Acercamiento entre culturas (andrés fernando rodríguez))

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EL ACERCAMIENTO ENTRE CULTURAS EN UN MUNDO MEDIATIZADO Trabajo preparado para el evento: ACERCAMIENTO ENTRE LAS CULTURAS 2010. En el Marco de la Celebración del Día de la Diversidad Cultural 2010, organizado por la Dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Presentado por: Prof. Andrés Fernando Rodríguez G. Docente y Coordinador de Cultura de la UNEY San Felipe, 21 de Mayo de 2010

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EL ACERCAMIENTO ENTRE CULTURAS EN UN MUNDO MEDIATIZADO

Trabajo preparado para el evento: ACERCAMIENTO ENTRE LAS CULTURAS 2010. En el Marco de la Celebración del Día de la Diversidad Cultural 2010, organizado por la Dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Presentado por: Prof. Andrés Fernando Rodríguez G. Docente y Coordinador de Cultura de la UNEY

San Felipe, 21 de Mayo de 2010

EL ACERCAMIENTO ENTRE CULTURAS EN UN MUNDO MEDIATIZADO

Andrés Fernando Rodríguez G.

Universidad Nacional Experimental del Yaracuy (UNEY)

[email protected]

[email protected] [email protected]

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RReessuummeenn

En este mundo, donde a cada rato se nos desdibuja más desde los aparatos

ideológicos todo lo relativo al concepto de nación, el cual queda casi perdido como

noción para quedar acaso arrinconado como vocablo instrumental para el análisis,

por la pretensión de borrar las límites políticos, culturales y jurídicos se torna urgente

la revisión de la relación entre cultura y política.

Este abordaje resalta que mientras no se dote de sentido político el resultado

de las discusiones de los Foros de Especialistas, mientras no sean vinculantes con la

legislación inter e intra Estados, con las decisiones políticas de igual tenor, no

habrán acercamientos válidos que no sean aquellos que en y entre el pueblo llano

puedan darse por otras vías, tal como viene ocurriendo desde hace años sin medir

sus resultados, al tiempo se proponer que, dialécticamente, le sea devuelta a la

política su realidad y su sentido verdadero desde la cultura para profundizar en la

compleja y complementaria interacción entre cultura y política.

PPAALLAABBRRAASS CCLLAAVVEE:: Mediatizado, hegemónico, diversidad cultural, globalización, folklorización.

EL ACERCAMIENTO ENTRE CULTURAS EN UN MUNDO MEDIATIZADO

“El más terrible de los sentimientos, es el

sentimiento de tener la esperanza

perdida”.

Federico García Lorca

No quisiera yo, luego de agradecer la amable invitación a compartir las

reflexiones de este espacio que hoy nos convoca, estar diciendo cosas que ya

sabemos de sobra por el solo hecho de tener que decir algo. Pero, pensar y hablar

sobre la cultura y su diversidad de formas, es, definitivamente, sentir que estamos

vivos y preocupados por seguir adelante.

Durante tres años he venido a esta misma sala atendiendo a una

convocatoria que involucra la participación organizativa de los representantes del

Gobierno español y en atención a esto me asalta una interrogante queriendo

entender: ¿Esa periódica prédica que acude a la defensa de la diversidad cultural y

al pluralismo no será una suerte de “simulacro” para solapar la direccionalidad de

la lógica racional de quienes históricamente han participado de destrucciones y

razzias culturales para sentirse luego con la tranquilidad de seguir haciéndolo “en

nombre de la paz”?

Y pienso, con el argentino Adolfo Colombres que:

“ …en esto vamos hacia atrás, pues en la edad de oro del

colonialismo nos colonizaban con culturas prestigiosas, que en muchos

casos fueron debidamente apropiadas y convertidas en parte de

nuestro patrimonio simbólico. Lo que hoy nos coloniza, en cambio, no

es ni siquiera una cultura, sino productos híbridos y mediáticos que

banalizan el mundo, lo homogenizan en base a meras pautas de

consumo y destruyen el lenguaje, que es lo que caracteriza al Homo

sapiens”.

