23. Discursos y Charlas Radiales XXIII

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    OBRAS COMPLETAS

    XXIIIDISCURSOS Y CHARLAS RADIALES

    JUANBOSCH

    2012

    COMISIN PERMANENTE

    DE EFEMRIDES PATRIAS

    1973-1974

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    OBRAS COMPLETAS DE JUAN BOSCHEdicin dirigida por

    Guillermo PIA-CONTRERAS

    COLABORADORES

    Arq. Eduardo SELMANHASBNSecretario de Estado sin Cartera

    Lic. Juan Daniel BALCCERPresidente de la Comisin Permanente de Efemrides Patrias

    Herederos de Juan Bosch, 2012Edicin al cuidado de

    Jos Chez Checo

    Diseo de la cubierta y arte finalEric Sim

    Publicacin de la Comisin Permanente de Efemrides Patriasen ocasin del Centenario de Juan Bosch, 2009

    ImpresinSerigraf S.A.

    ISBN: 978-9945-462-32-6ISBN: 978-9945-462-00-5 (O. C.)

    Repblica Dominicana

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    CONTENIDO

    La fuerza y la magia de las palabras en el discursopoltico de Juan Bosch

    Julieta Haidar ....................................................................... VII

    DISCURSOS Y CHARLAS RADIALES 1973-1974 ........................1

    Bosch dice el Pueblo no teme a Balaguer ...................3Bosch niega Jurez fuera un ambicioso .....................15Profesor Bosch censura firmantes de comunicado......25Texto charla ofrecida profesor Juan Bosch.................35Texto charla de Bosch ..............................................45Texto charla de Bosch ..............................................51

    Texto charla de Bosch ..............................................61Texto charla de Bosch ..............................................67El mentiroso y el cojo no van lejos ...........................75Bosch dice Caamao vivira si hubiera sidoperredesta ...............................................................85Bosch critica declaraciones Pea Jquez....................97

    Bosch explica situacin del PRD ................................... 107Bosch dice Pea viol estatutos del PRD .................... 117Bosch dice renuncia Pea caus perjuicio ...............127Bosch aboga por acueducto de Santiago .................137Bosch dice EU y oligarqua tumbaran Cmpora ....147Bosch se dirige a juventud perredesta....................157

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    JUANBOSCH

    Proyecto de Gobierno democrtico burgus ...........165

    Afirman que en el pas habr unidad partidos ........171Partidos van en busca unidad oposicin .................177Profesor Bosch define lnea poltica PLD .....................187Alocucin del profesor Bosch .................................199Bosch sugiere economizar gasolina .........................209Bosch ve venir revolucin ......................................221

    Bosch: crisis repercutir en RD .....................................233Bosch critica frases de Pea Gmez ........................245Estima impopular Acuerdo Santiago ......................255Bosch acusa Pea Gmez de odiarlo.......................265

    Juan Bosch explica su salida del PRD .......................... 275Alocucin del profesor Bosch .................................287

    Bosch ratifica desconoca las guerrillas ....................297Bosch explica encarecimiento de la vida .................309Bosch dice Pea abandon compaeros ..................319Bosch dice Pea crea Hamlet era espa ..................331Bosch afirma trat buscar vas de unidad ................343Bosch acusa partidos traicionar Pueblo ...................355

    Bosch seala ingerencia de la CIAen RD ....................367Alocucin del profesor Bosch .................................379Bosch plantea reintegracin Bloque Dignidad .......391Alocucin del profesor Bosch .................................401Alocucin del profesor Bosch .................................411Alocucin del profesor Bosch .................................421

    Alocucin del profesor Bosch .................................433Alocucin del profesor Bosch .................................445Bosch refuta afirmaciones de Balaguer....................457Bosch analiza discurso de Pea Gmez...................469

    Juan Bosch analiza su renuncia del PRD .....................481Bosch hace motivacin de viaje al exterior ..............493

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    OBRASCOMPLETAS

    Gobierno de Cuba dispone el visado paraprofesor Bosch y acompaantes ..............................503

    Profesor Bosch afirma Tribunal Russell esimportante para pueblos como RD...............................513

    ndice onomstico ........................................................523

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    VII

    LAFUERZAYLAMAGIADELASPALABRASENELDISCURSOPOLTICODEJUANBOSCH

    Julieta HAIDAR

    Preliminar

    Dos grandes desafos se presentan desde el inicio de este estu-dio que, de ser tomados de una manera constructiva, consti-

    tuyen buenas motivaciones para el presente trabajo. El pri-mero, enfrentarnos con la produccin discursiva de JuanBosch, figura emblemtica de la historia dominicana y caribeadel siglo XX, maestro del arte de la escritura, de la oratoria yque utiliz la retrica1de manera excelente. El segundo, asu-mir un compromiso terico-metodolgico y analtico que siga

    los parmetros de su discurso, es decir, que sea lo suficiente-mente serio y riguroso y que no pierda la capacidad de impactary cautivar al lector.

    En otras palabras, seguir las pautas de exposicin de ElProfesor, como le llamaban afectivamente los dominicanos,quien trat con sabidura los problemas socio-polticos, histri-cos, culturales y econmicos sin caer en la soberbia de algu-nos discursos acadmicos, a los cuales slo pueden acceder un

    1 Es importante considerar que utilizamos retrica en el sentido positivo, no enel negativo como suele aparecer en muchos discursos periodsticos, polticos, oen los discursos cotidianos, cuando se descalifica al sujeto diciendo: esto espura retrica. Para mayores detalles sobre el campo de la retrica vase BERISTIN,

    Helena,Diccionario de retrica y potica, Mxico, Editorial Porra, 1997.

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    JUANBOSCHVIII

    reducido nmero de lectores, o en las caractersticas del dis-

    curso grandilocuente y del panegrico propio de la dictadurade Trujillo y de los primeros gobiernos de Balaguer (1966-1978): las alabanzas al dictador clsico y al de nuevo tipo,que se enmascara con la democracia, al menos electoral, comoen cierto modo tambin lo haba hecho el mismo Trujillo.Un estilo que conduca a utilizar la hiprbole de modo re-dundante, aberrante y la haca aparecer como una figura re-trica casi ontolgica de estas prcticas discursivas. Lo nove-doso en Juan Bosch es producir discursos, magistralmenteequilibrados, de varios tipos que han llegado al pueblo domi-nicano en general, as como a sectores sociales con mayor ni-vel de instruccin de Repblica Dominicana. En suma, elreconocido escritor y poltico dominicano nos coloca siempre

    ante el reto de hacer un anlisis profundo, explicativo, quepueda ser comprendido por diferentes tipos de lectores, conel objetivo de no cerrar los sentidos que se quieren transmitir.

    Pocos polticos e intelectuales tienen la capacidad de explo-rar y reproducir, con la destreza de Bosch, este aspecto, pues esnecesario poseer las cualidades, la trayectoria histrica, la expe-

    riencia, que le permitieron ser ms que un poltico analista, unanalista poltico2; lo que precede marca diferencias notorias en-tre un acadmico y un poltico, aunque desde una perspectivainter y transdisciplinaria podemos establecer puentes y continuumsentre las dos especialidades. En estos planteamientos3se desta-ca la dedicacin profunda de Bosch al estudio de la historia, lacultura y la poltica dominicanas, sin abandonar su vocacin

    2 Cfr., MAREZ, Pablo, Continuidad y ruptura en el pensamiento poltico de JuanBosch, en BOSCH, Juan, Obras completas, Tomo XIV.Historia del Caribe, SantoDomingo, Comisin Permanente de Efemrides Patrias, 2009, pp.VII-CI.

    3 Cfr., MAREZ, Pablo, Juan Bosch. Miradas multifacticas de lo poltico, sociale histrico de su pensamiento, enAntologa del pensamiento poltico, social y econ-mico de Amrica Latina:Juan Bosch[Pablo MAREZ, editor], Madrid, Agencia

    Espaola de Cooperacin Internacional para el Desarrollo, 2009, pp.15-79.

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    OBRASCOMPLETAS IX

    cosmopolita, por la cual estudia la historia y los sistemas de

    gobierno de otros pases en Amrica, Europa y Asia. Esta voca-cin le posibilita, luego de casi 24 aos de exilio, regresar a supas en octubre de 1961 con un conocimiento profundo de lasfuerzas sociales, polticas, econmicas y tambin de la psicolo-ga del pueblo dominicano.

    En ese sentido, muchos sujetos pueden trivializar los dis-

    cursos, los anlisis, o asumir posiciones hermticas que cie-rran la difusin, la comprensin, pero el fundador del PartidoRevolucionario Dominicano (PRD) y del Partido de la Libera-cin Dominicana (PLD) no produce discursos triviales, ni her-mticos, sino serios, analticos, explicativos, procurando siem-pre evitar las dificultades de comprensin. Esta es la improntade nuestro estudio: lograr el equilibro analtico entre la rigu-rosidad y la sencillez para poder impactar en varios tipos dereceptores dominicanos. Por supuesto, que ahora son otroslos interlocutores, son otras las coyunturas nacionales e inter-nacionales. Sin embargo, sigue el reto que ense Bosch: ha-cerse comprender sin perder nivel ni rigor.

    Discursos y charlas radiales de 1973-1974 y sus coyunturas

    El discurso poltico, entre muchos otros tipos, es el que seencuentra ms impactado, ms impregnado por la coyuntu-ra. En otras palabras, junto con los discursos de los mediosmasivos de comunicacin, no puede desligarse ni despegarsede las coyunturas. La relacin discurso-coyuntura constituyeuna de las ocho posibilidades para analizar las condiciones deproduccin y recepcin de un discurso:

    a. Las condiciones de posibilidad de emergencia de los dis-cursos y de las distintas semiosis.

    b. La relacin entre formacin socio-histrico-cultural-po-ltica, formacin ideolgico-hegemnica y formacin

    discursivo-semitica.

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    c. Las formaciones imaginarias en las prcticas semitico-

    discursivas.d. La relacin discurso-semiosis y coyuntura.e. Las gramticas de produccin y recepcin de las semiosis

    y de los discursos.f. La aceptabilidad de los discursos y de las semiosis.g. Los procesos de interdiscursividad, intertextualidad y

    de intersemiosis.h. La situacin y las interacciones comunicativas de las prc-

    ticas semitico-discursivas4.La emblemtica Escuela francesa de anlisis del discurso

    en la dcada de 1970-80, en una Francia convulsionada pormltiples tensiones, conflictos y crisis, lo sigue siendo porquelogra hacer cimbrar la hegemona de la Lingstica y la Se-mitica estructurales, que haba perdurado desde el inicio delsiglo XX, hasta la dcada de los setenta. En realidad, el estruc-turalismo como paradigma ya se estaba debilitando y se de-rrumba en un largo proceso entre 1960 y 1970, justamentealrededor de los aos en que Bosch se encontraba en Europa,precisamente en Espaa y Francia, produciendo las tesis pol-

    ticas que luego generaran los discursos objeto de nuestroanlisis en el presente volumen. Entonces, aparecen tenden-cias alternativas como el posmodernismo, la hermenutica, lateora del azar, la teora de la incertidumbre, del caos y de lacatstrofe, entre otras. Pero de todas las mencionadas, ningu-na logra instalarse como una salida con fortaleza epistemol-

    gica, como el pensamiento complejo de Edgar Morin, la Epis-temologa de la complejidad5. Tomando como base los

    4 HAIDAR, Julieta,Debate CEU-Rectora. Torbellino pasional de los argumentos, Mxi-co, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 2006, p.184.

