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los dos primeros capítulos de su ohra, es realmente .una crisis de'ci~iliiáción;la misma, t~l como existe

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IST~ÁN MEszÁlzos, BUDAl'E5T, 1930. En 1954 se graduó con hoi1ores en Filosofía en laUniverslq.ad de Budapest, a pesar-del iTltento de expulsaTlo' por su defensa deLukács, de quien. fue posteriormente su asistente y sucesor en la Universidad.

Luego del levantamiento de Hungría, abandona su país, h'abajando en Italia ydesde 1959 en. Inglaterra.

Desde 1950 publiql.' obras conh"ovei"siales. Hoy día es Profesor Emérito deFilosofía de la Universidad de Sussex, Inglaterra.

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István Mészáros

.Socialismo o barbarie

La alternativa al orden social del capital

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Responsable de la edición en espai101: Pasado y Presente XXI y Editorial deCiencias· Sociales

Tradütción del portugués: Rodalfo A. de Athayde

Asistente: Arua Rodríguez

Traducción del inglés: Daría lvIachado

Revisión genexal: Isabel Rauber

DiagTamación y Erunaquetamiento: Pasado y Prt;'sente· XXIDiseño de cubierta: Carmen Padilla

© István lvIészáros© Sobre la presente edición:

Editorial de Ciencias SocialesPasado y Presente XXI

Tercera edición, 2005

ISBN 959-06-0803-5

Estimado lector, le estaremos muy. agradecidos si nos hace llegar su opinión,por escrito, acerca de este libro y de nuestras ediciones.

INSTITUTO CUl3ANO DEL LIBROEditorial de Ciencias SocialesCalle 14 no. 4104, entre 41 y 43, Playa,Ciudad de La llabana, Cuba.~e-mail: [email protected]

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1

IEste libro está dedicado a Hany Magdoff y

Paul Sweezy, que en los últimos cincuenta aiíosdieran, por medio de sus libros y como editores deMonthly Review, una inigualable contribuciónpara nuestro conocimiento de la dinámica impe­rialista y del capital monopolista.

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CONTENIDO

Presentación / IX

Prefacio a la edición latinoamericana / XIII

Inhoducción /1

1. Capital: La conh'adicción viva /3

2. La fase potencialmente fatal del imperialismo /15

3. Los desafíos históricosante el movimiento socialista /52

4. Conclusión /73

Post scriptum. El militarismo y las guerras venideras / 76

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PRESENTACiÓN

SocialislTlO o barbarie! texto de István Mészáros inspirado en elconocido dilema planteado por Rosa Lnxemburgo, constituye paranosotros un hallazgo y un encuentro rnuy ansiado. En sus páginaslos lectores y lectoras podrán encontrar reflexiones acerca de la crisismundial como así también de las alternativas posibles a esta.

La crisis del sistema, explica el autor en los dos prirneras capitu­las ele S1.I obra} es realrrzente u_na crisis de civilización; en tanto resultaprofundamente articulada al ciclo de producción y reproducción delcapital. "Toda conversación con relación al f 1lll.U1.do policénh"ico';bajo el püncipio de algém tipo de igualdad entre Estados, perte­nece al 111uno.o de la pura fantasía, o de- aquel cínico cmnuflajeideológico. Es evidente qu'e no hay nada de sorprendente eneste hecho. Pues el 'pluralismo' en el mundo del capital nadasignifica sino la pluralidad de capitales que no adnute lungtU1.R

consideración de igualdad. Por el contrario,sienlpre se caracte­rizó por el más pérfido orden de jerarquías esh'ucturales y rela-

, ciones de fuerza correspondientes¡ que sielupre favorecen allnásfuerte en su impulso de tragarse al más débil. AsI, dada la inexo­rabilidad de la lógica del capital/ era apenas una cuestión' detiell1pO hasta que el dinml1islll.ü del sisteula llegase/ tarnbién en

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x Socialismo o barbarie. La alternativa al orden social del capital István Mészáros XI

el nivel de las relaciones entre Estados, al estadio en que Llllaúnica potencia hegenlónica sOlnetiese a todas las 111enos pode­rosa,s, independientenlente del tarnaño¡y afirnl.ase su derechoexclusivo - en últinlo análisis, ll1sustentable y exh-enladanlentepeligroso paTa el conjunto de la humanidad - de ser el Estadodel sistel11R del capital por excelencia",l

Avanzando en la lectura del texto, se llega a las reflexiones acer­ca de las alternativas posibles. Resultan fundamentales sus conside­raciones aCerca de la relación indestructible entre lo social y lo políti­co, que el sisterna ,del capital se ernpeiia en fragrnentar, precisamentepara luego consagrar dicha fragrnentación como un fenómeno, inhe­rente a la ¡iaturaleza de la sociedad. En sus reflexiones he encontrado-lo que para mi resultan ser -; componentes impréscindiblesde loscimientos económico-sociales de los planeamientos filosófico-politicoscon los que sustento la unidad indestructible del sujeto social y politi­ca y, obviamente, la conformación del sujeto histórico.

Desde el punto de vista estrictamente politico, ello viene a con­jugarse COn las reflexiones críticas y las re-lecturas acerca de las rela­ciones en.tre los movimientos sociales y las fonnas de representaciónpolítica en lo relativo a la construcción de poder, conciencia, organiczación y proyecto popular alternativo desde abajo. En primer y últi­mo lugar, esto supone la constitución (auto-constitución) de los acto­res sociales involucrados en el proceso socio-transfonnador en sujetossociopolíticos del cambio. Corno ello solo puede ser logrado mediantela articulación de los fragmentos aislados (re-articulación, segúnMészáros), se trata en realidad de un proceso de constitución de losactores aislados en un único sujeto popular. Ello supone re-construirdesde la raíz (desde abajo) las relaciones entre lo político y lo social,redimensionar la política, lo político, el poder, y sus relaciones con lasociedad toda, con la ciudadanía -interpelándola desde los cimie11­tos-o Implica superar las fracturas históricmnente consh1IÍdas y cons­tituidas entre sociedad política y sociedad civil, entre Estado y socie­dad, entre partidos y movimientos. " ...No hay esperanza dere-articulación radical del 1110vilniento socialista sin que se con1­bine completamente el 'brazo indush"ial' del trabajo con su 'brazopolítico'" ,2

! Mészá.l"os, István, capítulo 2, punto 2.3, del presen.te libro.2 ldem, capítulo 3, pLmto 3.2. [Resaltados del aütor].

La afirmación crítica de István Mészáros acerco de que: "Lospartidos obreros no fueron capaces de elaborar una alternativaviable por· estar) dada su funCión de negación, centrados' exclu­SiValTicnte en.la, din1ensión política del adversario" pern1anecien­do así absolutmnente dependientes de su objeto de negación"/refuerza lo que considero una necesidad insoslayable en la hora ac­tLlal: J1,".construir una dirección política sobre otras bases, unadirección política que lejos de fracturm aún más lo social de lopolítico, y sus actores, los integre, articule y cohesione desde laraíz¡ proyectando la construcción de una dirección política co­le,ctiva .que - en tanto tal- signifique .conjugación conscientede protagonislnosf identidadesf problenláticas y experiencias sin­gulares, una dirección política que se construya desde abajo conlapaTtidpación.,directa de todos los actores sociopolíticOS".4

Esto replantea el debate de la representación político-social y elde la estructura organizacional que la contendrá. Supone construirun nuevo modo de representación (sobre nuevas bases), y un Huevotipo de organización polÍtira de i-zqIúerda que, en vez de erigirse porencima y separada de lo social, lo articule e integre formando unainstancia orgánica sociopoliticaf buscando y construyendo col{~ctiva­

¡n,ente caminos que pongan fin a milenios de enajenación política,social y culiural de los seres humanos explotados y oprimidos, alcolocarse y asumirse éstos con .capacidad para protagoniZar su histo­ria. Cm/1o seiialael autor: flSin tina reai-ticulación radical del 1110­vilniento socialistaf la alteiTlativahegen1ól1Íca necesaria al siste­1n21 existente es ll1concebibleu

.

Esta afirmación condensa el sentido político del empeiio realizadopor Pasado y Presente XXI para traducir y difundir -por todos losInedias posibles - un texto como Socialismo O' ba.rbaries Mészáros yyo no nos habíamos conocido ni intelectual ni personalrnenle con ante-

3 Idcln, punto 3.3..] Los dilcmns del sujet~, de mi autoría, wímv,cubnsigloxxi,p. 38.5 Ya teníamos el texto traducido, revisado, editado y en imprenta. cuando

tomam.os cortocimiento de qúe existía otra h<aducción del· núsmo por 'partede Hcrn7.l'nienw. Esta duplicación de esfuerzos se debió a un descuido invo~

lúntario def autor quien merece todo nuestro respeto. Debipoa ello, y-te~

niendo en cuenta la labor abliegada de los traductores, ambos colectivos:Hcrrmnicntn y Pnsado y Presente XXI, hem.os acordado fraternalmente recono­cer corno válidas rluesh'as respectivas traducciones, ediciones )Tpublicacio­nes. (Nota aclaratoria incorporada para la presente edición).

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XII Socialisnw o barbflrie, La altemahvn al orden social del capital

rioridad; la coÍ"nódencia de nuestras reflexiones no pueden se'y enton­ces sometidas a la suspicacia de la amistad, sino a la inversa, es apartir de ellas que se ha forjado y fortalecído velozlnente una proftl11'da mnistad, basada en el fervor militante con e! que a¡¡lbos realiza­rrlOS nuestra labor intelectual.

Dejo a los lectores y las lectoras cualquier consideración pnrti­cular acerca del texto que ahora tienen en sus lnanos; sé que el mismo'conci tará rnás de una reflexión profunda que convocará sin dudas an:pensar la realidad en que vivimos. Ello es parte de los objetivos: nodar recetas sino prQvocar el pensarnú:nto propio; avivar la rebeliónde los cómos, hace tiempo ya en marcha en nuestro contá!ente, yrevivir una vez más el sentimiento y el valor que el atrevemos tienepara la configuración colectiva de un destino común de la patria y lahumanidad. Somos conscientes - hoy más que nunca antes -, queno puede haber antagonismos entre ambas porque, Como dijo JoséMartí, "Patria es humanidad".

Isabel RauberPasqdo y Presente XXI

Editprial de Ciencias Sociales

PREFACIOA LA EDICiÓN LATINOAMERICANA

En una entrevista, en Enero de 2003, para e! diario brasilel10 FoIhade Sao PauIo, me preguntaron: ¿Cuál es su opinión sobre las se­mejanzas que encuentra entre Luis Ignacio Lula da Silva y otroslideres la tinoamericanos como Fide! Castro y Hugo' Chávez? Estafu;c mi re$puesta:

Las sen1ejanzas son de largo alcance~ El. pesar de las obviasdiferencias entre lascircunstancias bajo las cualesestos líderesradicales vieneli. a ocupar su posición actual C01110 cabezas desus respectivos gobiernos. Las selnejari.zas son doininantesporque subrayan enérgican1ente' que la Aluérica LatiT1R toda'está necesitadade un caI'nbio más profundo, verdaderan1enteradical. ...A la 'victoria arrolladora del Presidente Lllla/.le si­gúió - no sin conexiói1- el escandaloso colapso de todas lasfonnas de aúegl0..intentadas en Argentina/ un país considera­do por lnu.cho tiempo el1~10delo insuperable para An1éricaLatina. Y cuando hablan10s sobre los tres líderes radicales:

. Lula, Pidel Castro y Chávez/ no podeu10s olvidar al PresidenteAllende/ quien tan1bién intentó inh'oducir un carilbio radicalensu país y tuvo qtle 1110rir por ello. No hay duda, aquellos querechazan considerax la idea de uncan1bio!significativo, conti­nuarán intentando bonm' el tien1po de 19S líderes radicales la­tinoalnericar~os que aparecen en esta etapa histórica. Pero

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XIV Socialisnw_~ barbarie. Ln alternativa nI ordel1social del capital Istvál1 Mészáros XV

igualm.ente, 111ás allá de la duda, tales líderes están obligadosa surgir una y otra vez, por tanto tiempo cuanto no sean posi­tivali.1ente atendidas las razones sociales profundas e históri­casI qne co'ndicionan su aparición. Quien sabe, si el líder ll1ásradical surgirá de pronto preciSlli11ente en la Argentina cap.i­talista en bancanota, donde en tal caso estálaTganlente retra­sado.

Como verán los lectores de este libro, yo estoy firmemente con­vencido de que solo un abordaje socialista radical puede enfrentar losgraves problemas que tenenws todos ante nosotros, y' encontrar unasalida desde la crisis sistéinica estructural del capitalisrrlO, la cualahora amellaza la supervivencia }nisnw de la humanidad. Vivimosuna época de crisis histórica sin precedentes, que afecta incluso lospuntos más remotos del mundo. Nosotros hemos sido testigos re e

cien tes de dos guerras brutales, desatadas por el irnperialismo esta­dowúdense a pesar de las protestas en contra de rnuchos millones depersonas a lo largo y ancho de todo el mundo. Le seguirán Inás guerrassimilares y su extensión está de~larada ahora ilinútada. La falsa jus­tificación esgrinúda por la adrninistración estadounidense para elcurso de las acciones. mili lares nwsivas previstas, en conformidadcon la doctrina Powell de la "fuerza arrolladora", es que el 11 deSeptiembre de 2001 el país se convirtió en víctima del terrorisinomundial, situación que debe ser contraJ'l'estada en todo el mundo con1m resuelLo col1tragolpe.

La realidad es muy distinta. Como ha sido recientemente revela­do, algunos "halcones principa'les" del presente gobierno de Bush hanestado abogando - ya en 1992, Le. casi diez ill10S antes de septiembrede 2D01- por 'la iJnposición del poderío militar de los EE. UU. envastas áreas del mundo, en busca de su. designio de donúnación global.

Las causas de tales desarro'llos se encuentran muy profunda­mente en las determinaciones estructurales internas del sistema ca­pitalista en la presente etapa de su historia. Ellas no pueden serconfundidas con simples cambios políticos coyunturales de un arre­glo de políticos capitalistas a otros. Porque la erradicación de estascausas, en interés de la supervivencia humana, requerirá de un cam­bio estructural fundamental en nuestro modo de reproducciónmetabólica social, llegando a las raíces de'l cada vez rnás destructi­vo orden social capitalista, que ahora da lugar a las formas másagresivas de aventurerismo mi'litarista por parte del poder capi-

talista dominante. He aquí el porqué solamente con un abordajesocialista radical del problerna del caJubio sistérnico-estructural sepuede ofrecer una solución viable e irreversible al desafío histórico sinprecedentes que no podernos eludir más en las presentes circu.nstan­cias. Ser radical es agarrar firmemente el problema en sus raíces,para introducir los cOlnbios globales que tanto se necesitan. Un lipade cambio que no pueda ser desecho por el siguiente viento politico­coyuntural. Asegura.r una genuina irreversibilidad socialista - enprevención del grave peligro de otro retroceso aventurerista - es li­teralmente un requerimiento vital de nuestro tiempo.

Socialislnü o barbaTie: del ff siglo an1ericano" a la encrucija­da, fue escrito dos años antes del 11 de septiembre de 2001, sinconocimiento alguno de la agresiva doctrina estratégica norteame­ricana que sa'lió a la luz recientemente. Este libro anticipó la faseactual de los desarrollos militaristas sobre la base del análisis de losantagonisnws irreconciliables y de las fallas históricas inherentes alcapital, incluyendo su incapacidad para crear el Estado del sistemacapitalista como tal, y para tener bajo control los intereses contra­dictorios y antagonismos fatídicos de los Estados nacionales. El ca­pítulo 2 de Socialismo o barbarie trata "La fase potencialmenteúltima del imperialismo", bajo la cual el Estado nacional norteame­ricano intenta imponerse a sí m.ismo; incluso por los medios, Jn.ásdestructivos, por encima de los dernás estados nacionales; como úni­co Estado indesafiable del sistema capitalista en general. Un intentoque debe finalmente fracasar, pero en el curso de cuyo desarrollopuede efectivamente precipitar la destrucción total de la humani­dad. El libro también subrayó en 1999 que el futuro de la vieja"di­plomacia de las cañoneras'" será el del chantaje nuclear: que esahora una parte integral de la doctrina estratégica del gobierno delos Estados Unidos, esgrimida en nombre de una absurda "justifica­ciónmoml" para defender (en realidad imponer ofensivamente) 'losintereses nacionales norteamericanos contm e'l resto del mundo porcualesquiera medios que el país desee eTnp'lear. Los peligros para elfutui'o son obvios para cualquiera.

Es ahí donde estarnos hoy; en medio de una crisis estructuralcada vez más profimda del capdal, la más aguda posible en compa­ración con cualquier crisis cíclica/ coyuntuTal del pasado. La ca­pacidad de destrucción y la incontrolabilidad del capital en la pre­sente etapa de la historia han asumido formas y proporciones nunca

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XVI Socialismo o barbarie. La nltemativr:J nl orden. socinl del capitallstván Mészáros XVII

vadores del orden capitalista establecido. Así, se volverian totalmenteinsostenibles, y sé nzant-endría el vado desconcertante entre los pro­l-1ÓSitOS il1Inediatos y los objetivos ~stratégicos totales.

Lás fuerzas de l.Cf acción, transfornrndom solo pueden realizar 'supotencial si continúan orientártdose ellas nzisnzas - de acuerdo conlas circunshmcias cmnbiantcs sobre las cuales ellas también activa­mente influyen ~ por los objetivos estratégicos totales de su ¡nandato'histórico. De acuerdo con esto, es un requisito vital para el futuro elre-examen ·critico del pasado del nwvániento obrero¡ especi.almentelas razones que, está"rr detrás de la adopción de la - ya insostenible­J-1osf't,rra defensiva. ~in una rearticulación radical del movirn_ientosocialista¡ la .alternativa hegelTl_ónica necesaria al sistenw. existente esinconcebible. Es estala naturaleza del desafio de instituir las condi~

ciones para el control real del orden dado. Es por lo que esto apareceen la agenda his/órico, y no simplernente como un propósito a alcan­zar por alguna ficticia "alim,'za electoral amplia" que Ílnpide que lasfuerzas transformadoras realicC/! su verdadero potencial ¡nediante laimposición a éstas de grilletes paralizantes del más bajo denomina­dor cornún.

La tarea histórica frente a nosotros no puede ser conclúida sinun desarrollo exi/oso de la única fonna viable de intemacionalisrno,basado en la complela igualdad de las naciones. ¡in intemacionalismoal -que todas las fonn.as de irnperialismo le son absolutamente des­favorables. Los países latirlOmnericmlOS sufrieron durante siglos losestragos de los antignos imperialismos, y queda el objetivo de ladOlnin_aciónmnericana no solo en la forma de incontables interven­ciones núlifares ejercidas directamente o por delegación¡ sino tmnbiénen el terreno qconómico¡ incluyeildo el actu.al intento de imponer elALeA. y todavía, cuando analizamos los peligros por doquier ennuestro horizonte, tiene que ser suficientel'nente obvio que no haysolución posible sin la transfonllación mdical de su sistema des~

tfu,divo¡ por la propia clase obrera norteamericana. rJingún poderpOlíUco~1nilüar en la tierra puede lograr desde afuel-a ~ sin el riesgode un suicidio colectivo - lo que debe ser hechQ desde adentro delpaís, por un nwvinúcnto que ofrezca una alternativa positiva al'orden existente en los Estados Unidos.

Seria una ilusión esperar un cmnbio significativo en lo tocantea la necesruJia acción trrtl1sfonnadora del movirniento ob1'e'ro mneri­cano en el futuro más cercano: Debido al constante impacto ,je latasa difercilcial de explol:ación d.e la cual la clase- obrera mnericana

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XVIII Socialismo o barbaríe. Ln nlterlwhvl1._~~ orden social elel capital

se beneficia también, las acciones abiertas de desarrollo históricopositivo tienen que surgir en los países dominados por los EstadosUnidos, donde las agencias sociales necesitadas de un carnbio radi­cal están 1'nucho -más lístas paú!_ la tarea. Corno escribí un túnnpoatrás en Más allá del capital:

Latinoamérica promete paTa el futuro 11lás de lo qLle' por el111011"lento pOdelTIOS hallar en los países capitalistanlente avan­zados. Ello resulta conlprensible¡ porque la necesidad de uncanlbio radical' está ejerciendo ll1ucha ll1ayor presión en'Latin'oamérica que en Europa y los Estados Unidos¡ y las solu­ciones de lI modernizaciánfl y "desarrollp"¡ una vez pronleti­das/ denlOstraron una luz sienlpre en retroceso en un túnelque se hace cada vez ll1ás largo. Así, si bien sigue siendQ ver­dad que el socialis1110 debe,calificar C01110 un enfoqlle uni­versalmente viable l que abarque las áreas capitalistas másdesarrolladas delnllU1do l no podemos considerar este proble­111a en términos de ,una secuencia tenlporal en la cual unafutura revolución social en los Estados Unidos debe tener pre­ced.encia por sobre todo lo deInás. Na,da de eso. ,Porque dadala inercia masiva generada por los intereses creados del capi­tal en los países capitalis tmnente avallzados, jlU1tO con la conl­plicidad consensual en ellos dellaborisn10 refornústa, resultamucho 111ás probable que se de una revuelta social que encien­da la ll1echa en Latinoan1érica que en los Estados Unidos l conin1plicaciones de largo alcance para ell'esto del ll1undo. (Másallá del Capital: Hacia lma:.Teor[a de la Transici6n¡ Vadell Herlll.a..,.nos Editores, Caracas, 2001, p. XXVIII).

Esa es nuestra esperanza para un futuro no muy lejllno, basadaen el fermento social y la radicalización de que somos testigos eilJnU­chas partes de América Latina, Las implicaciones de tales desarrollosson universales. Las causas más profundamente arraigadas denueslropeligroso apremio están tan íntimamente entrelazadas que ni el lnáspoderoso país puede detener indefinidamente a las fuerzas que presio­nan por una vía alternativa de conducir nuestra vida, cuando la cadavez más pJ'Ofunda crisis estructu.ral del sisterna capitalista sigue sucurso. Al respecto es necesario ganar conciencia no solo de los peligrosque encaTamos sino de nuestra capacidad para institLrir un orden socialradicalmente diferente. En plena solidaridad con el pueblo latinomneri­cano, Socialismo o barbarie está dedicado a esa finalidad.

Raehester, Mayo 16 de 2003

INTRODUCCiÓN

Llegó a su fin el siglo xx, descrito por sus apologetas más enhlsias­tas conlO el 11 siglo aInericano fl

. Estas opiniones se lnanifiestancomo si no hubieran ocurrido la Revolución de Octubre de 1917,.ni las revoluciones china y cubanal ni las luchas'p6r la libera­ción colonial de .las décadas siguientes, sin lllencionar la hunu­llante derrota de los Estados Unidos en Vietnam. De hecho, losdefensores acríticos del orden establecido anticipan cOlúiden­cialnlcnte que n.o apenas el siglo XX!I sino todo el próxüno ll1ilenio

l

está destinadoaconforIl1arSe con las reglas incontestables 'dcla"Pax: Anl.ericanalf

• Aun ase lo cierto es que las causas profun­das subyacentes de los grandes terremotos sociales del siglo xxantes mencionaclos - a los cuales se les podrian fácilmente su­ll1ar otros l tanto positivos C0111.0 negativosl COIno las dos guerrasITlundiales - f ,no .fueron solucionadas por los acontecinlientossubsiguientes, a pesar del enOrIne realineanuento' de "las fuerzasfavOl'ables al capitalismo durante la iíltima década, Por el con­trario l a cada nuev,a fase de la postergación forzada, las con­tradicciones del sistellla del capital solo se pueden agravar,trayendo. consigo un pelig'ro todav.ía Inayor para la propiasobrevivencia de la' hU~11anidad.

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2 Socialismo o barbarie. La alternativa nI ordensodnl del capital

La falta de solución crónica de nuestros antagoniSln~)Sf

compuesta por la incontrolabilidad dE'1 capital, puede, por al­gún tiempo todavía, continuar generando una atlnósfera detriunfalis1l10; así C01110 ilusiones engañosas de pern1anencia,COIl1? sucedió en tU1 pasado reciente. Pero, a su debtdo tiempo,los problelnas crecientes y destructivan1ente intensos te'ndránque ser enfrentados. Pues, si en el siglo XXI ocurriera realn1enteel triunfalis1110 del "siglo mnericano" ,del capítal, no habrá enel futuro otros siglos para la hU111anidad, lnucho lTlerios un111ilenio. Esto no tiene nada que ver con el antiarnericanisll1o.Ya en 1992 expresé mi convicción de que:

el futuro del socialiSlTIO sera decidido en los Estados Unidos} pornlás pesinusta que esto pueda pareéer. Intento 1110strar esto en laúltinla parte de The Power ofldeology6, en el cual discuto el proble­lna de la universalidad. O el socialislllo se afirnla universalnlcntede fonna tal que incorpore todas las áreas, inclusive las áreas ca­pitalistas l11.ás desarrolladas del 11lundo, o estará condenado al fra-caso? .

Dada la actual situación del desarrollo, con sus grandes pro­blen1as 'intrínsecos que reclau1an una soluCión duradera, sola­lnente una respuesta universallnente válida puede funcionar.Pero, no obstante su globalizRCl')l1 in1puesta, el sistenla irreversi­blen1ente perverso del capital e~ estructuraln1ente incOlnpatiblecon la universalidad, en cada. sentido del ténnino.

6 The Power ofldeology, Lo:ndres/Nueva York, Harvester\¡Vheatsheai/New YorkUniversity Press, 1989, pp. 462-70.

7 "Marxism Today", entrevista publicada en R.ndicnl PhilosophYI no. 62, otoño de1992.

1

CAPITAL:

LA CONTRADICCiÓN VIVA

1.1

Independientemente de los alegatos de la actual "globalización",es impo,sible que exista universalidad en el1l1lmdo social sin ¡gual­dad sustantiva. Evidentemente, por tanto, el sistema del capital, entodas sus forn1as concebibles o históricalnente conocidas, es total­111ente incon:lpaÜble con· sus propias proyé'cciqnes - aun siendoestas distorsionadas o estropeadas - de universalidad globali­zante. Y es enonnen1ente 111ás inconl.patible' con la única realiza­ción sigli.i,ficativa de universalidad viable, capaz de annonizarel desarrollo universal de las. fuerzas productivas con el de.,.sanoHo abarcador de las capacidades y potencialidades de losindividuos s.ociales libremente asociados, basados en sus aspi­raciones conscientemente perseguidas. La potencialidad dE' la ten­dencia universalizante del capital, a su vez, se transfonna en larealidad de la alienación deshumanizan te y en la reificación. Segúndice Marx:

Cuando se elin1ina la [onna burguesa limitada, ¿qué cosa es lariqueza sino la universalidad de] entre otras, las necesidades,

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4 Socialismo o barbarie. La altenwtivn al orden social del István Mészáros 5

capacidades, placeres, fúe,rzas prod1.lctivas individuales creadaspor ll1edio del intercalnbio universal? ¿El e0111pleto desarrollo delcontrol hLml~1.0'sobre las fuerzas de la naturaleza} considerando.así tanto las de la llalTlada naturaleza con10 las de la naturalezahUlllana? ¿El desanollo absoluto de sus potencialidades creativas,sin otros presupuestos que no sea el desarrollo histórico a.ntericirque cOlupone esa totalidad del desarrollo, o sea, el desarrollo detodas las capacidades hU111anaS canlÜ un fin en sí, no C01110 m,e­

dida por un patrón arbitTario?'Cuando el hOlllbre no se reprodu­ce el;: una espedficidad¡ sino que produce su propia totalidad,¿lucha para no permanecer siendo algo en lo que se transformó,sinopa::ra coptinuar un n10vinliento absoluto de transfornlación?En-la econom.Ía burguesa - y en.la era de producción que lecorresponde - , ese desarrollo com.pleto del contenido hLln1ano apa­rece con10 una sustracción c0111pleta, esa objetivacióp universalcomo alienación total, y el desnloronanliento de todos los objeti­vos liulitados y parciales COU10 un sacrificio- del fin-En-sí hU111anOél un fin entermnente externo.8

El desalTollo de la división funcional - en principio, univer­salmente aplicable - del trabajo constituye la dimensión hori­zontal potencialmente liberadora- del proceso de trabajo del capi­taL A pesar de esto, esa dimei'¡sión es inseparable de la divisiónvertical/jerárquica del trabajo en el cLladro de la estructura de co­mando del capital. La función de la dimensión vertical es protegerlos intereses vitales del sistelna asegurando la expansión conti­nua de la extracción del plustrabajo basada en la explotaciónmáxima practicable de la totalidad del trabajo. Consecuentemen­te, la fuerza estructurante horizontal solo puede desarrollarsehasta el punto en que permanece bajo el control finne de la di­mensión vertical en el horizonte reproductivo del capital.

Esto quiere decir que ella solo puede seguir su propia diná­mica hasta el punto en que los desarrollos productivos siguientespermanezcan contenidos en los parámetros de los imperativos delcapital (y limitaciones correspondientes). Las exigencias de con­trol del orden vel'tical del capital constituyen el momento supre­1110 en la relación entre las dos din1ensiones. Pero, al tien1po queen)a fase ascendente del desarrollo del sistema las dimensioneshorizontal y vertical se complenlentaban por medio de cambios

s Karl Marx, Grundrísse, Nueva York, Vintage, 1973, p. 488.

reciprocas relativamente flexibles, una vez terminada la fase as­cendente, lo que antes era rnomento supremo [iibergreifendesMoment]de un complejo dialéctico se transforma en una determinacióndisruptiva [de interrupción] unilateral, que trae en sí graves limi­taciones al desarrollo productivo y lilla importante crisis de acu­mulación ya completamente evidente en nuestro tiempo. Es poreso 'que, en el interés' de salvaguarda y. de la parcialidad"auto­orientada y de la insuperable jerarquía estructural del capital, seaborta la prornetida universalidad potencial en el d~sarrollo delas· fuerzasproduetivas.

