Eduardo galeano las venas abiertas de américa latina

download Eduardo galeano   las venas abiertas de américa latina

If you can't read please download the document

description

 

Transcript of Eduardo galeano las venas abiertas de américa latina

  • 1. 1 Prlogo al libro encontrado: La verdad, es como la hoja de una espada sin empuadura, corta por todos lados a quien quiera sostenerla, y ms a quien quiera forcejear con ella. Este libro, escrito en los aos 70, fue objeto de persecuciones por la censura, y muchas veces justific la desaparicin de gente y se fue convirtiendo a fuerza de ser nombrado, en un inalcanzable objeto del deseo de quienes por mil causas no pudimos llegar hasta su contenido. Muchas cosas han ocurrido desde que fue escrito, y ahora despus de treinta aos, todas ellas continuan vigentes y resultan claras frente a lo expresado en l. Tambin han ocurrido otras cosas que no estaban previstas, ya que el autor no es un profeta del futuro, sino un objetivo cronista de su poca. Es slo comparar lo que l relata, y que no se poda manifestar en esa poca, con lo que pasa actualmente, y que tampoco podemos manifestar, y comenzaremos a vislumbrar donde se halla la verdad. De acuerdo con el autor, y la certeza de lo que aconteci, y de su visin de cmo se manipulan las leyes y las intervenciones del imperio en los dems pases, es fcil inferir que la actualmente llamada ley antiterrorismo de los yanquis , que les facilita o justifica cualquier intervencin en cualquier pas es solamente una excusa ms, que ser utilizada en contra de cualquier manifestacin cultural, por inocente que sea, si no se encuadra con sus intereses y criterios, de forma que si no comienza ya a crecer un movimiento underground de resistencia, el futuro del hombre slo podr ser comparable a las hormigas. El imperio decidir si tanta poblacin en tal pas es adecuada, y en respuesta a sus intereses, desatar indiferente, una epidemia de algo, que slo respetar lo que el imperio decida, y como tiene capacidad para designar genticamente que es lo que quiere o le conviene conservar, y hacer la seleccin de acuerdo con sus propios padrones, nos encontraremos que el sueo de la raza superior de los Nazis se est volviendo una deprimente realidad con quienes los vencieron. Independientemente del hecho que copiar este libro signifique un robo, un acto de piratera o una actitud quijotesca, estimo que el propsito del autor fue que se conocieran los hechos de alguna forma, y qu mayor dao hacia su obra, que la destruccin sistemtica de la expresin de su pensamiento efectuada por la represin? Al copiarlo en forma clandestina, y darlo a conocer, no hago ms que oponerme a quienes no quisieron que yo tambien tuviese el derecho de conocer lo que ellos conocieron antes. Y la oposicin a lo que no quiero es mi derecho, por eso brindo esta copia clandestina a los hispanoparlantes de amrica. El recopilador EduardoN LAS VENAS ABIERTAS DE AMRICA LATINA EDUARDO GALEANO
  • 2. 2 Este libro no hubiera sido posible sin la colaboracin que prestaron, de una u otra manera, Sergio Bag, Luis Carlos Benvenuto, Fernando Carmona, Adicea Castillo, Alberto Couriel, Andr Gunder Frank, Rogelio Garca Lupo, Miguel Labarca, Carlos Lessa, Samuel Lichtensztejn, Juan A. Oddone, Adolfo Perelman, Artur Poerner, Germn Rama, Darcy Ribeiro, Orlando Rojas, julio Rossiello, Paulo Schilling, Karl-Heinz Stanzick, Vivian Tras y Daniel Vidart. A ellos, y a los muchos amigos que me alentaron en la tarea de estos ltimos aos, dedico el resultado, del que son, claro est, inocentes. Montevideo, fines de 1970 NDICE Introduccin: Ciento veinte millones de nios en el centro de la tormenta PRIMERA PARTE: LA POBREZA DEL HOMBRE COMO RESULTADO DE LA RIQUEZA DE LA TIERRA Fiebre del oro, fiebre de la plata El signo de la cruz en las empuaduras de las espadas Retornaban los dioses con las armas secretas Como unos puercos hambrientos ansan el oro Esplendores del Potos: el ciclo de la plata Espaa tena la vaca, pero otros tomaban la leche La distribucin de funciones entre el caballo y el jinete Ruinas de Potos: el ciclo de la plata El derramamiento de la sangre y de las lgrimas: y sin embargo, el Papa haba resuelto que los indios tenan alma La nostalgia peleadora de Tupac Amaru La Semana Santa de los indios termina sin Resurreccin Villa rica de Ouro Preto: la Potos de oro
  • 3. 3 Contribucin de] oro de Brasil al progreso de Inglaterra El rey azcar y otros monarcas agrcolas Las plantaciones, los latifundios y el destino El asesinato de la tierra en el nordeste de Brasil A paso de carga en las islas del Caribe Castillos de azcar sobre los suelos quemados de Cuba La revolucin ante la estructura de la impotencia El azcar era el cuchillo y el imperio el asesino Gracias al sacrificio de los esclavos en el Caribe, nacieron la mquina de James Watt y los caones de Washington El arco iris es la ruta del retorno a Guinea La venta de campesinos El ciclo del caucho: Caruso inaugura un teatro monumental en medio de la selva Los plantadores de cacao encendan sus cigarros con billetes de quinientos mil reis Brazos baratos para el algodn Brazos baratos para el caf La cotizacin del caf arroja al fuego las cosechas y marca el ritmo de los casamientos Diez aos que desangraron a Colombia La varita mgica del mercado mundial despierta a Centroamrica Los filibusteros al abordaje La crisis de los aos treinta: es un crimen ms grande matar a una hormiga que a un hombre Quin desat la violencia en Guatemala? La primera reforma agraria de Amrica Latina: un siglo y medio de derrotas para Jos Artigas Artemio Cruz y la segunda muerte de Emiliano Zapata El latifundio multiplica las bocas, pero no los panes Las trece colonias del norte y la importancia de no nacer importante Las fuentes subterrneas del poder La economa norteamericana necesita los minerales de Amrica Latina como los pulmones necesitan el aire El subsuelo tambin produce golpes de estado, revoluciones, historias de espas y aventuras en la selva amaznica Un qumico alemn derrot a los vencedores de la guerra del Pacfico Dientes de cobre sobre Chile Los mineros del estao, por debajo y por encima de la tierra Dientes de hierro sobre Brasil E1 petrleo, las maldiciones y las hazaas El lago de Maracaibo en el buche de los grandes buitres de metal SEGUNDA PARTE: EL DESARROLLO ES UN VIAJE CON MS NUFRAGOS QUE NAVEGANTES Historia de la muerte temprana Los barcos britnicos de guerra saludaban la independencia desde el ro Las dimensiones del infanticidio industrial Proteccionismo y librecambio en Amrica Latina: el breve vuelo de Lucas Alamn Las lanzas montoneras y el odio que sobrevivi a Juan Manuel de Rosas La Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay aniquil la nica experiencia exitosa de desarrollo independiente Los emprstitos y los ferrocarriles en la deformacin econmica de Amrica Latina Proteccionismo y librecambio en Estados Unidos: el xito no fue la obra de una mano invisible
  • 4. 4 La estructura contempornea del despojo Un talismn vaca de poderes Son los centinelas quienes abren las puertas: la esterilidad culpable de la burguesa nacional Qu bandera flamea sobre las mquinas? El bombardeo del Fondo Monetario Internacional facilita el desembarco de los conquistadores Los Estados Unidos cuidan su ahorro interno, pero disponen del ajeno: la invasin de los bancos Un imperio que importa capitales Los tecncratas exigen la bolsa o la vida con ms eficacia que los marines La industrializacin no altera la organizacin de la desigualdad en el mercado mundial La diosa tecnologa no habla espaol La marginacin de los hombres y las regiones La integracin de Amrica Latina bajo la bandera de las barras y las estrellas Nunca seremos dichosos, nunca! , haba profetizado Simn Bolvar Siete aos despus (Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de julio de 1809)