Ahora bien. Aquí no se trata de seguir entrampados en el discurso, en

blanco y negro, de los dominantes y los dominados; de los buenos y los malos; de

los hegemónicos y los subalternos, con esa inveterada dualidad antagonista que no

nos permite avanzar a lugar alguno ni decir nada que ya no este dicho hasta el

hartazgo.

Lo que se quiere significar es que mientras no se dote de sentido político el

resultado de estas discusiones de los Foros de Especialistas, mientras no sean

vinculantes con la legislación inter e intra Estados, con las decisiones políticas de

igual tenor, no habrán acercamientos válidos que no sean aquellos que en y entre el

pueblo llano puedan darse por otras vías, tal como viene ocurriendo desde hace

años sin medir sus resultados.

Vengo fundamentalmente a seguir buscando en la sensibilidad humana un

lugar legítimo para disentir, desde las cosas que me preocupan, de unos escenarios

propuestos para seguir en caminos paralelos que parecieran no tener -A propósito-

puntos de encuentro para dar forma y sustento a lo que decimos.

Mientras estamos aquí tratando de intercambiar ideas para seguir abriendo

vías de encuentro desde la diversidad cultural el modelo globalizador

(Mundialización, Homogenización, Pensamiento único) se ha apropiado incluso de

este propósito tratando, a su manera y desde sus propias reglas, de imponer su

modelo sobre las particularidades que nos definen, para convertirlas en un patrón a

universalizar, sólo desde una práctica discursiva.

El sistema capitalista entendió desde hace bastante rato que la diversidad

cultural puede ser usada dentro de su aparato de dominación para atenuar la

apariencia de sus verdaderas intenciones, haciéndose cada vez más teórico y

abstracto mientras, dentro de ese reconocimiento supuesto la aleja cada vez más de

lo económico, lo social y lo político para arrinconarla -Como categoría- en una

suerte de anaquel teórico sin plantear políticas pertinentes que le den el estatus que

está indefectiblemente llamada a ocupar al ser inherente a todos los seres humanos.

En este mundo, a cada rato se nos desdibuja más desde los aparatos

ideológicos todo lo relativo al concepto de nación, el cual queda casi perdido como

noción para quedar acaso arrinconado como vocablo instrumental para el análisis,

por la pretensión de borrar las límites políticos, culturales y jurídicos.

El año pasado quedé atrapado por la preocupación al atender a la excelente

intervención de mi profesor Enrique Alí, pues nos mostraba como nuestra América

(Para tomar prestada esa maravillosa definición de Martí), estaba invisibilizada en la

categorización de algunos teóricos y, más aún me movió la preocupación cuando

leí más a fondo los planteamientos de la Alianza de Civilizaciones asumida por la

Organización de las Naciones Unidas en la Asamblea de su quincuagésimo

noveno (59º) período de sesiones, acogiendo la proposición del Gobierno Español.

Tras la pretendida búsqueda de puntos de acuerdo para impedir una mayor

separación entre el mundo árabe e islámico y el occidental, en contraposición a un

anunciado “Choque de civilizaciones”, se nos dio a conocer que en los escenarios

de actuación propuestos y comenzados a desarrollar se planteaban nada menos

que el educativo (Incluyendo la circulación de libros de texto), el mediático y el

religioso (Valga decir: La educación la lengua y las creencias), al lado del

encomiable propósito de preservación de la diversidad cultural y el reconocimiento

de la cultura.

La industria cultural hegemónica, moldeadora de realidades ficticias,

aprendió a moverse y a vincularse de modo interesado con la diversidad cultural,

siendo el universalismo que esta propone sin cortapisas, la forma que impide que la

diversidad cultural se reconozca y de igual manera todo lo que tenga que ver con la

organización comunitaria, pues se oponen a ese universalismo. Una de las

grandes características que posee el capital para frenar la diversidad cultural es la

despolitización de la cultura, colocándola como un mero hecho de expresión sin los

contenidos esenciales de igualdad, justicia, sociedad en construcción, dándose el

fenómeno del marketing multicultural donde las grandes corporaciones capitalistas

sacan provecho de la diversidad cultural.