El sisten1a del capital se articula en unared de conh'adiccio­nes que solo se consigue administrar 111edianmnente, y aún asídUTante tui corto intervalo, pero que no se consigue s~lperar defini­tivillllente: .En la raíz de todqs ellas enconh-alllOS el antagoniS1110irreconciliable entre capital y trabajo, asunüendo sielnpre y nece,.sariament" la forma de subordinación estructural y jerárquica deltrabajo al capital, sin importar el grado de elaboración y mistifi­cación de las tentativas de cmnufla.Tla. Para linutari10s apenas aalgunas de las prll1cipales conh-adicciones a ser enfrentadas, te­ne1nos:

• producción y conh'o1;• producción y COnS1U11.0;

.- producción y circulación;• con1petencia y 11lonopolio;• desarrollo y subdesarrollo (o sea, la división entre norte y

Sl1r, tanto globalmente como en el interior de cada país);• expansión cargada de las semillas de una contracción desti­

nada a producir crisis;• producción y destrucción (esta última generalmente glorifi­

cada como "productiva" o "desh'ucción creativa");• dominación estru.ctural del capital sobre el trabajo y su de­

pendencia insuperable del h'abajo vivo;• producción de hempo libre (trabajo adicional) y su parali­

zante negación con el imperativo de reproducir y explotar eltrabajo necesario;

• fon11a absolutmnente autoritaTia de la tonla de decisiones enel proceso productivo y la necesidad de su implementación11 consensual'! ;

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6 Socialisrno o barbarie. La iIlternntiva al orden. social del capital IstvánMészáros 7

• expansión del empleo y generación del desempleo;• ilnpulso del ahorro de reClUSOS ll1ateria.les y l~unlanos C0111­

binado con el absurdo desperdicio de estos;• crecirniento de,la producción a todo, costo y la conconutante

destrucción anlbiental;• tendencia globalizadora de las empresas transnacionales y

restricciones necesarias ejercidas por los Estados naciona­les contra sus rivales;

• control sobre unidades productivas específicas y falta de con­h'ol sobre su ambiente (de aquí el caTácter exh'emadamenteproblemático de todas las tentativas de planijicaciónen todaslas formas concebibles del sistema del capital); y

• contradicción enh'e la regulación econónuca y-política de ex­tracción del plustrabajo,

Es absolutamente inconcebible superar cualquiera de ,estasi contradicciones, mucho' 111enOS esta red :Jndescifrablenlente COlTl­

binada, sin instituir una alternativa radical al 111odo de control.dellnetabolisn~o social delcapital. Una alt:ernativa basada en laigualdad sustantiva, cuya ause11cia total es el denominador comúny el núcleo vicioso de todas las relaciones sociales bajo el sistemaexistente.

Ante la crisis esh'uctural del capital como tal, en contrastecon las crisis coyunturales periódicas del capitalismo observadas enel pasado, es importante todavía subraYaT que los problemas sonfatalmente agravados en el estadía actual de desarrollo, injertandoen la agenda histórica lanecesidad de lU1 control global viable dela producción material y de los intercambios culturales de la hu­manidad como cuestión de mayor urgencia, Marx en su tiempopodía hablar del desaTrollo del sistellla del capital como aquel que,a pesar de sus propias baTreras y limitaciones, "amplía el círculode consumo" y "derrumba todas las barreras que restringen ellibre desarrollo de las fuerzas productivas, la expansión de lasnecesidades, el desarrollo general de la¡producción, y la explo­,tación y el intercambio de las fuerzas mentales y naturales".'En este espíritu, pudo caracterizar el completo desflrrollo delsistelna del capital conlO lila preSl,tposición de un nuevo 1110do

-'------,--, Ibídem, pp, 408 Y410,

de producción" ,10 Hoy no tiene sentido hablar de ,un"desarrollogeneral de la producción" asoCiado a "la expansión de .las necesida­des lnunanas. Así, dada la fonna en que se realizó la defonnadatendencia globalizante del capital - y que continúa imponién­dose -, sería un suicidio enfrentar-la realidad destructiva delcapital como el presupuesto de 1m nuevo y absolutamente nece­

"sario 111.üdo de reproducir lascondiciones sustentables de la exis­tencia hU1nana. En la situación de hoy! el capital ya no está encondiciones de preocupaTse con el If aUlnento del círculo de- con­sumo", para beneficio del "individuo social pleno" del que ha­blaba MqfX, .sino apenas con su r~producciónaIll-pliada a cual­quier costo, que puede ser asegúrada/ por lo 111en08 por algúntiempo, por varias modalidades de destrucción, Pues, desde elperverso punto de vista del "proceso de realización" del capi­taL consumo y ,destrucción son equivalentes ftmcionales. I-Iubo unaépoca en la que el· a1unento del. círculo del conSUIno se .hacíaaco111paüar delilnperativo destructivo de la auto-realizaciónampliada del capitaL Con el fin de la ascensión histórica delcapital, las condiciones de.l:eproducción expandida del sistemafuej'on radical e irremediablemente alteradas, trayendo al pri­111er plano sus. tendericias destructivas y su C01l1paÜero natuTaLel desperdicio catastrófico, Nada ilush'a mejor este hecho que el"complejo militm/industrial" y su continua expansión, a pesar de·la fábula de un "nuevo orden mundial" y del así llamado"divi­dendo de la paz", después 'del "final de la Guerra Fria" (volvec

remos a este complejo de problemas en la se(cción 2,7),

1.2

Paralelamente a estos desarrollos, la cuestión del desempleo tam­bién fue significativa1l1ente alterada para peor. Ya no es ¡inutadoa un "ejército de reserva" a la espera de ser activado y h"aído parael cuadro de la expansión productiva del capital, como aconte­ció durante la fase de ascensión delsistelna, a veces en una ex­tensión prodigiosa. Ahora la grave realidad del deshulllanizanted~seInpleo ,:sl11ne un carácter crónico, reconocido hasta por los

l'{)l,bídenl, p. 540.

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8 Socinlismo b barbnríe. La nlternativa o/ orden social del capdal István lvlészáros 9

defensores 11lás:, acríticos del capital C01no JI des'elhpleo estructu­ral" f bajo la fornla de autojustificación, con10 si nada tuvieseque ver con la naturaleza 'perversa de su adorado sistenla. Encontraste! en las· décadas de expansión continua de la ..pos-gue­rra, el problerna. del deselnpleo fue' considerado pel'111anente­Tnente resuelto. ASÍ, uno de los peores apologetas del capital- VValt Rostow, figura de proa en el "tanque de ce"'ebros" delpresidente Kennedy - dedaró arrogantemente en un libro va­cío! pero profusanlente divulgado, que:

Hay 11111chas ra?=ones pmu creer, E'xaminando la rE~acci(m del pro­ceso político incluso en las pequeñas bolsas de desenlpleo eú lassociedades delTlOCráticas rnodenl,as,que las políticas 'lentas ytínü­das de las décadas de 1920 y 1930 ya no pueden sel" toleradas enlas sociedades occidentales. Y ahora ya se conocen anlplianlentelos trucos técnicos de esas políticas ,..... debidos, a la revoluciónkeynesiana. No se elebe olvidar que Keynes se Ül1PUSO la tarea dederrotar el pronóstico de N[arx sobre el desarrollo del deselllpleobajo el capitalislllo; y de modo general tuvo éxitoY

En el mismo espiritu, Rostow y todo el ejército de la econo­111.ía burguesa' preveían confiadan1ente.. que no solmnente las"bolsas de desempleo" de las democracias occidentales se trans­fÓl"111arían rápida y pern1anentelnente en oasis de "riqueza" yprosperidadl sino que gracias asus recetas y trucos de n1aestrosde la "Jnodernización"l que sonuniversaln1ente aRlicablesl el TeT­cer Mundo también llegarla al mismo nivel de "desarrollo" y dela feliz re2ilización de JinuestTas den10cracias occidentalesll

• Puesse creía que era parte de l~ naturaleza predetel~n1inadadel uni­

.verso atemporal que el "subdesarrollo" estaría seguido por el"despegue'l capitalistal que l él su vez, traía inexorableniente con­sigo un "implIlso hacia la Illadulez':, siempre que las fuerzas polí­ticas de las II delTIOCHlCias occidentales"1 ,evitasen las 111alas ac­ciones de revolucionarios creadores de problel11as que tienen latendeúcia, a oponerse 'a aquel orclen.

La euforia produjo ,una industria generosanlente financiadade "estuclios de desarrollolJ I que se expande en círculos cEl(la vez111ay6res y que finalmente cae en las aTenas del cOl11pleto olvidol

11 \tValt Rostow, ~tl1ges ofEconoínic Growth, Cambridge, Camb.~·idgeUniversity.Press; 1960, p. 15."

Como las gotas de lluvia en la playa, en la medida que, con elsurgin1iento de la crisis estructural del capitat el 1110netarislnoneoliberal asunlÍa la posición de orientador ideológico hasta en­tonces ocupaqa por los SlllllOS sacerdotes de la salvación keyne­siana. Esto excluyÚla prel11isa básica que justificaba la expan-'sión de la disciplina. Y cuando finalmente se hizo claro que lostrucos keynesianos no serían capaces de recrear los /llnilagros!lanteriores (o seal las condiciones descritas con10 u nlilagros/l poráquellos que en la época ilógicamente creian en ellos, no por susadversarios críticos)1 los antiguos propagandistas de la soluciónfinal keynesiana de las imperfecciones del capital simplementecaq1biaron detraje YI sin la lnenor señal de autocrítica, invita­ron a todos los que todavía no habían alcanzado su propio gra­do de esc1arecüniento trascendental a despertaT de Sil sueño paradar al. viejo héroe un entielTo decenteY·

Así, la ide010giade la Modernización del Tercer Mundo h¡vo. que ser abandonada - de forma hasta cierto punto humillante.La cuestión todavía fue 111ás cOllTplicada por la Elll1enaZa crecien':""te de un desastre ecológico y por el hecho evidente de que si el"impulso para la modernidad del Tercer Mundo" llevase a que

,prevalecieran los niveles de desperdicio y contaminación produ­cidos por el pais modelo de la "modernización" -los EstadosUnidos - apenas enChina y la Indial las consecuencias seríandevastadoras tan1bién para las 11 delnocracias occidentales/' idea­lizadas. Aden1ás r la solución egoísta propuesta recientenlente porlos Estados Unidos -la compra de los"derechos de contamina­ciódi de los países del Tercer Mundo- sería un concepto apto­destructivo si no admitiese al mismo tiempo la continuidad del"subdesarrollo del Tercer Mundo" .

Así! a' partir .de ahora l la ideología de la I/n1odernización"tendría que ser usada por todas paTtes! inclusive por las 1/ delno­cracias occide.t1tales"! COlno un nuevo tipo dearn1a para castigEll'y descalificar al "Viejo Laborismo" que se resiste a modernizarseCOlTIO un ¡'Nuevo Laboris111011; o sea, por no ser capaz de 1110der­nlzarse por el abEllldono cOlnpleto inclusive de los principios ycOlnpronlisos leven1ente socialden1ócratas l C01110 llizo el IINuevo

12Ver editorial en The Economist de Londres, titulado "Til1l.e to bury Keynes", ~

de julio de 1993, pp. 21-22; la pregunta fue respondida por los editores del TheEconomisl con un enfático '" sí".

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10 SocinlisTnD o barbarie. La I1ltenwtivCI al orden social del enpil-111István NJészáros

LaborisIl"lO". Los nuevos objetivos de propaganda universal­nlente recolnendables e il11puestos son 11 dem.ocracia y desa6-o­110": democracia modelada por el consenso político entre demó­cratas y republicanos, de los Estados Unidos, cuyo resultado es lapérdida cOlnpleta de libertad de la clase trabajadora inclusive en elsentido estrictmnente parlanlcntario; y desaiTol1o con10 nada 111ásque lo que se puede introducir en la concha vacía -de la defini~

~ión ll1ás tendenciosa de 11 denl0cracia fonnal" I a ser inlpuesta atodo ellllundo, a partíT de las"recién elnergentes denlocradas"de Europa Oriental y de la antigua Unión Soviética hasta elSudeste As'iático y África¡ así C0111.0 en la Anlérica Latil1R. Can10afinnó -un hnportante órgano de propaganda del G7¡ d0111ina­do por los Estados Unidos, el The Econ0111ist de Londres, con sucinis1110 inínütable:

No hay alternativa al libre l1'lercado conlO forn13 de organizar lavida econónlica. La expansión de la eCOn0111Ía de libre lnereaciadeberá llevar gradualnlentea la democracia lTmltipartidista, pueslas personas que tienen libertad de elección econónlica tienden él

insistir en la posesión,también de la libertad de elección políticaY

Para el trabajo, como antagonista del capital, la "libre elec­ción econónucall en el en1p1eo solo puede significar sU111isión alas órdenes elnanadas de los- ü11perativos expansionistas del sis­telna; y, para el núnlero sie1npre creciente de otros no tan 11 feli­ces" I significa la exposición.. a las hU111illaciones y al ~xtrenl0 su­frinliento causado por 121 11 deselnpleo estructurar!. Enrelación conla libre elección politica a ser ejercida en el cuadro de una" demo­cracia 111ultipartidista", eIJa s~ reSlllnc, en realidad, a la acepta-'ción alnarganlente resignada de las consecuencias de un consensopolítico que se estrecha cada vez 111ás llevando a no 111enos del77% de los electores ingleses - y casi la 111i8111a proporción enotros países de 10- COll1uludad Europea - él resistirse él participaTen 1m ritual tan sin sentido como las (lltimas elecciones nacionalesconvocadas para elegir los nüenlbros del Parlanlento eul'opco.

Así, tal COll10 aconteció en e~ canlpo del enlpleo producti­vo/ C01110 resultado de la reducción de Jos ll1árgenes del capitat

13The Economist, 31 de diciembre de 199].

constatamos ,dramáticos retrocesos también en el campo de larepresentación y de la administración políticas. En el dominio dela producción, el desmrollo de la fase ascendente del capital h<ajoconsigo la expansión intensiva del empleo, qlle hoy da lugar a lapeligTOsa tendencia al desempleo crónico. En relación con el do­nu.nio político, se percibió un 1110vimiento de anlpliación especta­cular de los derechos, desde el suúagio universal a la correspon­diente fonnación de los partidos obreros de 111asal sucedida por elretroceso completo de la pérdida de losderethos no formales,pero efectivos de los trabajadores, en el universo de su propiarepresentación parlainentaTia. En relación con esto, basta re¡:or­dar las. típicas fon11aciones políticas del IINuevo Laborislllo" ysus senlejantes, que, del !lotro lado l

' I operan con call1arillas res...h"ingidas,üna peculiarísilna '1 t0111a de décisión política" 1 ilnpo­niendo ü11placablenlente la idea de que lino hay alternativall acualquier voz disidente, si por casualidad naciera algtu1a contra.­dicción enlTe los miembros del gobierno, cuya nmción es aprobartodo lo que está pre-establecido.

1.3

La devastadora tendencia al desempleo crónico hoy afecta in­clusive a los países capitalistas 111ás avanzados. Al 111i81110 tienl­po, tm11bién las personas todavía enl.pleadas en aquellos paísestienen que soportar el enlpeoranuento ele sU8condiciones 111ate­riales de existencia, lo que es ad1uiticlo iTlc1uso por las .estadísti­cas oficiales. Pues el final de la ascensión histórica del capitaltambién trajo consigo una ecualización hacia abajo de la tasa dife­rencial de explotación H .

HUn ejemplo alarmante de la tasa diferencial de explotación nos fue ofrecidopor el ensayo de un inlportante historiador filipino, Renato Constantino. Se­gún él, "La Ford Filipill.as lnc., fundada en 196"7, es hoy (cuah'o años después)la numero 37 enh-e las mil 1l1ayores empresas de Filipinas. En 1971 anuncióun lucro sobre el patrimonio líquido de 121,32%, al paso que la tasa de lucroglobal de la empresa en 133 países fue de apenas 11;8%. Además de todos losincentivos extraídos del gobierno, los altos lucros de la Foi"d se deben princi­palm.ente a los bajos salarios. Mientras <in los Estados Unidos la remuneraciónpor hora de la mano de obra calificada era de US$ 7,50 (en 1971),la remunera­Ción por tabajo equivalente en Filipinas era de apenas US$ 0,30". (Renato

i(,

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12 Socialisrl1o o barbm':ie: Ln alternativa ni orden social delcnpil-nl ls'tván Mészáros 13

El fin de la "modernización del Tercer Mundo" 'acentúa unproblema fundamental del desarrollo del sistema del capital.Enfatiza el relevante significado histórico del becho de que elcapital se ha mostrado incapaz de completar su propio sistemaen la forma de capitalismo global, o sea, como la Tegulaciónaplastantemente económica de la extracción del trabajo adicio­nal [surplus labor] como plusvalía [surplus-valuer A pesar de to­das las fantasías pasadas del 11 despegue" y del ff ill1.pulso haciala filad urez" I hoy casi la nutad de la población del Inundo estáforzada a reproducir sus condiciones de exÍstencia bajo formasque contrastan fuertenlente con el I/nlecanisnlü de 111ercaclo"

Vi idealizado Co.lTIO' el regulador absolutantente d01l1inante del 11l€'­, tabolismo social. En vez de completarse como sistema capitalis­

ta global propiamente, el capital, a no ser en los países dondepredominó su modo de control económico de la apropiación deltrabajo adicional, tall1bién logró crear enclaves capitalistas conun relativamente vasto traspatio [hínterland] /10 capitalísta, Bajoeste aspecto la India es:un ejeulplo obvio, y China, por el con­trario, un ejenlplo 111ucho lnás COll1.plicado, pues allá,·cl Estadono puede ser calificado como capitalista (mientras que el paístiene importantes enclaves capitalistas, dentro de un territorio[hinterland] 110 capitalista con más de un billón de personas), Deciertafornla~ esto es análogo a algunos antiguos ill1perios colo­niales, por ejelnplo, el Jnlperio Británico. Inglaterra ejerció ab­soluto control político y militar en la India, explotando comple­tanlente sus enclaves capitalistas, dejando al 111i81110 tienlpO lal11ayoría abnul1adora de la población abandonada a sus pro­pios recursos de subsistenciaprecolonial, ulteriol'l1l.ente agrava­dos durante el colonialismo.

Por lUla serie de razones, incluyendo la articulación estruc­tural del 11 capitaliS1110 avanzádo" con la catastróficanlente per­dulaTia tasa de utilización decreciente C01no inlportante concli-

Constan.uno; Neo-Colonial Identity tmd Courder-Consciousness: Essnys in CulturalDecolorúzntion. Londres, Merlin PTess, 1978, p. 234.) Los relativos privilegiosdisfrutados en el pasado por las clases trabajacloras en los países capitalistasavanzados comenzaron a erosÍormrse en las tres últimas décadas, como re­sultado del eSh'echamiento de los l1i.árgenes elel capital y de la globalizacióntransnacional en curso. Esa niveladón hacia abajo de la- tasa diferencial deexplotación es una tendencia HiU)' siS'l.iifícativa de desarrollo en nuestro tienl­po, y debenl afil"marse con severidad creciente en las décadas venideras.

ción de expansión continua, no es concebible que ese fracaso delcapitalismo sea remediado en el futuro, Así, el fracaso de la mo­dernización capitalista del "Tercer Mundo",a pesar de todoslos esfuerzos en ella invertidos dUTante las décadas de expan­sión de la posguerra, llanla nuestra atención., sobre un defectoestructural fundamental de todo el sistema.

En este contexto, es necesario l11encionar un problen1aadi­cional: la "hibridación'! evidente hasta en los países capitalista­n1f2nte avanzados. Sú principal dirnensión es el sien1pre crecienteinvolucramiento - directo e indirecto - del Estado, en salvaguar­dar la continuidad del modo de reproducción del metabolismosocial del capitaL A pesar de todas las protestas en contra, combi~nadas con fantasías neoliberales relativas al "retroceso de las fron­teras, del Estado", el sistema del capital no sobreviviría una únicasemana sin el fuerte apoyo que recibe del Estado. Ya discutí eseproblema eÍ1 otra parte y, por tanto, una breve mención aquí debeser suficiente. La cuestión l;ell1ite a la reaparición contundenteen el siglo xx de aquello que 1:fal'X denonlinó tiayuda externa",término ya empleado por Emique VIl! y oh'os para referirse alos primeros desarrollos capitalistas, desde las "políticas agríco­las c01l1unes ll y garantías_ de exportación hasta los Ü11nensosfondos de investigación financ.iados por el Estado y el apetitoinsaciable del complejomilitar-industrial15 Lo que torna mu­cho 'lnás grave ese problen1R es la ll1suficienciade la ayuda in­dependientemente de la cantidad ofrecida. El capital, en la faseactual de desarrollo histórico, se hizo completamente depen­diente de la oferta siempre creciente de "ayuda externa", A pe~

sar de esto, en relac;ión con ese aspecto, nos estarnos aproxi-

15Rosa Luxemburgo ya'enfatizaba profeticamente, en 1913, la import;;incia cre­,ciente de la producción militarista, mostrando que /lel Capital en sí es el con­h'olador último de ese movimiento automático y rítmico de la produccióninilitarista por lll.edio del legislativo y de Llna prensa cuya función es 1TlOlC1.earla así llamada'opinión pública'. Es por eso que esta provincia particular de 1<1­acumulación capitalista parece a pTimera vista capaz de expansión infinita".(Rosa Luxemburgo, TIIe Accunlulation of Ca¡Jítnl. Londres, Eoutledge, 1963,p. 466.). El papel del nazifascismo en la extensión de la pi'oducción militaristaes suficientenlente ob\iio, cmuo también lo es la prodigiosa (y muy pródiga)"ayuda externa" ofrecida al capital de las" democracias occidentales" y enotras partes por el complejo militar-industrial. después de la Segunda GuerraMundial. Una especie impOTtante, alFlque ligeramente diferente, de ayuda

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, '1

n1ando él LU1 lÍ111ite sisténLlco, pues estan10S obligados él enfren­tar la insuficiencia crónica de aYLuil1 externa refexida a aquello queel Estado está en condiciones de ofrecer. En realidad, la crisisestructural del -capital es inseparable de la insuficiencia crónicade esa ayuda externa¡ bajo c,ondiciones en que los defectos y las'

, fallas ele ese sisten18. antagónico de reproducción sdcial exigenurhl oferta ilin1itada 'de ella.

externa fue)a ofrecida al capital por todas las variedades ele keynesianismoen las (k¡.'~ldas de la posguerm. BeljO este aspecto, 10 que n,o es tan obvio es ladl-~d¡',",,,~1",ns:onckzuda de F. D. 'Roosevelt al mismo objetivo aún ,llites ele, suelecu0n la ~\residencia, Él llegó inclusive él élllllcipar la condena ele lo queD,,'¡S !:;¡r.;]", serie, conocido como "rieo1.iberalismo" al insistu' -en un discursoe12 .~;,' Julio di.:: 1932- que "debemos rechazar inmediatamente las provisio.­m~s legales qu~ imponen al Gobierno Federal 18 obligación de ir al lll.ercctdopara compr8r, vender y especular con pl'oductos agricolas en 'una tentativafallida de reducir los excedentes íJgricolas., Y son estas personas las que ha­blan :(' iill7l1terter el Gobierno lejos de los negocios" (F. D. Eoosevelt The NewDeal Spuch Befare the Democratic Convention, Chic8g0, Illinois, 2 de juliode 1932; lodas las citas de los dis~L1TSOS de Roosevclt fuerOl\ tomac!Ds de NQthing'o [--"mI': The Seleeteci Adrl'sscs of Fmnklill Dclmw ROOSCTxit1 1932-19"15, de B. D.Zevir' lt:'cl.), Londres, l-Ioddel: & Stoughton, "1947). '

2

LA FASE POTENCIALMENTE FATALDEL IMPERIALISMO

2.1

Una ele las contradicciones y lÜllitaciones 11lás illlportantes delsistelna se refiere a la relación entre la tendencia globalizantedel capital tréulsnacional en el d0111irÜO econónuco y la dOlnina­CiÓ11 continua de los Estados nacionales como estructura total ,deconlando del orden establecido. En otras palabras, a pesar detodos los esfuerzos de las potencias dOlninante's para hacer quesus propios Estados nacionales triunfaran sobre otros, y de estafornla prevalecer C01no Estado del sistenla del capital en sí, preci­pitando la humanidad, en el cmso de esas tentativas, hacia lasvicisitudes sangrientas de las dos horribles g)..lerras_ 11lundialesdel siglo XX, el Estado nacioúal continuó siendo'el árbitro ÚltiJl10 delatonla de decisión socioeconóntica y política totat así conlO el'garante real de los riesgos aStunidos por todos los e111.prendi­111ientos econónlicos· transnacionales. Es obvio que esta contra­dicción tiene una 11lagIutud tal que no se puede adnlitir que dureinelefinidanlente, cualquiera sea la, retórica· nlentirosa incansa­blenlente repetida .que finja resolver esa contradicción por l11e­cliodel c1iscur,so sobre u democracia y desarrollou y su corolario

1.

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16 Socialisnwo bnrbm;ie. La alternativa nI orden ,social del capital Istvá.H Mészáros 17

tentador: "Piense globalmente, actúe localmente", Por eso eshmdamental que la cuestión del imperialismo sea llevada al pri­ll1er plano de la atención s:rítica.

HacelTluchós años, Panl Baran CRTRcterizá correetanlente elcambio radical de las relaciones internacionales de poder en elll1undo capitalista y la /1 incapacidad creciente de las viejas nacio­nes ilnperialistas de resistir llilte la búsqueda anlericana de l11R­

yor influencia y poder", insistiendo que la

afinnación de la suprem.acía americana eri. elnlundo "libre" ill1pli­ca la reducción de Gr'an Bretaña y Francia (para no hablar de Bélgi­ca, :Holanda yPortugal) al status de socios lninoritarios del ünperia­liSlIlO 2lnlericanoY

Él citó también las palabras amargamente precavidas delThe Economist de Londres que afirmaba con servilismo caracte­

rístico ql..le

precisanlOS aprender que ya no 5011105 iguales a los arl"lericanos¡ nitenenl0S condiciones de serlo. TenenLOS el derecho de declar~1r

nuestros intereses nacionales mínin10s y esperar que los america­no.s los respeten. Pero, una vez hecho esto, deb,en1os seguir el

liderazgo de ellosY

Sell1ejante afiT111ación de 'aceptación dellidcrazgo a111erica­no - aunque tal vez fodavía no prepaxada para transferir a losEstados Unidos, de lma forma o de otra, el Imperio Británico­fue expresada un cuarto de siglo antes por el The Observe!' de Lon­dres, que anunció con entusias111o, acerca del Presidente Roose­velt, que u América enconh'ó un hombre, En él, el mundo debeencontrar un líder" ,18

y aún así, el fin del Imperio Británico - así como de todoslos otros - ya había sido profetízado en el primer discurso de

16Paul Baran, "The Politkal EconQmy oí Crowth", Nueva York, ]VIonthly ReviewPres~, 1957, p.vii.

17The Econmnist, 17 de noviembre de 1957.lBComentario de '17113' Observa sobre el Primer Discurso de Toma de Posesión

de Rooseve1t, pronunciado en Washington, D.C., .el 4 de marzo de 1933,citado en la p. 13 de Notlúng ta Fen)': T}le Selected Adresses of Fmnklin DelartoRoosevelt, 1932-1945, op. cit. .

toma de posesión de Roosevelt, que dejó absolutamente claro que,como Presidente de los Estados Unidos, "no he de economizaresfuerzos para restaurar el cornercio mundial por medio de reajustes¿·conórnicos inl"enzacionalesu

.19 Y, en el mislno espíritu, algunos añosn1ás larde defendió el derecho de "comerciar en una atmósferadi> libertad de competencia desigual yde dominio por monopolios en elpaís y en el exterior" ,20 Así, el Imperio Británico ya estaba avisadodesde el inicio de la Presidencia de Roosevelt, y la cuestión delcolonialismo hizo la relación con Churchill mucho más infelizpara este, lo que fue revelado por Roosevelt al volver de la CanJeerencia de Yalta, con Churchill y Stalin, Con relación El la cuestiónde la Indochina francesa, Roosevelt propuso como solución unprotectorado de h'ansición antes de la independencia, para

educarlos para el autogobierno. Fueron necesarios cincuenta añospara realizarlo. en las Filipinas. A Stalin le gustó la idea. A China(Chiang Kai-Shek) le gustó la idea, A los ingleses no les gustó, Ellapodría destruir su ünperio, porque, si los indochinos se uniesen yconsiguieran su propia independencia, los birnlaneses podríanhacer lo nusnlo con Inglaterra.Pregui1ta: ¿Es esta la ideacle Churchil1 con.relaóón a todos losterritorios de allá, los quiere de vuelta tal C01110 era'n?Presidente: Es cierto¡ él es medio victoriano cua.ndo se trata de se­ll1ejantes cuestion~s.

