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' La arquitectura moderna posee un hólito renovador · que implica la necesidad de un nuevo examen completo de la herencia del posado. El "movi- miento moderno" no sólo ha renovado el contenido de la actividad arquitectónica, sino que además ha sacudido el cuadro de conceptos en que ésto era tradicionalmente· ubicada. La mismo palabra ar- quitectura cambia su significación día a día, en tanto se establece una mutua relación y unidad · en el diálogo entre arte y técnico. Esta obro de L. Benévolo, uno de los estudiosos italianos de más prestigio en los problemas de ro arquitectura moderna, introduce al lector en un conocimiento de la arquitectura y su historia. ,Luego de plantear la necesidad de re've.r ciertos conceptos academicistas, hoce una rt visión,comple- ta de los problemas e intereses de la orquitectuco moderno, valorizando lo historio arquitectónico desde los templos de la antigua Grecia hasta lo modernos teorías del Bauhaus. Al considerar los valores figurativas de los escue- las de arquitectura griega, romano, gótico, rena- centista, barroca, neoclosicisto, etc., no con rela- ción a estilos abstractos; sino en ínfim.o vinculación con el mundo de lo culturo, político y técnico· ·artístico, al que pertenecen, Benévolo restituye cor- poreidad e historicidad o lo "formo" arquitectóni- ca. En esto obra se -expresan esos ·conceptos con una amplitud que invita al diálogo y a lo renova· ción de educación tradicional, en contra de di· '" . visiones radicales y abstractas, en términos qu e demuestran que la arquitectura no es un de especia li stas y que las experienciás pasadas de- ben as imilarse con pr eocupación del presente hacia el futuro. E O 1 e 1 O N E S A S O C 1 A D A S S. . C. A. e O R R I_E N TE S 2 S 6 S ; P. 4 - O. 10 •6 U E N O S A 1 R E S A. R G E N T 1 N A o ' e z o - u u = Q 1 i z - •• 1 INTRODUCCJ:O \ \ \ ·. . A LA ARQUJ: · TECT'UR A . .. L. EN EVO LO 1 • ediciones · TEKNE

Transcript of A L A ARQUJ:·TECT'URA · La arquitectura moderna posee un hólito renovador · que implica la...

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La arquitectura moderna posee un hólito renovador · que implica la necesidad de un nuevo examen completo de la herencia del posado. El "movi­miento moderno" no sólo ha renovado el contenido de la actividad arquitectónica, sino que además ha sacudido el cuadro de conceptos en que ésto era tradicionalmente· ubicada . La mismo palabra ar­quitectura cambia su significación día a día, en tanto se establece una mutua relación y unidad · en el diálogo entre arte y técnico. Esta obro de L. Benévolo, uno de los estudiosos italianos de más prestigio en los problemas de ro arquitectura moderna, introduce al lector en un conocimiento de la arquitectura y su historia. ,Luego de plantear la necesidad de re've.r ciertos conceptos academicistas, hoce una rt visión,comple­ta de los problemas e intereses de la orquitectuco moderno, valorizando lo historio arquitectónico desde los templos de la antigua Grecia hasta lo modernos teorías del Bauhaus. Al considerar los valores figurativas de los escue­las de arquitectura griega, romano, gótico, rena­centista, barroca, neoclosicisto, etc., no con rela­ción a estilos abstractos; sino en ínfim.o vinculación con el mundo de lo culturo, político y técnico· ·artístico, al que pertenecen, Benévolo restituye cor­poreidad e historicidad o lo " formo" arquitectóni­ca. En esto obra se -expresan esos ·conceptos con una amplitud que invita al diálogo y a lo renova· ción de 1~ educación tradicional, en contra de di· '" . visiones radicales y abstractas, en términos que demuestran que la arquitectura no es un pr~blerr.o de especialistas y que las experienciás pasadas de­ben asimilarse con preocupación del presente hacia e l futuro.

E O 1 e 1 O N E S A S O C 1 A D A S S. .C. A. e O R R I_E N TE S 2 S 6 S ; P. 4 - O. 10

• 6 U E N O S A 1 R E S A. R G E N T 1 N A

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INTRODUCCJ:O \

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·. . A L A ARQUJ:·TECT'URA

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L.

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EN EVO LO

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ediciones · TEKNE

fNDICF. TEMÁTTCO

Una introducción a la arquitectura .... . .... .. .. . ..... .

