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El estructuralismo América Latina un proceso en desarrollo.
2014
Autores:
Melisa Salas Contreras
Leany Andrea Toro Ciro
José Joaquín González Ruz
- El estructuralismo .
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Resumen.
En este ensayo realizaremos un recorrido histórico desde los inicios del estructuralismo
latinoamericano, y Analizaremos como este, resulta decisivo para responder a la pregunta
de ¿cuáles son las principales causas del subdesarrollo de la región?, y sus perspectivas
de transformación dentro de los marcos del propio sistema capitalista, representando de
manera objetiva la realidad de las economías subdesarrolladas Y distinguiendo las
desigualdades entre el centro y la periferia, producidas a través del comercio internacional.
Estructuralismo latinoamericano, desigualdad, subdesarrollo, centro-periferia, economía,
proceso, desarrollo, cambio estructural, CEPAL, sistema capitalista, transformación.
This essay will take a historical journey from the beginnings of Latin American structuralism,
and analyze like this, it is crucial to answer the question of what are the major causes of
underdevelopment in the region?, And prospects for transformation within the framework of
capitalist system, representing an objective reality of underdeveloped economies and
distinguishing inequalities between the center and the periphery, produced through
international trad.
Palabras claves.
Abstract.
- El estructuralismo .
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Latin American structuralism, inequality, underdevelopment, center-periphery, economy,
process, development, structural change, CEPAL, capitalist system, transformation.
Keywords.
- El estructuralismo .
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Las desigualdades entre las naciones ha sido sin duda uno de los mayores factores de
estudio dentro de la economía, diversas teorías, leyes, y un sin número de postulados
han surgido en torno a esta problemática, sin duda una de las corrientes más destacadas
fueron las ideas estructuralistas sobre el desarrollo económico latinoamericano, hecho que
se remonta a finales de los años 40,cuando en los países de la región comenzaban a ser
visibles las implicancias de un nuevo cambio estructural y la forma en que la región se
vinculaba con el resto de la economía mundial. De este modo, en el siguiente trabajo
analizaremos como esta corriente económica contribuyo de manera positiva a resolver
los problemas existentes en los países de américa latina.
La visión estructuralista comienza criticando a la corriente convencional sobre el papel del
comercio internacional. Según la teoría neoclásica, basada en la idea de ventajas
comparativas de David Ricardo, y el libre comercio conduciría a reducir la desigualdad
entre los países desarrollados y los subdesarrollados. Sin embargo, para la corriente
estructuralista la libertad de comercio condujo, en contraposición a lo pensado por la visión
ortodoxa, a la consolidación de la división internacional del trabajo, fundada sobre la
explotación de ventajas comparativas estáticas, condenando a la región Latinoamericana a
una especialización pobre basada en la exportación de bienes primarios a los países
desarrollados.
En este sentido, para el paradigma estructuralista, la tradicional división internacional del
trabajo que caracterizaba al modelo agroexportador era una de las causas centrales para
explicar la condición de subdesarrollo de la región latinoamericana, en este sentido el
objetivo central de este trabajo es analizar la evolución del pensamiento estructuralista
latinoamericano, identificando los cambios y progresos a lo largo del tiempo.
Así mismo Analizaremos como esta corriente económica rechazó la noción del “beneficio
mutuo” argumentando que los países del Centro retenían los frutos de su mayor
productividad y que a través del comercio internacional escapaba al exterior una parte del
Introducción.
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excedente creado en las economías latinoamericanas, creándose restricciones financieras
para la acumulación.
Estos a su vez identificaron la presencia de deformaciones estructurales, a la hora de
interpretar las causas del subdesarrollo latinoamericano y creyeron en la posibilidad de un
desarrollo capitalista de las economías latinoamericanas, siempre y cuando se llevase a
cabo un proceso consciente de transformaciones en la estructura productiva de esas
economías y fuese protegido su mercado interno, ya que de lo contrario continuarían
fortaleciéndose las asimetrías de la economía mundial.
