01_brea

download 01_brea

of 6

Transcript of 01_brea

  • 8/3/2019 01_brea

    1/6

    Jos Luis Brea

    Retricas de La Resistencia:

    una introduccin(la potencia de los estudioscrticos frente al triunfantecapitalismo antihegemnico)

  • 8/3/2019 01_brea

    2/6

    8 9

    Las ideas dominantes no son nunca directamente las ideas de la clase dominante.Slavoj Zizek [1]

    i.Claro est que Zizek se equivoca: sin duda las ideas dominantes son siempre las ideasde la clase dominante, fundamentalmente porque nicamente podemos llamardominantea aquella clase -aquella comunidad usuaria de narrativas compartidas- que triunfaen imponer sus ideas -digamos mejor su ideologa, que ciertamente no es lo mismo-sobre otras.

    ii.Ello no obstante, admitamos varios matices. Primero: las ideologas no expresaninmediatamente las ideas, el pensamiento ni mucho menos los intereses. Al contrario,los encubren, los enmascaran. Por lo tanto, nunca podramos esperar sinceridad -inmediatez,correspondencia "directa"- en la expresin de su pensamiento del mundo -cuando la clasedominante formula su ideologa. Todo lo contrario, ella siempre enuncia un relato

    falsificador, que dice lo que no se piensa -pero sobre todo no dice lo que de verdad sepiensa, lo que de verdad se quiere: claro est, el poder, la hegemona.

    De modo que, en efecto, las ideas dominantes no son nunca verdaderamente las ideas dela clase dominante.

    Es por esto que toda crtica de la ideologa debe empezar pordesenmascarar, por cuestionarlos relatos bienpensantes, administradores de la carga de moralina con la que se amaael mapa de las distribuciones del poder y las presuntas resistencias contra l -a beneficiode que quien lo ostenta pase en ello tan desapercibido como pueda.

    Como, de hecho,puede.

    Retricas dela Resistencia: una introduccin(la potencia de los estudios crticos frenteal triunfante capitalismo antihegemnico)

    Jos Luis Brea

  • 8/3/2019 01_brea

    3/6

    iii.As que, por supuesto, no podemos esperar ya de la ideologa que sea transparente -seacab el tiempo de facilidades que para la crtica de la ideologa representaba, si lo hizo,el pensamiento -conservador- nico[2]. No podemos esperar una ideologa que evidencielas ambiciones e intereses de dominacin de quien la formula. Fundamentalmente porquesu conquista de una posicin de dominacin realmente no se realiza gracias a la imposicinde lo que el relato que enarbola predica. Digamos que el juego consiste ms bien enexpender aquel relato que ms conviene para alcanzar y perseverar en la posicin de

    hegemona y dominacin (y luego nunca es necesario realizar lo predicado, una vez laposicin se ha conquistado). El ejercicio del poder es, sobre todo, una prctica. Para cuyodesarrollo la produccin del relato que la facilita es tanto ms eficiente cuanto ms disimulaque ella se ejerce.

    O qu pensbamos: que la crtica de la ideologa habra de seguir siendo siempre -nuncalo fue, pero esto parece haberse olvidado- la crtica de los discursos transparentes -demalignidad moral confesa y visible? Todo lo contrario: la pretensin de que el malvadoes adems estulto es tan ridcula en manos del crtico de la ideologa -como que constituye

    el mejor escondrijo y la mejor coartada, precisamente para el dominante (el poderoso, sinun pelo de idiota).

    Si es que ste -el mejor escondrijo- no es el de hacerse pasar l mismo por el propio crticodel sistema -ejerciendo "desde dentro", eso s, y en alianza indisimulada justamente conel que manda (llaman a esto crtica institucional).

    iv.De este modo, una distincin se impone urgente: aquella que nos ayude a diferenciar y

    distinguir los imaginarios de dominacin de los dominantes. Estos no van ya a venirnosde cara: sino, al contrario, travestidos de antihegemnicos, de antisistmicos, de antagonistas,abanderando sus astutas y oportunistas retricas de la resistencia.

