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EL
ESTRUCTURALISMO
1. EL ESTRUCTURALISMO DE W. WUNDT, E. B. TITCHENER Y LA
ESCUELA DE WURZBURGO
Luis GARCÍA VEGA
JOSÉ MOYA SANTOYO
INTRODUCCIÓN
Cuando Wundt ocupa en 1875 la cátedra de Leipzig, ya en Alemania Weber (1834)
y Fechner (1850-1860) habían descubierto una ley que expresaba matemáticamente
cierta relación entre un proceso psíquico (la sensación) y una energía física (el
estímulo). Con este hallazgo, la psicología se convertía en ciencia (según Kant, para
que un conocimiento fuera científico debería ser expresado matemáticamente)'. A
principios de la década de 1860, Donders y De Jaeger miden con éxito los «tiempos
de reacción», distinguiendo tres modalidades: de reacción simple, discriminación y
de discriminación con elección de respuesta. Abundan por este tiempo las investi -
gaciones sobre aspectos parciales de la psique, destacando, sobre todo, las que
parten de la fisiología. Wundt no pretende realizar otro experimento más como los
anteriores acerca de algún aspecto nuevo e ignorado; Wundt tiene una sólida
formación filosófica y científica que le hace intentar construir una ciencia completa de
la psique. Para ello, pretende estudiar la mente como una realidad compleja. Observa
que la química y otras ciencias de la naturaleza han avanzado gracias al análisis
o búsqueda de los elementos básicos en los que se descompone su objeto; lo mismo
quiere hacer Wundt con la conciencia, y como ésta sólo puede ser analizada por
cada sujeto, propone como método de estudio la introspección pero, para diferenciarla
de la utilizada por los filósofos, la presenta con una completa lista de controles que
garanticen su objetividad. Los últimos elementos de la mente (sensación,
imagen y sentimientos) y sus leyes de combinación son el resultado de este programa.
En la Universidad de Wurzburgo, un grupo de psicólogos que seguían las líneas
generales de investigación de Wundt añaden un nuevo elemento, el pensamiento, a
la vez que modifican el método y, en parte, el enfoque al estudiar la mente.
II. ANTECEDENTES
El empirismo, por su interés por el análisis del contenido de la mente humana y por
la importancia que da a la sensación como fuente de todo conocimiento. J. F. Herbart,
en su obra La psicología como ciencia, nuevamente fundada, en la experiencia, en la
metafísica y en la matemática (1824-1825), defiende, contra Kant, la posibilidad de
hacer una ciencia psicológica, porque los contenidos mentales, por tener intensidad,
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pueden expresarse matemáticamente. (De todos modos, Herbart no logra
independizar la psicología de la metafísica.) Los filósofos y psicofísicos se esfuerzan
por explicar ciertos fenómenos psicológicos partiendo, los primeros, de la filosofía
y, los segundos, de la física. Wundt observa cómo, a través del siglo XIX, las ciencias
de la naturaleza, avanzan, y sobre todo la química y, por ello, se decide a adoptar
su método, su instrumento de avance: la orientación metodológica anal ítica.
Partiendo de todos estos supuestos, Wundt intenta hacer de la psicología una
ciencia independiente, cuyo objetivo es el estudio científico de la experiencia cons-
ciente, mediante una introspección científica (controlada, experimental, objetiva), que
le permita descubrir los últimos elementos de la conciencia y los principios que
regulan la combinación de los mismos para formar los fenómenos complejos de la
mente.
III. WILHELM MAX WUNDT (1832-1920)
A. Vida y obra
Wilhelm Wundt nació en Neckarau (Badén) el 16 de agosto de 1832. Estudió me-
dicina en las universidades de Tubinga, Heidelberg y Berlín en los años 1851 a
1856, doctorándose en esta facultad. Al año siguiente fue a Heidelberg para realizar
un examen que le habilitaba como profesor de fisiología, siendo nombrado profesor
agregado en 1865, como auxiliar de Helmholtz en el Instituto Fisiológico. Allí se
formó en la investigación de laboratorio y tuvo la oportunidad de explicar algunos
cursos de psicología. En 1866 fue nombrado para representar a Heidelberg en la
Cámara de Badén, renunciando dos años más tarde. En 1874 pasó a Zurich como
profesor de filosofía inductiva, cuya cátedra acababa de dejar F. A. Lange, autor de
la Historia del materialismo. Un año más tarde fue llamado por la Universidad de
Leipzig, donde ocupó la cátedra de filosofía durante más de cuarenta años.
En 1879 fundó un pequeño laboratorio que habría de ser el modelo para otros
muchos laboratorios en todo el mundo, donde se investigaría experimentalmente
en la nueva ciencia que comenzaba su andadura. En 1889-90 desempeñó el
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rectorado de la universidad; en 1902 fue nombrado ciudadano honorario de la
ciudad de Leipzig y en 1907 de Mannheim. Fue también doctor honoris causa en
derecho por la Universidad de Gotinga. Murió en Gross Bothen el 31 de agosto
de 1920.
De entre su ingente obra podemos destacar por su importancia en la psicología:
Aportaciones a una teoría de la percepción sensorial (1862), Estudios sobre psicología
humana y animal (1863), Manual de fisiología humana (1864-5), Principios de psi-
cología fisiológica (1873-4), Compendio de psicología (1896), Introducción a la psi-
cología (1911) y Psicología de los pueblos (1900-20). Añádanse a esta lista sus artí-
culos de los Philos. Stud. sobre los métodos de la psicología, la medida de los
procesos psíquicos, la teoría de la voluntad, los límites y métodos de la psicología
de los pueblos, las sensaciones visuales y cromáticas, los problemas biológicos, la
cuestión de la localización de las funciones cerebrales, etcétera.
B. Método
Siguiendo el modelo de la química elemental (análisis + síntesis) y aceptando como
objeto de estudio de la psicología a la conciencia, ¿quién podrá analizar la concien-
cia? Cada uno la suya propia, mediante La introspección o la autoobservación (selbst-
beobxdrttmgj; que, para-ser científica u objetiva, debe ser sometida a un control
riguroso en el laboratorio. Cada experimento consiste, en general, en presentar un
estímulo, al que responde el sujeto, quien debe observar en sí mismo el proceso
mental que media entre estímulo y respuesta, buscando el contenido de cada uno
de los momentos de tal proceso.
Los estructuralistas garantizan la objetividad y cientificidad del procedimiento
mediante el control a que someten al sujeto y a la situación experimental:
a) El sujeto es entrenado para la introspección. A tal efecto, se le enseña a:
— Distinguir de modo claro los elementos simples de los complejos.
— Evitar el «error de estímulo», error que, según Titchener, consiste en prestar
atención a las características conocidas del estímulo y no al proceso mental
provocado por él, fenómeno muy corriente en los introspeccionistas no adiestrados y
que está muy relacionado con la distinción entre física y psicología.
— Emplear un lenguaje objetivo que permita la exactitud de la expresión de lo
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experimentado, de suerte que cada término tenga idéntico significado para cualquier
sujeto ejercitado.
b) La situación se controla:
— Utilizando un estímulo cognoscible y mensurable, para poder presentarlo
exactamente igual en distintas ocasiones.
— Estableciendo unas condiciones experimentales previamente determinadas.
— Conociendo y midiendo la respuesta, (Wundt llevó la precisión de la medida
hasta las milésimas de segundo).
— Provocando y repitiendo fielmente el experimento con distintos estímulos y
diferentes sujetos.
— En cada experimento, para evitar los posibles fallos de memoria, se analiza
sólo lo último que pasó por la conciencia en el momento en que el sujeto fue
interrumpido por el experimentador. Los sujetos del experimento eran seleccionados
por Wundt con sumo cuidado cada año entre sus mejores alumnos.
En cuanto al proceso metodológico podemos distinguir las siguientes partes:
1.a Observación directa de la conciencia buscando sus componentes más sim-
ples. Nadie mejor que uno mismo, dicen los estructuralistas, puede enfrentarse con
éxito a algo tan personal como los contenidos mentales. Tanto Wundt como
Titchener observan en la conciencia un proceso dinámico, pero su interés no se fija
en tal proceso, ya que su deseo es sorprender momentos estáticos del mismo, cortes
de esa realidad dinámica, único modo de llegar después, mediante el estudio mor-
fológico-estructural de cada corte, al descubrimiento de las partes más elementales.
«La tarea es una vivisección, dirá Titchener, pero una vivisección que dará resultados
estructurales, no funcionales. En primer lugar, intenta descubrir qué hay y en qué
cantidad, pero no para qué.» No negaban, por tanto, la funcionalidad de la mente, lo
que hacían en sus investigaciones era dar más peso al concepto estático de la
estructura que al dinámico de función, basados en la conjetura de que la psicología
debía procurar antes que nada «analizar la estructura d e la mente, el poner de
manifiesto los procesos elementales, desenredándolos de la confusión de la
conciencia».
2.a Descripción de lo observado. Buscando el control de la subjetividad, en esta
descripción han de utilizarse términos objetivos, claros y distintos.
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3.a Descubrimiento de leyes. Una vez obtenidos, a través de la observación y
descripción, los elementos simples que constituyen la conciencia, se procede a
descubrir cómo se conectan o combinan entre sí para formar los elementos
complejos de la experiencia consciente, y qué leyes gobiernan su combinación.
4.a Explicación de las combinaciones. En este momento tiene su aplicación el
paralelismo psicofísico. En efecto, Wundt era dualista; creía en el paralelismo
psicofísico, según el cual hay correspondencia entre los fenómenos físicos y los men-
tales.
