Así, porejemplo, Godley y Westall8 su-gieren que: “Los días en que lahistoria empresarial no podíaconsiderarse más que una seriede estudios de caso pragmáti-cos, sin conexión con algúnsistema teórico, han termi-nado”. Asimismo, Scranton9

ha enfatizado la presencia decrecientes referencias a la “teo-ría” en la literatura sobre histo-ria empresarial.

Esta penetración de la teoríaen la historia empresarial no seha llevado a cabo sin unacierta resistencia. Por ello, elobjetivo de este artículo es ex-plorar la relación que existeentre la teoría y esta disciplina,objetivo que empieza con unaconsideración sobre la natura-leza de la disciplina misma. Acontinuación, se examina uncuarteto con perspectiva teó-rica: el retorno posmoderno ala historiografía y sus implica-ciones en la investigación enhistoria empresarial; la rela-ción entre la historia empresa-rial y los postulados teóricosde las ciencias sociales; las de-mandas teóricas de la historiaempresarial; y, finalmente, las

LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 4: Alan roberts

reivindicaciones teóricas de latradición narrativa en la disci-plina. El argumento central deeste artículo es que, aunque lahistoria empresarial pueda ha-cer uso de construcciones teó-ricas en tiempo presente quesirvan para aclarar y enfocarcuestiones, se trata, sencilla-mente, de una rama de la his-toria muy sensible a las com-plejidades de la propuesta deRanke: “wie es eigentlich gewe-sen”10.

EL OBJETIVO DE LAHISTORIAEMPRESARIAL

“¿QUÉ ES la historia em-presarial?”. Este es eltítulo de un artículo

publicado hace aproximada-mente treinta y cinco años11.En él, su autor expresabacierta irritación por “la confu-sión... que continúa envol-viendo al concepto de historiaempresarial”, una irritacióncentrada sobre todo en el con-cepto de empresa en sí mismo.Si bien en la actualidad ya noexiste confusión sobre la natu-raleza de la historia empresa-rial, sí continúa habiendo, porlo menos, cierto debate. Wil-kins12, por ejemplo, al describirsu carrera como historiadora

empresarial creyó necesariohacer un elocuente alegato afavor de la integridad especí-fica de esta disciplina. Unapostura semejante fue irónica-mente expresada por Galam-bos13, en su toque de atencióna los historiadores empresaria-les para que fuesen “monopo-listas astutos e inteligentes”.

Sin embarcarse en una bús-queda metafísica de la esenciade la historia empresarial(como dice Mathias14: “Laidentidad conceptual de la his-toria empresarial es escurri-diza”), parece posible identifi-car dos posiciones centrales ydefinitorias en relación conesta disciplina, que podríanademás resultar provechosaspara explorar la relación entrela teoría y la historia empresa-rial.1. Criterios a favor de la separa-ción

Una manera de orientarseen la historia empresarial con-siste en sugerir que, en princi-pio, ésta puede separarse deotras disciplinas, expresandosu distinción a través de aque-llo que no es. En este sentido,Wilkins afirma:

“Nuestro campo no es lahistoria económica, no es lahistoria de una industria, ni la

ALAN ROBERTS

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 5: Alan roberts

biografía empresarial, tampocola historia social; es la historiaempresarial y, como tal, re-quiere una atención especiali-zada, pero nunca restringida”15.

Por supuesto, esta posturade definir a través de la nega-ción puede contrarrestarse conuna definición positiva. Dehecho, Wilkins afirma en di-cho artículo que “los orígenes,el crecimiento y el rendi-miento de la empresa comoinstitución”16 son constitutivosde la disciplina.

Otros podrían discutir aWilkins si es posible separar lahistoria empresarial de la his-toria económica. Cipolla17, porejemplo, a la vez que niega laexistencia de una “fusión siste-mática” entre la historia em-presarial y la historia econó-mica, afirma que la primera esuna rama de la segunda. Dehecho, va más allá, al proponerun “paralelismo” entre las dis-tintas ramas de la economía yla historia económica: la histo-ria económica general sería elequivalente de la macroecono-mía; la cliometría el de la eco-nometría, mientras que la mi-croeconomía se equipararía ala historia empresarial. Desdeotro punto de vista, Parker18

sostiene que existe “una cone-

xión similar a la de los geme-los siameses” entre la historiaeconómica y la historia empre-sarial, y que los historiadoresempresariales están lo sufi-cientemente capacitados parallevar a cabo la síntesis de unanueva historia socioeconó-mica. Desde otra perspectiva,Galambos19 hace un alegatocontra la especialización de loshistoriadores y la creación desub-disciplinas en la historiaeconómica, y recomienda unapluralidad de miras en la me-todología histórica, así comola integración de la historiaempresarial en el proceso de(re)construcción de la historiaamericana.

Por supuesto, estos puntosde vista no son irreconcilia-bles, aunque llama la atenciónel deseo de caracterizar la his-toria empresarial en términosde separación. Tal perspectivase interpreta casi como unademanda de territorialidad,como una lucha por obtenerpoder académico; quizás traseste punto de vista esté ocultauna demanda no articulada afavor de un sistema metodoló-gico específico para la historiaempresarial. Al afirmar que ladisciplina tiene entidad pro-pia, se deduce la necesidad decontar con un sistema teórico

LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 6: Alan roberts

particular, sobre todo si se pre-tende estar al mismo nivel quelas elevadas propuestas teóri-cas que predominan en la eco-nomía. Los historiadores de laempresa se han acomodado enlos logros intelectuales delaparato conceptual chandle-riano. En estas circunstancias,¿serán capaces de desarrollaruna teoría general del desarro-llo y del cambio empresarialutilizando instrumentos pro-pios de otras disciplinas20, aun-que confiando esencialmenteen sí mismos para “ llevar acabo la mayor parte del trabajoinicial, sin depender de otrosen la construcción de la sínte-sis”?21.

Este argumento a favor dela separación, y su alegato im-plícito de individualismo me-todológico, parece delatar unaconcepción de la historia em-presarial como disciplina ca-rente de fin. El desarrollo de lahistoria empresarial aparecemarcado por la necesidad dejustificar, y de ser justificado,por otras disciplinas. En estesentido, es posible encontrarjustificaciones implícitas de lahistoria empresarial tantocuando se habla sobre su utili-dad práctica para la formaciónde directivos22, como cuandose critica la redacción de histo-

rias de empresa hechas por en-cargo2.2. Criterios a favor de la inclu-sión

Otra concepción de la his-toria empresarial responde a laidea, cargada de tautología, deque ésta es lo que los historia-dores de la empresa hacen yescriben. Esa postura, que aprimera vista puede parecertrivial, aporta sus propias con-tribuciones a la materia. A unnivel básico, enfatiza un as-pecto dual de la cuestión: lahistoria empresarial es a la vezun proceso de investigación yuna disciplina cuyo objetivo esla reconstrucción de la realidadhistórica. Desde esta perspec-tiva, la historia empresarial nonecesita una definición ex-tensa; su significado se puedecomprender a través de sus ri-cas y variadas contribuciones ala literatura.

