26. Discursos y Charlas Radiales XXVI

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    OBRAS COMPLETAS

    XXVIDISCURSOS Y CHARLAS RADIALES

    JUANBOSCH

    2012

    COMISIN PERMANENTE

    DE EFEMRIDES PATRIAS

    1982-1996

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    OBRAS COMPLETAS DE JUAN BOSCHEdicin dirigida por

    Guillermo PIA-CONTRERAS

    COLABORADORES

    Arq. Eduardo SELMANHASBNSecretario de Estado sin Cartera

    Lic. Juan Daniel BALCCER

    Presidente de la Comisin Permanente de Efemrides Patrias

    Herederos de Juan Bosch, 2012Edicin al cuidado de

    Jos Chez Checo

    Diseo de la cubierta y arte finalEric Sim

    Publicacin de la Comisin Permanente de Efemrides Patriasen ocasin del Centenario de Juan Bosch, 2009

    ImpresinSerigraf S.A.

    ISBN: 978-9945-462-35-7ISBN: 978-9945-462-00-5 (O. C.)

    Repblica Dominicana

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    CONTENIDO

    Juan Bosch y el PLDen la tormenta electoral dominicanaRafael Daro Herrera ....................................................... VII

    DISCURSOS Y CHARLAS RADIALES 1982-1996

    Bosch critica la profusin aspirantes cargos electivos .....3Bosch denuncia desconocen sentencia .......................... 9Bosch denuncia director de Instituto Agrariono se atrevi a recuperar tierras de ricos ......................15Bosch cree PLDganar comicios .................................21Bosch defiende trabajadores de CAASD;dice solamente reclaman sus derechos .........................29

    Bosch explica las razones llevan al PLDa ir a elecciones ..........................................................35Bosch afirma: El PLDlisto para tomar el poder ...........43Bosch: el PLDganar las elecciones y gobernarpara los pobres ...........................................................51En el discurso del viernes pasado, Bosch afirm:

    El PLDacabar negocios ocultos .................................59Bosch refuta criterios funcionario ...............................67El PLDsubir salario mnimo a 200 pesos mensuales ....75

    Juan Bosch destaca las condicionesde los candidatos de nuestro partido ...........................83Bosch: PLDavanza en toda la RD ...................................... 91

    Juan Bosch: hay que tener cuidado con el populismo ...99

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    JUANBOSCH

    Bosch afirma perredestas tratan de confundirdiciendo que votos en su favor beneficiaranJB ...........105

    Bosch alerta contra fraude de PRD.................................. 111Bosch niega haber acordado alianza con Balaguer .....119Bosch impresionado apoyo sector agrario..................133Bosch: ataques personales en campaacausaran consecuencias graves en RD ........................ 139Bosch acusa Avanzada Electoral hacer ataque sucio

    al PLD ......................................................................145Juan Bosch insiste el PRDhara fraude en elecciones ...153Bosch dice mayora de dominicanos no sabe votaren forma fraccionada ................................................161Bosch seala penurias sufren campesinos congobierno PRD ...................................................................... 167

    Bosch hace comentarios acerca prximos comicios ....173Bosch afirma prstamo del FMIslo servir parapagar deudas ...........................................................199Bosch advierte costar caro al pas tirarse en brazosde Fondo Monetario ................................................207Bosch pide integrar movimiento impida la ruinade los ingenios .........................................................215

    Bosch dice BCincrementa ganancias ........................223Bosch destaca logros obtenidos por PLDen cinco aos ...........................................................229El discurso del 24 de abril (I) ...................................251El discurso del 24 de abril (II) ..................................259El discurso del Dcimo Aniversario (1) .....................267

    El discurso del Dcimo Aniversario (2) .....................271Intervencin del ex presidente Juan Bosch ...............277Histrico discurso del compaero Juan Bosch ..........283Bosch expone puntos Plan de Gobierno realizaraen PLD ................................................................................... 295Bosch hara bajar sustancialmente alimentos,

    medicinas y combustibles ........................................309

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    Bosch explica importancia de la electricidadpara el bienestar .......................................................315

    Bosch asegura PLDganar elecciones ........................321El compaero Juan Bosch destaca el papelde la mujer en la sociedad ........................................329Bosch dice empresas CORDEson fuentes decorrupcin ...............................................................333Bosch rebate conceptos deJ[oaqun] B[alaguer]

    sobre la inflacin......................................................351Bosch denuncia campaa de falsedades .....................355Bosch dice irregularidades votaciones pasan 80%en DN ....................................................................................359Bosch afirma que el Pueblo no reconocerun gobierno surgido del fraude electoral...................365

    Bosch insiste PLDgan pasadas elecciones ................373Bosch regresa al PLD.No pedir renuncia CC .............. 383Bosch: Nadie puede representarme sustituyendola direccin del PLD ................................................391El compaero Bosch proclama: Para destruiral PLDhay que destruir al Pueblo! ..........................393Bosch expone deber preservar Universidad Estado....397Una propuesta trascendental ....................................403Bosch dirige una alocucin al pas ............................405Bosch dice gobiernos PRSCy PRDno le hanservido al pas ..........................................................411Bosch traza meta PLD ........................................................417Bosch pronostica gran triunfo PLD ................................. 421Mensaje al Segundo Pleno Nacional de Dirigentesdel Partido de la Liberacin Dominicana (PLD) .........423Bosch expone retos del Partido ................................427Palabras del profesor Juan Bosch ..............................429

    ndice onomstico ........................................................431

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    VII

    JUANBOSCHYELPLDENLATORMENTAELECTORALDOMINICANA

    Rafael Daro HERRERA

    El perodo comprendido entre 1982 y 1996 tiene una pecu-liar significacin en la trayectoria poltica de Juan Bosch, puesparticip en cuatro procesos electorales: 1982, 1986, 1990 y

    1994. En 1990 logr quebrar el tradicional bipartidismo delsistema poltico, aunque no logr la victoria en dichoscomicios. El hecho de mayor relieve de este perodo lo repre-senta, sin duda, la culminacin de la carrera poltica del ldercreador de los partidos Revolucionario Dominicano (PRD,1939), y de la Liberacin Dominicana (PLD, 1973), las ms

    grandes formaciones polticas de su pas.Los textos reunidos en el presente volumen son el resulta-do de discursos y charlas radiales pronunciados por Bosch encoyunturas polticas particulares, razn por lo cual encontra-mos reiteraciones y referencias a situaciones propias de ese mo-mento. A pesar de abordan una amplia gama temtica, hayciertos hilos conductores: crtica a la corrupcin, al clientelismo,al paternalismo, la preservacin de la imagen tica del PLDy,sobre todo, su capacidad para resolver los problemas de la so-ciedad dominicana y, por consiguiente, gobernar.

    La participacin de Bosch en los referidos comicios se pro-duce en el contexto de una sociedad que comport cambioscon una inmensa celeridad, tanto en el orden econmico con

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    JUANBOSCHVIII

    el agotamiento del modelo agroexportador, basado en la pro-

    duccin y exportacin de rubros tradicionales (azcar y susderivados, caf, cacao, tabaco y luego ferronquel y oro), comoen la esfera la poltica. Para describir los cambios en la estruc-tura econmica en la dcada de los ochenta e inicios de losnoventa, el economista Ceara Hatton ha confeccionado la si-guiente periodizacin: demanda inducida (1978-1982), ajustey reestructuracin (1982-1990), que incluye las subetapas dela depresin inducida (1982-1986) y la reactivacin desorde-nada (1987-1990), y por ltimo, el lapso designado como laconsolidacin de los servicios (1991-2000)1.

    En el perodo de la depresin inducida (1982-1986) seinici el proceso de transicin de las exportaciones tradiciona-les (azcar y sus derivados, caf, cacao y tabaco), a una econo-

    ma basada en la exportacin de servicios, en particular elturismo, zonas francas y la emigracin masiva de trabajadoreshacia los Estados Unidos2. En 1982 la economa dominicanase hallaba en una situacin delicada, caracterizada por un ele-vado dficit del sector pblico, retrasos en el servicio de ladeuda externa, cada de los ingresos de la exportaciones, re-

    duccin de las reservas internacionales. Estas condiciones ad-versas forjaron las condiciones para el establecimiento de unacuerdostand bycon el Fondo Monetario Internacional (FMI)que aplic una frmula comn para todos los pases de Amri-ca Latina consistente en el constreimiento de los gastos pbli-cos totales, y particularmente de los gastos sociales, a fin de

    ajustar la economa al nivel de los ingresos de las exportaciones

    1 CEARAHATTON, Miguel, El fracaso de las lites: 34 aos de poltica econmi-ca,Hoy, Santo Domingo, 25 de julio de 2004, p.5D.

    2 Para una evaluacin del impacto de las remesas de los dominicanos en eldesarrollo de las pequeas empresas vase PORTES, Alejandro y GUARNIZO, Luis,Capitalistas del trpico, 2 edicin, Santo Domingo, Facultad Latinoamericana de

    Ciencias Sociales (FLACSO) y The Johns Hopkins University, 1991.

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    mediante el uso, a corto plazo, de la devaluacin y la deflacin,

    y en el largo plazo de la liberalizacin de los mercados. Eldesignio fundamental del programa de estabilizacin del FMIvena dado por el incremento de la capacidad de pago, median-te la aplicacin de una poltica orientada a la promocin de lasexportaciones, para solventar el servicio de la deuda externa3.

    Como resultado de la poltica de ajustes aplicada por elFMI, con excepcin del sector financiero, la economa domi-nicana se sumi en una profunda recesin que se expres en lacada el producto interno bruto (PIB) en menos de un uno porciento, el incremento del desempleo abierto (24.2%), la re-duccin de los gastos pblicos sociales reales por habitante, larecesin de la industria y la agricultura y la reduccin de lacapacidad adquisitiva de la poblacin a consecuencia de la apli-

    cacin de impuestos indirectos. La combinacin de todos estosfactores, junto a los cambios en la economa internacional, de-terminaron que la actividad productiva quedara subsumida alo que se ha denominado economa de espuma4.

    Esta crisis no slo gener transformaciones econmicas sinotambin sociales y polticas que incluyeron la reduccin de la

    capacidad del Estado para intervenir en el proceso de acumu-lacin, el descenso brusco de los ndices de bienestar de lapoblacin, la crisis en la forma tradicional de hacer poltica yel fortalecimiento del mercado5. Ante la crisis financiera que

    3 CEARAHATTON, Miguel, La reestructuracin dirigida. Sustitucin de impor-taciones y promocin de exportaciones selectivas, enNueva Sociedad, N 79,

    septiembre octubre de 1985, p.7.4 Cfr., CEARAHATTON, Miguel, Crisis econmica y democracia: hacia una eco-

    noma de espumas, en Ciencia y Sociedad, vol. XII, N 2, (abril-junio, 1987) ya CROES, Edwin y CEARAHATTONMiguel, El gasto pblico social de la Repblica

    Dominicana en la dcada de los ochenta,Santo Domingo, Centro de Investigacineconmica para el Caribe (CIECA) y Fondo de las Naciones Unidas para laInfancia (UNICEF), 1993, p.17.