    Y la pregunta obligada: pero entonces, cmo sera posible diferenciarlos? Claro est,por sus prcticas. Y tomando acaso los lugares desde los que se enarbolan comopistas.O no es sospechoso que tantas veces esas retricas nos vengan ahora dispensadascontradiscursivamente desde los centros mismos delpoder, desde las mismas Institucionesque lo instituyen y administran?

    Jos Luis BreaRetricas dela Resistencia:una introduccin

  • 8/3/2019 01_brea

    4/6

    10 11

    Tanto ms: cuando vemos que no slo actan como generadoras-activadoras deprcticasde representacin, sino que adems avanzan omniacaparadoras para ponerse tambin alotro lado de la cmara, empundola sin disimulo. En el lugar delsaber crtico sobretales prcticas, en el lugar deljuez al tiempo que la parte, invadiendo y ocupando tanindiscriminada y ambiciosamente la zona del juicio de valor, y saber, -que realmente nole queda ya espacio, ni fisura, ni grieta siquiera, para poder ejercer el trabajo crtico, aninguna produccin analtico-discursiva que no tenga de antemano su complicidad (conlo que habra de juzgar) rendida, entregada, cautiva yso-juzgada.

    v.Pongamos que todava en un sentido ms sea un poco cierta la sugerenciazizekiana. Que,en efecto, las ideas dominantes no sean del todo y directamente las de la clase dominante-esta ltima vez en el sentido de la autora de su produccin originaria. Pongamos quela clase dominante no tuviera en efecto demasiada capacidad -o ms bien ningn inters,los antagonistas las fabricamos mejor- para producirlas, para pensarlas, para crearlas; y

    prefiera en cambio invertir su tiempo -y sus economas, reduciendo adems significativamentelos costes- en hacerlas poco a poco suyas, en apropirselas -una vez abaratadas.

    Es esto lo que con lucidez casi hiriente han puesto en evidencia Boltanski y Chiapello ensuNuevo Espritu del Capitalismo -cmo en efecto la forma reciente que ste ha adquiridosera impensable sin la absorcin creciente que en la institucin contempornea de su

    forma ideologizada (y cuando hablamos de un capitalismo cultural, informacional, ellolo es casi todo) se ha ido dando de las formulaciones que le oponan sus crticas. Y muyen particular, como es bien sabido -por quien les haya ledo-, la crtica-artista -desde elsesentayocho hasta nuestros das.

    Y es esto tambin lo que hace que justamente el anlisis de los conceptos y sus viajes

    -el viaje que por ejemplo realizan las ideas para verse convertidas de conceptos en cantinelasaprendidas- sea el mtodo ms poderoso -en el horizonte del anlisis cultural- paradesenmascarar el modo en que aquella fabricacin de retricas potenciadas en su origen-en su originacin activa,poitica casi dira- para el ejercicio crtico, pueden ser poco a

    poco absorbidas y transformadas -esto es lo que sera su misin detectar y desenmascarar-en desactivados dispositivos de poder. Los imaginarios de antagonismo y contra-dominacinen imaginarios dominantes, las retricas de la resistencia en la ideologa hegemnica,en la chchara ms propia y caracterstica de nuestro tiempo, en la discursividad dominante

  • 8/3/2019 01_brea

    5/6

    en el espacio del contemporneo y triunfante, en el orden de los discursos y las formacionessimblicas, capitalismo antagonista.

    vi.

    As que -pierdan cuidado- no se trata aqu de abrir fuego indiscriminado contra el artepoltico o las estticas de lopseudo -quin sabe a favor de qu otras indignidadesmayores-, o de simplonamente negar el compromiso del arte con el ejercicio de la crticade los imaginarios dominantes. Al contrario, se trata de llevar esa crtica a su lmite (yel lmite es, claro est, en la autorreflexin crtica, en la crtica de la crtica, all donde

    ella preferira dejar pasar complaciente sus pretensiones de incuestionarsu propio hacer,all donde l se entrega capciosamente como unpor supuesto).

