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ADVIENTO 2013 Dios de Esperanza

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ADVIENTO 2013 Dios de

Esperanza

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Contenido

Introducción ................................................................................................................................. 1

Domingo 1º: ¡DESPIERTA! Mira las personas que te rodean ........................................... 4

Domingo 2º: ¡CAMBIA! Aún estás a tiempo ....................................................................... 7

Domingo 3º: ¡DÉJALE ENTRAR! No temas ................................................................... 10

Domingo 4º: ¡SERÁ UN NIÑO! ¿Le dejarás entrar? ....................................................... 13

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Introducción

Este ‘nuevo’ Año Litúrgico, que vamos a comenzar (Ciclo A), está todavía dentro de la situación crítica, que nos toca vivir. Aunque nos digan que “ya estamos saliendo de la crisis”, sabemos que aún hay muchas personas que están siendo olvidadas, especialmente las más necesitadas, las que más sufren; sobre todo los jóvenes y mayores, como nos ha recordado el Papa Francisco… Por eso, en nuestro caminar hacia la Navidad, queremos hacernos más conscientes de las situaciones de las personas que nos rodean, hacernos más atentos, más próximos, porque creemos que la vida, compartida, es +. Y es +, porque sólo compartiendo nuestra vida podemos llegar a encontrar y descubrir su verdadero sentido. ¿Nos hemos parado a pensar que a medida que nos sentimos ‘más llenos de los otros’ vamos vaciando más nuestra vida? Es porque, cuando abrimos nuestro corazón a los otros, somos más personas, crecemos y nos realizamos más…y somos más felices (Concilio, GS 12) Por eso, en este tiempo de Adviento nos proponemos compartir más la vida, ‘nuestra/mi’ vida. Y queremos hacerlo porque Dios ha compartido la nuestra y porque nos necesitan. Así, nuestra vida es también ‘más’: más cercana, más plena, más humana y cristiana, más llena de Dios… Él no podía no hacerlo. O mejor, sí quería no poder hacerlo. Y por eso se hizo Niño, compartiendo nuestro suelo, pisando nuestros caminos, sintiendo como siente el ser humano, amando como sólo la humanidad sabe amar… y enseñándonos a todo ello (caminar, sentir y amar) en su mejor expresión. Sí, Dios quiso darse más, y lo hizo compartiendo nuestra vida, desde dentro. Por eso, compartir la vida es +… ¿Me voy a perder, nos vamos a perder la oportunidad de vivir lo que Dios ha vivido y ahora quiere que nosotros vivamos? ¡No te cortes. Hazlo! Escúchale, contempla, navega en tu interior y descubrirás las razones de una entrega sin medida que, al final, movilizará y dará sentido a tu vida…!

Escucha, contempla, movilízate...

Siempre andamos de acá para allá... como si nos fuera la vida en todo lo que hacemos, hasta lo más insignificante, y no nos damos cuenta de que es la propia prisa la que se lleva nuestra vida...

El Adviento nos invita a escuchar, a contemplar, a navegar y a movilizar nuestro día a día. Escuchar a Dios, también en los otros atender a su palabra. ¿Ves lo fácil que es descolgar un teléfono, coger una llamada?

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Pues Dios nos lo pone fácil todos los días... pero no siempre estamos dispuestos... nuestra vida está distraída, o sobrecargada. Contemplar los signos que nos va dejando los demás... como los Magos la estrella, para saber reconocerle en las más pequeñas cosas y en los más pequeños gestos. Movilizarnos. ¡Movilízate!

Porque una vida parada no conduce a nada. Hace falta también lo concreto, el compromiso real. Y todo, porque Dios se hace pequeño, se entrega en pequeño, se da en pequeño para que podamos comprender la grandeza de la pequeñez, y que los demás son el camino que nos llevan hacia Él.

