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El nuevo pluripartidismo en el Estado espaol y el poder
de las clases dominantes
Jess Snchez Rodrguezi 14/05/2015
En todas las sociedades escindidas entre dominadores y dominados, que en las formaciones
sociales capitalistas se expresa a travs de la existencia de clases sociales, la dominacin se
lleva a cabo a travs de la existencia de un poder poltico controlado por los primeros. En el
capitalismo ese poder poltico lo representa el Estado moderno, y en su versin ms habitual
configurada por la democracia liberal, la mediacin del control poltico del Estado se realiza a
travs de los partidos polticos.
No obstante, el Estado para cumplir con las funciones de su naturaleza clasista goza de un cierto
grado de autonoma, es decir, de una autonoma relativa que manifiesta la complejidad de la
relacin entre la clase dominante y el poder poltico, y que se expresa, por ejemplo, en la
variedad de regmenes polticos o formas que puede adoptar el Estado burgus, pero tambin en
los distintos sistemas de partidos que se pueden formar en cada Estado. Estos dos aspectos son
objeto de atencin especial en las ciencias polticas.
El tema central de este artculo se va a centrar en el actual sistema de partidos polticos
correspondiente a la etapa de democracia liberal en el Estado espaol abierta con la muerte del
dictador, su funcin respecto a los intereses de acumulacin capitalista y el dominio de la
burguesa espaola, y el cambio que se est produciendo en dicho sistema de partidos como
consecuencia de los efectos de la crisis econmica desarrollada desde 2008, para terminar
evaluando si este cambio puede afectar a las condiciones de control poltico de las clases
dominantes. Pero previamente creemos necesario hacer una breve sntesis de la evolucin de
este sistema para contextualizar y poder entender, luego, el cambio que est teniendo lugar en
los ltimos meses.
Inicio del bipartidismo, las dificultades de la derecha espaola para dotarse de un
partido propio.
En la primera fase del sistema de partidos polticos en Espaa, la denominada transicin
democrtica, la burguesa espaola se encontr en un momento delicado para mantener su
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dominio a travs del control del Estado. Al contrario que la clase trabajadora, que haba
mantenido y reforzado sus partidos polticos, especialmente el PCE, durante la lucha contra la
dictadura, la burguesa se encontraba con un gran vaco en este aspecto. Apenas poda contar
con la permanencia de los partidos burgueses de la periferia nacionalista en Euskadi y Catalua
y algunos crculos democristianos o liberales, algo absolutamente insuficiente para mantener su
dominacin en la nueva etapa abierta con el fin de la dictadura. Por ello mismo se la present
como una urgencia inmediata dos tareas que resolvi con xito en breve tiempo, la primera fue
levantar un autntico partido burgus, es decir, representante poltico directo de las clases
dominantes, que pilotase la transicin segn sus necesidades, representacin que haba delegado
durante ms de tres dcadas en la dictadura. Ese partido capaz de obtener la victoria electoral en
los primeros comicios democrticos y asegurar el control del Estado no poda ser la
continuacin directa de la vieja clase poltica franquista, como era AP, sino la conjuncin de
diversas familias polticas de la derecha como liberales, democristianos, socialdemcratas y ex-
franquistas, que conformaron la UCD.
La segunda tarea, tambin importante, fue contrarrestar en el campo de la izquierda el peso
adquirido por el PCE durante la larga lucha contra la dictadura, revitalizando un osificado PSOE
que haba dejado hace tiempo de tener una presencia real en Espaa. La misin que se le
encomendaba era la de evitar una hegemona de la expresin comunista en la nueva etapa
democrtica, evitando as repetir situaciones como las existentes en ese momento en Francia e
Italia, donde dos importantes partidos comunistas dominaban la representacin poltica de la
clase trabajadora. Pero tambin debera servir para poder disponer de una alternativa de
gobierno que no pusiese en peligro la dominacin burguesa en caso de desgaste de su expresin
poltica genuina, el partido de Adolfo Surez.
As, durante la etapa de transicin espaola se sentaron las bases del sistema de partidos
espaoles que habra de durar casi cuatro dcadas, un sistema bipartidista de alternancia a nivel
del Estado espaol entre conservadores y socialdemcratas, solo alterado en Euskadi y Catalua
con dos partidos nacionalistas fuertes.