    De lo que se trata es de, un punto ms all, atender a cmo los estudios crticos puedenenfrentarsin complacencias, complejos ni complicidades el anlisis de las prcticassimblicas tambin all donde stas han hecho del "antagonismo", la "resistencia"y/o "loradical"su principal coartada discursiva y propagandstica: la resistencia como el lugarcomn ideolgico ms recurrido por los ms diversos discursos y prcticas contemporneas.

    El objetivo principal es entonces, en lo que sigue, preguntarnos cmo pueden los estudioscrticos contribuir a desmantelar-tambin- tales retricas, y cmo las dependenciasideolgicas y los intereses de hegemona que se esconden entre los pliegues de sus

    pronunciamientos aprendidos pueden ser desenmascarados y puestos en evidencia -dondeello sea tambin necesario.

    Como objetivo aadido, nos preguntamos adems aqu y complementariamente de qumodo puede entonces el anlisis crtico contribuir al desarrollo deformas de las prcticasque verdaderamente puedan resistira los discursos dominantes -incluso donde ellos se

    travisten de su contrario. Acaso esa pregunta tenga obligadamente todava una traduccinrebajada en otra que, de cualquier modo, no dejamos de querer plantear: la de -cmoformulan en su conversacin a distancia Rancire y Simon Critchley- cmo pueden losdiscursos de la teora contribuir al desarrollo de los movimientos sociales actuales.

    y vii.

    Nos encontramos entonces y definitivamente frente a una fase antagonista del capitalismocultural-una fase que habra integrado plenamente la crtica artstica? Estamos

    Jos Luis BreaRetricas dela Resistencia:una introduccin

  • 8/3/2019 01_brea

    6/6

    12 13

    simplemente ante una actualizacin de las contradicciones culturales del capitalismoavanzado? Cmo puede abordarse todava la crtica de ideologa por parte de la teoracrtica -en un tiempo en el que las prcticas e instituciones culturales parecen haberestablecido y estabilizado complicidades estructurales con los tericos crticos(integrndolos como curators, conferenciantes, prologadores de catlogos, subrepticiosinvestigadores de plantilla a sueldo, todas esas nuevas parodias de los clsicos intelectualesorgnicos) para obtener de ello su propia legitimacin como, precisamente, institucioneso prcticas antagonistas, crticas o radicales?

    Pensamos que se trata de una cuestin crucial en el momento actual, y tanto para lasprcticas culturales en lo que todava ellas aspiren a transformar el mundo que habitamos-como desde luego para el desarrollo y repensamiento contemporneo de la teora crticay sus mtodos y recursos analticos y epistemolgicos.

    En ese sentido, nuestra pregunta concierne tambin y primordialmente a la cuestin delas nuevas humanidades -los nuevos estudios crticos, las nuevas ciencias humanas- yla redefinicin que en el marco de las transformaciones contemporneas de las formacionesdel saber y sus instituciones deben ellas abordar para lograr asumir el rol que se les

    demanda, como proveedoras de un criticismo riguroso y bien fundado, en lugar del papelde legitimacin al que desde supseudocaracterizacin contempornea son una y otra vezrequeridas.

    ..........................................................................................................................................

    Notas

    [1] Tomo la cita de Zizek (la cursiva la pongo yo) de un artculo de Juan Francisco Ferr publicado ensalonkritik [http://salonkritik.net/09-10/2009/09/todo_va_bien_de_rerum_natura_j.php]. Acaso, por otrolado, el ttulo de Retricas de La Resistencia no sea del todo ajeno a la publicacin, tambin reciente, deun lbum de The Muse que lleva por ttulo, precisamente,La Resistencia.

    [2] se que nunca fue tal: ni nico, ni mucho menospensamiento.