1. 1 Prlogo al libro encontrado: La verdad, es como la hoja de
una espada sin empuadura, corta por todos lados a quien quiera
sostenerla, y ms a quien quiera forcejear con ella. Este libro,
escrito en los aos 70, fue objeto de persecuciones por la censura,
y muchas veces justific la desaparicin de gente y se fue
convirtiendo a fuerza de ser nombrado, en un inalcanzable objeto
del deseo de quienes por mil causas no pudimos llegar hasta su
contenido. Muchas cosas han ocurrido desde que fue escrito, y ahora
despus de treinta aos, todas ellas continuan vigentes y resultan
claras frente a lo expresado en l. Tambin han ocurrido otras cosas
que no estaban previstas, ya que el autor no es un profeta del
futuro, sino un objetivo cronista de su poca. Es slo comparar lo
que l relata, y que no se poda manifestar en esa poca, con lo que
pasa actualmente, y que tampoco podemos manifestar, y comenzaremos
a vislumbrar donde se halla la verdad. De acuerdo con el autor, y
la certeza de lo que aconteci, y de su visin de cmo se manipulan
las leyes y las intervenciones del imperio en los dems pases, es
fcil inferir que la actualmente llamada ley antiterrorismo de los
yanquis , que les facilita o justifica cualquier intervencin en
cualquier pas es solamente una excusa ms, que ser utilizada en
contra de cualquier manifestacin cultural, por inocente que sea, si
no se encuadra con sus intereses y criterios, de forma que si no
comienza ya a crecer un movimiento underground de resistencia, el
futuro del hombre slo podr ser comparable a las hormigas. El
imperio decidir si tanta poblacin en tal pas es adecuada, y en
respuesta a sus intereses, desatar indiferente, una epidemia de
algo, que slo respetar lo que el imperio decida, y como tiene
capacidad para designar genticamente que es lo que quiere o le
conviene conservar, y hacer la seleccin de acuerdo con sus propios
padrones, nos encontraremos que el sueo de la raza superior de los
Nazis se est volviendo una deprimente realidad con quienes los
vencieron. Independientemente del hecho que copiar este libro
signifique un robo, un acto de piratera o una actitud quijotesca,
estimo que el propsito del autor fue que se conocieran los hechos
de alguna forma, y qu mayor dao hacia su obra, que la destruccin
sistemtica de la expresin de su pensamiento efectuada por la
represin? Al copiarlo en forma clandestina, y darlo a conocer, no
hago ms que oponerme a quienes no quisieron que yo tambien tuviese
el derecho de conocer lo que ellos conocieron antes. Y la oposicin
a lo que no quiero es mi derecho, por eso brindo esta copia
clandestina a los hispanoparlantes de amrica. El recopilador
EduardoN LAS VENAS ABIERTAS DE AMRICA LATINA EDUARDO GALEANO
2. 2 Este libro no hubiera sido posible sin la colaboracin que
prestaron, de una u otra manera, Sergio Bag, Luis Carlos Benvenuto,
Fernando Carmona, Adicea Castillo, Alberto Couriel, Andr Gunder
Frank, Rogelio Garca Lupo, Miguel Labarca, Carlos Lessa, Samuel
Lichtensztejn, Juan A. Oddone, Adolfo Perelman, Artur Poerner,
Germn Rama, Darcy Ribeiro, Orlando Rojas, julio Rossiello, Paulo
Schilling, Karl-Heinz Stanzick, Vivian Tras y Daniel Vidart. A
ellos, y a los muchos amigos que me alentaron en la tarea de estos
ltimos aos, dedico el resultado, del que son, claro est, inocentes.
Montevideo, fines de 1970 NDICE Introduccin: Ciento veinte millones
de nios en el centro de la tormenta PRIMERA PARTE: LA POBREZA DEL
HOMBRE COMO RESULTADO DE LA RIQUEZA DE LA TIERRA Fiebre del oro,
fiebre de la plata El signo de la cruz en las empuaduras de las
espadas Retornaban los dioses con las armas secretas Como unos
puercos hambrientos ansan el oro Esplendores del Potos: el ciclo de
la plata Espaa tena la vaca, pero otros tomaban la leche La
distribucin de funciones entre el caballo y el jinete Ruinas de
Potos: el ciclo de la plata El derramamiento de la sangre y de las
lgrimas: y sin embargo, el Papa haba resuelto que los indios tenan
alma La nostalgia peleadora de Tupac Amaru La Semana Santa de los
indios termina sin Resurreccin Villa rica de Ouro Preto: la Potos
de oro
3. 3 Contribucin de] oro de Brasil al progreso de Inglaterra El
rey azcar y otros monarcas agrcolas Las plantaciones, los
latifundios y el destino El asesinato de la tierra en el nordeste
de Brasil A paso de carga en las islas del Caribe Castillos de
azcar sobre los suelos quemados de Cuba La revolucin ante la
estructura de la impotencia El azcar era el cuchillo y el imperio
el asesino Gracias al sacrificio de los esclavos en el Caribe,
nacieron la mquina de James Watt y los caones de Washington El arco
iris es la ruta del retorno a Guinea La venta de campesinos El
ciclo del caucho: Caruso inaugura un teatro monumental en medio de
la selva Los plantadores de cacao encendan sus cigarros con
billetes de quinientos mil reis Brazos baratos para el algodn
Brazos baratos para el caf La cotizacin del caf arroja al fuego las
cosechas y marca el ritmo de los casamientos Diez aos que
desangraron a Colombia La varita mgica del mercado mundial
despierta a Centroamrica Los filibusteros al abordaje La crisis de
los aos treinta: es un crimen ms grande matar a una hormiga que a
un hombre Quin desat la violencia en Guatemala? La primera reforma
agraria de Amrica Latina: un siglo y medio de derrotas para Jos
Artigas Artemio Cruz y la segunda muerte de Emiliano Zapata El
latifundio multiplica las bocas, pero no los panes Las trece
colonias del norte y la importancia de no nacer importante Las
fuentes subterrneas del poder La economa norteamericana necesita
los minerales de Amrica Latina como los pulmones necesitan el aire
El subsuelo tambin produce golpes de estado, revoluciones,
historias de espas y aventuras en la selva amaznica Un qumico alemn
derrot a los vencedores de la guerra del Pacfico Dientes de cobre
sobre Chile Los mineros del estao, por debajo y por encima de la
tierra Dientes de hierro sobre Brasil E1 petrleo, las maldiciones y
las hazaas El lago de Maracaibo en el buche de los grandes buitres
de metal SEGUNDA PARTE: EL DESARROLLO ES UN VIAJE CON MS NUFRAGOS
QUE NAVEGANTES Historia de la muerte temprana Los barcos britnicos
de guerra saludaban la independencia desde el ro Las dimensiones
del infanticidio industrial Proteccionismo y librecambio en Amrica
Latina: el breve vuelo de Lucas Alamn Las lanzas montoneras y el
odio que sobrevivi a Juan Manuel de Rosas La Guerra de la Triple
Alianza contra el Paraguay aniquil la nica experiencia exitosa de
desarrollo independiente Los emprstitos y los ferrocarriles en la
deformacin econmica de Amrica Latina Proteccionismo y librecambio
en Estados Unidos: el xito no fue la obra de una mano
invisible
4. 4 La estructura contempornea del despojo Un talismn vaca de
poderes Son los centinelas quienes abren las puertas: la
esterilidad culpable de la burguesa nacional Qu bandera flamea
sobre las mquinas? El bombardeo del Fondo Monetario Internacional
facilita el desembarco de los conquistadores Los Estados Unidos
cuidan su ahorro interno, pero disponen del ajeno: la invasin de
los bancos Un imperio que importa capitales Los tecncratas exigen
la bolsa o la vida con ms eficacia que los marines La
industrializacin no altera la organizacin de la desigualdad en el
mercado mundial La diosa tecnologa no habla espaol La marginacin de
los hombres y las regiones La integracin de Amrica Latina bajo la
bandera de las barras y las estrellas Nunca seremos dichosos,
nunca! , haba profetizado Simn Bolvar Siete aos despus (Proclama
insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de
julio de 1809)
5. 5 INTRODUCCIN: CIENTO VEINTE MILLONES DE NIOS EN EL CENTRO
DE LA TORMENTA La divisin internacional del trabajo consiste en que
unos pases se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra
comarca del mundo, que hoy llamamos Amrica Latina, fue precoz: se
especializ en perder desde los remotos tiempos en que los europeos
del Renacimiento se abalanzaron a travs del mar v le hundieron los
dientes en la garganta. Pasaron los siglos y Amrica Latina
perfeccion sus funciones Este va no es el reino de las maravillas
donde la realidad derrotaba a la fbula y la imaginacin era
humillada por los trofeos de la conquista, los yacimientos de oro y
las montaas de plata. Pero la regin sigue trabajando de sirvienta.
Contina existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como
fuente y reserva del petrleo y el hierro, el cobre y la carne, las
frutas y el caf, las materias primas y los alimentos con destino a
los pases ricos que ganan consumindolos, mucho ms de lo que Amrica
Latina gana producindolos. Son mucho ms altos los impuestos que
cobran los compradores que los precios que reciben los vendedores;
y al fin y al cabo, como declar en julio de 1968 Covey T. Oliver,
coordinador de la Alianza para el Progreso, hablar de precios
justos en la actualidad es un concepto medieval. Estamos en plena
poca de la libre comercializacin... Cuanta ms libertad se otorga a
los negocios, ms crceles se hace necesario construir para quienes
padecen los negocios. Nuestros sistemas de inquisidores y verdugos
no slo funcionan para el mercado externo dominante; proporcionan
tambin caudalosos manantiales de ganancias que fluyen de los
emprstitos y las inversiones extranjeras en los mercados internos
dominados. Se ha odo hablar de concesiones hechas por Amrica Latina
al capital extranjero, pero no de concesiones hechas por los
Estados Unidos al capital de otros pases... Es que nosotros no
damos concesiones, adverta, all por 1913, el presidente
norteamericano Woodrow Wilson. l estaba seguro: Un pas --deca- es
posedo y dominado por el capital que en l se haya invertido. Y tena
razn. Por el camino hasta perdimos el derecho de llamarnos
americanos, aunque los haitianos y los cubanos ya haban asomado a
la historia, como pueblos nuevos, un siglo antes de que los
peregrinos del Mayflower se establecieran en las costas de
Plymouth. Ahora Amrica es, para el mundo, nada ms que los Estados
Unidos: nosotros habitamos, a lo sumo, una sub -Amrica, una Amrica
de segunda clase, de nebulosa identificacin. Es Amrica Latina, la
regin de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros
das, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, ms tarde,
norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los
lejanos
6. 6 centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus
profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de
trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos
humanos. El modo de produccin y la estructura de clases de cada
lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera, por su
incorporacin al engranaje universal del capitalismo. A cada cual se
le ha asignado una funcin, siempre en beneficio del desarrollo de
la metrpoli extranjera de turno, y se ha hecho infinita la cadena
de las dependencias sucesivas, que tiene mucho ms de dos eslabones,
y que por cierto tambin comprende, dentro de Amrica Latina, la
opresin de los pases pequeos por sus vecinos mayores y, fronteras
adentro de cada pas, la explotacin que las grandes ciudades y los
puertos ejercen sobre sus fuentes internas de vveres y mano de obra
(Hace cuatro siglos, ya haban nacido diecisis de las veinte
ciudades latinoamericanas ms pobladas de la actualidad.) Para
quienes conciben la historia como una competencia, el atraso y la
miseria de Amrica Latina no son otra cosa que el resultado de su
fracaso. Perdimos; otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron,
ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del
subdesarrollo de Amrica Latina integra, como se ha dicho, la
historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota
estuvo siempre implcita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha
generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de
otros: los imperios y sus caporales nativos. En la alquimia
colonial y neo-colonial, el oro se transfigura en chatarra, y los
alimentos se con vierten en veneno. Potos, Zacatecas y Ouro Preto
cayeron en picada desde la cumbre de los esplendores de los metales
preciosos al profundo agujero de los socavones vacos, y la ruina
fue el destino de la pampa chilena del salitre y de la selva
amaznica del caucho; el nordeste azucarero de Brasil, los bosques
argentinos del quebracho o ciertos pueblos petroleros del lago de
Maracaibo tienen dolorosas razones para creer en la mortalidad de
las fortunas que la naturaleza otorga y el imperialismo usurpa. La
lluvia que irriga a los centros del poder imperialista ahoga los
vastos suburbios del sistema. Del mismo modo, y simtricamente, el
bienestar de nuestras clases dominantes -dominantes hacia dentro,
dominadas desde fuera- es la maldicin de nuestras multitudes
condenadas a una vida de bestias de carga. La brecha se extiende.