La UCD cumpli su tarea histrica, desactivada la posibilidad de ruptura democrtica, consigui
llevar a buen puerto la transicin poltica manteniendo el dominio indiscutible de la burguesa.
Pero tanto las tensiones polticas con las que tuvo que lidiar en ese perodo, como sus propias
tensiones internas, derivadas de su composicin de amalgama construida en torno a una fuerte
personalidad como la de Adolfo Surez, terminaron por hacer estallar a ese partido , abriendo la
segunda fase del sistema de partidos polticos en Espaa.
La desaparicin de UCD llev a una victoria electoral histrica en 1982 al PSOE. Cumplida su
primera misin, evitar la hegemona del PCE en la izquierda, se presentaba entonces el
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momento de cumplir con la segunda, ser la alternativa de recambio para el mantenimiento del
poder de la burguesa. Ahora sta no iba a gestionar directamente el poder a travs de un
personal poltico directamente vinculado a la clase dominante por pertenencia social,
identificacin ideolgica e intereses econmicos, sino a travs de un partido con importantes
vnculos con la clase obrera y otras capas populares, pero que no pona en cuestin ni la
dominacin de la burguesa, ni las necesidades de la acumulacin capitalista, como la
socialdemocracia haba ampliamente demostrado en Europa.
El gobierno del PSOE tena por delante ahora una doble tarea necesaria para la burguesa que la
UCD no haba tenido tiempo de completar, la incorporacin del Espaa a la OTAN y a la
Comunidad Europea. La primera conllevaba la necesidad de inferir una grave derrota a la
izquierda espaola, que haba hecho de la no pertenencia al bloque militar occidental una sea
de identidad importante, y violar una de las principales promesa electorales con la que gan el
PSOE. La incorporacin a la Comunidad Europea conllevaba, a su vez, implementar un
programa de reconversin, especialmente industrial, impuesto por la burguesa europea para
aceptar al nuevo miembro comunitario, cuyo cumplimiento signific el desmantelamiento de
una parte importante del tejido industrial espaol y la derrota de los sindicatos que se opusieron
a l. En la ltima etapa de los gobiernos socialistas el peso creciente de la ideologa neoliberal
en su seno se tradujo, entre otras cosas, en el inicio de una serie de privatizaciones del sector
pblico como Telefnica, Repsol, etc. Nada mejor para expresar el contenido funcional de la
poltica gubernamental del PSOE para la burguesa espaola que la huelga general exitosa que
llevaron a cabo los sindicatos espaoles contra el gobierno de Gonzlez en diciembre de 1988.
Seguramente el cumplimiento de estas tareas por parte del gobierno del PSOE fue ms
funcional a la clase dominante que si hubiese sido llevado a cabo directamente por el gobierno
de un partido conservador, las resistencias hubiesen sido mucho ms fuertes y el resultado final
habra sido claramente ms incierto. Hay que tener en cuenta, tal como apuntan Cynthia Lub y
Santiago Lupe que el modelo de expansin del capitalismo espaol en la poca democrtica se
bas en los servicios, la construccin y multinacionales de energa y telecomunicaciones. Su
base fue las privatizaciones preparadas por Felipe y ejecutada por Aznar.ii
Durante los gobiernos de Felipe Gonzlez la clase dominante tambin se dedic a la tarea de
construir una expresin poltica directa para ejercer su poder poltico a travs del Estado, con
unas bases ms slidas de las que goz la UCD. El resultado final fue la refundacin de la
expresin poltica de la derecha espaola, recogiendo los restos de las formaciones polticas en
que haba quedado dividido este campo, desde el centro hasta la extrema derecha, y dando lugar
la creacin del PP. El sistema de partidos volva a estabilizarse en torno a un bipartidismo
imperfecto debido a la excepcionalidad existente en Catalua y Euskadi. El resto de los partidos
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de carcter nacional, como IU, o de carcter regional, como el BNG, el Partido Andalucista o
Coalicin Canaria, no alteraban la dinmica bipartidista dominante.