    5 Cfr., MORIN, Edgar, Introduccin al pensamiento complejo, Barcelona, Editorial

    Gedisa, 1997. Vase tambin, HAIDAR, Julieta, op. cit.

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    planteamientos desde la complejidad y la transdisciplina es

    que proponemos y ampliamos las condiciones de produccin,circulacin, y recepcin de los discursos en general y del pol-tico en particular. En este ensayo no podemos desarrollar condetenimiento, por cuestiones de espacio y de tiempo, cadauna de las propuestas, que el lector puede encontrar en deta-lle en nuestro trabajo, ya citado,Debate CEU-Rectora. Torbelli-no pasional de los argumentos.

    De las ocho posibilidades analticas, seleccionamos la de lacoyuntura, algunas propuestas de Foucault, de Pcheux y lade la interdiscursividad-intertextualidad, que preferimos in-tegrar a la categora de transtextualidad, por su mayor alcan-ce analtico. Es decir, la categora de intertextualidad, tal comola utiliza Julia Kristeva en 19666, debe actualizarse con la

    que mencionamos.Los discursos y charlas radiales de 1973 y 1974 que inte-

    gran este tomo XXIIIde las Obras completasde Bosch confor-man un corpus discursivo muy significativo de su produc-cin poltica de entonces. En 1973 se destacan, entre otras nomenos importantes, tres coyunturas fundamentales: la gue-

    rrilla del coronel Francisco Alberto Caamao De (1932-1973), en febrero, la agudizacin de la crisis del Partido Re-volucionario Dominicano (PRD) con la consecuente salida deBosch en noviembre, y la fundacin del Partido de la Libera-cin Dominicana (PLD), el 15 de diciembre. Estas coyunturasconstituyen nudos en torno a los cuales se genera la produc-cin discursiva de Bosch. En 1974, continan coyunturaspolmicas muy importantes entre el PRDy el PLD, que seprofundizan con los movimientos del proceso electoral de ese

    6 Cfr., KRISTEVA, Julia, Bajtin, la palabra, el dilogo y la novela, en Intertextualit.Francia en el origen de un trmino y el desarrollo de un concepto[Traduccin y prlogode Desiderio NAVARRO], La Habana, Unin de Escritores y Artistas de Cuba-

    Casa de las Amricas-Embajada de Francia, 1997, pp.1-24.

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    ao, cuando Joaqun Balaguer (1906-2002) fue elegido, en

    unas elecciones como todas en las que result triufadormuy cuestionables, presidente de la Repblica por terceravez consecutiva. En 1966, cuando fue electo por primera vezen comicios supuestamente democrticos, Repblica Domi-nicana, vale recordar, estaba ocupada militarmente por la Fuer-za Interamerica de Paz, por lo que haba perdido su soberananacional; en 1970 y en 1974 el PRD, nico partido que podaenfrentar al Partido Reformista (PR)7, no participa en los su-fragios y Balaguer queda como la nica opcin; pero en 1978,el PRDresulta triunfador con Antonio Guzmn Fernndez(1911-1982). Sin embargo, si no hubiera sido por la fuertepresin nacional e internacional, Balaguer no hubiera cedidola Presidencia de la Repblica.

    Siguiendo con el anlisis de las coyunturas, en ese mo-mento el PLDapenas tena cuatro aos y medio de habersido fundado por Bosch. A nivel regional, la situacin setornaba muy compleja, generando coyunturas muy conflic-tivas en el marco de la Guerra Fra, ms que nada por lalucha guerrillera que se desarrollaba en Nicaragua, encabe-

    zada por el Frente Sandinista de Liberacin Nacional (FSLN),que un ao despus, en julio de 1979, lograra derrocar aldictador Anastasio Somoza Debayle (1925-1980), el lti-mo de la dinasta de los Somoza, que se haba apoderado delpas en 1937. El triunfo del FSLNen Nicaragua reconfigurarala correlacin de fuerzas polticas en la regin, donde surgi-

    ran o se fortaleceran otros movimientos guerrilleros, comoel Frente Farabundo Mart de Liberacin Nacional (FMLN),en El Salvador.

    7 A partir de las elecciones de 1986 el Partido Reformista (PR), luego defusionarse con el Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC), pas a

    llamarse, adoptando las siglas del PRSC, Partido Reformista Social Cristiano.

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    Con lo expuesto arriba sobre las coyunturas nacionales

    y regionales, es importante detenernos en el concepto decoyuntura para el anlisis de los discursos y del polticoen particular. Las coyunturas pueden ser de varios tipos:naturales, sociales, polticas, econmicas; de carcter na-cional, regional, internacional y estos tipos pueden estarrelacionados, como por ejemplo una coyuntura de crisiseconmica puede llevar a una crisis poltica y a una seriede conflictos y tensiones, como se observa en el desarrollode la historia dominicana, con Trujillo (1930-1961), conBalaguer y sus 12 aos de gobierno (1966-1978). Adems,la coyuntura debe entenderse como una categora dinmica,procesual que implica un inicio, un punto cumbre, un de-clive; es decir, no corresponde a un momento, sino a varios

    tipos de condensacin de conflictos derivados de varios fac-tores8. Es en este sentido que retomamos esta categora paraanalizar los discursos de Bosch, ubicndolos en coyunturascomo procesos socio-poltico-histrico-culturales queimpactan de manera peculiar en los discursos polticos, y enlos de los medios masivos de comunicacin. Con esta defini-

    cin desde la complejidad, el anlisis coyuntural es muchoms completo que algunos que slo la entienden como unmomento puntual.

    La coyuntura penetra los discursos polticos (tambin losde los medios de comunicacin masiva), los impregna e im-pone censuras, prohibiciones, lxicos, estrategias discursivas,

    funcionamientos que son retomados de maneras distintas porlos sujetos polticos, siempre heterogneos porque deben di-ferenciarse por la individuacin poltica,categora que explica-remos ms adelante, en otra seccin.

    8 Cfr., ROBIN, Rgine, Discours politique et conjoncture, enLanalyse du

    discours, Montreal, Centre Educatif et Culturel, 1976.

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    En lo regional, aparecen otras coyunturas importantes: el

    triunfo de la Revolucin Cubana en 1959 y la muerte deTrujillo en 1961, con fuerte impacto en el Caribe y, sobretodo, en Repblica Dominicana. Pero es la Revolucin Cu-bana la que verdaderamente cimbra la regin, generando unantes y un despus de la victoria de Fidel Castro. La GuerraFra adquirira una nueva e impactante dimensin, al gradode que dara lugar a que se produjera una redefinicin de ladoctrina de seguridad hemisfrica que, en ese momento, den-tro de los diferentes ejes que la articulaban, el prioritario erala lucha contra el comunismo internacional. No podemos olvi-dar que en el momento en que dicha revolucin se declarsocialista, dicho sistema social en ese mundo de la bipolaridadque significaba capitalismo versus comunismo, es decir, Esta-

    dos Unidos contra la Unin de Repblicas Socialistas Sovi-ticas trasladaba sus fronteras al Caribe.

    Los hechos que se generaron a partir de ese momento, comola ocupacin militar estadounidense de 1965 en RepblicaDominicana, daran lugar a que Juan Bosch hiciera todo unreplanteamiento de la historia del Caribe, en una perspectiva

    geopoltica, que lo llevara a escribirDe Cristbal Coln a FidelCastro. El Caribe frontera imperial(1969), convertido hoy daen un clsico en su gnero. Pero las implicaciones polticas ysociales para la regin fueron diversas aunque slo sealemosalgunas. A raz del triunfo de la Revolucin Cubana se iniciauna segunda etapa del proceso de descolonizacin en el Cari-

    be, o ms precisamente de independencia, que dara lugar aque de 1962 a 1983, trece nuevos pases se independicen deInglaterra, con excepcin de Surinam, que perteneca al Cari-be neerlands. La irrupcin de estos nuevos Estados indepen-dientes algunos de ellos considerados micro-Estados, porla poca extensin de sus territorios, y su escasa poblacin, de

    apenas unos centenares de miles, en muchos de los casos

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    modificara la correlacin de fuerzas polticas en la regin,

    sobre todo en los organismos internacionales, en los cualespasaron a tener membresa, y por lo tanto voz y voto, concapacidad de incidir en la poltica del rea.

    El mismo Bosch, conocedor, como pocos, del impacto dela Revolucin Cubana en la regin, lleg a plantear en Crisisde la democracia de Amrica en la Repblica Dominicana(1964),que despus del triunfo de Fidel Castro en Cuba y declararsesocialista, era imposible realizar una revolucin democrtica enel rea, como l la conceba, pues seran acusadas de ser comu-nistas. Y no se equivoc, pues un ao despus, el Presidente deEstados Unidos, Lyndon B. Johnson (1908-1973) enviara 42mil marines a ocupar Repblica Dominicana, para impedir queel proyecto democrtico de Bosch se hiciera realidad. Es dentro

    de este contexto internacional que se producen las coyunturasnacionales objeto de nuestro anlisis de discurso.

    Es necesario tambin situar a Bosch en relacin a los gran-des oradores polticos que conoci en su formacin, princi-palmente en las distintas etapas de su largo exilio (1938-1961)9, que pudieron influir en l por su estrategia discursiva

    y sus afinidades polticas en particular, a nivel regional, elpuertorriqueo Luis Muoz Marn (1898-1989), los cubanosGrau San Martn (1881-1969), y Eduardo Chibs (1907-1951), el peruano Vctor Ral Haya de la Torre (1908-1981),el venezolano Rmulo Betancourt (1908-1981), el costarri-cense Jos Figueres (1906-1990), el chileno Salvador Allen-

    de (1908-1970), y el boliviano Vctor Paz Estensoro (1907-2001) entre otros, con quienes mantuvo relaciones personalesy polticas. Varios de estos dirigentes lograron conquistar elpoder en sus respectivos pases.

    9 Cfr., PIA-CONTRERAS, Guillermo,Juan Bosch Imagen, Trayectoria y Escritura,

    Tomo I, Santo Domingo, Ediciones Ferilibro, 2000.