  • 5. 5 INTRODUCCIN: CIENTO VEINTE MILLONES DE NIOS EN EL CENTRO DE LA TORMENTA La divisin internacional del trabajo consiste en que unos pases se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos Amrica Latina, fue precoz: se especializ en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a travs del mar v le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron los siglos y Amrica Latina perfeccion sus funciones Este va no es el reino de las maravillas donde la realidad derrotaba a la fbula y la imaginacin era humillada por los trofeos de la conquista, los yacimientos de oro y las montaas de plata. Pero la regin sigue trabajando de sirvienta. Contina existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petrleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el caf, las materias primas y los alimentos con destino a los pases ricos que ganan consumindolos, mucho ms de lo que Amrica Latina gana producindolos. Son mucho ms altos los impuestos que cobran los compradores que los precios que reciben los vendedores; y al fin y al cabo, como declar en julio de 1968 Covey T. Oliver, coordinador de la Alianza para el Progreso, hablar de precios justos en la actualidad es un concepto medieval. Estamos en plena poca de la libre comercializacin... Cuanta ms libertad se otorga a los negocios, ms crceles se hace necesario construir para quienes padecen los negocios. Nuestros sistemas de inquisidores y verdugos no slo funcionan para el mercado externo dominante; proporcionan tambin caudalosos manantiales de ganancias que fluyen de los emprstitos y las inversiones extranjeras en los mercados internos dominados. Se ha odo hablar de concesiones hechas por Amrica Latina al capital extranjero, pero no de concesiones hechas por los Estados Unidos al capital de otros pases... Es que nosotros no damos concesiones, adverta, all por 1913, el presidente norteamericano Woodrow Wilson. l estaba seguro: Un pas --deca- es posedo y dominado por el capital que en l se haya invertido. Y tena razn. Por el camino hasta perdimos el derecho de llamarnos americanos, aunque los haitianos y los cubanos ya haban asomado a la historia, como pueblos nuevos, un siglo antes de que los peregrinos del Mayflower se establecieran en las costas de Plymouth. Ahora Amrica es, para el mundo, nada ms que los Estados Unidos: nosotros habitamos, a lo sumo, una sub -Amrica, una Amrica de segunda clase, de nebulosa identificacin. Es Amrica Latina, la regin de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros das, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, ms tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos
  • 6. 6 centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de produccin y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera, por su incorporacin al engranaje universal del capitalismo. A cada cual se le ha asignado una funcin, siempre en beneficio del desarrollo de la metrpoli extranjera de turno, y se ha hecho infinita la cadena de las dependencias sucesivas, que tiene mucho ms de dos eslabones, y que por cierto tambin comprende, dentro de Amrica Latina, la opresin de los pases pequeos por sus vecinos mayores y, fronteras adentro de cada pas, la explotacin que las grandes ciudades y los puertos ejercen sobre sus fuentes internas de vveres y mano de obra (Hace cuatro siglos, ya haban nacido diecisis de las veinte ciudades latinoamericanas ms pobladas de la actualidad.) Para quienes conciben la historia como una competencia, el atraso y la miseria de Amrica Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos; otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del subdesarrollo de Amrica Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implcita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos. En la alquimia colonial y neo-colonial, el oro se transfigura en chatarra, y los alimentos se con vierten en veneno. Potos, Zacatecas y Ouro Preto cayeron en picada desde la cumbre de los esplendores de los metales preciosos al profundo agujero de los socavones vacos, y la ruina fue el destino de la pampa chilena del salitre y de la selva amaznica del caucho; el nordeste azucarero de Brasil, los bosques argentinos del quebracho o ciertos pueblos petroleros del lago de Maracaibo tienen dolorosas razones para creer en la mortalidad de las fortunas que la naturaleza otorga y el imperialismo usurpa. La lluvia que irriga a los centros del poder imperialista ahoga los vastos suburbios del sistema. Del mismo modo, y simtricamente, el bienestar de nuestras clases dominantes -dominantes hacia dentro, dominadas desde fuera- es la maldicin de nuestras multitudes condenadas a una vida de bestias de carga. La brecha se extiende. Haca mediados del siglo anterior, el nivel de vida de los pases ricos del mundo exceda en un cincuenta por ciento el nivel de los pases pobres. El desarrollo desarrolla la desigualdad: Richard Nixon anunci, en abril de 1969, en su discurso ante la OEA, que a fines del siglo veinte el ingreso per capita en Estados Unidos ser quince veces ms alto que el ingreso en Amrica Latina. La fuerza del conjunto del sistema imperialista descansa en la necesaria desigualdad de las partes que lo forman, y esa desigualdad asume magnitudes cada vez ms dramticas. Los pases opresores se hacen cada vez ms ricos en trminos absolutos, pero mucho ms en trminos relativos, por el dinamismo de la disparidad creciente. El capitalismo central puede darse el lujo de crear y creer sus propios mitos de opulencia, pero los mitos no se comen, y bien lo saben los pases pobres que constituyen el vasto capitalismo perifrico. El ingreso promedio de un ciudadano norteamericano es siete veces mayor que el de un latinoamericano y aumenta a un ritmo diez veces ms intenso. Y los promedios engaan, por los insondables abismos que se abren, al sur del ro Bravo, entre los muchos pobres y los pocos ricos de la regin. En la cspide, en efecto, seis
  • 7. 7 millones de latinoamericanos acaparan, segn las Naciones Unidas, el mismo ingreso que ciento cuarenta millones de personas ubicadas en la base de la pirmide social. Hay sesenta millones de campesinos cuya fortuna asciende a veinticinco centavos de dlar por da; en el otro extremo los proxenetas de la desdicha se dan el lujo de acumular cinco mil millones de dlares en sus cuentas privadas de Suiza o Estados Unidos, y derrochan en la ostentacin y el lujo estril -ofensa y desafo- y en las inversiones improductivas, que constituyen nada menos que la mitad de la inversin total, los capitales que Amrica Latina podra destinar a la reposicin, ampliacin y creacin de fuentes de produccin y de trabajo. Incorporadas desde siempre a la constelacin del poder imperialista, nuestras clases dominantes no tienen el menor inters en averiguar si el patriotismo podra resultar ms rentable que la traicin o si la mendicidad es la nica forma posible de la poltica internacional. Se hipoteca la soberana porque no hay otro camino; las coartadas de la oligarqua confunden interesadamente la impotencia de una clase social con el presunto vatio de destino de cada nacin. Josu de Castro declara: Yo, que he recibido un premio internacional de la paz, pienso que, infelizmente, no hay otra solucin que la violencia para Amrica Latina. Ciento veinte millones de nios se agitan en el centro de esta tormenta. La poblacin de Amrica Latina crece como ninguna otra; en medio siglo se triplic con creces. Cada minuto muere un nio de enfermedad o de hambre, pero en el ao 2000 habr seiscientos cincuenta millones de latinoamericanos, y la mitad tendr menos de quince aos de edad: una bomba de tiempo. Entre los doscientos ochenta millones de latinoamericanos hay, a fines de 1970, cincuenta millones de desocupados o sub-ocupados y cerca de cien millones de analfabetos; la mitad de los latinoamericanos vive apiada en viviendas insalubres. Los tres mayores mercados de Amrica Latina -Argentina, Brasil y Mxico- no alcanzan a igualar, sumados, la capacidad de consumo de Francia o de Alemania occidental, aunque la poblacin reunida de nuestros tres grandes excede largamente a la de cualquier pas europeo. Amrica Latina produce hoy da, en relacin con la poblacin, menos alimentos que antes de la ltima guerra mundial, y sus exportaciones per capita han disminuido tres veces, a precios constantes, desde la vspera de la crisis de 1929. El sistema es muy racional desde el punto de vista de sus dueos extranjeros y de nuestra burguesa de comisionistas, que ha vendido el alma al Diablo a un precio que hubiera avergonzado a Fausto. Pero el sistema es tan irracional para todos los dems que cuanto ms se desarrolla ms agudiza sus desequilibrios y sus tensiones, sus contradicciones ardientes. Hasta la industrializacin, dependiente y tarda, que cmodamente coexiste con el latifun- dio y las estructuras de la desigualdad, contribuye a sembrar la desocupacin en vez de ayudar a resolverla; se extiende la pobreza y se concentra la riqueza en esta regin que cuenta con inmensas legiones de brazos cados que se multiplican sin descanso. Nuevas fbricas se instalan en los polos privilegiados de desarrollo -So Paulo, Buenos Aires, la ciudad de Mxico- pero menos mano de obra se necesita cada vez. El sistema no ha previsto esta pequea molestia: lo que sobra es gente. Y la gente se reproduce. Se hace el amor con entusiasmo y sin precauciones. Cada vez queda ms gente a la vera del camino, sin trabajo en el campo, donde el latifundio reina con sus gigantescos eriales, y sin trabajo en la ciudad, donde reinan
