13. diciembre 2009

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HOMERO “Los Clásicos según Fontanarrosa” … 1 LOGRAMOS SALVAR A TODOS IV Es viernes en la ciudad. El perro amarillo ha vuelto a acostarse frente a las oficinas de la universidad. No llueve, no necesita calor, pero también los perros, o mejor dicho, sobre todo los perros, saben sentir nostalgia. Julia ha llegado a casa a las siete y media aproximadamente. Apartamento 11- D dice la puerta, fuente Century Gothic en baño de plata. Cada pared del apartamento es un espejo, por aquello del espacio y de la vanidad de su mamá; el suelo es de madera, el techo también. La han regañado por llegar una hora tarde y el regaño incluye a un precio muy barato y en combo, un sermón acerca de Miguel y cómo sus estudios mediocres no van a mantener la casa cuando se casen. Y Julia “qué, si no me voy a casar” y el papá “eso lo dices hoy”. La invitaron a cenar con ellos, pero ella prefirió quedarse. Cuando se hubieron marchado bien, Julia sacó su dinero del escondite, es decir, de una caja de caoba labrada escondida detrás de un espejo. Qué estupidez guardar dinero para llegar a la senectud y dejarlo pudrirse en una maldita caja de madera. “Caoba pura” diría su mamá, seguro. Ugh. Julia tomó el dinero y se fue a contarle su plan a Miguel. Esta noche, la Sra. Magdalena, como de costumbre, prefiere quedarse en casa cuando el Sr. Joaquín la invita a una fiesta de la empresa. Ella le dice a Ewan que salga, que es viernes, que no hará nada metido en la casa. Ewan no comprende la insistencia ni el prolongado tiempo que dura esa conversación con su mamá, pero de cualquier manera, sale; que Natalia hubiera tenido que ir a cenar con sus padres, no debía significar su encierro. Se fue a celebrar el cumpleaños de su amigo Javier. El perro amarillo anda, como todos los perros, con un rumbo que parece fijo y determinado. Imposible saber si realmente lo es. El Sr. Joaquín le abre la puerta del carro a Natalia. Se besan y emprenden el camino a aquel restaurante cerca del puente que Natalia adora. Ewan lleva rato tomando y hablando en casa de Javier. En un momento, entran en la cocina. De repente Ewan mira a Javier y Javier entiende. Lo besa. Ewan le responde el beso. Julia le muestra a Miguel el dinero. Miguel la mira a sus ojos de uva y susurra “chau Maracaibo”. Julia lo empuja suavemente a ese colchón suavecito que puede ser el suelo cuando toda la ciudad tiene aire a hospital psiquiátrico. Se tocan, se sienten, se besan, se miran, se lamen, se destrozan. La Sra. Magdalena enciende la estufa de su cocina de madera, toma su bolso y sale del edificio respirando con aliento de heroína, camino a donde sea. Deja un edificio prendido en fuego y los ojos estupefactos de 151 personas que intentarán, luego del shock inicial, desalojar el edificio. María Ocando Finol. 2do Premio de Cuento. La Grapa Literaria. Escuela de Letras ESPÍRITUS DE LOS MUERTOS IV Ahora hay pensamientos que no ahuyentarás, Ahora hay visiones que nunca se desvanecerán, De tu espíritu no pasarán Jamás, como gotas de rocío sobre la hierba. EDGAR ALLAN POE 12/2009

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HOMERO “Los Clásicos según Fontanarrosa”

… 1

LOGRAMOS SALVAR A TODOS

IV

Es viernes en la ciudad.

El perro amarillo ha vuelto a acostarse frente a las oficinas de la universidad. No llueve, no necesita calor, pero también los perros,

o mejor dicho, sobre todo los perros, saben sentir nostalgia.

Julia ha llegado a casa a las siete y media aproximadamente. Apartamento 11- D dice la puerta, fuente Century Gothic en baño de

plata. Cada pared del apartamento es un espejo, por aquello del espacio y de la vanidad de su mamá; el suelo es de madera, el techo también.

La han regañado por llegar una hora tarde y el regaño incluye a un precio muy barato y en combo, un sermón acerca de Miguel y cómo sus

estudios mediocres no van a mantener la casa cuando se casen. Y Julia “qué, si no me voy a casar” y el papá “eso lo dices hoy”. La invitaron

a cenar con ellos, pero ella prefirió quedarse.

Cuando se hubieron marchado bien, Julia sacó su dinero del escondite, es decir, de una caja de caoba labrada escondida detrás de un

espejo. Qué estupidez guardar dinero para llegar a la senectud y dejarlo pudrirse en una maldita caja de madera.

“Caoba pura” diría su mamá, seguro. Ugh. Julia tomó el dinero y se fue a contarle su plan a Miguel.

Esta noche, la Sra. Magdalena, como de costumbre, prefiere quedarse en casa cuando el Sr. Joaquín la invita a una fiesta de la empresa. Ella le dice a Ewan que salga, que es viernes, que no hará

nada metido en la casa. Ewan no comprende la insistencia ni el prolongado tiempo que dura esa conversación con su mamá, pero de cualquier manera, sale; que Natalia hubiera tenido que ir a cenar con

sus padres, no debía significar su encierro. Se fue a celebrar el cumpleaños de su amigo Javier.

El perro amarillo anda, como todos los perros, con un rumbo que parece fijo y determinado. Imposible saber si realmente lo es.