En la tercera parte evidenciaremos como mediante el análisis de la inserción estructural
de las economías de la región en el sistema económico mundial y desde una perspectiva
histórica, es posible comprender el origen de Los principales desequilibrios estructurales
identificados en la región, tales como el endeudamiento externo, el desempleo elevado y
creciente y la tendencia a la inflación.
Finalmente durante la realización de este ensayo se busca comprender como ha sido el
desarrollo de las economías latinoamericanas a través de estos años, y permitir de alguna
manera construir una mirada a la realidad en pro de abordar los desafíos actuales que
enfrentan estas economías.
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No todos los países tienen el mismo grado de organización social, ni similares estructuras
productivas, ni modos de vida equiparables. En la actualidad, dos realidades contrastan
bruscamente: la de los países desarrollados y la de los países subdesarrollados o en
desarrollo, este ha sido uno de los temas de mayor preocupación a lo largo de la historia,
que sin duda ha logrado abrir brechas crecientes difíciles de cerrar entre las naciones.
Sin embargo, han surgido diferentes Teorías económicas que han permitido de cierta
manera resolver o mitigar estas divergencias constantes, tal es el caso de la corriente
estructuralista, La cual se desarrolló después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los
problemas de América Latina se agudizaban por el propio funcionamiento del sistema
capitalista, explicando la falta de desarrollo de la región por problemas estructurales.
Fueron numerosos los factores que provocaron el surgimiento de esta escuela. Dos
acontecimientos en planos complementarios permiten entender el contexto en el que se
produce el nacimiento de la “escuela latinoamericana”. En primer lugar, las alteraciones en
la estructura económica mundial a partir de los años 30, cuando como consecuencia,
primero de la Gran Depresión y luego de la Segunda guerra mundial, se originó una
violenta interrupción de los flujos de comercio y capital a nivel internacional, lo cual
obligó a las economías periféricas a tomar una mayor autonomía con respecto a los países
centrales.
América latina ha sido sin duda uno de los escenarios donde la mayor causa del
subdesarrollo es la dependencia, y en donde es evidente las desigualdades entre el centro
y la periferia, las cuales se producían a través del comercio internacional. Sin lugar a
dudas, la representación más objetiva de la realidad de las economías subdesarrolladas,
provino del Estructuralismo Latinoamericano, liderado por Raúl Prebisch y demás
colaboradores de CEPAL, que constituyó el primer gran esfuerzo teórico por interpretar las
causas de la situación económica y social en la región y sus perspectivas de
transformación dentro de los marcos del propio sistema capitalista. El desarrollo hacia
dentro ocupó un lugar relevante en tal esfuerzo.
El Estructuralismo -América latina un proceso en
desarrollo.
- El estructuralismo .
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Con el fin de analizar la dinámica económica de los países subdesarrollados, a la que
considera completamente dependiente de las relaciones comerciales con los países
desarrollados, Prebisch construye un modelo dialéctico conformado por el centro (países
industrializados y de elevado ingreso nacional) y la periferia (países con escasa o nula
industrialización, dependientes de exportaciones de materias primas y de bajo ingreso
nacional). Así, Prebisch parte de la existencia de una disparidad entre el crecimiento
económico nacional de los países avanzados (el centro en su terminología) y aquel que se
da en los países que aún se están desarrollando (la periferia). Las economías de los
Primeros se automantienen a través del progreso tecnológico, en tanto que las economías
periféricas desempeñan el papel de suministradores de materias primas para los centros
industriales.
Esta dualidad encuentra justificación en el argumento de que una importante causa del
atraso de los países periféricos se encuentra justamente en las relaciones comerciales con
el centro del sistema económico mundial. Por un lado, pues las decisiones de mayor o
menor protección o apertura en las economías centrales impactan fuertemente sobre el
nivel de actividad de la periferia, por otro, la evidencia empírica demuestra que
históricamente los precios del comercio exterior tienden a deteriorarse para los países
exportadores de bienes primarios.