Ahora bien, si la historiaempresarial es tan sólo lo quelos historiadores escriben,nuestro enfoque puede ir cam-biando según la naturaleza desus escritos. En cierto sentido,el objeto de la historia empre-sarial es hacer “un discurso so-bre el pasado, aunque categó-ricamente distinto de él”24. Encuanto discurso materializado

ALAN ROBERTS

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 7: Alan roberts

en un texto escrito, podemosplantearle una serie de pre-guntas teóricas. El interés porreflexionar sobre la literaturaque se escribe en historia em-presarial no es más que el re-flejo de la tradicional preocu-pación por los documentoshistóricos escritos, que consti-tuyen la base de la disciplina.Esta interacción entre el actopresente de escribir y el pasadoya escrito tiene, o debería te-ner, cierto interés para los his-toriadores de la empresa. Noes necesario adoptar una pos-tura posmoderna para recono-cer su significado aunque,como se verá más adelante, losaspectos teóricos sobre la tex-tualidad de la historia empre-sarial han sido, curiosamente,marginados en la investiga-ción.

Las dos posiciones descritasilustran la importancia que lateoría tiene para la historiaempresarial, ilustración quepuede reforzarse al consideraren cuál de las dos palabras queconstituyen el nombre de ladisciplina se deberá poner elénfasis. ¿Es la historia empre-sarial una materia que trata so-bre la historia de los negocios,o más bien sobre el estudio delos negocios a través deltiempo? Aún a riesgo de hacer

una matización sin ningunadiferencia, es posible sugerirque esta distinción de énfasisafecta al papel que la teoríadesempeña en la materia.

En cierto sentido, la historiaempresarial puede entendersecomo el estudio de la empresadesde una perspectiva histó-rica. De nuevo Wilkinsafirma: “siempre debemos em-pezar por la empresa y buscarpatrones (para las continuida-des y discontinuidades) en sudesarrollo”25. La concepción dela empresa como una institu-ción es evidente y, además,nada excepcional. Sin em-bargo, las empresas y las com-pañías son el centro de estudiode varias ciencias sociales, so-bre todo de la economía, y deahí surge el incómodo aspectode la relación entre la historiaempresarial y la base teórica dedichas ciencias sociales.

Por otro lado, el énfasis so-bre la palabra historia nos re-cuerda que la disciplina es unarama de esa gran empresa in-telectual de reconstruir el pa-sado en el presente. Para acla-rar este punto es necesario in-dicar que, aunque la historiaempresarial comparte un enfo-que común con otras cienciassociales, su epistemología y su

LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 8: Alan roberts

metodología concuerdan conla corriente central de la histo-ria. Sin embargo, resulta lla-mativo que mientras la histo-ria empresarial se nutre deconstrucciones teóricas proce-dentes de las ciencias sociales,haya escasas referencias a losaspectos teóricos vigentes en lainvestigación histórica.

¿UNA HISTORIAEMPRESARIALPOSMODERNA?

LA MERA MENCIÓN dela palabra “teoría” enciertas ramas de la his-

toria puede provocar una granvariedad de reacciones extre-mas, pues es “vista por unoscomo una estrella polar y porotros como una influencia dia-bólica”26. Para algunos, la pre-sencia de teoría en la investi-gación histórica es sinónimode posmodernismo, el movi-miento que ha dominado elescenario intelectual en mu-chos campos durante las dosúltimas décadas, y que todavíasigue desafiando la pretensiónde una descripción total. Sinembargo, la incapacidad paracaptar el impulso posmodernoen la descripción supone, pre-cisamente, una expresión deeste impulso. El rechazo de las

visiones totales de nuestracondición social, económica,cultural e histórica es un temacentral en la posmodernidad;la “incredulidad respecto a lameta-narración” de Lyotardexpresa el agotamiento de lamodernidad. Otros temas,como la pérdida de autoridad,la indeterminación del signifi-cado en los textos, la sustitu-ción de la verdad por la inter-pretación, la migración delcentro de atención desde lapalabra a la imagen y la pér-dida de confianza en el pro-greso y en el proyecto de laIlustración, en manos de lum-breras posmodernas comoBarthes, Baudrillard y De-rrida, aparecen expuestos conun estilo elíptico y lleno de re-ferencias e, incluso, según laperspectiva que se adopte, os-curantista e irracional.

Sin embargo, este poderosomovimiento intelectual apenasha rozado a la historia empre-sarial. Ello resulta sorpren-dente no sólo por la influenciaque, generalmente, el posmo-dernismo ha tenido en las hu-manidades y en las ciencias so-ciales, sino también por suspeculiares efectos sobre la his-toriografía y otras ramas de lahistoria. Efectos cuya impor-tancia se demuestra en el he-

ALAN ROBERTS

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 9: Alan roberts

cho de que el editor de SocialHistory admitiera que el im-pacto del posmodernismo hahecho “añicos” el optimismoque reinaba en los primerosaños de la revista27. Inclusoaunque el límite de la influen-cia posmoderna pueda fijarseen el contraataque hecho porla parodia de Sokal28 y, en elcampo de la historia, en laobra de Evans29, así como, deforma más controvertida, en lade Vincent30, no es posibleafirmar que el estilo posmo-derno tenga relevancia algunapara los historiadores empre-sariales.

Podría decirse que uno delos rasgos definitorios de lacorriente posmoderna es haberllevado a cabo un cambio pa-radigmático en la historiogra-fía, trasladando su interés cen-tral por hallar causas (tal ycomo lo ejemplifica el clásicode Carr What is History?) ha-cia una preocupación por lahistoria como texto. La tex-tualidad de la historia, tantoen los documentos utilizadospor los historiadores como ensus propios escritos, es evi-dente en sí misma. De hecho,algunos podrían argumentar,de acuerdo con Ricoeur31

(quien encaja con cierta in-quietud en el molde posmo-

derno), que el pasado es, en símismo, sólo texto y que loshistoriadores son meros lecto-res. En manos de posmoder-nistas proselitizadores, comoJenkins32, estos postulados seutilizan para suscitar dudas so-bre la integridad de la empresahistórica, argumentando quela historia no es más que una“construcción ideológica”33 yque “nunca podremos conocerrealmente el pasado, ... no hayfuentes más ‘profundas’ (nohay subtexto) a las que recurrirpara ordenar correctamente lascosas: todo está en la superfi-cie”34. Sin embargo, no necesi-tamos seguir a posmodernos,como Jenkins o HaydenWhite35, en su rechazo de laexistencia de un conocimientohistórico objetivo para recono-cer la importancia de los con-textos en los documentos his-tóricos, tanto en el pasadocomo en el presente. El énfasisposmoderno en la pluralidadde interpretación de los textoshistóricos puede inspirar enfo-ques de la historia basados enlos tradicionales modelos posi-tivistas para encontrar las cau-sas. Para el historiador de laempresa, el posmodernismoactúa como una licencia pararomper con los métodos de in-vestigación vigentes, que sólo

LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 10: Alan roberts

buscan explicar por qué ycómo cambian y se desarrollanlos negocios. En su lugar, pro-pone agendas de investigaciónque iluminen la práctica em-presarial y los documentos deacuerdo con sus contextos his-tóricos, incluyendo el presentede ese pasado. Este enfoque“neohistoricista”36, ejemplifi-cado en la obra de Greenblattsobre Shakespeare37, ilustra lainteracción del pasado, el pre-sente y el futuro y se centra enlo subversivo, lo marginal y loanecdótico. Es muy escasa labibliografía sobre historia em-presarial que adopte conscien-temente esta visión de la em-presa en el pasado, aunque eltrabajo de Veenendaal38 sobreliteratura e historia financierade Holanda representa un in-teresante ejemplo de enfoqueprotohistoricista.