    5 LOZANO, Wilfredo, La urbanizacin de la pobreza, Santo Domingo, Facultad

    Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), 1997, p.175.

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    lo afectaba el Estado se desprendi de sus compromisos socia-

    les en materia de salud, educacin, transporte, etc. A conse-cuencia de las severas medidas adoptadas en el plano econ-mico por el gobierno de Salvador Jorge Blanco, en abril de1984 se produjo el mayor movimiento de protesta de las lti-mas dcadas6. En este contexto emergen los movimientos so-ciales que implementan nuevas formas de luchas sociales paraevitar el deterioro creciente de sus niveles de vida, provocadoprincipalmente por el incremento de los precios por el traspa-so al mercado paralelo de divisas de todos los pagos a las im-portaciones de bienes y servicios. El barrio y la calle se consti-tuyeron en los escenarios de lucha de las masas y en una nuevaesfera de conflictos sociales. Surgen nuevas formas organizativascomo los Comits de Lucha Populares (CLP), las Comunida-

    des Eclesiales de Bases (CEB), el Comit para la Defensa de losDerechos Barriales (COPADEBA), entre otros, as como un nue-vo proletariado articulado a las actividades de servicio.

    Las protestas de abril de 1984, que se produjeron de for-ma sbita y espontnea, por el bajo nivel organizativo de lasmasas populares, tuvo un significado particular en las luchas

    sociales, como lo ha destacado Lozano, en tanto puso en evi-dencia la incompetencia del Estado para ejercer un dominio

    6 La bibliografa sobre el particular es abundante: FAXAS, Laura, El mito roto.Sistema poltico y movimiento popular en la Repblica Dominicana, 1961-1990,Mxico, Fundacin Global, Democracia y Desarrollo (FUNGLODE) y Fa-cultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), 2007; PREZ, Csar y

    ARTILES, Leopoldo,Movimientos sociales dominicanos. Identidad y dilema, Santo Do-mingo, Instituto Tecnolgico de Santo Domingo (INTEC), 1992; CASS, Rober-to, Motn y huelga: La protesta de los dominicanos pobres, en Ecos, ao III, N4, (1995); IANNA, Vanna,Masas y revuelta, Santo Domingo, Universidad Aut-noma de Santo Domingo (UASD), 1985 y El territorio de las masas, Santo Domin-go, UASD, 1987; Centro de Estudio de la Educacin (CEDEE), Otro abril enlucha, Santo Domingo, 1984 (digitalizado); DORECABRAL, Carlos, Por qu seprodujo abril de 1984?, en Impacto Socialista, 2 poca, N 2, Santo Domingo,1985; y Crisis y movimientos populares en la Repblica Dominicana, Centro de Inves-

    tigacin y Documentacin Social (CIDOS), Santo Domingo, 1984.

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    absoluto sobre las masas as como del sistema poltico tradi-

    cional para dispensar una respuesta idnea a la crisis. Al mis-mo tiempo posibilit a las masas populares la conformacin demedios alternativos de lucha, lo cual explica la constitucin delos movimientos sociales. El estallido de abril de 1984, como loresalta Lozano, suscit otros cambios como la influencia de nue-vas fuerzas polticas e ideolgicas, en particular de la iglesiacatlica, que aument su influencia en la sociedad civil, y ladesconfianza general en los partidos hacia los lderes providen-ciales. En sentido general, los movimientos sociales posterioresa las protestas de 1984 expresaron un distanciamiento tantodel Estado como de los partidos polticos tradicionales7.

    Bosch ante la crisis de los ochenta

    Durante el perodo 1983-1986 hubo una reduccin de losgastos pblicos totales y en particular de los gastos socialesreales por habitante. En este intervalo el gasto real en educa-cin y salud per cpita fue en promedio un 19% ms bajoque el nivel alcanzado en 1980. Entre 1986 y 1991 se acentuel deterioro de los servicios pblicos (agua, energa elctrica,

    educacin y salud) hecho que aunado a la compresinde lossalarios contribuy a precipitar la crisis social, adems de per-turbar el funcionamiento del modelo econmico emergentebasado en la exportacin de servicios. El menoscabo de los ser-vicios pblicos se hallaba asociado principalmente al imperati-vodel rgimen de ahorrar recursos para sostener el programa

    de inversiones pblicas, muchas de ellas de carcter faranicas.

    7 Cfr., LOZANO, Wilfredo,Despus de los caudillos. Ensayos sobre poltica y sociedad en laRepblica Dominicana contempornea, Santo Domingo, Librera La Trinitaria yFacultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), 2002, p.43, tam-bin IANNI, Vanna, El territorio de las masas. Espacios y movimientos sociales en

    Repblica Dominicana, abril 1984abril 1986, Santo Domingo, Universidad

    Autnoma de Domingo (UASD), 1987, p.18.

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    Como poltico que haba estudiado a fondo la evolucin

    histrica de la sociedad dominicana, lo que le haba permiti-do una cabal inteleccin de los fenmenos econmicos, socia-les y polticos, Bosch pudo percatarse de la magnitud de lacrisis estructural que se incubaba desde el gobierno de Anto-nio Guzmn (1978-1982): La crisis econmica est aqu; latenemos dentro de nosotros, pero no queremos reconocerlo ytratamos de engaarnos a nosotros mismos hacindole creeral Pueblo que todo marcha muy bien (p.46). La crisis semanifest con particular agudeza en la industria azucarera,eje bsico de la acumulacin de capitales, quevio desaparecersu principal mercado por el uso masivo del sirope de maz enlos Estados Unidos, producido a un costo inferior tanto alazcar de remolacha como al de caa. Ante el descalabro de la

    por mucho tiempo llamada espina dorsal de la economa do-minicana, Bosch propuso la integracin de un movimientoque impidiera la ruina de los ingenios. Las divisas por conceptode exportacin de azcar pasaron de un 25%, en los aos fina-les de la dcada de los setenta, a un 8% en 1990, tendenciacontraria al turismo que super el 40% al final de la dcada de

    los noventa. Asimismo, Bosch analiza otras manifestaciones dela crisis como la devaluacin del peso, la cada de los serviciosbsicos, la crisis alimentaria, etc. Y en torno a esto ltimo ex-presa que: La Repblica Dominicana vive en estos momentosuna de las peores crisis de su historia, puesto que la produccinalimenticia no ha crecido en consonancia con el crecimiento

    de la poblacin. Ello explica el por qu durante la dcadaanterior la produccin real promedio creci a una tasa tresveces ms baja que el aumento de la poblacin (p.340).

    En la dcada de los ochenta asistimos a una disminucinprogresiva del gasto pblico en Educacin, tanto en trminosreales como per cpita. Durante el gobierno de Jorge Blanco

    descendi de manera negativa en todos los aspectos. Entre

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    1980 y 1991, la proporcin del gasto pblico real en educa-

    cin con relacin al PIBreal

    decrece de un 2.1% en 1980 a un1.2% en 1990, y a un 1% en 1991, mientras que en trminosreales y per cpita cae en cerca de un 60%. [] A partir de1982, cuando se inicia el programa de ajuste con el FMI, elgasto en educacin como porcentaje del PIBcae sistemticamentepara situarse en un promedio de 1.9% entre 83-868. A iniciosde la dcada de los noventa el nivel de vida de los dominicanosse degrad severamente y adems se produjo un empobreci-miento acelerado de la poblacin. Bosch da cuenta de esta cri-sis social, y de otros fenmenos que se han potenciado actual-mente en la sociedad dominicana, como la crisis de los valoreshumanos, el enriquecimiento fcil a travs del narcotrfico, ladesintegracin de la familia, el incremento de los divorcios,

    madres solteras, el auge de la delincuencia (atracos, robos,crmenes, drogadiccin), entre otros fenmenos.

    Pero adems analiza las transformaciones en las formas departicipacin en la vida pblica de los diversos grupos orga-nizados. En particular destaca el nivel organizativo alcanzadopor el movimiento popular, el nuevo rol de la Iglesia catlica,

    la emergencia de un empresariado que propone frmulas pararesolver la crisis, todo lo cualexplica, segn el lder morado,la necesidad de ejercer el poder poltico de forma colectiva,opuesto al estilo desptico, que tome en cuenta a la sociedadcivil y la impostergable ampliacin de la democracia, factoresms determinantes para la estabilidad institucional que el ejer-

    cicio de la confrontacin permanente.Una de las objeciones que le han formulado algunoscientistas sociales a Bosch es su actitud ante la crisis social. Enparticular se le ha criticado su afirmacin de que las crisiseconmicas desatan o provocan crisis sociales, y stas a su vez,

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    CEARAHATTON, Miguel y CROESHERNNDEZ, Edwin, op. cit., p.78.

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    de manera muy especial si es un pas como la Repblica Do-

    minicana, dan lugar a crisis polticas, y aunque la mayora delos dominicanos no se haya dado cuenta de ello, es el caso queya nosotros estamos en presencia de una etapa de crisis socialprovocada por la crisis econmica que venimos sufriendo des-de mediados del ao pasado (p.43). Se le objeta el no consi-derar el carcter estructural de la crisis y los fenmenos socia-les de manera lineal, y se le impugn adems dispensara recetasa los gobiernos de Guzmn y Jorge Blanco para solucionar lacrisis. Esta actitud de Bosch motiv incluso a los partidos deizquierda a calificar al PLDcomo un partido del sistema.

    Sin embargo, dicha posicin responda a la lnea polticaadoptada en el Congreso Napier Gonzlez, y consista en ha-cer las crticas y al mismo tiempo sugerir la alternativa que

    mayor beneficio reportara al pueblo para tratar de evitar unmayor empobrecimiento y eso lo mantuvimos durante todoel tiempo, llamndole la atencin al Gobierno sobre los pro-blemas, sobre los errores que cometa el Gobierno al trataresos problemas y de cmo podran ser encarados esos proble-mas para que fueran solucionados. Ese fue otro factor que

    contribuy a convertir el Partido en la mente de los domini-canos en una organizacin poltica capaz y seria (p.184).

