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7/24/2019 A Todos Fabla La Escriptura
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Atodos fabla la escriptura , pero, si bien trobar
,
sopieres. : acerca del pblico ideal
para el
ibro
e buen
amor
Celedonio Reyes
Universidad Nacional Autnoma de Mxico
la doctora Lillian por haberme encauzado
hacia las locurar del arciprtste de ita
Ya es bastante comentado por la crtica que los modelos que Juan Ruiz inte-
gra en su obra son muy conocidos en el medio, en el sentido lato de la pala-
bra. Es decir, stos no se han limitado a un grupo privilegiado, porque desde
el nivel popular tambin son reconocidos debido a la gran divulgacin (oral)
que se ha hecho de muchos de stos de generacin en generacin y en gran
medida, por el carcter que tiene el concepto de lectura en la Edad Media.
Con respecto a este hecho, J. L. Girn Alconchel seala que la lectura me-
dieval condiciona el empleo de la lengua, la textualidad medieval es una 'tex-
tualidad oral' ( Sobre la lengua ,
39);
y esto lo lleva a coincidir con
B.
Cer-
quiglini, quien considera que la lectura medieval no es solitaria sino pblica
y, por consiguiente, colectiva ( Sobre la lengua , 40). Adems, J.
L.
Girn-
Alconchel tambin advierte que hay un contexto cultural constituido por las
referencias continuas a los libros y lecturas doctrinales (de filosofa y teologa)
y a los textos y recitaciones de los juglares ( Sobre la lengua , 48). Por lo
cual, l asevera que la recitacin y la lectura oral son formas de difusin del
texto -en particular, l se refiere a los de clereca ( Sobre la lengua , 48).
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Con esta idea sobre la lectura medieval, aunada, por un lado, a las consi-
deraciones de algunos crticos que ven en el Libro un tipo de cancionero, lo
que, en cierta medida, ya implica un carcter oral y popular y, por otro, a las
significativas expresiones de la misma obra que versan sobre esto: E por que
mejor de todos sea escuchado (15a), y En general a todos fabla la escriptu-
ra (67a),' y otras ms con similar sentido, se puede sustentar la hiptesis de
los crticos que postulan que el pblico de Juan Ruiz es un pblico general
(y popular). Sin embargo, la posicin extrema, aquella que postula un pbli-
co selecto, tampoco resulta insostenible. Es por esto que tambin sobre este
asunto existe una gran polmica al tratar de determinar el tipo de receptor a
quien va dirigida la obra.
Entre la crtica que quiere ver un sentido propiamente popularista , esto
es, la primera postura, se encuentra R Menndez Pidal. l centra la obra rui-
ziana en un mbito completamente juglaresco, pues parte del presupuesto
siguiente: 'fablvos en juglara' no tiene un valor figurado sino muy real
(Poesa juglaresca, 143), con el cual establece que:
gran parte o todo lo que nos qued a del incompleto
Libro de buen amor
es arte
juglaresco. H ay juglara en el metr o irregular del Libro de buen amor [...]; hay
juglara en los temas poticos; en las serranillas [...]; hay juglara en las oracio-
nes, loores, gozos de Santa Mara; en los ejemplos, cuentos y fbulas [...]; las
hay en las trovas cazurras, en las cantigas de escarnio [...]; en las pinturas de
toda la vida burguesa [ ]; en la parodia de gestas caballerescas [ ]; lo hay so-
bre to do en la continu a mezcla de lo cm ico y lo serio, de la bufonada y la de-
licadeza, de la ca ricatura y de la idealizacin
(Poesa juglaresca, 143-144).
Luego, ms adelante dentro del mismo estudio, en consideracin con la
estrofa 1629, el crtico agrega que Juan Ruiz se inspira en la juglara estu-
diantil o clerical y, sobre todo, en la popular, por lo que l siente con ms
viveza que nunca el valor totalmente juglaresco de su obra cuando la devuel-
Las citas del
Libro de buen amor
las tomo de la edicin de
G. B.
Gybbon-Monypenny
Madrid: Castalia,
1990 .
Anoto entre partntesis los nmeros de los fragmentos del prlogo
y de las estrofas y sus versos.