No podía aceptar que hubiera una interacción entre ambos, porque la ciencia natural
postulaba un sistema cerrado de causalidad que no podía afectar a la mente ni ser
afectado por ella. Así pues, la mente y el cuerpo no fueron considerados como
sistemas interactuantes, sino paralelos: cuando se experimenta un cambio en la una
tiene lugar una modificación en el otro, y viceversa, sin necesidad de que medie
ninguna causa. Este principio les valió para explicar cómo se combinaban los
elementos simples: partiendo de la dificultad que entraña la observación de la
conciencia, acuden en ayuda de una ciencia física de la naturaleza, la fisiología del
cerebro y del sistema nervioso, para explicarla. Titchener advierte que el sistema
nervioso no es la causa del espíritu, sino que es a él lo que un mapa al territorio que
representa. Hacen notar, además, que el sistema nervioso no es más real que la
conciencia; lo que ocurre es que objeto de la fisiología es más continuo, lo que
posibilita un estudio más preciso, valiéndose del cual podemos explicar la conciencia,
dada la correspondencia o paralelismo entre fenómenos fisiológicos y psíquicos. A
pesar de todo, el mismo Titchener pensaba que no se había llegado a una clara
demostración de la relación entre sistema nervioso y conciencia, por lo que no
dejaba de ser aventurado explicar ésta en función de aquél.
Es necesario señalar que a pesar de los visos de cientificidad con que revistieron los
estructuralistas la introspección y, a pesar de los controles establecidos para impedir
la influencia de la subjetividad, no pudieron evitar que los resultados obtenidos por
unos psicólogos no fueran comparables a los obtenidos por otros. Esto, entre otras
causas, dio motivo a duras críticas y al descrédito en que posteriormente cayó la
introspección.
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c. Objeto de estudio
Wundt quiere hacer una psicología empírica y para ello tiene que partir de un
concepto empírico de alma, no desconoce el interés metafísico de un alma
sustancial, pero en su psicología no tiene cabida: «en la experiencia no
tenemos nunca que habérnoslas con tal sustancia» (Wundt, Volkerpsychologie,
I, 9). Por eso, en vez de un concepto sustancial de alma defiende el concepto
actual: «un concepto que abarque la totalidad de las experiencias psíquicas de la
conciencia individual» (Wundt, Grundriss der Psychologie, 388); más
explícitamente: «no es otra cosa que el contenido total de nuestras vivencias
interiores, nuestras representaciones, sentimientos y voliciones, contenido que en
la conciencia se encuentra en unidad y se eleva finalmente al plano del pensar
consciente y al libre querer moral en una serie gradual de evoluciones» (Wundt,
Vorlesungen über die Menschen und TierseeTé; 564). El alma no es otra cosa
que el propio acontecer anímico. Pero, dentro de la vivencia del acontecer, se
hallan implicados los procesos anímicos y los corporales como dos facetas o caras
de la misma, única e indivisible experiencia real y, por lo tanto, ninguno de los dos
es consecuencia del otro, ambos son expresión conjunta y paralela de la
totalidad indivisible:<no hay ningún proceso .anímico elemental, esto es, ninguna
sensación, ni exaltación sentimental que no vaya paralela a un proceso
fisiológico o, mejor, a un complejo de procesos fisiológicos» (Wundt, Grundzuge
der physiologische Psychologie, III, 758); este paralelismo ausente de relación
causal es posible gracias a que Wundt no considera el alma como una
sustancia, sino como algo actual. Este concepto nos recuerda el concepto de
alma de los filósofos empiristas ingleses, pero en Wundt este concepto no pasa a
ser un mero mecanismo de asociación.
Con estos planteamientos Wundt se aleja de la psicología escolástica, que estudia
el alma y sus facultades, y se interesa por la experiencia psíquica, que es «un
acontecer compuesto y constantemente fluyente, que en ningún momento se
detiene ante nuestra contemplación», pero, no para estudiarlo como tal acontecer
en sus principios y leyes, sino para descubrir su estructura elemental, siguiendo el
modelo de la química.
El sistema de Wundt se caracteriza por ser un intento de organizar el estudio de
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la experiencia para realizar un análisis sistemático de los elementos de que se
compone la conciencia humana. Según el, las expresiones experiencia interna, y
experiencia externa no indican dos cosas diferentes, sino solamente dos puntos
de vista en el conocimiento y en la exposición científica de la experiencia.
Estos puntos de vista tienen su origen en la escisión de toda experiencia en dos
factores: a) un contenido que se nos da y, b) nuestro conocimiento de este
contenido. Por tanto, en el estudio de la experiencia podemos seguir dos
caminos, el de la ciencia natural, que considera los objetos de la experiencia
independientemente del sujeto, y el de la psicología, que estudia el contenido,
total de la experiencia en su relación con el sujeto, y de las cualidades que éste
atribuye a dicho contenido. La psicología, pues, es la ciencia de la experiencia
inmediata. Esta experiencia inmediata se da en una conexión de procesos y de
mutuas relaciones.
Wundt está convencido de que existe una estructura dual en nuestra experiencia: un
contenido dado a través de los sentidos y nuestro conocimiento de ese contenido. La
psicología es una ciencia distinta de las ciencias naturales y de la filosofía, porque
estudia el objeto tal como aparece a la conciencia. La psicología estudia los
elementos psíquicos que son las sensaciones puras y los sentimientos simples.
Ambos se corresponden con los aspectos objetivo y subjetivo de la experiencia.
Al psicólogo experimental le corresponde la tarea de estudiar: a) el análisis de
hechos psíquicos, b) la síntesis de los elementos psíquicos, c) el establecimiento de
las leyes que rigen estos procesos, y d) la autoconciencia (figura 1).
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FIGURA 1. Entre el universo de objetos que llegan a nuestros sentidos, prestamos atención a uno en particular
(apercepción), el perro. En un primer nivel de análisis la mente descompone el objeto en sus elementos
constitutivos (sensaciones simples) a los que acompañan elementos psíquicos (sentimientos simples). En un
segundo nivel se produce la reconstrucción de los elementos simples dando lugar a la represen tación (que se
corresponde con la sensación) y a las emociones (que se corresponden con los sentimientos). En un tercer
nivel aparece la autoconciencia o reflexión sobre el proceso de conocimiento, donde se unen todas las
emociones y las percepciones.
a) Análisis de los hechos psíquicos. Wundt se da cuenta que entre el E y la R hay un
retardo (tiempo de reacción), en ese intervalo se pone en juego un proceso interno, la
experiencia interna o conciencia; su estudio constituye el objeto propio de la
psicología. En la búsqueda de elementos simples e irreductibles, y siguiendo el
método de la introspección experimental, Wundt encuentra -en la conciencia tres
elementos: sensaciones, imágenes y sentimientos.
La sensación es el elemento característico de las representaciones, éste es pro-
ducto del paso por las neuronas cerebrales de una corriente nerviosa que tiene su
origen en la periferia. Como tal, la sensación no es una impresión inmediata, sino
el resultado del análisis introspectivo de las representaciones sensoriales. Las cua-
lidades sensoriales dependen tanto de las propiedades de los estímulos físicos
como de los receptores sensoriales. Las sensaciones forman cuatro sistemas: a)
sensaciones de presión (frío, calor y dolorosas); b) sensaciones de sonido
(uniformes o de ruido y variadas o de tono); c) de olfato y gusto, y d) las de luz que
abarcan dos sistemas: acromáticos y cromáticos.
Los sentimientos simples son los elementos subjetivos de la experiencia
consciente, es decir, los elementos característicos de la emoción. En ellos se
pueden dar tres dimensiones a. lo largo de un continuum: 1) hedonista, de placer-
displacer; 2) según la actividad nerviosa, excitación-depresión, y 3) de carácter
psicológico, tensión-relajación.
La imagen es el elemento de la idea, y tiene lugar en los procesos mentales que
presentan experiencias no presentes, esto es, las que se refieren al pasado y al
futuro. Titchener observó su gran semejanza con la sensación, hasta el punto de
considerar la diferencia entre ambas sólo de grado, no de naturaleza. La imagen
no parece tan real como la sensación, es menos clara y menos intensa y se
destruye más fácilmente. Objetivamente, la diferencia consiste en que en la
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sensación el objeto está presente, mientras en las imágenes no lo está.
b) Síntesis de los elementos psíquicos. El segundo nivel de los procesos psíquicos
lo forman las partes complejas de nuestra experiencia inmediata. A tenor de los
elementos de que consta se agrupan en representaciones, que están
constituidas preponderantemente por sensaciones, y emociones, que están
constituidas por sentimientos. Las primeras son intensivas, de espacio y de
tiempo; las segundas son sentimientos compuestos que dan lugar a emociones
y procesos volitivos.
c) Leyes que rigen los procesos psíquicos. Respecto a las leyes que rigen los
procesos de la mente, Wundt estudió la conciencia, una entidad unitaria que
sólo podía admitir un número limitado de contenidos. Dentro de la conciencia
habría un punto de fijación donde los contenidos serían percibidos de forma más
clara y distinta. A esto lo llamó «apercepción» que tiene carácter activo y es la
responsable de la estructuración y dirección, de la experiencia. La «apercepción»
constituye el mecanismo central de la causalidad psíquica, que es totalmente
distinta de la física, ya que implica propósitos, valores y es capaz de anticipar el
futuro.
Wundt estableció una serie de leyes del proceso psíquico a las que llamó «leyes
de la causalidad psíquica», según las cuales se combinan los elementos simples
para formar los fenómenos complejos de la mente.
En primer lugar señala tres leyes psicológicas «de relación», que se manifiestan
en los procesos que fundamentan la aparición y conexión de las formaciones psí -
quicas:
1. Ley de las resultantes psíquicas: pretende explicar el paso desde el elemento
simple hasta las formaciones psíquicas superiores, donde el compuesto emergente
de la unión es superior a la suma de sus componentes. En esta ley explica el
principio de «síntesis creadora».
2 Ley de las relaciones psíquicas: establece que el significado de cualquier contenido
mental depende de su relación y comparación con el contexto.
