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UNIDAD IV . “La Revolución Libertadora” y las democracias condicionadas (1955-1966): ilegitimidad política, inestabilidad economica y resistencia popular. Introducción . En la unidad anterior dijimos que desde el 17 de octubre de 1945 se conformaron dos bloques sociales enfrentados, y vimos que a partir de 1952 se fue debilitando el bloque nacional-popular que había sostenido a Perón en el gobierno y, simultáneamente, se había ido fortaleciendo el bloque liberal- conservador que se había opuesto a él. Los sectores golpistas habían pronosticado que, sin Perón en el poder, aquellos que se decían peronistas poco a poco irían olvidando su lealtad al movimiento y ese masivo apoyo que Perón siempre obtuvo en las urnas se volcaría a alguno de sus contrincantes. Sin embargo, la persecución política desatada por los sectores liberales, las medidas antipopulares y la avanzada para recortar los logros en materia de derechos sociales y laborales que se habían alcanzado durante los años peronistas, hicieron que el movimiento no se disolviera, sino que –por el contrario– se constituyera en un factor a tener en cuenta por todos los gobiernos que siguieron al peronismo. Estos fenómenos contribuyeron a hacer de los años que siguieron al peronismo un periodo caracterizado por la ilegitimidad política, dado que ninguno de los gobiernos sucesivos logró capitalizar las voluntades y los apoyos que habían quedado “huérfanos” ante el exilio de Perón; es decir, ningún otro partido consiguió concitar el apoyo de las masas de trabajadores que se identificaban con el peronismo; ilegitimidad que se sostenía en políticas de corte represivas como la prohibición del peronismo, la persecución política y asesinato de opositores, la criminalización de la huelga obrera y de la protesta social. En consecuencia, la política represiva y la ilegitimidad de los gobiernos posperonistas, generaron –como respuesta por parte de los sectores populares– acciones de resistencia que, según los distintos momentos, actuaron de forma más o menos violenta y fueron, junto a la violencia por parte del Estado, un factor determinante para explicar el alto grado de conflictividad social luego del derrocamiento de Perón. “La revolución libertadora”. El golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional y democrático de Perón se autodenominó “Revolución Libertadora”. El motivo del nombre se intenta aclarar en el comunicado del 16 de septiembre de 1955: La Armada, la Aeronáutica y el Ejército de la Patria, abandonan otra vez sus bases y cuarteles para 1

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UNIDAD IV. “La Revolución Libertadora” y las democracias condicionadas (1955-1966): ilegitimidad política, inestabilidad economica y resistencia popular.

Introducción.

En la unidad anterior dijimos que desde el 17 de octubre de 1945 se conformaron dos bloques sociales enfrentados, y vimos que a partir de 1952 se fue debilitando el bloque nacional-popular que había sostenido a Perón en el gobierno y, simultáneamente, se había ido fortaleciendo el bloque liberal-conservador que se había opuesto a él. Los sectores golpistas habían pronosticado que, sin Perón en el poder, aquellos que se decían peronistas poco a poco irían olvidando su lealtad al movimiento y ese masivo apoyo que Perón siempre obtuvo en las urnas se volcaría a alguno de sus contrincantes. Sin embargo, la persecución política desatada por los sectores liberales, las medidas antipopulares y la avanzada para recortar los logros en materia de derechos sociales y laborales que se habían alcanzado durante los años peronistas, hicieron que el movimiento no se disolviera, sino que –por el contrario– se constituyera en un factor a tener en cuenta por todos los gobiernos que siguieron al peronismo. Estos fenómenos contribuyeron a hacer de los años que siguieron al peronismo un periodo caracterizado por la ilegitimidad política, dado que ninguno de los gobiernos sucesivos logró capitalizar las voluntades y los apoyos que habían quedado “huérfanos” ante el exilio de Perón; es decir, ningún otro partido consiguió concitar el apoyo de las masas de trabajadores que se identificaban con el peronismo; ilegitimidad que se sostenía en políticas de corte represivas como la prohibición del peronismo, la persecución política y asesinato de opositores, la criminalización de la huelga obrera y de la protesta social. En consecuencia, la política represiva y la ilegitimidad de los gobiernos posperonistas, generaron –como respuesta por parte de los sectores populares– acciones de resistencia que, según los distintos momentos, actuaron de forma más o menos violenta y fueron, junto a la violencia por parte del Estado, un factor determinante para explicar

el alto grado de conflictividad social luego del derrocamiento de Perón.

“La revolución libertadora”.

El golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional y democrático de Perón se autodenominó “Revolución Libertadora”. El motivo del nombre se intenta aclarar en el comunicado del 16 de septiembre de 1955:

“La Armada, la Aeronáutica y el Ejército de la Patria, abandonan otra vez sus bases y cuarteles para intervenir en la vida cívica de la Nación. Lo hacemos por el imperativo del amor a la libertad y al honor de un pueblo sojuzgado, que quiere vivir de acuerdo a sus tradiciones y que no se resigna a servir indefinidamente los caprichos de un dictador que abusa de la fuerza del gobierno para humillar a sus conciudadanos”.

Es decir, intentaba liberar al pueblo oprimido de los caprichos del dictador. Sólo faltaba aclarar que ese dictador era un presidente que había asumido con beneplácito de nada menos que el 62.5% de los votos.

Desde un comienzo los sectores golpistas se mostraron divididos. Por un lado estaban aquellos sectores representados por el general Eduardo Lonardi, quien ocupó la presidencia provisional del país desde la destitución de Perón, y por el otro, estaban aquellos sectores representados por el General Pedro EugenioAramburu, quien asumiría como presidente de facto luego de la destitución de Lonardi, el 13 de noviembre de 1955.

El grupo liderado por Lonardi, entre quienes se encontraban los sectores católicos y nacionalistas, querían sostener la obra nacional y popular iniciada por el peronismo, eliminando solo aquellas características negativas del gobierno (corrupción, personalismo, los elementos considerados “fascistas”, etc.); estos sectores postulaban la consigna de “ni vencedores ni vencidos” y pretendían llegar a un

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acuerdo con los sectores sindicales bajo promesas como el respeto de la Constitución de 1949.

En el grupo liderado por Aramburu se encontraban los sectores conservadores y liberales, los radicales y socialistas, la UIA y la SRA. Estos sectores optaron por un accionar más agresivo, atacando a los sindicatos y a los locales peronistas. Estos sectores sabían que, en cuanto se pusiera en marcha el programa económico del Golpe, difícilmente se lograría el apoyo de los sindicatos y la consigna “ni vencedores ni vencidos” daría paso a una reacción de los trabajadores que no dejaría lugar para ninguna conciliación.

Y así fue: en cuanto se comenzaron a tomar medidas de liberalización económica, que destruían los fundamentos de la economía peronista, los sindicatos mostraron una fuerte oposición que terminó con la decisión del gobierno de despojar de su autoridad a todos los dirigentes gremiales, frente a lo que la CGT llamó a una huelga general para el 13 y 14 de noviembre. Ese día se decidió la remoción del presidente Lonardi y su remplazo por Aramburu.

La desperonización de la sociedad y la política.

Este sector pretendió prohibir al peronismo “por decreto”. En el decreto 4161 se establecía la prohibición de toda actividad peronista, convirtiendo en delito el simple hecho de nombrar a Perón y a Eva Perón, tener sus retratos o portar sus símbolos, cantar la “marcha” peronista, etc. Se instauró una cláusula proscriptiva contra una persona particular (Perón). Además, se intervino la CGT, se asaltaron los locales partidarios, se encarceló a dirigentes más representativos y se secuestró el cadáver de Evita. Esta política de “desperonización” comenzó a ser denominada “gorilismo” por los peronistas.

En el texto del decreto podemos ver con claridad cómo esta política se llevó a cabo:

Boletín Oficial, 9 de marzo de 1956.Visto el decreto 3855/55 (6) por el cual se disuelve el Partido Peronista en sus dos ramas en virtud de su desempeño y su vocación liberticida,

Queda prohibida en todo el territorio de la Nación:

a) La utilización, con fines de afirmación ideológica peronista, efectuada públicamente, o propaganda peronista, por cualquier persona, ya se trate de individuos aislados o grupos de individuos, asociaciones, sindicatos, partidos políticos, sociedades, personas jurídicas públicas o privadas de las imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas artículos y obras artísticas, que pretendan tal carácter o pudieran ser tenidas por alguien como tales pertenecientes o empleados por los individuos representativos u organismos del peronismo.

Se considerará especialmente violatoria de esta disposición la utilización de la fotografía retrato o escultura de los funcionarios peronistas o sus parientes, el escudo y la bandera peronista, el nombre propio del presidente depuesto el de sus parientes, las expresiones "peronismo", "peronista", " justicialismo", "justicialista", "tercera posición", la abreviatura PP, las fechas exaltadas por el régimen depuesto, las composiciones musicales "Marcha de los Muchachos Peronista" y "Evita Capitana" o fragmentos de las mismas, y los discursos del presidente depuesto o su esposa o fragmentos de los mismos.