“Es interesante insistir sobre los rasgos salientes de los dos tipos de sistemas. Así, las
características de las áreas centrales son: su habilidad para retener sus propios
incrementos de productividad y distribuir las ganancias entre todos sus miembros (en la
forma de salarios y beneficios más elevados); su habilidad para ahorrar aproximadamente
el 15 por ciento del ingreso nacional, ahorro utilizado para generar nuevo capital; su
habilidad para reducir las horas activas de la clase trabajadora; su habilidad para mantener
un siempre creciente gasto público para beneficio comunitario. Las regiones periféricas, en
cambio, están caracterizadas por niveles de consumo que superan los resultados de su
producción; por tener una baja capacidad de ahorro (alrededor del 5 por ciento); están, en
consecuencia, sujetas a los problemas derivados de cualquier fluctuación proveniente del
funcionamiento más o menos competitivo del mercado internacional de capitales. Hay que
destacar también que las reducidas ganancias van a manos de unos pocos privilegiados,
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los cuales, en la mayoría de los casos, no las reinvierten productivamente o envían sus
ingresos al extranjero” (Di Marco, 1974).
Para revertir la condición de economías subdesarrolladas, los países latinoamericanos
tendrían que enfrentarse a los proyectos de libre comercio propuestos por EE.UU, ya que
esa política comercial significaría el retroceso del proceso de industrialización que las
economías más importantes de la región habían emprendido durante las tres primeras
décadas del siglo XX y que había dado lugar a la formación de una incipiente burguesía
industrial, interesada en continuar expandiéndose. La competencia por los mercados
latinoamericanos, terminaría con la inundación de los mercados latinoamericanos con
productos manufacturados en EE.UU.
Los desequilibrios estructurales llevaron a Prebisch y los estructuralistas a la idea de
promover un desarrollo basado en la industrialización por sustitución de importaciones
(ISI), es decir, a proponer políticas económicas en defensa de la ampliación del mercado
interno latinoamericano.
Años más tarde, en 1959, Prebisch propuso una variedad de políticas para contrarrestar la
tendencia negativa en los términos de intercambio de la periferia y salvar las limitaciones
del proceso de acumulación. Él sugirió un impuesto a las exportaciones primarias y un
conjunto de gravámenes a las importaciones manufactureras, para ayudar a transferir
recursos dentro de la periferia, desde las actividades exportadoras primarias hacia las
industriales. También propuso permitir las actividades sindicales en el sector exportador
primario para elevar los salarios., defender los precios de los artículos primarios a través de
la acción concertada internacional y presionar por la reducción o eliminación del
proteccionismo del Centro. La idea de la integración latinoamericana se adicionó años más
tarde a la propuesta de industrialización, por las soluciones que aportaba en el sentido de
ampliar los mercados internos de los países inmersos en dicho proceso, además de
fortalecer a la región frente a EE.UU.
Pero La evaluación de los resultados de la aplicación del modelo ISI en los diversos países
es variada y controversial, ya que hay quienes resaltan que llevó a un aumento del empleo,
nacimiento de sectores industriales nacionales, ahorro de divisas y disminución de la
influencia y dependencia del extranjero, mientras que hay otros que recalcan que el modelo
ISI condujo a elevados precios de bienes manufacturados, ineficiente asignación de
recursos, pérdida de oportunidades de exportaciones, monopolios estatales ineficientes,
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saldos comerciales negativos y endeudamiento externo. Además, la posterior apertura de
la economía llevó al cierre de empresas creadas durante el período de la aplicación del
modelo ISI, debido a su incapacidad para competir con empresas extranjeras, ya sea por
su menor escala o por desventajas comparativas o competitivas.
Según Prebisch, los países periféricos enfrentan varios problemas de índole estructural
que impiden su progreso económico. Los obstáculos identificados provienen tanto de
características propias de estos países como también de factores originados en sus
relaciones económicas con el resto del mundo. De esta manera, es necesario buscar las
causas del subdesarrollo tanto en factores internos como externos, ya que ambos se
combinan para estrangular el crecimiento.