PROPUESTA El lema, “LA VIDA, COMPARTIDA, ES +”, estará situado en lugar visible durante todo el tiempo de Adviento, donde se podrán ir uniendo los diferentes ‘lemas’ de cada domingo… Como años pasados ya venimos insistiendo, la propuesta, ante todo, quiere ser un instrumento que suscite, sugiera, despierte… para no quedarnos en meros ritos y, así, poder recuperar y actualizar la triple dimensión, tan unida en las primeras comunidades cristianas: ASAMBLEA – EUCARISTÍA – DOMINGO. La Asamblea (Pueblo convocado por Dios en medio de las naciones), Eucaristía (para dar gracias en Cristo por el Espíritu) y Domingo (a la espera del regreso del Señor, al final de los tiempos). Esta es la clave que nos orienta en la búsqueda para renovar y avivar nuestras Eucaristías Dominicales en un ritmo creciente, de forma que los tiempos fuertes (Adviento, Cuaresma, Pascua) sean la oportunidad de dar un paso más e ir incorporándolo en las celebraciones del Tiempo Ordinario. Un segundo aspecto que se quiere poner de relieve es lograr una celebración más viva, participada, poniendo el acento en la experiencia de un Encuentro más personalizado. Destacando, para ello, los momentos de SILENCIO y, a la vez, ir potenciando ESPACIOS DE ORACIÓN y de DIÁLOGO COMPARTIDO, a la luz de la PALABRA DE DIOS. Todo ello, de manera sencilla, para poder ir haciendo, poco a poco, más amplia y más honda la experiencia COMUNITARIA. Además de los gestos y símbolos que se indican para cada Domingo, concretamente se proponen los siguientes aspectos generales: A) Cuidar, de forma especial, la acogida y la despedida de las celebraciones: con gestos

que ayuden a crear o potenciar la acogida, el sentido de pertenencia y de asamblea que se reúne. Por ejemplo: el servicio de un equipo de personas que acojan a quienes van llegando para participar en la celebración; hacer una Hoja cada domingo con los cantos, texto del evangelio y breve comentario,… para facilitar la participación, entregándola y dialogando sobre ella...y creando, así, un clima nuevo para la celebración. Al final de la celebración, salir el celebrante, el equipo de ‘acogida’ y de liturgia junto con los participantes a la celebración, para ‘despedirse’, haciendo así la conexión con la vida…

B) Facilitar la acogida de la Buena Nueva: Para ello, sugerimos que después de la

proclamación del Evangelio, se invite a la asamblea, a hacer un momento de silencio y oración personal (2’ o 3’) con el texto del evangelio y una breve guía que ayude a acoger personalmente la Palabra proclamada. Después de este momento personal, invitar a los

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participantes a compartir con las personas más cercanas (3’ o 4’) lo que le sugiere la lectura reflexionada-orada del evangelio de ese domingo… En las parroquias que ya tienen experiencia, y en las celebraciones que se crea oportuno y posible, se puede invitar a tres o cuatros personas, voluntarias, a manifestar en público lo compartido en el pequeño grupo, concluyendo el celebrante la homilía (4’ o 5’).

C) La corona de Adviento: Numerosas comunidades han adoptado la costumbre de colocar

un centro trenzado de ramas verdes en medio del cual se van colocando semana a semana, según se avanza hacia la Navidad, cuatro velas encendidas. La importancia no está en la ‘corona’ sino en la Luz, símbolo de Cristo para los cristianos. Concentrar el simbolismo en las luces de la corona nos pide darle realce en el espacio y en el tiempo, sin que implique disminuir los dos centros de la celebración: el ambón y el altar. Por ello, después del saludo inicial, se enciende la vela del día y se acompaña con la plegaria correspondiente.

Ofrecemos unos “elementos complementarios” en los que se proponen sugerencias que

pueden servir para impulsar, con imaginación creativa, al equipo de liturgia a encontrar nuevos

elementos, los más adecuados a su comunidad.

