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PONENCIA DESARROLLADA EN EL III CONGRESO NACIONAL Y LATINOAMERICANO DE GESTION UNIVERSITARIA DE LA RED ARGENTINA DE POSGRADOS EN EDUCACION SUPERIOR, EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO, ENTRE EL 12 Y 14 DE NOVIEMBRE DE 2015 REDAPES 2015 Eje temático: Política, Gobierno y Gestión de la Educación Superior Título: La formación de Ingenieros en la actualidad Autores: Dr. Enrique Daniel Silva (UTN - FRH) Esp. Patricia Tilli (UTN - FRH) Ing. Leonel Pereyra (UTN - FRH) Resumen: La iniciativa oficial, en cuanto a promover mayor cantidad de titulados en el área de la Ingeniería, planteada desde el: “Plan Estratégico para la formación de Ingenieros 2012 - 2016” (PEFI), que ya fue extendida al 2021. Supo colocar en el tapete universitario, especialmente en las Facultades de Ingeniería, de Universidades Nacionales como en las de gestión privada, la implementación de acciones y de profundizaciones, a efectos de intentar clarificar las causales que devienen en la escasa graduación de ingenieros. Para nuestro caso puntual, nos dedicaremos a abordar la cuestión, planteada en relación a la insuficiente cantidad de postulantes – estudiantes de ingeniería, que desencadena irremediablemente, en un número reducido de

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PONENCIA DESARROLLADA EN EL III CONGRESO NACIONAL Y LATINOAMERICANO DE GESTION UNIVERSITARIA DE LA RED ARGENTINA DE POSGRADOS EN EDUCACION SUPERIOR, EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO, ENTRE EL 12 Y 14 DE NOVIEMBRE DE 2015

REDAPES 2015

Eje temático: Política, Gobierno y Gestión de la Educación Superior

Título: La formación de Ingenieros en la actualidad

Autores: Dr. Enrique Daniel Silva (UTN - FRH)

Esp. Patricia Tilli (UTN - FRH)

Ing. Leonel Pereyra (UTN - FRH)

Resumen:

La iniciativa oficial, en cuanto a promover mayor cantidad de titulados en el área de la Ingeniería, planteada desde el: “Plan Estratégico para la formación de Ingenieros 2012 - 2016” (PEFI), que ya fue extendida al 2021. Supo colocar en el tapete universitario, especialmente en las Facultades de Ingeniería, de Universidades Nacionales como en las de gestión privada, la implementación de acciones y de profundizaciones, a efectos de intentar clarificar las causales que devienen en la escasa graduación de ingenieros. Para nuestro caso puntual, nos dedicaremos a abordar la cuestión, planteada en relación a la insuficiente cantidad de postulantes – estudiantes de ingeniería, que desencadena irremediablemente, en un número reducido de profesionales graduados. Así nos focalizaremos, a tratar de detallar las alternativas – situaciones, que atraviesan y/o enfrentan los estudiantes de ingeniería, a lo largo de su trayecto académico. Con tal finalidad, nos dedicaremos a relevar desde las distintas investigaciones llevadas a cabo, entorno a los estudiantes de carreras tecnológicas, las posibles alternativas que sobresalen negativamente. Destacando que la problemática, que pretendemos asumir, dada en el marco del PEFI, desde finales del 2012, resulta subsumida por variadas causales, que nosotros trataremos, en clara observancia centralizada en el estudiante. Por lo tanto, más que conclusiones finales, aportaremos material que seguramente deberá contemplarse, para un futuro mediato, en una reflexiva conceptualización, que sepa atender las situaciones que conllevan los estudiantes de ingeniería, y que repercute desfavorablemente, en la posterior titulación.

Palabras Claves: Ingeniería - Estudiantes

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INTRODUCCIÓN:

Como hecho anecdótico e histórico, que nos resulta por demás sintomático, como podemos dar cuenta que la situación del bajo rendimiento del estudiante universitario, no es novedoso y resultaba originado por las debilidades que presentaban, dada la deficiente formación recibida. Para avalar esta situación podemos observar la siguiente cita: El Dr. Miguel Cané (quien en ese entonces se desempeñaba como Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, de la UBA y como Senador Nacional) venía publicando en La Nación una serie de artículos críticos sobre el estado de nuestra enseñanza, en uno de ellos aparecido bajo el título “Reforzando” en el suplemento del diario aludido, del 6 de noviembre de 1902, refiriéndose al deficiente nivel intelectual y escasa preparación con que ingresaban a las Facultades Universitarias, los egresados de los Colegios Nacionales, decía: “Y no he sido yo solo. Ruego a todos los Miembros del Consejo, a todos los Ministros del Poder Ejecutivo y al Señor Presidente, que lean el informe sobre enseñanza secundaria y normal, correspondiente a 1901 – 1902, presentado por el Inspector General, Señor Pablo A. Pizzurno. El cual se encuentra en la memoria del Ministerio de Instrucción Pública de este año, y además ha sido editado en folleto. Es un documento patriótico y valiente, por que muestra con crudeza la llaga y pide a gritos el remedio”. Así entonces repasamos algunas de las cuestiones que se cita en el mencionado Informe; en cuanto a la enseñanza de la Matemática específicamente, exponía: “Se encuentra que los alumnos son capaces de hacer rápidamente una demostración de un teorema difícil (rápida, pero no concientemente), vacilan o no pueden resolver un problema fácil de aritmética de los que ocurren pueden tener en la vida diaria, o no pueden hacer una medición o una construcción sencilla, aplicando las más elementales nociones de geometría….”. Como también en cuanto a la enseñanza de las Ciencias Naturales, Física y Química, decía: “se pierde el alumno en el aprendizaje verbal de clasificaciones tan minuciosas como inútiles, para él; oye o repite aprendida en igual forma la descripción de un aparato….”. El comentario realizado por el autor de Juvenilia, avalando lo documentado por el Prof. Pablo Pizzurno, nos ilustra la antigüedad del reclamo que se realiza desde el ámbito universitario, frente a la formación secundaria, a la cual describe como deficiente.

Realizada esta constatación de la problemática, donde emergen las desarmonías entre el nivel secundario y el universitario, las cuales son de largo origen, nos enfrentamos a una cuestión de carácter atemporal, ya que supo perdurar en el tiempo, la que nos dedicaremos a analizar, e ir tratando de clarificar la temática.

I) Sobre el postulante frente al estudio universitario:

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Al comenzar a desandar el material referido a la temática del ingresante universitario, nos percatamos inmediatamente de su complejidad y vastedad. Vale entonces para comprender nuestra inicial percepción, la metáfora que dice “abrimos la jaula del león”, ya que nos encontramos que desde distintas Universidades, se encuentran abocados a la problemática, desde el área de la investigación, como en la implementación de variados procedimientos propedéuticos focalizado al estudio y/o exigencias de la futura formación universitaria, ya que no debemos perder de vista que de nuestras universidades, sólo egresa el 10% de los ingresantes. Que según datos extraídos del Informe de deserción, desigualdad y calidad educativa, de la Academia Nacional de Educación (2014), podemos constatar y que, de la Universidad Nacional de Salta, se graduaron en el 2008, sólo casi 5 de los 100 estudiantes, que habían ingresado en el 2003; en la Universidad Nacional de Jujuy, el nivel de egreso llega a 5,6; mientras que en la Universidad Nacional del Comahue, llega a 5,8; y en la Universidad Nacional de La Rioja, es casi del 7,1. Es decir contamos con una alta tasa de abandono, desgranamiento y/o lentificación por parte de los estudiantes, en nuestro sistema universitario. Que para el caso de las Universidades Nacionales, al ofrecer a los estudiantes de carreras el estudio de carreras grado gratuito, representa una importante erogación por parte del Estado.

Así podemos dar cuenta del trabajo de Elsa Josefina Antoni (2003), donde planteaba que de acuerdo con investigaciones en cuanto al fracaso de los estudiantes universitarios, resulta preponderante el nivel educativo de los padres. Aunque también agrega como factores negativos la deficiente formación escolar, y la falta de tiempo. (Extraído Pág., 85 y 86). Sobre esta última consideración se aclara que se origina principalmente por la escasa organización del tiempo, que utilizan los jóvenes, para estudiar. De las conclusiones que desarrolla Antoni, extraemos: “- Se impone la necesidad de acercar datos sobre la adaptación del estudiante al ambiente universitario; - complementar los estudios del desempeño académico del alumno con el grado de objetividad de la evaluación realizada por el docente; - ahondar en las representaciones imaginarias de los estudiantes para explicar por qué se obtienen determinados resultados (éxitos o fracasos)” (Pág., 169).

Como tampoco podemos iniciar esta parte, sin dejar de lado la problemática dada en nuestro país, sobre las características del ingreso universitario, así Betina Duarte (2009), plantea la dicotómica cuestión manifestada el decir:

“El ingreso irrestricto, defendido como una política de equidad (entendiendo la equidad como la oferta de iguales oportunidades a todos), y criticado como sinónimo de ausencia de calidad; y el ingreso selectivo o con exámenes, que se interpreto como un sistema que genera exclusión social, aunque defiende la calidad en la educación” (extraído de Gvirtz S. y Camou A., Pág. 30). Sobre lo cual, la autora pone en tensión, retomando palabras de Juan Carlos Tedesco (1985), cuando para la década del ochenta este expresaba: “Sin embargo, nadie puede suponer razonablemente que el ingreso irrestricto signifique que todos pueden seguir estudiando lo que quieran y como quieran. Ya tenemos experiencia en la aplicación de políticas de este tipo y todos sabemos que traen aparejado un congestionamiento brutal en el primer año, con un deterioro completo de las condiciones básicas del proceso de aprendizaje y, finalmente, una selección por el fracaso que, analizada desde el punto de vista social, tiene el mismo carácter auto democrático del limitacionismo y un costo social y personal muy alto” (extraído de Gvirtz S. y Camou A. Pág 33).

