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01/03/12
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Semántica y Pragmática del Español II Grado de Español: Lengua y Literatura Raúl Urbina Fonturbel
• La deixis como recurso contextual. • Referente y significado de los deícticos. • La determinación deíctica. • La dimensión deíctica. • Tipología de las expresiones deícticas.
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• División de Karl Bühler • "Campo mostrativo" –que podemos denominar también deícitico–
• "Campo simbólico" • La deixis es una categoría fronteriza entre el ámbito semántico y el
pragmático. • El sistema lingüístico se organiza en torno a las coordenadas del ego-‐
hic-‐nunc (yo-‐aquí-‐ahora). • El yo es el centro deícticico, es el marco esencial y necesario de
referencia. El yo, por lo tanto, es un centro deíctico. • Este centro deíctico gira en torno a las siguientes articulaciones: • El hablante como persona central deixis de persona. • El tiempo deixis de tiempo. • La situación espacial deixis espacial.
El lenguaje es hablado ocurre en un lugar, tiempo y con unas personas específicas.
La deixis engloba a todos los recursos que vinculan la expresión con el contexto espacial, temporal o personal.
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«Por deixis se entiende la localización e identificación de personas, objetos, eventos, procesos y actividades de las que se habla, o a las que se alude, en relación con el contexto espacio-‐temporal creado y sostenido por la enunciación y por la tipica participación en ella de un solo hablante y al menos un destinatario.» (Lyons, 1980)
«Soy yo» al contestar en un portero automático.
«Ahora vuelvo» en la puerta de un despacho. «La pelota está delante del árbol».
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Lo que varía con la situación es el referente de una unidad deíctica, no su significado, el cual permanece constante de un empleo a otro.
El significado de «yo» es siempre el mismo: la persona que está hablando; ahora bien, su referencia variará según quién sea esa persona que está hablando.
Temporalmente: «vuelvo ahora» en la puerta de un despacho.
Espacialmente los ejemplos funcionan también de la misma manera: «la pelota está delante del árbol» significa de forma diferente para los interlocutores que comparten el espacio que para los que no lo comparten. Cuanto menos se conozca de la situación del hablante, habrá más problemas para su localización.
La determinación deíctica constituye una parte esencial del contenido simbólico o léxico de las expresiones deícticas; constituye la manera en que el hablante relaciona objetos de diferentes tipos con él mismo.
La determinación deíctica es un sistema que, a través de las lenguas, comprende varias dimensiones específicas — personal, temporal, y local—, y cuyos elementos son determinados por criterios localistas egocéntricos mediante alguna de las posibilidades universales.
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Las dimensiones deícticas clásicas son tres: local, temporal y personal,
Pueden darse algunas otras dimensiones, como la nocional o modal, con ejemplos como «de ese modo» o «así».
Ad oculos. Am Phantasma. Representacional. Discursiva o textual. Deixis analógica. Deixis no egocéntrica. Anáfora y catáfora. (Deixis social.)
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Tanto el enunciador como los objetos señalados por medio de las expresiones deícticas se encuentran presentes en la situación de expresión.
Es posible acompañar las enunciaciones de los deícticos con gestos visuales y acústicos.
La significación indicial de estos deícticos depende de la situación extralingüística del codificador.
El enunciador es el centro de orientación y determinará a su interlocutor por la dirección de los sonidos o por la línea de su mirada: dame ese bolígrafo.
Se refiere también a unos objetos relacionados, pero no posee el mismo centro de orientación.
No es posible identificar los objetos relacionados a través de gestos acústicos o visuales.
Siempre se aplicarán en contextos de nombres abstractos o de objetos que no existen cuéntame esa historia.
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Carece de centro de orientación y de objetos relacionados. El enunciador elimina su centro real de orientación y se
imagina localizado dentro de un espacio imaginado o un espacio de la memoria.
Establece un centro de orientación con el que relaciona los objetos del espacio imaginado.
Los casos de la deixis ad oculos pueden utilizarse aquí, con la diferencia de que, en este caso, el contexto situacional es imaginado.
Ejemplo, con el presente histórico: «...fui al cine, y estaba tan tranquilo cuando a mitad de película noto que me llaman y veo a una señorita que, con una extraña sonrisa, me pregunta: "¿Está libre este asiento?"...».
El centro de orientación difiere de los tipos anteriores.
Falta de correspondencia con una situación externa del codificador, sea real o reconstruida.
Corresponde a la situación momentánea, temporal o local, dentro del desarrollo del texto.
Es muy común la utilización de términos como «arriba», «abajo», etc., para la localización de segmentos discursivos relativos al punto de orientación.
«...y me pregunta: "¿Está libre este asiento?". Aquí se para unos segundos mirando...»
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Solo se utiliza la dimensión local. El centro de orientación está representado por un objeto
concreto que funciona como análogo (la orientación dentro del espacio reconstruido es posible por analogía).
