Memorias de un kioskero
Len y len y nada ms que len
Cosas que te cambian la cabeza
La bestia pop
ndice
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Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
Ricardo, cmo le va? digo agitado luego de pedalear 4 cuadras. Quiero dos
paquetes de guritas del Mundial, un alfajor y para mi mam Qu era? Ah, s!...
Fsforos y papel higinico. Ojal que tenga, pienso, as me ahorro de ir hasta el
almacn de Doa Julia ac a dos cuadras.
En silencio, con cara de conado, el buen Ricardo reune todos los pedidos parsimonio-
samente. Toma una bolsita y, mientras los coloca adentro, grita los precios cual relator
de ftbol. Son 5 pesos, otros 5 por ac, 10 ac, y, por ltimo, 12,50. Sin usar la calcu-
ladora y con total seguridad me mira jamente y canta: Son 22,50 pesos, joven.
Exactamente en ese momento, y sin la presencia auditora de la Seorita Betty (temi-
ble maestra de la Escuela N 31), Ricardo, dueo de una aritmtica en-vi-dia-ble (as
dicen los grandes cuando quieren tener razn), aguarda una mnima respuesta. Que
asienta con la cabeza, que hable, que mueva el dedo Algo. Yo, en cambio, me
quedo rme y solo pienso en que un pequeo movimiento vertical generado por los
msculos del cuello puede transformar mi imagen de nio ignorante en la de un
genio del clculo numrico. Con esta inmensa presin sobre mis hombros, empiezo
a responder una pregunta que hace tiempo me vengo haciendo en mis largas horas
detrs del pupitre: Para qu me sirve estudiar matemticas?
MEMORIASDE UN KIOSQUERO
por Fabricio Ballarini
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Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
Ricardo, perdn la demora... 22,50 est bien! Es que me qued pensado en algo
que me dijo mi mam ensayo, como excusa. Cuento las monedas y le doy justo
para no estar calculando nuevamente.
Aunque parezca una tpica escena motivacional avalada por la Asociacin Argentina
de Amantes de las Matemticas (que no existe, pero sera muy til), esta pintoresca
y repetida situacin se reproduce, en parte, gracias a una de las funciones ms
fascinantes que tiene nuestro cerebro, la memoria.
Como para entender algo lo tenemos que recortar, digamos que la memoria es la
capacidad de adquirir, almacenar y evocar informacin. Primero aprendemos algo
(puede ser desde el nombre del kiosquero, cmo decir mam, caminar, hasta cientos
de miles de etcteras), luego guardamos esa informacin en nuestro cerebro, y por
ltimo, cuando queremos recordar algo, lo evocamos. Evocar es buscar ese recuerdo
entre miles, es traer aquel momento que vivimos hace mucho al presente. O, sin tanto
romanticismo, es saber el precio de las guritas para hacer el clculo antes de que
Ricardo te ponga en aprietos.
Pero y la memoria dnde est?
Actualmente, y luego de muchas luchas intelectuales (paccas, por suerte), la neuro-
ciencia se ha puesto de acuerdo y entiende a la memoria como un proceso de
cambios constantes en las conexiones del cerebro. Cmo? Conexiones? En
nuestro cerebro? S, conexiones! Aunque suene increble, todos nuestros recuerdos
se encuentran almacenados especcamente en conexiones entre neuronas (s,
entre las clulas ms famosas de nuestro sistema nervioso). Dichas conexiones
entre clulas nerviosas tiene un nombre muy simptico: sinapsis, y son una de las
funciones ms importantes de nuestro sistema nervioso.
Es decir que, cada vez que aprendemos algo, nuestras neuronas se va poner en
contacto mediante una conexin sinptica y, mientras dure ese vnculo estrecho
ENTENDEMOS A LA MEMORIA COMO UN PROCESO DE CAMBIOS CONSTANTES EN LAS CONEXIONES DEL CEREBRO.
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Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
entre ellas, los recuerdos perdurarn. De lo contrario, si las neuronas se desconectan,
ese recuerdo desaparecer, cayendo lentamente en las fauces del olvido. No son los
puntos sino la lnea que los une la que guarda a Ricardo.
Entonces, ahora que sabemos dnde estn alojados nuestros recuerdos, podemos ir
por ms preguntas: hay recuerdos que duran ms que otros?
Para poder resolver esa pregunta, activemos nuestra
memoria y volvamos a la particular escena entre el nio
y el kiosquero. En ella nos podemos dar cuenta de que
hay recuerdos que duran desde unos pocos minutos
hasta algunas horas. Esa memoria de corto plazo nos
permite recordar por un perodo limitado, por ejemplo, el
pedido que nos ha hecho mam. Seguramente, olvidare-
mos esos datos al da siguiente (o a los 14 minutos, si
somos distrados), como olvidamos lo que almorzamos la semana pasada o la cara
del colectivero de nuestro ltimo viaje.
