ADLER - Práctica y Teoría de La Psicología Del Individuo

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    B I B L I O T E C A P S I C O L O G Í A S D EL S I G L O X X

    / .  B. Watson

    E L CONDUCT I S MO

    2

    William Stern

    P S I C O L O G Í A G E N E R A L

    Desde el punto de vis ta personalís t ico

    Kurt Kojjka

    P RI NCI P I OS DE P S I COL OGÍ A DE L A F ORMA

    Aljred Adler

    P RACT I CA Y T E ORÍ A DE L A P S I COL OGÍ A DE L I NDI VI DUO

    5

    W. Bechterev

    L A P S I COL OGÍ A OBJ E T I VA

    6

    Woljgang Kóhler

    DI NÁMI CA E N P S I COL OGÍ A

    E. Heidbreder  y otros

    P S I COL OGÍ AS DE L S I GL O XX

    V O L U M E N

    4

    A L F R E D A D L E R

    Viena - Aberdeen

    P R A C T I C A

      v

      T E O R Í A D E

    1 1 P S I C O L O G Í A D E L I M I I V 1

    Introducción, Supervisión,

    Notas, Apéndice y Bibliografía

    de

    JAIME BERNSTEIN

    Director del Instituto  d e P s i c o lo g ía d e la Un iv e r s id a d d e l

    Litoral. Profesor

      d e l a Un iv e r s id a d d e Bu e n o s Ai r e s .

    l a i ó d í

    E D I T O R I A L P A I D O S

    BUE NOS AIRE S

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    TITU LO

      DE L ORI GI NAL AL E MÁN

    Praxis und Theorie der Individual-Psy cholo gie

    TÍTU LO

      DE LA VERSIÓN ITALIANA

    Prassi e teoría della Psicología Individúale

    Traducción de

    NORBERTO RODRÍGUEZ BUSTAMANTE

    Profesor de las Univers idades

    de La Plata y El Litoral

    K%

    u » .

    ft.ti. WH

    Copyright de todas

    las ediciones en castellano

    EDITORIAL PAIDOS

    by

    1*   edición, 1953

    2*   edición, 1958

    Queda hecho el depósito

    que previene la ley N

    9

      11.723

    IMPRESO EN LA ARGENTINA

    (PRRNTED IN ARGENTINE)

    Í N D I C E

    INTRODUCCIÓN:   Jaime Rernstein,  La Práctica y la Teoría en la Psico

    logía del individuo  9

    PREFACIO A LA PRIMERA EDICIÓN ALEMANA 17

    CAP.  I.

      La Psicología del individuo.

      Sus premisas y sus resultados . . 21

    CAP.  II .  Hermafroditismo psíquico y protesta viril.  Un problema fun

    damen tal de las enfermedades nerviosas 35

    CAP.  I I I .  Otras normas directivas para el ejercicio de la Psicología del

    individuo  42

    CAP..  IV .  Tratamiento de las neurosis por la Psicología del individuo  50

    CAP.  V .

      Contribución a la teoría de la alucinación

      68

    CAP.  V I.

      Psicología infantil

      —

      Ciencia de la neurosis

      75

    CAP.  V IL  Tratamiento psíquico de la neuralgia del trigémino  92

    CAP.

      V I H .  El problema de la "Distancia".  Un rasgo fundamental de

    las psicosis y de las neuro sis 113

    CAP.  IX .

      La posición masculina en neuróticos fem eninos

      121

    CAP.  X.  Contribución a la comprensión de la resistencia en el trata

    miento

      153

    CAP.  X I.  Sifilofobia.  Contr ibución al s ignificado de las fobias y de la

    hipocon dr ía en la dinámica de las neurosis 162

    CAP.  XI I .  Insomnio neurótico  170

    CAP.

      XI I I .

      Algunos resultados de la Psicología del individuo sobre las

    perturbaciones del sueño

      179

    CAP.  XI V.

      La homosexualidad

      189

    CAP.  X V .  La neurosis compulsiva  202

    CAP.  XVI .

      Función de la representación compulsiva como medio de au

    mentar el sentimiento de la personalidad  211

    CAP.  XVI I .  Huelga de hambre neurótica  215

    CAP.  XVI I I .  El sueño y su interpretación  217

    CAP.  XI X.

      El papel del inconsciente en la neurosis

      228

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    8

    Í N D I C E

    CAP.

      X X.  El sustrato orgánico de las psiconcurosis.  Contr ibución a la

    etiolog ía de las neuro sis y de las psicosis 236

    CAP.

      XXI .  Mentira de vida y responsabilidad en las neurosis y psicosis.

    Una contr ibución al problema de la melancolía 246

    CAP.  XXI I .  Melancolía y Paranoia  256

    CAP.  XXI I I .

      La educación desde el punto de vista de la Psicología del

    individuo

      271

    CAP.  XXI V.

      La Psicología del individuo y la prostitución

      279

    CAP.

      X X V .  Infancia abandonada  290

    CAP.  XXVI .  Observaciones de la Psicología del individuo respecto a

    "El Consejero Áulico  Eysenhardf',  de Alfred Berger

      301

    CAP.  XXVI I .  Dostoiewsky  316

    APÉNDICE.  El complejo de Sorel,  por Jaime Bernstein 325

    BIBLIOGRAFÍA  337

    I NT RODUCCI ÓN

    L A P R A C T I C A Y L A T E O R Í A E N L A P S I C O L O G Í A

    D E L I N D I V I D U O

    Hay críticos que imputan al adlerismo graves contradicciones.

    Confesamos no haberlas advertido. En cambio, sería fácil reunir todo

    un repertorio de gruesas contradicciones si, en forma simultánea,

    tomásemos como válidas las descripciones y etiquetas que sus glosa

    dores y críticos le aplican. Dejaremos el punto para otra oportuni

    dad. Digamos sólo que si nos atuviésemos a las clasificaciones de sus

    comentaristas, la Psicología del individuo sería, a un tiempo, "excesi

    vamente individualista"  — "ex cesi vam ente social"; "excesivamente f i -

    siologista"

      "excesivamente animista"; "excesivamente librearbitris-

    la"   — "e xc esi va me nte determinista"; "excesivamente filosófica"—

    "excesivamente médica".

    ..

      No puede menos que desconcertar tan

    singular disparidad en la apreciación de los técnicos acerca de una

    concepción que, conociéndola en su fuente, ofrece, por el contrario,

    un plan de pensamiento particularmente neto y decidido. Si siempre

    es aconsejable la fuente original, hay sobrados m otivos para validar

    este consejo muy en especial en el caso del adlerismo, tan grotesca

    mente distorsionado por divulgadores y contradictores que  — no que

    da otra explicación—   conocen a Adler, como hemos dicho en otra

    parte, sólo de haberlo saludado desde lejos.

    Para colmo de contraste, Adler sabía ver la unidad detrás de

    las formas más heterogéneas, y supo realizar una recia unidad con

    su persona y con su teoría, haciendo de él y de su obra un todo

    unitario. Precisamente, el concepto de unidad de la persona como ser

    único e indesmembrable, desempeña en su teoría un papel básico y

    unificador; de ahí, también

      —

    aco temos de paso

      su interés por

    Dostoiewsky, el genio de las contradicciones, y que en su original

    estudio sobre él haya sabido hallarle (proyectarle) una suprema uni

    dad: justamente en el ansia de hallar fórmulas unitarias que apresen

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    A L F R E D A D L E R

    el sentido de la vida. Nada extraño resulta así, pues, que haya esti

    mado a Dostoiewsky como su maestro

      1

    .

    Pocas escuelas psicológicas presentan, en efecto, la honda cohe

    rencia que la meditación encuentra en toda la Psicología del indivi

    duo.

      Congruencia en la teoría y en la práctica, congruencia entre

    ambos términos y, en fin, congruencia entre el hombre y su obra.

    Tan notable consistencia le ha sido reconocida inclusive por  Freud,

    a quien, por lo demás, tanto le costaba reconocer en Adler, pública

    mente, cualquier cosa positiva, a pesar, o a causa, de los innúmeros

    méritos que le reconocía en su intimidad. Es que tal vez sean pocos

    los hombres de ciencia que hayan logrado conciliar sus contradic

    ciones de conducta y de pensamiento en un punto de vista de tan

    sólida cohesión como la que exhibe Adler en su forma de vida total,

    desde el nacimiento a la muerte

      2

    , en todos los aspectos personales y

    científicos, privados y públicos de su existencia, co nservánd ose siem

    pre él mismo, fielmente adleriano. En Adler, esa

      unidad ,

      "conti

    nuidad

    y "peculiaridad" se constituyen, de una parte, en rasgos

    distintivos del "estilo" de su vida personal, .y de otra, se integran

    como conceptos básicos en su pensamiento científico.

    La licitud de identificar al hombre con su obra, y de compren

    der al uno por la otra, es segura en este caso como pocas veces. La

    Psicología del individuo es, en rigor, la biografía de Adler desper

    sonalizada y narrada en lenguaje científico. Empezó a escribirse en

    su mente ya en la infancia, y desde el momento en que fué real

    mente escrita

      —

    hac ia 1907

    — ,

      en su "Estudio sobre la inferioridad de

    los órganos", surgió ya entera y casi acabada, casi definitiva. Desde

    aquella fecha, Adler escribió más de una docena de libros, pero la

    Psicología del Individuo siempre dijo suslancialmente lo mismo, sólo

    que el Adler más maduro fué sabiendo mejor lo que pensaba y

    quería y pudo expresarse con lenguaje cada vez más claro, más sim

    ple, más directo y expresivo, y alcanzar nuevas fórmulas para comu

    nicar con mayor fuerza y nitidez sus viejas ideas. Así, por ejemplo,

    aunque el mencionado concepto de "estilo de vida" o cupa desde un

    comienzo el fondo de toda su obra, sólo en sus últimos libros logró

    1

      En es te reconocimiento de Dostoiewsky como su maestro, hay s in duda

    intención agres iva contra Freud, como pretendido maestro y como biógrafo

    de un Dostoiewsky neurótico.

    2

      Los pr imeros recuerdos lo muestran al niño Adler camin ando ; su bio

    graf ía es la de un hombre en constante marcha, y en la calle encontró su

    " m uer te p r op ia " .

    L A P S I C O L O G Í A D E L I N D I V I D U O

    11

    acuñar la expresión adecuada, a la que luego habría d e recurrir como

    una de sus formas de expresión preferidas.

