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HACER DE LA VIDA UN HIMNO, SEMBLANZA BIOGRÁFICA E ITINERARIO ESPIRITUAL DE MADRE MARÍA INÉS TERESA (JUAN ESQUERDA BIFET) ÍNDICE Segunda edición de “Hacer de la vid un himno” 5 Presentación. . . . . . . . . . . . . 7 Gratitud . . . . . . . . . . . . . . . 11 Introducción . . . . . . . . . . . . . 13 Itinerario biográfico . . . . . . . . . . 19 I. Infiancia y juventud (1904-1929) . . . . . . 21 II. Vida oculta de clarisa contemplativa (1929-1945) . 29 1. Postulante y novicia: los primeros pasos . . 29 2. Pasos definitivos . . . . . . . . . . 31 3. Noche oscura . . . . . . . . . . . 38 III. Vida misionera (1945-1981) . . . . . . . . 45 1. Maduración del carisma misionero . . . . 45 2. Años decisivos . . . . . . . . . . . 50 3. Accin misionera directa . . . . . . . 54 4. Trazos de un carisma misionero específico . 57 IV. Conclusión. Resumen y anticipo de su semblanza . 67 . . . . . 73 La voz de la madre: seleccin de textos . . . 73 Itinerario espiritual . . . . . . . . . . . 107 1. Respuesta generosa a la llamada de Dios: infancia y juventud antes de ingresar en el convento 107 2. Vida contemplativa y sacrificial al estilo de santa Teresa de Lisieux: en la vida claustral durante 16 años . . . . . . . . . . . . 112 3. Actitud permanente de reaccionar amando en las dificultades, fiel a la voluntad de Dios manifestada por medio de los superiores: preparativos e inicio de la fundación misionera . 117 4. Contemplativa en la misión: entregada evangélicamente a la obra misionera garantizada

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HACER DE LA VIDA UN HIMNO, SEMBLANZA BIOGRFICA E ITINERARIO ESPIRITUAL DE MADRE MARA INS TERESA

(JUAN ESQUERDA BIFET)

NDICE

Segunda edicin de Hacer de la vid un himno 5

Presentacin. . . . . . . . . . . . . 7

Gratitud . . . . . . . . . . . . . . . 11

Introduccin . . . . . . . . . . . . . 13

Itinerario biogrfico . . . . . . . . . . 19

I. Infiancia y juventud (1904-1929) . . . . . . 21

II. Vida oculta de clarisa contemplativa (1929-1945) . 29

1. Postulante y novicia: los primeros pasos . . 29

2. Pasos definitivos . . . . . . . . . . 31

3. Noche oscura . . . . . . . . . . . 38

III. Vida misionera (1945-1981) . . . . . . . . 45

1. Maduracin del carisma misionero . . . . 45

2. Aos decisivos . . . . . . . . . . . 50

3. Accin misionera directa . . . . . . . 54

4. Trazos de un carisma misionero especfico . 57

IV. Conclusin. Resumen y anticipo de su semblanza . 67

. . . . . 73

La voz de la madre: seleccin de textos . . . 73

Itinerario espiritual . . . . . . . . . . . 107

1. Respuesta generosa a la llamada de Dios: infancia

y juventud antes de ingresar en el convento 107

2. Vida contemplativa y sacrificial al estilo de

santa Teresa de Lisieux: en la vida claustral durante

16 aos . . . . . . . . . . . . 112

3. Actitud permanente de reaccionar amando

en las dificultades, fiel a la voluntad de Dios

manifestada por medio de los superiores: preparativos

e inicio de la fundacin misionera . 117

4. Contemplativa en la misin: entregada evanglicamente

a la obra misionera garantizada

por la Iglesia . . . . . . . . . . . . 123

5. Vida de intimidad con Mara, la Madre de

Dios: impulso constante en cada una de las etapas

del itinerario espiritual de la Sierva de Dios 129

Cronologa . . . . . . . . . . . . . . 137__

SEGUNDA EDICIN DE HACER DE LA VIDA UN HIMNO

La beatificacin de la Madre Mara Ins Teresa del Santsimo

Sacramento es una ocasin muy propicia para compartir

con muchas personas su rica espiritualidad, por ello nos hemos

empeado en hacer una segunda edicin de Hacer de la vida

un himno. Perfil biogrfico de la Madre Mara Ins, ahora

enriquecido con un Itinerario espiritual que el mismo autor:

Monseor Juan Esquerda Bifet, ha realizado para la Positio

del proceso de beatificacin.

Nuestro ms profundo agradecimiento al Padre Esquerda

por estas luces que tanto nos ayudan a entender y tratar de

imitar a la Madre Ins en su gran amor hacia Dios, en su pasin

por Jesucristo que ha transformado su vida en un himno

de amor y gratitud para que todos conozcan y amen al Seor y

a su Madre Santsima, la Virgen de Guadalupe.

Que la meditacin y profundizacin de este libro, reflejo de

una espiritualidad misionera vivida en la Iglesia de hoy, ayuden

al lector a descubrir los prodigios de la gracia de Dios en

un alma que se deja guiar por el Espritu Santo, de la mano de

Mara Santsima, por el camino evanglico de la sencillez, la

confianza y la alegra.

Roma, 21 april 2012, da de la beatificacin

Julia Meijueiro Morosini, Superiora general

7

PRESENTACIN

No es cosa difcil para m colocarme en la longitud de onda

del Padre Juan Esquerda Bifet al referirme a su Semblanza

biogrfica de Madre Mara Ins-Teresa Arias, pues l mismo

declara haber emprendido su primorosa tarea partiendo del

conocimiento personal de la Madre. En efecto a m tambin

me cupo la misma suerte, es decir la de captar de lo vivo la

transparencia evanglica de su alma y de secundar, por ms

modestamente que fuese, aquel cntico de gozo que se desprenda

de cada uno de sus gestos y cada una de sus palabras y que

reluca en el brillo sin ocaso de su dulcsima sonrisa. Los destellos

de esta luminosa alegra interior llegaba a percibirse hasta

en su ausencia como bien lo sabe sus Has y los huspedes de

sus casas. Era una aleluya perenne, que tena su manantial en

la esperanza que no engaa (Rom 5, 5).

No me hallaba yo sin saber que su vida y su misin estaban

por la cruz y no poda ser de otra manera para un alma que haba

dicho a Jess: Maestro, te seguir a donde quiera que fueres

(Mt 8, 19). De alguna de sus mayores penas ella misma

me haba enterado y eran los mismos sufrimientos de la Iglesia

que Madre Ins-Teresa amaba entraablemente, identificada

como se senta no solamente con su misterio, sino tambin con

su terrena realidad existencial. Era tambin ste un motivo

para sentirse, como el Apstol, rebosante de gozo en medio de

todas sus tribulaciones (2 Cor 7, 4).

8

He aqu pues sus secretos y su carisma. He aqu cmo pudo

hacer un himno de alabanza y de jbilo, de accin de gracias

es decir, eucarstico de una vida entera e intensa contemplacin,

de adoracin, de entrega, de servicio y de sacrificio.

Himno espontneo y sencillo en el seno de la ejemplar familia

en que naciera, generoso y puro en la exuberancia de su juventud,

apacible y profundo en la intimidad de las Clarisas del

Ave Mara, majestuoso y coral en la grande familia espiritual

engendrada en sus entraas de madre, a la que supo imprimir

el sello de una familia autntica. Tal vez no conociese la Madre

uno de los postreros pensamientos de Pascal, tan caro del Papa

Pablo VI: Felicidad, alegra, gozo, llantos de gozo!. Pero fue

ste el sentimiento que transform en un canto ininterrumpido

su incansable afn de misionera, su pasin por la Iglesia,

hecha de obras concretas y duraderas, de heroicos sacrificios y

no pocas veces de agudo silencioso dolor, su amor sin tasa ni

medida al Esposo Divino, su tierna piedad hacia la Santsima

Virgen, mexicanamente centrada en la querida Morenita de

Guadalupe. Y todo esto sin alarde ni afectacin, llana y sencillamente,

con modestia y sinceridad, obedeciendo como por

instinto y talante natural a la advertencia del Seor a sus discpulos:

Despus que hubireis hecho todas las cosas que se os

ha mandado, habis de decir: somos siervos intiles; no hemos

hecho ms de lo que debamos hacer (Lc 17, 10).

Debo decir que en las breves pginas de esta Semblanza el

autor ha hecho vibrar todas las cuerdas de La Lira de Corazn

de la Madre Ins-Teresa, arrancando del bien templado

instrumento armonas maravillosas. Pero quiero aadir que

su tarea no le debe haber sido tan difcil por cuanto toda la partitura

del himno de su vida fue escrita personalmente por la

Madre. Lejos de quitar mrito a la diligente e inteligente labor

del Padre Esquerda, esta circunstancia hace subir de punto su

valor. De tal manera que el autor se podra comparar a un hbil maestro orquestador, que con su feliz interpretacin revela

a cualquiera que tenga buena disposicin y preste atencin al

concierto aquella riqueza de melodas, ritmos y acordes que

para las herederas espirituales de la Fundadora nunca fueron

un secreto.

Pido al Seor que el eco vivo de este canto a lo divino acompae

a la Congregacin de Misioneras Clarisas del Santsimo

Sacramento en su itinerario de santificacin, de apostolado y

de caridad y que lo puedan irradiar a todos los ambientes de

su accin eclesial con la misma simpata y la misma fuerza

de persuasin con las que lo hizo su venerada y amadsima

Madre.

Roma, 21 de octubre de 1984.

+ Cardenal SEBASTIN BAGGIO

11

GRATITUD

La lectura de Hacer de la vida un Himno sobre la fi gura

de Madre Mara Ins-Teresa Arias, nuestra amada fundadora,

llena mi alma de gratitud hacia el autor, Monseor Juan Esquerda

Bifet, que tan exquisitamente ha sabido adentrarse en

esta alma, como la de l misionera.

Hacer de la vida un Himno nos permitir a la familia

Inesiana: Vanclaristas, Misioneros de Cristo para la Iglesia

Universal y Misioneras Clarisas del Santsimo Sacramento,

descubrir nuevas facetas en la rica, sencilla y a la vez profunda

espiritualidad de nuestra Fundadora, como es posible descubrirlas

en un precioso diamante debidamente trabajado.

A su Eminencia Reverendsima, el Seor Cardenal Sebastin

Baggio, quiero expresarle mi devota y cordial gratitud, no

solo por el precioso tiempo que dedic a la memoria de nuestra

amada Madre, sino ms bien, y sobre todo por el afecto y comprensin

paternales que demostr siempre a nuestra Fundadora

y que quedan corroborados en la exquisitez de conceptos

con que presenta esta obra. Gracias Eminentsimo Seor. Dios

pague su bondad que solo puede comprenderse conociendo el

insuperable amor y fidelidad a la Iglesia y a la Ctedra de San

Pedro, a quienes su Eminencia ha dedicado su vida entera.