Por otro lado, en la vereda de enfrente se encuentran los recuerdos ms longevos. El
nombre del kiosquero de tu infancia, tu primer da de clases, las etiquetas de las golosi-
nas que ms te gustaban o las ancdotas de tu vacaciones en la costa permanecern
en tu memoria no solo un par de das, sino tal vez meses, aos o quizs toda la vida.
Esa es la memoria de largo plazo (todos sabemos que no fueron muy originales en
nombrarla, pero como es fcil de recordar, no vamos a decir nada al respecto).
Ahora bien, ya que estamos, podemos ir por todo y preguntarnos: todos esos
recuerdos son iguales?
La respuesta mala onda es: no.
Nuestro cerebro guarda distintos tipos de recuerdos en diferentes partes del cerebro,
es decir, no todos nuestros recuerdos son iguales ni se guardan en un mismo lugar.
Para simplicar y ordenar el asunto, los neurocientcos (que estudian el cerebro) los
han divididos en dos grandes grupos: la memoria declarativa (o explcita) y la no
declarativa (o implcita). La primera involucra la recoleccin de informacin acerca de
hechos generales o eventos tpicos del pasado. Podra involucrar desde las capitales del
mundo hasta el nombre del kiosquero Ricardo.
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HAY RECUERDOS QUE DURAN MS QUE OTROS?
?
Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
La memoria no declarativa, por otro lado, incluye los recuerdos relacionados con
habilidades o destrezas (como por ejemplo, andar en bicicleta). Son tan distintos
estos dos tipos de recuerdos que los grupos se almacenan en distintas regiones de
nuestro vasto cerebro.
El mismo cerebro que desde ahora, cada vez que vayas de compras y retengas esa
lista de mandados durante pocos minutos, andes en bicicleta sin rueditas o quieras
resolver un clculo matemtico para demostrarle al kiosquero que pasaste de grado,
te va a permitir recordar que pods hacer todas esas actividades en gran parte
gracias a tu memoria. Y de paso, copate pensando que cada vez que aprends, guards
o records, distintas parte de tu cerebro se conectan y desconectan muy rpidamen-
te para que puedas hacer, sin que te des cuenta, algo absolutamente increble.
7
NUESTRO CEREBRO GUARDA DISTINTOS TIPOS DE MEMORIAS EN DISTINTAS PARTES DEL CEREBRO. NO TODOS NUESTROS RECUERDOS SON IGUALES NI SE GUARDAN EN UN MISMO LUGAR.
Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
LEN Y LEN
por Pablo Gonzlez
Y NADA MS QUE LEN
9
Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
10
Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
11
NO NECESITAMOS UNA RESPUESTA DELICADAMENTE BALANCEADA, SINO ALGO GENERAL, UNA SITUACIN TOTAL DE DARLE AL CUERPO LA POSIBILIDAD DE RESPONDER AL MXIMO DE SU CAPACIDAD ATLTICA, PORQUE LEN.
Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
Un da me levanto y pienso: voy a cambiar, estoy harto de ser el mismo de
siempre. A los cinco minutos escucho la cancin Ya no s qu hacer conmigo, del
Cuarteto de Nos, que dice vos siempre cambiando, ya no cambis ms y pierdo las
esperanzas de convertirme en alguien diferente. Ms all de este lapsus que todos
tenemos, quizs varias veces al da, existe la idea de que nuestro comportamiento es
exible, la idea de que podemos cambiar, aprender de nuestros errores y de reaccio-
nar a las variaciones en el ambiente modicando nuestra conducta. Uno de los trabajos
de los neurocientcos es preguntamos cmo ocurre este fenmeno de cambio.
Lo primero que hay que entender, antes de sumergirse en el apasionante mundo de
las clulas y las molculas, es que slo podemos cambiar si cambiamos nuestro
cerebro. Si no nos gustaba el chocolate y nos empieza a gustar es porque algo se
modic en el cerebro, algo que produce esa diferencia en el comportamiento. Si le
tenamos miedo a los perros y luego lo superamos es porque la informacin se proce-
sa de manera diferente en nuestro rgano del pensamiento.
Desde hace mucho tiempo, los cientcos estn buscando los mecanismos por los
que el cerebro es capaz de cambiar. La exibilidad que tiene este rgano es llamada,
por Pedro Beckinschtein
13
Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
en la jerga cientca, plasticidad. Pero no piensen en un cerebro de plstico, como el
de un vaso descartable o una botella de agua saborizada, sino ms bien en la plastilina,
algo que, cuando lo perturbs, cambia y se mantiene modicado por un tiempo largo.
Sin embargo, la plasticidad cerebral ocurre, la mayora de las veces, a nivel microscpico.
Hablemos de perros rusos.
No piensen que me volv loco. Ya voy a volver al tema que nos compete. Paciencia.