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Alternativas que en base al tiempo transcurrido se han sabido perdurar y en muchas Casas de Altos Estudios ahondar. Por tanto es oportuno señalar parte de las reflexiones finales que llevan a cabo Silvina Gvirtz y Antonio Camou (2009), al decir: “Los datos que muestra la Secretaría de Políticas Universitarias, dan cuenta de un rendimiento interno inequitativo y pobre del sistema, en cuanto a la formación de profesionales. Preocupan tanto las bajas tasas de graduación de los estudiantes, como el tiempo que tarden en graduarse, quienes lo consiguen, y la deserción a lo largo de los estudios. Tradicionalmente el problema se atribuía al ingreso irrestricto. Hoy se sabe que, para contribuir a la mejora de estos indicadores, resulta indispensable, establecer políticas de igualación, así como también trabajar desde el área de Extensión Universitaria, en la coordinación con los distintos Niveles del Sistema Educativo”. (Pág. 341). Reflexiones y planteos que evidentemente se fueron agudizando notoriamente hasta la actualidad y en el supuesto caso que se implementaran acciones no fueron conducentes

Al respecto, también podemos mencionar el trabajo que compilado por Marina Barbabella (2004), en base a la investigación realizada en la Universidad Nacional del Comahue, en donde se analizaban las causales del fracaso de los estudiantes de los primeros años en la Universidad citada

Como también podemos tener en cuenta las reflexiones que Derek Bok (1992), realizaba en base a la Universidad de Harvard, que aunque orientados a la Facultad de Derecho, nos marcan un derrotero en cuanto a las dificultades que atraviesan los estudiantes en su primer año de Universidad. Así mencionaba: “Casi todos los libros sobre las Facultades profesionales no son novelas, sino largos relatos introspectivos del primer año de estudios. Son reflexiones extraordinariamente similares sobre entusiasmos juveniles golpeados por el demoledor esfuerzo de dar el primer paso hacia el logro de la capacidad profesional” (Pág., 71). En clara alusión que el derrotero que debe transitar el joven ingresante resultaría bastante común, en otras geografías.

Resulta asimismo relevante tener en cuenta al Dr. Augusto Pérez Lindo (2003) quien en un documento de trabajo de la Universidad de Belgrano, planteaba en función a las deficiencias e incongruencias de la Universidad Argentina, mencionando: “Entre los problemas académicos uno de gran relevancia es el bajo rendimiento de los alumnos, medido por la prolongación excesiva de las carreras (en promedio cerca de un 50% más de los previsto), altos índices de repitencia y bajos índices de graduación”. (pag, 12). Como vamos observando, la problemática, ya comienza a tipificarse.

Como también debemos considerar, que la situación del ingresante a la Universidad, resulta motivo de preocupación, en otros países, como podemos relevar de las siguientes experiencias, que citaba Ana María Ezcurra (2013) cuando decía: “Otra hipótesis básica es que la deserción en Educación Superior se concentra en primer año y en capas de desventaja (Crissman y Upcraft, 2005). Un cuerpo de investigación abundante así lo sugiere” (Pág., 27). Más adelante se señalando que: “El American Collage Testing Program, acuerda y calcula que en Estados Unidos durante 2009, a escala nacional y en total, la retención entre primer autora citada y segundo año fue del 65,9%. Por tanto, se perdió un 34,1% de los nuevos alumnos, - una proporción que sube en las franjas desfavorecidas (Reason, 2006). En la misma línea, el Programa Parking the First Year of College del Center for the Study of Higher Education, de la Universidad Estatal de Pensilvania, pondera que más del 60% de los estudiantes de una cohorte dada que desertan a lo largo de 5

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años, lo hará antes de comenzar el segundo” (Pág., 28). La autora citada, a modo de posibles causales de la deserción, exponía: “la preparación académica es un escollo concluyente, si, y a la vez se liga con otras desventajas propias del estatus de primera generación, como un menor nivel de aspiraciones educativas, y el conocimiento de la vida universitaria, y mayores dudas sobre si mismos” (Pág., 37).

Otro autor que profundizaba esta cuestión, es Alain Renaut (2008), al respecto podemos relevar: “a ello debe agregarse que la tasa de éxito al final del primer ciclo era, hace menos de diez años, la más baja del mundo desarrollado: en 1992, el 39% de los estudiantes de primer año abandonaban la universidad sin diploma. Teniendo en cuenta el conjunto de los ciclos, la tasa de éxito, del 20 al 30%, es prácticamente 3 veces menos elevada que la de los países comparables”. (Pág., 25). Opinión que planteaba las características problemáticas que experimentaban los estudiantes franceses, para la década del noventa, dando cuenta de la cuestión que tratamos de abordar.

Los causales tenidos que involucran varios factores en relación al desempeño del estudiante universitario, entre los mencionados, podemos destacar la relevancia otorgada al denominado “estatus de primera generación”, en clara influencia del nivel educativo alcanzado por la familia del joven estudiante. Asimismo se detecta claramente que la problemática en cuanto a la deserción universitaria en primer año, no es una temática exclusivamente nacional, sino que se encuentra asentada en otros países, con porcentuales bastante parecidos a los que se observan en nuestras Casas de Altos Estudios.

En tal sentido retomamos a Ana María Ezcurra (2013), cuando decía: “ante el fracaso académico, la óptica causal prevalente apunta a los estudiantes y no a los establecimientos. Un enfoque que comúnmente domina en las Instituciones, pero también en las políticas públicas. De ahí que las acciones más corriente sean programas: - dirigidos a los alumnos más que a los docentes; - que por lo regular se ciñen a esquemas de apoyo y orientación; - agregados a los cursos regulares, y con frecuencia poco conectados con ellos; - y por añadidura, focalizados sólo en algunos estudiantes necesitados de asistencia” (Pág., 45). Sin embargo la autora menciona a las acciones anteriores como periféricas, ya que no involucran directamente a los docentes, y por tanto sus resultados no resultan favorecedores para una cantidad importantes de estudiantes, es decir se plantean como esfuerzos desperdigados. Y/o aislados, y por tanto inconducentes

También debemos tener en cuenta, que los aspectos mencionados anteriormente resultaron avalados por el Secretario Académico de la Universidad Nacional de San Martín, Alexandre Roig, quien en una entrevista del 30 de septiembre de 2012, en relación a las causas de la deserción universitaria, planteaba tres posibles hipótesis. La primera es material: hay un problema de recursos que impide que el alumno estudie. La segunda se relaciona con el denominado “capital cultural” de los alumnos: “el 80 % son estudiantes de primera generación, es decir no son hijos de universitarios. Por tanto el mundo universitario les es ajeno” . Por último, la tercera hipótesis que maneja, vincula a la deserción en base a la relación que se establece entre el estudiante – profesor. Es decir, expone una sumatoria de causales, dando cuenta de la complejidad del abandono de los estudiantes.

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La variable que se releva de los autores anteriormente citados, que encuentra una notable influencia, está dada en la incidencia del nivel de escolaridad, con que cuentan los padres de los estudiantes.

Así también nos encontramos con el reconocido sociólogo Pierre Bourdieu (2005), quien se refería a que los estudiantes universitarios deberían contar con habilidades cognitivas y hábitos críticos, los cuales abarcan a su criterio: saber estudiar y saber aprender, que denomina técnicas del trabajo intelectual y arte de organizar el aprendizaje, los que facilitarían su recorrido académico. En clara alusión a la gestión cognitiva que debería procurar desde los estudios de Nivel Secundario; en su carácter propedéutico.

A efectos de dimensionar la problemática en cuestión, podemos incorporar las recomendaciones que realizara la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), publicados para el ya comenzado siglo XXI, donde se daba cuenta de las siguientes consideraciones a efecto de dar respuesta a las exigencias del estudio universitario – terciario:

“-mejorar la calidad y asegurar que todos los jóvenes dominen con éxito los objetivos centrales de la enseñanza a través de la educación secundaria-promover y mantener la diversidad en las disposiciones, de manera que influyan en el contenido del programa, la enseñanza y el aprendizaje entre sí y entre las instituciones-romper con la estructura rígida para canalizar a los estudiantes por las rutas predeterminadas creando una mayor flexibilidad en los caminos que sigue el estudiante- permitir a los estudiante elegir el momento oportuno para participar en los primeros años de la educación -equilibrar esta mayor flexibilidad con una buena información, una guía de programas para asegurar que los esfuerzos no se desperdicien-Fortalecer la administración y el liderazgo de capacidades a nivel institucional.”Alternativas que aunque focalizadas a países, los cuales invierten monetariamente valores bastante más abultados que nosotros, en el área educativa, se pueden relevar algunas cuestiones que nos resultan comunes, como la pronunciación en relación al Nivel Secundario, para que éste logre cumplir con los objetivos de aprendizaje propuestos. Que para nuestro caso, al establecer la obligatoriedad para la Escuela Secundaria, a partir del 2006, a través de la Ley Nº 26206. Como también se hace referencia a la casi nula flexibilización de las propuestas académicas de las Casas de Altos Estudios, en clara alusión a lo retardatarias que resultan las Universidades, en muchos casos, a los cambios. O la falta de apertura de información que necesitan conocer los estudiantes, para encarar sus estudios. Y finalmente rescatamos el énfasis otorgado a las Universidades para promover estudios acordes a las demandas locales. Así entonces en base al análisis pergeñado por la OCDE, nos encontramos como la Universidad se presenta como un organismo bastante aislado de su contexto, el cual no atiende las necesidades e inquietudes de los estudiantes y además no se vincula con el exterior. Instancias que evidentemente corresponden a las propias raíces de la

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Universidad, y que han sabido perdurar a lo largo de los siglos (al respecto se puede profundizar esta cuestión en la obra de Alain Renaut, (2008), y que para nuestro trabajo de investigación intentamos direccionar).