  • 8. 8 las mquinas: el sistema vomita hombres. Las misiones norteamericanas esterilizan masivamente mujeres y siembran pldoras, diafragmas, espirales, preservativos y almanaques marcados, pero cosechan nios; porfiadamente, los nios latinoamericanos continan naciendo, reivindicando su derecho natural a obtener un sitio bajo el sol en estas tierras esplndidas que podran brindar a todos lo que a casi todos niegan. A principios de noviembre de 1968, Richard Nixon comprob en voz alta que la Alianza para el Progreso haba cumplido siete aos de vida y, sin embargo, se haban agravado la desnutricin y la escasez de alimentos en Amrica Latina. Pocos meses antes, en abril, George W. Ball escriba en Life: Por lo menos durante las prximas dcadas, el descontento de las naciones ms pobres no significar una amenaza de destruccin del mundo. Por vergonzoso que sea, el mundo ha vivido, durante generaciones, dos tercios pobre y un tercio rico. Por injusto que sea, es limitado el poder de los pases pobres. Ball haba encabezado la delegacin de los Estados Unidos a la Primera Conferencia de Comercio y Desarrollo en Ginebra, y haba votado contra nueve de los doce principios generales aprobados por la conferencia con el fin de aliviar las desventajas de los pases subdesarrollados en el comercio internacional. Son secretas las matanzas de la miseria en Amrica Latina; cada ao estallan, silenciosamente, sin estrpito alguno, tres bombas de Hiroshima sobre estos pueblos que tienen la costumbre de sufrir con los dientes apretados. Esta violencia sistemtica, no aparente pero real, va en aumento: sus crmenes no se difunden en la crnica roja, sino en las estadsticas de la FAO. Ball dice que la impunidad es todava posible, porque los pobres no pueden desencadenar la guerra mundial, pero el Imperio se preocupa: incapaz de multiplicar los panes, hace lo posible por suprimir a los comensales. Combata la pobreza, mate a un mendigo!, garabate un maestro del humor negro sobre un muro de la ciudad de La Paz. Qu se proponen los herederos de Malthus sino matar a todos los prximos mendigos antes de que nazcan? Robert McNamara, el presidente del Banco Mundial que haba sido presidente de la Ford y Secretario de Defensa, afirma que la explosin demogrfica constituye el mayor obstculo para el progreso de Amrica Latina y anuncia que el Banco Mundial otorgar prioridad, en sus prstamos, a los pases que apliquen planes para el control de la natalidad. McNamara comprueba con lstima que los cerebros de los pobres piensan un veinticinco por ciento menos, y los tecncratas del Banco Mundial (que ya nacieron) hacen zumbar las computadoras y generan complicadsimos trabalenguas sobre las ventajas de no nacer: Si un pas en desarrollo que tiene una renta media per capita de 150 a 200 dlares anuales logra reducir su fertilidad en un 50 por ciento en un perodo de 25 aos, al cabo de 30 aos su renta per capita ser superior por lo menos en un 40 por ciento al nivel que hubiera alcanzado de lo contrario, y dos veces ms elevada al cabo de 60 aos, asegura uno de los documentos del organismo. Se ha hecho clebre la frase de Lyndon Jonson: Cinco dlares, invertidos contra el crecimiento de la poblacin son ms eficaces que cien dlares invertidos en el crecimiento econmico. Dwight Eisenhower pronostic que si los habitantes de la tierra seguan multiplicndose al mismo ritmo no slo se
  • 9. 9 agudizara el peligro de la revolucin, sino que adems se producira una degradacin del nivel de vida de todos los pueblos, el nuestro inclusive. Los Estados Unidos no sufren, fronteras adentro, el problema de la explosin de la natalidad, pero se preocupan como nadie por difundir e imponer, en los cuatro puntos cardinales, la planificacin familiar. No slo el gobierno; tambin Rockefeller y la fundacin Ford padecen pesadillas con millones de nios que avanzan, como langostas, desde los horizontes del Tercer Mundo. Platon y Aristteles se haban ocupado del tema antes que Malthus y McNamara; sin embargo, en nuestros tiempos, toda esta ofensiva universal cumple una funcin bien definida: se propone justificar la muy desigual distribucin de la renta entre los pases y entre las clases sociales, convencer a los pobres de que la pobreza es el resultado de los hijos que no se evitan y poner un dique al avance de la furia de las masas en movimiento y rebelin. Los dispositivos intrauterinos compiten con las bombas y la metralla, en el sudeste asitico, en el esfuerzo por detener el crecimiento de la poblacin de Vietnam. En Amrica Latina resulta ms higinico y eficaz matar a los guerrilleros en los teros que en las sierras o en las calles. Diversas misiones norteamericanas han esterilizado a millares de mujeres en la Amazonia, pese a que sta es la zona habitable ms desierta del planeta. En la mayor parte de los pases latinoamericanos, la gente no sobra: falta. Brasil tiene 38 veces menos habitantes por kilmetro cuadrado que Blgica; Paraguay, 49 veces menos que Inglaterra; Per, 32 veces menos que Japn. Hait y El Salvador, hormigueros humanos de Amrica Latina, tienen una densidad de poblacin menor que, la de Italia. Los pretextos invocados ofenden la inteligencia; las intenciones reales encienden la indignacin. Al fin y al cabo, no menos de la mitad de los territorios de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay y Venezuela est habitada por nadie. Ninguna poblacin latinoamericana crece menos que la del Uruguay, pas de viejos, y sin embargo ninguna otra nacin ha sido tan castigada, en los aos recientes, por una crisis que parece arrastrarla al ltimo crculo de los infiernos. Uruguay est vaco y sus praderas frtiles podran dar de comer a una poblacin infinitamente mayor que la que hoy padece, sobre su suelo, tantas penurias. Hace ms de un siglo, un canciller de Guatemala haba sentenciado profticamente: Sera curioso que del seno mismo de los Estados Unidos, de donde nos viene el mal, naciese tambin el remedio. Muerta y enterrada la Alianza para el Progreso, el Imperio propone ahora, con ms pnico que generosidad, resolver los problemas de Amrica Latina eliminando de antemano a los latinoamericanos. En Washington tienen ya motivos para sospechar que los pueblos pobres no prefieren ser pobres. Pero no se puede querer el fin sin querer los medios: quienes niegan la liberacin de Amrica Latina, niegan tambin nuestro nico renacimiento posible, y de paso absuelven a las estructuras en vigencia. Los jvenes se multiplican, se levantan, escuchan: qu les ofrece la voz del sistema? El sistema habla un lenguaje surrealista: propone evitar los nacimientos en estas tierras vacas; opina que faltan capitales en pases donde los capitales sobran pero se desperdician; denomina ayuda a la ortopedia deformante de los emprstitos y al drenaje de riquezas que las inversiones extranjeras provocan; convoca a los latifundistas a realizar la reforma agraria y a la oligarqua
  • 10. 10 a poner en prctica la justicia social. La lucha de clases no existe -se decreta- ms que por culpa de los agentes forneos que la encienden, pero en cambio existen las clases sociales, y a la opresin de unas por otras se la denomina el estilo occidental de vida. Las expediciones criminales de los marines tienen por objeto restablecer el orden y la paz social, y las dictaduras adictas a Washington fundan en las crceles el estado de derecho y prohben las huelgas y aniquilan los sindicatos para proteger la libertad de trabajo. Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? La pobreza no est escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios. Corren aos de revolucin, tiempos de redencin. Las clases dominantes ponen las barbas en remojo, y a la vez anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha tiene razn cuando se identifica a s misma con la tranquilidad y el orden: es el orden, en efecto, de la cotidiana humillacin de las mayoras, pero orden al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre hambrienta. Si el futuro se transforma en una caja de sorpresas, el conservador grita, con toda razn: Me han traicionado. Y los idelogos de la impotencia, los esclavos que se miran a s mismos con los ojos del amo, no demoran en hacer escuchar sus clamores. El guila de bronce del Maine, derribada el da de la victoria de la revolucin cubana, yace ahora abandonada, con las alas rotas, bajo un portal del barrio viejo de La Habana. Desde Cuba en adelante, tambin otros pases han iniciado por distintas vas y con distintos medios la experiencia del cambio: la perpetuacin del actual orden de cosas es la perpetuacin del crimen. Los fantasmas de todas las revoluciones estranguladas o traicionadas a lo largo de la torturada historia latinoamericana se asoman en las nuevas experiencias, as como los tiempos presentes haban sido presentidos y engendrados por las contradicciones del pasado. La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrs: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que ser. Por eso en este libro, que quiere ofrecer una historia del saqueo y a la vez contar cmo funcionan los mecanismos actuales del despojo, aparecen los conquistadores en las carabelas y, cerca, los tecncratas en los jets, Hernn Corts y los infantes de marina, los corregidores del reino y las misiones del Fondo Monetario Internacional, los dividendos de los traficantes de esclavos y las ganancias de la General Motors. Tambin los hroes derrotados y las revoluciones de nuestros das, las infamias y las esperanzas muertas y resurrectas: los sacrificios fecundos. Cuando Alexander von Humboldt investig las costumbres de los antiguos habitantes indgenas de las mesetas de Bogot, supo que los indios llamaban quihica a las vctimas de las ceremonias rituales. Quihica significaba puerta: la muerte de cada elegido abra un nuevo ciclo de ciento ochenta y cinco lunas.