En el marco de esta “desperonización” se aprobó el Plan Prebisch que desnacionalizaba la economía, se derogó la Constitución Nacional aprobada en 1949 y con ello se eliminaba un obstáculo para el desarrollo de la política liberal: que el Estado, según la constitución recientemente suprimida, era protector de los recursos económicos nacionales y por lo tanto no podía entregarlos a manos extranjeras.

En lo político se suprimió el Congreso y se llamó a una Junta Consultiva compuesta por los partidos opositores al peronismo. Sin embargo, la política de desperonización no tuvo el apoyo unánime

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dentro de los partidos y llevó a divisiones. La UCR se dividió en UCR del Pueblo y UCR Intransigente, la primera presidida por Balbín que estaba de acuerdo con la actuación de los militares, y la segunda presidida por Frondizi que proponía un entendimiento con el Peronismo.

Del Partido Conservador se desprendió el Partido Conservador Popular liderado por Vicente Solano Lima, aliado del peronismo. El socialismo por su parte tuvo varios desgajamientos: el Partido Socialista Democrático, ala derecha del socialismo, liderada por Américo Ghioldi; el viejo partido socialista pasó a llamarse “de los argentinos”, y el ala izquierda se denominó Partido Socialista de los Argentinos de Vanguardia.

Un proyecto económico y social liberal.

La política peronista la habíamos caracterizado según sus tres banderas: justicia social, independencia económica y soberanía política, basadas en tres pilares: desarrollo industrial, distribución del ingreso y nacionalizaciones, todo asentado bajo una estructura de planificación estatal de la economía. Con el golpe de Estado se inicia un proceso de desmantelamiento de aquellas instituciones y políticas que habían sostenido esas tres banderas.

En primer lugar, lo que cambia es cómo se considera al Estado. Éste ya no tendría una función central en la economía, sino que se lo concibe como un complemento de la actividad privada, y se pondría el foco en el capital privado y las inversiones extranjeras como motor de la economía. En función de esta concepción es que se desmontaría el IAPI, se le quitaría al Estado el control tanto del sector bancario, como de la política de cambio para el comercio internacional.

A su vez, se buscaba eliminar el peso que el sector industrial había ganado durante los años peronistas: se creía que éste había sido resultado de una desproporcionada intervención estatal y que en condiciones “normales” de mercado, la economía argentina debía volver a ser eminentemente agroexportadora. Al abrirse la economía al mercado internacional, se beneficiaría a la oligarquía terrateniente, se acabaría con la ineficiencia industrial de la

burguesía nacional y se pondría un límite a la indisciplina obrera en las fábricas.

Sumado a esto, se decidió el ingreso de Argentina al FMI (Fondo Monetario Internacional), un organismo internacional de crédito cuya característica es que, a cambio de préstamos, impone a las naciones determinadas políticas con las que deben cumplir para seguir recibiendo fondos. Perón se había negado a ingresar al FMI porque consideraba que era un límite a la soberanía política.

En el año 1956, antes de decidir el ingreso al FMI, se convocó a la CEPAL a realizar un análisis de la economía argentina, llegando a la conclusión, según ese informe, que la Argentina estaba atravesando por la peor crisis de su historia y que debía acudir a los organismos internacionales de crédito para sanear su economía. Es interesante ver que este mismo organismo, un año antes, el último de gobierno peronista, había reconocido el rápido crecimiento y recuperación de la Argentina, con un aumento del PBI del 5.6% anual, superando la recesión anterior, el crecimiento del consumo era del 9.1% anual entre 1954-1955, el empleo se había recuperado y la inversión había aumentado un 12.2%.

Se insistió en el informe negativo de la CEPAL (a pesar de los datos macroeconómicos que lo desmentían) para justificar el ingreso al FMI. Como dijimos los préstamos pusieron un fuerte condicionamiento a la economía nacional, ya que para obtener el dinero era necesario cumplir con las pautas impuestas desde afuera, entre las que se encontraban, según el Plan Económico Prebisch (economista de la CEPAL encargado de elaborar el informe para el FMI):

- Alentar la producción rural transfiriendo al agro una mayor porción del ingreso nacional;

- Convocar a capitales extranjeros;

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En esta primera parte trabajamos las medidas económicas y políticas tomadas por la “Revolución Libertadora”. Realiza las siguientes actividades para identificar los elementos centrales para comprender el tema: Analiza las políticas de “desperonización” ¿Cuáles fueron sus objetivos? ¿Por qué se afirma que se buscaba desperonizar tanto la política como la sociedad y la economía? Elabora una opinión personal sobre el texto del decreto 4161. Identifica las principales diferencias entre el proyecto económico y social peronista y el de la Dictadura. Arma un cuadro comparativo.Responde: ¿Quiénes fueron los beneficiados y los perjudicados por el nuevo proyecto económico y social?

- Restablecer el mercado libre de divisas; - Eliminar los controles de precios sobre los artículos de primera

necesidad; - Privatizar las empresas comerciales e industriales del Estado; - Comprimir el nivel de ocupación industrial (es decir, menos

trabajadores, con el objetivo que se vuelvan a trabajar en el campo).

Las consecuencias de estas medidas fueron el aumento del costo de vida y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, la disminución de las exportaciones, la disminución de las reservas, la disminución de la superficie sembrada, la caída de la bolsa, la evasión de divisas al exterior, la caída de la producción industrial, el aumento del valor de los productos importados, etc.

Los grandes beneficiados de estas políticas fueron los sectores privilegiados de la sociedad (burguesía industrial, oligarquía terrateniente, capitalistas vinculados a empresas extranjeras). Pero también el golpe de Estado recibió el apoyo de las clases medias que, si bien habían sacado provecho económico de las políticas peronistas, manifestaban un amplio rechazo a la política pro-obrera, y los rasgos considerados “fascistas” del gobierno peronista. Así, acompañaron medidas que incluso llegaron a perjudicar a los sectores medios, pero fueron defendidas en pos de “acabar con la demagogia” de los “cabecitas negras” como denominaban despectivamente a los sectores populares.

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La resistencia popular.

No toda la sociedad coincidía con los argumentos de los sectores privilegiados y medios. La mayoría de los trabajadores consideraba que el derrocamiento de Perón era un retroceso para sus logros sociales y políticos, y que la democracia se había debilitado a causa de este hecho. Por ello, fueron precisamente los obreros, en ocasiones junto a otros sectores, los que decidieron salir a dar batalla a un régimen que parecía tener en cuenta solo los intereses de las clases acomodadas.

Ya en un panfleto de la Agrupación Obrera de Lomas de Zamora, comienza a observarse este reconocimiento de la importancia de los obreros en la economía y el poder que tenían para defender sus conquistas:

“La revolución realizada por la oligarquía que siempre dominaba nuestra sociedad […] está subestimando el poder y el valor de los trabajadores […] pero ¿han pensado para qué sirve su dinero? El dinero solo tiene valor para comprar bienes para uso y consumo. Quien hace con su energía todos, absolutamente todos, sus bienes ¡OBREROS! Ni marineros, ni soldados, ni comerciantes hacen bienes […] ellos solo consumen […] mientras que los que producen, los obreros, nunca ganan suficiente para poder disfrutar las mercancías que hacen […] Perón entendía esta verdad innegable […] sabía y sabe que ustedes son la base de todo: las casas, los rascacielos, las máquinas, los caminos, los puertos, todos está hecho por ustedes”.

Esta resistencia tuvo varios focos y formas de organización diferente. Por un lado, tenemos la acción impulsada por las bases obreras mediante sabotajes a las fábricas (romper una máquina, quemar un taller, destruir motores, etc.), el trabajo a desgano, la elaboración de bombas rudimentarias para usar contra objetivos militares, edificios públicos, ferrocarriles o plantas de electricidad. Esta actividad estuvo impulsada por los llamados “comandos nacionales

de resistencia” que existían de modo clandestino en fábricas y barrios.

Una forma más sutil de resistencia era seguir reivindicando los símbolos peronistas: guardar una foto, hacer pintadas en paredes con consignas peronistas, distribuir volantes, difundir rumores falsos que desestabilizaban al gobierno, etc.

Dirigentes peronistas que escaparon de la cárcel de Río Gallegos (John Cooke, Cámpora, Jorge Antonio, Patricio Kelly) desde el exilio en Chile emitían un programa de radio clandestino que comenzaba con la frase “Aquí Radio Justicialista desde algún lugar de la Patria”. Desde ese programa impulsaban el espíritu de lucha de los peronistas hablando de sabotaje, resistencia, movilización, huelgas, guerra de guerrillas e insurrección armada.

Otra vía de resistencia provino del ejército. Los sectores del nacionalismo popular en las fuerzas armadas consideraban que era posible tomar el poder por las armas y destituir a los liberales en el poder. El 9 de junio de 1956 se levantó el General Valle apoyado por el General Tanco y parte de la oficialidad del ejército. Actuaron desconectados de los sectores populares y de Perón, por lo que fueron derrotados y el gobierno inició una represión sangrienta que terminó con los fusilamientos de León Suarez y se decretó la ley marcial para todo el que se negara a cumplir las órdenes policiales o alteraran el orden.