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Domingo 1º: ¡DESPIERTA! Mira las personas que te rodean

Saludo

Ha llegado la hora; hay que despertar: Nuestra salvación está cerca. Que el Señor esté con todos ustedes.

Introducción:

Un año más comenzamos el tiempo litúrgico del Adviento. Necesitamos avivar la esperanza en nuestras vidas “aquí y ahora”, pues sangra este mundo, por muchas heridas abiertas. Sangra en el hambre innecesaria. En la violencia de los pueblos. En las barreras y alambradas que dividen países y separan a las personas. Sangra en las heridas infringidas a la creación, agotando la tierra de todos. Lloran los que no pueden hablar, los que no encuentran salida, respuestas o ayuda. Sigue alzándose al cielo el clamor de un mundo herido… y sigue siendo trágica la indiferencia de los satisfechos, la ceguera de los acomodados y la crueldad de los egoístas. Queremos que la Palabra de Dios, que anuncia la Buena Noticia y denuncia las sombras de nuestras vidas, nos sirva de ‘despertador’ para avanzar en la acogida a las personas que nos rodean.

Elementos complementarios:

Se podría poner algunos carteles o posters distribuidos por el templo, con una

figura gritando. ¡Despierta!...

Canto de entrada Saludo del celebrante

Se enciende el cirio

Lector/a: Señor: Con la esperanza y el deseo de salir a tu encuentro, hemos preparado esta Corona de Adviento. Al encender hoy esta vela queremos despertar en nosotros: la inquietud por esperarte el propósito de mejorar, la alegría de saber que Tú eres la razón de la Navidad y el agradecimiento por el “SI” de María. ¡Señor Jesús, tú ya estás entre nosotros! (Repite la asamblea)

Pedimos perdón

* La luz brilla, pero nosotros seguimos haciendo espadas para herir en vez de arados para sembrar. (Silencio)

Señor, Ten piedad

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* El Día llega, pero nos puede el sueño de la noche y las tinieblas, y nos conducimos con torpeza y egoísmo. (Silencio)

Cristo, ten piedad

* El Señor llega, y nos cuesta reconocerlo, ¡tan ocupados estamos en lo nuestro! ¡Tan despreocupados y desconectados estamos de los otros, de Dios! (Silencio) Señor, ten piedad

Plegaria-colecta:

Pidamos al Señor que nos despierte de nuestra vida insulsa y sin sentido. (Pausa) Oh Dios, esperanza y futuro nuestro: Por medio de tu Hijo Jesucristo tú eres parte de nuestras vidas y de nuestras comunidades. Haznos tan conscientes de su presencia que nuestras hermanas y hermanos le encuentren y le amen en el discreto, pero profundo amor, que nos profesamos unos a otros; en nuestro compromiso por la compasión y la justicia en beneficio sobretodo de los más humildes y abandonados. Así te lo pedimos por el Espíritu de Jesús, que ya está en nosotros por los siglos de los siglos…

Entronización del Leccionario

Lector:

Vamos a entronizar de forma solemne el libro de la Palabra de Dios, que a lo largo de este año nos irá acompañando en nuestra andadura cristiana. Este año será el Evangelio de San Mateo que nos irá iluminando, domingo tras domingo, para que podamos vivir según la voluntad de Dios.

(Momento silencio)

Mateo 24, 37- 44

Guía para oración personal (2’ o 3’)