  • 11. 11 PRIMERA PARTE LA POBREZA DEL HOMBRE COMO RESULTADO DE LA RIQUEZA DE LA TIERRA FIEBRE DEL ORO, FIEBRE DE LA PLATA
  • 12. 12 EL SIGNO DE LA CRUZ EN LAS EMPUADURAS DE LAS ESPADAS Cuando Cristbal Coln se lanz a atravesar los grandes espacios vacos al oeste de la Ecmene, haba aceptado el desafo de las leyendas. Tempestades terribles jugaran con sus naves, como si fueran cscaras de nuez, y las arrojaran a las bocas de los monstruos; la gran serpiente de los mares tenebrosos, hambrienta de carne humana, estara al acecho. Slo faltaban mil aos para que los fuegos purificadores del juicio final arrasaran el mundo, segn crean los hombres del siglo xv, y el mundo era entonces el mar Mediterrneo con sus costas de ambigua proyeccin hacia el frica y Oriente. Los navegantes portugueses aseguraban que el viento del oeste traa cadveres extraos y a veces arrastraba leos curiosamente tallados, pero nadie sospechaba que el mundo sera, pronto, asombrosamente multiplicado. Amrica no slo careca de nombre. Los noruegos no saban que la haban descubierto haca largo tiempo, y el propio Coln muri, despus de sus viajes, todava convencido de que haba llegado al Asia por la espalda. En 1492, cuando la bota espaola se clav por primera vez en las arenas de las Bahamas, el Almirante crey que estas islas eran una avanzada del Japn. Coln llevaba consigo un ejemplar del libro de Marco Polo, cubierto de anotaciones en los mrgenes de las pginas. Los habitantes de Cipango, deca Marco Polo, poseen oro en enorme abundancia y las minas donde lo encuentran no se agotan jams... Tambin hay en esta isla perlas del ms puro oriente en gran cantidad. Son rosadas, redondas y de gran tamao y sobrepasan en valor a las perlas blancas. La riqueza de Cipango haba llegado a odos del Gran Khan Kublai, haba despertado en su pecho el deseo de conquistarla: l haba fracasado. De las fulgurantes pginas de Marco Polo se echaban al vuelo todos los bienes de la creacin; haba casi trece mil islas en el mar de la India con montaas de oro y perlas, y doce clases de especias en cantidades inmensas, adems de la pimienta blanca y negra. La pimienta, el jengibre, el clavo de olor, la nuez moscada y la canela eran tan codiciados como la sal para conservar la carne en invierno sin que se pudriera ni perdiera sabor. Los Reyes Catlicos de Espaa decidieron financiar la aventura del acceso directo a las fuentes, para liberarse de la onerosa cadena de intermediarios y revendedores que acaparaban el comercio de las especias y las plantas tropicales, las muselinas y las armas blancas que provenan de las misteriosas regiones del oriente. El afn de metales preciosos, medio de pago para el trfico comercial, impuls tambin la travesa de los mares malditos. Europa entera necesitaba plata; ya casi estaban exhaustos los filones de Bohemia, Sajonia y el Tirol. Espaa viva el tiempo de la reconquista. 1492 no fue slo el ao del descubrimiento de Amrica, el nuevo mundo nacido de aquella equivocacin de consecuencias grandiosas. Fue tambin el ao de la recuperacin de Granada. Fernando de Aragn e Isabel de Castilla, que haban superado con su matrimonio el desgarramiento de sus dominios, abatieron a comienzos de 1492 el ltimo reducto de la religin musulmana en suelo espaol. Haba costado casi ocho siglos recobrar lo que se haba perdido en siete aos,(1 J. H. Elliott, La Espaa imperial, Barcelona, 1965).y la guerra de reconquista haba agotado el tesoro real. Pero sta era una guerra santa, la guerra cristiana contra el Islam, y no es casual, adems, que en ese mismo
  • 13. 13 ao 1492 ciento cincuenta mil judos declarados fueran expulsados del pas. Espaa adquira realidad como nacin alzando espadas cuyas empuaduras dibujaban el signo de la cruz. La reina Isabel se hizo madrina de la Santa Inquisicin. La hazaa del descubrimiento de Amrica no podra explicarse sin la tradicin militar de guerra de cruzadas que imperaba en la Castilla medieval, y la Iglesia no se hizo rogar para dar carcter sagrado a la conquista de las tierras incgnitas del otro lado del mar. El Papa Alejandro VI, que era valenciano, convirti a la reina Isabel en duea y seora del Nuevo Mundo. La expansin del reino de Castilla ampliaba el reino de Dios sobre la tierra. Tres aos despus del descubrimiento, Cristbal Coln dirigi en persona la campaa militar contra los indgenas de la Dominicana. Un puado de caballeros, doscientos infantes y unos cuantos perros especialmente adiestrados para el ataque diezmaron a los indios. Ms de quinientos, enviados a Espaa, fueron vendidos como esclavos en Sevilla y murieron miserablemente (2 L. Capitn y Henri Lorin, El trabajo en Amrica, antes y despus de Coln, Buenos Aires, 1948). Pero algunos telogos protestaron y la esclavizacin de los indios fue formalmente prohibida al nacer el siglo XVI. En realidad, no fue prohibida sino bendita: antes de cada entrada militar, los capitanes de conquista deban leer a los indios, ante escribano pblico, un extenso y retrico Requerimiento que los exhortaba a convertirse a la santa fe catlica: Si no lo hiciereis, o en ello dilacin maliciosamente pusiereis, certifcoos que con la ayuda de Dios yo entrar poderosamente contra vosotros y vos har guerra por todas las partes y manera que yo pudiere, y os sujetar al yugo y obediencia de la Iglesia y de Su Majestad y tomar vuestras mujeres y hijos y los har esclavos, y como tales los vender, y dispondr de ellos como Su Majestad mandare, y os tomar vuestros bienes y os har todos los males y daos que pudiere...(3 Daniel Vidart, Ideologa y realidad de Amrica, Montevideo, 1968.) Amrica era el vasto imperio del Diablo, de redencin imposible o dudosa, pero la fantica misin contra la hereja de los nativos se confunda con la fiebre que desataba, en las huestes de la conquista, el brillo de los tesoros del Nuevo Mundo. Bernal Daz del Castillo, fiel compaero de Hernn Corts en la conquista de Mxico, escribe que han llegado a Amrica por servir a Dios y a Su Majestad y tambin por haber riquezas. Coln qued deslumbrado, cuando alcanz el atoln de San Salvador, por la colorida transparencia del Caribe, el paisaje verde, la dulzura y la limpieza del aire, los pjaros esplndidos y los mancebos de buena estatura, gente muy hermosa y harto mansa que all habitaba. Regal a los indgenas unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponan al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor con que hubieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era maravilla. Les mostr las espadas. Ellos no las conocan, las tomaban por el filo, se cortaban. Mientras tanto, cuenta el Almirante en su diario de navegacin, yo estaba atento y trabajaba de saber si haba oro, y vide que algunos dellos traan un pedazuelo colgando en un agujero que tenan a la nariz, y por seas pude entender que yendo al Sur o volviendo la isla por el Sur, que estaba all un Rey que tena grandes vasos dello, y tena muy mucho. Porque del oro se hace tesoro, y con l quien lo tiene hace cuanto quiere en el mundo y llega a que echa las nimas al
  • 14. 14 Paraso. En su tercer viaje Coln segua creyendo que andaba por el mar de la China cuando entr en las costas de Venezuela; ello no le impidi informar que desde all se extenda una tierra infinita que suba hacia el Paraso Terrenal. Tambin Amrico Vespucio, explorador del litoral de Brasil mientras naca el siglo XVI, relatara a Lorenzo de Mdics: Los rboles son de tanta belleza y tanta blandura que nos sentamos estar en el Paraso Terrenal... (4 Luis Nicolau D'Olwer, Cronistas de las culturas precolombinas, Mxico, 1963. El abogado Antonio de Len Pinelo dedic dos tomos enteros a demostrar que el Edn estaba en Amrica. En El Paraso en el Nuevo Mundo (Madrid, 1656), incluy un mapa de Amrica del Sur en el que puede verse, al centro, el jardn dei Edn regado por el Amazonas, el Ro de la Plata, el Orinoco y el Magdalena. El fruto prohibido era el pltano. El mapa indcaba el lugar exacto de donde haba partido el Arca de No, cuando el Diluvio Universal.) Con despecho escriba Coln a los reyes, desde Jamaica, en 1503: Cuando yo descubr las Indias, dije que eran el mayor seoro rico que hay en el mundo. Yo dije del oro, perlas, piedras preciosas, especieras... . Una sola bolsa de pimienta vala, en el medioevo, ms que la vida de un hombre, pero el oro y la plata eran las llaves que el Renacimiento empleaba para abrir las puertas del paraso en el cielo y las puertas del mercantilismo capitalista en la tierra. La epopeya de los espaoles y los portugueses en Amrica combin la propagacin de la fe cristiana con la usurpacin y el saqueo de las riquezas nativas. El poder europeo se extenda para abrazar el mundo. Las tierras vrgenes, densas de selvas y de peligros, encendan la codicia de los capitanes, los hidalgos caballeros y los soldados en harapos lanzados a la conquista de los espectaculares botines de guerra: crean en la gloria, el sol de los muertos, y en la audacia. A los osados ayuda fortuna, deca Corts. El propio Corts haba hipotecado todos sus bienes personales para equipar la expedicin a Mxico. Salvo contadas excepciones como fue el caso de Coln o Magallanes, las aventuras no eran costeadas por el Estado, sino por los conquistadores mismos, o por los mercaderes y banqueros que los financiaban (5). 5) J. M. Ots Capdequ, El Estado espaol en las Indias, Mxico, 1941. Naci el mito de Eldorado, el monarca baado en oro que los indgenas inventaron para alejar a los intrusos: desde Gonzalo Pizarro hasta Walter Raleigh, muchos lo persiguieron en vano por las selvas y las aguas del Amazonas y el Orinoco. El espejismo del cerro que manaba plata se hizo realidad en 1545, con el descubrimiento de Potos, pero antes haban muerto, vencidos por el hambre y por la enfermedad o atravesados a flechazos por los indgenas, muchos de los expedicionarios que intentaron, infructuosamente, dar alcance al manantial de la plata remontando el ro Paran. Haba, s, oro y plata en grandes cantidades, acumulados en la meseta de Mxico y en el altiplano andino. Hernn Corts revel para Espaa, en 1519, la fabulosa magnitud del tesoro azteca de Moctezuma, y quince aos despus lleg a Sevilla el gigantesco rescate, un aposento lleno de oro y dos de plata, que Francisco Pizarro hizo pagar al inca Atahualpa antes de estrangularlo. Aos antes, con el oro arrancado de las Antillas haba pagado la Corona los servicios de los marinos que haban acompaado a Coln en su primer viaje(6 Earl J. Hamilton, American Treasure and the Price Revolution in Spain (1501-1650), Massachusetts, 1934). Finalmente, la poblacin de las islas del Caribe dej de pagar tributos, porque desapareci: los indgenas fueron completamente exterminados en los lavaderos de oro, en la terrible tarea de revolver las arenas aurferas con el cuerpo a medias sumergido en el agua, o roturando los campos hasta ms all de la extenuacin, con