Prefacio ........................ . .. .. .. . ........... .

La arquitectura griega ........... . ..... . .. . ..... . . ... .

La arquitectura helenística .......................... . .

La arquitectura romana

La arquitectura romana tardía .. . ... . . .. ... . ......... .

La arquitectura bizantina

La arquitectura romanica

La arquitectura gótica

La arquitectura gótica tardía ...................... . . . .. El renacimiento italiano .............................. .

La crisis del clasicismo en la primera mitad del quinienlo5:

La arquitectura del manerismo ............. .... ... . . . .

Clasicismo y barroco en ~os siglos XVII y XVIII ....... .

~ neoclasicismo y .el historicismo .................... .

El movimiento moderno .. .... ... ·.· .................. .

/i\JTfl07::> . A L~ ~0,

:f:e()évo{A) .

@Cuando los .. crist.i.anos obtienen la 1il:5érfact -de constn.ür . - · ·· -r--s~~ _!_e.I?.P_l_~~J la arquite~tu~a . p~~·~n~ . está. en la curAb-re . .

de sus posibilidades técnicas; basta recordar ·la basílica de Masencío, construida al mismo tiempo que las prime-. · ras iglesias de Constantino. Los constructores de . los edificios cristianos parten indispensablemente de esta he­rencia, pero· realizan un cambio de dirección en apari~nc·Í!i . . brusco y sin titubeos, abriendo una. línea original de experiencia. Siendo la religión cristiana un movimi~nto popular, contrarío a la cultura de la clase domína,nte, la arquitectura cristiana realiza ante todo una selección de las fuentes tradicionales, eligiendo sus modelos en la tradición doméstica y trasladándolos al plano áulico . .. Una prueba· nos llega también de la localización de las primeras iglesias, que surgen . e,n los barrios periféricos y.populares de las ciudades romanas, lejos de los centros monumentales. Sin embargo,. escogiendo ios elementos del repertorio clásico, los constructores paleocristianos

. \ ------les imprimen__una . ténd~ncia en . cier,t~ forma o_puesta =-a la que~ rlge hasta ahora; en e!ecto, abandona_~?-· en seguida el esfuerzo para conservar la integridad formal de los ambient<:_~en el s~ntido_ hasta ahora aceptado,y conside­ra·n la. !:!,!ptura del equilibrio clásico como un hecho adquifido, no como una dlficÜltad ·a la cual hay que .

· poner remedio. Este paso está ya maduro desde el punto de vista del gusto, porque los ·tradicionales medios de­contrql está.p profundamente 'de.teríprados; pero mientras

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Cin
Rectángulo

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los constructores paganos se mantienen firmemente liga­dos a estos medios, demostrando su fidelidad intencional a la tradición antigua, los cristianos los abandonan de forma decisiva. Ello significa que el ideal antiguo ya no les interesa, y el paso, que apenas se advierte en la continuidad del estilo, marca una línea importantísima en la historia de la cultura arquitectónica.

f:ste_alejamieru.e-d~li.b~radO-dela.._tradición_,clásica tiene . .

vanas consecuenCias :

-permite reexar:ninar el repertorio técnico de la anti­güedad con un espíritu enteramente libre de prejui­cios. Para cubrir los_grandes ambientes necesarios al nue~ culto se adopta Sin re~~va la- solu~n méñüs costosa y estáticamente menos compleja, es decir, el techo con vigas de madera, y los espeso­res Cle los muros son decididamente reducidos al límite, aceptando comp-r~-meter la duración y la resis­tencia de los edificios mucho más de lo que hasta ahora se consideraba admisible para monumentos tan representativos. Antes bien, una iglesia cristiana

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. no puede considerarse un edificio representativo en el sentido antiguo; por más rica y compleja que sea, se trata de un edificio técnicamente corriente, al cual se fija una duración y una incidencia económi­ca comparables a las de las cons.trucciones comunes;

-produce un empobrecimiento de la apariencia for­mal, mediante un rígido examen del repertorio figu­rativo corriente. Aquí obra una convicción polémica (el mundo pagano con sus costumbres y sus símbo­los es todavía considerado como un enemigo contra

. el que hay que combatir), pero también un distinto planteamiento del problema religioso : siendo Dio? un_§er 1n~s~ndent~, situado a una distancia infinita de las cosas creadas, los objetos del culto y los' edificios · mismos no tienen de por sí un carácter

