Post on 30-Apr-2020
LA VELADA LUCTUOSA JUARISTA EN LA UAEM UNA TRADICIÓN LIBERAL DESDE EL
SIGLO XIX.
P. M. U. ARQ. JESÚS CASTAÑEDA ARRATIA
CRONISTA DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA Y DISEÑO
ANTECEDENTES:
Para México, el triunfo de la independencia expresa un parte aguas en todos
los sectores, inclusive el educativo. En el Siglo XIX, este suceso dio al
naciente país la posibilidad de crear sus propias instituciones, algunas
sobre la plataforma de las ya existentes desde la colonia, otras, sobre
gérmenes propios y bajo un concepto nuevo, como lo demandaban las
circunstancias de la incipiente nación.
Una pauta de esa transición institucional se puede apreciar a través de las
disposicionespercibidas por la educación superior en el periodo post
independentista. Colegios como el Real seminario de Minería que había sido
fundado en 1792 para fortalecer la enseñanza de nuevos métodos científico-
técnicos en aras de mejorar la explotación minera, se readaptó y continuo
como uno de los principales baluartes científico- educativos del emergente
estado mexicano, al menos hasta losaños 60 del Siglo XIX. No tuvieron
igual suerte instituciones coloniales como las universidades de México y
Guadalajara, que en su pretensión de mantenerse al borde de las nuevas
corrientes de pensamiento propiciaron su cierre paulatino, esto a partir de
los inicios de la independencia, no obstante fue hasta la década de los 60
cuando perecieron definitivamente.
En este tenor, encuadrado también, por la ingente necesidad que México
tenía de fraguar su aspiración de nación, congruente con el apogeo liberal
predominante en la mayoría de las potencias mundiales, dio inicio en
algunas entidades a la creación de instituciones científico educativas que
aspiraban a ser distintas a las antiguas universidades o colegios.
Concretamente de los Institutos Científicos y Literarios que, surgidos en los
años 20 como alternativa a la escasa o nula educación superior de algunos
estados del país, se consolidaron durante los años posteriores a la
restauración de la república, como alternativa en materia educativa.
Ejemplo de esto lo fue el Instituto de Ciencias, Literatura y Arte de la Ciudad
de México, creado el 2 de abril de 1826, con la finalidad de constituirse, no
en un establecimiento de enseñanza sino como un espacio que buscó
aglutinar a lo más granado de la intelectualidad mexicana en aras de
estimular la productividad científica, literaria y artística dela nación. Se
trataba de fomentar y organizar la ciencia y la tecnología en torno a un
proyecto liberal republicano. Según Juan José Saldaña, acciones como la
creación del Instituto en cuestión significaron para la ciencia mexicana,
abandonar de manera muy clarasu carácter privado, su carácter
enciclopédico del Siglo XVIII, para convertirse en una ciencia hasta cierto
punto oficinesca, muy cercana a los intereses políticos. Se intentaba con ello
concurrir a la mutación del nuevo ciudadano que solicitaba el ideal de
nación.
El país sofrío, no en pocas ocasiones, desaliento en materia educativa en el
territorio nacional. La oportunidad que ofreció la forma de gobierno
federalista, dio como resultado, en algunos estados de la republica que sus
autoridades, en ocasiones apoyadas con recursos particulares, dieran cause
a la difusión y enseñanza de las ciencias modernas. La expresión máxima
de esos intentos locales fueron los llamados Institutos Científicos y Literarios
o los renovados colegios estatales. Encontraste del Instituto de Ciencias,
literatura y Arte de la ciudad de México, los institutos estatales si poseyeron
la certeratarea de ajustarse en establecimientos para la enseñanza
alentados por los principios de la ilustración.
Durante la primera republica federal se fundaron los institutos Científicos y
literarios en: Zacatecas, Toluca, Chihuahua, Oaxaca y Jalisco con una clara
vocación liberal y, fueron reorganizados los colegios de Puebla y
Guanajuato. Si bien resultaron innovadores en su concepción, durante su
primera época (hasta 1834), estos centros educativos pocas veces lograron
integrar una oferta profesional amplia, a causa de su dependencia casi
exclusiva de los presupuestos estatales y de la frecuente inestabilidad
política, tanto en el ámbito nacional como local.