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    JUANBOSCHXVI

    El discurso de Bosch rompe, en cambio, con la tradicin

    clsica, al estilo de la oratoria griega, practicada en SantoDomingo, durante la Era de Trujillo, por intelectuales muyvinculados al rgimen como Fernando Arturo Logroo (1891-1949), Manuel Arturo Pea Batlle (1902-1952), Virgilio DazOrdez (1895-1968), Francisco Prats Ramrez (1898-1968),y Joaqun Balaguer (1906-2002), para slo citar algunos delos ms destacados. Este discurso poltico, grandilocuente ybarroco, propio del siglo XIX, se diriga a grupos sociales depoder, conservadores, a los que les gustaba escuchar, comoironiza Bosch, palabras difciles y rebuscadas que slo algu-nos podan entender.

    Por otra parte, es importante hacer mencin de la forma-cin interdisciplinaria del notable poltico y escritor domini-

    cano, lo cual nos permite comprender la configuracin parti-cular de su pensamiento crtico: la literatura, la psicologa, lapoltica, la sociologa, la antropologa, la historia y la geogra-fa. Sin embargo, el pensamiento de Bosch est profunda-mente influenciado por dos momentos cruciales en su vida:cuando conoce, en 1938, la obra de Eugenio Mara de Hostos

    (1839-1903), en Puerto Rico; y cuando tropas del ejrcitode Estados Unidos intervienen la Repblica Dominicana en1965, para impedir su reposicin como presidente de la Re-pblica. El contacto con la obra de Hostos fue sumamentepositivo, pues marca los pilares de sus reflexiones, de su for-macin; la intervencin militar a su pas, de mayor compleji-

    dad, produce cambios y rupturas en su concepcin sobre lademocracia y la supuesta libertad del mundo occidental, en-carnadas en el modelo del proyecto estadounidense.

    Desde estos dos momentos cruciales, podemos comprendery plantear que en el pensamiento de Bosch existen continuida-des y discontinuidades: Pero donde encontramos una mayor

    ruptura en su pensamiento en relacin a la democracia, es

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    cuando Bosch llega a cuestionar la democracia representativa,

    no slo en los pases dependientes, sino al interior de los pro-pios Estados Unidos, pas al que le reconoce todas las virtu-des y condiciones para desarrollar la democracia representati-va, pero an as le encuentra una serie de debilidades ylimitaciones, en cuanto a beneficiar al conjunto de la pobla-cin nacional []. En otras palabras, la democracia represen-tativa en Estados Unidos segn Bosch, siempre ha sidoexcluyente, en determinados momentos y condiciones, dejure,en otros, defacto10.

    El discurso poltico: definicin y criterios tipolgicos

    Todo discurso constituye una prctica peculiar cuyas carac-tersticas le dan un poder y una magia para cooptar y cons-

    tituir a los sujetos en sus redes de sentido. Esta afirmacines vlida tanto para el discurso amoroso, religioso, como parael poltico11. En este sentido, la produccin discursiva en elmbito poltico constituye en s misma una prctica polticafundamental. De este modo, el discurso poltico es un acon-tecimiento peculiar12con mucho poder con respecto al reli-

    gioso y al de los medios masivos de comunicacin, entre otros.Los discursos son tanto o ms importantes que los aconteci-mientos no discursivos, lo que Foucault desarrolla y defiendemuy bien13.

    10 MAREZ, Pablo Continuidad y ruptura en el pensamiento poltico de Juan

    Bosch, en BOSCH, Juan, Obras completas, op. cit.,p.15.11 En esta seccin estamos recurriendo a planteamientos que hicimos en HAIDAR,

    Julieta, El campo del anlisis del discurso: aportes para el estudio de lo poltico, SantoDomingo, Ediciones FUNGLODE, 2003 (Coleccin pensamiento contem-porneo; 6); y HAIDAR, Julieta,Debate CEU-Rectora. Torbellino pasional de los

    argumentos, op. cit.12 Cfr.,para la categora de acontecimiento discursivo a FOUCAULT, Michel, El

    orden del discurso, Barcelona, Editorial Tusquets, 1980.13

    Ibid.

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    Desde otra mirada analtica, se retoman las categoras de

    condiciones de produccin y de recepcin del discurso pol-tico para establecer otras caractersticas del mismo. En otraspalabras, por las distintas condiciones de produccin y derecepcin, los discursos polticos no son iguales en Repbli-ca Dominicana a los de Brasil, Argentina o Europa. Estasdiferencias tienen que ver con la cultura poltica en que seinsertan, la cual est condicionada por formaciones socio-histrico-culturales, ideolgico-hegemnicas y semitico-discursivas.

    En Repblica Dominicana es muy relevante destacar latrayectoria de la cultura poltica autoritaria, producida yreproducida por caudillos como Trujillo y Balaguer quetiene sus antecedentes en Pedro Santana (1801-1864), Bue-

    naventura Bez (1812-1884) y Ulises Heureaux (1845-1899),durante el siglo XIX. Esta cultura todava sigue reprodu-cindose en el desarrollo poltico dominicano a pesar de losavances que se han intentado en las ltimas dcadas, que fue-ron frenados por el reformismo de Balaguer y por la era delterror trujillista que la memoria histrica no ha logrado supe-

    rar de un todo. Hay cambios sustantivos, sin embargo, desde1978, en que asume el gobierno el PRD, y muy particular-mente, desde 1996, cuando el PLDllega al poder. Pero lamemoria histrica conserva los sustratos del caudillismo quesiguen paralelos a los intentos de institucionalizacin del pas,implementados por los gobiernos desde 1978.

    La cultura poltica, ms all de las diferentes concepcio-nes que puedan existir, se refiere fundamentalmente a laspautas culturales que se desarrollan en torno al poder polticoy a la ideologa que lo sostiene. La cultura poltica comprendepues el conjunto de prcticas semitico-discursivas que se desa-rrollan en torno al poder poltico en Repblica Dominicana,

    como mencionamos arriba. Esta relacin constitutiva entre

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    OBRASCOMPLETAS XIX

    cultura poltica y discurso poltico explica los tipos de dis-

    cursos que se han producido en varias etapas de la historiadel pas.Del mismo modo, tambin explica los intentos de instau-

    rar nuevos funcionamientos discursivos con otras caractersti-cas, en lo cual fue pionero en el siglo XXJuan Bosch. En esacultura poltica, el objeto discursivo democraciaesobliga-torio y nuclear, lo que justifica su presencia en casi todos losdiscursos no slo en Repblica Dominicana, sino tambin enAmrica Latina. En otras palabras, su presencia responde aun tab del objeto discursivo prohibido, que se refiere a ladictadura: ningn sujeto poltico puede autodefinirse comodictatorial o autoritario. Y esta situacin es la que haba predo-minado en el pas en los siglos XIXy XX, a lo cual se aaden las

    dos ocupaciones militares de Estados Unidos (1916 y 1965), ysus injerencias destructivas para el desarrollo dominicano.

    Pero los sentidos de este objeto discursivo14de la demo-cracia, son tantos que la polisemia lo desdibuja, y cuandoaparece en los diferentes discursos podemos plantear que casise vaca de sentido, por la paradoja de condensar mltiples

    sentidos. Sin embargo, en los discursos de Juan Bosch existecontinuamente la preocupacin de explicar lo que debera seruna sociedad y un gobierno democrticos, lo que se retomade manera significativa en sus artculos y libros dedicados alos problemas y a la crisis de la democracia en RepblicaDominicana y en Amrica Latina.

    14 Utilizamos la categora de objeto discursivo, en lugar de tema o tpico queson ms conocidas, por razones tericas. Los objetos discursivos son los temasde los discursos, pero su construccin en el anlisis del discurso tiene otrosalcances, porque estn esquematizados por sujetos, en los cuales funcionan laideologa, el poder, etc En otro apartado volvemos a profundizar ms sobrela categora. Cfr., HAIDAR, Julieta,Debate CEU-Rectora. Torbellino pasional de los

    argumentos, op. cit.

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    En estos mbitos, es importante detenernos en la ruptura

    que se produce en Bosch con la concepcin de democracia yde partido poltico, para lo cual retomamos las propuestas deMariez15. En primer lugar, se destaca el planteamiento deque la democracia es un producto del desarrollo capitalista, loque implica una burguesa fuerte para sostenerla; esto era in-viable para Repblica Dominicana, ya que los burgueses, se-gn Bosch, no lograron constituirse en una clase social conun proyecto poltico especfico. Con tal ausencia y con lasseveras crticas a los supuestos gobiernos democrticos de laregin y del mundo, Bosch propone la polmica y debatidatesis de dictadura con respaldo popular. Por todo lo ante-rior, la concepcin de democracia es mucho ms compleja eimplica mltiples dimensiones, como la electoral, la social y

    la econmica.A continuacin, presentamos las principales caractersti-

    cas del discurso poltico en general, para irlas aplicando a losdiscursos de Juan Bosch, cuyos temas principales son sus ad-versarios polticos Joaqun Balaguer, Jos Francisco PeaGmez, as como algunos lderes de partidos menores y diri-

    gentes de la izquierda dominicana, que generalmente pole-mizan sin llegar a entender las coyunturas dominicanas retra-sando as la posibilidad de una verdadera lucha contra lademocracia fraudulenta de Balaguer. Veamos pues:

    1. El discurso poltico es producido principalmente poraparatos e instituciones especializadas, que se relacionan con

    todos los tipos de poder (econmico, religioso, cientfico, mi-litar), aunque el poder poltico presenta peculiaridades, por-que entendemos que ste, en un sentido amplio es ubicuo,

    15 Cfr., MAREZ, Pablo, Juan Bosch. Miradas multifacticas de lo poltico,social e histrico en su pensamiento, op. cit.; MAREZ, Pablo, Continuidad

    y ruptura en el pensamiento poltico de Juan Bosch, op. cit.

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    funciona a nivel macro y micro, es decir, invade toda la pro-

    duccin y reproduccin de la vida socio-cultural16

    . En el sen-tido restringido, se refiere propiamente a aparatos e institu-ciones especializadas relacionadas con el poder del Estado, delos partidos polticos y de otras organizaciones sociales. En elcaso de Juan Bosch, el discurso poltico escapa al orden deldiscurso, que denuncia de manera acertada Foucault, paraubicarse en una posicin de resistencia al funcionamiento delpoder, en todas las dimensiones.

    2. El discurso poltico es producido por sujetos que pre-sentan caractersticas especiales, porque no todos logran pro-ducir discursos polticos pblicos, que no es el caso de JuanBosch quien no slo hace gala de sus cualidades de excelenteorador, sino que instaura un nuevo tipo de discurso poltico.