Pregunta: ¿Esta idea de,Churchill parece ii1.coherente con la ideade la autodeternlinación7Presidente: Es cierto.Pregunta: ¿Usted recuerda el discurso prol1tU1ciado por el PrünerMinistro en el cual dijo no ser PrÍlner.. Ministro para ver la caídadel hllperio?Presidente: Mi viejo an1igo Winston nunca va a, entei1der esa cues­tión.Se e'specializó en ella. Evidenten1ente, esto no debe ser publi­cado. 21

Naturalmente, en el "reajuste económico internacional" pro­puesto - una exigencia resultante de la gran crisis mundial de

19F.D.Rooselvelt, "Primer Discúrso de Toma de Posesión", 4 de ma¡;zo de 1933.2°Idem, ~'Mensaje Anual al Congreso",Washingtol1, D.C., 11 de enero de 1944.21P. C. N.992, 23 de Febrero de 1945, citado en TI10mas H. Creer, Whnt Raosevelt

Thought: The Soóalnnd PoliticnlIdens ofFmnklin D. Roosevelt, Londres, -Angus &.Robertson¡ 1958, p. 169.

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1929:-1933 que se hace aún 111ás necesaria para los Estados Uni­dos a pa:ttiT de la instalación-de otra recesión en este país pocoantes de la eclosión de la Segunda Guerra Mundial'c-! todo elI1nperio Británico estaba en juego. Pites Roosevelt creía qu'e

18 . Soci{llisnw o barbaríe. La Iliternntivn ni orden social del cnp.~tl1l István lvlésziíros19._-----

"efecto dominó" (prodllcido por los rojos). Este hecho solo po­dría sorprender a los·que continuaron.alünentando ilusiones Conielación al ufin del ü1lperialislno ft

la India debería tener el stn tus de C,onlnlOT.lwealth durante la guerray ~l derecho a elegir la independencia cOlnpleta en los dnco o diezaños siguientes. La sugerencia 111ás amargá para los británicos dela vieja guardia fue su propuesta:,presentada en Yalta de transfor­rnm }-Iong Kong (así CDlT10 Dairen) en puerto intei'nacioI1allibre.Desde. el punto de vista británico, SL~' posición parecía ingenua yerrada. Advertían qUE;' él no entendía los objetivos y resultados delimperia1.islllo reaL 1II1ás ill1portante aÚlJ, advirtieron que la caídadel Imperio debilitaría a Occidente en el l1lundo de la "política depoder". Serían abiertas peligrosas áreas de confusión y conflicto ­un "vacío de poder/! en el que agresores potenciales (los rojos)podrían penetrar::?2,

Con el surginuento de Ui1 cOlnpetidor iIllperialista inC01l1-pa­rablemente más poderoso, los Estados Unidos, se selló el destinodellnlperio Británico. Este hechose hizo todavía l11.ás l~Tgente, yengañosmnente atractivo para las colonias; porque Roosevelt pre­sentaba sus políticas de conquista de la suprenlacía internacionalamericana con la retórica dela libertad para todos, e incluso conel alegato de un "destino" universalmente aceptable. No dudóen declarm' que

lUla civilización lllejor que la que hasta 'ahora hen10s conocido estáreservada para Al1l.érica YI a través de nuestro ejenlplo, tal'vez parael mundo. El destüi.o aquí parece haberse detenido largmnente. 23

Poco después de ridiculizar los argulTl.entos ideológic9stransparentenlente in1.pericllistas de los británicos de la yiej~ guar­dia, los ·slogans de propaganda ·de estos .:fueron adoptados C01110suyos por los an1ericanos 'para justificar las intervenciones 111ili­tates en Indochina y en otros lugares con el 'fin de ,evitar la crea­ción de un "vacío de poder" y de bloquem la posibilidad de un

2.2

Para entender la seriedad de la situación ac:tua1, es'-pr~cisocolocarla en perspectiva histórica. La penetración Íll1.perialis­;ta inicial en varias partes del planeta fUeC0111pal"ativanlentel11.uy diferente de la inconlnensurablenlente lnás extensiva ~ eintensiva - penetración de alguna,s de las principales poten­cias capitalistas en el resto del lJlundo a lo largo de las últinlasdécadas del siglo XIX. El con,traste fue enfatizado por H.'arryMagdoff:

El mismo tipo depensp.miento que úborda el concepto de ünperialis­1110 económico,·en el sentido estrict9 de una denlostración de balan­ce, tEllnbién confina el tér111Ül0 al control (directo o indirecto) de unapotencia industrial sobre un país subdesarrollado. Tal lünitaci.ónignora la característica esencial del nuevo üllperialísnloqlle surgealfinal del siglo XL'\: la lucha cOlllpetitiva entre las naciones indnstria­les para conquistar posiciolles clOlninantes con relaciór\ allnercado.111undial y a las fuentes' de materias prim.as. La diferencia estructuralque distingue el nuevo in1périalislllo del antiguo es la sustitución delUla economía en la qlle 111uchas empresas compiten, por 'otra en laque tul. pufiado de enlpresas gigmltescas cOlllpiten en cada sectorindustrial. Adernás l dlU'ante este período, el avance de.Ii:ls tecnolo­gías de ti'ansporte y conlurucación y el desafío que las naciones in­dustriales lllás jóvenes (c01no Alelnctnia) lailzan aInglaterra trajerondos cm'acterísticas ad.icionales a la escena imperialista: la intensifi­cación de la l1..'lcha cQlllpetitiva en la arena ll1undial y la mad1..'.lraciónde un sistenla capita.lista verdaderanlente internacional. Bajo talesciTCLU1stancias¡ la,cOlnpetencia cnlTe grupos d~ elnpresas gigantes­cas y sus gob,iernos Ocurre en todo el planeta: en los mercados de lasnaciones .avanzadas tanto C01110 en' los de naciones sen1i o noindustrializadas.2-J.

22 lbtden!.23F. D. Roosevelt, "Discvrso Conmemorativo de losCincu~nta Aiios de la

Estatua de la: Liberta,el", Nueva York, 28 ele octubre de, 1936.

---._-._-2·1 Hany Magdoff, "The Age aL Imperialism: The EconOlnics oL US

Poliey", Nueva York, lVlonthly Review Press, 19661

p,15.FOl'eign

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20Socialismo o barbarie. La alternativa al orden social del. capital lstván Mészáros 21

Con el éxito de la imposición de la hegemonia americanaen el mundo de la posguerra - que tuvo sus raíces en el primermandato de Roosevelt,' C01110 Villl0S 8Tlteriotl11ente - fuinl0s so··metidos a una tercera fase de desarrollo del imperialismo, conlas más graves implicaciones paTa el futuro. Pues hoy los peli­gros catastróficos que acompañarían una conflagración global,como las que oC1.urieron en el pasado, son evidentes inc1nso para­los defensores lnenos críticos del sistell1a. Al- nusll1ü tiel11pof_'¡la­die en sana conciencia puede excluir la posibilidad de la erup­

; ción de un conflicto lTIOrtal, y cbn él la destTucciÓn de la hU111a-nidad. Aún así, nada se hace para resolver las grandescontradícciones ocultas que apuntan hacia esa telluda dirección"Por el contrario, el crecimiento co.ntinuo de la hegemonia eco- .nónlica y militar de la {mica superpotencia sobreviviente -losEstados Unid6s de Anlérica - lanza una sOll'lbra cada vez l1Jás

oscura sobre el futuro.Llegamos a un nuevo estadía histól"ico en el desarrollo

transnacional del capital: aque1en que ya no es posible evitar elenfrentm'niento de lacontTadicción hmdamental Y la limitaciónestructmal del sistema. O sea, el fracaso de constituir el Estadodel sistema del capital en sí como complemento de SLlS aspiracio­nes y articulaCión transnacionales, de modo que se supeTen losantagorusnlos explosivos enh".e Estados nacionales que caracteri­zaron el sistema de forma constantemente agravada a lo largo de

los dos últimos siglós.Bajo este aspecto, la retórica capitalista, atm la mejoT de ellas,

conl0 la que Roosevelt practicó en lULa. situación de elnerg~ncia,no eS una solucióú para la necesidad de enfrentar la falta esll'UC­tural. La retórica de Roosevelt _nostálgicamente recordada to­davía hoy por muchos intelectuales de izquierda de los EstadosUIudos- tuvo éxito justamente por responder a tma situaciónde ell1ergencia.25 A" pe'sar 'de exagerar ellDnl1ernen~e la validez I

universal de las acciones propuestas y de atenuar o sil11plenlenteh-ansfigurar los elementos de construcción del in"perio america-

25Roosevelt no oClütaba que pretendía justificaT sus actos en nombre de unaemergencia de guerra. Él dijo: "Solicitaré al Congreso al11.plios poderes ejecu­tivos p~r0 una emergencia contra la guerra, tan amplios cantO los que meserían concediqos si flléramos de hecho invadidos por un enemigo extranje­ro'l F.D. Roosevelt, nPrimer Discurso de Toma de Posesión~f, op. cit.

no, había algtma mudad de intereses tanto en el h-atamiento delos síntomas de la depresión econólluca mtmdial (am1que no desus causas, generahnente reducidas a la l11ala 111oral, identificadacon la 111.ala econonúa y con las acciones de hOlnbres ciegmnenteegoístas")/6 como en la participación de los Estados Unídos en laderrota de la Alemmua de Hitler. Hoy, por el contrario, en lugm­dél mejor discurso de los m10S del "New Deal", somos bombaT­deados con un discmso de la peor especie: m1 cmnuflaje ctiTico dela realida(i que presenta los más insultantes intereses imperia­listas de los Estados UIudos como la pm1acea de la "democraciamultipartidista", la defensa selectivmnente tendenCiosa de los "de­r~chos humanos" (que acolnoda, entre 111uchos oh'os, el genocidiotmco conh-a los curdos, o el extermuuo de medio millón de du­nas en Indonesia en la época de la ascensión al poder de Suhmto,y más tarde de centenas de l1ullares de personas en Timar delEste por el nusmo régimen cliente de los Estados Unidos), y ladenunciada If dOll1inación por lnonopolios en el país'y en el exte­rior" C01no el "mercado líbre".

Hoy, "la competencia enh-e grupos de empresas gigantescasy sus gobiernos" tiene mT importm1te elemento lUlutm1te: el enor­me poder de los Estados UIudos, que tiende peligl'OSml1cnte a asu­11m el papel del Estado del sistema del c"pital en sí, sO}lTetiendo,por todos los medios a su alcance, a todas las potencias rivales. Elhecho de ser imposible realizm- ese oh-o objetivo sobre base dura­dera no inlube las fuerzas que buscan implacablemente su reali­~ación. Y el problema no se limita a un equívoco subjetivo cual~

quiera. Corno ocurre con toda contradicción iInportante de unsistenla dado, las condiciones objetivas hacen necesario 'quese persiga hoy la estrategia de la dominación hegemónica porUlla superpotencia económica y militar, no importa a qué costo,

2ci F. D. Roosevelt, "Ségundo Discurso de Toma de Posesión" I \lVashington D.C.,20 de Enero de 1937. Roosevelt también afirmó( en el mismo espíútu, quepequei\a parte dellucr9 generado era u dedicado a lareducción de los pTecios.

. El consumidor em olvidado. Una parte muy pequeña se destinaba al aumento desalatiosi el trabajador cm olvidado, )' una p¡:oporción absolutamente insuficienteera pagada a títulb de divideridos -el accionista em olvidado" ("Discurso delNew Deal de Roosevelt"). Naclie preguntó" por qué eran 0lvidad9s. Lo queimportaba es que ahora fueron recordados y, por tanto, todo podrá ser y serácOrregido. Lo que falta en ese discurso es el reconocimiento de incompatibilida­des objetivas insuperables. Es 10 que, en .diversas ocasiones, torna irrealista­mente retórico el discurso rooseveltiano.

.

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2.3

La Guerra de Vietnarr1.. es apenas la últinla, 111ás prolongada y lnásbrutal, de una.seriede intervenciones de los Estados Unidos en. losnegodos de otros pueblos, La invasión de Cuba, patrocinada porlas autoridades de los Estados Unidos, fracasó en Bahía de Cochi­nos. Ya' en otros casos, como en la República Don:ünicana, en ,Gl.la­ten1ala, en la Guyana Inglesa, en Irán y en el Congal la inJerven­ción fue ll1ás eficaz. Y la lista todavía, no está c01l1pleta: otros

.Fvidentenlen~e,la dOHlinación ü11perialista no es novedad en lahistoria nortemneTicana, aunque haya sido justificada C01110 los/1 cincuenta años de, ed\lcación, del pueblo filipino 'para autogo­berl1m-se", conforme a las palabras del presidente Roosevelt (parano hablar de Tllucho 111ás de cincuenta años de 11 educación adi­cional" pm medio de la acción de representantes de los EstadosUnidos tales como el dictaelm Marcos y sus sucesores). Comoenfatizó Daniel B. Schirmer en su penetrante y mcticulosamentedocumentado libro sobre el breve movimiento antiimperialistFlen los Estados Unidos-elel cambio de siglo:· .

23

pueblos colorllale.s: (tanto conlO algunos europeos) han seIltiOQ los.12fect-os de la agresiva introm.isión norteanleri~anaen sus políticasinternasl a veces tan lbién bajo la forma de violencia directa. (...] Laspolíticas actuales de contr2Ípsl}rgencia e intervención se origina­ron en acontecilllientos ocurr.tdo::; d Inicios del siglo xx. Los Esta\-losUnidos denotaro:n a Espai1a en la guerra y [-0111a1'o11 sus (\--,10nia5del Caribe y. del Pacífico, anebatando Puerto Rico sin rodeos, dan­do a Cuba una independencia n0111inal y anexando Filipinas des­pqés de silenciar, por la fuerza/ 'una revolución nacionalista. Loque distingue particulanllente la política externa actual de la gue­rra de JYféxico y de la maY0l"fa de las guerras contra los indios 08 elhecho ele ser producto· de otra era en la historia anlericana )' deresponder a presiones sociales absolutamente diferentes. Lapolíticaexterna de 110y está asociada a la ascensión de la gran empresa,¡ílclu~'í~:i(¡[ o financiera,COl110 la fuerza económica domirlante d~l

L'jt'rdenclo poderosa influencia sobre el gobie.1"no de los Esta­dns Unidos. La guerrahispano-anlericana y la guerra para derrotara Aguinaldo y los rebeldes filipinos fueron las fn·inleras guerrasconducidas como consecuencia de esa inIluentia, las pr.i.nleras gue­n'd:,; de la América corporativa 1l1oderna.17

Cuando proc1an1.ó .la estrategia del l/reajuste econón1ico ],11-

en :,u I'Prin1('l" Discurso de T0111a de Posesión", elpresidente Rou.,evelt indicaL\l la determinaCión de h"abr.ljar por ladisolución de tochs 10'5 ünr'::rios colOl:jales, y no so+al~nenteelbri­'tánico. COl110 OlTOS .ünportantes acoIltecirnientos históricosI este.E1-bord,aje talnbién tuvo un precedente varias décadas Cl.-rÜ'c'.S. Dehechol se ligaba íntÍlnan1.ente con la .'/L'olítica de PU.el'ta ,·'\bicrte/' I

?7Dan;~~~11irm~;;RL'VIlb!ic [jr Elnpire: AnlcricnlI Resístniicc,fo. fhe Phílippine 1,'Vin.Rochesterl SchenJ..:::manBooks, s.d., pp. 1-3. Fiel ~ll Ci.,,~texto histórico, e! autorlámbién deja clara la n¡zón del fracaso di:'.: l"-,wilniento antimperjalista delcambio del siglo: "En EiJ2, Ceorge S., b~}LltweH, presidente dlo la ligaa1\tiimperialista y ffil.tLgllO socio de LilJcolll, condr!yó que el lideIdzgo de U11a

exitoBa contra el imperialisnl.o d(~bería quedm en manos delmoyimicn­to laborista. Ante una platea dc s~rldicalista5 en BO~'3tonl afinnó: 'El esfuerzoJi.na! para la salvación de la república debe ser hecho por las clases productorasy trabajadoras'. Si fuera j:ealmente el caso, estaba claro que el movimientoubrera norteamericano no estaba preparado para asu.mir esta responsabili­dad, domjnado como estaba por hOl"nbres como Gompers, que desarrollab':llluna política de conciliación con los trusts y de apoyo él SttS poLíticas externas,Independientemente de lo que el fuh.u·o reservase pelTa la crcencia'deBout'weltya en aquella época los antiiinperialistas estaban perdiendo influencia; repre··sentaban una ideología sin base social estable y creciente" (IbídelTl, p. 258).

Is¡-ván Nlészáros

Soci(.1lis~no o barbarie. La alternativo al orden social del cnpitnl22

para ill,tentar superar la separación estructural entre el' capitaltransnacional y los Est4dos nacionales. A pesar de esto, la propianahualeza de la contradicción subyacerite hace prever el necesa­rio Íracaso de esa esh'ategta él largo plazo. 11ubo lTtUchas tentati­vas de abordarla cuestión de las conflagTaciones potenciales y dela forma de darles solución, desde el suello kantiano de la Liga delas Naciones, que .aseguraTÍél.la paz perpetua, hasta su institu­cionaliz!lcióri. después de la PriLTlera ¡Guerra Mundial; desde losprincipios solenmemente declarados del Tratado del Athínticohasta la operacionalización de las Naciones Unidas. Todas se lTlOS­

traTan penOSillTlente. inadecuadas a la tarea propnesta. Lo que no,. causa eSpaIlto, pues el h-acaso en la instalERción de unlIGobiet­

no M1.mdial" sobre la base del modo establecido de reproduccióndel metabolismo social del capital resulta del hecho de que esta­mos ante los línutes absolütos e insuperables del sistema del capi­tal en sí. No. es nece.saTio deciT, bajo este aspecto¡ que el fracasodel' capital

lo sea! del antagonista estructural del lTabajo, está le'­

jos de s~r lTlOtiVO de tranquilidad.

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24 Socialismo o barbarie. La alternativa ni orden. socínl riel enpiLal István AJészrll"OS

proclamad" al inicio del siglo. La "Puerta Abierta" que se exigía·de otros paises tenía COlTlO objetivo la penelTación econónlica (encontraste con la ocupación colonial), 111anteniendo un' silendocaTacterístico sobre la c!.o111Ínación política abruDladora que laaCOlnpaf'laba. Por-tanto, no asolnbra que l1iuchas personas.consi­derasen esa política absolutamente hipócrita. Cuando, ~n 1899,en función de ella, los Estad"s Unidos desistieron de establecerun enclave colonial en China, acoDlpm'1ando oh<as potencias equi­valentes, no 'lo hicieron por conciericia ;liberal o por generosidaddemocl'ática. La oportunidad fue rechazada porque - como la

.articulación por 1liucho la lnás dinánlica del capital en la épo­ca- los Estados Unidos querían para si a toda China, y espera­ban, en S" debido tiempo, lograr ese objetivo. Este propósito que­dó absolutamente claro en el curso de los acontecimientoshistóricos subsiguientes, lleg,mdo hasta nuestros dias.

A pesar de todo, conquistar el dominio mlUldial por mediode la l/Política de Puerta Abiertalf

- dada la relación de fuerzasen la configuración global de las principales potencias ünperia­listas---' sería aún lnuy prenlaturo en el canlbio de siglo. Fue nece­sarioque ocurriese la escalofriante nlatanza de la Prinlera Guerrarvlundial, así conl0 el surginliento de la grave crisis econó111icaTIlundial h-as tUl corto período de Teconstrucción, antes que sepu­diese anunciar, con la debida cautela, la veTsión rooseveltiana, dela estrategia. Adenlás exigió la cillTücel'Ía aún ll1ayor de la SegundaGuerra Mundial asociada a la enlergen¡::ia, dUTante aquella guerra,de los Estados Unidos 'conlO la ll1ayor potencia econónüca,. an­tes de hacerse necesario inlponer, por la fuerza, la estrategiaroose­v\':ltiana en ese período. La única COll1plícación 1l11portante quequedó -la existencia del Sistema Soviético (pues el otro proble­mático, ChÍl1a, solo se materializaría definitivamente en 1949)­era considerada estrictan1ente te111.poral. Este punto de vista fueconfiadanlente afinllado en las innul1lerables declaraciones delSecretario de Estado John Pastel' Dulles sobre la política de "con­tención del c0111Unisl1l0".

Así, a 10 largo de los acontecimientos del siglo xx, llegamosal punto en que la existencia lado a laSlo - así conlO la coexis­tencia competitiva - de las potencias imperialistas ya no puedeser tolerada, a pesar de todo lo que se dice con relación al "mun­do policéntrico". Como bien observó Baran, ya en 1957, "los

orgLülosos dueños de imperios cOloniales fueron reducidos a lacondición de f socios I11inoTitarios' del ünperialislno mnericano".Cuando se discutió el ftrtlll'O' de las posesiones ül1periales, ya cer­ca del final de la SegLLnda Guerra, los intereses británicos fuerondesconsiderados conlo nocion~s irrelnediablenlente 11 victorianas"de "mi querido Winston". Al mismo tiempo, nadie consllltó a De

, Gaulle,28 para no l11encionar a belgas, holandeses y portugueses,que ni siquiera fueron considerados. Toda conversación can rela~

clón al "mundo policénh'ico", bajo el principio de algún tipo deigualClad entre Estados, pertenece al ll1undo de la plU"a fantasía,o de aquel c1nico cEl111uflaje ideológico. Es evidente que no haynada de sorprendente en este hecho. Pues el "pluralismo" en elmundo del capilal nada significa sino la pluralidad de capitalesque no admite ningcma consideración de igualdad. Por el contra­

'rio, siell1pre se caracterizó por ellnás pérfido orden de jersTquíasestruc turales y relaciones· de fU,erza correspondientes, que siell1­pre favorecen a~' 111ás fuerte en. su Üllpulso· de lTagarse al lnás dé­biL Así, dada la inexOl'abilida,i de la lógica del capital, era apenaslUla cuestión de bempo hasta que el dÍl1amismo del sistema llega­se, tmnbién"en el nivel de las'relaciones enlTe Estados, al estadíoen que una' única potencia hegen~ónicas0111etiese a todas las 111e­nos poderosas; independienten1ente' del talna.ño, y a'finnase su,derecho exclusivo - en últinlo análisis insustentable y extrenla-dmnE,'l1te peligroso para el conj'LUlto de la hlunanidad de ser elEstado del sistema del capital por excelencia.

2.4

Exh'enladmnente significativa, bajo este aspecto, es la actitud asu-'111ida en relaciórl con la cuestión de los interesés naciol1qles. Por.una .parte, su legitinlidad se afinl1a por la fuerza cuando las cues­tiones en pauta afectan, directa o indirectmnente, los supuestosÍl1tereses de los Estados Unidos, que no duda], en USar las formas

23La cuestión no_se limitaba a la Indochina francesa. La actitud de Roosevelt fueigual:tnente contraria a la Inanutención de las posesiones francesas del Nortede África, principalmente .Marruecos. Ver, a ese respecto, sil carta a CordellI-Iult fechadae124 de enero de 1944 (p. 168 del libro de.T. H. Creer citado ei1la nota 6 de este capítulo).

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29Ver el conocido libro del Senador'demócrata Dan,iel Moynihan, PrmdneIHOniuII¡:

EthnicihJ in Internntionnl Relations, Nueva York, O)Jord University Press, 1993.30Noam Chomsky, "The Current B0mbings", Spectrc, # 7, verano de 1999, p. 18.31Jeffrey Saclls1 !'Helping the 'VVorld's Poorest", The Econonrist, 14 de agosto de

1999, pp. 16 Y 22.

,El rechazo de los Estados Unidos a pagar las contribuciones debi­das a las Naciones Unidas es ciertaJl1ente el caso 111ás significativode falta de pago de obligaciones internacionales. [... j Los EstadosUnidos redujeron sistenláticalIlente el presupuesto de agencias delas Naciones Unidas, inclusive)as 111ás vitales, C01110 la Organiza­ción Mundial de la Salud.31

Las 111ás al,tasautoridades explicaron con brutal claridad que elTribunal Mundial, las Naciones Unidas y otras agencias se habíantornado irrelevantes, pues ya no seguían las órdenes de los EstadosUnidos, como-sucedía enlos prinleros años de la posgueúa. [...lEnel gobie111o Clinton, el desprecio por el orden ll1Unc.üaLse hizo extre­mo al punto de generar preocupaciones hasta entre los halconesdel análisis político.3

1)

?7István i\1észáros

:J.2De forma característica Tile Economistl en su editorial sobre la -pobrez;;-l en el

-~(mundo subdesarrollado", enfatiza las cuestiones mlll1~cipales ("abastecimien­·to: ,confiable ele aguá"- -a. ser· obtenido.de "vendedores' de agua", Y·110 pormedio de la instalaciones de costosas redes de distribución hasta las casas"­"d'renaje seguro", y la "recogida regular de basura"), concluyendo que "lasprincipales respuestas están en el aumento de la eficiencia y responsabilidad~le losgobienlOs locnles". ("Helping thePoorest", Th¿ EC'OI1OInÚr, 14 de agosto de1999, p.11.) Lo cierto es ·cll..1e los gobiernos locales de los países en cuestión-?OJlirrernediablemente limitados por los parcos recursos ofrecidos por los

'gobiernos nacionales, que a su vez están inevitablemente presos a las estmc­turas jerárquicas autoperpetuadoras del sistema global del capital.

Es necesario l)-lcncionar aquí tmnbién los esfuerzos ~ tantoicieológicos C01110 organizacionales - inveÚidos paTa contornearla estructura nacional de tOllla de decisiones. El slogan sllperfi­c;:ia111lentc tentador 11 piense globahnentel actúe locahnente" es unejE:lllplo interesante. Pues es obvio que las personas en general,QW2 estcln privadas de todo poder significativo de decisión en lUlaescala 11lás mnplia (que no es el ritual electoral, que es lilla especied.e abdicación), tal vez consideren viable intervenir de alglu1a for-

o n:-t-é1 e,nun nivel estrictanlente local. De ll1ás a·. 111ásl no es posiblenegar la ilnportmlcia potencial de la acción local adecuaqa. Sinem,bargol lo "global" a -que se espera- que prestenlos atenciónélcrítka - sus,cribiendo obedienten:-tente las tesis relativas a la Illrn­pqtencia de los gobiernos·nacionales" y a la·11inevitabilidad de laglol;Jalización ll1ultinacionar'l' que describe elTada y tendenciosa~l11ente las en1presas nacionales-transnaciOIwles (do:minadas en granparte por los Estados Unidos) como "multinacionales" y por tan­to universahnente aceptables~ se vuelve totahnente vacío sin lasc0111plejas relaciones con las C01l1uludades nacionales. Adelnás,WV1Y,ez que se divorcia lo 1/ globar' de su inserción en los 111últi­

. pIes. an1bientes nacionales, desviillldo la atención. de ,las relacio­1.}eS contradictorias que entrelazan los Estadosl tanlbién lo 1/10_9a1

'''1 dentro de lo. cual se espera achlm'l se vuelve absolutul1entenuopey en un últinlO análisis sin significado.s2 Si la "denlocra­.da" quedara cOl-lfinada de esta fonna a esas IJ acciones locales"r~suITüdasl sería entonces el caso de que ']at0111élCle decisiones 'y1~, acción globales", que inevitablenlente afectan la vida de. todoslos individuos, sean autoritarianlente ejercidas por la:s füerzaseconónlicas y políticas d0111inantes- naturalnlente de los Es­tadosUludos- de acuerdo' 'con la posición ocupada por ellas en

Socialisnwo barbarie. La aiterrurtiva nI orden socíal del capital26

Para ser aíul lnás ofensiv~os, los Estados Unidos se niegan apagar su enornl,e deuda de contribuciones a-L-rasadas COITlO nrie1l1­

bro de las Naciones Unidas, imponiendo al mismo tiempo suspolíticas a la organizaciónl inclusive los cortes de recursos para lacrónicmnente cm"ente' Organización NItmdial de la Salud.'Ese es~

candaloso obslTuccionismo fue señalado hasta por figuras del es­tablishment, como Jeffrey Sachs, cuya devoción a la causa de laJI econon1Ía de 111ercadolf dcinlinada por los Estados Unidos estáfuera de duda. En artículo reciente, escribió:

rnás exh-elnas de violencia lTUlitaT¡ o la anlenaza de tal violencia,. para ill1pC)l~er al resto del 111undo sus decisiones RxbiiTillias. Por

otra, n1ientr.a~ tanto, los intereses n0-cionales legítinlOS de oh'os paí­ses'son ffiTog}intenlente ignorados COlTlO IInacionalisnlofl intolera­ble o con10 "parl.denlOnio étrücoff .29 Al nnS111ü tienlpo las NacionesUnidas y oh-as organizaciones internacionales son- tratadas COll10

jl;guetes de los Estados Unidos, y desafiadas con el mayor cinismocuando sus resoluciones no son del agrado de los guardianes de losllltereses nacionales norteanlericanos 111ás o 111enOS abiertaulentedeclarados. Los ejemplos son incontables. Sobre algunos de los másrecientes, Cholnsky tejió ácidos COlllentarios: .