  • 15. 15 la espalda doblada sobre los pesados instrumentos de labranza trados desde Espaa. Muchos indgenas de la Dominicana se anticipaban al destino impuesto por sus nuevos opresores blancos: mataban a sus hijos y se suicidaban en masa. El cronista oficial Fernndez de Oviedo interpretaba as, a mediados del siglo XVI, el holocausto de los antillanos: Muchos dellos, por su pasatiempo, se mataron con ponzoa por no trabajar, y otros se ahorcaron por sus manos propias (7 Gonzalo Fernndez de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, Madrid, 1959. La interpretacin hizo escuela. Me asombra leer, en el ltimo libro del tcnico francs Ren Dumon, Cuba, est-il socialiste?, Pars, 1970: Los indios no fueron totalmente exterminados. Sus genes subsisten en los cromosomas cubanos. Ellos sentan una tal aversin por la tensin que exige el trabajo continuo, que algunos se suicidaron antes que aceptar el trabajo forzado). RETORNABAN LOS DIOSES CON LAS ARMAS SECRETAS A su paso por Tenerife, durante su primer viaje, haba presenciado Coln una formidable erupcin volcnica. Fue como un presagio de todo lo que vendra despus en las inmensas tierras nuevas que iban a interrumpir la ruta occidental hacia el Asia. Amrica estaba all, adivinada desde sus costas infinitas: la conquista se extendi, en oleadas, como una marea furiosa. Los adelantados sucedan a los almirantes y las tripulaciones se convertan en huestes invasoras. Las bulas del Papa haban hecho apostlica concesin del Africa a la corona de Portugal, y a la corona de Castilla haban otorgado las tierras desconocidas cmo las hasta aqu descubiertas por vuestros enviados y las que se han de descubrir en lo futuro.... Amrica haba sido donada a la reina Isabel. En 1508, una nueva bula concedi a la corona espaola, a perpetuidad, todos los diezmos recaudados en Amrica: el codiciado patronato universal sobre la Iglesia del Nuevo Mundo inclua el derecho de presentacin real de todos los beneficios eclesisticos"(8 Guillermo Vzquez Franco, Iv conquista ustilicada, Montevideo, 1968, y J. H. Elliott, op. cit) El Tratado de Tordesillas, suscrito en 1494, permiti a Portugal ocupar territorios americanos ms all de la lnea divisoria trazada por el Papa, y en 1530 Martm Alfonso de Sousa fund las primeras poblaciones portuguesas en Brasil, expulsando a los franceses. Ya para entonces los espaoles, atravesando selvas infernales y desiertos infinitos, haban avanzado mucho en el proceso de la exploracin y la conquista. En 1513, el Pacfico resplandeca ante los ojos de Vasco Nez de Balboa; en el otoo de 1522, retornaban a Espaa los sobrevivientes de la expedicin de Hernando de Magallanes que haban unido por vez primera ambos ocanos y haban verificado que el mundo era redondo al darle la vuelta completa; tres aos antes haban partido de la isla de Cuba, en direccin a Mxico, las diez naves de Hernn Corts, y en 1523 Pedro de Alvarado se lanz a la conquista de Centroamrica; Francisco Pizarro entr triunfante en el Cuzco, en 1533, apoderndose del corazn del imperio de los incas; en 1540, Pedro de Valdivia atravesaba el desierto de Atacama y fundaba Santiago de Chile. Los conquistadores penetraban el Chaco y revelaban el Nuevo Mundo desde el Per hasta las bocas del ro ms caudaloso del planeta. Haba de todo entre los indgenas de Amrica: astrnomos y canbales, ingenieros y salvajes de la Edad de Piedra. Pero ninguna de las culturas nativas conoca el hierro ni el arado, ni el vidrio ni la plvora, ni empleaba la rueda. La
  • 16. 16 civilizacin que se abati sobre estas tierras desde el otro lado del mar viva la explosin creadora del Renacimiento. Amrica apareca como una invencin ms, incorporada junto con la plvora, la imprenta, el papel y la brjula al bullente nacimiento de la Edad Moderna. El desnivel de desarrollo de ambos mundos explica en gran medida la relativa facilidad con que sucumbieron las civilizaciones nativas. Hernn Corts desembarc en Veracruz acompaado por no ms de cien marineros y 508 soldados; traa 16 caballos, 32 ballestas, diez caones de bronce y algunos arcabuces, mosquetes y pistolones. Y sin embargo, la capital de los aztecas, Tenochtitln, era por entonces cinco veces mayor que Madrid y duplicaba la poblacin de Sevilla, la mayor de las ciudades espaolas. Francisco Pizarro entr en Cajamarca con 180 soldados y 37 caballos. Los indgenas fueron, al principio, derrotados por el asombro. El emperador Moctezuma recibi, en su palacio, las primeras noticias: un cerro grande andaba movindose por el mar, Otros mensajeros llegaron despus: ...mucho espanto le caus el or cmo estalla el can, cmo retumba su estrpito, y cmo se desmaya uno; se le aturden a uno los odos. Y cuando cae el tiro, una como bola de piedra sale de sus entraas: va lloviendo fuego.... Los extranjeros traan venados que los soportaban tan alto como los techos. Por todas partes venan envueltos sus cuerpos, solamente aparecen sus caras. Son blancas, son como si fueran de cal. Tienen el cabello amarillo, aunque algunos lo tienen negro. Larga su barba es... (9 Segn los informantes indgenas de fray Bernardino de Sahagn, en el Cdice Florentino. Miguel Len-Portilla, Visin de los vencidos, Mxico, 1967). Moctezuma crey que era el dios Quetzalcatl quien volva. Ocho presagios haban anunciado, poco antes, su retorno. Los cazadores le haban trado un ave que tena en la cabeza una diadema redonda con la forma de un espejo, donde se reflejaba el cielo con el sol hacia el poniente. En ese espejo Moctezuma vio marchar sobre Mxico los escuadrones de los guerreros. El dios Quetzalcatl haba venido por el este y por el este se haba ido: era blanco y barbudo. Tambin blanco y barbudo era Huiracocha, el dios bisexual de los incas. Y el oriente era la cuna de los antepasados heroicos de los mayas (10 Estas asombrosas coincidencias han estimulado la hiptesis de que los dioses de las religiones indgenas haban sido en realidad europeos llegados a estas tierras mucho antes que Coln. Rafael Pineda Yez, La isla y Coln, Buenos Aires, 1955.) Los dioses vengativos que ahora regresaban para saldar cuentas con sus pueblos traan armaduras y cotas de malla, lustrosos caparazones que devolvan los dardos y las piedras; sus armas despedan rayos mortferos y oscurecan la atmsfera con humos irrespirables. Los conquistadores practicaban tambin, con habilidad poltica, la tcnica de la traicin y la intriga. Supieron explotar, por ejemplo, el rencor de los pueblos sometidos al dominio imperial de los aztecas y las divisiones que desgarraban el poder de los incas. Los tlaxcaltecas fueron aliados de Corts, y Pizarro us en su provecho la guerra entre los herederos del imperio incaico, Huscar y Atahualpa, los hermanos enemigos. Los conquistadores ganaron cmplices entre las castas dominantes intermedias, sacerdotes, funcionarios, militares, una vez abatidas, por el crimen, las jefaturas indgenas ms altas. Pero adems usaron otras armas o, si se prefiere, otros factores trabajaron objetivamente por la victoria de los invasores. Los caballos y las bacterias, por ejemplo.
  • 17. 17 Los caballos haban sido, como los camellos, originarios de Amrica (11 Tacquetta Hawkes, Prehistoria, en la, Historia de la Humanidad, de la UNESCO, Buenos Aires, 1966.) pero se haban extinguido en estas tierras. Introducidos en Europa por los jinetes rabes, haban prestado en el Viejo Mundo una inmensa utilidad militar y econmica. Cuando reaparecieron en Amrica a travs de la conquista, contribuyeron a dar fuerzas mgicas a los invasores ante los ojos atnitos de los indgenas. Segn una versin, cuando el inca Atahualpa vio llegar a los primeros soldados espaoles, montados en briosos caballos ornamentados con cascabeles y penachos, que corran desencadenando truenos y polvaredas con sus cascos veloces, se cay de espaldas(12). Miguel Len-Portilla, El reverso de la conquista. Relaciones aztecas, mayas e incas, Mxico, 1964.El cacique Tecum, al frente de los herederos de los mayas, descabez con su lanza el caballo de Pedro de Alvarado, convencido de que formaba parte del conquistador: Alvarado se levant y lo mat (13 Miguel Len-Portilla, op. u.t ) . Contados caballos, cubiertos con arreos de guerra, dispersaban las masas indgenas y sembraban el terror y la muerte. Los curas y misioneros esparcieron ante la fantasa verncula, durante el proceso colonizador, que los caballos eran de origen sagrado, ya que Santiago, el Patrn de Espaa, montaba en un potro blanco, que haba ganado valiosas batallas contra los moros y judos, con ayuda de la Divina Providencia (14 Gustavo Adolfo Otero, Vida social en el coloniaje, La Paz, 1958). Las bacterias y los virus fueron los aliados ms eficaces. Los europeos traan consigo, como plagas bblicas, la viruela y el ttanos, varias enfermedades pulmonares, intestinales y venreas, el tracoma, el tifus, la lepra, la fiebre amarilla, las caries que pudran las bocas. La viruela fue la primera en aparecer. No sera un castigo sobrenatural aquella epidemia desconocida y repugnante que encenda la fiebre y descompona las carnes? Ya se fueron a meter en Tlaxcala. Entonces se difundi la epidemia: tos, granos ardientes, que queman, dice un testimonio indgena, y otro: A muchos dio la muerte la pegajosa, apelmazada, dura enfermedad de granos (15 Autores annimos de Tisteloico e informantes de Saha gn, en Miguel Len- Portilla, op. cit.). Los indios moran como moscas; sus organismos no oponan defensas ante las enfermedades nuevas. Y los que sobrevivan quedaban debilitados e intiles. El antroplogo brasileo Darcy Ribeiro estima que ms de la mitad de la poblacin aborigen de Amrica, Australia y las islas ocenicas muri contaminada luego del primer contacto con los hombres blancos (16 Dercy Ribeiro, las Amricas y la civilizacin, tomo r: La civilizacin occidentai y nosotros. Los pueblos testimonio, Buenos Aires, 1969,). COMO UNOS PUERCOS HAMBRIENTOS ANSAN EL ORO A tiros de arcabuz, golpes de espada y soplos de peste, avanzaban los implacables y escasos conquistadores de Amrica. Lo cuentan las voces de los vencidos. Despus de la matanza de Cholula, Moctezuma enva nuevos emisarios el encuentro de Hernn Corts, quien avanza rumbo al valle de Mxico. Los