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ve al pueblo de donde la tom y la entrega expresamente a la transmisin
vulgar de boca en boca, de mano en mano. El libro queda abierto para que todo
mundo quite y ponga en l las cosas que le d la gana, como si fuera de to-
dos (Poesa juglaresca, 145 . Estas afirmaciones las fundamenta con un
testimonio que hace referencia a un repertorio de un juglar del siglo
xv
y
en el que tambin se expresa: agora comencemos del Libro del Arcipreste .
Dentro de la segunda postura, que acertadamente J. Joset denomina an-
glosajona ( Invitacin , 3), se halla la de G.
B.
Gybbon-Monypenny, quien
supone un panorama cultural completamente desolador de la Espaia del
tiempo de Juan Ruiz. Dicho panorama es realista y convincente hasta cierto
punto por su comprensin histrico-cultural, pues la mayor parte del pueblo
es analfabeta y tiene poco acceso a la cultura; y por lo que respecta a la noble-
za, est ocupada en otras actividades de orden social y poltico y su inters li-
terario slo se dirige hacia la pica
y
la clereca; ya ms en la poca de Juan
Ruiz, se centraba en la educacin de la clase gobernadora y nada ms ( In-
troduccin ,
26 .
Esto significa, entonces, que obras como el Libro de buen
amor no cubren el inters y el gusto literario de toda una sociedad. Por lo
que, segn G. B. Gybbon-Monypenny, el pblico, -y no todo- que tiene
la capacidad intelectual de reconocer los ecos literarios y apreciar la obra
ruiziana es uno muy especfico: El nico grupo social, pues, en el que lgi-
camente pensara Juan Ruiz como pblico, al componer su Libro en la forma
en que lo conocemos, tena que ser el clero ( Introduccin ,
26 .
Y an
ms, el crtico ingls afirma que entre un grupo cercano de amigos se hara la
lectura de la obra de marras: Los amigos se reuniran en grupo para or reci-
tar el Libro por uno que tuviese el manuscrito ( Introduccin ,
28).
Tambin en esta corriente, que insiste en la seleccin del pblico, se en-
cuentra la opinin de J. N. H. Lawrence. l postula un pblico erudito para
el Libro, pues no est de acuerdo con el concepto de transmisin oral consi-
derado por algunos medievalistas, con el cual se supone un receptor iletrado,
incluso analfabeta para el texto de Juan Ruiz. Adems, tambin advierte que
la crtica ve cmo en el Siglo de Oro espafiol an se preserva la ejecucin oral
y
no por esto se deduce una sociedad totalmente inculta en aquella poca.
Ahora bien, con respecto al asunto del pblico ruiziano, l supone, entonces,
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que the very orality of the poem emphasizes how learned and sophisticated
the audience of the Libro de buen amor must have been ( The audience ,
222). Y claro, esto se sustenta por el nivel de informacin mostrado en la
obra misma en cuanto al conocimiento medieval: Juan Ruiz's allusions to
medieval learning are not remains of indigested reading dressed up for an un-
lettered audience but skillful literary artifices which exploit the doctrine he
shares with his listener, a small group of courtly or clerical companions or
patrons ( The audience , 223).
As
con esta suposicin de un pblico no
iletrado para un poeta complejo en un sophisticated mellieu of scholasti-
cism , el crtico estudia las estrofas 71-76 y 1606-1617 desde un punto de
vista histrico-literario,
y
concluye que
such passages require the cornplicity of a quick-witted and learned audience.
believe that Juan Ruiz' original listeners were able to pick up instantly the
thernes and technicalities which 1 have had to expound in ponderous detail.
We should beware the assurnptions which befuddle us, perhaps unconsciously,
when we talk of oral delivery and an illiterate audience. There never was
a
pblico callejero ; nor was the ibro
e
buen amor ever intended for repertory
of a
juglar cazurro
( The audience ,
237 .
En contraste con las dos posturas extremas, J. Joset hace ciertas observaciones
pertinentes sobre el pblico ruiziano; l asegura, en principio, que las insi-
nuaciones juglarescas (alusiones textuales, frmulas, etc.) son insuficientes
para establecer una naturaleza juglaresca y justificar, as, una recitacin de
memoria o una lectura en voz alta como medio de transmisin de la obra, y
despus agrega que resulta difcil creer que el Libro fuera concebido exclusi-
vamente para lectura individual y silenciosa (Nuevas investigaciones, 111).