Si una de las consecuenciasdel movimiento posmodernoes su sensibilidad hacia el con-texto histórico, otra consisteseguramente en su cuestiona-miento de las obras de los his-toriadores. En este sentido, lainfluencia del esquema deHayden White39 en la concep-tualización de la obra histó-rica, al distinguir entre ele-mentos primitivos como reli-quias, crónicas y relatos, y ele-

mentos no-primitivos comoargumento, modos de planifi-cación, ideología y tropo, hasido considerable. A pesar deello, es difícil reconocer esteenfoque en las discusiones so-bre los modos de escribir lahistoria empresarial. Las que-jas hechas en el pasado porquelas historias de empresas “sonnarrativas y sin análisis algunode los resultados”40 podríanacallarse si se prestara mayoratención a la naturaleza de laproducción historiográfica.

Incluso si se cree que la au-sencia de corrientes posmo-dernas de discusión en la his-toria empresarial es tan sóloun reflejo de la sensatez innatade los historiadores empresa-riales (ya que el posmoder-nismo sólo es una “amenaza alestudio histórico serio”)41, hayotros enigmas en torno a laausencia de intereses historio-gráficos en la disciplina. A pe-sar de que el posmodernismoha suscitado oprobio por suhiperrelativismo, es posibleconcebir este movimiento sólocomo la continuación de unatradición historiográfica cen-trada en las relaciones de loshistoriadores actuales con losindicios del pasado que apare-cen en los documentos históri-cos. Tanto el idealismo de Co-

ALAN ROBERTS

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 11: Alan roberts

llingwood y Croce, como latradición hermenéutica deDilthey y Gadamer, o dentrode la escuela de Annales, el tra-bajo de Braudel42, han tratadosobre la relación del historia-dor con el tiempo. Además,estas posturas historiográficashan generado en ocasiones es-timulantes y ricas propuestasde investigación. Una vez más,es difícil encontrar alguna in-fluencia de estas tradiciones enla literatura sobre historia em-presarial. De hecho, es raro darcon algún trabajo de investiga-ción en historia empresarialque haga referencia a los artí-culos publicados en la presti-giosa revista de historiografíaHistory and Theory.

Incluso aunque se puedamatizar esta cuestión sugi-riendo que una disciplina me-todológicamente auto-cons-ciente se halla en apuros, y quela historia empresarial no estáen apuros, todavía queda unasorpresa en relación con el pa-pel que la teoría desempeña enla historia empresarial y queafecta a una disciplina afín, lahistoria de la contabilidad.Esta rama de la historia ha ex-perimentado toda la fuerza delmovimiento posmoderno, so-bre todo en lo que se refiere ala utilización de los análisis de

Foucault y al desarrollo deperspectivas de “contabilidadcrítica” sobre el pasado. Aun-que las razones por las que lacontabilidad ha adoptado ungiro posmoderno pueden servariadas,43 no se puede negar lariqueza que esta intervenciónha aportado a la investigación.Por otra parte, esta riqueza noconsiste simplemente en undiálogo de sordos entre la“nueva historia de la contabili-dad”44 y una investigación po-sitivista más tradicional. Eneste sentido, un reciente tra-bajo ha demostrado que es po-sible desarrollar diálogos crea-tivos45.

El enigma consiste en expli-car por qué, a pesar de la “rela-ción de vecindad”46 que existeentre la contabilidad y la his-toria empresarial, reflejada enla revista Accounting, Businessand Financial History, no se hallevado a cabo un debate crea-tivo entre los enfoques críticosy posmodernos, y los empíri-cos y tradicionales de la histo-ria empresarial. Existe una ex-tensa literatura sobre la utili-dad de los informes financie-ros de las compañías para loshistoriadores de la empresa(así como numerosas adver-tencias sobre la naturaleza delas prácticas contables en el

LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 12: Alan roberts

pasado)47. Sin embargo, resultararo encontrar alguna revisiónfundamentada de los avanceshistoriográficos sobre historiade la contabilidad en investi-gaciones de historia empresa-rial. Una actitud típica de loshistoriadores de la empresa enrelación con la actividad de-sencadenada en la historia dela contabilidad es la descalifi-cación gratuita, tal y comoaparece en la defensa queGourvish hace de los estudiostradicionales de caso48 (una de-fensa que, irónicamente, en sualegato a favor de petits récits yen su cuestionamiento del pa-pel de las teorías de las cien-cias sociales, imita una posturaposmoderna):

“Nótese, por ejemplo, el ar-tículo de Peter Miller et al., en“The New Accounting History”,que, en un debate sobre loscambios en la noción de obje-tividad histórica, incluye refe-rencias a Hobsbawm, E. P.Thompson, Foucault y Rorty”.

¿Por qué entonces sólo secita a historiadores de la em-presa? ¿Por qué hay tantospuntos sin aclarar en torno a laresistencia de la historia em-presarial a incluir aspectos teó-ricos de la investigación histó-rica?

LA HISTORIAEMPRESARIAL Y LASTEORÍAS DE LASCIENCIAS SOCIALES

PA RA LA MAYORÍA delos historiadores em-presariales, la palabra

“teoría” hace referencia, en elcontexto de la disciplina, a lasperspectivas teóricas propor-cionadas por ciencias socialescomo la sociología y la econo-mía. Corley49 rastrea “la bús-queda [que] liberaría a la his-toria empresarial de su conno-tación de anticuarianismo, o depreocuparse por el pasado eninterés propio”50, gracias a latendencia de los historiadoresempresariales “a buscar inspi-ración analítica en los sociólo-gos y, más concretamente, ensus teorías de la organización yla burocracia”51. Corley sos-tiene incluso que “las técnicaseconómicas parecen tener ven-taja sobre las otras ciencias so-ciales a la hora de extraer másinformación de los documen-tos de historia empresarial”52 y,utilizando un argumento deSolow53, sugiere que existe unabeneficiosa fertilización mutuaentre la historia empresarial yla economía.