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28 Socialismo o bnrbm:ie. La alternativa al orden social del copilal István Mészáros29

la jerarquía global del capital. Los recursos invertidos por el Ban­co Mundial y por otras organizaciones dominadas por los Esta­dos Unidos en la teritativa de mejorar lo "local" a costa de lonacional, de reglall1entaT el apoyo de las élites acacié.micas y otrasélites intelectuales por medio de conferencias y proyectos de in­vestigación bien pah'ocínados (especiahnente; lnas- no exclusiva­lnente en el Tercer Mm_ldo)1 indican el propósito de ~real' l.U1 l/Go_bierno Mundial" que contornee de modo efectivo los procesos dedecisIón potencialmente problemáticos del nivel intermedimio na­cionaL con su inevitable reca1cih'ancia/ y el de legitin1m' la escan­dalosan1ente autoritaTia donunación de la vida social por tUl. ff Go­bierno Mundial" implacable,mente impuesto desde aaiba enIlOInbre de lU18 .JI den10craciall ficticia, s:il1ól-Un}O de la pretendida"acción 10ca1'I de los l/recogedores regulares de. basura",

2.5

Las manifestaciones del.imperialismo económico de los EstadosUnidos son delnasiado nUll1erasas para que sean lTlencionadasaquí, y muchas de ellas son suflcientementebien conocidas, ha- 'ciendo llulecesaTios otros con1entaTios. Ya he discutido 'algunasde las ~uestiones ll1ás destacadas, inclusive aquellas contra lascuales hasta los políticos conservadores fueron obligados a pro­te5ta1', tales C01110

las regulaciones sobre transferencia de tecnología, las leyes pro­teccionistas norte~U11ericanas,los controles extraterritoriales co­ordinados por el Pentágono y protegidos por el Congreso33

[ ... ]

canalizados para las lnayores y 111ás ricas en1presas del mundo[...] s'on irresistibles y, si no fueran contenidos r abrirán Gunino enun sector tras otro de las tecnologías avanzadas Inundiales.. Y

Discutí t~nlbién en e1"111i511.10 sTtículo "la ventaja industrialdel secreto nülitar"¡ "presiones ccnto las diT~ctan1ente im,pues­tas por el Legislativo y Ejecutivo de los Estados Unidos" y "el

33Declaración de renuncia nünisterial de Michael Heseltine, del 9 de enero de1986, citada en István lvlészáros, "La crisis actual", vuelto a publicar en laPaIte IV de Pnm nlérn do capital: Sao Paulo, Boitel1l_po, 2002, p. 1 079.

H Ibídem¡ p. 1 079.

verdadero problema de la deuda"35 en el mundo. O sea, la deu­da astronómica de los Estados Unidos, impuesta al inundo poraquella potencia ünperialista donlinanter nuentras el Inundo fue­ra capaz de continuar pagándola.

,En lo que se refiere al "imperialismo del dólm", las protestasson oídas, pero de nad'a valen. El illlperialisI110 econólnico delpaís cpntinuaTá- seguro nlientras los Esta'dos Unidos lnantengansu donunante posición opresora; no sola111ente por Inedia del dÓlar,corno la 1110ne.0Et 111LUldial privilegiada, sino tmnbién por el domi­

de todos los órganos de intercambio económico, desde el FMIel -Banco Mundial" desde el CATT hasta su Sucesora; la

Organización -Mundial de COIncrdo. }Ioy, en Francia, ulillone'spersonas protestan conh"a el 11 llnperialisIno econóDlico ncrte­ericano

lf

por c;ausa de las tarifaspl...uutivas reciente111ente Ül1'"

por los Estados Unidos bajo el juicio pretendidamente'independiente de la OMe. El mismo tipo de medida fue impues­

diversas veces, en el pasado, a Japón con, la lnayor falta de~lnonia, ternunando por la sunusión renegada o voluntaTia deautoridades japonesas a los dictados nortean1ericanos. Si e:p

últÍlna ronda de tarifas punitivas ünpuesJasa Europa; GranBTetai1.a fue lTatada con tUL poco 111ás de inc:tulgencia; fue apenas

recompensa por el servilismo absoluto con q lle el actual go­, PIerno del "Nuevo Laborismo" atiende todas las .órdenes que lle­

de Washington. Pero, aún así, las eSCm'ill1:1uzas de una gue­cOlnercial internacional que VUll0S ya en el pasa.do, y que aúnobservalnos¡ reve~ElnLUla Seria tendencia con potenciales con-

::",~e¡;:uencias de lffi'go alcance pill"a el futuro., ,.,~ De la nUS111El fornla, no se puede adnutir que la intervención:prepotente de agencias gubenlanl.entales de los Estados Unidos

campo de la alta tecnologia, tanto militar C01110 civil, contí­indefulidmnente. En lUl áTea crucial -tecnología de compu­

.tadores¡ tanto hardware C0111.o· sofr--ware - ; la situación es exb~ellla­dEu11ente grave. PaTa 111encionar solo un caso, la I\.JlicrosoH disfrutacie-pna posición de casi absolt.lto 1110nopolio 1l1.undiaL por Inediodel cual sus progr211nas generan consecuencias pe;;adas tan1biénpara la adquisición del equipamiento más adecuado. Más allá deesa cuestión, se descubrió hace poco.un código secreto insertado

35 Ibídem; pp. 954-958.

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30 Socialis'/Jw o barbarie. La ,alternativa al arder!" soci~.1 del capifn{ lstván 1vlészáros 31

en los programas de la IvIicrosoft, que permite a los servicios mili­taTes y de inteligencia de los Estados Unidos espiar cualquierper­SO)1a en el mundo· que sea usuaria de "Windows" y de Internet.

Tmnbié,n en otra área de'vital interés; la producción de ali­111entos genéticmnente 111odificados por gigantes transnacionalesill11cricanos, can10 la Monsanto¡ el gobierno de los Estados Uni­dos está haciendo lo posible para imponer al resto del mundoproductos cuya adopción 'gaTantizRría, -al forzar eternmnente alos agricultores de todo el mundo a comprar semillas no renova­bles de la Monsanto~ el dominio absoluto de los Estados Unidosen el campo de la agricultma. Las tentativas de empresas norte­americanas de patentaT genes apuntan a un objetivo similar.

Por otro lado, los conflictos en torno a "los derechos de pro­piedad intelectual"," que los Estados Unidos intentan imponeral resto qel l1iundo a través de la OMe -procurando, entre otrascosas (inclusive vastos intereses econó111icos)¡ garantizar la do­111inación pernlqnente del cine y de la televisión 111undiales P9I

productos de tercera y hasta décinlR categoría con los qu,e

36 Las buenas intenciones diF Jeffrey Sachs quedan elaTas cuando escribe que"el'réginl.en global sobre los derechos de propiedad intelectual exige un nuevoabordaje. Los Estc'ldos Unidos prevalecieron sobre el mundo pata endurecercódigos de patente y reducir la pi-Taterfa intelectual. Pero ahora las empresas'transnacionales y las instituciones de los países Ticos están patentando ·todo,desde el genoma humano hasta la biodiversidadde la selva ecuatorial. Lospobres serán despojados, a menoS que se inttodüzca en, ese ptocesodesgobernado un poco de sentido común y equidad" (J. Sachs, op. ciL, p. 22). Sinembai"go¡ asume LU1 irrealismo sin remedio cuando descúbe lis determinacio­nes por-detráS de las políticas criticadas 'comó JJincrefblenlcnfeinnl orientndns"(Ibídel'n, p.16). No hay nada de mal orientado en esas políticas, mucho menos de11 increíblemente mal orientadas", lo que sugiere que puedan ser corregidascon una buena dosis de elaTidad racional (conlo Roosevelt, al 11 acordarse" de loque había sido"olvidado"). Por el contrario, son representaciones de decisio­neS deliberadas, calculadas e implacablel1l_ente impuestas, que emanaú de lasjerarquías esh'uchúalmente protegidas y de los im_perativos objetivos del ca­pital. Una vez más, el nudo de la cuestión no es la falta de una idea racional ­que ahora es alegrementló' ofrecida - ¡ sino la realidad de -incornpntibilidadesaplastantes:' en el casO de Sachs, la que existe enh'e "sentido conl{m y equidad".Pues lo que recomienda el sentid.o com-(m, la exclusión radical de todas lasconsideraciones sobre equidad lo niega en términos absolutos. Es por estoqueel artíctuo de JeffreySachs -dada la actitud reverente del autor ante la "socie­dad de mercado" (que ni puede ser llamada por su propio nornbre) - tennínaen una "solución de lnercado" totalmente ficticia.

. Hollywood nos invade -, muesh'an oh'a cuestión de g1:an impor­tancia¡ generando 'gritos conh-a el Hi111perialis111o cultural norte­aInericano". Al nUSlno tielnpo¡ ellliInperialislno del negocio cul­lUTarl alneTicaJ.l01 fenolnenahnente bien fin_anciado, bajo la fornlade la penetración de un ejército mnericano- de ti consultores deadministración" por todo el mundo, es parte del nusmo Clladro.

Pero tal vez la más seria de las actuales tendencias de do­nünación econólnica y cultural sea la forni.a voraz y terrible­mente perdularia con que los Estados Unidos toman para sí losrecursos de energía y de 111aterias prin1as del Inundo: 25% deestos para no Inás del 4% de la población del mundo, con dafío in­menso y creciente para las condiciones ambientales de supervi-.vencia hlunana. Pues¡. en ese 1nis1no espíritu1 los Estados Uni­dos continúan el proceso de sabotaje activo de todos los esfLlerzosinter11acionales que pretenden introducir alguna fonna de con­

, trol paTa linuta1: y¡ tal vez en el afio 2012~ reducir en cierto gra­do la actual tendencia catastrófica de daño mnbiental, que yano puede ser negada ni siquiera por los más empedernidosapologetas del sístenla.

2.6

La dÍn1ensión nulita.r de todo esto es grave. Por tanto l no es exa­gerado aÚnnar - teniendo en cuenta tall1bién el antes iru111agi-:­nable poder destructivo de los al"lllall1entos aculllll1ados a lo 1ar- "go de la segunda nutad del siglo xx- que enh"anl0S en 121 fase rnáspeligrosa del imperinlislno en todn In historia; pues lo que está .enjuego hoy no es el control de una región particular del planeta,no ünportaI1do su ta1l1aíl.ol ni la condic~ón 111ás o 111,enos favora­ble, por contü111ar tolerando las acciones independientes de algu­nos adversarios, sino el conh'ol de· su totalidad por una superpo­tencia econón1ica y Inilitar hege1nónica, con todos, los medios- incluyendo los más extremadamente autoritarios y violentosInedias nlilitares - a su-disposición. Es esa la racionalidad últinlaexigidapo,T el capital globalrnente desarrollado¡ en la tent.ativavana de aSU111Ír el control de sus antagonísn10s irreconciliables.La cuestión es que tal racionalidad - qu~ Se puede escríbir sil;comillas, pues corresponde genuinamente a la lógica del capitalen el actual estadio histórico de desffiTollo global..,- es al nlÍsnlü

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'315t1)n11 lvlésznros._----------------=

Socinlismo o barbarie. La alternativa al orden socinl:lel capital32

tielnpo la fanna ll1ás extrenla de irracionalidad en la historialincluyendo la concepción nazista de d01l1inación del Inundo/en lo que se Tefiere a las cQndiciones necesarias para la supervi­vencia de la hUlTtanidad. '

Cuando Jonas Salk se rehusó a patentar su descubrinlientode la vacuna contra la polionuelitis, diciendo que sería lo 1nis11l0que pretender"patentar el sol", no imaginaba que llegaria elrl1Olnento en que el capital se vería forzado a illteIltar justmnenteeso, patentar no solanlente el sol, sino tanl,bién eI"aiTe, aunque esoimplicase el abandono de toda preocupación por los peligrosmortales que esas mnbiciones lTaen para la supervivencia hu.n1a­na. Pues la lógica última del capital en su proceso de toma dedecisión solo puede pertenecer a una variedad categóricf1~11ente

autoritaria,.de arriba hacia abajo, desde el ll1icrocosnlos de laspequeñas empresas económicas hasta los niveles más al tos detoma de decisión política o militar. Pero ¿cómo se pueden impo­ner patentes sobre el sol y el aire?

Al respecto, hay dos aspectos prohibitivos, aunqLLeel capital- en su afán de demoler sus propios límites insuperables - seaobligado a negarles reconocimiento. El primero, es el hecho deque la pluralidad de capitqles no pueda ser eliminada, por más inexo­rable y brutal que sea la tendencia monopolista de desarrollomanifestada por el sistema. Y, seguúdo, el hecho de que la corres­pondiente pluralidad del trabajo social no pueda ser eliminada, demodo que se h"ansforme la fuerza total de trabajo de la humal1.i­dad, con todas sus variedades y divisiones nacionales y seccio­nales, en un "siervo obediente" y sin inteligencia del sectorhegemónicamente dominante del capital. Pues el trabájo, en suinsuperable plmalidad, nunca será capaz de abdicar de su dere­cho de acceso al aire y al sol; y mucho menos sobrevivir, sin sol yaire, palea el propio beneficio del capital -una necesidad absolu­ta de,ese modo de conh·olmetabólico de la reproducción social.

Los que sustentan que hoy el imperialismo no implica la ocu,pación milital· de territorio no solo subestinial1. los peligros que nosesperan, -sino tml1bién aceptan las 'apariencias 111ás, superficiales yengaüosas COll10 las características sustmltivas definitorias del Íln­perialisIllo de nuestro tielnpo, ignor01ldo tmlto la historia COlll0las tendencias contemporáneas de desmrollo:Con sus bases mili­tal"es, los Estados Unidos OCUpal1. militmmente el territorio de nada

menos que 69 países: un número que continua creciendo con laampliación de la üTAN. Estas bases no¡;xisten palea beneficio delas petsonas -la grotesca justificación ideológica-, sino para be­neficio único del poder de ocupación, de tal forma que les dé con-

. mciones de imponer políticas' que respalden mejor sus intereses.De cualquier forrna, en lo que se reúere a la ocupacion nu­

litar directa de territorios coloniales en el pasado, su extensiónes apenas parcial. De otra fornla, ¿CÓlTIO la exigua población deInglaterra habría sido ,capaz de dominar la población y el terri­torio incolnp2uablernente lnayor de su Ílul1enso inlperio, princi­palnlente la India? Tanlaña desproporción no fue una caracte­rística exclusiva del I1nperio BritáJ1ico. C01no bien nos recuerdaRenato Constmltino con relación a las Filipinas:

Desc\e el inicio, la colonización española operó 11lás por la religiónque por la fuerza, afectando así profundalnente la conciencia. Estopennitió a las autoridades il11poner tributos, trabajos forzados yH;clutanlientos a pesal" de la pequei1a fuerza militar. Sin el trabajode los sacerdotes, esto habría sido Ílnposible. Ellos se convirtieronen +os pilaxes del establecinliento colonial; tanto que se hizo cono­,cicla la afirnlación de que fI en cada fraile en las Filipinas el reytelúa un capitán general y todo un ejército". La lnanipulación delas conciencias en el Íllterés del control colonial-vendría a repetir­se en otro plano por los norteal1lericanos¡ que, después de unadécada de feroz represión operada igualrnente sobre la concien­cia, esta vez usaron la educación y alTas instituciones (:ulturales.3

?

China, oh'o ejetnplo de ünportmlCía vital,. nunca fue ocupa-da nillitannente, a no ser en pequeñas pm'tes de, su territorio. Ni

. siquiera' cuando los japoneses la invadieron con grandes fuerzasmilitmes. A pesm de eso, durante mucho tiempo, el país fue com­pletamente dominado por potencias eXh"al1jeras. Tal1.to que el jo­ven Mao comentó sarcásticamente que "el pedo del extranjerodebe ser saludado como cm perfume celestial". Lo que importabaen todas las aventuTas imperialistas era siempre la habilidad deiInpóner leyes <:-u país dOlninado en una base continua, pOI: el uso

37Renato Constantino, Identity nnd ConSÓOUSIlCS$: The Philippinc Experience.Quezon City¡ Malaya Books, 1974, p. 6. Los nortemnericanos solo abandona­ron el control del sistema educacional filipino en 1935,' cuando ya ejercían uncontrol indirecto mL1Y eficaz.

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de intervenciones 111ilitaTes punitivas solmnente cuando el gobier­no /1 norn1al" fuera desafiado. La fmnosa expresión" díplo1l1aciade las cafioneras" encapsuló bien lo que era viable y pTacticablecon los recursos militares disponibles,

Las principales catacterísticas de esa d0111jnación Í111perialis­ta todavía continúan existiendo hoy, La multiplicación del poderdestructivo del arsenal militar en uso actualmente - especialmenteel potencial catastrófico de las ?J:n1as aéreas - 1110dificó en c:ierto81'ado las formas de imponer órdenes militaristas a 1.m país que sequiere subyugar, pero no su esencia. C0l1 toda probabilidad, lafOl'lna últin1a de aJ.11e11azar a un adversaJ."io en el futUTO -la nue­va IIdiplo111acia de las cañoneras" ejercida por- el lIairepatentado" - será el chantaje nuclear. Pero su objetivo será análo­go al del pasado, aunque la modalidad imaginada apenas acen­túe' la inviabilidad absurda de intentar imponer de esa forma laracionalidad última del capital a las partes recalcitrantes del m1.m~do, Hoyes también inconcebible la tentativa de ocupar Chína ensu totalidad, con su 1,250 billones de personas, y mantener laocupación, así sea por la 111ay01' fuerza l1Tilital' externa de ocupa­ción econónucaJ.11ente sustentable. No es que el carácter concebi­ble de tal ocupación sea capaz de "desalentar los a,:enturerosÍ1nperialistas 111ás extren1ados, incapaces de aceptar cualquieralternativaa su don-unación 111Lu1dial; pero 111ienh'as tanto los 11 rnássobrios" -,que nO'son los ll1enos peJigrosbs- ill1aginm'l1l1DVi­mientas estratégicos con el objetivo de quebrar China con la ayu­da ideológica del"mercado libre" en fragmentos controlablesdesde el cenh'o hegemónico del capitalismo mundial.

Es evidente que las fuerzas militares tienen que ser económi­cmnente sustentadas, lo que las confina a elnpresas l:inutadas tantoen el porte de las máquinas militaTes empleadas como en el perio­do de operaciones. El registro histórico de las ave'nturasin1perialistas pasadas 111Uesh"a que, cUaJ.1do se vuelven 111UY ex­tensivas ~ C01110 fue el caso de FraJ.1cía, prin1ero sobre lndochina¡después sobre Argelia, y más tarde de los Estados Unidos sobreVieh1anl-, es inevitable enfrentar el fracaso, aúnque a veces seadenl0rada su conclusión. Con relación a las incontables opera­ciones n1i1itaTes in1p~rialistas del pasado, es preciso recordar nosolo las que ocurrieron en Filipinas o en la fracasada guerra a

35

relación a la desastrosa intervención de los Estados Unidos en Viet­ver el libro fundamental de Gabriel Kolko, \1ictnmn: AnntolilY oJa Wnl',

_1~4U-1975, Londres, Allen &- Unwin, 1986.39A'ndreas Papandreou me contó en 1973 cómo fue liberado de la prisión de los

coroneles. Un antiguo núembro del" tanque de cerebros" de Kennedy, JohnKenneth Galbraith, en loable actitud, visitó al presidente Johnson y le pidió

intercediese en favor del Viejo amigo de Harvard. Jolu1son llamó a unasecretaria y' la mandó a llamar a la Embajada norteamericana en At~nas.

Hecho, esto, Jolmson dijo al embajador: "Mande a esos hijos de pu~a a quesuelten a ese buen hombre, Papandreou, inmediatamente" -lo que fue he-cho. Pues ellos sabían muy bie.n quienes mandabzm de verdad en Grecia.

JOThe EcorlOmíst informó pocas semanas antes de la caída del régimen de Mobutu.La sentencia completa dictada por The Econonrist fue: "Sabemos que es un hijode puta, pero ~s nues[:ro hijo de puta". Esta descripción de un aliado oportunoes elel tiempo de Roosevelt¡ aunque haya conb..oversia· ele si fue el propioRoosevelt o Cordell Hull quien usó la expresión de 50111oza.

DJ;l1UUU de la crisis esb:uchu-al del capital oCLuTida en la década deprodujo calnbios Íll1portantes en la postrn"a del ünperialisll10.

necesario para adoptar lUla actitud cada vez n1á~ agresiva

Islván· Mészáros

gran escala de- intervención en Vietnmn,3s sino tanlbién las deGLlatell1ala, de República Dominicana, de la Guyana Inglesa,_de Granada, de Pananlá y del Congo, así C01110 otras operacio­nesnLilitares en otros países, desde el Oriente IvIedio y los Balcanes

varias partes de África. Una de las fornlas favoritas deprevalecer los intereses imperialistas de los Estados Uni­

siempre la de deponer gobiernos desa81'adables, impo­dictadores totallnente dependientes del nuevo señor y go­

oernar los países en cuestió.n por lnedio de esos dictadores bienEstmnos hablando aquí de lvIa1'cos y Pinochet,

y los generales brasileños, 501110za y los generales títe-de los Estados Unidos, sin olvidar los coroneles griegos (a

Lyndon Jolmsonllamó "hijos de puta)"" y Mobuhl (lla­en extrai'io fotnla de elogio, COll1t? l/nuestro hijo de putalf4D

un alto funcionario del Departamento de Estado), Es bas­evidente el" desprecio con el que miembros del gobierno de

Unidos trataban a sus siervos en los países bajo 'sull1ilitar, ll1Íentras cínicmnente los presentaban, para

~p!ls1.l1no'público,como defensores del "Mundo Libre",

Socialismo o barbarie. La altematiim al orden social riel capitalJ4

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-11István Mészáros, "Radical Politics and Transition to Socialism: Reflection011 Marx's.Centenary", public1do por primera vez en el periódico brasileüo

y aventurera, El pesar de la retórica de la conciliación, y ll1ás

tarde el absurdo propagandístico de un Ifnuevo orden llTundial",con su pro111esa siél1pre postergada ele un 11 dividendo de pazll

Al contrario de algunas afirnlaciones, sería errado atribuir estoscanlbios a la inlplosión del sistclna soviético, aunque sea verdadque la Guerra Fría y la preSl.nnida anlenaza soviética haya sidousada con Hlucho éxito en el.pasado para justificar la expan­sión descontrolada de lo que el general Eisenllovver, al final deSLl mandato, llamó "complejo militar-industria!". Los desafiosque justificabcln la adopción ele una actitud 11lás agresiva - y enúltinlo análisis aventurera - ya existÍéUl llTLlCho antes del colap­so del sistema soviético. En 1983, o sea, ocho antes de la implosiónsoviétical escribí los desafíos· C01110 sigue:

el fin del régimen colonial en iVlozambique y Angola;la derrota del racismo blanco y la transferencia del poderpara Zanu en Zin1babwe;el colapso del régimen cliente de los Estados Unidos admi­nisb:ado por los coroneles en Grecia y la subsiguiente victo­ria del Pasok de Papandreou;la desintegración del eterno gobierno de SOl1lOZal 111anteni­do por los Estados Unidos en Nicaragua, y la in1presionanJe.victoria del Frente Sandinista;las luchas arn1adas de liberación en ¡El Salvador. y en otros·puntos de América Central y el fin del control hasta enton­ces fácil de la Tegión por el iInperialis1110 norteanlericano;la total bancarrota -literal y no apenas en sentido figma­do - de las estrategias de desarrollo inspiradas y donünadaspor la "metrópolis" por todo el mundo, y la erupción de pe­sadas contradicciones en las tres principales potencias' in­dus1.Tiales de Alnérica Latina: Arge.ntulal Brasil y 1Vléxico;la desintegración dran1ática y total del régunen del Sha enIrán, y con ella una inlportantederrota de las estrategias nor­teanlericanas, hace 11l.ucho establecidas, genei"ando l a partirde entonces, estrategias sustitutivas¡ desesperadmnente peli­gr05/15 - a ser iU1plelnentadas directmnen.te o por terceros. 4J

Escritn Ensnyo, año V! no. 11-12, verano de 1983, pp. 105-124. Una. versión máscorta fue presentada como conferencia en Atenas, en abril de 1983. El m"tículofue publicado nuevamente en la Parte IV de ]\illís allá de! mpito/

1op. cit.

Istvan Mészáros

Lo que cambió después del colapso del sistema soviéticoJue la necesidad de encontrar jttstificaciones para la posturacrecientelnente agresiva del ilnperialisn10 de los Estados Uni­

en diferentes partes del 111undo¡ especialnlente después deJos fracasos· asociados alas tentativas de revitalizar eL capitaloccidental por Inedia de la restauración econólnicarnente sus­

del capitalisnlo - en contraste con los sucesos relati­todavía inestables de la lnanipulación de la ll"táquina

del Estado por medio de la ayuda occidental- en laUnión Soviética. Las 1I estrategias sustitutas desespe­

Ul1ente peligrosas inlF,lell1entadas. directarnente o p~r ter­c~rosll se volvieron pronunentes en los años que precedieron y~iguieron a la unplosión soviética. Pero el advenüniento de esas

estrategias aventureras no puede ser atribnido! C01110

algunos! al fatídico debilitarniento del adversario de laFría.. Por el contrario, el colapso soviético solo puede

entendido C01110 parte integrante de la crisis estructural deldel capital.

El Shál C01110 agente nortemnericano - y C01110 la garantia de,no habría otro Mossadegh-, atendió a sus objetivos por el

cantTOl implacable de su pueblo y por la compra cont1.mdente elea Occidente, que hicieron posible dicho control. Una vezrecido¡.era necesario encontrar oh-o agente paTa destruir el

que hablaba del "Satán anlericano". Atulado hastadientes por los Estados Unidos y otros paises occidentales, el

de Saden11 f{ussein paTecía ser el u1dicado. Pero Irak fracasósu' tentativa de derrob:u" Irán y se tOTnó d.ispensable' C01110 ele­

de ulestabilidad en lU1a de las' regiones 111ás inestables d~l

p:ulndo¡ de acuerdo con la definición ele la es"trategia ül1perialistaAdenlás! Sadmn I--Iusseul, C01110 ex-agente de los Esta­

Unidos, podría servu" 11lejor a lUl objetivo mayor: ser prmnovi­a la condición de enemigo mitico todopoderoso que representa

el mismo peligro atribuido a la UniónSoviética, en los aúosla Guerra Fría¡ sino¡ 111ucho 111ás que eso~ aquel que a111cnaza

'con la gLlerra quinuca y biológica - adenlás del holocausto 1111U1­dial- a todo el 111undo occidental. Dado ese eneuligb 111ítíco,

Socil1lísrno o lJOrbnrie. LI1 nUernntivn n/ orden social del cnpit~!.36

Page 29: 77367623 Socialismo o Barbarie

38 Social/sIno o barbarie. La nlterl1ll¡-¡vl:~!!.~ orden socio! del ~::.pitI71lstuán. ~Mészáros

-~---~- 39~---~-~,

esperábamos ver la justificación no solo de la Guerra del Golfo,s~no de las varias intervenciones Ül1portantes en 11'21.k desde en­tonces/ conl0 la 111atilllZR de un l11illón de niños ~n virtud de san­ciones impuestas al país por orden de los Estados Unidos, ver­gonzosmnente aceptadas por nuestras Jl grandes dernocracias",que continúan ufanándose de sus I1 políticas externas éticasJ!.

Pero todo eso no basta para arañar la superficie de la ines­tabilidad cránica inclusive en la región dellYledio Oriente, sinhablar del resto del mundo. Aquellos que piensan que el impe­rialislTlO actual no exige ocupacIón territorial deben Teflexionarll1ejol'. Ya existen¡ en partes de los Balcanes/ ocupaciones nülita­res que- se 111antienen por períodos indefinidos de tienlpo (quetan1bién se adn1ite que sea un 11 C0111prOn1iso indefinido'!); y¿quién es capaz de jluar que otras intervenciones sill1ilares novengan El ocurrir en otras paTtes del l1Tundo? Las tenden_cias ac­tuales son nefastas y la profundiz:ación de la crisis es un agravan­te todavía 111,ayor,

Ya vin10s en el pasado dos desarrollos exlTen1adanlentepeli­grosos de la ideologia y de la estTuctma organizacionaJ del impe­rialismo americano. El primero está relacionado a la OTAN. Nosolo por su significativa expansión paTa el Este - que puede serconsiderada an1enazadora por las autoridades de Rusia, si nohoy; tal vez en el futuro -, sino, todavía luás iIl1portante¡ porquelas luetas y los objetivos de la organización. fueron radicahnentere-definidos¡ en conh"adiccióü con el derecho irtternacionaL trans­fonnando lo que antes decía ser lU1a asociación 111ilitaT puratnen tedefensiva en una alianza potenciahnente 111ás ofensiva¡ capaz dehacer lo que quiera sin rendir cuenta El ningllna autoridad legal-o mejor, es capaz de hacer lo, que Estados Unidos quisiera ymandara a hacer. En una remüón de la cúpula (abril de 1999) dela OTAN, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, enWashington, bajo presión nortean1ericana¡ 11 adoptó un nuevoconcepto estratégico, según el cual ellos pueden realizar inter­venciones nlilitares hasta fuera del cíTea de la OTAN; sin preocu­parse por la soberanía de otros países y desconsiderando comple­tan1entelas Naciones Unidas" Y Bajo este aspecto¡ es tmnbién

42Shoji Niijara, "Struggle Against US Mílitary Bases", Doteline Tokyo, no. 73,julio de 1999, p. 2.

n1uy significativo el hecho de que la. justificación ideológica dela nueva postura, claran1ente ofensiva -ofrecida bajo· la forn1ade veinticuatro "ji7clDres de riesgo If -, sea transparentenl,entedébil. ,Se adnlite inclusive que, "de-los veinticuatro factores deriesgo, solo se puede considerar que apenas cinco representanpeligro n1.ilitar rearJ

,43

El s'egLl.ndo desarrollo reciente, que es extrelnadan1entepeligroso - casi c01l1pletanlente ignorado en Occidente; infe­lizmente hasta por la izquierda - /' se refiere al nuevo Tratadode Segl1l'idad Mutua entre Japón y Estados Unidos, que ÍLle rá­pidatnente aprobado por las cánlEl.ras legislativas de Japón (la

.'Dieta y la SUprC111Et Cánlara de los Consejeros). 'Bajo ese aspec­to;, los l).uevos desarrollos desafían cí:n.icanlente el derecho inter­ll.c1.cionat y tmnbién violan la Constitución japonesa. Un ünpor­tante líder político japonés, Tetsuzo Fuvva, cOÜlentó:

Lanatllraza peligrosa del Tratado de Seguridad Japón-Estados Uni­dos podrá inclus_o arrastrar a Japón hacia las guerras de los EstadosUnidos, desafiando la Constitución japonesa, que renuncia a la gue­rra, Detrás de esto está la extremadan1ente peligrosa estrategia de ata­que preventivo, s~gún el cual Estados Unidos plleq.e interferir el1'otropaís y atacar arbitr21rl21111ente cualquier país que se les antoje.'15

No t::s necesario dedrl,o; la posición que sepretende atribuirá Japón en la jI estrategia de ataque preventivd'r cuyas órdenes'elnanall de VVashingtollr es el papel de 11 carne decaí"1ón"; contri­buyendo generosmnente al llTis111D tielnpo a cubrir los costos de

43Joszef Ambrus, "A polgári védelenl feladatai" (Las tareas de la defensa civil),en una edición especial. de Ezrer!(orduló, dedicada -a los problemas generadospor la entrada de }-lungrí<;l en la OTAN, Stmtegic Enquiries o/ Ihe Hungnriol1Amr1e¡ny ~r Sóences, 1999/ p. '32,

'¡']Para mianotable excepción, ver la carta de Jolm Manning a Spectre~ m"o.6,primavera. de 1999, pp. 37-38, Sobre cuestión afín, ver US lvlilit-nryBnses inTopan: A J{/prlJ1 LIS Dillloguc, Relatoría del Sirnposio de Bastan, 25 de abril de1998, Cambridge, rvIassachusetls.