  • 18. 18 enviados regalan a los espaoles collares de oro y banderas de plumas de quetzal. Los espaoles estaban deleitndose. Como si fueran monos levantaban el oro, como que se sentaban en ademn de gusto, como que se les renovaba y se les iluminaba el corazn. Como que cierto es que eso anhelan con gran sed. Se les ensancha el cuerpo por eso, tienen hambre furiosa de eso. Como unos puercos hambrientos ansan el oro, dice el texto nhuatl preservado en el Cdice Florentino. Ms adelante, cuando Corts llega a Tenochtitln, la esplndida capital azteca, los espaoles entran en la casa del tesoro, y luego hicieron una gran bola de oro, y dieron fuego, encendieron, prendieron llama a todo lo que restaba, por valioso que fuera: con lo cual todo ardi. Y en cuanto al oro, los espaoles lo redujeron a barras.... Hules guerra, y finalmente Corts, que haba perdido Tenochtitln, la reconquist en 1521. Y ya no tenamos escudos, ya no tenamos macanas, y nada tenamos que comer, ya nada comimos. La ciudad, devastada, incendiada y cubierta de cadveres, cay. Y toda la noche llovi sobre nosotros. La horca y el tormento no fueron suficientes: los tesoros arrebatados no colmaban nunca las exigencias de la imaginacin, y durante largos aos excavaron los espaoles el fondo del lago de Mxico en busca del oro y los objetos preciosos presuntamente escondidos por los indios. Pedro de Alvarado y sus hombres se abatieron sobre Guatemala y eran tantos los indios que mataron, que se hizo un ro de sangre, que viene a ser el Olimtepeque, y tambin el da se volvi colorado por la mucha sangre que hubo aquel da. Antes de la batalla decisiva, y vstose los indios atormentados, les dijeron a los espaoles que no les atormentaran ms, que all les tenan mucho oro, plata, diamantes y esmeraldas que les tenan los capitanes Nehaib Ixqun, Nehaib hecho guila y len. Y luego se dieron a los espaoles y se quedaron con ellos... (17 Miguel Len-Portilla, op. cit. 's Ibid.) Antes de que Francisco Pizarro degollara al inca Atahualpa, le arranc un rescate en andas de oro y plata que pesaban ms de veinte mil marcos de plata, fina, un milln y trescientos veintisis mil escudos de oro finsimo... . Despus se lanz sobre el Cuzco. Sus soldados crean que estaban entrando en la Ciudad de los Csares, tan deslumbrante era la capital del imperio incaico, pero no demoraron en salir del estupor y se pusieron a saquear el Templo del Sol: Forcejeando, luchando entre ellos, cada cual procurando llevarse del tesoro la parte del len, los soldados, con cota de malla, pisoteaban joyas e imgenes, golpeaban los utensilios de oro o les daban martillazos para reducirlos a un formato ms fcil y manuable... Arrojaban al crisol, para convertir el metal en barras, todo el tesoro del templo: las placas que haban cubierto los muros, los asombrosos rboles forjados, pjaros y otros objetos del jardn (18 ibid.) Hoy da, en el Zcalo, la inmensa plaza desnuda del centro de la capital de Mxico, la catedral catlica se alza sobre las ruinas del tempo ms importante de Tenochtitln, y el palacio de gobierno est emplazado sobre la residencia de Cuauhtmoc, el jefe azteca ahorcado por Corts. Tenochtitln fue arrasada. El Cuzco corri, en el Per, suerte semejante, pero los
  • 19. 19 conquistadores no pudieron abatir del todo sus muros gigantescos y hoy puede verse, al pie de los edificios coloniales, el testimonio de piedra de la colosal arquitectura incaica. ESPLENDORES DEL POTOS: EL CICLO DE LA PLATA Dicen que hasta las herraduras de los caballos eran de plata en la poca del auge de la ciudad de Potos (19 Para la reconstruccin del apogeo de Potos, el autor ha consultado los siguientes testimonios del pasado: Pedro Vicente Caete y Domnguez, Potos colonial, gua bisrrica, geogrfica, poltica, civil y legal del gobierno e intendencia de la provincia de Potos, La Paz, 1939; Luis Capoche, Relacin general de la Villa Imperial de Potos, Madrid, 1959; y Nicols de Martnez Arzanz y Vela, Historia de la Villa Imperial de Potos, Buenos Aires, 1943 Adems, las Crnicas potosinas, de Vicente G. Quesada, Pars, 1890, y La ciudad nica, de Jaime Molins. Potos, 1961.). De plata eran los altares de las iglesias y las alas de los querubines en las procesiones: en 1658, para la celebracin del Corpus Chrsti, las calles de la ciudad fueron desempedradas, desde la matriz hasta la iglesia de Recoletos, y totalmente cubiertas con barras de plata. En Potos la plata levant templos y palacios, monasterios y garitos, ofreci motivo a la tragedia y a la fiesta, derram la sangre y el vino, encendi la codicia y desat el despilfarro y la aventura. La espada y la cruz marchaban juntas en la conquista y en el despojo colonial. Para arrancar la plata de Amrica, se dieron cita en Potos los capitanes y los ascetas, los caballeros de lidia y los apstoles, los soldados y los frailes. Convertidas en pias y lingotes, las vsceras del cerro rico alimentaron sustancialmente el desarrollo de Europa. Vale un Per fue el elogio mximo a las personas o a las cosas desde que Pizarro se hizo dueo del Cuzco, pero a partir del descubrimiento del cerro, Don Quijote de la Mancha habla con otras palabras: Vale un Potos, advierte a Sancho. Vena yugular del Virreinato, manantial de la plata de Amrica, Potos contaba con 120 000 habitantes segn el censo de 1573. Slo veintiocho aos haban transcurrido desde que la ciudad brotara entre los pramos andinos y ya tena, como por arte de magia, la misma poblacin que Londres y ms habitantes que Sevilla, Madrid, Roma o Pars. Hacia 1650, un nuevo censo adjudicaba a Potos 160.000 habitantes. Era una de las ciudades ms grandes y ms ricas del mundo, diez veces ms habitada que Boston, en tiempos en que Nueva York ni siquiera haba empezado a llamarse as. La historia de Potos no haba nacido con los espaoles. Tiempo antes de la conquista, el inca Huayna Cpac haba odo hablar a sus vasallos del Sumaj Orcko, el cerro hermoso, y por fin pudo verlo cuando se hizo llevar, enfermo, a las termas de Tarapaya. Desde las chozas pajizas del pueblo de Cantumarca, los ojos del inca contemplaron por primera vez aquel cono perfecto que se alzaba, orgulloso, por entre las altas cumbres de las serranas. Qued estupefacto. Las infinitas tonalidades rojizas, la forma esbelta y el tamao gigantesco del cerro siguieron siendo motivo de admiracin y asombro en los tiempos siguientes. Pero el inca haba sospechado que en sus entraas deba albergar piedras preciosas y ricos metales, y haba querido sumar nuevos adornos al Templo del Sol en el Cuzco. El oro y la plata que los incas arrancaban de las minas de Colque Porco y Andacaba no salan de los lmites del reino: no servan para comerciar sino para adorar a los
  • 20. 20 dioses. No bien los mineros indgenas clavaron sus pedernales en los filones de plata del cerro hermoso una voz cavernosa los derrib. Era una voz fuerte como el trueno, que sala de las profundidades de aquellas breas y deca en quechua: No es para ustedes; Dios reserva estas riquezas para los que vienen de ms all. Los indios huyeron despavoridos y el inca abandon el cerro. Antes, le cambi el nombre. El cerro pas a llamarse Potojsi, que significa. Truena, revienta, hace explosin Los que vienen de ms all no demoraron mucho en aparecer. Los capitanes de la conquista se abran paso. Huayna Cpac ya haba muerto cuando llegaron. En 1545, el indio Huallpa corra tras las huellas de una llama fugitiva y se vio obligado a pasar la noche en el cerro. Para no morirse de fro, hizo fuego. La fogata alumbr una hebra blanca y brillante. Era plata pura. Se desencaden la avalancha espaola. Fluy la riqueza. El emperador Carlos V dio prontas seales de gratitud otorgando a Potos el ttulo de Villa Imperial y un escudo con esta inscripcin: Soy el rico Potos, del mundo soy el tesoro, soy el rey de los montes y envidia soy de los reyes. Apenas once aos despus del hallazgo de Huallpa, ya la recin nacida Villa Imperial celebraba la coronacin de Felipe II con festejos que duraron veinticuatro das y costaron ocho millones de pesos fuertes. Llovan los buscadores de tesoros sobre el inhspito paraje. El cerro, a casi cinco mil metros de altura, era el ms poderoso de los imanes, pero a sus pies la vida resultaba dura, inclemente: se pagaba el fro como si fuera un impuesto y en un abrir y cerrar de ojos una sociedad rica y desordenada brot, en Potos, junto con la plata. Auge y turbulencia del metal: Potos paso a ser el nervio principal del reino, segn lo definiera el virrey Hurtado de Mendoza. A comienzos del siglo XVII, ya la ciudad contaba con treinta y seis iglesias esplndidamente ornamentadas, otras tantas casas de juego y catorce escuelas de baile. Los salones, los teatros y los tablados para las fiestas lucan riqusimos tapices, cortinajes, blasones y obras de orfebrera; de los balcones de las casas colgaban damascos coloridos y lamas de oro y plata. Las sedas y los tejidos venan de Granada, Flandes y Calabria; los sombreros de Pars y Londres; los diamantes de Ceyln; las piedras preciosas de la India; las perlas de Panam; las medias de Npoles; los cristales de Venecia; las alfombras de Persia; los perfumes de Arabia, y la porcelana de China. las damas brillaban de pedrera, diamantes y rubes y perlas, y los caballeros ostentaban finsimos paos bordados de Holanda. A la lidia de toros seguan los juegos de sortija y nunca faltaban los duelos al estilo medieval, lances del amor y del orgullo, con cascos de hierro empedrados de esmeraldas y de vistosos plumajes, sillas y estribos de filigrana de oro, espadas de Toledo y potros chilenos enjaezados a todo lujo. En 1579, se quejaba el oidor Matienzo; Nunca faltan -deca- novedades, desvergenzas y atrevimientos. Por entonces ya haba en Potos ochocientos tahures profesionales y ciento veinte prostitutas clebres, a cuyos resplandecientes salones concurran los mineros ricos. En 1608, Potos festejaba las fiestas del Santsimo Sacramento con seis das de comedias y seis noches de mscaras, ocho das de toros y tres de saraos, dos de torneos y otras fiestas.