    La coyuntura electoral de 1982

    Desde 1981 Bosch realizaba esfuerzos en busca de un espacioen el espectro electoral dominicano. Y como parte de la estrate-

    gia para alcanzar tal propsito, entre el 26 de enero y el 10 dediciembre de 1982 pronunci un total de 28 charlas radiales.En esas veintiocho alocuciones radiales es ostensible que el

    nfasis de Bosch estuvo centrado en quebrar el tradicionalbipartidismo imperante en el sistema poltico dominicano y enresaltar las aptitudes del PLDpara dirigir el pas, dada la prepa-

    racin, honestidad, seriedad y disciplina de sus miembros, pero

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    sobre todo por ser el nico partido que ha estudiado a fondo

    y estudia constantemente los problemas nacionales y tieneideas claras acerca de qu debe hacerse para enfrentar esosproblemas con medidas que favorezcan a las grandes mayo-ras del Pueblo (pp.35-36). De ah que no resultara fortuitoque Bosch enarbolara como lema de campaa capacidad yhonestidad, contrapuesto al de manos limpias enhestadopor Jorge Blanco, y en alusin a la corrupcin imperante enel gobierno del presidente Guzmn.

    El eslogan de campaa empleado por Bosch y su partidotena plena justificacin, ya que ningn otro poltico domini-cano ha insistido ms l en la capacitacin poltica de los mi-litantes, en especial, en el conocimiento de la evolucin hist-rica de la sociedad, menester iniciado desde las propias filas

    del PRD. En el Partido de la Liberacin Dominicana la capa-citacin en materia poltica e histrico-social constitua unrequisito ineludible para todo militante, como una nica con-dicin para modelar una lite de categora superior, capaz deejercer su influencia en el seno de las masas populares. Porotro lado, la seriedad del partido se deriva del elevado nivel

    organizativo alcanzado y esta ltima cualidad es producto, asu vez, de la capacidad, valor supremo que califica al partidoapto para gobernar. En tal sentido, y a juicio de Bosch, nica-mente un partido dotado de la capacidad organizativa de-mostrada por el PLDse hallaba entonces en condiciones desuperar la crisis econmica que afect la sociedad dominicana

    durante la dcada de los ochenta y gran parte de los noventa.Al participar por segunda ocasin en unos comicios, comoen 1982, contra los grandes partidos del sistema poltico do-minicano (PRDy Partido Reformista), Bosch y su partidodebieron sortear muchos escollos as como algunosconvencionalismos presentes en el imaginario colectivo, tal

    como la idea de que el partido careca del arraigo suficiente

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    entre las masas para competir. Para contrarrestar esta arraiga-

    da opinin de que el PLDera en un partido en proceso degestacin, y que por ende tena escasas posibilidades de triun-far, Bosch se vio conminado a proclamar que el PLDestabalisto para tomar el poder. Y aclara que en 1978 el partido care-ca de la capacidad numrica y poltica pero que ahora (1982)se hallaban listos para ir al poder y para gobernar este pas talcomo debe ser gobernado para sacarlo de su crisis (p.49).

    Bosch desarroll una estrategia electoral consistente en elcontacto directo con las masas populares ubicadas en los ba-rrios de los principales centros urbanos del pas, adems decaminatas y caravanas de vehculos, lo cual suscit un extraor-dinario entusiasmo entre las amas de casas, los desempleados,los chiriperos, los trabajadores informales y en general entre

    los pobres urbanos. Estos grupos se disgustaron con el go-bierno de Guzmn que no cumpli las promesas de bienestarsocial, y por el contrario, deterior sus niveles de vida. Boschreiter que el PLDse hallaba en condiciones de acometer cam-bios y transformaciones sociales que otros nunca ejecutaranya que se haba dedicado a formar conciencia en sus miem-

    bros, a crear un espritu de sacrificio, de patriotismo, de disci-plina, de trabajo a favor del pueblo (p.24).

    En la etapa pre-electoral, en la que sociedad dominicana sehallaba afectada de una profunda crisis estructural, Bosch for-mula un conjunto de propuestas genricas orientadas a supe-rar la desigualdad social y el mejoramiento del nivel de vida

    de los sectores subalternos de la sociedad (trabajadores ocasio-nales o chiriperos, campesinos pobres, trabajadores urbanos,etc.). Entre las medidas programticas detalladas se encuen-tran garantizar la alimentacin de los trabajadores en general,la salud, la educacin para los nios, atencin a los ancianos,construccin de viviendas y mejorar el sistema vial en los cam-

    pos, e intensificacin de la reforma agraria, entre otras.

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    En la coyuntura electoral de 1982 el Partido de la Libera-

    cin Dominicana tuvo el mayor crecimiento de toda su histo-ria, a consecuencia de mltiples y variados factores, tales comoel desgaste del gobierno de Guzmn, que haba sumido alpas en una profunda crisis econmica (crisis fiscal, estanca-miento del gasto social, aumento desmesurado del gasto p-blico, corrupcin, etc.), cuyo partido, el PRD, se hallaba afec-tado por un dficit de representatividad tanto frente a lossectores populares como al empresariado. Pero principalmen-te el ascenso electoral se deriv de la capacidad organizativa yel carisma de Bosch.

    El PLDemerga as como la tercera fuerza poltica al tiem-po que resquebrajaba el tradicional bipartidismo. Bosch atri-buy el crecimiento del partido a la aplicacin de una Lnea

    Poltica Nacional sustentada en la defensa de los trabajadores,de los pequeos propietarios de la ciudad y del campo, de lasgrandes masas integradas por las capas bajas de la pequeaburguesa, la defensa de la soberana y de los intereses popu-lares en sentido general, y esa defensa tena que ser hecha detal manera que el Pueblo se hiciera consciente de cules eran

    sus problemas y adems de quines proponan soluciones paraesos problemas. Fue esa poltica, y la manera de ejecutarla, loque llev al Pueblo a fijarse en el PLD, y lo que llev a lascapas ms avanzadas de las clases nacionales a acercarse al PLD,y de los que se acercaron fueron muchos los que acabaronconvirtindose en lectores de Vanguardiao de la revistaPolti-

    ca o en oyentes de La Voz del PLD; fueron muchos los quepasaron a ser amigos y colaboradores del Partido y ms anlos que en las elecciones de 1982 votaron con la boleta mora-da (pp.145-146).

    De igual modo, la imagen tica del partido y del lder, en eltranscurso de la campaa, tambin ha sido considerada por Bosch

    como un factor de crecimiento de su organizacin poltica, o

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    ms bien de la influencia del partido en las masas del pas.

    De cules grupos sociales se nutri el PLDpara crecer en laselecciones de 1982 y en las siguientes? A partir de los comiciosde1978 una considerable fuerza social, que favoreci al PRDen las elecciones de ese ao, se distanci de esa entidad polti-ca como consecuencia de la frustracin que gener su desas-trosa gestin pblica y de la propia crisis de unificacin queafect a ese partido a raz de la llamada lucha de tendencias ode fracciones. Dichas masas, a las que Bosch denomina ma-sas cambiantes, dispensaron su respaldo de modo alternativoal PRDo al PLDen los subsiguientes procesos electorales. Lasmismas no tenan vnculo orgnico con el PRD, as como lasgrandes masas que ahora estn manifestndose a favor del PLDno son personas organizadas en el PLDsino que son dirigidas

    por el PLDporque han confiado su destino poltico al PLDy elPLDlas dirige (p.186).

    Este crecimiento del PLDa costa de las masas flotantesmotiv una embestida meditica en la que lanzaron dardosenvenenados y denuestos dediversos calibres contra la figurade Bosch, tal como la temeraria imputacin de ser un asesi-

    no. Asimismo, se distribuyeron caricaturas en las que se lepresenta como un demente, se propal el capcioso rumor deuna reunin de Bosch con Donald Reid Cabral y el expresi-dente Joaqun Balaguer para acordar un pacto poltico, sedivulg la idea de que el no votarpor el PRDsignificaba ha-cerlopor Balaguer, etc.Igualmente,se difundi el rumor de

    que el PLDno poda ganar las elecciones debido a que lasFuerzas Armadas y los Estados Unidos le impediran gober-nar. Ambos argumentos fueron desmontados por Bosch, paralo cual se bas en la declaracin de la administracin del presi-dente Reagan de que aceptara cualquier gobierno que resultaretriunfante en las elecciones de El Salvador, lo cual, por analo-

    ga, era extensible a Repblica Dominicana. En segundo

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    lugar, las Fuerzas Armadas dominicanas9fueron sometidas a

    un proceso de despolitizacin que limitaban su intervencindirecta en los asuntos polticos. En 1982 el PLDobtuvo sietediputados y 23 regidores y 161,474 votos ms que en laselecciones de 1978.

    El Partido y las masas

    En alocuciones y charlas radiales de 1982 Bosch expuso ex-plcitamente la actitud que deba asumir el partido ante lasmasas y reiteraba un elemento constante de su discurso pol-tico, a saber, su carencia de desarrollo poltico, provocado porun deficiente sistema educativo dominicano y al hecho deque empleaban todo su tiempo en resolver sus problemas sub-sistencias: hambre, salud y vivienda entre otros. Bosch estaba

    profundamente persuadido de la ignorancia del pueblo do-minicano en asuntos polticos pues durante la dictadura deTrujillo se le haba impedido adquirir conocimientos en esarama del conocimiento y con un pueblo analfabeto se corra elriesgo de que un gobernante se perpetuara en el poder, yaque en el pas se burlaban las leyes con suma facilidad. Estos

    factores le motivaron a consignar de manera expresa la prohi-bicin de la reeleccin en la Constitucin de 1963.En el contexto de los aos setenta todava las masas popu-

    lares continuaban desconociendo los principios bsicos de lapoltica. Bajo esta condicin, dichas masas personalizaban

    9

    Al igual que en la mayora de los pases latinoamericanos, las Fuerzas Arma-das dominicanas fueron organizadas, equipadas, disciplinadas, adiestradas ysocializadas en la ideologa del anticomunismo por los Estados Unidos, sobretodo en el marco de la Guerra Fra. Todava en 1982 los aparatos represivosdominicanos se dedicaban a combatir al comunismo y un grueso sector deellas vea a Bosch como comunista, al igual que otras fuerzas ultraconservadoraslo tildaron de comunista. Para un anlisis del papel de las fuerzas armadas enLatinoamrica vase a GARRETN, Manuel Antonio,Proyecto, trayectoria y fraca-

    so de las dictaduras militares del Cono Sur: un balance, Santiago de Chile, FLACSO,

    documento de trabajo, agosto 1982, p.9.