3. Ley de los contrastes psíquicos: según esta ley las experiencias opuestas se
intensifican mutuamente.
Más tarde añadió tres leyes psicológicas de «evolución», que son generalizables a
procesos colectivos:
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4. La ley del crecimiento mental: se apoya en la continuidad de los procesos
a lo largo de largos intervalos de tiempo, y hace referencia a la progresiva integración
de las experiencias desde formas simples hasta formas cada vez más elaboradas.
5. Ley de la heterogonía de los fines. Esta ley sostiene que cualquier secuencia
de acciones voluntarias es comprensible sólo desde los fines perseguidos pero, una
vez alcanzados, pueden producirse efectos imprevistos que llegarán a convertirse
en el objetivo de nuevas secuencias comportamentales. Por ello las consecuencias
de las acciones humanas son imprevisibles.
6. Ley del desarrollo hacia los opuestos. Las experiencias, actitudes, sentimientos y
conductas de los seres humanos fluctúan entre tendencias opuestas a lo largo
del tiempo. Estas fluctuaciones se dan tanto en la vida individual como en la historia
de la civilización.
d) El último grado de complejidad psíquica lo constituye la conciencia o conexión de
las formaciones psíquicas. Esta conexión puede ser simultánea o sucesiva. La
autoconciencia puede tener diversos grados, que van desde una conciencia vivida
hasta la semiconsciencia e inconsciencia.
Hay conexiones que por hábito se forman pasivamente, como las asociaciones,
mientras otras suponen un estado activo, todas aquellas en que se producen com-
binaciones aperceptivas. Las asociaciones pueden ser simultáneas (asimilaciones y
complicaciones) o sucesivas (procesos de reconocimiento y de memoria). Las
combinaciones aperceptivas pueden ser simples (de relación o comparación) o
compuestas (las de síntesis o análisis).
Wundt admite que tanto las sensaciones como los sentimientos tienen propiedades
psicológicas y fisiológicas. Para explicar la relación entre los elementos psíquicos y
somáticos de estos fenómenos propuso la teoría del paralelismo psicofísico. Los
elementos fisiológicos se corresponden exactamente con los psicológicos, pero no
están conectados causalmente el uno con el otro. Son actividades paralelas
simultáneas.
Wundt creía que la psicología experimental del individuo no abarcaba todos los
ámbitos de la psicología. Las mentes de los individuos actuales son el resultado de
una larga historia de desarrollo cultural de la especie. Por tanto, para comprender el
desarrollo de la mente, debemos recurrir a la historia. El estudio de los animales y de
los niños está limitado por la incapacidad de éstos para la introspección. Pero el amplio
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espectro de culturas existentes representa de alguna manera los diversos estadios de la
evolución cultural y mental, desde el hombre primitivo y tribal hasta el civilizado,
perteneciente a una cultura desarrollada. La Volkerpsycbologie pretende ser el estudio
de los productos de la vida colectiva —especialmente del lenguaje, el mito y las
costumbres—, estudio que proporciona pistas para abordar las operaciones superiores
de la mente. Wundt afirmaba que la psicología experimental llega tan sólo hasta las
«afueras» de la mente, mientras la Volkerpsychologie intenta ir más allá.
El énfasis en el desarrollo histórico es característico de los intelectuales alemanes del
siglo XIX. Desde la perspectiva germana, todo individuo procede de, y mantiene una
relación orgánica con su cultura natal. Además, las culturas poseen historias complejas,
que determinan sus formas y contenidos. Por eso, se pensaba generalmente que la
historia podía ser utilizada como método para alcanzar una comprensión intuitiva de la
psicología humana .
Todos los fenómenos de que se ocupan las ciencias psíquicas son de hecho productos
de la colectividad: éste es, por lo general, el lugar donde se producen todas las
creaciones espirituales. La psicología de los pueblos es la historia de la evolución
psíquica de la Humanidad, y se divide en cuatro grandes períodos: el del hombre
primitivo, el totemístico, el de los héroes y los dioses y el de la evolución hacia la
Humanidad.
Para Wundt, el lenguaje forma parte de la Volkerpsycbologie, porque, como el mito y
las costumbres, es un producto de la vida colectiva.
Wundt dividió el lenguaje en dos aspectos: los fenómenos externos, que consisten en
enunciados producidos y/o percibidos; y los fenómenos internos, o procesos cognitivos
que subyacen a la cadena exterior de las palabras. Estas división dé los fenómenos
psicológicos en aspectos internos y externos es esencial en la psicología Ganzheit, y ha
aflorado ya antes en la contraposición entre las «afueras» de la mente, que pueden
ser franqueados por la experimentación, y los procesos más profundos, e inaccesibles.
La distinción entre fenómenos internos y externos se deja comprender mejor en relación
con el lenguaje. Es posible describir el lenguaje como el sistema organizado y asociado
de los sonidos que articulamos u oímos; esto constituye la forma externa del lenguaje.
Sin embargo, tal forma externa es la expresión superficial de procesos cognitivos más
profundos, que organizan los pensamientos del hablante, aprestándolos para su
expresión y capacitando al oyente para extraer el significado de lo que oye. Tales
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procesos cognitivos constituyen la forma mental interna del habla 2.
2 T. H. Leahey, Historia de la psicología, Madrid, Debate, 1989. ídem.
D. Significado y fecundidad de la obra de Wundt
La larga existencia de Wundt, plena de vitalidad, le permitió crecer en un ambiente en
el que la psicología era puramente especulativa, vivir de lleno el desarrollo de la
misma como ciencia experimental —a lo que contribuyó de manera capital— y morir
habiendo conocido el origen y ulterior evolución de importantes movimientos
psicológicos. Wundt escribió con profundidad y lucidez hasta el último año de su vida.
En su escrito Vivido y Sabido (1920) da cuenta del proceso de su vida.
Wundt fue un gran sistematizador y, ante todo, un psicólogo que supo captar las
inquietudes de su época en materia psicológica, lo que le permitió dar un paso decisivo
en el empleo de la experimentación como método de la psicología. Conocedor de los
problemas que tenía planteados el empirismo inglés, y educado en los métodos y
temas de la fisiología y psicofísica alemana, intentó estudiar aquellos problemas con
estos métodos. Contaba para ello con una gran formación, fruto de intenso estudio, y
con el conocimiento necesario sobre el funcionamiento de los métodos de la
experimentación y la observación.
No encontramos en él apenas novedades; sus ideas están tomadas en su mayor parte
de los empiristas, su metodología es la propia de la filosofía y psicofísica. ¿En qué
reside, entonces, la importancia de Wundt? Su importancia le viene, precisamente, de
haberse enfrentado a la problemática empirista con métodos experimentales, y esto
con tal tesón y formalidad que puede considerarse que con él se inicia la larga etapa
de la psicología contemporánea.
Como logros más significativos de esta dedicación a la psicología, pueden señalarse:
1.° La creación del primer laboratorio formal de psicología experimental, en el que se
llevaron a cabo trabajos cuya importancia se deriva, sobre todo, de la seriedad
metodológica.
2.° La fundación de la primera revista consagrada a la exposición de trabajos
experimentales sobre temas psicológicos.
3.° La difusión de la nueva ciencia por el mundo, al impartir en Leipzig enseñanzas
que aprovecharon infinidad de alumnos que, desde distintos países, venían a
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aprender las técnicas de la experimentación. Bástenos citar a algunos de estos
alumnos para hacernos una idea de la categoría de Wundt: Béjterev, Külpe, Müns-
terberg, Kraepeling, Stanley Hall, Angell, Titchener, Cattell, Baldwin...
Ahora bien, dada la dificultad que entrañaba el estudio experimental de las vivencias
inmediatas, las investigaciones experimentales realizadas en los laboratorios de Wundt
tuvieron, de hecho, que contentarse con estudiar las sensaciones, y más en concreto,
los contenidos de las mismas. Ellas, junto a los sentimientos, eran los dos elementos
básicos en los que podía descomponerse la mente humana.
Después de analizar la mente humana, Wundt estudiaba la conciencia desde una
perspectiva global. Para él, la conciencia era unitaria, y no podía admitir dentro de sí
más que un número limitado de contenidos. Dentro de la conciencia había un punto
de fijación, o porción central, en donde los contenidos eran percibidos mucho más
clara y distintamente (apercepción). La atención era sinónima de apercepción, o
visión clara y distinta de los contenidos situados en el punto de fijación de la
conciencia, y dependía de la voluntad del sentimiento. Por consiguiente, era un
proceso activo de la mente, irreductible a las meras leyes de la asociación.
Éstas son, a grandes rasgos, las principales características del sistema teórico de
Wundt, un sistema que cayó muy pronto en el olvido, debido en parte al
positivismo que invadió los dominios de la ciencia, y al desarrollo de la psicología
clínica y aplicada, campos que no habían sido cultivados por Wundt debido a su
interés por hacer una ciencia teórica y no aplicada. Algunos autores han dicho que
Wundt fue el último gran psicólogo de la filosofía alemana del siglo XIX, y que entre
él y sus discípulos existió una gran sima, la sima que separaba el siglo XIX del siglo
XX. Titchener, su discípulo más fiel en los Estados Unidos, por ejemplo, aún
confesándose seguidor de Wundt, y teniendo muchos puntos en común con él,
construyó un sistema basado en el análisis y en la clasificación taxonómica, el
estructuralismo.
No todos los psicólogos contemporáneos de Wundt estaban de acuerdo con él
respecto al método, objeto de estudio y principios de esta nueva disciplina, la
psicología.
Críticas al objeto de estudio
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Wundt atendía aspectos conscientes de la mente humana, de personas adultas, nor-
males e inteligentes (eran cuidadosamente seleccionados los sujetos entre sus me-
jores alumnos) y con fines exclusivamente nomotéticos (es decir, para encontrar
datos generales y no individuales o ideográficos). La mente es, además, entendida
como contenido y estudiada analíticamente.
