69 - Evolucion-Cognitiva

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    D E SAR R O L L O CO G N IT IV O

    Polifactico, flexiblee ingeniosoDe entre todas las especies que han aparecido a lo largo de la evolucindel gneroHomo, soloHomo sapiens ha conseguido perdurarhasta nuestros das. A qu se debe nuestro xito?

    Miriam Nol Haidle

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    Febrero 2012, InvestigacionyCiencia.es 79

    xxxxxxxx

    Al fnal de la glaciacin europea, hace

    entre 16.000 y 11.000 aos, los hombres

    decoraron las paredes y los techos de la

    cueva de Altamira con representaciones

    de caballos, ciervos y bfalos.wikimediacommons/ramessos,

    dominiopblico

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    80 INVESTIGACIN Y CIENCIA, febrero 2012

    CORTESADEWULFHEIN

    El hombre es tambin un ser social. Nuestras comunidadesabarcan desde estructuras de convivencia duraderas, como lafamilia, hasta redes laxas que incluyen millones de miembros.En estos grupos intercambiamos sin cesar informacin de todotipo y grado de complejidad; ya sea de forma directa, a travsde palabras o gestos, o indirecta, con textos y dibujos. El ser hu-

    mano se caracteriza, ante todo, por usar herramientas. Con unapiedra clavamos postes en el suelo. Mediante otras mquinasfabricamos piezas de metal y plstico con las que ensamblamosdespus automviles y ordenadores.

    Al preguntarnos por las caractersticas que otorgan aHomosapiens su particular puesto en el reino animal, destaca la enor-c[[n_X_b_ZWZZ[bWgk[^WY[]WbWdk[ijhW[if[Y_[$;ijWi[Z[X["

    sobre todo, a tres factores: una constitucin fsica que nos ca-pacita para llevar a cabo actividades de toda clase, un elevadogrado de desarrollo de las capacidades cognitivas y, por ltimo,una notoria necesidad de crear cultura.

    El gneroHomo existe desde hace unos dos millones de aos.En comparacin con todo lo anterior, sus primeros represen-tantes no nos causaran demasiada impresin. Al igual que sus

    antepasados, los australopitecinos, caminaban erectos. Las po-derosas mandbulas de sus ancestros se haban reducido, lo queles confera un aspecto menos amenazador. Su constitucincorporal se adecuaba ms a la resistencia que a la fuerza fsi-ca. Y sus manos, en unos brazos cada vez ms cortos, contaban

    con un pulgar que permita un mecanismo de agarre fuerte ypreciso.

    Poco a poco, el cerebro aument de tamao (de poco msde 500 centmetros cbicos en los primeros representantes delgnero Homo, alcanzara una media de 1350 centmetros c-

    bicos en el hombre moderno). Esa transformacin requiri in-

    crementar de manera notable el consumo de energa. Al mis-mo tiempo, sin embargo, se redujo la longitud del aparato di-gestivo, por lo que nuestros antepasados se hicieron cada vezms dependientes de una dieta que deba ser tan energticacomo de digestin fcil. Con este teln de fondo, podramospensar que los primeros representantes del gneroHomo nogozaban de las condiciones ms prometedoras para garanti-zar el xito en la rida sabana africana. No obstante, fueronellos los primeros que, hace dos millones de aos, abandona-ron frica.

    Aunque, a primera vista, algunos de los cambios fsicos queocurrieron durante la evolucin no impresionen demasiado,muchos de ellos fueron los responsables del fascinante aumentoque experimentaron nuestras capacidades cognitivas. Esas trans-

    formaciones abrieron todo un abanico de posibilidades en laf[hY[fY_di[dieh_Wb"WiYecekdWZ_l[hi_YWY_d[d[bYec -portamiento social desconocida hasta entonces. Con ello, cier-tas zonas de un cerebro cada vez ms voluminoso se especiali-zaron en la concatenacin de procesos mentales, en la evalua-cin emocional del entorno o en la elaboracin y desarrollo dellenguaje. Sin embargo, los crneos fsiles no permiten recons-truir sino de forma vaga la evolucin de la estructura cerebral[vase La evolucin del cerebro de los homnidos, por Emi-liano Bruner, en este mismo nmero], por lo que, hoy por hoy,an desconocemos si la remodelacin del cerebro trajo consigode inmediato un cambio de su funcin.