Entre los factores internos encontramos: La absorción improductiva de mano de obra, el
desempleo estructural y la concentración del ingreso evidenciado en que una de las
primeras barreras que se interponen al normal desenvolvimiento económico de la periferia
reside en la insuficiencia del crecimiento de la actividad secundaria para absorber la mano
de obra desplazada de la agricultura. De ello se puede identificar el primer círculo vicioso
que conduce al estancamiento en el subdesarrollo, a saber: la escasez de absorción de
mano de obra en las actividades productivas no primarias se debe a la escasez de
incorporación de capital en la producción, hecho que a su vez es causado por la baja tasa
de ahorro y de inversión de la economía, siendo este fenómeno efecto de la inadecuada
distribución del ingreso producto del elevado desempleo. Es decir, el desempleo y la baja
productividad del trabajo son al mismo tiempo causa y efecto de sí mismos.
Otro factor interno es la incapacidad de producción interna de bienes de capital y la
necesidad de cooperación internacional; presentado por la falta de industrias productoras
de bienes de capital en los países periféricos. Así, aunque eventualmente sea posible
aumentar la tasa de ahorro interna con la finalidad de dedicar recursos a la inversión, la
única posibilidad de aumentar el stock de capital es, al menos durante una etapa inicial de
desarrollo, importar bienes de capital desde los países centrales. Sin embargo, como
veremos a continuación, existen ciertos factores externos que impiden el flujo de divisas
necesario para importar los bienes de capital. En este contexto, Prebisch sostiene que es
imprescindible la ayuda externa para lograr el desarrollo, ya que:
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“...en las circunstancias presentes, América Latina no podría acelerar su tasa de
crecimiento sin cooperación exterior. Se requiere la aportación temporal de recursos
internacionales.” (Prebisch, 1963, pág. 38)
Entre los factores externos encontramos la elevada elasticidad ingreso de la demanda de
manufacturas con relación a la demanda de bienes primarios y el deterioro secular de los
términos de intercambio para los países periféricos.
“En última instancia, la presión sobre los precios de las exportaciones y la correspondiente
tendencia hacia el deterioro en los términos de intercambio en el proceso de crecimiento de
los países periféricos sujeto al libre juego de las fuerzas del mercado es el resultado de
disparidades en la elasticidad ingreso de la demanda y la forma desigual en la cual el
progreso técnico se ha dispersado en la economía mundial, ocasionando grandes
disparidades en las densidades tecnológicas” (Prebisch, 1959)
La adversidad del deterioro secular en los precios relativos del comercio internacional
impacta entonces en dos dimensiones: por un lado restringe aún más las posibilidades de
importación de bienes de capital necesarios para el aumento de la productividad y el
ingreso nacional, por otro, crea una presión al desequilibrio externo en la medida en que al
país aumenta la demanda de bienes manufacturados al aumentar su nivel de vida. De este
modo.
“Es cierto que al fin ha terminado por aceptarse la industrialización periférica como
exigencia ineludible del desarrollo económico. Pero subsiste el esquema anacrónico de
intercambio inherente a ese concepto peculiar de la división internacional del trabajo que
prevalecía hasta hace poco: el intercambio de productos primarios por manufacturas.
Dentro de ese esquema ha venido desenvolviéndose la industrialización de nuestros
países. Y ahora comienza a sentirse con creciente intensidad el obstáculo que ello trae al
desarrollo económico, porque la demanda de manufacturas que importamos tiende a
elevarse con celeridad, las exportaciones primarias se acrecientan con relativa lentitud, en
gran parte por razones ajenas a los países latinoamericanos. Hay pues, una tendencia
latente al desequilibrio que se agudiza con la intensificación del desarrollo económico”
(Prebisch, 1963, pág. 7)
y agrega: “El estrangulamiento exterior del desarrollo no es consecuencia sólo de la
lentitud con que tienden a crecer las exportaciones primarias frente a la celeridad con que
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lo hacen las importaciones industriales provenientes de los grandes centros, y del escaso
intercambio recíproco de los países latinoamericanos, sino que en los últimos años
obedece también en gran medida al deterioro de la relación de precios del intercambio, que
tanto afecta al poder de compra de las exportaciones. Como resultado de todo ello, el valor
de las exportaciones por habitante latinoamericano ha bajado de 58 dólares en 1930 a 39
dólares en 1960 (a precios de 1950.”(Prebisch, 1963, pág. 9)
Otro factor externo es el creciente proteccionismo en los mercados centrales.