Ya en la época en la que Wundt era estudiante, un grupo de fisiólogos alemanes y
austríacos defendían una postura antivitalista, haciendo depender la vida de la
energía de la materia en vez de la mente.
También los fisiólogos rusos I. M. Séchenov (1863), e I. P. Pávlov (desde 1900) se
oponen con todas sus fuerzas a que el objeto de la psicología sea la mente, y en su
lugar colocan los mecanismos cerebrales; la psicología es fisiología y la llamada
«actividad psíquica superior» debe ser «actividad nerviosa superior».
El joven psicólogo norteamericano J. B. Watson (1912), por razones metodológicas,
tampoco acepta que la mente sea el objeto de la psicología, porque el único modo
de estudiar la mente es la introspección, método que, aún en el mejor de los casos
(es decir, tal y como lo planteó Wundt, como instrospección científica, y con
bastantes controles), conduce a dispares resultados (ejemplo de ello son las polé -
micas de Wundt y Titchener contra los psicólogos de Wurzburgo que, a pesar de
usar parecidos procedimientos, llegaban a distintos resultados y no había manera
de encontrar un criterio objetivo acerca de la verdad). Watson, por este gran
inconveniente y por su ideología pragmática, prefiere sustituir la mente por la
conducta (lo observable, «lo que el organismo hace o dice»).
De la mente, Wundt y Titchener estudian fundamentalmente su estructura
(elementos base de los procesos y sus cualidades y leyes de composición). Los
psicólogos americanos viven en otro mundo, en un ambiente completamente distinto
al de Alemania; el pueblo americano está viviendo la teoría darwiniana de la evolución y
tiene que dedicarse a actividades prácticas y no a elucubraciones teóricas. Ésta es la
actitud filosófica del pragmatismo, que en muy pocas palabras define así W. James: «El
método pragmático... consiste en tratar de interpretar cada noción trazando sus
consecuencias prácticas respectivas; ¿se deducen diferencias prácticas de que sea
cierta tal noción y no la otra? En caso negativo, significando las alternativas
prácticamente la misma cosa, toda disputa es vana. Cuando la discusión sea grave,
habrá que establecer alguna diferencia práctica deducida de que una u otra parte
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tenga razón». (W. James, El pragmatismo).
Incluso los muchos psicólogos americanos que aprendieron psicología con Wundt en
Leipzig prefieren, al volver a su país, darle a la mente un enfoque distinto al teórico y
estructural, el funcional: la mente como instrumento de adaptación del organismo al
ambiente, en cuanto que posee la habilidad de desarrollar hábitos o cualidades
especiales que le permitan al hombre enfrentarse al ambiente de una manera más
adecuada y economizando el máximo de energías (tal idea es original de James y la
desarrolló en sus Principios de Psicología, 1890, en el capítulo dedicado a los hábitos).
Los estructuralistas estudian qué elementos y cómo se combinan (psicología del
contenido y de la estructura); los funcionalistas insistirán en el para qué; y otros, como
Freud, McDougall y Woodworth, se interesarán en el por qué (aspectos dinámicos o
motivacionales del comportamiento).
Sólo los aspectos conscientes son estudiados por Wundt, porque la ciencia es lo que se
conoce racionalmente y de lo que en sí mismo es racional. Freud no estaba de
acuerdo con esto, ni con el énfasis exclusivamente estructural de Wundt. Para Freud,
la psicología, además de atender aspectos estructurales del aparato psíquico
(¿mente?), tales como yo, ello y superyó, debe preocuparse por la dinámica de su
desarrollo y por sus mutuas relaciones; y en esta dinámica lo más importante es,
precisamente, lo inconsciente.
Todos los psicólogos que, desde la aparición de la obra de Darwin, intentaron hacer
psicología comparada (animal-hombre), tales como Romanes, Lubbock, Spalding, Lloyd
Morgan, etc., tampoco pueden aceptar como objeto de la psicología la mente, porque,
¿quién puede observar la mente de un animal? Tan sólo su conducta es observable.
Al proponer Titchener, como objeto de estudio, la mente de un adulto normal, ni la
Psicología Evolutiva, ni la Psicopatología entran dentro del saber psicológico.
Al enfatizar el carácter nomotético (general) del saber psicológico, la Psicología
Diferencial, recientemente inaugurada por F. Galton y que tan interesantes
investigaciones realizó, y los aportes de los personalistas (Dilthey, Stern, etc.) estarían
fuera del campo de la psicología.
Por todas estas razones, el objeto wundtiano de la psicología queda muy cuestionado.
2. Críticas al método
21
En 1896, Binet y Henry publicaron un interesante artículo, titulado «La Psicología
individual» (revista Anné Psychologique) en donde, tras criticar el artificialismo del
experimento en laboratorios, muy propio de los alemanes, propone, como alternativa,
el estudio de los procesos en situaciones reales. Además de esta crítica general al
método experimental, surgieron muchas otras al método de instrospección. Ya
hablamos de la crítica de los conductistas, porque buscaban mayor objetividad en los
resultados, y esto sólo se consigue trabajando con variables exclusivamente empíricas
(y observables por varios investigadores).
Freud, en su metodología, va a insistir en aspectos interpretativos y comprensivos del
fenómeno a observar, lo que en el aséptico y exclusivamente estructural método de
Wundt no se puede permitir.
La psicometría, corriente de investigación cuyos orígenes más próximos se encuentran
en los estudios de Galton (década de 1880), al intentar objetivizar las habilidades y
darles un tratamiento estadístico, se aleja profundamente del método de introspección
de Wundt. Lo mismo le sucede a la Psicología Social (que va a desarrollarse en las
primeras décadas del presente siglo), por usar encuestas, técnicas sociométricas,
escalas, y otras técnicas objetivas de medida que rebasan el ámbito de la
introspección.
El método de Wundt parte de un enfoque estático y atemporal, con el que no pueden
estar de acuerdo los que quieren hacer psicología partiendo de un estudio genético del
fenómeno; éste es el caso de Stanley Hall, Baldwin, McDougall, Freud, Piaget y Watson.
A pesar de estas críticas, el método de introspección (sin pretender hacer de él el
único o el más importante método de la psicología) puede ser aprovechado en algunos
aspectos y en investigaciones concretas sobre procesos cognitivos, pero con fines
estratégicos y prácticos y no con la intención estructural wundtiana.
K. Duncker («On problem solving», Psychol. Monographs, 1945, 58, 270:1-113), para
estudiar las estrategias de descubrimiento en la solución de problemas, idea una
nueva técnica de introspección pidiendo a los sujetos que piensen en voz alta; así, al
identificar el pensamiento con la palabra, ya no es necesario el informe posterior del
sujeto sobre el proceso, porque se expresa directamente, y directamente podemos
estudiarlo.
A. Newell y H. A. Simón en su trabajo «Computer Simulation of Human Thinking»
(Science, 134: 2011-2017) proponen el mismo procedimiento de hacer pensar en voz
22
alta a los sujetos al estar solucionando un problema, y en base a este material
construyen programas en cibernética para simular el comportamiento humano.
A. D. De Groot (en su obra escrita originalmente en holandés en 1943 sobre
pensamiento y elección en el juego del ajedrez), además de ofrecer una interesante
exposición del método introspectivo, estudia el proceso de solución de problemas con
jugadores de ajedrez que, al jugar, piensan en voz alta.
T. Natsoulas, en «Concerning Introspective Knowledge» (Psychol. Buli, 170, 73:89-1
11) ofrece un interesante trabajo sobre la naturaleza de la conciencia introspectiva.
Muchos son los psicólogos actuales que se interesan por la experiencia consciente y
por la introspección. Por citar a algunos: C. Burt, R. B. Joynson, J. Radfor («Reflections
on Introspection». Amer. Psycho., 1974, 29:245-250). Es interesante el trabajo de J.
Reason (1976) sobre la distracción, en el que demuestra la validez del método de
introspección. En un reciente artículo, Ernest E. Hilgard nos ofrece una lista de
posibilidades del método introspectivo y el hecho del retorno de la conciencia a la
psicología moderna, así como los problemas que plantea 3.
E. R. Hilgard, «Consciousness in Contemporary Psychology», Ann. Rev. Psych.
31:1-26, 1980.
3. Crítica a los principios estructuralistas
El paralelismo psicofísico conduce a problemas cuya solución habría que buscar y con
pocas posibilidades de éxito, en la filosofía. Pasan de este problema todos los
psicólogos objetivistas, para los que lo que realmente cuenta es el organismo y su
actividad. Una pretendida solución psicológica a este problema, y que complica las
cosas en ciertos aspectos, es la postura isomórfica de los psicólogos de la «gestalt»;
para éstos, los fenómenos mentales se corresponden estructuralmente con los fisio-
lógicos y éstos, a su vez, con los físicos correspondientes. Esta correspondencia tiene
fines metodológicos o de investigación, y partiendo del conocimiento estructural de un
nivel, conocida la clave de transformación, podemos intuir la estructura del
correspondiente.
El enfoque elementalista y asociacionista que Wundt había adaptado de la química es
criticado por los psicólogos de la «gestalt» (1912), escuela que va a sustituir a Wundt
en Alemania. Según estos psicólogos, los elementos sólo existen como producto de un
23
análisis artificial de la realidad, y nos ayudan muy poco a conocer ésta, pues la
realidad es más que la suma o asociación de los elementos que la componen. Ya años
antes, en filosofía, B. Russell había ponderado este enfoque antianalítico.
Wundt concede una gran importancia a la sensación (sensismo), en detrimento de los
procesos superiores, tales como el pensamiento, del que Titchener, su fiel discípulo,
opina que genéticamente depende de la sensación (Titchener, Lectores on the
Experimental Psychology of the Thought Processes, 1909). Comenzando por la escuela
de Wurzburgo, esta postura va ser muy criticada.