4STetsuzo Fuvva, ¡'Discurso ante la comisión de Paz en Su SO Aniversario",Japan Press vVeekly, 3de julio de 1999, p. 15. Al cOHlparar al pximer ministroObuchi COn la figura principal de la oposición, 111e EconOlnist escribió; "Hé:lstaahora los acontecimientos tendieron a mostrar al señor Obuchi como unaficionado incompetente,. especialmente cuando enfrenta profesionales cor1.­sumados como Tetsllzo Fmva", En 11 A Pity about Uncle übuchi",The ECOrlOlI¡[st,

20 de 110viembre de 1999J pp. 97-98.

Page 30: 77367623 Socialismo o Barbarie

40 SocinlisnlO o barbarie. La ,alternat-iva ul orden social del capital. Tsl"ván Meszáros 41

las operaciones ll1ilitares/6 COUlO el país ya fue forzado a hac~r

en el caso de la Guerra del Golf".Uno de los aspectos 111ás siniestros de estos acontecinuentos

salieron recientenlente él la luz a raíz de la renuncia forzada delviceministro de la Defensa de Japón, Shingo Nishimura, porpre­cipitarse e insistiT agresivan1ente en que Japón debería Rnnarsel1uclearnlente. Y él fue todavía ll1ás lejos al proyectar, en una en­trevista, el uso de fuerza 111i1itar con referencia al litigio de lasislas Senkaku. Según él; II en caso de que la diplo111acia se ll1uestreincapaz de resolver la cuestión¡ la Agencia de Defensa debe ac­tUaT". Como bien observó el editorial del periódico Alcahala:

El verdadero problen13 en este caso es el hecho de que un político,que a1Jit;rtan1ente propone para Japón el uso de la fuerza 111ilitarcmuo 111edio de resolver cuestiones internacionales, teliga "lugaren el gobierno. Es l1atl.nal que otras naciones asiáticas hayan ex­presado graves preocupaciones con relación a esa cuestión. Lo quees peor, según -LUl. acuerdo secreto con el gobierno de 10sEstadosUnidos,Jos gobiernos del Partido Liberal DenlOcrático desvirtua­ron los tres principias antinucleares (no poseer, ni fabricar, ni per­l11.itir·la entrada de arn1as nuclearesa}apón).Aden1ás, la reciente"legisl?-ción de "en1ergencia ff pretende dar prioridad a las opera­ciones 111ilitares de las fuerzas de los Estados Unidos y de la FAD(Fuerza de Autodefensa) en el caso de una guerra por la l11.oviliza­ción en favor de la cooperación 111ilitar, tonfiscando produetos 10-;cales en tierra, edi.ficios, y asurniendo elcontrol de navíos l avionesy onclas eléctricas. Tal1egislación solapa la Constitución."?

La nueva postuTa agresiva del I'Tratado de Segu+"idad Japán­Estados Unidos" es justificada en nombre de las necesidades dedefensa de Japón. En realidadl n1ientras tanto, la l/Defensa Co­111ém" alegada en el Relatorio de Legitimación (citado en la nota 31)nada· tiene que ver con la 11 defensa d~ Japán}' contra lU1 agresor

,¡6Es lo que ya está sucediendo, en la medida en que Japón es forzado a pagar elpesado costo de la ocupación militar americana representado por las inn.ume~

rabies bases en el país. "Los costos asunüdos por Japón en 1997 para mantE:­ner ,las bases ar11ericanas en Japón llegaron a US$ 4,9 billones, primer lugare11tre otras naciones del mundo (conforme IJ Allied Contribution to Conul1onDefence, Relatorio ele :1999"), lo que representa un costo de US$ 122.500 porsoldado norteamericano en Japón. (Shoji Niijara, op. cit., p. 3.)

.0'7 Aka!lI1tll, 1 de noviembre de 1999; citado en el Jnpnh Prcss vVeekly, 6 de noviem­

bre de 1999, pp. 6-7.

ficticio, sino con la protección y el progreso de los interesesimperialistas de los Estados Unidos.

Estados Unidos usa susbases en Japón, inclusive las deOkin,n,val

para realizar intervenciones núlitares en situaciones políhcan1en­te inestables en los países del Sudeste de Asia, inclusive en[ndonesia. En 11.1.21)'0 del ail.o pasado, cuando cayó el régin1en eleSuharto¡ unidades cle las Fuerzas Especiales del Ejército de losEstaclos Unidos retornaron rápidan1ente a la Estación Americanade Torii en la aldea de YOl1.1.itan, Okinavva, pasando por la Base deKadena, en Okinal'va. Ellos habían entrenado a las fuerzas espe­ciales del ejército indonesio qüe reprin1ían 111anifestadones en elpaís. El retorno repentino de las fuerzas especiales de los EstadosUnidos denunció la actividad secreta de las unidades de los boi­nas-verdes de Okinavva en Indonesia.48

La forma por la cual se imponen estas peligrosas políticas yprácticas a los países, cuyos gobiernos ff den10cráticos" se S01l1e­ten 111.anSan1ente a las órdenes de los Estados Unidos} habla porsí sola. Los cmnbios en general no son discutidos en los respectivosparlmnentos¡ que son contornados por 111edio de protocolos y h"a­tados secretos. Y¡ en el nUSIl10 espíritu de cínica evasiónl cuando,por cualquier ra:zón} ellos aparecen en la agenda parlmnentaria,transitan como un tractor, despreciando toda oposición de lall1.anera l11.ás autoritm"ia. Los políticos que continúan esparciendolas ff senüllas - dragón" parecen no recordar el peligro represen­tado por los dragones reales que en su debido tienlPo aparecenen la escena histórica. Tanlpoco parecen entender o adlnitir quela llama devastadora de los dragones nuc!eáres no puede serconfinada a un único local - el Oriente Medio o el ExtrenloOriente, por ejemplo -, sino que alcanza todo el planeta, inclu-

, sive Estados Unidos y Europa.

2.8

El blanco ÚltÜ110 de la proyectada fl estrategia alllericana de ata~

ques preventivos" es naturalnl.ente China. Al C0111entar los rui-

4BS. Nuhara, op. cit., p. 3.

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'!9"Washington Tells China to Back Off al' Eisk Cold vVar", The Daily Telegrnph,16 de mayo de 1999, p. 15. El mismo artículo informa que "la onda de histo­rias de espionaje parece haber sido filtrada por figuras importantes del Par­tido Republicano y del Fentágono, que consideran del mejor interés de losEstados Unidos tener un gran enemigo". Está claro que Sadam Hussein no eslo suficientemente grande para atender a los requisitos ideológicos ya losgastos militares crecientes que corresponden El largo plazo al proyecto de laagresiva postura imperialista de Estados Unidos.

dos agresivos y las infonnaciones :filtradas desde .Washing­ton referente a aquel pais poco después del bombardeo de laenlbajada. china en Belgrado¡ 11 el contra-alnlirante EugeneCarrolt del Centro de Infonnaciones de la Defensa, un órga­no" independiente de inforn13ciones¡ dijo: 'Existe aquí unarlenwrrizacián de China. N o tengo certeza de quien la genera,pero los c0111entarios son orquestados para 1110strar a Chinacon10 el peligro mnnrillol'I

.'19

lniciahnente, el b0111baTdeo de la enlbajada china en Belgradofue presel1tado por los portavoces ele la OTAN COIno un iI,ac;ci­dente inevitable, aunque lanlcntable". Cuando Inás tal'de se hizoclan) que la elnbaj~dano fue alcanzada por una bOTnba perdida,sino por cohetes procedentes de b:es direcciones diJeren tes, y portanto debió haber sido planeado con todo cuidado, Washingtonofreció LUla explicación fabulosa: que la eIA no consiguió l-Ul1l1apaactualizado de Belgrado, cosa que cualquiera podría cOlnpraT enla tienda de esquina 111ás prÓXitllEL Ivlas alül así contuluó elll1iste­rio sobre lo que había de tan illlportante y legítinlo coil relación alalegado blanco previsto que antes había ocupado el espacio en­tonces ocupado por la elnbajada china. Todavía estmnos espe­rando respuestas aceptables, queobviá111ente nunca llegarán. Unaexplicación racional sería, bajo dos aspectos, el hecho de que laoperación haya sido realizada COll10 canl.po de prueba, 'Prünero,paTa probar cónlo el gobierno chino reaccionm'ía a tales actos deagresión, obligándolo a tragmse la humillación que los acompa­ñaqa. Y, segluldo, y tal vez Tnás. ilnportal1.te, para probar la res­puesta de la opinión pública rnundial, que fue absoluta111enteSUJ1lis0- y c0111placiente.

Los problenlas que afectan pIofundanl~nte las relacionesentre los Estados Unidos y China no podrian ser más graves.En cierto sentido, resultan del inconveniente hecho de qLle "El.

43', Tstván lv1észáros

Estado-ParUdo todavía no haya erlcontraclo -¿en. Jugar en el nwrcadolibrcrmmdial".50 Cuando el ilnperialisn-J-o hegell1Ónico globalusa

;10.5 c0l1ceptos ele 11 ctenlocraciaJl :r I/111ercado libren -para legiti111~u<se

ideológicalnente, cualquier desvío con relación él esa ideología. en-lul'inlportante poder n1.il-ital"y"econónuco- .signi-

desafíograv~. Y 10 que torna el desafío absolutmnenteihtolerable es la perspectiva de desarrollqs econónucos- desventa­

parcl los Estados Unidos, dadas las ad:u.ales tasas de eXpall.­combinadas con el hecho de que la. población china superabíIlónde personas a la de los Estados Unidos. Como afirma

nUSll1.0 artículo l . reflejando las graves preocupaciones con lose.tduales acontecinuentos:"En 2020, la ecoi-wrn:ía de China sería por

eqtLivalenb.: n tres veces la mnericana",51 No es difícil inlaginargenerada ·pot tales perspectivas en 10$ círculos gober­

"'entes de Estados Unidos.Fiel a su papel de apologetal The ECQnomist intenta dar un

de respetabilidad a la preparación y a la disposición ll1ili­paranl0rir.por la causa de la'/I de1110Cracia'1 ypor la "libertad

En ce] artículo "The NelN Geopolítics", la revistala adnlisión de rnontañas crecientes de cadáveres.- No por

;«<",,,,'p de los Estados Unidos, naturalmente, sino por parte de¡<-<.~tU.'--.LL\·N a quiene? la revista denolnina nsistente~ lo.cales de los)')~sJadosUnidos.. Con una· hipocresía sin fin l '17w Econom.ist habla

necesaTio 11 cornprorrriso nwral" de las denl0cracias con la guena,':inyocándolas/ en nOll1bre de aquella inoral, a aceptar el,' hecho

ser lIla guerra 'un h:ernpo de morir y. de rnatarJ/,Ser un devoto I/asistente local': de los Estados Unidos es el

pap~l áLTihuido a Japon l fustificado por la proyectad0 EUllenazaLa. seria oposición en el' país a la redefinición y peligrosa

del Tratado de Seguridad Japón-Estados Unidos esÓ:Ü'acterizada' C01110 '11na J[ reacción nerviosa", Felíz111.enfe¡ China

de hacer que ]ap9n. vea la luz y pase a colaborár con decisiótr.111,11l,a China en expansión significa un Japóú apreh~nsivo,

a asirse a· su .alia,nza con los' EstadosUnidos/' .El nus­rn9 papel de asistente. d:voto es atribuido a Turquía/ y .ta111bi~ni

5°Jonatban Story; "Time 15 Rpnning out Lor the Solution of the Chinese Puzzle",Sundny Times, 1 de julio de1999,}-l. 25.

;51 Ibídem. El articulo de Jonathan Story es UlYextracto de sil libr:-\ The Fnmtiers ofForh./l1e¡ Londres, Financial·Times/Prentice Hall! 1999.

Socialismo o barbarie. L!2!!i.~~mntiva nI orden social del copilal42

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expresando las esperanzas del The EcolIOlnist, a la India, con elargumento de

~--_._--

52La il1l.portanc;:ia 'de Turquía conl.O JI asistente locar" ele los Estados -,unidos fueenfáticamente expuesta en estaprlln¡;1VeXa con la ignominiosa entrega de Oca-olan/ líder del PKK kurdo, al gobierno de- Ankara, bajo 18 gran presión de losEstados Unidqs, humillando a \mrios "asistentes locales" europeos involLl­crados e¿::t el incidente. Ver Luigi Viró, Ln socinldernocrncin e In sinistm nntago­¡ústn in Europa, Milán, Punto Eosso, 1999, p. 13. Ver tmnbién. Fausto 13~rtinotti,

Per IIna societn nlterrwtiva:'Intervistn sulla politica, sul partil-o esl/lle eu! {ure eti fiche,entrevistado por Giorgio Riolo, Milán, Punto Rosso, 1999, pp. 30-31.

5~To(-ras las citaS de este párrafo sorí de "The Nevv Geopolitics", The Econotnist,31 de, julio de·1999, pp. 15-16

ser necesario reclutar el apoyo de los ejércitos de países aliadoscuyos pueblos adnliten que' sus soldados hagan el trabajo ctrerpo-a­cuerpo (o sea, nlorir); es esta la razón de la gran inlportancia deTurquía para la alianza/52 y la razón por la cual algún día podríaser una buena idea pedir ayuda El la India.

En esta coyuntura, Rusiadeberá)anlhlén ocupar un lugaractivmüente pro-ml1ericano, en razón de su inevitable op'osiciónproy~ctada a-China.,

Preocupada c<;Jn la vulnerabilidcid de 8L1S territorios orien­tales,'Rusia tal vez opte al final por introducir un poco 111015 desus~ancia'en S1..1 Alianza PO! la Paz con la OT'AN.

La caracterización de los países C01110 l/ aprehensi~os/ly 11 pre­ocupados" -si no hOYi quién sabe 111al1ana- se debe'·a los con;.fl,idosesperados con' la 11 estrella gigarlteque surge eJ.l elestel/,China. En la l/nueva geopolíticalf

l China es presentada conlO elden0111inador C0111Úfl de todos los problenlas, YI sünultáneEunen­

.tel COlTlO la solución para SUlllar a todos los 'lpreocupados" yIJ nerviosos" a una uAlianza por la Denlocracia" y a una 11 Alianzapor la Paz", que tal vez atraiga inclusive' a la India,delnocrática(tradicionalnlente un país no-aline~do),hacia una. versión sur­asiática de esta cuestión53 bajo el liderazgo de' Estados Unidos.Iier'o nadie' püede aúrnlar que vivirenl0s felices par'a siel11pre, nisiquiera que continuaren10s, vivos.

N atu.ralnlentel

' esa especie de If doctrinal inspirada porW~shingtonno se limita al The Ecol1orl1ist, de Londres. Ya habíasido encontrada en el Extrenlo Oriente, donde el Prin1er MiJ,listroaustraliano, Jolm Howard, presentó la "Do'cb:ina Howard"~lue

45

~~. El prirner imperialisnw colonial n1C?derno cons'tructor de únperiosl

tre~ldo por la expansión ele algunos países europeos erl' Eilgu-,nas partes fáciJmentepenetrables del1l1Lmdo; '. . .

trata de cómo Su propio país podrá cumplir el papel de fiel" asis­\t~l1te loca]'/. Para consternación de la opinión política del Su­d~ste 'de Asia, declaró que 11 A'ustralia deberá actuar· C01110 unsl~bdelegado de los Estados Unidos encargado de la 111,anuten­ción de la paz en la región".54 Ellíderd.e laoposición de'Malasia,l:Ü11 Kit Siangl respondi.ó a esa idea diciendo que

I$tvdj¡ JVrészríros-'-=-----

La historia 'del üTlperialisll10 111Uestra tres fase? distintas:

el Sr. Hovvard había hecho rnás que cualquier otro Primer IVIinistroaustraliano anterior para perjudicar las relaciones ele Australia conAsia desde que s~abolió la política ele lcLAustralia Blanca en ladécada de 1960.55 -

Mas! fue el acadénl,icó indonesio fOl'lnado en los EstadosÜni:"dos,hIadi Soesastro, quien día en el clavo al decir que"el subdele­

sien1pre es'e~ quclIluere/l.56 De hecho, es precism11ente estede los '; asistentes locales" de los Estados Unidos: matar y

loriT'llor la causa. que les sea detcrnllii.acla de arriba.escribió en El dieciocho brumario de Luis Bonaparle que los

acontGci.m.icntos' históricos 'sienlpre aparecen dos veces de for­Ü1RS contraqidorias: pruncro, C01110 una tragedia (napoleóllica)/ y111ás

como la cOIl/edia de Napoleón le pelit. El papel alTíbuido a Ja­la reciente l;e\lisión del Tratado de Seguridad Japón-Esta-

lidos·solo podría generar una gran tragedia en el Sudeste dedevastación iguahl1ente trágida del propio Japón. JvIien­

ql¡'e en la ':Doctrina Howard", el pape! de "subdelegado de losEstado:; Unidos" en ella proclamado solo puede ser descrito como

.que llega corriendo ansiosa antes de la tragedia,

. 5"(David Watts, "I-Io\-vard's Sheriff Role A¡jgers -Asians", The TiTnes,' 27 de -sep­tiembre ele 1999, p. 14.

551bídenl.561bIdálll.

Socialisrno o barbarie. La altenúltivt7 ~L~rden social del capitál44

Page 33: 77367623 Socialismo o Barbarie

Los que tuvieron la ilusión de que el 11neocolonialisll10" de lapos-guerra había creaclo ·un sistell18 estable, en el que la d0l1l.ina­ción política,y ll1ili-tar había sido sustituida por la dOlninacióneconónlÍca diJ:ectal ten,dieron él. aU'ibuir un peso excesivo ~ la per­111illlencia del poder dejos antiguos señores inlperialistas despu~s 'dE: la disolución fornlal de sus in1perios, subestünanclo aLlnis1110tienlpo las aspiraciones exch,l?ivistas de donlinacián hegenlórucaglobal de los Estados Unidos y las causas que les dabansustentación. .Inlaginaban, que al l\tndar "lrlStitutos de Estudiospara el Desarrollo" - con el propósito de "completar la educa­ción" ele las élites políticas y adnlinistrativas pos-coloniajes elesus posesiones anterioresl induciéildolas aí;ldbptar las recién pro­1110vidas teorías ,y políticas de ./Jnl0dernizaci~ú:'y, 11 desanolld' - ,las antiguas 111etrópolis coloniajes podrían garantizar la conti­.ntlidad sustantiva de su antiguo sistenla. Lo que dio' fin' él talesilusiones no fue apenas. el poder de penetración aplastantenlente111ayor de las enlpresas nortean1el'Ícanas (fuertenlente apoyadaspor el· gobierno de 10s.;Estados Unidos), sino/ todavía ll1ás signifi­cativo,el colapso c0111pleto de la "política de 1110dernizacióri" portodas pcu'tes, 'con10 ha sido discutido arriba.

Pero el hecho ele haber sido tan exitosol y ele toel0-vía conti­nuar d01l1inarido, no significa que el iUlperialis:mo hegenlónico 57Jonathan Story, op. cd./ p. ci,j,

de lbs Estados Unidos pueda ser considerado estable, mucho111enbs ,per111mlente. El soüado /1 gobierno global" 1 bajo la aduli­nistracián de los Estados Unidos/ continua siendo un sueño pro­pagandístico, así corno lo fue la "Alimlza paTa el Progresd' y lauAli~nza por la Paz",proyectad¡ts -en una época de colisiones111ili~ares y de explosio~les soci~-les cada vez 111ás hecuentes­C:0111b la fundación finne de la Illás nueva, versión del //NuevoOrd~n Mundial", Ya vimos ese 'filme, cuando -después de lahnplbsión del sisterlla soviético - esa visión

47

encontró apoyo en los Estadüs Unidos/ entonces ansiosos de man­tener en actividad el 111ecilllisn1o genera9-or del capitaliS1110 al H­ijal ele la Guerra Fría. Asociaciones selectivas con importantes Es­t~dos considerados flinercados en1ergentes /l ofrecí~uluna alternativa412 política exte'J:na para sustituir la entonces 1110ribunda estrategiade contención. Esta, política Íll1aginaba a los Estados Unidos en la, ,

c~ma de un "Mundo Unico/1 que se 1110víaen dirección a la prosperi­dad C0111Ún, a la denl0cIada y a ll1ejores condiciones de vida paratódos. Las ell1preSas occidentales·derramarían·nuevas tecnologíaseh las regiones lllás pobres del 111undo>donde la ll1ano-de-obra eraabund'ante, barata y talentosa. Mercados financieros globales l yalipres del rígido control político, ofrecerían el capital. En el plazo deun par de décadas' despuntaría un en01'111e lTlercado consuTl1idortransnacional. 57

15tvtinAJ1észtiros

Mucho más de diez aúos pasaron desde lo que flle prescritoüil. pm" de décadas, y nuestras condiciones están hoy 111ucho

-peores:que en cualquier otra época anterior" inclusive en un paíscapitalislllo aVéU1Zado conlO Gran BretéU1a, donde - de acuer­eón las estadísticas 111ás recientes - ün.o de cada tres niños vivedebajo de la linea de pobreza, y su número se multiplicó pora 10'laTgo de los últin10s veinte años. Y que nadie tenga ilusio­sobre los efectos de la crisis esh'uctmal del capital incluso en

país 111ás rico1 Estados Unidos, pues tanl.biénalú las condicio­úes se deterioraTon ll1ucho a lo laTgo de las dos últilnas' décadas.De acuerdo con lm informe reciente de la Oficina de Presupuestodel CO~1greso -y nadie puede acusar a esa oficina 'de I/tendenciaizquierc!ista" - , ell% más rico de la población gana t2mto como los

2 hnperialisí1w "redistributivo" antagónicanwnte contestado porlas principales potencias en favor de sus c'Il'Ipresas casi-tnO(LOpO­listas, llal~Lado poI" Lenin ti estaclío superior del capitaliS1110" I

que involucrqba un pequeño núlnero ele -poseedores~ y al­gWl0S pequeños sobrevivientes dellJRsado, aganados El losrestos de la antigua riqueza que llegó a ~u fin poco después

.del final de la Segunda Guerra lvIundial; y3, Irnperialismo global hegemónico, en el que Estados Unidos es la

fuerza dohunante, pre.v.imllente anunciado por la. versión deRooseyelt de l~ l/Política dePuerta Abierta'l, con ~u fingida igual­dad denlocráticél¡ que se tornó Illucho 111ás pronuTlciadacon laeclosióncle la crisis eslTucturafdel sistelnC1,del capital - c¡pesarde haberse consolidado poco despLlés del final de..]a Segw'ldaGueITa Mluldial- que trajo eLunperativo de constituir lUla es,..u'uctLU"a de conlando ab~rcadoradel capital bajo lLll ti gdbiel\loglobal" presidido por el país globalmente dominante,

Socialisl~:lO [) barbarie. L(I alternn {¡va nI orden, social dd capila!46

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'48i

Socialisnw o barbarie. La alternativa ni orden sacilll del dnpitnl Istváh Nlészáros 49

cien rnillones lnrÍs pobres (o sea, casi 40%). y/ significativanientc,ese número alarmante dobló desde 1977, cuando la renta d~1 1 %más rico era equivalente a "solamente" 49 rnillones de lo~ máspobres; o sea, 111ellDS del 20% de la población.5s I

En relación al resto de las proyecciones optimistas citadasanteríornlentel ya ,no nos ofrecen la ilusión de un /1 enonnEt ll1er­cado transnacional'l que tTaerá ilprosperidad para todo~fll in­clusive a los pueblos del este. El Primer Ministro de Chind, 21mRongji, es hoy aclanlado por las Utentativas osadas de refornlRdel sector estatal, que significan desernpleo para rnillones d? obre­ros chinos'I,59 ¿Cuántos nlillones de otros trabajadores -(quiensabe si centenas de millones- deberán perder su empled antesde qtie se pueda afírnlar que Chin'a calificó para ocup~r 11 unlugar en el libre mercado mlmdial"? Mientras tanto el editorialdel The Econonúst se lünita a expresar su· esperanza, pronpsticarla certeza de que el sisten1a chino será dernllnbado desl~!e den~

tro hacia afuera¡6o y proyectar en otros artículos una sqlllciónmilitaT externa¡ C01110 ya vin10S. COlnún a los dos aboTdajfs es latotal ausencia de sentido de realidad. Pues aunque el ~istema

chino pudiera ser dernnnbado hoy o ll1añana¡ eso no inipediTáen lo absoluto el c0111pleto fracaso de las confiadas· expe~tativasotrora asociadas.a los i'111ercados enlergenteslf .y su proj-ectadoünpacto 11 en la ll1illlutención de la actividad del 111ecill1is)110 ge~

nerador elel capitalismo al final de la Guerra Fría". i, lvlienb"as till1tO, continúan llltensificándose las contrhdiccio­

nes y los antagonisnlos asociados a causas irre1novibles,l Bajo elc0111ando del capitaL estructuralmente incapaz de dar solución asus cOl1tradicciones - y de ahí la ll1anera en que posterga! el lf n10-

. ,111ento de la verdad" hasta que las presiones econólnic~s resul-tan en algún tipo de explosión-, existe una tendencia: a la re­presentación equivocada del tiempo histórico, tanto en qirecciónal pasado como al futuro, en interés de la eternizaciónjdel pre­sente. La lectura tendenciosa del pasado emerge del il1~perativo

ideológico de representar errónea111ente el presente ':C01110 lamoldma estructural necesaria de todo cambio posible; PLles es

i

58Ver David Cal' Johl1ston, "Gap Between Rich and POOl' Found SllbstantiallyvVilder", The New York Tirlles, 5 de septiembre de 1999.

59"vVorried in Bejjing", The Econonzist, 7 de agosto de 1999, p.14. ¡6°Ibíden1. La imprescindible caída de China fue pronosticada divers~s veces en

ese insignificante - menos de una página~ editorial.

preci,sanl.ente en razón de esa necesidad de proyectarse el pre­sent", establecido en el futmo Índefiludo que el pasado debe tam­bién 'ser ill1aginado - en la fonna de un deja vu - COU10 el do­111inio de la :'presencia eterna del sistelna bajo ropajes diferentes,de ntanera que renlueva las deter11l.inaciones históricas reales ylas lillutaciones temporales del presente.

resultado de los perversos intereses que están en .la raízd.,e lé\,lelación del capital con el tienl,po es ser él inc'apaz de unapers¡ié,ctiva de largo plazo, y de un sentido de urgencia incluso antela inn-p.nencia de una explosión. Las enlpresas son orientadas pararealizaT las proyecciones concebidas en la 111ás nliope de las esca­las dS tienlpo, y para avalar su éxito en la n1is1na escala. Es poreso q1¡\e a los intelectuales qLle adoptém el punto de vista del capi­talle~ gusta argulllentar que todo lo que funcionó en el pasado~ ~né'apsulado en ellnétodo idealizado de "hacer un poco cadavez," ~ ha de funcionar tanlbién en el futuro. Es una falacia peli­grosa) dada la presión creciente de nuestras contradicciones, puesel tiell~po no está de -nuestro lado. Para realizar una alineaciónfeliz c¡l~ todos los países "nerviosos" y "preocupados" con las es­trategi~s de los E'stados Unidos, en la ll1ejor de las hipótesis, TheECOl1011¡tiSt COll1ete una proyección arbitraria elel prese~lte en el fu­turo, paTa no decir lUl.a representación absolutmnente errada delas realidades del presente para que ellas se ajusten al futuroansiadanlente anticip'ado. Pues incluso las· contradicciones ac­tualesentr~ Estados Unidos y Japón, así C01110 las que existenentre Rusia'y Estados Unidos, sori. 111ucho 111ayores que la capa­cidad de absorción del actual esquenla de cosas, para 110 111en­cionaiusus desdoblanlientos en el futuro. '.fan1poco se puedenignorar los conflictos objetivos de interés entre India y EstadosUnidos; para verlos en una arnlOl1Ía perfecta en razón del ti des"'­asosiego fl de la prin1era. con reladón a China.