    Los primates suelen tener menos descendencia que otrosmamferos de tamao similar. Sus perodos de gestacin y lac-tancia son tambin ms largos. A lo largo de la evolucin hu-mana, la infancia (el perodo en que las cras dependen de laproteccin de los padres) y la adolescencia (una poca de granindependencia) fueron alargndose de manera progresiva. Es-tas etapas se caracterizan por la facilidad con la que los jve-nes adquieren experiencia y aprenden formas de comporta-

    Hace 25.000 aos, los antiguos talladores debieron de confec-cionar puntas en forma de hoja de un modo muy parecido al em-

    pleado por este arquelogo, que trabaja un trozo de pedernal con

    un mazo de cornamenta. Estos martillos permitan controlar me-

    jor la fuerza del golpe gracias al material blando.

    L

    -ria. Poblamos todos los continentes de la Tierra, somos capacesde sobrevivir en cualquier zona climtica y hemos explorado in-

    cluso el espacio. Nuestras construcciones abarcan desde simpleschozas hasta gigantescos rascacielos. Igualmente diversa es nues-

    tra dieta, que, gracias a la coccin, la fermentacin o la molienda, incluye ali-c[djeigk[Z[ejheceZeZ_][h_hWceiYedZ_YkbjWZ$

    Miriam Nol Naidle es coordinadora del proyecto de investigacin El papelfrDZDrDrDrDrDDfrDZDfrDrZDfrHeidelberg (Alemania). Ensea e investiga en el campo de la arqueologa cognitiva.

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    SCHNINGENSPEARVII,

    1997PETERPFARRNLD.J

    PG

    miento que no se encuentran controladas por los genes. Unrasgo particular del ser humano consiste en su facultad paraadquirir habilidades y conocimientos sin necesidad de experi-mentarlos por s mismo: puede aprender por medio de la ins-truccin y la imitacin de la conducta ajena, aunque en unprincipio no entienda su utilidad. Adems, la capacidad de for-macin se prolonga durante toda la vida. Otros simios antro-pomorfos continan siendo curiosos y prestos a aprender an

    en la etapa adulta, pero los humanos lo somos hasta un pun-to extraordinario.

    Nuestra disposicin para establecer relaciones sociales y cul-turales se debe, por tanto, a varios motivos: no dependemos deuna nica dieta, gozamos de una gran versatilidad manual, ynuestra capacidad de comunicarnos con palabras y gestos nospermite adecuarnos a las circunstancias ms diversas. Estascaractersticas, junto a la singular evolucin de nuestro cere-Xhe"Yedjh_Xko[dWkdW _d_]kWbWXb[[n_X_b_ZWZ[d[b Yecfeh-jWc_[djeZ_Wh_e"bWYkWbi[^WbbW[dbWXWi[Z[bWZ_l[hi_YWY_d

    cultural. Por cultura entendemos aqu la competencia paratransmitir conocimientos de una generacin a otra, con inde-pendencia del parentesco biolgico.

    AFRONTAR PROBLEMASBWiYWhWYj[hij_YWijWd[if[Y_Wb[iZ[bZ[iWhhebbeYkbjkhWbobW[ -xibilidad del gneroHomo se hacen patentes en su manera demanipular herramientas. El empleo de utensilios no solo brin-d nuevas posibilidades, sino que plante tambin todo un de-safo intelectual.

