Post on 14-Jul-2015
Las tendencias de los hogares españoles, tal y como han sido recientemente descritas por el
Instituto Nacional de Estadística, demuestran significativos cambios estructurales en la
composición de los hogares de los últimos 10 años. El cambio más significativo que apunta el
INE es el aumento en más de un 80% desde 1991 y hasta 2001 en el número de los hogares
unipersonales. Las familias, en general tienen un menor tamaño y han aumentado
considerablemente la proporción de parejas sin hijas e hijos. Además, se han producido
cambios en las relaciones familiares. El declive de la familia extensa y la incorporación de las
mujeres al mercado laboral han transformado la red de apoyo informal que con anterioridad
se encargaba del cuidado de las personas mayores. En la actualidad, las personas mayores
tienden a vivir solas y no junto a alguno/a de sus descendientes (que con anterioridad tendía a
ser una hija). En las últimas décadas la mayor educación de la mujer y su incorporación a la
vida económica, social y cultural ha conllevado cambios en sus expectativas sobre el
matrimonio y la formación familiar. Las tasas de nupcialidad y maternidad han experimentado
cambios muy importantes en los últimos 20 años. Los cambios demográficos acaecidos en los
últimos años, como son: la disminución de las tasas de natalidad, de nupcialidad, el
incremento de familias monoparentales y del porcentaje de mujeres mayores de 65 años que
viven solas, suponen un reto muy importante para los gobiernos en lo que se refiere a paliar
las desigualdades sociales y a articular políticas de igualdad efectivas.
En la gráfica de las estructuras de los hogares españoles podemos apreciar la estructura de los
hogares españoles en diferentes modalidades: una persona que corresponde al 23,2%, parejas
sin hijos con un 21% de la población, parejas con hijos con un 35% de la población, un adulto
con hijos que determina un 9,2% total de la población y otros con un porcentaje del 11,5% de
la población.
Con referencia a una persona mayor de 65 años (13,7%) los hogares tienen proporcionalmente
los menores ingresos de los hogares españoles. La posición económica de los mayores ha
mejorado en los últimos años. Los hogares con personas mayores de 65 años producen un
envejecimiento en la población. Los gastos fundamentales que tienen estás personas mayores
es el mantenimiento de la propia vivienda.
Se ha observado en los últimos años un incremento de los hogares unipersonales, aunque en
proporciones más bajas con respecto a otros países europeos.
Al hablar de una persona, menor de 65 años corresponde al porcentaje de 9,5%, es menos
dado que en las personas unipersonales igual o mayores de 65 años.
El siguiente grupo es de los hogares de parejas sin hijos que corresponde al porcentaje del 21%
de la población total española. Pueden estar casados o no estarlo. La mayoría de los hogares
son los compuestos por una pareja sin hijos con 3,5 millones.
Después nos encontramos los hogares españoles de parejas con hijos que ocupan un 35% total
de la población española. A su vez se dividen en 3 grupos: parejas con un hijo que ocupan el
16,3% del 35%, parejas con dos hijos que ocupan el 15,5_% del 35%, y el último, menos
numeroso con respecto a los otros dos, ocupa el3,2% del 35% del total de la población
española.
Otro grupo de hogares españoles es el constituido por un adulto con hijos que ocupa el 9,3%
de la población española. Este grupo se divide en dos: madre con hijos que ocupa el 7,5% de la
población y padre con hijos que ocupa el 1,8% del 9,3% de la población total española. Este
grupo es el menos numeroso de la población española total. Esto puede darse a causa de
divorcios principalmente.
Y por último el grupo de otros, que ocupa en el porcentaje total el 11,5%. Se divide en grupo
no familiar con el 1,4% y aquellos que tengan otro tipo de hogar diferente a los que hemos
visto anteriormente que ocupa el 10,1% de la población.
En la gráfica de las familias con mayor aumento encontramos una gráfica de las parejas de
hecho y las familias reconstruidas. Se hace una comparación de diferentes años, en el 2001 y
en el 2011. En las parejas de hecho podemos ver que en el 2011 sube notablemente, a
comparación del 2001, el número de hogares, un 196%. En las familias reconstruidas se
mantiene casi constante aunque en 2011 hay también un aumento, pero no tan notable como
el anterior, este aumento el del 111%.
En la gráfica de los hogares unipersonales nos hace una comparación desde el año 1970 hasta
el 2011, en el que podemos que ver que conforme pasan los años va aumentando. En el 1970
empieza con un 7,8% de la población total y en el 2011 alcanza un porcentaje del 23,2% de la
población total española.
Por último vemos la gráfica de la media de personas por hogar. Se hace una comparación
desde el año 1970 hasta el 2011, y a diferencia de la gráfica anterior, cada año que pasa va
disminuyendo, hasta llegar al año 2011 con un porcentaje de 2,56%.
Analizadas las gráficas veo que conforme pasan los años se van modificando estos porcentajes,
ya que de un año a otro suben los porcentaje, y además notablemente, en los hogares
españoles.
CONSECUENCIAS SOCIALES Y EDUCATIVAS:
La gente que vive sola se hace rígida y comienza a encontrar dificultades para aceptar otras
formas de hacer las cosas en su entorno inmediato. "Deben hacerse las cosas como quiere,
como las aprendió, como le funcionan y hasta la pareja podría representar un fastidio si rompe
esas reglas".