Haca mediados del siglo anterior, el nivel de vida de los pases
ricos del mundo exceda en un cincuenta por ciento el nivel de los
pases pobres. El desarrollo desarrolla la desigualdad: Richard
Nixon anunci, en abril de 1969, en su discurso ante la OEA, que a
fines del siglo veinte el ingreso per capita en Estados Unidos ser
quince veces ms alto que el ingreso en Amrica Latina. La fuerza del
conjunto del sistema imperialista descansa en la necesaria
desigualdad de las partes que lo forman, y esa desigualdad asume
magnitudes cada vez ms dramticas. Los pases opresores se hacen cada
vez ms ricos en trminos absolutos, pero mucho ms en trminos
relativos, por el dinamismo de la disparidad creciente. El
capitalismo central puede darse el lujo de crear y creer sus
propios mitos de opulencia, pero los mitos no se comen, y bien lo
saben los pases pobres que constituyen el vasto capitalismo
perifrico. El ingreso promedio de un ciudadano norteamericano es
siete veces mayor que el de un latinoamericano y aumenta a un ritmo
diez veces ms intenso. Y los promedios engaan, por los insondables
abismos que se abren, al sur del ro Bravo, entre los muchos pobres
y los pocos ricos de la regin. En la cspide, en efecto, seis
7. 7 millones de latinoamericanos acaparan, segn las Naciones
Unidas, el mismo ingreso que ciento cuarenta millones de personas
ubicadas en la base de la pirmide social. Hay sesenta millones de
campesinos cuya fortuna asciende a veinticinco centavos de dlar por
da; en el otro extremo los proxenetas de la desdicha se dan el lujo
de acumular cinco mil millones de dlares en sus cuentas privadas de
Suiza o Estados Unidos, y derrochan en la ostentacin y el lujo
estril -ofensa y desafo- y en las inversiones improductivas, que
constituyen nada menos que la mitad de la inversin total, los
capitales que Amrica Latina podra destinar a la reposicin,
ampliacin y creacin de fuentes de produccin y de trabajo.
Incorporadas desde siempre a la constelacin del poder imperialista,
nuestras clases dominantes no tienen el menor inters en averiguar
si el patriotismo podra resultar ms rentable que la traicin o si la
mendicidad es la nica forma posible de la poltica internacional. Se
hipoteca la soberana porque no hay otro camino; las coartadas de la
oligarqua confunden interesadamente la impotencia de una clase
social con el presunto vatio de destino de cada nacin. Josu de
Castro declara: Yo, que he recibido un premio internacional de la
paz, pienso que, infelizmente, no hay otra solucin que la violencia
para Amrica Latina. Ciento veinte millones de nios se agitan en el
centro de esta tormenta. La poblacin de Amrica Latina crece como
ninguna otra; en medio siglo se triplic con creces. Cada minuto
muere un nio de enfermedad o de hambre, pero en el ao 2000 habr
seiscientos cincuenta millones de latinoamericanos, y la mitad
tendr menos de quince aos de edad: una bomba de tiempo. Entre los
doscientos ochenta millones de latinoamericanos hay, a fines de
1970, cincuenta millones de desocupados o sub-ocupados y cerca de
cien millones de analfabetos; la mitad de los latinoamericanos vive
apiada en viviendas insalubres. Los tres mayores mercados de Amrica
Latina -Argentina, Brasil y Mxico- no alcanzan a igualar, sumados,
la capacidad de consumo de Francia o de Alemania occidental, aunque
la poblacin reunida de nuestros tres grandes excede largamente a la
de cualquier pas europeo. Amrica Latina produce hoy da, en relacin
con la poblacin, menos alimentos que antes de la ltima guerra
mundial, y sus exportaciones per capita han disminuido tres veces,
a precios constantes, desde la vspera de la crisis de 1929. El
sistema es muy racional desde el punto de vista de sus dueos
extranjeros y de nuestra burguesa de comisionistas, que ha vendido
el alma al Diablo a un precio que hubiera avergonzado a Fausto.
Pero el sistema es tan irracional para todos los dems que cuanto ms
se desarrolla ms agudiza sus desequilibrios y sus tensiones, sus
contradicciones ardientes. Hasta la industrializacin, dependiente y
tarda, que cmodamente coexiste con el latifun- dio y las
estructuras de la desigualdad, contribuye a sembrar la desocupacin
en vez de ayudar a resolverla; se extiende la pobreza y se
concentra la riqueza en esta regin que cuenta con inmensas legiones
de brazos cados que se multiplican sin descanso. Nuevas fbricas se
instalan en los polos privilegiados de desarrollo -So Paulo, Buenos
Aires, la ciudad de Mxico- pero menos mano de obra se necesita cada
vez. El sistema no ha previsto esta pequea molestia: lo que sobra
es gente. Y la gente se reproduce. Se hace el amor con entusiasmo y
sin precauciones. Cada vez queda ms gente a la vera del camino, sin
trabajo en el campo, donde el latifundio reina con sus gigantescos
eriales, y sin trabajo en la ciudad, donde reinan
8. 8 las mquinas: el sistema vomita hombres. Las misiones
norteamericanas esterilizan masivamente mujeres y siembran pldoras,
diafragmas, espirales, preservativos y almanaques marcados, pero
cosechan nios; porfiadamente, los nios latinoamericanos continan
naciendo, reivindicando su derecho natural a obtener un sitio bajo
el sol en estas tierras esplndidas que podran brindar a todos lo
que a casi todos niegan. A principios de noviembre de 1968, Richard
Nixon comprob en voz alta que la Alianza para el Progreso haba
cumplido siete aos de vida y, sin embargo, se haban agravado la
desnutricin y la escasez de alimentos en Amrica Latina. Pocos meses
antes, en abril, George W. Ball escriba en Life: Por lo menos
durante las prximas dcadas, el descontento de las naciones ms
pobres no significar una amenaza de destruccin del mundo. Por
vergonzoso que sea, el mundo ha vivido, durante generaciones, dos
tercios pobre y un tercio rico. Por injusto que sea, es limitado el
poder de los pases pobres. Ball haba encabezado la delegacin de los
Estados Unidos a la Primera Conferencia de Comercio y Desarrollo en
Ginebra, y haba votado contra nueve de los doce principios
generales aprobados por la conferencia con el fin de aliviar las
desventajas de los pases subdesarrollados en el comercio
internacional. Son secretas las matanzas de la miseria en Amrica
Latina; cada ao estallan, silenciosamente, sin estrpito alguno,
tres bombas de Hiroshima sobre estos pueblos que tienen la
costumbre de sufrir con los dientes apretados. Esta violencia
sistemtica, no aparente pero real, va en aumento: sus crmenes no se
difunden en la crnica roja, sino en las estadsticas de la FAO. Ball
dice que la impunidad es todava posible, porque los pobres no
pueden desencadenar la guerra mundial, pero el Imperio se preocupa:
incapaz de multiplicar los panes, hace lo posible por suprimir a
los comensales. Combata la pobreza, mate a un mendigo!, garabate un
maestro del humor negro sobre un muro de la ciudad de La Paz. Qu se
proponen los herederos de Malthus sino matar a todos los prximos
mendigos antes de que nazcan? Robert McNamara, el presidente del
Banco Mundial que haba sido presidente de la Ford y Secretario de
Defensa, afirma que la explosin demogrfica constituye el mayor
obstculo para el progreso de Amrica Latina y anuncia que el Banco
Mundial otorgar prioridad, en sus prstamos, a los pases que
apliquen planes para el control de la natalidad. McNamara comprueba
con lstima que los cerebros de los pobres piensan un veinticinco
por ciento menos, y los tecncratas del Banco Mundial (que ya
nacieron) hacen zumbar las computadoras y generan complicadsimos
trabalenguas sobre las ventajas de no nacer: Si un pas en
desarrollo que tiene una renta media per capita de 150 a 200 dlares
anuales logra reducir su fertilidad en un 50 por ciento en un
perodo de 25 aos, al cabo de 30 aos su renta per capita ser
superior por lo menos en un 40 por ciento al nivel que hubiera
alcanzado de lo contrario, y dos veces ms elevada al cabo de 60
aos, asegura uno de los documentos del organismo. Se ha hecho
clebre la frase de Lyndon Jonson: Cinco dlares, invertidos contra
el crecimiento de la poblacin son ms eficaces que cien dlares
invertidos en el crecimiento econmico. Dwight Eisenhower pronostic
que si los habitantes de la tierra seguan multiplicndose al mismo
ritmo no slo se
9. 9 agudizara el peligro de la revolucin, sino que adems se
producira una degradacin del nivel de vida de todos los pueblos, el
nuestro inclusive. Los Estados Unidos no sufren, fronteras adentro,
el problema de la explosin de la natalidad, pero se preocupan como
nadie por difundir e imponer, en los cuatro puntos cardinales, la
planificacin familiar. No slo el gobierno; tambin Rockefeller y la
fundacin Ford padecen pesadillas con millones de nios que avanzan,
como langostas, desde los horizontes del Tercer Mundo. Platon y
Aristteles se haban ocupado del tema antes que Malthus y McNamara;
sin embargo, en nuestros tiempos, toda esta ofensiva universal
cumple una funcin bien definida: se propone justificar la muy
desigual distribucin de la renta entre los pases y entre las clases
sociales, convencer a los pobres de que la pobreza es el resultado
de los hijos que no se evitan y poner un dique al avance de la
furia de las masas en movimiento y rebelin. Los dispositivos
intrauterinos compiten con las bombas y la metralla, en el sudeste
asitico, en el esfuerzo por detener el crecimiento de la poblacin
de Vietnam. En Amrica Latina resulta ms higinico y eficaz matar a
los guerrilleros en los teros que en las sierras o en las calles.
