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LA VELADA LUCTUOSA JUARISTA EN LA UAEM UNA TRADICIÓN LIBERAL DESDE EL

SIGLO XIX.

P. M. U. ARQ. JESÚS CASTAÑEDA ARRATIA

CRONISTA DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA Y DISEÑO

ANTECEDENTES:

Para México, el triunfo de la independencia expresa un parte aguas en todos

los sectores, inclusive el educativo. En el Siglo XIX, este suceso dio al

naciente país la posibilidad de crear sus propias instituciones, algunas

sobre la plataforma de las ya existentes desde la colonia, otras, sobre

gérmenes propios y bajo un concepto nuevo, como lo demandaban las

circunstancias de la incipiente nación.

Una pauta de esa transición institucional se puede apreciar a través de las

disposicionespercibidas por la educación superior en el periodo post

independentista. Colegios como el Real seminario de Minería que había sido

fundado en 1792 para fortalecer la enseñanza de nuevos métodos científico-

técnicos en aras de mejorar la explotación minera, se readaptó y continuo

como uno de los principales baluartes científico- educativos del emergente

estado mexicano, al menos hasta losaños 60 del Siglo XIX. No tuvieron

igual suerte instituciones coloniales como las universidades de México y

Guadalajara, que en su pretensión de mantenerse al borde de las nuevas

corrientes de pensamiento propiciaron su cierre paulatino, esto a partir de

los inicios de la independencia, no obstante fue hasta la década de los 60

cuando perecieron definitivamente.

En este tenor, encuadrado también, por la ingente necesidad que México

tenía de fraguar su aspiración de nación, congruente con el apogeo liberal

predominante en la mayoría de las potencias mundiales, dio inicio en

algunas entidades a la creación de instituciones científico educativas que

aspiraban a ser distintas a las antiguas universidades o colegios.

Concretamente de los Institutos Científicos y Literarios que, surgidos en los

años 20 como alternativa a la escasa o nula educación superior de algunos

estados del país, se consolidaron durante los años posteriores a la

restauración de la república, como alternativa en materia educativa.

Ejemplo de esto lo fue el Instituto de Ciencias, Literatura y Arte de la Ciudad

de México, creado el 2 de abril de 1826, con la finalidad de constituirse, no

en un establecimiento de enseñanza sino como un espacio que buscó

aglutinar a lo más granado de la intelectualidad mexicana en aras de

estimular la productividad científica, literaria y artística dela nación. Se

trataba de fomentar y organizar la ciencia y la tecnología en torno a un

proyecto liberal republicano. Según Juan José Saldaña, acciones como la

creación del Instituto en cuestión significaron para la ciencia mexicana,

abandonar de manera muy clarasu carácter privado, su carácter

enciclopédico del Siglo XVIII, para convertirse en una ciencia hasta cierto

punto oficinesca, muy cercana a los intereses políticos. Se intentaba con ello

concurrir a la mutación del nuevo ciudadano que solicitaba el ideal de

nación.

El país sofrío, no en pocas ocasiones, desaliento en materia educativa en el

territorio nacional. La oportunidad que ofreció la forma de gobierno

federalista, dio como resultado, en algunos estados de la republica que sus

autoridades, en ocasiones apoyadas con recursos particulares, dieran cause

a la difusión y enseñanza de las ciencias modernas. La expresión máxima

de esos intentos locales fueron los llamados Institutos Científicos y Literarios

o los renovados colegios estatales. Encontraste del Instituto de Ciencias,

literatura y Arte de la ciudad de México, los institutos estatales si poseyeron

la certeratarea de ajustarse en establecimientos para la enseñanza

alentados por los principios de la ilustración.

Durante la primera republica federal se fundaron los institutos Científicos y

literarios en: Zacatecas, Toluca, Chihuahua, Oaxaca y Jalisco con una clara

vocación liberal y, fueron reorganizados los colegios de Puebla y

Guanajuato. Si bien resultaron innovadores en su concepción, durante su

primera época (hasta 1834), estos centros educativos pocas veces lograron

integrar una oferta profesional amplia, a causa de su dependencia casi

exclusiva de los presupuestos estatales y de la frecuente inestabilidad

política, tanto en el ámbito nacional como local.