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sagrado, sino sólo un valor instrumental y quedan enteramente en la esfera de las realidades humanas contingentes y perecederas. La espiritualidad cristia­na está todavía llena de desconfianza por la belleza y la perfección sensible, y esta reserva abarca también a la arquitectura religiosa. Esta relativa negligencia debía asombrar mucho a los contemporáneos, para los que las ig_lesias cristia.nas debían p_ar~~t::r_ g!~P.d.e.s. coberti~~l.-~!.rr.~!1ing_qQ!J. .d~goidad_ áutiGa; -/

- induce a intentar por primera vez la representación · directa de la profuE:~<i, haciendo decaer el sistema habitual de referencias parietales plásticas.

_, En una basílica del siglo v -supongamos S. Sabina­liSpareaes son lisas~ cuyoritmo co~s1ste el:lTa-corrcunen­c_ia de ~ . .i~.-de_abert:u.ras o divis~ones, tan frectient~s como par~_e~~J:.._un._cál.culo .p!.-gRorcional, -Y-cada .

\\ Uño de 1~ elementos a.2arece p~jvadQ_ _de cope~i_g_E.es üiiéales evidentes, recortado sob~e un plano uniforme. Existen columnas y arquitrabes, pero ya no órdenes l arquitectónicos - es decl! asoc1ac10nes sistemáticas de ~ columnas y c¿;nisas- , y los ingredientes del lenguaje arntiguo se presentan desarticulados, desligados de las tí:adicionales referencias de composición. Por lo tanto, l~s proporciones del vano no son de ninguna manera dequcibles de las paredes, y no son perceptibles por un observador inmóvil mediante un cálculo preventivo;

t. el a~b~~t~-~a --~~ ser ~~perjmentaqo en su propia reali-

"Á dad, en~ tercera dimensión, en el que el visitador --·- <~--"="-..:--~-.. ----------- ~ .. - ......... ....... ____ ... _ ... _____ --- .... - . -está mvitado a entrar. · · · Eñ-este-·p-roces_ü.~iilámic.o no existe una percepción graduada precisa. La comprensión de un ambiente roma­no -de una sala termal=- ~!:_1:e qe una imag~-!1 9e conjun­to reconocible a primera vista mediante la comparación de unos pocos, simples puntos principales, Y. t~~mina con la percepción de los elementos plásticos a una distan-

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. ¡:~~r~~~a ;__pero en Uf!.a Jg!_esia <:nsttana el conjunto n5t es_ dadg,de"r:ingup,a marre·z~Jt!l21 existe una jerarquí~ de elementos que permita representarlo a priori sin haber-lo -recorrido.; <:;~d~- objetp_ es ígualrñente sumergido en la continuidad del ambiente, y únicamente alcanzable mediante la ex2eriencia origina!:.i_~ -~ la p.rofu odjdad.-:_­Este resultado se obtiene por ahora pidiendo prestados ­los rñedjos de la tradición clásica. t.!:-~~d plaña p-aleo­cristiana es evidentementeJa __ ú ltima fa.se ·de transforma-

- ~ión de la pared antigua después de que !odos los relieves se hayan resuelto con pinturas cromáticas; y cada uno de l?s elementos - columnas, arquitrabes, arcos, tara­ceas, mosaicos- pertenece a la más típica tn.dición roma­na ; y a menudo, son piezas recuperadas, sacadas de edificios paganos, aunque se las coloca fuera del tradicio­nal contexto,.ostentosamente privadas de empalmes red~

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28. Planta de la Iglesia de S . . Clemente en Roma (reconstruida en el siglo XI según el ·trazado d~l siglo IV).

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,¡ 29. Inte rior de la Iglesia de' S. Sab inn en Rom;1 (siglo v )

¡1:uw AJinaril.

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procos. ~se que-k_ basílic~al~O.~_!istiana es ung ran co-/hrgenecho con fra mentos del~~qJritectura- arrt!gua, -

que=ae¡an ver todas las unlOne ; considérese cómo pare­Ces y tech~mbre se -cortan' en forma brusca a lo largo de las aristas del vano, sin ninguna preparación de juntu­ras, y cómo las hileras trazadas sobre una pared se inte­rrumpen en forma brusca, una vez que alcanzan las paredes contiguas. De ello deriva una impresión general ~pobreza, la misma que se manifiesta en pintura y en ~~~_omo fealdad y rigidez de las __figura.§... ~difi.cios p-aléñCiis:tiinostienen--u-n significado ..,.l2!Sl- ,

1..ramát~o _gue E_illuc~?-p1á~~á. d.:_~ __:~sultad~ ~n~ ... ~aun tan sugerente; fl¡an deflnltlvamenfé la orientación

fqil.dame~tal de -~arQJJ.i.tecty_ra ctiglana y estable~as _.premias de la_~uitectu.!_a_ europ~1~-que .parte de--aquí hacia un ciclo de experiencias completamente nuevo.