    La Psicología- del individuo encuentra com o dinamismos esen

    ciales del alma humana la necesidad de individualidad y la necesi

    dad de comunidad. Y bien si

      —

    como pretende

      Freud

    —  la Psicología

    del individuo-Adler nacieron de una "indómita manía de prioridad",

    de la excesiva ambición del autor de singularizarse (rasgo q ue su

    hermano mayor le venía reprochando a Adler desde niño), y en su

    t

      primera época la explicación mediante el concepto de afán de supe

    rioridad campea en su psicología más ostensiblemente que el de sen

    timiento de comunidad; más tarde, de un lado, el hombre Adler fué

    consagrando su tiempo a la amistad y al trabajo social y haciendo

    objetivo de su vida, cada vez más hondamente, el bienestar del hom

    bre; y de otra, la Psicología del individuo va acentuando su carácter

    de un llamado a la humanidad a descubrir el "sentido de la vida"

    en el "interés social".

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    1 2 A L F R E D A D L E R

    la forma verbal de sus escritos y por ello dio y da tantas dificultades

    a sus traductores (también esto ha contribuido a promover otra espe

    cie de apreciaciones erróneas

      —

    y también incongruentes

      acerca de

    su teoría: "demasiado simple"

      —

      "demasiado oscura").

    El terrible drama humano de la falta de conocimiento de sí

    mismo y de los demás, engendrando errores que se perpetúan a través

    de la educación, es esencial en la problemática y es centro del pensar

    y del hacer adlerianos. Todo ocurre en el adlerismo como si el

    impulso y la motivación de todos sus esfuerzos los hubiera dado

    esta vivencia de Eliot ("Cocktail Party"): "Dos personas que saben

    que no se entienden

      —

      Criando niños a quienes ellos tampoco en*

    tienden

      —

      Ni a ellos los entienden

    7

    .

    De allí el afán de Adler por llegar a una concepción que logre

    el conocimiento del hombre

      —

    preoc upac ión que se convirtió en tí

    tulo de una de sus obras más acabadas y sistemáticas

      para así

    conducirle a la práctica de la vida verdadera. Teoría y práctica es

    taban inextricablemente unidas en el pensamiento y en la acción

    adlerianos. La teoría tiene una orientación fuertemente práctica (so

    cial, pedagógica y ética). Su teoría está doblemente imbuida de

    práctica: de una parte, Adler odiaba todo apriorismo y toda espe

    culación; no quería afirmar nada que no hubiese com probado en la

    práctica, y de otra su teoría es eminentemente finalista, práxica,

    social. De ahí la significativa anteposición de la instancia práctica

    en el título de este libro. Pero la práctica estaba intensamente imbui

    da de teoría (antropológica, sociológica, psicológica)

    .

      Entendía que

    carente de la inspiración de un objetivo central, la práctica es vacía,

    mecánica y estéril. De ahí que no descuidase la teoría y llegase a

    integrar un vasto sistema de pensamiento que contesta a los proble

    mas fundamentales y permanentes de la vida y del individuo. Su

    práctica era la práctica de un pensamiento; estaba presidida por una

    definida concepción del hombre y del sentido de la vida. Por ello

    se ocupó y buscó la difusión de la mayoría de los temas principales

    que habitualmente integran e l campo de la Psicología tal como él

    los elaboraba. Así brindó un verdadero sistema psicológico.

    En mayor o menor grado explícito, el sistema psicológico de

    Adler se halla en cada uno de sus libros; acaso podría de cirse en

    cada uno de sus capítulos. Naturalmente, cada uno de sus aspec

    tos recibe en cada libro diverso grado de iluminación. Así, unos son

    LA PSICOLOGÍA DEL INDIVIDUO

    13

    más teóricos y otros más prácticos; unos más psicológicos y otros

    más psiquiátricos; unos más pedagógicos y otros más psicoferapéu-

    ticos. Pero, en-alguna medida, todos son todo ello a un tiempo.

    A continuación proponemos una guía destinada a servirle al

    lector de itinerario temático, para utilizar a manera d e mapa con

    ceptual que le permita ir recorriendo y ubicando los más importan

    tes contenidos que se van enfrentando aquí y allá, conforme se

    avanza en la lectura de este libro

      —

    o de cualquier otro del mismo

    autor.

    LA TEORÍA DE LA PRACTICA

    La prác t ica adle r iana e s tá r e spa ldada por una teor ía orgánica y

    consis tente , que aba rca los temas s iguientes :

    ANTROPOLOGÍA

    1.

      Pues to de l hombre en la na tura leza ,

    2.   Pues to de l hombre en la h is tor ia .

    3 .

      Pues to de l hombre en la soc iedad.

    PSICOLOGÍA

    a) Psicología General

    1.

      Ps icología de la in te l igenc ia : a tenc ión, pe rcepc ión, memor ia ,

    fantasía, etc .

    2 .  Ps icología de los a fec tos : sent imientos , miedo, i r a , e tc .

    b) Psicología Especial

    1.

      Ps icología de la so c iabi l idad.

    2 .  Psicología del sexo.

    3 .

      Psicología de la profesión.

    4 .  Ps icología de la va lorac ión.

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    ALFRED ADLEK

    PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD

    a) Descripción de la personalidad:

    1.   Est ruc tura de la pe r sona l idad.

    2 .  Pe r sona y mundo.

    3 .

      Pe r sona y soc iedad.

    4.

      Pe r sona y t iempo (El pasado, e l presente y e l fu turo) .

    b) Factores exógenos y endógenos de terminantes de la personalidad

    y del destino individual:

    1.

      El f ac tor na tura l .

    2.   El factor cultural.

    3.

      El factor somático.

    4.   El factor familiar .

    5.

      El factor individual.

    c) Proceso de integración de la personalidad:

    1.

      Pape l de la s pr imeras impres iones exógenas y endógenas .

    2.

      Pape l de la s "opiniones" sobre s í y e l mundo.

    3 .

      Pape l de los sent imientos autoes t ima t ivos .

    4 .  Pape l de la s tendenc ias a la autova lorac ión.

    5.   Papel de los sentimientos sociales.

    6 . Pape l de la d inámica de compensac ión y sobrecompensac ión.

    d) Tipos de personalidad:

    1.

      Según la actitud frente a sí mismo.

    2.   Según la actitud frente al tú.

    3.

      Según los objetivos.

    4.   Según la educac ión rec ib ida .

    5.

      Según el puesto en la constelación fraterna.

    6. Tipología de la mujer .

    7.

      Tipología de l n iño.

    PSICOPATOLOGIA

    1.

      Et io logía e in te rpre tac ión de la s neuros is .

    2.

      Et io logía e in te rpre tac ión de la s ps icos is .

    3 .

      Et io logía e in te rpre tac ión de la de l incuenc ia .

    4.   Ps icopa tología de l t r aba jo .

    LA PSICOLOGÍA DEL INDIVIDUO

    15

    5.

      Ps icopa tología de l amor .

    6 . Ps icopa tología de la soc iabi l idad.

    7.

      Ps icopa tolog ía de los s ín tomas : a luc inac ión, i lus ión , insom

    n i o ,  impotenc ia , ta r tamudez , e tc .

    PSICOTERAPIA Y REEDUCACIÓN

    1.

      Fundamentos de la curac ión ps íquica .

    2.

      Ac t i tud de l p s icote rapeuta .

    3.

      Mane jo de la s i tuac ión ps icote rapéut ica .

    4.   P lan ps icote rapéut ico .

    PEDAGOGÍA

    1.

      Concepción de lo que el hombre es.

    2.   Concepc ión de lo que e l hombre debe se r .

    3.

      Metodología de la educac ión domést ica .

    4.

      Metodología de la educac ión escola r .

    5.   Metodología de la r eeducac ió n.

    6. Metodología de la educación especial.

    LA PRACTICA DE LA TEORÍA

    La prác t ica de la teor ía adle r iana se cumple en muy dive r sos

    ámbi tos . Cabe seña la r los s iguientes :

    a) Técnicas de exploración de la personalidad:

    1.

      Técnicas pa ra e l examen e in te rpre tac ión de la pe r sona l idad

    n o r m a l .

    2.   Técnicas pa ra e l examen e in te rpre tac ión de la pe r sona l idad

    anormal .

    Técnica de in te rpre tac ión de la s "d is tanc ias" v i ta le s

    Técnica de in te rpre tac ión de los sueños .

    Técnica de in te rpre tac ión de los r ecue rdos .

    Técnica de in te rpre tac ión de la s f antas ía s .

    Técnica de in te rpre tac ión de los movimientos .

    Técnica de in te rpre tac ión de l lengua je de los órganos .

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    16 ALFRED ADLER

    b) Técnica  de  Psicoterapia  y de  Reeducación:

    1.  En el  t r a t a m i e n t o  del  adu l to .

    2.   En el  t r a t a m i e n t o  del  n iño .

    3.  En el  t r a t a m i e n t o  del  del incuen te .

    4 .  En la  au to r r eeducación .

    c) Profilaxis

      y

      Educación:

    1 . Técn ica par a  la  educación  del  n i ñ o  en la  f ami l ia  y en la

    escuela.

    2 .  Técn ica par a  la  fo rmación  de los  p a d r e s  y  maes t ros .

    Los ámbi tos  de  es tas p r áct icas , abar can , pues ,  las más  d iver sas

    es f er as :

    1.  La  f ami l ia .

    2 .  La  escuela.

    3.

      La  clínica psicológica.

    4 .

      Los  es tab lecimien tos  de  r esocia l izacion .

    Todos estos temas están explícita  o  implícitamente tratados  en

    las obras  de  Adler.  Y aun  cuando  no  siempre pueda hallárselos

    abiertamente formulados, quien medite

      las

      obras

      de

      Adler hallará

    respuesta

      a

      cada

      una de

      esas cuestiones.

      El

      conocedor podría utili

    zar   ese  temario como índice para  una  exposición ortodoxa  del  pen

    samiento adleriano,  en la  seguridad  de que  para responder  a  ella

    no necesitaría desviarse

      en lo más

      mínimo

      de los

      contenidos

      del

    pensamiento

      de su

      creador.

      Si

      bien lleva

      el

      acento sobre

      los

      proble

    ma s  de la psicopatología,  la  psiquiatría  y la  psicoterapia, ''Práctica  y

    teoría  de la  Psicología  del  individuo"  es,  precisamente,  un  mues

    trario

      de esa

      amplitud temática.

    J A I M E B E R N S T E I N .