Cierto es que la transmisin puede valerse de la oralidad como medio para
realizarse y esto se sustenta por la insistencia del uso del verbo or, por ejem-
plo, en los versos 12b, 14ab, 15a, 1627abc
y
1629; pero, igualmente, puede
ser la va escrita aludida en el prlogo (Pr. 1s. 46-48, 55-61); sin embargo,
esto ltimo no implica una lectura individual y silenciosa.
De lo anterior J. Joset deduce lo siguiente: Estasy otras evidencias me lle-
van a pensar en una lectura en alta voz, no necesariamente de toda la obra a
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la vez y no obligatoriamente por un juglar profesional, con intermedios can-
tados (las piezas lricas), delante de un pblico no forzosamente callejero
y ms bien restringido
Nuevas investigaciones,
112). Con esta consideracin
el estudioso quiere decir que no necesariamente la oralidad implica la genera-
lizacin del pblico, como se pretende establecer en las teoras popularis-
tas ; pero tampoco la restriccin conduce a la predileccin del pblico culto.
Es verdad, advierte J. Joset, que la ambigedad del
Libro
solicita un pblico
que entienda las sutilezas y los dobles sentidos ; sin embargo, se debe dife-
renciar al oyente implcito o ideal deseado por todo escritor, de aquel p-
blico concreto o real que debe ser heterogneo , puesto que dicho pblico
corresponde a un texto culturalmente mixto . El pblico real que ms se
aproxima al esperado, al pblico ideal, es aquel que est probablemente
compuesto por el grupo social que tena ms capacidad intelectual para en-
tender las sutilezas de la 'estructura', o sea, el clero ( Invitacin , 3).
Acerca del asunto de un pblico heterogneo para el
Libro,
se encuentran las
opiniones de S. Kirby, quien hace una justa observacin en su anlisis de las es-
trofas 321-371 (el
exemplum
del pleito de la zorra y el lobo ante don Xi-
mio ). De su estudio sobre stas, l concluye que el uso de los trminos judicia-
les y legales, as como de los retricos, no infieren un pblico especializado:
the involved legalistic and rhetorical character of Don Ximio episode raises
problems of audience. Only exceptionally cultivated listeners or readers would
have been able to grasp hlly the artistry of the Don Ximio story. But this view
does not rule out enjoyment of the episode by less-well-educated spectators;
these latter would have reveled in what they regarded as the trickery and dou-
ble-talk of al1 legal proceeding, exemplified by the Archpriest's fable ( Juan
Ruiz y Don Ximio 286 .
Otro juicio que tambin se orienta hacia la misma consideracin es expresa-
do por
B.
Dutton, quien en su investigacin sobre la significacin del buen
amor establece lo siguiente:
Gradually Juan Ruiz makes the reader more and more aware of what
a
mis-
nomer
buen
mor
is for the courtly love of the poets. The naive, like Trotacon-
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ventos, are misled by the label buen which seems to give moral approval to
a mo r
i t se l f understood in a ra ther gross manner . What the term means de-
pends o n t he ed ucat ion a n d socia l at t itudes o f the hearer . A plebeian wi l l un -
derstand i t as agreeable dall iance an d sensuali ty , a m em ber of t he new l i te ra te
court ier classes as court ly love, an d a m an o f the rel igion as the tru e love, t ha t
is o f Go d , a n d as char i ty which is th e expression of th is sa me love arnong m en
( Con Dios , 174 .
A h o r a b i e n , e n r e la c i n c o n l a s a n te r i o re s c o n s id e r a c io n e s s o b r e e l p b l i c o
r u i z i a n o y c o n las a d v e r te n c ia s q u e e n l a m i s m a o b r a s e h a c e n s o b r e l a cu es -
t i n , e n e sp e ci a l, l a s e s tr o f a s
15
y
67
- c o n la s q u e
J.
J o s e t r e p r e n d e a
G.
B.