También los gremios actuaron como espacio de resistencia. Después de un primer momento en donde los sindicatos perdieron su poder de organización a causa de la persecución, la proscripción y la prohibición de la actividad sindical, los peronistas comenzaron a recuperar los sindicatos mediante una nueva camada de dirigentes (ya que por el decreto 7107 todo aquel que hubiera ocupado cargos sindicales o políticos hasta 1955 tenía prohibida la participación). Estos dirigentes asistieron al Congreso Normalizador de la CGT convocado por el gobierno. Este congreso fracasa ya que no se logra excluir a los peronistas del control de la CGT, pero de allí se formará “las 62 Organizaciones” y las “32 Organizaciones”, la primera de tendencia peronista y la segunda antiperonista. La formación de las 62 Organizaciones dio un marco institucional y legal para el peronismo, y en 1957 lograron un plenario en el que se redactó un

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programa reivindicativo pidiendo aumento de salario y la reimplantación de la política económica nacional peronista: fomento de la industria nacional, control y planificación por parte del Estado, defensa de la soberanía nacional, fortalecimiento de los lazos latinoamericanos.

Esta reorganización gremial permitió llevar adelante huelgas, pero también un política de negociación con el gobierno, obteniendo así el reconocimiento de los gremios como un interlocutor fundamental cuando se debía tratar la política económica. El momento culmine de esta organización gremial fue el plan de lucha diagramado por la CGT e implementado entre 1963-64 que consistía en la toma escalonada de fábricas, en la que se ocuparon 11000 fábricas con la intervención de 4 millones de obreros. Esto le dio a la CGT el capital social necesario para negociar y discutir con el gobierno las medidas económicas a implementar y fue un componente de inestabilidad política permanente.

Por último, otro espacio de resistencia que se fue creando en estos años de proscripción y represión fue el de las guerrillas. La primera guerrilla peronista se creó en 1959: los “Uturuncos” (“hombres-tigre” en quechua). Buscaban llevar adelante una revolución que no dependiera de los militares peronistas. Sus miembros eran, en general, de clase media que buscaban recuperar el poder para Perón, anular los contratos petroleros con empresas extranjeras y entregar el control de la CGT a los obreros.

Todos estos distintos movimientos de resistencia nunca lograrían articularse con una fuerza suficiente que les permitiera derrotar a los sectores militares. Varios eran los elementos que permiten explicar las divergencias dentro del movimiento peronista. Por un lado estaban quienes creían que debían defender las políticas peronistas, pero que no debían centrarse en pedir el retorno de Perón al poder, mientras que otros sectores hacían depender las políticas peronistas de la presencia de Perón en el país, por lo que sin Perón no había peronismo posible.

A su vez, otros sectores rechazaban las formas violentas de resistencia (golpes de Estado, resistencia armada, sabotaje, guerrilla, etc.) y pretendían reconstruir el poder del peronismo mediante su principal instrumento institucional: los sindicatos. Esto explica el

continuo rechazo por parte de los sindicalistas de toda acción que no fuera coordinada por ellos y aprobada por las cúpulas de las centrales obreras.

Así, el movimiento peronista luego del derrocamiento de Perón se dividió en tres sectores:

- La resistencia: consideraban que debían actuar mediante la fuerza y la clandestinidad para pedir el retorno de Perón y conservar sus conquistas. Esta postura era defendida por las bases organizadas en comandos y por el ala de la izquierda peronista dentro de los sindicatos.

- Los integracionistas: consideraban que era posible un “peronismo sin Perón” que lograra negociar con el gobierno e integrarse al mismo. Es decir, repetir la experiencia que habían tenido durante el peronismo, donde el sindicalismo tenía un papel central en la organización del poder estatal. Esta postura fue defendida por los sindicalistas tradicionales que controlaban el aparato burocrático de los gremios.

- Los electoralistas: exigían la desproscripción del peronismo para poder participar de elecciones con los llamados “partidos neoperonistas”, que defendían las políticas peronistas, pero no el retorno de Perón al poder. A diferencia de los integracionistas, creían que el peronismo debía conservar su identidad política y no incorporarse a ningún otro partido o movimiento. Aquí participaban políticos y gremialistas que buscaban organizarse como partido político e ir a elecciones.

Durante estos años de resistencia peronista fue fundamental la acción de Perón desde el exilio. Él enviaba constantemente mensajes a través de sus emisarios (el principal de ellos: John Cook), dando órdenes al movimiento en momentos claves como las elecciones (indicando a quién votar o si debían votar en blanco), definiendo estrategias de lucha y reorganización e interviniendo en las disputas internas del movimiento. En uno de los tantos mensajes, Perón analiza el papel de la resistencia y hace un diagnóstico de por qué ésta no logró el retorno del peronismo al poder:

“El sabotaje, el boicot a las compras y al consumo, el derroche de agua las destrucciones de

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En esta segunda parte trabajamos las respuestas del peronismo a la represión y los intentos de “desperonización” encarados por la dictadura. Realiza las siguientes actividades para identificar los elementos centrales para comprender el tema: Elabora un cuadro de llaves en el que identifiques y expliques las distintas estrategias de resistencia popular frente a las políticas represivas y de “desperonización”. Reflexiona y responde: ¿Por qué el movimiento peronista se dividió en tres grupos? Explica cada uno de ellos.Reflexiona y responde: ¿Qué balance realiza Perón de la resistencia durante los años de proscripción?

Actividades de síntesis e integración. Actividades de síntesis e integración.

las líneas telefónicas y telegráficas, las perturbaciones de todo orden, las huelgas, los paros, las malas protestas tumultuosas, los panfletos, los rumores de todo tipo, la baja producción y el desgano, la desobediencia civil, la violación de leyes y decretos, el no pago de los impuestos, el sabotaje a la administración pública, solapada e insidiosa, etc. son recursos que bien ejecutados pueden arrojar en pocos días a cualquier gobierno […[ por eso creo que la resistencia no ha sido bien llevada, porque la gente se ve más atraída por las bombas y los incendios que son efectivos si no se olvidan las otras cosas que quizás más pequeñas, pero que ejecutadas en millones de partes resultan mayores y más efectivas que hacer volar un puente o incendiar una fábrica”.

Las democracias condicionadas: la relación entre las Fuerzas Armadas y los gobiernos de Frondizi e Illia .

El resultado de las políticas liberales, represivas y antipopulares del gobierno militar fue una crisis de legitimidad del régimen político que marcaría al juego democrático en las siguientes dos décadas. Ya en 1957 cuando el gobierno de facto anulara la Constitución de 1949 y reimplantara la de 1853, llamó a elecciones de Congresales Constituyentes para legalizar este cambio, con el peronismo proscripto, es decir, que no podía presentar candidatos. En esas elecciones el peronismo mostró su poder mediante las urnas: fueron más los votos en blanco que los obtenidos por los radicales, principal partido opositor al peronismo.

En 1958 el gobierno militar llamó a elecciones para presidente con el peronismo una vez más proscripto. A partir de ese momento las fuerzas armadas mantendrían una función de tutelaje sobre el

sistema democrático, controlando las acciones de los diferentes 7

gobiernos e interviniendo cada vez que consideraban que quien gobernaba se salía de la senda marcada por los militares.

En las elecciones de aquel año las principales fuerzas políticas fueron la UCR Intransigente (UCRI) que llevó a Frondizi como candidato y la UCR del Pueblo (UCRP) con Balbín. Los militares apoyaban a la segunda, pero Frondizi, luego de la lección dejada por la elección e congresales constituyentes de 1957, entendió que sin el peronismo no sería posible gobernar. Es así que mostró una actitud abierta a la desproscripción, a políticas progresistas similares a las que había tomado Perón y a un acercamiento a los sindicatos. Incluso antes de las elecciones Perón, mediante sus representantes en Argentina, y Frondizi, llegaron a un acuerdo y Perón llamó a votar por la UCRI. Así, Frondizi ganaría las elecciones con el 49% de los votos.

La presidencia de Frondizi.

Frondizi asumió con el apoyo del peronismo y bajo la promesa de gobernar a favor del pueblo. Su plan de gobierno incluía el impulso de una política desarrollista (ver apartado sobre este tema), la nacionalización del petróleo, la desproscripción del peronismo y la liberación de los presos políticos, junto a políticas que favorecieran la creación de empleo y el fomento del desarrollo de la industria nacional.

Pronto Frondizi olvidó todo esto y llevó adelante una política de apertura a los capitales extranjeros firmando contratos petroleros que transferían las riquezas naturales a manos de Esso y Shell, con fuertes beneficios para que estas empresas invirtieran. El resultado de estos contratos (anulados en 1964 por el gobierno de Arturo Illia) fue una pérdida de 285 millones de dólares para YPF (que, durante esos años, se vio obligada a comprar el petróleo que distribuía a las empresas extranjeras), la pérdida de utilidades por 167 millones de pesos y la privación al fisco de casi dos mil quinientos millones de pesos en impuestos no cobrados, ya que las empresas extranjeras fueron eximidas de su pago. Las únicas beneficiadas de estas políticas fueron las empresas extranjeras que obtuvieron altos dividendos, la eximición de impuestos y el derecho a apropiarse de los

recursos naturales nacionales durante los años que operaron bajo esos contratos.