Un mapa puede funcionar como análogo a una ciudad, indicando la posición del interlocutor al decir: «Tú estás aquí», siendo «aquí» acompañado por un gesto que indica cierto lugar del mapa.
En muchos casos, un simple parecido es suficiente para una correspondencia y por tanto para la deixis analógica. Si alguien señala a su costado derecho y dice «El coche le golpeó aquí», es la correspondiente parte del cuerpo de la persona la referida.
Se caracteriza por la posibilidad de ciertos deícticos de tener un uso intrínseco o inherente. Se sustituye el punto de orientación egocéntrico de la significación egocéntrica por un
punto no egocéntrico. La orientación entre hablante y oyente no juega ningún papel: solo es importante como
punto de referencia la dimensión del objeto localizante. Si yo digo «la niña está detrás del árbol», es una perspectiva egocéntrica la utilizada, pues es
necesaria la reconstrucción de un imaginario encaramiento entre el árbol y el hablante para saber cuál es el detrás del árbol. Aquí se utiliza la perspectiva egocéntrica del hablante.
Sin embargo, si digo «la niña está detrás del coche», aunque la distancia entre el coche y el hablante sea la misma que la existente entre el árbol y el hablante, la niña no está en la misma posición que en el ejemplo anterior, y ello es así porque el «delante» que sirve como referencia, en este caso, no es el «delante» del hablante (perspectiva egocéntrica), sino el «delante» del coche (perspectiva no egocéntrica), porque, en nuestra cultura, los coches tienen un delante, pero no los árboles.
Los objetos pueden tener «delante-‐detrás», o «izquierda-‐derecha» propios (es decir, no egocéntricos), a partir de la manera culturalmente aceptada en que nos interaccionamos con ellos, siendo nosotros mismos los que culturalmente hemos trasladado a dichos objetos tales dimensiones (un árbol o una farola no lo tienen, pero un coche o una silla sí. Una mesa de comedor no, pero sí una mesa de despacho).
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Juan vino ayer, y le dije que en otra ocasión avisara antes. La relación entre Juan y le es anafórica.
En la anáfora le referencia es a una entidad extratextual, pero se ha establecido una referencia por el cotexto.
La función esencial de la anáfora es expresar la correferencia entre un deíctico y una expresión lingüística descriptiva o simbólica.
La anáfora es una ayuda que sustituye por una indicación sintáctica los gestos extralingüísticos aplicados a la identificación de la significación indicial de los deícticos.
La catáfora ejerce la misma función, pero hacia un elemento subsiguiente del cotexto.
No es exactamente un tipo distinto de deixis, sino una manera de codificar las identidades sociales de los participantes de un acto de habla o de las relaciones entre ellos.
Tú, vos, usted, su majestad, etc.
Estos elementos se cargan de valor “social” que afecta a la relación social, pero no a los sujetos de las deixis.
Dependen de la situación enunciativa o de las competencias culturales e ideológicas del usuario.
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• ¿Las interrogaciones “preguntan”? • La interrogación en los discursos transaccionales. • La interrogación en los discursos interaccionales: cortesía
positiva y negativa. • Interrogaciones “retóricas”.
• También es evidente el caso de las interrogaciones, que no sólo se utilizan para preguntar, sino para otras muchas cosas: • ¿Vendrás esta noche o no? (pregunta) • ¿Vendrás esta noche, verdad? (interrogación confirmativa) • ¿Puedes decirme la hora? (petición) • ¿Te vienes con nosotros al cine? (invitación) • ¿No hace hoy un día maravilloso? (interrogación retórica: aserción) • ¿Encima va a insultarnos? (reproche)
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Los enunciados interrogativos tienen muy en cuenta los aspectos pragmáticos.
En las interrogaciones, existen varias posibilidades pragmáticas diferentes a la de la pregunta.
Leonor Ruiz Gurillo estable esta tipología, que hay que mejorar: Una pregunta: ¿Es la primera vez que viene usted a
España? Una petición u ofrecimiento: ¿Me trae la cuenta Una interrogativa eco: -‐¿Vas a venir mañana?
-‐¿Qué si voy a venir mañana? Una interrogativa anticipativa: ¿Que qué hago yo aquí
vestido de esta manera y a estas horas de la noche? Déjame sentarme y ahora mismito te lo explico
Una interrogación retórica ¿No crees que ha jugado sucio con nosotros?
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Veamos el contexto: María corre contenta hacia Pedro, pues, después de dos horas ha encontrado una solución para poder ir a la piscina los viernes por la tarde: María: Ya lo tengo. El viernes iré a la piscina a partir de las 10 de la noche –Pedro: ¿No podías haber encontrado una solución un poco peor?
¿Quieres que piensen que somos unos maleducados?
¿Qué hombre razonable desearía la guerra? ¿Puede haber algo más importante que la libertad?