Asimismo en el citado documento de la OCDE, también nos resultan pertinentes las conclusiones vertidas en cuanto a las estrategias propuestas para mejorar la enseñanza, y así proveer al joven, con herramientas y conocimientos, que le permitan asumir los desafíos de la exigencia universitaria; como las que se citan a continuación:

“1. Clasificar a un estudiante o escuela como “insuficientes” puede empeorar el problema porque puede estigmatizar al individuo o a la institución. De ahí que algunos países prefieren recalar el “éxito” de alumnos y escuelas. En contraste, el argumento formulado por los países donde las escuelas han sido señaladas como “insuficientes”, es que esta señal basta para producir la “sacudida” necesaria para que algunas escuelas emprendan acciones. Las opiniones varían según la cultura y las diferencias de las organizaciones educativas. Pero cada país necesita a su manera, hacer frente a los indicadores señalados en este capítulo que muestran que una proporción considerable de adultos jóvenes no posee los conocimientos ni las capacidades necesarias para desempeñarse en el trabajo. A pesar de las políticas para reducir el fracaso se enmarcan en términos “positivos” o “negativos”, es necesario considerar en problema en la formulación de políticas orientadas a ayudar a los estudiantes y las escuelas, y a desplegar acciones en una etapa temprana en vez de tardía, lo que hará más efectiva la intervención. 2. El fracaso es resultado de la interacción de muchas variables: algunas dependen de los estudiantes mismos, otras se relacionan con factores en sus hogares y en el ambiente comunitario y otras se basan en la escuela (métodos de enseñanza inadecuados, lo mismo que los recursos y los planes de estudios pobres). Se ha reconocido que el fracaso escolar no puede explicarse satisfactoriamente por una sola causa. Este entendimiento ha llevado a la formulación de un extenso abanico de políticas – sistemáticas, institucionales y programáticas – para abordar las diferentes facetas y contextos del fracaso. Para ser más efectivas, dichas políticas necesitan apoyar a los diferentes actores implicados en la educación: padres y alumnos; líderes escolares y maestros; trabajadores sociales y autoridades educativas. Para crear sistemas adecuados que apoyen a los niños en riesgo, desde su nacimiento hasta su integración en el empleo, se requiere de la cooperación entre agencias así como de la colaboración de escuelas, familiares y comunidades

3. En el siglo XXI ya no se medirá el éxito escolar por el número de años de estudio ni por la adquisición de un diploma que sirva para toda la vida, más bien se esperará que los estudiantes concluyan con éxito diferentes itinerarios de enseñanza y que adquieran la motivación de seguir estudiando a lo largo de su vida: Esto requerirá de planes de estudio más flexibles; puntos de transición más uniformes a lo largo del proceso escolar;

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Formas menos rígidas de evaluación y certificación; y una pedagogía que cubra las necesidades de todos los estudiantes (OCDE, 1996). Las implicaciones para la capacitación de docentes – tanto inicial como en servicio – son considerables, pues se necesita conceptualizar el papel y la función del maestro de otra manera. Los maestros no pueden continuar como “transmisores de conocimientos” que ayuden a los alumnos a obtener su certificado de la secundaria de segundo ciclo. Más bien, el maestro tiene que apoyar a los estudiantes para que puedan completar con éxito diversas etapas de la enseñanza y continuar aprendiendo a lo largo de la vida.” (OCDE, 1995, Pág.144).

Líneas generales, que imprimen un importante derrotero, en los aspectos que deberían reorientarse en relación a lo educativo. Muchos de los cuales resultaron ya mencionados, de una forma u otra, en los autores consultados anteriormente, por tanto podríamos afirmar que la problemática que enfrentan los iniciales estudiantes universitarios, se encuentra sumamente globalizada.

Para reafirmar estas cuestiones que obstaculizan los iniciales pasos del postulante, podemos incorporar parte de las conclusiones emanadas del Documento del Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL), patrocinado por la UNESCO, IIPE, y la OEI. Desde el cual se exponía que: “Además, estas profundas desigualdades entre países se reproducen en el interior de la mayoría de ellos. Los adolescentes de las clases medias y altas de los sectores urbanos logran trayectorias educativas exitosas, y aquellos que provienen de las familias más pobres, son quienes con muchísima más frecuencia, ven frustradas sus carreras educativas o acceden a prácticas de menor calidad”. Instancia que resultó bastante señalada en los autores anteriormente consultados. Para nuestro caso puntual, la Universidad Nacional, ofrece el estudio de grado, en forma gratuita, sin embargo la condición de estudiante, demanda la erogación en viáticos, libros – apuntes, comida, y este costo en muchos casos establece diferencias, entre quienes pueden acceder o no a la formación universitaria.

Un factor que también debemos señalar, el cual surge como temática innovadora, está dado en la cuestión denominada “cultura de las instituciones”, la que ya había sido planteada tangencialmente. Sin embargo debe ser valorada, como otra de las causales de la deserción – abandono o lentificación de la carrera universitaria. Vale aclarar que la noción de “cultura de las instituciones”, la conceptualizamos en función a cómo la institución atiende al nuevo estudiante, en torno a aspectos varios, como: el sistema de información que se le presenta, el proceso administrativo que debe manejar, y la atención personal que recibe. Así entonces esta “cultura institucional”, puede convertirse para el novel estudiante, en otro escollo a superar, o por el contrario a sentirse favorablemente y afectivamente contenido. Por tanto, la concientización de una “cultura institucional”, contenedora sobretodo para el estudiante recién ingresado, debería resultar parte de la gestión de la Universidad, a considerar y revisar. Al respecto podemos mencionar que la Universidad Nacional de La Matanza atendiendo estos factores, incorporo la Norma IRAM – ISO 9001: 2008, para el Departamento de Atención a Alumnos, donde se propende a la política de calidad en los procesos de ingreso, titulación, inscripción, certificación y equivalencias en clara observancia que esta cultura institucional, debe ser tenida en cuenta, ya

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que como detallaremos más adelante, desde la investigación realizada en la Universidad Nacional de Córdoba, se visibiliza esta situación.

Asimismo otra Institución que atiende esta temática es la Universidad de Morón, que también puso en marcha el denominado Sistema de Gestión de Calidad (SGC) implementado a partir del 2012, a efectos de involucrar al personal administrativo en el grado de satisfacción del alumno, desde su ingreso hasta su egreso, tratando de brindarle una excelencia administrativa. Dicho procedimiento se mensura a través de encuestas a los alumnos, promoviendo cursos de capacitación al personal afectado. En este sentido resulta relevante atender las reflexiones que realizan Marcela Sosa y Daniel Saur, en relación a las estrategias desarrolladas por los estudiantes, en su tránsito por la Universidad Nacional de Córdoba en función a las dificultades que enfrentan (extraído de Carla S. compiladora – 2014. Pág. 235). Así mencionaban, a) La complejidad institucional, planteada dado que la UNC, se considera como una macrouniversidad; b) La percepción de los estudiantes, basado por un lado con el reconocimiento social que posee la UNC, y por otro en las dificultades que conlleva su organización interna, para los estudiantes recién llegados; c) Las estrategias estudiantiles, las cuales se establecen “a contextos y medios que posibilitan cierto tipo de operaciones y maniobras, siempre situadas, que conllevan decisiones y omisiones, que permiten sortear obstáculos, dificultades, resolver problemas, carencias y limitaciones y generar atajos” (Pág. 243). Como consecuencia surgen a modo de estrategias de los estudiantes, a efectos de mitigar la problemática, las siguientes: 1) La relación con los pares, armado de grupo/s. Sobre las cuales aparecen: “Las lógicas de agrupamiento responden a veces a mecanismos sutiles, no explicitados ni siempre concientes, pero discernibles a partir de cierto autoreconocimiento y reconocimiento del otro, lo que produce formas de identificación, sentidos de afinidad, de pertenencia y modos de proyección”. (Pág. 246). 2) Tener un nombre, eludir o ampararse en el anonimato. Haciendo referencia que: “En este tránsito a la Universidad, el estudiante es despojado de las relaciones, la confianza y el conocimiento construidos laboriosamente a lo largo de años, en un secundario, donde, incluso, muchas veces, se conoce a toda la familia”. (Pág. 254). 3) Usos y aprovechamientos del tiempo. En mención a que “es muy importante aprender a administrar los materiales de estudio, cantidades que muchas veces producen desaliento. Lleva tiempo aprender a reconocer qué es lo importante y qué no”. (Pág. 258). Como también se hace referencia a la dificultad de cumplimentar trabajo y estudio. 4) El cursado – Aspecto que profundiza las cuestiones además del manejo y administración del tiempo, las “decisiones acerca de cómo y qué materias cursar, constituyen consideraciones clave.” (Pág. 263). 5) Las instituciones de apoyo- Alternativa dada en la búsqueda de ayudas específicas de personas e instituciones que ofertan en forma privada estos servicios. Así aparecen, la venta de resúmenes de clases teóricas; la apoyatura de estudiantes avanzados, de profesores dedicados a preparar para los exámenes. Instancias que promueven el debate, si la Universidad no debería hacerse cargo de esta situación. 6) Los materiales de estudio. En donde se observa por parte de los estudiantes, que un problema frecuente, esta dado en la gran cantidad de material bibliográfico propuesto por las distintas cátedras. Se plantea como bastante favorable, “el uso de Internet para la comunicación e información entre pares, así como en relación con instancias institucionales. En general, reconocen que el uso de la Web, se torna cada vez más necesario…” (Pág. 270).

