110916 Cueva del Monje

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Avenida con fresnos a la entrada de la Pradera de Navalhornos. :: JAVIER PRIETO GALLEGO GPS GUÍA PARA SALIR Viernes 16.09.11 Una jornada para disfrutar de la vendimia ENOTURISMO La bodega toresana Fariña ofrece la posibilidad de participar en todo el proceso de la recolección [P4] Comedia ’made in USA’ para el fin de semana CINE Llega a las pantallas ‘Cómo acabar con tu jefe’, la nueva película de Kevin Spacey y Jennifer Aniston [P8] La Cueva del Monje: pinares frondosos y leyendas en los bosques de Valsaín [P2] Un rincón lleno de magia

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Unajornada paradisfrutar delavendimia Comedia’made inUSA’parael findesemana Labodegatoresana Fariñaofrecela posibilidaddeparticipar entodoelprocesode larecolección [P4] Llegaalaspantallas ‘Cómoacabarcontu jefe’,lanuevapelícula deKevinSpaceyy JenniferAniston [P8] ENOTURISMO CINE AvenidaconfresnosalaentradadelaPraderadeNavalhornos. :: JAVIERPRIETOGALLEGO Viernes 16.09.11

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Avenida con fresnos a la entrada de la Pradera de Navalhornos. :: JAVIER PRIETO GALLEGO

GPSGUÍA PARA SALIR

Viernes16.09.11

Una jornadapara disfrutarde la vendimia

ENOTURISMO

La bodega toresanaFariña ofrece laposibilidad de participaren todo el proceso dela recolección [P4]

Comedia ’madein USA’ para elfin de semana

CINE

Llega a las pantallas‘Cómo acabar con tujefe’, la nueva películade Kevin Spacey yJennifer Aniston [P8]

La Cueva del Monje: pinaresfrondosos y leyendas en losbosques de Valsaín [P2]

Un rincónlleno de magia

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No hay bosque sin leyendas,como no hay verano sin mos-quitos. Son tal para cual. Enrealidad, las leyendas formanparte del ecosistema de cual-quier bosque que se precie:lo mismo que sus árboles, susarroyos, sus pajaritos, sus se-tas o sus frutos silvestres. Asíque un bosque tan impresio-nante como el que tapiza lasladeras de las montañas deGuadarrama por ambas caras–la norte y la sur– no podíacarecer de ellas. De hecho,las tiene a puñados. No tan-tas como ardillas, pero casi.

Algunas de las más cono-cidas y repetidas tienen comoescenario un singular con-junto de bolos graníticos que,de no ser por las leyendas, pa-saría desapercibido como unomás de los sugerentes rinco-nes que tanto abundan entreestos pinares. Es la Cueva delMonje, sobre las laderas delCerro del Puerco, muy cercade Valsaín y La Granja. Mien-tras hay quien discute sobresi se trata de un conjunto dol-ménico, construido por an-tepasados prehistóricos comoun lugar de enterramientos,o si es un capricho de la na-turaleza, mucho más capazque el hombre a la hora de co-locar las gigantescas rocas enposturas de equilibrios im-posibles, lo cierto es que esteconjunto de rocas de granitopreside un ancho rellano dela montaña guadarrameñacon unas vistas esplendoro-sas sobre algunas de sus prin-cipales cumbres.

Una de las formas de acer-carse hasta este rincón, em-pleando una mañana de sanopaseo dominguero por entrela fronda pinariega de Valsa-ín, es echando pie a tierra enel aparcamiento del CentroNacional de Educación Me-dioambiental –CENEAM–,frente a la localidad de Val-saín y junto a la carretera quesube hacia Navacerrada. Losprimeros metros del paseo si-

El diablo anda entre pinosLa Cueva del Monje, un rincón de Valsaín envuelto en leyendas

JAVIERPRIETO

RUTAS CON ENCANTOLA CUEVA DELMONJE

Puente sobre el arroyo de Peñalara en Valsaín.(Segovia). :: REPORTAJE GRÁFICO DE JAVIER PRIETO

PLANES Viernes 16.09.11EL NORTE DE CASTILLAGPS2

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guen las balizas verdes quepespuntean la Senda Ecoló-gica, que arranca frente a laspuertas del centro. Es el ini-cio también de la subida porlas laderas del pinar que cul-minará al llegar la Cueva delMonje. La senda y las balizassiguen, en estos primerosmetros, una pista forestalcuya portilla metálica de ac-ceso se alcanza a unos 10 mi-nutos del comienzo. La Sen-da Ecológica y nuestro paseocomparten trayecto hastaque la señalización obliga ala primera a abandonar la pis-ta, mientras gira hacia la de-recha por un sendero.

Pero el camino hacia laCueva del Monje prosiguesin pérdida, recto, hacia arri-ba y por la pista forestal brin-dando continuas oportuni-dades para detenerse y dis-frutar de los muchos gozosque ofrecen estos pinares.Uno de ellos, invisible peropersistente, un olor a resinaque se queda tan pegado a lospulmones y las ropas que des-pués hasta sirve como am-bientador del coche. Pero hayotros muchos más: está el pi-coteo incesante y misterio-so del picapinos, el aromafresco de los helechos, elmurmullo cantarín de losarroyos que surcan el pinarcuesta abajo, el mugido de lasvacas que campan entre lospinos, las componendas ca-prichosas del granito, que for-man torres de gigantescas ca-nicas aquí y allá… y así unosube distraído hasta que per-cibe el traqueteo repentino

de los locos de la bici que ba-jan como demonios a tumbaabierta por la pista, desafian-do todas las leyes de la física,al tiempo que desperdicianlas oportunidades de todosesos disfrutes.