    Es decir, muchos sujetos pueden hacer poltica, ser militan-tes, pero para que sean productores de discursos polticos ypblicos, deben dominar ciertas competencias tanto de lacultura poltica como de la retrica discursivo-poltica y delfuncionamiento del poder. Adems, y como caracterstica prin-cipal, deben poseer liderazgo y tener carisma, fenmenos que

    se pueden explicar por muchos factores que van desde la di-mensin consciente hasta la inconsciente. Esas son caracters-ticas que no todos los sujetos poseen; un acadmico, por ejem-plo, puede ser muy buen terico de la poltica, pero no logranecesariamente producir discursos polticos pblicos queimpacten. La competencia en una retrica poltica, como la

    que desarroll el autor deLa Maosa, es fundamental paraproducir la adhesin de los receptores, el impacto en el audi-torio. En Repblica Dominicana, es interesante preguntarsepor el liderazgo, por el carisma de los tres lderes histricos definales del siglo XXaunque muy dismiles entre s, en lo

    16

    Cfr., FOUCAULT, Michel, El orden del discurso, op. cit.

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    que se refiere a sus proyectos polticos, cuya retrica presenta

    continuidades y discontinuidades: continuidades entre Trujilloy Balaguer (aunque sus discursos polticos no eran exactamenteiguales), y discontinuidades con Bosch; por otro lado, aposteriori, las rupturas de los discursos del PRDy del PLD, parano citar las producidas en la dcada de 1980 y decenios si-guientes. Pero es necesario considerar que no toda la eficacia delo polticose debe slo a los discursos, ya que existen innume-rables mecanismos no propiamentehonestos que se utilizanpara persuadir, para comprar votos, para continuar en el poder,lo que Bosch siempre denunci, como es bien conocido.

    3. El discurso poltico es el que se encuentra ms impregna-do de la coyuntura, con la cual establece una articulacin org-nica muy fuerte. Tan fuerte que si no considera la coyuntura,

    ese discurso queda desfasado, pierde espacio en la escena polti-ca. Junto con los discursos de los medios masivos de comunica-cin, el poltico es el que est ms articulado a la coyuntura,como hemos dicho antes. Por esta misma razn, es un discursocamalenico, porque cada vez que cambia la coyuntura, debecambiar. Esa ligazn del movimiento de la coyuntura con el

    discurso poltico es fundamental para explicar su mayor o me-nor eficacia persuasiva entre otros factores, como hemos seala-do. Bosch tena muy presente esta relacin orgnica y la consi-deraba de manera concreta en sus producciones discursivas.

    4. El discurso poltico hiperboliza el componente polmi-co porque siempre se enfrenta con los conflictos del poder,

    con los conflictos sociales, etc. Por lo tanto, como tipo can-nico, casi nunca un discurso poltico deja de contener ungrado, aunque pequeo, de polmica. Incluso cuando se tratadel subtipo poltico pedaggico, a cada momento puedeemerger esta caracterstica definitoria. Es un discurso im-pregnado por el conflicto, por la lucha por el poder, o por

    derrocar un poder desptico, como ocurre con Bosch que

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    siempre cuestiona, refuta, a sus adversarios. Sin embargo, la

    polmica tambin est presente en otros tipos de discursos,como el amoroso, el religioso, pero funciona con reglas dife-rentes. La polmica poltica y la amorosa comparten funcio-namientos parecidos, como la dimensin emocional, la pa-sional, que son evidentes en los discursos de Bosch.

    5. El discurso poltico constituye el lugar privilegiado dela produccin y de la reproduccin del poder y de la ideolo-ga. Estos funcionamientos son muy importantes para la pro-duccin y reproduccin de la poltica. Para abordar la mate-rialidad y el funcionamiento del poder, en primer lugarnecesitamos construir una categora operativa para analizar elpoder en los discursos polticos. En realidad, el sujeto polticoque detenta el poder impregna su discurso con el poder, de

    ah el carcter performativo, cuando la palabra es la mismaaccin, lo que se puede profundizar con las propuestas anal-ticas de Michel Foucault y Pierre Bourdieu17. Del mismomodo, para el anlisis de la materialidad y del funcionamien-to ideolgico, hay que construir una definicin compleja deesta categora, evidenciar si la utilizamos en sentido amplio o

    restringido, o ambos de modo dialctico, de tal manera quelo ideolgico cubra tanto la toma de conciencia como la alie-nacin de los sujetos. En estas posturas citamos a Gramsci,Althusser, Robert Fossaert, J. B. Thompson, entre otros18.

    6. En consecuencia, el discurso poltico constituye tam-bin el lugar privilegiado de la produccin y reproduccin

    del consenso y del disenso. Si retomamos el componente

    17 Cfr., Ibid.; FOUCAULT, Michel,La microfsica del poder, Madrid, Ediciones de LaPiqueta, 1979; BOURDIEU, Pierre, Ce que parler veut dire, Paris, Librairie Fayard,1982.

    18 Revisar para mayores datos de estos autores, HAIDAR, Julieta,Debate CEU-

    Rectora. Torbellino pasional de los argumentos, op. cit.

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    polmico, el discurso poltico se orienta ms al disenso, que

    al consenso. Ms bien, creemos que esta prctica poltica seubica en el filo de la navaja entre el consenso y el disenso. Eneste punto es importante destacar que el discurso poltico ca-nnico utiliza como macro-operacin discursiva la argumen-tacin, tanto para producir el consenso, con las estrategiasde la persuasin, como para desarrollar la polmica, el ataque,con las estrategias de la refutacin (como veremos ms ade-lante). Bosch es un maestro al instalarse siempre entre estosdos polos, y al saber moverse, de manera contundente ycreativa, entre uno y otro.

    Al establecer todas las caractersticas anteriores, podemossostener tericamente cuando un discurso es poltico, tanto porlos objetos discursivos, por los aparatos, por las instituciones,

    como por los sujetos que lo producen. En Juan Bosch, pode-mos plantear dos subtipos de discurso poltico: el discursopoltico terico, presente en sus obras polticas y el discursopoltico popular con el cual difunde sus ideas para formar alpueblo dominicano, que ha circulado principalmente en elprograma radial Tribuna Democrtica19,as como en los r-

    ganos del PLD:Poltica, teora y accin, Vanguardia del Pueblo yel programa radial La Voz del PLD. Los dos subtipos dediscursos tienen funciones distintas, interlocutores diferentes,por lo cual sus caractersticas no son iguales. Sin embargo, al

    19 En el triunfo electoral del PRD en las elecciones de 1962 que fue aplas-

    tante, la debilidad organizativa del partido fue suplida por la capacidad decomunicacin de Juan Bosch en sus discursos radiales, a travs del programaTribuna Democrtica, y por el recorrido hecho a lo largo de todo el territorionacional durante la campaa electoral. Con su discurso, en un lenguajesencillo, ameno y pedaggico, Bosch logra establecer una comunicacin pro-funda e intensa con las grandes mayoras populares. Al asumir sus anhelos,sus esperanzas, convierte al PRD en el partido de las grandes reivindicacio-nes sociales, postergadas durante dcadas, MAREZ, Pablo, Juan Bosch.Miradas multifacticas de lo poltico, social e histrico de su pensamiento,

    op. cit., p.51.

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    afirmar lo anterior, no estamos planteando que existe mucha

    distancia entre los dos, porque los objetos discursivos son losmismos, las estrategias son parecidas, nicamente que los dis-cursos polticos populares emplean un lenguaje distinto, adop-tan caractersticas de la oralidad, utilizan otros funcionamien-tos retricos, a pesar de que sean ledos. Pero, de ningunamanera podemos diferenciarlos entre lo culto y lo no-culto,porque en ambos Bosch utiliza su gran capital cultural, perode forma distinta. Adems, no podemos contrastar con lo cultoy lo no-culto porque esto implica menospreciar al pueblo.

    En otras secciones continuamos analizando las caractersti-cas peculiares del discurso de Juan Bosch, en trminos de losealado y sus estrategias discursivas, en las cuales privilegiala dimensin pedaggica para dirigirse a un auditorio popu-

    lar, de espectro ms amplio.Es necesario detenernos en la categora de popular, que no

    debe homologarse con la de populista. El pueblo dominicanoengloba varios grupos, varias capas sociales, y no se remite di-rectamente a los pobres. El pueblo es un objeto discursivopolismico que generalmente tiene el sentido amplio en que lo

    usa Bosch, pero que en algunos momentos puede homologarsecon los desposedos. En Amrica Latina podemos dar variosejemplos de cmo el discurso populista de Juan Domingo Pern(1895-1974) en Argentina, de Getulio Vargas (1882-1954)en Brasil y de Lzaro Crdenas (1895-1970) en Mxico, lo-gran llegar al pueblo. No est de ms sealar que los discur-

    sos de Benito Mussolini (1883-1945) y de Adolfo Hitler(1889-1945) no son populistas, porque a pesar de utilizarformas del lenguaje popular, son discursos autoritarios, lo quems adelante ejemplificamos con Repblica Dominicana.Adems, es importante considerar que dirigirse al pueblo enun discurso poltico no es sinnimo de dirigirse a los pobres.

    Esta premisa es una construccin ideolgica de los grupos

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    JUANBOSCHXXVI

    dominantes, una falacia con la cual se establece la equivalen-

    cia: dirigirse al pueblo es dirigirse a los pobres.Sin embargo, rompiendo esta falacia tan redundante enlos discursos polticos de Amrica Latina y del Caribe, el pue-blo no est compuesto por los pobres, sino por toda la nacin,y el sentido restringido es una construccin de la ideologadominante que produce el reduccionismo sealado, con locual lo popular se homologa con la pobreza. En consecuencia,el lenguaje popular que utiliza Bosch en sus discursos polti-cos populares no implica que sea solamente un lenguaje delpueblo, de los pobres, lo que ya hemos refutado y explicado.Es necesario considerar una definicin rigurosa y correcta delo que es lo popular, y de qu es el pueblo, como hemos sea-lado, en su sentido amplio y restringido.