Las distintas unidades de análisis utilizadas en la investigación de M. Sosa y D. Saur, que someramente hicimos referencia, cobran relevancia debido a que fueron extraídas de las

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entrevistas llevadas a cabo con los estudiantes de distintas carreras de la UNC. Es decir resultan las problemáticas que deben sortear los jóvenes a lo largo de su recorrido académico.

Resulta interesante incorporar el trabajo de García de Fanelli Ana María (2006), que bajo el título Acceso, Abandono y Graduación en la Educación Superior en Argentina, aborda dos cuestiones como estrategias para disminuir la deserción, a nivel macro enfoca la atención al sistema educativo en su totalidad, y a nivel micro a las Instituciones de Enseñanza Superior. Además plantea como respuesta de política para atender los problemas en el corto y mediano plazo. Como ejemplo para la Argentina, menciona el Programa de Becas, para aquellos estudiantes de nivel socioeconómico bajo que ingresan a las Universidades. Asimismo tiene en cuenta llevar a cabo reformas para facilitar el tránsito fluido entre las Instituciones de Educación Superior, promoviendo la articulación entre las Instituciones Terciarias y Universitarias. Así la citada investigadora releva los problemas que se evidencian en los estudiantes universitarios.

También podemos incorporar de la obra de Norberto Ferre (2007), que aborda junto con otros investigadores, la mentada articulación universidad – escuela secundaria, desde una propuesta del Equipo de la Secretaría General Académica de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), en base al trabajo desarrollado con Escuelas Técnicas durante el 2005, en el Partido homónimo. Así entonces caracterizan los factores, que según la opinión de los docentes de la UNSAM y del Nivel Polimodal, dificultarían el pasaje de los estudiantes al Nivel Superior, las cuales se agruparon en las siguientes categorías, a las cuales les agregamos las ponderaciones obtenidas desde el trabajo de campo realizado:

“a) problemas socioeconómicos, culturales y familiares. Como por ejemplo, falta de recursos económicos, necesidad de trabajar, desinterés social por el estudio, falta de estímulo y acompañamiento por parte de la familia. Los docentes del nivel medio le otorgaron una preponderancia del 38,9 %; mientras que los docentes de la UNSAM, lo jerarquizan en un 16,7%.

b) problemas atribuidos a los estudiantes. Baja autoestima, falta de independencia, carencia de expectativas, desinterés por el estudio, falta de hábitos de estudio, dificultades en la lectura comprensiva, bajo nivel de conocimiento. Los docentes del nivel medio le otorgaron un 50%; mientras que los docentes de la UNSAM, lo jerarquizaron en un 54,1%.

c) problemas atribuidos específicamente a la escuela media. Falta de incentivo desde las mismas Instituciones, escasa renovación de las prácticas docentes.

Los docentes del nivel medio le otorgaron un 3,7%, mientras que los docentes de la UNSAM le atribuyeron un 14,6%.

d) problemas atribuidos a la articulación escuela media/universidad. Diferencias en la “cultura” de la escuela media y la de la universidad, desfasajes de contenidos y exigencias entre ambos niveles, falta de conocimiento de la oferta académica universitaria por parte de los alumnos.

Los docentes del nivel medio le otorgaron un 7,4%; mientras que los docentes de la UNSAM, un 14,6%” (Pág, 128).

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Es interesante relevar como la cuestión caratulada como problemas atribuidos a los estudiantes., cobra la mayor relevancia observada tanto por los docentes de la escuela media (50%), como por los de la UNSAM (54,1%). Alternativas que colocan el punto de atención en los jóvenes ingresantes. Las dificultades que se asocian, resultan las ya señaladas en otras investigaciones. Aunque también se puede observar que la articulación constituye un desafío todavía muy importante si se pretende reducir la desigualdad y propiciar un mejor desarrollo de las trayectorias educativas a través de la creación de condicionamientos institucionales favorables.

También en base a las consideraciones realizadas resulta gravitatorio tener en cuenta los aspectos psicológicos que entran en juego en relación a la deserción del estudiante en la universidad. Así entonces nos encontramos con el trabajo de Miriam Aparicio (2008), que titulado “La deserción universitaria y su relación con los factores motivacionales”, profundiza en la Universidad Nacional de Cuyo, trabajando con una muestra de estudiantes que arranca en 1987 a el 2004. Desde el cual plantea: “Según se llamó modelo de inversión (el cual surge al analizar el factor psicosocial), en cuanto a las causas o condicionantes de logro, conforme a las expectativas que se alentaron antes de que se concretara la inserción en la Universidad”. Es decir se trata de atender las impresiones iniciales del potencial alumno, así entonces menciona que: “Según el modelo de inversión, las carreras más prestigiosas tradicionalmente – en nuestro país y en general en el mundo entero, las ciencias duras o lisamente, las ciencias – que ofertan cupos más limitados, que suponen mayores exigencias en el cursado y/o tiempo full time pero, que en el mediano o largo plazo permiten una ubicación laboral más favorable en el mercado de empleo reclutan a sujetos con características de base, personalidad y culturales diferentes: eligen tales carreras los jóvenes provenientes de los estratos sociales altos, que presentan edades promedios más bajas y han alcanzado mayores niveles de éxito en el nivel medio, que provienen de familias más cultas, y de mejor posición económico - social” (Pág., 20). Indagación que aporta la relevancia de factores psicológicos y familiares, que influyen en la posterior trayectoria académica del estudiante universitario. Además resulta relevante la mención en cuanto a las carreras provenientes de las ciencias duras, ya que estaríamos involucrando a la ingeniería, que para el caso particular de la Universidad considerada, se encontraron reflejados este tipo de cuestiones.

La problemática derivada del ingreso, dio lugar a estudios y profundizaciones realizados al efecto, así podemos dar cuenta de las investigaciones llevadas a cabo por la Universidad Nacional de La Matanza, que se publicaron en las Memorias, que realizo el Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales en el 2008, en cuanto al objeto de estudio que estamos abordando. Así nos encontramos con las siguientes investigaciones pertinentes a nuestro foco de atención, que citamos a continuación: “La educación media y su doble compromiso”. Llevado a cabo por: Bonavita Liliana (Dirección); Enrique Daniel Silva (Codirector); Irene De Jesús; y Clara Razu; durante el período 2008 – 2009. Desde la cual se analizó la finalidad del Nivel Medio, dada la obligatoriedad implementada, de acuerdo con lo establecido por la Ley de Educación Nacional, Nº 26206/06. Así entonces se estudian las propuestas que realiza el Nivel Medio en relación al cumplimiento para abordar la formación para el trabajo y a la preparación para la Universidad simultáneamente.

Otra investigación que debemos tener en cuenta, fue la titulada: “Articulación entre el Nivel Medio y la Universidad”. Llevada a cabo por Juan C. Peña (Director); Ana Bidiña; Fabiola Carcar; Carmelo Grisi; y Antonio Rodríguez; durante el período 1997 – 1998. Desde la cual se analizaron

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los factores incidentes en la articulación/desarticulación, del pasaje del joven que experimenta al provenir del Nivel Medio, y pretender ingresar a la Universidad, donde se evidencian serios desajustes en la formación que debería resultar propedéutica del Nivel Superior.

Otra investigación que focalizamos nuestra atención, fue rotulada: “Características frente al estudio de los ingresantes a la Universidad Nacional de La Matanza”. Realizada por: Roberto Grana (Director); Enrique Daniel Silva (Codirector); Brigida Lavignolle; y Lucía Romero, durante el período 2004 – 2005. Desde la cual se analizan, ante los magros resultados de los alumnos provenientes del Nivel Medio, frente a las exigencias planteadas desde el curso de admisión, propuesto por la UNLaM. Resultando como causales las debilidades en cuanto a la implementación de estrategias de estudio, las cuales no habían sido profundizadas convenientemente en el Nivel Medio.

Y por último mencionamos la investigación, titulada: “Representaciones acerca de los estudios universitarios”. Llevada a cabo por: Mario Zimmerman (Director); Adriana Callegaro; Silvia Di Benedetto; Emilse Diment; Beatriz Massuco; y Paulo Roffo durante el período 2004 – 2005. Los cuales profundizaron desde el Dpto. de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNLaM, las representaciones, trayectorias y estrategias con las que atraviesan los estudiantes, el desafío universitario, durante los primeros años de la carrera elegida.

Se debe mencionar también que esta misma Casa de Altos Estudios impulsó, el trabajo llevado a cabo por la Secretaría de Extensión Universitaria, en el área de la vinculación entre la Universidad y la Escuela. Dicho trabajo fue presentado en la Habana – Cuba, en febrero de 2010, bajo el título “Análisis del desarrollo de las capacidades metacognitivas del sujeto pedagógico en vistas al fortalecimiento para la continuidad de los Estudios Superiores”. En donde se analizaron las distintas estrategias implementadas en Escuelas Medias ubicadas en el Partido de La Matanza, con la intención de promover un pasaje no traumático desde lo académico, al ingresar a la Universidad, con resultados bastante alentadores, en pos de franquear las diferencias entre niveles.

Como también podemos dar cuenta que la preocupación del ingreso universitario dio lugar a la investigación que se desarrolla en el marco del PICTYD – UNM, denominado: “Trayectorias Educativas de Jóvenes del Partido de Moreno: la relación entre las diferentes experiencias de educación secundaria y la continuidad de los estudios Superiores”, del 2012, cuyo Director fue el Mg. Miguel G. Vallone. Desde el cual se analizaron ante las distintas propuestas educativas de Nivel Secundario (Escuela Secundaria Común, CENS, Bachilleratos populares, y el Plan FINES) en cuanto a la efectiva permanencia en la Universidad. Alternativa que se encuentra plagada de incertidumbres por parte de los jóvenes. Vale aclarar que el mencionado Proyecto, dio lugar en el 2014 a presentar otra investigación, titulada: “Trayectorias Educativas de Jóvenes entre las diferentes experiencias de Educación Secundaria y la formación en el Nivel Superior”. La cual daría continuidad al trabajo anterior realizado en la Universidad Nacional de Moreno, contemplando el rendimiento de los estudiantes en segundo año de la carrera elegida.