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    sus ilusiones de recibir los bienes con que soaban en el lder

    del partido al cual se afiliaban que en el caso a que estoyrefirindome era el PRD, y ese lder era yo; en consecuencia noera del PRDde quien esa pobre gente esperaba el cambio queiba a darse en sus vidas, era del presidente del PRDcuando stepasara a la Presidencia de la Repblica, acontecimiento que sinduda ocurrira el 16 de agosto del 1974 (pp.271-272), enlugar de las instituciones. Despus de su salida del PartidoRevolucionario Dominicano a fines de 1973, Bosch expresasu desencanto ante las masas y expone el hiato existente entreestas y las lneas programticas delineadas por el partido: Paralos fundadores del PLDel problema era el de forjar una herra-mienta con la cual esa misma masa, ella y no otra, pudieraabrirse camino hacia un orden social en el que no fuera explo-

    tada; en el que los hombres y las mujeres disfrutaran de saludy tuvieran trabajo seguro y en el que los nios tuvieran todolo que la sociedad actual les niega o les sustrae a los hijos delas capas bajas de la pequea burguesa y de los trabajadores.As pues, lo cierto era que las masas me repudiaban porque asu juicio yo las haba traicionado y a los peledestas de aquella

    primera hornada los acosaban con su desprecio cuando lostropezaban en las calles, los mercados y los vehculos pbli-cos (p.173). De ah que incrementar los conocimientos y laconciencia poltica del pueblo fuera la tarea fundamental quese traz Bosch luego de 1973.

    A partir de la fundacin del Partido de la Liberacin Do-

    minicana Bosch se propuso invertir la relacin entre el lder ylas masas caracterstica de los partidos populistas. Pero antesde describir el concepto de populismo es pertinente dilucidarel concepto de pueblo. Lo primero sera establecer que comosujeto social y soberano, como voluntad colectiva que decidesu destino, el Pueblo no existe empricamente sino a nivel

    ideolgico que se forma como una pluralidad de sujetos en

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    pugna. Y este conflicto genera a su vez una decisin que es

    obedecida slo si la dominacin est vinculada al principio deautodeterminacin10. Para Laclau, en cambio, el Pueblo esuna determinacin objetiva del sistema, es decir, uno de losextremos de la contradiccin dominante en una formacinsocial. La inteleccin de esta contradiccin se haya subordi-nada al conjunto de las relaciones polticas e ideolgicas dedominacin y no slo de las relaciones de produccin. Enesta perspectiva analtica la contradiccin dominante en unaformacin social es la que se verifica entre el Pueblo y el blo-que en el poder. Laclau puntualiza, sin embargo, que la no-cin de pueblo no tiene un rango terico definido en el dis-curso sociopoltico, y, a pesar de la frecuencia con que se utiliza,su precisin conceptual queda restringida al plano alusivo o

    metafrico11.El populismo, en tanto fenmeno poltico, ha levantado

    encendido debates entre los cientistas sociales. Algunos deellos, como el propio Ernesto Laclau, han planteado la impo-sibilidad de definirlo dado el espectro tan amplio y diverso delas situaciones polticas que comprende. Pero, a pesar de la

    ambigedad en los usos del trmino, siempre se encuentrauna referencia comn a un fundamento analtico que es elpueblo, aunque no toda referencia al pueblo convierte espon-tneamente en populista un discurso. Para definir el concep-to, Laclau apela al concepto althusseriano de interpelacin yen tal sentido lo describe como un discurso que interpela al

    pueblo como sujeto para oponerse al poder hegemnico. Enesta perspectiva, se trata de un enfrentamiento entre el Puebloy la oligarqua. Para esta exgesis el populismo se desarrolla

    10 Cfr.,LECHNER, Norbert, op. cit., p.180.11 LACLAU, Ernesto,Poltica e ideologa en la teora marxista: Capitalismo, fascismo,

    populismo,Madrid, Siglo XXI editores, 1978, p.192.

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    histricamente articulado a una crisis del discurso ideolgico,

    que a su vez es una crisis social generalizada.En definitiva, Laclau reduce el populismo a un fenme-no medularmente ideolgico susceptible de manifestarse demltiples maneras. Fenmenos populistas pueden presen-tarse en los ms variados contextos en la medida en quesatisfagan ciertas condiciones12. La hermenutica relativa alpopulismo es vastsima. Gino Germani y Torcuato di Tella,lo vinculan a determinado estadio del desarrollo econmico,a la transicin de una sociedad tradicional a una condicinmoderna. Para Germani en particular, en los regmenes po-pulistas las masas atrasadas son manipuladas por lderesdemaggicos y carismticos13. Para Octavio Ianni elpopulismo se halla articulado a la industrializacin sustitutivade importaciones, es decir, a la superestructura del desarro-llo social y econmico, en tanto el socilogo brasileo Fran-cisco Weffort lo entiende como un sistema poltico dotadode capacidad para mediatizar demandas sociales contradic-torias, resultado de un pacto de clases ante la imposibilidadde imponer su proyecto poltico en un contexto de predo-minio de las importaciones y de surgimiento de nuevos su-jetos sociales relacionados al proceso14. Para la tambin so-ciloga mexicana Liliana de Riz el populismo es una de lasconfiguraciones sociales, polticas e ideolgicas que acompa-an la transicin al capitalismo industrial en las sociedades

    12 Ibid., p.207.13 GERMANI, Gino, Democracia representativa y clases populares y DITELLA,

    Torcuato, Populismo y reformismo enPopulismo y contradicciones de clase enLatinoamrica, Mxico, Ediciones Era, 1973, pp.12-82.

    14 Cfr., WEFFORT, F., Clases sociales y desarrollo social. Contribucin al estudiodel populismo, en QUIJANO, Anbal, Populismo, marginalidad y dependencia,Costa Rica, 1973; e IANNI, Octavio,La formacin del Estado populista en Amrica

    Latina, Mxico, Ediciones Era, 1975.

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    dependientes que lograron un desarrollo capitalista ms tem-

    prano en la regin15

    .La ruptura definitiva de Bosch con el populismo represen-ta un momento significativo en la evolucin de su pensa-miento y prctica poltica. El crecimiento cuantitativo delpartido en la coyuntura electoral de 1982, as como algunosotros indicios, condujo a Bosch a intuir que el mal delpopulismo haba calado en las filas de su organizacin; lanocin de populismo tiene en este caso una connotacin ne-gativa, equivalente a demagogia, carencia de cultura cvica,manipulacin as como la aplicacin de polticas engaosas eirresponsables. Para el autor deLa Maosaen un partido conlas caractersticas ideolgicas del PLDel vnculo con las masasdebe verificarse de forma inversa a como aconteca en los or-

    ganizaciones populistas. En los partidospopulistas las masasguan alos lderes y los dirigentes demaggicos y carismticosmanipulan a las masas. En su lucha contra la oligarqua ellder populista se identificaba con la patria y era quien avalabael cumplimiento de las aspiraciones de las masas, con quientena un vnculo de naturaleza mstica. Pero en los partidos

    dotados de un fundamento ideolgico los lderes conducen alas masas. La participacin del PLDen las elecciones de 1982era producto de que ste diriga a cientos de miles de domi-nicanos, pero no puede, dice Bosch, sacrificar sus princi-pios dejndose guiar por las masas (p.101).

    A Bosch no le interes en ningn momento constituir una

    organizacin poltica de masas, pues en este caso no se diferen-ciara de la que abandon en 1973, sino una entidad poltica

    15 DERIZ, Liliana, El fin de la sociedad populista y la estrategia de las fuerzaspopulares en el Cono Sur,Nueva Sociedad, N 47, (marzo-abril de 1980), p.73.Un estudio clsico sobre el populismo es el de PORTANTIERO, Juan Carlos y DEIPOLA, Emilio,Lo nacional popular y los populismos realmente existentes,

    enNueva Sociedad, N 54, Caracas, mayo-junio de 1981, pp.7-18.

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    de lderes o de cuadros altamente capacitados para gobernar

    el pas. Los miembros del PLDdeban estar dotados de calidadpoltica para conducir al pueblo en su lucha por la liberacinnacional. Pero esa cualidad slo la ostentaba un escaso nme-ro de personas, nicamente una minora de seres humanosposea cualidades innatas para dirigir y voluntad para servir alpueblo. El modelo de poltico, de buen dirigente, que Boschaspiraba para su partido presenta similitudes con el tipo idealde poltico descrito por Weber, que no era aquel que perse-gua un cargo y la remuneracin que implicaba sino el quecorre tras el poder y la responsabilidad que el cargo conlleva-ba16. El poltico profesional puede ser alguien que vive slode la poltica y de su ejercicio, de sus influencias y oportuni-dades, o alguien que vive para la poltica. Solo en este ltimo

    caso est en condiciones de convertirse en un poltico de granenvergadura17. Este tipo de poltico es el que prefiere Boschpara su partido.

    El precepto centralista de organizacin del partido, de na-turaleza inmutable, y que constitua el pilar de los partidospolticos de izquierda, deba preservarse sin escatimar esfuer-

    zos y expres que la cpula dirigencial del PLDtampoco de-ba desechar principio porque de excluirlo lo har al costodel desprecio de las generaciones venideras (p.230).

    Es evidente pues que a Bosch no le interesaba un modelode partido electoral de masas o atrapalotodo (Catch-all-party)como el descrito en 1954 por Otto Kirchheimer18en el que

    tienen cabida los ms heterogneos grupos sociales para lo

    16 WEBER, Max, Escritos polticos, Madrid, Alianza Editorial, 1991, p.43ss.17 Ibid., p.191.18 Cfr., KIRCHHEIMER, Otto: El camino hacia el partido de todo el mundo, en

    Teora y sociologa crticas de los partidos polticos, (LENK, Kurt y NEUMAN, Franz,

    editores), Editorial Anagrama, Barcelona, 1980.

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    cual hacen hincapi en aquellas facetas que los favorezcan,

    con un discurso genrico y amplio orientado a captar electo-res con llamamientos superficiales. El eptome del partidoatrapalotodo es el siguiente: 1) reduccin del bagaje ideo-lgico; 2) fortalecimiento de los grupos de direccin; 3) deva-luacin de la militancia; 4) reemplazo de un electorado clasis-ta o confesional por uno heterogneo; 5) lazos con una variedadde grupos para asegurar mayor apoyo electoral19. Este mo-delo de partido es similar al partido de patronazgo cuyoobjetivo es lograr el ascenso del lder al poder del Estado,mediante elecciones, para que luego le conceda a sus aclitoslos cargos pblicos20.

    En general, el Partido de la Liberacin Dominicano se con-figur como una organizacin poltica basada en un mtodo

    de trabajo definido y en una disciplina. Se pens originaria-mente como el instrumento de lucha apropiado para con-quistar lo que al costo de miles de vidas ha perseguido duran-te largo tiempo nuestro pueblo: su liberacin de los poderesextraos que lo oprimen y al mismo tiempo la de la explota-cin a que viven sometidas las grandes mayoras nacionales

    (p.248). Se trata de una entidad donde cada militante debapertenecer a un organismo y ejecutar labores especficas, conun potente desarrollo organizativo y unificado ideolgicamen-te en torno al lder y su ideario poltico, que encarna un lide-razgo carismtico puro en la lnea pensada por Weber21, en el

    19 Cfr., MARTNEZLPEZ, Vctor Hugo, Partidos polticos: un ejercicio de clasifi-cacin terica, enPerfiles latinoamericanos, N 33, Mxico, Facultad Latinoa-mericana de Ciencias Sociales (FLACSO), enero-junio de 2009, p.51. (Ver-sin electrnica).