Un kilómetro más arribade la portilla, o sea, unos 20minutos después, la pista al-canza un claro del bosque enel que un puente de maderapermite el paso sobre el arro-yo de Peñalara. Pero el paseoprosigue por donde venía, sindesviarse hacia el puente nisaltar el arroyo, en una sua-ve cuesta arriba que tiene elsiguiente alto al llegar a lafuente del Ratón, con un ban-co y una mesa donde plantarla tortilla. Repuesto el sudor,queda por atacar el último tra-mo del repecho, que terminadiez minutos más arriba, alenlazar con una pista fores-tal asfaltada. Desde aquí yhasta el final de la excursión,todo será ya cuesta abajo.

Ahora toca girar por la pis-

ta hacia la izquierda e iniciarel suave descenso que enunos 600 metros bordea elclaro del bosque donde se lo-calizan los bloques de grani-to que forman la Cueva delMonje.

Dos leyendasMucho más refugio de pas-tores que cueva, hay dos le-yendas que hacen de este lu-gar uno de los enclaves má-gicos de la sierra. Una de ellascuenta la historia de un talTomás Segura, vecino de lazona, que vagaba por estoslares pensando en suicidarsetras perder a su amada espo-sa, cuando tuvo un fatídicoencuentro con el diablo.Como suele acontecer en es-tos casos, Satanás se las apa-ñó para devolverle dinero, ri-quezas y alegría de vivir acambio de un alma que ten-dría que entregarle –sí o sí–pasados 30 años. Pero el bue-no de Tomás, pasados losaños, cayó en un punto tal de

arrepentimiento por sus díasde desenfreno e impudiciaque alcanzó a vivir sus últi-mos años retirado en estospinares, refugiado bajo la vi-sera que forman estas mis-mas peñas, haciendo el biena los gabarreros a la espera deque su cambio de rumbo vi-tal invalidara el trato con Lu-cifer. Cosa que, al parecer, su-cedió. Aunque en este pun-to hay versiones que discre-pan: para unos el diablo tuvoque renunciar al cobro, paraotros el alma de Tomás aúnanda por aquí en pena.

La otra leyenda cuenta lahistoria del caballero templa-rio Hugo de Marignac, llega-do de Francia hasta estos bos-ques para esconder un grantesoro entre los serrijones dela cumbre de Siete Picos.Cumplida su misión, el tem-plario se quedó a vivir al re-bufo de los cortesanos quefrecuentaban el palacio deValsaín. Y prendose de talmanera de Blanca, una con-desa, que tuvo que recurrir alas artes oscuras de un ermi-taño, Oriel, para ganarla.

El caso es que Oriel, quetenía estas mismas peñas porcasa, pidió a cambio el teso-ro escondido. Y en eso fuecuando el templario intentójugársela al ermitaño y este,en venganza, hizo desapare-cer, por un despeñadero, altemplario y la condesa. Y pa-rece que también el templa-rio anda por ahí vagando ennoches de luna llena.

Con el alma aún sobreco-gida por tanto espectro vaga-bundo, toca retornar hasta lapista asfaltada y continuarpor ella cuesta abajo. Eso sí,sin dejarse embobar tanto porlas delicias del pinar que un

ciclista termine por montar-nos en su bici sin permiso.

Mientras se siguen bor-deando las faldas del Cerrodel Puerco –hasta el que undía subiremos para visitar losrestos de fortificaciones dela Guerra Civil– se pasa jun-to a la fuente del Milano, enuna pronunciada curva. Másabajo, en el puente del Vadode los Tres Maderos, hay queproseguir de frente y tomarlos ramales de la izquierda enlas siguientes bifurcaciones.La mayor presencia del roble-dal y los espectaculares car-gaderos de madera apiladosjunto a la pista asfaltadaanuncian la inminencia de laPradera de Navalhorno, pue-blecito surgido a finales delsiglo XIX, cuando la Coronadecidió ordenar el batiburri-llo de casas y talleres que da-ban servicio al aserradero.

Se vivió entonces una pe-queña revolución industrialal sustituirse la vieja maqui-naria y utilizar el vapor comonueva fuente de energía en elnuevo Real Taller de Aserrío.Aquella ordenación urbanareglamentó también la esté-tica y forma de las casas de lostrabajadores y artesanos, dan-do lugar a las peculiares cons-trucciones que se ven hoy día,caracterizadas por el uso de lamadera. El color oscuro de lasfachadas era consecuencia dela grasa procedente de la fá-brica con la que se protegíande la humedad, y el rojo de lasvigas recuerda como queda-ban al embadurnarlas con san-gre de toro.

Unos metros más arriba,por la carretera que sube alpuerto, se alcanza, de nuevo,el CENEAM.� [email protected]

�En marcha. Al CENEAM,punto de partida del paseo,se llega desde Segovia porla CL-601 en 16 kilómetros.

�El paseo. Con inicio y fi-nal en el aparcamiento delCENEAM, este paseo hastala Cueva del Monje tiene8,5 kilómetros de recorrido.No está señalizado pero esfácil de seguir, pues discu-rre por pistas forestales cony sin asfalto. Pueden brin-dar buena información delrecorrido en el CENEAM(Tel, 921 47 17 11). Tambiénen la web de la Asociaciónpara el desarrollo rural deSegovia sur: www.segovia-sur.com

�Dormir. Telélefono de in-formación institucional:902 20 30 30. Web:www.castillayleonesvi-da.com

La Cueva del Monje(arriba) y arquitecturatradicional en la Praderade Navalhorno (derecha).

GUÍA

El camino ofrecenumerosasocasiones paradetenerse y disfrutarde la naturaleza

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