* Vuelve a leer el evangelio en actitud de escucha…

Puedes imaginar a Noé construyendo un barco en medio de la llanura, en dique seco, mientras la gente vivía sin otro horizonte que “comer, beber y reproducirse”. Tal vez le preguntarían por qué y para qué hacía aquel ‘armatoste’; o tal vez se reirían de él y le tuvieran por un loco que ha perdido la cabeza; ellos “a lo suyo”, Pero no trata de responder a una preocupación que tiene… ¿Tienes alguna preocupación del mañana, hay algo del futuro que te preocupe? ¿Cuáles son esas cosas que te preocupan? ¿Cómo lo vives, cómo lo afrontas…? ¿En qué te apoyas, dónde encuentras la fuerza cuando vives esas preocupaciones inciertas…? Los destinatarios del evangelio de aquel tiempo creían que la venida del Señor era inminente con ello terminaba la vida, de ahí que lenguaje nos resulte extraño, pero en fondo nos invita aestar atentos y expectantes a la vida: “estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor”.¿ A qué se les invitaba con esta llamada? Nosotros que creemos en el Señor, no sabemos cuándo va a venir, porque es algo que no está en nuestras manos… Por eso ¿sigue siendo también válida para mí vida ésta llamada a estar despierto, vigilante? ¿En qué? Por qué? ...

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(Breve comentario con las dos personas vecinas (3’ o 4’))

Plegaria (Pueden recitarla todos, o un lector, después de la Comunión y de un tiempo de silencio) Dicen por ahí, que si hay Dios está lejos que el amor no funciona, que la paz es un sueño que la guerra es eterna, y que el fuerte es el dueño que silencia al cobarde y domina al pequeño. Pero un ángel ha dicho que está cerca de mí quien cambia todo esto, tan frágil y tan grande, tan débil y tan nuestro. Dicen que está en las calles, que hay que reconocerlo en esta misma carne, desnudo como un verso, que quien llega a encontrarlo ve desvanecerse el miedo, ve que se secan las lágrimas ve nueva vida en lo yermo. Dicen por ahí que si hay Dios está lejos, pero tú y yo sabemos, que está cerca, en tu hermano, … y está en ti, muy adentro.

Bendición final

Hermanas y hermanos:

Que nuestra vida sea, pues, el libro abierto

en el que nuestros hermanos puedan leer y cerciorarse

de que el Señor ha venido ya y vive entre nosotros.

Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso,

Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros

y nos acompañe siempre. Amén.

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Domingo 2º: ¡CAMBIA! Aún estás a tiempo Saludo

Unidos en nuestra mente y con una sola voz damos gloria y alabanza al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Que el Señor esté con vosotros

Introducción:

¿Ha venido ya Jesucristo, o está todavía por venir? Para muchos todavía no ha venido, ya que la mayoría de las personas del mundo ni le conocen ni le siguen. Incluso entre sus seguidores, muchos no viven de la forma que Él nos enseñó. Él quería que nosotros construyésemos un mundo mejor, pero por desgracia eso es todavía un sueño del futuro, no una realidad presente. ¿Qué vamos a hacer al respecto? “Cambiar yo para que cambie el mundo”. Sí, primero tenemos que transformarnos nosotros mismos, y entonces nuestro mundo podrá cambiar y será mejor. Juan el Bautista, el precursor, nos invita a la conversión, con expresiones que pueden resultarnos muy duras. Hay que reconocer que nos suena exagerado, pero la verdad es que si somos sinceros, en el fondo que es lo importante, está la llamada a renovar nuestras vidas. Y en eso sí dice verdad… En esta Eucaristía vamos a pedir al Señor Jesús que sepamos reconocerle en medio de nosotros…

Elementos complementarios:

Antes del evangelio se presenta un cayado y unas sandalias, depositándolas

delante del ambón.

Canto de entrada Saludo del celebrante Se enciende el cirio: Lector/a:

Señor. Juan, ante la llegada del Señor, nos invita a reparar las calzadas de nuestra vida. A no conformarnos con un ‘parcheo’ de nuestras actitudes. Hoy, con esta segunda vela, encendemos nuestros más sinceros deseos de querer cambiar. ¡Señor; que a tu llegada nos encuentres totalmente reformados y renovados!