A su vez, Frondizi acudió nuevamente al FMI. Esta vez, el Fondo exigió al país la reducción de empleo público, el despido de empleados de los ferrocarriles, el aumento de las tarifas de servicios públicos (transporte, electricidad, gas), el cierre de ramales ferroviarios, la limitación del crédito bancario, el congelamiento de salarios y el aumento de impuestos. Con esto, el FMI nos entregaría un préstamo por 42.5 millones de dólares. Sin embargo, las políticas de ajuste exigidas por el FMI hicieron perder al país 868 millones de dólares como causa de la reducción del 5% del PBI en 1959.

El ministro de economía Rogelio Frigerio se negaba a aplicar las políticas del FMI. Los militares desconfiaban de él por considerarlo pro-peronista y defensor del nacionalismo económico. Así, presionaron para lograr su alejamiento del gobierno y su remplazo por Álvaro Alzogaray, representante del ala liberal. Fue este ministro quien llevó adelante el plan del FMI de “estabilización” económica. Las consecuencias de esto fue el progresivo alejamiento de los sectores peronistas que se vieron traicionados por Frondizi. Así, comenzaron una serie de acciones de resistencia obrera entre las que se destacaron la huelga del frigorífico Lisandro de la Torre, la huelga de bancarios de 69 días, paros en correos, ferrocarriles, metalúrgicos y en YPF. Además, se llevaron adelante sabotajes como el incendio de la planta de almacenaje de la empresa de Gas en Mar del Plata, atentados contra Shell, etc. En este marco es que se creó la guerrilla de Uturuncos, que tuvieron actuación en la provincia de Tucumán.

Frente a este clima de inestabilidad política, la respuesta del gobierno, como resultado de la presión militar fue el plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado). Este plan consistía en que el control del orden quedaba en manos de las fuerzas armadas, el enjuiciamiento de la “subversión” la realizarían jurados militares y se militarizaban las principales zonas industriales. Así, se incrementaba la represión al movimiento obrero y se limitaba la acción de la resistencia peronista, con lo que ganaban poder los sectores integracionistas y electoralistas.

Perón, frente a esta situación (el movimiento de resistencia debilitado por la acción represiva y la imposibilidad de integrarse al

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gobierno sin claudicar en los principales lineamientos del peronismo), optó por apoyar a los sectores electoralistas y autorizar, desde el exilio, la presentación de listas de candidatos neoperonistas. Frondizi creyó llegado el momento de levantar la proscripción, bajo la idea que luego de tantos años sin Perón, habrían perdido fuerza electoral, y que el antiperonismo lograría coaligarse y votar en conjunto. En el marco de las elecciones para diputados de 1962 tanto Perón como Frondizi pusieron a prueba sus estrategias. En una primera rueda de elecciones en Formosa, Santa Fe y La Rioja, el partido oficial logró importantes victorias. Sin embargo, cuando se llevaron a cabo las elecciones en las demás provincias, Frondizi sufrió un fuerte revés porque no logró el triunfo en todas ellas, sino que Buenos Aires, Tucumán, Chaco, La Pampa, Misiones, Neuquén y Río Negro, quedaron bajo el control peronista, con el partido “Unión Popular”.

Ante esto, Frondizi intervino las provincias donde había sido derrotado bajo el argumento de “garantizar la forma republicana de gobierno”. Esta decisión del presidente provocó la renuncia de todos los ministros y secretarios del Estado y los militares decidieron hacer uso de su función tutelar y destituir a Frondizi. Para salvar las reglas institucionales previstas por la Constitución y evitar que se considere al hecho un nuevo Golpe de Estado, juró el Presidente del Senado, José María Guido, como Presidente Provisional de la Nación. Fue un gobierno títere, ya que no tenía realmente el poder sino que respondía directamente a los mandatos de las Fuerzas Armadas. Bajo el gobierno de Guido se anularon las elecciones de 1962 y se intervinieron las provincias, se llamó a “receso” del Congreso, se decretó la caducidad de las autoridades de los partidos políticos y se volvió a proscribir al peronismo en todas sus formas.

Durante el gobierno de Guido las Fuerzas Armadas fueron el verdadero poder en las sombras y dirigieron los destinos del país. Sin embargo, existía una fuerte división a su interior: dos grupos que se diferenciaban principalmente en cuanto a cuál debía ser el rol de las Fuerzas Armadas. Por un lado, los coloradoso “gorilas” consideraban necesario mantener la dureza que había mostrado Aramburu y la “Revolución Libertadora” ante el peronismo y que los militares debían conducir el proceso político ya que los partidos eran incapaces de contener al peronismo; por otro lado,los azules o

“legalistas” creían que debía abrirse el juego político para que, a través de las elecciones, se resolviera quién ejercía el gobierno, pero que las fuerzas armadas debían mantener el papel tutelar sobre el gobierno. Este enfrentamiento entre dos alas del ejército pronto dejó de ser meramente discursivo y las tensiones terminaron en un enfrentamiento armado en las calles de Buenos Aires primero en septiembre de 1962 y nuevamente en 1963 antes de las elecciones.

La presidencia de Arturo Illia.

El gobierno de Illia fue visto, ante todo, como un gobierno débil. Él logró asumir la presidencia con apenas el 25% de los votos, ya que –al estar proscripto el peronismo– la mayoría votó en blanco. Con esta cantidad de votos, no tenía mayoría en el Congreso por lo que necesitaba sellar alianzas para poder gobernar. Además de estar enfrentado a los frondizistas de la UCRI, tampoco tenía el apoyo completo de su propio partido (UCRP) ya que él pertenecía a un ala de dicho partido mucho más popular, reformista y democrática que la liderada por Balbín, más conservador y liberal. Por su parte, tampoco tenía el apoyo del peronismo que consideraba que era un gobierno ilegítimo por haber asumido bajo la figura de la proscripción del partido mayoritario. Y luego, una vez en el gobierno, se ganó la oposición de las multinacionales y sectores poderosos como consecuencia de las leyes nacionalistas sobre el petróleo y la fabricación de medicamentos.

Durante el gobierno de Illia se tomaron políticas antiimperialistas y se buscó limitar la influencia del FMI en el país. La anulación de los contratos petroleros, la ley de medicamentos que buscaba controlar a los grandes laboratorios (no logró aplicarse, pero fue una gran amenaza a los intereses multinacionales en el país), las políticas de reactivación económica y el fomento del empleo (la sanción de la ley de salario mínimo, vital y móvil, por ejemplo), generaron la intranquilidad de banqueros, oligarcas, empresarios monopolistas y sectores del ejército. Creyeron ver en el populismo reformista de Illia un retorno al peronismo y por eso comenzaron a tomar políticas de boicot contra el plan de reactivación económica propuesto por el gobierno.

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En esta tercera parte trabajamos el periodo de democracias condicionadas que se extendió entre 1958 y 1966. Allí nos centramos en las políticas de los gobiernos de Illia y Frondizi y las tensiones entre el Estado, las Fuerzas Armadas y el peronismo: Elabora un cuadro comparativo entre el gobierno de Frondizi y el de Illia teniendo en cuenta: medidas políticas y económicas, relación con fuerzas armadas, relación con trabajadores, relación con sectores económicos dominantes, causas de su caída. Responde: ¿Por qué se trató de un periodo de crisis de legitimidad? Responde: ¿Qué papel jugaron las fuerzas armadas durante este periodo?

Actividades de síntesis e integración.

Pero Illia no solo tuvo la oposición de los sectores económicamente más poderosos. Él entendía que la burocracia sindical había concentrado demasiado poder y se había enquistado en las estructuras gremiales, dado que –desde el peronismo– se le había dado el control de recursos económicos (la cuota sindical y el dinero de las obras sociales) que le daba gran poder. Frente a esta situación Illia tomó una serie de medidas que puso a la burocracia sindical en la vereda del frente:

-Reglamentó la ley de asociaciones profesionales, prohibiendo el uso de los fondos sindicales para actividades proselitistas o propaganda ideológica.

-Depositó el dinero de obras sociales y sindicatos directamente en las filiales locales, con lo que se les quitaba poder a los gremialistas en Buenos Aires.

-Se aseguraron las garantías democráticas en las elecciones internas de los delegados, con lo que los jefes tradicionales perdían poder al no controlar las elecciones.

Todas estas políticas hicieron que la burocracia sindical prefirierallegar a un acuerdo con los militares para derrocar al gobierno de Illia, antes que perder su poder económico y político.

En las elecciones de diputados de 1965 el peronismo se presentó bajo el rótulo de “Unión Popular” y triunfó en varias provincias formando un bloque de 52 diputados, frente a los 70 de la UCRP. Esta presencia peronista en la legislatura, sumada a la oposición de las otras alas de los radicales, el rechazo a sus políticas populistas y antiimperialistas por parte de militares, empresarios y ruralistas, y el rechazo de las políticas que buscaban controlar el poder de los sindicatos, derivó en un consenso generalizado de que Illia debía ser derrocado.