Consolidacin del bipartidismo, las alternancias de gobierno
As, tras el desgaste de los varios gobiernos encadenados de Felipe Gonzlez (1982-96), y
especialmente con la oleada de escndalos de corrupcin en la que se vieron envueltos los
socialistas a principios de los 90, la alternativa volvi a pasar a manos del gobierno conservador
de Aznar, y la burguesa espaola volvi a recobrar el control directo del Estado a travs de un
partido y una clase poltica con la que tena vnculos directos y estrechos.
Como apunta Gregorio Valdelvira sobre las tareas del nuevo gobierno Aznar respecto a las
necesidades de la burguesa espaola, Corresponda al PP, tras su victoria relativa en las
elecciones generales de 1996, finalizar la liberalizacin econmica, reducir los gastos del Estado
y cumplir los objetivos acordados por la Unin Europea en Maastricht, sobre todo en lo relativo
a la convergencia de las economas de los pases miembros y los requisitos exigidos para
acceder a la unin monetaria. Las primeras medidas del gobierno Aznar, aprobadas en junio de
1996, pretendan impulsar la inversin con estmulos fiscales. Otras medidas liberalizaban las
telecomunicaciones, el transporte, la vivienda, el suelo, la energa y los honorarios
profesionales. La reforma del IRPF de 1998 aspira a reducir la carga fiscal de los contribuyentes
en un 11%. Tambin se pretenda reformar el Estado del bienestar revisando las prestaciones
sociales. iii
Efectivamente, el gobierno Aznar cumpli con los requisitos que impona la UE para poder
incorporar a Espaa a la moneda comn, el euro, y termin de completar, profundizndole, el
programa de privatizaciones iniciado por el ltimo gobierno del PSOE. Durante los gobiernos
del PP entre 1996-2004, las polticas neoliberales triunfantes en el mundo se terminaron de
asentar en Espaa y afianzaron el dominio de la burguesa frente al retroceso de la clase
trabajadora y sus organizaciones, en medio de una coyuntura de bonanza econmica que si bien
evit recortes sustanciales del gasto social, tambin sirvi para asentar el crecimiento en el
sector inmobiliario que generara la burbuja que estallara aos despus. No obstante, fue
diferente el primer gobierno entre 1996-2000, el cual, debido a la necesidad de contar con otros
apoyos parlamentarios debi de mantener una poltica moderada, y el segundo gobierno entre
2000-2004 que, al apoyarse en una mayora absoluta, permiti a Aznar desplegar abiertamente
su poltica neoliberal.
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La derrota del PP en 2004, en la que pes de manera especial asuntos como la participacin en
la guerra de Irak, o la gestin de los atentados del 11-M de ese ao, dio paso a un nuevo
gobierno del PSOE.
Rodrguez Zapatero puso el nfasis sobre todo en polticas de defensa de las minoras con la
extensin de derechos civiles, pero en poltica econmica se rode de un equipo de liberales que
marcaron su impronta. En la primera parte de sus gobiernos busc poner en prctica una poltica
socialdemcrata redistributiva que permita la situacin debido a una coyuntura econmica
favorable, pero el estallido de la crisis en 2008 arruin ese intento y puso a prueba una vez ms
la funcionalidad de la socialdemocracia en el proceso de acumulacin capitalista. En mayo de
2010, presionado por las instituciones europeas que se haban inclinado por las polticas de
austeridad bajo el liderazgo alemn, Zapatero dio un brusco giro neoliberal y aplico un
programa de austeridad y recortes sociales que le supusieron la convocatoria de una huelga
general. No obstante, antes del estallido de la crisis, el gobierno socialista tampoco hizo ningn
intento serio por corregir las bases del sistema econmico espaol, basado en el dominio de la
oligarqua financiera e inmobiliaria y que, como hemos visto, se empez a gestar en los ltimos
aos del gobierno Gonzlez y se consolid con los gobiernos de Aznar.