    El empleo de herramientas no es, sin embargo, exclusivo delhombre. Si un chimpanc desea comer una nuez, se apartardurante un tiempo de su objetivo para buscar una piedra conla que cascar el fruto. La capacidad para resolver problemasde manera indirecta rara vez forma parte del comportamiento_dij_dj_leYeZ_YWZe[dbei][d[i1YeceeYkhh[YedWb]kdWi

    avispas de arena, que emplean pequeas piedras para cubrir

    los nidos de sus cras. Por lo general, los animales toman deci-i_ed[iYe]d_j_lWi0Wb]kdeiZ[bd[i"YkWdZeXkiYWdWb_c[dje

    cerca del fondo marino, se cubren el morro con esponjas paraproteger esa zona del cuerpo, muy sensible. Son tambin nu-merosos los animales que emplean herramientas para buscarcomida. Y los simios antropomorfos van ms all: utilizan pie-ZhWiehWcWiYedejheid[i"Yece_dj_c_ZWh"Z[\[dZ[hi["Z[i-plazarse, limpiarse o jugar.

    En el ao 2007 se document un comportamiento asombro-so en nuestros parientes ms cercanos, los chimpancs: duran-te la persecucin de otros primates, se observ cmo empleabanpalos a modo de lanzas; en otras ocasiones, se les vio usar ramaspara buscar tubrculos y races. Hasta entonces, se considerabaque tales comportamientos eran exclusivos de los humanos.

    Sin embargo, hay una facultad mental fundamental que, has-ta ahora, no ha sido documentada en ningn otro animal: el

    Cerca de Schningen, los arquelogos recuperaron en 1995 ocholanzas de madera de hasta 2,5 metros de longitud entre huesos de

    animales. Unos 400.000 aos antes, un grupo de cazadores haba

    abatido all una manada de caballos salvajes.

    El gnero HomomyDDyyyU mDmmy`Dy D D` Dmy ` D `D

    Un salto claveym`DmyUyDmDDUyDU-mDmmyDDyDyDDDDU`DD

    La ornamentaDDyyDyDDyy`DmyD``y``yDmym

    E N S N T E S I S

    Contina en la pgina 85

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    82 INVESTIGACIN Y CIENCIA, febrero 2012U

    nahistoriadeva

    riosmillonesdea

    os

    A

    os

    6Ma

    5Ma

    4Ma

    3Ma

    2Ma

    1Ma

    NEGENO

    CUATERNARIO

    Mioceno

    Plioceno

    Pleistoceno

    Holoceno

    TE

    S

    AUSTRAL

    Australopitecinosrobustos

    (hombrescascanueces)

    Australopithecus

    anamensis

    A.afarensis

    A.africanus

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    A.

    bahr-el-ghazali

    Paranth

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    DUyDyyyDymyzyHomo.

    Bifaces

    Homoergaster``Uy`DDyDz``DmyDDm

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    Hgaselaluz!

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    D

    Sahelanthropus

    tchadensis

    Orrorin

    tugenensis

    Ardipithecus

    kadabba

    Ardipithecus

    ramidus

    H.

    habilis

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    omo

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    dolfensis

    >$

    eh[i_[di_i

    H.

    heidelbergensis

    H.antecessor

    Hombre

    deDenisova

    H.sapiens

    H.ergaster

    PRIMER

    SHUMAN

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    ustralopitecino

    grciles

    H.erectus

    PRIMEROSHOMNIDOS

    E

    rasgeolgicas

    1

    1

    2

    2 3frica

    Asia

    Europa

    Australia

    Amrica

    Parentesco

    0Dyy``Dm

    ~2,6

    Ma

    Paleolticoinferior

    Estadiosculturales:

    ~1,5Ma

    ~800.0

    00aos

    Migracin

    ~8

    0

    H.neanderthalensis

    3

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    A R Q U E O L O G A D E L A E V OL U C I N

    Qu nos hace humanos? Cuando nos planteamos esta pregunta, surgeuna respuesta casi inmediata: la inteligencia. Si bien este atributo noexplica por s solo la enorme complejidad de nuestra especie, nos dife-rencia por completo del resto de los miembros del reino animal. Sinembargo, cuando intentamos entender cmo y por qu se produjo unsalto cognitivo de semejante calibre en nuestro linaje, nos enfrentamosa un obstculo de primer orden: el cerebro no fosiliza.