G y b b o n - M o n y p e n n y ( I nv it ac i n ,
3 -,
p o r un l a d o ;
y
las e s t r o f a s
45
y
1629, m s e l f r a g m e n t o d e l p r l o g o
88-90,
por e l o tr o , s e p u e d e p e n s a r e n l a
b s qu e d a d e un p b l i c o m s e s p e c fi co
por
p a r te d e J u an
Ruiz
e s t o es, u n
p b l i c o a r ti st a . E s t a su p o s i c i n
no e s av e n tu r a da n i m u c h o m e n o s a b su rd a ,
p u es v e m o s q u e J u a n
Ruiz
s e d e c l ar a a r t is t a e n e l s e n t i d o q u e s e e s p e r a d e l e s-
c r i t o r m e d i e v a l, e s d e c ir , e l d i d c t i c o m o r a l- re li gi o so , q u e s i e m p r e d e f i n e l a
f u n c i n d e s u o b r a p a r a s u p b l i co d e u n a m a n e ra muy precisa:'
Y claro, se debe hacer manifiesto el carcter general del autor, como se alude en las sigu-
ientes palabras de
L.
Spitzer: Me atrevera a afirmar que, al utilizar este proced imiento au-
toacusador, el arcipreste pretenda pintarnos al pecador en potencia qu e llevaba dentro de s y
que llevamos todos los seres humanos: se nos revela, no como alguien que haya cometido los
pecados que describe, sino como alguien que, llevado por su flaqueza humana, es capaz de
haberlos cometido [ l El autor del Libro e buen amor est ensefiando el 'buen amor', la
caridad cristiana, aunque a menudo parezca demasiado indulgente en su actitud hacia el peca-
dor que se aferra al 'loco amor': esta pecam inosidad la ejemplifica ofrecindose, con excelente
humor, como el autor real de aquello de lo que se crea capaz en potencia ( Sobre , 112 ;
porque no tiene sentido la individualidad, y por eso en la estrofa 1629 se deja claro el sentido
de colectividad; pero de manera restringida, como bien lo subraya A. Zahareas: The envoi of
the Libro is actually an open invitation to handle the material of the work; one can either
'gloss' its content or 'em end' its form. Such an invitation is typical of the implications of di-
dactic or jongleresque art in the Middle Ages: the author's artistic control is denied, and the
basic principie
of artistic creation -as in mos t mora lizing or jongleresque art- is the inde-
pendence of the material, the fact that it belongs to all. T h e qualifying cond ition 'sy bien
trobar sopieren is very important because the concept of
trobar
has gone through many
meanings in the
Libro.
Here it is not uttered by a jongleur but by Juan Ruiz who, on com-
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Onde yo de mi poquilla ciencia e de mucha e de gran rrudeza, entendiendo
quantos bienes fazen perder al alma e al cuerpo e los muchos males que les apa-
reja e trae
el loco amor del mundo, escogiendo e amando con buena voluntad
salvacin e gloria del paraso para mi anima, fiz esta chica escriptura en memoria
de bien, e conpuse este nuevo libro, en que son escriptas algunas maneras e
maestras e sotilezas engaiosas del loco amor del mundo que usan algunos para
pecar. Las quales leyendo las e oyendo las omne o muger de buen entendimien-
to que se quiera salvar descoger e obrar lo ha [...l. Otros, los de poco enten-
dimiento no se perdern, ca leyendo e coidando el mal que fazen, o que tienen
en la voluntad de fazer, los porfiosos de sus malas maestras, e descobrimiento
publicado de sus muchas engaiosas maneras que usan para pecar e engaiar las
mugeres, acordarn la memoria e non despreciarn su fama.
(Pr.
1s
55-67)
as tambin desde la posicin del artista menos comprometido que quiere dar
una funcin alterna a su obra:
Enpero, por que es umanal cosa el pecar, si algunos, lo que non los cossejo,
quieren usar del loco amor, aqu fallarn algunas maneras para ello. E ans este
mi libro a todo omne o muger, al cuerdo e al non cuerdo, al que entendiere el
bien e escogiere salvacin e obrare bien, amando a Dios; otros al que quisiere
el amor loco.
