Ser profesor hoy

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Ser profesor hoy

MIGUEL A. SANTOS

Seg�n una reciente encuesta brit�nica, uno de cada dos profesores desear�a dejar laprofesi�n a la menor oportunidad. Algo parecido parece ocurrir en otros pa�ses, entre ellos elnuestro. ÀQu� est� pasando? ÀMerece la pena dedicarse a esta tarea hoy?

Hay motivos para el pesimismo, ya lo s�; la formaci�n pedag�gica es corta y deficiente,se valora poco en la sociedad el quehacer docente, el contexto organizativo deja mucho quedesear, existen competidores sociales potentes (los medios de comunicaci�n, el mundoinform�tica, las experiencias vitales ... ), la autoridad tradicional se resquebraja, algunos chicosy chicas se resisten a estudiar y se muestran insolentes, el trabajo intelectual no tiene lasrecompensas laborales que propiciaba hace a�os...

Sobre el desaliento del profesorado, en primer lugar, quiero decir que las malascondiciones no son una condena insalvable. He visto trabajar a profesores en otras latitudesdel mundo. Algunos en condiciones much�simo peores que las nuestras. Peor formaci�n,sueldos miserables, medios muy inferiores... Y los he visto trabajar con entusiasmo, con ilusi�n,con esperanza. No quiere esto decir que no haya que luchar por unas condiciones mejores, porun ejercicio profesional digno. Solamente digo que con inmejorables condiciones puede haberpesimismo y amargura.

Deseo plantear algunas razones por las que merece la pena ser profesor hoy:

Porque es una tarea imprescindible: enunciamos problemas sangrantes de todo tipo.Buscamos soluciones en mil sitios. Y olvidamos frecuentemente la educaci�n como mediosupremo. Hacen falta, pues, profesionales capaces de ayudar a las personas a crecer, deense�arles a convivir, de abrirles el camino del bien y de la verdad. Porque es una tarea dif�cil(y arriesgada): consiste en trabajar con ÇmaterialesÈ complej�simos (concepciones,conocimientos, sentimientos, emociones, valores, ideas, creencias, expectativas ... ). Es dif�ciltambi�n porque cada persona es un mundo diferente. Y porque hoy aparecen en la culturainvitaciones potentes a recorrer caminos equivocados. La dificultad se puede vivir comocastigo o como reto.

Porque es una tarea enriquecedora para quien la recibe y para quien la realiza. Nohablo de dinero (aunque no se debe olvidar esta faceta). Si se pretendiese incentivar laprofesi�n docente s�lo con dinero, Àno acudir�an a ella los m�s avaros en lugar de los m�sgenerosos? Trabajar con seres humanos encierra una posibilidad enorme de desarrollopersonal y social.

Porque es una tarea gratificante: se insiste en los problemas de la profesi�n, en susfacetas amargas. Se habla menos de sus dimensiones gratificantes, de sus est�mulos,incomparables a los que brinda cualquier otra profesi�n. ÀQu� hay semejante a esealumbramiento en el saber, en la honestidad y en la convivencia que la tarea de educar? ÀQu�hay comparable al hecho de ayudar a que las personas sean m�s inteligentes, m�sbondadosas, m�s felices? Porque es una tarea hist�rica: los profesores constituyen eslabonessilenciosos en la cadena que conduce a la humanidad hacia el progreso y la mejora.

ÀQu� hubiera sido del mundo y de la historia sin los maestros? Quienes tienenconocimiento tratan de utilizarlo en su beneficio (y de esconderlo a los competidores). Sinembargo, los profesores forman un grupo humano que tiene por oficio compartir todo lo quesaben.

Comparto el hilo argumental de Manuel Rivas en un art�culo titulado ÇAmor y odio enlas aulasÈ: ÇLa escuela se ha vuelto m�s conflictiva porque cada vez alberga m�s tiempo devida, m�s complejidad. Es el espacio de la familia y de la relaci�n comunitaria lo que se haachicado. Para muchos adolescentes, la amistad, y tambi�n el odio, tiene por principal y casi�nica v�a la puerta del colegio o del instituto. La conflictividad no es tanto un rechazo como unSOSÈ.

Dec�a hace unos meses el fil�sofo Emilio Lled�.ÇEnse�ar es una forma de ganarse lavida pero, sobre todo, es una forma de ganar la vida de los otrosÈ. No se gana la vida de losotros metiendo en su cabeza datos y conocimientos inertes sino en so��ndoles a pensar y a

convivir. ÇExcelente maestro es aquel que, ense�ando poco, hace nacer en el alumno undeseo grande de aprenderÈ, dice Arturo Graf.

Esta es una tarea que, arrastrada como un castigo, resulta insoportable y que, vividacon entusiasmo, resulta apasionante. Para vivirla con entusiasmo hay que tener sobre ella unconocimiento especializado. Hay que amarla. Los alumnos tienen un radar que les permitesaber qu� profesores se preocupan de verdad por ellos. El t�tulo de un reciente libro noruegodice que los alumnos aprenden de aquellos profesores a los que aman.

Article publicat al Diario de Sabadell, lÕ1 dÕagost de 2000