Diversas misiones norteamericanas han esterilizado a millares de
mujeres en la Amazonia, pese a que sta es la zona habitable ms
desierta del planeta. En la mayor parte de los pases
latinoamericanos, la gente no sobra: falta. Brasil tiene 38 veces
menos habitantes por kilmetro cuadrado que Blgica; Paraguay, 49
veces menos que Inglaterra; Per, 32 veces menos que Japn. Hait y El
Salvador, hormigueros humanos de Amrica Latina, tienen una densidad
de poblacin menor que, la de Italia. Los pretextos invocados
ofenden la inteligencia; las intenciones reales encienden la
indignacin. Al fin y al cabo, no menos de la mitad de los
territorios de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay
y Venezuela est habitada por nadie. Ninguna poblacin
latinoamericana crece menos que la del Uruguay, pas de viejos, y
sin embargo ninguna otra nacin ha sido tan castigada, en los aos
recientes, por una crisis que parece arrastrarla al ltimo crculo de
los infiernos. Uruguay est vaco y sus praderas frtiles podran dar
de comer a una poblacin infinitamente mayor que la que hoy padece,
sobre su suelo, tantas penurias. Hace ms de un siglo, un canciller
de Guatemala haba sentenciado profticamente: Sera curioso que del
seno mismo de los Estados Unidos, de donde nos viene el mal,
naciese tambin el remedio. Muerta y enterrada la Alianza para el
Progreso, el Imperio propone ahora, con ms pnico que generosidad,
resolver los problemas de Amrica Latina eliminando de antemano a
los latinoamericanos. En Washington tienen ya motivos para
sospechar que los pueblos pobres no prefieren ser pobres. Pero no
se puede querer el fin sin querer los medios: quienes niegan la
liberacin de Amrica Latina, niegan tambin nuestro nico renacimiento
posible, y de paso absuelven a las estructuras en vigencia. Los
jvenes se multiplican, se levantan, escuchan: qu les ofrece la voz
del sistema? El sistema habla un lenguaje surrealista: propone
evitar los nacimientos en estas tierras vacas; opina que faltan
capitales en pases donde los capitales sobran pero se desperdician;
denomina ayuda a la ortopedia deformante de los emprstitos y al
drenaje de riquezas que las inversiones extranjeras provocan;
convoca a los latifundistas a realizar la reforma agraria y a la
oligarqua
10. 10 a poner en prctica la justicia social. La lucha de
clases no existe -se decreta- ms que por culpa de los agentes
forneos que la encienden, pero en cambio existen las clases
sociales, y a la opresin de unas por otras se la denomina el estilo
occidental de vida. Las expediciones criminales de los marines
tienen por objeto restablecer el orden y la paz social, y las
dictaduras adictas a Washington fundan en las crceles el estado de
derecho y prohben las huelgas y aniquilan los sindicatos para
proteger la libertad de trabajo. Tenemos todo prohibido, salvo
cruzarnos de brazos? La pobreza no est escrita en los astros; el
subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios. Corren
aos de revolucin, tiempos de redencin. Las clases dominantes ponen
las barbas en remojo, y a la vez anuncian el infierno para todos.
En cierto modo, la derecha tiene razn cuando se identifica a s
misma con la tranquilidad y el orden: es el orden, en efecto, de la
cotidiana humillacin de las mayoras, pero orden al fin: la
tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre
hambrienta. Si el futuro se transforma en una caja de sorpresas, el
conservador grita, con toda razn: Me han traicionado. Y los
idelogos de la impotencia, los esclavos que se miran a s mismos con
los ojos del amo, no demoran en hacer escuchar sus clamores. El
guila de bronce del Maine, derribada el da de la victoria de la
revolucin cubana, yace ahora abandonada, con las alas rotas, bajo
un portal del barrio viejo de La Habana. Desde Cuba en adelante,
tambin otros pases han iniciado por distintas vas y con distintos
medios la experiencia del cambio: la perpetuacin del actual orden
de cosas es la perpetuacin del crimen. Los fantasmas de todas las
revoluciones estranguladas o traicionadas a lo largo de la
torturada historia latinoamericana se asoman en las nuevas
experiencias, as como los tiempos presentes haban sido presentidos
y engendrados por las contradicciones del pasado. La historia es un
profeta con la mirada vuelta hacia atrs: por lo que fue, y contra
lo que fue, anuncia lo que ser. Por eso en este libro, que quiere
ofrecer una historia del saqueo y a la vez contar cmo funcionan los
mecanismos actuales del despojo, aparecen los conquistadores en las
carabelas y, cerca, los tecncratas en los jets, Hernn Corts y los
infantes de marina, los corregidores del reino y las misiones del
Fondo Monetario Internacional, los dividendos de los traficantes de
esclavos y las ganancias de la General Motors. Tambin los hroes
derrotados y las revoluciones de nuestros das, las infamias y las
esperanzas muertas y resurrectas: los sacrificios fecundos. Cuando
Alexander von Humboldt investig las costumbres de los antiguos
habitantes indgenas de las mesetas de Bogot, supo que los indios
llamaban quihica a las vctimas de las ceremonias rituales. Quihica
significaba puerta: la muerte de cada elegido abra un nuevo ciclo
de ciento ochenta y cinco lunas.
11. 11 PRIMERA PARTE LA POBREZA DEL HOMBRE COMO RESULTADO DE LA
RIQUEZA DE LA TIERRA FIEBRE DEL ORO, FIEBRE DE LA PLATA
12. 12 EL SIGNO DE LA CRUZ EN LAS EMPUADURAS DE LAS ESPADAS
Cuando Cristbal Coln se lanz a atravesar los grandes espacios vacos
al oeste de la Ecmene, haba aceptado el desafo de las leyendas.
Tempestades terribles jugaran con sus naves, como si fueran cscaras
de nuez, y las arrojaran a las bocas de los monstruos; la gran
serpiente de los mares tenebrosos, hambrienta de carne humana,
estara al acecho. Slo faltaban mil aos para que los fuegos
purificadores del juicio final arrasaran el mundo, segn crean los
hombres del siglo xv, y el mundo era entonces el mar Mediterrneo
con sus costas de ambigua proyeccin hacia el frica y Oriente. Los
navegantes portugueses aseguraban que el viento del oeste traa
cadveres extraos y a veces arrastraba leos curiosamente tallados,
pero nadie sospechaba que el mundo sera, pronto, asombrosamente
multiplicado. Amrica no slo careca de nombre. Los noruegos no saban
que la haban descubierto haca largo tiempo, y el propio Coln muri,
despus de sus viajes, todava convencido de que haba llegado al Asia
por la espalda. En 1492, cuando la bota espaola se clav por primera
vez en las arenas de las Bahamas, el Almirante crey que estas islas
eran una avanzada del Japn. Coln llevaba consigo un ejemplar del
libro de Marco Polo, cubierto de anotaciones en los mrgenes de las
pginas. Los habitantes de Cipango, deca Marco Polo, poseen oro en
enorme abundancia y las minas donde lo encuentran no se agotan
jams... Tambin hay en esta isla perlas del ms puro oriente en gran
cantidad. Son rosadas, redondas y de gran tamao y sobrepasan en
valor a las perlas blancas. La riqueza de Cipango haba llegado a
odos del Gran Khan Kublai, haba despertado en su pecho el deseo de
conquistarla: l haba fracasado. De las fulgurantes pginas de Marco
Polo se echaban al vuelo todos los bienes de la creacin; haba casi
trece mil islas en el mar de la India con montaas de oro y perlas,
y doce clases de especias en cantidades inmensas, adems de la
pimienta blanca y negra. La pimienta, el jengibre, el clavo de
olor, la nuez moscada y la canela eran tan codiciados como la sal
para conservar la carne en invierno sin que se pudriera ni perdiera
sabor. Los Reyes Catlicos de Espaa decidieron financiar la aventura
del acceso directo a las fuentes, para liberarse de la onerosa
cadena de intermediarios y revendedores que acaparaban el comercio
de las especias y las plantas tropicales, las muselinas y las armas
blancas que provenan de las misteriosas regiones del oriente. El
afn de metales preciosos, medio de pago para el trfico comercial,
impuls tambin la travesa de los mares malditos. Europa entera
necesitaba plata; ya casi estaban exhaustos los filones de Bohemia,
Sajonia y el Tirol. Espaa viva el tiempo de la reconquista. 1492 no
fue slo el ao del descubrimiento de Amrica, el nuevo mundo nacido
de aquella equivocacin de consecuencias grandiosas. Fue tambin el
ao de la recuperacin de Granada. Fernando de Aragn e Isabel de
Castilla, que haban superado con su matrimonio el desgarramiento de
sus dominios, abatieron a comienzos de 1492 el ltimo reducto de la
religin musulmana en suelo espaol. Haba costado casi ocho siglos
recobrar lo que se haba perdido en siete aos,(1 J. H. Elliott, La
Espaa imperial, Barcelona, 1965).y la guerra de reconquista haba
agotado el tesoro real. Pero sta era una guerra santa, la guerra
cristiana contra el Islam, y no es casual, adems, que en ese
mismo
13. 13 ao 1492 ciento cincuenta mil judos declarados fueran
expulsados del pas. Espaa adquira realidad como nacin alzando
espadas cuyas empuaduras dibujaban el signo de la cruz. La reina
Isabel se hizo madrina de la Santa Inquisicin. La hazaa del
descubrimiento de Amrica no podra explicarse sin la tradicin
militar de guerra de cruzadas que imperaba en la Castilla medieval,
y la Iglesia no se hizo rogar para dar carcter sagrado a la
conquista de las tierras incgnitas del otro lado del mar. El Papa
Alejandro VI, que era valenciano, convirti a la reina Isabel en
duea y seora del Nuevo Mundo. La expansin del reino de Castilla
ampliaba el reino de Dios sobre la tierra. Tres aos despus del
descubrimiento, Cristbal Coln dirigi en persona la campaa militar
contra los indgenas de la Dominicana. Un puado de caballeros,
doscientos infantes y unos cuantos perros especialmente adiestrados
para el ataque diezmaron a los indios. Ms de quinientos, enviados a
Espaa, fueron vendidos como esclavos en Sevilla y murieron
miserablemente (2 L. Capitn y Henri Lorin, El trabajo en Amrica,
antes y despus de Coln, Buenos Aires, 1948). Pero algunos telogos
protestaron y la esclavizacin de los indios fue formalmente
prohibida al nacer el siglo XVI. En realidad, no fue prohibida sino
bendita: antes de cada entrada militar, los capitanes de conquista
deban leer a los indios, ante escribano pblico, un extenso y
retrico Requerimiento que los exhortaba a convertirse a la santa fe
catlica: Si no lo hiciereis, o en ello dilacin maliciosamente
pusiereis, certifcoos que con la ayuda de Dios yo entrar
poderosamente contra vosotros y vos har guerra por todas las partes
y manera que yo pudiere, y os sujetar al yugo y obediencia de la
Iglesia y de Su Majestad y tomar vuestras mujeres y hijos y los har
esclavos, y como tales los vender, y dispondr de ellos como Su
Majestad mandare, y os tomar vuestros bienes y os har todos los
males y daos que pudiere...(3 Daniel Vidart, Ideologa y realidad de
Amrica, Montevideo, 1968.) Amrica era el vasto imperio del Diablo,
de redencin imposible o dudosa, pero la fantica misin contra la
hereja de los nativos se confunda con la fiebre que desataba, en
las huestes de la conquista, el brillo de los tesoros del Nuevo
Mundo. Bernal Daz del Castillo, fiel compaero de Hernn Corts en la
conquista de Mxico, escribe que han llegado a Amrica por servir a
Dios y a Su Majestad y tambin por haber riquezas. Coln qued
deslumbrado, cuando alcanz el atoln de San Salvador, por la
colorida transparencia del Caribe, el paisaje verde, la dulzura y
la limpieza del aire, los pjaros esplndidos y los mancebos de buena
estatura, gente muy hermosa y harto mansa que all habitaba. Regal a
los indgenas unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se
ponan al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor con que
hubieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era maravilla.