¡Señor, ya estás entre nosotros! (Repite la asamblea) Pedimos perdón

* Tú, Señor, que nos llamas a no sentenciar de oídas, a no juzgar por apariencias…(Silencio)

Señor, Ten piedad

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* Tú, Señor, que nos llamas a vivir buscando armonía entre las personas y la naturaleza…(Silencio)

Cristo, ten piedad

* Tú, Señor, que nos llamas a convertirnos y a dar frutos de amor, de justicia y de vida…(Silencio)

Señor, ten piedad

Plegaria-colecta:

Señor, rico en misericordia, ayúdanos a abrirnos a tu mirada, confiada, abierta, generosa… para que con un corazón sencillo y sincero, podamos reconocerte presente en nuestras vidas. Ayúdanos a cambiar las actitudes que no nos dejan descubrirte en nuestras vidas, y aquellas con las que se lo impedimos a otras personas. Que seamos capaces, como Juan el Bautista, de ser mensajeros de buenas noticias para todas las personas. Te lo pedimos por el Espíritu de Jesús que ya está con nosotros por los siglos de los siglos…

Mateo 3, 1-12

Guía para oración personal (2’ o 3’)

* Vuelve a leer el evangelio en actitud de escucha…

Juan el Bautista se presenta en el desierto, que significa desplazarse y romper con lo cotidiano, reconocerse pobre y necesitado de salvación. La predicación de Juan el Bautista se concentra en la llamada urgente a la conversión, porque es necesario “preparar el camino al Señor”: Convertíos porque está cerca el Reino de los cielos. Acudía a él mucha gente. ¿Qué llamadas siento yo hoy en mi vida? ¿Vienen del placer, el consumo, la riqueza, de dónde me vienen esas llamadas…?¿Soy consciente que la conversión que anuncia Juan es para preparar el camino, pero el Camino es Jesús que me invita a dar un giro en la forma de pensar, de sentir y vivir? Sin duda que te sorprenderá la dureza del lenguaje de Juan el Bautista, tal vez sea compresible en aquel tiempo, pero no hoy. ¿Sabemos escuchar hoy la voz de aquellas personas y grupos que claman en el desierto de hoy (jóvenes, excluidos, desahuciados, emigrantes…) de los que luchan por sobrevivir en los márgenes de nuestra sociedad?¿Estamos decididos a ser portavoces del grito de los pobres que piden conversión?

(Breve comentario con las dos personas vecinas (3’ o 4’))

Plegaria (Pueden recitarla todos, o un lector, después de la Comunión y de un tiempo de silencio) Lo que te cambia la vida... Dicen que tener un hijo te cambia la vida. También te cambia la vida haber pasado una grave enfermedad, un accidente. Enamorarte también cambia bastante la vida... Es el amor el que cambia tu vida, si le dejas entrar. El Dios niño no va a venir al mundo para darse una vuelta, sino para darle la vuelta al mundo. Cambiar cuesta.

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Sobre todo cuando son nuestras actitudes y nuestras costumbres las que no están bien. Pero nadie está hablando de esfuerzo. Es el amor el que te lo pide. Es el amor el que te cambia, si le dejas. Aún estás a tiempo. Mira allí donde brota todo y sueña con un nuevo ‘tú’. Siente cómo el Dios-niño, lo ama. Y lánzate a mirar el mundo al revés: La hermosura del pobre La riqueza del débil La hospitalidad del de fuera La genialidad del torpe

Bendición Final

Hermanas y hermanos: Dios nos ha mostrado en Jesús su preocupación por los débiles y heridos. Si Jesús vive entre nosotros, quiere extender su mismo cuidado a través de nosotros. Y para esta hermosa tarea, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

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Domingo 3º: ¡DÉJALE ENTRAR! No temas

Saludo

Alegraos siempre en el Señor: El Señor está cerca. Él está aquí entre nosotros. Que el Señor Jesús esté siempre con vosotros.