30. Planta del Mausoleo de Constanza en Roma (330 d.C.) ..

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V

LA ARQUITECTURA BIZANTINA

La búsqueda de las fuentes de la arquitectura bizantina es uno de los más célebes problemas de h historia de la arquitectura. Tra~ándose de una arquitectura eminente­mente ~a, ligad-a al ambiente cosmopolita de la corte de Constantinopla, el radio de las posibles influencias puede ser muy amplio, pero justamente por la importan­cia de la política dominante conviene considerar, ante · todo, las relaciones con la construcción romana oficial y con los prototipos de la construcción cristiana, que adquieren también ellos valor oficial desde el momento en que la nueva religión es aceptada en el Estado romano. LQ§_~dificios ealeocristianos, como se -~~_ii<:_9o,~~~­

san clara y violentamente el giro ideológico provocado --- --- ·-· --- --- ... ---:-:=1-:---por ~_!_cristianismo de !acüTtUraaruigu~_Es_~~- ~_1?_10 ha sido __ Qr~a~do PQ_~_l:!n_g~~.!'i~ro _progresivo de_l id~al

.clásico, en los últimos siglos del imperio, pero el paso decisivo se cumple sólo ahora, ~a.ndQ__lo...§ __ meq!?s tradicionales de sustituir las _!'el~~9~ espaciales por la percepción de cada for!_lla -~EE?!ea, -.y afrontando el prc:rl51ema de dar forma a un ambiente continuo, en su originaria realidad tridimensionaL [Pero no existe toda vía un repertorio nuevo, apto para

desarrollar las consecuencias de esta nueva tarea, . y los constructores cristian(')s aj ustan a su fin los fragmentos del repertorio clási<;G, seleccionados opor_tunamente] Esta

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posición no puede por lo tanto ser estable, y de hecho, la producción paleocristiana oscila continuamente entre la manifestación de los contrastes m adurados dentro de la cultura romana y la tentativa de componerlos sobre nuevas bases.

La arquitectura bizantina puede considerarse la más importante tentativa de este segundo tipo. Volviendo a elaborar las tentativas romanas del último período,

llos constructores de la época de J ustiniano logran reaÍizar una nueva síntesis, donde los aportes de la antigüedad y la instancia cristiana hallan un nuevo, sistemático equili­brio.

Conviene considerar, ante todo, los términos técnicos del problema.. En las experiencias de las estructuras roma­n!.s ~~oveda~.as existen dos problemas que han quedado esencialmente sin resol ver:

- el problema de los empalmes geométricos entre 'los varios tipos de bóvedas, y entre bóvedas y pies derechos, cuando el perímetro de la bóveda no es idéntico al pie derecho, y especialmente el problema del pasaje de los pies derechos poligonales a las cúpulas hemisféricas . Los romanos usan preferente­mente cada tipo de bóveda por separado sobre el pie derecho de forma correspondiente, y prefieren

\ evitar las intersecciones recíprocas. Así, la bóvedª-~ cilíndrica (de cañón corrido y esquifada) se usa en ambientes cuadrados y rectangular~s, simples o com­puestos; las bóvedas en rincón de claustro, sobre los polígonos correspondientes, las bóv~das .esféricas sobre pies derechos circulares, o. sobre polígonos con un número tal de lados como para poder pasar fácilmente y de un modo insensible al círculo; cop oportunas deformaciones del mecanism~ constructi­vo o del revestimiento. En conclusiÓn, cada tipo de b~.-constituye urL..solo- G'tlerpo, conceptual-

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mente con su pie derecho y ~. relacioqa con las otras sólo mediante la composición planimétrica, excluyendo las trasformaciones en el alzado;