    P R E F A C I O  A LA  P R I M E R A E D I C I Ó N A L E M A N A

    La inves t igación  de la  Ps ico log ía  del  ind iv iduo busca ahond ar

    en  el  conocimien to  del  hombre . Es te conocimien to só lo  se  puede

    o b t e n e r c o m p r e n d i e n d o

      la

      pos ic ión

      del

      ind iv iduo f r en te

      a sus

      tar eas

    den t ro  de la  sociedad . Só lo  la  l ínea  de  m o v i m i e n t o  que  r ep resen ta

    y m u e s t r a  la  ac t iv idad socia l  de un  ind iv iduo , puede r evelarnos  su

    g r a d o  de  a d h e s i ó n  a las  ex igencias  de la  v i d a ,  de sus  semejan tes ,  del

    u n i v e r s o . A s i m i s m o p e r m i t e c o m p r e n d e r

      su

      c a r á c t e r ,

      su

      í m p e t u ,

      su

    vo lun tad f í s ica  y  esp i r i tua l . Es ta l ínea también puede r as t r ear se

    hacia a t r ás has ta  sus  o r ígenes , has ta aquel la época  en que el yo se

    h izo conscien te  de sí  m i s m o ;  y  all í ,  en la  p r i m e r a p o s t u r a  del  joven

    s e r h u m a n o , m u é s t r a n s e  los  p r imeros obs tácu los opues tos  por el

    m u n d o e x t e r n o  y la  f o r m a  e  in tens idad  de su  vo lun tad  y de sus

    t en ta t ivas par a superar los .  En  aquel p r imer per íodo  de su  v i d a ,  in

    c u r r i e n d o  en  i n n ú m e r o s e r r o r e s ,  y sin  conciencia  de  ellos,  el  n i ñ o  se

    f i ja  su  e s q u e m a ,  sus  m e t a s  y  m o d e l o s  a  segu i r  y el  p lan  de  v i d a  al

    cual  en  adelan te  se  a j u s t a r á  de un  m o d o  a un  t i empo conscien te  e

    inconscien te .  Se  cons t i tu i r án  en  modelos suyos todas  las  pos ib i l ida

    de s  de  éx i to  y  aquel las per sonas  que  t r iunfan sobre  los  obs tácu los .

    E l e n c u a d r a m i e n t o  lo  t o m a  de la  cu l tu r a  que lo  c i r cunda.

    Sobre es ta l ínea sub ter r ánea —cuya fundamenta l impor tancia   los

    hombres desconocen , aunque conozcan  su  ex is tencia—,  se  levan ta

    toda  la  es t ructu r a ps íqu ica .  Las  asp i r ac iones ,  la  esfera  de los  pensa

    m i e n t o s  y de los  in ter eses ,  el  cu r so  de las  asociaciones ,  las  esperan

    za s  y los  temores , f luyen todos den t ro  de su  c a u c e d i n á m i c o .  De

    esta l ínea  —y  p a r a a s e g u r a r l a — n a c e n  el  m o d o  de  c o n s i d e r a r  la  v ida

    y  los  m e c a n i s m o s  de  impuls ión  y de  f r eno . Toda exper iencia  es  ela

    b o r a d a  y  modi f icada has ta hacer la ap rovechab le  en  f avor  del  núcleo

  • 8/17/2019 ADLER - Práctica y Teoría de La Psicología Del Individuo

    9/171

    18

    ALFRED ADLER

    genuino de la propia pe r sona l idad, e s to e s , de e sa l ínea de movi

    miento .

    Empero, nues t ra Ps icología de l indiv iduo ha demostrado que la

    l ínea de movimiento de la s a spi rac iones humanas surge in ic ia lmente

    de una mezc la de sent imientos de comunidad y de tendenc ias hac ia

    e l logro de una posic ión de pe r sona l super ior idad. Ambos fac tores

    esenc iale s se pueden en contra r en la v ida soc ia l : un o ( inna to) e s

    e l que re fue rza la comun idad entre los hom bres ; e l o t ro (produc to

    de la educac ión) e s aque l la agui joneante e incesante tentac ión a

    usuf ruc tua r de la comunidad en benef ic io de l propio pres t ig io .

    Fác i l ha s ido expl ica r a ps icólogos , a pedagogos y neurólogos e s ta

    pol í t ica de pres t ig io de l indiv iduo. Que la c ienc ia de l pres t ig io in

    tente sus t rae r se a la inf luenc ia de nues t ra Ps icología de l indiv iduo,

    y que mediante c i r cunloquios y rodeos comba ta nues t ros descu

    br imientos , pe ro se apropie de e l los , e s cosa que no puede sorpren

    de rnos demasiado, n i a mí n i a mis d isc ípulos . Pe ro e l hecho de que

    esa c ienc ia ins is ta en cont inua r desvir tuando nues t ros descubr imien

    tos sobre e l a fán de poder , s in supera r los nunca , empaña su a r ro

    ganc ia y su grandi locuenc ia .

    Acaso sea más d i f íc i l hace r comprender e l apor te que pa ra la

    ps icología moderna ha s ignif icado nues t ra formulac ión de l problema

    de l sent imiento de comunidad. Porque aquí chocamos contra la con- ,

    ciencia del individuo, a quien le es más fácil aceptar el hecho de

    q u e ,

      a l igua l que todos los o t ros hombres , también é l a spi ra más a l

    brillo y a la superioridad que a acatar la verdad eterna de sus lazos

    de pe r tenenc ia a la f amil ia humana , y de que sagazmente se lo

    oculte a sí mismo y a los demás. Su misma naturaleza f ísica lo lleva

    a esta unión: el lenguaje, la moral, la estética y la razón son valores

    comunes a todos; más aún, los suponen. El amor , e l t r aba jo , la so l i

    da r idad son exigenc ias r ea le s de la convivenc ia humana . Contra

    estas realidades ineludibles se exacerba y despliega el afán de poder

    pe rsona l , o b ien se busca sos laya r la s por la a s tuc ia . Pe ro en es ta

    incesante lucha se revela, precisamente, la vigencia del sentimiento

    de comunidad.

    El conoc imiento de los hombres , de la mot ivac ión de su conduc

    ta, la comprensión total de los fenómenos psíquicos en las personas

    sanas y en la s neurót icas , só lo podrán i luminar hechos s ignif ica t ivos

    pene trando en la forma y d inámica de e sas l íneas d i rec t r ices . Lo que

    los guías de la humanidad habían v is to como la obra de Dios , de l

    Dest ino , de la Idea , de l sus t ra to económico, la Ps icología de l

      indi-

    L A P S I C O L O G Í A D E L I N D I V I D U O

    1 9

    viduo lo entiende como clara expresión de la fuerza de una ley

    formal : la lógica inmanente de la convivenc ia humana .

    Este l ibro cont iene t r aba jos de prepa rac ión, de ampl iac ión y de

    investigación de la teoría y de la práctica de la Psicología del indi

    v iduo, y a t r avés de una se r ie de t r aba jos ante r iores y nuevos t iene

    e l propósi to de abr i r e l camino que conduce a nues t ra c ienc ia . En

    ese sent ido s igue a nues t ra obra ante r ior : "El Carác te r neurót ico"*.

    A L F R E D A D L E R

    * Edición castellana: Buenos Aires, Editorial Paidós, 1954. (E.)

  • 8/17/2019 ADLER - Práctica y Teoría de La Psicología Del Individuo

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    CAPITULO I

    L A P S I C O L O G Í A D E L I N D I V I D U O

    SUS PREMISAS Y SUS RESULTADOS

    Si lanzamos una mirada de conjunto sobre los c r i te r ios y la s

    teor ía s de la mayor pa r te de los ps icólogos , ha l la remos una extraña

    l imi tac ión en e l campo a inves t iga r y en los medios de conoc imiento .

    Es como s i , por un incompres ib le propósi to , debie ran exc lu i r se la

    exper ienc ia y e l conoc imiento humano, y se le s negase todo va lor

    a l punto de v is ta y a la in tu ic ión a r t í s t icos y c readores . En tanto los

    ps icólogos exper imenta le s r egis t r an o provocan fenómenos pa ra com

    prender la s d is t in ta s r eacc iones , y en ú l t imo aná l is is , no hacen s ino

    una f ilosofía de la vida psíquica, los demás enclaustran toda forma

    de expres ión y todo fenómeno dentro de s is temas t r adic iona les , a lgu

    nas veces l ige ramente modif icados . Y, c la ro e s tá , e s na tura l que , con

    ta l procedimiento , en los hechos pa r t icula res encuentren los nexos

    y de te rminac iones con que

      a priori

      habían const ru ido su e squema de

    la ps ique .

    O bien in téntase const ru i r los e s tados de ánimo y e l pensamiento

    mediante pequeños fenómenos a is lados con los cua les sea pos ib le

    e l conf rontamiento con los hechos f is io lógicos , a f i rmando la igua ldad

    entre unos y o t ros . El que de e s ta sue r te e l pensamiento subje t ivo

    y la in tu ic ión pa rezcan e l iminados —aun cuando, en rea l idad, domi

    nan de un modo incontras table—, representa pa ra e s tos c ient í f icos

    una venta ja más de su concepc ión ps icológica .

    De ot ra pa r te , e l mé todo de proceder de e s ta s d i recc iones c ient í

    f icas r ecue rda , por su impor tanc ia como escue la prepa ra tor ia de l pen

    samiento humano, a la ant igua y ahora superada h is tor ia na tura l ,

    con sus r íg idos s is temas hoy sus t i tu idos en genera l por puntos de

    vis ta que buscan comprender la v ida b io lógicamente , pe ro también

    psicológica y f i losóf icamente , abrazando todas sus va r iantes en un

    único nexo. Esto es lo que intenta hacer la corriente a la que he

  • 8/17/2019 ADLER - Práctica y Teoría de La Psicología Del Individuo

    11/171

    22

    ALFRED ADLER

    d e n o m i n a d o

      Psicología comparada del individuo.

      A pa r t i r de la pre

    misa de la unic idad de la individua l idad, procura c rea r la imagen

    de la pe r sona l idad uni ta r ia como una de la s va r iantes de la s expres io

    nes vitales singulares y de sus formas expresivas. Las rasgos singu

    lares son confrontados entre sí, conducidos a su línea común e in

    corporados has ta in tegra r e l cuadro individua l to ta l * .

    Esta manera de conside ra r la v ida ps íquica de los hombres no

    tiene nada de insólito o de especialmente audaz. A despecho de otros

    enfoques posibles, se destaca en particular en el estudio de la Psico

    logía infantil. Pero los artistas, los pintores, los escultores, los músi

    cos y, más que nadie, los poetas, cumplen en sus obras el cometido

    de representa r todos los r a sgos minúsculos de sus f iguras , de sue r te

    que el espectador pueda captar las líneas esenciales de la persona

    lidad y le sea dable reconstruir a través de aquellos fragmentos lo

    que ant ic ipadamente e l a r t i s ta había ya in t roduc ido en v is ta de sus

    f ines.