¿Quién sino Juan puede haberlo hecho? ¿Cuándo se ha visto una cosa igual?
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Los diferentes tipos de valores en los enunciados interrogativos proceden de dos tipos básicos de objetivos discursivos: Transaccionales. Domina la vertiente informativa. Interaccionales. Domina la vertiente social.
En el funcionamiento de los mecanismos pragmáticos son esenciales los conocimientos y creencias de los participantes (incluidos los conocimientos compartidos y las suposiciones de cada uno sobre los conocimientos del otro).
Hay ocasiones en las que el emisor parte del supuesto de que hay una notable diferente entre su propio conocimiento y el que se atribuye a su destinatario.
En estos casos, lo que importa es la imagen que se formado de su propio grado de conocimiento en contraste con el del destinatario.
En estos casos, la variable interrogativa tiende a interpretarse como una variable informativa.
El intercambio de información será un intento de igualar o nivelar la diferencia de los estados cognoscitivos de emisor y receptor.
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La interrogación parte de la suposición de que el destinatario posee un conocimiento mayor.
Si el desconocimiento del emisor no es absoluto, se produce una interrogación orientada para que el receptor confirme su suposición. ¿Qué te pasa? ¿Estás cansado?
¿No crees que ha jugado sucio con nosotros? En este caso, el emisor considera su conocimiento más fuerte que el del receptor.
En otros casos, el conocimiento del emisor es máximo. Ejemplo: las preguntas de un examen.
Grado de conocimiento real del emisor
Suposición del emisor sobre el conocimiento del destinatario
Preguntas “reales” -‐ +
+ -‐
Orientadas hipotéticas
Orientadas confirmativas
Preguntas de examen
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Las estrategias de cortesía consiguen que el emisor pueda mantener unas buenas relaciones sociales con su interlocutor.
Las estrategias de cortesía compensatoria se orientan hacia la faceta positiva de la imagen pública o hacia la faceta negativa.
Los enunciados interrogativos están al servicio de esa cortesía positiva o negativa.
Hay ocasiones en los que los conocimientos del emisor y del receptor pueden coincidir.
Las dos escalas no están contrapuestas, sino que presentan la misma dirección:
Emisor Destinatario
Conocimiento real
-‐ +
-‐ +
Conocimiento imputado
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¿Hasta cuándo van a durar las injusticias del mundo? El desconocimiento del emisor se corresponde con un desconocimiento análogo del destinatario.
Su uso es argumentativo. Fomenta la cortesía positiva: se enfatiza la semejanza de conocimientos de emisor y destinatario.
¡Hola! ¿Has vuelto? En el segundo caso, el conocimiento es compartido.
Fomenta la cortesía positiva porque muestra un interés evidente con lo relacionado con el destinatario.
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Las estrategias de cortesía negativa ayudan a mitigar la imposición del emisor, sea relativa a una actividad o a una opinión.
Se intenta demostrar al interlocutor que no se está tratando de imponerle nada ni de limitar su libertad de acción.
El uso de una interrogativa es muy útil para estos casos de cortesía negativa: el emisor trata conseguir algo del destinatario sin que este tenga la sensación de que se le está coaccionando.
Las acciones pueden estar referidas al emisor o al destinatario.
Los tipos de valores se ordenan de acuerdo con una escala de valores ante el “riesgo” de posible amenaza para el interlocutor.
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Acciones del emisor: ¿Tengo que tirar ya? Intercambio en el que emisor y receptor
colaboran en un proyecto común. Es una petición de instrucción. ¿Puedo abrir la ventana? El riesgo puede ser mayor porque la acción
puede molestar al interlocutor. Es una petición de permiso. Acciones del destinatario:
¿Te tomas una cerveza? La pregunta es un beneficio para el destinatario y el riesgo de amenaza es mínimo. Es un ofrecimiento.
¿Por qué no lo pintas de blanco? El riego aumenta un poco. Es una sugerencia.
¿Me podrías prestar 50 euros? Es un riesgo mayor. Se trata de una petición.
Acción del emisor
Acción del destinatario
Instrucción Permiso
-‐ +
Riesgo estimado
-‐ +
Ofrecimiento Sugerencia Petición
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Todas las lenguas utilizan las preguntas como vehículo habitual de formular peticiones, sugerencias, etc. de manera cortés dado el carácter abierto de las mismas.
En lo que se refiere a las opiniones, la estrategia de cortesía sirve para “enmascarar” la imposición.
La estructura abierta de la interrogación mitiga el riesgo.
¿Puede haber algo más importante que la libertad?
El mecanismo se utiliza en ocasiones para intentar hacer pasar por algo aceptado de forma común algo que no es más que una opinión del emisor.
¿Acaso un hombre así puede ser inocente? ¿Quién (sino un idiota) votaría a este tipo? Suelen estar formuladas sobre creencias que se suponen compartidas.