El giro neoliberal del gobierno del PSOE le llev a su derrota en noviembre de 2011, pero el
sistema bipartidista segua funcionando perfectamente a favor de las clases dominantes
espaolas. Zapatero haba iniciado en mayo de 2010 las polticas adecuadas para la burguesa
para hacer frente a la crisis, ests polticas seran continuadas y profundizadas por el nuevo
gobierno del PP que le sustituy. El acontecimiento que escenific el traspaso del testigo de las
polticas neoliberales fue el acuerdo entre el PP y el PSOE para modificar la constitucin e
introducir el techo del dficit. Todo pareca indicar que el poder poltico de las clases
dominantes, controlando el Estado, estaba asegurado bien a travs de su representacin directa y
genuina, el PP, o a travs de quienes representaban una variante plebeya, el PSOE.
Resquebrajamiento del bipartidismo, qu nuevo escenario?
La tercera fase del sistema de polticos en el Estado espaol se va a iniciar con las
consecuencias polticas derivadas de la grave crisis econmica desencadenada en 2008, que
tendrn un cierto retraso con respecto a los efectos econmicos y sociales.
La profundizacin de las polticas de austeridad por parte del PP a partir de 2012, la fuerte
contestacin social a estas medidas, incluyendo dos huelgas generales, y los continuos casos de
escndalos de corrupcin que le han salpicado de manera intensa han producido un rpido
desgaste del gobierno de Rajoy. Pero el PSOE no ha sido capaz de reponerse de su desprestigio
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de la etapa anterior y la frmula de alternancia que vena funcionando desde el inicio de la
transicin ha quedado bloqueada, abrindose, as, una crisis del bipartidismo con la aparicin de
nuevas fuerzas polticas en un escenario rpidamente cambiante. Pero la cuestin esencial no es
tanto si un cambio a un sistema pluripartidista es en s mismo importante, sino qu efectos
puede tener sobre la situacin de dominio de la burguesa espaola, de continuacin del control
del Estado, porque pudiese darse el caso de que los nuevos actores polticos rompiesen o se
orientarse a romper ese dominio, como podra ser el caso de Syriza en Grecia, o sirviesen de
recambio poltico para continuar la misma situacin de dominacin. Eso es lo que vamos a
intentar discutir a continuacin.
Las clases dominantes espaolas, lideradas por la oligarqua financiera, necesitan continuar en
la senda iniciada en mayo de 2010, consolidar las importantes victorias conseguidas con la
excusa de la crisis sobre la clase trabajadora y las dems clases populares. Mantener la
redistribucin de rentas que se ha producido a favor de las clases altas, conservar los recortes de
derechos laborales producidos con las distintas reformas laborales, evitar que se reviertan los
recortes realizados en el Estado de bienestar, consolidar la senda de recuperacin de beneficios
en detrimento de los salarios, afirmar el dominio de la oligarqua financiera y de las grandes
multinacionales, y asegurar que cuando se produzca un nuevo ciclo de recuperacin econmica
la clase obrera entre en l ms debilitada y sometida que antes de la crisis.
El PP ya ha manifestado su voluntad de continuar por la senda emprendida con el gobierno
Rajoy, y el PSOE, a pesar de haber renovado su direccin, no ha hecho ninguna autocrtica de
las polticas del gobierno Zapatero, con lo cual cabe interpretar que ninguno de los dos
componentes del bipartidismo tiene intencin de cambiar la senda iniciada en mayo de 2010.
Pero los cambios que se estn produciendo en el panorama poltico no permiten pronosticar ni
una continuidad del gobierno PP, ni un gobierno alternativo del PSOE, lo ms probable es algn
tipo de coalicin gubernamental con alguno de los nuevos actores polticos.
El primer desafo al sistema bipartidista lo supuso la irrupcin de Podemos a partir de sus
buenos resultados en las elecciones europeas de 2014. Durante unos meses se tuvo la impresin
de que la hegemona bipartidista dara paso a un sistema de tres partidos importantes, incluso
con un peso principal por parte de Podemos. Igualmente, este partido suscit la esperanza o el
temor, segn los casos, de que representase la versin espaola de Syriza, tanto por su
orientacin poltica como por su importancia electoral. El nerviosismo en algunos sectores del
PP y del PSOE les llev a evocar la posibilidad de tener que llegar a un gobierno de gran
coalicin, como se haba experimentado en Grecia o Alemania, algo indito en Espaa salvo en
casos puntuales como fue el gobierno socialista en Euskadi entre 2009-2012 apoyado por el PP.