    Cmo podemos descifrar entonces nuestra evolucin cognitiva?Por fortuna, existen otros indicios que nos informan de manera indi-recta sobre el grado de desarrollo cerebral de nuestros ancestros. En

    -xDj`D-`xlx`Ex3-xxx ja la capacidad cerebral, al tiempo que sus paredes internas nos danalgunas pistas sobre la evolucin de ciertas reas del cerebro [vaseLa evolucin cerebral de los homnidos, por Emiliano Bruner, en estemismo nmero]. Por otro lado, la primatologa comparada se encargade estudiar las capacidades cognitivas de los primates no humanos, loque nos permite establecer un punto de partida terico sobre el de-sarrollo de nuestro cerebro. Por ltimo, disponemos de una terceraprueba: el registro arqueolgico, el cual nos informa sobre el compor-tamiento de nuestros ancestros.

    Talla ltica y desarrollo cognitivoAunque no existen pruebas concluyentes sobre el papel que desempe la industria ltica

    en el desarrollo cerebral, una nueva lnea de investigacin podra zanjar la polmica

    NRIA GERIBS ARMENGOL

    OLDUVAYENSE

    Primerasherramientas depiedra. Lascas`cortantes.

    Homo habilis~ 680 cm3

    Homo ergaster~ 850 cm3 Homo sapiens

    ~ 1350 cm3

    Homoheidelbergensis~ 1250 cm3

    Homoneanderthalensis~ 1450 cm3

    ACHELENSE

    D`mygrandes lascas parala obtencin de tilesbifaciales, como elhacha de mano.

    MUSTERIENSE

    Preparacin de los ncleospara la obtencin de lascasde tamao y formatopredeterminados.Produccin de lascasestandarizadas.

    INDUSTRIA LAMINAR

    Produccin estandarizadade lascas laminares.Mejor aprovechamientode la materia prima. Conla misma cantidad dematerial se obtiene ms`Dy

    2,5 Ma

    2,4 Ma? 1,8 Ma 450 ka 250 ka 100 ka

    1,4 Ma 40 ka300 ka

    El esquema muestra la evolucin paralela de latecnologa ltica y las capacidades cognitivasde nuestros ancestros segn el registro arqueo-lgico. Las fechas indican el momento de apari-cin de cada tipo de industria, as como de cadaespecie de homnido (Ma denota millones de aos;ka , miles de aos). La aparicin de una nuevaindustria ltica no implica la desaparicin de laanterior. Por ejemplo, se han hallado tiles oldu-

    vaye nses que d atan de la misma poc a que a lgu-nas industrias laminares.

    En cuanto a los homnidos, el esquema solomuestra la especie contempornea de cada tipo detecnologa ltica, sin connotaciones genealgicasde ningn tipo. La cifra bajo el nombre de cada es-pecie indica la capacidad craneana media de cadauna, en centmetros cbicos. Homo neandertha-lensis presentaba una capacidad mayor que los

    humanos modernos debido a su mayor tamaocorporal. Homo habilis fue el primer fabricanteconocido de tiles de piedra y el primer repre-sentante de nuestro gnero. El interrogante en sucronologa se debe a que los restos fsiles atribui-bles al gnero Homo se documentan a partir de los2,4 millones de aos, pero estos no pueden asig-narse de manera inequvoca a Homo habilis sinohasta hace unos 2 millones de aos.