“Las exportaciones de América Latina están afectadas desde luego, por ese fenómeno
universal de lento crecimiento de la demanda de productos primarios comparada con la
intensa demanda de manufacturas conforme crece el ingreso por habitante. Pero a ese
hecho se agregan otros factores de considerable importancia. Por un lado, el ritmo
moderado de crecimiento de la economía de los Estados Unidos y sus restricciones de
importación ha influido en forma adversa sobre las exportaciones latinoamericanas. Y, por
otro, el proteccionismo y las discriminaciones del mercado común europeo impiden que
podamos aprovechar plenamente el crecimiento sostenido de la demanda de productos
primarios en la vasta zona económica de aquél.” (Prebisch, 1963, pág. 8)
Todas estas consideraciones confluían en la idea de que el subdesarrollo consistía en un
estado de equilibrio, del cual no era posible escapar por medio de las fuerzas del libre
mercado. El problema requería entonces comprender el funcionamiento del mecanismo
que lo causaba y emprender luego las acciones necesarias para vencer la inercia. De lo
contrario, los países periféricos continuarían en su estado de subdesarrollo, agravado por
el hecho de que aumentaría constantemente la brecha que los separaba de los centrales,
ya que estos ya se encontraban sobre un sendero de crecimiento estable.
Frente a esta evolución de la economía mundial, Prebisch y los estructuralistas sostenía
que lo único que los países periféricos podían hacer para salir de su atraso relativo, era
encarar por sí mismo un proceso de industrialización de sus economías basado en el
desarrollo del mercado interno de cada país y en la constitución de mercados comunes
entre ellos.
El problema entonces era lograr el adecuado balance entre la demanda de importaciones
de bienes de capital, necesarios para desarrollar la industria nacional que sustituyera las
importaciones de bienes manufacturados de consumo, y las divisas disponibles,
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inicialmente provenientes de los sectores exportadores de materias primas. La solución
propuesta era la protección de la industria naciente preferentemente mediante impuestos a
las importaciones de bienes de consumo y subsidios a la producción de manufacturas
domésticas. En este sentido, el argumento proteccionista basado en la industria naciente
había sido propuesto ya en 1791 por A. Hamilton en los Estados Unidos, en 1848 por J.
Stuart Mill en Inglaterra y en 1856 por F. List en Alemania.
Una de las conclusiones más resaltadas por Prebisch era justamente la necesidad que
tenían los países periféricos de crear espacios de comercio común. De esta manera
podrían desarrollar sus industrias mutuamente aprovechando la escala de mercados
internos expandidos, y encontrar cierta protección frente a la competencia de la industria
adulta de los países centrales. No es casual que los primeros intentos de constituir un área
de libre comercio e integración económica para América Latina estén influidos y
asesorados por organismos como la CEPAL.
Además a partir de las dificultades económicas que se estaban dando en Latinoamérica los
estructuralistas propusieron que las economías latinoamericanas deben modificarse, para
asegurar el funcionamiento eficiente y equitativo de las instituciones capitalistas, por otra
parte los estructuralistas ven también la necesidad de cambiar la estructura del sistema
capitalista internacional, con el fin de que los países pobres logren más ganancias del
comercio entre naciones. Para ello plantearon 3 aspectos puntuales:
El papel central que desempeña la modalidad específica de la inserción
internacional de nuestras economías, es decir, su estructura de especialización y la
dependencia de flujos inestables de capital.
La transmisión del cambio tecnológico desde los países que crean conocimiento
hacia los nuestros, cuyas imperfecciones generan dinámicas que no facilitan la
convergencia en los niveles de desarrollo en ausencia de intervención estatal.
La equidad y su relación con el proceso global de desarrollo, ya que tanto la forma
como las estructuras productivas y de propiedad condicionan la distribución de los
frutos del desarrollo y como ésta última afecta la estructura y dinámica económicas.
Estos aspectos ayudaron de gran forma a latinoamericana, pero no obstante iban a
solucionar todos los problemas que esta parte del continente presentaban. A partir de estas
situaciones se plantearon nuevas ideas con el fin de que estas fueran aplicables y dieran
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muchos frutos en pro a solucionar los problemas económicos. En donde mencionaban
estos aspectos:
La distribución de las tierras, de tal manera que no existan latifundios ni minifundios,
sino explotaciones de tamaño medio que permitan un buen funcionamiento de la
agricultura y, por tanto, de toda la economía.