Un papel central en este periodo lo tuvieron los medios de comunicación que transmitían la imagen de un presidente lento, inepto y débil (a pesar que Illia se había enfrentado a la burocracia sindical, a las grandes transnacionales, a EEUU e incluso a los propios militares). Se lo representaba como una tortuga y se iba creando un clima general favorable a su destitución. Esta ocurrió en junio de 1966 cuando Illia quiso remover de su cargo al Jefe del Ejército por haberse negado a cumplir órdenes. En ese contexto, el ejército se reveló y el 29 de junio tomaría el poder el General Juan Carlos Onganía, dando inicio a lo que se llamó “La Revolución Argentina” y que no era, sino, otro golpe de Estado impulsado por los sectores más poderosos.

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¿Por qué hablamos de democracias condicionadas?

Durante el periodo posterior a la “Revolución Libertadora”, la democracia no pudo ser ejercida libremente en la Argentina. Esto se debió a que la marca distintiva de este periodo fue la proscripción del partido mayoritario: el Peronismo. Existía un consenso entre los sectores más poderosos que consideraban al peronismo una amenaza a su poder y que estaban dispuestos a sacrificar la democracia, antes que retornar a un gobierno peronista.

En este sentido fue que las fuerzas armadas se auto-adjudicaron el papel de tutelaje del poder político. Ellas debían controlar que las políticas asumidas en cada gobierno no significaran un retorno al peronismo, no pusieran en riesgo los beneficios de los sectores más poderosos, ni se vincularan a ideas consideradas nocivas (comunismo, antiimperialismo, guevarismo, etc.).

Durante estos años los militares mediante golpes de Estado y cuestionamientos a los gobiernos civiles, pusieron límites al ejercicio de los principios republicanos y democráticos, por eso hablamos de “democracias condicionadas”, porque no existía una verdadera democracia, sino una democracia limitada por la acción de las fuerzas militares, por la proscripción del peronismo, y por la represión a los sectores populares. El resultado fue la implementación de políticas liberales, antipopulares, que fortalecieron a las empresas transnacionales y a los organismos internacionales de crédito, que fortalecieron la relación con EEUU y supusieron un recorte extraordinario a los ingresos de los trabajadores a favor de los sectores concentrados de la economía: industriales, capitalistas extranjeros, sectores financieros y grandes productores rurales.

Durante los enfrentamientos entre azules y colorados, al triunfar los azules emitieron el comunicado 150 en el que dejaban clara cuál debía ser la función de las fuerzas armadas en ese contexto:

“Quiera el pueblo argentino vivir libre y pacíficamente la democracia, que el Ejército se constituirá a partir de hoy en sostén de sus derechos y en custodio de sus libertades. Estamos absolutamente convencidos de que no habrá

solución económica ni social a los graves problemas que nos aquejan, sin la estabilidad política ni la paz interior. Las Fuerzas Armadas deben tomar su parte de responsabilidad en el caos que vive la República, y enderezar el rumbo de los acontecimientos hacia el inmediato restablecimiento de estos valores. Una vez cumplida esta urgente tarea, podrán retornar a sus funciones específicas con la certeza de haber cumplido un deber y de haber pagado una deuda. Confiamos en el poder civil, creemos en nuestro pueblo”.

Luego del segundo enfrentamiento entre azules y colorados, se elaboró el comunicado 200, en el que se decía lo siguiente:

“En cuanto al Ejército, las ideas que lo guían son: 1°- Ratificación total del comunicado 150. 2°- Oposición terminante al retorno del régimen peronista y a la implantación de todo otro totalitarismo o extremismo. Se considera “régimen peronista” a la estructura establecida y al plan sistemático ejecutado por el dictador depuesto y sus personeros para provocar la deformación del estilo de vida tradicional de nuestro pueblo […] 3°- Firme apoyo a la salida constitucional prometida, lo que implica, entre otras cosas: Garantizar que habrá elecciones; respetar el libre juego de las agrupaciones políticas, mientras se encuadren en las normas legales”.

Lo interesante a destacar es que ambos comunicados fueron firmados por Onganía, el general que llevaría adelante, en 1966, una de las dictaduras más largas, represivas, cruentas y autoritarias junto a la iniciada en 1976, aun cuando en el comunicado aseguraba “su oposición a la implantación de todo otro totalitarismo o extremismo” y la defensa de la democracia.

Los cambios económicos: transnacionalización de la economía y desarrollismo.

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Las teorías desarrollistas ingresaron al país ante la disconformidad frente al plan económico propuesto por Prebisch y por el FMI. El desarrollismo proponía el desarrollo industrial del país, con un crecimiento económico rápido y autosostenido. Fue apoyado por los industriales que veían en el plan Prebisch, de corte liberal, un retorno al campo, es decir, un retorno al pasado agroexportador del país. Frente a esto, la solución se encontraba en el desarrollo de industrias básicas como el petróleo, la química pesada, la siderurgia, las maquinarias, que permitirían abastecer a la industria liviana con las materias primas y los instrumentos fundamentales, y así ayudar a romper la dependencia externa al producir dentro del país los insumos claves para su crecimiento industrial. Como vemos, esto permitiría romper con una de las limitaciones que impidió que el peronismo pudiera profundizar su programa de desarrollo industrial.

Sin embargo, llevar adelante una política desarrollista suponía grandes capitales e inversiones y la pregunta era ¿Dónde y cómo obtenerlos? Las opciones eran dos: un ahorro forzado y restricción del consumo, o con financiamiento externo. En Argentina, la implementación de las políticas desarrollistas vinieron de la mano de Frondizi y este, como vimos, optó por el financiamiento externo para lograr su programa. Se sostuvo que el capital externo no era ni bueno ni malo, sino que era útil si se invertía en lo que nos interesaba. Pero no se tuvo en cuenta que la radicación de empresas extranjeras sin un estricto control del Estado no contribuía a cortar con la dependencia sino a reforzarla. Las empresas extranjeras venían, evidentemente, a obtener beneficios: aprovechar mano de obra barata, mercados para vender, facilidades de instalación e impositivas que daba el país para atraer los capitales, y finalmente, la salida de ganancias al exterior en forma de pago de regalías.

Dentro de las ideas desarrollistas y de las necesidades de las empresas transnacionales, había un punto sensible que era el de la fuerza de trabajo. El peronismo había concebido el trabajo como un derecho y un factor de integración y pacificación social y, en ese sentido, había puesto el eje en asegurar a los trabajadores altos ingresos, participación en la vida política de las fábricas y de la nación

mediante los sindicatos y el acceso a una serie de servicios sociales que mejoraban su calidad de vida.

Frente a esta política, el desarrollismo concebía al trabajo como un factor de producción, que debía asegurar las máximas ganancias al menor costo. En este sentido, el trabajo no tenía implicancias sociales, sino solo económicas y productivas. Esto hizo que el gobierno impulsara una reforma educativa que buscaba cambiar la percepción que los propios trabajadores tenían sobre su tarea: una fuerza de trabajo que se concibiera en términos individualistas y no colectivos, que priorizara los criterios de racionalidad y productividad y garantizara una mayor disciplina en el ámbito laboral. Se crearon entonces instituciones educativas como la Universidad Tecnológica Nacional (que surge de la reforma de la Universidad Obrera Nacional creada por el peronismo) y la incorporación de la formación técnica en la escuela media que integraba las pasantías en el sector privado dentro de la educación pública.

Este plan desarrollista no pudo ser aplicado en forma completa, coordinada y coherente, debido a las fuertes resistencias de los sectores liberales, que consideraban necesario retornar a la actividad agroexportadora y obtener del extranjero los bienes industriales que consumíamos. Así, en realidad, lo que podemos encontrar durante estos años son picos de políticas desarrollistas (durante el tiempo que Frigerio ocupó el ministerio de economía en la presidencia de Frondizi, y durante los años de gobierno de Illia), en un contexto general de aplicación de un plan liberal que recortaba derechos obreros, desmantelaba las industrias nacionales y fomentaba la apertura económica al exterior y la presencia de capitales extranjeros.

¿Qué pasaba en el mundo entre 1955 y 1966?

En 1955, a diez años de finalizar la Segunda Guerra Mundial, sus secuelas aún se hacían sentir en los países intervinientes o en aquellos que habían sido ocupados por los ejércitos del nazismo.

En la Europa Continental, el número de muertos se contaba por decenas de millones; otros tantos habían perdido sus tierras y muchas ciudades habían sido destruidas.

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Las migraciones de pueblos enteros y cientos de miles de refugiados originaban un ejército de reserva, que en algunos casos equilibraba la necesidad de mano de obra frente a la escasez de población activa por la muerte de hombres en los frentes.

El mundo miraba, todavía azorado, las escenas del holocausto del pueblo judío en los campos de exterminio nazi y escuchaba horrorizado los testimonios de los sobrevivientes.

