2 Rossi Dellaporta Libre

25
521 DEMOCRATIZACIÓN Y PROTESTA 521 Desarrollo Económico, vol. 50, Nº 200 (enero-marzo 2011) ACERCA DEL ROL DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES, SINDICATOS Y REDES DE ACTIVISTAS EN LOS PROCESOS DE DEMOCRATIZACIÓN FEDERICO M. ROSSI* Y DONATELLA DELLA PORTA* Introducción 1 A pesar de que los movimientos sociales son cada vez más reconocidos en los debates políticos y académicos como actores importantes en la constitución de las democracias, la interacción entre las literaturas sobre democratización y sobre movimientos sociales ha sido poco habitual. Primero, los movimientos sociales han estado lejos de ser considerados relevantes en la literatura sobre democratización, la cual se ha mayormente enfocado en las precondiciones económicas, el comportamiento de las élites o en la situación geopolítica. Por su parte, hasta hace poco los estudiosos de los movimientos sociales le habían prestado poca atención a los procesos de democratización, mayormente focalizando su interés en los países democráticos, donde las condiciones para la movilización son más favorables. Más recientemente, sin embargo, dos tendencias llevaron al acercamiento de los enfoques sobre los movimientos sociales y la democratización. Por un lado, en la investigación en movimientos sociales, la emergencia del movimiento por la justicia global empujó a los investigadores sobre movimientos sociales del Norte a prestarle más atención a los temas de democracia así como a los movimientos sociales en la periferia. Por otro lado, la investigación sobre la más reciente ola de democratización (especialmente desde la caída del Muro de Berlín) comenzó a enfatizar el rol democratizador de la sociedad civil, teóricamente ubicado entre el Estado y el mercado, con una simultánea disminución en la confianza sobre el rol jugado por los partidos políticos como promotores de procesos de democratización. En algunas de estas interpretaciones, la sociedad civil es conceptualizada como un casi sinónimo de movimientos sociales (Cohen y Arato, 1992; Kaldor, 2003). Incluso antes de esta reciente atención por la democratización, algunos estudios de casos fueron realizados sobre el rol jugado por los movimientos sociales en * Department of Social and Political Sciences, European University Institute (Florencia, Italia). Contactos: [email protected] / [email protected]. 1 Deseamos agradecer a Amr Adly, Patrick Bernhagen, Christian Haerpfer, Leonardo Morlino, Ronald Inglehart, Philippe Schmitter, Juan Carlos Torre y Christian Welzel por sus útiles comentarios. Este artículo expande ideas que fueron inicialmente desarrolladas en Rossi y della Porta (2009).

description

2 Rossi Dellaporta Libre

Transcript of 2 Rossi Dellaporta Libre

  • 521DEMOCRATIZACIN Y PROTESTA521

    Desarrollo Econmico, vol. 50, N 200 (enero-marzo 2011)

    ACERCA DEL ROL DE LOS MOVIMIENTOSSOCIALES, SINDICATOS Y REDES

    DE ACTIVISTAS EN LOS PROCESOSDE DEMOCRATIZACIN

    FEDERICO M. ROSSI* Y DONATELLA DELLA PORTA*

    Introduccin1

    A pesar de que los movimientos sociales son cada vez ms reconocidos en losdebates polticos y acadmicos como actores importantes en la constitucin de lasdemocracias, la interaccin entre las literaturas sobre democratizacin y sobremovimientos sociales ha sido poco habitual. Primero, los movimientos sociales hanestado lejos de ser considerados relevantes en la literatura sobre democratizacin, lacual se ha mayormente enfocado en las precondiciones econmicas, elcomportamiento de las lites o en la situacin geopoltica. Por su parte, hasta hacepoco los estudiosos de los movimientos sociales le haban prestado poca atencin alos procesos de democratizacin, mayormente focalizando su inters en los pasesdemocrticos, donde las condiciones para la movilizacin son ms favorables.

    Ms recientemente, sin embargo, dos tendencias llevaron al acercamiento delos enfoques sobre los movimientos sociales y la democratizacin. Por un lado, en lainvestigacin en movimientos sociales, la emergencia del movimiento por la justiciaglobal empuj a los investigadores sobre movimientos sociales del Norte a prestarlems atencin a los temas de democracia as como a los movimientos sociales en laperiferia. Por otro lado, la investigacin sobre la ms reciente ola de democratizacin(especialmente desde la cada del Muro de Berln) comenz a enfatizar el roldemocratizador de la sociedad civil, tericamente ubicado entre el Estado y elmercado, con una simultnea disminucin en la confianza sobre el rol jugado por lospartidos polticos como promotores de procesos de democratizacin. En algunas deestas interpretaciones, la sociedad civil es conceptualizada como un casi sinnimode movimientos sociales (Cohen y Arato, 1992; Kaldor, 2003).

    Incluso antes de esta reciente atencin por la democratizacin, algunos estudiosde casos fueron realizados sobre el rol jugado por los movimientos sociales en

    * Department of Social and Political Sciences, European University Institute (Florencia, Italia). Contactos:[email protected] / [email protected].

    1 Deseamos agradecer a Amr Adly, Patrick Bernhagen, Christian Haerpfer, Leonardo Morlino, RonaldInglehart, Philippe Schmitter, Juan Carlos Torre y Christian Welzel por sus tiles comentarios. Este artculo expandeideas que fueron inicialmente desarrolladas en Rossi y della Porta (2009).

  • 522 FEDERICO M. ROSSI Y DONATELLA DELLA PORTA

    especficos caminos hacia democratizaciones. Especialmente dentro de la perspectivahistoricista algunas investigaciones observaron el rol de las masas en la primerademocratizacin, otros el rol de los conflictos civiles en la cada de la democraciaentre las dos Guerras Mundiales e incluso otros analizaron el rol de movimientos deresistencia a los regmenes autoritarios en el final de la Segunda Guerra Mundial.Luego de la ola de democratizacin de las dcadas de 1950 a 1970 en el Sur deEuropa, se produjo un cierto nfasis por la necesaria desmovilizacin de la polticade masas para una efectiva consolidacin de la democracia. Sin embargo, desdehace poco, se ha comenzado a prestar ms atencin a la influencia de los movimientosurbanos as como de los sindicatos en los procesos de democratizacin en diversaspartes del mundo. Otras recientes tendencias causaron la emergencia de una nuevaatencin por temas de democratizacin y movimientos sociales en el marco de unaperspectiva transnacional. La emergencia de coaliciones transnacionales de activistaspor los derechos humanos y la democracia produjo importantes investigaciones sobredemocratizacin en Amrica Latina en particular (Brito, 1997; Keck y Sikkink, 1998).Simultneamente, los movimientos por la justicia global puntualizaron la necesidadde democratizar las cada vez ms poderosas organizaciones intergubernamentalesinternacionales, pero tambin una radical democratizacin de los pases que yason democrticos en un creciente desafo a la democracia representativa (Avritzer,2009; Baiocchi, 2005; Sintomer et al., 2008).

    Con el fin de organizar estos debates para abrir una necesaria agenda deinvestigacin, en este artculo realizaremos una revisin de estas diferentesperspectivas y luego propondremos una organizacin analtica de los diferentes rolesque los movimientos sociales, sindicatos, redes de activistas y ciclos de protestajuegan en el proceso dinmico, contingente y contencioso2 de formacin de lademocracia. Al proponer esto, no estamos abogando por un foco exclusivo en lademocratizacin desde abajo; estamos convencidos de que el recorrido y ritmo delos procesos de democratizacin estn influidos por la fortaleza y caractersticas devarios actores polticos y sociales. La combinacin de las protestas callejeras y losacuerdos entre lites es de hecho un gran desafo para los procesos dedemocratizacin. Pensamos, sin embargo, que los movimientos sociales son a menudoactores importantes en todas las etapas de democratizacin.

    Este artculo se concentra primero en las visiones sobre los movimientos socialesen el marco de la literatura sobre democratizacin, destacando el limitado rol asignadoa los movimientos en sus principales enfoques: la teora de la modernizacin, laperspectiva histrica de clase y la transitologa. Luego contina con la visin sobre lademocratizacin en el marco de la literatura sobre movimientos sociales, dnde sonidentificados dos principales enfoques: el de los nuevos movimientos sociales y eldel proceso poltico. Una vez realizada una revisin de estas diferentes perspectivas,propondremos una organizacin analtica de los diferentes roles que los movimientossociales, los sindicatos, las redes de activistas y los ciclos de protesta juegan en laformacin de la democracia. En el anlisis de estos temas se tomarn ejemplos deAmrica Latina, el sur de Europa y Europa Oriental.

    2 Utilizamos el trmino contencioso como anglicismo de contentious en vez de beligerante ya que laprimera representa una nueva lnea de investigacin que promueve la distincin entre la poltica rutinaria (oinstitucionalizada), y la poltica contenciosa (o disruptiva), la que incluye pero excede las protestas, huelgasy acciones armadas (sobre este debate ver Aminzade et al. 2001; McAdam et al. 2001; Tilly y Tarrow 2006).

  • 523DEMOCRATIZACIN Y PROTESTA

    El inters marginal por los movimientos sociales en la investigacin sobredemocratizacin

    Los estudios sobre democratizacin le han tradicionalmente asignado un rollimitado a los movimientos sociales y la protesta. Esto es cierto en diferente gradosen todos los principales enfoques sobre la democratizacin, tanto en los de tipoestructurales (teora de la modernizacin y perspectiva histrica de clase) como eldel proceso transaccional entre lites (transitologa).

    Enfoques estructuralistas sobre la democratizacin

    Los primeros estudios sobre la democratizacin emergieron como secuela dela masiva destruccin que produjo en Europa la Segunda Guerra Mundial, lareconfiguracin de la poltica mundial asociada a la expansin de la Unin Soviticay su rea de influencia, y la descolonizacin de frica y Asia. En el marco de estecontexto dos predominantes perspectivas estructurales fueron desarrolladas con laintencin de explicar los cambios de rgimen poltico en los pases perifricos(democrtico, autoritario o totalitario). La investigacin fue de hecho orientada aidentificar los prerrequisitos para que la democracia emerja y sobreviva, y/o descubrirque clase social es el actor clave en la promocin y sostenimiento del rgimendemocrtico.

    Dentro de la teora de la modernizacin, el trabajo pionero de Lipset (1959)asocia a las chances de que emerja una democracia al desarrollo econmico. Esteenfoque tenda a recomendar polticas de asistencia econmica (como los PlanMarshall) como un elemento central para la democratizacin poltica, y por tantoconsideraba improbable la emergencia de la democracia en pases de bajos ingresosy su supervivencia como precaria. La democracia sostenible requera de condicionesestructurales, entre ellos el desarrollo de una clase media pro democrtica. Algunosestudios comparados con un gran nmero de casos han confirmado una positiva yestadsticamente significativa correlacin entre el PBI y la presencia de institucionesdemocrticas3. Esta perspectiva, sin embargo, no toma en consideracin el rol de lacapacidad de accin de los actores o la agencia (agency) y por tanto no puedeexplicar por qu pases pobres tales como Portugal (1974), Grecia (1974), Ecuador(1979), Per (1980) y Bolivia (1982) se democratizaron antes que pases msindustrializados como Argentina (1983), Brasil (1985-1990), Chile (1991) y Corea delSur (1987-1988).