Aden1ás, ni siquiera la aparente anl1011Ía predo111inante en­tre los Estados Unidos y la "Unión Europea", en el ámbito de laOTAN,' debe persistir en el futmo, dadas las señales claras de.conflictbs 11 interünperialistas ff tanto en el interior de la. UniónEuropea como entre los Estados Unidos y la Unión Europea.'! A

(¡; Ver lapreo~upante discusión de estas cuestio~les eil el volumen de 'LuigiVinci ci~ado en la nota 37 de este capítulo, en particular, pp. 60-66.

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63Rupert CornvveIl, "EuropeWarned l10t to vVeaken NATO". The Ill1je.¡:Jendent,8 de octubre de 1999, p. 18. ,;' r.,?-SITAT Di'"

r ~ ~(

6·1 Ibídem. ") :; # .... ("", '::;;)ir 1I ~

Para aplacar 'las preocupaciones alllericanas, Lord Robertson, queestá dejando el cm~go de Secretario de Estado para la Defensa paraaSUlllir en la próxüna E!el1lana el puesto de' manos de Xavier Sola­na en la OTAN, declaró qtle la alianza atlántica continúa siendo lapieza básica de la .política británica de defensa. 64

International Affairs, es el de una 11 esiTuctura de defensa de la UniónEurop~aque prünero duplique la de la alianza y enseguida rívaliceconeHa". Las palabras de 1Vfr. Talbot [...] se refieren tanlbién a'laanlbig'üedad esencial anlericana ante una 1113Yo1' unidad europea:eso es 1ll.UY bueno, nJientras no ponga en riesgo la prq::tlúnencin global delos Estados Unidos. 63

51

Es posible que así sea, mientras el papel de"caballo de Troya"atribuido por Estados Unidos al gobierno británico continúe sinser contestado. Pero tales Teafinnaeion~sno. son nada 1l1ás que/1 silbidos en lo oscuro" que no traen h'anquilidad con relación alas cOl1tradicciones, objetivas de interés existentes entre las po­tencias occidentales, que deberán intensificarse en el futuro¡ pornl~s "que el Departanlento de Estado nortemnericano no se cansede rE]cordar a la Unión Europea quién rige la ll1úsica, aunque se:r\?húse a pagar por esto.

AsÍ¡ el Departall1Cnto de Estado nortemnericano no pier­de la oportunidad de dejar clara su detenninación de n'lante­ner al resto del mundo al servicio de las exigencias de su "pre­eminencia global". Natúralmente el más servil de todos losgobiernos occidentales, <el británico¡ se apr~suró en aclarar yreafinnarsu apoyo· en el 111islnO sell1inaTio del Royal .Institüteof lnternational Affairs. .

IsfiJrin. NIészáros

Incluso los motivos de una política externa COll1ún varían. Algunosla desean como expresión de la voluntad COll1ún de Europa; otros;C01110 rivales O con restricción a los Estados Unidos. Si se transfor­111ara en nada J11ás que una fOl'l~1a de antinorteanlericanis1110¡ seríaun desastre. Para el futln:O previsible/la OTAN, pr~feriblementeenSiI1-CrOlÚa conla ONU, será el ¡:;le:mento aglutinador de la seguridadoccidental. .Estados Unidos todavía deberá asumir la respo.nsabili-:­dad de tratar con la 111ayoría de las zonas de peligro del 111undó.Pero en regiones próxinlas C01110 los Balcanes, Estados Unidos pre­Jeriría transferir esa responsabilidad hacia Europa. E incluso enáreas como ellYledio Oriente o Rusia, Europa debe ser capaz decumplir un papel eonlplenlentario' al de Estados Unidos. Europapuede y debe ejercer LUla influencia 111ayor en el mundo, pero no hade ser una superpotencia todavía por 111uchos ai1os.62

Strobe Talbotj vicc-secretario de Estado, dijo que la últin13 cosa queWashington deseaba ver era ul1.aidentidad europea (defensiva) IJ quecom.ienza enla OTAN, pero se autorl0111iza fuera y se aparta de laO~AN". El riesgo, dijo en un senlinario en el Royal Institute of

62lfSuperpmver Europe", The EcononrisL, 17 ele julio de 1999.

La frase vacia "Europa puede y debe ejercer una influenciamayor en el mundo" (¿cuál? y ¿dónde?) es ofrecida como.un "pre­lnio de consolación¡¡¡ de 1110do tal que legib.n1e a los ojos de inge­nuos la supren1acía absoluta de los Estados .Unidos¡ alardeadapor The Econonúst. Perol en realidad¡ no se trata de saber ~11

cuánto tielTlpO Europa va a transfonnarse en una superpoten­cia con poder militar equivalente al de Estados Unidos, sino dequé forma y con qué intensidad deberán irrumpir los antago­nisnl0s 'll1teTinlperialistas en un futuro que no está tan distante.

De hecho, la administración de los Estados Unidos ya estápreocupada con las perspectivas de evolución de los aconteci­lnientos en Europa.

50 S?cialislno o barbarie. La.f:1ltematíva al orden· social del.capit-nl

veces, hasta el propio 'The Economist traiciona su preocupaciónde que no todo está corriendo C01110 se esperaba en las relacio..,nes occidentale.s cargadas de conflictos¡ al insistir que nadie de;.bería pensar en desafiar el d0111inio de Estados Unidos. C01110fue dicho en un editorial:

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j

IstvrÍ;n Mészáros 53

3

LOS DESAFíos HISTÓRICOS

ANTE EL MOVIMiENTO SOCIALISTA

3.1

COll1ü ya Vil110S antes, el 111ovin1iento antiü1Tperialista de los Es­tados Unidos a fines del siglo XIX e inicios del xx iracasó porcausa de la jj conciliación enh'c el 111ovilniento obrero y los trl,l~ts/

y del apoyo que aquel ofreció a la política externa de estos". Laconclusión a que llegó1 en 1902, el antiguo socio de LincoLn,George S. Boutwell, de que"el esfuerzo final de salvación de: larepú1:¡lica debe ser hecho por las clases trabajadoras y produc­torasll

J suena pr.ofética hasta hoy, pues las condiciones de éx~to

continúan siendo las 111i8111a8, y solan1ente lIlas clases trabajaq9­ras y productoras" norteanlcricanas tienen capacidad de ponerfin al impulsó destructivo del imperialismo hegemónico global.Ninguna potencia militar o política en la Tierra seria capaz derealizar desde fuera lo que solo puede ser hecho desde dentropor. un lTI.Ovinuento que ofrezca una alternativa positíva para elorden existente en los Estados Unidos.

Naturaln1ente¡ eso no quiere decir guepodanlOs todos des­cansar y esperar hasta que se cpn1plete la acción 'necesaria¡ por':"que aisladamente ella nunca se completm·á. Los problemas y lascontradicciones están tan intríncadmnente entrelazados que su

solución exigirá cambios profundos también en otras partes del111lUldo. Las causas l11ás profundas de conh-adicciones tan explo­siv~:s deben ser atacadas en todos los lugares, con iniciativa ver­daderamente internacional, cuyos elementos pm'ttculares se oeu-.pen! de su propia parcela en la red de cónh'adicciones salvajes delcapital, en solidaridad con las" clases trabajadoras y producto­ras';, .en Estados Unidos y en oh-as partes del ll1uúdo. La concilia­ció~\ entre el/nlOvirniento obrero aI11eticano y los trusts¡ y el apo­yo re aquel a la política externa de estos" al inicio del siglo xxli5 sedeltJieron, por una paTte~ a la existencia de espacio paTa la expan­siÓ:~1 ünperialista y, por tanto, para el dislocmniento de las contTa:­digeiones del capital; y, por parte del trabajo, a la ausencia decondiciones objetivas y subjetivas66 paxa llna alternativa hegemónicaviaple al modo de conh'ol de la reproducción societaI por el capi---r .----.""-65 Phra una historia esclan~cedoray actualizada del movimiento obrero norte-

aineácano, ver Paul Blt.hle, Tllking Care of Busines: Smnuel Gompers, Geol'geA~eal1Y, Lnfle Kirklarut and the Trilgedy ofAmericnn Labor, Nneva York, Monthly~eview Press, particulannente pp. 17-90 Y 20':1-263. Un libro 111.uy informativospbre el papel estratégico del h'abajo sindicalizado de hoyes vVhy Uníons Nlnffe,de Michael D. Yates, Nueva YOTk, lvlonthly Review Press, 1999.

66Es.cíerto que el reconocil1uento de la existencia de condiciones objetivas desfa­~orables no puede repn~sentar una justificación general de las condicionesgel;J.eralmente auto-impuestas por la "péll'te subjetiva". Michael Yates enfatiza,

',_ don toda razón, el impacto y la responsabilidad históricos de los individuos~ue estaban en posición de tomar 0ecisiones como protagonistas del 111.ovi­J;lliento obrero americano. En reci~nte artículo, él afirma que "Gompers no1\ecesitaba haber traicionado y denunciado a la policía el 1v\7'\1\1 (IndustrialYVorl<:ers of the vVorld) y los líderes socialistas, pero los líderes socialistas noIn-ecisaban haberse aliado a Gompers y hacerse tan agresivamente conserva­fiores como él. Gompers y sus seguidores no precisaban haberse comprometi­fio con el imperialismo de Estados Unidos y solapado los movimientos obre­~'os progTesistas por todo el mundo, recibiendo dinero ele la CIA en el mismo¡instante en que esa agencia de la muerte apoyaba la prisión y el asesinato de

. !líderes sindicales en todo el mundo. Los líderes del ero (Congress of Inclus..itrial Organizations/Congreso de las Organizaciones Indush'iales) no precisa­

",.iban haber participado de la caza de brujas, que hizo a aquella organizaciónvu"tualmente u1distinguible de la AFL (American Federation of Labor/Fede­ración NortealnericilllB del Trabajo) cuando la fusión de las dos en 1955. Perolos comunistas tampoco precisabill1 haber insistido en que el gobierno pren­diese a'los h'otskistas ni obedecido como esclavos las du'ectivas de Stalin. Todoeso no significa que las acciones de algunos radicales y las de GOInpers ycitl:osestén en el mismo plano, quiere deciT apenas que los radicales también hi.cie­ron su propia historia". Michael D. Yates, "The Road Not Taken/, MonthlyReview, vol. 51, no.6, noviembre de 1999, p. 40. "

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"4 lsrvdll lv'[észtiros 55

tal. Esta alternativa es lllconcebible sin una solidaridad interna­cional dirigida hacia la creación de un orden de igualdad su'st311tiva.

No es necesRTio ser un socialista nlilitante para percibir,lospeligTos que nos esperan. Es relevante recordar/ en este contexto,el llamado de almma dado por Joseph F.otblat, Premio Nobel cle1977, con relación a la orientación hacia el lucro de las activida­des de investigación en las áreas de biotecnología y clon~ci'ón.COITlO sabenlos¡ bajo las leyes del capital, estas actividades -li­lTutadas por los ll11perativos expml.sionistas del sistenlR; cuales­quiera sean las. consecuencias hU111anaS y ecológicas - represen­téill una nueva dilnensión del potencial de autoclestrucción ele lahunlanidad. Esa nueva dinlensión se SlUllR al 21Tsenal ya existen­te de a1'n121S nuc1eaTes, qUÍInicas y biológicas/ cada una de ellascapaz de causarnos ll1uchas veces un holocal.,lStO ul1iversal.

Tal como Joseph F.otblat, un destacado ciéntifico liberal quetuvo gran Ül1pbrtal1cia en el 111ovin1iento de protesta que evit61aelección de Margaret Thatcher para la Cancillcria de la Univ.crsi­clad de Oxford, suscitó la cuestión del peligro de la incontrolabi­lidad y del potencial de autodestruccián hurnana, con10 problen1a

. de gran urgencia/ con relación a la fOrIna en que es producido yutilizado el conocilniento.científico en general en nuestro ordensocial. En un reciente artículo sobre la integridad acadénúca/ es­cribió:

Las estructuras de la sociedad - sociales, políticas y religiosas­están crujiendo pesadarnente bajo el peso de nuestra incapacidadde absorber lo que saben10s en siste111as éticos y sociales amplia­ll1ente aceptados. El problema es urgente. [... ) Uno de los resultadosposibles eS

jnatural111ente, una fuga hacia varias formas ele

funclan1entalis1110, lo que ciertmnente repres,entmía una grave an1enaza a la integridad acaclén1ica. La alternativa es reconocer queexiste la obligación, por parte de los creadores de esas reservas deconocin1iento/ de ill1aginar ll1edios para desarnwr s-¡.¡ capacú-¡ad dedestruirnos.67

l\Jo se puede exagerar la respon:sabilidad social de los cien­tífieos de luchar contra tales peligros. De hecho, los mejores

67Denis Noble, ti Acadenüc Integl'ity" en Alan Montefiore; David Vines (orgs.),Integrity in the PlIblíc and Privnte DOlllllins, Lortdres/Nneva York, Routtedge,1999, p. 184.

cierltíficos participaron de esa iniciativa en el siglo· xx. Einstein.'por ejen1plo, luchó' durante :muchos Eifi.os contra la n1ilitarizcl­ción de la 'ciencia y en favor de la causa vital del desanne nu.,.clear. En un 111Cnsaje en el que se proponía. un Congreso Nacío..;nal ele Científicos - qu e¡ realrnente, por causa de pesadasintederencias.jmnás C011Siguió reunirse-! Einstein afirm.ó:

Estoy sinceraJnente feliz de que la gran m.ayoría de los científicossean totalplenteconscientes de sus responsabilidades CCÚ110 inte­lectuales y ciudadanos del mundo; y por no haber sido víctimasde la histeria generalizada que amenaza nuestro fu turo y, el denuestros hijos. Es espantoso ver que el veneno del n1ilitarisnlo ydel ül1pedalismo anlenaza traer cambios indeseables a la actitü.dP01.íticcl de los Estados Unidos [...] Lo que estan10S viendo 'no es Ullaexpresión de los sentinlient.os del pueblo norteamericano; por elcontrario, refleja la voluntad de una poderosa n1inoría que l.lSasu·fuerza económica para controlar los órganos deJa vida política. Sielgobierno se mantuviera en ese curso catastrófico/ nosotros/ loscientíficos, debemos rechazar someternos a sus exigencias inni.ora­les, aunque estén apoyadas porun aparalolega1. Existe una ley noescrita, 1<:1 de nüestra conciencia, que es mucho 111ás impositiva quecualquier otra que venga a ser inventadaen VVashington. Y, natu­ralmente, existen a1'n13.S definitivas! a núestra disposición: la no­cooperación y la hue1ga. bg

La cancelación-de esa relu-uón fLuldmnental progranlada· paralos días 10 a 12 de enero ·de 19461 den10stró üunediatanlente que lacreencia· declarada de Einstein en la responsabilidad social con5­

\ciénten1ente aceptada de la gran 111ayoría de los científicos fueuna 91'8.n frustración. Alin así él continuó la lucha hasta su ll1uer-o . ..

h:;" desafiando all1enaZas de denunciEts' públicas. Sabía 111.UY bienque I~solmnente por la acción revolu.cÍonaria ltJS h01l1bres se libe­rarÍEll: del yuge: intolerable/ congelado en lei'!(,9 e insistió en que

actos, y no palabras¡ son necesarios: siITl.ples palabras no llevan alos pacifistas ar).ingún lugar. Es preciso iniciar la acción y comen-:­zar por lo que sea posible conqu¡~,tarahora.;o

()~Otto Nathan y Heinz Norden (orgs.), EiJlstein cm Pencc, Nuev21 York, Schocken13ooks, 1960, p. 343. El mensaje de Einstein solo fue publicado póstLllTnmente.

b,') l/Jídern, p. 1.07.7l1Ibírll"¡!I, p. 116.

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56~

Socil1lísmo o barbarie. La alten-u1tiva ni orden social,clelcilpitnl-" 1 -"-~~_.~~---

István,Mészáros 57'

A pesa'r de su inrnenso prestigio y acceso sin paralelo a los.jefes de gobieálO y a los Inedias de COlllul-UCaciól1, -al final j~instein

estaba completamente aislado y derrotado parlas apologetas delcre.ciente cOlllplejo n-ulitar-industrial, que llegaron incluso a pedir'que fllese llevado a juicio'l y expulsado de los Estados Unidos,dkil?ndo a gritos en el Congreso que 1.1 a, ese ag-ltador extranjeTüle gustaría lanzarnos a otra guerra en Europa par¡:t ·facilitar elava~lce del COll1UIÜS1110 por todo el 111undo" ,72

Así, ni siquiera la protesta del'cienLi.fico de 111ayor preocupa­ción s'acial y de 11121Y01' conciencia. políLica del siglo pasó ele ser unI/grito en el desierto ll

, Pues no fue ffillpliJicaclo por Un tllOVil17ieni"o de,n~as[~s capazdel por su propia visión alternativa viab!.e de' cónlO or­den2H los interese~ sociales, enfrentar y desanl1arlas fuerzasdestructivas fuerten1ente ah'incherad,as. Una alternativa tall1bién fueilúaginada por BoutweU qlJe il1sistió en que"el esfuerzo fina! desalvación de la república" -,-coilb.'(;1 las grandes'enlpresas construc­toras de ü11perl,os y su Estado - 11 deberá ser hecho por las clasesh'abajadores y productoras". Boutwell enunció esas' palabras hacecm siglo, y su verdad no dejó de crecer a partir de entonces. Pues los.religroSaUl1lentai'On enOrnlel1lente para toda la. hutll.aniiJad, noapenas enrelación COTl1902, 1l1011lentoen que se pronlulció Bout\rvell¡ .sino incluso encOlupaTación con la épo(:R de Einstein. Los 111,egatonesdel msena! nuclem que preocupaban a Eil1steilo nosolo se multipli­caron' desde Sl1 muerte:. sino que tml1bién prolifera:ron, a pesar detoda falaz conversación al respecto del lffinal de la Guerra Fría" . La'verdad de la coytmtuxa actual nos fue violentan\ente recordada euan-,do el presidente Yeltsin intentó justificar el //ckrecho soberanoN

. dela terrible guerra de su país contra Chechertial avisando al resto del111lUldo que Rusia todavía poseía tUl arsenal nuclear c01npleto.

Hoy, más aná ele la amenaza nuclear de la MAD (MutunllyAssure Destruction/Desh-uccipn Mutualmcnte Asegurada), el co­nocilniento de cón10 e111plear annas qUÍlnicas y biológicas paraexternunio de n1asas~stádisponible paxatodo aquel que 1},Q dudeen usarlas en caso de a111enaZa al c1Olnil1io 'del capital. 'yeso no es'

"/1 Ibídem, p. 344.72 Citado en Ronalcl vV. Clark, Einstein: The Lije nnd Tímes,'Londl'cs, }'Jocldel; ond

Stoughton,·1973, p.552. El congresista citado, que lanzó E:S<:1 violcntaclenun­cia contra Einstein; en la C'l\J1al'el de I-~epresentar,ltes, fue el diputado JohnRanl::in, político delJ'v1ississippi,

todo. La destrucción del medio ambiente al serVicio de los inte- .r~s~s ciegos del capital, asu111ió proporciones tales ....."dran1ática­mente ilustradas por la terrible calamidad que alcanzó al pue­bl0 de Venezuela en los últül10sdías del siglo xx, causada porladeforestación irresponsable y por proyectos "especula\ivos". In­cluso si lnañana se revierte el p.roceso l serían necesarias variasdécadas' para pToducir cmnbias significativos q1;te. neutralicen laarticulación perniciosa, auto'Oinfligida y auto-süs-tentada del ca,..pitaL que debe perseguir su 11 racionalidad" I expresada en tér­111inos üm1ediatmnente, Ifeconólnicós", por.111,edio de la linea dernenor. resistencia; adelnás de ilnplicaciones potencial111enteleta:..les de jugar con la n'aturaleza por el :uso inlprudente, de laIIbiotecnologíaÚ

, la 11 clonación/' y por la 1l10dificación genéticadescontrolada de aliI~lentoslbajo los dictálnenes de gigantes e111-'presariales gananciosos)' de sus'gobiernos. Tales Ü11~)licaciones

representan la apertura de una nu~va JI caja de Pa'ndora/l,En la actual coyuntural S011 esos los peligros' clar,:'111ente evi­

dentes.ennuestro horizonte, iynadie sabe cuales pelibri'oS adicio­nales para nuestros hijos surgirán a causa de la incontrolabilidaddeshTldiva del capital! No obstante, lo que está absolutamenteclaro a la luz de nuesh-a experiencia histórica es que solamenteUrl 111ovill1ierito de 111asas genui.nall1ente socialista será capaz decontener y derrotar las fuerzas que hoy empujan a la humanidadhac~a el abisll10 deja antbdestruccián.

3.2

La~ constitución· urgentelnen\e 'necesa~"1a de.la altern.ativa radicalal modo de reproducción del metabolismo social del capital noocurrirá sin un Te,..exmnen cTítico del pasado. Es necesario exmn,i­na1' el-fl'aéaso de la izquierda histórica enconcretar las expéctati­vas optill1istas expresadas por Jvlarx cuando postuló, en 1847,1a?sociaciónsindical vel consecuente. desal'rollo p'olítico cie la clase.trabajadora paral~lamenteal desarrollo industrial· de varios paí­ses capitalistas. Como. expresó:

el grado de desarrollo de la é).sociación en c~wlquierp¡:üs marcaclara.mente la posición que ocupa en la- jerarquía del 111ercado

\1

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y lVlarx esperaba .que ese proceso tLiviese continuidad demodo que:

7JKarIMarx, The Poverty oI Plúlosophy, en Marx y Engels, Collected TNorks, vol. 6,Nueva York/ International Publisher~, 1976, p. 210.

?:J lbídenl, p. 212.

59Tstván lvJészáros

del capital en su siervo ob'ediente; intentos que variaron desdela absurda y mistificadora propaganda del u capitalismo del pue­blo", basado en la propiedad' de acciones¡ hasta la generalizadaextracción política clirecta de trabajo adicional" ejercida por laspersonificaciones post-capitaIístas -del capital que intentaronlegitinlarse por Inedia del alegato espurio de ser la representa­ción de los Ifverdaderos interesesll de la clase obrera.

El caTácter fragnlentado y parcial del 1l1.0viniiento obrero secOll1binó con su aTticulación defensiva. El siridicalis1110 inici¡;l1 - delcual 111ás till"de su'rgieron los pill'tidos políticos -- representaba unacentralización de la scctorialidad de tendencia autoritaTia y¡ a tn_lvésde ellal de la transferencia del poder de decisión de las I/ aso_ciacionesll locales hacia los centros del sindicalis1110 y enseguidahacia los partidos políticos. Así, ya en sus ini~ios, todo el 1110vi­lniento sinclical fueinevitablelnente sectorial y dcfensivo~ De he­cho, debido a la lógica interna de desarrollo de ese 1110vi1l1iento¡la centralización de la sectorialidad h-ajo consigo el atrincherarnien­iD d~fensh)o que resultó en el abandono de los ataques esporádi­cos porlnedio de los cU,ales las cOIl1binaciones locales lograrianinflingir seTios perjuicios a los antagonistas regados por el capi­tal local. (Los precursores ludistns intentaron hacer lo 111is1110 deuna fonna lnás deshTlctiva y generalizada que, por eso 111.is1110,pronto se hizo inviable.) El atrincheramiento defensivo represen­tó así un aVaI1Ce histórico paTadójico, ya que, por lnedio de susprüneros sindicatos¡ el trabajo se convirtió tmnbién en el inJer­locutor del capitaL sin dejar de ser objetívmnente su antagonis­ta estructural. De esa generalizada nueva posición defensivadel trabajo resultaron, bajo condiciones favorables, algunas ven­tajas para unos pocos sectores del proletariado. Eso fue posi­ble en la medida en q Lle los elementos correspondientes delcapital fue"ron capaces de ajustarse nacionalnlente - ensintonía con la clinánlica de la expansión y aClllllulación ddcapital- a las exigencias que les eran encmninadas por el 1110­

. vüniento obrero qefensivmnente articulado, un 1110vill1iento queoperziliél en el interior de las prenlisas estructurales del sisten1adel capital, conlO interlocutor legalnlente constituido y regula­do por el Estado. El desarrollo del Estado. del Bien-Estar fue laúltin1a Inanifestación de esta lógica¡ que solo se hizo viable enun nCImero limitado ele países. Fue limitado tanto por las con­diciones favorables de expansión 'capitalista en los países

SocialisnlO o barbarie. La nlternnt-i'vn nl:..."orden social del c:apitnl.

mundiaL Inglaterra, cuya industria alcanzó el más alto grado dedes-myol1o, tiene las mayores y 1l1ás o{"ganizi:lclas a,sociacit1nes. EnInglaterra nose paró en las unidades pnrcinles L.. ] cOlltinuaron lasluchas políficasde los trabajadores! _que hoy constituyen un gtm1 'partido político, los cartistasi73

Sin embargo, en el desarrollo histórico ele la clase trabajado­ra l laparcialidacl y la sectorialidad no se confinaron a las Ilasociacciones parcialesll y a los varios sindicatos que de ellas surgieron.Ya 'en el inicio, la parcialtdad inevitablelnente afectó todos losaspectos del Illóvinüento.sociali.sta, inclusive su dinlensión·polí­tica .. De hecho, tanto eso es Verdad que un siglo')~ n7tedio'lnástarde -aUll: presenta un pi"oblenla innlensC!¡ que esperanl0s sea re­suelto en un futurO:ll0IllL1Y distai.1te.

Ya en su iniCio¡eli110vi111iento obrero no logró dejar de sersectorial y pm:'cial. _No era sin1plenlente una cuestión ele adolitarsubjetiV2ll11ente m1a estrí.::ltegia erracla¡ conlO generaln1ente se afir­lIla, sino una cuestión de c1eternlínaciones objetivas. COlno fuell1eilcionado antes/la flpllu"alidad de capitales'¡ no puede' ser supe­rada~n el cuadro del orelen sqciOllletabólico del capitat a pesarde la "tendencia' inevitable a la concentración 'y .~ la centralizaciór~

1110l1.opolista y taIllbién paTa el elesarrollo ,h'arlSnaCíonat sino pn~­

cismnente por sncflEácter transnacional (y no genuinanlenternultinacional), necesaTiaJ,l1ente globalizante.. Ta111poco _puede sersuperada en el terreno de la reproducción socioIlletabólica del capi­tal, por grande que sea el esfuerzo invertido en el intento de lTilllS";fonnar el trabajo de antagonista esb~ucturaln1ente,irrecopciliable

La clase obrera, a lo largo (iesu desarrollo¡ sustituirá la vieja 'so­ciedad civil por una asociación que ha cieexcluir las clases y sus'antagonismos, y dejará de_existir el poder polílico propimnente dicho,pues el poder político es exactan1ente la expresión oficial del anta­gonismo en la sociedad civil?'!

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60 SocialisITwo barbarie. La nUerHativn nI orden social del cnpitnl István Mészáros 61

.involucrados, pre-conchción para el surgül1iento del Estado delBien-Estar¡ C01110 por la escala de tielllpo¡ 111arcada al final por lapresión de la."derecha radicar' en torno a la c0111pleta liquida­ción de ese Estado, en las tres últin1Rs décadas, en razó.n de lacrisis estructural generalizada del siste111R del capital.

Con la constitución de los partidos políticos obreros '- bajola fornla de la división del 1110vÜ11iento en un librazo indush'ial'l(los sindicatos) y un "brazo político" (los paTtidos socialdemó­cratas y vanguRTdistas) - I la defensiva del 1110vüniento se arrai­gó todavia más, pues los dos tipos de partido se apropiaron deldeTecho exclusivo de t0111R de decisión, que ya se anunciaba en lasectorialidad cenh'alizada de los plppios movimientos sindicales.Esa defensiva se agravó todavía 111ás por el 1110c1o de operaciónadoptado por los partidos políticos, cuyos éxitos relativos impli­caTon el desvío del 1110vÜl1iento sindical ele sus objetivos origina­les. Pues en la estructura parla111entaria capitalista, él calnbio dela aceptación de la legitimidad de los partidos obreros por el ca­pital, se hizo absolutamente ilegal usar el brazo industrial parafines políticos. Eso significó una severa restricción El la cual lospartidos laboristas· se s0111etieron¡ ca"ndenandü de esa fonna elinmenso potencial combativo del trabajo productivo, de basematerial y políticamente eficaz, a la completa falta de poder. Ac­tuar de esa {oTIna era todavía 111ás problenlático, pues el capital,por Inedia de su supTenlacía estructuralnlente asegurada¡ conti­nuó siendo nna fu-erza extrnpnrZmneJ1taria por excelencia que donli..,naba desde fuera el parJmnento alsu antojo. La situaCión tanlpOCopodía ser considerada 111ejor en los países post-capitalistas¡ puesStalin degradó a los sindicatos a la condición de lo que él deno~111in6 11 correas de trasnlisián ff de la propaganda oficiaL lilnitandocllalquier posibilidad de decisión y control en el aparato políticopost-capitalista, por parte de la base de la clase trabajadora. EscOll1prensible; entonces, teniendo en cuanta la experiencia histó­rica infeliz con los dos tipos principales de partido político, queno haya esperanza de rearticulación radical del 1110vil11iento so­cialista sin que se combine complehllnente el "brazo industrial" deltrabajo con su "brazo político": lo que se hará, por un lado, confi­riendo significativo poder de decisión política a los sindicatos(incentivándolos así a ser directamente políticos), y haciendoque los partidos políticos adopten una actitud desafiantemente

activa en los conflictos industriales como antagonistas irreduc­tibles del capital, asumiendo la responsabilidad por su lucha den­tro y fuera del parlamento.