Analizadas las alternativas planteadas a modo general, del estudiante universitario, focalizadas en su desempeño académico durante el primer año. A partir del cual podemos señalar, que surgieron como debilidades del joven que comienza a transitar el ámbito universitario, situaciones referidas a la escasa preparación del Nivel Medio; a cuestiones socioacadémicas, radicadas principalmente en la formación académica familiar; y en las desarmonías de adaptación a la vida universitaria.

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Asimismo encontramos el problema bastante generalizado, no sólo en nuestro país, sino que también se observaron preocupaciones en otras latitudes, que resultaron tratadas por la ya mencionada Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Como tampoco no podemos soslayar al referido Informe de las evaluaciones realizadas en el marco del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), que promociona la OCDE, realizado en el 2012, donde se constato el desempeño de nuestros alumnos de 15 años de edad, referidos a conocimientos del área de matemática, ciencias y comprensión lectora. En relación a los resultados de esta evaluación, existen algunas opiniones encontradas, ya que se cuestiona la correspondencia en función a la forma de enseñanza, que se trabaja desde nuestras escuelas. Es decir rotulan a esta evaluación como extemporánea, y por tanto su puntaje no guardaría relación con el rendimiento real de nuestros estudiantes. Sin ánimo de entrar en la polémica, nos interesa solamente observar prospectivamente que dicho Informe nos coloca en una situación bastante grave, debido a que de acuerdo con el puntaje obtenido nuestro país quedo ubicado en el puesto 59, sobre los 65 países intervinientes. Guarismos que nos ilustran que: 7 de cada 10 estudiantes no alcanzaron los conocimientos básicos de matemática, ciencias y no comprenden lo que leen. Esta evaluación nos orienta a las siguientes reflexiones proyectivas: a) éstos jóvenes que resultaron con tan magros logros escolares, en poco tiempo intentaran ingresar en la Universidad. b) los conocimientos tenidos en cuenta en la citada evaluación, resultaran imprescindibles para el estudio universitario, donde además se debe puntualizar que para el caso de la formación del estudio de la Ingeniería, resultan puntales esenciales.

Por tanto, el problema que estuvimos señalando en relación a las dificultades que presentan los ingresantes, como los estudiantes de los primeros años, de la Universidad, nos llevan a vaticinar que lamentablemente se mantendrán un tiempo más, sino se toman las medidas necesarias para corregir estas falencias. Situación que puede agravarse, teniendo en cuenta las medidas que la Dirección General de Escuelas, de la Provincia de Buenos Aires, pretende implementar a partir del 2015, modificando el sistema de evaluación, y promover una flexibilización en el régimen de cursado, del Nivel Primario, el cual tendrá una incidencia proyectiva en la formación de la Escuela Secundaria y por tanto su correlato en la Universidad. Es decir, por carácter transitivo nuestra estructura educativa resultará cruzada por instancias que atentan en bajar el rendimiento escolar del alumno.

Sin perder de vista los esclarecedores conceptos desarrollados en función a la formación universitaria, nos referimos puntualmente a las manifestaciones llevadas a cabo en el V Encuentro Nacional y II Latinoamericano sobre ingreso universitario, realizado en la Universidad Nacional de Luján el pasado agosto del 2013. se reforzaron categóricamente que: La Declaración de la Conferencia Regional de la Educación Superior en América Latina y el Caribe (Cartagena de Indias, junio 2008) estableció que “La Educación Superior es un bien público social, un derecho humano y universal y un deber del Estado”, y en este sentido promueve y compromete a las instituciones del nivel a generar políticas que apunten al horizonte de una Educación Superior para todos y todas, teniendo como meta el logro de una mayor cobertura social con calidad, equidad y compromiso con nuestros pueblos”. Líneas que posteriormente se convalidaron en la Conferencia Mundial de Educación Superior 2009, realizada en París, ratificando estos principios y considerando que la educación superior en tanto bien público es responsabilidad de todos los actores involucrados, especialmente los gobiernos. Por tanto nos parece pertinente de estas declaraciones recuperar las

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“ideas fuerza”, ya que representan el marco conceptual donde se sitúa el debate de los ejes convocantes del Encuentro y orientadoras de los retos y desafíos que hoy enfrentan las instituciones universitarias (extraído de Marina Barbarella de la Universidad Nacional del Comahue), dando cuenta de la responsabilidad que le compete a las Casas de Altos Estudios, que se pude dimensionar, dado que en 1970 se contabilizaban 28 millones de estudiantes universitarios, y actualmente superan los 160 millones.

En otro trabajo extraído del mencionado Encuentro en la Universidad Nacional de Luján, se hace referencia a la problemática desarrollada entorno al ingreso universitario, que refleja nuevamente como la cuestión, se encuentra bastante expandida, cuando se expresaba: En las Universidades del Conurbano Bonaerense, se constituyó en una preocupación central en ámbitos de decisión, de gestión y de docencia. Además de las investigaciones realizadas en la Universidad Nacional de Lanús, podemos mencionar al respecto, entre otras, las investigaciones que han desarrollado Ana Ezcurra y Nora Gluz en la Universidad Nacional de Gral. Sarmiento y Ana Bidiña en la Universidad Nacional de La Matanza. (Mencionado en el trabajo de Juan Carlos Geneyro, Adela Castronovo, Alicia Zamudio y Esteban Pintos, de la Universidad Nacional de Lanús).

De la enunciación de las investigaciones y de las recomendaciones extraídas de distintos organismos, se releva que el tránsito del Nivel Secundario a la Universidad, adolece de serias deficiencias. Como también se observa una presente preocupación al respecto, que se materializa desde la profusa cantidad de trabajos llevados a cabo, desde las distintas Casas de Altos Estudios, teniendo en cuenta, que la cuestión central la podemos recrear con los siguientes datos, que extraemos a modo de ejemplo de la Universidad Nacional de Córdoba, que aun siendo la Casa de Altos Estudios con mejores indicadores al respecto, releva que cada 10 ingresantes sólo egresan 4, representando una tasa de deserción del orden de 63,7%. También resulta relevante tener en cuenta que en el denominado Repositorio de Estudios sobre el abandono en la Educación Superior – Proyecto Guía, se encuentran trabajos referidos a la temática, donde además de profundizaciones de nuestro país, se publican distintos análisis llevados a cabo desde países, como Colombia, Chile, Perú, República Dominicana, México, Panamá, España, Uruguay, Guatemala, y Bolivia; que ilustran que la problemática que estamos tratando se encuentra bastante ramificada. Planteada entonces la controvertida cuestión generada entorno al ingreso universitario, a continuación nos dedicaremos a reseñar las características que presenta el postulante – estudiante, focalizadas durante la carrera de ingeniería.

II) Sobre el estudiante de la carrera de Ingeniería

A efectos de analizar las experiencias vivenciadas, puntualmente referidas por el ingresante – estudiante de Ingeniería, recurrimos a extraer parte de las conclusiones elaboradas por distintos grupos de investigación presentados en Jornadas y/o que han sido publicados por diferentes medios de acuerdo con su impronta local estudiaron la controvertida cuestión.

Del Informe Institucional de la Universidad Tecnológica Nacional, con fecha de 1986, el entonces Rector, Ing. Juan Carlos Recalcatti, señalaba: “este esfuerzo se debe realizar en estrecho contacto con las escuelas secundarias o intermedias, estableciendo procedimientos pedagógicos reales de capacitación y orientación vocacional, a partir del último año de la enseñanza media, con el objetivo final de que el aspirante no sólo ingrese, sino lo que es más importante no deserte en

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primer o segundo año”. (Pág., 3), en clara alusión a los momentos cruciales que atravesaban los estudiantes al estudiar Ingeniería, ya que resultaban tipificados en la década del ochenta.

Asimismo podemos señalar al respecto, lo observado por la Facultad de Ingeniería, Universidad de Morón, que en base a un relevamiento del 2002, encontraba: “el mayor desgranamiento se produce entre el primer y segundo año, con un mínimo de 38% en el 2000, y un máximo de 68% en el 95”. Y más adelante detalla que las materias en donde han tenido mayores dificultades de aprendizaje se distribuye de la siguiente manera, el 19,7% en matemática, el 10,5% en física, y el 30,3% en Química”. (Publicación de la Facultad de Ingeniería Nº 17 diciembre de 2002. Universidad de Morón). Observando la coincidencia, anteriormente señalada, visibilizada en la dificultad que se engendra en los primeros años, de la carrera.

Así también nos encontramos con las siguientes investigaciones: de la UTN – Facultad Regional de Santa Fe, titulado: “Las representaciones sociales en potenciales alumnos de las carreras de Ingeniería” (publicado en la Revista Tecnología y Ciencia Nº 23, de mayo de 2013). Plantean consideraciones que resultan relevantes, ya que en nuestro trabajo estamos profundizando con estudiantes, que se encuentran influidos en base al entramado social, por las “representaciones”, dadas en el colectivo social, y que resignifican el estudio recientemente encarado. El citado trabajo, llevado a cabo por la UTN – FRSF, fue realizado por el Equipo de Investigación conformado por: Lucia Rodríguez Virasoro; Irene Steinmann; Lara Zingaretti; Gloria Alzugaray. El cual plantea la opinión recogida a 81 jóvenes entre 18 a 21 años, de sexo masculino, residentes de la Ciudad de Santa Fé, provenientes de Escuelas Técnicas, y con un alto porcentaje de padres con formación secundaria o superior. Del cual extraemos algunos de los resultados obtenidos, de acuerdo al trabajo de campo llevado a cabo. Así entonces, encontramos que ante la pregunta ¿qué es lo peor de estudiar ingeniería?, sobresale la respuesta en casi el 50%, que se debe “estudiar todo el día”, o “te pasas diez años estudiando”. Es decir, se reconoce al estudio de la ingeniería, como una actividad muy absorbente, dadas las horas de estudios que demanda. Que resultaría compensada, ante las siguiente pregunta ¿qué representa ser ingeniero en Argentina? donde casi el 85% responde que es un “orgullo y una oportunidad”. Preguntas y respuestas que elegimos de las presentadas por la mencionada investigación y que de alguna manera estarían justificando, por un lado el esfuerzo requerido para alcanzar una titulación – profesión, frente al posterior y futuro reconocimiento; pero que en muchos casos, no se establece como un equilibrio entre ambas cuestiones, sino que al prevalecer la primera instancia, encuentra como consecuencia el abandono.