- el problema de la articulación física de las estructu-ras. E l uso de las bóvedas permite, como se sabe, transformar todos los esfuerzos en simples esfuerzos de compresión, disponiendo las estructuras resisten-tes a lo largo de las trayectorias de los esfuerzos; pero para sacar el mayor provecho del sistema, es necesario que la estructura esté racionalmente dife7

renciada en cada parte, según su función. Pero la concreción romana, no obstante conocer un bosque-jo de articulación interna, funciona esencialmente C?mo una masa homogénea y contiQua. Así, los esfuerzos están distribuidos de un modo sensible­mente uniforme a los espesores de los muros; y teniendo en cuenta la resistencia a la tracción del '( conglomerado, el funcionamiento estático resulta de la unión entre dos principios : el contra~te de las estructuras arqueadas que empujan, y el conjunto monolítico.

Ambas dificultades están conectadas con los presupues­tos generales de la cultura antigua. En efecto, la estrecha relación entre bóvedas y pies derechos permite justamen­te trasladar las relaciones espacjales del ambiente a los elementos parietales, para poderlos leer en una proyec­ción bidimensional, mientras que la tendencia a la homo­geneidad de la~ m asas de los muros deriva del ~9n~.~pto. de...qill:E_pared sea un líqüte ab~o~~to que lleve a igualar meatalme~ lo- que se halla por fuera.

Pero las dos consiCler'á'ciones pueden estar separadas; en efecto, si se abandonara la tentativa de proyectar en la superficie las relaciones ambientales, se podría más fácilmente conservar la integridad de la parte-límite, acep­tando el dualismo entre el ambiente y la caja mural

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como un hecho adquirido y no como un inconveniente que hay que disimular/

Este es el pasaje fundamental realizado por los bizanti­nos. Puede decirse, simplificando a grosso modo} que ya la cultura arquitectónica ha llegado frente a una alter­nativa inevitable; lebbi~ntinos eligen uno de los · dos caminos, ace do un Sistemádco dualismo en la compo­sición para mantener ínteg~a la continuidad parietal, mientras qué los constructores occidentales recorrerán a su debido tiempo el segundo·, rompiendo la corteza· de la pared antigua para manten~er la unidad entre e~::uc-tura y representación espacial. ·

He.aqu( ahora las consecuencias de la nueva resolución metódica:

1) "f:os problemas relativos a los empalmes gc:~~é!ri_: cos entre bóvedas y pies derechos pueden ser puestos en forma explícita y general, y no tardan en ser resueltos con éxito.

Los rQ~anos se habían detenido siempre frente al problem.a de empalmar una cúpul~ con un pie. derecho poligonal, y habían intentado vadear el obstáculo con varias soluciones. Si el polígono de la base tenía un suficiente número de lados y las dimensiones de la cúpula no eran demasiado grandes, se podía prescindir de un empalme geométrico deformando la superficie de intra­dós, para obtener un pasaje insensible; .por ejemplo, en el sc¡,lón decagonal de las «Huertas de Licinio» la cúpula empieza .como una bóveda en rincón de claustro y las aristas son poco a poco redondeadas hasta confun­dirse con la esfera.

· . Estos sistemas son evidentemente inadecuados si ' la /,diferencia planimétrica es demasiado fuerte, tanto para t cúpulas sobre octiigono de excesiva magnitud. c~mo,

1\ sobre todo, para cúpulas sobre cuadrado. El probl_em'a .puede resolverse en parte mediante las así llamadas

Jl«trompas», es decir, colocando a través de cada ésquina

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( del pie derecho un arco empalmado por una bóveda L. ~.ónica ; así se pasa del polígono de base a otro con

numero doble de lados, después de lo cual se puede pasar al círculo con uno de los sistemas precedentes .

(í Pero la r~ol_uc)ón completa del problema se alcanza :sólo con la il2._vención de la{P.ecpinaS"esféricas.).La pechina

\ .ti~r:e su origen. !eóricamente y quizá también histórica­¡mente, sn ll bóveda vaí~ya difundida en toda el área

1.ro_!llana y usada tal vez como elemento ·central para composiciones cruciformes, como en la tumba de Gala Placidia, en Ravena. Imaginando seccionar la bóveda vaída con un plano horizontal tangente a los puntos superiores de los arcos, y sacar el casquete superior,