Les mostr las espadas. Ellos no las conocan, las tomaban por el
filo, se cortaban. Mientras tanto, cuenta el Almirante en su diario
de navegacin, yo estaba atento y trabajaba de saber si haba oro, y
vide que algunos dellos traan un pedazuelo colgando en un agujero
que tenan a la nariz, y por seas pude entender que yendo al Sur o
volviendo la isla por el Sur, que estaba all un Rey que tena
grandes vasos dello, y tena muy mucho. Porque del oro se hace
tesoro, y con l quien lo tiene hace cuanto quiere en el mundo y
llega a que echa las nimas al
14. 14 Paraso. En su tercer viaje Coln segua creyendo que
andaba por el mar de la China cuando entr en las costas de
Venezuela; ello no le impidi informar que desde all se extenda una
tierra infinita que suba hacia el Paraso Terrenal. Tambin Amrico
Vespucio, explorador del litoral de Brasil mientras naca el siglo
XVI, relatara a Lorenzo de Mdics: Los rboles son de tanta belleza y
tanta blandura que nos sentamos estar en el Paraso Terrenal... (4
Luis Nicolau D'Olwer, Cronistas de las culturas precolombinas,
Mxico, 1963. El abogado Antonio de Len Pinelo dedic dos tomos
enteros a demostrar que el Edn estaba en Amrica. En El Paraso en el
Nuevo Mundo (Madrid, 1656), incluy un mapa de Amrica del Sur en el
que puede verse, al centro, el jardn dei Edn regado por el
Amazonas, el Ro de la Plata, el Orinoco y el Magdalena. El fruto
prohibido era el pltano. El mapa indcaba el lugar exacto de donde
haba partido el Arca de No, cuando el Diluvio Universal.) Con
despecho escriba Coln a los reyes, desde Jamaica, en 1503: Cuando
yo descubr las Indias, dije que eran el mayor seoro rico que hay en
el mundo. Yo dije del oro, perlas, piedras preciosas, especieras...
. Una sola bolsa de pimienta vala, en el medioevo, ms que la vida
de un hombre, pero el oro y la plata eran las llaves que el
Renacimiento empleaba para abrir las puertas del paraso en el cielo
y las puertas del mercantilismo capitalista en la tierra. La
epopeya de los espaoles y los portugueses en Amrica combin la
propagacin de la fe cristiana con la usurpacin y el saqueo de las
riquezas nativas. El poder europeo se extenda para abrazar el
mundo. Las tierras vrgenes, densas de selvas y de peligros,
encendan la codicia de los capitanes, los hidalgos caballeros y los
soldados en harapos lanzados a la conquista de los espectaculares
botines de guerra: crean en la gloria, el sol de los muertos, y en
la audacia. A los osados ayuda fortuna, deca Corts. El propio Corts
haba hipotecado todos sus bienes personales para equipar la
expedicin a Mxico. Salvo contadas excepciones como fue el caso de
Coln o Magallanes, las aventuras no eran costeadas por el Estado,
sino por los conquistadores mismos, o por los mercaderes y
banqueros que los financiaban (5). 5) J. M. Ots Capdequ, El Estado
espaol en las Indias, Mxico, 1941. Naci el mito de Eldorado, el
monarca baado en oro que los indgenas inventaron para alejar a los
intrusos: desde Gonzalo Pizarro hasta Walter Raleigh, muchos lo
persiguieron en vano por las selvas y las aguas del Amazonas y el
Orinoco. El espejismo del cerro que manaba plata se hizo realidad
en 1545, con el descubrimiento de Potos, pero antes haban muerto,
vencidos por el hambre y por la enfermedad o atravesados a
flechazos por los indgenas, muchos de los expedicionarios que
intentaron, infructuosamente, dar alcance al manantial de la plata
remontando el ro Paran. Haba, s, oro y plata en grandes cantidades,
acumulados en la meseta de Mxico y en el altiplano andino. Hernn
Corts revel para Espaa, en 1519, la fabulosa magnitud del tesoro
azteca de Moctezuma, y quince aos despus lleg a Sevilla el
gigantesco rescate, un aposento lleno de oro y dos de plata, que
Francisco Pizarro hizo pagar al inca Atahualpa antes de
estrangularlo. Aos antes, con el oro arrancado de las Antillas haba
pagado la Corona los servicios de los marinos que haban acompaado a
Coln en su primer viaje(6 Earl J. Hamilton, American Treasure and
the Price Revolution in Spain (1501-1650), Massachusetts, 1934).
Finalmente, la poblacin de las islas del Caribe dej de pagar
tributos, porque desapareci: los indgenas fueron completamente
exterminados en los lavaderos de oro, en la terrible tarea de
revolver las arenas aurferas con el cuerpo a medias sumergido en el
agua, o roturando los campos hasta ms all de la extenuacin,
con
15. 15 la espalda doblada sobre los pesados instrumentos de
labranza trados desde Espaa. Muchos indgenas de la Dominicana se
anticipaban al destino impuesto por sus nuevos opresores blancos:
mataban a sus hijos y se suicidaban en masa. El cronista oficial
Fernndez de Oviedo interpretaba as, a mediados del siglo XVI, el
holocausto de los antillanos: Muchos dellos, por su pasatiempo, se
mataron con ponzoa por no trabajar, y otros se ahorcaron por sus
manos propias (7 Gonzalo Fernndez de Oviedo, Historia general y
natural de las Indias, Madrid, 1959. La interpretacin hizo escuela.
Me asombra leer, en el ltimo libro del tcnico francs Ren Dumon,
Cuba, est-il socialiste?, Pars, 1970: Los indios no fueron
totalmente exterminados. Sus genes subsisten en los cromosomas
cubanos. Ellos sentan una tal aversin por la tensin que exige el
trabajo continuo, que algunos se suicidaron antes que aceptar el
trabajo forzado). RETORNABAN LOS DIOSES CON LAS ARMAS SECRETAS A su
paso por Tenerife, durante su primer viaje, haba presenciado Coln
una formidable erupcin volcnica. Fue como un presagio de todo lo
que vendra despus en las inmensas tierras nuevas que iban a
interrumpir la ruta occidental hacia el Asia. Amrica estaba all,
adivinada desde sus costas infinitas: la conquista se extendi, en
oleadas, como una marea furiosa. Los adelantados sucedan a los
almirantes y las tripulaciones se convertan en huestes invasoras.
Las bulas del Papa haban hecho apostlica concesin del Africa a la
corona de Portugal, y a la corona de Castilla haban otorgado las
tierras desconocidas cmo las hasta aqu descubiertas por vuestros
enviados y las que se han de descubrir en lo futuro.... Amrica haba
sido donada a la reina Isabel. En 1508, una nueva bula concedi a la
corona espaola, a perpetuidad, todos los diezmos recaudados en
Amrica: el codiciado patronato universal sobre la Iglesia del Nuevo
Mundo inclua el derecho de presentacin real de todos los beneficios
eclesisticos"(8 Guillermo Vzquez Franco, Iv conquista ustilicada,
Montevideo, 1968, y J. H. Elliott, op. cit) El Tratado de
Tordesillas, suscrito en 1494, permiti a Portugal ocupar
territorios americanos ms all de la lnea divisoria trazada por el
Papa, y en 1530 Martm Alfonso de Sousa fund las primeras
poblaciones portuguesas en Brasil, expulsando a los franceses. Ya
para entonces los espaoles, atravesando selvas infernales y
desiertos infinitos, haban avanzado mucho en el proceso de la
exploracin y la conquista. En 1513, el Pacfico resplandeca ante los
ojos de Vasco Nez de Balboa; en el otoo de 1522, retornaban a Espaa
los sobrevivientes de la expedicin de Hernando de Magallanes que
haban unido por vez primera ambos ocanos y haban verificado que el
mundo era redondo al darle la vuelta completa; tres aos antes haban
partido de la isla de Cuba, en direccin a Mxico, las diez naves de
Hernn Corts, y en 1523 Pedro de Alvarado se lanz a la conquista de
Centroamrica; Francisco Pizarro entr triunfante en el Cuzco, en
1533, apoderndose del corazn del imperio de los incas; en 1540,
Pedro de Valdivia atravesaba el desierto de Atacama y fundaba
Santiago de Chile. Los conquistadores penetraban el Chaco y
revelaban el Nuevo Mundo desde el Per hasta las bocas del ro ms
caudaloso del planeta. Haba de todo entre los indgenas de Amrica:
astrnomos y canbales, ingenieros y salvajes de la Edad de Piedra.
Pero ninguna de las culturas nativas conoca el hierro ni el arado,
ni el vidrio ni la plvora, ni empleaba la rueda. La
16. 16 civilizacin que se abati sobre estas tierras desde el
otro lado del mar viva la explosin creadora del Renacimiento.