La producción y comercialización de productos agrícolas, de tal manera que no haya
“monocultivos” o “monoexportaciones”, sino una autentica diversificación tanto de la
producción como del comercio con varios países.
La distribución del ingreso que favorezca a la mayor parte de la población, tratando
de terminar con la concentración del ingreso y con la injusta distribución del mismo,
que obstaculizan el proceso de acumulación de capital y de formación de un
mercado interno fuerte.
Se debe cambiar también la estructura de la economía internacional,
especialmente el comercio y las finanzas, para que su funcionamiento no solo
beneficie a los países industrializados sino también a los países de América Latina.
En Conclusión los estructuralistas en su ideología enfocada en América Latina intentan
crear un desarrollo desde adentro hacia fuera; cabe aclarar que el fundamento no es estar
en contra de la expansión de las exportaciones de la Periferia, ya que éstas ayudarían a
reducir el excedente de mano de obra y, en consecuencia, permitirían elevar los salarios y
los precios de exportación. No obstante, el principal impulso de su argumento estaba
dirigido a cambiar la estructura de producción y a desarrollar un sector industrial a través
de una serie de medidas que estimularían la asignación de recursos productivos
adicionales para el sector industrial. Las ideas de Prebisch y sus colaboradores
conformaron un proyecto de desarrollo capitalista nacional, es decir, un proyecto que
defendía la ampliación de un mercado interno latinoamericano que sirviese de basamento
a la burguesía industrial naciente.
Los estructuralistas identificaron la presencia de deformaciones estructurales, a la hora de
interpretar las causas del subdesarrollo latinoamericano y creyeron firmemente en la
posibilidad de un desarrollo capitalista de las economías latinoamericanas, siempre y
cuando se llevase a cabo un proceso consciente de transformaciones en la estructura
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productiva de esas economías y fuese protegido su mercado interno, ya que de lo contrario
continuarían fortaleciéndose las asimetrías de la economía mundial.
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Después de realizar el anterior ensayo concluimos que la corriente estructuralista resulta
de suma importancia para la construcción de un paradigma de desarrollo alterno, así
mismo como para el estudio de la realidad latinoamericana, la cual aun a pesar de los
años, sigue sumida en la “pobreza” a pesar de poseer tanta “riqueza” y de cómo aun esa
dependencia de la cual se hablaba cuando inicio dicha corriente sigue habitando en
algunas estructuras económicas de muchos países.
El subdesarrollo aún sigue siendo tema de preocupación de economistas, sociólogos,
políticos, gobiernos, y sociedades enteras, aunque sin duda a medida que se
reestructuran y transforman radicalmente las economías nacionales y se crean nuevas
formas de organización social, se está construyendo una nueva economía política y social
de desarrollo, pero esto no ha sido suficiente.
Ciertamente el estructuralismo es una corriente económica que busca solucionar
problemas de divergencias entre las naciones, problemas que no son fáciles de abordar y
solucionar en una sociedad tan desigual, en américa Latina, abrirse a la economía mundial
ha sido una fuerza disciplinaria tanto para el capital como para el trabajo, pero éste ha
soportado el mayor peso de los costos sociales del ajuste. Las políticas desacertadas, o las
que el capital internacional percibe como desacertadas, se penalizan por ejemplo con una
rápida retirada de financiamiento, dejando al descubierto la vulnerabilidad de las
economías más débiles.
Es evidente entonces que el funcionamiento del sistema económico capitalista aún sigue
siendo el mayor problema de los países de américa latina, y que esos cambios
estructurales aún siguen siendo necesarios para las economías y sociedades de la región,
moldeándose estos a las exigencias de un mundo cada vez más competitivo e
interdependiente. Tales cambios se están produciendo en un contexto de gobernabilidad
democrática, lo que abre posibilidades de desafiar el nuevo paradigma neoliberal.
Conclusión.
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