Después del triunfo de los ejércitos aliados, el mundo había quedado partido en dos bloques fuertemente diferenciados: el Occidental –hegemonizado por los Estados Unidos– sosteniendo el modelo capitalista, y el bloque Oriental –dominado por la Unión Soviética– bajo un sistema socialista, con ciertos matices según la realidad de los países adherentes.

Los países aliados, triunfantes en la guerra, habían acordado –por medio de los tratados de Yalta y Potsdam– el raparto del mundo.

Así, la vencida Alemania fue dividida en cuatro zonas para ocupación de los vencedores. Finalmente, las regiones correspondientes a los Estados Unidos, Francia e Inglaterra se unificaron bajo el mismo sistema e incluso con la misma moneda, dando origen a la República Federal Alemana; pero la zona correspondiente a la URSS quedó separada, manteniendo el sistema socialista soviético. Esta división se consumó con la construcción del Muro de Berlín, en 1961.

El fin de la violenta Segunda Guerra no trajo aparejada la paz en Europa, sino el comienzo que se dio en llamar la “Guerra Fría”.

El marco de tensión entre ambos bloques parecía siempre a punto de desbordarse con la amenaza constante de una tercera conflagración mundial, esta vez potencialmente destructiva del planeta por la invención y construcción masiva de armas nucleares.

Los Estados Unidos conformaron la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), en 1949, con sus países aliados; y la Unión Soviética, el Pacto de Varsovia, con los suyos, en 1955. Cada bloque poseía su estructura militar georreferenciada en los EEUU o en la URSS.

La Guerra Fría fue pródiga en acusaciones mutuas, espionajes, carreras armamentistas, llegando al punto más álgido con la crisis por la instalación de los misiles soviéticos en Cuba, en 1962.

Stalin, Premier del Ejecutivo soviético, dio comienzo a un periodo de expansión sobre los países del este europeo. Su rol victorioso en la guerra contra Alemania Nazi y el prestigio alcanzado por su Ejército Rojo le dieron la posibilidad de apoyar a los frentes de izquierda en cada uno de los países. Estos frentes, dentro de los cuales figuraban los distintos partidos comunistas de esos países, habían llevado sobre sus espaldas la responsabilidad de la lucha de resistencia contra el nazismo; y dado que los partidos conservadores y de derecha habían sido mayoritariamente colaboracionistas con las fuerzas de intervención nazis, la propia coyuntura llevó al triunfo de las revoluciones democráticaspopulares en los países balcánicos (excepto Grecia y Turquía) y en los del centro de Europa.

Muchos de estos procesos comenzaron como democracias burguesas y concluyeron en modelos socialistas con apoyo o directa intervención de Stalin. Tales repúblicas socialistas adoptaron de inmediato el modelo soviético, dando prioridad a la construcción de la industria pesada y a la colectivización de la tierra.

Entonces, no eran solo dos potencias que se enfrentaban, sino además dos sistemas económicos y de vida: el capitalismo –basado en la producción, el consumo y el endiosamiento del mercado– y el socialismo –verticalista, austero y representante de la revolución contraria a los sistemas representativos liberales.

A partir de esta división formal del mundo, comenzó la puja de cada potencia por introducir dentro de su bloque a los países que habían quedado excluidos de la misma.

Durante los años 50 y 60, gran parte d las colonias asiáticas y africanas había logrado su emancipación de las distintas metrópolis europeas. Por su parte, en 1949, China –el país más poblado del orbe– había hecho su propia revolución comunista, de la mano de Mao Tse Tung.

En este proceso de descolonización, algunos países como Vietnam, en Asia, y Ghana, en África, se incluyeron en la órbita socialista.

Muchos de los nuevos países independientes de ambos bloques pasaron a formar el Movimiento de los Países no alineados, a partir de 1961.

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Las ideas de este movimiento influyeron fuertemente en América Latina. En 1953, con la muerte de Joseph Stalin, comenzó un proceso denominado “desestalinización”. Su suceso, Nikita Krushev, intentó la fórmula de la coexistencia pacífica, y suavizó las rigideces del régimen.

Otro hecho mundial de importancia fue la asunción el Cardenal Angelo Roncalli como nuevo Papa, quien adoptó el nombre de Juan XXIII, en octubre de 1958.

Este introdujo nuevas ideas desde el Vaticano, a tal punto de considerarse que la Iglesia Católica experimentó una verdadera revolución en esos años. En principio convocó al Segundo Concilio Ecuménico, en el cual se manifestó en desacuerdo con “los profetas del desastre” –en obvia alusión a las amenazas nucleares– y se mostró partidario de llevar a cabo una acción católica más cercana a los principios de un cristianismo solidario y preocupado por los pobres. En las Encíclicas, elaboradas por el propio Juan XXIII (Mater et Magistra y Pacem in Terris), abordó cuestiones como la pobreza, el subdesarrollo, la necesidad del progreso social y material (no solo espiritual) e ideas aún más revolucionarias, como la asociación de los trabajadores a la propiedad y gestión de las empresas; así como condenó la avidez por el enriquecimiento, el consumismo y la explotación que de ello derivaba. A tal punto asombraron tales ideas en el mundo, que el propio Krushev fue el primero en elogiarlo.

En EEUU, el demócrata John F. Kennedy comenzó su presidencia en noviembre de 1960. Fue sin dudas una de las presidencias más populares de EEUU. Si bien desarrolló un programa de corte liberal, era partidario de la intervención estatal en la economía: ya sea para el subsidio de industrias como para la imposición de fuertes barreras fiscales al ingreso de productos competitivos con la producción local.

Se le reconoce su preocupación por las minorías y su afán por lograr la igualdad de derechos de la población negra. En cuanto a su política exterior llevada a cabo durante su corta presidencia (fue asesinado en Dallas, el 22 de noviembre de 1963), impulsó una frustrada invasión a Bahía de Cochinos –Cuba–, en contra de la Revolución Cubana, sorteó con cierto éxito la crisis de los misiles con

la URSS y, al mismo tiempo, envió miles de consejeros militares a Vietnam, dando así comienzo a lo que luego sería la sangrienta guerra entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur.

Con respecto a América Latina, en su afán por lograr que estos países subdesarrollados no continuaran “cayendo bajo el comunismo”, luego de la Revolución Cubana, elaboró la Alianza para el Progreso, cuyo objetivo real era frenar el avance de los socialismos y sostener las democracias liberales, o las dictaduras incondicionales a los Estados Unidos.

Prometió entonces el otorgamiento de préstamos e inversiones que paliarían la pobreza y la marginalidad de estos pueblos. Al mismo tiempo, por si resultaba insuficiente, multiplicó la presencia militar estadounidense en toda América Latina.

Desde principios de los años cincuenta, América Latina presentaba un mapa político muy diverso: democracias liberales, últimos populismos y dictaduras militares se repartían por el continente. Los países del área estructuraron sus economías en función de las necesidades externas. Tanto el monocultivo, sobre todo en los países de América Central y el Caribe, como la explotación minera (Chile y Bolivia), y en general, todas las economías agroexportadoras, fueron sostenidas por compañías extranjeras, mayoritariamente norteamericanas, usufructuarias de los beneficios, a costa de imposibilitar el desarrollo industrial autónomo.

Esto llevó a un proceso rápido de deterioro de las economías americanas, que condujo a climas sociales tensos y a políticas ambiguas. La discusión teórica, desde mediados de los cincuenta, se polarizaba entre generar un modelo de desarrollo industrial autónomo (sustitutivo de importaciones), o la revolución como única posibilidad de transformación real.

El triunfo de la Revolución Cubana hizo que la segunda opción apareciera como posible. Dentro de ella, también hubo posturas diferentes: una que sostenía que cada país debía hacer su propia revolución nacional, y otra que apostaba al “foquismo” como estrategia. Para ésta bastaba con grupos guerrilleros bien preparados, que instauraran focos insurreccionales en distintos países, con la expectativa de generar un levantamiento popular que conduciría a la revolución.

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Todo esto llevó al surgimiento de ideas revolucionarias de distintas corrientes: marxistas, maoístas, trotskistas, socialistas nacionales, sobre todo en las universidades. México fue el lugar de encuentro de jóvenes de distintos países, algunos exiliados, como el grupo cubano encabezado por Fidel Castro, y otros ávidos de conocer de cerca la realidad americana, como el Che Guevara.

Desde comienzos de la Guerra Fría, Estado Unidos había decidido crear diferentes organizaciones en América Latina, con el fin de “resguardarla” del comunismo. Así, en 1947, creó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y, en 1948, la Organización de Estados Americanos (OEA). Ambas organizaciones siguieron siempre las directivas norteamericanas. Ejemplo de esto fue la votación de la OEA de 1954, donde se condenó al sistema comunista “como una injerencia inadmisible en los asuntos americanos”. Al mismo tiempo, los Estados Unidos se reservaron el derecho a la intervención.

En Guatemala, el gobierno de Jacobo Arbenz, se destacó como un proyecto “revolucionario”, antiimperialista, que incluía la Reforma Agraria. Legalizó el Partido Comunista, y fue derrocado tiempo después con la intervención militar de Estados Unidos.