Introducción:

¿Le conocéis? En otras épocas, las cosas estaban más claras: los que creían, creían todos lo mismo; los que no creían... ¡allá ellos! Hoy, sin embargo, son muchas las voces que pretenden hablar en nombre de Jesús y son diversos los mensajes que en su nombre se proponen. ¿Somos nosotros capaces de descubrir cuál es su auténtico mensaje? ¿Hay algún medio fiable para reconocerlo? ¿Qué podemos responder a la pregunta: ¿Le conoces? Dispongámonos a escuchar la Buena Nueva y celebrarla.

Elementos complementarios:

Se pueden presentar diferentes rostros sin definir con el pie de de página ¿Le

conoces?...

Canto de entrada Saludo del celebrante Se enciende el cirio Lector/a:

Señor, Poco a poco, vamos acercándonos al Misterio de la Navidad. ¿Cómo la estamos preparando? ¿No sentimos ya una alegría que, sólo Dios, es capaz de ofrecer? ¿No nos interpelamos en qué hemos de reconducir nuestra vida para dejarle entrar en nuestras vidas? El Señor llega. Él va iluminando con su presencia los rincones más dolorosos y contradictorios del ser humano. ¡Señor, ya estás entre nosotros! (Repite la asamblea)

Pedimos perdón

* A Juan Bautista le costó trabajo reconocer, en Jesús, al Mesías. ¿Y nosotros? ¿Y tú? ¿Lo conocemos? ¿Lo reconocemos? (Silencio)

Señor, Ten piedad

* Juan el Bautista sabía que Dios quiere la libertad del hombre, pero no sabía que Dios también quiere que sean los seres humanos quienes conquisten su propia libertad ¿lo sabeas y lo vives tú? (Silencio)

Cristo, ten piedad

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* Juan el Bautista sabía que Dios no soporta la injusticia ni la opresión de los pobres; pero no sabía que la solución a esos problemas no iba a bajar milagrosa-mente del cielo ¿Lo sabes y lo vives tú? (Silencio)

Señor, ten piedad

Plegaria-colecta:

Señor, gracias, por hacerte cercano a nuestra vida. Gracias, por todas esas personas especiales que nos ayudan a descubrirte y que hacen posible que te acojamos. Ayúdanos a tener un corazón agradecido y alegre por todo lo recibido, Y que seamos signos vivos de tu presencia en medio de nuestro mundo de hoy. Así te lo pedimos por el Espíritu de Jesús que ya está con nosotros por los siglos de los siglos…

Mateo 11,2-11

Guía para oración personal (2’ o 3’)

* Lee de nuevo el evangelio en actitud de escucha…

Juan, como precursor, anunciaba a Alguien que es más que él, pero no sabe realmente la novedad que aporta, simplemente sabe de oídas (tal vez, soy de los que saben de Jesús de oídas), pero mandó a preguntar desde la cárcel ¿Estoy en alguna cárcel que me impide preguntarme y preguntar quién es Jesús? ¿No tengo ningún interés por conocerle? La respuesta de Jesús a los emisarios de Juan es el reflejo de lo que vive y dice. ¿Qué te dice hoy a ti la respuesta de Jesús? ¿Es Buena Noticia para tu vida? ¿Sientes necesidad de compartirla? ¿Cómo? Una vez que marchan los emisarios, Jesús hace una alabanza de la figura de Juan. Sin duda que hay una diferencia entre Jesús y Juan, pero este hecho ¿no es algo esperanzador para mí cómo alaba Jesús a Juan? ¿Acaso no vivo en mi vida la experiencia de no alcanzar a vivir el seguimiento de Jesús, más que de manera limitada y, a veces, equivocada? ¿No actuamos, a veces, al contrario descalificándolo o hasta despreciando al otro, a las otras personas, a los que no piensan como yo, o son de otra cultura o religión…?