(Pr. 1s. 73-77)
s
que de la misma manera que se declara la orientacin literaria en cual-
quiera de las dos anteriores posturas, se puede notar que Juan Ruiz tambin lo
hace con una intencin completamente artstica, esto es, desde la posicin del
que se considera buen escritor: E conpose lo otros a dar a algunos lecin e
muestra de metrificar e rrimar e de trobar. Ca trobas e notas e rrimas e dita-
dos e versos que fiz conplida mente, segund que esta ciencia requiere (Pr. 1s.
menting upon his work, stresses al1 the artistic implications of trobar i. e., rhyme, composi-
tion, talent. Thus the literary raw material, i. e., the stuff which pases from author to au-
thor, is here consciously controlled more than in any other Spanish medieval writer ( Juan
Ruiz's envoi ,
2 10).
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88-90); y que lo demuestra a lo largo de su trabajo; no slo al exhibir su des-
treza en esta ciencia , como bien lo podemos advertir a travs de una lectura
detallada del Libro, sino tambin, en particular, al aleccionar sobre ella.3 s
que sobre esta pretensin artstica Juan Ruiz no bromea lo que afirma abier-
tamente, ni arnaraa el asunto de su intencin, por el contrario, l es franco y
sincero como lo es con su religiosidad. Por consiguiente, esta condicin es la
que lo confirma como un escritor no limitado a ciertos fines; y lo ms impor-
tante es que l est consciente de su situacin: l, antes que nada, es un artista.
Es verdad que el mismo Juan Ruiz pide a Dios que pueda fazer un libro
de buen amor aqueste, a los cuerpos alegre
y
a las almas preste
[ ]
E por
que mejor de todos sea escuchado (13cd y 15a); y luego ms tarde declara que
En general a todos fabla la escriptura (67a). O sea, no delimita su pblico (el
cuerdo y el non cuerdo escogern a su conveniencia y capacidad) y el to-
dos del verso 67a lo comprueba; sin embargo, en la estrofa 45 advierte que
en su escriptura tratar de un asunto difcil y serio (el que no haya aqu es-
pecificacin sobre cul, indica que puede ser cualquier asunto relevante), por
lo que el tratamiento lo har, a veces, bajo un tono humorstico: E por que
de buen seso non puede omne rreir, avr algunas burlar aqu a enxerir
(45ab). Y cuando este humor sea percibido no se debe discutir el porqu se
hace, al menos que sea de manera artstica: cada que la oyeres, non quieras
comedir salvo en la manera del trobar e del dezir (45cd).
Estas condiciones que se imponen en la obra sugieren que Juan Ruiz pien-
sa en un pblico con ciertas cualidades artsticas a quien transmitir su lecin
e muestra de metrificar e rrimar e de trobar sobre cualquier tema
y,
como
vimos ya, tambin implica dar prueba, a cualquier persona - todos -, de
la maestra en esta ciencia . La suposicin del pblico artista que Juan Ruiz
busca idealmente se hace an ms clara en la estrofa 1629, ya que aquel p-
blico se diferencia del todos , pues, es muy significativo que el todos tenga
una cualidad amorfa mientras no se singularice en el pblico artista. En pri-
mer lugar, los versos c y
d
infieren un pblico general, el todos , es ste quien
Estas tres posiciones que adopta Juan Ruiz son las que, en Amor ruiziano y Sobre el
metro
y
la rima , del Captulo del
rte
dejuan
Ruiz
he denom inado funciones de la obra.
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puede tener acceso a la obra como sea, precisamente, porque Juan Ruiz le im-
pone libertad al
Libro
para llegar a cualquier sujeto: ande de mano en mano,
a quien quier que1 pidiere como pella a las dueias tome lo quien podiere
(1629cd). Los dos versos a y b son los que hacen referencia al pblico ideal:
Qual quier omne que lo oya, si bien trobar supiere, puede ms y aiadir e
enmendar, si quisiere (1629ab).