      En espec ia l pa ra la v ida de la soc iedad —entendida s in pre -

    conceptos c ient í f icos— es de tanta impor tanc ia conocer la me ta de

    un fenómeno que —prec iso e s dec i r lo—, pese a todas la s teor ía s c ien

    t í f icas contra r ia s , nadie ha podido aún hace r se una opinión sobre

    un hecho humano s in capta r antes una l ínea que una todos los

    fenómenos ps íquicos de una pe r sona en re lac ión con su obje t ivo .

    Si corro hacia mi casa, a quien me observa ofrezco el porte, la

    expres ión, e l movimiento , e l ges to , que en genera l se e s tá habi tuado

    a esperar de una persona que vuelve a su casa. Y ello, a pesar de

    todos los r e f le jos y de toda causa l idad. Así como podr ían va r ia r la s

    causas , podr ían se r d is t in tos mis r e f le jos ; pe ro lo que por v ía ps ico

    lógica se puede intuir y, sobre todo, lo que nos interesa en la prác

    tica, y para la psicología de un modo casi exclusivo, es la

      línea que

    uno sigue.

    Si conozco e l obje t ivo de una pe r sona sé , aunque sólo aproxima

    t ivamente , qué sucederá . Y, por lo tanto , me ha l la ré en condic iones de

    inferir los movimientos parciales que han de seguir , seré capaz de

    ver los en su nexo, o de cor regir y adapta r cont inuamente mi conoc i

    miento ps icológico aproximat ivo de los nexos . En cambio , s i só lo

    conozco las causas, los reflejos y la velocidad de reacción, la capaci

    dad de a tenc ión y o t ra s cosas s imi la res , no sabré nada de lo que

    acontece en el ánimo de la persona en cuestión.

    * Por o t ros caminos  GUILERMO STERN  ha llegado a conclusiones simi

    lares a las mías. [Véase:

      Psicología general desde el punto de vista persona-

    lístico.

      Buenos Aires, Paidós , 1951. Todos los fenómenos y procesos psíquicos

    se interpretan allí desde el punto de vista de la totalidad personal.   ( E . ) ] .

    LA PSICOLOGÍA DEL INDIVIDUO 23

    El propio suje to no sabr ía qué hace r de s í , s i no tendie ra hac ia

    un obje t ivo . Mientras no conozcamos su l ínea de v ida de te rminada

    por una meta, el conocimiento de todo su sistema de reflejos y de

    toda su conste lac ión causa l , no se r ía suf ic iente pa ra pe rmit i rnos sa

    be r a c ienc ia c ie r ta qué ha rá e sa pe r sona de inmedia to : cua lquie r

    resul tante ps íquico nos puede pa rece r pos ib le . Es ta de f ic ienc ia r e

    sul ta sobremanera evidente en los exper imentos de a soc iac ión. No

    porque una pe r sona asoc ie "cue rda" con la pa labra "á rbol" habré de

    descubr i r que ha suf r ido una grave decepc ión. En cambio , s i sé que

    su objetivo es el suicidio, atenderé con seguridad a ese nexo, y con

    ta l segur idad que apa r ta ré de su a lcance cuchi l los , veneno y a rmas

    de fuego.

    Se descubre a s í una regla que acompaña a l desa r ro l lo de todo

    acontec imiento ps íquico :

      no estamos en condiciones de pensar, de

    sentir, de querer, de obrar sin tener un objetivo en nuestra mente.

    Porque n inguna causa l idad bas ta a l organismo viviente pa ra domi

    nar el caos del futuro y evitar el desorden del que en tal caso sería

    mos v íc t imas . Toda acc ión se de tendr ía en e l e s tadio de confuso

    ensayo; la v ida ps íquica no a lcanza r ía a organiza r su economía y ,

    ca rentes de unidad, de f i sonomía , de nota pe r sona l , nos a semeja r ía

    mos a seres vivientes del nivel de una ameba. En tanto lo inerte

    obedece a una causa l idad reconoc ible , la v ida e s deber .

    El admitir un objetivo en la vida psíquica está de acuerdo, sin

    lugar a dudas , con la r ea l idad. Ni s iquie ra p lantéanse dudas consi

    de rando fenómenos s ingula res , sepa rados de su nexo. Es fác i l de

    mostra r lo . Basta obse rva r desde e l ángulo de e s ta s premisas la s tenta

    t ivas de caminar en un n iño o en una pa r tur ienta . Na tura lmente , s i

    a lguien quie re t r a ta r con los f enómenos s in premisa a lguna , e l s ig

    ni f icado más profundo le quedará ocul to . Antes de que se dé e l

    primer paso, el objetivo del movimiento está ya establecido y se tra

    duce en cada movimiento pa rc ia l .

    Cabe igua lmente demostra r que todos los f enómenos ps íquicos

    rec iben su d i recc ión de un obje t ivo prees tablec ido. Pe ro todos e s tos

    obje t ivos pre l imina res , obse rvables independientemente , caen —tras

    un breve pe r íodo de l desa r ro l lo ps íquico de l n iño— ba jo e l dominio

    de un objetivo f inal f icticio, de un "fin" pensado como fijo y defi

    n i t ivo . En ot ra s pa labras : la v ida ps íquica de l hombre e s tá en fun

    c ión de l ú l t imo ac to , ta l como la s c r ia turas de l drama .

    Esta comprobac ión de la Ps icología de l indiv iduo que puede ve

    r i f ica r se sobre cua lquie r pe r sona l idad, nos conduce a la te s is s iguien

    te:

      no puede captarse o comprenderse ningún fenómeno psíquico

  • 8/17/2019 ADLER - Práctica y Teoría de La Psicología Del Individuo

    12/171

    2 4 ALFRED ADLER

    — en vista a la comprensión de una personalidad—   sino como prepa- f

    lación para un objetivo.

      La meta f inal nace , conscien te o inconscien

    temente , en cada ind iv iduo , pero nunca es comprend ida en su ver

    dadero s ign i f icado .

    La ven ta ja que, par a la comprens ión ps ico lóg ica , der iva de nues

    t r o pun to de v i s ta , r esu l ta sobremanera ev iden te cuando caemos

    en la cuenta de la  multiplicidad de significados posibles de un pro

    ceso psíquico extraído de su nexo.  Tomemos e l e jemplo de una per

    sona de "mala memor ia" . Admi tamos que sea conscien te de esa def i

    c iencia y que e l examen acuse una escasa capacidad de a tención

    para s í labas s in sen t ido . Basándonos en e l uso —que hoy ser ía mejo r

    l lamar abuso— t r ad ic ional de la ps ico log ía , se deber ía f o rmular e l

    ju ic io s igu ien te : es ta per sona su f r e de una def ic iencia , congén i ta o

    morbosamente adqu i r ida , de la capacidad de a tención . D igamos de

    paso que en es te t ipo de exámenes , e l d iagnós t ico expresa , con o t r as

    palabras , lo que ya es taba en la p r emisa . Por e jemplo en es te caso :

    s i una per sona r ecuerda ún icamente pocas palabras , s i t i ene mala

    memor ia , " su f r e una def ic ien te capacidad de a tención" .

    E l modo de p roceder de la Ps ico log ía del ind iv iduo es completa

    mente d i s t in to . Una vez descar tadas las causas o rgán icas , se p lan

    tea la p r eg un ta : ¿ a qué t i ende la deb i l idad de la me mo r ia? ¿Qué

    qu ier e lograr ? Es te ob je t ivo se nos r evela ún icamente t r as un cono

    cimien to ín t imo de todo e l ind iv iduo , pues la comprens ión de una

    par te só lo r esu l ta de la comprens ión del todo . En tonces descubr i r e

    m o s ,

      por e jemplo ( lo que, además , ocur r e en verdad en much ís i

    mos casos ) : que es ta per sona in ten ta demo s t r ar se a s í misma y a

    los demás que —por c ier tos mot ivos que deben quedar inexpresados

    o inconscien tes , pero suscep t ib les de p r esen tar se adecuadamente me

    d ian te la f a l ta de memor ia— debe ev i tar se una acción o una decis ión

    (cambio de p ro f es ión , es tud io , examen , mat r imonio , e tc . ) . As í , l a

    f a l ta de memor ia quedar ía desenmascarada como tendenciosa , y se

    r evelar ía su s ign i f icado como una lucha con t r a la der ro ta . En nues

    t r o examen de la incapacidad de a tención , nos ocuparemos , p r eci sa

    mente , de esa def ic iencia inheren te a l ocu l to p lan de v ida de esa

    per sona. Es ta def ic iencia t i ene , pues , una función que só lo se podrá

    comprender s i se la r ef ier e a toda la per sonal idad . ¿Pero cómo pue

    den p rovocar se ta les def ic iencias o ta les en f ermedades? A lgunos las

    e laboran de manera que p r esen ten un r e l ieve especia l ; c r eando un

    "ar r eg l i to" , acen túan in tencionalmente las deb i l idades f i s io lóg icas ge

    nera les par a hacer las valer como su f r imien tos per sonales . O t ros , en

    cambio , ya ens imismándose en un es tado anormal , ya cr eándose p r e-

    LA PSICOLOGÍA DEL INDIVIDUO

    2 5

    ocupaciones med ian te p r esen t imien tos pes imis tas y ca tas t ró f icos , so

    cavan su f e en las p rop ias capacidades has ta e l pun to de perder la

    mi tad de sus p rop ias pos ib i l idades de a tención y de vo lun tad .

    Pa ra dar - un e jemplo más podem os hacer la misma observación

    en mér i to a los ef ectos . Una señora su f r e de accesos de angus t ia que

    se r ep i ten per iód icamente . A f a l ta de una exp l icación más conv incen

    te ,

      so l ía suponer se meramente una degeneración her ed i tar ia , una en

    f ermedad de los vasomotores , de l vago , e tc . O se buscaba en su pasado

    un acon tecimien to ter ro r í f ico , un t r auma, que habr ía s ido la causa

    de la en f ermedad . Empero , s i es tud iamos a es te ind iv iduo y segu imos

    sus l íneas d i r ec t r ices , descubr i r emos , por e jemplo , un exces ivo af án

    de domin io que también usa de la angus t ia como arma de ag res ión

    en cuan to la obed iencia c iega o pas iva de los o t ros es tá a pun to de

    cesar , n i b ien f a l ta e l deseado asen t imien to a jeno — cosa que puede

    ocur r i r , po r e jemplo , cuando e l mar ido qu ier e sa l i r de casa s in au to

    r ización .

    Nues t r a c iencia ex ige un p roced imien to es t r ic tamente ind iv idua-

    l izador y no gus ta , pues , de las genera l izaciones . S in embargo , par a

    usum delphini  fo rmular é a con t inuac ión la af i rmación s ig u ien te :

    una vez comprendido el objetivo de un movimiento psíquico o de

    un plan de vida, cabe esperar una completa c ongruencia entre cada

    uno de los movimientos parciales, de una parte, y el objetivo y el plan

    de vida, de otra.