    Aunque es eficaz en su capacidad de explicar la supervivencia de democraciasya establecidas, la teora de la modernizacin tiende de hecho a ignorar el rol de losactores sociales (entre ellos, los movimientos sociales) en la construccin de lademocracia, y por tanto no puede explicar los diferentes tiempos (desde transicionesproducidas por cambios abruptos a las que requirieron una dcada de cambios) y lacalidad de la democratizacin (desde la obtencin de una democracia meramenteprocedimental a la sustantiva). Si bien los estudiosos de la modernizacin examinanel rol de los actores organizados y movilizados en la sociedad, el ms prominente deellos, Huntington (1965, 1991), rechaza que la movilizacin (en particular aquella de

    3 Aunque con rupturas e irregularidades, la democracia en general ha sido correlacionada con undecrecimiento de la pobreza y las inequidades (Przeworski et al. 2000; Houle 2009).

  • 524 FEDERICO M. ROSSI Y DONATELLA DELLA PORTA

    la clase trabajadora) sea una fuente de democratizacin desde abajo, definiendocomo sociedades pretorianas a aquellas con altos niveles de movilizacin. En suvisin, la potencial disrupcin producida por los reclamos de inclusin requieren serlimitados y controlados. Enfoques como los de Huntington llevaron a una adicional,pero inconsistente, conclusin que caracteriza a su versin de la teora de lamodernizacin. Esta dice que la democracia necesita de bajos niveles de movilizaciny sindicalizacin, y que esos bajos niveles slo pueden ser autorizados luego dehaber alcanzado un relativamente alto nivel de industrializacin.

    Varios autores de diversas tradiciones analticas entre los cuales se destacanBermeo (1997), Collier (1999), Tilly (2004a; b) y McAdam et al. (2001) han, encambio, convincentemente demostrado el rol crucial jugado por los actoresmovilizados en la emergencia, preservacin y expansin de la democracia.Especialmente en la sociologa histrica la investigacin permiti identificar el rolde las masas en la primera y segunda ola de democratizacin, as como el rol delos movimientos de resistencia en la cada de los regmenes autoritarios en el finalde la Segunda Guerra Mundial. En estos estudios una pregunta central emergi:cul es la clase social democratizadora? Las narraciones histricas de los primerosprocesos de democratizacin en Europa destacan el rol del movimiento obrero enla lucha por derechos civiles, polticos y sociales. En este sentido, Barrington MooreJr. (1966), a pesar de acordar con Lipset en la importancia de las condicionessocioeconmicas, destaca el rol jugado por las clases sociales en la explicacin dela primera democratizacin4 en Inglaterra (1642-1649), Francia (1789-1848) y losEstados Unidos (1861-1865). Similarmente, Bendix (1964) observ que durante laprimera ola de democratizacin europea las masas entraron en la historia. Asmismo, T. H. Marshall (1992) enfatiz el rol de la movilizacin popular en la luchapor derechos civiles, polticos y sociales. Pizzorno (1996) not que el movimientosocialista y otros jugaron un importante rol en el desarrollo de la democracia liberal,y Tilly (2004) destac que el Estado y su proceso de constitucin afect los repertoriosde los movimientos sociales produciendo la nacionalizacin y autonomizacin delas acciones de protesta.

    La hiptesis de Moore sobre el impacto de las luchas de clases en los procesosde democratizacin luego fue especificada por estudiosos de ms recientes olas dedemocratizacin. Rueschemeyer et al. (1992) encontraron que dado cierto nivel dedesarrollo socioeconmico la clase trabajadores ha sido un actor clave en lapromocin de la democratizacin en las dos ltimas olas de democratizacin en elsur de Europa, Sudamrica y el Caribe5. Ms recientemente, en otro trabajo comparadotransnacional, Collier (1999) sugiri que el rol de la clase trabajadora a pesar de nohaber sido tan importante en el siglo XIX y el principio del XX en Europa Occidentalcomo haba sido propuesto por Rueschemeyer et al. fue sin embargo central en lams reciente ola de democratizacin en el sur de Europa y Sudamrica. Utilizando lateora de los juegos, Boix (2003) y Acemoglu y Robinson (2006: 38-39) ademsargumentan que la democratizacin es exitosa cuando las clases medias no se alancon las clases privilegiadas bloqueando la demanda de inclusin de la clasetrabajadora. Finalmente, Markoff (1996) enfatiza el rol de los movimientos de mujeres

    4 Moore destaca en particular la presencia de una burguesa urbana que no est aliada a la aristocraciaen la represin a la emergente clase obrera, permitiendo as que la ltima expanda sus reclamos.

    5 Sobre el rol de la clase trabajadora y los sindicatos en los procesos de democratizacin, tambin verSilver (2003).

  • 525DEMOCRATIZACIN Y PROTESTA

    en la demanda de derechos democrticos en la primera larga ola de democratizacin,iniciada a fines del siglo XVIII.

    Enfoques coyunturales de la democratizacin

    Mientras que en la perspectiva histrica de clase hay una mayor preocupacinpor la reconstruccin de los recorridos histricos interactivos que en la teora de lamodernizacin, ambas perspectivas pasan por alto el rol jugado por los actorescontenciosos y los mecanismos interactivos asociados a la democratizacin6. Encambio, la agencia es central en el llamado enfoque transitolgico, el que sin embargono presta mucha atencin a los movimientos sociales como potenciales actores de lademocratizacin.

    Luego de la ola de democratizacin de la dcada de 1970 en el sur de Europa,los enfoques de la ciencia poltica sobre la construccin de las instituciones polticashan privilegiado a los partidos como los principales actores democrticos (Higley yGunther 1992). Incluso los enfoques ms dinmicos de la democratizacin (ODonnelly Schmitter, 1986; Linz y Stepan, 1996), que tomaron en cuenta el ritmo temporal delas diferentes etapas de democratizacin, tendieron a percibir la reforma pactada/ruptura pactada de Espaa (1977) como el modelo exitoso de democratizacin. Poreste motivo fue enfatizada una necesaria desmovilizacin (o al menos su canalizacindentro de los partidos polticos institucionalizados) de la poltica de masas paralograr una efectiva consolidacin de la democracia.

    Dentro de esta tradicin, el trabajo ms influyente sobre democratizacin es elde ODonnell et al. (1986). En el tomo terico que concluye una amplia obra colectiva,ODonnell y Schmitter (1986) dedican una seccin a lo que llaman la resurreccin dela sociedad civil, significando un corto momento disruptivo cuando los movimientos,sindicatos, iglesias y la sociedad en general empujan la inicial liberalizacin de unrgimen no democrtico hacia una transicin democrtica. Para estos autores, estees un momento de grandes expectativas cuando el pueblo emerge, pero

    en cualquier caso, y ms all de su intensidad y del trasfondo del cual surge, estelevantamiento popular es siempre efmero. La represin selectiva, la manipulacin ycooptacin por aquellos que todava controlan el aparato estatal, la fatiga inducida porlas frecuentes demostraciones y el teatro callejero, los dilemas que surgen entreopciones procedimentales y polticas sustanciales, una sensacin de desilusin ticacon los compromisos realistas impuestos por la realizacin de pactos o por la aparicinde liderazgos oligrquicos dentro del conjunto de grupos son todos factores queconducen hacia la disolucin del levantamiento popular. El surgimiento y decadenciadel pueblo deja muchas esperanzas rotas y actores frustrados (ODonnell y Schmitter,1986: 55-56).

    As, parecera que la corta vida de la sociedad civil no slo es inevitable dada larecanalizacin de la participacin dentro de los partidos polticos y el sistema electoral,sino que tambin podra considerarse como positiva, ya que era percibida como lanica forma de evitar asustar a los sectores autoritarios dispuestos a la apertura, y de

    6 Collier (1999) desarrolla un anlisis dinmico de los procesos de democratizacin, pero concentra suanlisis en los actores de la clase trabajadora nicamente (sindicatos y partidos laboristas/ de izquierda) con laintencin de encontrar respuestas empricas a las preguntas de Moore.

  • 526 FEDERICO M. ROSSI Y DONATELLA DELLA PORTA

    esta manera asegurar la continuidad del proceso de negociacin con los gruposmoderados pro democracia. En esta misma lnea, para otros autores de la transitologa,las lites no slo son la nica fuente del proceso de democratizacin, sino tambinlas nicas que controlan su resultado. Mientras que para ODonnell y Schmitter lapoltica contenciosa favorece el avance de la liberalizacin de un rgimen nodemocrtico hacia una transicin a la democracia, para los autores que contribuyeronen el volumen de Higley y Gunther (1992) cualquier tipo de movimiento social, protestao huelga debe ser controlada y desmovilizada a fin de asegurar una democraciaprocedimental consolidada. Mientras que en la visin de ODonnell y Schmitter lademocratizacin es posibilitada por la divisin entre (autoritarias y democrticas)lites, en el anlisis de Higley y Gunther es el consenso entre las lites negociadoraslas que aseguran la consolidacin. La transitologa, por lo tanto, enfatiza la naturalezacontingente y dinmica del proceso democratizador, pero tiende a reducirlo a lanegociacin entre las lites polticas en un contexto de incertidumbre.

    Dentro de la transitologa, una mayor atencin prestada a la sociedad civil enlos procesos de democratizacin puede ser encontrada en el modelo de transicinextendida de Linz y Stepan (1996), donde no slo es importante el proceso intermediode negociacin en la liberalizacin/ transicin, sino que tambin las caractersticasdel previo rgimen no democrtico (autoritario, totalitario, postotalitario, sultanstico),la forma en que las lites no democrticas dejan el poder estatal, las caractersticashistricas de los partidos polticos y las lites, y cundo termina el clima deincertidumbre. Para estos autores, definida en contraste con la sociedad poltica(las lites y actores institucionalizados), es necesaria

    una sociedad civil robusta, con la capacidad de generar alternativas polticas ymonitorear al gobierno y el Estado [que] puede ayudar a que las transicionescomiencen, a resistir retrocesos, a empujar para que las transiciones seancompletadas, y ayudar a consolidar y profundizar la democracia. En todas las etapasde la democratizacin, por tanto, una vital e independiente sociedad civil es invaluable(Linz y Stepan, 1996: 9).

    No obstante reconocer tericamente el rol de la sociedad civil, los autores no ledan suficiente espacio emprico en el estudio de los casos. Sin embargo reflexionansobre la relacin entre las caractersticas del previo rgimen autoritario y las chancespara la emergencia de movilizaciones pro democrticas (Linz y Stepan, 1996: cap. 3).Los regmenes totalitarios son aquellos en los que, por medio de la limitacin delpluralismo, es cuasi imposible el desarrollo de organizaciones autnomas y redes queen el futuro pueden ser promotoras de democracia. Los regmenes sultansticos, debidoa la alta personalizacin del poder, hacen uso manipulador de la movilizacin con finesceremoniales o por medio de grupos paraestatales, desincentivando y reprimiendotodo tipo de organizacin autnoma que pueda sostener redes de resistencia. Losregmenes autoritarios, principalmente cuando son instaurados en pases con unaexperiencia previa (semi) democrtica, son los que generalmente experimentan lasms masivas movilizaciones y las mejor organizadas redes clandestinas de resistenciabasadas en las varias redes que preexisten al rgimen o que pudieron ser formadasluego gracias a mayores niveles de pluralismo. Linz y Stepan agregan otro tipo ideal dergimen, el postotalitario, pero ste parecera ser ms un paso intermedio en lademocratizacin de los regmenes totalitarios que un tipo de rgimen en s mismo. Dostipos de autoritarismo, no mencionados por los autores, son tambin importantes: a)autoritarismo-burocrtico, cuando la tecnocracia cvico-militar comanda la

  • 527DEMOCRATIZACIN Y PROTESTA

    despolitizacin de la sociedad movilizada para lograr la acumulacin de capital(ODonnell, 1973), y b) el populismo-autoritario, donde las lites movilizan desde arribaa la sociedad para legitimar el rgimen mientras incorporan a las clases bajas (cf.Hinnebusch, 2007). Mientras que algunos pases sudamericanos y del Sudeste Asitico(Argentina, Brasil, Chile, Corea del Sur, Taiwn, etc.) eran burocrtico-autoritarios; elmodelo predominante en algunos de los pases del Medio Oriente y el norte de frica(Egipto, Argelia, etc.) es el populista-autoritario. Linz y Stepan plantean una interesanterelacin entre el tipo de rgimen no democrtico y el potencial para la emergencia demovimientos, protestas, huelgas y redes clandestinas de resistencia que anteceden laliberalizacin y acompaan la democratizacin. Estas ideas podran ofrecer algunasexplicaciones an no completamente desarrolladas sobre las diferencias que tiendena aparecer en el grado y ritmo que adquiere la emergencia de la protesta en perodosde democratizacin7.