Desafortunadamente con el triunfo del Plan de Cuernavaca en 1834,
concluyó el primer ciclo de los Institutos, pero su huella no desapareció, la
mayoría de esos experimentos educativos en los estados tendieron a ser
aniquilados por las autoridades conservadoras que arribaron al poder. El
argumento empleado para cerrarlos fue similar en todos los casos. Por
ejemplo, en Jalisco el Gobernador José Antonio Romero descalificó la obra
educativa impulsada por los liberales, por que se habían desatendido de la
“sagrada obligación” de ilustrar a la juventud con preceptos ajenos a la santa
religión. A pesar de tan despectivos comentarios, difícilmente fue borrada la
influencia ejercida en el sistema educativo mexicano por los Institutos
Científicos y Literarios.
Pese a las corrientes conservadoras que constantemente trataban de
denostar su influjo, se mantuvo constante la influencia de la masonería de
los Institutos. A lo anterior dio curso La llegada de los liberales durante las
dos últimas décadas del Siglo XVII con la presencia de masones del Rito
Yorkino. El Rito Escoces llega a México a principios del Siglo XIX y en 1825
se funda el Rito Nacional Mexicano, como dato Juárez se inicia el 15 de
enero de 1847 en este rito a la edad de 41 años. Existen investigaciones que
insisten en que Juárez se inicia al Rito Yorkino en la ciudad de Oaxaca y que
en el rito nacional mexicano llegó al grado 33.
Estos hechos y la implantación del federalismo permitieron la apertura de
algunos de estos centros educativos. Este fue el caso de: EL INSTITUTO
CIÉNTIFO Y LITERARIO DE TOLUCA, EL COLEGIO DE SAN NICOLAS EN
MICHOACAN Y EL INSTITUTO DE CIENCIAS DE JALISCO, que reabrieron
sus puertas en los años de 1846 – 1847. Cabe decir que la permanencia de
esos centros educativos y su funcionamiento en los años siguientes a la
reapertura, vivió en la constante zozobra derivada de la inestabilidad política
originada por la lucha entre liberales y conservadores, lo que se vio
definitivamente superado a partir de la restauración de la República.
INSTITUTOS CIÉNTIFICOS Y LITERARIOS EN EL TERRITORIO
NACIONAL
INSTITUCIÓN ESTADO AÑO DE CREACIÓN
Instituto Literario del Estado de Guerrero Guerrero 1869
Instituto Literario del Estado de Hidalgo Hidalgo 1869
Instituto Literario del Estado de Morelos Morelos 1872
Colegio Rosales Sinaloa 1874
Instituto Literario del Estado de Tabasco Tabasco 1867
Colegio Civil de Aguascalientes Aguascalientes 1867
Instituto Campechano Campeche s/f
Ateneo Fuentes Coahuila 1867
Instituto Literario del Estado de Chiapas Chiapas s/f
Instituto Literario del Estado de Durango Durango s/f
Instituto Civil del Estado de Querétaro Querétaro 1871
Instituto Científico de San Luis Potosí San Luis Potosí 1869
Instituto Literario del Estado de Yucatán Yucatán 1867
Instituto de Ciencias de Jalisco Jalisco 1826
Colegio del Estado de Guanajuato Guanajuato 1827
Instituto Literario del Estado de México Toluca 1827
Colegio de San Nicolás Michoacán 1847
Colegio Civil del Estado de Nuevo León Nuevo León 1859
Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca Oaxaca 1827
Instituto Veracruzano Veracruz 1870
Colegio del Estado de Puebla Puebla 1825
Hemos de anotar que el 5 de octubre de 1835, al entrar en vigor la
Constitución de las 7 Leyes, promulgada en Cuernavaca, se suprime el
Instituto. Y es en 1846 cuando el Gobernador Francisco Modesto de
Olaguíbel promulga el decreto de reapertura del Instituto y nombra director
al Licenciado José María Romero Díaz. En 1847, al inaugurarse los cursos
se hace cargo de la dirección el Lic. Felipe Sánchez Solís, dando inicio así a
la brillante historia de una de las instituciones educativas más importantes
del País. Entre los maestros de aquel tiempo estuvieronel famoso liberal
Ignacio Ramírez el Nigromante, el General Francisco Berriozábal y el Pintor
Felipe S. Gutiérrez y entre los alumnos Ignacio Manuel Altamirano, Juan A.