  • 21. 21 ESPAA TENA LA VACA, PERO OTROS TOMABAN LA LECHE Entre 1545 y 1558 se descubrieron las frtiles minas de plata de Potos, en la actual Bolivia, y las de Zacatecas y Guanajuato en Mxico; el proceso de amalgama con mercurio, que hizo posible la explotacin de plata de ley ms baja, empez a aplicarse en ese mismo perodo. El rush de la plata eclips rpidamente a la minera de oro. A mediados del siglo xvii la plata abarcaba ms del 99 por ciento de las exportaciones minerales de la Amrica hispnica'. Amrica era, por entonces, una vasta bocamina centrada, sobre todo, en Potos. Algunos escritores bolivianos, inflamados de excesivo entusiasmo, afirman que en tres siglos Espaa recibi suficiente metal de Potos como para tender un puente de plata desde la cumbre del cerro hasta la puerta del palacio real al otro lado del ocano. La imagen es, sin duda, obra de fantasa, pero de cualquier manera alude a una realidad que, en efecto, parece inventada: el flujo de la plata alcanz dimensiones gigantescas. La cuantiosa exportacin clandestina de plata americana, que se evada de contrabando rumbo a las Filipinas, a la China y a la propia Espaa, no figura en los clculos de Earl J. Hamilton (21 Earl J. Hamilton, op. cit), quien a partir de los datos obtenidos en la Casa de Contratacin ofrece, de todos modos, en su conocida obra sobre el tema, cifras asombrosas. Entre 1503 y 1660, llegaron al puerto de Sevilla 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata. La plata transportada a Espaa en poco ms de un siglo y medio, exceda tres veces el total de las reservas europeas. Y estas cifras, cortas, no incluyen el contrabando. Los metales arrebatados a los nuevos dominios coloniales estimularon el desarrollo econmico europeo y hasta puede decirse que lo hicieron posible. Ni siquiera los efectos de la conquista de los tesoros persas que Alejandro Magno volc sobre el mundo helnico podran compararse con la magnitud de esta formidable contribucin de Amrica al progreso ajeno. No al de Espaa, por cierto, aunque a Espaa pertenecan las fuentes de plata americana. Como se deca en el siglo XVII, Espaa es como la boca que recibe los alimentos, los mastica, los tritura, para enviarlos enseguida a los dems rganos, y no retiene de ellos por su parte, ms que un gusto fugitivo o las partculas que por casualidad se agarran a sus dientes (22 Citado por Gustavo Adolfo Otero, op. cit.). Los espaoles tenan la vaca, pero eran otros quienes beban la leche. Los acreedores del reino, en su mayora extranjeros, vaciaban sistemticamente las arcas de la Casa de Contratacin de Sevilla, destinadas a guardar bajo tres llaves, y en tres manos distintas los tesoros de Amrica.
  • 22. 22 La Corona estaba hipotecada. Ceda por adelantado casi todos los cargamentos de plata a los banqueros alemanes, genoveses, flamencos y espaoles (23 J. H. Elliott, op. cit., y Earl J. Hamilton, op. cit.). Tambin los impuestos recaudados dentro de Espaa corran, en gran medida, esta suerte: en 1543, un 65 por ciento del total de las rentas reales se destinaba al pago de las anualidades de los ttulos de deuda. Slo en mnima medida la plata americana se incorporaba a la economa espaola; aunque quedara formalmente registrada en Sevilla, iba a parar a manos de los Fgger, poderosos banqueros que haban adelantado al Papa los fondos necesarios para terminar la catedral de San Pedro, y de otros grandes prestamistas de la poca, al estilo de los WeIser, los Shetz o los Grimaldi. La plata se destinaba tambin al pago de exportaciones de mercaderas no espaolas con destino al Nuevo Mundo. Aquel imperio rico tena una metrpoli pobre, aunque en ella la ilusin de la prosperidad levantara burbujas cada vez ms hinchadas: la Corona abra por todas partes frentes de guerra mientras la aristocracia se consagraba al despilfarro y se multiplicaban, en suelo espaol, los curas y los guerreros, los nobles y los mendigos, al mismo ritmo frentico en que crecan los precios de las cosas y las tasas de inters del dinero. La industria mora al nacer en aquel reino de los vastos latifundios estriles, y la enferma economa espaola no poda resistir el brusco impacto del alza de la demanda de alimentos y mercancas que era la inevitable consecuencia de la expansin colonial. El gran aumento de los gastos pblicos y la asfixiante presin de las necesidades de consumo en las posesiones de ultramar agudizaban el dficit comercial y desataban, al galope, la inflacin. Colbert escriba: Cuanto ms comercio con los espaoles tiene un estado, ms plata tiene. Haba una aguda lucha europea por la conquista del mercado espaol que implicaba el mercado y la plata de Amrica. Un memorial francs de fines del siglo XVII, nos permite saber que Espaa slo dominaba, por entonces, el cinco por ciento del comercio con sus posesiones coloniales de ms all del ocano; pese al espejismo jurdico del monopolio: cerca de una tercera parte del total estaba en manos de holandeses y flamencos, una cuarta parte perteneca a los franceses, los genoveses controlaban ms del veinte por ciento, los ingleses el diez y los alemanes algo menos (24 Roland Mousnier, Los siglos XVI y XVII, volumen tv de la Historia geyeral de las civilizaciones, de Maurice Crouzet. Barcelona. 1967.) . Amrica era un negocio europeo. Carlos V, heredero de los Csares en el Sacro Imperio por eleccin comprada, slo haba pasado en Espaa diecisis de los cuarenta aos de su reinado. Aquel monarca de mentn prominente y mirada de idiota, que haba ascendido al trono sin conocer una sola palabra del idioma castellano, gobernaba rodeado por un squito de flamencos rapaces a los que extenda salvoconductos para sacar de Espaa mulas y caballos cargados de: oro y joyas y a los que tambin recompensaba otorgndoles obispados y arzobispados, ttulos burocrticos y hasta la primera licencia para conducir esclavos negros a las colonias americanas. Lanzado a la persecucin del demonio por toda Europa, Carlos V extenuaba el tesoro de Amrica en sus guerras religiosas. La dinasta de los Habsburgo no se agot con su muerte; Espaa habra de padecer el reinado de los Austria durante casi dos siglos. El gran adalid de la Contrarreforma fue su hijo Felipe II. Desde su gigantesco palacio-monasterio del Escorial, en las faldas del Guadarrama, Felipe II puso en funcionamiento, a escala
  • 23. 23 universal, la terrible maquinaria de la Inquisicin, y abati sus ejrcitos sobre los centros de la hereja. El calvinismo haba hecho presa de Holanda, Inglaterra y Francia, y los turcos encarnaban el peligro del retorno de la religin de Al. El salvacionismo costaba caro: los pocos objetos de oro y plata, maravillas del arte americano, que no llegaban ya fundidos desde Mxico y el Per, eran rpidamente arrancados de la Casa de Contratacin de Sevilla y arrojados a las bocas de los hornos. Ardan tambin los herejes o los sospechosos de hereja, achicharrados por las llamas purificadoras de la Inquisicin; Torquemada incendiaba los libros y el rabo del diablo asomaba por todos los rincones: la guerra contra el protestantismo era adems la guerra contra el capitalismo ascendente en Europa. La perpetuacin de la cruzada -dice Elliott en su obra ya citada- entraaba la perpetuacin de la arcaica or- ganizacin social de una nacin de cruzados. Los metales de Amrica, delirio y ruina de Espaa, proporcionaban medios para pelear contra las nacientes fuerzas de la economa moderna. Ya Carlos V haba aplastado a la burguesa castellana en la guerra de los comuneros, que se haba convertido en una revolucin social contra la nobleza, sus propiedades y sus privilegios. El levantamiento fue derrotado a partir de la traicin de la ciudad de Burgos, que sera la capital del general Francisco Franco cuatro siglos ms tarde; extinguidos los ltimos fuegos rebeldes, Carlos V regres a Espaa acompaado de cuatro mil soldados alemanes. Simultneamente, fue tambin ahogada en sangre la muy radical insurreccin de los tejedores, hilanderos y artesanos que haban tomado el poder en la ciudad de Valencia y lo haban extendido por toda la comarca. La defensa de la fe catlica resultaba una mscara para la lucha contra la historia. La expulsin de los judos -espaoles de religin juda-- haba privado a Espaa, en tiempos de los Reyes Catlicos, de muchos artesanos hbiles y de capitales imprescindibles. Se considera no tan importante la expulsin de los rabes - espaoles, en realidad, de religin musulmana- aunque en 1609 nada menos que 275 mil fueron arriados a la frontera y ello tuvo desastrosos efectos sobre la economa valenciana, y los frtiles campos del sur del Ebro, en Aragn, quedaron arruinados, Anteriormente, Felipe II haba echado, por motivos religiosos, a millares de artesanos flamencos convictos o sospechosos de protestantismo: Inglaterra los acogi en su suelo, y all dieron un importante impulso a las manufacturas britnicas. Como se ve, las distancias enormes y las comunicaciones difciles no eran los principales obstculos que se oponan al progreso industrial de Espaa. Los capitalistas espaoles se convertan en rentistas, a travs de la compra de los ttulos de deuda de la Corona, y no invertan sus capitales en el desarrollo industrial. El excedente econmico deriva hacia cauces improductivos: los viejos ricos, seores de horca y cuchillo, dueos de la tierra y de los ttulos de nobleza, levantaban palacios y acumulaban joyas; los nuevos ricos, especuladores y mercaderes, compraban tierras y ttulos de nobleza. Ni unos ni otros pagaban prcticamente impuestos, ni podan ser encarcelados por deudas. Quien se dedicara a una actividad industrial perda automticamente su carta de hidalgua.(25 J. Vicens Vives, director, Historia social y econmica de Espaa y Amrica, volmenes tr y in, Barcelona, 1957) .