    Linz y Stepan (1996: cap. 2) tambin destacan la necesidad de considerar mltiplessimultneas transiciones (por ej., simple, donde se produce slo un cambio de rgimen;dual, donde se produce un cambio de rgimen junto con uno del sistema econmico;triple, donde el cambio incluye tambin el de la composicin del Estado-nacin). Eneste sentido, no es slo importante si el previo rgimen fue autoritario o totalitario, perotambin si fue capitalista o comunista (Stark y Bruszt, 1998). Adicionalmente, cuandoes una triple transicin, el problema de la construccin del Estado-nacin aparececuando los movimientos nacionalistas se movilizan en nombre de visiones en pujasobre cul debera ser el demos de la futura democracia. As, mientras que en la UninSovitica (1991) la movilizacin regional llev a la disolucin de la unidad poltica, enEspaa esto no se produjo. Los movimientos nacionalistas vascos y catalanes minaronla legitimidad del rgimen de Francisco Franco, pero no fueron exitosos en lograr laindependencia. En Checoslovaquia (1989-1992), por ejemplo, se experiment unadisolucin pacfica de la unidad poltica junto con una transicin hacia la democracia yel capitalismo. Estos cambios slo pueden ser explicados a travs de los roles jugadosde forma interdependiente por las lites del rgimen, las lites democrticas, los gruposmovilizados y las presiones internacionales. La moderacin versus la radicalizacin delos reclamos de autonoma/independencia han sido mencionados como elementosque favorecen o ponen en riesgo la transicin hacia la democracia (entre otros,Oberschall, 2000; Glenn, 2003a; Reinares, 1987).

    Si bien el enfoque dinmico de la transitologa, focalizado en la agencia de losactores, permiti que se desarrollara un mayor inters por el rol jugado por losmovimientos en la democratizacin (cf. Pagnucco, 1995), no se concentr en ellos.Junto con esta tendencia elitista, otros supuestos de la transitologa fueron criticados.Como Collier y Mahoney (1997) argumentan, la transitologa tiende a enfatizar el rolde los individuos por sobre los colectivos, lo que reduce el proceso a un pensamientoestratgico instrumental, ignorando los actores definidos por su clase tales como lossindicatos y los partidos laboristas/de izquierda, y es estadocntrica, subordinandolos actores sociales a los actores estatales. Como dice Baker (1999), la transitologatiende a considerar los movimientos y los actores que protestan como manipuladospor las lites y enfocados en propsitos definidos instrumentalmente8. Mientras que

    7 En un inicial tratamiento parcial de este tema Ulfelder (2005: 326-327) argumenta que: Los patrones deautoridad, las negociaciones entre lites, y los intereses corporativos en los que diferentes tipos de autocracia sebasan, hacen de estos regmenes diferentemente vulnerables a diversos tipos de desafos pblicos.

    8 Przeworski (1991: 57), por ejemplo, considera que los movimientos son importantes en la creacin de lascondiciones para la liberalizacin, pero son una herramienta de un proceso dirigido por las lites.

  • 528 FEDERICO M. ROSSI Y DONATELLA DELLA PORTA

    una inevitable y deseable elitizacin del proceso de democratizacin podra serconsiderada como la ley de hierro de gran parte de los transitlogos, investigacionesdesarrolladas por estudiosos de los nuevos movimientos sociales y luego aquellosdel proceso poltico mostraron un importante interjuego entre las lites y los actoresmovilizados como la necesaria (pero no suficiente) condicin de un proceso dedemocratizacin, cuestionando as la lgica de proceso lite-dirigido / lite-cerradoque previamente dominaba los estudios sobre la democratizacin. Un acuerdo generalentre los estudiosos que han analizado procesos de democratizacin en unaperspectiva no elitista es que ni siquiera el modelo de transicin espaol puede serconsiderado como uno de negociaciones bajo puro control de las lites. Masivas olasde huelgas, ataques terroristas por movimientos nacionalistas y un ascendente ciclode protesta caracteriz la transicin espaola (ver, entre otros, Foweraker, 1989;Maravall, 1978; 1982; McAdam et al., 2001: 171-186; Reinares, 1987; Snchez-Cuencay Aguilar, 2009; Tarrow, 1995), siendo mejor definida como un proceso dedesestabilizacin/liberacin (Collier, 1999: 126-132) o como un ciclo de protestaentrelazado con uno de negociaciones entre lites (McAdam et al., 2001: 186). Ensuma, la transitologa es acusada de ignorar el dinmico, contingente y contenciosoproceso de largo plazo asociado con la creacin de las condiciones para la quiebrade los regmenes no democrticos. La siguiente seccin analizar este proceso.

    Perspectivas de la democratizacin desde los estudios sobre losmovimientos sociales

    Con pocas excepciones (por ej., entre los latinoamericanistas), la literatura sobremovimientos sociales ha mostrado poco inters por los procesos de democratizacin(della Porta y Diani, 2006). Tan slo recientemente el concepto de poltica contenciosa(contentious politics), como opuesto al de poltica rutinaria (routine politics), ha sidopropuesto con el fin de vincular la investigacin de fenmenos tales como movimientossociales, revoluciones, olas de huelgas, nacionalizacin y democratizacin (McAdamet al., 2001).

    Incluso entre aquellos que coinciden en reconocer el importante rol de losmovimientos sociales, no hay acuerdo en sus efectos negativos versus positivos desu intervencin. Dos visiones contrapuestas sobre el rol jugado por los movimientossociales en los procesos de democratizacin han sido identificadas (Tilly, 1993-4).Primero, el enfoque populista de la democratizacin, el que enfatiza la participacindesde abajo, donde los movimientos sociales contribuyen a la creacin de un espaciopblico un espacio social () en el cual deliberaciones trascendentales sobre temaspblicos suceden a la vez que algunas veces contribuyen con las transferenciasestatales de poder (Tilly, 1993-4: 1). Segundo, un enfoque elitista en el cual lademocratizacin debe ser desde arriba hacia abajo, mientras que un exceso demovilizacin lleva a nuevas formas de autoritarismo debido a que las lites seatemorizan por los demasiados y muy veloces cambios. En este sentido, Charles Tillyenfatiz que si bien no es lineal existe

    una amplia correspondencia entre la democratizacin y los movimientos sociales. Losmovimientos sociales se originaron en la democratizacin parcial que puso a sujetosbritnicos y colonos norteamericanos contra sus gobernantes durante el siglo dieciocho.A travs del siglo diecinueve los movimientos sociales florecieron y se expandierondonde ms democratizacin estaba sucediendo y retrocedieron donde los regmenes

  • 529DEMOCRATIZACIN Y PROTESTA

    autoritarios cercenaron la democracia. Este patrn continu durante los siglos veinte yveintiuno: el mapa de instituciones [democrticas] hechas y derechas y los movimientossociales se superponen enormemente (Tilly, 2004: 125).

    Mientras que la democratizacin favorece la emergencia de movimientos socialespor medio de la expansin de los derechos ciudadanos y la rendicin de cuentas delas lites dirigentes, muchos, pero no todos los movimientos sociales, apoyan lademocracia. Algunos movimientos rechazan la democracia de plano (como es elcaso de los fascistas y neofascistas); otros tienen de alguna manera el no deseadoefecto de producir retrocesos en los derechos civiles (como sucedi con algunosmovimientos guerrilleros en Amrica Latina, cf. Wickham-Crowley, 1992; Brockett,2005). Algunas personas se movilizan contra procesos democrticos demandandosoluciones autoritarias a las crisis polticas y econmicas, proveyendo a los actoresno democrticos de una fuente popular de legitimidad (por ej., las protestas de lasmujeres de clase media contra el gobierno de Salvador Allende en Chile), y algunosactores persiguen restricciones a derechos democrticos en regmenes democrticos(por ej., los movimientos antiinmigrantes y xenofbicos en Europa)9. Las polticas deidentidad, como en el caso de los conflictos tnicos, frecuentemente desencadenanguerras religiosas y violencia racial (Eder, 2003). En otros casos, movimientos tratandode promover la democratizacin pueden llegar a producir como consecuencia nodeseada un incremento en la represin estatal, o facilitar la emergencia de actores nodemocrticos (por ej., el colapso de la Repblica de Weimar en Alemania).

    En muchos casos, sin embargo, puede encontrarse una correspondencia entremovimientos sociales y promocin de la democracia. Presionando por la expansindel sufragio o el reconocimiento de los derechos de asociacin, muchos movimientoscontribuyeron a la democratizacin. Como Amenta y Caren (2004: 265) argumentan,las conquistas en los procesos estatales de democratizacin son tal vez las msimportantes en las que los movimientos sociales pueden tener influencia y en las quetienen los mayores impactos sistmicos. Por lo tanto, una incompleta pero relevantecorrespondencia entre los procesos que promueven la democratizacin y losmovimientos sociales ha sido explicada de la siguiente manera: Primero, muchos delos mismos procesos que causan la democratizacin tambin independientementepromueven a los movimientos sociales. Segundo, la democratizacin como tal empujaa la gente a formar movimientos sociales. Tercero, bajo ciertas condiciones y de unaforma ms limitada, los movimientos sociales promueven la democratizacin (Tilly,2004b: 131).

    Acordamos que los movimientos sociales contribuyen a la democratizacin sloante ciertas condiciones. La movilizacin colectiva ha creado muchas veces lascondiciones para la desestabilizacin de los regmenes autoritarios, pero tambinpuede conducir a la intensificacin de la represin o al colapso de un rgimendemocrtico dbil, especialmente cuando los movimientos sociales no se circunscribena concepciones democrticas. Mientras que los movimientos de estudiantes,trabajadores y tnicos llevaron a la crisis del rgimen de Franco en Espaa en lasdcadas de 1960 y 1970, el movimiento de trabajadores y el de campesinos ascomo el movimiento fascista contribuyeron al fracaso del proceso de democratizacinde Italia en las dcadas de 1920 y 1930 (Tarrow, 1995).

    9 Sobre movimientos no-democrticos en Amrica Latina, ver Payne (2000); en Europa Occidental,Klandermans y Mayer (2005).

  • 530 FEDERICO M. ROSSI Y DONATELLA DELLA PORTA

    Como la relacin entre movimientos sociales y democratizacin no es simple, laprincipal pregunta para los estudiosos de los movimientos sociales ha sido: Cundoy cmo los movimientos sociales promueven la democratizacin? Dos principalesenfoques en los estudios sobre los movimientos sociales han intentado responder aesta pregunta: el de los nuevos movimientos sociales, y el del proceso poltico.Comenzaremos con una breve revisin de estas perspectivas y luego analizaremosel rol de los movimientos sociales en cada etapa de la democratizacin.