Desafortunadamente con el triunfo del Plan de Cuernavaca en 1834,

concluyó el primer ciclo de los Institutos, pero su huella no desapareció, la

mayoría de esos experimentos educativos en los estados tendieron a ser

aniquilados por las autoridades conservadoras que arribaron al poder. El

argumento empleado para cerrarlos fue similar en todos los casos. Por

ejemplo, en Jalisco el Gobernador José Antonio Romero descalificó la obra

educativa impulsada por los liberales, por que se habían desatendido de la

“sagrada obligación” de ilustrar a la juventud con preceptos ajenos a la santa

religión. A pesar de tan despectivos comentarios, difícilmente fue borrada la

influencia ejercida en el sistema educativo mexicano por los Institutos

Científicos y Literarios.

Pese a las corrientes conservadoras que constantemente trataban de

denostar su influjo, se mantuvo constante la influencia de la masonería de

los Institutos. A lo anterior dio curso La llegada de los liberales durante las

dos últimas décadas del Siglo XVII con la presencia de masones del Rito

Yorkino. El Rito Escoces llega a México a principios del Siglo XIX y en 1825

se funda el Rito Nacional Mexicano, como dato Juárez se inicia el 15 de

enero de 1847 en este rito a la edad de 41 años. Existen investigaciones que

insisten en que Juárez se inicia al Rito Yorkino en la ciudad de Oaxaca y que

en el rito nacional mexicano llegó al grado 33.

Estos hechos y la implantación del federalismo permitieron la apertura de

algunos de estos centros educativos. Este fue el caso de: EL INSTITUTO

CIÉNTIFO Y LITERARIO DE TOLUCA, EL COLEGIO DE SAN NICOLAS EN

MICHOACAN Y EL INSTITUTO DE CIENCIAS DE JALISCO, que reabrieron

sus puertas en los años de 1846 – 1847. Cabe decir que la permanencia de

esos centros educativos y su funcionamiento en los años siguientes a la

reapertura, vivió en la constante zozobra derivada de la inestabilidad política

originada por la lucha entre liberales y conservadores, lo que se vio

definitivamente superado a partir de la restauración de la República.

INSTITUTOS CIÉNTIFICOS Y LITERARIOS EN EL TERRITORIO

NACIONAL

INSTITUCIÓN ESTADO AÑO DE CREACIÓN

Instituto Literario del Estado de Guerrero Guerrero 1869

Instituto Literario del Estado de Hidalgo Hidalgo 1869

Instituto Literario del Estado de Morelos Morelos 1872

Colegio Rosales Sinaloa 1874

Instituto Literario del Estado de Tabasco Tabasco 1867

Colegio Civil de Aguascalientes Aguascalientes 1867

Instituto Campechano Campeche s/f

Ateneo Fuentes Coahuila 1867

Instituto Literario del Estado de Chiapas Chiapas s/f

Instituto Literario del Estado de Durango Durango s/f

Instituto Civil del Estado de Querétaro Querétaro 1871

Instituto Científico de San Luis Potosí San Luis Potosí 1869

Instituto Literario del Estado de Yucatán Yucatán 1867

Instituto de Ciencias de Jalisco Jalisco 1826

Colegio del Estado de Guanajuato Guanajuato 1827

Instituto Literario del Estado de México Toluca 1827

Colegio de San Nicolás Michoacán 1847

Colegio Civil del Estado de Nuevo León Nuevo León 1859

Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca Oaxaca 1827

Instituto Veracruzano Veracruz 1870

Colegio del Estado de Puebla Puebla 1825

Hemos de anotar que el 5 de octubre de 1835, al entrar en vigor la

Constitución de las 7 Leyes, promulgada en Cuernavaca, se suprime el

Instituto. Y es en 1846 cuando el Gobernador Francisco Modesto de

Olaguíbel promulga el decreto de reapertura del Instituto y nombra director

al Licenciado José María Romero Díaz. En 1847, al inaugurarse los cursos

se hace cargo de la dirección el Lic. Felipe Sánchez Solís, dando inicio así a

la brillante historia de una de las instituciones educativas más importantes

del País. Entre los maestros de aquel tiempo estuvieronel famoso liberal

Ignacio Ramírez el Nigromante, el General Francisco Berriozábal y el Pintor

Felipe S. Gutiérrez y entre los alumnos Ignacio Manuel Altamirano, Juan A.