Mateos, Joaquín Alcalde, Gumersindo Mendoza y Jesús Fuentes y Muñiz,
entre otros.
El Instituto fue restablecido en Toluca en 1833, por decreto del Gobernador
Lorenzo de Zavala, en un edificio que es hoy todavía sede administrativa de
la Universidad Autónoma del Estado de México, al inicio de su segunda
época el Instituto fue dirigido por el Liberal José María González Arratia, a
quien sucedió el Poeta José María Heredia, que vino a México invitado por el
Presidente Guadalupe Victoria y que en Toluca desempeñó varios cargos
públicos y editó su famosa revista Miscelánea.
En 1835, al promulgarse la Constitución de las 7 Leyes, que instaló en
México un Gobierno centralista y convirtió a los estados en Departamentos,
el instituto fue clausurado de nueva cuenta permaneciendo así hasta 1846,
año en que el Gobernador Francisco Modesto de Olaguíbel, decretó su
segunda y definitiva reapertura, a partir de entonces el Instituto literario de
Toluca, inició una época muy brillante que le dio fama y prestigio en todo el
país. En 1851 la actividad institutense se consolidó al ser promulgada la
primera Ley orgánica por el Gobernador Mariano Riva Palacio, las
actividades no volvieron a suspenderse, ni siquiera en 1848, cuando los
soldados estadounidenses entraron a Toluca y ocuparon el edificio escolar
como cuartel, ni durante los años de la intervención francesa (1862 – 1867),
cuando los institutenses tuvieron que refugiarse en el ex convento del
Carmen para seguir trabajando. Un episodio histórico del Colegio ocurrió
cuando un numeroso contingente de profesores y alumnos, enlistados como
voluntarios en la brigada Berriozábal y apoyados por lanceros y ligeros de
Toluca, tuvieron brillante participación en la histórica batalla de Puebla, el 5
de Mayo de 1862.
Estos acontecimientos fueron preámbulo de una tradición liberal y
nacionalista heredada de José María Luis Mora, Ignacio Ramírez y
Berriozábal, que se ostenta todavía cada 18 de julio, en una velada luctuosa
por la muerte de Juárez, realizada por primera vez en 1872.
El Instituto Literario de Toluca al que en 1876 se le agregó el nombre de
Científico, tuvo una destacada labor que se extendió desde los últimos años
del siglo XIX hasta la mitad del Siglo XX. Es de destacar los nombres de
algunos brillante alumnos que pasaron por sus aulas y dieron lustre a
nuestra nación , como Andrés Molina Enríquez, José Vasconcelos, Gustavo
Baz, Horacio Zúñiga, Daniel Coció Villegas y Adolfo López Mateos.
Sirva lo anterior para enmarcar el objetivo principal de esta crónica, el orgullo
que los miembros de la Universidad Autónoma del Estado de México
sentimos por el liberalismo que se muestra en la conservación de una
tradición que honra a nuestra institución, las veladas en homenaje al
Presidente Benito Pablo Juárez García, que año con año y a partir de tan
solo 9 días de su infortunada muerte se vienen celebrando con rigurosa
puntualidad. Ya que como hemos anotado en líneas anteriores el Estado de
México fue el primero en rendir homenaje al presidente Benito Juárez a los
9 días de su muerte, en el Teatro Principal de la Ciudad de Toluca.
Los Institutos liberales siempre se enorgullecieron de su origen liberal y es
en ellos donde se le rinde con mayor fervor e infinita gratitud homenaje a
Benito Juárez, quien fuera el más distinguido alumno, el maestro pleno de
lucidez y el más ilustre director del Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca,
que consolida la estructura laica del estado mexicano. El Benemérito se
distinguió por su ascetismo en lo material, pero por su espléndida herencia
libertaria en lo espiritual.