En particular, quiero contarles acerca de Ivn Pavlov, este psiclogo, padre del condi-
cionamiento que lleva su propio nombre. Resulta que Pavlov no tuvo uno, sino
muchos perros, seguramente con nombres impronunciables de muchas consonan-
tes. Pavlov descubri que a los perros se los puede condicionar. Y por ello, todos los
que tienen mascotas deberan estarle eternamente agradecidos, especialmente los
que ahora hacen documentales de cmo entrenar a las mascotas rebeldes.
En los experimentos de Pavlov, los perros asociaban el sonido de un diapasn
una campana, en el imaginario popular, a la llegada de comida. Por eso, luego
del condicionamiento, respondan salivando ante el sonido, aun en ausencia de la
comida. O sea que, luego del condicionamiento, el sonido que sola ser un estmulo
neutro, ahora estaba asociado a algo apetitoso y entonces desencadenaba el
comportamiento de salivacin, aunque el sonido no tuviera gusto ni olor a nada.
Pero esto ocurre tambin en seres humanos? S. Toda
una corriente de la psicologa llamada conductismo se
basa en que los humanos aprendemos de esta manera.
El fundador del conductismo, un joven llamado John
Watson, estaba tan convencido de que los humanos
aprendamos mediante condicionamientos, que hizo un experimento bastante
polmico por el que, en la actualidad, probablemente hubiera sido echado de la
universidad: el experimento del Pequeo Albert. Albert era un beb de nueve meses
que fue el sujeto experimental de un condicionamiento pavloviano. Watson presen-
t al pequeo Albert una serie de estmulos que no provocaban ninguna conducta de
miedo en el beb. Por ejemplo, fuego, un mono, un perro, un conejo y una rata. La
rata pareca interesarle bastante a Albert, as que fue el estmulo seleccionado para
realizar el condicionamiento.
14
OCURRE TAMBIN EN HUMANOS?
?
Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el
afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,
pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un
proceso que se conoce como visin de tnel.
Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.
Len y len y nada ms que len.
Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.
Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y
noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la
presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.
Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos
de un len.
En la segunda fase del experimento, se present la rata frente a Albert, pero esta vez,
se asoci este evento a un ruido muy fuerte provocado por el golpe de un martillo en
un cao de metal. Al escuchar este fuerte sonido, el beb se puso a llorar. (De la
madre irresponsable no vamos a hablar).
En la tercera fase del experimento, Watson le present al pequeo nuevamente la
rata, pero ahora en vez de tratar de tocarla y explorarla, Albert se puso a llorar.
Adems, otros estmulos similarmente peludos desencadenaron la misma respues-
ta de llanto. Watson prob entonces que poda condicionar el miedo en un infante. Si
quieren saber qu le pas a Albert, lamentablemente muri a la edad de 6 aos por
una hidrocefalia. Watson fue nalmente echado de la universidad, pero no por
hacer ese experimento sino por un amoro con una de sus estudiantes. A pesar de
esto, este tipo de experimentos desencaden un auge de la psicologa conductista.
Volviendo a Pavlov, la transformacin de un estmulo neutro en el sonido de mor
implica que algo tuvo que modicarse en el cerebro de los perros y, si el cerebro
de un perro cambia, imagnense el de un humano.
Bueno, pero qu es eso que cambi? Lamentable-
mente, aunque ya pasaron muchas dcadas, esa pregun-
ta sigue siendo bastante escurridiza para los cientcos.
De a poco nos vamos acercando a una respuesta que,
en verdad, empez a ser esbozada hace muchos aos,
casi en su nacimiento, por un genio cientco que tir un par de ideas que (ms tarde
se descubri) no estaban para nada mal. Este dolo de multitudes neurocientcas se
llamaba Donald Hebb y fue uno de los que dio el puntapi inicial para entender qu
es lo que sucede cuando el cerebro aprende y por lo tanto qu est pasando en tu
cerebro mientras les este texto. Hebb estableci tericamente ciertas condiciones
15
LA TRANSFORMACIN DE UN ESTMULO NEUTRO EN EL SONIDO DE MORFI IMPLICA QUE ALGO TUVO QUE MODIFICARSE EN EL CEREBRO DE LOS PERROS.
QU ES ESO QUE
CAMBI?
?
Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una
direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-
tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa
difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,
pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-
do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que
elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo
reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una
estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.
Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms
precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA
amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas
enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en
el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.
Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del
cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el
tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar
la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de
orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona
adenocorticotrofa).
Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la
glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.
La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como
adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),
dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes
cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.
La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y
aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos
que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a
nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos
cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.
Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas
fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor
cantidad de recursos posibles disponibles.
Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las
clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y
convirtindolas en ms y ms azcar.
Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-
jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque
pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no
necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una
situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su
capacidad atltica, porque len.
Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados
de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando
el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,
abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.
Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.
La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del
organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No
penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.
Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que perc
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