Mateos, Joaquín Alcalde, Gumersindo Mendoza y Jesús Fuentes y Muñiz,

entre otros.

El Instituto fue restablecido en Toluca en 1833, por decreto del Gobernador

Lorenzo de Zavala, en un edificio que es hoy todavía sede administrativa de

la Universidad Autónoma del Estado de México, al inicio de su segunda

época el Instituto fue dirigido por el Liberal José María González Arratia, a

quien sucedió el Poeta José María Heredia, que vino a México invitado por el

Presidente Guadalupe Victoria y que en Toluca desempeñó varios cargos

públicos y editó su famosa revista Miscelánea.

En 1835, al promulgarse la Constitución de las 7 Leyes, que instaló en

México un Gobierno centralista y convirtió a los estados en Departamentos,

el instituto fue clausurado de nueva cuenta permaneciendo así hasta 1846,

año en que el Gobernador Francisco Modesto de Olaguíbel, decretó su

segunda y definitiva reapertura, a partir de entonces el Instituto literario de

Toluca, inició una época muy brillante que le dio fama y prestigio en todo el

país. En 1851 la actividad institutense se consolidó al ser promulgada la

primera Ley orgánica por el Gobernador Mariano Riva Palacio, las

actividades no volvieron a suspenderse, ni siquiera en 1848, cuando los

soldados estadounidenses entraron a Toluca y ocuparon el edificio escolar

como cuartel, ni durante los años de la intervención francesa (1862 – 1867),

cuando los institutenses tuvieron que refugiarse en el ex convento del

Carmen para seguir trabajando. Un episodio histórico del Colegio ocurrió

cuando un numeroso contingente de profesores y alumnos, enlistados como

voluntarios en la brigada Berriozábal y apoyados por lanceros y ligeros de

Toluca, tuvieron brillante participación en la histórica batalla de Puebla, el 5

de Mayo de 1862.

Estos acontecimientos fueron preámbulo de una tradición liberal y

nacionalista heredada de José María Luis Mora, Ignacio Ramírez y

Berriozábal, que se ostenta todavía cada 18 de julio, en una velada luctuosa

por la muerte de Juárez, realizada por primera vez en 1872.

El Instituto Literario de Toluca al que en 1876 se le agregó el nombre de

Científico, tuvo una destacada labor que se extendió desde los últimos años

del siglo XIX hasta la mitad del Siglo XX. Es de destacar los nombres de

algunos brillante alumnos que pasaron por sus aulas y dieron lustre a

nuestra nación , como Andrés Molina Enríquez, José Vasconcelos, Gustavo

Baz, Horacio Zúñiga, Daniel Coció Villegas y Adolfo López Mateos.

Sirva lo anterior para enmarcar el objetivo principal de esta crónica, el orgullo

que los miembros de la Universidad Autónoma del Estado de México

sentimos por el liberalismo que se muestra en la conservación de una

tradición que honra a nuestra institución, las veladas en homenaje al

Presidente Benito Pablo Juárez García, que año con año y a partir de tan

solo 9 días de su infortunada muerte se vienen celebrando con rigurosa

puntualidad. Ya que como hemos anotado en líneas anteriores el Estado de

México fue el primero en rendir homenaje al presidente Benito Juárez a los

9 días de su muerte, en el Teatro Principal de la Ciudad de Toluca.

Los Institutos liberales siempre se enorgullecieron de su origen liberal y es

en ellos donde se le rinde con mayor fervor e infinita gratitud homenaje a

Benito Juárez, quien fuera el más distinguido alumno, el maestro pleno de

lucidez y el más ilustre director del Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca,

que consolida la estructura laica del estado mexicano. El Benemérito se

distinguió por su ascetismo en lo material, pero por su espléndida herencia

libertaria en lo espiritual.