IV, EDWARD BRADFORD TITCHENER (VIDA Y OBRA)
Titchener nació el 11 de enero de 1867 en Chichester (Inglaterra). A los 14 años
entró como becario en el Halvern College, una importante escuela privada, donde
estudió hasta los 18 años (1885). En la Universidad de Oxford estudió durante
cuatro años Clásicas y Filosofía. En su quinto año en Oxford se interesó vivamente por
la Fisiología, bajo la dirección de Bourdon-Sanderson, pasando posteriormente a
Leipzig, para estudiar con Wundt.
En Leipzig encontró un amplio grupo de científicos interesados en la nueva psicología.
Estableció amistosas relaciones con algunos de ellos, especialmente con O. Külpe, E.
W. Scripture, E. Meumann, A. Kirschmann, B. Kampfe, E. A. Pace y, sobre todo, con
F. Angell, con quién inició una profunda amistad.
Su contacto con Wundt, si bien no fue íntimo a nivel personal, fue muy fructífero e
intenso a nivel académico. Wundt sirvió como punto orientador básico de la
psicología titcheneriana, y sobre su imagen diseñó su vida profesional.
Merced a F. Angell, Titchener tuvo la oportunidad de marchar a los Estados Unidos,
invitado por Angell, para impartir clases de Filosofía y Psicología en la universidad de
Cornell y dirigir su laboratorio (inaugurado por Angell en 1891), donde permanecerá
hasta su retiro.
En 1895 se unió junto con E. C. Sandford al consejo editorial del American Journal of
Psychology, compartiendo con Hall las responsabilidades editoriales de la revista.
Desde entonces no interrumpió su vinculación con la revista hasta su dimisión en
1925, dos años antes de su muerte.
En 1904, Titchener organizó, totalmente al margen de la American Psychological
24
Association, un grupo de psicólogos experimentales de laboratorio que, sin regirse por
normas rígidas, se reunía las primaveras de cada año en distintas universidades para
presentar y discutir las investigaciones en marcha.
En esta Sociedad, la palabra «Experimental» mantuvo el estricto significado que
Wundt y Titchener le habían dado; la psicología aplicada, la anormal, la animal y la
infantil, no entraban en su espectro de acción.
Murió a consecuencia de un tumor cerebral en 1927.
De entre sus obras podemos destacar: An outline of psychology, 1896; A primer of
psychology, 1898; Experimental psychology: A manual of laboratory practice, I, i
(Qualitative, Student's Manual), 1901; ii (Qualitative, Instructor'* Manual), 1901, II, i
(Quantitative, Student's Manual), 1905; ii (Quantitative, Instructor's Manual), 1905;
Lectures on the elementary psychology offeeling and attention, 1908; Lectura on the
experimental psychology of the thought-processes, 1909; A text-book of psychology,
1909-1910; A beginner's psychology, 1915. Systematic psychology: Prolegomena, 1929.
La primera tarea de la psicología consistió en descubrir los elementos básicos de la
sensación, a los que cabe reducir todos los procesos complejos. Mediante las leyes
de la combinación de estos elementos simples se producen los elementos
compuestos, que no son el mero resultado de la suma de los elementos simples
sino que producen elementos distintos. De acuerdo con este principio, Titchener
expresa su idea de la combinación de elementos: «Los procesos mentales concretos,
la idea de feeling, que nosotros experimentamos como una parte de nuestra con-
ciencia no son procesos simples, sino que todos, de igual manera, están compuestos
de un número de procesos simples. Los procesos simples se llaman "elementos
mentales". Estos elementos son muy numerosos, probablemente hay unos 50 000,
pero éstos pueden ser agrupados en dos grandes clases: sensaciones y sentimientos».
Las cualidades de la sensación son: rojo, frío, amargo, etc.; y los de los sentimientos
son agradable-desagradable. La tarea del psicólogo consiste en dar cuenta exacta de
los elementos mentales que componen la sensación y los sentimientos.
Titchener fue quien desarrolló y sistematizó la psicología de Wundt, también acuñó el
término estructural y funcional referidos a la psicología, en dos artículos publicados en la
revista Philosophical Review (1898 y 1899). En estos trabajos distingue perfectamente
entre una y otra forma de estudio de la psicología. No niega que el funcionalismo
carezca de valor. En toda máquina, y el cuerpo humano se puede considerar así, existe
25
una estructura y una función. La estructura de un organismo es la que es; la función es
lo que hace, el fin para el que está diseñada la estructura. Tanto la estructura como
la función son dos tratamientos posibles del todo humano y ambos son necesarios,
pero en la situación actual de la ciencia psicológica, lo estructural tiene prioridad, ya que
no puede ser investigada bien una función si antes no se conoce con detalle su
estructura. Diez años más tarde, cuando Titchener publica A text-book of psychology
(1909-1910), vuelve a exponer su pensamiento sobre el estructuralismo: «Dentro de la
experiencia consciente, como objeto de la psicología, existen dos preguntas
fundamentales: qué y cómo, que en la perspectiva estructuralista tienen una significación
específica. ¿Cuáles son los elementos? y ¿Cómo están combinados estos elementos?
La pregunta ¿Para qué? no tiene lugar en la psicología experimental, sólo es adecuada
para la psicología funcional.
Los procesos primarios que debe estudiar la psicología son las sensaciones,
elementos simples de las percepciones; las imágenes, elementos simples de las ideas, y
los afectos, elementos simples de las emociones. Todos estos elementos se pueden
presentar con distintas intensidades en cuanto a los atributos de duración, claridad y
extensión. Los afectos carecen del atributo de claridad, porque si fijamos nuestra
atención en los afectos los destruimos. Los afectos además oscilan dentro del continuo
que va del placer al displacer.
Para Titchener las leyes fundamentales de unión de los elementos son las de
asociación, aunque su teoría del contexto del significado adquiere una importancia
capital. Según esta teoría, el significado de cualquier elemento atendido se deriva de
la relación que tenga con otras imágenes a sensaciones presentes en este momento,
pero no atendidas focalmente; por tanto el significado depende del contexto. «Una idea
da significado a otra idea, ésta se convierte en el significado psicológico de esta otra
idea, es, en definitiva, el contexto de la idea» 4.4 E. B. Titchener, Lectura on tbe experimental psychology of the thought-processes,
Nueva York, Macmillan, 1909.
A. Diferencias entre Wundt y Titchener
26
Todos los psicólogos son unánimes al reconocer a Wundt su contribución decisiva al
nacimiento de la psicología experimental. Pero su sistema no siempre ha sido tan
alabado y, lo que es peor, no ha sido correctamente interpretado. Debido a su
complejidad, y también a la presentación que de él hizo Boring, discípulo de Tit chener,
su sistema teórico fue confundido con el sistema estructuralista de Titchener, siendo
así que entre ambos existen diferencias sustanciales. Estas diferencias han sido
puestas de relieve en estos últimos años por algunos historiadores, que han
estudiado a Wundt desde una perspectiva más crítica. Las diferencias principales entre
Wundt y Titchener son las siguientes:
a) En primer lugar, Wundt fue enemigo del positivismo de E. Mach, aceptado
por Titchener y por otros discípulos de Wundt. Wundt se opuso a los que
convertían la psicología en una ciencia estrictamente natural, ya que, en su opinión,
ello suponía destruir lo más importante de la mente humana, a saber: su capacidad
creadora y la causalidad psíquica. De aquí que, a diferencia de Titchener, para quien
la psicología era una ciencia estrictamente natural, para Wundt la psicología gozaba
de un status científico muy peculiar. Era una ciencia básica e irreductible, situada
a mitad de camino entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu, y
fundamento de todas ellas.
b) Esta diferente concepción epistemológica llevaba a una definición de la psi-
cología completamente distinta. Mientras que para Wundt la psicología era una
«ciencia de la experiencia inmediata», para Titchener era «una ciencia de la expe-
riencia dependiente del sujeto». Detrás de esta diferencia, aparentemente banal, se
ocultaba una concepción completamente diferente de la causalidad psíquica, que
para Wundt era irreductible a la casualidad física.
c) En tercer lugar, Wundt fue menos atomista que Titchener; aunque es cierto
que utilizó las leyes de asociación para explicar la formación de compuestos psí-
quicos, sin embargo, estas leyes sólo valían para las combinaciones pasivas. Mucho
más importantes eran las leyes de la Apercepción y de la Síntesis creadora, en las
cuales se ponía de relieve la unidad de la conciencia y el papel importantísimo de
la voluntad y de la atención. En esto, Wundt estaba mucho más próximo a la
27
psicología voluntarista de Schopenhauer que al asociacionismo inglés. Titchener,
por su parte, rechazó la doctrina de la apercepción, e interpretó la atención como
un mero atributo de la sensación, borrando de un plumazo lo que para Wundt
tenía más valor: la importancia de la voluntad.
Estas diferencias, junto con otras menos importantes, ponen de relieve la complejidad
del sistema psicológico de Wundt y sus diferencias con el sistema estructuralista. Según
lo define el propio Wundt, su sistema es un sistema voluntarista en el que la voluntad
es el prototipo de todos los procesos psíquicos. «La psicología voluntarista defiende la
idea de que el contenido de la experiencia psíquica es un proceso de vivencias
inmediatas... Los hechos psíquicos son acontecimientos, no objetos; en cuanto tales,
ocurren en el tiempo y nunca son idénticos a lo que antes eran. Los procesos de la
voluntad son el prototipo de estos procesos» (Compendio de Psicología, 1896, pp. 17
y 18).