Ya no apuestan a la destrucción por desplazamiento forzoso y esto les

permite presentarse como promotores de la diversidad. Es decir: Aprovechan la

diversidad para manejarla. Esa es una práctica de un enfoque teórico político que

insiste en despolitizar a la cultura, separarla de la economía y rechazar la

redistribución del capital de manera mas justa. Concede autonomía cultural

funcional sin darle contenido político al reconocimiento del otro, acentuando -Casi

de modo inadvertido- las desigualdades de todo género.

Y fíjense que decir aquí desigualdades nos puede desviar la atención hacia

otro contexto en el que no nos interesa entrar ahora. Pero, cuando nos proponemos

avanzar hacia un encuentro entre culturas, este debe plantearse como un encuentro

entre iguales y no en esa odiosa división entronizada en los tuétanos de los

llamados países desarrollados donde se insiste en estamentar cada vez más a las

culturas de los llamados países en vías de desarrollo. La igualdad de la que

hablamos, entendida en que siendo ciertamente diversos por naturaleza, por

cosmovisión y por la visión valorativa que otorga razón y sentido a lo que somos,

podamos reconocernos de verdad en esas diferencias para avanzar hacia metas y

proyectos comunes como género humano y no hacia las metas desarrollistas fijadas

por el capital para resolver la consecución de bienes materiales llevándose por

delante cualquier viso de los elementos que nos definen culturalmente.

Las afirmaciones anteriores, inevitablemente nos llevan al terreno de la

interrogación:

¿Un Encuentro entre Culturas orientado a la paz en una sociedad donde los

principios del Derecho aún están sustentados sobre el Derecho Romano? ¿Donde la

visión del Derecho responde a una postura clasista, valga decir burguesa (Si no se

le eriza la piel a alguien con ilustrarlo de este modo), donde se afianza la

desigualdad como práctica privilegiada a pesar de pregonar lo contrario?

¿Un encuentro entre culturas orientado a la paz mientras desde el manejo

económico de las convenciones internacionales por parte de los países dominantes

se procura cada vez una mayor dependencia tecnológica desde el manejo de las

patentes amparadas en la convención de Berna que data de 1886 y establece una

suerte de fundamentalismo del copyrig que se constituye en un acto colonialista en

pleno siglo XXI?

¿Un encuentro entre culturas orientado a la paz mientras matamos la lengua y

mientras los países hegemónicos mantienen en este nuevo siglo la misma visión de

colonización que los llevó a ocupar territorios fuera de sus límites naturales

manteniéndolos y profundizándolos sin importar la autodeterminación y la

soberanía?

No olvidemos que la pérdida de una lengua es el primer paso para perder la

cultura, con cada lengua que se pierde se va parte de nuestra diversidad.

¿Un encuentro entre culturas orientado a la paz mientras no se le da solución

mediante iniciativas, programas y proyectos de fondo, tendientes a reducir la

esclavitud infantil en pleno siglo XXI, donde hay unos ciento treinta millones de seres

que ni siquiera tendrán la oportunidad de saber que la cultura existe?

¿Un encuentro entre culturas orientado a la paz mientras en Arizona existen más de

500.000 desplazados y el gobierno asume como solución la construcción de un

muro y dicta una Ley que prohíbe a los inmigrantes desconociendo la realidad

social que tiene ante sus ojos?

¿Un encuentro entre culturas orientado a la paz mientras en un continente como

África, por quienes nos rasgamos las vestiduras, un país como Nigeria, con 200

grupos étnicos con lenguas y creencias diferentes, con una expectativa de vida

promedio de 40 años y una tasa de natalidad de 8 a 9 niños, no maneja su

producción petrolera aún siendo por ello el país de mayor importancia económica y

esta producción la manejan sólo empresas trasnacionales?

¿Un encuentro entre culturas orientado hacia la paz cuando observamos atónitos la

devastación que se ha hecho del patrimonio simbólico de los pueblos que

constituyen la raíz de nuestra historia?

¿Un encuentro entre culturas orientado a la paz mientras en el mundo existen unos

800 millones de personas que sufren de hambre crónica estructural, buena parte de

ella ubicada en el hemisferio Sur de este continente?