Quiera Dios acoger su ferviente plegaria, que hago ma con

todo el corazn, de que el eco vivo de este canto a lo divino,

nos acompae en nuestro itinerario de santificacin, de

apostolado y de caridad y que lo podamos irradiar en todos los

ambientes de nuestra accin eclesial con la misma simpata

12

y la misma fuerza de persuasin con las que lo hizo nuestra

venerada y amadsima Madre (cfr. Presentacin).

La segunda parte de este librito, est formada por prrafos

de algunos escritos privados y de las primeras cartas que

nuestra Fundadora escribi, solicitando de las autoridades

eclesisticas, el permiso para la fundacin de nuestra Congregacin.

Hemos querido darles el nombre de Destellos de un itinerario

Misionero porque lo hemos comparado a esas primeras

chispas que salen al exterior del fuego misionero que como

volcn en erupcin, incendi siempre el corazn de nuestra

Fundadora.

Que el ejemplo de su entrega amorosa y confianza a la voluntad

del Padre, en alegra, sencillez y silencioso herosmo,

nos hagan sentir el disgusto de una vida mediocre y nos impulse

a vivir nuestra consagracin en plenitud.

Roma, 16 de noviembre de 1984.

+ Mara Teresa Botello, Misionera Clarisa

Superiora General

13

INTRODUCCIN

(J. Esquerda Bifet)

A la Madre Mara Ins Teresa Arias la conoc por primera

vez en 1974, cuando la Sagrada Congregacin para

la Evangelizacin de los Pueblos instituy en Roma el

Centro Internacional de Animacin Misionera. Como

primer director de este Centro, envi una nota de saludo

y ofrecimiento a todas las instituciones misioneras ubicadas

en Roma. La primera respuesta que recib fue la

de Madre Ins.

Desde entonces hasta 1981, ao de su partida a la casa

del Padre, las relaciones fueron siempre muy sencillas

y muy espordicas, si se quieren medir con baremos

humanos: retiros, ejercicios, alguna consulta espiritual,

alguna conversacin familiar en la casa generalicia junto

con las otras hermanas y poco ms. No faltaba nunca la

felicitacin navidea y alguna nota de agradecimiento

por los libros recibidos.

A la Madre la conoc tambin por medio de su obra

misionera ya implantada en Japn, Indonesia, Sierra

Leona, Nigeria, California, adems de Roma y Cuernavaca.

Respecto a otros pases (Espaa, Costa Roca, Irlanda),

solo ha sido por medio de las misioneras venidas a

Roma para encuentros y retiros. A travs de sus has, me

fui reafirmando en los trazos ms salientes del espritu

de la Madre.

Durante su ltima enfermedad, dos o tres veces pude

conectar con ella por telfono, para pedirle y ofrecerle

14

oraciones, que ella agradeca siempre con extrema sencillez

y alegra.

Siete aos no son muchos para conocer a una persona.

Pero Madre Ins era sencilla y transparente. Bastaba un

solo encuentro, en que se hablara de Dios o de evangelizar,

para recibir inmediatamente la sintona de un corazn

misionero que no saba otra cosa que amar y hacer

amar al Seor. Desde esta profundidad y sencillez, sin

complejos ni cumplimientos, ella dejaba entrever todo lo

que era, es decir, todo lo que haba recibido de Dios. No

se necesitaban muchas palabras ni muchos encuentros.

A m me qued siempre la impresin de que era un

alma que viva instalada en el corazn de Dios misericordioso,

y que, desde all, miraba a todas las personas

y a todas las cosas y acontecimientos, con respeto, gratitud,

admiracin y sin quedarse nunca en la superficie.

De ah su serenidad, su sencillez de trato, su paz y alegra

comunitaria. Pero eso s, con exigencias de que todo

y todos se abrieran a una caridad sin fronteras. As se

explica su entusiasmo por todas las obras misioneras de

la Iglesia.

Despus de la muerte de la Madre (1981), sus h as me

pidieron una tanda de Ejercicios especiales para preparar

el Captulo general que debera salvar la continuidad

del carisma (1982). Fue entonces cuando pude disponer,

por primera vez, de algunos documentos escritos por la

Madre o tambin sobre ella.

Estos documentos no son muchos. En realidad, yo no

hice ms que ir afirmndome en todos los detalles que

haba intuido. Un alma sencilla se hace transparente en

cualquiera de sus escritos. Madre Ins queda reflejada

por completo en La Lira del Corazn. Los dems escritos

ratifi can, aplican, detallan, adaptan Pero ah est todo.

15

Sobre las personas que han llevado una vida santa

o ejemplar, se escriben semblanzas, biografas, sntesis

doctrinales, etc. Hay que recoger todos los datos, como

es lgico. Pero no creo que sera muy difcil tratndose

de una vida tan sencilla como la Madre Ins. Se necesita

cierto tiempo, es verdad. Sugerira que la recopilacin

de cartas personales fuera acompaada de los detalles

sencillos que cada uno recuerda, especialmente durante

la construccin del convento de Cuernavaca, los coloquios

personales y las visitas a las nuevas fundaciones

en tierra de misin.

Para poner un caso, del que fui testigo presencial.

Cuando se inaugur el Colegio Mater Ecclesiae de

Castelgandolfo (1978), confiado a la direccin de las Misioneras

Clarisas, ella estaba entre los asistentes como una

de tantas personas, alegre, sencilla, olvidada de s misma,

viviendo con naturalidad el horizonte misionero de la

Iglesia, como si no se tratara de una obra confiada a su

Congregacin, sin hacerse sentir como necesaria. Yo mismo,

que habl con ella varias veces durante aquella jornada,

no me di cuenta de ello, sino al reflexionar despus de

terminar las ceremonias de inauguracin. Detalles como

ste los habr a millares, casi siempre en el escenario ntimo

de los conventos y de las obras apostlicas.

Me han pedido que escriba algo as como una semblanza,

un itinerario espiritual, unas reflexiones valorativas.

No dispongo de todos los datos. Tampoco estoy

habituado a escribir biografas . Pero tratndose de

Madre Mara Ins Teresa, lo har a su mismo aire: el de

la sencillez. Sus has y sus discpulos juzgarn si estas

mis notas pueden servir de punto de partida o simplemente

de esbozo provisional.

16

No pretendo escribir una gran obra, ni menos mitificar. La Madre Ins no necesita eso. Mis reflexiones las empec en 1982 (Ejercicios antes del Captulo general),

pero recordando mis impresiones desde 1974. He ido

escribiendo, a mano, en las largas horas de mis viajes

misioneros durante los aos 1982-1983. Por esto mis reflexiones son muy breves y sintticas, como fruto de largas

meditaciones sobre el mensaje de Madre Ins. Quien

sabe de largos viajes misioneros, entender mejor lo que

quiero decir. El Seor me ha hecho la gracia de orientar,

durante este tiempo, mis trabajos y sudores misioneros

con estas luces que transparentan de los escritos de la

Madre. La oratoria sobra. La Madre tampoco tena tiempo

para ella.

17

DOCUMENTOS EN QUE BASO MIS REFLEXIONES:

Algunas notas ntimas de conciencia en su toma de

hbito: 8 de diciembre 1929.

Libro de crnicas del monasterio del Ave Mara :

aos 1929-1945.

Memorias escritas por la Madre Abadesa (Mara de

la Inmaculada Ochoa): abarcan desde 1927 a 1944.

Notas ntimas de la Madre Ins sobre sus Ejercicios

Espirituales de 1944.

Homenaje de fi lial amor a la Virgen de Guadalupe:

12 de agosto 1945 (notas que se encontraron entre sus

papeles despus de su muerte).

Circulares.

Testamento espiritual: Roma, 27 de diciembre 1980.

La Lira del Corazn: escrito cuando era Maestra de

Novicias en clausura, Mxico, entre los aos 1943-1945;

impreso (pro manuscrito) en 1964 (reservado para sus

religiosas por entonces).

Otras notas o escritos privados.

19

ITINERARIO BIOGRFICO

Necesitamos encuadrar los datos

biogrficos en un contexto histrico

evolutivo, para poder valorar el itinerario

espiritual de Madre Ins. El

proceso de santificacin es proceso de

maduracin lenta bajo la accin de la

gracia. Para ver mejor este proceso,

distingo tres momentos principales

en la vida de la madre: Infancia y juventud

(1904-1929), vida oculta de

clarisa contemplativa (1929-1945),

vida misionera (1945-1981). Mi resumen

no es slo cronolgico, sino

principalmente valorativo y evolutivo.

Aprovechar al mximo su propio

testimonio.

21

I

INFIANCIA Y JUVENTUD

(1904-1929)

Nace en Ixtln del Ro, Nayarit (Mxico), el 7 de

julio de 1904. Sus padres eran originarios de Guadalajara,

Jalisco, y se encontraban en Ixtln temporalmente:

Eustaquio Arias (abogado) y Mara Espinoza

de Arias. A la nia, bautizada dos das despus, le pusieron

el nombre de Manuelita de Jess. Era la quinta

entre ocho hos.

Su infancia la pas en Guadalajara y en esta misma

cuidad hace sus primeros estudios, en el colegio de

las Siervas de Jess Sacramentado. Sus estudios Superiores

los hace en Tepic Nayarit, y es aqu y en Mazatln,

Sinaloa, que pasa parte de su juventud.

De sus notas ntimas o notas de conciencia, escritas

en 1929 y entregadas a la Madre Abadesa, antes de

su toma hbito (8 de diciembre), entresacamos algunos

detalles llenos de autenticidad y transparencia. Me

parece ver en ellos un resumen anticipado de su vida.

Tienen la caracterstica de la humildad: expone a la

Madre Abadesa las gracias recibidas antes de entrar

al convento, mientras que, segn ella, ahora, antes de

la toma de hbito, se encuentra pobre y casi con las

manos vacas.

Hasta sus 20 aos, su vida haba sido semejante a

la de cualquier joven buena de su poca, en un hogar

cristiano, con una nostalgia de algo ms: iba a fi estas

familiares, paseos y otras diversiones inocentes; me

gustaba lucir y ser atendida. Sin embargo, esto no me

22

llenaba. Mi corazn ya presenta la nada y la vanidad

de todo lo del mundo; siempre sala hastiada .

El ao 1924 marca un hito definitivo. Tena 20

aos. En mayo de 1924 salimos de Tepic a Colima;

senta en mi alma que algo me esperaba all, si bien

dada mi ligereza no pensaba en las cosas divinas,

pero estaba plenamente convencida que se operara

en mi alma algo que no acertaba a comprender. En la

ciudad de las Palmas segu mi misma vida; tampoco

faltaron los pretendientes, e igual que los anteriores,

no lograron conmoverme .

Entonces comienza el tiempo de la gracia . Un

ataque de apendicitis (del que se empea en no operarse),

lectura de la vida de Santa Teresita, Congreso

Eucarstico (octubre): por fi n son el momento

designado por la infinita Misericordia para transformarme

y no lo pude resistir. Me ser imposible decirle

lo que entonces pas por mi alma. Cun arrepentida

estaba! Dios, el amor me atraa con fuerza irresistible.

Solo quera amar y darme toda a Dios. Hice confesin

general con gran dolor de mis pecados y resolv

que me operaran para ofrecerle mis sufrimientos a

Dios .