    La literatura sobre movimientos sociales ha estado mayormente focalizada a lasexperiencias de Europa Occidental y Estados Unidos y slo recientemente comenz aprestar atencin sistemtica a las relaciones entre movimientos sociales ydemocratizacin. En Europa el enfoque de los nuevos movimientos sociales observa laemergencia de un nuevo actor en la sociedad postindustrial. Alain Touraine (1981), elms prominente exponente de esta perspectiva, argumenta que el conflicto entre capitaly trabajo ha sido superado por un nuevo conflicto relacionado con la autorrepresentacinde la sociedad y sobre los tipos de accin vinculados con su transformacin. Por lotanto, los nuevos conflictos se desarrollaran por fuera de la fbrica, mientras que lasluchas obreras por tomar el poder estatal han sido abandonadas por los movimientosde mujeres, estudiantiles y ecologistas de Europa Occidental.

    A pesar de haber sido pensado para explicar un fenmeno muy diferente, elenfoque de los nuevos movimientos sociales fue ampliamente aplicado en lastransiciones latinoamericanas de las dcadas de 1980 y 1990, enfatizando lademocratizacin cultural y social producida por los movimientos, decentrando al Estadocomo el principal interlocutor (Slater, 1985; Jelin, 1987; Escobar y lvarez, 1992), loque finalmente llev a algunos de estos autores a ignorar la interaccin entre lites ymovimientos como un elemento crucial de la democratizacin (por ej., ver Arato, 1981).

    Mientras el inters por los procesos de democratizacin en Amrica Latina y elenfoque de los nuevos movimientos sociales decrecan, el enfoque del proceso polticofue convirtindose en ms relevante en el estudio de las transformaciones de rgimencomo resultado de la emergencia de nuevas democracias en Europa Oriental y en laexUnin Sovitica. Desarrollado inicialmente en los Estados Unidos, pero rpidamenteadoptado en Europa, el enfoque del proceso poltico dedica mucho ms sistemticaatencin al contexto institucional que la dada por la perspectiva de los nuevosmovimientos sociales, destacando la interrelacin entre actores gubernamentales,partidos polticos, movimientos sociales y protesta. Intentando dilucidar qu favorecela emergencia de la beligerancia y movilizacin en las democracias liberales, losestudiosos enmarcados en esta perspectiva han propuesto una relacin curvilneaentre la emergencia de la protesta y la apertura de las oportunidades polticas (Eisinger,1973). Recientemente, sin embargo, algunos acadmicos norteamericanos dentrode este enfoque propusieron una reformulacin de la transitologa, tomando enconsideracin el rol jugado por la poltica contenciosa (McAdam et al., 2001; Schock,2005; Tilly, 2004b).

    Aun siendo cierto que los movimientos sociales no son necesariamentepromotores de la democracia, el modelo dinmico elitista, sin embargo, no logracompletamente explicar el proceso de democratizacin. Los movimientos socialesjuegan diferentes roles en cada etapa especfica del proceso de democratizacin. ElCuadro 1 muestra cmo vara el rol de los movimientos sociales y de otros actorescontenciosos en las diferentes etapas del proceso de democratizacin. El resto deeste artculo ilustrar este punto con casos empricos.

  • 531DEMOCRATIZACIN Y PROTESTA

    Resistencia a regmenes no-democrticos

    La democratizacin como proceso comienza mucho antes de lo que latransitologa considera. Las lites comienzan un proceso de negociaciones porquealgo sucede que los empuja a algunos de ellos a dejar de apoyar al rgimen nodemocrtico.

    La democratizacin est, en general, vinculada a dos dinmicas contenciosas:a) un ciclo pro democrtico de protestas, y b) una creciente y masiva ola de protestasno sindicales (cf. Foweraker y Landman, 1997; Collier, 1999; McAdam et al., 2001,etc.). Si Las transiciones democrticas expresan una gran variedad de trayectoriasy resultados. El rol de los movimientos sociales en las transiciones est condicionadopor el ritmo especfico del ciclo de protesta, la forma de la estructura de la oportunidadpoltica, y la contingencia de las decisiones estratgicas (Foweraker, 1995: 90, n. 2).En Espaa, Brasil y Per, por ejemplo, las olas de huelgas fueron muy importantesdurante todo o parte del proceso de democratizacin (Maravall, 1982; Sandoval,

    CUADRO 1

    Rol jugado por los movimientos sociales, sindicatos y la poltica contenciosa en lasetapas del proceso de democratizacin

    Etapa Rol de los movimientos sociales Ejemplos

    Resistencia Redes clandestinas de resistencia y cooperacin Movimientos de derechos

    entre activistas. humanos y redes

    Campaas internacionales de deslegitimacin y transnacionales de activistas

    denuncia de violaciones a los derechos humanos. Movimiento antiapartheid

    Redes basadas en las iglesias

    Liberalizacin Promotores de la expansin de la transicin hacia una Huelgas sindicales

    democracia procedimental, o la resistencia a este Movimientos religiosos

    proceso. Movimientos urbanos

    Ensayo de (nuevas) prcticas democrticas ([re] Contramovimientos

    democratizacin cultural). dirigidos o controlados

    por militares

    Transicin Movilizacin entrelazada con pactos entre lites: Movimientos de derechos

    reclamos por justicia y la eliminacin de los poderes humanos

    reservados que limitan la emergente democracia, o Movimientos de mujeres

    apoyo a las lites autoritarias. Huelgas sindicales

    Redes de solidaridad de

    derecha

    Consolidacin Los movimientos introducen demandas por una Movimientos de reforma

    consolidada e inclusiva democracia sustancial, o agraria

    reclamos por la recuperacin del perdido orden por Movimientos indgenas

    medio de una limitacin de los derechos polticos o Movimientos por el empleo

    sociales. Movimientos antiinmigrantes

    Protestas por seguridad

    Expansin Campaas por la democratizacin de las organizaciones Movimientos por la

    intergubernamentales internacionales. justicia global

    Ensayos de democracia postrepresentativa a nivel local

    o nacional.

  • 532 FEDERICO M. ROSSI Y DONATELLA DELLA PORTA

    1998; Collier, 1999). Mientras que en Per la democratizacin est en gran medidaasociada a una ola de huelgas (1977-1980) contra un gobierno autoritariocrecientemente impopular (Collier, 1999: 115-119), Brasil experiment una ola dehuelgas (1974-1979), seguida por un ciclo de protesta (1978-1982) mayormenteimpulsado por movimientos urbanos (Mainwaring, 1987). Mientras algunas veces losciclos de protesta y las olas de huelgas convergen, en muchas otras las olas dehuelgas son ms fuertes en la primera etapa de resistencia, luego declinan, y mstarde reemergen durante la liberalizacin y transicin en coordinacin con el pico deun ciclo de protesta originado por redes clandestinas de resistencia.

    Ms all de la relevancia de estos procesos contenciosos, una de las primerascausas que minan la legitimidad y el apoyo nacional e internacional al rgimen es elrol jugado por las redes clandestinas de resistencia. Los estudiosos de los nuevosmovimientos sociales latinoamericanos (Jelin, 1987; Corradi et al., 1992; Escobar ylvarez, 1992) fueron los primeros en prestar atencin al rol de la resistencia culturaly poltica a los regmenes autoritarios y la construccin de redes democrticasalternativas. Los movimientos de derechos humanos, los sindicatos, y las iglesiaspromueven la deslegitimacin de los regmenes autoritarios en foros internacionalescomo las Naciones Unidas, y en clandestinas o abiertas acciones de resistencia anivel nacional. La capacidad de recuperacin de las redes ante el impacto de larepresin juega un rol decisivo en esta etapa ya que puede llevar a divisiones en lalites autoritarias/ totalitarias e incluso forzar a que comiencen la liberalizacininicialmente mal predispuestas lites (Schock, 2005).

    En los pases con una mayoritaria poblacin catlica, la Iglesia jug un rolimportante. Mientras las altas jerarquas de la Iglesia fueron frecuentemente parte delos poderes fcticos que apoyaron a los regmenes autoritarios, en algunos pases,actores relacionados a la Iglesia jugaron un rol pro democrtico. Este fue el caso dela Vicara de la Solidaridad en Chile, la que conden la represin, persecucin yasesinatos ordenados por Augusto Pinochet, mientras ayudaron a coordinar sindicatos,partidos y activistas de base para organizar protestas contra el rgimen en la dcadade 1980 (Lowden, 1996). En Brasil, con la incorporacin de la teologa de la liberacin,la Iglesia ayud a crear espacios de empoderamiento por medio de las ComunidadesEclesiales de Base (CEB) (Burdick, 1992; Levine y Mainwaring, 2001). El rol jugadopor las CEB fue central en la lucha por la democratizacin, y grupos catlicos fueronagentes de una coalicin pro democrtica con los sindicatos y los movimientosurbanos. De forma similar, en el Pas Vasco, el clero local apoy a la oposicinantifranquista, ayudando a preservar el idioma vasco (della Porta y Mattina, 1986). Yen Polonia una coalicin pro democrtica desarroll una alianza entre la Iglesia Catlicay el sindicato Solidaridad, la que demostr ser muy importante como ncleo de la redde resistencia que ayud a crear los recursos necesarios para las masivasmovilizaciones durante las etapas de liberalizacin y transicin (Glenn, 2003a; Osa,2003).

    En otros pases, tales como la Argentina, mientras la Iglesia Catlica jugaba elrol de apoyo circunstancial, y en algunos casos se converta en un activo participantedel terrorismo de Estado (Mignone, 1988; Verbitsky, 2005), las redes cvicas fueronlas que jugaron el rol de deslegitimacin del rgimen (Wright, 2007). Las Madres dePlaza de Mayo, el Servicio de Paz y Justicia, y la Asamblea Permanente por losDerechos Humanos, entre otras organizaciones del movimiento de derechos humanos,en coordinacin con redes transnacionales de activistas en derechos humanos iniciaron

  • 533DEMOCRATIZACIN Y PROTESTA

    campaas nacionales y trasnacionales por verdad y justicia a fin de saber sobre eldestino de los entre 8.000 y 30.000 desaparecidos secuestrados y asesinados porlas Fuerzas Armadas. Por medio del identificar y denunciar, las organizaciones demovimientos sociales contribuyeron a daar la imagen del rgimen autoritario enforos internacionales como en el de las Naciones Unidas y el de la Organizacin deEstados Americanos (Brysk, 1993; Brito, 1997; Sikkink, 1996; Keck y Sikkink, 1998,captulo 3). A pesar de que los regmenes autoritarios estn cerrados a cualquier tipode oposicin, Keck y Sikkink mostraron que se desarrolla un patrn boomerangcuando las redes de derechos humanos sensibilizan a terceros pases y organizacionesintergubernamentales para generar presin poltica sobre un rgimen autoritario:

    Los gobiernos son los principales garantes de los derechos, pero tambin son susprincipales violadores. Cuando los gobiernos violan o se niegan a reconocer derechos,los individuos y grupos locales frecuentemente no tienen derechos dentro de la polticay arena judicial domstica. Esto los hace buscar conexiones internacionales parafinalmente expresar sus preocupaciones e incluso para proteger sus vidas.

    Cuando los canales entre el Estado y los actores locales estn bloqueados, puedeocurrir el patrn boomerang de influencia que caracteriza a las redes internacionales:las ONGs locales evitan a sus Estados y directamente buscan aliados internacionalestratando de aunar presiones externas contra sus estados (Keck y Sikkink, 1998: 12).