En estos dos versos de la estrofa 1629 nuevamente se condiciona al recep-
tor, como sucede en la estrofa
45
es decir, se insiste en la facultad de tro-
bar porque si se cumple la exigencia, si supiere , entonces, se tiene la au-
torizacin para afiadir e enmendar la obra misma (como Juan Ruiz lo
hace con sus modelos), si s se desea. Esto lo observa muy bien G. B. Gybbon-
Monypenny, aunque, claro, dentro de su postura de ver un pblico selecto:
Juan Ruiz apela, ms que a los eruditos, a los poetas, pensando en el valor
potico, parece, ms que en la materia
Libro,
n. w.1629ab). El hecho de
que no se considere la materia , el asunto o tema a tratar, sefiala, en princi-
pio, el paralelismo que se guarda con la estrofa 45 y sobre todo, que lo que
importa es el estilo propio para hacerlo sobre cualquiera que sea la materia
y recrearlo sobre cualquiera que sea el modelo, de h que el aiadir e en-
mendar tenga lugar.
En fin, Juan Ruiz orienta su obra hacia un receptor general, entendido
ste dentro del concepto del pblico heterogneo de J. Joset; no obstante, en
el nivel de receptor implcito,
l efecta una particularizacin, o sea, l se di-
rige al conjunto de artistas (sin prdida de generalidad, a los de escritores).
ste es su pblico ideal, en el que piensa cuando produce, el cual, con la rela-
cin que el mismo J. Joset propone entre el caso real e implcito, en el plano
de lo concreto, debe recaer sobre un pblico intelectual, que es aqul que
ms se acerca al caso ideal. As
se tiene, entonces, que el receptor ideal de
Juan Ruiz es el artista intelectual, aqul que tiene la agudeza para rebasar el
restringido plano temtico y arribar al plano artstico, el de la composicin,
que es el terreno que pisa el autor del
Libro.
Desde este terreno Juan Ruiz in-
siste repetidamente en la comprensin de su obra porque quiere dejar claro,
en primera instancia, que se est leyendon un libro -no es gratuito que el
verbo or en relacin con leer y entender surja en muchas partes-, el cual no
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r e p r e s e n t a ms q u e
un
o b je t o q u e p u e d e ir de m a n o e n mano
y,
e n s eg un -
d a , q u e
lo
q u e r e a l m e n t e i n te r e sa , e n e s e o b j e t o , e s l a h a b i l i d a d a r t s ti c a p a r a
d e c i r l a s c os as , e s t o e s, c m o s e a c o g e
un
es t i l o
propio,
u n a m a n e r a d e e sc ri-
b i r b i e n s o b r e a s u n t o s c o m p l i c a d o s .
s t e e s e l m o t i v o d e l a c o n v o c a to r ia d i r i g id a
al pblico
a rt is ta ; e n u n a p a -
l ab ra , e s l a p r o p u e s t a d e s u p o ti ca :
s e p u ed e d ec i r q u e l a r em ar cad a am b ig e d ad q u e s e m an if ie s ta p o r t o d o e l
Libro es e l ind icador d e qu e sob re e l la se debe fun dar su es t r a tegia l i te r a ria ,
as co m o tam bin s u est ilo, q ue n o es e l de l escr i to r d i so lu to q ue cohones ta
-Juan Ruiz es consis tente co n la noci n d e loco amor a lo largo de su
obra- n i mu ch o menos aque l o t ro de l d idc tico , qu e an tepone , en p rinc ipio ,
el hom bre m oral a l art ista . Aunqu e, c laro , ta m poc o se pued e negar la presen-
cia d e pasajes irreverentes y, sobre todo, d idct icos . Sin emba rgo, Juan Ruiz les
d a el t ra tam iento necesar io y que cree conveniente para s u propsi to ,4 as qu e
l va m s al l y es te ir m s al l es lo qu e lo def ine precisamente co m o u n art is -
ta , co mo u n au to r q ue es t consc iente de se rlo; p o r cons igu ien te , su p re ten-
s in n o es o t r a qu e un a in tenc iona l idad meram en te a r t st ica ; es, e n un a pa la -
bra, la de exponer s u propuesta literaria y la de exhibir su arte potica?' para
qu e sean valoradas y hasta c ont inu adas (Reyes,
EIArte
82-83) .