El hondo dolor y la impresión causada por el fallecimiento de Juárez motivó
que “el comité de estudiantes del Instituto Científico y literario de Toluca se
movilizara inmediatamente con el propósito de organizar una ceremonia
luctuosa, el resultado fue una velada literario-musical que se celebró la
noche del 27 de julio de 1872, cuando solo habían transcurrido nueve días
desde la muerte de Juárez, asistiendo profesores y alumnos, encabezados
por el Director Fuentes y Muñiz, pero también estuvieron presentes los
representantes de todos los medios sociales y funcionarios del poder publico
acompañando al gobernador Jesús Alberto García, en el palco principal.
Participaron 4 oradores: El director Fuentes y Muñiz; el jefe superior de
Hacienda Luis Muñoz Ledo; El Diputado Ruperto Portillo y el Ciudadano Luis
Cano Rodríguez, artesano”. (Inocente Peñaloza)
En su arenga el Director Fuentes y Muñiz conminó a los asistentes con las
siguientes palabras : “no dejéis, conciudadanos, que nuestro dolor por el
grande hombre, esterilice vuestra acción patriótica, indispensable para
conservar incólume la obra de su vida”.A partir de esa noche, se mantuvo la
costumbre de celebrar cada año la velada, en el Teatro Principal y en otros
espacios del centro de la Ciudad, a los que asistía creciente numero de
personas ajenas al instituto.
Las crónicas narran que mediante una circular, los profesores del Instituto,
(entre quienes ya figura el joven Gustavo Baz) son invitados a la ceremonia
luctuosa por el aniversario del fallecimiento del Presidente Benito Juárez, el
18 de julio de 1911. “Eratradición que una columna encabezada por el
Gobernador del Estado, partiera del Instituto para dirigirse al Parque
Cuauhtémoc (Alameda) pasando frente a los portales, para asistir a la
magna conmemoración en la que había discursos, declamación, música
sinfónica, canto operístico y otras actividades artísticas, además de un
verdadero concurso de ofrendas florales para rendir honor al Benemérito;
por la noche se celebraba una velada literario-musical en el Teatro Principal
de Toluca”.
Por su brillantez, es preciso destacar la velada del 18 de Julio de 1901,
pues en esta participaron 3 oradores de renombre nacional: el Lic. Diódoro
Batalla, el maestro Porfirio Parra y el excelente orador del Instituto francisco
M. de Olaguíbel, integrante del famoso “cuadrilátero de la oratoria
mexicana”. En aquella ocasión el palco central fue ocupado por el
Gobernador del Estado de México Gral. José Vicente Villada.
Cuentan que Villada, pese a no ser abiertamente liberal era un entusiasta
del homenaje a Juárez, y que durante los casi 15 años de su gobierno nunca
dejó de encabezar dichas ceremonia. Era común que el programa del 18 de
julio comenzara por la mañana en el edificio del Instituto literario, de donde
partía un desfile que recorría las principales calles y llegaba hasta la
Alameda, en donde se desarrollaba un completo programa de discursos,
intervenciones artísticas y declamaciones de poesía en la que participaban
alumnos del Instituto, de la Normal para Profesores y de la Escuela de Artes
y Oficios.
La costumbre de rendir homenaje a Juárez cada 18 de julio no se vio
alterada por la transformación del Instituto ocurrida en 1956, para dar origen
a la UAEM. La federación estudiantil Universitaria (FEU) tomó en sus manos
la organización. La parte más importante del programa era la presentación
de un orador invitado, un personaje de ideas independientes que venía, por
lo general de la Ciudad de México. La velada se celebró durante varios años
en el cine Florida, ya desaparecido. A la desaparición de la Federación
estudiantil Universitaria (FEU), la organización pasó a manos de las
autoridades universitarias y la velada regresó a su lugar de origen; El Aula
Magna de la Universidad.
Aula Magna Adolfo López Mateos.
Mural “Síntesis” realizado por el pintor Orlando Silva Pulgar en 1958.