    La resistencia contra los regmenes autoritarios tambin se desarroll dentro degrupos culturales no religiosos. En la Repblica Checa la principal organizacin en elmovimiento de democratizacin fue el Foro Cvico, el cual emergi de la accin deuna red de artistas y teatros que buscaban construir un espacio de autonoma yexpresin luego de haber sufrido una fuerte ola de represin contra protestasestudiantiles (Glenn, 2003a)10.

    En particular durante la etapa de resistencia, el movimiento obrero y sus aliadospueden ser efectivos promotores de valores y principios democrticos que erosionana los regmenes democrticos y establecen las condiciones para que la liberalizacinsuceda. Especialmente en Amrica Latina y el Sur de Europa, las organizaciones detrabajadores as como otros movimientos sociales muchas veces establecieron fuertesvnculos con organizaciones polticas de izquierda. En un trabajo comparativo sobremovimientos de mujeres en el Sur de Europa, della Porta et al. (en prensa) destacaronel rol jugado por las organizaciones de mujeres en la resistencia a regmenes fascistas,as como el efecto que esta alianza tuvo con las caractersticas del movimiento demujeres en otros pases. Bajo los regmenes autoritarios los movimientos socialestendieron a estar subordinados a sus aliados polticos, y la lucha contra las dictadurasprevaleci sobre otros objetivos. En Italia el predominio de las fuerzas socialistas ycomunistas durante la resistencia al fascismo condujo al alineamiento de los reclamosemergentes con el de la izquierda, teniendo los otros movimientos que aceptar elliderazgo y el actor poltico definido por la izquierda: los obreros. Los as llamadosfeminismos liberal-burgueses eran en cambio dbiles.

    La lucha contra el fascismo represent una importante experiencia para muchasmujeres italianas: Si el fascismo haba restringido a la mujer a una marginal, limitada,

    10 Ver Boudreau (2004) por una interesante investigacin sobre el rol jugado por los movimientos deresistencia y la represin estatal en las luchas por la democratizacin en los regmenes autoritarios de Ne Win(1958-1981) en Birmania, Ferdinand Marcos (1965-1986) en las Filipinas y Thojib (Raden) Suharto (1967-1998)en Indonesia.

  • 534 FEDERICO M. ROSSI Y DONATELLA DELLA PORTA

    pasiva existencia como hacedoras de bebs, el frente democrtico antifascista cre unnuevo y activo modelo de mujer (Hellman, 1987: 32-33). En 1943, los Grupos para laDefensa de las Mujeres y la Ayuda a los Voluntarios de la Libertad formaron parte de laResistencia (Beckwith, 1985: 22). Estas unidades, dependientes del multipartidarioComit Nacional para la Liberacin, estaban a cargo de la provisin de comida y armas,as como de la asistencia a los partisanos heridos y sus familias. A pesar de que tanslo unas ms o menos 70.000 mujeres que participaron en la Resistencia tomaronrealmente las armas contra el fascismo, su rol de apoyo fue esencial. Similarmente elfeminismo se desarroll en la Espaa autoritaria en el marco de la oposicin a la dictadura.Las feministas fueron muy activas en la poltica general y el trabajo sindical clandestino,as como en temas de igualdad de gnero. En Grecia, durante los comienzos de ladcada de 1960, nuevos esfuerzos organizativos llevaron a la reemergencia de unmilitante movimiento de mujeres como un ala de la lucha popular por cambios socialesradicales. La muy organizada Unin de Mujeres Panhelnicas fue formada por mujeresque fueron activas participantes de la resistencia nacional y miembros del PartidoComunista Griego. Finalmente, un Comit Coordinador de Mujeres Trabajadoras fueorganizado por mujeres comunistas y de otros sectores progresistas.

    Liberalizacin y el aumento de la movilizacin

    La democratizacin requiere de la aceleracin de ciertas dinmicas para queocurra. Esto produce la percepcin entre las lites autoritarias de que no hay otraopcin ms que abrir el rgimen si quieren evitar una inminente o potencial guerracivil o toma violenta del poder por actores democrticos y/o revolucionarios. Este fueel caso de la fallida revolucin socialista cvico-militar de Portugal en 1974 que dioinicio a una transicin hacia un rgimen democrtico (aunque capitalista); as comoel efecto que produjo la prolongada insurgencia en El Salvador (1994) y en Sudfrica(1994) (Wood, 2000). La intensidad de las protestas y huelgas juega un rol crucial enla definicin de las oportunidades que las lites del rgimen tienen de llevar adelanteuna larga y controlada transicin o una corta ruptura y prdida del control que estaslites tienen del Estado.

    Durante la etapa de liberacin, la sociedad organizada (re)emerge pblicamenteen una forma mucho ms visible luego de eliminar algunas de las restricciones en loque fue llamada la resurreccin de la sociedad civil (ODonnell y Schmitter, 1986).Durante esta etapa los movimientos pueden promover la expansin de la transicinhacia una efectiva democracia, o resistir el proceso de democratizacin. De hecho,los sindicatos, los partidos laboristas/de izquierda y los movimientos urbanos,mayormente en los barrios pobres y los distritos industriales, han sido presentadoscomo actores centrales en la bsqueda de la democracia (Slater, 1985; Collier, 1999;Silver, 2003). En Chile, los movimientos de pobres urbanos organizados por miembrosdel Partido Comunista en Santiago fueron uno de los principales promotores del ciclode protesta 1983-1987 que si bien no result totalmente efectivo le dej a AugustoPinochet en claro que alguna fuente de legitimidad era necesaria para continuar en elgobierno, conducindolo a iniciar una controlada transicin (Schneider, 1992; 1995;Hipsher, 1998a). En el sur de Europa las organizaciones de mujeres ejercieron unapresin desde abajo durante las fases de liberalizacin, empujando al rgimenhacia una apertura. En los cuatro pases del sur de Europa las pocas organizacionesde mujeres que fueron toleradas por los regmenes autoritarios proveyeron de los

  • 535DEMOCRATIZACIN Y PROTESTA

    recursos organizacionales para que redes informales de oposicin se pudierandesarrollar. En particular en Espaa, durante la ola de protestas populares queacompaaron a la liberalizacin del franquismo, las mujeres fueron parte de unasuerte de resurreccin de la sociedad civil. En la lucha contra los regmenes fascistasalgunas de las organizaciones de mujeres fueron influenciadas por los marcosdominantes que enfatizaban los derechos civiles y polticos, participando en las luchasgenerales por la liberacin.

    En algunas ocasiones, durante la fase de liberacin, un efecto boomerang esproducido por la alianza de movimientos sociales con actores trasnacionales a fin depromover una transicin y mejorar la calidad del proceso de democratizacin. EnAmrica Latina, as como en Europa Oriental, estas alianzas resultaron ser crucialespara empujar la liberalizacin del rgimen como una forma de distender la conflictividadsocial hacia una efectiva transicin hacia la democracia procedimental (Keck y Sikkink,1998; Glenn, 2003a).

    Transicin hacia la democracia procedimental

    Durante la transicin a la democracia, los movimientos sociales suelen buscarla democratizacin, justicia social y la eliminacin de los poderes reservados quelimitan la emergencia de la democracia. A pesar de que las oportunidades polticaspara la movilizacin se abren debido a la gran incertidumbre que caracteriza a estaetapa, nada est definido an, y los ciclos de protestas pueden empujar haciadirecciones contradictorias. De hecho, la movilizacin refuerza la capacidad deaspirantes y lites para hacer reclamos, mientras que tambin limita la variedad deresultados aceptables debido a la naturaleza condicional del apoyo popular (Glenn,2003a: 104). Viejos (de trabajadores, tnicos) y nuevos (de mujeres, urbanos)movimientos participan en largas coaliciones reclamando por derechos democrticos(Jelin, 1987; Tarrow, 1995; della Porta et al. en prensa).

    En trminos generales, la etapa de la transicin est caracterizada por lamovilizacin de una coalicin pro democrtica de sindicatos, iglesias y movimientossociales. Sin esta coalicin la democracia generalmente no es lograda porque loscontramovimientos que rechazan la transicin es muy probable que pujen por unarestauracin del rgimen autoritario / totalitario. Algunas redes de derecha o militarestambin resisten la transicin o intentan lograr una cada violenta de la democracia.Esto es ejemplificado por el grupo militar carapintada en Argentina que en 1987,1988 y 1990 intent dar fin a los juicios contra militares que haban torturado y asesinadodurante el rgimen autoritario de 1976-1983 (Payne, 2000, cap. 3). En otros casos lareaccin viene de la alta burocracia del rgimen, con un incremento de la represin,como es el caso del aplastamiento de los movimientos estudiantiles chinos en 1989,o los pedidos de apoyo externo para controlar la situacin en Polonia en 1981 (Ekierty Kubik, 1991; Zhao, 2000).

    La dinmica de negociacin entre las lites y la creciente radicalizacin de lamovilizacin callejera intensifica la relacin entre lites y movimientos (Casper y Taylor,1996: 9-10). Glenn (2003a: 104) argumenta que la lgica de la transicin es mltiple:a) las movilizaciones afectan a las negociaciones de lites: introducen nuevos actoresa la arena poltica, alteran las relaciones de poder entre las partes contendientes einsertan nuevas demandas en el proceso de redefinicin del curso de losacontecimientos; y b) las negociaciones de lites afectan las movilizaciones: el proceso

  • 536 FEDERICO M. ROSSI Y DONATELLA DELLA PORTA

    de negociaciones mismo cambia el grado de apertura de las oportunidades polticaspara los movimientos al modificar los reclamos y los interlocutores aceptables en elproceso.

    El momento en que la sociedad es desmovilizada, y la poltica es canalizadadentro de la poltica de los partidos, es considerada por la transitologa como el finaldel perodo de transicin. Este resultado, sin embargo, es slo uno de los tantosposibles en las transiciones reales. Mientras que en la Argentina, Bolivia y la reginAndina la desmovilizacin no ocurri luego de la transicin, en pases como Uruguayy Chile la poltica fue velozmente institucionalizada dentro del sistema de partidos(Canel, 1992; Schneider, 1992; Hipsher, 1998a). A pesar de no haber sidocompletamente estudiada, la desmovilizacin no parecera ser esencial para laconsolidacin, la que dependera en cambio de la presencia de un relativamenteinstitucionalizado sistema de partidos en Estados centralizados y fuertes, con partidosque histricamente han monopolizado el proceso de toma de decisiones y que nofueron completamente disueltos por el rgimen autoritario (Rossi, 2006: 262). Msan, Karatnycky y Ackerman (2005) argumentan que mantener a las lites bajo continuapresin popular luego de la transicin puede ser una fuente central para que sucedauna exitosa consolidacin.

    Sin dudas, las organizaciones de movimientos sociales movilizadas durante laliberalizacin y transicin no se disuelven totalmente. Tan pronto como las institucionesde la democracia representativa comienzan a funcionar muchos activistas se dedicana la construccin de organizaciones que son capaces de interactuar con estasinstituciones. En el sur de Europa, las mujeres que se haban movilizado en la luchapor la democracia, participaron en la construccin de nuevas instituciones. A pesarde que la necesidad de construir instituciones democrticas reduce el espacio parala constitucin de movimientos de mujeres autnomos, las organizaciones de mujeresorganizadas emergieron y reemergieron. Es cierto que las mismas caractersticasque ayudaron a los movimientos durante la liberalizacin y transicin (una informal yflexible estructura organizacional, un nfasis en la organizacin de la sociedad contrael Estado, un foco en la unificacin de varios objetivos hacia la lucha contra el antiguorgimen) pueden poner en peligro su capacidad de adaptarse a la democracia poltica.Sin embargo, los movimientos sociales no desaparecen. En los pases del sur deEuropa la democratizacin ayud a que florezca un gran nmero de organizacionesde mujeres, con diferentes estructuras organizacionales, objetivos polticos y culturales,y una propensin a usar la protesta como forma de accin. De hecho, el movimientode mujeres de la dcada de 1990 en el sur de Europa resulta mucho ms similar alque se encuentra en el resto de las democracias occidentales, que el que exista enla dcada de 1980. En particular en Espaa, Portugal y Grecia, el movimiento demujeres parecera que ha salteado la fase que en otras democracias occidentalesha caracterizado a la construccin de una nueva identidad feminista con el fin deestar listo para jugar algn rol en democracias consolidadas por medio de diversasformas de participacin poltica, tanto rutinarias como contenciosas.