El hondo dolor y la impresión causada por el fallecimiento de Juárez motivó

que “el comité de estudiantes del Instituto Científico y literario de Toluca se

movilizara inmediatamente con el propósito de organizar una ceremonia

luctuosa, el resultado fue una velada literario-musical que se celebró la

noche del 27 de julio de 1872, cuando solo habían transcurrido nueve días

desde la muerte de Juárez, asistiendo profesores y alumnos, encabezados

por el Director Fuentes y Muñiz, pero también estuvieron presentes los

representantes de todos los medios sociales y funcionarios del poder publico

acompañando al gobernador Jesús Alberto García, en el palco principal.

Participaron 4 oradores: El director Fuentes y Muñiz; el jefe superior de

Hacienda Luis Muñoz Ledo; El Diputado Ruperto Portillo y el Ciudadano Luis

Cano Rodríguez, artesano”. (Inocente Peñaloza)

En su arenga el Director Fuentes y Muñiz conminó a los asistentes con las

siguientes palabras : “no dejéis, conciudadanos, que nuestro dolor por el

grande hombre, esterilice vuestra acción patriótica, indispensable para

conservar incólume la obra de su vida”.A partir de esa noche, se mantuvo la

costumbre de celebrar cada año la velada, en el Teatro Principal y en otros

espacios del centro de la Ciudad, a los que asistía creciente numero de

personas ajenas al instituto.

Las crónicas narran que mediante una circular, los profesores del Instituto,

(entre quienes ya figura el joven Gustavo Baz) son invitados a la ceremonia

luctuosa por el aniversario del fallecimiento del Presidente Benito Juárez, el

18 de julio de 1911. “Eratradición que una columna encabezada por el

Gobernador del Estado, partiera del Instituto para dirigirse al Parque

Cuauhtémoc (Alameda) pasando frente a los portales, para asistir a la

magna conmemoración en la que había discursos, declamación, música

sinfónica, canto operístico y otras actividades artísticas, además de un

verdadero concurso de ofrendas florales para rendir honor al Benemérito;

por la noche se celebraba una velada literario-musical en el Teatro Principal

de Toluca”.

Por su brillantez, es preciso destacar la velada del 18 de Julio de 1901,

pues en esta participaron 3 oradores de renombre nacional: el Lic. Diódoro

Batalla, el maestro Porfirio Parra y el excelente orador del Instituto francisco

M. de Olaguíbel, integrante del famoso “cuadrilátero de la oratoria

mexicana”. En aquella ocasión el palco central fue ocupado por el

Gobernador del Estado de México Gral. José Vicente Villada.

Cuentan que Villada, pese a no ser abiertamente liberal era un entusiasta

del homenaje a Juárez, y que durante los casi 15 años de su gobierno nunca

dejó de encabezar dichas ceremonia. Era común que el programa del 18 de

julio comenzara por la mañana en el edificio del Instituto literario, de donde

partía un desfile que recorría las principales calles y llegaba hasta la

Alameda, en donde se desarrollaba un completo programa de discursos,

intervenciones artísticas y declamaciones de poesía en la que participaban

alumnos del Instituto, de la Normal para Profesores y de la Escuela de Artes

y Oficios.

La costumbre de rendir homenaje a Juárez cada 18 de julio no se vio

alterada por la transformación del Instituto ocurrida en 1956, para dar origen

a la UAEM. La federación estudiantil Universitaria (FEU) tomó en sus manos

la organización. La parte más importante del programa era la presentación

de un orador invitado, un personaje de ideas independientes que venía, por

lo general de la Ciudad de México. La velada se celebró durante varios años

en el cine Florida, ya desaparecido. A la desaparición de la Federación

estudiantil Universitaria (FEU), la organización pasó a manos de las

autoridades universitarias y la velada regresó a su lugar de origen; El Aula

Magna de la Universidad.

Aula Magna Adolfo López Mateos.

Mural “Síntesis” realizado por el pintor Orlando Silva Pulgar en 1958.

Edificio de Rectoría construido por el Arq. José Luis Collazo a finales del Siglo XIX.

Bibliografía:

Peñaloza García Inocente. La UAEM y sus Fuentes, Fragmentos de la

Historia Universitaria. Editorial UAEM.