    Un ejemplo de esto ltimo son las producciones discursivasde Bosch cuando utiliza el lenguaje popular para producir undiscurso poltico-pedaggico dirigido al pueblo dominicanoen general. El lenguaje popular era usado tanto para la ense-anza, para la construccin de la conciencia en el pueblo, comopara la refutacin, la polmica con los innumerables adversarios

    con quienes tena que enfrentarse continuamente en su prcti-ca poltica. La produccin del consenso, de la hegemona paraAmrica Latina y el Caribe, encuentra sus mejores ejemplosemblemticos en la produccin discursiva de Juan Bosch, quese diriga al pueblo desde una pedagoga y una retrica polti-cas peculiares, al usar un lenguaje que lograba persuadir, darle

    confianza al pueblo, abandonando una posicin elitista paraprivilegiar los que siempre estuvieron olvidados de la poltica.Un buen ejemplo se encuentra en el fragmento siguiente: ElPueblo no es un nio que va a un circo para que los payasos lohagan rer diciendo o haciendo caballadas; el Pueblo, y msconcretamente el pueblo dominicano, merece respeto de los

    que se llaman o se consideran sus lderes, y ese respeto hay que

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    demostrarlo cuando se le habla. Una cosa es explicarle al Pue-

    blo las ideas y los problemas dicindoselos en un lenguaje cla-ro, sencillo, utilizando las palabras que ms fcilmente pueda lentender, y otra cosa es usar ante l ejemplos y palabras queestimulen sus pequeas pasiones con el nimo de hacerle creerque el que le habla se pone a su altura cultural porque lo quiereo lo respeta. Esa manera de hablar es buena para usar al Pueblo,

    no para servirle. Tampoco se le sirve, sino que se le confunde,cuando se le dice que el PRDpone condiciones para ir a laselecciones y que si esas condiciones no se cumplen, nosotros [esdecir, elPRD] trancaramos el juego poltico tres das antes del16 de mayo con gran perjuicio para la reeleccin del doctorBalaguer, pues no es verdad que el PRDpueda trancar el jue-go; si tres das antes del 16 de mayo el PRDdecide no ir a laselecciones aqu no habr ningn tranque de juego; simple-mente el Dr. Balaguer seguira su camino, las elecciones se ce-lebraran y no pasara nada; o mejor dicho s pasara; que el PRDquedara listo para siempre jams, o es que el joven y fogosolder cree que los aspirantes a senadores, a diputados, a sndicosde su partido seguiran en el PRDsi ste decidiera tres dasantes de las elecciones no participar en ellas?20.

    Los sujetos polticos: produccin y recepcin discursivas

    La premisa de que no puede existir discurso sin sujeto, queparece tan obvia, muchas veces es olvidada, o poco considera-da. En este sentido, retomamos y nos detenemos a analizar los

    problemas de la subjetividad, particularmente en relacin a lopoltico. Para definir los sujetos del discurso, hemos construido

    20 BOSCH, Juan, Obras completas, T. XXIII, Santo Domingo, Comisin Pernamentede Efemrides Patrias, 2012, pp.246-247. En lo adelante, todas las citas a lasque se hace referencia slo a travs del nmero de la pgina, corresponden a

    este volumen.

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    una categora operativa transdisciplinaria que logre articular

    varias posiciones para dar cuenta de la complejidad del fun-cionamiento subjetivo.La problemtica de la subjetividad atraviesa casi todas las

    disciplinas cientficas y a la filosofa que la considera como unproblema fundamental. De acuerdo con los diferentes enfo-ques, como los de la filosofa, de la epistemologa, de la lgi-ca, de la lingstica, de la semitica, de la psicologa, del psi-

    coanlisis, de la sociologa, de la historia, de la antropologa ydel anlisis del discurso, el sujeto adquiere distintos estatutosy denominaciones, de los cuales citamos slo algunos:ontolgico, epistemolgico, lgico-gramatical, lingstico,psicolgico, del inconsciente, social, ideolgico, histrico,cultural y del discurso, entre otros.

    En la discusin sobre la subjetividad existen dos posicio-nes antagnicas, igualmente fuertes, que estn siempre enpolmica en las diversas disciplinas y teoras. Una planteaque el ser humano es el sujeto de la historia (tesis de cortehumanista); la segunda, lo contrario: la historia es un procesosin sujeto porque es resultante de estructuras estructurantes

    (tesis de corte anti-humanista). Nosotros creemos que plan-tear la oposicin en estos trminos es asumir una posturamaniquesta y reduccionista que, en ltima instancia, no da-ra cuenta de la subjetividad, por lo cual optamos por unaposicin desde el continuumentre las dos.

    Los sujetos entran, necesariamente, en relaciones socio-histrico-cultural-polticas que no son reductibles a la sim-

    ple intersubjetividad entre individuos. Reducir las comple-jas relaciones mencionadas a una dimensin intersubjetivaindividual es producir un falso anlisis, como plantea, acerta-damente, Carlos Pereira21.

    21 Cfr., PEREIRA,Carlos, El sujeto de la historia, Madrid, Editorial Alianza, 1984,

    pp.9,15,39 y 40.

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    Elaboramos un cuadro que da cuenta de las caractersticas

    de estas dos posiciones que estuvieron muy enfrentadas en losaos setenta y parte de los ochenta22; sin embargo, estas dosposturas de ninguna manera agotan todas las problemticasde la subjetividad:

    SUJETO

    Posicin subjetiva Posicin objetiva

    Individual ColectivoActivo PasivoPsicolgico Socio-cultural-histrico-polticoAutnomo, libre Sujetado, no libreOrigen del sentido Soporte del sentidoCoherente ContradictorioConsciente Inconsciente

    En este cuadro podemos observar las caractersticas de unaposicin subjetiva, que es la ms conocida y aceptada (colum-na de la izquierda, en donde aparece lo que cree el sujeto),frente a una posicin objetiva (columna de la derecha, que serefiere a lo que no cree el sujeto que es). El anlisis del discur-

    so, desde la perspectiva que estamos utilizando, se ubica en laposicin objetiva. Sin embargo, lo problemtico es que lossujetos tienen varios imaginarios materializados en la colum-na de la izquierda, en la cual se destaca el individuo con suncleo narcisista inherente a la subjetividad. Por el funciona-miento narcisista que est en todos los sujetos creemos que

    somos activos, libres y autnomos, coherentes y conscientes,y adems que somos el origen del sentido. Con este funciona-miento, el sujeto crea mltiples maquillajes, mltiples ms-caras, que lo salvan ante s mismo y frente a los dems.

    22 Cfr., HAIDAR, Julieta,Debate CEU-Rectora. Torbellino pasional de los argumentos,

    op. cit., pp.94-98.

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    JUANBOSCHXXX

    El sujeto en principio tiene en su espejo simblico esa ima-

    gen maravillosa del Narciso que permite su supervivencia apesar de sus tremendas contradicciones. Pero en la columnade la derecha empieza a aparecer, en el espejo simblico, otraimagen que es la autntica del sujeto, la no-fetichista, contodas sus contradicciones, su falta de libertad y su dimensininconsciente. Cuando se plante esto en la dcada de los se-tenta, la polmica se instaur no slo en Francia, sino en muchosotros pases porque se tocaba de un modo duro y peligroso elncleo narcisista.

    Las caractersticas de la columna de la derecha derivan fun-damentalmente del psicoanlisis, del materialismo histrico yde la teora de las ideologas desde la vertiente althusseriana,con lo cual se procura superar la concepcin idealista de la sub-

    jetividad, presente en la columna de la izquierda, para logrardesde un planteamiento materialista, una teora objetiva delsujeto. Sin embargo, las dos posiciones polares son dbiles ypoco explicativas de la problemtica del sujeto, porque una locoloca en el centro de todo y la otra prcticamente lo borra.

    Pensamos que entre las dos posiciones dicotmicas es ne-

    cesaria la construccin de una teora que las condense, elimi-nando el exceso en ambas, para dar cuenta con mayor rigordel complejo funcionamiento de la subjetividad y sta es lateora de la praxis social, como sugieren Carlos Pereira y AdolfoSnchez Vzquez23. En este sentido, Juan Bosch asume ensus discursos la praxis social, que le permite desarrollar un

    pensamiento crtico y autocrtico, una vigilancia continua paralograr mantener una coherencia y lucidez envidiables, aun-que no deje de presentar las otras caractersticas que todos lossujetos tienen. Es decir, este notable poltico, ese gran sujeto

    23 Cfr., PEREIRA, Carlos, op. cit. y SNCHEZVZQUEZ, Adolfo, Filosofa de la praxis,

    Mxico, Editorial Grijalbo, 1967.

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    OBRASCOMPLETAS XXXI

    tico no puede escapar totalmente a la multidimensionalidad

    contradictoria de los sujetos en general y de los sujetos polti-cos en particular. En sntesis, es importante pensar la subjeti-vidad desde un continuumdinmico entre las dos propuestas:

    a) son de carcter colectivo / individual, socio-cultural-his-trico-poltico / psicolgico;

    b) establecen relaciones socio-culturales-histricas /intersubjetivas;

    c) representan lugares socio-culturales-histricos-polticos/ individuales;

    d) producen discursos y semiosis desde determinadas for-maciones ideolgicas que gobiernan siempre las forma-ciones discursivo-semiticas, en las cuales se originanlas matrices del sentido de los discursos.

    Para el anlisis de los sujetos discursivos existe otra pro-puesta tambin muy heurstica porque considera las caracte-rsticas de la subjetividad. Se trata de la individuacin(o indi-vidualizacin) y los mecanismos que la borran o la ocultan.Esta categora es interesante porque permite analizar las dife-rencias que presenta Bosch para distinguir los discursos del

    PLD, con los del PRD, as como con los del PR.En efecto, el discurso de un partido debe obedecer a las

    principales pautas doctrinales que lo definen en su individua-cin poltica, como ocurre entre el PRD, el PLDy el PR. Lospartidos polticos, as como los presidentes deben diferenciar-se para lograr sostener la individuacin poltica, y este funciona-

    miento es uno de los factores que explica que toda culturapoltica, todo desarrollo poltico, se sita en una dialctica dela homogeneidad y de la heterogeneidad.

    Los discursos polticos del escritor y humanista domini-cano, tanto cuando estaba en el PRD, como en el PLDpro-ducen rupturas, como mencionamos en la introduccin, con

    las formas discursivas utilizadas por Trujillo, por Balaguer y

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    OBRASCOMPLETAS XXXIII

    lder reformista o del MIDA. No; no fue una maniobra poltica

    para dejar fuera del PRDa Pea Gmez y a sus amigos lo quenos llev a salir de ese partido para fundar el PLD; fue que lasideas atrasadas de esos lderes del PRD, sumada a la conspira-cin de algunos de ellos para hacer de m un prisionero de lossectores derechistas del partido, nos pusieron entre la espaday la pared; dejbamos el PRD o abandonbamos la lucha.Abandonar la lucha era traicionar, y nosotros no somos trai-dores ni vamos a serlo nunca (pp.490-491).

    Abundando un poco ms en esta categora, recurrimos aMarcellesi24, para quien la individuacin lingstico-discursivaabarca un conjunto de particularidades discursivas y semiticasde determinado grupo social, que le permite diferenciarse delos otros y que sus miembros se reconozcan en l, y esto no

    ocurre cuando hay enmascaramiento o simulacin. La indivi-duacin puede estar a nivel lxico-sintctico, o socio-poltico,con el uso de estereotipos, deslogans, de consignas. Sin em-bargo, la individuacin en la disputa por interpelar, por lo-grar el consenso, puede producir mecanismos que la ocultan,o que crean ambigedad para confundir. Entre esos mecanis-

    mos estn los siguientes:a) El enmascaramientoconstituye un mecanismo por el cual

    el sujeto busca borrar de sus discursos las marcas que permiti-ran clasificarlo en determinado grupo o adscribirlo a deter-minada ideologa. En determinadas coyunturas polticas estoes muy evidente. En los discursos de Juan Bosch, por su pen-

    samiento crtico, no existe este funcionamiento, que s estpresente en los discursos de Balaguer, as como de otros suje-tos polticos de los distintos partidos de Repblica Domini-cana, y del adversario mayor del PLD, que pasara a ser el PRD.