El Sr. Joaquín le abre la puerta del carro a Natalia. Se besan y emprenden el camino a aquel restaurante cerca del puente que Natalia adora.

Ewan lleva rato tomando y hablando en casa de Javier. En un momento, entran en la cocina. De repente Ewan mira a Javier y Javier entiende. Lo besa. Ewan le responde el beso.

Julia le muestra a Miguel el dinero. Miguel la mira a sus ojos de uva y susurra “chau Maracaibo”. Julia lo empuja suavemente a ese colchón suavecito que puede ser el suelo cuando toda la ciudad

tiene aire a hospital psiquiátrico. Se tocan, se sienten, se besan, se miran, se lamen, se destrozan.

La Sra. Magdalena enciende la estufa de su cocina de madera, toma su bolso y sale del edificio respirando con aliento de heroína, camino a donde sea. Deja un edificio prendido en fuego y los ojos

estupefactos de 151 personas que intentarán, luego del shock inicial, desalojar el edificio.

María Ocando Finol. 2do Premio de Cuento. La Grapa Literaria. Escuela de Letras

ESPÍRITUS DE LOS MUERTOS IV Ahora hay pensamientos que no ahuyentarás, Ahora hay visiones que nunca se desvanecerán, De tu espíritu no pasarán Jamás, como gotas de rocío sobre la hierba. EDGAR ALLAN POE

12/2009

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LOCARIO DE DIVULGACIÓN.

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Diccionario del Diablo. Ambrose Gwinet Bierce Emoción, s. Enfermedad postrante

causada por el ascenso del corazón a la cabeza. A veces viene acompañada de una copiosa descarga de cloruro de sodio disuelto en agua, proveniente de los ojos.

RREEFFUUGGIIOO DDEE LLUUZZ TTRREECCEE BUSCO UN LUGAR JARABE DE PALO

Em G Busco un lugar en esta ciudad Em C D Donde esconderme de la corriente que me lleva. Em G Río de lava todo lo arrasa. Em C D Noto en el tedio oscuro viaje hacia el infierno. Em Em Busco ese lugar. Em G Dime la verdad, poco me queda Em C D Quería perderme, huir para siempre, echar a volar. Em G Lluvia de otoño que tarde llegas Em C D Haz que en la arena que me rodea crezca la hierba Em Em Dime la verdad. C D Y descubrir que algo se mueve junto a mí; C D Y decidir sobre la marcha a donde ir; C D

Y despertar, abrir los ojos y encontrar Em C Em C Em C Em C Que nada sigue igual, igual, igual. Em G Busco un refugio en el camino Em C D Donde a solas pasar las horas tenga sentido Em G Ven a mi cama, duerme conmigo Em C D Entra en mis sueños, porque hace tiempo que me he perdido Em G Nananarana nananaa Em C D Narananara narananara naranana (BIS) Em C Em Ven a mi cama, duerme conmigo.

Clarice Lispector. Notas sobre el arte de escribir

Escribir es una maldición que salva. Es una maldición porque obliga y arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Y es una salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba. ¿El proceso de escribir es difícil? Es como llamar difícil al modo extremadamente prolijo y natural con que es hecha una flor.

No puedo escribir mientras estoy ansiosa, porque hago todo lo posible para que las horas pasen. Escribir es prolongar el tiempo, dividirlo en partículas de segundos, dando a cada una de ellas una vida insustituible.

Escribir es usar la palabra como carnada, para pescar lo que no es palabra. Cuando esa no-palabra, la entrelínea, muerde la carnada, algo se escribió. Una vez que se pescó la entrelínea, con alivio se puede echar afuera la

palabra.

El secreto del mundo susurra su misterio

tras un verso -transverso-. Poesía de

espejos. Cuentos de ondas. Parábolas que

describen el soplo que se arremolina en

el centro del tiempo.

Milka García

MANGO ¡Mango dulcito, deshilachao! ¡Mango acidito, verde morao! ¡Mango niñito, mango endiablao! ¡Mango rojito, mango olvidao! ¡Caminito que lleva a los labios de Dios! Silbó el viento al oído del Sol atrapando un rizo de su corona. Quedo clavado en la tierra llenándose de hojitas, de verdes hojas. Universo de estrellas que bailan al son del viento sobre la cabellera verde y frondosa de tu árbol imponente Mango, mango, manguito, mango. Mango, mango. Mango, mangón. Mango, mango, manguito, mango. Mango, mango. Mango, mangón.

Por Mirem de Ondiz 1.998

Hecha canción por el grupo vocal “El Ensamble Sonoro”

GIMNASIA MENTAL ANASTASIA TSACKOS Ejercicios para prevenir el deterioro cognitivo

Ejercicio 1. Palabras “quintuvocales”. En las siguientes palabras están incluidas las cinco vocales. No se repite ninguna de ellas. Para facilitar el ejercicio, damos la inicial o la segunda letra de cada palabra, una consonante intermedia y los guiones que indican el número de letras que la componen.

1. M_ _ _ _ _L_ _ _ 2. T_ _ _F_ _ _ _ _ _

3. R_ _ _ _T_ _ _ _ 4. S_ _ _ _D_ _ _

5. _N_ _B_ _ _ _ _ _ 6. G_ _T_ _ _ _ _ _

7. C_ _S_ _ _ _ _ _ 8. N_ _ _R_ _ _ _ _ _

9. _P_ _ _N_ _ _ 10. D_ _ _ _ _D_ _ _

11. _C_ _ _ _N_ _ _ 12. E_ _ _ _N_ _ _