Artículo La Nueva España: El batán de la Pisa de la Sertal, patrimonio olvidado. (14/12/2010)

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Artículo La Nueva España: El batán de la Pisa de la Sertal, patrimonio olvidado. (14/12/2010)

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14|LA NUEVA ESPAÑA Oriente Martes, 14 de diciembre de 2010

Uno de los últimos bata-nes conservados en eloriente de Asturias, laPisa de la Sertal en

Arenas de Cabrales, se cae a peda-zos. Este ingenio hidráulico, últi-mo testimonio de la industria tradi-cional textil asturiana, se encuentraen estado ruinoso pese a estar de-clarado bien de interés cultural(BIC, 30 de diciembre de 1994).La relajación de la Administraciónen lo que se refiere a la proteccióndel patrimonio etnográfico, un pa-trimonio que se aleja de la gran-diosidad de las catedrales góticas ylos templos románicos o el señoríode los palacios renacentistas y ba-rrocos, a la vez que la escasa con-ciencia ciudadana por el valor delo propio provocan que desaparez-can ante nuestros ojos estas mara-villas del pasado.

El batán, pisa o pisón, como sele conoce en diversos lugares deAsturias, es un artefacto hidráuli-co que se utilizaba antiguamentepara enfurtir y endurecer las telasde lana o lino, dejándolas más tu-pidas. Los batanes solían estar si-tuados en las orillas de ríos o arro-yos, donde se construían pequeñaspresas para conducir el agua poruna canalización hasta una rueda.El agua hacia girar la rueda, que asu vez accionaba unos mazos quegolpeaban las telas colocadas enun cajón de madera.

Tal fue la importancia de estaactividad en Asturias, que en el si-glo XVIII se conservaban unos200 batanes en toda la región, se-gún los datos recogidos por el Ca-tastro del marqués de la Ensenada.Este modo de producción perma-neció vivo en tierras cabraliegashasta los años sesenta, como nosnarra Ana Belén de los Toyos deCastro, redactora de la memoriapara la declaración de BIC de laPisa de la Sertal.

La mayoría de los tejidos bata-neados en estos ingenios fueronrealizados en telares cercanos, co-mo el que hasta hace poco se con-servaba en Arenas. Las piezas detejido eran golpeadas o bataneadasdurante tres horas con una peque-ña cantidad de agua que las lava-ba. Posteriormente, el enfurtido secontinuaba en seco durante horas.Con este procedimiento se obte-nían dos tipos de géneros: la esta-meña, de mayor calidad para larealización de faldas, chaquetas,pantalones, capas o calzones, y elsayal, más grueso, que se emplea-ba para los escarpines. La elabora-ción de los escarpines, especie dezapatillas sin suela, fue hasta hacemuy pocos años una actividad quetuvo mucho peso en el concejo ca-braliego.

La Pisa de la Sertal, como seconoce este batán, se localiza en lamargen izquierda del río Ribeles,a un kilómetro de la villa de Are-nas de Cabrales, dirigiéndose des-de el barrio de Las Cortinas en di-rección a Arangas. Justo antes desalir del pueblo nos encontramoscon un molino, el de Lles, alojadoen el interior de una vivienda con

hermosa galería acristalada. En lasinmediaciones se pueden apreciardiferentes muelas, provenientesdel antiguo molino, así como unaamplia canalización que original-mente traía el agua del río por me-dio de una pequeña presa.

A medio camino entre el pue-blo y la pisa se encuentra una delas joyas del gótico rural asturia-no, la iglesia de Santa María deLlas, que tuvo título abacial en elsiglo XVI y que tras 14 años derestauración ha recuperado su an-tiguo esplendor. Más adelante, pa-ra llegar al batán utilizamos unapequeña senda que corre paralelaa la orilla izquierda del río Ribelesy que parte de un pequeño puentecon barandillas metálicas. Hacepoco tiempo se produjo un des-prendimiento en uno de los tramosdel camino, lo que dificulta su ac-ceso en la actualidad.

El Catastro del marqués de laEnsenada, elaborado en 1752,nombra dos batanes en la locali-dad de Arenas, lo que nos puedeindicar su antigüedad. Por su par-te, el diccionario de Pascual Ma-doz, elaborado a mediados del si-glo XIX, nombra, en el mismo río,dos batanes y otros seis molinosen la población de Arenas. Portanto, es muy probable que uno deesos dos batanes mencionados seanuestra Pisa de la Sertal. Comocuriosidad, cercano al mismo en-contramos las ruinas de un molino(con nombre homónimo) donde,según las noticias de la época, sehalló en 1845 a un niño abandona-do bajo el amparo de la noche, enel interior del mismo, al que pusie-ron de nombre Bonifacio.