A lo la~'g6 de toda su historial ellllovinüentoobrero sieln­pre .fue sectorial y defensivo. De hecho¡ esas dos característicasdefinitorias constituyeron lU1 verdadero CÍTculo viciol?o. El trabajo;en su pluralidad dividida y en general divergente, no logró libe­rarse de sus resh'icciones sectoriales paralizantes! en dependen­cia de la pluralidad de los capitales, por estar articulado .defen­sivmnenteC01110 1110vüniento general; y, viceversa/ no fue capazde superar las graves lin1itaciones de su postura necesarimnen­te defensiva en relación con el capital por haber permanecidosectorial en su m"ticulación industrial y política. Al 111is1110 tien1­po, para estrechar aún más el circulo vicioso, el papel defensivoasunüd~ por-el trabajo confirió una exh'af1a fonna de legitinudadal modo de control sociometabólico del capital. Pues, por inercia,la posición defensiva del 111ovinliento, explícita 0_ tácita111ente/aceptó tratar el orden socioeconómico y politico establecido comoestructura y pre-requisito necesarios de todo lo que se podría con­siderar !!realistmnente viable" de entre las exigencias presenta­das/ delnarcando al nUS1110 tien1po la única fornla legítinlad'e re­solver los conflictos que podrían resultar de las reivindicacioncsrivales de los interlocutores. Para júbilo de las personificacionesdel capital, eso fue el equivalente de un especie de autocensura.Representó una autocensura anestesiante que resultó en una in­actividad estratégica que continúa todavía hoy paralizando in~

clusive 'el resquicio 111ás, radical de la izquierda histórica/ sin ha­blar de sus 'elelnentos 0,ntes genuinan1ente refornlistas! hoytotalmente d01l1esticados e integrados.

Mientras la poshu'a defensiva de "interlocutor racional" delcapital - cuya racionalidad fue a priori definida por lo que pudieraajustarse a laspre11usas y restricciones prácticas del orden dorm­nm1te- ,fue capaz de prod~ci.Tganallcias relativas para los trabaja­dores, la autoproclamada legitinúdad de la estructura politica yreguladora gen_eral del capital peru1aneció f!-lndanlentalnlenteincontestada. Enh"e tanto! una vez bajo la presión de su crisis es­lTucturaL el capital no podía conceder nada de significativo a su"interlocutorracionaV'F al contraTio/ tenía quereton1ill" ~as concesio­nes anteriores, atacando sin piedad no solo los fLmdamentos del

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75Ver el capítulo 18 de·1\!lás al/tÍ del capital, ap. cit., pp. 787-860. Una versiónanterior de ese capítulo es parte del estudio titulado "Il rinnovamento delInarxísm.o e l'attualiUt storica dell' offensiva socialista", publicado en Proble¡ilidel socialismo Gornal fundado;por LeEo Basso), año XXIII, enero-abril de1982, pp. 5-141. .

76De cualqqier forma, 110 se puede olvidar que la legislación anti-sindícal enInglatena fue iniciada en el gobierno labol"ista de I-Iarold Wilson, con lapropuesta legislativa que recibió el nombre de "en lugar de la cliscordia", enla fase inicial ele la crisis estrudural elel capital. Continuó durante el corto

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gobierno de Edward Ileath, y' otra vez en los gobiernos laboristas deWilsony CaIlaghan, diez ai'\os antes de recibir U1yclaro "sello neoliberal" en elgobierno ele Margaret Thatcher.

77Luigi Vinci, op. cit'., p. 69.

Istvá11 lvlészáros

con elpoder del Estadola presión. del capital en favor de lacreciente precarización de la' fuerza de trabajo, C01110 solucióncínicmnente lnentirosa para el proble111a· del dese111pleo. Por- 'estono se' puede elinlinar de la' agendahistérica la necesidad de unaofensiva socialista por ninguna variedad ill1aginable de aC01110­dación defensiva del trabajo.

No es sorprendente que bajo las actuales condiciones decrisis se escuche el cai1to de sirena del keynesianisl110, visto COll10el soñado remedio, apelando al espiritu del viejo·"consensoexpansionista f

' a. servicio del "desarrollo". Pero hoy aquel cantosuena hueco/ venido a través de un largo canal desde allá delfondo deJa tumba de Keynes. Pues el tipo de consenso cultivadopor las variedades existentes de laborisll10 asünilado tiene, enrealidad, que tornar palpable la Incapacidad estructural de aCUl11Ll­lación y expansión de los capitales, en nítido contraste con lascondiciones que hicieron posibles las políticas keynesiamis du­rante un corto período. Luigi Vinci/ figura pronunente del 1110vi­111iento italiano de la Rifo\1.dazione, enfatizó correctanlente quehoyla autodefinición: adecuada y ·la v1Jabilidad organizacionalautó~

110111a de las fuerzas radicales socialistas están"fuerten1entelinii...tadas por U1~ keynesianismo de izquierda vago y optimista en elque la magia de la palabra" desarrollo" ocupa la p'osición cen­tral" n Una noción de "desarrollo" que ni siquiera .en el auge dela expansión keynesiana fue capaz de hacer lnás próxin1a; laalternativa s.o~ialista, porque sienlpre acepté sin contestarlas.prclnisas .prácticas necesarias del' capital C01110 estructuraorientadora de su propia estrategia, bajo las firmes restriccionesinteriorizadas de la "línea de lnenor resistenciall

Es preciso también destacar que el keynesianismo es por supropia naturaleza coyuntural. Como opera en el ámbito de lospm:álnetros estructurales del capital, es forzosanlente coyuntu.:..r21l, independientelnente de que las circunstancias favorezcan unacoyuntura 11lás larga o lnás corta. El keynesianiSl11.D, incluso lavariedad llalllada "keynesianis111o de izquierda/l, está necesaria­mente contenido. en la "lógica stop-go" del capital, y por ello es----_...-_••.--_.

Socialisnwo blrrbarie. Ln :1ltenwlivn ni Orde!7 social del copitl,~l62

Estado de Bienestar sino tanlbién las salvagnarclaslegales de de­fensa y protección del trabajo, por medio de un. c:onjunto deleyes anti-sindicales autoritarias // den10cráticamente aproba,.dasll• Con eso, el orden político establecido perdió toda su legi­tiulidad, exponiendo tanlbié'n al luisll1ü tíel11pO la totalinviabilidad de la postura defensiva del trabajo.

La IIcrisis de la polftica"¡ que hoy no pn.eele ser. negada ni si­quiera p"orlos peores apologetas del sisten1R -aunque, por.su­puesto, se intente confinaTla a la esfera de la 111Rnipulación políti­ca y a su consenso ll11110ral, en el espíritu de la l/tercera ví'a'" delNuevo Laborisnw ~, representa nna profunda crisis ele legitin1i­dad del modo establecido de reproducción sociometabólica y suestructma general de control político. Es lo que lTajo consigo laactualidad histórica de la ofensiva socialista/s aunque la búsqueda,por parte dellnovÚ11iento, de su jIlín~a de nle~lor resistencia" con­tinúe¡-nlienh'as tal1to¡ propiciando la n13l1utención del orden exis­tente, él pesar dela pérdida cada vez 1l1ás evident.e de su capa.ci­dad de 11 Cl1l11plir lo que fue pron1etido" ...:... inclusive en" los paísescapita!istas ll1ás avanzados _. que Íue la ~ase de su antes anlplia­ll1enteaceptada legitünidad. l-:Ioy, el "Nuevo Lélborisi:no" 1 en to­das sus variedades europeas, es el signatario del 11 Clunplinlientoel.e las pr0111eSaS" ~lechas apenas.él los intereses~nlás arraigadosdel capital, sea. en el d0111inio del capital financiero -cn-ucan'len­te defendido por el gobierno de ·Blair inclusive contra algunos desus socios eluopeos - o en algunos de sus sedores industriales ycOlnerciales casi 1110nopolistas. Al Dlisll10 tienlpO, para defenderel sistelna en los ~11ál"genes cada vez 111ás estrechos de viabilidadreprodlictiva del capital, los intereses de la clase h·abajador.a sontotalnlente ignorados, facilitando tanlbién, en este aspecto, losintereses vitales del capital al 111,antener en vigor toda; la 'legisla­ción autoritaria anti-sindical del pasado reciente/6 y al apoyar

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resh-ingido. Aun en su apogeo, ell(eynesianismo no representónada 111ás allá de la fase Ifgoll de un ciclo de expansión, que 111ásten1prano o 111ás. tarde llega a su fin¡ sustituido por laJase If stop:'.En sus orígenes, el ke}!nesianis111o intentó ofrecer lU1R alternativaa la lógica "stop-go", por medio de la adminIstración "equilibra~

da" de las dos fases. Pero no fue capaz de completarla, conti­nüando preso a la fase" go", debido a la propia natmaleza de suestructura capitalista reguladora orientada por el Estado. La lar­ga duración de la expansión keynesiana ~ anonnat perosignificativamente confinada a un pm1ado de paises capitalistasavanzados - E!e debió en gran parte a las condiciones favorablesde la reconstrucción de la posguerra y a la posición dominante enella asumida por el complejo militar-industrial fuertemente fi­nanciado por el Estado. En compensación, el hecho de que la fase11stop" de corrección y contra-acción a la :fase 1/gof/ tenga que asu­mir la forma dura y dolorosa del "neoliberalismo" (y "moneta­rismoU

I conforn1e su racionalización ideológica seudo-objetiva)- ya en el gobierno laborista de Hm-old Wilson, presidido mone­taria y financieramente por Dl2nis Healey en calidad de Cancillerdel TesOTo - se debió al inicio de la crisis estructural (ya no lacrisis cíclica tradicional) del capital, englobm1do toda lU1a épocahistórica. Es laque explica la dLu·aciÓn excepcional de la fase 11 stop"neoliberal, ahora ya mucho más larga que la fase" go" delkeynesianis1110 de la pos-guerra. Fase que} aún sin fin visible, seve perpetuada por la atención igualmente cuidadosa de gobier­nos conservadores y laboristas. O sea, tanto la dureza anti-sllldi­cal C01110 la ,duración alarnlilllte- de la fase l'stopfl neoliberal, lnásel hecho de que el neoliberalismo sea practicado por gobiernosque deberian estm- situados de lados opuestos del divisor políticoparlamentario,.solo pueden ser entendidos- C01110 lnanifestacio­nes de la crisis esh-uctural del capita1. L,1 circunstm1cia de que labrutal longevidad de la fase neoliberal sea racionalizada ideoló­gicanlente por algunos teóricos laboristas C01110 el l/largo ciclo.recesivo" del desarrollo normal del capitalismo, a ser seguido porotro "largo ciclo de expansión", acentúa apenas la incapacidaddel.'ipensanuento esh"atégico" refornusta de entender -la naturale­za de las actmlJes tenclencias de desarrollo. Más alU1, que el sal­vajismo del neoliberalismo coníinCta avanzando sin respuestasde lUla izquierda acoll10dada¡ y ya conlienzan a faltarnos los -ai10S

3,3

COlTl.0 vünos en las páginas anteriores, las linlitaciones sectorialesy cl~fensivas del trabajo no fueron superadas por la centralizaciónsinctical y política del 1110vilniento. Este fracaso histórico es hoyfur:::l¡telnente enfatizado por la globalización transnaeiohal del ca­pila).1 para la cual el trabajo paTece no tener respuestas que 'ofrecer.

Se debe recordar aquí que, a lo largo delúLtÍlno siglo y 111e­dio). fueron fundadas cuatro Internacionales parf).- intentar crear la

, neq:::saria unidad ipternaeional del nl0viIn,iento. Todas ellas fue­ronj' incapaces de aproxinlarse a sus objetivos declarados, y 111ásaÚT1- de realizarlos. No se puede entender este hecho sirnplen1enteen~érnlinos de traiciones, que - aunque resulte correcto en ténni­nos: personales -, representan una posición de princip.iol ignoran-

,

do ¡las ponderables deternlinaciones objetivas que no puedenseri olvidadas en caso de que se pretenda~ re111ediar esta situa­ción en el futuro. Pues todavía no se lograron explicar las razo­ne~ por las cuales las circunstancias favorecieron esos desvíos ytraiciones durante un período histórico tan .largo.

65IstvtÍn i,lvlésztÍ¡:os

neces~u."ios inclusive paTa la realización de la caprichosa noc::ióndel PfÓXÜ110 l/largo ciolo de expansión'll C01110 teorizan. los apo­loget~s del capital en "la izquie_l'da..

.t,\.sí, dada la crisis estructural elel sistenlE1 elel capital" aun­que \~na alteración coyuntural fuese capaz de crear durante al­gún ~iel1l.pO una te:ntativa de instituir alguna fOrIna de adlninis­traciQl1 financiera -keyri.esiana del Estado, tendría forzosmnenteuna qfuración 111UY lilTütacla, debido El la ausencia de las condi­cIones 111ateriales que podrían favorecer su extensión por un pe­ríodoniayor, incluso en los países capitalistas avanzados. Aún111,8.S ii111portante,ese renaciIniento coyuntural linlitado nadapodr~a ofrecer a la realización de la alternativa socialista radi­caL 19ues seríc1 inlposible construir una alternativa estratégicaviable al modo del control del metabolismo social del capitalsobré una 1110daliclad coyuntural interna de adnlinistración delsistenla, una fonna que depende de la expansión y de la aCU111U­lació:nsaludables del capi.tal conlO pre-condición necesaria desu -p1.'opio 1110do de operación.

Socialismo o barbarie. La all:ernativa al ord~n social del capital64

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El problema fundamental es qllela pluralidad sectorial deltrabajo e,stá íntin1mneúte ligada a la pluralidad conflictiva jerár­quicmnente ~structuradade los capitales; tanto en el interior decada país C01110 a escala global. Si no fuera por esto¡ sería 111ucho

n1ás fácil ül1aginar la constitución exitosa de la unidad interna­cional del trabajo contra el capital unificado o unificable. Peroldada la articulación conflictiva y necesarimnente jerárquica delsisten1R del capitat con su prioridad interna e internacional irte­vitablclnente predatoria¡-la unidad global del capital ~la cual sepodría contraponer a la corrcspondienteunidad global del tra­bajo - es inviable. El deplorable hecho hist6rico de que, en losprincipales conflictos lllternacionales l las clases trabajadoras sealimon a los explotadores de sus propios países en vez de volvercontra ellos sus annas l atendiendo a las insistentes invitacioneshechas por los socialistas l tiene su base 111aterial ele explicaciá.nen la relación 0ntagónicEl. de poder El la que nos referilnos aquÍ yno pueden ser reducidas El la cuestión de la 11 claridad ideológi­ca ll

• De la 111i81na'forll1a l los que esperan de la unificación delcapital globaliznnte y desu "gobierno global" un cambio radical deese aspecto '-que poelría ser cOll1bativamente enfrent,lda pmunaclase trabajadora internacionaln1ente unicla y dotada de conden..:.cia de clase- deberán uli.a vez illás frustrarse. El: capital no va aayudar ni El hacer tanlaño 11 favor N a la clase trabajaclora por laSi111ple razón de que es incapaz de hacerlo.

La articulación jerárqnica·y conflictiva del capital pen.nanececonl0 el principio eshTlcturador general del sistenlal no ilnpor­till1Clo su tmllaño¡ ni el gigantiS1l10 de sus unidades constituyen­tes. Esto se debe a la naturaleza íntill1a del proceso de tonta dedecisión ,del sistellla. Dado el irreconciliable antagúnis1110 ¡estruc­tural entre el capital y el trabajo, este último es categóricamenteexcluido de toda tOllla de decisión signi{icativa. Y es forzoso quesea así¡no apenas en el nivel 111ás abarcador¡ sino inclusive el'l su/1n1icrocos111os/1¡ en cada unidad productiva. Pues el capitat COll10poder de decisión alienante, sería incapaz de funcionar sin hacerque sus decisiones sean absolutmnente incuestionables (pot lafuerza ele trabajo) en los locales de trabajo, ni (por complejos Pro­-quctores rrvales en el propio país) en el nivel íntennediol ni clunen: una escala 111ás abarcadora (por el personal ele conlando en-,cargado de las lmidades internacionales competidoras). Esta es

la raz6n por la cual el. 1110do. de tonla dededsión - en todas lasvariedades conocidas y viables del sistenla del capítal- es, sienl,'­pre lUla f0I1113 autoritaria¡ de arriba hacia abajo¡ de adn1inistrarvRTias ~ll1presas. Es cOlnprensíblel por tantol que todo el-diálogo

. sobre"división de poder" con los trabajadores, o de "participa­ción" de ellos en los pl"Dcesos ele decisión del capital pertenece alreino de la pura ficción, o de un call1'uflaje cÍl1ico'de1 real estadode cosas.

Esa incapacidad estructnralrnente detenninada, de diví,dix opoder explicar por qué ]~~ illl1plia vill'iedadde evoluciones nlono­polistas ocurridqs en el siglo xx aSlllnió la fornlR de l/integraciones:forzadas" (talce overs) -fueran ellas host1leso no-hostiles (hoyubicuas en una escala alarnlante)1 pero invariablel11ente tonlasdecontrol en que una de las partes involucradas sobresale, inclu­so cúandQ la racionalización: ideológiCa del proceso sea represen­tada epgai10Salllente COrllO un' ,¡ casmlliento feliz' de iguales l¡. Lal1lisli1a incapacidad explica¡ de fornla particulannente significé).­tiva en nuestros días; el hecho in1portante de que la actualgloba,­lización elel capital haya producido y aún continúe produciendogigantescas enlpIesas ·transnacionales¡ ,pero nomultinaciOl:tales¡ apesaT de la enornl,e conveniencia ideológica de estas últünas. Nohay duda de queel futurOnlQstrará tentativas de corregir estasituación por ll1eclio de la ci"eación y de la operación ae C0111pa­l11aspropia:mente 111lütinacionales, PerOl aunque esto 'ocurra¡ elproblema sübyacente .deberá persistir. Pues las"gestiones ca-di­vididas:' de las lTlu1tinaciopales genuinas solo sería viables en la

',au.senci.~. de conflictos significati.Dos de interés entre los ll1ienlbl;osnacionales particulares de las 111ultinacionales en. cuestión. Unavez que surjan' talesconflictos l los u acuerdos a1'111oniosos' ycolaborativositde· antes se tornaráll insustentables¡ y el procesogeneral revertirá la vaTiedad conocida de torna de decisión auto­ritaria de· aniba ,hacia abajol bajo el peso aplastante dellllienlbro

,más fuerte. Pue~, ese problema es inseparable de la, relación de loscapitales nacioríales con SU propia fuerzn de trabajo, que ha de con­tinuar s~en1pre estructurahnente _conflictiva y antagónica.

Así, en lUla situación de conflicto grave¡ ningún capital nacio­'nal particular puede darse elll~o de perder lU1él; posición de venta­ja po.r causa de decisiones tOll1adas en favor de lUla -fl,lerZa de tra~

bajo nacional adversaria YI por ll11plicaciól1¡ de su adversario

67István lv1észárosSocialismo o barbarie. La ollcrnntiva nI 'orden sociol dela/pirol66

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capitalista de otra nación. El proyectado"gobiemo global" bajola ley del capi tal solo se haría viable si fLlera posible encontraruna solución "para este problenla. Pero ningún gobicIT10¡ y 111.l1­cho 111en05 un f[ gobierno 111undial", será v.iable SÜl lUla baSC·111a­

terial bien establecida y eficiente. La idea de un gobierno lnu~ldial

viable inlplicm"ía¡ C01110 base 111aterial necesaria, que se elinlina­ran de la constitLlción global del sistema del capital todos losantagonisll1os Hmteriales signifiCativos¡ y la consecuente adnü­nish"ación anilánica d~ la reproducción del111etabolis111ü .socialpor un 1110nopblio global incontestable/que abarcaría todas lasfacetas de la reproducción s~cial con la alegre cooperación de .lafuerza p-e trabajo global -llna verdadera contradicción en tér­nunos;· o que un [nuco país ü11perialista hegelnónico gobernasetodo el 111undo pern1anente y autorital'ian1cnte y, sienl,pre quefuera necesario, violentan1ente, una (oTIna tan1bién insustentabley absurda de gobemar el orden mundial. Solo un modo de re,producci6n del ll1etabolisll10 social auténticalnente socialista escapaz de. ofrecer una alternativa genuina para esas alannantessoluciones.

Oh"a deternunación objetiva vital a ser· ,enfre:Qtada, pOl' lnásdesagradable que pueda paJecer, se refiere a la naturaleza de laesfera política y a los pmtidos en ella contenidos, pues 1" centra,Jización de lasectorialidad del trabajo -cuestión que sus parti,dos deberíml Tesolver - se debió en gTal1 pill'te al 1110do necesariode operación de los propios paTtiqos políticos; eli op~siciórl inevi­table a su· adversario político dentro del estado capitalistfl repl:e­sentado por la estructura general \18 comando poHtico del capi'tal. De esa forma, todos los partidos políticos obreros, inclusive elleninista, tuvieron que bU~Cill" una.din1ensiónpolí,tica.abarcado-:­1'21 'paTa poder espeja1', en su' propio lnodo. de artkulac,ión, la es­tructura política subyacente (el estado c.apitalista bmocratizado)a que estaban sujetos. Problemático'en todo esto era el hecho deque el reflejo del principio de estructuración polttica del adwpa,rio, polítican1ent~ necesElf'io y exitoso, no pernuhe~'a In visión prác­tica de una fon11a alternativa de control del sisten1a. Los pill,tidospolíticos obreros no ,fueroricapaces de Blaborar una aJtepl.ativaviable por esta1', dada su función de negaciónj centrados exclusi­van1ente en la dirnensión, política del adversario, penl1aneciendoasí abs6lutanlente dependientes de su objeto. de ~_1egación.

tJa dünensión vital ausente/ que los partidos políticos 11.0.pueden suplantar, es el capitaL nOC01110 conmndo polfl:ico (ese-as'crecto fue sin duda abordado), sino con10 regulador,del mefabolisrú'osocial delpro'cesode rep-rod_ucción nzaterial que·básican1ente deter­1nina )10 solo la dünensión política, sino tan1bién 111uchas otTascosas adelllás de esta. Esa correlación única en ~1 sistelna' del ca­pit<:ll¡ entre las dünensiones política yreproductiva ll1ateriaL es loqüe explica por que, en tienlpos de crisis socioeconó1l1icas 'y poll-

, ticas graves, veni.os 1l1.ovin1ientos periódicos dé articulacione~

parImnentarias deniocráticas de la polítka,eú sus fonnas nlásextren1as yautoritarias, Eso cpando 16s procesos de ll1etabolisll10..social en agitación exigen y pennitei1 tales variaciones, para' ~;e­tornar, en su debido tienlpo, al cuadro político regu.l~do pOl' lasregla.s c1ernocrflticas' forn1ales de opósición,c ahora .en';el tenenolnetabólico social tecién-reconstihüdo y consolidado del capital.

Can1o. controlnTeahnente todos los aspectos vitales del 1l1eta..:.bolis1110 sociat el capital es capaz d~ definir -separaclmnente laesfera constituida de la legitinlación política conlO unaCl.,lestiónestrictalTlenteformal,cxcluyendo n priori la posibilidad' de eLlal..,Qnier neg,~ción legítinla ensu esfera 5l-lsian Uva de operación repro­ductiva socioeconólnica. para ajustarse a tales detern1inaciones,el· trabajo, corno antagonista del capital n-:alnlente existel)te, es.obLigado a condenarse a pennanente ünpotencia. En este -sentí.,do, la experiencia histórica pos-capitalista es "l{n' relato triste ypre,lllorlitorio, por los en~ores en los diagnósticos de los problen1as

, funch-11Tteritales del ,orden social negado, y consecuentes erroresdeSLlS intentos ele solución.

El sistenla del capital, está fonnadopor cOlnponentes inevita­blernente' ~.~ntrif[.[gos ·(c;onfJ,ictivos y antagónicos), cOlnplelneÍltadosbajo el capitalismo por el. poder absolLlto ele la "mano imiisible",ypor las funcionesleg'ales y políticas del :Estado lnodel:no, que COll1.,ponen suclüTlensióll, cohesiva. El Jracasodel2ls sociedades post­capitalistas fue haber intentado eqLlilibrar la determinaciónestructu,radora, ceritrifuga deLsistel118 heredado a través de laünposición, sobre sus conlponentes fuertelnente antagónicos, dela estructLlJ~f7-·de.comandoextre7nndnl11enfe centrali2ad(l;de un-Estadopolíticoautoritill"io. Fue 1'0 que hicieron, e11 vez de atacar el proble­111a crucial; de cÓll1.o r'etncdiar """por ll1edio-de la reeSh'lJCrUra,CÍónintern;;1}T de laínstitución de un controldcJllOCrát-ico sllstantivo::""""eI

