Sexto Mandamiento Bienaventurados los limpios de corazón Porque verán a Dios.

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Sexto Mandamiento

Bienaventurados los limpios de corazón

Porque verán a Dios

Tú has visto un cielo sin nubes, tan azul que parece recién

pintado.

Y un paisaje nevado donde nada ni nadie ha dejado una huella.

Y un lago en la alta montaña, de aguas limpias y

transparentes.

Todo eso es una maravilla.

Es tu alma tal como Dios la dejó el día de tu Bautismo: Sin mancha de pecado, llena de luz

y de gracias.

Pero hay algo más resplandeciente y más bello

que todas esas cosas.

Eres como un Sagrario donde vive Dios. ¿Ves por qué merece tanto respeto nuestro

cuerpo?

Además, por el Bautismo, tu cuerpo y tu alma se han

convertido en Templo de Dios.

¿Y el alma puede mancharse? Sólo si nosotros queremos. El alma sólo se mancha con el

pecado.

Ocurre que el cielo, a

veces, se cubre de

nubarrones, la nieve se mancha con las pisadas y las aguas claras se

contaminan cuando en

ellas se vierten

basuras.

Para conservar tu alma limpia, pura, como el cielo sin nubes,

como la nieve que nadie ha pisado, todo en ti tiene que ser limpio: tus palabras, tus

pensamientos y tus acciones.

Escribe San Pablo:¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿No sabéis que

vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en vosotros y que habéis recibido de Dios y que no

os pertenece? ¡Habéis sido comprados a gran precio! Glorificad, por tanto a Dios en vuestro cuerpo.

(1 Corintios 6, 15, 19-20)

¿Cuál es el sexto mandamiento de la Ley de Dios? El sexto mandamiento de la Ley de

Dios es: No cometerás actos impuros.

Aprendemos

¿Qué nos manda el sexto mandamiento? El sexto mandamiento nos manda que seamos

puros y castos en obras y palabras.

Aprendemos

Un día, mientras Jesús paseaba con sus discípulos, una multitud le trajo a una mujer

que no había sido limpia con su cuerpo ni fiel a su marido. Según la ley de entonces de los

judíos, esa mujer debía morir apedreada. Se la llevaron a Jesús porque querían saber qué es lo que pensaba y algunos también para ponerle

en un aprieto.

Una historia de la Biblia

«Yo tampoco te condeno. Vete y no peques más». Y todos suponemos que esa mujer, desde aquel día, vivió pura

y casta.

Pero Jesús, en vez de aprobar la conducta de

los fariseos, dijo:— «El que esté libre de

pecados que tire la primera piedra».!

Todos los que estaban allí comenzaron a irse poco a poco, comenzando por los

más viejos. Cuando se habían quedado solos

Jesús y la mujer pecadora, le dijo:

Lo que Dios me propone para ser feliz:

Amar la pureza como regalo de Dios.

Cuidar el pudor y la delicadeza en el vestir y en el hablar.

Huir de las ocasiones que pudieran hacernos pecar.

Evitar las malas amistades. No ver los programas sucios en la TV, Internet, en DVDs,

en el cine, etc.Decir no a lo que nos pudiese

llevar a pecar.Cultivar un gran amor a Cristo y

Maria. Los que les aman, aman lo que ellos nos dieron

como ejemplo: la pureza.Recibir los sacramentos con

frecuencia: confesarse y comulgar a menudo.

Pedir ayudar a Dios y a la Virgen: rezar tres avemarías

al acostarme.Imitar a Jesús, que vivió la

castidad sin ensuciar su cuerpo con la impureza.

Lo que me aleja de Dios

Leer libros o revistas que dañan nuestra

pureza.Asistir a diversiones

poco convenientes como algunas fiestas,

películas, etc.Tener conversaciones sobre temas impuros.No respetar nuestro

propio cuerpo, ofendiendo a Dios con actos impuros.

Bendita sea tu pureza y

eternamente lo sea, pues todo

un Dios se recrea, en tan

graciosa belleza. A Ti

celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón.

Mírame con compasión, no

me dejes, Madre mía. Amén.

FIN