El 1ro de enero de 1959, luego de consolidarse la fuerza guerrillera en Sierra Maestra, la Revolución Cubana triunfó. A partir de 1961, se definió la tendencia marxista-leninista de la Revolución y su inclusión al bloque soviético. Esto dio comienzo a intentos de intervención directa de EEUU –desembarco y frustrado intento de invasión de los marines norteamericanos en la Bahía de los Cochinos–, hasta sabotajes y bloqueo económico. Cuba fue, desde entonces y hasta 1989, respaldada por la URSS.

Los años ’60 marcaron un hito en el surgimiento de procesos o movimientos revolucionarios. La mayoría de los grupos armados insurreccionales de América Latina fue de esa década: Tupamaros en Uruguay, M19 en Bolivia, el MIR chileno, el Farabundo Martí de El Salvador, ERP, FAR y Montoneros en Argentina, entro otros. Fueron también los años de mayor penetración e intervención norteamericana en la zona.

Una vez definido al marxismo como enemigo principal, EEUU lanzaron la ofensiva con diferentes tácticas: desde el intento pacífico,

pero con escasos resultado de la Alianza para el Progreso, a la intervención directa de marines o rangers, hasta las maniobras para el derrocamiento de presidentes constitucionales que no fueran de su agrado.

En 1961 los países americanos se reunieron en Punta del Este para evaluar el proyecto de préstamos e inversiones norteamericanas, prometidos en la Alianza para el Progreso. Ernesto Guevara concurrió en representación de Cuba, oponiéndose a la propuesta de EEUU de distribuir fondos entre los países latinoamericanos, y trayendo una propuesta alternativa que puso en evidencia las verdaderas intenciones de EEUU: controlar a los países de la región y evitar la expansión de la revolución cubana. El resultado fue que EEUU logró los votos necesarios para expulsar a Cuba de la OEA.

Desde 1963, Masetti, uno de los fundadores de Prensa Latina, comenzó a coordinar grupos guerrilleros en el Norte de la Argentina. Pero no estaban dadas aun las condiciones para una ofensiva guerrillera en nuestro país. El Che decidió entonces iniciar un foco insurgente en Bolivia, para luego entrar y expandir la revolución en su país de origen.

Bolivia estaba gobernada por el general Barrientos, una dictadura un tanto peculiar ya que había acordado con los campesinos la puesta en marcha de la Reforma Agraria. Quizá sea esta una de las claves de la nula respuesta de los campesinos bolivianos a la propuesta de lucha armada.

Una vez descubierta la guerrilla del Che en Bolivia, la CIA tomó cartas en el asunto y envió militares norteamericanos (rangers) en presuroso apoyo a la dictadura.

La muerte del Che, el impacto que ésta provocó y su eternización como el ideal de guerrillero y revolucionario, son ya conocidas, y alentaron el surgimiento de nuevos focos revolucionarios en el continente.

Finalizados los ’60, en marzo de 1970 surgió un nuevo desafío socialista en Chile con el triunfo de la Unión Popular, llevando como presidente a Salvador Allende. Apenas llegó a gobernar algo más de tres años. La CIA, cuya intervención ha sido ya confirmada en documentos publicados por el Washington Post, unida a las Fuerzas Armadas encabezadas por el General Pinochet y respaldando los

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intereses de la ITT (International Telephone and Telegraph) y otros holdings norteamericanos, derrocaron al gobierno constitucional, bombardeando incluso la Casa de la Moneda y matando al presidente. Miles de chilenos fueron tomados prisioneros y fusilados en el Estadio Nacional.

Los ´70 fueron los años de las dictaduras más sangrientas en América Latina. Argentina, Uruguay, Chile, Paraguay, Brasil, Perú, vivieron años de terror. Cada dictadura con su metodología predominante: fusilamientos en Chile, presos políticos en Uruguay, desaparecidos en Argentina. Todas ellas trabajaron en conjunto y coordinadamente. El enemigo era el mismo para todas y las órdenes provinieron de la misma doctrina: la doctrina de seguridad nacional impulsada por la Escuela de Las Américas que dirigían militares norteamericanos.

La intervención norteamericana no se limitó a América Latina. También en Asia participó en luchas contra otras experiencias revolucionarias. Fue el caso de Corea que se dividió en dos estados: Corea del Norte y Corea del Sur, la primera comunista, aliada a China y Rusia y la segunda capitalista. Estados Unidos, deseoso de controlar la región del Pacífico envió tropas y se enfrentó, entre 1950-1953 en la Guerra de Corea, cuyo objetivo era expulsar a los comunistas de Corea del Norte. La guerra terminó con el fracaso de EEUU, pero continuó con la presencia militar en el Sur y las presiones sobre el norte.

La intervención que más repercusiones tuvo en Asia fue el caso de la guerra de Vietnam. Esta zona había sido colonia francesa y luego japonesa, y en la conferencia de Ginebra (1954) logra su independencia, luego de largas luchas, quedando dividido en dos Estados: Vietnam del Norte y Vietnam del Sur, el primero comunista y el segundo capitalista. Vietnam del Norte, con ayuda de URSS y China realiza un rápido proceso de reconstrucción económica y expansión. Vietnam del Norte inicia un proceso que buscaba expandir su influencia sobre el Sur, con lo que EEUU reacciona y envía tropas. EEUU fue derrotado y finalmente los dos estados se unificaron formando la República Socialista de Vietnam. Así terminaba la guerra de Vietnam y uno de los principales fracasos militares de EEUU.

Actividades de cierre e integración.

1) Leelos siguientes documentos referidos a los sentidos que tuvo la Revolución Libertadora:

Documento 1: Testimonio de Isidro Odena, escrito en 1988, sobre los acontecimientos de 1955.

“La muchedumbre que vivaba a la Revolución Libertadora y a su jefe en la plaza histórica (…) celebraba una victoria sobre “la segunda tiranía”, la posibilidad de gritar sus opiniones sin miedo, el fin de la era “alpargatas sí, libros no”. Era la respetable opinión liberal que emergía de su larga condena. No era todo el pueblo argentino, sin embargo, Ernesto Sábato, que seguía en Salta, desde una casa familiar, por radio, las pericias del levantamiento militar, cuenta en un opúsculo titulado “El otro rostro del peronismo”, que al tiempo que en la sala se festejaba la caída del tirano, en la cocina lloraban las indiecitas de la servidumbre. Y el mismo dolor se notaba en las barriadas porteñas, en las de Rosario y de Córdoba, y en los ranchos tucumanos y santiagueños. Los “descamisados” lamentaban la caída de quien les había dado dignidad y status junto con las ventajas sindicales y salariales. No tenían iguales razones para llorar los millones de argentinos que aplaudieron esa noche a Lonardi. Pero se habrían preocupado, si hubieran sabido que allí nomás se levantaba el telón sobre un nuevo drama, per terminaría en una nueva frustración”.Testimonio de Isidro Odena, en Memorial de la Patria, 1988.

Documento 2: Reconstrucción periodística de los fusilamientos de León Suárez, realizada por Rodolfo Walsh para su libro “Operación masacre”.

“…Ha llegado el momento. Lo señala un diálogo breve, impresionante. -¿Qué nos van a hacer? –pregunta uno.

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-¡Camine para adelante! –le responden. -¡Nosotros somos inocentes! –gritan varios. -No tengan miedo –le contestan–. ¡No les vamos a hacer nada! ¡No les vamos a hacer nada! Los vigilantes los arrean hacia el basural como a un rebaño aterrorizado. La camioneta se detiene, alumbrándolos con los faros. Los prisioneros parecen flotar en un lago de vivísima luz. Rodriguez Moreno baja, pistola en mano. A partir de ese instante el relato se fragmenta, estalla en doce o trece nódulos de pánico. -Disparemos, Carranza –dice Gavino–. Yo creo que nos matan. Carranza sabe que es cierto. Pero una remotísima esperanza de estar equivocado lo mantiene caminando. (…) En el carro de asalto Troxler está sentado con las manos apoyadas en las rodillas y el cuerpo echado hacia adelante. Mira de soslayo a los dos vigilantes que custodian la puerta más cercana. Va a saltar…Frente a él Benavidez tiene en vista la otra puerta. Carlitos, azorado, solo atina a musitar: -Pero, cómo… ¿Así nos matan? (…) ¡Alto!– Ordena una voz. Algunos se paran. Otros avanzan todavía unos pasos. Los vigilantes, en cambio, empiezan a retroceder, tomando distancia, y llevan la mano al cerrojo de los máuseres. (…)”. Fragmento de Operación Masacre, de Rodolfo Walsh.

Documento 3: Comunicado oficial informando de los fusilamientos de León Suárez.