Esta postura no resulta ex-traña en ciertas contribuciones

ALAN ROBERTS

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 13: Alan roberts

de la historia empresarial a laliteratura. Aparece, por ejem-plo, en el enfoque de Raff yTemin,54 quienes subrayan lasposibilidades que para ambasdisciplinas abre el diálogo en-tre la historia empresarial y laeconomía. En el mismo sen-tido, recientemente se han he-cho peticiones de una mayorinfluencia de la sociología his-tórica sobre la historia de laempresa55.

Esta apelación a la inspira-ción teórica de las ciencias so-ciales, hecha por buena partede los historiadores, no es, porsupuesto, ninguna novedad; eincluso, aunque esta llamadaha provocado cierta reacción,reflejada en el renacimiento dela narración y de la historiafactual, sigue habiendo quie-nes conciben la explicaciónhistórica en términos de es-tructuras sociales y económi-cas y de sus causas y conse-cuencias (Lloyd, entre otros)56.Este interés por el cambioeconómico y social ha impul-sado formas específicas de es-cribir la historia, reflejadas, porponer un ejemplo, en el ataqueque los Annalistes hacen almonopolio de la histoire événe-mentielle, y en su adopción delanálisis de las estructuras so-ciales y económicas desde el

punto de vista de la longue du-rée.

Sin embargo, lo más llama-tivo de la historia empresariales la penetración de los postu-lados teóricos de la economíaen esta disciplina. Por un lado,no resulta sorprendente yaque, como se ha indicado an-teriormente, la economía y lahistoria empresarial tienen in-tereses comunes. Por otro, eschocante la deferencia otor-gada a la economía en la bi-bliografía reciente sobre histo-ria empresarial. Es muy co-mún encontrar referencias a“ la fructífera relación” queexiste entre la historia empre-sarial y la teoría económica57,así como sobre la posibilidadde que la historia empresarialsea más “científica”58 medianteel uso de esa teoría (o teorías).Por supuesto, no hay duda al-guna de que la economía haaportado a la historia empre-sarial útiles construcciones teó-ricas, sustentadas e inspiradaspor el trabajo de historiadoresde la empresa, como por ejem-plo, las conexiones entre elanálisis de los costes de tran-sacción y la obra de Chandler.

No obstante, se ha silen-ciado el escepticismo en tornoa la relación entre la economíay la historia de la empresa.

LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 14: Alan roberts

Esto podría deberse, en parte,a que algunos investigadoresde la historia empresarial pro-ceden de la historia económicao de la economía. Tambiénpodría deberse al respeto quela reina de las ciencias socialestiene por el rigor analítico y lastécnicas matemáticas. Las es-casas dudas planteadas acercade la mencionada relación hansido parciales. Este es el casode Hounshell59, quien aludió alas diferencias existentes entrelos objetivos del economista ydel historiador; o de Jones,quien sugirió que la nueva teo-ría institucional de la empresaes “sencillamente demasiadoahistórica y demasiado limi-tada para explicar siquiera unapequeña porción del compor-tamiento empresarial”60. Porsupuesto, son evidentes lasgrandes diferencias que existenentre el enfoque y la metodo-logía de la economía y de lahistoria. La teoría económicaes ahistórica, arraigada en unanálisis a priori, segura en sutradición instrumentalista decentrarse en la predicción (o,en un contexto histórico, retro-dicción) más que en el realismoexplicativo. Además, su reco-rrido argumental va desde lanaturaleza general de la em-presa hasta su historia, lo que

contrasta directamente con eldel historiador, que va desde lahistoria de la empresa hasta sunaturaleza. Para el economista,el pasado se convierte en unaespecie de laboratorio en elque puede hacer experimentoscon las teorías del presente.Sin embargo, para el historia-dor, el pasado no es ni un la-boratorio ni un resultado de lanecesidad lógica, sino másbien una muestra de la contin-gencia que tiene lugar en eltiempo.

Estas divergencias carecende importancia en sí mismas.Lo que importa es la influen-cia que los logros de la teoríaeconómica han ejercido en lahistoria empresarial. La eco-nomía, a pesar de las críticasde autores como McCloskey61,ha mantenido una postura po-sitivista o “modernista”. Su co-rriente principal de investiga-ción ha evitado las preguntassobre sí misma que han carac-terizado al posmodernismo.Quizá sea ésta una de las razo-nes por las que la historia em-presarial ha eludido tambiénlos interrogantes que han afec-tado a otras ramas de la histo-ria.

A continuación aludiremosa otro tema relacionado con lainfluencia de la teoría econó-

ALAN ROBERTS

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 15: Alan roberts

mica en la historia empresa-rial, que concierne al papel quela teoría en sí misma desem-peña dentro de esta disciplina.

LA TEORÍA EN LAHISTORIAEMPRESARIAL

LA DEMANDA de “teo-ría” por parte de loshistoriadores de la

empresa parece ser un hiloconductor común a buenaparte de la literatura reciente.Wilkins62 afirma en este sen-tido:

“Al encontrar documenta-ción sobre la historia de lasoperaciones internacionales dela Ford Motor Company ensus archivos, yo quería teoría.Quería un marco analítico”.

De hecho, esta necesidad seha complementado con la ideade que la disciplina podría be-neficiarse de una “teoría de lahistoria empresarial”63, o deque requiere de una base teó-rica para progresar. En estesentido, Jones afirma64:

“La historia empresarial seencuentra en un punto estraté-gico de su desarrollo, en el queel deseo de encontrar reglascon validez general producirágrandes recompensas”.

La demanda de “reglas váli-das”, de teoría, en la disciplinapuede tratarse, por supuesto,de una simple manifestaciónde un deseo común de genera-lización, aunque plantea pro-blemas interesantes. ¿Cómosería una teoría de la historiaempresarial?

Antes de considerar el nú-cleo de esta pregunta, merecela pena prestar atención a suexpresión. Algunos economis-tas se ocupan de las teorías dela firma (theories of the firm) oquizás, de manera más gene-ral, de las teorías de la em-presa. Utilizar la expresión “teo-ría de” implica que lo que de-fine el contenido de esa teoríaes resultado de la necesidad ló-gica, al menos desde una con-cepción hempeliana de la teo-ría. Se puede discutir si es po-sible construir una teoría de lahistoria, aunque sí sea posibletener teorías sobre el cambio yel desarrollo histórico. (Quizáesta es la razón por la queCorley65 se refiere a una “teoríade la historia empresarial” en-tre comillas). Incluso es cues-tionable si la economía tienealgo que ver con la teoría, almenos desde una concepciónrealista de la “teoría” (es decir,que las propuestas de una teo-ría y las entidades que postula

LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 16: Alan roberts

sean verdaderas o falsas enfunción de cómo sea elmundo). Esta línea argumen-tal sugiere que la economíaconstruye modelos, no teorías,que enseñan cómo algo que hasucedido podría haber ocu-rrido, deduciendo lo que hasucedido de una serie de sim-ples supuestos que no tienenrazón independiente para serverdaderos. Estos modelos, es-quemas conceptuales, “siste-mas de clasificación para orga-nizar materiales empíricos”66,son evaluados, más que juzga-dos, por su poder explicativo.Esta asimetría en el enfoquede la economía, haciendo én-fasis en el poder predictivomás que en el realismo expli-cativo, se invierte en el caso dela historia. Lejos de la esferade las más antiguas teorías “es-peculativas” de la historia, queveían un cierto patrón o di-seño en los acontecimientospasados, útil para predecir elfuturo desarrollo humano, esextraño encontrar historiado-res contemporáneos dispuestosa predecir consecuencias en elfuturo. La búsqueda de leyesen la historia que puedan utili-zarse para predecir el futuro y,de esta manera, proporcionaruna base para el desarrollo so-cial y económico, una bús-

queda asociada a autores tandiversos como Condorcet yMarx, aparece a los ojos con-temporáneos no sólo comoalgo desesperanzadamenteutópico, sino sobre todo comouna distorsión de la misión delhistoriador.