Amrica apareca como una invencin ms, incorporada junto con la
plvora, la imprenta, el papel y la brjula al bullente nacimiento de
la Edad Moderna. El desnivel de desarrollo de ambos mundos explica
en gran medida la relativa facilidad con que sucumbieron las
civilizaciones nativas. Hernn Corts desembarc en Veracruz acompaado
por no ms de cien marineros y 508 soldados; traa 16 caballos, 32
ballestas, diez caones de bronce y algunos arcabuces, mosquetes y
pistolones. Y sin embargo, la capital de los aztecas, Tenochtitln,
era por entonces cinco veces mayor que Madrid y duplicaba la
poblacin de Sevilla, la mayor de las ciudades espaolas. Francisco
Pizarro entr en Cajamarca con 180 soldados y 37 caballos. Los
indgenas fueron, al principio, derrotados por el asombro. El
emperador Moctezuma recibi, en su palacio, las primeras noticias:
un cerro grande andaba movindose por el mar, Otros mensajeros
llegaron despus: ...mucho espanto le caus el or cmo estalla el can,
cmo retumba su estrpito, y cmo se desmaya uno; se le aturden a uno
los odos. Y cuando cae el tiro, una como bola de piedra sale de sus
entraas: va lloviendo fuego.... Los extranjeros traan venados que
los soportaban tan alto como los techos. Por todas partes venan
envueltos sus cuerpos, solamente aparecen sus caras. Son blancas,
son como si fueran de cal. Tienen el cabello amarillo, aunque
algunos lo tienen negro. Larga su barba es... (9 Segn los
informantes indgenas de fray Bernardino de Sahagn, en el Cdice
Florentino. Miguel Len-Portilla, Visin de los vencidos, Mxico,
1967). Moctezuma crey que era el dios Quetzalcatl quien volva. Ocho
presagios haban anunciado, poco antes, su retorno. Los cazadores le
haban trado un ave que tena en la cabeza una diadema redonda con la
forma de un espejo, donde se reflejaba el cielo con el sol hacia el
poniente. En ese espejo Moctezuma vio marchar sobre Mxico los
escuadrones de los guerreros. El dios Quetzalcatl haba venido por
el este y por el este se haba ido: era blanco y barbudo. Tambin
blanco y barbudo era Huiracocha, el dios bisexual de los incas. Y
el oriente era la cuna de los antepasados heroicos de los mayas (10
Estas asombrosas coincidencias han estimulado la hiptesis de que
los dioses de las religiones indgenas haban sido en realidad
europeos llegados a estas tierras mucho antes que Coln. Rafael
Pineda Yez, La isla y Coln, Buenos Aires, 1955.) Los dioses
vengativos que ahora regresaban para saldar cuentas con sus pueblos
traan armaduras y cotas de malla, lustrosos caparazones que
devolvan los dardos y las piedras; sus armas despedan rayos
mortferos y oscurecan la atmsfera con humos irrespirables. Los
conquistadores practicaban tambin, con habilidad poltica, la tcnica
de la traicin y la intriga. Supieron explotar, por ejemplo, el
rencor de los pueblos sometidos al dominio imperial de los aztecas
y las divisiones que desgarraban el poder de los incas. Los
tlaxcaltecas fueron aliados de Corts, y Pizarro us en su provecho
la guerra entre los herederos del imperio incaico, Huscar y
Atahualpa, los hermanos enemigos. Los conquistadores ganaron
cmplices entre las castas dominantes intermedias, sacerdotes,
funcionarios, militares, una vez abatidas, por el crimen, las
jefaturas indgenas ms altas. Pero adems usaron otras armas o, si se
prefiere, otros factores trabajaron objetivamente por la victoria
de los invasores. Los caballos y las bacterias, por ejemplo.
17. 17 Los caballos haban sido, como los camellos, originarios
de Amrica (11 Tacquetta Hawkes, Prehistoria, en la, Historia de la
Humanidad, de la UNESCO, Buenos Aires, 1966.) pero se haban
extinguido en estas tierras. Introducidos en Europa por los jinetes
rabes, haban prestado en el Viejo Mundo una inmensa utilidad
militar y econmica. Cuando reaparecieron en Amrica a travs de la
conquista, contribuyeron a dar fuerzas mgicas a los invasores ante
los ojos atnitos de los indgenas. Segn una versin, cuando el inca
Atahualpa vio llegar a los primeros soldados espaoles, montados en
briosos caballos ornamentados con cascabeles y penachos, que corran
desencadenando truenos y polvaredas con sus cascos veloces, se cay
de espaldas(12). Miguel Len-Portilla, El reverso de la conquista.
Relaciones aztecas, mayas e incas, Mxico, 1964.El cacique Tecum, al
frente de los herederos de los mayas, descabez con su lanza el
caballo de Pedro de Alvarado, convencido de que formaba parte del
conquistador: Alvarado se levant y lo mat (13 Miguel Len-Portilla,
op. u.t ) . Contados caballos, cubiertos con arreos de guerra,
dispersaban las masas indgenas y sembraban el terror y la muerte.
Los curas y misioneros esparcieron ante la fantasa verncula,
durante el proceso colonizador, que los caballos eran de origen
sagrado, ya que Santiago, el Patrn de Espaa, montaba en un potro
blanco, que haba ganado valiosas batallas contra los moros y judos,
con ayuda de la Divina Providencia (14 Gustavo Adolfo Otero, Vida
social en el coloniaje, La Paz, 1958). Las bacterias y los virus
fueron los aliados ms eficaces. Los europeos traan consigo, como
plagas bblicas, la viruela y el ttanos, varias enfermedades
pulmonares, intestinales y venreas, el tracoma, el tifus, la lepra,
la fiebre amarilla, las caries que pudran las bocas. La viruela fue
la primera en aparecer. No sera un castigo sobrenatural aquella
epidemia desconocida y repugnante que encenda la fiebre y
descompona las carnes? Ya se fueron a meter en Tlaxcala. Entonces
se difundi la epidemia: tos, granos ardientes, que queman, dice un
testimonio indgena, y otro: A muchos dio la muerte la pegajosa,
apelmazada, dura enfermedad de granos (15 Autores annimos de
Tisteloico e informantes de Saha gn, en Miguel Len- Portilla, op.
cit.). Los indios moran como moscas; sus organismos no oponan
defensas ante las enfermedades nuevas. Y los que sobrevivan
quedaban debilitados e intiles. El antroplogo brasileo Darcy
Ribeiro estima que ms de la mitad de la poblacin aborigen de
Amrica, Australia y las islas ocenicas muri contaminada luego del
primer contacto con los hombres blancos (16 Dercy Ribeiro, las
Amricas y la civilizacin, tomo r: La civilizacin occidentai y
nosotros. Los pueblos testimonio, Buenos Aires, 1969,). COMO UNOS
PUERCOS HAMBRIENTOS ANSAN EL ORO A tiros de arcabuz, golpes de
espada y soplos de peste, avanzaban los implacables y escasos
conquistadores de Amrica. Lo cuentan las voces de los vencidos.
Despus de la matanza de Cholula, Moctezuma enva nuevos emisarios el
encuentro de Hernn Corts, quien avanza rumbo al valle de Mxico.
Los
18. 18 enviados regalan a los espaoles collares de oro y
banderas de plumas de quetzal. Los espaoles estaban deleitndose.
Como si fueran monos levantaban el oro, como que se sentaban en
ademn de gusto, como que se les renovaba y se les iluminaba el
corazn. Como que cierto es que eso anhelan con gran sed. Se les
ensancha el cuerpo por eso, tienen hambre furiosa de eso. Como unos
puercos hambrientos ansan el oro, dice el texto nhuatl preservado
en el Cdice Florentino. Ms adelante, cuando Corts llega a
Tenochtitln, la esplndida capital azteca, los espaoles entran en la
casa del tesoro, y luego hicieron una gran bola de oro, y dieron
fuego, encendieron, prendieron llama a todo lo que restaba, por
valioso que fuera: con lo cual todo ardi. Y en cuanto al oro, los
espaoles lo redujeron a barras.... Hules guerra, y finalmente
Corts, que haba perdido Tenochtitln, la reconquist en 1521. Y ya no
tenamos escudos, ya no tenamos macanas, y nada tenamos que comer,
ya nada comimos. La ciudad, devastada, incendiada y cubierta de
cadveres, cay. Y toda la noche llovi sobre nosotros. La horca y el
tormento no fueron suficientes: los tesoros arrebatados no colmaban
nunca las exigencias de la imaginacin, y durante largos aos
excavaron los espaoles el fondo del lago de Mxico en busca del oro
y los objetos preciosos presuntamente escondidos por los indios.
Pedro de Alvarado y sus hombres se abatieron sobre Guatemala y eran
tantos los indios que mataron, que se hizo un ro de sangre, que
viene a ser el Olimtepeque, y tambin el da se volvi colorado por la
mucha sangre que hubo aquel da. Antes de la batalla decisiva, y
vstose los indios atormentados, les dijeron a los espaoles que no
les atormentaran ms, que all les tenan mucho oro, plata, diamantes
y esmeraldas que les tenan los capitanes Nehaib Ixqun, Nehaib hecho
guila y len. Y luego se dieron a los espaoles y se quedaron con
ellos... (17 Miguel Len-Portilla, op. cit. 's Ibid.) Antes de que
Francisco Pizarro degollara al inca Atahualpa, le arranc un rescate
en andas de oro y plata que pesaban ms de veinte mil marcos de
plata, fina, un milln y trescientos veintisis mil escudos de oro
finsimo... . Despus se lanz sobre el Cuzco. Sus soldados crean que
estaban entrando en la Ciudad de los Csares, tan deslumbrante era
la capital del imperio incaico, pero no demoraron en salir del
estupor y se pusieron a saquear el Templo del Sol: Forcejeando,
luchando entre ellos, cada cual procurando llevarse del tesoro la
parte del len, los soldados, con cota de malla, pisoteaban joyas e
imgenes, golpeaban los utensilios de oro o les daban martillazos
para reducirlos a un formato ms fcil y manuable... Arrojaban al
crisol, para convertir el metal en barras, todo el tesoro del
templo: las placas que haban cubierto los muros, los asombrosos
rboles forjados, pjaros y otros objetos del jardn (18 ibid.) Hoy
da, en el Zcalo, la inmensa plaza desnuda del centro de la capital
de Mxico, la catedral catlica se alza sobre las ruinas del tempo ms
importante de Tenochtitln, y el palacio de gobierno est emplazado
sobre la residencia de Cuauhtmoc, el jefe azteca ahorcado por
Corts. Tenochtitln fue arrasada. El Cuzco corri, en el Per, suerte
semejante, pero los
19. 19 conquistadores no pudieron abatir del todo sus muros
gigantescos y hoy puede verse, al pie de los edificios coloniales,
el testimonio de piedra de la colosal arquitectura incaica.
ESPLENDORES DEL POTOS: EL CICLO DE LA PLATA Dicen que hasta las
herraduras de los caballos eran de plata en la poca del auge de la
ciudad de Potos (19 Para la reconstruccin del apogeo de Potos, el
autor ha consultado los siguientes testimonios del pasado: Pedro
Vicente Caete y Domnguez, Potos colonial, gua bisrrica, geogrfica,
poltica, civil y legal del gobierno e intendencia de la provincia
de Potos, La Paz, 1939; Luis Capoche, Relacin general de la Villa
Imperial de Potos, Madrid, 1959; y Nicols de Martnez Arzanz y Vela,
Historia de la Villa Imperial de Potos, Buenos Aires, 1943 Adems,
las Crnicas potosinas, de Vicente G. Quesada, Pars, 1890, y La
ciudad nica, de Jaime Molins. Potos, 1961.). De plata eran los
altares de las iglesias y las alas de los querubines en las
procesiones: en 1658, para la celebracin del Corpus Chrsti, las
calles de la ciudad fueron desempedradas, desde la matriz hasta la
iglesia de Recoletos, y totalmente cubiertas con barras de plata.
En Potos la plata levant templos y palacios, monasterios y garitos,
ofreci motivo a la tragedia y a la fiesta, derram la sangre y el
vino, encendi la codicia y desat el despilfarro y la aventura. La
espada y la cruz marchaban juntas en la conquista y en el despojo
colonial. Para arrancar la plata de Amrica, se dieron cita en Potos
los capitanes y los ascetas, los caballeros de lidia y los
apstoles, los soldados y los frailes. Convertidas en pias y
lingotes, las vsceras del cerro rico alimentaron sustancialmente el
desarrollo de Europa. Vale un Per fue el elogio mximo a las
personas o a las cosas desde que Pizarro se hizo dueo del Cuzco,
pero a partir del descubrimiento del cerro, Don Quijote de la
Mancha habla con otras palabras: Vale un Potos, advierte a Sancho.