    Evolucin paralela

    INVESTIGACINYCIENCIAj

    38%%

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    uso secundario de herramientas. Podemos decir que lahistoria cultural del hombre empez con un modo re-

    volucionario de solucionar problemas: con simples gui-jarros, nuestros ancestros eran capaces de obtener, afWhj_hZ[kdWcWjh_pZ[f_[ZhW"YWdjeiWbWZeiYedbei

    que desmembrar presas. Los ejemplos ms antiguosde utensilios lticos de este estilo, hallados en el este de

    frica, se remontan a hace 2,6 millones de aos. Cons-tituyen la primera prueba del uso de una herramientapara manufacturar otra.

    Con toda probabilidad, las primeras herramientasas fabricadas fueron elaboradas con algn material pe-recedero, por lo que no habran llegado hasta nuestrosdas. Una indicacin en este sentido nos la proporcio-nan los chimpancs, quienes emplean ramas para ex-traer termitas del suelo. Los objetos de piedra no apor-taran, por tanto, ms que una pequea muestra de unrepertorio de prcticas mucho ms rico. Con todo, es-tos pequeos fragmentos nos informan sobre algunosaspectos clave de la fascinante diversidad del compor-

    tamiento humano.Hace unos dos millones de aos, nuestros antepasa-dos comenzaron a invertir ms tiempo en la fabricacinde herramientas. No solo recolectaban el material en ellugar en el que pretendan utilizarlo, sino tambin enzonas situadas a kilmetros de distancia. Con indepen-dencia de si transportaban el material consigo o si lotrabajaban en la zona de recogida, la produccin dekj[di_b_eieX[Z[YWWkdWfbWd_YWY_dfh[l_W$O"Wkd -que huir de los depredadores o buscar agua se convir-tiesen, en ocasiones, en objetivos de mayor importan-cia, nunca dejaron de fabricar herramientas.

    Hace 1,9 millones de aos, nuestros antepasadosabandonaron frica y se adentraron en zonas ms fras,

    hasta llegar al este de Asia. Por aquel entonces an noutilizaban el fuego, pero probablemente observaban contranquilidad los pequeos incendios (un comportamien-to que algunos etlogos han observado hace poco entrelos chimpancs). Quiz fue en estas circunstancias cuan-Zei[WY_edWhedWbWYWhd[WbWXhWiW"jhWiWb_c[djWhi[

    de animales muertos a causa del fuego.

    JUGANDO CON FUEGOPero habra de transcurrir largo tiempo antes de que elhombre lograse manejar el fuego. Algunos investigado-res sitan este hito hace unos 800.000 aos. Como prue-

    ba, contamos con semillas , trozos de madera y peder-nal quemados hallados en las inmediaciones delpuente de las Hijas de Jacob, un yacimiento paleolti-co israel. Seguramente pasaron algunos cientos de mi-les de aos ms hasta que los hombres aprendieron aencender el fuego y obtener chispas, llamas y ascuas demanera intencionada, algo que se cree que consiguie-ron hace unos 200.000 aos.

    Puede que hoy nos parezca natural la capacidadpara transmitir a la generacin siguiente nuestros lo-gros tcnicos e intelectuales, as como la facultad paradesarrollarlos y combinar las ideas pasadas con las pro-pias. Pero, para llegar hasta aqu, nuestros antepasa-dos tuvieron que aprender a percibir al prjimo comoindividuos capaces de actuar de manera consciente,

    Cualquier tipo de conducta es producto de unas facultades cognitivas de-terminadas. As, los restos arqueolgicos nos indican qu capacidades cogni-tivas mnimas hubieron de poseer nuestros antepasados para poder llevar acabo un tipo u otro de actividad. En este contexto, las herramientas de piedraconstituyen una fuente de informacin fundamental por varias razones. Por unlado, nos proporcionan la prueba ms antigua de la que disponemos sobre cual-

    quier clase de comportamiento humano. Ello nos permite remontarnos en elestudio del desarrollo de la mente hasta hace 2,5 millones de aos, fecha de laque datan los primeros tiles de piedra documentados. Gracias a su carcterimperecedero, dichas herramientas constituyen la prueba ms abundante sobrecualquier clase de conducta.