Si la teoría debe tener algúnsignificado en la historia em-presarial, debe poner más én-fasis en su capacidad para ex-plicar las vías de cambio y de-sarrollo, que en predecirlas.Además, es evidente que loshistoriadores de la empresautilizan en su trabajo cons-trucciones teóricas tanto im-plícita como explícitamente.Sin embargo, el uso de esasconstrucciones para explicar elpasado no supone, en granmedida, la articulación de lateoría en la historia. Desde laperspectiva de las ciencias so-ciales, Callinicos67, por ejem-plo, ha sugerido que la teoríaen la historia debería contenertres elementos: una teoría de laestructura (social y econó-mica); una teoría de la trans-formación, un mecanismo me-diante el que las estructurascambian a través del tiempo; yuna teoría de la direccionali-dad, “una explicación del pa-trón global descrito por el pro-ceso histórico”68, que podría

ALAN ROBERTS

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 17: Alan roberts

tomar la forma de progreso,recesión o ciclo. Aunque estaformulación del papel desem-peñado por la teoría en la his-toria se acerca peligrosamentea una visión “especulativa”, almenos especifica un programapara la creación teórica.

Ahora bien, si el papel de lateoría en la historia empresa-rial consiste en ayudar a expli-car el pasado, es importantetener cierta perspectiva deaquello que debe tenerse encuenta a la hora de dar una ex-plicación, o sea, cierta perspec-tiva de la constitución o es-tructura de la explicación his-tórica.

Una concepción habitual dela explicación histórica cuentacon un ingrediente teórico ocientífico, la llamada “ley ge-neral” o modelo “nomológicodeductivo”. Esta visión de laexplicación histórica, célebre-mente iniciada por Hempel,sugiere que la explicación cau-sal de los acontecimientos his-tóricos se basa en que el histo-riador utiliza una serie de re-gularidades o uniformidadesgenerales, bajo las que sepuede subsumir una secuenciade sucesos pasados. Una ley deeste tipo, o “boceto explica-tivo”, puede ser o no explícita,pero la atribución de relacio-

nes causales entre los hechos alo largo del tiempo sólo puedeesbozarse como una deducciónlógica a partir de dicha “ley”,en conexión con un conjuntode observaciones empíricas deesos hechos.

Si ésta es la visión más co-mún de la explicación histó-rica, ocurre lo mismo con suscríticas. Una observación muyfrecuente es que, en historia, lanoción de una “ley general” re-sulta problemática. Los histo-riadores utilizan generalizacio-nes a partir de las que se pue-den derivar explicaciones cau-sales, aunque dichas generali-zaciones no son nomotéticas,es decir, no trascienden altiempo. De igual manera, losintentos de especificarlas tien-den generalmente hacia lo po-tencialmente intrascendente ohacia lo altamente particulari-zado, en cuyo caso no consi-guen obtener el estatus de ge-neralizaciones.

Una segunda crítica a esteparadigma de explicación his-tórica parte de que los aconte-cimientos pasados son pro-ducto de acciones humanasque no son meros hechos, sinola expresión de razones y de-seos a menudo impredecibles.Estas acciones pueden ejem-plificar una “particularidad

LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 18: Alan roberts

irrepetible” y requieren que elhistoriador no explique tansólo qué ha pasado sino tam-bién, de acuerdo con estas ra-zones y propósitos, por qué hapasado69. Un modelo legal ad-junto de explicación histórica,que incluya en esta ley algúntipo de propuesta teórica,puede permitirnos explicarqué ha pasado (de acuerdo conuna serie de constructos teóri-cos) pero no nos permite ex-plicar por qué las personas ac-tuaron individualmente de laforma en que lo hicieron. Enefecto, es difícil ver cómo, enun modelo de “explicación ra-cional”, la teoría sistemáticapuede desempeñar algún pa-pel.

TEORÍA E HISTORIAEMPRESARIALNARRATIVA

LA RECIENTEMENTEpublicada Internatio-nal Bibliography of Bu-

siness History70 proporciona unestupendo recordatorio de la“riqueza y diversidad de inves-tigaciones que reivindican serhistoria empresarial”; tambiéndemuestra la importancia quelos estudios empíricos de casosobre empresas e industriastienen como fundamento de

esa investigación. El modelotradicional de escribir la histo-ria empresarial ha sido la na-rración, la descripción siste-mática de un tema históricocomo la empresa, el empresa-rio, o de un sector industrialdentro y fuera de las fronterasnacionales. Algunas historiasde empresa son bastante explí-citas en lo que se refiere a suestructura narrativa; en estesentido, Reader71 afirma:

“El esqueleto de mi narra-ción es la intrincada diploma-cia de la industria química in-ternacional... y lo que creo queestoy escribiendo es historiapolítica”.

¿Cuál es el papel de la na-rración en la historia empresa-rial? ¿Debería la historia em-presarial ser “mucho más queuna descripción narrativa deempresas individuales”?72.¿Necesita la historia empresa-rial algún tipo de sistematiza-ción para ser más “científica” ymás capaz de probar teorías ymodelos de las ciencias socia-les?

La concepción de la escri-tura de la historia como “expli-cación a través de la narración”o “explicación descriptiva”73 hasuscitado un importante de-bate desde que fue expuesta

ALAN ROBERTS

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 19: Alan roberts

por Oakeshott74, en 1933. Oa-keshott sostenía que la escri-tura de la historia debía incluirdescripciones del pasado sim-ples aunque coherentes, y quela explicación del cambio his-tórico consistía en aportar unadescripción de cómo se pro-dujo:

“la única explicación rele-vante o posible del cambio enla historia es sencillamenteuna descripción completa dedicho cambio. La historia dacuenta del cambio mediante uninforme completo del cam-bio...” 75.