    Con l iger as l imi tac iones , es ta tes i s t i ene muy ampl ia val idez .

    También inv i r t i éndo la conserva su valo r :

      los movimientos parciales,

    al ser comprendidos, deben reflejar en su conjunto un plan de vida

    unitario y su objetivo final.  As í , pues , noso t ros aseveramos que, con

    independencia de la d i spos ic ión , del ambien te y de la exper iencia ,

    det r ás de las f uer zas ps íqu icas subyace una idea d i r ec t r iz , y que to

    dos los movimien tos expres ivos , e l sen t imien to , e l pensamien to , l a

    vo lun tad , l a acción , e l sueño y los f enómenos ps icopát icos es tán en

    función de un p lan de v ida un i tar io . De es te tender hacia un ob je

    t ivo que e l ind iv iduo es tab lece par a s í , r esu l ta l a un idad de la per

    sonal idad . As í sobrev iene en e l ó rgano ps íqu ico una te leo log ía que

    se en t iende como ar t i f ic io y cons t rucción quer ida . Una b r eve r ef e

    r encia exp l icar á y a la vez a tenuará tan her e jes aser c iones : más que

    la d i spos ic ión , e l acon tecer ob je t ivo y e l ambien te , impor ta su valo

    r ación sub je t iva . Por lo demás , es ta valo r ación a menudo se hal la

    en ex t r aña r e lac ión con las c i r cuns tancias r ea les . Es te hecho funda

    menta l no es f ác i l de hal lar en la ps ico log ía de las masas , po rque

    la " superes t ructu r a ideo lóg ica sobre la base económica" (Marx y

  • 8/17/2019 ADLER - Práctica y Teoría de La Psicología Del Individuo

    13/171

    26 ALFRED ADLER

    Enge ls) y sus da tos empír icos , imponen un "equi l ibr io" de la s d i fe

    renc ias pe r sona les . Empero , la va lorac ión de l individuo (que con

    f recuenc ia produce una a tmósfe ra e s table impregnada de sent imien

    to de infe r ior idad) , se c r is ta l iza —de acuerdo con la técnica incons

    c iente de nues t ro apa ra to de pensamiento—, en un obje t ivo f ic t ic io

    a manera de compensac ión pensada y de f in i t iva , y un p lan de v ida

    destinado a llevar a cabo esa compensación *.

    Ya he hablado re i te radamente de "comprender" a los hombres .

    P e r o ,

      a la manera de c ie r tos teór icos de la "Ps icología comprensiva"

    o de la Psicología de la personalidad, haciendo silencio en el preciso

    momento en que deber ía expl ica r qué ha de entenderse por e l lo . Es

    grande e l pe l igro de una exposic ión breve —inc lus ive en es te a spec to

    de nues t ra inves t igac ión— de los r e sul tados de la Ps icología de l in

    div iduo. La expl icac ión obl iga a r educ ir e l movimiento v ivo a pa la

    bras e imágenes; a presc indir de concre tas d i fe renc ias pa ra a lcanza r

    fórmulas uni ta r ia s . En la desc r ipc ión se rá inevi table incur r i r en e se

    e r ror que nos e s tá seve ramente prohibido en la prác t ica : ace rca rnos

    a la v ida ps íquica individua l equipados con un esquema r íg ido —ta l

    como lo hace la escuela de Freud.

    Hecha es ta adver tenc ia , en lo que s igue quie ro exponer los más

    impor tantes r e sul tados de nues t ra s inves t igac iones sobre la v ida ps í

    quica . Ante todo debemos adver t i r que la d inámica de la v ida ps íqui

    ca, de la cual hablaremos, se encuentra por igual tanto en las perso

    nas sanas como en la s enfe rmas . Lo que d is t ingue a l neurót ico e s su

    re forzada " tendenc ia hac ia la segur idad" . Pe ro no exis ten d i fe renc ias

    fundamenta les en cuanto a l ac to de da r se un obje t ivo y un p lan de

    vida adecuado a él.

    Pe rmítaseme , pues , habla r de un obje t ivo humano genera l . De la

    obse rvac ión prec isa se de r iva que la premisa fundamenta l pa ra una

    mejor comprensión de cua lquie r movimiento ps íquico , e s que e l los

    t ienden a un obje t ivo de super ior idad. Cada uno sabe , por cuenta

    propia , a lgo de lo d icho por los grandes pensadores . Pe ro e s mucho

    más lo que se halla envuelto en misteriosa penumbra y sólo sale a

    luz en la locura o en el éxtasis. Sea que uno quiera ser artista o el

    primero en su profesión, que uno quiera ser el amo absoluto en su

    casa, dialogue con Dios o hable mal de los demás, que cons idere su

    dolor mayor que el de ninguno, que se lance en persecución de idea-

    * El objetivo ficticio, confuso y lábil, no mensu rable, crea do con fuer

    zas insuficientes y, por cierto, no en estado de gracia, carece de existencia

    real y, por tanto, no es enteramente asible "sub especie causal". Lo es, en

    cambio, como un artificio teleológico de la psique en busca de orientación.

    LA PSICOLOGÍA DEL INDIVIDUO

    27

    le s ina lcanzables o de r r ibe ant iguos ídolos , ant iguos l ími te s y ant i

    guas normas, cua lquie ra sea su camino, s iempre se ha l la conduc ido

    por su afán .de superioridad, por su afán de sentirse semejante a

    Dios .

      En e l amor , cada uno por su pa r te quie re sent i r su propio

    poder superior al de su pareja. En la elección profesional espontánea

    ese obje t ivo se hace sent i r , in te r iormente , en present imiento y en

    temores excesivos, e inclusive el suicida ansioso de venganza, pregus

    ta su tr iunfo definitivo sobre todas las dif icultades. Para lograr la

    poses ión de un obje to o de una pe r sona , se pueden tomar d i fe rentes

    caminos : e l camino rec to , y da r se a la obra con orgul lo , con prepo

    tenc ia , con obst inac ión, c rue ldad y cora je ; o b ien , s i la exper ienc ia

    nos lo impone , se puede seguir e l camino de los c i r cunloquios y

    rodeos , comba t i r por la propia causa mediante la obedienc ia , e l some

    t imiento , la prudenc ia y la humildad. Todos e s tos r a sgos de ca rác te r

    tampoco t ienen exis tenc ia independiente ; también e l los r e sponden

    a l p lan de v ida individua l de l cua l const i tuyen sus a rmas más im

    por tantes .

    Mas es te obje t ivo de la super ior idad absoluta , que en c ie r tos indi

    v iduos se manif ie s ta de un modo sobremanera ext raño, no es a lcan-

    zable en e s te mundo. Conside rado en s í mismo pe r tenece a l dominio

    de la s " f icc iones" o " fantas ía s" . Con razón Va ihinger

      (Die Philo-

    sophie des A is - Ob)

      seña la que su impor tanc ia r e s ide en que , s i b ien

    en s í mismas ca recen de sent ido , t ienen, no obstante , la máxima im

    por tanc ia pa ra nues t ra conduc ta . Es te obje t ivo f ic t ic io de super ior i

    dad —cuya contradicc ión con la r ea l idad es tan evidente— const i tuye

    la premisa fundamenta l de nues t ra v ida : nos enseña a hace r d is t in

    c iones , d ic ta nues t ra ac t i tud , nos da segur idad, const ruye y guía nues

    tro hacer y obliga a nuestro espír itu a prever y a perfeccionarse. De

    otra pa r te , en su a spec to nega t ivo : impr ime a nues t ra v ida una or ien

    tac ión host i l y comba t iva , apa r ta de toda conside rac ión sent imenta l

    y constantemente conduce a a le ja r se de la r ea l idad y a v io la r la cuan

    do conviene a sus f ines. Quien persigue este objetivo de igualación,

    como quien lo toma al pie de la letra, pronto se verá forzado a desviar

    se de la v ida ve rdadera y a compromete r se en la búsqueda de una

    existencia lateral, en el mejor de los casos, en el arte , y, por lo ge

    neral, en la vida piadosa, la neurosis o el cr imen. (Véase en este vo

    lumen "El problema de la d is tanc ia") .

    No cabe ahora entrar en detalles. Signos manifiestos de este ob

    je t ivo de super ior idad acaso pueda obse rvá r se los en toda pe r sona . Sue

    le ,  en e fec to , t r aduc ir se en su conduc ta , pe ro , con mayor f r ecuenc ia ,

    sólo se manifiesta claramente en los momentos de exigencias y de

  • 8/17/2019 ADLER - Práctica y Teoría de La Psicología Del Individuo

    14/171

    28 ALFRED ADLER

    aspirac iones . A menudo advié r tense sus r a s t ros en oscuros r ecue rdos .

    P e r o ,

      c ie r tamente , n i la más se r ia inves t igac ión podr ía r ec lamar s ig

    nos .objetivos de ellos. Pero t oda ac titud , f ísica o espir i tual, dej ará v er

    ní t idamente su or igen en e l a fán de poder y denunc ia rá a lgún idea l

    de perfección y de logro absolutos; y en todos los casos más o me

    nos neurót icos se ha l la rá s iempre una in tens i f icada autocom parac ión

    va lora t iva con e l ambiente e inc lus ive con f iguras humanas y he roi

    cas del pasado.