Se cree que, en ciertos casos, algunas de estas personas pierden capacidad para adaptarse a
los demás. En casos extremos, convierten la televisión en su gran compañía. No se vinculan
emocionalmente.
Es verdad que aun estando en compañía puede sentirse soledad y que, a veces, se
experimenta plenitud viviendo solo. Todo depende de la actitud individual.
Adaptarse a las pautas de vida de otra persona requiere madurez, mientras que las exigencias
pueden agudizarse cuando la relación se construye a partir de dos personas que vienen de vivir
solas. "Hay que negociar mucho para poder convivir".
Las tendencias demográficas de las últimas décadas perfilan las sociedades desarrolladas como
fuertemente envejecidas.
Las consecuencias que sufre el hijo de padres separados estará más relacionado con la edad y
la madurez del propio niño condicionarán la forma cómo esta separación influirá en su
desarrollo y se hacen algunas preguntas como estas. ¿Por qué se han separados mis padres?
"Si ellos ya no se quieren, ¿dejarán de quererme a mí?", "¿Quién tiene la culpa?". Éstas son
algunas de las preguntas que a menudo se hacen los hijos de padres separados. En Los niños
con padres separados se pueden dar las siguientes posibles reacciones del niño:
* Reacción de ansiedad, e incluso angustia, durante el conflicto y tras la separación de los
padres. Suelen sentir miedo.
* Lloran a menudo y esto les tranquiliza. Hay que acompañarles en ese momento, y favorecer
esa expresión del dolor que sienten.
* Insisten una y otra vez en el deseo de que los padres vuelvan a estar juntos. Hasta que no
aceptan que esto no es posible, se muestran muy tristes e infelices. Acabarán aceptando que
esto no es más que una fantasía.
* Algunos se acuerdan del otro progenitor, cuando el que está con ellos les regaña; y desean
tanto estar con el otro, que incluso pueden llegar a pensar en escaparse de casa. Llegan a
idealizar más al otro progenitor, al ausente, pues sólo recuerda los buenos ratos pasados con
éste.
* Probablemente, aparezcan trastornos en el sueño y en la alimentación.
La familia monoparental y los problemas económicos suelen estar asociados con educar a un
niño solo puede tener efectos negativos en los niños, particularmente cuando se trata de tener
éxito en la clase.
INCIDENCIAS:
Los estudios actuales constatan la emergencia de nuevas estructuras familiares en los países
desarrollados y el reto que supone para los niveles de bienestar alcanzados actualmente.
Las condiciones de vida, las tasas de abandono escolar y las expectativas de desarrollo futuro
del menor es España depende, en gran medida, de la tipología del núcleo familiar en el que se
desarrolla su infancia.
Los estudios ofrecen una radiografía de las diversas situaciones de monoparentalidad
existentes en España, diagnosticando los efectos que esta situación conlleva para los menores.
Así la emergencia de los núcleos familiares constituidos por un solo progenitor y sus hijos
provocado el desplazamiento del riesgo de pobreza hacia estos menores, teniendo en cuenta
el escaso gasto social en prestaciones y servicios para las familias que perjudica sobre todo a
las más vulnerables. Esto inscribe el debate sobre la pobreza infantil en las sociedades
modernas más avanzadas, donde ha sonado un toque de alerta ante su aumento en los años
recientes. Los indicadores europeos revelan que los niveles de pobreza son más altos en los
hogares monoparentales que en otros niveles de convivencia con hijos a cargo.
Los estudios muestran que los padres y madres que encabezan núcleos monoparentales tienen
sus condiciones de vida que en conjunto son inferiores a las de los que viven en pareja sy y
esto influye, en gran medida en las oportunidades de sus hijos ante la vida. Además, no solo se
dan inequidades entre los menores que viven con sus dos progenitores y los que los hacen con
su padre o con su madre, sino también entre los que experimentan distintas formas de
monoparentalidad. Los estudios resaltan que las condiciones de vida, las tasas de abandono
escolar y las expectativas de desarrollo futuro del menor en España dependen de la tipología
del núcleo familiar en el que se desarrolla.
Ante la consolidación de las formas monoparentales como un fenómeno normal y legítimo,
serían necesarias unas respuestas que minimicen el coste que dichas opciones tienen no solo
para los propios afectados sino también para el conjunto de la población. Una de las
conclusiones es que para garantizar la igualdad de oportunidades, los Estados de bienestar
adoptar unas políticas sociales más orientadas hacia la infancia así como al afrontar la
realización de profundas reformas. El bienestar de los menores y de los adultos que viven en
hogares monoparentales depende en gran medida de cómo son tratados por el gobierno de
cada país y de cómo y hasta qué punto se pretender salvar las brechas entre las estructuras
sociales emergentes y las disposiciones en vigor de los Estados de bienestar.
A mi parecer como comentario final, para mí actualmente, se están bajando las pensiones para
las personas mayores, lo cual hace más difícil aún sus vidas. Se están recortando servicios que
para ellos son necesarios. Pienso, como dice Consuelo León en este documento, que hay que
pensar en una seria de planes de protección específica como construir viviendas unipersonales
con servicios compartidos para que se pueda ayudar, de alguna manera, en los gastos
individuales de cada persona. Esto no es una cosa que suele verse en España, pero si lo
pensamos podría ayudar a estas personas de manera positiva.
ESTRUCUTURA DE
LOS HOGARES
ESPAÑOLES
Estefanía Pulido Mariblanca
2º Educación Infantil