Aos ms tarde, en unas notas del 12 de agosto de

1945, recordara ella misma este momento de gracia:

Quien esto escribe, recibi las primeras grandes gracias

de Dios Nuestro Seor en los das de la celebracin

del Congreso Eucarstico Nacional, celebrado

en Mxico, en aquel inolvidable octubre de 1924. Su

vida desde entonces fue eucarstica; Jess Eucarista,

al pasar cerca de ella, dej caer sobre su alma una de

esas sus inefables miradas que tienen el poder de conmover,

de transformar, dejndola toda infl amada en

23

su amor, con ansias inmensas de pertenecerle a l por

entero, dando de mano a todas las vanidades, para

que slo tuviese cabida en su corazn el Amor divino

y las almas (Homenaje filial).

Esta nota eucarstica de su conversin, que es la

primera y esencial, se hace tambin nota mariana.

Ambas notas sern fundamentales para comprender

su lnea misionera: Y despus, en los das 8 al 12 de

diciembre del mismo ao inolvidable, las gracias de

la Madre de Dios, sus caricias y ternuras llovieron a

profusin sobre su pobre corazn, que se senta incapaz

de poder resistir a tanta dicha. Lo que pas por

su alma, sobre todo el da 12, slo la dulce Madre, la

tierna Morenita lo podra decir, pues son cosas que

no se pueden explicar con lenguaje humano, y a las

que slo responda toda anegada en llanto de contricin

y de inefable placer: Madre, no merezco que me

llames h a, pero recbeme al menos por una de tus esclavas

dejando que la amable Madre le diese aquel

dulce beso que un da diera su Padre al Ho Prdigo,

y escuchando de sus maternales labios aquel: Ha

ma, a quien amo tiernamente como a pequeita y delicada

que deshaca su corazn y lo enamoraba de

Mara hasta el delirio (Homenaje filial).

El fruto comenz a notarse rpidamente. La Madre

Ins prosigue en sus notas ntimas antes de la

toma hbito: Todo mi anhelo era la Eucarista, cmo

se estrechaba mi corazn con el de Jess al recibirlo!

cun infinita es su Misericordia con los pecadores!

Estaba verdaderamente endiosada, nada me turbaba,

las ansias de manifestar a Dios mi amor me consuman.

Siguieron todava los das de gracias, desde el

primero al 12 de diciembre. Regresamos a Colima y

24

ya mis amigas no me conocan. Todas decan que me

haba convertido con la operacin. Yo las dejaba que

creyeran lo que quisieran .

Su vida comenzaba a ser un encuentro esponsal

con Cristo. Su cristianismo pasaba a ser relacin

personal con el Seor: Verdaderamente Jess era

mi Maestro no perda un momento su presencia, y

platicando con l me pasaba todo el da, y el arrepentimiento

de mis pecados sin cuento vena a unirme

ms a l. Lo vea tan dulce, tan amante, que no poda

menos de arrojarme en su Corazn. Todas estas dulzuras,

todas estas sensaciones y consuelos, todos mis

ardientes deseos de amor hasta morir, no salan de mi

alma, no los poda manifestar .

Y, como siempre, su cristocentrismo se manifiesta

eminentemente mariano. En Mara fue descubriendo

cada vez ms la Madrecita del Cielo : No era ya

mi casa donde viva, sino la casita de Nazaret; en mi

mam vea e la Santsima Virgen, en mi pap a Nuestro

Seor, y en mis hermanos al Nio Jess. Todo lo

que me mandaban lo oa como salido de los labios

divinos. Con qu grande gusto haca todo! Y cuando

haca algo que nadie me lo hubiera mandado, para

darle el mrito de la obediencia deca, hincada a los

pies de la Virgencita y con mis ojos en sus ojos, s,

Madrecita ma, voy a hacer esto que quieres. No

daba un paso, una puntada, trabajo u ocupacin cualquiera

sin que los ofreciera a Jess y Mara; viva en el

cielo o en Nazaret .

La vida externa de paseos y diversiones, fue

cambiando paulatinamente. Tentaciones y luchas no

faltaron. tena qu domar mi carcter y me haba

propuesto no cejar aunque fueran innumerables los

25

sacrificios; haba das que durante todo el (tiempo)

haba luchado tanto, que para la noche acababa rendida,

senta el cuerpo cansado pero no el alma, sino sta

inundada de paz. No escaseaban tampoco las tentaciones

del diablo. Ya de esto algo le he dicho. Semanas

enteras me pasaba en continua batalla con l. Y

lo senta, en verdad, cuando se acercaba. Me pareca

que Jess me deca: estte prevenida, que se acerca

el enemigo. Entonces me esconda en los brazos de

Mara y Ella luchaba por m .

En esta sencilla devocin mariana, vivida da a

da, fue aprendiendo a abrir su corazn a los intereses

de Dios por la salvacin de todos: despus de estas

batallas me senta aniquilada, pero llena de gozo.

Todo lo ofreca por los sacerdotes, por Mxico, por los

pecadores, por todo lo que deseaba conseguir, y cosa

por cosita se la iba entregando a Ella .

En abril de 1926 va a Mxico en busca de una solucin

para sus deseos de consagrarse a Dios. Pero no

encontr a nadie que le orientara. Volvi a Mazatln

con el corazn despedazado . Cada sufrimiento

viene a convertirse en una nueva gracia. Efectivamente,

en la fi esta de Cristo Rey del mismo ao, se consagr

por primera vez al Amor Misericordioso, como

vctima de holocausto .

Los acontecimientos polticos de ese mismo ao

(1926), con la prohibicin del culto pblico, ponen una

nota de dolor y de esperanza en su vida, como aprendiendo

a transformar el sufrimiento en una nueva posibilidad

de amar: Al da siguiente de la clausura de

los cultos, que fui a la Iglesia como de ordinario, qu

desolacin sent, cuando ya no encontr a mi Amado

y ni saba dnde estaba. Entonces comprend el dolor

26

de Mara Magdalena al no encontrar en el sepulcro

al Maestro. Mi nico cielo era la Eucarista y durante

esos aos de angustia, cuntas veces me vi privada de

ese Pan Celestial .

Es entonces (diciembre de 1926) cuando escribe a

las Clarisas Sacramentarias de Mxico para pedir ser

admitida en el convento del Ave Mara. La aceptacin

fue inmediata, pero no pudo realizarse tan rpidamente

como ella quera. Sus padres retrasaron el

permiso por causa de la persecucin religiosa. Mientras

tanto, la comunidad de clarisas tuvo que emigrar

a Los ngeles, California, y Manuelita de Jess tuvo

que quedarse en Mxico aquilatando su vocacin

religiosa.

La larga y dolorosa espera (entre 1926 y 1929) se

convirti en una vida espiritual ms profunda, siempre

en la lnea de Nazaret, tanto en su casa como en

el trabajo del Banco. Se vala de la intimidad confiada

y fi lial con la Santsima Virgen para corregir sus

defectos: Solo Mara pudo hacer cambiar tan completamente

mi carcter el Banco era tambin para

m la casita de Nazaret. All pude comprarle muchos,

muchsimos regalos a Jess, todos los das, cuntas

humillaciones recib! No s cmo se ingeniaba Nuestro

Seor; de mil maneras lo hacan, y estoy segura de

no haber sentido disgusto ni una sola vez; enseguida

ofreca a mi Bien esas violetitas. Me acuerdo de haber

llorado dos veces, pero esto fue solamente para que

viera mi debilidad, porque no tuve el menor resentimiento,

y luego que reciba y ofreca las humillaciones,

peda ms a Mara para regalar a Jess .

La fuerza para mantenerse firme en la espera, la

encontraba sobre todo en la Eucarista: En estos lti27

mos meses siento que ya se haba resfriado mi fervor.

Cun cierto es que slo el Pan Eucarstico da fuerza

para las luchas de la vida. Estoy segura, si ms hubiera

durado en el mundo, me hubiera hecho mala otra

vez, tal vez me hubiera perdido para siempre

Sus notas ntimas, en que resume, para la Madre

Abadesa, este periodo de su vida, prcticamente terminan

aqu, con un tono de humildad, como deseando

tomar el hbito religioso para comenzar de nuevo

a ser fi el a las gracias recibidas. Es una caracterstica

que se ir repitiendo a travs de toda la vida: volver

a empezar. Hasta ahora, segn ella, no ha sido santa;

pero lo puede y lo quiere llegar a ser.

29

II

VIDA OCULTA

DE CLARISA CONTEMPLATIVA

(1929-1945)

1.POSTULANTE Y NOVICIA: LOS PRIMERO SPASOS

El 5 de junio de 1929 Manuelita de Jess Arias ingresaba,

como postulante, en la comunidad de Clarisas

Sacramentarias de Los ngeles, California. Era la

misma comunidad del Ave Mara exilada de Mxico.

Manuelita haba llegado acompaada del Seor

Obispo de Tepic y una hermana del mismo.

La Madre Abadesa, en el libro de crnicas, hace un

resumen del comportamiento de la postulante dejando

constancia de su vocacin misionera ya desde

el principio: La Postulante Manuelita desde luego

se manifest muy fervorosa, aunque tena an con

la gran pena de la reciente muerte del nico hermano

que tena; estaba dispuesta a trabajar en su santificacin; en una maana, al salir de nuestra celda, nos encontramos, cay de rodillas y me do: aydeme,

quiero ser santa como Santa Teresita salvando

muchas almas . El deseo de santidad, ya desde los

comienzos, quedaba indisolublemente unido al deseo

de apostolado. A la postulante, nos dicen las mismas

crnicas, le impresionaban las meditaciones de la

pasin.

La misma Madre Abadesa, Mara de la Inmaculada

Ochoa, aos ms tarde, hara este resumen de la

postulante Manuelita: Desde su ingreso, la nueva

postulante me pareci de un carcter abierto, sencillo,

30

entusiasta, muy activa, fervorosa y con muchos deseos

de trabajar en su santificacin para salvar almas.

Todas estas cualidades de su carcter se manifestaron

cuando nos salud, pues nos pareci a todas que ya

la conocamos de tiempo, ya que ella lo hizo as, como

si ya nos conociera. Sus grandes deseo de trabajar por

su santificacin para salvar almas, se manifestaron

inmediatamente por la forma en que acept de inmediato

la vida austera de la comunidad, as como las incomodidades

y sacrificios que implicaba el destierro

y las circunstancias especiales por las que atravesaba

la comunidad: pobreza, incomprensiones, el no poder

tener la Adoracin Perpetua del Santsimo Sacramento

siendo Clarisas Sacramentarias, el dedicarnos

a obras de apostolado siendo Clarisas de Clausura,

aunque esto ltimo mucho entusiasmaba a la nueva

postulante, pues quienes salamos a misionar llegbamos

a platicar con sencillez y espritu de familia los

triunfos y derrotas, as como las maravillas que Dios

operaba en las almas (Memorias de la Madre Abadesa).

En estas Memorias, se repite la escena del libro

de crnicas sobre el deseo de ser santa y misionera:

Madrecita, aydeme, quiero ser santa como Santa

Teresita para salvar almas .