_~__~~.69Isl'vnn lVlészárosSocinlisHlO o barbarie. La nlternnhvn al orden social del eapilnl

~~~68

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70 SocÍil!ismo o barbarie. Lo ¡lit-ernatiL'1I al orden sociol del c¡¡pdal-~_ ..._--_. -

IsLTJd11 lvJészáros71

, car8cter antagónico y el sinTultáneo lIlüdo centrífugo de opera­ción de las unidades distributivas y reproductivas particulares.La rernocÍón de las personificaciones privadas del capital fue porta,ntú incap~lz de cUlnplir lo que de ella se', esperaba¡ ni siquieraC01110 prilTler paso en el canüno de la pronletida tra:nsfon113ciónsocialista. Pues la naturaleza antagónica y centrífuga del sistenli:1negado fue 111antenida el través ele la superposición de un controlpólítico centrali-zado en perjuicio del trabajo, De hecho/ el siste­nla 111etabóhco social' se -hizo lllás incontrolable que en cualquierépoca anterior; e01Tlo:resultado de la incapacidad'de sustituir pro-'ducti'./,an1cnte la "lnano invisible" (I.el antiguo orden reproductivopor el aut01;itarisl1l.o voluntarista de las n~1(~vas personificaciones¡¡visibles" ,del capital post~capitalista.

Al contrario ele la evolución del llanlado 11 socialislTlo· real­111ente exis'tentell¡to que se exigíEl C01110 condicióú.if' vital de su

éxito sería la progresivá readquisición por los individuos de lospodetes "alienados de lcHl1a cl~ decisión p.olítica .- adcnlás deotros tipos dedecisión~enla h:ansiciónhaci8 una sociedadauténticaIIlente socialista. Sin la recuperación de esos poderes,ni el nuevo 111Qdo de control político de la sociedad por sus in­di,;idllOS ,sería conccbíbl~1 ni la operación diaria no-antagónicay, pOI: tanto¡ col}csiva Y.planificable, de las unidades producti­Vas. 'y distrib'uti'vas, auto-(:1cl1ninistrada por los productores aso-. .ciados.

La reconstitución de la lllLÍdhd de 18. esfera" l1l.aterial repr~-.ductiva y política es la característica esencial definitoria dellTlodosocialista de control del 111eLabolisnlü social. Crear 1<.1'8 111ediaCio­nes necesarias es tarea ql.Jt: no puede ser dejad;;l para un fut~lro

distante. Es ·aquí que la articulación defensiva y la' centralizaciónsectorial dell~lovilTLi~nto socialista en el siglo x'x denlostmron suverdadero zmacronisnloy su inviabilidad histórica. CónJinar él 10esfera política la clinlensi6n abarcadora de la alternativa radicalhege1l1Ónica al rnodo de co'ntl~ol clelnlctabolis1.l1o social del capi­tal ja~llás podrá pl~oducirun resultftdo favorable. Ivlientras tanto,en el actual·,cstado de cosas, In incapElcidad de enfrentar la di­nlcnsión vital del111etabolisrno social del sisterna pet111aneCe C01110una característica de la eXIJresión política organizada del traba­jo. Este 'es el grail desafío histórico· del futuro.

3.4

La posibilidad de qtle un ~11ovinliento socialista radicahllentere-articulado enfrente este desafío es indicada por cuatro inlpor­tantes consideraciones.

1"a prinlera es negativa. I:Zesulta' de las conb.'adicciones cons­tanfenle.nteagravadas del orden existente que acentúan la Vacui­dad de las proyecciones apologéticas de su pernlanencia absoluta,pues la destructividad puede prolongarse por 111ucho tielllpo,cprno bien sabeul0s, en virtud de nuestras condiciones en procesode constante deteriorar pero no eternanlente. La globalizaciónactual es saludada por los defensores del sisten1a C01110 la solu­ción de sus problenlas. En realiclact acciona fuerzas que colocanen relieve no so181nente la incontrolabilidacl del sistenla por cual­quier proceso racionaL.sinotanlbién¡ y al ll1is11l0 tien1po,.sU pro­pia incapacidad de cUlJlplir las funciones de control que se defi­nen Con10 su condición de existencia y legitinlidad.

La segunda consideración indica la posibilidad --:y apenasla posibilidad - ele una evolución positiva de los acontecinlÍentos.Sin enlbargo, esa posibilidad es 111UY re~l1 por ser no-siJnétrica larelación entre capital y trabajo. Eso quiere decir que, mientras elcapital depende absolutEunente del trabajo ~ dado que el capitalnada es sin el h"abajo, y de su explotación pennanente~, la de- .pendencia del trabajo en relación con el capital es relativa, lústóri-' .cmnente creada e históricamente supernble. En otras palabras, el tra­bajo no está condenado a continuar eternRlllente preso en elcírculo vicioso del capital.

La tercera consideración es iguahnente relevante. Se refierea un inlportante can1biQ histórico en la confrontación entre capi­tal y trabajo¡ y trae consigo la necesidad de buscar una nuevaforma de afinmw los intereses vitales de los "productores libre­111,e11.te asociados". Esto contrasta nítidanlente con el pasado re­fonnista que llevó al 1110vÍlYliento a un callejón sin salida

lliqui­

dando sinTLtltánealnente incluso las concesiones 111ás hntitadas quefue posible arrancar del capital en el pasado. ASÍ, por prin1,eravez en la historia, se hace totaln1ente inviable la,111anutención dela falsa laguna entre nIetas imnediatns y objeUvos estratégicos globales~que hizo clonlinante en el 111üvinliento_ obrero la ruta que con­dujo al callejón sin salida del reformismo. El resultado es que la

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72 Socialismo o barbarie. La alternativa aLorden social del.... capital

cuestión del control real de un orden alternativo del metabolismosocial surgió en la agenda histórica, por más desfavorables quefuesen sus condiciones de realizaóón a corto plazo.

Y, finahnente, C01110 corolario necesario de esta últin1R consi­deración, surgió también la cuestión de la igualdad sustantiva, poroposición tanto a la igualdad jonnal y a la pronunciada desigualdadjerárquica sustantiva del proceso de toma de decisióri del capital,como la forma a través de la cual ella fue reflejada en la fracasadaexperiencia histórica pos-capitalista, pues el modo socialista alter­nativo de control de 1m orden del metabolismo social no-antagó­nico y genuinan1ente planificable - una necesidad absoluta en elfuturo - es totalmente inconcebible si no tiene la igualdad sus­tantiva como principio esh·ucturador y regulador.

4

CONCLUSiÓN

Siguiendo los pasos dé Marx, Rosa Luxemburgo expresó de for­rila dramática el dilema que tendremos que enfrentar: "socialismoo barbarie". Cuando Marx formuló su primera versión de esta idea,la situó en el últüno horizonte histórico de las contradicciones enevolución. De acuerdo con su visión, el11111 futuro indetern1inadolos individuos sería forzados aenfreútar el ü11perativo de t0111ardecisiones acertadas con relación al orden social a ser adoptado,para salvai su propia existeliciá.

Cuando Rosa Luxemburgo comentó esta dura altenlativa,lasegunda fase histórica del imperialismo estaba en pleno apogeo,provocando en enorme escala el tipo de destrucción inimagina- .ble en un estadía anterior dedesanollo. Pero la escala de tiempoen que el sistellla del capital continuaría afinnándose en la forn1ade"destrucción productiva" y de "producción destructiva" toda­vía era indeterminada durante la vida de Rosa Luxemburgo. Nohabía en aquel tiempo ninguna potencia - ni siquiera la. uniónde todas ~ capaz de destruir la humanidad con sus conflictos de-vastadores. ~ .

Hoy la situación es cualitativamente diferente, y por eso lafrase de Rosa Luxemburgo adquirió una urgencia dramática. No

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existen conciliatorias rutas de fuga. Aún asÍ; ni siquiera el he­cho de que_se pueda afirn1ElT con seguridad que la fasehistól"icadel ilnperialisTl10 hegen1ónico global habrá tan1bién de fracasar

. por causa de su incapacidad de dar solución a 1;;18 contradiccio­nes explosivas del sistema, o incluso de postergadas indefinida­lnente, es pr0111eSa de solución para el futuro. ]\lInchas de losproblemas que tendremos q Lle enfrentar - desde el desempleoestructural cránico hasta los graves conflictos econón1icos, polí­ticos yn1ilitares, internacionales indicados arriba, y hasta la des­trucción ecológica gen,erallzada observada por todas partes'-:'exigen acción c0111binada en futuro 111UY prÓXilTlO. La escala ten1­poral de esta acción tal vez pueda ser lHedida en algunas déca­das, pero ciertan1ente no en siglos: El tien1po se está a'gotandó.Así, solamente una alternativa radical al modo establecido decontrol de la reproducción del metabolismo social puede ofre­cer una salida de la crisis estructural del capital.

Los que hablan con relación a una l/tercera vía" C01110 solu­ción a nuestro dile111a, y que afirn1an que no hay espaciopRra larevitalización de un l11ovÜl1iento radical de nlasas, o quieren en­gRl1arnOS dnican1ente al dar el nOll1bre de 1/ tercera vía" él la acep­tación sumisa del orden dominante, o no entienden la gravedadde la situación, confiando en un soñad.o resultado positiv? queviene siendo pronl,etido durante casi un siglo¡ pero que no daseñales de reaJizarse. La verdad desagradable hoyes que si no.hubiera futuro paraunnl0vi111iento radical de nlasas¡ con10 quie­ren ellos, tillnpoco habrá futuro para la htunanidad.

Si tuviel~a que 1110dificar las drml1áticas palabras de RosaLuxernhI.1rgo con relación a los nuevosveligros que nos esperan,SU111aría a 1/ socialislno o barbarie" la frase l/barbarie si tenenlOSsuerte" -en el sentido de que el exterminio de la hwnanidad esun elemento inherente al curso del desarrollo destruetivo delcapital. Y e! mundo de esa tercera posibilidad, más allá de lasalternativas de JI socialis"n10 o barbarie", solo tendría cücárachas,que soportan niveles letaJes de radiación nuclear. Es este el únicosignificado racional de la tercera vía del capital. ~

La tercera faseé

potenciahllente la 111ás 1110rtal, del Íll1peria­lismo hegemónico global, que corresponde a la profunda crisisestructural de! sistema del capital en el plano militar y político,no nos deja espacio para tranq\ülidad o certeza. Por el contrario,

74 Socialisrno o barbarie. La alternativa ni qrden social del cllpital 15 f:ván Mészáros~ 75

lanza UIk1. nube OSCLlra sobre el futuro; en CElSO de que los desa­fíos históricos puestos ante ell110Vül1iento socialista no sean' en'­frentados con éxito lnientras aÚn hay tienlpo. POl," eso, el sigloante .nosoh'os deberá ser el siglo de u socialis111o o barbarie".

)\.ochester, jlllio-dicien1bre de 1999

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0.

István Mészáros 77

Post scriptum

EL MILITARISMOY LAS GUERRAS VENIDERAS*

1.No es la prin1era vez que el núlitaTisn10 agobia la conciencia delos pueblos como una pesadilla. Para entrar el1 detalles habríaque remontarse muy lejos. Sin embmgo, aquí es suficiente ir atrásen la historia solo hasta el siglo XIX cuando el militmismo devinoinsh"Ull1ento principal de hacer política, junto con el surginuentodel imperialismo moderno en una escala global, eri contl"aste con

sus variantes anteriores, 1111..1,cho n1ás bnritadas.Para el último tercio del siglo x¡x no solo los imperios francés

y británico eran importantes soberanos de enormes territorios,sino también los Estados Unidos dejaron su impronta absorbien­do directa o indirectamente las anteriores colonias del imperioespa.ñol en América Latina, sin olvidar la represión sangrienta dela gran batalla de liberación en Filipinas, e instalándose ellos mis­11105 como soberanos en esa área de un 1110do que todavía hoypersiste de mla forma u otra. Ni pueden olvidarse las calamidades

*Est~··~~sado,en el prefacio de la reciente traducciÓn al tUTCO deSocialismo o barbarie. Fue escrito antes de la reCiente invasión de ll'aq por

Estados Unidos.

causadas por las alllbiciones imperialistas de Bis111arck, el l' Can­ciller de hierraN, y la agudizada actividad posteTior de sus se­guidores que resultó en el estallido de la Primera Guerra Mun­dial y sus profundas y contraproducentes consecuencias, al traerconsigo el revanchismo nazi de Hitler, que anunciaba muy cla­ramente la Segunda Guerra Mundial.

Son obviamente muchos los peligros y el inmenso sufri­miento causados por los intentos de resolver por la vía de lasintervenciones militaristas en cualquier escala, los pTOblemassociales profundan1ente arraigados. Si übservan10s detallada­lnente 'la tendencia histórica de las aventuras nulitaristas, se verácon espantosa claridad que ellas lnuestran una- creciente inten­sificación y una escala cada vez. lnayoT l desde confTontacioneslocales hasta dos horrendas guerras lnundiales en el siglo XXI yWl aniquilamiento potencial de la humanidad que alcanza nues­tro propio tiempo.

Es l1iuy importante hacer mención en esle contexto deldistinguido oficial il1ilitar pTusiano, Karl Marie van Clausewitz(1780-1831), en tanto estratega práctico y teórico, quien murióel mismo año que HegeL ambos víctimas del cólera..Fue vanClausewitz, director de la Escuela Militar de Berlíndurantelos últimos 13 años de su vida, quien en su líbro publicadopóstumamente, Vom K.ríege (Sobre la guerra, 1833), ofreció unadefinición clásica de la relación entre la política y·laguena,todavía hoy frecuentelnente citada: lila guerra es la continuao:ción de la política por otros medios".

, Esta famosa definición fue defendible hasta hace muy poco,pero se ha vuelto indefendible en nuesh"o tiempo. Ella asume laracionalidad de las acciones que conectan los dos dominios, el dela política y el de la guerra, como la continuación uno' de otro.En este sentido; la guerra en cuestión tiene que ser ganable, almenos en principio; incluso si los errores de cálculo conducen ala derrota, ésta debe ser conten1plada en el nivel instrU111enta1. Laderrota por sí misma no debe desh"uir la racionalidad de la guerracomo lal; desde la nueva consolidación de la política - por másque desfavorable - la palote derrotada puede planear otra rondade guerra como la continuación de la política por otros medios.Así, la condición absoluta a satisfacer en la ecuación de van Clause­witz era la posibilidad de ganar.la guerra en principio, suficiente para

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78 SociaU~.nw o bá,~·barie. La._alternativa ni orden social del cnpitnl. Istvdn lvlészáros79

2.

de la irrncimwlidnd absolut-a desde la cual.no hay retorno si acep,­tan108 cLcurso continuo de desarrollo. Lo que se }ICTdiÓ de laI

definicióú clásica de- van Clause-witz dé la. guerra cqn1.0nuación de 1<:.1 política por olros rneclios" :fne la investigación delas· causas fupdarnenta.les de la guerri:l y la posibilidad de evi­tllr!a. El desafío de hacer frente a tales causas es rl1ás,Urgen tehoy que n1..lnCa antes. La guerra elel siglo XXI que noses no solo lInoganable en principio"-;peor que eso

les en. prin.ci­

pio ingml-t7-bZe. Por consiguiente, al V'é.f corno el c1oClunento' ele laad111inistraciónBush; fechado el 17 ele septiC111bfC de 2002 tra­ta.el telna de la. guerra, la 'irracionalidad de I-EÚer apcucce con10un 1l1odelo de racionalidad.

Desde el 11 de septien1bre de 2001,VVashington, viene' ilTlPO­

niel~do sus políticas agresivas sobre el resto del 111undo,cc;m abier­to cinisll10.La justificación~sgri111idapEtra el pretendidó cmri­bia de curso .de la l1tolerancia liberal" ala queé1hor¿-t sellarna'ldefensa resuelta de la 'lib(~rtad y la den1ocracia/' dsque el'11 deseptienlbr,e de 2001, los EE. UU. fueron la víctin1a del.tenorimnQ

..ll1undiat en resplf.esta' a lo cua.l es in1peraÚvo hacer una i.ndefi­nida e indefinible - pero en los hechos arbitrariall1ente definidade un rnodo que' viene bien a las cp.l'tveniencias de los11121s agresi\:osde los EE.UU, -- N guerra 'aJ terJ:or". Lé't é-"i\rentura

militar en Afganistán es reconocida solo ,COlno la F1J.'ünerauna serie ilünüada ele ...,guerras preven-livas" a' ser é1l1prendidasen el futuro. Le Sigue el 111jS11.\0 Iraqi hasLfl'hace. no 111uchounaliado f<:.lvorecido deEE.UlJ.¡CO.H e.l ún de a.propiarse Io::~ nort2­an1erkanos ele los enonnes recursos ~petrolerosdeliVIedio Oriente,cruciales estratégicalnentctanlbiénpara controlar las potencié1srivales. C01110 quiera, el orden' cronológico 0n 1(-"1 doctri.na rhilitarm11.ericana actual. es f)T2se.ntado q:nupletan1entc al revés. Eilhelad elnsunto puede no ser de lln '''''canlbio de cursd"· posterioral 11 de septiernbre de 2001, hecho posible, ,sea dicho; POl,'Iadudosa eleccióncle GcorgeVV. BllSh a la·presidencia en IUgal' deAl Gore~ El presidente dernócrata Clinton siguió el nÜSlTlO tipode pol,Hlea que su sucesor republicélno/ aunque con una

recrear el fl ciclo eterno" del trmlslto de la política él la guerra; yotra vez a la conducción de la política a otl:a guerra y así adinfinitum. Los aetores envueltos en tales confTontaciones eran losestados nacionales. No' ilnporta cuán 1l1.0nstruosos eran los da­ños infligidos por ellos sobre sus adversarios, e incluso sobre supropio pueblo (¡sólo recuérdese a Hitler'), la racionalidad de laactividad l11.i1itar era garantizada si la guelTa podía ser conside­rada en principio ganable.

Hoy la situación es cualitativanlente diferente por dos ra­zones principales. En prüner lugar; el objetivo de u:na guerrafactible en la presente fase del desarrollo histórico - de acuerdocon los requerüllientos objetivos del ü11perialis1110 - dorninaciánmundial p'or el Estado capitalista 111ÉiS poderoso; en sintonía consu propio diseño de ¡¡globl1lizl1ción" autoritaria clespiqdada (dis­

.frazada de ulibí<ecan1bio ff en el l11ercado global d0111inada porlos EE.U~) es; en fin de cuentas¡ingannble; prefigurando encambio, la destrucción de la humanidael, Este objetivo, sin dejarcorrer deu1asiado la. ü11aginac.ión, podría ser considera.do unobjetivo racional en consona.ncia con el requeriTniento racionalestipulado ele "continuación de la política por otros medios"conducido por una nación, o por un grupo,de naciones/ contraotra. In1poniendo agr~sivmnente la voluntctd de un Estado na­cional poderoso sobre los otros, incluso si por razones cínicastácticas la guerra por la que se aboga es can1uflada absurda­lnente C01110 una ji guerra puran1ente lirnitada.'l dirigida a otrasl.' guerras indefinidas li1nitadas lJ

; puede/ por lo tanto; ser califi­cada solamente como irracionalidad total.

La segLlnda razón refuerza en JJ1ucho la prünera. Las armasya disponibles para hacer la. guerra de la.s guerras del siglo XXI soncapa.ees, por prll11era vez en la historicl/ de extennul.ar no sólo aladversario sino a toda la hU1112ll1idad. No podenlos siquiera abri­gaT la ilusión de que el ill'nlillnento existente 111a1'ca ya el fin de la

. carrera. Otras ar1118.5 incluso rnÉis rápidmnente letales puedenaparecer 11l.añana o pasado 111añana. Adelnás¡ la a111cnaza deusar tales arn1as es por ahora considerada un 111ecanis1110 estatalesh'atégico aceptable, De ese modo, al poner la primer razón allado de la segLulda; la conclusión es inevitable: la guerra preven:..tiva como mecanismo ele gobierno global en el mundo ele hoysubraya quenas enCOnh'alll0S a nosotros Jll,is1110S en el precipicio

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ral -tanto econónlica'C01110 políticanlente necesa1'io. Esto es I11UYünpQrtante si querCll10s pre\~er u.naesh"ategia ad~cu'ada para con':'trarrestar las fuerzas responsables del peligroso estado de cosasque -.en.n-entanl0s. La nueva .fase histórica ele ül1perialis1110 ,hege-­111ónico global no es sÜnpleI11eúte la 111anifestación de las relacio­nes. existentes entre la I'política de .gran poderll yla, ventaja arro­lladorade los EE.UU., frente ala cual unreaJineamientó futuroenh'e los ,estados ll1ás poderosos, o incluso algunas bien orgmuza­das denl0straciones en la cvena política, pueden hacerse' valercon éxito. DesaJorlunadaulente, es ll1ucho peor que eso~ Talese\Tentualidades, incluso si oClllTieran, dejaTfan inta;ctas las causasfundalllentales 'y las ·determinaciones estructurales.

Para estar claros, la nuélla fase de ünperialis1110hegenlól1i...co global está preponderantemente bajo la égida de 105 EE.UU.,

. al tien;lpo que otros 'presuntos poderes hnperia1istas parecenacepta'r el papel de esta1' colgados de la cola del saco del anleri~

cano; 'aunqne por supuesto -no significa que sea para laeterni­d51d. Uno puede, efectivanlente l prever sin vacilaciones -so­bre la base de las inestabilidades ya visibles -, la explosión defuertes antagonismos entre los principales poderes en el futu"ro. ¿Pero ello puede por sí solo ofrecer alguna respuesta al 81s­tenl.a de contradicciones que está en juego

lsin señalarlas de­

tenl1inaciones causales en las raíces del desarrollo ül1peri~1ista?Sería '111UY ingenuo creer que sí.

Aquí solo deseo subrayar un asunto centraL a saper, que lalógica del-capital es absolutan1ente inseparable del in1perativode la donünación del 11lás ,débil por ellnás fuerte. Inclusocualldouna de las cosa? que se considera entre los conlponen~es ll1ás

{ positivos ,del sistenla, la cottlpeLencil7: resulta en' expan$iQny aVill1cel

S1.;l cOlnpañero necesario' es elcanlino al monopolio. El ip1periw11S1110 ·actual es el resultado lí.ecesario del,c,urso· inlplacable delcapital hacia el· 111onopolio. 1.2).s fases cmnbiantes de hl1perialis­1110 encarnan y afectan 111ás o luenos directmnente 'los can1biosdel desarrollo histórico continuo.

En la presente fase de imperialismo, se observan dos aspec­tos de gUIlla inlportilllcia ínhnlalTl.ente:conectados., El prinlero. esque ·la tendencia-lnatetial~econón'tica final del capital es·a la inte­gración (~Zo.lJtIl, la cual ~ haga lo que haga......,. no pue0-e asegura'r enel ámbito político. Esto es debido en gran medida al hecho de que

RO

ll1ás Cilll1Uflada. CÓ1110111isll10declar6el ex-can,didato presiden­cial demócrata Al Gore en diciembre de 2002, que él apoyabac01l1pletanlente la guerra contra Iraq¡ porque esa guerra I'nosignificaría un canlbio de régünen" .sino sil1Tplenler1.te 11 el desar­Ine de un régünenque posee anTlas de destrucción lnasiva",.¿Puede, haber algo 111á8 hipócrita y cínico que eso'?

Yo he estado firnlenlente converlciclo desde hace llluchotienlpO que desde el C0111ienzo de la erisi's estructural capitalistade fines de los años 60 y principios de los 70 del pasado siglo,ViVÜ110S en una fase d.el ül1perialislno cualitativmnente nueva l

con EstadosUnldos conlO fuerza arrolladorarncnte c1ominant,e.Yo lo denonliné enSocialistno o barbarie "la nueva fase históricade ül1perialisll1o hegelTlÓnico, global/.

La critica del.imperialismo de EE.UU .. - en contraste conlas fantasías de 1110da de un IIinlperialis1110 desterritorializado fl

que se suponía no tenía que nevar con él la ocupación 111,ilitar d~otros territOl"ios nacionales.:..... consti~tlyee1 teina central de 111ilibro. Ellal:go capítulo titulado" La fase polencialmente final delimperialismo", fue escrito do," años antes del el 11 de septiembrede 2001 y enviEido como texto público a Atenas el19 de Octubrede 1999. Yo subrayé entonces que lila fOl'l11a final de anlcnazaral adversario en el futuro -la, nueva diplornacia de las Y'ml0ne­1'a5- sería el cl1m/taje nuelear" (p. 40). Desde el momento de lapublícaciónde esas líneas, primero en Jvlarzo ele 2000 en ,unperiódico griego, y luego en un libro con1pleto en italiano enseptiembre d.el mismo año, el.horrible cambio estratégico mili­tm;predicho hacia -la an1enaza final nuclear-la cual. iniciaríauna nueva ¡:¡.ventura lnilitar precipitando la des"trucción nu­clear- favorece la política oficial profesada por los EE.UU. yano ll1ás cmnuflada sino abiertaJllente.Ni puede uno Í1JYaginar·que la declaración abierta de tal doctrina estratégica es Ull.\l

all~enaz'a ociosa contra un retóricanlente propaganclizado llejedel mal" . Después de todo, ;fue precisamente Estados Unidosel que realtnerlte usó el 211'111a atómica ele destrucción Inasivacontra el pueblo ele J-llroshül1a y Nagasaki.' ~

Cuando consideranl-os eslos asuntos ·de 'extrenia gravedad,no p'odenl0s-estar satisfechos cOl1'ninguna sugerencia que sen.a­re una coyurttüra política cml1hiante. IvIás bien deben10s colocar··los contra sus antecedentes profundos de desarrollo estruetu_··

István JvJészríros81

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3.

AqnÍ podernos ver la relación contradictoria entre lo históricoc­contingente - el capital an1ericano encontrándose a sCn1isrno ensu posición preponderante en el presente - y la necesidad estruc­tura/ del sistema capitalista mismo. Lo último puede ser res\1l11idoC01110 la orientación 111aterial irreprünible del capital a };;1. integ\'a- 'ción global 1110nop'ól~ca' al costo que seaJ incluso si ello sigllificadirectrnnente hacer, peligrar.la piojJia sobrevivencia de la hU111a.­nidad. De tal 1110doJ'aun si uno pudiera contrarrestar con éxitoen el plano. politico la [-¡.lerza de la nueva y extenclidacontingen­ciahistórica ,anleritana ....:....121. cual estuvo precedida por otras con­figuraciones ül1perialistas en el pasado y podrlq ser 111UY bien",¡cedida por otras en el futuro (esto es, .si podemos sobrevivir alos explosivos peligros del presente) -, la necesiclad estructural o'sistémica que emana de la lógica global monopolista final del

el sist.el~la capitalista global se expresó en el' cursó de la historiaen forma de ima multiplicidad .de estados nocionoles divididos yefectivan1ente opuestos antagónicaJ:llente, Ni siquiera la colísión.ill1perialista Inás violenta en el pasado podía producii" un-resulta­do duradero al re,speda. Ellas nO pudieron ilnpo:ner la voluntaddel Estado nacional 111áspoderoso sobre sus rivales denl0dopern1l:U1ente., El segundo aspecto de nuestro problen1~f-que' es laoh'a cara de la 111.iS111R lTloneda, es que El pesar de todos los' es­fuerzos, el capital fracasó al producit el Estado del sistenia capito­,li¡;to como tal. Esta sigue siendo la más grave de las complica­cion~_'s para el futuro, sin renundar a todo lo dicho sobre la"globalización". El imperialismo hegemónico global dominadopor los EE.UU., es un último intento de súper imponerse a si111is1110 sobre todos los den1ás estados nacionales, 111ás tarde o1118.S te111prano recalcitrantes, C01110 el estado 11 internacionar' delsiste11~a capitalista C01110 tal. Aquí tan1bién estal110S conJronta­dos con nna contradi<;::ción l11asiva. Incluso los ,dOClllnentos e.s­tratégicos 1118.8 agresivos y abiertan1ente an1enazadores de losEE.UU. tratan de justificar la ")Jcllidez universal" de las politi­cas por las que abogan en n0111bre del l/interés nacional a111eri­,C0nd' al tieln-po que'niegan tales consideraciones a los otros.

83Isi'vtÍn Jvfészáros

capital queda presionando como antes. En cualquier forma par­ticulat que pueda asu111ir una futura contingencia histórica, la .necesidad sistén1ica fundanlental tiene la obligación de lnante­ner la dirección a la dominación global.

La cuestión no es, por lo tantoJ sünplen1ente'las aventurasnlilitaristas dadas de algunos círculos políticos. Es decirJ·aque­llas aventuras l?-lilitaristas que puedan ser enfrentadas y gana­das exitosan1ente en el plano político-lnilitar.Las causas resul­tan lnucho l1lás pro,fundmnente enraizadas y no pueden sercontrarrestadas sin introducir cmnbios bastante fundanl,entalesal interior de las detennináciones sistélnicas del capital C01110un mQdo de control metabólico social - de la reprodUCCión total­que abarque no solo los dOll1inios econólnico y político-111.ilitarJsino talllbién las interrelacione;:; culturales e ideolÓgicas que sonll1ás lnediadas. Incluso la expresión n c0111plej9 lnilitar-indus­triar' introducida en un sentido crítico por Eise.nho\,ver -quiensabía una o dos. cosas sobre el tem.<:l -'-- indica c1aranlente qtCe Ioque a nosotros nos preocupa es algo ll1ucho ll1ás firnlell1entearraigapo y tenaz que algunas detenninaciones (y lnanipula­ciones) político-111ilitarcs directas que pueden ser en principiorevertidas totahnente. La guerra C01no la I¡ continqaóón de lapolHica por otros lnedios¡'sielnpre nos a111enazaráJ aun sin el1~larco actual de sociedad¡ y lo hace ahora con el aniquilan1ientototaL N os alnenazará tanto tie111pO 111ientras no podanl0s con­frontar las deterll1inaciones sistélnicas y las raíces de las deci­siones'políticas qllese adoptan¡ que han hedlo necesaria en elpasado la aventura de las gnenas. Tales detenninaciones entranl­paro,n'a los estados nacionales en el círculo vicioso de llevar lapolítica a las guerras¡ trayendo con ello la intensificación,del anta­gonisn10 l-lDlítico cjue hubo de explotar en 111ás y cada. vez lna­yores guerras, Sustraiga de este panol~anlaJ con un arglunentoalgo optilnista¡ la contingencia histórica del capital mnericanode hoy, y habrá dejad? todavía con la necesidad sisténzicaun ordencada vez ll1ás destnlctivo de producción del ca.pitaL que trae ala delantera las can1biantes pero crecientes contingencias histó­ricas específicas lnás peligrosa's.

La producción 111ilitarista¡ encarnada hoy m,lte todo en ·elIt cOlnplejo 111ilitar..industriar'J no es una e~1tidad in:dependiente,,regulada por fuerzas ll1ilitaristas autónolnas¡ las c1;Lales sE;l"íall

$ocinlisino o bnrbaríe. La aiternati'Uo ni orden social del cnpitdl82

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El capital por sí mismo; por ÚltÚllü, controla ese lTlovimiento:rHnücode producción n-ulitar El. través de la legislatura y la prens'a, cuyafunción es ll1üldear la llan1ada "opinión pública". Ese es el por quéesta esfera particular de acul1yulación capitalista parece capaz deexpansión infinita. (Routledge, Londres, 1963, p. 466)

tan1bién las responsables de las guerras. RosaLuxenlbur~ofuela p'rin1era que puso esta .relación en una perspectiva coirecta;relllontén10nOs él 1913/ él su libro clásico La aculnulación del cap-i­taL publicado en'inglés hace cincuenta años. Ella subray:ó pro­féticmnente hace noventa años la creciente in1portancia de laproducción militar apLll1tando que:

decirlo con las hermosas palabras de José Martí, solo entoncespodrá ser relegada pennanentenlente al pasado la contradiccióndestructiva entre el desarrollo lll.aterial y las hUl1l.anmnente. va­liosas relaciones 110líticas.

85

Enero 2003

István lv1észáros,

Socialisnw o ·barbarie. La nlternativn ni orden social del cnpiLal----- ._._- I

84

De este lTlOdo, estan10S preocupados con el grupo de inter­deteni1inaciones que deben ser vistas .C01110 pmJes de un $istenlaorgánico. Si queren10s luchar contra la· guerra C01no 111ecknis111ode gobierno global, con10 deben10s, en pro de salvaguardqr nues­tra 111.isnla existencia, tenen10S que situar los 'ca111.bios hi?tóricosque han tenido lugar en las últin1as décadas y su 111arcO causalpropio. El diseño de un Estado nacional d0111inante cont~'olando

a todos los otros, siguiendo el imperativo que emana de lfllógicadel capitEJ puede conducir solamente al suicidio de la humanidad.Al 1111S1110 tien1po debe ser reconocido tmúbién que la cohtradic­ción aparentelnente insoluble entre las aspiraciones nncionales - queexplotan de tien1po en tien1po en devastadores antagonisll10s­y el internacionalismo puede ser solo resueltas sobre una b~se con/­pletamente equitativa, que es totalmente inconcebible en el ordenjerárquicamente estructurado del capital.

En conclusión, por lotanto¡ en función de prever ~lna res­puesta históricanlente adecuada a los desafíos ünpuestós por lapresente fase de imperialismo hegemónico global, debemos con­trarrestar la necesidad sistémica del capital de subyugar globalmenteel tTabajo, a través de cualquier agencia social particular que pue­da asunur el papel asignado para ello dadas las cirCUn¡;taIlcias.Naturahnente¡. ello es factible sólo a través de una alternativa ra­dicalmente diferente a la diTección del capital a la glob\tlización111onopolista-in1perialista, en el espíritu del proyecto s?cialista¡encaTnado en un 1110vilniento abierto de 111asas. Solo para cuan­do sea una realidad irreversible que jjPatria es hU111anidfd'~, para

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Este libro ha sido impreso en InEmpresa Gráfica de Villa Clara

"EnriqHe Núi1ez Rodríguez"en el mes deDiciembre de 2005, laedición consta dé 5 000 ejemplares.