    Las caractersticas del previo rgimen as como el especfico camino de latransicin parecera que tienen un impacto en la capacidad de las organizaciones demovimientos sociales para adaptarse a los procesos de democratizacin. Por ejemplo,la desmovilizacin fue particularmente dura en Portugal, dnde la consolidacindemocrtica fue ms difcil, complicada por el involucramiento de los militares en unainsurgencia masiva que, sin embargo, no fue la expresin de un fuerte y bien

  • 537DEMOCRATIZACIN Y PROTESTA

    organizado movimiento social. Por el contrario, el anlisis de los movimientos demujeres parecera indicar que un rgimen autoritario de larga duracin, con unapoblacin sin una previa experiencia de democracia de masas y una tmidaliberalizacin en la dcada de 1970 habra destruido a la sociedad organizada alpunto de que el Estado democrtico debe activamente intervenir para construirasociaciones cvicas (della Porta et al. en prensa). La reconstruccin de la participacincvica parecera que ha sido ms fcil en Espaa, donde los movimientos sociales sehaban desarrollado en las dcadas de 1960 y 1970, presionando por aprovechar laliberalizacin del rgimen. En Grecia como en Italia, con relativamente ms cortosregmenes autoritarios, el ncleo de las futuras organizaciones de movimientos socialesfue construido en el muy bien organizado sector armado de la Resistencia, a pesarde que en Italia la represin al movimiento obrero en la dcada de 1950 llev a ladesmovilizacin de los movimientos.

    La presencia de una tradicin de movilizacin, as como movimientos que sonapoyados por partidos polticos, sindicatos e instituciones religiosas pueden facilitarel mantenimiento de altos niveles de protesta, como pas con la promocin que elPartido Comunista hizo de las protestas de pobladores de barrios pobres en Chile(Hipsher, 1998a; b; Schneider, 1992; 1995); el Partido de los Trabajadores y una partede la Iglesia Catlica con los movimientos rurales y los sindicatos en Brasil (Branfordy Rocha, 2002; Burdik, 2004); o el movimiento medioambiental en Europa Oriental(Flam, 2001) son ilustrativos de esto.

    El rol de las organizaciones de movimientos sociales y las ONGs ha sidoespecialmente destacado en la ltima ola de democratizacin. En particular, desdefinales de la dcada de 1980, la transicin en Europa Oriental llev a un nuevoparadigma de democratizacin poltica y de las polticas pblicas. La principal ideaes la de que la democracia necesita una coleccin de organizaciones sociales activascvicamente, preferiblemente con alguna autonoma del Estado. En los recientesprocesos de democratizacin en Europa Oriental la disponibilidad de fondos pblicosy privados para ONGs contribuy a la veloz institucionalizacin de las organizacionesde los movimientos sociales, mientras que la debilidad de la sociedad civil esfrecuentemente un estigma (Flam, 2001).

    Consolidacin de una procedimental (o sustancial?) democracia

    En la literatura de la ciencia poltica, la consolidacin est generalmente asociadacon el cierre del proceso de democratizacin por las primeras abiertas y libreselecciones, el fin del perodo de incertidumbre y/o la implementacin de un mnimode calidad sustancial de la democracia (Linz y Stepan, 1996; ODonnell, 1993; 1994).La democracia, sin embargo, no pude ser considerada como consolidada sin unaefectiva aplicacin universal de los derechos ciudadanos, los que trascienden elderecho a votar. En esta etapa, los movimientos en muchos pases luchan por losderechos de aquellos que fueron excluidos de democracias de baja intensidad yreclaman una democracia ms inclusiva (por ej., reforma agraria, trabajo, derechosde las mujeres y de los pueblos originarios) y el fin de los legados autoritarios (Eckstein,2001; Hite y Cesarini, 2004; della Porta et al. en prensa). Los reclamos de losmovimientos enmarcados en el nombre de derechos, ciudadana, y sus prcticas,juegan un rol central en la creacin de la ciudadana (Foweraker y Landman, 1997;Eckstein y Wickham-Crowley, 2003). Como observ Foweraker (1995: 98), La lucha

  • 538 FEDERICO M. ROSSI Y DONATELLA DELLA PORTA

    por derechos tiene un impacto mucho ms que retrico. La insistencia en el reclamode derechos a la libre expresin y reunin son una precondicin para el tipo decolectivo (y democrtico) proceso de toma de decisiones que educa ciudadanos.En pocas palabras, los movimientos sociales generalmente producen impactos delargo plazo que no son nicamente institucionales, sino que son tambin culturales ysociales. Estas transformaciones se desarrollan por medio de las prcticas y valoresalternativos de los movimientos que muchas veces ayudan a sostener y expandir lademocracia (Rossi, 2005; Santos, 2005). Ms an, las redes de los movimientosjuegan un importante rol en la movilizacin contra los persistentes patrones de exclusiny los legados autoritarios (Hagopian, 1990; Yashar, 2005).

    Expansin a la democracia postrepresentativa

    Finalmente, los movimientos sociales a veces juegan importantes roles en laexpansin de la democracia (una etapa del proceso de democratizacin an nocompletamente estudiada), encarando tanto las reformas democrticas del sistemainternacional de gobierno (governance) como, en el plano nacional, la superacin dela democracia representativa por medio de experimentos de democracia participativay deliberativa (Baiocchi, 2005; Santos, 2005). Hay al menos dos principalesperspectivas en este tema. Primero, la de la sociedad civil global (Kaldor 2003; Keane2003) que enfatiza el rol jugado por una sociedad civil mundial organizada en lademocratizacin a escala supranacional, ubicada entre el Estado y el mercado (Coheny Arato, 1992). Segundo, la investigacin sobre el movimiento de justicia global (dellaPorta y Tarrow, 2005) y el anlisis de las redes transnacionales de activistas (Keck ySikkink, 1998) notan el rol jugado por los grupos de lucha por los derechos humanos,indgenas, mujeres y alterglobalizacin en la promocin y expansin de los regmenesnacionales democrticos, as como la reformulacin de los no muy democrticosprocedimientos de las organizaciones intergubernamentales internacionales, talescomo el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. En el caso del movimientopor la justicia global, las propuestas de reforma estn especialmente orientadas haciala expansin de la transparencia en el proceso de toma de decisiones en lasorganizaciones intergubernamentales internacionales, crecientes controles sobre losparlamentos nacionales, as como la apertura de canales de acceso institucionalpara las organizaciones de movimientos sociales (della Porta, 2005).

    Conclusin

    Hemos argumentado que los movimientos sociales han jugado un pequeo rolen la investigacin sobre democratizacin. Las teoras de la modernizacin le hanprestado poca atencin a la agencia en general y a los movimientos sociales enparticular, enfocndose en las condiciones econmicas para la estabilidaddemocrtica. Otros investigadores se han concentrado en las clases sociales quelideran los procesos de democratizacin, prestando sin embargo ms atencin a lascondiciones estructurales que a la movilizacin de estas clases. El estudio dinmicode la democratizacin ha considerado a los movimientos sociales como actores decorta vida relevantes en la etapa de liberalizacin nicamente, enfocando lainvestigacin en los actores institucionales especialmente cuando estudian las etapasde transicin y consolidacin. No obstante algunos autores mencionan a una robusta

  • 539DEMOCRATIZACIN Y PROTESTA

    sociedad civil como facilitando el proceso de democratizacin, los enfoquestransitolgicos han prestado tradicionalmente poca atencin emprica a suscaractersticas y desarrollo. Por su parte, hasta recientemente los estudios sobremovimientos sociales han tendido a enfocarse en las democracias avanzadas,mantenindose ampliamente desinteresados tanto por los movimientos sociales enregmenes autoritarios, como por los movimiento sociales en procesos dedemocratizacin. Esto es una pena porque los ciclos de protesta y las olas de huelgasjuegan un importante rol en los procesos de democratizacin. La investigacin existenteindica que el rol de los movimientos sociales tiende a variar en las diferentes etapasde la democratizacin:

    a) Las redes clandestinas de resistencia minan los apoyos internos einternacionales de los regmenes autoritarios;

    b) La intensidad de las protestas pueden acelerar los procesos de liberalizacin;c) Los movimientos sociales son frecuentemente importantes aliados de los

    partidos polticos y otros actores colectivos en coaliciones pro democrticasdurante la fase de transicin; y

    d) Tambin durante y luego de la consolidacin democrtica, prcticasalternativas de la democracia son ejercitadas en los movimientos sociales,las que podran promover una procedimental y/o sustancial expansin de lademocracia.

    Podramos concluir observando que, no obstante cumplir un importante rol enla promocin de la democracia, los movimientos sociales no siempre han sido efectivos.En 1984 en Brasil, la gran campaa de movilizacin por la reformulacin del sistemaelectoral y la inclusin de elecciones directas llamada Diretas J no tuvo impactoen las lites autoritarias. Este caso y otros, como el de las protestas estudiantiles deChina en 1989, muestran cmo la sola movilizacin por la democracia no produce lademocratizacin11. Una combinacin de varios factores es necesaria para que unaefectiva democratizacin se realice.

    La principal razn para combinar perspectivas desde arriba y desde abajo esde hecho que El modo en que se produce la transicin, el contexto del proceso dedemocratizacin, los tipos de actores involucrados en el proceso, y sus estratgicasinteracciones, todas influencian el tipo de democracia que es establecida (Pagnucco,1995: 151). La literatura revisada en este artculo parecera indicar que la siguientecombinacin de elementos produce el escenario ms favorable para lademocratizacin:

    a) Una ola de huelgas no sindicales y/o un ciclo de protesta pro democracia;b) Una creciente organizacin poltica en las reas urbanas y una relativamente

    densa red de resistencia;c) En los pases de mayora poblacional catlica, una Iglesia que est

    activamente involucrada en las luchas por la democratizacin;d) Presiones internacionales de las redes de activistas en derechos humanos;e) La existencia de una divisin entre las lites autoritarias/ totalitarias sobre si

    deberan continuar con el rgimen no democrtico; y

    11 Esta compleja relacin ha sido extensamente estudiada en los ltimos trabajos de Tilly (2001; 2004a; b;2007).

  • 540 FEDERICO M. ROSSI Y DONATELLA DELLA PORTA

    f) La existencia de lites pro democrticas capaces de integrar las diversasdemandas por democracia que provienen desde abajo (al menos hasta quela transicin est bastante avanzada).

    Existen tambin configuraciones de elementos que pueden influenciarnegativamente en la democratizacin. Dificultades emergen cuando la transicin debelidiar con movimientos que simultneamente disputan la independencia de nacionesy alternativas visiones excluyentes del demos; y cuando ataques terroristas y/omovimientos guerrilleros se desarrollan durante el proceso de democratizacinrechazando la democracia como un plausible resultado inmediato. Estos dos elementosno hacen la democratizacin imposible, pero pueden ponerla ante el riesgo de nuncaconsolidarse o de slo producir una limitada liberalizacin del autoritarismo.