¿Un encuentro entre Culturas orientado hacia la paz cuando en Burkina Faso la

total carencia de recursos gubernamentales, al no poder producir energía ni divisas,

diezma de modo dramático a una población que, entre otras linduras, muere de

meningitis o de cualquiera de los males ocasionados por la carencia de agua, de

comida o de medicamentos, mientras se sigue alardeando con el Programa

Mundial de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas?

Existen dos formas de acceder al progreso desarrollista y aquí caemos en

otro entrampamiento: Energía (Es decir: Petróleo) y Divisas (Que es como hemos

disfrazado el verdadero nombre de los Dólares americanos para no sentirnos tan

condicionados). Esto nos lleva a asumir que, en este momento, dentro del actual

modelo de desarrollo, de espaldas a la cultura y a su diversidad, la única forma de

dar solución a los problemas del hambre, tan particularmente repartida, es a través

de la tenencia de divisas y estas a su vez se obtienen mediante un complicado

mercado cuyos hilos están completamente controlados por el capital. Esto nos

permite ver con naturalidad una suerte de cosmovisión liberal creciente que reafirma

la institución de un modelo civilizatorio estándar, que se sustenta en un enfoque

colonialista cubierto con un manto de felicidad alcanzable.

¿Un encuentro entre Culturas orientado hacia la paz cuando las estadísticas del

Banco Mundial corroboran que el camino que han tomado las grandes potencias

no conduce a la igualdad, sino, por el contrario, a la más profunda desigualdad

que conoció la historia humana, pues lo que se está globalizando a marcha forzada

es la esclavitud y no el bienestar de las mayorías?

Esta vía deja de lado el desarrollo de la cultura, es decir el desarrollo de la

conciencia y se aleja cada vez más de las decisiones políticas trascendentes al hacer

a esta última inviable dentro de ese modelo único.

¿Es que acaso con Foros y encuentros de élites desarticuladas de las grandes

esferas de decisión política vamos a lograr un clima de paz entre tantas tensiones,

desigualdades y mediatizaciones?

Cuando en esta visión del encuentro entre culturas se le siguen dejando los

escenarios de discusión sólo a una élite intelectual, siempre habrá de sobreponerse

la visión más acartonada (Privilegiada por docta) para seguir en ese dominio del

aparato ideológico del que nos alertaron los teóricos marxistas.

Y esto es así porque los sectores ilustrados, aun los progresistas, poco han

hecho por acceder a las cosmovisiones de sus propios pueblos, como si fueran

piezas de museo que nada pueden aportar en la construcción de una modernidad

propia, descolonizada.

Hemos venido, junto con la industria mediática e incluso de la mano con las

instituciones del Estado, haciendo una “folklorización” de las expresiones que

constituyen nuestra diversidad cultural para catapultar inconcientemente una suerte

de “circo de la diversidad”.

Perdóneseme la digresión, pero, los caminos hacia la paz deben trascender

los escenarios intelectuales para imponerse con fuerza frente a todo lo que nos lleva

por este despeñadero sin alma.

No somos nosotros occidente para sentirnos representados en estos espacios

de discusión (Aunque inercialmente hemos aceptado que lo somos, así como en un

momento aceptamos ser etiquetados –Políticamente- como Tercer Mundo).

Siguiéndole el hilo a nuestro devenir histórico nos imbuimos en el afán de no ver en

nosotros lo que somos. Fuimos arrinconando a nuestros Dioses tutelares para

abrazar nuevas figuras Divinas convirtiéndonos en una suerte de reproductores

subsidiarios de la razón instrumental llegando incluso -Y esto tal vez sea más terrible

que lo anterior- a desconocer a nuestros propios demonios.

Abrazamos otros mitos que están bien lejos del imaginario que nos

encuentra y nos subordinamos a los criterios externos impuestos por los países

hegemónicos para dar validez a nuestros conceptos, teorías y determinaciones.