Representaciones en cuanto a la formación de la Ingeniería, que también el Informe de la Organización de Estados Americanos (2004), se refiere al decir “el menor atractivo de los estudios de ingeniería entre los jóvenes se debe, al parecer a que éstos los consideran aburridos y difíciles”. Significaciones que corroboran los actuales estudios realizados por el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Argentina de la Empresa, y por la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Argentina Interamericana, ante la preponderancia de la vocación por la elección de la carrera, aunque surgen otras connotaciones, expresando que: “las carreras de Medicina y de Ingeniería se asocian al sacrificio que implican: el estudiante de medicina que no duerme; y el futuro ingeniero que no sale durante 6 años para estudiar”. Instancias que conllevan el esfuerzo que denotan estos tipos de formación profesional.

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Alternativas que si bien fueron relevadas en la Ciudad de Santa Fe, resultan trasladables a nuestra zona, ya que seguramente nuestros postulantes, provienen con estas representaciones, dado que resultan bastante generalizadas. Es decir, el encontrar tan asimilado socialmente, la significación del “esfuerzo” que denota la formación del ingeniero, daría cuenta de la existencia sumamente magra de ingresantes a la carrera, ya que la descartan por resultar en extremo sacrificada.

Como también podemos tener en cuenta la Ponencia realizada por el grupo de investigación de la UTN – Facultad Regional Buenos Aires, conformado por el siguiente Equipo: Adriana Montequin: Fernando Napoli; Guillermo Oliveto; Florencia Jakubowicz. Los cuales trabajaron sobre el rendimiento académico en primer año de las carreras de ingeniería, considerando aron como caso de estudio a la cohorte 2011, desde la cual elaboraron criterios e indicadores para analizar la situación de los alumnos en este tramo inicial de la carrera de ingeniería. El presente trabajo da cuenta, del análisis del perfil de los estudiantes, que logran y los que no logran, cumplir en forma adecuada con los requisitos que presenta el Plan de Estudio, durante el primer año, en las diversas carreras de Ingeniería que ofrece la UTN – FRBA, para el período 2011. Así entonces, de la evolución académica que presentaron los ingresantes para el primer año, fue la siguiente: en el 2010, completaron su solicitud online para ingresar a la citada Facultad, un total de 4.035 postulantes. Aunque asistieron a las instancias previstas de evaluación 3.380. Finalmente al ciclo académico 2011, ingresaron efectivamente 1.721 estudiantes. Guarismos que porcentualmente nos reflejan que, ingresaron un 42,6% del total de los postulantes, y en relación a los inscriptos se observa el 50,1. Valores relevantes en cuanto a la gran merma de jóvenes, que se produce comparando los que presentaron su intención de estudiar ingeniería, y aquellos que efectivamente comenzaron en primer año. Aunque también se produce un pequeño desgranamiento, ya que aún habiendo aprobado el ingreso 1.721 estudiantes, iniciaron efectivamente primer año 1.618 alumnos, es decir se produjo una baja de 103 estudiantes. En cuanto a la trayectoria de primer año, se releva que a marzo de 2012, aprobaron al menos un examen final, 1.072 estudiantes. Situación por demás alarmante, ya que la referencia se realiza en base a considerar una aprobación mínima. Como se detalla en el trabajo citado, el primer año de la carrera de Ingeniería, destaca un importante desgranamiento, aunque posiblemente muchos de los alumnos puedan reincorporarse. Se evidencia entonces un alargamiento inicial, que en muchos casos promueve finalmente al abandono de los estudios.

Otro de los trabajos consultados al respecto, se titula “La incidencia de los conocimientos construidos de la Educación Secundaria, en el ingreso a la carrera de Ingeniería Electromecánica”, tomado el caso de la UTN – Facultad Regional Santa Cruz. Cuyos autores fueron: Oscar Robledo, Antonio Arcienaga Morales, y Marta Reinoso (2013). Trabajo que se ocupo de describir y analizar los factores destacados entre el tránsito de la formación secundaria y asumir las exigencias del estudio universitario, localizadas para la Facultad Regional Santa Cruz. De las hipótesis planteadas entre otras, se menciona: las competencias iniciales requeridas para el estudio de la Ingeniería Electromecánica, se vinculan a la resolución de problemas, la lectura comprensiva, la comunicación oral y escrita, relaciones interpersonales y competencias básicas, en cuanto al aprendizaje de matemática, física y química. Hipótesis que fue referenciada para la especialidad de Ingeniería Electromecánica, sin embargo la podemos considerar perfectamente válida y necesaria para comenzar a estudiar cualquier especialidad de ingeniería. Para nuestra recopilación de investigación, es referida a la formación de estudiantes de ingeniería debemos resaltar del análisis

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realizado en la Facultad. Regional Santa Cruz la mención realizada en relación a los conocimientos previos que deben poseer los estudiantes encuestados, que convalidaron como: “Muy requeridas” competencias referidas a: La necesidad de organización (95%); La capacidad en la resolución de problemas (80%); Conocimiento en ciencias exactas y pensamiento critico (77%); El requerimiento del Pensamiento analítico (76%); y el Pensamiento abstracto (77%); Entre otras que surgen como menos frecuentes y por tanto menos necesarias.

Competencias que resultan el factor común, que se detalla planteado en la gran mayoría de la bibliografía consultada, donde los estudiantes se encuentran sumamente desfavorecidos. Por no haber sido desarrolladas por la Escuela Secundaria. Al respecto debemos tener en cuenta lo expresado anteriormente en relación a los resultados obtenidos en la evaluación del PISA (2012), los cuales nos señalaban en forma sumamente contundente las debilidades de los jóvenes provenientes del Nivel Medio en cuanto al área de matemática, ciencias y comprensión lectora.

También nos encontramos con dos Proyectos de Investigación, relevantes para nuestro objeto de estudio. Uno fue presentado en las Primeras Jornadas de Educación en Informática y TICS en Argentina, el 14 y 15 de abril de 2005, realizado por los siguientes investigadores: Nancy Figueroa; Zulma Cataldi, Pablo Mendez; Juan Rendón Zander; Guido Costa; Fernando Salguero; y Fernando Lage; de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires. Titulado “Los estilos de aprendizaje y el desgranamiento universitario en la carrera de Informática”.

El otro trabajo analizado, fue expuesto en las III jornadas de Enseñanza de la Ingeniería, 2013, por el Equipo de Investigación conformado por: Inés Palov; Ana Clara Ventura; Cristina Szeliga y Laura Augelone; pertenecientes a la Universidad Nacional de Rosario. Titulado “Estilos de aprendizaje de Ingresantes a Ingeniería en la FCEIA y su relación con la autonomía del aprendizaje propuesta por el CONFEDI”.

Estos dos últimos Proyectos de Investigación citados, presentan en común, el tratamiento de la temática en cuanto a los denominados “Estilos de Aprendizaje”. Sobre el cual resulta gravitatorio observar la conceptualización que lleva a cabo Keffe J. (1988), que toma de Alonso C. (1997), cuando expresa: “los estilos de aprendizaje son los rasgos cognitivos, afectivos y psicológicos que sirven como indicadores relativamente estables, de cómo los alumnos perciben interacciones y responden a sus ambientes de aprendizaje”. A partir de lo cual se centraliza la atención en el primer trabajo, al desgranamiento de los estudiantes en la carrera de Informática y en el segundo trabajo se focaliza el estudio en base a las propuestas emitidas por el CONFEDI, aunque ambos Proyectos hacen epicentro en los Estilos de Aprendizaje.

Para el primer trabajo mencionado, el desgranamiento de los estudiantes de la carrera de Ingeniería en Informática, encuentra una lineal relación debido a una deficiente apropiación de los jóvenes por un “estilo de aprendizaje”, el cual desemboca en problemas académicos, y finalmente desencadena al abandono de los estudios.

El segundo trabajo, contrasta el definido “Estilo de Aprendizaje”, en función a las competencias para el ingreso y la continuidad planteada por el CONFEDI en cuanto a la formación del futuro ingeniero. Teniendo en cuenta que el Consejo Federal de Decanos de Ingeniería, estableció las siguientes competencias a efectos de encarar favorablemente la carrera de ingeniería:

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a) Competencias Básicas, que involucra la comprensión lectora; la producción de textos; resolución de problemas. b) Competencias transversales, que involucra la autonomía del aprendizaje; destrezas cognitivas generales; y las relaciones interpersonales. c) Competencias específicas, referidas en relación a la resolución de problemáticas focalizadas al área de la matemática/física/química.

Así relevamos de esta última investigación, que de acuerdo con las encuestas realizadas, los estudiantes eligieron correctamente la carrera de Ingeniería, según atestiguan los datos recolectados (fueron seleccionados 137 estudiantes de Ing. Civil, e Ing. Electrónica, de la Facultad de Ciencias Exactas. Exactas, Ingeniería y Agrimensura, de la Universidad Nacional de Rosario). Sin embargo se detecta que los estilos de aprendizaje, no resultaron satisfactorios, en base a los logros académicos obtenidos; perjudicando por tanto el recorrido académico de los estudiantes.