    24 Cfr., MARCELLESI, Jean-Baptiste, Introduccin a la sociolingstica, Madrid, Edito-

    rial Gredos, 1979, pp.378-384.

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    JUANBOSCHXXXIV

    b) La simulacines un mecanismo ms sutil porque el sujeto

    toma el vocabulario o marcas discursivas de un grupo, que noes el suyo, para producir un discurso de su grupo hacindolopasar como del otro. Este mecanismo sirve para diferenciar losdiscursos polticos de Bosch cuando estaba en el PRD, y des-pus, cuando funda el PLD, porque tiene que deconstruir lasmaniobras de simulacin del dirigente perredeista Pea Gmez.

    c) La connivenciaes un mecanismo en donde hay un acuer-do entre el locutor y los destinatarios, que permite al sujetoutilizar un vocabulario y marcas discursivas que lo clasifica-ran como perteneciente a determinado grupo. Pero el mismoes para ironizar, para atacar, para negar. El sujeto del discursotoma el lugar del otro para destruirlo, descalificarlo, ironizary refutar. Este mecanismo, si existe en los discursos de Bosch

    es utilizado con mucho cuidado, pero tiene una presencia sig-nificativa en otros discursos polticos adversarios.

    Estrategias discursivas de Juan Bosch

    En todos los discursos existen estrategias de varios tipos, queson utilizadas por los sujetos para comunicarse, para impactar

    en los receptores, en el auditorio, para persuadir, para polemi-zar, para dominar. Es interesante resaltar que pueden ser cons-cientes o inconscientes, usadas de manera espontnea, sin darsecuenta. Cuanto ms experiencia, ms prctica poltica tiene elsujeto, ms son espontneas las estrategias discursivas porquese producen continuamente en el fluir de sus discursos. Sin

    embargo, esto no significa, de ninguna manera, que slo laespontaneidad se imponga, sino que aparece tambin laintencionalidad; adems, todo est mucho ms controladocuando el discurso es escrito. La escritura permite la reflexin,la autocrtica, mientras que la oralidad conlleva a una pro-duccin discursiva ms flexible, porque hay otras reglas ms

    permisivas que no tiene el rigor que exige la escritura.

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    OBRASCOMPLETAS XXXV

    Estos planteamientos sobre las distintas estrategias que se

    utilizan en un discurso poltico, escrito u oral, son muy im-portantes, porque si no se considera cuando un discurso debeobedecer a las reglas de la oralidad, o de la escritura, el sujetono logra sus objetivos de persuadir, de ser odo, de ser enten-dido, de ser defendido. En ese sentido se ha escrito muchosobre las habilidades discursivas de Juan Bosch, realmenteindiscutibles, que impregnan todos sus discursos polticos ylos dems gneros en que ha incursionado, como el cuento, elensayo y el discurso terico, entre otros. Pero no podemosdejar de destacar el importante papel que jugaron Balaguer yPea Gmez en el escenario poltico dominicano.

    Las estrategias discursivas son innumerables y se basantanto en lo racional, como en lo emocional; adems, en sus

    discursos radiales a pesar de ser escritos, Bosch adopta lascaractersticas de la oralidad, entendiendo que como iban aser ledos, haba que destacar los recursos de la retrica oral.Los discursos de Tribuna Democrtica y de La Voz del PLDcontienen innumerables ejemplos de marcas de la oralidad.Refirindose a las digresiones en que cay Pea Gmez, es

    destacable la carta que escribe a Balaguer, acusando a mili-tares y aclara que no lo hace desde el lugar poltico de Secre-tario General del PRD, sino como persona privada, argu-mento basado en la falacia, a lo que Bosch contest de lasiguiente manera: al escribirle una carta pblica al Dr.Balaguer, all a mediados de febrero, dijiste que le escribas

    como persona privada, no en nombre del Partido. De quhora a qu hora del da (o de la noche) eres una personadesvinculada del Partido y de qu hora a qu hora actascomo lder del PRD? No comprendes que esa es una dico-toma, una divisin de tu persona en dos personas diferentesque poda darse en los buenos tiempos individualistas del

    liberalismo, pero que no puede darse ahora en estos tiempos y

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    JUANBOSCHXXXVI

    en un pas como el nuestro? Adnde vamos nosotros como

    partido si siguiendo tu ejemplo cada dirigente actuara segnsu saber y entender alegando que lo hizo como persona priva-da y no como miembro del Partido? (p.334).

    Las ancdotas tambin cumplen una funcin pedaggicaimportante y constituyen una estrategia discursiva para lle-gar al pueblo, para aproximarse a los imaginarios populares.Al regreso de Pea Gmez, con la acumulacin de los con-flictos como denuncia Bosch, slo le queda el ttulo de Secre-tario General, pero no ejerce las funciones; en un viaje a Puer-to Plata pronunci un discurso ambiguo, que lo comprometicon la guerrilla: usted sabe que mis presentimientos nuncame traicionan (y entre parntesis, no s por qu tena yo quesaber eso); y sigue diciendo: recuerde cuando insist en no

    hacer el viaje a Puerto Plata y desgraciadamente se me des-liz la frase infortunada aquella dicha dentro de un contextoque la prensa no recogi y que ha servido para acusarme decomprometido con el brote guerrillero. Con esas palabras eljoven y fogoso lder se refiere a un discurso que l pronuncien el acto de Puerto Plata, discurso en el cual dijo las ametra-

    lladoras sonarn de nuevo en las calles de Santo Domingoigual que en 1965 []. Cuando un lder habla en pblicotiene que controlar muy bien sus palabras. La verdad es queel vocero oficial del PRDvive an en los das de la Revolucinde 1965 y habla muy a menudo como si estuviera en CiudadNueva en aquellos das; y en poltica, como en la vida, no

    podemos detener el tiempo, estacionarnos en el tiempo comopuede estacionarse un carro en la orilla de una carretera(pp.300-301).

    Para analizar otras estrategias, ms adelante retomaremosotros ngulos, nos detendremos en las partes de un discursocomo estn planteadas en la retrica clsica, lo que implica obe-

    decer a reglas de construccin del mismo que exigen seguir el

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    siguiente orden25: 1. La inventio(o bsqueda de argumentos):

    tiene que ver con el espacio de lo cognitivo; 2) La dispositio: serefiere a la estructuracin del discurso; 3) La elocutio: se refierea como se argumenta, a las estrategias; 4) La memoria: impor-tante para todo discurso; y, 5) La diccin: muy importantepara los discursos orales, por las tcnicas vocales y gestualesque el orador debe dominar. En Juan Bosch se puedenvisualizar estas partes, pero no con el orden presupuesto yrgido del cual los clsicos no podan escapar, porque el dis-curso poltico contemporneo no sigue las reglas rgidas deantao, y debe adaptarse a los nuevos tiempos: esto implicaasumir los cambios oratorios, retricos necesarios para la ade-cuacin a las nuevas situaciones, nuevos conflictos, nuevosescenarios y nuevos sujetos. En otras palabras, del siglo IVa. C.

    debemos avanzar al siglo XXy XXI.

    Los objetos discursivos y las esquematizacionesComo hemos planteado al inicio de este estudio, preferi-

    mos utilizar la categora de objeto discursivoen lugar de tema, otpico, porque permite mayores alcances analticos. El obje-

    to discursivo se refiere a lo que tratan los discursos pero, adiferencia de las categoras de tema o tpico, la de objetodiscursivo implica una esquematizacin, una construccin quelos sujetos discursivos hacen de ellos. Por ejemplo, el objetodiscursivo del aborto no tiene la misma construccin en undiscurso religioso, en uno jurdico o en uno feminista. Ade-

    ms, es importante destacar que en los discursos existen obje-tos nucleares (los centrales en el desarrollo discursivo) y losno-nucleares (que estn ligados a los primeros).

    25 Cfr., BERISTIN, Helena,Diccionario de retrica y potica, op. cit.; PLANTIN, Christian,Essais sur largumentation. Introduction ltude lingistique de la parole argumentative,Paris, E. Kim,1990, pp.56-69; y HAIDAR, Julieta,Debate CEU-Rectora. Tor-

    bellino pasional de los argumentos, op. cit., p.291.

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    JUANBOSCHXXXVIII

    Los objetos discursivos constituyen un criterio importante

    para la tipologa discursiva, ya que hay que analizar de qutratan los discursos polticos y como los esquematizan, porejemplo, el objeto democracia. Del mismo modo, los obje-tos discursivos son obligados o prohibidos, como hemos plan-teado con Foucault sobre el objeto-tab, generalmente liga-dos al poder y al deseo. Un ejemplo de lo prohibido en eldiscurso poltico, que ya mencionamos: en ninguno puedeaparecer la afirmacin de que defiende la dictadura, defiendela muerte o la injusticia. En la tendencia suiza, la Escuela deNeuchtel, Grize y Vignaux proponen que todo objetodiscursivo pasa por una esquematizacin en la argumenta-cin. La esquematizacin es entendida como construccionesde determinado objeto discursivo: por ejemplo, como se

    esquematiza la democracia, la dictadura, el pueblo en los dis-tintos discursos polticos26, que es el tipo que nos ocupa eneste trabajo.

    Esta propuesta es fecunda cuando se abordan los discursosde Juan Bosch referentes a la crtica de la democracia repre-sentativa, a sus limitaciones, para lo cual construye una es-

    quematizacin de lo que debera ser un gobierno democrti-co autntico. Y junto a esta esquematizacin, se destaca laque realiza en relacin a la dictadura con respaldo popular27,objeto discursivo complejo que le oblig a polemizar conti-nuamente para explicar la nueva esquematizacin que se ge-ner en torno a esta propuesta por los sentidos negativos dedictadura, por todas las experiencias destructivas de estosregmenes en la regin y en el mundo. El reto fue fuerte,

    26 Para mayores detalles, revisar HAIDAR, Julieta, Ibid., pp 313-318, sobre laesquematizacin de los objetos discursivos.

    27 Cfr., BOSCH, Juan, Dictadura con respaldo popular, en Obras completas, T-XV, Santo Domingo, Comisin Permanente de Efemrides Patrias, 2009,

    pp.181-431.

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    porque el objeto discursivo dictadura tena una trayectoria

    de esquematizaciones, de construcciones negativas, estigma-tizadoras que no lo favorecan para nada. En Bosch, lo que loayuda es el adjetivo popular, con lo cual el sintagma dictaduracon respaldo popularlogra ser positivo, al eliminar el carcterautoritario de las clases dominantes.

