LA FORMACIÓN: EXPERIENCIA Y SUBJETIVIDAD DEL SER
Por: Sara Jiménez Monsalve1
Toda historia de vida es un recipiente deinnumerables cosas que el fetichista colecciona.
las ordena y las clasifica todas en pequeñas cajas que se van colmando de postales, flores secas, billetes de tren o de visita, de etiquetas, de conchas,
de piedrecitas y quién sabe cuánto más […] Demetrio.
A lo largo de nuestra carrera como maestros en formación somos especialistas en
banalizar términos que son “cotidianos” en nuestro entorno, pero a los cuales nunca le
damos una definición concreta de lo que son y de lo importantes que pueden llegar a ser
para nuestro aprendizaje. Pedagogía, formación, educación, sujeto, subjetividad son tan
solo una pequeña lista de los tantos que se han convertido en muletillas de nuestro
lenguaje.
Lo cierto es que a la Pedagogía le ha tocado pelearse con el mundo, con las épocas, con
las guerras y con muchas otras cosas más para lograr consolidarse como lo que es hoy,
el campo de reflexión que integra a la educación y a la formación en un espacio
sociocultural. Incluso, hoy día todavía se debate entre las ciencias para demostrar que
su objeto de estudio es de valor incalculable para la sociedad, por lo que las
humanidades se han visto en constante confrontación para defender su puesto en el
mundo de la ciencia.
Esta reflexión nos lleva a dimensionar la inmensidad de la tarea que tenemos entre
manos, no solo somos estudiantes, somos maestros en construcción que contribuirán de
una u otra manera al proceso de formación de otros seres. Entender que ésta parte de
diferentes maneras, ha sido fundamental para integrar mi saber y para reconocer que no
existe solo el Formar, sino que éste coexiste con el formarnos y el formarse.
1 Estudiante sexto semestre de la Licenciatura Humanidades, Lengua Castellana.
Su más viejo significado (bildunga, bildungen) es tanto “imagen”, “copia”
(imago), como también “reproducción”, “imitación”. Más importante y de mayor
efecto era “formación” en el sentido de “forma” (Gestal) y ante todo de
“formación” (gestaltung), la última en la doble dirección que se señala con
verbos “formar”, “formarse”. (Vierhaus, 2002, p. 9)
A partir de lo anterior, la tarea se nos complica a los maestros, en la medida en que
comprendemos que no somos los únicos que contribuimos a la formación, sino que hay
otros agentes externos e internos que pueden apoyar o perjudicar el proceso que
llevemos con nuestros estudiantes. No soy solo yo tratando de compartir conocimientos
y experiencias, sino los medios, los estándares, la escuela, la sociedad y los mismos
estudiantes quienes permean esta transformación.
Cuando se veían en el curso las diferentes exposiciones sobre formación, me daba
cuenta que depende de mí y del estudiante, sortear todos los obstáculos y perjuicios que
existen en nuestra sociedad acerca del ideal de hombre y/o mujer. No es fácil y es una
tarea continua y llena de baches, pero cuando estamos en el cuento de la Educación
porque de verdad esperamos cambiar al menos una parte de este mundo, hay que mirar
hacia adelante, y cuestionarnos día a día como contribuir o no a la construcción de cada
ser humano que pase por nuestra aula o el espacio en donde estemos. Como dice Jorge
Larrosa, la educación puede ser algo que transforma o deforma y esa deformación
debería ser en pro de desbaratar los imaginarios que nos persiguen.
Otro de los términos que son importantes resaltar son: “sujeto” y subjetividad, el
primero podría definirse como el ser que está inserto en un mundo de la vida2 y el cual
se construye a partir de sus relaciones intersubjetivas. Además de esto, el sujeto en su
constitución tiene varias facetas: sujeto en relaciones, sujeto social y sujeto – actor,
componiendo así el ser humano tal y como lo conocemos actualmente.
2 Shütz transformó este término en sociológico, definiéndolo como el trasfondo de autoevidencias y convicciones incuestionadas que usan los participantes en los procesos cooperativos de interpre-tación. (Flecha, R; Gómez, J y Puigvert, L. 2001, p. 62.)
La idea es que el sujeto sea un ser de equilibrio en el mundo de la vida, es decir, se
construya a partir de lo biológico y lo cultural para configurar una experiencia que lo
constituya. Pero creo que una de las facetas más difíciles del ser humano es ser un
sujeto-actor, aunque no seamos conscientes en muchos casos, siempre estamos
representando un papel, ya que tenemos un rol en nuestra sociedad y en la vida misma.
Partiendo de esto, mi rol como maestra se ve permeado por cada sujeto que pasa por mi
vida y mis experiencias, lo que hace más sencillo comprender como es posible que un
ser humano tenga tantos matices.