    20 WEBER, Max, Escritos polticos, op. cit., pp.135-136.21 Para una amplia definicin del concepto de carisma vase a WEBER, Max,

    Economa y sociedad. Esbozos de sociologa comprensiva, 2 ed., t. I, Mxico, Fondo

    de Cultura Econmica, 1964, pp.193-196.

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    que se fundamenta la cohesin interna del partido. Sin em-

    bargo, en el caso del PLDeste liderazgo carismtico no se con-virti en un obstculo para el crecimiento e institucionaliza-cin del partido, expresada en una neta divisin del trabajo,la existencia de una burocracia interna con caractersticas de-finidas: Jerarquas estables, unos procedimientos formalmenteestablecidos, oportunidades de acceder a los puestos en el poderjerrquico a partir de los segundos y terceros puestos y segncriterios suficientemente definidos, el carcter relativamenteprevisible de las relaciones internas y un sistema de financia-cin basada en la estabilidad de los ingresos y un componenteque lo distingue de los dems partidos: la conformacin deuna slida estructura financiera basada en una multiplicidadde aportaciones como ventas del peridico y la revista, sor-

    teos, bonos cooperativos, donaciones, las cuales engrosan lasarcas de la entidad22. Se han destacado otros rasgos desco-llantes del Partido de la Liberacin Dominicana como el cen-tralismo democrtico, la unidad ideolgica y la capacidad demovilizar miles de sus adherentes, la relevancia que le confie-ren a la basa doctrinal23.

    El nivel de desarrollo24alcanzado por el partido le permitaorganizar masas para dirigirlas, vincularse con grupos selec-tos de las mismas para sacar de ellas a los mejores hombres y

    22JIMNEZPOLANCO, Jacqueline,Los partidos polticos en la Repblica Dominicana.Actividad electoral y desarrollo organizativo, Santo Domingo, Editora Centenario,

    1999, p.422.23 BREA, Ramonina et al., Estado de situacin de la democracia dominicana (1978-

    1992),Santo Domingo, Pontifica Universidad Catlica Madre y Maestra(Proyecto para el Apoyo a Iniciativas Democrticas), 1995, pp.77-78.

    24 El precepto fundamental de Bosch sobre el vnculo entre el partido y lasmasas es el siguiente: Un partido no es lo que sean sus masas sino lo que seansus dirigentes, y digo esto en el sentido ideolgico, TAVREZJUSTO, Emma,Entrevista a Juan Bosch, enAhora!, N 525, Santo Domingo, Publicacio-

    nes Ahora!, 3 de diciembre de 1973, p.11.

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    mujeres del pueblo con los cuales debemos reforzarnos

    orgnicamente (p.102), aunque Bosch estaba consciente deque dichas masas contenan nsito el germen del populismosusceptible degradar el partido, no obstante su solidez org-nica, expresado en valores como la disciplina, la calidad desus voceros, el orden de sus actos, su firmeza ideolgica, lafortaleza moral, etc. Empero, entenda que, desde su propiagnesis, resultaba ineluctable que el PLDestuviera integradopor pequeos burgueses, dada la composicin social del Pue-blo, por lo que constitua un imperativo crear un tipo deorganizacin que se adaptara a nuestra realidad social e hicie-ra difcil, sino imposible, que los vicios propios de la pequeaburguesa se reprodujeran en el Partido (p.233). Los malesms comunes del populismo son los vicios propios de la pe-

    quea burguesa, tales como el afn permanente de lucro, laambicin desmedida, el convertir en luchas personales las lu-chas sociales y sobre todo la conviccin de que un partidoelegido por las masas debe resolver sus problemas personales.

    En numerosos textos Bosch ejecuta un ingente esfuerzo porestablecer un contrapunteo entre PRD-PLD. Este ltimo parti-

    do no se configur en autoreferencia, sino mirndose en el es-pejo deformante25del primero para diferenciarse de l, perosobre todo en oposicin y como negacin absoluta del primero,al cual jams deba asemejarse: El PLDes un partido que secre como reaccin al tremendo deterioro en que cay el PRDalrededor de los aos 70 []. Cuando nosotros fundamos el

    PLD, desde el primer momento comenzamos a ver la vida na-cional de una manera distinta a como se vea en el PRDporquenosotros nos fuimos del PRDporque era la negacin del PRD,la negacin dialctica, la minora opuesta a los mtodos, a la

    25 La expresin la emplea reiteradamente el historiador cataln Josep FONTANA

    en Europa ante el espejo, Barcelona, Editorial Crtica, 2000.

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    manera de pensar, a la conducta de los perredestas []. El

    PLDdesde el primer momento fue un partido compuesto porgentes capaces, honestas y dispuestas a servirle al pueblo domi-nicano, porque esa era su vocacin y para eso se prepararon ypara eso se han capacitado (p.174-181). Asimismo, el PLDdeba ser lo que no fue el PRD, es decir un partido portador dela ideologa de liberacin nacional. Bosch recus pasionalmentelos valores negativos que encarnaba la organizacin que aban-don en 1973, por eso se mantuvo atento, diligente ante cual-quier inflexin o desviacin que se produjera al interior de suorganizacin. Igualmente, y acuciado por este prurito, cuandoen algn momento se percataba de que los vicios pequeosburgueses alcanzaban niveles exagerados en su organizacinhaca un llamado a retomar los principios partidarios.

    Las prcticas populistas tenan efectos disolvente al inte-rior del Partido: Un partido como el PLDno puede faltarse elrespeto a s mismo cayendo en actividades populistas porquecon esas actitudes se le abre paso hacia las entraas de nuestraposicin ideolgica al peor enemigo que podemos tener, elque nos puede derrotar desde adentro de nosotros mismos

    convirtindonos, sin que nos demos cuenta de ello, en otroPRDo en otro PR; y el da que eso sucediera tendramos queinterrogarnos dicindonos: Por y para qu, pues, salimos delPRD, si ahora nos convertimos en lo que l es? (pp.101-102).

    En las nuevas condiciones sociales de creacin del partido,Bosch entenda que este detentaba un carisma particular dis-

    tinto al del lder, manifiesto en aquellos actos masivos en losque el lder no participa y en el crdito que tiene en las entra-as de las masas populares. El carisma del partido slo puedeser preservado distancindolo del mal del populismo. ElPartido debe mantenerse alerta contra el contagio que unaactitud populista puede introducir en sus filas (p.103) y

    sobre todo asegurar que si alcanza el poder gobernar con el

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    propsito de obtener beneficios sociales, no personales, ya que

    por el camino de los beneficios personales, declara, se llegaa un rgimen de privilegios que a juicio de Bosch acarrea lacorrupcin, que es la meta de los partidarios del populismo.

    A diferencia de la meta que se traza un partido populista,la razn de ser de la existencia del PLDno era el reparto de lospuestos pblicos entre sus miembros sino la defensa del pue-blo dominicano en todos los aspectos; en el econmico, en elsocial, en el poltico, y de manera muy especial en el de elrespeto a la soberana nacional porque creemos con toda elalma que este pas debe ser gobernado nicamente para elprovecho por parte de nuestro pueblo de todo lo que sea pro-ducto de su trabajo, de su suelo, de sus aguas, de sus minas yhasta de su aire (p.213).

    El repudio de Bosch al populismo implicaba simultnea-mente una crtica severa al clientelismo poltico, en lo cual semostr intransigente, persuadido de que moral y poltica noconstituan trminos antinmicos sino pares inseparables. Alconocer del enorme peso del patrimonialismo, el neopatrimo-nialismo y el clientelismo, Bosch se mostr reluctante a cons-

    truir un partido de masas y por eso el cuestionamientoticorepresent un eje transversal desudiscurso poltico. En la do-minacin patrimonial un seor o jefe ejerce el poder sobre lasinstituciones tal como si fueran de su propiedad y opera rodea-do de un squito de servidores o subalternos cuya relacin conel jefe est determinada por la fidelidad personal del servi-

    dor26

    . El soberano dispensa favores a sus seguidores fieles yeficaces en la reproduccin de su poder o para legitimar suhegemona, ya que no distingue los bienes pblicos de los pri-vados y castiga la desobediencia a las normas, el cuestionamientoa la arbitrariedad o cualquier tipo de inflexin del servidor.

    26

    Cfr., WEBER, Max, op. cit., p.181.

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    Entre las peculiaridades del patrimonialismo, concretizados

    histricamente en la dictadura de Trujillo, sobresalen el redu-cido nivel de institucionalizacin y legalidad del partido, lacompetencia excluyente, el ejercicio personal del poder, lasupeditacin de lo colectivo al poder propiedad de los caudi-llos, la discrecionalidad en el ejercicio del poder, etctera27.En esta modalidad de ejercicio del poder el gobernante porregular se rodea de instituciones formales de la democracia(partido, Congreso, Junta Electoral, etc.) pero el ejecutivopreserva el monopolio de la designacin, reemplazo y remo-cin de los funcionarios28.

    En el neopatrimonialismo convergen algunas variantescomo la posibilidad de reemplazar el gobernante medianteelecciones, la distribucin limitada del poder congresual, cier-

    tos niveles de separacin entre lo pblico y lo privado, la esca-sa capacidad para controlar las acciones estatales, la seleccinde la burocracia sobre la base de la adherencias polticas y lasrelaciones personales y el predominio de los intereses particu-lares sobre lo pblico29. Patrimonialismo y clientelismo sonfenmenos que se verifican de manera simultnea. El clientelismo

    se halla subsumido al patrimonialismo. El clientelismo se hadefinido como la relacin de subordinacin que se funda enel intercambio de beneficios y favores por la lealtad y apoyopolticos de la clientela. La relacin personalizada del patro-nazgo y la clientela hunde sus races en la sociedad tradicional,pero en el transcurso de la modernizacin y democratizacin,

    27 OVIEDO, Jos, Cabeza de medusa: partidos polticos, democracia y clientelismo, SantoDomingo, Pontificia Universidad Catlica Madre y Maestra (PUCMM), CentroUniversitario de Estudios Polticos y Sociales, 1999, pp.27-28 (Serie Educa-tiva ciudadana, N 19).

    28 OSZLAK, Oscar,Polticas pblicas y regmenes polticos: reflexiones a partir de algunasexperiencias latinoamericanas,Buenos Aires, Centro de Estudios de Estado ySociedad (CEDES), vol. 3, N 2, 1980, p.27 (Versin electrnica).