    En realidad, nuestro autor tuvo que romper un tab delobjeto en el discurso poltico, porque al utilizar el conceptode dictadura tena que eliminar su estigmatizacin yesquematizarlo desde otros parmetros, instaurando una po-lmica con las otras esquematizaciones clsicas. En este con-texto de defensa de la dictadura con respaldo popular, el pol-tico y pensador caribeo recurre a varias estrategias discursivaspara reesquematizar el objeto-tab y lograr que fuera com-

    prendido y aceptado por el pueblo dominicano, por otrospolticos del Caribe y de Amrica Latina.

    Pero, por otro lado, es importante evidenciar que JuanBosch no se preocupaba en evitar los objetos-tabes, los cua-les podran llevar a la muerte recordar el juicio que le hace laInquisicin a Galileo Galilei (1564-1642), y a Giordano Bru-

    no (1548-1600), o a la desaparicin. En sus discursos, nin-gn poder ha logrado que silenciara lo que tena y quera decirpblicamente. Al respecto, Bosch nunca demostr temor entratar lo que era necesario para criticar el poder de la oligarqua,que se sostena con Balaguer, es decir, lo prohibido en estostrminos no exista para este incansable luchador poltico.

    En Edgar Morin, en El Mtodo. El conocimiento del conoci-miento encontramos la categora de themata28 que sehomologa a la de objeto discursivo, pero aade nuevos ngu-los analticos. El pensador francs considera esta categora en

    28 Cfr., MORIN, Edgar, El Mtodo. El conocimiento del conocimiento, Madrid, Editorial

    Ctedra, 2002, pp.142-143.

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    JUANBOSCHXL

    una de las secciones de su obra, en donde juega con lo poti-

    co, Obsesiones cognitivas y alegra de la certidumbre, yrelaciona la pulsin cognitiva con la ansiedad vital, pre-sentes en muchas especies de mamferos. En el hombre, pue-de proyectarse en los grandes problemas del conocimientorelativos a la vida y a la muerte []. La pulsin cognitiva delser humano supera, desarrolla, transforma la curiosidad de losanimales, lo que conlleva a las obsesiones cognitivas. A estasbases ancestrales, se articulan los themata que son temasobsesivos que contienen opciones pulsionales/existencialesimperativas ante problemas fundamentales, y por lo tanto fe-cundan toda investigacin cognitiva29.

    Regresando a nuestro estudio, y considerando que las ob-sesiones cognitivas son positivas, los themata en Juan Bosch

    son los cuatro objetivos discursivos nucleares: Balaguer,Pea Gmez, la democracia representativa, la dictadura/dictadura con respaldo popular,a los cuales se articulan otros,como se puede observar en la lista siguiente:

    OBJETOSDISCURSIVOSNUCLEARES NO-NUCLEARES

    Balaguer/el poder poltico Partidos PolticosPea Gmez La corrupcinLa democracia/ La injusticiala democracia representativa La mentiraLa dictadura/ La Guerrilla de la dictadura con respaldo popular Caamao

    Es necesario aclarar que los objetos discursivos no-nuclea-res son tambin importantes y significativos, y las diferenciasprovienen de que los segundos se generan y estn articuladoscon los primeros.

    29

    Ibid.,p.143.

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    La argumentacin: entre la persuasin y la refutacin

    La categora de macro-operacin discursiva se define comola operacin que rige distintos tipos de discurso, aunque nuncase presenta de manera pura. Entre la tipologa existente, la ar-gumentacin es propia del discurso poltico, del jurdico, peropuede aparecer en otros ms. Del mismo modo, la narracin espropia del discurso literario y del histrico, pero puede apare-cer tambin en otros tipos. En nuestros diferentes estudios he-mos podido sintetizar cuatro macro-operaciones: la demostra-cin, la argumentacin, la narracin, la descripcin30.

    La macro-operacin discursiva de la argumentacin pue-de tener dos acepciones: un sentido amplio y otro restringi-do. En el amplio, la argumentacin est presente en casi to-dos los discursos porque siempre en cualquier produccin

    discursiva existe un tema explcito o implcito sobre el cual setoma posicin y sta se expone y/o se defiende mediante laargumentacin; y en el sentido restringido, la argumentacinest ligada a un conflicto, a un problema que conlleva a undebate, a una polmica. Aunque el sentido restringido es elms utilizado, es necesario entender y aplicar la concepcin

    amplia, pues es ms explicativa.En la mayora de los autores que estudian la argumenta-

    cin se destaca que esta macro-operacin tiene como propsi-to persuadir; sin embargo nosotros hemos planteado31que enmuchas ocasiones la argumentacin es para refutar, en la po-lmica, en los debates. En ltima instancia, en los discursos,

    no slo polticos, se pueden encontrar los dos funcionamien-tos, tanto el de la persuasin, como el de la refutacin, aun-que no siempre en equilibrio.

    30 Cfr., HAIDAR, Julieta,Debate CEU-Rectora. Torbellino pasional de los argumentos,op. cit., p.300.

    31

    Ibid.

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    En el discurso poltico popular de Juan Bosch se encuen-

    tran varias posibilidades: a) equilibro entre la persuasin y lapolmica; b) nfasis en lo polmico, y disminucin de la per-suasin y, c) nfasis en la persuasin y disminucin en lo po-lmico. Estas posibilidades constituyen estrategias discursivasque responden a las diferentes coyunturas de los discursosque cubren los aos 1973-1974, como se puede observar enlos fragmentos siguientes, en las esquematizaciones que reali-za sobre Pea Gmez y sobre su liderazgo. En su argumenta-cin refutativa, el poltico dominicano recurre a la compara-cin con el aguacate en sus distintas etapas (presencia evidentedel lenguaje popular que utiliza) para explicar por qu PeaGmez no madur polticamente, al punto de lograr transfor-mar la victoria en derrota, cuando el gobierno tuvo que retro-

    ceder en su persecucin a raz de la guerrilla de Caamao: Eljoven y fogoso lder se ve hoy como un gran lder y cree que lofue siempre; no se da cuenta que igual que el aguacate, l fueprimero una flor y luego un principio de aguacate, un princi-pio pequeo, chiquito, diminuto que iba a ir creciendo y cre-ciendo y despus deba entrar en la etapa de la maduracin.

    Pero la etapa de la maduracin no le lleg nunca al joven yfogoso lder; y no le pudo llegar porque se precipit. Si hubieraempezado siquiera a madurar no habra escrito cartas como ladel 12 y el 24 de abril. En esas cartas no hay ni un solo pensa-miento; no hay un concepto. Slo hay quejas, quejas, quejas; ychismes, chismes, chismes; y la queja es, como dijo Mart,

    una corrupcin del carcter, y el chisme es una manifestacinde las peores condiciones de la pequea burguesa. Pero ade-ms, en esas cartas hay frases dirigidas a m que son imperdo-nables; frases que son infamias (pp.305-306).

    En otro fragmento queremos destacar el aspecto persuasi-vo del discurso de Bosch. El anlisis que hace de las ayudas

    realizadas por la Cruzada del Amor busca ms la persuasin

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    sin abandonar la refutacin, porque evidencia la humillacin

    que Balaguer impone al pueblo dominicano. Y las funditas,no son regalos sino que el mismo Pueblo dominicano es quienlas paga. El histrionismo en las acciones polticas de Balaguerque procura producir una demostracin de bondad, queno pasa de uno ms de los tantos simulacros propios de losmandatarios dominicanos de la escuela trujillista y de los cau-dillos anteriores, son evidentes: Permtanme que les acla-re que eso del fin de las ayudas personales de tipo demaggicohechas con fines politiqueros significa el fin de la mal llama-da Cruzada del Amor y de grupos como esos que hacen bajarde los barrios a la casa del doctor Balaguer a las mujeres po-bres del Pueblo y las tienen paradas a sol, agua y sereno, y aveces toda una tarde y una noche y parte del otro da para

    darle una fundita de arroz y de frijoles y de pltano y de yuca,funditas que valen menos que el tiempo que gastan esas po-bres mujeres en ir de su barrio a la casa del doctor Balaguer oa la Cruzada del Amor, y valen mucho menos que todo lo quesufren esperando durante horas y horas esas funditas. El es-pectculo de las filas de cuadras y cuadras de mujeres y nios

    que esperan esas funditas indigna a cualquiera, porque dar ases humillar a los que van a buscar ese regalo, que al fin y alcabo no es regalo porque todo eso lo paga el Pueblo, nada deeso sale del bolsillo de las hermanas del doctor Balaguer nidel bolsillo de ningn jefazo del Gobierno; todo eso sale delsudor del Pueblo, y ya que se les regala a los pobres deberan

    llevrselo a sus casas, que para eso tienen los balagueristasmedios y personas (p.359).De los innumerables autores que estudian esta macro-ope-

    racin, seleccionamos dos de la Escuela de Neuchtel, Grize yVignaux, porque son los que analizan con detalle la argu-mentacin, como una lgica natural que supone sujetos

    discursivos, la seleccin de objetos discursivos y su

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    JUANBOSCHXLIV

    esquematizacin, lo que los diferencia de la argumentacin

    planteada desde la lgica formal aristotlica, en base asilogismos formales, en donde los sujetos brillaban por suausencia. En otras palabras, cuando un sujeto produce undiscurso, selecciona el objeto discursivo que va a tratar y loconstruye de acuerdo a su ideologa, cultura, posicin social,produciendo esquematizaciones, y predicaciones32.

    Adems, es importante considerar tambin la macro-ope-racin de la narracin que es la principal en los discursos his-tricos, en los literarios narrativos, en los mticos. Pero, tam-bin est presente en varios discursos de Bosch, comosubordinada a la argumentacin. Tal es el caso de los discur-sos del 2 y 3 de enero de 1973 (Cfr., pp.9-23), en los quepolemiza con Balaguer por haber evocado, de manera negati-

    va, a Benito Jurez. Este es un recurso muy utilizado porBosch: para argumentar recurre de manera reiterativa y abun-dante a la narracin como ejemplo, como ilustracin.

    Para los objetivos de este ensayo, destacamos ms las estra-tegias de refutacin argumentativa que las de la argumenta-cin emotiva, sin dejar de recordar que las dos a menudo se

    entremezclan, se enredan en bucles discursivos dinmicos. Enotras palabras, la refutacin mueve emociones negativas paraatacar a los adversarios y la persuasin emociones positivasque se orientan a la adhesin del auditorio, lo que se encuen-tra en casi todos los discursos polticos populares de Bosch.

    Estrategias de la refutacin argumentativaTodo discurso poltico cannico, como hemos planteado,

    al contener la hiperbolizacin del componente polmico im-plica una argumentacin orientada no tanto al consenso, sino

    32 Para ms detalles sobre esta propuesta analtica, vase VIGNAUX, Georges,Laargumentacin: ensayo de lgica discursiva, Buenos Aires, Editorial Hachette, 1976;

    y HAIDAR, Julieta,Debate CEU-Rectora. Torbellino pasional de los argumentos, op. cit.