También podemos incorporar otro trabajo, titulado: “Formación del Ingeniero mediante estrategias pedagógicas basadas en TICS, en el ámbito de la UTN – Facultad Regional Neuquén”, realizado por Lilian Cejas; Luis Sapag; y Alejandro Hossian. Dicha investigación desarrollo una serie de acciones pedagógicas, que permitan apuntalar la mejora en el rendimiento académico, y a su vez atender la retención de los estudiantes. Las acciones propugnadas, se focalizan en la implementación de un entorno virtual, con modalidad b-learnig, desde el cual se obtuvieron resultados altamente satisfactorios. Trabajo que evidencia la problemática en cuanto al rendimiento académico y a la deserción estudiantil en la citada Unidad Académica.

Asimismo, desde otro trabajo de investigación, titulado “Formar Profesores de Ingeniería, una necesidad para el mejoramiento del aprendizaje en la UTN”. El cual fue llevado a cabo por Oscar Paez; Rafael Cura; Macarena Verna; Marta Baunaly; y Rosana Epulef los cuales conformaron un equipo Interdisciplinario de la UTN – Facultad Regional de Bahía Blanca.

Desde el cual se analizaba que la cuestión de la deserción por motivos académicos, de los estudiantes, podría resultar atendida con profesionales, que con herramientas didácticas favorezcan el aprendizaje y así atender el abandono de la carrera.

Del ya citado V Encuentro Nacional sobre ingreso universitario llevado a cabo en la Universidad Nacional de Luján (2013), podemos extraer algunas reflexiones que nos resultan pertinentes, de los trabajos presentados a nuestra focalización. Así nos referimos a la investigación de Fernando Acero, titulado: “Alfabetización bibliográfica en ingeniería”, realizado en la Universidad de San Andrés. Del cual tomamos los siguientes comentarios: “Este trabajo analiza el aspecto bibliográfico-curricular del problema planteado por el papel desempeñado por los libros de texto en la educación universitaria. Se dice que los libros son un recurso esencial para el estudiante (Mateos 2009, Harel 2010a, Nicol 2011, Altbach 2009, Pigel 2010, Sriraman y English 2010, Rezat 2008, Lesh y Sriraman 2010, Seguin 2012), pero al mismo tiempo se señalaban las extremas dificultades que implica su utilización (Carlino 2003, Carlino 2004, Carlino y Estienne 2004, Coffin, y otros 2013), dificultad incrementada por la escasa familiaridad de la población estudiantil con la forma de procesar la información propia de los libros de texto (Gordon 2011, Haswell, y otros 1999, Poulain 2004); esta dificultad habría sido acentuada en la era de internet (Carr 2008, Carr 2013). La predicación de ambas características dificultad y necesidad del mismo sujeto al libro, supone un obstáculo adicional a la inserción y permanencia de los alumnos

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recién llegados a la universidad, en tanto que se les dice que deben aprender de objetos que posiblemente se hallen fuera de su alcance, y hacerlo sin ayuda institucional alguna. Esta contradicción contribuye, por principio, a aumentar las tasas de deserción: si el libro es tan imprescindible como inaccesible, el estudiante está expuesto a desconectarse de un lenguaje que se le presenta como hermético. A su vez, el dominio del lenguaje de la comunidad en la que el alumno ingresa es una de las cartas de ciudadanía que le acreditan como miembro legítimo de esa comunidad. La capacidad de servirse del lenguaje disciplinar es poco menos que su carta de ingreso, y entonces también se convierte en un velado mecanismo de clausura (Cardinale 2007).” Autor que nos señala una de las graves dificultades que presentan los estudiantes ingresantes a la carrera de ingeniería, motivado en la escasa profundización del estudio, a través de bibliografía proveniente de los libros de texto, circunstancia que redunda en una problemática más que deben asumir al momento del estudio.Otro trabajo al que haremos referencia, se titula: Influencia de Contextos Académicos en retención y deserción de los estudiantes. Cuyos autores fueron: María de los Ángeles Hidalgo, Luis Hidalgo y Analía Zabala, los cuales llevaron a cabo su análisis en la Universidad Nacional de San Juan. De dicho trabajo podemos extraer las siguientes reflexiones: “El proceso de fuerte industrialización de la última década en Argentina, generó una demanda creciente y sostenida de ingenieros, evidenciándose un déficit de graduados en todas las especialidades. Este fenómeno, que afecta el desarrollo económico es efecto de una multiplicidad de factores vinculados a la política económica, social y educativa de los últimos veinte años. Que resulta constatado por los datos de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación que plantea, los estudiantes de ciencias básicas y tecnologías en las Universidades Públicas descendieron de 40,6% en 1986, a 29,6% en 2008 y de las casi 95 mil personas que se graduaron ese año de las universidades argentinas sólo el 3,7 por ciento fueron de carreras de ingeniería. Al desinterés estudiantil por las carreras científico-tecnológicas se suma, la alta deserción en el primer año de la carrera, el bajo porcentaje de egresados y alargamiento de años de estudio, que afectan a todas las universidades argentinas, por lo que constituye un desafío encontrar soluciones adecuadas para cada universidad, teniendo en cuenta su contexto de acción y funcionamiento”. En 1998, la Universidad Nacional de San Juan se presentó voluntariamente a evaluación externa de la “Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria” (CONEAU). La magnitud del problema que encaramos, se expresó claramente en el Informe de Evaluación: “La deserción estudiantil y su correlato, el bajo índice de graduación, aparecen como un problema de especial gravedad en la UNSJ”. Según los datos que fueron proporcionados al Comité de Pares Evaluadores, se graduaría sólo el 11% de los ingresantes. Problemática que como venimos señalando en cuanto a la deserción y a la escasa graduación de ingenieros, resulta generalizada para nuestro ámbito universitario.

Otro trabajo que nos resulta relevante detallar, fue titulado: Características Socioculturales y Rendimiento Académico de los Estudiantes de Ingeniería. Con la autoría de: Puzzella, Ana E, Lopez, Nilda, Nasisi, Oscar H., Hualilán Rawson

Rosales y Mariela del C., todos ellos investigadores de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de San Juan. Del trabajo podemos extraer: (dados los altos índices de deserción de estudiantes en las carreras de ingeniería que presentaba la SPU) “En este contexto no se encuentra ajena la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de San Juan, dado que existe

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una importante deserción temprana de los alumnos ingresantes y un elevado porcentaje de desgranamiento (aproximadamente el 50% en el Ciclo Básico), lo que ha constituido una preocupación real de autoridades y docentes de la mencionada Facultad.” Cuestiones que redundan una vez más en la problemática que presenta la carrera de Ingeniería, que como observamos no resulta un tema menor ni tampoco soslayado, ya que desde las distintas Facultades se están tomando relevamiento de las causales que pueden obstaculizar el estudio que demanda dicha formación académica. Al respecto podemos agregar las expresiones que vertía el Ing. Rodolfo Dalmati, Director del Departamento de Hidráulica, de la Facultad de Ingeniería, de la Universidad de Buenos Aires, cuando expresaba: “De 5.000 alumnos que se inscriben en el CBC, para Ingeniería, sólo 1.200 ingresan a la carrera. Y a partir de allí materias como Algebra, se convierten en un factor expulsivo”. Conceptos que nos reflejan el alto desgranamiento que se produce en el ingreso, como también observar como inciden en esta cuestión asignaturas que son fundamentales en la formación del ingeniero. En esta línea resulta relevante rescatar algunas reflexiones que realizaba Juan Dereck Von Gerstemberg (2011), en un trabajo dirigido por el profesor Hernán Cavallieri, en base al siguiente título: “Estudiar Ciencias Duras….¿Por qué no? ” que lleva adelante una profundización entorno a por qué tan poca gente elige estudiar las ciencias duras. Así toma como ejemplo los datos extraídos de la Universidad de la República, de Uruguay; que nosotros actualizamos al 2012, los cuales arrojaban los siguientes guarismos, puntualizando que la matrícula de estudiantes universitarios ofrece el siguiente panorama: sobre un total de 130.941 estudiantes; 65.708 (50,2%) estudian el área social y artística; 30.296 (23,1%) estudian el área de tecnologías, ciencias de la naturaleza y el hábitat; 29.974 (22,9%) estudian ciencias de la salud; se completa la información con los estudiantes que estudian carreras compartidas y en los ciclos iniciales, representando 4.963 alumnos (3,8%). Corroborando por tanto la preponderancia con que cuentan las carreras de índole social y artística, sobre las del área tecnológica. Es decir, podemos constatar una vez más, que la escasa preferencia con que cuentan las ciencias tecnológicas, no resulta un problema local, sino que representa una cuestión generalizada en otros países, instancia que también habíamos reseñado anteriormente, y que resultaría una gran contradicción para este comenzado siglo XXI, en el cual nos encontramos sumamente subsumidos por la tecnología reinante, y sin embargo muy pocos jóvenes las eligen para continuar estudiando.

Como también podemos pasar por alto la Jornada de Reflexión Académica 2010, realizada en la UTN – Facultad Regional Buenos Aires, donde entre otras cuestiones revelo las dificultades de los saberes de los estudiantes de las Escuelas Secundarias que no contaban con formación técnica. Por tanto la Dirección de Tutorías y Políticas de Retención de la Secretaría Académica, diseño propuestas metodológicas en los laboratorios para acompañar a los estudiantes que no poseen formación técnica de base. Los resultados obtenidos en este sentido resultan muy favorables. Es decir, la atención a la problemática del abandono de la carrera de ingeniería, resulto abastecida desde distintas perspectivas.