El principio fundamental de todo maestro, debería ser darle las herramientas necesarias
a sus aprendices para que rompan las cadenas que los atan a eso roles que no les
permiten ser ellos mismos. Estamos en un mundo donde nunca terminamos de conocer
a alguien, pues todo el tiempo estamos tratando de ocultarnos para aparentar que
cumplimos con estándares y metas que no le importan, sino a un sistema capitalista que
domina la vida diaria de los seres humanos.
Una vez más debemos decidir en qué bando estar, seremos peones del sistema
educativo o seremos maestros que a partir de nuestras posibilidades y conocimientos
formemos seres humanos con capacidad de pensar y vivir por sí mismo, buscando que
su actuación en el mundo sea una construcción y creación, no una pasividad e
invisibilidad social.
Aquí es donde se debe integrar el tercer concepto que va ligado al anterior de sujeto y
es el de “subjetividad”. Por culpa de la trivialización de éste es que los objetivistas han
establecido que no debería ser un método confiable de estudio, pues es incomprobable e
inestable. Lo que ellos nunca han tenido en cuenta es que la subjetividad es lo que
transversaliza al ser humano día tras día, cuando éste toma decisiones o actúa, respecto
a algo de su vida.
Es la experiencia social la que en última instancia nos hace, la que nos constituye como estamos siendo. […] los hombres y mujeres, en cuanto seres históricos, somos seres incompletos, inacabados o inconclusos […] El mundo de la vida es un mundo permanentemente inacabado, en movimiento. […] El ser
que se sabe inacabado entra en un permanente proceso de búsqueda. (Freire, 2004, pp. 28-30)
Para complementar lo de subjetividad es preciso citar al maestro Freire, quien nos habla
del ser inacabado, de ese ser que está siendo constantemente y el cual se construye
diariamente. Lo que constituye al ser humano no es otra cosa que la experiencia como
ya se señalaba anteriormente, el vivir y el sentir esas cosas que nos atraviesan y por las
cuales deseamos ser mejores seres humanos. Una vez una profesora me decía que nunca
hay que hacer algo desconectado de lo que queremos, cada cosa debe estar conectada en
nuestra existencia.
El lenguaje es la máxima expresión del ser humano, es eso que nos permite decirle al
mundo entero lo que sentimos y pensamos. Una manera de exteriorizarlo es mediante
nuestro cuerpo, ya que éste permite que mostremos esos sentires para los cuales no hay
palabras, esas cosas que nos tocan en lo más hondo y para las cuales el lenguaje verbal
no es suficiente. Muchas veces en el aula de clases nosotros somos actores que
convergemos en un escenario y que tenemos un público, al cual queremos seducir y
hacer partícipe del proceso de formación.
Este curso de formación y constitución de subjetividades me permitió llegar a todas las
reflexiones expuestas a lo largo de este texto, me hizo consciente de que la lucha por la
educación solo necesita de armas como el marcador, el tablero y las palabras. Además,
ahora sé que es una lucha inagotable y que solo la pelearemos quienes de verdad
estamos dispuestos a que la educación sea más que un servicio.
También me enseñó que muchas cosas se me saldrán de control, que los estudiantes tal
vez nunca reaccionen como yo espero y eso será lo más interesante e importante de este
cuento, la desestabilidad. Es hora de pensarnos una educación subjetiva que sea para
que el sujeto construya su experiencia y su devenir en el mundo.
Ya no le tengo miedo a ese temblor que me pasa por el cuerpo, que hace que mis manos
suden y sienta que todo mi ser se calienta, pues es el que me demuestra que estoy viva,
que siento y me da valor para enfrentarme a la reproducción, pues yo como maestra en
el aula nunca podré saber que va a pasar, cada suceso es único e irrepetible y lo único
que puedo hacer es dar lo mejor de mí, pararme al frente con la seguridad de que amo lo
que hago y siempre trataré de ser la mejor maestra posible.
Mi pregunta ya no es si se reproduce y por qué, sino si la experiencia y la reproducción
pueden ir de la mano, creando lazos y construyendo juntas. Creo que a vida está llena
de ambas, pues reproducimos cultura, reproducimos las reglas de convivencia y no es
malo, es lo que se debe hacer para vivir en paz y armonía, pero a cada paso construimos
experiencias, tejemos sentires y saberes.
Yo como maestra estoy conjugada de reproducciones y experiencias, pero ya no lo veré
como algo malo, sino como algo que me construye y me cambia. Seguiré indagando en
la reproducción, pero no como justiciera de ella, sino buscando valerme de ella para
cambiar la educación, porque la realidad es que mi finalidad como maestra es formar
seres pensantes, seres críticos que vean el mundo desde una nueva perspectiva y
siempre en pro de su subjetividad y su autoformación
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Flecha, R; Gómez, J y Puigvert, L. (2001). Teoría sociológica contemporánea. Buenos
Aires: Espasa Libros.
Vierhaus, R. (2002): “Formación (Bildung)”, Separata Revista Educación y Pedagogía,
XIV, No. 33: 7-67.
Freire, P. (2004). El grito manso. México: Siglo XXI editores.
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