El 8 de diciembre de 1929 tiene lugar la toma de hbito,

comenzando luego el ao de noviciado (1929-1930).

Su nombre cambi, primero en el de Mara Francisca

del Santsimo Sacramento, y ms tarde, en el de Mara

Ins Teresa del Santsimo Sacramento.

Veamos ahora la impresin personal de la misma

postulante, segn se desprende de sus notas ntimas de

conciencia, escritas con ocasin de su toma de hbito.

Esas notas las escribi para la Madre Abadesa, como

31

sintindose humillada ante tantas gracias de Dios y

tan escasa correspondencia por parte suya. Me parece

ver en esas lneas la base y la garanta de la espiritualidad

de la futura Madre Ins: Pero ahora de todas las

gracias recibidas anteriormente no veo ninguna, casi

ninguna. El, como dueo de todo, se las ha llevado;

quiere que me cueste otra vez recuperarlas, as, para

verme ms pequea, ms insignificante; solo tengo

grande, muy grande mi confianza en su Misericordia;

ella har una santa de basura; estoy segura, no ha

habido ni habr religiosa ms llena de defectos, ms

miserable que yo. Por eso, Madre ma, le ruego el da

de mi toma de hbito, despus de haberme ofrecido,

le diga a Nuestro Seor: No tardes en incendiar este

montoncito de basura. Como si fuera el primer da de

mi conversin, quiero empezar con todas mis fuerzas,

con todo el ardor de mi alma, quiero darme toda a l,

sin decirle basta, que haga de m lo que quiera; me entrego

en sus manos, Madre ma, como un pedacito de

cera, quiero hacer siempre a ojos cerrados lo que me

diga. No se me oculta ni mi grande debilidad, pero

la Madrecita me ensear a sacar provecho de mis

faltas. Madre ma, me siento dichosa de que sepa todas

mis miserias, que le causarn horror; ya no podr

verme sin que le cause repulsin; pero cuando sienta

asco por m, arrjeme en el Corazn de Jess; all se

purif ca todo lo manchado .

2. PASOS DEFINITIVOS

Su profesin temporal tuvo lugar al terminar el ao

de noviciado, el da de 12 de diciembre de 1930, fi esta

de la Virgen de Guadalupe. No le pudo acompaar

32

ninguno de sus familiares. Mara Santsima, su Madrecita

del cielo , colm con creces este vaco doloroso,

dejando sentir, nos lo cuenta ella aos ms tarde,

su presencia y su palabra amorosa: Le pareci que la

Reina de los mexicanos deca a su alma estas palabras

que jams olvidar: Si entra en los designios de Dios

servirse de ti para las obras de apostolado, me comprometo

a acompaarte en todos tus pasos, poniendo en tus labios la

palabra persuasiva que ablande los corazones, y en stos la

gracia que necesiten; me comprometo adems, por los mritos

de mi H o, a dar a todos aquellos con los que tuvieres

alguna relacin, y aunque sea tan slo en espritu, la gracia

santifi cante y la perseverancia final (Homenaje filial). Ya

veremos luego que ella, en La Lira del Corazn, hace

extensiva esta gracia a todas sus h as misioneras (segunda

parte, captulo X).

Este da dej una huella imborrable en su corazn.

Era en realidad el da de su desposorio definitivo con

Cristo, aunque slo fueran votos temporales. El aspecto

mariano y guadalupano de su consagracin lo

expresara as aos ms tarde: Por eso la Madre de

Dios, en su advocacin de Guadalupe es ms tiernamente

amada de su corazn. Lo que Ella ha sido para

su alma no hay palabras para explicarlo. Desde ese

da se enamor de su hermosura, de su pureza, de sus

sublimes prerrogativas, no pensando en otra cosa que

en amarla y en hacerla amar, a lo que se comprometi

con voto (Homenaje filial).

Unas pinceladas de la Madre Abadesa sobre la hermana

Mara Ins Teresa, en esos momentos iniciales

de su vida religiosa, son ya los trazos defi nitivos de

lo que seran sus 16 aos de la clausura: Su fervor

se manifestaba no slo siendo la primera en llegar a

33

la capilla a su oracin, adoracin y dems actos de

comunidad, sino tambin en su espritu de servicio,

su obediencia, su espritu de pobreza, su orden, su

disponibilidad, su espritu de sacrificio y abnegacin,

as como la forma tan natural de aceptar las humillaciones

y toda clase de contratiempos que a veces su

mismo carcter franco, abierto y entusiasta le proporcionaba.

Fue siempre muy trabajadora y generosa, incansable.

Se dio cuenta inmediatamente la situacin

precaria en que vivamos y no slo acept, sino que

an se ofreca con gusto a trabajos pesados como el

jardn, lavar la ropa ajena y todo aquello que era necesario,

pues aunque nunca pasamos hambre, la comunidad

estaba verdaderamente pobre (Memorias).

Las mismas memorias indican que esta actitud fue

una nota constante durante todos los aos de su clausura:

Siempre se la vio alegre y optimista, generosa,

disponible, caritativa con su superiora y hermanas,

especialmente con las enfermas. Su fidelidad y culto

a la Regla siempre me admir, y pasando los aos,

ya Maestra de Novicias, les infundi este mismo

espritu, y escribi un Comentario a la Regla

(Memorias).

Las duras pruebas del exilio no cesaron ni al regreso

de la comunidad a Mxico en 1931. Eran tiempos

de persecucin ms o menos solapada. Manuelita

pona nota alegre se mostraba siempre entusiasta,

fervorosa y alegre, confi ando siempre en el Seor

(Memorias). Sobre estos aos de persecucin se podra

escribir muy largo. Para la hermana Mara Ins Teresa

no haba tragedias, sino sencillamente problemas que

solucionar con un servicio caritativo y humilde.

34

En 14 de diciembre de 1933 (ao de la Redencin)

tiene lugar la profesin perpetua. Sus sentimientos internos

quedarn reflejados aos ms tarde en La Lira

del Corazn.

Es muy interesante notar la actitud con que vive

su desposorio con Cristo. Lo quiere compartir, sin

restricciones, con todas las almas consagradas. Las

gracias particulares que ella recibi (ya desde la profesin

temporal), quiere que sean para todas. As, por

ejemplo, la gracia de confidencia mariana de que hemos

hablado anteriormente (cfr. Lira del Corazn, segunda

parte, cap. X y Homenaje filial). Toda misionera

podr participar de esta gracia de asistencia especial

de Mara en la vida espiritual y en la vida apostlica.

De estos 16 aos de vida claustral tenemos principalmente

dos testimonios. Uno es el de las crnicas

del convento, donde el nombre de hermana Mara Ins

Teresa aparece con frecuencia y sin premeditaciones

sobre el futuro. Otro testimonio son las memorias o

resumen escrito por la Madre Abadesa, ya despus

de la muerte de Madre Ins. En realidad es la misma

mano, aunque a distancia de muchos aos, la que escribe

estos dos testimonios: Madre Mara de la Inmaculada

Ochoa. En el segundo testimonio se sintetizan

los rasgos ms salientes de la fisonoma espiritual de

la Madre Ins. Los testimonios se complementan.

En las crnicas del convento del Ave Mara se

anotaban diariamente los detalles de las religiosas

componentes de la comunidad, as como los acontecimientos

ms salientes. Cuando aparece el nombre de

Mara Ins Teresa (sin prever acontecimientos futuros)

es siempre para dejar constancia de una religiosa

humilde, servicial, sencilla, alegre, cumplidora de la

35

regla, ejemplar y organizadora, que no se amilanaba

ni se inhiba ante las dificultades, sino que las asuma

responsablemente con espritu sobrenatural, espritu

de sacrificio y sentido comn.

Incondicionalmente servicial, sac de muchos apuros

a la comunidad: encargarse de una pequea panadera

(para la subsistencia de la misma comunidad),

arreglar y pintar la casa, buscar un nuevo edificio,

mecanografa, confeccin de ornamentos, etc. En las

mismas crnicas se van anotando los cargos que desempe:

capitular (1935, 1940 y 1943) miembro del

discretorio (1940 cuarta discreta, 1943 tercera discreta),

Maestra de novicias (1943) y Secretaria (1940 y 1943).

Las memorias o testimonio escrito por la Madre Abadesa

sobre los 16 aos que la hermana Ins pas en la

clausura, son un resumen lleno de sencillez, espontaneidad

y autenticidad.

La vida de la hermana Mara Ins Teresa iba transcurriendo

por caminos normales. La voluntad de Dios

iba guiando sus pasos a travs de los acontecimientos

de cada da, vividos sencillamente. Hubo momentos

de falta de fervor sensible que super con oracin

y abandono en la voluntad de Dios (Memorias). En

los primeros aos de retorno a Mxico, se dej sentir

la escasez econmica. Pues bien, en todo este tiempo

se palp claramente la disponibilidad y obediencia

de la Madre Mara Ins-Teresa, su espritu de fe y

abandono en la Providencia, su espritu de oracin y

sacrificio, su pobreza y desprendimiento. Nunca la vi

perder la paz (Memorias).

Sus relaciones con la propia familia eran cariosas.

Sus familiares fueron grandes bienhechores de la comunidad.

Pero las pruebas dolorosas tampoco falta36

ron. El amor sincero iba acompaado de desprendimiento

religioso. Ello se manifest principalmente en

la muerte de su sobrino Jos Manuel y de su hermana

Mara. Fueron grandes sacrificios que ofreci para la

realizacin de la obra misionera a la que siempre se

sinti llamada.

Vamos a entresacar algunos datos ms salientes de

las Memorias de la Madre Abadesa:

Durante los 16 aos que vivi en nuestro Monasterio,

pudimos observar en ella la religiosa fi el que vivi

y vener la Regla y la hizo amar y observar por las

novicias cuando fue su Maestra .

Fue tan amante de la Eucarista que cuando terminaba

su trabajo iba a la capilla pasando largas horas

ante el Santsimo Sacramento. Ms an, los domingos

y das festivos los dedicaba casi por entero a la meditacin

de la Sagrada Escritura ante el Santsimo Sacramento.

El amor a la Santsima Virgen demostraba

que la tena por compaera en todas sus acciones, con

mucha naturalidad se le oa decir: Vamos Mara ,

como oracin jaculatoria. Manifest ese amor a la

Santsima Virgen de Guadalupe proclamndola, declarndola

Patrona de su Congregacin para hacerla

conocer y amar en todo el mundo .

La gloria de Dios y el amor a las almas fue el gran

mvil de sus acciones y la razn de ser de su fidelidad

y responsabilidad en todo cuanto se le encomendaba

por pesado que fuera. Ese amor a Dios y a las almas se

traduca en una delicada caridad universal hacia todas

sus hermanas, especialmente hacia las enfermas,

fue una de las religiosas que atendi a NM Fundadora,

en su penosa enfermedad, con amor y abnegacin.

37

Ya de antes que fue el deseo de salvar almas como

Santa Teresita, el que la trajo a la clausura .

Las virtudes de fe y confianza las practic admirablemente.