    Fácil es verif icar la exactitud de este aserto. Si cada uno tiene

    un idea l de super ior idad —según se ve exageradamente en e l neuró

    t i c o — ,

      s imul táneamente tendrán que obse rva r se f enómenos or ienta

    dos a supr imir y d isminuir a los demás. Rasgos de ca rác te r como in

    to le ranc ia , prepotenc ia , envidia , ma l ignidad, sobreva lorac ión de s í

    mismo, jac tanc ia , desconf ianza , ava r ic ia ; en suma , todas aque las ma

    nifes tac iones que supone la lucha , habrán de acusa r se en una mag

    ni tud ha r to mayor que la exig ida por la mera autoconse rvac ión. P ró

    ximos a estos rasgos, y en ocasiones coexistiendo con ellos o sustitu

    yéndolos , se ve rán apa rece r —según sea e l grado de autoconf ian-

    za con que e l indiv iduo pe r s iga su me ta f ina l— rasgos de orgul lo , de

    emulación, de valentía , de salvar, dar y guiar a los demás. La inves

    t igac ión ps icológica demanda mucha obje t iv idad pa ra que e l ju i

    c io mora l no turbe la pureza de la obse rvac ión. S in embargo, seña

    lemos que nues t ra s impa t ía o ant ipa t ía hac ia los demás depende de

    que sus r a sgos de ca rác te r pe r tenezcan a uno u o t ro t ipo . F ina lmente ,

    prec isa seña la r que —en espec ia l en la s pe r sonas neurót icas—, los sen

    t imientos hos t i le s se ha l lan a menudo tan ocul tos que , jus t i f icada

    mente , su poseedor podrá sorprenderse o i r r i ta r se s i a lguien se los se

    ña lase . Tomemos e l caso de dos n iños he rmanos , de los cua les e l ma

    yor se crea una situación desagradable a causa de su afán terco y

    obst inado de obtene r una posic ión de predominio en e l c í r culo fami

    l ia r . El menor ope ra de un modo más as tu to : se hace mode lo de obe

    diencia y así llega a constituirse en el predilecto de la familia , a

    quien se le satisfacen todos sus deseos. Pero si el orgullo no cede y

    sobrevienen la s inevi tables des i lus iones , su d isposic ión pa ra la obe

    dienc ia desaparece ; se presentan fenómenos compuls ivos morbosos de

    obstacul iza r toda orden pa te rna —ello aun cuando e l n iño pa rezca

    a fanoso por obse rva r obedienc ia—. Trá tase , pues , de una obedienc ia

    que de t iempo en t iempo es automát icamente abandonada por pen

    samientos comuls ivos . Es te caso nos de ja ve r cómo e l menor debe

    recor re r un camino más la rgo pa ra t r ans i ta r , f ina lmente , la misma l í

    nea de l mayor .

    LA PSICOLOGÍA DEL INDIVIDUO

    29

    Muy pronto todo e l volumen de l a fán infant i l de dominio adquie

    re una concrec ión individua l , de forma y de contenido. A es te a fán

    individua l , su pensamiento consc iente no lo puede as imi la r s ino en

    la medida pe rmis ib le por e l

      sentimiento de comunidad

      —ete rno, r ea l ,

    fundado sobre bases f isiológicas, y del que surgen el afecto, el amor

    a l prój imo, la amis tad , e l amor . El a fán de poder se desa r ro l la , pues ,

    en forma encubie r ta , procurando imponerse sec re ta y a s tu tamente , a

    través de los cauces que le impone el sentido social.

    Llegado a e s te punto debo conf i rmar una v ie ja norma de todo

    psicólogo; e s pos ib le r a s t r ea r cua lquie r r a sgo sa l iente de una pe r sona

    hasta su or igen infant i l . Mode lados por e l ambiente , en e l n iño se

    forman y ent renan todos los fu turos r a sgos ca rac te r ís t icos de la pe r

    sona , y más ta rde ya no se podrán produc ir sus tanc ia le s modif ica

    c iones de e sos r a sgos s ino en v i r tud de un a l to grado de autocono-

    c imiento de procesos neurót icos , o de una as is tenc ia ps icológica in

    div idua l .

    Trae ré a colac ión o t ro e jemplo —que en forma pa rec ida se r epi

    te innúmeras veces— para mostra r con mayor prec is ión de qué mane

    ra los neurót icos se f i jan un obje t ivo . Un hombre extraordina r iamen

    te dotado, que con su gent i leza y sus buenas maneras se había con

    quis tado e l f avor de una joven de mucho va le r , pensó casa r se con

    ella . Al mismo tiempo asediaba a la joven con un pesado ideal de

    educac ión que le imponía gravís imos sac r i f ic ios . Durante un c ie r to

    t iempo la joven sopor tó e l in tento de sa t is face r sus desmesuradas exi

    genc ias , has ta que , pa ra evi ta r pruebas u l te r iores , rompió la s r e lac io

    nes .  El hombre en cues t ión suf r ió entonces un colapso ne rvioso . El

    examen ps icológico- individua l de l caso mostró que e l obje t ivo de su

    pe r ior idad a que tendía e s te pac iente , y que se manifes taba en esas

    desconside radas exigenc ias pa ra con su pa re ja , exc lu ía , desde mucho

    t iempo antes , la pos ib i l idad de l ma tr imonio y , s in comprender lo , lo

    condujo a provocar e sa ruptura , por no c ree r se a la a l tura de la lu

    cha abie r ta que —en su fantas ía— representa r ía e l ma tr imonio . Tam

    bién esta

      falta de confianza en sí mismo

      da taba de su más tempra

    na infanc ia , durante la cua l , en s i tuac ión de h i jo único había v i

    v ido con su madre , precozmente v iuda , más b ien a le jado de l mun

    d o .

      De aque l pe r íodo, coloreado por cont inuas luchas domést icas , r e

    tenía una inde leble impres ión que nunca se había confesado abie r

    tamente : la de no se r suf ic ientemente va roni l y la de no es ta r a la

    a l tura que exige enf renta r a una muje r . Es ta ac t i tud ps íquica cons

    t i tuye una sue r te de sent imiento cont inuo de infe r ior idad, y e s f ác i l

    comprender su s ignif icac ión de te rminante sobre e l des t ino de e se

  • 8/17/2019 ADLER - Práctica y Teoría de La Psicología Del Individuo

    15/171

    3

    ALFRED ADLER

    hombre y cómo habr ía de forza r lo a protege r su pres t ig io pe r sona l

    sos layando e l cumpl imiento de la s exigenc ias de la r ea l idad.

    En efecto, el paciente se procura aquella situación de lucha y de

    host i l idad f rente a la muje r —a la que sus sec re tos prepa ra t ivos pa ra

    el celibato tendían y que le fuera dictada por su miedo a tener una

    esposa— y planteó con su promet ida una s i tuac ión aná loga a la que

    había mantenido con su madre , a quien también había que r ido aba

    t i r . Es ta r e lac ión provocada por un a fán de v ic tor ia , no ha s ido com

    prendida por la e scue la de F reud, que la in te rpre tó como f i jac ión en

    e l amor inces tuoso por la madre . En rea l idad, e s , por e l contra r io , e l

    sent imiento de infe r ior idad infant i l exace rbado por una infor tunada

    re lac ión con la madre , e l que impe le a que e l pac iente , usando la s

    más fue r te s tendenc ias a la segur idad, in tente nuevamente luchar

    contra la mujer . Sea cual fuere el signif icado que se quiera dar al

    amor, en este caso no se trata de un sentimiento social calif icado,

    s ino sólo de una apa r ienc ia , de su ca r ica tura : un s imple medio pa ra

    un f in . El f in e s procura r se un t r iunfo sobre un suje to f emenino

    adecuado. De ahí los cont inuos exámenes y la s cont inuas exigenc ias ;

    de ahí , f ina lmente , la inevi table ruptura . Es ta ruptura no " le ha ocu

    r r ido" a l pac iente ; se la ha a r reglado a r t í s t icamente —"ar regl i to" pa ra

    e l cua l se ha va l ido de los v ie jos r ecursos br indados por su exper ien

    c ia con la madre . Por e s te expediente —supres ión de l ma tr imonio—

    la de r ro ta ma tr imonia l queda exc lu ida . En es ta forma de posic ión es

    dable ve r cómo, t r a s e l " fac tor concre to" , t r a s lo inmedia to , se encu

    bre e l " fac tor pe r sona l" . La expl icac ión de e s te f enómeno impl ica la

    exis tenc ia de l "orgul lo t r emendo" . .Exis ten dos formas de orgul lo , de

    las cua les la segunda v iene a sobreponerse a la pr imera , cuando una

    der rota ha l levado a l descorazonamiento . La pr imera forma , desde

    adentro de la pe r sona la empuja hac ia ade lante ; la segunda , enf rentada

    a la pe r sona , la empuja hac ia a t r á s : "S i a t r aviesas e l Ha lys , des t ru i

    rá s un gran re ino" . Comúnmente los neurót icos se encuentran en es

    ta segunda posición y son en ellos muy escasos los rasgos de la prime

    ra forma : e s to de un modo condic ionado o como mera apa r ienc ia .

    En esos casos sue len dec i r : " s í , an tes , en aque l t iempo, e ra orgul lo

    s o " .  No obstante , cont inúan s iéndolo , en tanto que con e l "a r regl i to" de

    su dolor, de su depresión, de su indiferencia se han obstaculizado el

    camino que l leva hac ia ade lante . Su re spues ta a la pregunta : "¿dón

    de es tabas cuando se h izo e l r epa r to de l mundo?" , e s s iempre la mis

    ma : "es taba enfe rma" . Así , en luga r de ocuparse de sus r e lac iones

    con e l mundo exte r ior , l legan a ocuparse só lo de s í mismo. Jung y

    Freud han juzgado más ta rde , e r róneamente , que es te f ac tor neuró-

    L A P S I C O L O G Í A D E L I N D I V I D U O 3 1

    t ico de máxima impor tanc ia se encuentra en t ipos congéni tos , y lo

    han in te rpre tado e l uno como " in t rovers ión" y e l o t ro como "na rc i

    s ismo " . - „

    S i con nues t ra in te rpre tac ión e l compor tamiento de l pac iente

    queda despojado de todo mis te r io , s i en su ges to prepotente r econo

    cemos con c la r idad la agres ión que quie re enmasca ra r se como amor , su

    colapso ne rvioso , en cambio , menos comprensib le , demanda un breve

    comenta r io . De es ta manera ent ramos ya rea lmente en e l campo de

    la psicología de las neurosis. Una vez más, como en su infancia, el

    pac iente ha nauf ragado contra una muje r . En todos los casos s imi la

    r es ,

      el neurótico tiende a reforzar sus seguridades y a alejarse lo más

    posib le de l pe l igro . Nuest ro pac iente neces i ta e l colapso pa ra provee r

    se de un penoso recue rdo, p lantea r e l problema de la culpa y pro

    nunc ia r se en pe r ju ic io de la muje r a f in de ope ra r , en ade lante , " ¡con

    mayo r caute la aún " . Es te hom bre t iene hoy t r e in ta años . Suponga

    mos que —enlutado por su idea l pe rdido— ar ras t re su dolor d iez o

    ve inte años más : a e s ta a l tura ya puede conta r con que se ha l la a buen

    recaudo, acaso de f in i t ivamente , contra toda re lac ión amorosa y , por

    t a n t o ,

      desde su punto de v is ta , contra toda nueva de r ro ta .

    También es te colapso ne rvioso lo e labora e l pac iente emplean

    do los v ie jos r ecursos de su exper ienc ia , s i b ien más aguzados : a s í

    como cuando de n iño se negaba a comer , a dormir , a t r aba ja r , ha

    c iendo e l pape l de l mor ibundo. Con la culpa de la muje r amada ba

    ja su p la to de la ba lanza , en tanto aventa jándola por sus buenas ma

    ne ras y su ca rác te r e l de é l sube , logrando as í sus propósi tos : é l e s

    una pe r sona super ior , é l e s me jor , su pa re ja e s "pé r f ida como todas

    las muje res" . El la s no pueden compara r se con é l , un hombre . De es

    te modo ha cumpl ido con e l propósi to sus tentado desde muchacho:

    ha probado se r super ior a l sexo femenino, s in poner a prueba sus

    fue rzas . Tórnasenos comprensib le que su reacc ión ne rviosa no se rá

    nunca demasiado ac re : é l debe es ta r sobre la t ie r ra como un repro

    che v iv iente contra la s muje res .