(Breve comentario con las dos personas vecinas (3’ o 4’))

Plegaria (Pueden recitarla todos, o un lector, después de la Comunión y de un tiempo de silencio) Ni te imaginas cómo puede acabar todo esto... Nos han vacunado contra la utopía. Parece que la solidaridad y la justicia son tan irreales, que ¡total, ¿para qué intentarlo?! Y sin embargo, Dios rompió la barrera más imposible: se hizo hombre. ¿Qué no podrá hacer? La vida viene, imparable y directa hacia nosotros. La plenitud está al alcance, colgando de una promesa: ¡Déjale entrar! No tengas miedo. Es la Vida quien te lo dice. ¿La creerás? Verás que el yermo se convierte en un oasis. Comprobarás en tu propia vida que los ciegos ven, los cojos oyen, los últimos serán los primeros, los desahuciados se llenarán de privilegios... Déjale entrar y que llene de esperanza tu desconfianza.

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Bendición

Hermanas hermanos: Dios nos ha mostrado en Jesús su preocupación por los débiles y heridos. Si Jesús vive entre nosotros, quiere extender su mismo cuidado a través de nosotros. Y para esta hermosa tarea, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

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Domingo 4º: ¡SERÁ UN NIÑO! ¿Le dejarás entrar?

Saludo

A todos vosotros, amados y llamados por Dios a ser santos y consagrados, la gracia y la paz de parte de Dios nuestro Padre y de Jesucristo el Señor están con todos vosotros.

Introducción:

DIOS ENTRE NOSOTROS: Este ha sido el deseo de Dios. La mayoría de los profesionales de lo religioso han dicho siempre que la mayor aspiración del ser humano debía ser subir al cielo. Y, mientras tanto, Dios ha decidido bajar a la tierra. Pero..., a pesar de que celebremos cada año el nacimiento del Emmanuel, Dios-entre-nosotros, cada vez resulta más difícil comprender que Dios habite en este mundo. De nosotros depende. Dios ya ha bajado. Pero sólo se queda allí donde lo dejen estar, esto es, allí donde lo importante es el ser humano y no el poder; compartir en lugar de acumular; construir la fraternidad en vez del ansia de subir y escalar puestos; allí está Dios-entre-nosotros, allí cada día es Navidad. Que hagamos verdad en esta celebración lo que dice el profeta: «Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá de nombre Emmanuel, que significa 'Dios entre nosotros'».

Elementos complementarios:

Como señal de acogida se podría destacar el comienzo de la celebración, para ello se

invita a hacerse un saludo de acogida e intercambiar unas breves palabras…

Antes del evangelio dos muchachas jóvenes pueden introducir una cuna…

Saludo del celebrante Se enciende el cirio Lector/a:

Señor, Al encender estas cuatro velas, en el último domingo, pensamos en ella, la Virgen, tu Madre y nuestra Madre Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor. Nadie te recibió con más alegría. También nosotros queremos prepararnos abriendo nuestro corazón para acogerte, pues como niño Tú necesitas de nosotros para manifestar tu presencia entre nosotros.

¡Señor, gracias, ya estás entre nosotros!(Repite la asamblea) Pedimos perdón

* Dios ya ha bajado. Pero sólo se queda allí donde lo dejen estar, esto es, allí donde lo importante es el ser humano y no el poder ¿Estoy dispuesto dejarle estar…? (Silencio)

Señor, Ten piedad

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* Dios ya ha bajado. Pero sólo se queda allí donde lo dejen estar, esto es, allí donde lo importante es compartir en lugar de acumular ¿Estoy dispuesto a dejarle estar? (Silencio)

Cristo, ten piedad

* Sabes que construir la fraternidad en vez del ansia de subir y escalar puestos; allí está Dios-entre-nosotros, allí cada día es Navidad. ¿Lo vivo? (Silencio)

Señor, ten piedad

Plegaria-colecta:

Señor ayúdanos a ser generosos con los demás. Ayúdanos a descubrir que todos somos importantes, porque a todos nos has creado y nos has regalado unos dones que ofrecer a los demás. No nos dejes ser egoístas y pensar solo en nosotros, ayúdanos a estar atentos y a salir al paso de lo que los demás necesiten, poniendo en juego lo que de especial e importante cada uno es y tiene. Te lo pedimos por el mismo Espíritu de Jesús que ya está con nosotros por los siglos de los siglos… ¿Cómo ando de generosidad? Mateo 1, 18-24

Guía para oración personal (2’ o 3’)

* Vuelve a leer el evangelio con actitud de escucha… La narración que nos presenta el evangelista nos resulta muy familiar ¿Quién no ha vivido esa escena, con sus expectativas, su realidad y sus preocupaciones de futuro? Pues bien, Dios ha querido ser uno de los nuestros. Ha querido compartir la aventura de la vida y experimentar lo que significa ser humano; para ello Dios busca casa donde habitar. Y encuentra a María y José con los oídos abiertos y el corazón dispuesto para ser colaboradores e intermediarios en su proyecto de salvación. Detente un momento y contempla la escena. ¿Qué te dice? ¿Qué sientes? ¿No es algo maravilloso y singular, pero a la vez, algo tan natural, tan vivo y familiar? ¿No sientes que la respuesta de José y María son un referente para quienes decimos creer en el Dios-con-nosotros, pues Jesús sigue necesitándote para hacerse visible, creíble a las mujeres y hombres de hoy? ¿Hay algo más maravilloso y extraordinario que esto?

(Breve comentario con las dos personas vecinas (3’ o 4’))

Plegaria (Pueden recitarla todos, o un lector, después de la Comunión y de un tiempo de silencio) ¡Un Niño! ¿Qué esperabas? Podría haber sido un trueno, o un rey en un caballo blanco, un poderoso caballero, o una diosa adornada de hermosura, un gran comunicador o un líder mediático, un gran ingeniero o un sabio eminentísimo, un gran pacificador, un hábil médico.... No! Un niño. Un Niño para desarmar todos nuestros prejuicios y reservas.

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Un Niño para obligarnos a abajarnos, a encogernos ante su fragilidad. Un niño que consolar, limpiar, atender, acariciar. Un niño que nos recuerda lo que somos: niños jugando a grandes. Un niño para aprender la lección de lo pequeño. Es abajo donde está tu identidad. Es abajándote como encuentras todo. La vida que brota en nosotros, como una semilla, está apunto de florecer. ¿Dejarás entrar en tu corazón a Dios, aunque sea un niño? Bendición Final

Hermanas y hermanos: En estos días tenemos ya la luz de los árboles de Navidad y de las estrellas del nacimiento, y el intercambio de regalos entre parientes y amigos. Que todos estos gestos cobren significado al resplandor de la Luz mayor de Dios y del regalo más sublime del Dios entre-nosotros. Que la bendición de Dios todopoderoso, en su bondad, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

NAVIDAD Una vez más tienes, junto a ti, gratis, la Navidad. Como otros muchos años desde que eres consciente Él pasará, junto a ti, tal como es, sin disfraces. ¡Qué raro se nos hace! Llamará a tu puerta con suavidad –o inoportunamente-, como otros muchos años esperando oír tu voz, voz de trabajo o calle, de alegría o de dolor, fuerte o suave, la tuya, sin disfraces. ¡Qué raro se nos hace!

No te pedirá nada, que aunque lo quiere todo, lo quiere gratis, ¿entiendes? Manía extraña de quien ama a tope y lo da todo sin asustarse. ¡Qué raro se nos hace! Navidad para ti, si sueñas y compartes, si caminas y te encarnas, como él, junto a los que nada tienen. Navidad para ti, si amas amándole a tope, o si amándole amas a tope a quienes tú bien sabes. Navidad para ti, si todavía te atreves, como los primeros creyentes, a decir cada día: “No te hagas esperar. ¡Maran atha!”