Vena yugular del Virreinato, manantial de la plata de Amrica, Potos
contaba con 120 000 habitantes segn el censo de 1573. Slo
veintiocho aos haban transcurrido desde que la ciudad brotara entre
los pramos andinos y ya tena, como por arte de magia, la misma
poblacin que Londres y ms habitantes que Sevilla, Madrid, Roma o
Pars. Hacia 1650, un nuevo censo adjudicaba a Potos 160.000
habitantes. Era una de las ciudades ms grandes y ms ricas del
mundo, diez veces ms habitada que Boston, en tiempos en que Nueva
York ni siquiera haba empezado a llamarse as. La historia de Potos
no haba nacido con los espaoles. Tiempo antes de la conquista, el
inca Huayna Cpac haba odo hablar a sus vasallos del Sumaj Orcko, el
cerro hermoso, y por fin pudo verlo cuando se hizo llevar, enfermo,
a las termas de Tarapaya. Desde las chozas pajizas del pueblo de
Cantumarca, los ojos del inca contemplaron por primera vez aquel
cono perfecto que se alzaba, orgulloso, por entre las altas cumbres
de las serranas. Qued estupefacto. Las infinitas tonalidades
rojizas, la forma esbelta y el tamao gigantesco del cerro siguieron
siendo motivo de admiracin y asombro en los tiempos siguientes.
Pero el inca haba sospechado que en sus entraas deba albergar
piedras preciosas y ricos metales, y haba querido sumar nuevos
adornos al Templo del Sol en el Cuzco. El oro y la plata que los
incas arrancaban de las minas de Colque Porco y Andacaba no salan
de los lmites del reino: no servan para comerciar sino para adorar
a los
20. 20 dioses. No bien los mineros indgenas clavaron sus
pedernales en los filones de plata del cerro hermoso una voz
cavernosa los derrib. Era una voz fuerte como el trueno, que sala
de las profundidades de aquellas breas y deca en quechua: No es
para ustedes; Dios reserva estas riquezas para los que vienen de ms
all. Los indios huyeron despavoridos y el inca abandon el cerro.
Antes, le cambi el nombre. El cerro pas a llamarse Potojsi, que
significa. Truena, revienta, hace explosin Los que vienen de ms all
no demoraron mucho en aparecer. Los capitanes de la conquista se
abran paso. Huayna Cpac ya haba muerto cuando llegaron. En 1545, el
indio Huallpa corra tras las huellas de una llama fugitiva y se vio
obligado a pasar la noche en el cerro. Para no morirse de fro, hizo
fuego. La fogata alumbr una hebra blanca y brillante. Era plata
pura. Se desencaden la avalancha espaola. Fluy la riqueza. El
emperador Carlos V dio prontas seales de gratitud otorgando a Potos
el ttulo de Villa Imperial y un escudo con esta inscripcin: Soy el
rico Potos, del mundo soy el tesoro, soy el rey de los montes y
envidia soy de los reyes. Apenas once aos despus del hallazgo de
Huallpa, ya la recin nacida Villa Imperial celebraba la coronacin
de Felipe II con festejos que duraron veinticuatro das y costaron
ocho millones de pesos fuertes. Llovan los buscadores de tesoros
sobre el inhspito paraje. El cerro, a casi cinco mil metros de
altura, era el ms poderoso de los imanes, pero a sus pies la vida
resultaba dura, inclemente: se pagaba el fro como si fuera un
impuesto y en un abrir y cerrar de ojos una sociedad rica y
desordenada brot, en Potos, junto con la plata. Auge y turbulencia
del metal: Potos paso a ser el nervio principal del reino, segn lo
definiera el virrey Hurtado de Mendoza. A comienzos del siglo XVII,
ya la ciudad contaba con treinta y seis iglesias esplndidamente
ornamentadas, otras tantas casas de juego y catorce escuelas de
baile. Los salones, los teatros y los tablados para las fiestas
lucan riqusimos tapices, cortinajes, blasones y obras de orfebrera;
de los balcones de las casas colgaban damascos coloridos y lamas de
oro y plata. Las sedas y los tejidos venan de Granada, Flandes y
Calabria; los sombreros de Pars y Londres; los diamantes de Ceyln;
las piedras preciosas de la India; las perlas de Panam; las medias
de Npoles; los cristales de Venecia; las alfombras de Persia; los
perfumes de Arabia, y la porcelana de China. las damas brillaban de
pedrera, diamantes y rubes y perlas, y los caballeros ostentaban
finsimos paos bordados de Holanda. A la lidia de toros seguan los
juegos de sortija y nunca faltaban los duelos al estilo medieval,
lances del amor y del orgullo, con cascos de hierro empedrados de
esmeraldas y de vistosos plumajes, sillas y estribos de filigrana
de oro, espadas de Toledo y potros chilenos enjaezados a todo lujo.
En 1579, se quejaba el oidor Matienzo; Nunca faltan -deca-
novedades, desvergenzas y atrevimientos. Por entonces ya haba en
Potos ochocientos tahures profesionales y ciento veinte prostitutas
clebres, a cuyos resplandecientes salones concurran los mineros
ricos. En 1608, Potos festejaba las fiestas del Santsimo Sacramento
con seis das de comedias y seis noches de mscaras, ocho das de
toros y tres de saraos, dos de torneos y otras fiestas.
21. 21 ESPAA TENA LA VACA, PERO OTROS TOMABAN LA LECHE Entre
1545 y 1558 se descubrieron las frtiles minas de plata de Potos, en
la actual Bolivia, y las de Zacatecas y Guanajuato en Mxico; el
proceso de amalgama con mercurio, que hizo posible la explotacin de
plata de ley ms baja, empez a aplicarse en ese mismo perodo. El
rush de la plata eclips rpidamente a la minera de oro. A mediados
del siglo xvii la plata abarcaba ms del 99 por ciento de las
exportaciones minerales de la Amrica hispnica'. Amrica era, por
entonces, una vasta bocamina centrada, sobre todo, en Potos.
Algunos escritores bolivianos, inflamados de excesivo entusiasmo,
afirman que en tres siglos Espaa recibi suficiente metal de Potos
como para tender un puente de plata desde la cumbre del cerro hasta
la puerta del palacio real al otro lado del ocano. La imagen es,
sin duda, obra de fantasa, pero de cualquier manera alude a una
realidad que, en efecto, parece inventada: el flujo de la plata
alcanz dimensiones gigantescas. La cuantiosa exportacin clandestina
de plata americana, que se evada de contrabando rumbo a las
Filipinas, a la China y a la propia Espaa, no figura en los clculos
de Earl J. Hamilton (21 Earl J. Hamilton, op. cit), quien a partir
de los datos obtenidos en la Casa de Contratacin ofrece, de todos
modos, en su conocida obra sobre el tema, cifras asombrosas. Entre
1503 y 1660, llegaron al puerto de Sevilla 185 mil kilos de oro y
16 millones de kilos de plata. La plata transportada a Espaa en
poco ms de un siglo y medio, exceda tres veces el total de las
reservas europeas. Y estas cifras, cortas, no incluyen el
contrabando. Los metales arrebatados a los nuevos dominios
coloniales estimularon el desarrollo econmico europeo y hasta puede
decirse que lo hicieron posible. Ni siquiera los efectos de la
conquista de los tesoros persas que Alejandro Magno volc sobre el
mundo helnico podran compararse con la magnitud de esta formidable
contribucin de Amrica al progreso ajeno. No al de Espaa, por
cierto, aunque a Espaa pertenecan las fuentes de plata americana.
Como se deca en el siglo XVII, Espaa es como la boca que recibe los
alimentos, los mastica, los tritura, para enviarlos enseguida a los
dems rganos, y no retiene de ellos por su parte, ms que un gusto
fugitivo o las partculas que por casualidad se agarran a sus
dientes (22 Citado por Gustavo Adolfo Otero, op. cit.). Los
espaoles tenan la vaca, pero eran otros quienes beban la leche. Los
acreedores del reino, en su mayora extranjeros, vaciaban
sistemticamente las arcas de la Casa de Contratacin de Sevilla,
destinadas a guardar bajo tres llaves, y en tres manos distintas
los tesoros de Amrica.
22. 22 La Corona estaba hipotecada. Ceda por adelantado casi
todos los cargamentos de plata a los banqueros alemanes, genoveses,
flamencos y espaoles (23 J. H. Elliott, op. cit., y Earl J.
Hamilton, op. cit.). Tambin los impuestos recaudados dentro de
Espaa corran, en gran medida, esta suerte: en 1543, un 65 por
ciento del total de las rentas reales se destinaba al pago de las
anualidades de los ttulos de deuda. Slo en mnima medida la plata
americana se incorporaba a la economa espaola; aunque quedara
formalmente registrada en Sevilla, iba a parar a manos de los
Fgger, poderosos banqueros que haban adelantado al Papa los fondos
necesarios para terminar la catedral de San Pedro, y de otros
grandes prestamistas de la poca, al estilo de los WeIser, los Shetz
o los Grimaldi. La plata se destinaba tambin al pago de
exportaciones de mercaderas no espaolas con destino al Nuevo Mundo.
Aquel imperio rico tena una metrpoli pobre, aunque en ella la
ilusin de la prosperidad levantara burbujas cada vez ms hinchadas:
la Corona abra por todas partes frentes de guerra mientras la
aristocracia se consagraba al despilfarro y se multiplicaban, en
suelo espaol, los curas y los guerreros, los nobles y los mendigos,
al mismo ritmo frentico en que crecan los precios de las cosas y
las tasas de inters del dinero. La industria mora al nacer en aquel
reino de los vastos latifundios estriles, y la enferma economa
espaola no poda resistir el brusco impacto del alza de la demanda
de alimentos y mercancas que era la inevitable consecuencia de la
expansin colonial. El gran aumento de los gastos pblicos y la
asfixiante presin de las necesidades de consumo en las posesiones
de ultramar agudizaban el dficit comercial y desataban, al galope,
la inflacin. Colbert escriba: Cuanto ms comercio con los espaoles
tiene un estado, ms plata tiene. Haba una aguda lucha europea por
la conquista del mercado espaol que implicaba el mercado y la plata
de Amrica. Un memorial francs de fines del siglo XVII, nos permite
saber que Espaa slo dominaba, por entonces, el cinco por ciento del
comercio con sus posesiones coloniales de ms all del ocano; pese al
espejismo jurdico del monopolio: cerca de una tercera parte del
total estaba en manos de holandeses y flamencos, una cuarta parte
perteneca a los franceses, los genoveses controlaban ms del veinte
por ciento, los ingleses el diez y los alemanes algo menos (24
Roland Mousnier, Los siglos XVI y XVII, volumen tv de la Historia
geyeral de las civilizaciones, de Maurice Crouzet. Barcelona.