    Si el paciente fuese consciente de sus planes secretos, todo su esti

    lo de v ida e s ta r ía imbuido de animosidad y de ma las in tenc iones y ,

    por tanto , no podr ía a lcanza r e l f in propuesto —la super ior idad sobre

    las mujeres. Si se percibiese como nosotros a él, se vería a sí mismo

    a l te rando todos los pesos de los p la t i l los , ca rgándolos todos según un

    resul tado dec id ido de antemano. Lo que le sucede no depender ía ya

    más, ante sus o jos , de l des t ino , y menos aún podr ía su ba lance a r ro

    jar un activo a su favor. Pero su meta, su plan, su engaño frente a la

    vida exigen que ese t r aba jo se r ea l ice en sec re to : a s í logra que su

  • 8/17/2019 ADLER - Práctica y Teoría de La Psicología Del Individuo

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    32

    ALFRED ADLER

    plan de v ida pe rmanezca inconsc iente y que e l enfe rmo pueda c ree r

    en un des t ino c iego y no en una marcha re sponsable desde la rgo

    t iempo prepa rada y ca lculada .

    Dife r i r é pa ra más ade lante la desc r ipc ión exhaust iva de e s ta "dis

    tanc ia" que e l pac iente pone entre s í y la dec is ión —en nues t ro caso ,

    e l ma tr imonio . También re se rva ré pa ra cuando examine e l "a r regl i

    t o "  neurót ico , la conside rac ión de los expedientes de que hecha mano

    para obtene r la . Bas te ahora seña la r que esa d is tanc ia se expresa c la

    ramente en " la ac t i tud vac i lante" de l pac iente , en sus pr inc ip ios , en

    su visión de la realidad y en sus engaños frente a la vida. El modo

    más e f icaz pa ra desplega r la e s s iempre la neuros is o la ps icos is . Muy

    adecuadas pa ra c rea r "d is tanc ias" son, además, la s pe rve r s iones sexua

    le s y la impotenc ia en cua lquie ra de sus formas . La conc lus ión y e l

    punto de conciliación con la vida en estos casos se expresan en una

    o muchas f ra ses que comienzan con un "s i" . "S i la s cosas hubie ran

    o c u r r i d o d e o t r a m a n e r a . . . " .

    La impor tanc ia de los problemas educac iona les a los cua les nues

    t r a e scue la le s a s igna máxima s ignif icac ión (ve r :   Curar y Educar)

    r e sul ta c la ramente de la s conexiones que hemos es tablec ido.

    Como en un t r a tamiento , nues t ra inves t igac ión debe aquí seguir

    e l camino inve rso y conside ra r pr imero e l obje t ivo de lucha de l hom

    bre ,*

      en pa r t icula r la de l neurót ico , y só lo entonces in tenta r compren

    de r la s fuentes de e se impor tante mecanismo ps íquico . Hemos men

    c ionado ya un fac tor fundamenta l de la d inámica ps íquica : e l de la

    capac idad —por e l momento inevi table— de l apa ra to ps íquico , pa ra

    posib i l i ta r la adaptac ión y expansión en la r ea l idad mediante e l r e

    curso a r t í s t ico de f i ja r se un obje t ivo . He dicho ya cómo la a spi ra

    c ión a a semeja r se a Dios hace de la pos ic ión de l indiv iduo en su am

    biente una posic ión de lucha , y cómo es ta lucha re sponde a l in tento

    de acercar al individuo a su objetivo, sea con los recursos de una

    agres ión rec t i l ínea o s iguiendo e l h i lo conduc tor de la prudenc ia . S i

    se rastrea hasta la infancia la génesis de esta agresividad, en todos los

    casos se encontra rá un hecho fundamenta l y de te rminante : e l n iño

    a fec tado durante todo e l proceso de su desa r ro l lo por un sent imiento

    de infe r ior idad f rente a sus progeni tores y a l mundo. De la imper fec

    c ión de sus órganos , de su insegur idad y de su e s tado de dependen

    cia, de su necesidad de apoyarse en los más fuertes y de su subordi

    na r se a los o t ros —vis ta la s más de la s veces en forma dolorosa— le

    * "La lucha por la vida", "la lucha de uno contra todos " no son sino

    otros aspectos de la misma relación.

    LA PSICOLOGÍA DEL INDIVIDUO

    33

    nace aque l sent imiento de insuf ic ienc ia que t r aduce en todas la s

    ac t iv idades v i ta le s . A es te sent imiento de infe r ior idad se debe esa

    constante inquie tud de l n iño, su ans ia de ac t iv idad, su deseo de repre

    sentar algo, su necesidad de medir las propias fuerzas, así como su

    entrenamiento pa ra e l fu turo con todos los prepa ra t ivos f í s icos y

    ps íquicos inhe rentes . La educabi l idad de l n iño depende de e s te sent i

    miento de infe r ior idad, que l leva a l n iño a ve r e l fu turo como la t ie r ra

    promet ida que debe t r ae r le la compensac ión de sus dé f ic i t ac tua les .

    Y pa ra é l só lo e s compensa tor io aque l lo que supr ima pa ra s iempre

    su míse ra pos ic ión ac tua l y lo igua le con todos los demás. Así ,

    cuando e l n iño l lega a l problema de proponerse una me ta , se f i ja

    un obje t ivo de super ior idad f ic t ic ia que t r ansforme su pobreza en r i

    queza , su somet imiento en dominio , su pena en a legr ía y p lace r , su

    ignoranc ia en sabe r , su torpeza en des t reza . Es te obje t ivo se rá e r i

    g ido a tanta mayor a l tura y más a fe r rado a é l quedará e l n iño cuanto

    más c la ra y prolongadamente haya sent ido su insegur idad; cuanto

    más haya suf r ido a causa de a lguna debi l idad f ís ica o menta l ; cuan

    to más haya padec ido en la v ida a causa de una posic ión humil lante .

    Quien desee adiv ina r e s te obje t ivo en la infanc ia , debe obse rva r a l

    n iño en sus juegos , en sus ac t iv idades l ibremente e legidas o en la s

    fantas ía s de su fu tura profes ión. Las constantes mutac iones que pre

    sentan es tos f enómenos es mera apa r ienc ia exte rna : en cada nuevo

    obje t ivo s iempre c ree poder a segura r su t r iunfo . Queda aún una va

    r iante de e s te "hace r p lanes" : los n iños poco agres ivos o enfe rmizos

    a menudo aprenden a explota r su debi l idad y a obl iga r a s í a los de

    más a someté r se le s , y proseguirán hac iéndolo en ade lante , has ta tanto

    consigan ve r , de un modo incontras table , su engañoso p lan de v ida .

    Un aspec to pa r t icula r se of rece a l obse rvador a tento cuando es ta

    dinámica compensa tor ia hace apa rece r infe r ior e l propio pape l sexua l

    y compe le hac ia me tas   sobreviriles.  En nues t ra cul tura , de or ienta

    c ión mascul ina , tanto la s n iñas como los n iños a menudo se c ree rán

    obl igados a e spec ia le s e sfue rzos y a r t i f ic ios . Es indudable que entre

    es tos e sfue rzos los hay muy favorables . Mantene r e s tos ú l t imos, pe ro

    descubr i r y e s te r i l iza r la s inf in i ta s l íneas d i rec t r ices que conducen

    por caminos e r róneos y provocan enfe rmedades , const i tuye nues t ro

    verdadero comet ido, que va mucho más a l lá de los l ími te s de l a r te

    es t r ic tamente médico . De es ta empresa , nues t ra v ida soc ia l y la edu

    cac ión de la s nuevas generac iones deben espe ra r la s más prec iosas

    posibilidades, pues la meta de esta visión de la vida es lograr el re

    fuerzo del sentido de la realidad y de la responsabilidad y la sustitu

    c ión de la animosidad la tente por una benevolenc ia r ec íproca . Ta l

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    ALFRED ADLER

    meta sólo podrá a lcanza rse por un desa r ro l lo consc iente de l sent imien

    to de comunidad y una renunc ia consc iente a l a fán de poder .

    Quien quie ra sabe r a lgo sobre la s f antas ía s de poder de l n iño, debe

    acudir a l

      Adolescente

      de Dostoiewski . En uno de mis pac ientes lo he

    ha l lado de un modo muy acentuado y c rudo. En sus deseos y en sus

    sueños volvía el mismo deseo de que los otros se murieran, a f in de

    que él tuviese más espacio para vivir ; que a los otros todo le fuese

    mal , a f in de que é l pudiese tene r mayores pos ib i l idades . Es ta ac t i

    tud recue rda los e r rores y la c rue ldad de muchas pe r sonas que hacen

    depender todos sus ma les de l hecho de que es te mundo es té dema

    s iado poblado —sent imientos que , por c ie r to , han hecho gra ta aquí y

    allá la idea de la guerra mundial. En estas f icciones, el sentimiento

    de segur idad proviene de o t ra s e sfe ras . En e l caso menc ionado, de

    los fundamentos del comercio capitalista , en el cual, en efecto, uno

    es tá tanto me jor cuanto peor le vaya a l o t ro . "Quie ro hace rme sepul

    ture ro —me di jo un n iño de cua t ro años—: quie ro se r e l que sepul te

    a los demás" .