    Adems, la industria ltica se considera completamente vinculada a nuestrashabilidades cognitivas. Ninguna otra especie animal fabrica herramientas (conla ayuda de otra herramienta), por lo que la aparicin de tiles se atribuye a unatransicin cognitiva de primer orden. Los tiles de piedra aparecen como pro-ducto de una accin consciente: la talla. De hecho, se ha documentado un de-sarrollo paralelo entre las capacidades cognitivas de nuestros ancestros y su tec-nologa ltica.

    Causa o consecuencia?

    A lo largo de los aos, se han propuesto hiptesis muy diversas. Desde los tiem-lxDjDlxD-ExxllDD-DxDxD-xDlxxlD

    contribuyen al desarrollo cerebral por medio de un proceso constante de retroa-limentacin: la produccin de tiles estimula el desarrollo del cerebro y, a suvez, un cerebro ms desarrollado puede elaborar herramientas ms comple-

    jas. Adems, la aparicin de tiles lticos permiti el acceso a nutrientes de altovalor proteico, como la carne, imprescindibles para mantener un cerebro cadavez mayor y ms complejo.

    Sin embargo, hay quienes piensan que, ms all del acceso a la carne, lasherramientas de piedra no desempearon ningn papel destacado en el de-D `xxUDDxlxxlxxxDxx`DxlxUxD

    otras esferas de la vida ms complejas, a su entender, que la tecnologaltica, como las relaciones sociales.

    Sea como fuere, lo cierto es que el estado actual de las investigaciones nonos permite deducir el papel que desempe la tecnologa ltica en nuestro de-sarrollo cognitivo sin entrar en el terreno de la especulacin. El registro arqueo-lgico no basta, puesto que se limita a apuntar qu capacidades cognitivasmnimas deba poseer un homnido para poderlas fabricar. Sin embargo, la-Dly`DlDDD`xDxDlxxlxEDDD

    cbalas y ofrezca, por vez primera, datos empricos sobre la presin evolutivade la tecnologa ltica.

    Dicha lnea de investigacin, liderada por el profesor Dietrich Stout, de laUniversidad Emory, intenta determinar qu reas del cerebro participan en losprocesos de talla. Para ello, recurre a la tomografa de emisin de positrones,una tcnica muy empleada en neurologa y en el diagnstico de enfermedadescerebrales. Se trata, por supuesto, de un enfoque actualista, ya que parte de lapremisa de que la talla ltica exige los mismos requisitos mentales a un humanomoderno que a un homnido de hace 2,5 millones de aos. No obstante, siD-lx`DyExDlx`xxUlx-D-lxxD`D

    durante la talla, quiz podremos saber cul era el grado mnimo de desarrollocerebral de los homnidos que fabricaron cada tipo de herramienta. Asimismo,debera ser posible averiguar qu zonas cerebrales se seleccionaron a lo largode la evolucin como consecuencia de la presin ejercida por la talla.

    En cualquier caso, nos encontraremos ms cerca de entender qu funcinejerci la tecnologa ltica en el desarrollo de nuestro cerebro. Sin duda, unalnea de investigacin prometedora.

    Nria Geribs Armengol trabaja en el Instituto de Paleoecologa Humana

    y Evolucin Social (Universidad Rovira i Virgili, Tarragona)

    Viene de la pgina 81

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    as como a saber ver en las tcnicas de trabajo un principioindependiente, ms all de sus aplicaciones concretas. Unapiedra no solo serva para cascar nueces u obtener utensilioscortantes, tambin poda usarse a modo de martillo. Por ello,resultaba tan til que siempre haba que disponer de una. Unacaja de herramientas repleta de estos objetos permita ha-cer frente a tareas laboriosas y complejas. La adquisicin deestas nuevas capacidades cognitivas queda demostrada con

    el ejemplo de las lanzas de madera de Schningen, de una an-tigedad estimada entre 400.000 y 300.000 aos. Constituanarmas de caza verstiles, cuya confeccin debi requerir va-rios das.