V. LA ESCUELA DE WURZBURGO 5
Consideración aparte merece la escuela de Wurzburgo. El estructuralismo había
afirmado que las imágenes eran los elementos de la idea. En virtud de ella, era
inadmisible un pensamiento sin imágenes. En Wurzburgo, sin embargo, Külpe (Í862-
1915) había emprendido un estudio experimental del pensamiento, casi al mismo
tiempo que Binet (1857-1911) en Francia y Woodworth (1869-1962) en los Estados
Unidos, que le condujo, al igual que a estos últimos, a la declaración de que existían
unos elementos de la conciencia que habían sido descuidados por Wundt y
Titchener: los pensamientos sin imágenes. A propósito de estos resultados, Titchener
mantuvo con aquellos psicólogos una controversia que resolvió con su carácter
autoritario, sosteniendo que en su laboratorio no se habían encontrado pensamientos
sin imágenes, y que el hecho de que otros los hubieran hallado tendría su causa,
probablemente, en deficiencias metodológicas a la hora de realizar las
investigaciones. Para Titchener el pensamiento sin imágenes no era un elemento, lo
más probable es que se tratase de un compuesto de sensaciones e imágenes que no
había sido suficientemente analizado.
28
El grupo de Wurzburgo estudió los procesos superiores del pensamiento con el
método experimental. A la base de su trabajo está la psicología de la representación:
la percepción del mundo se realiza a través de representaciones. Dejando sentado,
contra la tesis sensorialista, la existencia en el pensamiento de componentes sin
contenido personal ni imaginativo y abrieron el camino definitivo hacia la ex -
perimentación psicológica de los procesos del pensamiento Su método consistía en la
autoobservación sistemática.
Antecedentes en esta línea de oposición al dogma aristotélico del pensamiento con
imágenes fueron Descartes (intelección pura frente a pensamiento imaginativo) y
Stout que admitía un pensamiento sin imágenes.
A. Principales escritos
Mayer, A. y Orth, J. (1901). «Zur qualitativen Untersuchungen "Assoziationen"».
(Investigación cualitativa de las asociaciones). Zscb. Psychol. and Physiol. d. Sinne-
sorg., 1, 13. Es la primera publicación de la escuela.
Marbe, K. (1901). Experimentell-psychologische Untersucbungen über das Ur-
teil, eine Einleitung in die Logik. (Estudio experimental sobre el juicio), Leipzig:
Engelmann.
Orth, J. (1903). Gefühl una Bewusstseinslage. Berlín.
Watt, H. J. (1905). «Experimentelle Beitráge zur einer Theorie des Denkens».
(Contribuciones experimentales a una teoría del pensamiento). Arch. ges.
Psychol., 4. 289-436.
Ach, N. (1905). Ueber die Willenstatigkeit und das Denken. (Acerca de la actitud
de la voluntad del pensamiento). Gottingen, Vardenhoeck. (En opinión de Ach
podía titularse también: Determinación y pensamiento.)
Messer, A. (1906). «Experimentell-Psychologische Untersuchungen über das
Denken». (Investigaciones experimentales de la psicología del pensamiento). Arch.
ges. Psychol., 8, 1-224.
Bühler, K. (1907). «Tatsáchen und Probleme zu einer Psychologie der Denk-
vorganges: I. Veber Gedanken». (Hechos y problemas en relación con la
psicología de los procesos del pensamiento). Arch. ges. Psychol, 9, 1 97-305.
Külpe, K. (1912). «Ueber die moderne Psychologie des Denkens (Sobre la moderna
29
psicología del pensamiento)», Internat. Monatschr. Wiss., Kunst Technik, 6, 1069-
1110. (Este artículo resume los más importantes trabajos de Wurzburgo.)
B. Comienzos de la escuela
El nacimiento y ocaso de esta escuela coincide con la presencia de Oswald
Külpe en la pequeña universidad alemana de Wurzburgo. Külpe estudió en
Leipzig con Wundt y en Gotinga con C. E. Müller; terminada su formación
académica fue ayudante de Wundt desde 1886 hasta 1894, fecha en que es
nombrado catedrático de Wurzburgo. Hacia 1896 fundó el laboratorio de
psicología. Hasta 1900 sus intereses fundamentales se dirigen hacia problemas
filosóficos, aunque sin olvidar sus inquietudes por la psicología, convirtiéndose en
tutor y animador principal de un grupo de investigadores que formarán la escuela
de Wurzburgo. Boring aclara que no es fácil colocar a Külpe dentro de su propia
escuela, pero sí está bien claro que él fue su mantenedor, porque incluso participó
activamente en muchos experimentos como sujeto, y también es cierto que al
trasladarse a Bonn en 1909, la escuela de Wurzburgo deja prácticamente de
existir. En 1913 Külpe se trasladó a la universidad de Munich muriendo en 1915
y dejando su obra incompleta.
Animados los de Wurzburgo, tal vez, por el estudio experimental que Ebbinghaus
hizo de un proceso superior, y a pesar de que en opinión de Wundt el
pensamiento se escapa a los procedimientos experimentales de Leipzig, éstos se
animan a abordar este tema con las propias técnicas de Leipzig.
La escuela de Wurzburgo trata de resolver dos problemas:
1. ¿Qué clase de elementos mentales constituyen el pensamiento?
2. ¿Qué principio explica que estos fenómenos del pensamiento se sucedan unos
a otros?
C . Fenómenos que intervienen en el proceso del pensamiento.
Mayer y Orth (1901) analizando el proceso interviniente en una asociación (palabra
estímulo-palabra respuesta) encuentran fenómenos de conciencia difíciles de carac-
30
terizar, pero no reductibles a sensaciones, imágenes o sentimientos (componentes
sensoriales hallados por Wundt). En el mismo año K. Marbe, (que sucederá a Külpe en
la cátedra de Wurzburgo), publica un trabajo en el que al analizar el proceso de un
juicio de comparación entre dos realidades (pesos, colores, etc.), ratifica la existencia de
fenómenos no sensoriales en el acto de evaluación, y los denomina: «Be-
wusstseinlagen», palabra que Boring, siguiendo a Titchener, traduce como «actitudes
inconscientes». Esta traducción no la acepta George Humphrey por razones que
expone y, en su lugar propone «fenómeno de la conciencia al que no se podía
considerar como acto de la voluntad, como imagen o como percepción, y que no era
reductible a un análisis posterior». En 1903 Orth advierte que esta palabra es
demasiado universal, ya que engloba una cantidad enorme de hechos psicológicos que
no son exactamente susceptibles de análisis. A. Messer (1906) intenta aclarar esto, y
para ello pretende detectar todos los elementos o fenómenos simples del pensamiento
para clasificarlos según el contenido. Encuentra que unos son de naturaleza
puramente intelectual, mientras otros tienen una caracterización más volitiva, esboza
algunas clasificaciones más, pero al final cree que es imposible llegar a una
clasificación clara y definida, porque son fenómenos que se «interpenetran» unos con
los otros, se funden sin límites claros, siguen un curso múltiple. Por ejemplo, al
estudiar el hecho 'del significado de tales fenómenos encuentra que descansan todos
ellos sobre una plataforma, a modo de «maquinaria» inconsciente en la que pululan
infinidad de procesos más o menos claros que dan sentido y sirven de contexto a
cada fenómeno. Messer eventualmente acepta la palabra «Bewusstseinslage» para
terminar aconsejando la utilización de la palabra «Gedanken» («pensamiento») como
más precisa. K. Bühler, en Hechos y problemas en relación con la psicología de los
procesos del pensamiento (1907), usando preguntas difíciles que exigen un proceso más
largo previo a la decisión, llega a la conclusión que se notan «ciertos trozos de
experiencia» sin cualidades o intensidades sensoriales que son el «darse cuenta» de
Ach, o el conocimiento, o «conciencia de que», o mejor denominado los
«pensamientos».
A la pregunta: ¿Intervienen las imágenes en el proceso del pensar? Responden sólo
de un modo fragmentario, azaroso y accidentalmente. El vehículo del contenido del
pensamiento es continuo, no tiene huecos y sus verdaderas partes constituyentes son
los «pensamientos». El pensamiento no es sensación, ni imagen, ni sentimiento,
31
pudiendo existir sin un solo trazo imaginativo. Tampoco se compone, como decía
Wundt, de imágenes asociadas. El pensamiento es un hecho irreductible de la
experiencia (si se prosigue el análisis se destruyen las propiedades esenciales de lo
que se analiza). En opinión de Murphy, es Bühler quien contribuyó experimentalmente
en mayor grado a demostrar la existencia de los elementos del pensamiento o
fenómenos no sensoriales de la experiencia.
En un intento de especificación de modalidades o tipos de pensamiento Bühler
descubre tres (sin negar que haya más).
«Conciencia de una regla» («Regelbewusstsein»). En todo proceso de pen
samiento hay implícita un regla (Lógica) o modo de proceder adecuadamente, es la
«manera como se resuelve un problema. En los casos más típicos ésta se refiere
no sólo al problema dado, sino a todos los demás de la misma categoría. Es una
verdadera clave lógica».
- La presencia de la «Conciencia de relación» («Beziehungsbewuptsein»). Se
experimenta la continuidad (relación) de unos momentos con otros en el pensar.
- Las «intenciones» («Intentionem»), el trasfondo inconsciente, presupuestos
y demás que acompañan a cada acto del pensar.
Conclusión general:
La urdimbre del pensamiento se compone de procesos o fenómenos psíquicos que no
tienen ningún contenido sensorial ni imaginativo. Esta afirmación contradice la opinión
más generalizada de aquel entonces e iniciada por Aristóteles en De Memoria: «No
podemos pensar sin la ayuda de la imaginación, aunque no pensemos en el tamaño,
nos representarnos visualmente el objeto según cierta medida».