El presidente provisional de la Nación Argentina en ejercicio del Poder Legislativo, decreta con fuerza de ley: Artículo 1° Impónese la pena de muerte por fusilamiento a los siguientes individuos: coronel (R) Alcibíades Cortines, coronel (R) Ricardo Ibazeta,

Oscar Cogorno (sigue la lista de once militares más). Artículo 2° La ejecución será cumplida de inmediato por la autoridad militar en cuyo poder se encuentren detenidos. Publicamos a continuación otro comunicado oficial, done se dan los nombres de los otros sublevados a los que se les aplicará la pena de fusilamiento: Dice así el informe de gobierno: “Se informa al pueblo de la República que el teniente coronel Valentín Irigoyen y el capitán Castello, y 18 civiles rebeldes han sido pasados por las armas” (…)Publicado en Diario La Nación, 11 de junio de 1956.

a. Actividad. Analiza los tres documentos y responde: Los sectores que derrocaron a Perón definieron al golpe de Estado como la “Revolución Libertadora”, mientras que los peronistas lo definieron como la “Revolución Fusiladora”. Debatan en clase cuáles fueron las razones por las que este episodio recibió diferentes nombres para los actores de la época.

I. ¿Cuáles creen que eran los argumentos que esgrimían unos y otros para justificar esas interpretaciones opuestas?Enúncialos y explícalos.

II. Relaciona los fusilamientos de León Suárez con la política de desperonización llevada adelante por el Golpe de Estado.

2) Lee los siguientes documentosreferidos a la resistencia peronista.

Documento 1. Testimonio de un obrero luego de 1955 relatando su sentimiento de frustración y por qué apelaron a la resistencia para enfrentar al régimen dictatorial.

“No teníamos armas, no podíamos hablar, ni votar, ni hacer nada. No teníamos explosivos; el sabotaje era la única manera que teníamos de enfrentar esta banda que nos explotaba. No teníamos libertad de prensa, nada. Todo lo que teníamos era el decreto

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4161 que decretaba que con solo mencionar a Perón podíamos ir en cana. No podíamos ni siquiera tener una foto de Perón en nuestras casas. Así que recurrimos a los “caños””. Testimonio de Juan Carlos Brid.

Documento 2: Primero cantos de la resistencia.

“Sí, sí señores, Soy peronista… Sí, sí señores, De corazón… Pongo la bomba, Prendo la mecha, Corro una cuadra Y escucho la explosión…”

Documento 3: Relato sobre la toma del frigorífico Lisandro de la Torre en 1959.

“(…) Durante toda la jornada, fue notorio el apoyo que prestó el vecindario al personal que ocupaba el establecimiento. Mujeres y niños proveyeron de alimentos fríos y bebidas gaseosas a los obreros y empleados (…)” Los comerciantes instalados en la avenida Juan Bautista Alberdi cerraron sus puertas, adhiriéndose al movimiento (…) El ministerio de trabajo y seguridad social resolvió en las últimas horas de anoche declarar ilegal la huelga dispuesta por la Asociación Gremial del Personal de Frigorífico y Mercado Nacional de Hacienda de la ciudad de Buenos Aires”. Diario La Nación, sábado 17 de enero de 1959.

a. Analiza los documentos y responde: I. ¿Qué formas de resistencia se pueden identificar en los

documentos? Explícalas.

II. ¿Cómo relacionarías “la resistencia” con el decreto 4161 de “desperonización de la sociedad”? Explica la relación.

III. ¿Qué relación puedes encontrar entre este la crisis de legitimidad y la proscripción del peronismo? Explica la relación.

3) Lee los siguientes documentos referidos a las democracias condicionadas.

El día que Arturo Illía asumió la presidencia de la Nación en 1963 pronunció el siguiente discurso ante el Congreso.

“La democracia que la Constitución ha elegido como forma de gobierno estamos muy lejos de haberla realizado a satisfacción. La democracia argentina necesita perfeccionamiento; pero que quede bien establecido, perfeccionamiento no es sustitución totalitaria. […] Este propósito de perfeccionamiento de la democracia como forma de vida no podrá lograrse a no ser que estemos resueltos a aceptar modificaciones sustanciales en las actuales estructuras económico-sociales de nuestro país, que devuelvan al pueblo argentino la fe en sus instituciones y gobernantes. Es urgente proceder a modificar y reestructurar un estado de cosas que por injustas son inhumanas e instaurar un orden social fundado en la justicia”.

Cuando Onganía derroca a Illia en 1966 proclama un discurso en el que anuncia su programa de gobierno. Aquí transcribimos un fragmento:

“El hecho militar del 28 de junio […] se produce ante la clara conciencia de que el sistema de vida político, después de atravesar décadas de vaivenes y ajetreos, había dado cuanto podía. La desaparición del Congreso Nacional y de las legislaturas provinciales no implica que el país haya renunciado a la democracia. Están en receso algunas instituciones básicas, incapacitadas para el cumplimiento de su misión. El país tiene conciencia

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La imagen de “tortuga”, la forma típica en que el periodismo representó al presidente Illia.

de que las mismas habían dejado de funcionar antes de ser disueltas. Las instituciones políticas no pueden ser improvisadas. Esta Revolución o tiene plazos dados; tiene objetivos que cumplirá en el tiempo. El país se encamina resueltamente a su grandeza”.

a. Tanto Illia como Onganía identifican la necesidad de cambiar el sistema democrático. Responde: I. ¿En qué consiste para Illia el “perfeccionamiento de la

democracia”?¿Cómo relacionarías la propuesta de “perfeccionamiento de la democracia” que realiza Illia con las medidas más importantes que se implementaron durante su presidencia?

II. ¿Cómo justifica Onganía la interrupción de las instituciones democráticas? ¿Cómo se relacionan estas ideas con el papel de tutelaje que ejercieron las Fuerzas Armadas en el periodo posterior a 1955?

b. Observa las siguientes imágenes aparecidas en periódicos y revistas de la época. Luego de observar las imágenes responde: ¿Qué papel jugaron los medios de comunicación en la desestabilización y posterior destitución de Illia?

4) Lee los siguientes documentos referidos a distintas miradas sobre la política económica iniciada luego de la “Revolución Libertadora”.

“Con la eliminación del Instituto Mixto de Inversiones Mobiliarias de las transacciones bursátiles, la iniciación de las operaciones en el mercado libre de cambios y el anuncio de la supresión del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio, organismo éste que tuvo una acción nefasta en la economía nacional, se perfila netamente el retorno gradual, pero firme al régimen de la libertad económica que permitirá la pronta recuperación de la prosperidad que le corresponde a la República Argentina por sus condiciones naturales…”Diario La Nación 12 de diciembre de 1955.

“…El Plan Prebisch significará la transferencia de una parte sustancial de nuestra riqueza y de nuestra renta hacia las tierras de ultramar. Los argentinos reduciremos nuestro consumo, en virtud de la

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¿Y si les digo que tampoco sé cómo cortar un pan dulce?

Revista “Primera Plana” del 28 de junio de 1966. El mismo día que dieron el golpe de Estado, en los medios de comunicación se hablaba del mismo como una opción aceptable.

elevación del costo de vida y del auge de la desocupación. De esta manera, no solamente aumentarán nuestros saldos exportables, sino que serán más baratos, lo que será aprovechado por el consumidor inglés que ensanchará su cinturón, a medida que nosotros lo vayamos achicando. La mayor parte de la industria que se sustentaba en el fuerte poder de compra de las masas populares, no tardará en entrar en liquidación. Los argentinos apenas tendremos para pagarnos la comida de todos los días. Y cuando las industrias se liquiden y comience la desocupación, entonces habrá muchos que no tendrán ni para pagarse esa comida. Será el momento de la crisis deliberada...Para entonces ya no existirá el IAPI, ni habrá defensa posible… Bajo el falso pretexto de una crisis económica sin precedentes, está por consumarse la gran estafa a los intereses y a las aspiraciones de la nacionalidad…”En Arturo Jaureche, Del Plan Prebisch a Krieger Vasena.

“…La base de la convergencia fueron las propuestas profundamente innovadoras que levantamos: definimos el papel del capital extranjero sobre la base de su destino (liberador si contribuye a integrar la estructura productiva, esclavizante si permanece en el circuito financiero o en actividades ligadas al esquema agroimportador), (…) determinamos las prioridades de la inversión para lanzar el país al desarrollo (acero, petróleo, carbón, petroquímica, fabricación de maquinaria, tecnificación agraria, transportes y comunicaciones), explicamos la necesidad de la libertad de enseñanza para abrir las compuertas de la educación a todos en un país que deberíaa formar numerosas camadas de técnicos y profesionales…”Palabras de Rogelio Frigerio.

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a. Completa el siguiente cuadro comparativo.

Políticas liberales.

Políticas desarrollistas.

Políticas peronistas.

Sector económico que prioriza.

Relación con los trabajadores.

El papel de los capitales externos en la economía.

Principales políticas económicas desarrolladas.

b. Analiza los fragmentos anteriores y responde: ¿Qué tipo de política (liberal, desarrollista, peronista) crees que defiende cada fragmento? Justifica tu respuesta identificando características de cada política en dichos fragmentos.

5) Elabora un esquema de síntesis en el que expliques el periodo que se extiende entre 1955-1966 a partir de los conceptos de: democracia condicionada, ilegitimidad política, resistencia popular.

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