    Claramente, mucho ms trabajo de comparacin sistemtica es necesario a finde especificar y testear estas hiptesis. Si bien no hay una respuesta nica y cerrada,la acumulacin de importantes investigaciones sobre las democratizaciones del sigloXXI puede, sin embargo, expandir nuestra comprensin del dinmico, contingente ycontencioso proceso de formacin de caminos alternativos hacia las democracias.

  • 541DEMOCRATIZACIN Y PROTESTA

    REFERENCIAS BIBLIOGRFCAS

    ACEMOGLU, D. y ROBINSON, J. (2006): Economic Originsof Dictatorship and Democracy (Cambridge,Cambridge University Press).

    AMENTA, E. y NEAL, C. (2004): The Legislative,Organizational, and Beneficiary Consequences ofState Oriented Challengers, en SNOW, D., SOULE,S. y KRIESI, H. (eds.): The Blackwell Companion toSocial Movements (Oxford, Blackwell) 461-488.

    AMINZADE, R., GOLDSTONE, J., MCADAM, D., PERRY, E.,SEWELL, W., TARROW, S. y TILLY, C. (eds.) (2001):Silence and voice in the study of contentious politics(Nueva York, Cambridge University Press).

    ARATO, A. (1981): Civil Society against the State:Poland 1980-81, Telos, 42: 23-47.

    AVRITZER, L. (2009): Participatory Institutions inDemocratic Brazil (Baltimore, The Johns HopkinsUniversity Press).

    BAKER, G. (1999): The Taming Idea of Civil Society,Democratization, 6/3: 1-29.

    BAIOCCHI, G. (2005): Militants and Citizens: The Politicsof Participatory Democracy in Porto Alegre(Stanford, Stanford University Press).

    BECKWITH, K. (1985): Feminism and Leftist Politics inItaly: The Case of UDI-PCI Relationships, WestEuropean Politics 8/4: 19-37.

    BENDIX, R. (1964): Nation Building and Citizenship (NewYork, Wiley & Sons).

    BERMEO, N. (1997): Myths of Moderation: Confrontationand Conflict during Democratic Transition,Comparative Politics, 29/2: 205-322.

    BOUDREAU , V. (2004): Resisting Dictatorship:Repression and Protest in Southeast Asia(Cambridge, Cambridge University Press).

    BOIX, C. (2003): Democracy and Redistribution(Cambridge, Cambridge University Press).

    BURDICK, J. (1992): Rethinking the Study of SocialMovements: The Case of Christian BaseCommunities in Urban Brazil, en ESCOBAR, A. yLVAREZ, S. (eds.): The Making of Social Movementsin Latin America. Identity, Strategy and Democracy(Boulder, Co.: Westview), 171-184.

    BURDICK, J. (2004): Legacies of liberation: Theprogressive Catholic Church in Brazil at the start ofa new millennium (Aldershot, Ashgate).

    BRANFORD, S. y ROCHA, J. (2002): Cutting the wire: Thestory of the Landless Movement in Brazil (London,Latin American Bureau).

    BRITO, A. (1997): Human Rights and Democratization inLatin America. Uruguay and Chile (Oxford, OxfordUniversity Press).

    BROCKETT, C. (2005): Political Movements and Violencein Central America (New York, Cambridge UniversityPress).

    BRYSK, A. (1993): From Above and Below: SocialMovements, the International System, and Human

    Rights in Argentina, Comparative Political Studies,26/3: 259-85.

    CANEL, E. (1992): Democratization and the Decline ofUrban Social Movements in Uruguay: A Political-Institutional Account, en Escobar y lvarez (1992:276-90).

    CASPER, G. y TAYLOR, M. (1996): NegotiatingDemocracy: Transitions from Authoritarian Rule(Pittsburgh, University of Pittsburgh Press).

    COHEN, J. y ARATO, A. (1992): Civil Society and PoliticalTheory (Cambridge, Mass., MIT Press).

    COLLIER, R. B. (1999): Paths toward Democracy: TheWorking Class and Elites in Western Europe andSouth America (New York, Cambridge UniversityPress).

    COLLIER, R. B. y MAHONEY, J. (1997): Adding CollectiveActors to Collective Outcomes: Labor and RecentDemocratization in South America and SouthernEurope, Comparative Politics, 29/3: 285-303.

    CORRADI, J., WEISS Fagen, P. y GARRETN, M. A. (eds.)(1992): Fear at the Edge: State Terror andResistance in Latin America (Berkeley, Universityof California Press).

    DELLA PORTA , D. (2005): Globalization andDemocracy, Democratization, 5/12: 668-685.

    DELLA PORTA, D. y DIANI, M. (2006), Social Movements:An Introduction (Oxford, Blackwell).

    DELLA PORTA, D. y MATTINA, L. (1986): Ciclos polticos ymovilizacin tnica. El caso Vasco, Revista Espaolade Investigaciones Sociolgicas, 35: 123-148.

    DELLA PORTA , D. y TARROW , S. (2005) (eds.):Transnational Protest and Global Activism (Lanham,MD: Rowman & Littlefield).

    DELLA PORTA, D., VALIENTE, C. y KOUSIS, M. (en prensa):Sisters of the South. The Womens Movement andDemocratization, en GUNTHER, R., DIAMANDOUROS,P. y PUHLE, H. (eds.): Democratic Consolidation inSouthern Europe. The Cultural Dimension.(Baltimore, The Johns Hopkins University Press).

    ECKIERT, G. y KUBIK, J. (2001): Popular Protest andDemocratic Consolidation in Poland, 1989-1993(Ann Harbor, MI, University of Michigan Press).

    ECKSTEIN, S. (2001) (ed.): Power and Popular Protest:Latin American Social Movements, 2nd edn.(Berkeley, University of California Press).

    ECKSTEIN, S. y WICKHAM-CROWLEY, T. (2003): WhatJustice? Whose Justice? Fighting for Fairness in LatinAmerica (Berkeley, University of California Press).

    EDER, K. (2003): Identity Mobilization and Democracy:An Ambivalent Relation, en IBARRA, P. (ed.): Socialmovements and Democracy (New York, Palgrave)61-80.

    EISINGER, P. (1973): The Conditions of Protest Behaviorin American Cities, American Journal of PoliticalScience, 67: 11-28.

  • 542 FEDERICO M. ROSSI Y DONATELLA DELLA PORTA

    ESCOBAR, A. y LVAREZ, S. (1992) (eds.): The Making ofSocial Movements in Latin America. Identity,Strategy and Democracy (Boulder, CO, Westview).

    FLAM, H. (2001): Pink, Purple, Green. Womens,Religious, Environmental and Gay/LesbianMovements in Central Europe Today (New York,Columbia University Press).

    FOWERAKER, J. (1989): Making Democracy in Spain:Grassroots Struggle in the South, 1955-1975(Cambridge, Cambridge University Press).

    FOWERAKER, J. (1995): Theorizing Social Movements(London, Pluto Press).

    FOWERAKER, J. y LANDMAN, T. (1997): Citizenship Rightsand Social Movements: A Comparative andStatistical Analysis (Oxford, Oxford UniversityPress).

    GLENN , J. (2003a): Contentious Polit ics andDemocratization: Comparing the Impact of SocialMovements on the fall of Communism in EasternEurope, Political Studies, 55: 103-20.

    GLENN, J. (2003b): Parties out of Movements: PartyEmergence in Postcommunist Eastern Europe, enGOLDSTONE, J. (ed.): States, Parties and SocialMovements (New York, Cambridge UniversityPress), 147-69.

    HAGOPIAN, F. (1990): Democracy by UndemocraticMeans? Elites, Political Pacts and Regime Transitionin Brazil, Comparative Political Studies, 23/2: 147-170.

    HELLMAN, J. (1987): Journeys among Women: Feminismin Five Italian Cities (Oxford, Oxford UniversityPress).

    HIGLEY, J. y GUNTHER, R. (1992): Elites and DemocraticConsolidation in Latin America and Southern Europe(New York, Cambridge University Press).

    HINNEBUSCH, R. (2007): Authoritarian Persistence,Democratization Theory and the Middle East: AnOverview and Critique, en VOLPI, F. y CAVATORTA,F. (eds.): Democratization in the Muslim World:Changing Patterns of Power and Authority (London,Routledge), 11-33.

    HIPSHER, P. (1998a): Democratic Transitions as ProtestCycles: Social Movements Dynamics inDemocratizing Latin America, en MEYER, D. yTARROW, S. (eds.): The Social Movement Society:Contentious Politics for a New Century (Lanham,MD, Rowman & Littlefield), 153-72.

    HIPSHER, P. (1998b): Democratic Transitions and SocialMovements Outcomes: The Chilean ShantytownDwellers Movement in Comparative Perspective,en GIUGNI, M., MCADAM, D. y TILLY, C. (eds.): FromContention to Democracy (Lanham, MD, Rowman& Littlefield), 149-67.

    HITE, K. y CESARINI, P. (2004): Authoritarian Legaciesand Democracy in Latin America and SouthernEurope (Notre Dame, University of Notre DamePress).

    HOULE, C. (2009): Inequality and Democracy: WhyInequality Harms Consolidation but Does Not AffectDemocratization, World Politics, 61/04: 589-622.

    HUNTINGTON, S. (1965), Political Order in ChangingSocieties (New Haven, CT, Yale University Press).

    HUNTINGTON, S. (1991):The Third Wave: Demo-cratization in the Late Twentieth Century (Norman,University of Oklahoma Press).

    JELIN, E. (1987) (ed.): Movimientos Sociales yDemocracia Emergente, 2 vols. (Buenos Aires,Centro Editor de Amrica Latina).

    JELIN, E. (1990): Women and Social Change in LatinAmerica (London, Zed Books).

    KALDOR, M. (2003): Global Civil Society. An Answer toWar (Cambridge, Polity Press).

    KAMRAVA, M. y MORA, F. (2003): Civil Society andDemocratization in Comparative Perspective: LatinAmerica and the Middle East, en ELLIOT, C. (ed.):Civil Society and Democracy (New Delhi, OxfordUniversity Press), 324-35.

    KARATNYCKY, A. y ACKERMAN, P. (2005): How Freedomis Won: From Civic Resistance to DurableDemocracy (New York, Freedom House).

    KEANE, J. (2003), Global Civil Society? (Cambridge,Cambridge University Press).

    KECK, M. y SIKKINK, K. (1998): Activists beyond Borders:Advocacy Networks in International Politics (Ithaca,Cornell University Press).

    KLANDERMANS, B. y MAYER, N. (2005) (ed.): ExtremeRight and Activists in Europe: Through theMagnifying Glass (New York, Routledge).

    LIPSET, S. M. (1959): Some Social Requisites toDemocracy: Economic Development and PoliticalLegitimacy, American Political Science Review, 55:69-105.

    LINZ, J. y STEPAN, A. (1996): Problems of DemocraticTransition and Consolidation: Southern Europe,South America, and post-Communist Europe(Baltimore, The Johns Hopkins University Press).

    LOWDEN, P. (1996): Moral Opposition to AuthoritarianRule in Chile, 1973-1990 (London, Macmillan).

    MAINWARING, S. (1987): Urban Popular Movements,Identity, and Democratization in Brazil,Comparative Political Studies, 20/2: 131-59.

    MAINWARING, S. y LEVINE, D. (2001): Religion andPopular Protest in Latin America: ContrastingExperiences, en Eckstein (2001: 203-40).

    MARAVALL, J. M. (1978): Dictatorship and PoliticalDissent: Workers and Students in Francos Spain(New York, St. Martins Press).

    MARAVALL, J. M. (1982): The Transition to Democracy inSpain (London, Croom Helm).