Para Titchener, psicólogo estructuralista de la universidad norteamericana de Cornell,
todos los fenómenos que aparecen en el pensamiento son sensoriales (sín tesis muy
complejas de componentes sensoriales); y si, en ocasiones, la introspección
controlada del hecho o fenómeno presente a considerar no nos ofrece resul tados
claros sobre su naturaleza imaginativa o sensorial, basta estudiar la génesis de la
aparición de ese fenómeno en la conciencia, para darnos cuenta de que tiene su
32
origen de naturaleza puramente sensorial; y así defiende el principio escolástico
tradicional de que nada hay en el intelecto sin que antes haya pasado por los sentidos.
Es interesante el tardío trabajo de T. V. Moore donde defiende la postura de los
psicólogos de Wurzburgo contra Titchener, al presentar un experimento donde se
pide a los sujetos que distingan momentos en los que se representa la imagen o el
significado de una palabra. Llegó a la conclusión de que el significado era un cuarto
elemento de la mente junto con la sensación, imagen y sentimiento.
Poco a poco, nuevas inquietudes y enfoques animan a los estudiosos del proceso del
pensamiento: estudios evolutivos y sobre todo comparativos (medidas de la
inteligencia, análisis factorial, etc.). La solución de problemas va a constituir la base de
los experimentos posteriores.
D. Principio que explica la sucesión o proceso de los fenómenos del
pensamiento
Desde Aristóteles la opinión más común era que el principio de asociación explicaba
este fenómeno. Pensadores de la talla de Hobbes, Hume, Spencer y otros explican
la dinámica de la mente por la fuerza de la asociación, para unos la razón de la
asociación estará en la semejanza de los fenómenos que se asocian, para otros en
la contigüidad espacio-temporal, para otros en su relación causa-efecto. El gran
psicólogo norteamericano William James en sus Principios de Psicología (1890) utiliza
la expresión «procesos cerebrales» en vez de la filosófica denominación «asociación
de ideas». Y aclara que cuando dos procesos elementales del cerebro son activados
al mismo tiempo o se suceden de modo inmediato, la repetición de uno de ellos
tiende a propagar al otro su excitación. Esta afirmación que en James tiene el valor
de una hipótesis científica, va a ser confirmada experimentalmente por el psicólogo
ruso Iván Pétrovich Pávlov.
Los tres principios fundamentales del asociacionismo eran: sensismo, mecanismo y
atomismo.
Frente a esta sucesión mecánica y automática de fenómenos (átomos o elementos
simples que siempre retienen su carácter original) se van a presentar acerbas
críticas. Por ejemplo, para Bartlett cuando un fenómeno se reproduce no es exacto
33
en características al original, hay, pues, una cierta dinámica hacedora de la mente
y, por otro lado, los procesos de la mente no siempre se suceden ocasionados por
la mecánica de la asociación, pues se notan principios directivos que tienen tan sólo
valor temporal (factores motivacionales, quehaceres, etc.). John Stuart Mill, Stout y
otros afirmaban, en el siglo pasado, que los todos, muchas veces, al ser analizados
en sus partes pierden ciertas características que éstas no explican y sí lo hacían
ciertos procesos sintéticos de la mente humana.
Wundt sostenía que en el proceso del pensar la asociación no ocupaba un lugar
exclusivo, pues interviene una especie de fenómeno «aperceptivo» de orden más
alto que el de asociación y que, en cierto modo, representa, aunque vagamente, al
concepto de percepción que va a dar origen a la gestalt. En Wundt los productos
creados así por la mente no eran otra cosa que síntesis complicadas de los
elementos simples propuestos por él.
Thorndike, Tolman, Lewin, Hull, Skinner y otros se opondrán en este siglo a ese
juego mecánico y ciego de las asociaciones como único explicativo de los procesos
vitales, y defienden que el motivo no sólo es necesario para la reproducción, sino
también para la formación del vínculo asociativo; entran pues en juego otros
fenómenos intencionales que rompen con el mecanicismo anterior. Los autores
mencionados en este párrafo luchan contra el asociacionismo clásico en el terreno
del aprendizaje. En el del proceso del pensar, van a hacerlo los de la escuela de
Wurzburgo.
Podemos encontrar en Külpe la semilla del pensamiento de la escuela de
Wurzburgo, en el tema que nos ocupa, al afirmar que la reacción sensorial o motora
no está determinada, en un experimento, por la asociación o tendencia
reproductiva, sino más bien por la preparación dada, o como Watt dirá (1906), por
el «plan magistral» o instrucciones de acción asimiladas y determinantes. La escuela
de Wurzburgo inicia experimentalmente el capítulo experimental de los procesos
mentales (cómo funciona, en base a qué principios) frente a la postura de Wundt de
la consideración única de la estructura de la mente.
A continuación vamos a resumir en una aportación coherente los trabajos de dos
colaboradores de la escuela de Wurzburgo: N. Ach (1905) y el escocés H. J. Watt
(1905), más tarde profesor de psicología de Glasgow.
El sujeto se somete, siguiendo instrucciones bien precisas a experimentos variados de
34
reacción (simple, de discriminación, de elección...) (Ach), o a experimentos de
clasificación de objetos (Watt), siguiendo también una instrucción o criterio de acción.
La instrucción se convierte en un plan de acción (Watt), que supone un darse cuenta,
(Ach) e implica las tendencias determinantes (Ach), que regulan y/o contradicen las
tendencias reproductivas (fuerza de asociación).
Ejemplo de una instrucción (Ach: «cuando diga ya, hay que bajar el índice, después
de 3 segundos, aparecerá un tarjeta blanca, tan pronto como la vea levante el índice.
Ponga atención a la impresión que sobrevenga. A continuación diga lo que haya
experimentado».
El plan magistral («aufgabe») de Watt, surge de la instrucción inicial que se le da al
sujeto y su adopción, dirige el proceso de pensar, ordenando, aumentando o
disminuyendo la rapidez intrínseca de los mecanismos fundamentales del
pensamiento. Watt distingue en el experimento cuatro fases:
1. se dan instrucciones al sujeto.
2. se presenta la palabra estímulo.
3. búsqueda de la palabra respuesta.
4. reacción.
Para Watt entendida la primera fase, una vez aprendido el experimento,
automáticamente (sin representaciones sensoriales), se desencadenan las demás. Lo
que gobierna el proceso es el apercibimiento o comprensión y aceptación implícita del
«aufgabe» (tarea encomendada). El plan funciona ordinariamente de forma
inconsciente. El plan en el experimento se realiza en el «darse cuenta» (Ach) y en las
«tendencias determinantes» (Ach).
El «darse cuenta» de Ach es «la presencia de ese conocimiento impalpable», «un
contenido total de espera que se representa sólo como conocimiento», es el
apercibimiento inconsciente del plan de que va a aparecer un cierto estímulo y tiene
que responder lo más rápidamente posible de un modo determinado. En las
primeras experiencias, a veces tiene forma de imagen, pero con el tiempo, a pesar
de ser algo real, si se le pregunta al sujeto sobre él, no responde.
El darse cuenta puede ser:
— del significado del estímulo al que se va a reaccionar.
— de la determinación de responder de tal manera.
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— de la relación del estímulo con la determinación de que aparecerá tal estímulo y
no otro de un momento a otro (antes de 1 minuto y después de 1/2 segundos); y si
otra cosa sucede sobreviene el darse cuenta de sorpresa, aparece un «no se qué
debo hacer».
Hay dos vertientes en el darse cuenta, una de contenido cognoscitivo (estímulo,
instrucciones... determinadas) y la otra, la que emerge de una actitud preparatoria
para el movimiento muscular (tendencia determinante).
Ach nos habla de un fenómeno de «fusión aperceptiva» al darse cuenta de la
relación entre un cierto estímulo («representación del estímulo específico») y la
«representación dirigida de la conciencia» o intención de acción basada en el
reconocimiento de las instrucciones dadas (plan).
Además de los mecanismos mentales de asociación (o tendencia reproductiva) y
perseveración (o tendencia a persistir) se admite la presencia de las «tendencias
determinantes»; tales tendencias «pueden deberse a un propósito, una sugestión, un
mandato, a ordenar una tarea o a una instrucción». Ach al analizar el proceso de
toma de decisiones nota que además de actitudes conscientes existen disposiciones
mentales reguladoras de la decisión y rumbo del acto; las tendencias determinantes
son el factor de enlace de asociaciones, intenciones y demás que median entre el
«Aufgabe» y la terminación de la tarea. Ach demuestra experimentalmente cómo
la tendencia determinante puede oponerse y vencer asociaciones firmemente
establecidas. Estas tendencias ejercen su influjo a pesar de no ser conscientes, una
vez que se han asimilado bien, aunque en ciertos casos, por dificultades especiales,
ante errores y otras causas, pueden hacerse conscientes en un momento dado.
Son a modo de influencias que actúan sobre la representación de un estímulo para
formar un propósito (específico) con lo cual tiene lugar la acción. Su finalidad es
darle al pensamiento un carácter ordenado e intencional, sin ellas la vida mental
sería un choque caótico de tendencias asociativas, ellas gobiernan y excluyen las
cosas no pertinentes, todo lo que no está en la línea del propósito del sujeto.
Suponen la libertad frente a las tendencias asociativas, favoreciendo el propósito del
sujeto y rigiendo y descartando estímulos casuales; podríamos decir que constituyen
el mecanismo recto del pensamiento. Las «tendencias reproductivas» (asociación)
ofrecen materiales a los procesos del pensamiento, dependiendo su rapidez
intrínseca del número de veces que se repitieron tales asociaciones.
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Conclusión: Las «tendencias reproductivas» (asociación) son guiadas (favorecidas o
bloqueadas) por un plan (aufgabe) previamente aceptado y que actúa
inconscientemente por medio del «darse cuenta» y de las «tendencias
determinantes». Lo cual supone la aceptación de una forma modificada de
asociacionismo y, a veces, incluso una postura antiasociacionista.