La sociedad cabraliega ha esta-do condicionada en sus formas ymedios de vida por su agreste te-rritorio, escenario de aconteci-mientos épicos desde la antigüe-dad, como aquel supuesto itinera-rio elaborado por C. SánchezAlbornoz sobre la retirada de lossarracenos tras la batalla de Cova-donga, el cual transcurre en partepor los términos del concejo. Con-secuencia de la organización terri-torial y su relación con el entorno,se ha modelado un paisaje antrópi-co, que sería imposible compren-der sin la existencia de un patri-monio cultural heredado comoson los molinos, batanes, ferrerías,hórreos, teyeras, lavaderos, cue-rres, cortinos o tenadas; en defini-tiva, un paisaje característico ysingular que se distingue de losdemás por unas peculiaridades na-turales, culturales y humanas queconforman unas señas de identi-dad que debemos conservar.

Muchos de estos bienes mate-riales poseen, además, un valor in-material añadido, como la multi-tud de leyendas y coplas asociadasa los mismos, funcionando a suvez como lugares de reunión en lavida campesina. En uno de losepisodios del Quijote, como nosseñala Gonzalo Morís, uno de losprincipales investigadores de estetipo de construcciones en nuestraregión, se narra la aventura vividapor don Quijote y su escudero enlas proximidades de un grupo deestos artefactos: «… oyeron quedaban unos golpes a compás, conun cierto crujir de hierros y cade-nas, que, acompañados del furioso

estruendo del agua, que pusieronpavor a cualquiera otro corazónque no fuera el de don Quijote».«…al doblar de una punta, pareciódescubierta y patente la mismacausa, sin que pudiera ser otra, deaquel horrorísimo y espantableruido de seis mazos de batán, quecon sus alternativos golpes aquelestruendo formaban».

Este batán Pisa de la Sertal, alque le suponemos una antigüedadde al menos dos siglos, es hoypropiedad de los hermanos Sán-chez Gutiérrez, residentes en elEstado de New Jersey (EstadosUnidos). Pese a su declaración co-mo BIC, la máxima figura de pro-tección de un bien cultural, laconstrucción se deteriora a pasosagigantados. Parte de la techum-bre se ha venido abajo, así como

una construcción auxiliar del con-junto. La maquinaria interior estácasi perdida debido a un estadoavanzado de podredumbre. Partede uno de los niveles se ha de-rrumbado y la maleza crece a susanchas por toda la construcciónacuciada por humedades y hongosque dañan los muros.

Las actividades turísticas enCabrales no han traído consigouna recuperación del patrimonioetnográfico del concejo que debe-ría ser entendido como un recursocultural a conservar y difundir.Muchas de estas edificaciones,que ven su ocaso debido a la trans-formación de la antigua sociedadtradicional, están en una verdaderasituación de desamparo. La ley dePatrimonio Cultural del Principa-do de Asturias, del año 2001, pesea que en su artículo 69 establece laprotección de estos elementos et-nográficos, parece no ofrecer lasuficiente cobertura jurídica paraque se pueda actuar de manera in-mediata sobre estos bienes decla-rados de interés cultural. Además,como indica Diego Ruiz de la Pe-ña, coordinador del catálogo urba-nístico del concejo; «…la dilaciónde los procesos administrativos enla protección de los bienes dificul-ta una rápida actuación sobre loscasos de mayor necesidad y elconflicto derivado de la titularidadde los mismos conduce a que, enocasiones, la Administración nopueda más que limitarse a estable-cer una sanción a una actuaciónindebida, que ya ha ocasionado undaño a un bien cultural». A estohabría que sumarle la existenciade una utilización partidista deluso del patrimonio cultural ennuestra comunidad, con obras fa-raónicas a las que se destinananualmente millones de eurosmientras que, por ejemplo, la Redde Museos Etnográficos de Astu-rias ve reducida progresivamentesu partida presupuestaria.

Conservar los bienes etnográ-ficos será fundamental para queen el futuro no tengamos que rea-lizar una mera interpretación yacudir a los museos como únicafuente de conocimiento de nues-tro pasado. Debemos ser capacesde mostrar una realidad bien con-servada e integrada en la evolu-ción de nuestros lugares. Ennuestras manos está la conserva-ción de nuestra memoria históri-ca, a través de los vestigios here-dados del pasado.

El batán de la Pisa de la Sertal, patrimonio olvidadoEl auge turístico de la comarca no impide que la riqueza etnográfica languidezca sin cobertura legal suficiente

AlbertoÁlvarez UríaHistoriador de Arte

Mujer en un batán (archivo fotográfico del Museo Etnográfico del Oriente de Asturias).

Estado actual en el que se encuentra el batán por su parte trasera.

Puerta de acceso y derrumbes en laedificación anexa.

Vista general del batán Pisa de la Sertal.