    MARKOFF, J. (1996): Waves of Democracy: SocialMovements and Political Change (Thousand Oaks,CA, Pine Forge Press).

    MARSHALL, T. H. (1992): Citizenship and Social Class(1950), en MARSHALL, T. H. y BOTTOMORE, T. (eds.):

  • 543DEMOCRATIZACIN Y PROTESTA

    Citizenship and Social Class (London, Pluto Press),3-51.

    MCADAM, D., TARROW, S. y TILLY, C. (2001): Dynamicsof Contention (New York, Cambridge UniversityPress).

    MIGNONE, E. (1988): Witness to the Truth: The Complicityof Church and Dictatorship in Argentina, 1976-1983(New York, Orbis).

    MOORE, B. (1966): Social Origins of Dictatorship andDemocracy: Lord and Peasant in the Making of theModern World (Boston, Mass., Beacon Press).

    OBERSCHALL, A. (2000): Social Movements and theTransitions to Democracy, Democratization, 7/3:25-45.

    ODONNELL, G. (1973): Modernization and Bureaucratic-Authoritarianism: Studies in South American Politics(Berkeley, University of California Press).

    ODONNELL, G. (1993): On the State, Democratizationand some Conceptual Problems (A Latin Americanview with Glances at some post-CommunistCountries). Working Paper Series N 92 (NotreDame, The Helen Kellogg Institute for InternationalStudies, University of Notre Dame).

    ODONNELL, G. (1994): Delegative Democracy?,Journal of Democracy, 5: 56-69.

    ODONNELL, G. y SCHMITTER, P. (1986): Transitions fromAuthoritarian Rule. Tentative Conclusions aboutUncertain Democracies (Baltimore, The JohnsHopkins University Press).

    ODONNELL, G., SCHMITTER, P. y WHITEHEAD, L. (1986)(eds.): Transitions from Authoritarian Rule.Prospects for Democracy, 4 vols. (Baltimore, TheJohns Hopkins University Press).

    OSA, M. (2003): Networks in Opposition: LinkingOrganizations Through Activists in the PolishPeoples Republic, en DIANI, M. y MCADAM, D.(eds.): Social Movements and Networks: RelationalApproaches to Collective Action (Oxford, OxfordUniversity Press), 77-104.

    PAGNUCCO, R. (1995): The Comparative Study of SocialMovements and Democratization: Polit icalInteraction and Political Process Approaches, enDOBKOWSKI, M., WALLIMANN, I. y STOJANOV, C. (eds.):Research in Social Movements, Conflict andChange (London, JAI Press), 18: 145-183.

    PAYNE, L. (2000): Uncivil Movements: The Armed RightWing and Democracy in Latin America (Baltimore,Johns Hopkins University Press).

    PIZZORNO, A. (1996): Mutamenti nelle istituzionirappresentative e sviluppo dei partiti politici, enLa storia dellEuropa contemporanea (Torino,Einaudi), 961-1031.

    PRIDHAM, G. (2000): The Dynamics of Democratization.A Comparative Approach (London, Continuum).

    PRZEWORSKI, A. (1991): Democracy and the Market:Political and economic reforms in Eastern Europe

    and Latin America (Cambridge, CambridgeUniversity Press).

    PRZEWORSKI, A., ALVAREZ, M., CHEIBUB, J. y LIMONGI, F.(2000): Democracy and Development: PoliticalInstitutions and Well-Being in the World, 1950-1990(Cambridge, Cambridge University Press).

    REINARES, F. (1987): The Dynamics of Terrorism duringthe Transition to Democracy in Spain, en WILKINSON,P. y STEWART, A. (eds.): Contemporary Research onTerrorism (Aberdeen, Aberdeen University Press).

    ROSSI, F. (2005): Crisis de la Repblica Delegativa.La constitucin de nuevos actores polticos en laArgentina (2001-2003): las asambleas vecinales ypopulares, Amrica Latina Hoy, 39: 195-216.

    ROSSI, F. (2006): Movimientos Sociales, en Aznar, L.y De Luca, M. (eds.), Poltica. Cuestiones yProblemas (Buenos Aires, Editorial Ariel), 235-74.

    ROSSI, F. y DELLA PORTA, D. (2009): Social Movement,Trade Unions and Advocacy Networks, enHAERPFER, C., BERNHAGEN, P., INGLEHART, R. yWELZEL, R. (eds.): Democratization (Oxford, OxfordUniversity Press),172-185.

    RUESCHEMEYER, D., STEPHENS, E. H., y STEPHENS, J.(1992): Capitalist Development and Democracy(Chicago, IL, University of Chicago Press).

    SANDOVAL, S. (1998): Social Movements andDemocratization. The Case of Brazil and the LatinCountries, en Giugni, McAdam y Tilly (1998: 169-201).

    SANTOS, B. S. (2005) (ed.): Democratizing Democracy:Beyond de Liberal Democratic Canon (London,Verso).

    SCHNEIDER, C. (1992): Radical Opposition Parties andSquatter Movements in Pinochets Chile, enEscobar and lvarez (1992: 60-75).

    SCHNEIDER, C. (1995): Shantytown Protests in PinochetsChile (Philadelphia, Temple University Press).

    SIKKINK, K. (1996): The Emergence, Evolution, andEffectiveness of the Latin American Human RightsNetwork, en JELIN, E. y HERSHBERG, E. (eds.):Constructing Democracy: Human Rights,Citizenship, and Society in Latin America (Boulder,CO, Westview Press), 59-84.

    SILVER, B. (2003): Forces of Labour (New York,Cambridge University Press).

    SINTOMER, Y., HERZEBERG, C. y ROECKE, A. (2008): Lesbudgets participatifs en Europe (Paris, LaDcouverte).

    SCHOCK, K. (2005): Unarmed Insurrections: PeoplePower Movements in Nondemocracies(Minneapolis, The University of Minnesota Press).

    SNCHEZ-CUENCA, I. y AGUILAR, P. (2009): TerroristViolence and Popular Mobilization: The Case of theSpanish Transition to Democracy, Politics &Society, 37(3), 428-453.

    SLATER, D. (1985): New Social Movements and the Statein Latin America (Amsterdam, CEDLA).

  • 544 FEDERICO M. ROSSI Y DONATELLA DELLA PORTA

    STARK, D. y BRUSZT, L. (1998): Postsocialist Pathways:Transforming Politics and Property in East CentralEurope (Cambridge, Cambridge UniversityPress).

    TARROW, S. (1995): Mass Mobilization and RegimeChange: Pacts, Reform and Popular Power in Italy(1918-1922) and Spain (1975-1978), enGUNTHER, R., D IAMANDOUROS, N. y PUHLE, H.(1995: 204-30).

    TILLY, C. (1993-94): Social Movements as HistoricallySpecific Clusters of Political Performance, BerkeleyJournal of Sociology 38, 1-31.

    T ILLY, C. (2001): When Do (and Dont) SocialMovements Promote Democratization?, en IBARRA,P. (ed.): Social Movements and Democracy (NewYork, Palgrave Macmillan), 21-45.

    TILLY, C. (2004a): Contention and Democracy in Europe,1650-2000 (Cambridge, Cambridge UniversityPress).

    TILLY, C. (2004b): Social Movements, 1768-2004(Boulder, CO, Paradigm).

    TILLY, C. (2007): Democracy (Cambridge, CambridgeUniversity Press).

    TILLY, C. y TARROW, S. (2006): Contentious politics(Boulder, Paradigm).

    TOURAINE, A. (1981): The Voice and the Eye. An Analysisof Social Movements (Cambridge, CambridgeUniversity Press).

    ULFELDER, J. (2005): Contentious Collective Action andthe Breakdown of Authoritarian Regimes,International Political Science Review 26/3, 311-334.

    VERBITSKY, H. (2005): El Silencio: De Paulo VI aBergoglio. Las Relaciones Secretas de la Iglesiacon la ESMA (Buenos Aires, Sudamericana).

    WOOD, E. (2000): Forging Democracy from Below:Insurgent Transitions in South Africa and El Salvador(New York, Cambridge University Press).

    WICKHAM-CROWLEY, T. (1992): Guerrilla and revolutionin Latin America: A comparative study of insurgentsand regimes since 1956 (Princeton, PrincetonUniversity Press).

    WRIGHT, T. (2007): State Terrorism in Latin America:Chile, Argentina and International Human Rights(Lanham, MD, Rowman & Littlefield).

    YASHAR, D. (2005): Contesting Citizenship in LatinAmerica: The Rise of Indigenous Movements andthe Postliberal Challenge (New York, CambridgeUniversity Press).

    ZHAO, D. (2000): The Power of Tiananmen (Chicago,IL, Chicago University Press).

  • 545DEMOCRATIZACIN Y PROTESTA

    RESUMEN

    REGISTRO BIBLIOGRFICO

    ROSSI, Federico M. y DELLA PORTA, Donatella

    "Acerca del rol de los movimientos sociales, sindicatos y redes de activistas en los procesos dedemocratizacin". DESARROLLO ECONMICO REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES (BuenosAires), vol. 50, N 200, enero-marzo 2011 (pp. 521-545).

    Descriptores: .

    SUMMARY

    Este artculo analiza la poco estudiada relacinentre los procesos de democratizacin y losmovimientos sociales, ciclos de protesta, oleadasde huelga y redes transnacionales de resistenciaa regmenes no democrticos. Primero presentala visin existente sobre los movimientos socialesen la literatura sobre democratizacin, sealandoel limitado rol que le es asignado por los principalesenfoques: la teora de la modernizacin, laperspectiva histrica de clase y la transitologa. Acontinuacin se concentra en la visin de lademocratizacin dentro de la literatura sobremovimientos sociales, donde el enfoque de losnuevos movimientos sociales enfatiza lascaractersticas innovadoras, la dimensin post-materialista y no estado-cntrica de losmovimientos durante la democratizacin; y el

    This article looks at the little studied relationshipbetween social movements, cycles of protest, wavesof strikes and transnational advocacy networks ofresistance to non-democratic regimes indemocratization processes. It first focuses on viewsof social movements within the democratizationliterature, pointing at the limited role assigned tothem in the main approaches: modernization theory,historical class perspective and transitology. It thenmoves to address visions of democratization withinthe social movement literature, where the new socialmovements approach emphasizes the innovative,post-materialist dimension and non-state centriccharacteristic of movements during democra-tization; and the political process approach

    enfoque del proceso poltico considera a lademocratizacin como un producto de lainteraccin entre las negociaciones de lites y losprocesos de movilizacin. Luego de realizar unarevisin de las diferentes perspectivas, los autoresproponen una organizacin analtica de losdiferentes roles que los movimientos sociales,sindicatos, redes de activistas y ciclos de protestajuegan en el proceso dinmico, contingente ycontencioso de formacin de la democracia. Parailustrar el debate se recurre a casos de AmricaLatina, el sur de Europa y Europa oriental con elfin de mostrar los diversos roles jugados por losmovimientos sociales, dependiendo del tipo deproceso de democratizacin y la etapa en la quese movilizan (resistencia, liberalizacin, transicin,consolidacin, expansin).

    considers democratization as a product of theinteraction between elite negotiations andmobilization processes. After reviewing thesedifferent perspectives, the authors propose ananalytic organization of the different roles that socialmovements, trade unions, advocacy networks, andcycles of protest play in the dynamic, contingentand contentious shaping of democracy. In thediscussion of these topics, Latin American, SouthernEuropean and Eastern European cases are used toillustrate the diverse roles played by socialmovements, depending on the type of democra-tization process and the stage in which they mobilize(resistance, liberalization, transition, consolidation,expansion).