Después de los estudios de Wurzburgo, y salvo raras excepciones, el estudio del
pensar ya va por otras vertientes, pues, en vez de considerar los pasos del
proceso se fijan en los resultados de ese pensar y, así, en situaciones
experimentales se propone al sujeto un problema más o menos sencillo, que puede
ser de naturaleza muy variable y, con esos resultados, se hacen comparaciones de
tipos de problemas análogos, realizados con un mismo sujeto, con intento de buscar
correlaciones entre lo que se llamarían factores de la mente. Otras veces los
experimentos pretenden servir para comparar sujetos entre sí, otras para detectar
sujetos que den resultados por debajo del normal (para recibir un trato clínico); en
ocasiones múltiples se usaron estas pruebas para clasificaciones pedagógicas,
selecciones en puestos de trabajo. Así el tema original: naturaleza del pensamiento,
fue dejando paso a otros enfoques más prácticos y acordes con la psicología de
hoy.
Importantes aportes sobre la naturaleza del pensamiento las encontramos
posteriormente en los estudios sobre el pensamiento productivo realizados por la
Gestalt. Karl Duncker, en su obra Z«r Psycbologie des produktiven Denkens (1935),
se interesa por los pasos mentales y tanteos que dan los que llegan con éxito a la
solución de un problema, notando la tendencia rígida a ver los posibles instrumentos
sólo en su dimensión de uso habitual. Con esto pretende luchar contra factores que se
oponen a un pensamiento productivo. N. R. F. Maier (en la universidad de Michigan)
estudió el problema de que a menudo se tiene una técnica demasiado rígida y
habitual para solucionar problemas y, ante una ligera pista que se da o sugerencia de
cambio de técnica, se consigue solucionarlo. Es muy conocido el artículo de A. S.
Luchins donde, después de describir cantidad de experimentos, estudia el problema
de la mecanización de la solución de problemas.
E. Variedades tecnológicas de los «experimentos de interrogación»
(«Ausfrage-experimente»)
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La escuela de Wurzburgo sigue fundamentalmente el procedimiento de
autoobservación controlada propuesto por Wundt, con algunas modificaciones que
son duramente criticadas por el padre del estructuralismo y su más fiel seguidor E. B.
Titchener.
A. Mayer y J. Orth publican en 1901 el primer trabajo experimental sobre los
fenómenos del proceso de pensamiento. El trabajo se titulaba: «Investigación
cualitativa de las asociaciones». Basándose en el método de asociación, se pedía al
sujeto que informara de todo lo que pasaba en su conciencia desde que oía la
palabra listo, y la presentación de la palabra estímulo, hasta la aparición de la
palabra respuesta. Se medían los tiempos de reacción y se evocaron un total de
1224 asociaciones.
K. Marbe (1901) diseñó una serie de experimentos sencillos para investigar la
naturaleza psicológica del juicio. Sirviéndose de la autoobservación sistemática y
experimental de sujetos entrenados, les pidieron el informe detallado de un proceso de
enjuiciamiento sobre, por ejemplo, comparación de dos pesos de apariencia similar,
señalar la longitud aproximada de un metro, elegir el más claro entre tres matices de
gris...
N. Ach publica en 1905 un libro titulado Acerca de la. actitud de la voluntad y del
pensamiento, es el resultado de investigaciones sobre el tiempo de reacción,
introduciendo en esta técnica nuevas e ingeniosas variantes:
- respuesta determinada a estímulo determinado.
- diferentes estímulos a los que se da una misma respuesta.
- reacción condicionada: respuesta sólo cuando A esté a la derecha de B.
- frente a varios estímulos a los que corresponde una reacción específica a cada
una, el sujeto responde a uno de los dos que se presentan a la vez.
Lo importante de estos experimentos es ver el efecto de las instrucciones que se
dan al sujeto a lo largo del proceso, instrucciones que se dan con todo detalle, por
ejemplo: «cuando diga 'ya' baje el dedo índice; después de 3 seg. aparecerá la tarjeta
blanca. Nada más verla levante el índice. Ponga atención a la impresión que
sobrevenga. A continuación manifieste todo lo que ha experimentado». Después de
varias prácticas, en vez de volver a leer las instrucciones, se le decía al sujeto: «Las
instrucciones son las habituales». Ach pretende estudiar este fenómeno de «darse
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cuenta, de» la instrucción, fenómeno que cuando se hace habitual pierde todo requisito
sensorial. Se define ese darse cuenta como un «conocimiento impalpable» de una
determinación.
A. Messer, en un extenso artículo de 224 páginas: «Investigaciones experimentales de
la psicología del pensamiento» (1906), siguiendo las mismas orientaciones
metodológicas que los anteriores, utiliza el cronoscopio de Hipp y a veces un
cronómetro y el cambiador de tarjetas ideado por Ach. Las tarjetas se ofrecen al
sujeto unas veces con una palabra (pidiéndole que dé una respuesta libre o diga un
objeto relacionado; otras, una parte dentro de la palabra estímulo; otras, la definición
de la palabra presentada...); otras veces presenta dos palabras juntas, una encima de
otra, pidiendo al sujeto que busque una relación entre ambas, o que elija la que
prefiere, o que formule un juicio con un nombre y un adjetivo. En total ideó, con
estas modalidades, doce tipos de experimentos que sirvieron de ocasión para los
relatos de autoobservación, con el fin de analizar el proceso del pensamiento. K. Bühler
en su escrito: Hechos y problemas en relación con la psicología de los procesos de
pensamiento (1907) pretende descubrir cuál es nuestra experiencia real cuando
pensamos. El pensamiento es algo complejo y, por eso, en vez de investigar su
funcionamiento en situaciones experimentales simples (juicios, asociaciones, tiempos de
reacción...) como los anteriores, Bühler plantea problemas más largos y difíciles.
Para ello trabaja con sujetos muy selectos, como Külpe y Durr, de los que va a
obtener el informe del proceso de pensar. El tiempo se mide con un cronómetro.
Entre las preguntas que hacía están:
— ¿cree que la presentación detallada de la psicología de Fitche es una tarea
fructuosa?
— ¿puede completar la frase: la ley de asociación dice, en su forma más simple,
que...?
— ¿podemos comprender con nuestro pensamiento la naturaleza del pensamien-
to?, etcétera.
Ejemplo de una descripción de Durr:
Pregunta: «¿Es correcta la afirmación: El futuro es condición tanto del presente como
del pasado?» Respuesta: No (tiempo que tardo =10 segundos). Descripción: «Primero
pensé (sin palabras): eso parece correcto. Luego hice el intento de representármelo.
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Vino a mí el siguiente pensamiento: los hombres se determinan por los pensamientos
del futuro. A continuación, a pesar de eso, tuve en forma inmediata el pensamiento
siguiente: que el pensamiento del futuro no debería confundirse con el futuro mismo;
que, sin embargo, esas confusiones constituyen, en el pensamiento filosófico, un error
frecuente (no hubo aquí trazo alguno de palabras o de imágenes). En consecuencia
la respuesta fue no».
F. La crítica, de Wundt al trabajo de Wurzburgo
Wundt critica al trabajo de Wurzburgo en su polémica obra aparecida en 1907 y
titulada «Acerca de los experimentos de 'Ausfrage' y de los métodos de la
psicología del pensamiento». Esta polémica tiene gran importancia porque discute
las condiciones básicas de un experimento real, la experimentación verdadera en
Psicología.
1. Criterios epistemológicos
Los experimentos de la escuela de Wurzburgo no cumplen los criterios de un
experimento realmente científico. Los cuatro principios ideales que todo método
verdaderamente experimental debe tener en cuenta y no satisfechos por el método
interrogativo (Ausfrage) son:
1. El observador debe estar en condiciones de observar por sí mismo el
fenómeno en cuestión, en la medida de lo posible.
En los experimentos de Wurzburgo el verdadero observador es el sujeto y el
desconocimiento para la cuestión que le va a plantear es la condición más
inadecuada para la observación científica; los procesos psíquicos que intervienen
son complejos, lo cual hace imposible resolver y observarlos al mismo tiempo,
además de la influencia perturbadora del factor sorpresa.
2. Concentración al máximo de la atención del observador en los fenómenos
que tiene que observar.
Es imposible psicológicamente resolver un problema y explicar al mismo tiempo los
procesos mentales a que da lugar.
3. Posibilidad de repetición de las mismas observaciones en condiciones similares.
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No existe verdadera repetición experimental, con un intervalo, de preguntas
iguales y las mismas condiciones, eliminando lo irrelevante.
4. Variabilidad de condiciones, en las que se produce el fenómeno, una vez
delimitadas.
No se cumple este principio ya que de variar las preguntas los experimentos
vendrían a convertirse en experimentos con la memoria y el reconocimiento.
2. Errores metodológicos
Las autoobservaciones de la escuela de Wurzburgo son inferiores a la
autoobservación de la vida ordinaria, al viejo método de autoobservación, por la
presión a la que está sometida la atención del sujeto, el interrogatorio antes del
experimento y la presencia del observador en la sala de examen, predispone y
ejerce una fuerte influencia de distracción. El interrogatorio después del
experimento impone los puntos de vista del experimentador por efecto de la
sugestión.
Wundt concluye que son «autoobservaciones en condiciones difíciles, que
favorecen más el autoengaño que la autoobservación».
3. Error psicológico
El pensamiento viene a coincidir con el «acto puro» de los escolásticos,
«contenido sui generis de la conciencia», aislado, carente del sustrato de
sensaciones, sentimientos, representaciones o cualquier otro contenido
concebible de conciencia. ¿Cómo difiere un pensamiento de otro y cómo puede
ese pensamiento, que existe como algo en sí mismo, revestirse de palabras o
representaciones? Estas preguntas se dejan sin respuesta.
Se confunde la atención con la conciencia al dar por supuesto que todo lo que
existe en la conciencia debe aparecer inmediatamente en la autoobservación.
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