(}e ..9 btiene cuatro triángulos esféricos (las pechinas) que envuelven a los. ~ngulos del ambiente y empalman al q¡.adrado de base con una imposta circular, sobre la cual puede ser colocada la cúpula} Es probable que esta sglución haya nacido justamente por el deseo de inte­rrumpir la ·continuidad de _la bóveda vaída, para poner un círculo de ventanas que ilumine el casquete, de otro modo oscuro, como en la tumba de Ravena. En los ejemplos más antiguos las ventanas se abren directamente sobre la base de ra, como en S. Sofía de Constantinopla, · m ientras que, luego, la zona guasnecida de ventanas llega a ser un elemeñtO cinñdrico autónomo ~)que separa la <;ipula de las pechinasv

2) ~a p?-red adquiere el valor de pura superfici<:! cromá­~~ca, y es ésta la condición que permite liberar el mecanis­mo geométrico del edificio de las referencias plásticas perimetrales. E n efecto, si se reconoce al vano su origina­ria realidad tridimensional, ocurre que el límite material

· es empujado lo más lejos posibl~y-OOfl.-s-er-va-la-minima

rel.!!ción -P-~~~ptible co_n __ c:~g_njuntQ..: El ambiente., parece así casi ilimitado, o, como se acostumbra decir: «dilata­do». -a;,La arquitectura de la época de Justiniano acepta el

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31-32 (a la izquierda). Planta de S. Sofía en Constantinopla (532-562 d.C.) y sección axonométrica (de Choisy).

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33-34. Vista y sección longitudinal de S. Sofía en Constantinopla (de B. Fletcher, A history of Architecture).

.r1nolismo romano· del último período,( entre el ambiente ''· ---y la envoltura mural, y 16 resüelve no tntentando la reducción del primer término al segundo, sinQ {eparando=-/ los dos términos en dos .distintos niveles co'rioc~1Jtes .V ------. En efecto, las cualidades geométricas del organismo pue-den ser comunicadas al · observador sól_o_indir-eétamente, porqm~~ quien entra en el edificio ve, antetodo, coinq objetos inmediatos de las sensaciones, las estructuras llenas, --y sólo mediatamente percibe las medidas y las ·

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r~elaciones del vacío. La evaluación del organismo se traslada así de lo );.Q.Qfreto a lQ .a.Qstracro : para percibir el mecanismo compositivo es necesario que el observador no se detenga en la apariencia inmediata, sino que vaya más allá con la reflexión. La consistencia f ís ica de la pared , a su vez, está arreglada convenientemente para

·ofrecer el soporte necesario a la operación de abstracción ya dicha, y llenar el espacio entre lo abstracto y lo concreto sin an ticipar inoportunamente los caracteres geométricos que deben ser leídos más allá de las sensacio­nes inmediatas; ~~~obre t~d-ia-R-te....la..J.Y-6 y e] ~·~$Así, la arquite~ ~iz.;t, a su modo, el equilibrio entre valores _pl~s, propio de la tradición clásica; se t rata, por así decirlo, de una plást ica mental, anclada a un soporte sensible fuertemente cromatizado.

Es interesante considerar los med ios a los· cuales han recurrido los diseñadores b izanti nos para aflo jar los v ínculos entre e l o rganismo y sus límites parietales. Se p; efieren los volúmenes compl ejas,. de tal forma que no s_,cil gercibir el perím,et~os encierra, y, contrariamente a lo que sucede en los interiürés romanos, no se busca descomponerlos en episodios simples, sino que se disimulan las junturas para obtener 1:1-aa fusióo m ás í · · de to s elemento~ ..oSe t:vira --qú~ cl ojo e cuentre demasiado , eu___~una dir~~~ los muros-límites; por lo tanto muchos organismos Izanti­nos res~tan de la inserción de una j'ª-lJla ioteóar, de f~más compl~a, e una ca·a ral más sim~ pa-

l ra su vista en un segundo plano a través de as aberturas 1 de la .precedente. Las relaciones geométricas .. d~ lQs dps ~!im_etrq_s sqn tal vez casi indeterminadas -por ejemplo en la iglesia de los S.S. Sergio ·y Baco~- de modo que la.__distancia de. las partes periféricas no se~ . 'rác;ilmente evafuable. ~ly_z distribuida por numerosas ventanas , colocadas

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q~ _5=aq-ª'· !a<iP-.del ~amb.iente. A~a,c las contrastes de claridad que dar~a n a las - di:srus.as-pa.ttes,~es~~¡úe a las curvas._ un relieve y un esplendor inoportunos, y se obtiene una luminosidad difusa que iguala a las superficies · y a los saledizos. En cualquier dirección se ven siempre algunas ventanas , que producen una condi­ción constante de contraluces -como bien sabe quien intenta fotografiar los intériores bizantinos- c.ontribu­yendo a que los relieves parezcan menos accesibles.