    CAPITULO II

    H E R M A F R O D I T I S M O P S Í Q U I C O Y P R O T E S T A V I R I L

    UN PROBLEMA FUNDAMENTAL DE LAS

    ENFERMEDADES NERVIOSAS

    Se dio un inmenso paso ade lante cuando en e l dominio de la s

    teor ía s de la s enfe rmedades ne rviosas comenzó a abr i r se camino e l

    punto de v is ta unic is ta de que la s pe r turbac iones ne rviosas son pro

    vocadas por a l te rac iones ps íquicas y que deber ían se r curadas ope ran

    do sobre la ps ique . Una dec is ión de f in i t iva fué in t roduc ida con e l

    concurso de eminentes c ient í f icos como Charcot , Jane t , Dubois , De je -

    r ine , Breuer , F reud, e tc . A e l los se sumaron los r e sul tados logra

    dos en Franc ia con los exper imentos h ipnót icos y e l t r a tamiento h ip

    nót ico , que demostra ron la mutabi l idad de los s ín tomas ne rviosos y la

    posib i l idad de inf lu i r sobre e l los por v ía ps íquica . S in embargo, pese a

    es te progreso , los r e sul tados te rapéut icos se mantuvie ron inc ie r tos , a l

    punto que , inc lus ive los más impor tantes autores —sin de ja r se inf lu i r

    por sus conside rac iones teór ico-é t icas , buscaban la cura de la neu

    ras tenia , de l h is te r ismo, la neuros is compuls iva y la neuros is de an

    gust ia , con los medicamentos t r adic iona les y mediante la e lec t r ic idad

    y la h idrote rapia . Durante muchos años e l único f ru to de más am

    pl ios conoc imientos fué la acumulac ión de té rminos técnicos des t i

    nados a revelar el signif icado y la esencia de estos complicados meca

    nismos neurót icos . Según unos , la c lave de l problema res id ía en una

    "debi l idad i r r i tante" , en la "d isminuc ión de tens ión" ; según ot ros , en

    l a " s u g e s t i b i l i d a d " . " E x c i t a b i l i d a d " , " t a r a h e r e d i t a r i a " , " d e g e n e r a

    c ión" , " reacc ión morbosa" , " labidad de l equi l ibr io ps íquico" y o t ros

    conceptos s imi la res , habr ían debido const i tu i r e l sec re to de la s enfe r

    medades ne rviosas . Pa ra benef ic io de los pac ientes , de todo eso no

    resultó, en lo esencial, más que una terapia algo estéril de base su-

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    ALFRED ADLER

    gest iva y , a lo sumo, inf ruc tuosas tenta t ivas de "pe r suadir " a l enfe r

    mo de la inexis tenc ia de la enfe rmedad o de " l ibe ra r sent imientos r e

    pr imidos" , a s í como la tenta t iva , no menos inf ruc tuosa , de mantene r

    a le jados de un modo duradero e fec tos ps íquicos noc ivos . Sea como

    fuere , e s te procedimiento te rapéut ico se desa r ro l ló has ta conver t i r se

    en un " t r a i tement mora l" , muchas veces e f icaz , s i quien guiaba a l pa

    c iente e ra un médico dotado de in tu ic ión y de exper ienc ia . Pe ro en

    los profanos nac ió y c rec ió e l pre ju ic io —nutr ido por prematuras de

    ducc iones ext ra ídas de la obse rvac ión de casos de neurót icos— de que

    e l neurót ico suf r ía de " imaginac iones" y exageraba volunta r iamente ,

    y que , potenc iando la propia ene rgía , de su voluntad dependía que

    superase sus f enómenos morbosos .

    Joseph Breuer tuvo la idea de in te r rogar a los pac ientes sobre e l

    s ignif icado y e l desa r ro l lo de su s ín toma morboso —por e jemplo , de

    una pa rá l is is h is té r ica . É l , y a su lado S . F reud, procedie ron en un

    comienzo s in n ingún pre ju ic io , y a s í pudie ron conf i rmar la exis ten

    c ia de e se ext raño fenómeno de la s lagunas de la memor ia , que im

    piden tanto a l pac iente como a l médico descubr i r la causa y seguir

    e l cur so de la enfe rmedad. Las consiguientes tenta t ivas or ientadas a

    deduc ir e l ma te r ia l o lv idado por la ps ique , de los r a sgos morbosos de

    carácter , de las fantasías y de la vida onírica, tuvieron éxito y con

    duje ron a fundar e l mé todo y la teor ía ps icoana l í t ica . Grac ias a e s te

    método, F reud logró ra s t r ae r la s enfe rmedades ne rviosas has ta sus

    pr imeras r a íces en la infanc ia y descubr i r un número de mecanismos

    psíquicos constantes , como la   transferencia  y el  desplazamiento.  D u

    rante e l t r a tamiento fue ron l levados a la luz , con regula r idad, impul

    sos y deseos de los pac ientes que has ta entonces habían pe rmanec ido

    inconsc ientes . De un modo pa rec ido, usando e l mé todo ps icoana l í t ico ,

    d ive r sos autores que con f recuenc ia t r aba ja ron de manera indepen

    diente , e sc la rec ie ron la s más va r iadas formas de neuros is . Por su pa r

    te ,  F reud buscaba la s causas de la s enfe rmedades ne rviosas en la s

    t r ansformac iones de l ins t in to sexua l y en una pa r t icula r const i tuc ión

    de l ins t in to sexua l —teor ía que fué muy comba t ida y que no se ha l la

    indisolublemente l igada a l mé todo ps icoana l í t ico .

    Como máxima fundamenta l pa ra e l e je rc ic io de l mé todo ps icoló

    gico individua l quis ie ra de ja r sentado lo s iguiente :

      reducir todos los

    síntomas que se manifiestan en una persona a una "mínima base co

    mún".

      La posib i l idad de e s ta r educc ión —ob tenida con e l concurso

    del paciente— deriva del hecho de que, en todos los casos, el estado

    psíquico que esos síntomas revelan, coincide con una efectiva situa-

    LA PSICOLOGÍA DEL INDIVIDUO 37

    c ión ps íquica de la más temprana infanc ia de l enfe rmo. El lo impl ica

    que e l fundamento ps íquico , e l e squema de la enfe rmedad ne rviosa ,

    está dado en su peculiaridad de la infancia, sólo que sobre este fun

    damento , con e l cor re r de los años , se ha levantado como superes t ruc

    tura , la neuros is individua l , que se mantendrá inexpugnable a todo

    tra tamiento has ta tanto no se la modif ique en sus bases mismas. So

    bre e s ta superes t ruc tura han inf lu ido también todas la s tendenc ias

    de l desa r ro l lo , los r a sgos de ca rác te r y la s exper ienc ias pe r sona les , en

    t r e la s cua les merecen des taca r se los e s tados de ánimo res idua les , de r i

    vados de un f racaso a is lado o repe t ido sobre una l ínea pr inc ipa l de

    las a spi rac iones humanas —causa inmedia ta de l e s ta l l ido de una en

    fe rmedad ne rviosa . A pa r t i r de e s te momento , todos los pensamien

    tos y todas la s a spi rac iones de l enfe rmo buscan compensa r e se f r aca

    so ,  y pe r s iguen ávidamente o t ros t r iunfos ( en su mayor pa r te vanos)

    y , en pa r t icula r , const ru i r se nuevas segur idades contra todo ot ro pos i

    ble fracaso o golpe del destino. Esa protección se la ofrece la neuro

    s is que , de ta l manera , v iene a const i tu i r se pa ra é l en un sos tén . El

    miedo neurót ico , los dolores , la s pa rá l is is y la s dudas neurót icas le

    impiden a f ronta r la v ida ac t ivamente ; la compuls ión neurót ica le pres

    ta mediante procesos de pensamiento e ideas compuls ivos la apa r ienc ia

    de una capac idad pe rdida y , a l mismo t iempo, le suminis t r a una

    excusa pa ra se r pas ivo sobre la base jus t i f icada de su enfe rmedad.

    Yo mismo, apl icando e l mé todo de la Ps icología de l indiv iduo, me

    he visto forzado a resolver mi situación infantil. Al hacerlo, me he

    encontrado con aque l los de mis de te rminantes que tenían su or igen

    en desfavorables inf luenc ias orgánicas y de la v ida famil ia r . Pe ro

    además, sa l ie ron a r e luc i r la s causas que contr ibuyeron, en pa r te , a

    de te rminar la noc ividad de l ambiente : la const i tuc ión orgánica fami

    liar . En todos los casos me vi llevado a comprobar que la posesión de

    órganos —de un s is tema orgánico y de g lándulas de sec rec ión in te r

    na— inferiores por herencia, crean al niño, en el comienzo de su des

    a r ro l lo , una posic ión en la cua l e l sent imiento —de ot ra pa r te nor

    mal— de dependenc ia y de debi l idad, se in tens i f ica enormemente y

    se t r ansform a en un sent imiento profundamen te exper im entado de

    infe r ior idad. De un desa r ro l lo lento y de fec tuoso de los órganos in

    feriores resultan, en efecto, desde el principio, debilidad, mala salud,

    torpeza , la s más de la s veces acompañadas de s ignos degenera t ivos ex

    te rnos y de gran número de de fec tos infant i le s , como pa rpadeo, e s t r a

    b ismo, zurde r ía , sordomutismo, ba lbuceo, de fec tos de pronunc iac ión,

    vómitos , enures is , anomal ía s de evacuac ión, por la s cua les e l n iño

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    38 ALFRED ADLER

    comúnmente suf re graves humil lac iones , hac iéndose v íc t ima de la

    mofa y de cas t igos , e inmerecedor de se r presentado en soc iedad. El

    cuadro c l ín ico de e s tos n iños a menudo presenta notables in tens i f i

    cac iones de ra sgos que de o t ra manera se r ían normales : f a l ta de in

    dependenc ia , neces idad de apoyo y de te rnura , que degenera en

    proc l iv idad a l temor , miedo de quedar so lo , t imidez , su jec ión, des

    conf ianza a todo lo ext raño y desconoc ido, supersens ib i l idad a l dolor ,

    gazmoñería y miedo constante a los castigos y a las consecuencias de

    cua lquie r ac to —rasgos de ca rác te r que , en e spec ia l en los va rones ,

    adquie ren una c ie r ta tona l idad de femine idad.

    Pero en estos niños con disposición a la nerviosidad, no tarda en

    reconocerse como ca rac te r ís t ica de pr imer p lano un sent imiento de

    humil lac ión. En conexión con es te sent imiento obsé rvase una h ipe r -

    sens ib i l idad, que pe r turba cont inuamente e l normal equi l ibr io de la

    ps ique . Ta les n iños quie ren tene r lo todo, sent i r lo todo, ve r lo todo,

    sabe r lo todo. Quie ren sobrepasa r a todos y hace r todo solos . Su fan

    ta s ía juega con la s más d ispa ra tadas ideas mega lomaníacas : sa lvan a

    o t ros ,

      se s ienten hé roes , son de e s t i rpe pr inc ipesca ; son pe r seguidos ,

    opr imidos , "cenic ientos" . Así se c rea la base de un orgul lo soberbio e

    insaciable, cuya quiebra puede predecirse a ciencia cierta , y se des

    pie r tan y re fue rzan sus ma las tendenc ias . Avar ic ia y envidia c recen

    en forma desmedida a causa de su incapacidad de atender a la sa

    tisfacción de sus deseos. Ávido y afanoso en todo, persigue el tr iun

    fo,   se hace dif ícil de educar, arascible, violento contra los más peque

    ños ,  embustero contra los adultos, espía a todos con desconfianza te

    naz . Es c la ro cuánto un buen edu