1967.) . Amrica era un negocio europeo. Carlos V, heredero de los
Csares en el Sacro Imperio por eleccin comprada, slo haba pasado en
Espaa diecisis de los cuarenta aos de su reinado. Aquel monarca de
mentn prominente y mirada de idiota, que haba ascendido al trono
sin conocer una sola palabra del idioma castellano, gobernaba
rodeado por un squito de flamencos rapaces a los que extenda
salvoconductos para sacar de Espaa mulas y caballos cargados de:
oro y joyas y a los que tambin recompensaba otorgndoles obispados y
arzobispados, ttulos burocrticos y hasta la primera licencia para
conducir esclavos negros a las colonias americanas. Lanzado a la
persecucin del demonio por toda Europa, Carlos V extenuaba el
tesoro de Amrica en sus guerras religiosas. La dinasta de los
Habsburgo no se agot con su muerte; Espaa habra de padecer el
reinado de los Austria durante casi dos siglos. El gran adalid de
la Contrarreforma fue su hijo Felipe II. Desde su gigantesco
palacio-monasterio del Escorial, en las faldas del Guadarrama,
Felipe II puso en funcionamiento, a escala
23. 23 universal, la terrible maquinaria de la Inquisicin, y
abati sus ejrcitos sobre los centros de la hereja. El calvinismo
haba hecho presa de Holanda, Inglaterra y Francia, y los turcos
encarnaban el peligro del retorno de la religin de Al. El
salvacionismo costaba caro: los pocos objetos de oro y plata,
maravillas del arte americano, que no llegaban ya fundidos desde
Mxico y el Per, eran rpidamente arrancados de la Casa de
Contratacin de Sevilla y arrojados a las bocas de los hornos. Ardan
tambin los herejes o los sospechosos de hereja, achicharrados por
las llamas purificadoras de la Inquisicin; Torquemada incendiaba
los libros y el rabo del diablo asomaba por todos los rincones: la
guerra contra el protestantismo era adems la guerra contra el
capitalismo ascendente en Europa. La perpetuacin de la cruzada
-dice Elliott en su obra ya citada- entraaba la perpetuacin de la
arcaica or- ganizacin social de una nacin de cruzados. Los metales
de Amrica, delirio y ruina de Espaa, proporcionaban medios para
pelear contra las nacientes fuerzas de la economa moderna. Ya
Carlos V haba aplastado a la burguesa castellana en la guerra de
los comuneros, que se haba convertido en una revolucin social
contra la nobleza, sus propiedades y sus privilegios. El
levantamiento fue derrotado a partir de la traicin de la ciudad de
Burgos, que sera la capital del general Francisco Franco cuatro
siglos ms tarde; extinguidos los ltimos fuegos rebeldes, Carlos V
regres a Espaa acompaado de cuatro mil soldados alemanes.
Simultneamente, fue tambin ahogada en sangre la muy radical
insurreccin de los tejedores, hilanderos y artesanos que haban
tomado el poder en la ciudad de Valencia y lo haban extendido por
toda la comarca. La defensa de la fe catlica resultaba una mscara
para la lucha contra la historia. La expulsin de los judos
-espaoles de religin juda-- haba privado a Espaa, en tiempos de los
Reyes Catlicos, de muchos artesanos hbiles y de capitales
imprescindibles. Se considera no tan importante la expulsin de los
rabes - espaoles, en realidad, de religin musulmana- aunque en 1609
nada menos que 275 mil fueron arriados a la frontera y ello tuvo
desastrosos efectos sobre la economa valenciana, y los frtiles
campos del sur del Ebro, en Aragn, quedaron arruinados,
Anteriormente, Felipe II haba echado, por motivos religiosos, a
millares de artesanos flamencos convictos o sospechosos de
protestantismo: Inglaterra los acogi en su suelo, y all dieron un
importante impulso a las manufacturas britnicas. Como se ve, las
distancias enormes y las comunicaciones difciles no eran los
principales obstculos que se oponan al progreso industrial de
Espaa. Los capitalistas espaoles se convertan en rentistas, a travs
de la compra de los ttulos de deuda de la Corona, y no invertan sus
capitales en el desarrollo industrial. El excedente econmico deriva
hacia cauces improductivos: los viejos ricos, seores de horca y
cuchillo, dueos de la tierra y de los ttulos de nobleza, levantaban
palacios y acumulaban joyas; los nuevos ricos, especuladores y
mercaderes, compraban tierras y ttulos de nobleza. Ni unos ni otros
pagaban prcticamente impuestos, ni podan ser encarcelados por
deudas. Quien se dedicara a una actividad industrial perda
automticamente su carta de hidalgua.(25 J. Vicens Vives, director,
Historia social y econmica de Espaa y Amrica, volmenes tr y in,
Barcelona, 1957) .
24. 24 Sucesivos tratados comerciales, firmados a partir de las
derrotas militares de los espaoles en Europa, otorgaron concesiones
que estimularon el trfico martimo entre el puerto de Cdiz, que
desplaz a Sevilla, y los, puertos franceses, ingleses, holandeses y
hanseticos. Cada ao entre ochocientas y mil naves descargaban en
Espaa los productos industrializados por otros. Se llevaban la
plata de Amrica y la lana espaola, que marchaba rumbo a los telares
extranjeros de donde sera devuelta ya tejida por la industria
europea en expansin. Los monopolistas de Cdiz se limitaban a
remarcar los productos industriales extranjeros que expedan al
Nuevo Mundo: si las manufacturas espaolas no podan siquiera atender
al mercado interno, cmo iban a satisfacer las necesidades de las
colonias? Los encajes de Lille y Arraz, las telas holandesas, los
tapices de Bruselas y los brocados de Florencia, los cristales de
Venecia, las armas de Miln y los vinos y lienzos de Francia
inundaban el mercado espaol, a expensas de la produccin local, para
satisfacer el ansia de ostentacin y las exigencias de consumo de
los ricos parsitos cada vez ms numerosos y poderosos en un pas cada
vez ms pobre (26 Jorge AbelardoRamos, Historia de la nacin
latinoamericana, Buenos Aires, 1968). La industria mora en el
huevo, y los Habsburgo hicieron todo lo posible por acelerar su
extincin. A mediados del siglo XVI se haba llegado al colmo de
autorizar la importacin de tejidos extranjeros al mismo tiempo que
se prohiba toda exportacin de paos castellanos que no fueran a
Amrica (27n J. H. Elliott, op. cit.) Por el contrario, como ha
hecho notar Ramos, muy distintas eran las orientaciones de Enrique
VIII o Isabel I en Inglaterra, cuando prohiban en esta ascendente
nacin la salida del oro y de la plata, monopolizaban las letras de
cambio, impedan la extraccin de la lana y arrojaban de los puertos
britnicos a los mercaderes de la Liga Hansetica del Mar del Norte.
Mientras tanto, las repblicas italianas protegan su comercio
exterior y su industria mediante aranceles, privilegios y
prohibiciones rigurosas: los artfices no podan expatriarse bajo
pena de muerte. La ruina lo abarcaba todo. De los 16 mil telares
que quedaban en Sevilla en 1558, a la muerte de Carlos V, slo
restaban cuatrocientos cuando muri Felipe II, cuarenta aos despus.
Los siete millones de ovejas de la ganadera andaluza se redujeron a
dos millones. Cervantes retrat en Don Quijote de la Mancha --novela
de gran circulacin en Amrica- la sociedad de su poca. Un decreto de
mediados del siglo XVI haca imposible la importacin de libros
extranjeros e impeda a los estudiantes cursar estudios fuera de
Espaa; los estudiantes de Salamanca se redujeron a la mitad en
pocas dcadas; haba nueve mil conventos y el clero se multiplicaba
casi tan intensamente como la nobleza de capa y espada; 160 mil
extranjeros acaparaban el comercio exterior y los derroches de la
aristocracia condenaban a Espaa a la impotencia econmica. Hacia
1630, poco ms de un centenar y medio de duques, marqueses, condes y
vizcondes recogan cinco millones de ducados de renta anual, que
alimentaban copiosamente el brillo de sus ttulos rimbombantes. El
duque de Medinaceli tena setecientos criados y eran trescientos los
sirvientes del gran duque de Osuna, quien, para burlarse del zar de
Rusia, los vesta con tapados de pieles (28 La especie no se ha
extinguido. Abro una revista de Madrid de fines de 1969, leo: ha
muerto doa Teresa Bertrn de Lis y Pidal Gorouski y Chico de Guzmn,
duquesa de Albuquerque y marquesa de los Alcaices y de los
Balbases, y la llora el viudo duque de Albuquerque, don Beltrn
Alonso Osorio y Dez de
25. 25 Rivera Martos y Figueroa, marqus de Alcaices, de los
Balbases, de Cadreita, de Cullar, de Cullera, de Montaos, conde de
Fuensaldaa, de Grajal, De Huelma, de Ledesma, de la Torre, de
Villanueva de Caedo, de Villahumbrosa, tres veces Grande de
Espaa).. El siglo XVII fue la poca del pcaro, el hambre y las
epidemias. Era infinita la cantidad de mendigos espaoles, pero ello
no impeda que tambin los mendigos extranjeros afluyeran desde todos
los rincones de Europa. Hacia 1700 Espaa contaba ya con 625 mil
hidalgos, seores de la guerra, aunque el pas se vaciaba: su
poblacin se haba reducido a la mitad en algo ms de dos siglos, y
era equivalente a la de Inglaterra, que en el mismo perodo la haba
duplicado. 1700 seala el fin del rgimen de los Habsburgo. La
bancarrota era total. Desocupacin crnica, grandes latifundios
baldos, moneda catica, industria arruinada, guerras perdidas y
tesoros vacos, la autoridad central desconocida en las provincias:
la Espaa que afront Felipe V estaba poco menos difunta que su amo
muerto (29 John Lynch, Administracin colonial espaola, Buenos
Aires, 1962). Los Borbones dieron a la nacin una apariencia ms
moderna, pero a fines del siglo XVIII el clero espaol tena nada
menos que doscientos mil miembros y el resto de la poblacin
improductiva no detena su aplastante desarrollo, a expensas del
subdesarrollo del pas. Por entonces, haba an en Espaa ms de diez
mil pueblos y ciudades sujetos a la jurisdiccin seorial de la
nobleza y, por lo tanto, fuera del control directo del rey. Los
latifundios y la institucin del mayorazgo seguan intactos.
Continuaban en pie el oscurantismo y el fatalismo. No haba sido
superada la poca de Felipe IV: en sus tiempos, una junta de telogos
se reuni para examinar el proyecto de construccin de un canal entre
el Manzanares y el Tajo y termin declarando que si Dios hubiese
querido que los ros fuesen navegables, El mismo los hubiera hecho
as. LA DISTRIBUCIN DE FUNCIONES ENTRE EL CABALLO Y EL JINETE En el
primer tomo de El capital, escribi Karl Marx: El descubrimiento de
los yacimientos de oro y plata de Amrica, la cruzada de exterminio,
esclavizacin y sepultamiento en las minas de la poblacin aborigen,
el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales,
la conversin del continente africano en cazadero de esclavos
negros: son todos hechos que sealan los albores de la era de
produccin capitalista. Estos procesos idlicos representan otros
tantos factores fundamentales en el movimiento de la acumulacin
originaria. El saqueo, interno y externo, fue el medio ms
importante para la acumulacin primitiva de capitales que, desde la
Edad Media, hizo posible la aparicin de una nueva etapa histrica en
la evolucin econmica mundial. A medida que se extenda la economa
monetaria, el intercambio desigual iba abarcando cada vez ms capas
sociales y ms regiones del planeta. Ernest Mandel ha sumado el
valor del oro y la plata arrancados de Amrica hasta 1660, el botn
extrado de Indonesia por la Compaa Holandesa de las Indias
Orientales desde 1650 hasta 1780, las ganancias del capital francs
en la trata de esclavos durante el siglo XVIII, las entradas
obtenidas por el trabajo esclavo en las Antillas britnicas y el
saqueo ingls de la India durante
26. 26 medio siglo: el resultado supera el valor de todo el
capital invertido en todas las industrias europeas hacia 1800 (30
Ernest Mandel, Tratado de economia marxista, Mxico, 1969.) Mandel
hace notar que esta gigantesca masa de capitales cre un ambiente
favorable a las inversiones en Europa, estimul el espritu de
empresa y financi directamente el establecimiento de manufacturas
que dieron un gran impulso a la revolucin industrial. Pero, al
mismo tiempo, la formidable concentracin internacional de la
riqueza en beneficio de Europa impidi, en las regiones saqueadas,
el salto a la acumulacin de capital industrial. La doble tragedia
de los pases en desarrollo consiste en que no slo fueron vctimas de
ese proceso de concentracin internacional, sino que posteriormente
han debido tratar de compensar su atraso industrial, es decir,
realizar la acumulacin originaria de capital industrial, en un
mundo que est inundado con los artculos manufacturados por una
industria ya madura, la occidental`.(31 Ernest Mandel, la teora
marxista de la acumulacin primitiva y la industrializacin del
Tercer Mundo, revista Amaru, nm. 6, Lima, abril-junio de 1968.) Las
colonias americanas haban sido descubiertas, conquistadas y
colonizadas dentro del proceso de la expansin del capital
comercial. Europa tenda sus brazos para alcanzar al mundo entero.