¿Tenemos una indiscutible herencia de occidente? ¡Sí! Pero también la

tenemos de África, de oriente y del mundo árabe. Somos -Como decía Bolívar en

Angostura- otra cosa más allá de la mixtura que dio conformación a nuestro origen.

Más que aborígenes, más que africanos, más que europeos. Hemos estado tan

distraídos en asumir lo que no somos que el gran Darcy Ribeiro desde su meridiana

claridad conceptual nos señala que surgimos de una negación: “La desindianización

del indio, la desafricanización del africano y la deseuropeización del europeo”,

convirtiéndonos en una suerte de seres con desidentidad que buscamos

afanosamente ser el alter de lo que nosotros mismos dejamos de ser.

Entendemos que sólo desde la sabiduría profunda que entraña la cultura

pueden lograrse cambios importantes y quiebres de enfoques si le devolvemos a ella

la carga de contenido político que pueda hacer contrapeso frente a la economía.

En las instituciones universitarias, donde el diálogo intercultural está cada día

más condicionado por lo instrumental pese al trabajo encomiable de profesionales

que buscan afanosamente quiebres trascendentes en el enfoque de sus estudiantes,

donde 1 de 100 bien valdrá y vale ese esfuerzo, nos está ganando la idiotización

mediática y la cultura Light.

Hemos ido arrinconando la formación humana, integral, múltiple, diversa,

obviando las particularidades que nos definen como pueblos creadores (Con ese

sentido de empoderamiento que nos regaló Aquiles el del Catuche y que hoy luce

poéticamente en el preámbulo de nuestra constitución), buscadores de las razones

de sentido que nos ha mostrado Gertz.

Hemos invisibilizado las diferencias detrás del “discurso de los buenos” que

nos impone la industria cultural y esta invisibilización sólo tiende a “correr la arruga”

sin propiciar acuerdos válidos, dotados de sentido cultural y político. Deben existir

acuerdos para el entendimiento verdadero respetando las diferencias culturales,

para la incorporación y la aceptación de un diálogo entre iguales y no un diálogo

vedado entre civilizados e incivilizados (Entre civilizaciones y lo contrario).

Yo sigo determinándolo todo, pero pretendo un diálogo entre iguales que no

es tal, pues ni siquiera estamos representados -Así lo siento- en la gran mesa de

discusiones y, un diálogo -Producto glorioso de un encuentro humano- no puede

darse si no reconocemos verdaderamente al otro. Sin que exista alteridad

dialógica.

Creemos que -Dialécticamente con lo señalado al principio- hay que

devolverle a la política su realidad y su sentido verdadero desde la cultura y que, en

este momento, es urgente profundizar en la compleja y complementaria interacción

entre cultura y política.

Los seres humanos somos un acto de creación y los actos de creación deben

mirar hacia la libertad de seguir creando para la vida, en tanto que derecho

humano insoslayable y más si esa vida pertenece a un tiempo nuestro que aun se

construye y que no nos perdonará no haber reaccionado ante lo que advertimos

como fatalidad latente...

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

Alonso, Aurelio (2005): NOTAS SOBRE LA HEGEMONÍA, LOS MITOS Y LAS ALTERNATIVAS AL ORDEN NEOLIBERAL La Habana, En. PENSAR A CONTRACORRIENTE (Memorias del Concurso Internacional de Ensayo 2005), Instituto Cubano del Libro. Colombres, Adolfo (2007): LAS RAÍCES DEL FUTURO, Descolonización y Diversidad Cultural, La Habana-Memorias del V Congreso Cultura y Desarrollo 2007. Argullol, Rafael y Trías, Eugenio (1993): EL CANSANCIO DE OCCIDENTE, Barcelona-España, Ediciones Destino Áncora y Delfín. Lanz, Rigoberto y Hurtado, Mirian (Coords / 1995): PARADIGMAS, MÉTODOS Y POSMODERNIDAD, Barinas - Venezuela, Consejo de Publicaciones de la ULA - FUNDA-EPISTEME. Martín-Barbero, Jesús (1998): DE LOS MEDIOS A LAS MEDIACIONES, Bogotá, Convenio Andrés Bello (Colección: Pensamiento Latinoamericano).