    29 OVIEDO, Jos, op. cit., p.29.

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    el clientelismo ha revelado una capacidad de cambio y adap-

    tacin a los diferentes procesos y sistemas polticos30

    .En los discursos y charlas radiales que componen estevolumen encontramos vastas evidencias empricas del re-chazo de Bosch al patrimonialismo y al clientelismo: Mecausa una especie de malestar cuando yo veo en los peridi-cos que dicen: Bosch ofrece tal cosa. Yo no ofrezco nuncanada. Yo no hago ofertas de tipo personal, eso no es verdad,no lashicenunca y mucho menos ahora (p.183). En undiscurso de 1984 explica cmo se gest el clientelismo en elPRD. Refiere que desde el derrocamiento de su gobierno en1963 en el imaginario colectivo de las masas de ese partidocobr arraigo la representacin de que por medio de dichaorganizacin podan resolver sus problemas personales msagobiantes. Dichas masas, carentes de desarrollo poltico,al decir de Bosch, personalizaban sus ilusiones de recibirlos bienes con que soaban en el lder del partido al cual seafiliaban, que en el caso a que estoy refirindome era el PRD,y ese lder era yo; en consecuencia no era del PRDde quienesa pobre gente esperaba el cambio que iba a darse en susvidas, era del presidente del PRDcuando ste pasara a laPresidencia de la Repblica (p.272). El paternalismo des-crito por Bosch, adems de ser una expresin de atraso delsistema poltico y de no favorecer el funcionamiento de laforma democrtica de gobierno, es fenmeno ampliamentegeneralizado en la cultura poltica dominicana. En algunos

    indagaciones empricas realizadas en el pas se ha podido cons-tatar que l deviene en la forma ms sobresaliente de autori-dad, la cual promueve sujetos de necesidades en lugar de

    30 BREA, Ramonina et al,La democracia vulnerable: insatisfaccin y desconfianza (1994-2004), Santo Domingo, Pontificia Universidad Catlica Madre y Maestra

    (PUCMM), 2004, p.44.

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    sujetos de derechos31. Este mismo estudio arriba a la con-

    clusin de que tal como acontece en otros mbitos latinoame-ricanos las actitudes y valores autoritarios estn presentes enlos diversos estn presentes en los diversos confines de la so-ciedad, tanto en la esfera pblica como privada32.

    En el plano emprico Bosch resaltaba reiteradamente quela participacin del PLDen la contienda poltica se orientaba aservirle alpueblo y no a beneficiarse de l, por tal razn, seencontraba en condiciones de acometer tareas que ningunaotra poltica pudiera realizar, a consecuencia del espritu desacrificio, patriotismo, disciplina y de trabajo. Y, conocedordel peso de la corrupcin en el sistema poltico dominicano,confiri garantas absolutas al electorado de que al arribar alpoder en 1982 no habr un peledesta que se haga rico con

    los fondos pblicos; no habr un peledesta que abuse de suautoridad en perjuicio de un dominicano; no habr un pele-desta que le oculte al pas un hecho incorrecto o sucio o in-moral (p.40). Aunque en retrospectiva esta promesa puedegenerar controversias y hasta algunas reservas, es obvio queBosch, por la fuerza moral con que siempre ha enfrentado la

    corrupcin y por el irrestricto aferramiento a sus conviccionesticas, la hubiera concretizado a todo trance, por encima decualquier tipo de mediacin poltica o familiar, pues era unpoltico que luchaba y serva sobre la base de principios polti-cos y morales. La objecin que puede formularse a este compro-miso solemne se deriva del enorme peso del clientelismo en el

    sistema poltico y del arraigo de la corrupcin en la sociedaddominicana para ser cumplido por la voluntad individual, en

    31 Ibid., p.39. Este estudio se realiz en 2004 y pudo verificar que la dimensindel autoritarismo ms extendida es la del paternalismo: 8 de cada diez perso-nas estn de acuerdo con que un buen presidente debe ser como un padre alque hay que acudir para que resuelva las cosas.

    32

    Ibid., p.40.

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    OBRASCOMPLETAS XXXIII

    un contexto donde el Estado de Derecho no se ha asentado a

    plenitud, de debilidad de las instituciones y de un sistemaregulatorio que todava no goza de plena vigencia33.A diferencia de los polticos tradicionales que realizaban

    ofertas a granel, la mayora de las cuales sobrepasaban las po-sibilidades de ser cumplidas, Bosch, que conoca lasinequidades sociales, la falta de oportunidades, los elevadosniveles de pobreza, el atraso de la educacin, la desigualdaden la distribucin del ingreso, el escaso desarrollo democrti-co, etc., entenda que su partido no poda defraudar al pue-blo: un pueblo que a lo largo de su vida ha conocido msmartirios que venturas, ms hambre que bienandanza, msquebrantos que salud, y por esa razn espera y merece denosotros que no lo engaemos, que luchemos contra sus ene-

    migos y que coronemos esa lucha llevndola hasta donde hayaque llevarla para librarlo de sus enemigos extranjeros y nacio-nales (p.249). El concepto de liberacin se hallaba en el cen-tro del discurso de Bosch y esta consustanciacin lo condujo apropugnar por un nuevo orden social donde estuviera aboli-das las desigualdades sociales: Los partidos tambin mueren,

    pero uno como el Partido de laLiberacin Dominicana debe-r mantenerse vivo y luchando mientras no haya alcanzado loque nos propusimos quienes lo fundamos hace hoy diez aos,esto es, lo que dice su nombre, la liberacin de nuestro pue-blo; liberacin para que l mismo, l mismo y por decisinsuya, nunca ajena, escoja el destino que prefiera, el camino

    que le parezca mejor para conducirse a s mismo hacia la ple-nitud de la vida social en una patria nueva donde se desco-nozca totalmente la existencia de explotadores y explotados,nica frmula cuya aplicacin puede producir la igualdad entrelos hombres (pp.274-275).

    33

    Cfr., BREA, Ramonina, op. cit., p.78.

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    JUANBOSCHXXXIV

    Las elecciones de 1986 y 1990

    Entre 1982 y 1986 Bosch dedic todos sus esfuerzos al anli-sis del impacto de la crisis econmica y social sobre la socie-dad dominicana, la cual plasmen varios discursos, catorcede los cuales figuran en este volumen, lo que revela que optpor otras modalidades de comunicacin con las masas comoya se ha referido. Este menester lo combin con sus activida-des culturales e intelectuales en sentido general34. En los me-ses previos a las elecciones de 1986, Bosch pronunci algu-nos discursos en los cuales expuso los puntos bsicos del plande gobierno a ejecutar y, entre otras cosas, lanzaba duras crti-cas al neoliberalismo, que se hallaba en pleno auge en Latino-amrica desde la dcada de los ochenta, y que cuestionaba lasfunciones econmicas del Estado dominicano, en particular su

    intervencin directa en la economa como productor de bie-nes y servicios. Se pretenda convertir el mercado como ni-co ente regulador de la economa35. Ante la preponderancia

    34 En 1982 particip en un coloquio en la Casa de la Cultura del Caribe enSantiago de Cuba y en La Habana en el encuentro de intelectuales por lasoberana de los pueblos. En este mismo ao el gobierno de Cuba lo condecorcon la Orden Flix Valera. En Caracas, Venezuela, en colaboracin con LuisCordero Velsquez, public Juan Vicente Gmez: camino del poder. En SantoDomingo, organiza y preside el Comit de Intelectuales dominicanos y publi-caLa Guerra de la Restauracin(febrero 1982), y Clases sociales en la Repblica

    Dominicana(diciembre de 1982). En marzo de 1983 la Casa de las Amricashizo una seleccin de sus relatos titulada Cuentos; en abril de ese mismo ao sepublic Conferencias y artculosy en noviembre: El Partido: concepcin, organizacin

    y desarrollo. En febrero de 1984, Bosch viaj a Quito, Ecuador, para asistir a laaudiencia solemne del Tribunal Antiimperialista de Nuestra Amrica y enabril circul su libro Capitalismo, democracia y liberacin nacional. En 1985 con-curri a la reunin de expresidentes de Amrica, Espaa y Portugal celebra-da en Espaa y se publicaron sus obras:La pequea burguesa en la historia de la

    Repblica DominicanayLa fortuna de Trujillo. Por ltimo, en septiembre de1986, Capitalismo tardo en la Repblica Dominicana.

    35 Para Portantiero el Estado desempea tres funciones bsicas en una sociedadcompleja: un rol constitucional que garantiza la vida comunitaria, una

    funcin econmica orientada a la produccin de bienes y servicios y a brindar

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    OBRASCOMPLETAS XXXV

    arrolladora del mercado en la economa, Lechner ha resaltado

    la paradoja neoliberal: aquellos casos de xito de liberacinde la economa no se han sustentado sobre el desmantela-miento del Estado sino sobre la base de una contundente in-tervencin del Estado. Esta reforma del Estado se hace paradisminuir las empresas pblicas, reestructurar el gasto social,descentralizar y desburocratizar el aparato estatal, racional lagestin pblica y una reglamentacin frondosa, en fin, incre-mentar el papel del Estado y, en particular, de las polticaspblicas36.

    En principio, Bosch asumi una posicin nacionalista depreservacin del patrimonio pblico, y por ende, se opusotenazmente a las tendencias que pretendan que el Estado sedesprendiera de sus empresas y el 16 de abril de 1986, en una

    exposicin ante los miembros de la Cmara Americana deComercio, expres: El llamado sector privado de la econo-ma nacional est influido por la idea de que si las empresasque lo forman no prosperan ello se debe a que el Estado es sucompetidor y adems por una propaganda de tipo polticosegn la cual el Estado empresario es unenemigo de la llama-

    da libertad de empresa (p.304). Y trae a colacin los casos delos Estados espaol y francs como propietarios de empresasexitosas. Para l las empresas propiedad del Estado dominica-no haban fracasado: Porque en ellas se reproducen las debi-lidades y los pecados del Estado dominicano, principalmentesu incapacidad para organizar y dirigir y el afn de lucro de

    las personas elegidas para dirigirlas; y cuando digo lucro quiero

    seguridad a los capitalistas privados. La tercera funcin tiene que ver con laasignacin del gasto social. Cfr., PORTANTIERO, Juan Carlos, La mltipletransformacin del Estado latinoamericano, Nueva Sociedad, N 104, (no-viembre-diciembre de 1989), p.161.

    36 LECHNER, Norbert La poltica ya no es lo que fue, enNueva Sociedad, N 144,

    Caracas, julio-agosto de 1996, p.5.

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    JUANBOSCHXXXVI

    decir llanamente inmoralidadadministrativa (p.305). Bosch

    ponderaba de forma negativa el Estado ya que ste a lo largode su historia haba sido un ente o irresponsable o abusadorque slo ha ejercido roles coercitivos para beneficio de las per-sonas que han ocupado posiciones de poder en su interior.