De esta manera, creemos haber explicitado con bastante vehemencia que la situación de la deserción estudiantil, para el caso puntual de la Ingeniería, es una alternativa generalizada en la mayoría de las Casas de Altos Estudios (que nosotros constatamos desde las investigaciones, localizadas en Bahía Blanca, CABA, Neuquén, Santa Fe, Santa Cruz, San Juan, Buenos Aires, y Rosario) que la ofertan en nuestro país.

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Avalados por las investigaciones relevadas, se pueden aglutinar las siguientes cuestiones, que surgen como detonantes en base al aletargamiento y/o abandono, de los estudiantes de ingeniería pudiendo enunciar entonces, que se detecta:

- Falta de metodología de estudio por parte de los estudiantes, las cuales con el Nivel Secundario completo, deberían haber adquirido cognitivamente.

- Connotaciones sociales, que sobredimensionan las exigencias académicas que presenta el propio diseño curricular de la carrera de Ingeniería y por tanto los ingresantes escasean.

- La necesidad de dotar a los docentes que se desempeñan en la carrera de Ingeniería, de metodologías/didácticas, a efectos de atender convenientemente las debilidades cognitivas con que cuentan jóvenes estudiantes.

Cuestiones señaladas que resultaron una constante y se pronunciaron en forma permanente, para tipificar al estudiante universitario, que nosotros focalizamos en la formación de ingenieros, donde se amalgaman y potencian alternativas derivadas de las debilidades en la falta de articulación entre Escuela – Universidad, en pesados legados sociales, y en la escasa valoración que recibe la formación docente en el ámbito universitario. Se debe señalar también, que en cuanto a la formación del Ingeniero, se percibe notoriamente que tanto para los docentes y para los estudiantes, asumen que la carrera es “pesada”, y por tanto los que transitan las Facultades de ingeniería, los aspectos como la deserción y/o lentificación, lo toman como un hecho que podemos caracterizar como “normal”, es decir resulta una impronta que debe incorporarse. Con esta cuestión instalada, en el ámbito de formación del Ingeniero, al pretender profundizarla, surge casi inmediatamente una reacción de rechazo, ya que prácticamente esta situación se encuentra fácticamente legitimada.

La investigadora Ana María García de Fanelli (2009), anunciaba como las deudas a tener en cuenta para los próximos años, entre otras cuestiones que: “La demanda de trabajo en el campo profesional suele estar afectada por la volatilidad de la economía y por las transformaciones tecnológicas que, en el contexto de un mundo globalizado, se dan cada vez con mayor rapidez. En esta situación, es muy difícil predecir desde el Ministerio de Educación cuántos egresados y de que carreras se necesitarán dentro de 8 o 9 años, que es lo que tarda en la Argentina, por ejemplo, un estudiante de ingeniería en terminar su carrera”. (Extraído de Gvirtz y Camou. Pág., 273)

Como también podemos citar el trabajo de Emilio Redolfi (2015), publicado en la Revista de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de la Universidad Nacional de Córdoba, el cual bajo el título “Evolución de la cantidad de estudiantes, ingresantes y egresados en las carreras de ingeniería civil y afines en la República Argentina. Período 1982 - 2011”. Pudiendo extraer las siguientes consideraciones. A modo de marco general se observa que para el 2011 la carrera de Ingeniería se desarrollaba en 41 Facultades, las cuales además de ofrecer la carrera de Ingeniería Civil, se dictaban Ingeniero en Vías de Comunicación, Ingeniero Vial, Ingeniero Hidráulico, Ingeniero en Construcciones, o bien con el título de Ingeniero Civil con orientaciones. Para el 2011 se encontraban 19.361 estudiantes cursando la Carrera de Ingeniería Civil o afines, donde el 95,7% lo hacía en Universidades Públicas, y el 4,3% en Universidades Privadas. En relación al período considerado en el estudio, se puede detallar que, la máxima cantidad de estudiantes se encontró en 1986, representando a 22.459 estudiantes; detallando que en 1997el número de estudiantes

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había disminuido a 12.190. La variación de estudiantes de Ingeniería Civil en nuestro país, se puede ponderar en los siguientes guarismos: en la década del 80 estudiaban Ingeniería Civil un 24,7%, en la década del 90 un 16%, y en este siglo un 13,4%.

En el año 2011 ingresaron a estudiar la carrea de Ingeniería Civil 4.000 estudiantes; y egresaron 580 estudiantes con la titulación de Ingeniería Civil y 39 con el título de Ingeniero Civil con alguna orientación. Como números generales en relación a esta carrera, para el período contemplado, podemos expresar los siguientes: total de estudiantes: 20.000; ingresantes por año: 4.000; y egresados por año 600. Estudio del Dr. Emilio Redolfi, que aunque focalizado a la Ingeniería Civil, refleja la situación experimentada en la carrera de la Ingeniería, donde se observa los vaivenes y sobretodo la escasa cantidad de egresados.

Dejando planteada la situación que expresaba tiempo atrás Andrés Oppenheimer (2010), cuando decía: “en un país que necesita desesperadamente ingenieros, agrónomos y geólogos, en la Universidad de Buenos Aires, se gradúan 1.500 psicólogos y apenas 500 ingenieros por año.”

III) Sobre la formación académica del ingeniero

No podemos iniciar esta parte sin dejar de mencionar el Manual de Acreditación para carreras de Ingeniería en la República Argentina, elaborado por el Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (CONFEDI), de 2000. Dicho material contiene las pautas para la evaluación de la carrera de Ingeniería, a través de un detallado listado de cuestiones a tener en cuenta, los cuales resultaron refrendados por el accionar de la CONEAU, al momento de su evaluación. En base a las experiencias llevadas a cabo y atendiendo a la necesidad de actualización del modelo de enseñanza, y dados fundamentalmente los cambios ocurridos a nivel nacional e internacional en todos los ámbitos. Así el CONFEDI aprobó en la XXXVI Reunión Plenaria realizada en San Salvador de Jujuy (Octubre, 2004) un plan de trabajo para llevar adelante un “Proyecto Estratégico de Reforma Curricular de las Ingenierías”, a desarrollar entre los años 2005 y 2007, para que las Unidades Académicas de carreras de ingeniería en su oferta curricular preparen su implementación entre los años 2008 y 2009 y comiencen a aplicarlo a partir del año 2010. Del material elaborado podemos extraer las siguientes conclusiones, que se enuncian a continuación:

“Definición del nuevo modelo de enseñanza de la ingeniería basado en competencias, Contenidos y créditos

Los grupos coincidieron en que es un tema que es necesario tratarlo en detalle, propiciando ámbitos de análisis, reflexión y capacitación en el plenario de Santa Fe y en los próximos talleres, para definir su conveniencia.

En principio, se consideró que este modelo facilitará la inserción de la enseñanza de la ingeniería argentina a nivel mundial y regional, favoreciendo la movilidad estudiantil, entre otros aspectos.

Modelo del Ingeniero Argentino

En las cuatro comisiones se coincidió en sostener la actual estructura de cinco años para las carreras de ingeniería en Argentina. Se hizo hincapié en la necesidad de mejorar y consolidar el actual modelo, para lograr que las carreras tengan efectivamente una duración real de cinco años para un estudiante medio de tiempo completo”.

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Conclusiones que como observamos a partir del 2010, se deberían reflejar en la formulación de los Planes de Estudio de la carrera de Ingeniería en nuestro país.

Como tampoco podemos dejar de lado el lanzamiento llevado a cabo en el 2002 efectos de poner el foco de atención en las carreras de Ingeniería, nos referimos puntualmente al denominado Programa de Mejoramiento de la Enseñanza de la Ingeniería (PROMEI), el cual resulta una iniciativa plurianual, destinada a las Universidades Nacionales e Institutos de las Fuerzas Armadas, incluyendo a las carreras de Ingeniería que culminaron el proceso de acreditación realizado por la CONEAU. Así entonces en la siguiente enunciación de los objetivos dados para el PROMEI, observamos claramente cómo se pretendía resignificar la formación de este tipo de profesionales: “* promover el mejoramiento de la calidad de la enseñanza de la ingeniería a través del apoyo a los planes de mejoramiento que las Universidades han comprometido para sus Unidades Académicas y carreras de ingeniería en el marco del proceso de acreditación. * estimular la convergencia y cooperación de las Unidades Académicas y carreras de ingeniería en las localidades y las regiones para evitar la superposición y dispersión de los esfuerzos educativos y propender el aprovechamiento conjunto de los recursos físicos y humanos. Promover la conformación de redes académicas interuniversitarias, para el desarrollo de actividades de docencia, investigación, vinculación y transferencia entre dichas Unidades. *Estimular la contribución de las carreras de ingeniería al desarrollo local a través de la utilización de los resultados de las actividades de investigación y desarrollo, vinculación y transferencia para el abordaje de las necesidades de desarrollo local y regional.” Se debe aclarar que en cuanto a los últimos dos objetivos enunciados, las distintas Unidades Académicas obraron en forma interna, es decir atendiendo sus propias particularidades, sin observar implementaciones en conjunto. El citado Programa podemos detallarlo en el siguiente esquema, a efectos de encontrar mejorías en relación a la carrera de Ingeniería.

Cuadro I Evolución del Rendimiento de los estudiantes PROMEI I-II (2003- 2007)

Ingresantes 12.336 12.111

Retención en el primer

año

52% 67%

Cantidad de alumnos no

47.093 50.753

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ingresantes

Cantidad de graduados

1.886 2.252

2003 2007

Elaboración propia con datos de la SPU

Del cuadro anterior observamos cómo se detecta un leve repunte en cuanto a la atención de las demandas de los estudiantes, planteadas en base a las acciones promovidas desde el PROMEI, que cada Facultad de Ingeniería implementó. Aunque también se releva la escasa cantidad de estudiantes que optan por estudiar Ingeniería.

Cierre, en base a lo planteado deberíamos trabajar la conclusión

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