Por supuesto, esta visión ini-cial del estatus de la narraciónha sufrido ataques desde mu-chos flancos. Una de estas crí-ticas se ha centrado en el con-cepto de explicación que aquíse utiliza: no se sabe muy bienqué hay detrás de este con-cepto, aparte de una apelacióna la inteligibilidad y la cohe-rencia. Una segunda crítica seha referido a qué se entiendepor cambio, independiente-mente de la narración del his-toriador. Una tercera crítica,más obvia, se centra en el con-cepto de totalidad de los rela-tos históricos. La idea de quelas historias siempre son in-completas tiene una larga tra-dición, como lo demuestra un

comentario de Descartes76 en1635:

“... e incluso la más exactade las historias, aunque exacta-mente no tergiversa o exagerael valor de las cosas para ha-cerlas más atractivas al lector,sí omite todas aquellas cir-cunstancias que son honestas ymenos notables; de este hechose deduce que lo que queda nose retrata tal y como realmentees...”

Resulta común y lógico quelos historiadores empresarialesnarrativos, al igual que otroshistoriadores narrativos, selec-cionen los hechos que formansu narración. Esos hechos, ylos modelos que el historiadortraza con ellos, parten de susideas preconcebidas del pa-sado. Las narraciones tambiénse basan en la periodificación;el tiempo está artificialmentecerrado por la selección de unmarco temporal limitado. Estecercamiento temporal es, porsupuesto, necesario, aunqueestablece una ruptura artificialen la continuidad histórica; lanarración se puede modificarmediante la interpretación deese cercamiento del pasado através de la visión de los he-chos en el futuro. Una quejafinal sobre la narración llega alcorazón de nuestras concep-

LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 20: Alan roberts

ciones del pasado: plantea lapregunta de si el pasado, en símismo, está narrativamenteestructurado77.

Aceptar que la historia na-rrativa es epistemológicamentefrágil es, quizás, una de las ra-zones del encumbramiento deuna historia orientada hacialas ciencias sociales, que enfa-tiza las estructuras sociales yeconómicas, así como sus pro-cesos de cambio. Ante la fragi-lidad de la objetividad narra-tiva, el cientificismo de la his-toria cuantitativa proporcionacierto bienestar. (Como se haindicado anteriormente, unarespuesta más reciente a esafragilidad ha venido dada porel cuestionamiento posmo-derno de la posibilidad de al-gún conocimiento objetivo delpasado).

Sorprendentemente, enaños recientes hemos asistidoa un retorno del concepto dehistoria narrativa78. Esta reapa-rición fue célebremente co-mentada por Stone en su fa-moso artículo “The Revival ofNarrative: Reflexions on a NewOld History”7. En él, Stonesostenía que en los años se-tenta tuvo lugar un giro en laforma de concebir la historia.La concepción, prevalente enla historia de las ciencias so-

ciales, de que es posible “unacoherente explicación cientí-fica del cambio en el pasado” 80,empezó a perder terreno. Ensu lugar, surgió entre los histo-riadores una perspectiva querequería un retorno a las for-mas narrativas de escriturahistórica, que enfatizaban lasexperiencias y las culturas delos individuos y los gruposcomo aspectos centrales de sunarración. La historia ya no seveía como un gran proceso decambio y desarrollo que debíaanalizarse utilizando construc-tos anónimos e impersonalesde las ciencias sociales sino,cada vez más, como algo plu-ral, como una serie de histo-rias, de relatos que se dirigíana las experiencias de los indi-viduos. La obra de E. P.Thompson, The Making of theEnglish Working Class81 confi-guró este enfoque con su céle-bre objetivo de rescatar “al po-bre tejedor de calcetines... al‘obsoleto’ tejedor artesano... dela enorme condescendencia dela posteridad”.

Recientemente, Iggers82 haexplorado esta pérdida de fe enlas ciencias sociales y la con-fianza puesta en un procesohistórico coherente, centradoen la modernización y el pro-greso. Iggers también busca

ALAN ROBERTS

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 21: Alan roberts

(como Burke83) respuestas dela narrativa histórica a estapérdida de fe.

Algunas de ellas se han aso-ciado a los profesionales italia-nos de la microstoria (mi-crohistoria), que defienden “lareducción de la escala de ob-servación a un análisis micros-cópico y a un estudio intensivodel material documental”84.Los principales autores de esteenfoque microhistórico pare-cen reacios a la macrohistoriade, por ejemplo, Marx y hangenerado una forma de narra-ción histórica que se centra enlo local, en las experiencias vi-vidas por las personas que ac-túan en culturas particulares(en este sentido, este enfoquemuestra afinidades con la me-todología antropológica deGeertz). Sin embargo, almismo tiempo, hay un ciertocompromiso para seguir méto-dos empíricos rigurosos, aun-que influidos por un papel ex-plícito del historiador en lanarración.

Podemos encontrar otrasrespuestas en el trabajo de al-gunos historiadores alemanescomo Medick85, quien formaparte del movimiento Alltags-geschichte (historia de la coti-dianeidad). Este programa dehistoria narrativa rechaza de

nuevo la teoría tradicional delas ciencias sociales y acogecon gusto la función interpre-tativa de la historia, que secentra en la cultura popular yen las experiencias de los indi-viduos. Más que los trabajosde los defensores de la micros-toria, esta corriente utiliza laidea de Geertz de “descripcióndensa” para estudiar la subjeti-vidad de los individuos en elpasado.

Aludimos a estos programasde historia narrativa para indi-car las posibilidades de inves-tigación que abren para la his-toria empresarial. La interac-ción de las experiencias vividaspor los individuos y los gruposque trabajaron en empresas enel pasado, sus culturas locales ysus costumbres cotidianas, sontemas que ofrecen una intere-sante agenda de investigación.Hacer esta aclaración no im-plica que la escritura de esashistorias sea “acientífica”. Labase tradicional de la disci-plina histórica, el método de laQuellenkritik, con su análisisriguroso y crítico de las fuentesdocumentales, con su énfasisen la argumentación a partirde la evidencia, es todo lo“científica” que la historia em-presarial necesita.

LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 22: Alan roberts

CONCLUSIONES

LA HISTORIA empresa-rial es teórica y a la veznecesita de teoría. Los

patrones tradicionales de es-critura en la disciplina son“completamente teóricos”86

puesto que involucran la selec-ción del historiador y la orga-nización de los acontecimien-tos pasados en la narración.Tergiversando la tesis deQuine-Duhem, las interpreta-ciones de los historiadores es-tán subdeterminadas por laevidencia histórica.

La línea argumental de esteartículo ha sugerido que la his-toria empresarial necesita teo-ría, no en el sentido en el quehabitualmente aparece en la li-teratura, sino aceptando que ladisciplina ha estado durantemucho tiempo apartada de losaspectos teóricos que han in-fluido e inspirado la corrienteprincipal y otras ramas de lahistoria. Esto puede deberse ala omnipresente y, en cierta

medida anticuada, influenciade las ciencias sociales en lahistoria. El dominio de estaperspectiva puede reflejar, a suvez, la existencia de una teleo-logía implícita para la disci-plina, que consiste en la com-probación de teorías de la em-presa. Sin embargo, la disci-plina es, fundamentalmente,una rama de la historia y,como tal, se interesa principal-mente por la reconstruccióndel pasado en el presente. Esareconstrucción exige más unasensibilidad a la contingenciaque necesidades universales deteoría. La obligación del fu-turo consiste en explicar lascosas “tal y como fueron esen-cialmente”87. Por supuesto, estareconstrucción utilizará cons-trucciones teóricas, aunquetambién podrá utilizar formasde argumentación y perspecti-vas alejadas de los intereses delas ciencias sociales, y de susestructuras y procesos anóni-mos.