Creo que estas virtudes y el abandono

absoluto en la bondad de Dios, as como su amor ardiente

a l, fueron los que la lanzaron a la realizacin

de la Gran Obra que el Seor le encomend y que

haba nacido de su profunda oracin e ntima unin

con Dios. De otra manera no hubiera tenido el valor

suficiente humanamente hablando para lanzarse a

tal empresa .

Como Abadesa que era yo en aquel entonces, este

hecho, de que la Madre Mara Ins Teresa fuera alma

de oracin e ntima unin con Dios, me dieron la certeza

de que la Obra que ella deseaba emprender era

Obra querida por Dios. Otra cosa que me dio seguridad

fue su rectitud y el hecho de que los cimientos

de la obra fueran el sufrimiento personal ella haba

estado enferma por varios meses y el sacrificio de la

muerte de sus seres queridos, que ella supo aceptar y

ofrecer como vctimas por la salvacin de las almas,

fi n de su obra fue alma que am y practic la pobreza

con sencillez y alegra. Esto lo demostr en las

diversas circunstancias que ya he mencionado al hablar

de ella desde su ingreso a la comunidad.

Su aceptacin alegre de la voluntad de Dios se

manifest siempre, sobre todo cuando Nuestro Seor

le pidi la Fundacin, ya que sin duda su SI a esa divina

voluntad le cost, pero ella se manifest siempre

serena y alegre, solamente peda oraciones a la comunidad

hacia quien siempre manifest amor, as como

a cada una de nosotras. La separacin fsica debi

costarle mucho, pues qued demostrado por sus vi38

sitas siempre que le fue posible. Espiritualmente nos

mantuvimos siempre unidas, y no solamente con ella,

sino con todas las Misioneras Clarisas que a travs de

los aos han ido ingresando a la Congregacin .

Su madurez se demostr en los cargos de Discreta,

Secretaria y Maestra de Novicias, especialmente en

la formacin que stas recibieron cuando ella las tuvo

a su cargo .

Su carcter franco, abierto, le ocasionaba humillaciones,

mismas que aceptaba siempre con sencillez,

sinceridad y tranquila, para su santificacin .

Comprendo que fue una gracia especial que recibi

de Nuestro Seor la decisin, la fortaleza inaudita

con que comenz la fundacin; porque cuando ya

la realiz sinti horas de mortal angustia que venca

con el abandono a la Divina Providencia, segn me

deca .

Dios quiso que viviera cerca de esta alma que considero

privilegiada en su sencillez, los diecisis aos

que permaneci en la clausura y que la viera practicar

las virtudes religiosas con amor y generosidad. Cuando

ella sali a la Fundacin, l quiso que la siguiera

de cerca por los lazos espirituales y de amistad que

siempre existieron. Que todo sea para mayor gloria

de Dios .

3.NOCHE OSCURA

Tenemos tambin un testimonio autobiogrfico de

la misma Madre Ins. Son unas notas personales, muy

breves, sobre su estado de nimo durante los Ejercicios

de 1944 (hacia fi nales de junio y principio de julio). No

son propiamente un resumen de los Ejercicios, sino

39

como dice ella misma, solamente alguna que otra

reflexin, alguna decisin, algn propsito . Estas

notas estn en contraste material con el cuadernillo

de 190 pginas que ella misma haba elaborado durante

los Ejercicios de 1936, como resumen de todas

y cada una de las meditaciones. Ahora (1944), un ao

antes de terminar su vida de clausura para salir a la

fundacin misionera, su alma, en medio de grandes

pruebas espirituales, simplemente refleja su actitud

humilde, de pobreza radical y al mismo tiempo de

confianza plena en Dios.

Este breve documento no podra entenderse sin el

contexto de la fundacin misionera que ya estaba en

trmites legales. De ella hablaremos en el apartado siguiente.

Lo importante es constatar la coherencia de

la hermana Mara Ins Teresa. Es ella, la misma de los

16 aos de clausura, an en circunstancias tan difciles

y nuevas.

Desde el comienzo de estos ejercicios espirituales,

en una gran sequedad , previendo que haba

de sufrir mucho , exclama: Qu se haga en m

la Santsima Voluntad de mi Dios! Yo no quiero otra

cosa que agradarlo; anhelo estos das de retiro, no

para mi consuelo, sino para mi reforma interior, no

para estar contenta, sino para que l est contento; no

para gozar con sus consolaciones divinas, sino para

comprarle almas (Ejercicios 1944).

El tercer da de Ejercicios escribe: Los dos primeros

(das) me han parecido muy penosos, tanto para el

alma, como para el cuerpo; me invadi un malestar

general, dolores por todas partes. Ahora slo me ha

quedado un decaimiento y falta de fuerzas grande sobre

todo en la maana. Bendito sea Dios! Todo por

40

las almas. / A mi Madre Santsima de Guadalupe le

he pedido me ayude a sacar un verdadero fruto; algo

que me empee en mi santificacin, para que pueda

as comprar verdaderamente almas para Dios. / Ellas,

las almas, como en muchas otras ocasiones, me han

dado el fervor; no el fervor sensible, pero s el fervor

del deber amado (ibdem).

En estos ejercicios cuando siente ms fuertemente

el deseo de obligarse con voto a hacer siempre lo ms

perfecto. Anota, no obstante, que aos atrs tuvo ya

un deseo semejante y que su director espiritual de entonces

no le permiti realizarlo.

De la experiencia de la propia debilidad saca un

mayor deseo misionero: Mi alma es un erial; nada

de esto le conmueve (se refi ere al tema de algunas

plticas). Siento una pena inmensa de ver que ningn

fruto sacar de estos Santos Ejercicios. He estado muy

puntual a las distribuciones; vengo a ellas con la certidumbre

de ofrecer a Jess un grande sufrimiento,

tanto de alma como de cuerpo. / El decaimiento fsico

coopera quiz al decaimiento moral S que a nadie

puedo decir mis penas, mi desolacin interior ni mi

malestar fsico. Quin me creer? Me basta que Dios

lo sepa se lo entrego a mi Madre Santsima, por las

almas, por las Misiones (ibdem). Al final de estos

das de prueba, todava aade: Estn por terminar

los Ejercicios y mi alma contina en una inmensa aridez.

Lo que ms me duele es: que estos Ejercicios sern

para m infructuosos. Y la cuenta que Dios me

pedir de ellos! He ido a todas las plticas sin gusto;

pero no he faltado a ninguna. Ofrezco a Nuestro Seor

esta sequedad, este sufrimiento, por las intencio41

nes de su Sagrado Corazn, por las Misiones, por el

Proyecto Misional. Fiat voluntas tua! (ibdem).

En medio de este sufrimiento se le agrandan los deseos

de santificacin y de salvacin de las almas; ora

por el Santo Padre y pide perdn por sus faltas:

He pedido mucho por el Santo Padre que se

haga pronto, Jess Eucarista, un solo rebao y un

solo Pastor! Y que yo coopere, por tu misericordia, a

la extensin de tu reino. T, Jess mo, que te gozas en

consentir que tus hos se sientan necesarios a tu Corazn,

para la difusin del Evangelio, sacia los deseos

de mi alma, colma los anhelos de mi corazn, que todos

ellos no tienden sino a hacerte amar de todas las

Naciones. Y esto te lo pido por amor de mi dulce Madre

Santa Mara de Guadalupe (ibdem).

La nota final de los Ejercicios refleja autenticidad,

humildad y confianza: Qu bueno que he podido

ofrecerte en estos das pura amargura. Ni la ms mnima

consolacin. Ni el ms ligero fervor sensible.

No importa! Si fueron sensibles para ti, Jess mo, si

t te consolaste en ellos, mejor para m; yo slo quiero

tu consolacin. / Pero si acaso no fue as, si no te agrad

en ellos, perdname, Seor; ten misericordia de m

que soy una miserable. Da a las alas de mi fe y mi

esperanza acrecentamiento de vigor, para glorificarte.

/ Hoy 3 de julio, por la tarde, se terminaron estos Santos

Ejercicios, que me produjeron tanta pena. Bendito

sea Dios! (ibdem).

Espontneamente nos preguntamos por las causas

de este sufrimiento. Parece ser una noche oscura que

haba comenzado unos aos antes. Ella misma lo deja

entrever: En febrero del ao pasado, cuando tuvimos

los anteriores Ejercicios, ped mucho a Nuestro

42

Seor que me pusiera en el ltimo rincn, lejos de las

criaturas, en las ofi cios ms humildes, para vivir slo

para l, sin que nadie se ocupara de m (ibdem).

El Seor le concedi esta misma gracia que peda,

sobre todo desde que, en 1943, se comenz a tramitar

la fundacin de la comunidad misionera. El granito

de trigo deba hundirse en el surco. Pronto, en 1945,

la fundacin sera una realidad. Era necesario sufrir

amando para preparar el gran acontecimiento misionero.

Veamos cmo ella misma hace un resumen de este

ao transcurrido en el dolor: Va a hacer un ao, el

29 del mes entrante (julio), da de Santa Martha, que

se empez a tramitar esto y an nada se ha resuelto.

Han surgido grandes dificultades, he tenido que sufrir

muchas humillaciones, muchos sinsabores, pero

todo gracias a Dios, con grande paz de mi alma, con

inmensa alegra de mi corazn. Las almas se compran

con sacrificios. / Aqu no hablar de esto, que lo he

hecho en otra parte. Slo dir que estoy por entero

abandonada en manos de Dios y que, puesto que l,

por medio de mis Superioras, me propuso la obra, tal

cual se tramita, la llevar a cabo, a pesar de todas las

dificultades, a pesar de las muchas oposiciones de

sacerdotes santos, que me han hecho una verdadera

guerra (ibdem).

Su reaccin es de fe, esperanza y caridad e incluso

de deseos de martirio: A cada asalto, a cada oposicin

de las criaturas, siento en el interior de mi corazn

que me dicen estas palabras: No temas, yo he

vencido el mundo. Y as, escudada en este Corazn

dulcsimo, qu puedo temer? qu no puedo esperar?

En ese Corazn Sagrado me escudo; l es mi baluar43

te, mi coraza, mi yelmo, mi todo. Con qu inmensa

confianza le digo a cada momento: Sagrado Corazn

de Jess en Ti confo cuando la repiten mis labios y

mi corazn, mi alma se deleita en esa confianza plena,

absoluta, total; y crece tanto esta pobre alma ma,

se dilata tanto que, abarca en su amor, cubre con sus

alas, a los habitantes del mundo entero / Qu delicioso

es vivir de fe, alimentarse de esperanza, nutrirse

de caridad. Nada ni nadie me puede hacer vacilar; s

que me expondr a llevar sobre mis hombros una cadena

no interrumpida de sufrimientos. Qu importa!

Al contrario, tanto mejor, entre ms sufrimientos, ms

almas para Dios. / Si l es quien ha inspirado a mi

alma este anhelo; si l lo sostiene en mi corazn, l lo

llevar a su feliz realizacin. Y si slo quiere recrearse

con mis ardientes deseos de salvarle almas, y prefi ere

drmelas por medios ocultos de la Comunin de los

Santos, yo tambin lo quiero. Lo nico que quiero, lo

nico que amo es: su santsima voluntad, cualquiera

que ella sea. Fuera de esta voluntad santsima, todo

es prdida de tiempo, y quiz del alma tambin (ibdem).