    Una herramienta sin ninguna aplicacin evidente animabaa probarla en otros contextos. As, se construyeron aparatoscompuestos, como tiles o armas que se montaban a partir depiezas diferentes. Los primeros en emplear esta tcnica fueronlos neandertales. Hace unos 200.000 aos, con brea de abedul,Wfh[dZ_[hedWWWdpWhfkdjWiZ[f_[ZhW[dbWdpWiZ[cWZ[hW$

    La genialidad del invento resida en que la utilidad de la pun-ta y la de la lanza aumentaban de manera espectacular con lanueva combinacin.

    A medida que nuestros antepasados iban descubriendo nue-vas aplicaciones para sus herramientas, naci en ellos la sensi-bilidad esttica. Puede que todava no se tratase de arte, peroen esta fase del desarrollo aument con rapidez la preferenciapor los utensilios de piedra simtricos y de gran tamao, porlos objetos inslitos, como los fsiles, o por los colores llamati-

    vos. Ello condujo a nuevas formas de expresin artstica, desdela decoracin de herramientas y la confeccin de adornos per-

    sonales a la creacin de mundos abstractos por medio de pin-turas y smbolos. Aunque el arte del Paleoltico no pareciese de-sempear ninguna funcin, constitua un nuevo medio para latransmisin de tradiciones y mitos, as como indicaciones deestatus social que complementaban al lenguaje hablado.

    Los expertos no coinciden por completo a la hora de deter-minar la manera y momento en que emergi el lenguaje. Laforma de los crneos fsiles, as como la de los huesos de lazona farngea y del odo, lleva a suponer que los hombres dehace entre 600.000 y 400.000 aos ya podan emitir sonidossimilares a palabras y, posiblemente, tambin escucharlas. Peroel desarrollo del lenguaje requiere, adems, la capacidad de ar-ticular dichos sonidos en slabas o palabras completas, todoello en combinaciones siempre nuevas. Si atendisemos al prin-cipio de la caja de herramientas mencionado ms arriba, po-dramos concluir que el ser humano habra adquirido la capa-cidad del lenguaje hace, como mucho, 400.000 aos. Sin em-

    bargo, si aquellas habilidades se transmitieron por medio delhabla constituye una cuestin abierta al debate. En todo caso,

    la sobresaliente capacidad de intercambiar informacin, ya fue-se por medio de palabras o de imgenes, permiti continuaracumulando conocimiento.

    =hWY_WiWikYedij_jkY_dWdWjc_YWoWbW[n_X_b_ZWZgk[

    esta proporcionaba,Homo sapiens ampli las posibilidades desus manifestaciones culturales hasta una dimensin inesperada.Hoy, algunos humanos todava viven en condiciones similaresa las que imperaban en la Edad de Piedra; otros dirigen multi-nacionales y vuelan alrededor del mundo. Los hombres puedenWb_c[djWhi[Z[\ehcWWkjeikY_[dj[e^WY[hbeYedbWWokZWZ[

    miles de empleados de la industria alimentaria, del embalaje yde la logstica. La variedad de comportamientos que el hombreceZ[hde[iYWfWpZ[jeb[hWhoik[n_X_b_ZWZfWhWWZWfjWhi[Wb

    entorno no dependen de su capacidad para crear cultura. Estaes idntica en todos nosotros. Como especie, los humanos ha-Y[cei]WbWZ[kdW[n_X_b_ZWZ[njhWehZ_dWh_W"fehc|igk[Yece

    individuos podamos, a veces, anclarnos en las tradiciones y des-echar toda novedad... algo que, sin duda, tambin forma partede la adaptabilidad que caracteriza a nuestra especie.

    '253$2%