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Pero rpidamente la situacin se volvi a transformar con un cuarto candidato a conformar el
nuevo sistema pluripartidista, Ciudadanos. Esta vez la alternativa apareca por la derecha.
Los dos nuevos partidos han aparecido y crecido apoyados en un discurso regeneracionista para
acabar con el ambiente de corrupcin imperante, que durante el gobierno Rajoy ha alcanzado
cotas realmente alarmantes. Pero aparte de este tema se diferencian en todo lo dems. Podemos
se inclina, en medio de contradicciones y vaivenes internos, por recuperar el programa original
de la socialdemocracia, abandonado por el PSOE hace tiempo a favor de otro de carcter social-
liberal. Ciudadanos representa el programa de la derecha espaola sin la carga de la corrupcin
que lastra al PP.
Durante unos meses, cuando el sistema de partido pareca evolucionar hacia la hegemona de
tres partidos ms o menos equilibrados, el PSOE apareca como el eje de cualquier gobierno,
bien como gran coalicin, bien en solitario con apoyos puntuales del PP o Podemos. Pero la
irrupcin, tambin meterica, de Ciudadanos reequilibr de nuevo la balanza ms a la derecha,
convirtindose este partido en el nuevo eje gubernamental, bien con el PP o con el PSOE,
reduciendo drsticamente cualquier poder condicionador de Podemos. La clase dominantes
espaola volva a recuperar la seguridad en el control del aparato estatal y mantener firme el
poder poltico.
Conclusiones
El sistema de partidos en el Estado espaol en la etapa democrtica se ha basado en un
bipartidismo imperfecto. La expresin conservadora del mismo, la representante directa de los
intereses de la clase dominante, ha sido y es la parte ms inestable, primero con un partido de
aluvin y efmero como fue la UCD que estall debido a las tensiones polticas de la poca y
sus propias contradicciones; luego con un partido, el PP, que consigui reagrupar a la dispersa
derecha espaola tras la desaparicin de la UCD y que mantuvo la hegemona en ese campo
durante ms de dos dcadas, hasta que el desgaste por sus polticas de austeridad y, sobre todo,
los casos de corrupcin le han minado y han hecho ascender a primer plano a una de las
formaciones disponibles de recambio en el panorama de la derecha, ha sido Ciudadanos, pero
tambin poda haber sido UPyD. La recomposicin de la derecha se hace ahora en un doble
partido, de manera que su base electoral de apoyo no se debilite. La competencia entre ambos
ser superficial, en lo fundamental ambos se orientarn, con matices si se quiere, a la defensa de
los intereses de la clase dominante.
La componente socialdemcrata del bipartidismo, el PSOE, ha sido ms estable, tras marginar
al PCE en los primeros tiempos de la transicin, ha transitado por pocas de gobierno y
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oposicin sin que sintiese la amenaza de ser desplazado por otra alternativa. Sus polticas, como
las del resto de la socialdemocracia europea, nunca han puesto en cuestin el poder de las clases
dominantes, ha tenido una orientacin ms redistributiva, pero dentro de los parmetros que
garantizasen el proceso de acumulacin capitalista, y cuando sta ha entrado en crisis ha
sacrificado los intereses de la clase trabajadora y el resto de las clases populares como demostr
claramente el giro neoliberal de Zapatero en mayo de 2010. Ahora se siente amenazado, por
primera vez, con la alternativa que representa Podemos. Este partido quiere disputarle su
proyecto original, el de la socialdemocracia clsica, aderezado con dosis de populismo.
En conclusin, y sin querer pecar de pesimistas, creemos que el sistema pluripartidista que va a
reemplazar al anterior bipartidismo no representa ninguna amenaza para el poder de la clase
dominante. Su control del poder poltico estatal y la defensa de sus intereses esenciales no
parecen que vayan a ser puestos en peligro. La nica incgnita por resolver ser el papel a jugar
por Podemos desde la oposicin.
i Se pueden consultar otros artculos y libros del autor en el blog : http://miradacrtica.blogspot.com/
ii Cynthia Lub y Santiago Lupe, El fin de la Espaa prospera
iii Gregorio Valdelvira Gonzlez, Las ondas largas de la poltica en el siglo XX, pg. 47
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