Com o se mu estra, por ejemplo, en el episodio de los pecados capitales, y aun en ste existe
una considerable irona situacional, que induce una clara ambivalencia discursiva que rebasa lo
didctico. La actitud del YO H BL NTE no puede ser completamente sincera (con esto no
cuestiono la religiosidad de Juan Ruiz); porque si recordamos, el arcipreste viene de fracasos
amorosos, as que la invectiva no slo va dirigida a don Amor por ser causa del pecado, sino
tambin por no brindar ayuda al protagonista cuando la requiere. Por lo tanto, el r e c m
didctico no es muy ameritado para la situacin, no obstante, Juan Ruiz hbilmente le infiere
un carcter funcional, al resaltar el discurso injurioso del arcipreste en contra de los perjuicios
del am or - e s el ambiente idneo para que el
YO H BL NTE
realice su tarea didctica. De ah
que la enumeracin de pecados capitales no sea incidental, sino, en efecto, deliberada y
aparentemente congruente. Aqu con este ejemplo se enfoca muy bien el sentido artstico d d
uso del YO H BL NTE en relacin con el manejo irnico, que A. Zahareas observa, en general,
en el
Libro
is created for ironic situations an d mo re conspicuous as an artistic creation th n
as a didactic necessityn (a p d R e y ,
4
n.
7).
La irona, en este caso y en muchas otras partes
de la obra, como recurso retrico, es la figura que instala al YO
H BL NTE
ruiziano en
un
posicin privilegiada, por el hecho de que sus enunciados son difcilmente cuestionables.
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Y por supuesto, el sentido de potica, en la obra, no estar expresamente
dentro de la observacin de
T.
Hart: El Libro de buen amor, pues, es una es-
pecie de patrn literario en el que los poetas jvenes encontrarn modelo de
las ms diversas clases de poesa3' (La alegria, di'), sino dentro de una ms
amplia, por el hecho de que el contenido del Libro mismo puede estar sujeto
a enmiendas y afiadiduras; l mismo, por decirlo de alguna manera, se con-
vierte en un elemento del conjunto de modelos integrados y por lo tanto, es
susceptible de ser imitado, adaptado, parodiado o parafraseado. En fin, lo
que busca Juan Ruiz a travs de su pblico ideal es la continuacin de su ma-
nera de escribir sobre cualquier asunto o tema, por eso la invitacin a afiadir
e enmendar es para un pblico especfico, el que bien trobar sopiere ,
como bien lo observaA Zahareas:
if one considers the expression sy bien trobar sopiere which qualifies Qual
quier omne . Juan Ruiz does not open his book for additions by al1 those who
listen but to additions only by the few who know poetry. The conjunction y
has the forceful meaning of provided that : i. e., i t sets down the condition of
bien trobar and thus demands that one be skilled at poetical composition
before handling the Libro
[ l
Juan Ruiz is opening the doors of his Libro to
other writers, to those who in turn can control the raw material. When Juan
Ruiz allows his literary material to step out of his Libro he does not give up
his control, as do the jongleurs or most of the didactic writers. He claims that
al1 can read it, use it,
or
enjoy it, but only artists can handle it. That is, when
his material leaves the
Libro
and is passed around, it does not gain complete
independence as it would in the oral tradition of the jongleurs or didactic tra-
dition of medieval moralists. His poetic material is delimited because it is cha-
El tono irnico que se muestra en esta situacin es lo que pone de manifiesto una actitud
marcadamente manipulatoria (claro, de la misma situacin y, en general, del discurso que se
emite en este momento). Este es el juego al que recurre Juan Ruiz una
y
otra vez porque en el
discurrir polifnico que se observa, el Y HABLANTE no asume por completo su enunciacin,
sino que se lo atribuye al otro (al autor, al narrador,
al
protagonista, al poeta, al juglar, al co-
mentarista, al moralista, etc., aquellos con los que se fusiona) es decir, lo profiere como si
fuera un enunciado de alguien ms, no obstante, no est siempre marcado por medio de la
sintaxis, por lo que se crea una doble
y
hasta mltiple significacin en una sola enunciacin.
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244 CELEDONIO
REYES
racterized, because it is stamped with the qualification of art: saber, trobar,
bien
are terms which point out the emergence of writing from mere techni-
que or preaching to a state of conscious artistry ( Juan Ruiz's envoi , 208-
209
y
210).
A pesar de que con singular entusiasmo se declare en el mismo ibro que
se trata de una invitacin abierta: En general a todos fabla
la
escriptura
(67a).
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