Cuando Nuestro Seor me conceda llevar a

cabo esta obra, ms bien dicho, cuando l la lleve a

cabo, si me concediera luego la gracia del martirio!

El martirio! Me cautiva; mucho se lo he pedido, con

verdadera fe, con cierta esperanza, con gran seguridad

de que algn da me lo conceder (ibdem).

En medio de la tempestad, se vislumbra un rayo

de luz. Madre Ins se olvida de s misma para cuidar

de las novicias. Ser un trabajo providencial antes

de partir para la obra misionera. En cierto sentido

me concedi Nuestro Seor estar apartada de todo.

Pero me cost mucho! Yo quera el ltimo rincn, y

44

me lo dio ciertamente. Pero, como nuestros caminos

no son sus caminos, quiso que en este rincn olvidado

me acompaaran las novicias. / Pobrecitas! A m me

cost mucho aceptarlas; tuvo que imponerse la obediencia.

Tema yo mucho la mala formacin que les

dara; vea mis innumerables defectos, lo mal que he

correspondido a las gracias de Nuestro Seor, mis infracciones;

cmo formar de esas almitas deseosas de

perfeccin unas santas, cuando yo estoy tan alejada

de la perfeccin? / Pero no hubo remedio. Y en esta

manifestacin de la voluntad de Dios, vi la primera

manifestacin de esa misma voluntad respecto al

proyecto misional. Me d o mi Superiora: S, yo quiero

que vaya al noviciado, que se haga cargo de las

novicias, para que se vaya entrenando para cuando

Nuestro Seor le conceda lo que quiere. As, puede

ir formando esas almitas en su ideal (ibdem). Dios

preparaba las cosas a su modo, fuera de toda previsin

humana.

Fruto de este ltimo perodo intenso de vida claustral

es el librito La Lira del Corazn. Fue escrito, segn

dice ella misma, cuando Dios Nuestro Seor me tena

encerrada en la clausura dichosa de mi Convento

del Ave Mara, siendo Maestra de Novicias, pero

vislumbrando ya en el porvenir una plyade de almas

misioneras que llevaran por el mundo entero el amor

a Dios y a su Santsima Madre, en su dulce advocacin

de Guadalupe (Introduccin a La Lira del Corazn).

Este precioso librito es, en realidad, un espejo

de s misma, pero redactado pensando en los otros,

es decir, en sus h as misioneras. Merece un estudio

aparte, pues en l es posible adivinar todo el itinerario

espiritual de la Madre.

45

III

VIDA MISIONERA (1945-1981)

1.MADURACIN DEL CARISMA MISIONERO

La vocacin misionera se haba despertado en Madre

Ins simultneamente con la vocacin religiosa,

antes de ingresar en el convento de las Clarisas Sacramentarias,

y nunca dej de sentir fuertemente esta vocacin.

Su vida claustral transcurri con normalidad

y con dedicacin plena y alegre, como si fuera sta su

nica vocacin misionera.

Cinco aos antes de entrar en el convento, en septiembre

de 1924, haba quedado impresionada por la

lectura de la autobiografa de Santa Teresa de Lisieux.

Aquel ao haba sido ao de grandes gracias , recibidas

principalmente durante el Congreso Eucarstico

(mes de octubre) y durante los das marianos del 8 al

12 de diciembre del mismo ao.

En cuanto a sus ansias misioneras y de martirio

(refl ejadas tambin en la autobiografa de Santa Teresita)

ella misma reconoce que las sinti profundamente

antes de entrar en el claustro. Se atuvo siempre

al consejo espiritual que por entonces le haban

dado: El Excelentsimo Seor Camacho, aun cuando

todava no ingresaba yo en el claustro, al consultarle

sobre este anhelo, me alentaba a que lo pidiera con

humildad, dicindome que ahondara el caos, la profundidad

de mi nada, para que se precipitara el Seor

con sus gracias (Ejercicios 1944). Esto es lo que ella

se propuso hacer de modo permanente: Yo quera el

ltimo rincn (ibdem).

46

Ya antes de su toma de hbito (diciembre de 1929)

manifest a la Madre Abadesa su intencin misionera:

aydeme a ser santa como Santa Teresita, salvando

muchas almas . De ello da testimonio la misma

Madre Abadesa en sus crnicas (junio de 1929) y en

las memorias o resumen que escribi posteriormente

sobre Madre Ins.

En la profesin temporal (12 de diciembre 1930),

Madre Ins sinti en su interior una gracia, a manera

de locucin interna de parte de la Santsima Virgen, y

que jams olvidara. Nos lo cuenta ella misma en las

notas de homenaje filial y en La Lira del Corazn (que

ya hemos citado al hablar de la profesin temporal).

Es interesante notar el tono condicional que equivale

a una unin plena con la voluntad de Dios, la cual

se manifestara en las circunstancias histricas: Si

est en los designios de Dios servirse de ti para las obras

de apostolado, me comprometo a acompaarte en todos tus

pasos Es interesante notar que Madre Ins quera

compartir esta promesa mariana con todas sus misioneras

(cfr. La Lira del Corazn, 2 parte, cap. X).

La Madre Abadesa, que durante los 16 aos de

clausura de Madre Ins recibi sus confidencias, estaba

convencida de la vocacin misionera de su sbdita.

La nota de autenticidad era la plena disponibilidad

de Madre Ins para seguir fielmente la voluntad

de Dios sin forzar los acontecimientos. Por esto la realizacin

misionera no fue una ruptura, sino un fruto

que fue madurando lentamente, gracias al mutuo

entendimiento: Tuve siempre la impresin, y la sigo

teniendo, de que la Madre Mara Ins Teresa Arias,

desde su ingreso se propuso un programa y un ritmo

de vida religiosa que mantuvo siempre sin desfalle47

cer, an en circunstancias adversas. Esta impresin la

he visto corroborada a travs de los aos, tanto mientras

permaneci con nosotras en la vida de Clausura,

como despus, cuando el Seor la llam a fundar la

Congregacin de Misioneras Clarisas del Santsimo

Sacramento, ya que no hubo la ms mnima ruptura

ni siquiera por la distancia, pues ella permaneci unida

a nosotras y siempre que le fue posible nos visit

y ense a sus religiosas a querernos y a visitarnos.

Esto me dio ocasin de seguir conociendo sus problemas,

o por lo menos algunos, ya que me tuvo siempre

confianza (Memorias).

Los pasos definitivos se daran en 1943 y 1944, como

veremos enseguida. Pero los sentimientos y planes

fueron madurando a travs de los aos de clausura

y en perfecta armona con la obediencia: La Madre

Mara Ins demostr su rectitud y obediencia, haciendo

del conocimiento de su superiora lo que el Seor

le peda, y yo, como Abadesa del Monasterio en aquel

entonces, doy testimonio de que la autoric a que hiciera

todos los trmites necesarios y yo misma, autorizada

por el Discretorio, hice la peticin oficial al Excelentsimo

Seor Arzobispo, en marzo de 1944. Por

lo tanto, la Madre Mara Ins Teresa actu con todos

los permisos, tanto eclesisticos como conventuales.

Todo eso consta por escrito en este Monasterio y debe

constar en el archivo de la Congregacin de Misioneras

del Santsimo Sacramento (Memorias).

Es difcil precisar fechas sobre el itinerario ntimo

de esta vocacin y obra misionera durante su gestacin.

De hecho, la Madre Ins relaciona la intencin

de fundar la comunidad misionera con la gracia recibida

el da 12 de diciembre de 1930 (profesin temporal

48

y que hemos citado ms arriba. Y aade: Por eso

la Madre de Dios, en su advocacin de Guadalupe, es

ms tiernamente amada de su corazn. Lo que Ella

ha sido para su alma no hay palabras para explicarlo.

Desde ese da (12 de diciembre de 1930) se enamor

de su hermosura, de su pureza, de sus sublimes

prerrogativas, no pensando ya en otra cosa que en

amarla y en hacerla amar, a lo que se comprometi

con voto; voto que, en adelante, con el auxilio de Dios,

podr cumplir con ms eficacia, ya que Ella misma ha

intervenido en esta Obra de exclusiva gloria de Dios

y alabanza suya (Homenaje filial). Se va perfilando

en lontananza la obra ya en sus grandes lneas: Una

comunidad de Misioneras Clarisas del Santsimo Sacramento,

que, sin abandonar sus prcticas de vida

contemplativa, se da de lleno al apostolado, sobre

todo entre infieles, para llevar a sus hogares, con el

conocimiento y amor de Dios, el amor a Santa Mara

de Guadalupe (ibdem).

La misma vida claustral, vivida intensamente y

amada sinceramente, fue el campo en que madur la

semilla misionera. Por qu no hacer lo mismo que

en la vida del claustro, es decir, dedicar un tiempo

especial para orar y otros momentos de trabajo o actividad,

que, en este caso, sera actividad misionera?:

Ni en los conventos de vida contemplativa, se puede

llevar esa vida de plena contemplacin, como yo

la tena cuando viva con mis padres. / Es que en el

convento hay muchas ocupaciones indispensables,

muchos deberes materiales que cumplir, y los cuales

hay que llenar religiosamente. / De esto y del deseo

de comprar muchas almas para Dios, me vino el

anhelo de consagrarme a las misiones entre infieles,

49

dando a stos, en las mismas prcticas de devocin y

horas de oracin que aqu tenemos lo que mi alma les

puede dar; y en las horas libres del da, un apostolado

laborioso, sin escatimar penas, privaciones, incomodidades

ni trabajos; en esto les dar mi corazn

(Ejercicios 1944).

Las tribulaciones que se fueron presentando durante

aquellos aos de vida oculta, hacan madurar

el ideal misionero, especialmente cuando ocurri la

muerte de su sobrino y de su hermana: acept la

muerte de sus seres tan amados con cristiana resignacin,

ofreciendo sus vidas y su dolor como cimientos

para la Obra Magna que pensaba fundar (Memorias).

De este ardor misionero contagi a su misma hermana

ya moribunda: Su hermana Mara acept el sacrifi

cio de no verla y adems ofreci todos sus dolores

y el sacrificio de su vida por la Obra de su hermana

Mara Ins Teresa (ibdem).

Lo ms importante para la Madre Ins era el acertar

en la voluntad de Dios: Si l es Quien ha inspirado

en mi alma este anhelo; si l lo mantiene en mi

corazn, l lo llevar a su feliz realizacin. Y si slo

quiere recrearse con mis ardientes deseos de salvarle

almas, y prefi ere drmelas por los medios ocultos de

la Comunin de los Santos, yo tambin lo quiero. Lo

nico que quiero, lo nico que amo es: su santsima

voluntad, cualquiera que ella sea. Fuera de esta voluntad

santsima todo es prdida de tiempo, y quiz

del alma tambin (Ejercicios 1944).