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    a la refutacin, al disenso. Por lo tanto, los discursos polticos

    que suponen sujetos y escenarios polticos en donde se debatey se lucha por el poder siempre se estn refutando, y no haytregua en la lucha contra el poder con el objetivo de atacarlo,criticarlo, como lo hace Juan Bosch. En diferentes investiga-ciones hemos planteado una sntesis de las principales estrate-gias de refutacin de la cual los sujetos productores del dis-curso poltico hacen uso en mayor o menor grado, con mayoro menor consciencia. Sin embargo, la lista no pretende serexhaustiva, pero s suficientemente amplia para dar cuentadel inmenso potencial creativo de los sujetos polticos. Lasprincipales estrategias son las siguientes33:

    1. Descalificacin del opositor como sujeto, de diferentesmaneras: de su representatividad, su saber, sus competencias,

    etc. Es una estrategia muy utilizada porque es importante, enprimer lugar, descalificar al opositor en todas las dimensio-nes. Por ejemplo: se no sabe, se es un mentiroso, se esun deshonesto, y as sucesivamente.

    2. Descalificacin de la o las tesis principales del opositor,presentando una contra tesis, o un conjunto de contra tesis. Un

    buen poltico debe conocer las tesis principales del opositorpara atacarlas con una argumentacin convincente, contundente.

    3. Descalificacin de los argumentos de las tesis principa-les del opositor, presentando refutaciones totales o parciales,de manera explcita o implcita. Esta tercera estrategia de al-gn modo complementa la segunda porque de las tesis se

    pasan a los argumentos que las sostienen.4. Refutacin de los implcitos de las tesis del opositor:esta estrategia es ms compleja, ms sutil, porque para que elsujeto poltico pueda utilizarla debe saber refutar muy bienlos implcitos de las tesis de los adversarios.

    33

    Cfr., HAIDAR, Julieta, Ibid., pp.412-413.

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    JUANBOSCHXLVI

    5. Imputacin de tesis o de argumentos que el sujeto atri-

    buye al oponente, y viceversa, en lo cual no hay un soporte deveracidad; eso constituye otro ejemplo de ausencia de la ticapoltica.

    6. Creacin de implcitos que no pueden desplegarse deldiscurso porque no pueden inferirse de lo que est explcito.

    7. Utilizacin de argumentos por distorsin; el uso de unargumento distorsionado, totalmente contrario a lo que sehaba planteado: es decir, se retoma un argumento totalmen-te distinto del que se encuentra en el discurso del adversario.El argumento por distorsin puede ser fcilmente refutado.

    8. Refutacin por la ruptura de los silencios discursivos,de lo prohibido. En un debate poltico, por ejemplo, si unpoltico silencia algn tema, el opositor puede romper ese

    silencio y explicitarlo. Las polmicas en los canales televisivosse prestan mucho para el uso de esta estrategia, cuando ellocutor, o el otro sujeto poltico refuta diciendo: Usted nodijo esto, Usted est ocultando aquello.

    9. Refutacin por el silencio, pero ahora en el sentido deignorar el discurso del adversario. No se silencia para otor-

    gar, sino para ignorar y disminuir la importancia, en el sen-tido comn, para ningunear al otro. Esta es una estrategiamuy fuerte que desarma al adversario. Este es un silenciotambin interesante, porque no aparece por la exclusindesde el poder, sino se utiliza para ignorar la polmica. Esuna forma de refutacin porque al ignorar el discurso del

    contrincante no se le da el escenario pblico y se logra igno-rar la polmica.10. Reformulacin de los argumentos o de las tesis con-

    trarias a favor de la argumentacin utilizada. En esta estrate-gia tambin es necesaria mucha habilidad del sujeto polticopara lograr reformular las tesis del adversario y que funcionen

    a su favor.

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    11. Refutar evidenciando las contradicciones en la argu-

    mentacin del adversario: estrategia bastante eficaz porqueson fundamentales la lgica y la coherencia discursivas. Larefutacin que logra demostrar la contradiccin del discursode la oposicin lo debilita mucho y hace que pierda fuerza.

    12. Refutacin por argumentos de hecho: esta es una delas estrategias ms fuertes, muy difciles de rebatir, y son casisiempre irrefutables porque los hechos son evidencias muycontundentes. Por ejemplo, si se informa que muri tal per-sona, esto es irrefutable; si se informa que hay desaparecidos,deportados, encarcelados o asesinados, esto es irrefutable. Sinembargo, las argumentaciones sobre por qu lo deporta-ron? o por qu lo encarcelaron? son refutables, pero no sebasan en hechos, sino en sus posibles explicaciones.

    13. Refutacin por argumentos de autoridad (tambin sonmuy fuertes) porque se apoyan en personajes y lderes hist-rico-polticos de gran peso. Suelen ser incuestionables. Porejemplo, en Repblica Dominicana, se recurre al discursode Juan Pablo Duarte, de Gregorio Lupern y otros prce-res de la independencia nacional, o de Juan Bosch; lo mis-

    mo que a prceres de la regin, como Simn Bolvar, JosMart, Eugenio Mara de Hostos y Benito Jurez, entre otros,para utilizarlos como argumentos de autoridad. Es el argu-mento por lo cual se usa la autoridad de estos sujetosdiscursivos para que ganen fuerza los argumentos para lapersuasin o la refutacin.

    14. Refutacin de las falacias discursivas, que estn conti-nuamente presentes en cualquier discurso, particularmenteimportantes en el poltico, y que slo se pueden evidenciarcon un anlisis exhaustivo. Actualmente, las falacias sonretomadas de una manera diferente al planteamientoaristotlico, que las consideraba como un pensamiento

    distorsionado, propio del sofisma. En la actualidad, plantea

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    JUANBOSCHXLVIII

    Hamblin34, todos los discursos tienen falacias, en mayor o

    menor grado. La falacia es la premisa mal construida, queaparece como buena, y que est automticamente en tododiscurso, como en el del amor, en el religioso, en los mediosmasivos de comunicacin y en el discurso poltico, en dondeaparecen con ms redundancia por el componente polmico.

    15. Refutacin en lo para-verbal y en lo no-verbal: aspec-tos poco considerados en los modelos analticos, a pesar de suimportancia. La dimensin de lo para-verbal remite a todoslos signos que acompaan los discursos verbales, en generalderivados del cuerpo y lo no-verbal constituye propiamenteel campo de la semitica, que abarca los signos fuera de lapalabra, como en la fotografa, en la pintura, en los objetos,etc. De tal manera que en todo el campo de lo para-verbal y

    no-verbal, en donde aparece fundamentalmente lo visual, loacstico, se puede refutar por los silbidos, por los gestos, porlas pancartas, por los dibujos, entre otros.

    Como se puede observar son muchsimas las estrategias derefutacin, algunas con un mayor grado de contundencia queotras. En la innumerable produccin discursiva de Juan Bosch

    podramos decir que casi todas estn presentes, exceptuandolas que faltan a la tica, por ser un polemista ejemplar en ladefensa de los principios de la tica en la poltica, por defen-der siempre la justicia y la verdad. En el anlisis que realiza-mos de sus discursos, damos ejemplos slo de algunas estra-tegias, no de todas porque esto escapa a los objetivos del

    presente trabajo.Para el anlisis de los discursos de Bosch, consideramos lastres coyunturas ms importantes de 1973, y seleccionamoslos discursos ms significativos para analizar la argumenta-cin, las estrategias discursivas, la persuasin y la refutacin.

    34

    Cfr., HAMBLIN, Charles Leonard, Fallacies, Vancouver, Vale Press, 1970.

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    Para efectos de la exposicin, recordemos las coyunturas: a) la

    guerrilla de Caamao; b) los cambios en el PRD, con su res-pectiva ruptura y c) la fundacin del PLDa fines de 1973.Del mismo modo, nos detendremos en las coyunturas de

    1974, aunque en stas hay muchas continuidades con losobjetos discursivos que surgen en 1973, como lo relacionadocon la ruptura con el PRDy la fundacin del PLD.

    El corpus discursivo presenta algunos problemas que pue-den impactar en el anlisis. Uno de ellos es la discontinuidaden las fechas de los discursos (un salto del 21 de febrero al 4de diciembre), lo que implica la ausencia, entre otras, de unacoyuntura importante como las elecciones generales del 16de mayo de 1974. Sin embargo, este salto puede ser explica-do y superado si consideramos que esta compilacin ha respe-

    tado las publicaciones de discursos, charlas y conferencias deese perodo que corresponde a la formacin del PLDy que elpropio Bosch incluy en folletos y libros que aparecen enotros volmenes de esta edicin de sus Obras completas, parti-cularmente en los tomos XXVIIy XXVIII.

    Por otra parte, igualmente vale aclarar, el salto que se pro-

    duce de febrero a mayo de 1973 se debe a que el lder polticotuvo que pasar a la clandestinidad, por las acusaciones que lehaca el gobierno de estar involucrado en las acciones guerri-lleras encabezadas por el coronel Francisco Alberto CaamaoDe. La ausencia de sus alocuciones causaban inquietud ymalestar en la poblacin, quien vea en l a su gran orientador

    y educador poltico. As lo expresaba la revista Ahora!enuno de sus editoriales: El reinicio de las charlas radiales delprofesor Juan Bosch contribuye al afianzamiento de las liber-tades pblicas en la Repblica Dominicana. Y eso por variasrazones: El lder perredesta es representante de la forma depensar y sentir de amplias capas del pueblo dominicano. Por la

    suya, hablan miles de voces nacionales. Adems, sus charlas,

  • 8/11/2019 23. Discursos y Charlas Radiales XXIII

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    JUANBOSCHL

    largamente esperadas por todos, animan el debate colectivo,

    elemento vital en cualquier rgimen que se precie de demo-crtico. Por otra parte, el dirigente oposicionista est tratan-do en sus alocuciones, temas de gran importancia cuya aclara-cin interesan a todos los habitantes de esta media islaantillana35.

    Otra caracterstica peculiar es que Bosch, como lo mues-tran sus discursos poltico-tericos, logra textos, gracias a sudominio de la lengua y a su oficio de escritor, de la mismaextensin adaptados a la media hora que le proporcionaba elprograma radial, primero en Tribuna Democrtica en los tiem-pos del PRDy luego en La Voz del PLD. Pero hay casos en quesu discurso, por la circunstancia del momento, se extiendems de lo acostumbrado.

    El inicio y la despedida de sus alocuciones radiales, es ne-cesario recordar, tiene que ver con las partes de la retrica,que hemos mencionado: Dominicanos, para iniciarlos, yHasta maana, si Dios quiere, dominicanos, para despedir-se. En la despedida, en cambio, hay ligeras variantes: Hastael lunes, si Dios quiere, dominicanos, si era un viernes y no

    lo hara hasta el lunes siguiente; y Hasta otro da, si Diosquiere, dominic