    A partir de las elecciones de 1986, en las que se inici elfortalecimiento electoral del PLDy se empieza a resquebrajarel tradicional bipartidismo37, pues obtuvo casi cuatrocientosmil votos, empez tambin a difuminarse la configuracinoriginaria del partido, la que le confera su identidad comotal38. As, los discursos previos a las elecciones de 1990 reve-lan un cambio sustancial en los planteamientos electorales deBosch, distanciado de la ideologa de la liberacin nacional yde las propuestas nacionalistas que otrora haba asumido como

    ejes articuladores de su propuesta ideolgica. Algunoscientistas sociales han entendido que tras la desideologizacinde los partidos polticos se ocultaba la preponderancia que enla sociedad dominicana haba adquirido la ideologa neoliberalsobre la totalidad de los actores polticos electorales39. En estenuevo entorno, Bosch se plante como tarea central promo-

    ver el capitalismo como nica va para lograr el desarrolloacelerado de la economa dominicana (p.334), propsito quese encuentra en consonancia con las realidades internaciona-les presentes, y adems, se corresponde con las necesidadesdominicanas (Ibid.), sin que esto implicara dejar de lado lalucha a favor de los sectores empobrecidos que durante largas

    dcadas han vivido una miseria aniquilante. Para lograr esto,

    37 Sobre este tpico puede consultarse a MAREZ, Pablo A.,Democracia y procesoselectorales en Repblica Dominicana, Santo Domingo, Alfa y Omega, 1994, p.155.

    38 DUARTE, Isis et al., Estado de situacin de la democracia dominicana (1978-1992),Santo Domingo, Pontificia Universidad Catlica Madre y Maestra (PUCMM),1995, p.63.

    39

    Cfr., LOZANO, Wilfredo,Despus de los caudillos, op. cit., p.95.

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    sin embargo, se requeran algunas transformaciones previas

    como la modernizacin del Estado que permitira convertir alGobierno en rbitro dentro de la sociedad que establezcaclaras y constantes reglas de juego requisito indispensablepara los capitalistas. En un eventual gobierno suyo, Bosch secomprometa a garantizar la libre empresa, es decir, a permi-tir la libre competencia de las empresas sin que ninguna deellas se cobije a la sombra del Estado.

    De ah que expresara ante los empresarios que un gobier-no del PLDvendera todas las empresas depropiedad estatal,porque la funcin del Gobierno no es competir ni obstaculi-zar a los verdaderos empresarios, que son ustedes, los miem-bros del sector privado. La venta de las empresas del Gobier-no [] est muy justificada si se tiene en cuenta que slo han

    servido para sobrecargar al Gobierno, sin ofrecer servicios oproductos de los cuales el pblico pueda enorgullecerse. Cuan-do esasempresas funcionen como verdaderos negocios, en lugarde ser fuentes de corrupcin para polticos populistas oclientelistas, entonces el Pueblo podr beneficiarse de los pro-ductos o servicios que vendan (p.335) y nicamente los po-

    lticos corruptos se han enriquecido ilegtimamente de ellas.Bosch propone una divisin neta del trabajo entre el sectorprivado y el Gobierno. Los primeros se concentraran en aque-llas labores inherentes a la empresa privada como producir,transportar, distribuir y comercializar bienes mientras l y supartido se dedicaran a gobernar y no a concertar negocios

    desde el Estado.A qu atribuir entonces este cambio sustancial en el dis-curso poltico en el que se barrunta una nueva etapa en laevolucin poltica de Bosch? La respuesta probablemente estarticulada al afincamiento de las ideas neoliberales en el pas,a la carga econmica que significaban para el Estado las em-

    presas de la Corporacin Dominicana de Empresas Estatales

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    JUANBOSCHXXXVIII

    (CORDE)40, a que las mismas fueron desguazadas por las dife-

    rentes administraciones pblicas entre 1962 y 1990 y a laconveniencia poltica. En este ltimo elemento es convenien-te abundar un poco. Bosch haba salido del poder en 1963haca ya 27 aos y su partido, el PLD, llevaba 17 pugnandopor retomar el poder. Durante mucho tiempo Bosch fue blancode las embestidas de la izquierda dominicana que lo tachabade derechista y de encabezar un partido del sistema, mien-tras su tendencia hacia el socialismo intimidaba a los empre-sarios, aun a los ms modernos, y a los sectores ms tradicio-nales entre los que se encontraban algunos poderes fcticoscomo la iglesia catlica. Por consiguiente, sus propuestas decambio social requeran una mentalidad moderna que todavano se haba generalizado entre los dominicanos, con excepcin

    de la pequea burguesa, sector de clase que serva de soporte asu partido y al que orientaba su accin poltica como van-guardia del Pueblo, y sujeto poltico por excelencia41.

    El PLDse convirti en 1990 en la principal fuerza polticade oposicin al rgimen de Balaguer y pas a contar con elapoyo masivo no slo de las denominadas masas flotantes

    sino tambin de los trabajadores, los empresarios, los sectoresmedios de la sociedad, de los grupos dominantes como la

    40 El siguiente texto describe la carga financiera de las empresas pblicas: Parafinanciar los dficits del CEA, CDE, INESPRE y CORDE, el pas tomaprestado en el extranjero a bancos comerciales privados, a tasas de interscomerciales (que han llegado hasta un 21%) a plazos a veces de un solo ao.A la fecha, esos cuatro organismos deficitarios deben a bancos extranjeros lasuma de $330 millones, valor equivalente al 21% de nuestra deuda externa(VEGA, Bernardo, Comentarios sabatinos (1981-1982), Santo Domingo, Funda-cin Cultural Dominicana, 1982, p.157). En los discursos ante la CmaraAmericana de Comercio slo Majluta y Balaguer se opusieron a la venta de lasempresas estatales y a mantener la intervencin del Estado en la economa yla sociedad.

    41 Cfr., CELA, Jorge, Cultura y elecciones, enEstudios Sociales, ao XIX, N 63,

    Santo Domingo, enero-marzo de 1986, pp.23-23.

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    JUANBOSCHXL

    Balaguer, con mtodos poco ortodoxos, vulner la posibi-

    lidad de Bosch acceder al poder del Estado. La historia de losprocesos electorales dominicanos, desde el fin de la dictaduraen 1961 hasta 1994, ha estado signada por el fraude o lapresuncin del mismo y siete de las ocho elecciones, con ex-cepcin de las de 1962, dieron lugar a profundas crisis pol-ticas, determinadas, entre otros factores, por las dudas par-tidistas y ciudadanas sobre la veracidad de los cmputos; lasautoridades proclamadas en 1990 y 1994 carecieron de lalegitimidad necesaria a todo gobierno democrtico45.Balaguer, que pocas veces acat las reglas de juego de la de-mocracia, a pesar de que dispuso de un voto duro, siempre sele imput la comisin de fraudes electorales. En 1966, porejemplo, gan las elecciones con la ayuda de los Estados Uni-

    dos y mediante la aplicacin de mecanismos fraudulentos de-nunciados por Bosch, tales como votos ejercidos por personasno aptas para ejercer el sufragio, votos mltiples en diferentesmesas, uso de nombres y documentos falsos, negligencia delos empleados de la Junta Central Electoral, conteo fraudu-lento de votos, desaparicin de boletas que amparaban un

    voto legal, atraso malicioso en el conteo, el voto de las muje-res sin cdulas, etc.46En 1978 Balaguer perdi las eleccionespero hubo un intento de golpe de Estado que, a pesar de serfrustrado por la presin nacional e internacional, usurp altriunfador PRDvarias senaduras.

    En las elecciones de 1990 result ganador de los comicios

    con mtodos poco ortodoxos. Procedimientos que Bosch haba

    45 DUARTE, Isis, La observacin electoral en la Repblica Dominicana: el valordemocrtico de la participacin ciudadana, en Ciencia y Sociedad, vol. XXI,Nos. 3 y 4, Santo Domingo, julio-septiembre de 1996 y octubre-diciembrede 1996, p.1.

    46 Cfr., VEGA, Bernardo, Cmo los americanos ayudaron a colocar a Balaguer en el poder

    en 1966, Santo Domingo, Fundacin Cultural Dominicana, 2004, p.272.

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    denunciado en la precampaa de entonces: La vida pblica

    del Dr. Balaguer haba proporcionado numerosas pruebas deque l hara todo lo necesario para mantenerse en la jefaturadel gobierno mientras estuviera vivo (p.374). Slo en el Dis-trito Nacional las irregularidades superaron el 80% y consis-ti principalmente en la falsificacin de documentos comoactas de nacimiento, cdulas y registros electorales as comoen su compra masiva. Se pudo comprobar adems la existen-cia de cerca de cien mil cdulas repetidas y los observadoresnacionales determinaron la existencia de irregularidades en31 de cada 100 mesas revisadas por ellos. A los 58 das de laselecciones laJCEproclam a Balaguer como ganador y de in-mediato el PLDy Bosch emprendieron movilizaciones que tu-vieron un alcance restringido y el fraude electoral simplemente

    qued impune, no obstante la disposicin del lder morado delanzarse a las calles sin importar las consecuencias, pues enten-da que su vida carecera de sentido si aceptaba un fraude colo-sal en desmedro de la voluntad popular y de su partido47.

    Ante la crisis de gobernabilidad que se gener, el presi-dente Balaguer trat de concertar con Bosch, quien por su

    caracterstica reciedumbre moral rechaz de inmediato en for-ma tajante cualquier convenio para no ser embaucado de nue-vo: Doctor Balaguer, el PLDes un partido serio en cuyas filasusted no hallar ni una sola persona capaz de vender sus idea-les patriticos, su respeto a la verdad y al pueblo dominicanocomo se vende una libra de carne o una docena de pltanos.

    [] Entendimiento entre usted y nosotros slo lo puede ha-ber si usted acepta que las elecciones del 16 de mayo fueron

    47 El encono de Bosch alcanz tal magnitud que en protesta por el fraudeelectoral, el 6 de junio de 1990 devolvi al presidente Balaguer la condecora-cin de la Orden del Mrito Duarte, Snchez y Mella que se le haba otorgado

    el 26 de junio de 1989.

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    un amasijo de fraudes, y como sabemos que usted no aceptar

    la existencia de un fraude nos despedimos de usted dicindo-le: Hasta siempre, doctor Balaguer! (pp.380-381).A pesar de las falencias electorales consumadas contra

    Bosch y su partido es preciso resaltar algunos errores u omi-siones en la estrategia del partido morado, sobre todo en lapoltica de alianzas. Se debe resaltar que la organizacinconfi plenamente que su posicin cimera en las preferen-cias electorales, como lo demostraban las encuestas, le per-mitiran derrotar a Balaguer, sin el concurso de ningunaotra fuerza poltica. Esta estrategia de puertas cerradas, ajuicio de Lozano, le impidi tambin disear una estrategiapara atraerse a grupos corporativos y de presin de la socie-dad civil, capaces de operar al margen del partido. Y, no

    obstante el xito de la campaa publicitaria del PLDbasadaen cuas televisivas al mejor estilo estadounidense, cuandoentr en conflicto con la Iglesia catlica y las Fuerzas Arma-das prcticamente qued sola en el debate al no contar con elrespaldo de los grupos de la sociedad civil que podan terciaren la disputa48.