50

2.AOS DECISIVOS

El ao 1943 fue decisivo. En las crnicas de la comunidad

se deja constancia del entusiasmo con que

la hermana Ins ley la vida de Margarita Mara de

Maturana, que transform su comunidad de Mercedarias

contemplativas en Instituto misionero. El mismo

ao, la hermana Mara Ins era nombrada por

segunda vez miembro del Discretorio, Maestra de

novicias y Secretaria (tambin por segunda vez). La

Madre Abadesa dice de las novicias y de su Maestra:

Dndome cuenta de la buena formacin que reciban

las novicias, supliqu a la Santsima Virgen docilidad

para que estas almas deseosas de su santificacin sean

fi eles a su vocacin de vida contemplativa o al espritu

externo de misiones como el de la Madre Maestra,

puesto que este fue mi fi n al proponerla Maestra de

Novicias (Crnicas).

Estos cargos le dieron entrada en las reuniones en

que se tomaban las decisiones sobre la comunidad.

As fue que el 18 de julio de 1943, en reunin del Discretorio,

Madre Mara Ins record el proyecto que

tiene desde hace algn tiempo de una fundacin en

pases de infieles (Crnicas). Se deja constancia de

la insistencia de Madre Mara Ins: Mi fi n es que

en dicha fundacin se preparen algunas religiosas al

apostolado entre fi eles las que voluntariamente quieran

cambiar la vida contemplativa por la activa de

apostolado (ibdem).

Se present una ocasin o circunstancia providencial

para Madre Mara Ins. La fundadora del convento

del Ave Mara (Madre Teresa) haba dejado

escrita su voluntad de que la comunidad no sobrepasara

51

los 28 miembros. Ante el aumento de vocaciones,

se deba tomar la decisin de fundar otra comunidad.

Precisamente esto podra ser el principio de la comunidad

misionera. As pues, se acord (18 de julio

de 1943) pedir permiso al Seor Arzobispo para esta

nueva fundacin. Se dej tambin constancia de una

nota de prudencia: el Discretorio se comprometi a

recibir (nuevamente) a las que, habiendo salido, no

estn contentas (ibdem).

Los trmites comenzaron el da de Santa Martha

(29 de julio de 1943). Al cabo de un ao, dice ella misma,

an nada se haba resuelto (Ejercicios 1944). En

realidad, la peticin of cial al Seor Arzobispo se haba

cursado en marzo de 1944.

Las crnicas conservan tambin una oracin de la

Madre Mara Ins (del 18 de mayo de 1944), fi esta de

la Ascensin. El ltimo fragmento refleja su alma de

fuego: que podamos volar a las apartadas regiones

donde no eres conocido, y logremos con tu gracia y

nuestra humilde cooperacin, que te conozcan y te

amen millones de infieles . Y se aade casi todas la

firmamos y la coloc en el altar para que el Rey vencedor

la llevara a su Eterno Padre (Crnicas).

Las cosas se fueron arreglando paulatinamente,

aunque con grandes sufrimientos por parte de Madre

Mara Ins. La fundacin sera en Cuernavaca. Las

preces del Seor Obispo de Cuernavaca se enviaron

a Roma el 3 de diciembre de 1944, fi esta de San Francisco

Javier. El 17 de diciembre, la Madre Mara Ins

renunciaba al cargo de Maestra de Novicias, para poder

preparar la fundacin.

Es interesante observar cmo era toda la comunidad

del convento del Ave Mara la que viva arm52

nicamente toda esta epopeya del desmembramiento.

Las crnicas dan muchos detalles que sera prolo

recordar. Se asume la empresa como un fruto del espritu

misionero de la misma comunidad. Se hacen

oraciones fervorosas. Se dan consejos espirituales

llenos de cario. Hay una conviccin comn y constante:

Estamos convencidas que esta fundacin es

voluntad de Dios (Crnicas).

La Madre Abadesa, en esas circunstancias, en que

se va acelerando la despedida, hace un resumen de

Madre Mara Ins y de su obra: haca muchos aos

tena un proyecto y ahora se le arregl de una manera

admirable, por lo tanto me imagino es voluntad de

Dios; tiene sus defectos, pero es alma de oracin, de

unin con Dios y es de mucha iniciativa (Crnicas).

En cuanto a los defectos , se refiere probablemente

a lo que dice la misma Madre Abadesa: su carcter

franco, abierto, le ocasionaba humillaciones (Memorias).

La santidad es una conversin constante.

El 12 de mayo 1945, en Roma se haba concedido

el rescripto con que se permita la fundacin. El 18

de agosto se elabora el Acta oficial, en la que el Vicario

de religiosas, en nombre del Seor Arzobispo de

Mxico Don Luis Mara Martnez, autoriza la fundacin.

El Acta tiene tambin la firma y consentimiento

de la Madre Abadesa y de las dems hermanas del

Discretorio.

Con Madre Mara Ins (Abadesa de la nueva fundacin)

iran a Cuernavaca cinco hermanas ms. El

21 de agosto fue la despedida, como la de una h a

mayor que va a fundar otro hogar. El da 23 Madre

Mara Ins sali de convento del Ave Mara para

pasar al convento de Cuernavaca. Los dos conventos

53

quedaran en relaciones ptimas, con la conviccin de

responder conjuntamente a una gracia del Seor.

La aventura misionera haba comenzado como continuidad

y maduracin de un carisma recibido desde

el comienzo de la vida religiosa de Madre Mara Ins.

Incluso se puede decir que era continuacin del carisma

misionero del mismo convento del Ave Mara ,

en el que se respiraba el espritu misionero franciscano

de Santa Clara.

La labor misionera estrictamente dicha comienza,

pues, en agosto de 1945, en Cuernavaca, y continuar

sin interrupcin hasta julio de 1981. Son 36 aos

de labor lenta y callada: oracin, estudio, formacin

de las nuevas misioneras, construccin de edificios,

fundaciones en los cinco continentes No hay que

ir a buscar la noticia fcil y curiosa. Es una inmolacin

alegre, serena y decidida, que todos pudieron

constatar en Madre Ins, lo mismo al principio de la

fundacin que al final de su vida. El Seor la ira modelando

ms en su interior a travs de innumerables

sacrificios y de una vida oculta y honda, en medio de

tanto trajn.

Recojamos unas fechas y unos acontecimientos

clave, a modo de sntesis, para encuadrar esos largos

aos de vida misionera.

La fundacin en Cuernavaca (23 de agosto de 1945)

comenz en una casa prestada por los familiares de

Madre Mara Ins, es decir por su cuado Jos Mara

Surez y su hermana Guadalupe Arias. Este matrimonio

ejemplar fue el gran bienhechor de la fundacin

durante todo el tiempo de vida de la Madre y an

despus.

54

En seis aos llegaron a ser dos las casas o monasterios

autnomos (en Cuernavaca y Puebla). Los

seis miembros del principio se haban convertido en

noventa y dos. As, pues, el 31 de mayo de 1951, la

Madre Mara Ins solicit de la Santa Sede la transformacin

de los dos monasterios en una Congregacin

Misionera. Ella slo confiaba en Dios y en Mara

Medianera. La solicitud fue avalada por las preces de

los respectivos obispos de Cuernavaca y Puebla. La

peticin fue aceptada en Roma inmediatamente. El

22 de junio del mismo ao de 1951, los dos monasterios

se transformaron, por aprobacin pontificia, en

la Congregacin de Misioneras Clarisas del Santsimo

Sacramento. La Madre Mara Ins sera la primera Superiora

General. De hecho conserv este cargo toda

la vida, puesto que los captulos generales de 1961 y

1973 la reconfirmaron por voluntad unnime de todas

sus h as. Las Constituciones fueron aprobadas por la

Santa Sede en 1953.

3.ACCIN MISIONERNA DIRECTA

La atencin personal a cada nueva misionera, sobre

todo en los comienzos, as como las obras materiales y

las nuevas fundaciones, centraban toda la atencin de

la Madre. La casa madre y el noviciado de Cuernavaca,

donde Madre Mara Ins tena su habitacin ms

permanente, es testigo de sus largas horas de oracin,

estudio, dilogo, convivencia. Su habitacin privada

es un smbolo de su vida: sencillez, dedicacin,

alegra, pobreza. Hasta la ventanita que da al jardn

se converta en el lugar de encuentro o de consultas

breves. La capilla, el refectorio, el jardn, la residencia

55

para retiros, etc., todo habla, todava ahora, del cuidado

meticuloso y hasta artstico de la fundadora. Se

viva de la Providencia, da a da, con un espritu de

confianza y de audacia, que constituyen la esencia de

la esperanza.

Las fundaciones se fueron presentando sin forzar

la marcha, a travs de peticiones de Prelados o de

signos normales de la Providencia: Japn, Indonesia,

Sierra Leona, Nigeria, California, Costa Rica, Irlanda,

Espaa, Italia (Roma). La Madre divida su tiempo

entre su habitacin de Cuernavaca y la de las nuevas

fundaciones, sin escatimar sacrifi cios y riesgos, aun

en momentos de conflictos armados (como en Indonesia).

Estaba dispuesta y preparada tanto para estar

sin prisas en su convento, como para viajar, para fundar

y para solidificar las nuevas fundaciones. Su corazn

viva continuamente en la Iglesia Universal.

Sobre estos largos aos (1945-1981) ya no podemos

disponer de las crnicas o de las sntesis hechas por la

Madre Abadesa del convento del Ave Mara . El trabajo

misionero no permita esta posibilidad. Los papeles

personales de la Madre dejan entrever que ella

ya no pensaba en s misma. Sera necesario recoger las

numerosas cartas personales. Tambin algunos datos

interesantes, las circulares a todas las hermanas; pero

en esos documentos se cea casi siempre a recordar

lo fundamental: las bases doctrinales y prcticas de

la vida misionera. Su persona desaparece para dejar

paso al espritu de la Congregacin misionera.

La Madre era as. Viva y ayudaba a vivir en el corazn

de Dios. Desde all se vivan las circunstancias

humanas con serenidad y responsabilidad alegre. Por

esto los problemas se afrontaban con realismo y au56

dacia; nunca al margen del sentido comn. Sus h as

saban muy bien este estilo de la Madre ante problemas

que parecan insuperables. Con serenidad y con

profunda confianza en Dios, muchos obstculos dejaban

de serlo desde el momento de afrontarlos con

realismo cristiano y sin tragedias.

Ya desde 1953 (en las Constituciones aprobadas por

la Santa Sede) se habla tambin de formar Vanguardias

Misioneras (VAN-CLAR). Era el movimiento

laical misionero paralelo a las misioneras religiosas

y en colaboracin con ellas. As se fomentaba la vocacin

misionera que deriva del bautismo y que se

concreta en el compromiso de santidad y apostolado

a travs del propio trabajo y en el propio ambiente. A

estos laicos, cuyo lema es vivir para Cristo , se les

ofrece la oportunidad de un compromiso misionero

estrictamente en campos-misin o en casas-misin

junto a las Misioneras Clarisas.

La Madre Mara Ins segua ampliando el horizonte.

Antes de morir pudo ya comenzar a preparar las

primeras vocaciones sacerdotales para la vida religiosa

misionera. Son los Misioneros de Cristo para la Iglesia

Universal que practicaran en la vida sacerdotal

y religiosa, el ideal misionero Ad Gentes , segn el

mismo carisma de las Misioneras Clarisas. Su amor

a los sacerdotes (por los que siempre oraba y haca

orar) se plasm as en suscitar tambin el ideal misionero

sacerdotal. Todo lo puso en las manos de la Providencia,

sin prisas ni improvisaciones, pero tambin

sin regateos.