Las aristas del ideal mecanismo geomúrícó no se pue­den percibir directa y materialmente, porque los ángulos no está_n .JJ.larcados por rúggún elemento plástico; los soportes de las galerías son desviad¿~ -v-efticalmente y las interse~ciones entre los planos parietales redondeadas de modo sistemático, para evitar la individualización de una pausf- en la continuidad del revestimiento .

Se admiten deformaciones vistosas en los -trazos, aun ' . .

en los edificios representativos , de suerte que sea evidente la separaóón entre el modelo real y su realización concre­ta, como sucede en un dibujo aproximativo hecho para demostrar un teorema geométrico.

Los saledizos decorativos están por regla general acha­tados y tendidos sobre volúmenes empalmados, la deco.1

ración de los capiteles se red¡.ice a un enlace plano sobre . una supérficie de envoltura y la terminación de las pare­des se hace preferiblemente con taraceas o mosaico~ ~ dLos mosaicos tienen una función fundamental, indis­

pensable para el equilibrio de tod.o el organismo, porque mientras las soluciones antedichas tienden a disminuir la consistencia y la realidad d,_,e'~· las diversas partes, los mosaicos allí sustituyen una cualidad crom~ti~~ ·que es el objeto inmediato de las percepciones sensibl~s, por lo tanto éstos se trasforman en so2orte de todos los demás valores. Nace así una unión ~uy estrecha ent~e el o rganismo y sus complementos decorativos, porque los unos condicionan a los otros y viceversa. Las tres

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35. Una deias cúpulas de ~- Marcos en Venecia, donde es evidente la irregularidad del trazado geométrico.

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36. Sección axonómétrica de S. Irene (siglos VI - VIII d.C.)

en Costantino pla

artes mayores - arquitectura, pintura y escultura- vuel­ven a hallar sobre otras bases la misma íntima unidad alcanzada muchos siglos antes en el templo dórico. . _Esta forma ~e p_royectar alej,a definitivamente la .aspira­

c~o~ a la conttnutdad pais_ajís~ica, que está presente de -dts~Intos modos en todo el transcurso de la arquitectura anttgua. ··--

En la edJÍd ~oro_~ tardía, la insisten~ia sobre el proble­_IJI.a g_e l~§.. aruc.ulactGHes--de los espacios ceM:ados, y la · frecuencia menor de las iniciativas urbanísticas cuando

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se agota la expansión del sistema político y económico, ya han debilitado la capacidad de colocar cada uno de los .sistemas constructivos en un cuadro más amplio.

Un edificio como S. Sofía se presenta como un organis­mo autosuficiente, y el equilibrio calculado de los espa­cios internos se completa y se libera ar¡tes de tocar los muros perimetrales, sin que repercuta de ningún modo en el espacio exterior.

Por cuanto podemos decir, la envoltura externa es una especie de reverso humilde y utilitario, donde q1,1edan a la vista los soportes constructivos entremetidos en la composición interna, e interviene en el-espacio urbano como un objeto independiente, o bien desde lejos sobre­sale con su área de molduras el perfil de la ciudad, sin actuar como un elemento nodal y ordenador del tejido ciudadano.

Así vuelve a aparecer la_ discontinuidad entre los gran­des edificios aúlicos y las zonas de vida cotidiana, propias de las antiguas ciudades orientales, y se hace menos posible el intento de encontrar una medida común entre las iniciativas públicas y las privadas, que es el motivo . central de la tradición urbanística greco-romana.

El dualismo sobre el que se basa la composición bizan­tina está ciertamente vinculado al contraste entre inma­nencia y tras.cendencia, entre mundo sensible y mundo inteligible, tan vivo en la cultura oriental. Mientras .que en el campo teológico y filosófico este contraste alimenta un v ivo debate, en arquitect1,1ra está solucionado con perfecto equilibrio. Es de hacer notar, sin embargo, que esta perfección constituye una co_ndición límite, y que la arquitectura bizantina resuelve repetir _ de rp.odo indefinido su repertorio, sin hallar justificaciones para un desarrollo ulterior.

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