Ni Espaa ni Portugal recibieron los beneficios del arrollador
avance del mercantilismo capitalista, aunque fueron sus colonias
las que, en medida sustancial, proporcionaron el oro y la plata que
nutrieron esa expansin. Como hemos visto, si bien los metales
preciosos de Amrica alumbraron la engaosa fortuna de una nobleza
espaola que viva su Edad Media tardamente y a contramano de la
historia, simultneamente sellaron la ruina de Espaa en los siglos
por venir. Fueron otras las comarcas de Europa que pudieron incubar
el capitalismo moderno valindose, en gran parte, de la expropiacin
de los pueblos primitivos de Amrica. A la rapia de los tesoros
acumulados sucedi la explotacin sistemtica, en los socavones y en
los yacimientos, del trabajo forzado de los indgenas y de los
negros esclavos arrancados de Africa por los traficantes. Europa
necesitaba oro y plata. Los medios de pago de circulacin se
multiplicaban sin cesar y era preciso alimentar los movimientos del
capitalismo a la hora del parto: los burgueses se apoderaban de las
ciudades y fundaban bancos, producan e intercambiaban mercancas,
conquistaban mercados nuevos. Oro, plata, azcar: la economa
colonial, ms abastecedora que consumidora, se estructur en funcin
de las necesidades del mercado europeo, y a su servicio. El valor
de las exportaciones latinoamericanas de metales preciosos fue,
durante prolongados perodos del siglo XVI, cuatro veces mayor que
el valor de las importaciones, compuestas sobre todo por esclavos,
sal, vino y aceite, armas, paos y artculos de lujo. Los recursos
fluan para que los acumularan las naciones europeas emergentes.
Esta era la misin fundamental que haban trado los pioneros, aunque
adems aplicaran el Evangelio, casi tan frecuentemente como el
ltigo, a los indios agonizantes. La estructura econmica de las
colonias ibricas naci subordinada al mercado externo y, en
consecuencia, centralizada en torno del sector exportador, que
concentraba la renta y el poder. A lo largo del proceso, desde la
etapa de los metales al posterior suministro de alimentos, cada
regin se identific con lo que produjo, y produjo lo que de ella se
esperaba en Europa: cada producto, cargado en las bodegas de los
galeones que
27. 27 surcaban el ocano, se convirti en una vocacin y en un
destino. La divisin internacional del trabajo, tal como fue
surgiendo junto con el capitalismo, se pareca ms bien a la
distribucin de funciones entre un jinete y un caballo, como dice
Paul Baran . Los mercados del mundo colonial crecieron como meros
apndices del mercado interno del capitalismo que irrumpa.( 32Paul
Batan, Economa poltica del crecimiento, Mxico, 1959.) Celso Furtado
advierte que los seores feudales europeos obtenan un excedente
econmico de la poblacin por ellos dominada, y lo utilizaban, de una
u otra forma, en sus mismas regiones, en tanto que el objetivo
principal de los espaoles que recibieron del rey minas, tierras e
indgenas en Amrica, consista en sustraer un excedente para
transferirlo a Europa. Esta observacin contribuye a aclarar el fin
ltimo que tuvo, desde su implantacin, la economa colonial
americana; aunque formalmente mostrara algunos rasgos feudales,
actuaba al servicio del capitalismo naciente en otras comarcas. Al
fin y al cabo, tampoco en nuestro tiempo la existencia de los
centros ricos del capitalismo puede explicarse sin la existencia de
las periferias pobres y sometidas: unos y otras integran el mismo
sistema. (33 Celso Furtado, La economa latinoamericana desde la
conquista ibrica hasta la revolucin cubana, Santiago de Chile,
1969, y Mxico, 1969.) Pero no todo el excedente se evada hacia
Europa. La economa colonial estaba regida por los mercaderes, los
dueos de las minas y los grandes propietarios de tierras, quienes
se repartan el usufructo de la mano de obra indgena y negra bajo la
mirada celosa y omnipotente de la Corona y su principal asociada,
la Iglesia. El poder estaba concentrado en pocas manos, que
enviaban a Europa metales y alimentos, y de Europa reciban los
artculos suntuarios a cuyo disfrute consagraban sus fortunas
crecientes. No tenan, las clases dominantes, el menor inters en
diversificar las economas internas ni en elevar los niveles tcnicos
y culturales de la poblacin: era otra su funcin dentro del
engranaje internacional para el que actuaban, y la inmensa miseria
popular, tan lucrativa desde el punto de vista de los intereses
reinantes, impeda el desarrollo de un mercado interno de consumo.
Una economista francesa (34 J. Besuiesu-Garnier, L'conomie de
1'Amreque Latine, Pars, 1949` sostiene que la peor herencia
colonial de Amrica Latina, que explica su considerable atraso
actual, es la falta de capitales. Sin embargo, toda la informacin
histrica muestra que la economa colonial produjo, en el pasado, una
enorme riqueza a las clases asociadas, dentro de la regin, al
sistema colonialista de dominio. La cuantiosa mano de obra
disponible, que era gratuita o prcticamente gratuita, y la gran
demanda europea por los productos americanos, hicieron posible,
dice Sergio Bag una precoz y cuantiosa acumulacin de capitales en
las colonias ibricas. El ncleo de beneficiarios, lejos de irse
ampliando, fue reducindose en proporcin a la masa de poblacin, como
se desprende del hecho cierto de que el nmero de europeos y
criollos desocupados aumentara sin cesar. El capital que restaba en
Amrica, una vez deducida la parte del len que se volcaba al proceso
de acumulacin primitiva del capitalismo europeo, no generaba, en
estas tierras, un proceso anlogo al de Europa, para echar las bases
del desarrollo industrial, sino que se desviaba a la construccin de
grandes palacios y templos ostentosos, a la compra de joyas y ropas
y muebles de lujo, al mantenimiento de servidumbres numerosas y al
despilfarro de las fiestas. En buena medida, tambin, ese excedente
quedaba inmovilizado en la compra de nuevas tierras o
continuaba
28. 28 girando en las actividades especulativas y comerciales.
(35 Sergio Bag, Economa de la sociedad colonial. Ensayo de historia
comparada de Amrica Latina, Buenos Aires, 1949) En el ocaso de la
era colonial, encontrar Humboldt en Mxico una enorme masa de
capitales amontonados en manos de los propietarios de minas, o en
las de negociantes que se han retirado del comercio. No menos de la
mitad de la propiedad raz y del capital total de Mxico perteneca,
segn su testimonio, a la Iglesia, que adems controlaba buena parte
de las tierras restantes mediante hipotecas (36 Alexander van
Humboldt, Ensayo soba el Reino de la Nueva Espaa, Mxico, 1944). Los
mineros mexicanos invertan sus excedentes en la compra de
latifundios, y en los emprstitos en hipoteca, al igual que los
grandes exportadores de Veracruz y Acapulco; la jerarqua clerical
extenda sus bienes en la misma direccin. Las residencias capaces de
convertir al plebeyo en prncipe y los templos despampanantes nacan
como los hongos despus de la lluvia. En el Per, a mediados del
siglo XVII, grandes capitales procedentes de los encomenderos,
mineros, inquisidores y funcionarios de la administracin imperial
se volcaban al comercio. Las fortunas nacidas en Venezuela del
cultivo del cacao, iniciado a fines del siglo XVI, ltigo en mano, a
costa de legiones de esclavos negros, se invertan en nuevas
plantaciones y otros cultivos comerciales, as como en minas, bienes
races urbanos, esclavos y hatos de ganado (37 Sergio Bag, op. cit-)
RUINAS DE POTOS: EL CICLO DE LA PLATA Analizando la naturaleza de
las relaciones metrpoli-satlite a lo largo de la historia de Amrica
Latina como una cadena de subordinaciones sucesivas, Andr Gunder
Frank ha destacado, en una de sus obras'", que las regiones hoy da
ms signadas por el subdesarrollo y la pobreza son aquellas que en
el pasado han tenido lazos ms estrechos con la metrpoli y han
disfrutado de perodos de auge. Son las regiones que fueron las
mayores productoras de bienes exportados hacia Europa o,
posteriormente, hacia Estados Unidos, y las fuentes ms caudalosas
de capital: regiones abandonadas por la metrpoli cuando por una u
otra razn los negocios decayeron. Potos brinda el ejemplo ms claro
de esta cada hacia el vaco. Las minas de plata de Guanajuato y
Zacatecas, en Mxico, vivieron su auge posteriormente. En los siglos
XVI y XVII, el cerro rico de Potos fue el centro de la vida
colonial americana: a su alrededor giraban, de un modo u otro, la
economa chilena, que le proporcionaba trigo, carne seca, pieles y
vinos; la ganadera y las artesanas de Crdoba y Tucumn, que la
abastecan de animales de traccin y de tejidos; las minas de
mercurio de Huancavlica y la regin de Arica por donde se embarcaba
la plata para Lima, principal centro administrativo de la poca. El
siglo XVIII seala el principio del fin para la economa de la plata
que tuvo su centro en
29. 29 Potos; sin embargo, en la poca de la independencia,
todava la poblacin del territorio que hoy comprende Bolivia era
superior a la que habitaba lo que hoy es la Argentina. Siglo y
medio despus, la poblacin boliviana es casi seis veces menor que la
poblacin argentina. (39 Andr Gunder Frank, Capitalism and
Underdevelopment in Latin America, Nueva York, 1967.) Aquella
sociedad potosina, enferma de ostentacin y despilfarro, slo dej a
Bolivia la vaga memoria de sus esplendores, las ruinas de sus
iglesias y palacios,y ocho millones de cadveres de indios.
Cualquiera de los diamantes incrustados en el escudo de un
caballero rico vala ms, al fin y al cabo, que lo que un indio poda
ganar en toda su vida de mitayo, pero el caballero se fug con los
diamantes. Bolivia, hoy uno de los pases ms pobres del mundo, podra
jactarse -si ello no resultara patticamente intil- de haber
nut