ALAN ROBERTS

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 23: Alan roberts

1 Agradezco a Michael Biddis, MarkCasson, Andrew Godley, Geoff Jonesy John Pilling, de la Universidad deReading, y a Bianca Morrison, de laUniversidad de Sussex, los útiles co-mentarios hechos a una versión preli-minar de este texto.

2 “El camino hacia arriba es el ca-mino hacia abajo, el camino haciaadelante es el camino de regreso”(traducido por Morris Weitz, enWeitz, M. (1952), “T.S. Eliot: Timeas a Mode of Salvation”, Sewanee Re-view, vol. LX. Este epígrafe fue el se-gundo de los dos que T. S. Eliot tomóde un fragmento de los dichos deHeráclito, y que utilizó para introdu-cir “Burnt Norton”. La concepción deHeráclito de que el flujo es la esenciade la naturaleza, de que el cambio esla única constante, tiene una notableresonancia en cierto interés contem-poráneo por los procesos de cambiodirectivo y de adaptación en la em-presa.

3 Eliot, T. S. (1999), Poesías reunidas1909-1962, Alianza, Madrid, p. 191.

4 Ackroyd, P. (1985), T.S. Eliot, Sp-here Books, Londres. Accidental-mente, Ackroyd sitúa la fecha de pu-blicación de “Burnt Norton” en 1938.(Agradezco esta información a JohnPilling).

5 Danto, A.C. (1985), Narrative andKnowledge, Columbia UniversityPress, Nueva York, p. 340.

6 Jones, G. (1995), “Business His-tory: Theory and Concepts”, en Da-vids, M., Goey, F. de y Wit, D. (eds.),Proceedings of the Conference on Busi-

ness History, October 1994, CBG,Rotterdam.

7 Church, R. (1976), “Business His-tory in Britain”, Journal of EuropeanHistory, vol. V; Slaven, A. (1984),“The Use of Business Records: SomeRecent Trends in British BusinessHistory”, Business Archives, vol. 49;Hannah, L. (1983), “New Issues inBritish Business History’, BusinessHistory Review, vol. LVII; Harvey, C.(1989), “Business History: Conceptsand Measurement”, Business History,vol. XXXI; Harvey, C. y Jones, G.(1990), “Business History into the1990s”, Business History, vol. 32; Lee,C.H. (1990), “Corporate Behaviourin Theory and History: I The Evolu-tion of Theory’, Business History, vol.32.

8 Godley, A. y Westall, O. M. (1996),“Business History and Business Cul-ture: An Introduction”, en Godley, A.y Westall, O. M. (eds.), Business His-tory and Business Culture, ManchesterUniversity Press, Manchester, p. 5.

9 Scranton, P. (1996), “The Signifi-cance of Spatial Theory for BusinessHistorians”, Business and EconomicHistory, vol. 25.

10 En un trabajo reciente, RichardEvans (Evans, R. (1997), In Defenceof History, Granta Books, Londres, p.17) ha indicado que esta famosa ex-presión de Ranke ha sido frecuente-mente mal traducida. Evans sugiereque es mejor traducirla por “esencial-mente tal y como fue”, una traduc-ción que enfatiza la necesidad delhistoriador “de entender el ser in-terno del pasado”.

LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

NOTAS

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 24: Alan roberts

11 Cole, A.H. (1962), “What is Bu-siness History?”, Business History Re-view, vol. 36, p. 3. El título de esteartículo supone una interesante refe-rencia al seminario que E. H. Carrimpartió un año antes: “What is His-tory?”.

12 Wilkins, M. (1988), “BusinessHistory as a Discipline”, Business andEconomic History, vol. 17.

13 Galambos, L. (1965), “US Busi-ness History and Recent Develop-ments in Historical Social Science inthe United States”, en Davids, M.,Goey, F. de y Wit, D. (eds.), Procee-dings of the Conference on Business His-tory, October 1994, CBG, Rotterdam.

14 Mathias, P. (1993), “Business His-tory and Accounting History : ANeighbourly Relationship”, Accoun-ting, Business and Financial History,vol. 3, nº 3, p. 253.

15 Wilkins, M. (1988), p. 1.

16 Op. cit (1988), p. 5.

17 Cipolla, C.M. (1991), BetweenHistory and Economics: An Introduc-tion to Economic History, Basil Black-well, Oxford.

18 Parker, W. (1993), “A ‘New’ Busi-ness History? A Commentary on the1993 Nobel Prize in Economics”,Business History Review, vol. 67, p.634.

19 Galambos, L. (1991), “What Ma-kes Us Think We Can Put BusinessBack into American History”, Busi-ness and Economic History, vol. 20.

20 Jones, G. (1995).

21 Galambos, L. (1991), p. 6.

22 Church, R. (1976).

23 Coleman, D. (1987), “The Usesand Abuses of Business History”, Bu-siness History, vol. XXIX, nº 2.

24 Jenkins, K. (1991), RethinkingHistory, Routledge, Londres, p. 6.

25 Wilkins, M. (1988), p. 5.

26 Scranton, P. (1996), p. 65.

27 Evans, R. (1997), p. 6.

28 Boghossian, P. (1996), “What theSokal hoax ought to teach us: thepernicious consequences and internalcontradictions of ‘postmodernist’ re-lativism”, Times Literary Supplement,13 de diciembre, pp. 14-15; Sokal A.y Bricmont, J. (1997), Impostures Inte-llectuelles, Odile Jacob, París.

29 Evans, R. (1997).

30 Vincent, J. (1995), An IntelligentPerson’s Guide to History, Duckworth,Londres.

31 Ricoeur, P. (1986), “Expliquer etComprendre”, en Du texte à l ’action:Essais d ’herméneutique, II, Éditionsdu Seuil, París.

32 Jenkins, K. (1995), On ‘What isHistory?’, Routledge, Londres.

33 Jenkins, K. (1991), p. 17.

34 Op. cit. (1991), p. 47.

35 White, H. (1973), Metahistory,John Hopkins University Press, Bal-timore.

36 Por supuesto, este “nuevo” histori-cismo no debe confundirse con el queconstituía el tema central del famosoataque de Popper (en The Poverty ofHistoricism). Por historicismo, Popperentendía la filosofía de la historia quesugería que el futuro podía predecirse

ALAN ROBERTS

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 25: Alan roberts

tomando como base una serie de pa-trones de comportamiento identifica-dos en el pasado. El nuevo histori-cismo trata simplemente sobre la im-portancia del contexto histórico parala interpretación del texto.