57

4. TRAZOS DE UN CARISMA MISIONERO ESPECFICO

El espritu misionero de la Madre Mara Ins se

concreta y se encuentra claramente en su vida, ms

que en sus explicaciones tericas. Ella no tena tiempo

para teorizar. Hay que leerlo en su misma vida, contemplativa

y misionera a la vez. No tuvo intencin de

dejar escritos sobre su propia vida. Se dio totalmente

a la Iglesia misionera por medio de la obra que el Seor

le concedi fundar.

No obstante, hay tres documentos que, a mi entender,

resumen principalmente su carisma misionero,

adems de las Constituciones. Es interesante notar

que esos documentos fueron escritos antes de iniciar

su vida misionera o ya en los ltimos momentos de su

vida. Me refiero a La Lira del Corazn (escrito cuando

era Maestra de Novicias, 1943-1945), un pequeo

documento titulado En homenaje de fi lial amor a

la Virgen Morena del Tepeyac (escrito el 12 de agosto,

Santa Clara, de 1945) y el breve Testamento Espiritual

dictado en Roma, 27 de diciembre de 1980 a

modo de despedida cariosa y materna.

Es claro que en La Lira se refleja toda la vida de

la Madre. Es una visin sinttica y sapiencial, que

abarca toda la vida religiosa segn el carisma peculiar

de la misionera clarisa. Ah est todo: su persona y su

obra. Por esto no necesitaba escribir otras cosas. Adems,

todo se presenta como si no fuera ella, sino la

misionera clarisa personificada en cada una de sus hijas.

Ella desaparece, al menos a sus ojos. Pero a nadie

se le escapa que sin intentarlo se retrata a s misma.

Este precioso librito (La Lira) fue escrito, segn dice

la misma Madre, cuando Dios Nuestro Seor me te58

na encerrada en la clausura dichosa de mi Convento

querido del Ave Mara, siendo Maestra de Novicias,

pero vislumbrando ya en el porvenir, una plyade de

almas misioneras que llevaran por el mundo entero

el amor a Dios y a su Santsima Madre, en su dulce

advocacin de Guadalupe (introduccin a la primera

edicin). Como si intuyera que se podra ver ah su

persona, no quiso darle publicidad y, slo a ruego de

sus h as, permiti la impresin privada en 1964. Creo

que es ste el verdadero testamento de Madre Mara

Ins. Anclada en esas luces recibidas, ya desde antes

de entrar en la clausura, y meditadas continuamente

en la paz del claustro durante 16 aos, se dedic simplemente

a hacerlas realidad durante 36 aos de vida

activa misionera. Como he dicho anteriormente, no

necesitaba escribir ms. De todos modos, las primeras

Constituciones, que redact ella misma, son tambin

una aplicacin y un comentario prctico.

En un estudio posterior, quisiera presentar la interioridad

de Madre Mara Ins, principalmente a la luz

de La Lira . Por esto aqu no me extiendo ms.

El Homenaje del filial amor es un breve documento

desconocido hasta despus de la muerte de la Madre.

Se encontr entre sus papeles. Lleva fecha 12 de

agosto de 1945, fi esta de santa Clara. Consultando las

crnicas del convento del Ave Mara , vemos all

que ese da toda la comunidad (todava claustral) festej

a santa Clara, como una especie de preparacin

para la despedida de las seis religiosas que iran a formar

la comunidad misionera.

Es un escrito lleno de fuego, del que ya anteriormente

hemos citado algn prrafo. Presenta la obra

misionera como una gracia especial de la Virgen de

59

Guadalupe, que muchas otras almas pueden tambin

recibir. Es una especie de proclama misionera, como

si la hubiera preparado para suscitar vocaciones de

misioneras clarisas. De hecho, al final del escrito invita

a los lectores a pedir informes a ella misma (anota

una direccin postal de Mxico). Ella se presenta

como convertida y llamada a la misin universal. Con

esta confi dencia, quiere contagiar a otras almas sobre

esta obra misionera, acentuando que Dios lo quiso y

lo hizo, y Mara, como Medianera Universal, interviene

en esta obra de una manera admirable .

Presenta, en este documento, dos puntos de suma

importancia, que necesitaran un estudio profundo.

Los dos estn estrechamente relacionados. Se presenta

a Amrica como continente de Mara y, por tanto, con

perspectivas y destino misionero. Para ello, se describe

la Virgen de Guadalupe con todos sus detalles, para

hacer ver la dimensin misionera de la devocin mariana.

Es como un grito proftico, que intuye el futuro misionero

de Amrica Latina. Recurdese el documento

de Puebla (1979) y los Congresos misioneros Latinoamericanos

de Torren (1977) y Tlaxcala (1983).

Para Madre Mara Ins, era entonces (1945, despus

de la guerra mundial) el momento crucial para

las misiones.

En esta perspectiva mariana, presenta la vocacin

misionera: Con esta esperanza, la Misionera Clarisa

no cuenta los sacrifi cios que va a imponerse, no calcula,

no hace reservas: LO DA TODO, y para siempre .

Invita pues, a hacer que Mara, tan dulce y amante

Madre sea conocida y amada de todas las naciones

. Cules son las cualidades para esta vocacin?:

solamente BUENA VOLUNTAD y un corazn grande

60

y generoso que piensa darse por entero, en aras de

tu amor y por manos de Mara . Naturalmente esta

caridad inicial reclamar formacin incluso tcnica;

pero lo importante es querer ofrecerse del todo y para

siempre.

El documento concluye con el tema del Apocalipsis:

han llegado las bodas del Cordero y la Iglesia, su

esposa, se ha engalanado.

La Madre resida habitualmente en Roma despus

del traslado de la casa generalicia en 1969. All pudo

vivir uno de sus lemas ms queridos: el amor al Papa,

como dulce Cristo de la tierra. Madre Mara Ins viva

en su centro, en el corazn de la Iglesia, sin hacerse

notar, visitando o escribiendo a sus h as de los cinco

continentes y, con la misma naturalidad, adentrndose

en la vida ordinaria de trabajo callado. Acuda

a los retiros del Centro Internacional de Animacin

Misionera con sus h as; all se encontraba a su aire, es

decir, en el oxgeno de una caridad universal. Con el

paso de los aos y el aumento del trabajo, la salud se

fue resintiendo, especialmente a fi nes de 1980 y concretamente

en el mes de noviembre en que empez

su gravedad.

Las circulares, que enviaba anualmente la Madre,

respiran espritu misionero. Traan siempre noticias

de las diversas casas, as como breves reflexiones sobre

los acontecimientos eclesiales generales. Oigamos

slo un pequeo fragmento de la circular de 10 de

marzo de 1977. Despus de presentar el gran documento

de Pablo VI sobre la evangelizacin (Evangelii

Nuntiandi) y de invitar a su estudio y meditacin,

dice: Ser misioneras es nuestro ms caro derecho,

nuestra ms dulce obligacin y nuestro ms sagrado

61

deber. Deber y derecho que no debemos olvidar en

ningn momento de nuestra vida. SER MISIONERA

Cmo? hasta dar la vida si es necesario!... dnde?

En todas partes!... Cundo? Siempre!...

medida? LA OBEDIENCIA. Como l, que fue obediente

hasta la muerte y muerte de Cruz y heme aqu

que vengo para hacer tu santsima voluntad. S has,

Misioneras con l, por l y en l. Pero como l, con l

y en l en toda la extensin de la palabra: en el sacrificio, en el dolor, en el sufrimiento, en el apostolado

mientras se consume nuestra vida minuto a minuto

y en cada latido de nuestro corazn! SIEMPRE, HIJAS, SIEMPRE; nuestro espritu misionero debe ser universal,

debe abarcar todos los pueblos, razas y naciones,

debe abarcar el mundo, no deben existir fronteras de

ninguna especie El saber que hasta ahora es slo

una pequea porcin de la humanidad que conoce el

verdadero Dios, debera ser para nosotras Misioneras

algo insufrible, algo torturante, algo que no nos debera

dejar reposo y que nos espolea a hacerlo todo, TODO, porque El sea conocido y amado por todos los

habitantes de este mundo

El ltimo aniversario de la profesin religiosa lo

pas en Roma. Eran sus bodas de oro (12 de diciembre

1930-1980). Con un grupo de misioneras, el 9 de

diciembre fue recibida por el Santo Padre en su capilla

privada; all renov sus votos. La Madre ofreci

al Santo Padre la Congregacin con todos sus miembros,

presentes y futuros. El Papa Juan Pablo II coment

espontneamente dirigindose a las misioneras:

Cmo es fi el, cmo es fi el! .

La enfermedad, que se haba dejado sentir otras

veces, ahora pareca acelerar su curso. El 27 de di62

ciembre 1980 la Madre dicta unas breves palabras, a

modo de mensaje o testamento espiritual . Presenta

que era la ltima etapa de su vida, aunque sin prever

la duracin. Le bastaba vivir sencillamente da a

da, en las manos de Dios, como haba vivido siempre.

Y como siempre, sigui viviendo intensamente

para Dios, para la Iglesia, para los dems, para sus

Misioneras. Sus deseos son los de siempre, es decir,

ser santa y misionera:

Quisiera decirles que ya es esta la ltima etapa

de mi vida y no siento cunto va a durar; slo Dios

lo sabe y estoy en sus manos, pero que les dejo una

comunidad por la Misericordia de Dios y el esfuerzo

de las h as, toda unida en el mismo espritu, en los

mismos anhelos de santificacin, de comprar almas

para el cielo, de glorificar a Dios, as salvndole almas,

aprovechando todo lo que Nuestro Seor hace

en cada una de dolor, de alegra, de sufrimiento; llenas

de fe siempre, llenas de amor por l. Pensando

que la Santsima Virgen de Guadalupe ha sido de verdad

nuestra Protectora, nos ha cubierto con su manto,

ha hecho descender del cielo tantas gracias sobre la

Congregacin Lo principal es el espritu, la vida de

amor que se viva en Nuestro Seor haciendo siempre

su voluntad No les dejo problemas, sino mucha

caridad en cada casa como yo encontr en mi ltima

visita antes de esta enfermedad Que nunca, nunca

nos salgamos, ni se salgan -aunque yo no viva- del espritu

del evangelio que no nos salgamos del espritu

y espiritualidad que le hemos prometido. Pero que

de verdad cada una vivamos ese mismo ideal para

poder as salvarle muchas almas a Nuestro Seor.

Porque si l por una sola alma hubiera padecido lo

63

que padeci, entonces, nos quiere ensear con esto,

el valor que tiene cada alma Este espritu de fe nos

har ver, llegar fcilmente a la santidad, porque es hacer

en todo momento su santsima Voluntad

Siguen algunas confidencias en plan de dilogo

espontneo, reconociendo humildemente sus tantos

errores (como dice ella misma) y, sobre todo, la

misericordia de Dios: No