    En el discurso en que anunci su retiro de la poltica enjunio de 1994, Bosch manifest que el fraude que lo despo-j del triunfo en 1990, se ejecut con la aquiescencia deimportantes sectores polticos y sociales y se quej de la exi-gua solidaridad internacional, con la excepcin del PartidoSocialista Francs. El fraude lo llev a reiterar la idea de que

    la lucha del pueblo dominicano deba ser contra los rema-nentes y la cola histrica del trujillismo (p.424). La impre-sin de fraude en las elecciones suscit la movilizacin delos grupos medios en pos de reformas democrticas, sobretodo para lograr la transparencia de las futuras elecciones

    48

    LOZANO, Wilfredo,Despus de los caudillos, op. cit., p.104.

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    dominicanas49. Pero sobre todo se generaron innumerables

    conflictos sociales que se potenciaron por la crisis de la econo-ma dominicana. Entre 1990 y 1991 se produjeron numero-sas huelgas que crearon un ambiente de ingobernabilidad yobligaron al presidente Balaguer a pactar con los grupos de lasociedad civil.

    Luego de las elecciones de 1990, el PLDya se haba trans-formado en un partido masificado, condicin que no tenacabida en el horizonte mental de Bosch y que provoc el sur-gimiento de conflictos internos. Estas disputas deban anali-zarse, a juicio de Bosch, atendiendo a las condiciones mate-riales de existencia de la baja pequea burguesa dominicanay el papel que ella juega en la poltica nacional (p.387). Lanecesidad agobiante de ascenso social de este colectivo so-

    cial, lo cual a su entender no resultaba pecaminoso, se exprescuando se presentaron 479 personas para optar por 55 pues-tos en el Comit Central, estimulados por las senaduras ydiputaciones obtenidas en los comicios de ese ao50. Bosch,que se mantena a la expectativa de los movimientos del par-tido, cuando advirti que la lucha por puestos cobraba inten-

    sidad present su renuncia a principios de 1991 pero la pre-sin de las masas lo conminaron a desestimarla.

    Sin embargo, los cinco reveses electorales no arredran a unpoltico del talante de Bosch que a lo largo de toda su vidahaba mantenido una imagen impoluta, y en diciembre de 1992su partido lo seleccion como candidato para las elecciones de

    49 ESPINAL, Rosario, La sociedad civil movilizada y las reformas democrticas enLa Republica Dominicana en Comportamiento de la Sociedad Civil latinoamerica-na(SALAZARPREZ, Robinson, coord.), Estados Unidos, Libros en red, 2002,pp.198-199.

    50 Esto dio lugar a una corriente de aprovechados, de oportunistas, buscadoresde posiciones y de puestos pblicos. Cfr., El Siglo, Santo Domingo, 16 de

    marzo de 1991.

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    1994. En los pocos discursos que pronunci en esta coyuntura

    se aprecia un Bosch ms radicalizado, que la emprendi conmpetu contra el envilecimiento de los agentes polticos, de lospartidos, del ejercicio en el poder, la depravacin moral y sobretodo contra el auge de la corrupcin. En tal sentido denuncique el empobrecimiento general del pueblo dominicano eraproducto de la incapacidad, la irresponsabilidad y la corrup-cin de los gobiernos reformistas y perredestas (p.405), quedesde 1966 se alternaron el poder. Entre 1966 y 1992, diceBosch, en Repblica Dominicana haban surgido alrededorde 1,200 millonarios. En su opinin toda la crisis social,econmica y moral, repeta incesantemente, era por culpa debalagueristas y perredestas incapaces, corruptos y desorganiza-dos en un marco en que el aparato productivo del pas ha sido

    conducido a un terreno improductivo y al estancamiento (p.412).En ese sentido, Bosch se propona desarrollar un gobierno

    que fuera el antpoda del ejecutado por balagueristas yperredestas, de idntico comportamiento poltico, pues sedisputaban el control del Gobierno slo para el beneficiopersonal de sus miembros. Adems, los gobiernos de ambas

    agrupaciones haban dado abundante evidencias de ser inca-paces, promotores de la corrupcin y el desorden, la prevarica-cin y la injusticia, que con su conducta han hipotecado lasoberana nacional y el futuro de la nacin (p.419). Qu al-ternativas formula el lder del PLDfrente a este panorama deso-lador?: Un gobierno capaz de abrir las puertas del progreso, de

    imponer la honestidad en la administracin pblica y la digni-dad al pueblo dominicano, pero adems patritico, ordenado,constructivo y respetuoso de los derechos ciudadanos.

    El legado de Bosch

    Al poco tiempo de concluido el proceso electoral de 1994, en

    el que nuevamente se perpetr un fraude contra Pea Gmez

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    y el PRD51, Bosch decide finalizar su carrera poltica y lo hizo

    desde el elevado pedestal de la dignidad nacional. En el dis-curso en que anunci esta decisin resalt dos componentesclave de su ejercicio poltico, a saber, que en el gobierno de1963 implant un modelo democrtico diferente en el pas ycumpli cabalmente la solemnepromesa de que mientrasgobernara en la Repblica Dominicana no perecera la liber-

    tad. En esa ocasin permiti el retorno de todos los expatria-dos por razones polticas y formul la ms democrtica cons-titucin de la historia dominicana. Pero Bosch, que enprincipio manifest aversin hacia el quehacer poltico, al-canz muchos otros logros en su dilatada carrera poltica. Ensu largo exilio (1938-1961) despleg todas sus energas paralibrar al pueblo dominicano de la dictadura de Trujillo. Suintenso apostolado en el ostracismo a favor de la democracia yla libertad incluy la fundacin del Partido RevolucionarioDominicano, la difusin de ideas libertarias en peridicos,revistas y panfletos, libros, conferencias, reuniones, el contac-to tanto con lderes dominicanos desterrados, como con diri-gentes democrticos latinoamericanos (Rmulo Betancourt,

    Jos Figueres, Luis Muoz Marn, etc.). Pero adems desple-g numerosas actividades para la captacin de recursos mate-riales y luch contra los colaboradores de la tirana en el exte-rior, etc., an a sabiendas de los riesgos que para su integridadfsica implicaba dicha actividad, dada la eficacia del aparatorepresivo al servicio de la dictadura de Trujillo en el exterior

    como pueden ilustrar los asesinatos de Jess de Galndez en1956 y de Jos Almoina en 1960.

    51 Para conocer los detalles de estas elecciones, calificadas como las ms fraudu-lentas de la historia poltica dominicana, recomendamos la lectura del textode DAZ SANTANA, Juan Bolvar, Trauma Electoral, 2a ed., Santo Domingo,

    Editorial AA, 1996.

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    Al retornar a Santo Domingo en octubre de 1961, Bosch

    se traz el ingente propsito que no

    le acompa en todo sudilatado itinerario poltico de elevar los conocimientos y laconciencia poltica del pueblo dominicano (p.423), que porhallarse sumido en la pobreza y la opresin durante ms detres dcadas desconoca los valores fundamentales de la de-mocracia. Su contribucin a la educacin poltica del pueblodominicano slo ha podido parangonarse con la del ilustreEugenio Mara de Hostos. Bosch asumi una particular con-cepcin de la poltica, resumida como sigue: Elevar los co-nocimientos y la conciencia poltica del pueblo dominicano,pero adems estaba penetrado de la certeza de que estadebaejercerse en estrecho vnculo con principios ticos. En sep-tiembre de 1963, al ser despojado del poder que detentaba

    legalmente, Bosch inici la tarea de estudiar la sociedad do-minicana a raz de lo cual asume el marxismo como paradig-ma terico-metodolgico para la inteleccin de los fenme-nos sociales. Con la publicacin de sus textos sobre lainterpretacin de la sociedad dominicana y latinoamericana,contribuy a renovar las ciencias sociales y sobre todo la

    historiografa.En abril de 1970 se vio compelido a interrumpir su jorna-

    da dereflexin y estudio en Europa para venir a enfrentar elrgimen autoritario de Balaguer (1966-1978), en particularla oleada contrarrevolucionaria para liquidar a los participan-tes en la Revolucinde Abril de 1965. Asimismo, result

    titnica su embestida contra la corrupcin, el terrorismo eje-cutado por grupos paramilitares, las tendencias desnaciona-lizantes y de subordinacin al gran capital del rgimen ba-laguerista, tal como la sumisin a las grandes corporacionesmultinacionales. Posteriormente, y al entender que la orga-nizacin a la que perteneca haba entrado en un proceso de

    degradacin que la inhabilitaba para emprender el nuevo

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    OBRASCOMPLETAS XLVII

    proyecto poltico que haba concebido, la abandon y erigi

    una nueva organizacin poltica, basada en un esquema orga-nizativo centralista52, cohesionada en principio en torno a laideologa de la liberacin nacional, la cual en varios lustros secoloc en una posicin cimera en el sistema poltico, bajo elestandarte de la moralidad (honestidad), la organizacin y lacapacidad de sus integrantes.

    Aunque en los textos que integran el presente volumenBosch no propone formalmente un modelo de sociedad alter-nativo, tal como lo hizo en 1969 con la Tesis de la dictadura conrespaldo popular, es evidente que encontramos en ellos elemen-tos para reconstruir el orden social que imagin y que nolleg a consumar: un orden factible de concretizar en las nue-vas condiciones sociales. La utopa es consustancial a la polti-ca. El quehacer poltico y el orden son impensables sin refe-rencia a la utopa. A lo largo de la historia de la humanidadlos hombres han aspirado a un buen orden. Lo que vara deuna poca a la otra es su contenido. Las utopas siempre exis-ten,sea de manera explcita, sea como sueos larvados; lacues-tin es cmo son concebidas53. Quedar como faena pen-diente para la generacin actual y las futuras cristalizar la utopapoltica de Bosch, que implicaba una radical transformacinde las condiciones materiales de existencia, plasmada en estosdiscursos, caracterizada por la superacin de la inequidad so-cial, la transparencia y pulcritud en el manejo de los fondospblicos, la existencia dotada de slidas instituciones, de ele-

    vados ndices de bienestar humano, donde impere el respeto

    52 Esta estructura organizativa se desarticul en el VI Congreso Profesor JuanBosch celebrado en el 2001.

    53 LECHNER, Norbert,La conflictiva y nunca acabada construccin del orden deseado,Santiago de Chile, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO),

    1984, p.16.

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    JUANBOSCHXLVIII

    absoluto a los derechos ciudadanos, capaz de garantizar los

    servicios bsicos y de acceso a