37 Greenblatt, S. (1988), Shakespea-rian Negotiations: The Circulation ofSocial Energy in Renaissance England,University of California Press, Berke-ley.

38 Veenendaal, A. J. Jr. (1995), “Museand Mammon; Literature and Finan-cial History”, en Davids, M., Goey, F.de y Wit, D. (eds.), Proceedings of theConference on Business History, October1994, CBG, Rotterdam.

39 White, H. (1973).

40 Coleman, D. (1987), p. 154.

41 Marwick, A. (1995), “Two Ap-proaches to Historical Study: TheMetaphysical (Including ‘Postmoder-nism’) and the Historical”, Journal ofContemporary History, vol. 30, p. 5.

42 Braudel, F. (1972-73), The Medi-terranean and the MediterraneanWorld in the Age of Philip II, Collins,Londres.

43 Moore, D.C. (1991), “Accountingon Trial: The Critical Legal StudiesMovement and its Lessons for Radi-cal Accounting”, Accounting, Organi-zations and Society, vol. 16, nº 8, pp.763-791.

44 Miller, P., Hopper T.M. y Laugh-lin, R.C. (1991), “The New Accoun-ting History: An Introduction”, Ac-counting, Organizations and Society,vol. 16, nº 5/6, pp. 395-403.

45 Fleischman, R.K., Hoskin, K.W.y Macve, R.M. (1995), “The Boulton

and Watt Case: The Crux of Alterna-tive Approaches to Accounting His-tory”, Accounting and Business Rese-arch, vol. 25, nº 99, pp. 162-175.

46 Mathias, P. (1993).

47 Arnold, A. J. (1995), “Should His-torians Trust Late Nineteenth Cen-tury Company Financial State-ments?”, Business History, vol. 38, nº2, pp. 40-54.

48 Gourvish, T. (1995), “BusinessHistory: in defence of the empiricalapproach?”, Accounting, Business andFinancial History, vol. 5, nº 1, pp. 3-16.

49 Corley, T. A. B. (1993), “Firmsand Markets: Towards a Theory ofBusiness History”, Business and Eco-nomic History, vol. 22, nº 1, pp. 54-66.

50 Op. cit. (1993), p. 55.

51 Op. cit. (1993), p. 56.

52 Op. cit. (1993), p. 58.

53 Solow, R. (1985), “Economic His-tory and Economics”, American Eco-nomic Review, vol. 75.

54 Raff, D. y Temin, P. (1991), “Busi-ness History and Recent EconomicTheory: Imperfect Information, In-centives and the Internal Organiza-tion of Firms”, en Temin, P. (ed), In-side the Business Enterprise, Universityof Chicago Press, Chicago.

55 Misa, T. (1996), “Towards an His-torical Sociology of Business Cul-ture”, Business and Economic History,vol. 25, nº 1, pp. 55-64.

56 Lloyd, C. (1993), The Structures ofHistory, Basil Blackwell, Oxford.

LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 26: Alan roberts

57 Godley, A. y Westall, O. M.(1996) (eds.), p. 5.

58 Corley, T. A. B. (1993), p. 55.

59 Hounshell, D. A. (1991), “Com-ment on ‘Business History and Re-cent Economic Theory’”, en Temin,P. (ed), Inside the Business Enterprise,University of Chicago Press, Chi-cago.

60 Jones, S. (1996), “The New Insti-tutional Theory of the Firm: A Toolfor Business Historians? A CriticalAppraisal”, Dundee Department ofEconomics and Management DiscussionPapers, nº 76, p. 21.

61 McCloskey, D. (1985), The Rheto-ric of Economics, University of Wis-consin Press, Madison; (1994),Knowledge and Persuasion in Econo-mics, Cambridge University Press,Cambridge.

62 Wilkins, M. (1988), p. 3.

63 Corley, T. A. B. (1993), p. 63.

64 Jones, G. (1995), p. 1.

65 Corley, T. A. B. (1993), p. 7

66 Friedman, M. (1953), “The Met-hodology of Positive Economics”, enEssays in Positive Economics, Univer-sity of Chicago Press, Chicago.

67 Callinicos, A. (1995), Theories andNarratives: Reflections on the Philo-sophy of History, Polity Press, Cam-bridge.

68 Op. cit. (1995), p. 102.

69 Dray, W. (1997), “Philosophy andHistoriography”, en Bentley, M. (ed),Companion to Historiography, Rou-tledge, Londres.

70 Goodall, F., Gourvish T. y Tolli-day S. (1997), International Biblio-graphy of Business History, Routledge,Londres.

71 Reader, W. J. (1970), ICI: A His-tory, OUP, Oxford.

72 Gourvish, T. (1995), p. 13.

73 Behan McCullagh, C. (1998), TheTruth of History, Routledge, Londres.

74 Oakeshott, M. (1933), Experienceand its Modes, CUP, Cambridge.

75 Op. cit. (1933), p. 143.

76 (1969), “Discourse on Method”,en Wilson, M. The EssentialDescartes, Mentor Books, NuevaYork, p. 110.

77 MacIntyre, A. (1981), After Vir-tue: A Study in Moral Theory, Duck-worth, Londres.

78 Burke, P. (1991), “History ofEvents and the Revival of Narrative”,en Burke, P. (ed), New Perspectives onHistorical Writing, Polity Press, Cam-bridge.

79 Stone, L. (1979), “The Revival ofNarrative: Reflections on a New OldHistory”, Past and Present, nº 85.Aproximadamente doce años des-pués, Stone expresaba sus preocupa-ciones sobre la forma en que la escri-tura histórica se estaba desarrollandobajo la triple influencia de la lingüís-tica, el posmodernismo y la antropo-logía, en (1991), “History and Post-modernism”, Past and Present, nº 131.

80 Stone, L. (1979), p. 19.

81 Thompson, E. P. (1991), The Ma-king of the English Working Class,Penguin, Londres (originariamentepublicado por Gollanz en 1963).

ALAN ROBERTS

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 27: Alan roberts

82 Iggers, G. G. (1997), Historio-graphy in the Twentieth Century: FromScientific Objectivity to the Post Mo-dern Challenge, Wesleyan UniversityPress, Hanover.

83 Burke, P. (1991).

84 Levi, G. (1991), “On Microhis-tory”, en Burke, P. (ed), New Perspec-

tives on Historical Writing, PolityPress, Cambridge.

85 Medick, H. (1984), “Missionariesin the Row Boat”, Comparative Stu-dies in Society and History, nº 29.

86 Callinicos, A. (1995), p. 102, p. 76.

87 Evans, R. (1997).

LA TEORÍA EN LA HISTORIA EMPRESARIAL

Revista Empresa y Humanismo, Vol. III, Nº 1/01, pp. 147-173

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor

Page 28: Alan roberts

For Evaluation Only.Copyright (c) by Foxit Software Company, 2004 - 2007Edited by Foxit PDF Editor