  • 24. 24 Sucesivos tratados comerciales, firmados a partir de las derrotas militares de los espaoles en Europa, otorgaron concesiones que estimularon el trfico martimo entre el puerto de Cdiz, que desplaz a Sevilla, y los, puertos franceses, ingleses, holandeses y hanseticos. Cada ao entre ochocientas y mil naves descargaban en Espaa los productos industrializados por otros. Se llevaban la plata de Amrica y la lana espaola, que marchaba rumbo a los telares extranjeros de donde sera devuelta ya tejida por la industria europea en expansin. Los monopolistas de Cdiz se limitaban a remarcar los productos industriales extranjeros que expedan al Nuevo Mundo: si las manufacturas espaolas no podan siquiera atender al mercado interno, cmo iban a satisfacer las necesidades de las colonias? Los encajes de Lille y Arraz, las telas holandesas, los tapices de Bruselas y los brocados de Florencia, los cristales de Venecia, las armas de Miln y los vinos y lienzos de Francia inundaban el mercado espaol, a expensas de la produccin local, para satisfacer el ansia de ostentacin y las exigencias de consumo de los ricos parsitos cada vez ms numerosos y poderosos en un pas cada vez ms pobre (26 Jorge AbelardoRamos, Historia de la nacin latinoamericana, Buenos Aires, 1968). La industria mora en el huevo, y los Habsburgo hicieron todo lo posible por acelerar su extincin. A mediados del siglo XVI se haba llegado al colmo de autorizar la importacin de tejidos extranjeros al mismo tiempo que se prohiba toda exportacin de paos castellanos que no fueran a Amrica (27n J. H. Elliott, op. cit.) Por el contrario, como ha hecho notar Ramos, muy distintas eran las orientaciones de Enrique VIII o Isabel I en Inglaterra, cuando prohiban en esta ascendente nacin la salida del oro y de la plata, monopolizaban las letras de cambio, impedan la extraccin de la lana y arrojaban de los puertos britnicos a los mercaderes de la Liga Hansetica del Mar del Norte. Mientras tanto, las repblicas italianas protegan su comercio exterior y su industria mediante aranceles, privilegios y prohibiciones rigurosas: los artfices no podan expatriarse bajo pena de muerte. La ruina lo abarcaba todo. De los 16 mil telares que quedaban en Sevilla en 1558, a la muerte de Carlos V, slo restaban cuatrocientos cuando muri Felipe II, cuarenta aos despus. Los siete millones de ovejas de la ganadera andaluza se redujeron a dos millones. Cervantes retrat en Don Quijote de la Mancha --novela de gran circulacin en Amrica- la sociedad de su poca. Un decreto de mediados del siglo XVI haca imposible la importacin de libros extranjeros e impeda a los estudiantes cursar estudios fuera de Espaa; los estudiantes de Salamanca se redujeron a la mitad en pocas dcadas; haba nueve mil conventos y el clero se multiplicaba casi tan intensamente como la nobleza de capa y espada; 160 mil extranjeros acaparaban el comercio exterior y los derroches de la aristocracia condenaban a Espaa a la impotencia econmica. Hacia 1630, poco ms de un centenar y medio de duques, marqueses, condes y vizcondes recogan cinco millones de ducados de renta anual, que alimentaban copiosamente el brillo de sus ttulos rimbombantes. El duque de Medinaceli tena setecientos criados y eran trescientos los sirvientes del gran duque de Osuna, quien, para burlarse del zar de Rusia, los vesta con tapados de pieles (28 La especie no se ha extinguido. Abro una revista de Madrid de fines de 1969, leo: ha muerto doa Teresa Bertrn de Lis y Pidal Gorouski y Chico de Guzmn, duquesa de Albuquerque y marquesa de los Alcaices y de los Balbases, y la llora el viudo duque de Albuquerque, don Beltrn Alonso Osorio y Dez de
  • 25. 25 Rivera Martos y Figueroa, marqus de Alcaices, de los Balbases, de Cadreita, de Cullar, de Cullera, de Montaos, conde de Fuensaldaa, de Grajal, De Huelma, de Ledesma, de la Torre, de Villanueva de Caedo, de Villahumbrosa, tres veces Grande de Espaa).. El siglo XVII fue la poca del pcaro, el hambre y las epidemias. Era infinita la cantidad de mendigos espaoles, pero ello no impeda que tambin los mendigos extranjeros afluyeran desde todos los rincones de Europa. Hacia 1700 Espaa contaba ya con 625 mil hidalgos, seores de la guerra, aunque el pas se vaciaba: su poblacin se haba reducido a la mitad en algo ms de dos siglos, y era equivalente a la de Inglaterra, que en el mismo perodo la haba duplicado. 1700 seala el fin del rgimen de los Habsburgo. La bancarrota era total. Desocupacin crnica, grandes latifundios baldos, moneda catica, industria arruinada, guerras perdidas y tesoros vacos, la autoridad central desconocida en las provincias: la Espaa que afront Felipe V estaba poco menos difunta que su amo muerto (29 John Lynch, Administracin colonial espaola, Buenos Aires, 1962). Los Borbones dieron a la nacin una apariencia ms moderna, pero a fines del siglo XVIII el clero espaol tena nada menos que doscientos mil miembros y el resto de la poblacin improductiva no detena su aplastante desarrollo, a expensas del subdesarrollo del pas. Por entonces, haba an en Espaa ms de diez mil pueblos y ciudades sujetos a la jurisdiccin seorial de la nobleza y, por lo tanto, fuera del control directo del rey. Los latifundios y la institucin del mayorazgo seguan intactos. Continuaban en pie el oscurantismo y el fatalismo. No haba sido superada la poca de Felipe IV: en sus tiempos, una junta de telogos se reuni para examinar el proyecto de construccin de un canal entre el Manzanares y el Tajo y termin declarando que si Dios hubiese querido que los ros fuesen navegables, El mismo los hubiera hecho as. LA DISTRIBUCIN DE FUNCIONES ENTRE EL CABALLO Y EL JINETE En el primer tomo de El capital, escribi Karl Marx: El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de Amrica, la cruzada de exterminio, esclavizacin y sepultamiento en las minas de la poblacin aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversin del continente africano en cazadero de esclavos negros: son todos hechos que sealan los albores de la era de produccin capitalista. Estos procesos idlicos representan otros tantos factores fundamentales en el movimiento de la acumulacin originaria. El saqueo, interno y externo, fue el medio ms importante para la acumulacin primitiva de capitales que, desde la Edad Media, hizo posible la aparicin de una nueva etapa histrica en la evolucin econmica mundial. A medida que se extenda la economa monetaria, el intercambio desigual iba abarcando cada vez ms capas sociales y ms regiones del planeta. Ernest Mandel ha sumado el valor del oro y la plata arrancados de Amrica hasta 1660, el botn extrado de Indonesia por la Compaa Holandesa de las Indias Orientales desde 1650 hasta 1780, las ganancias del capital francs en la trata de esclavos durante el siglo XVIII, las entradas obtenidas por el trabajo esclavo en las Antillas britnicas y el saqueo ingls de la India durante
  • 26. 26 medio siglo: el resultado supera el valor de todo el capital invertido en todas las industrias europeas hacia 1800 (30 Ernest Mandel, Tratado de economia marxista, Mxico, 1969.) Mandel hace notar que esta gigantesca masa de capitales cre un ambiente favorable a las inversiones en Europa, estimul el espritu de empresa y financi directamente el establecimiento de manufacturas que dieron un gran impulso a la revolucin industrial. Pero, al mismo tiempo, la formidable concentracin internacional de la riqueza en beneficio de Europa impidi, en las regiones saqueadas, el salto a la acumulacin de capital industrial. La doble tragedia de los pases en desarrollo consiste en que no slo fueron vctimas de ese proceso de concentracin internacional, sino que posteriormente han debido tratar de compensar su atraso industrial, es decir, realizar la acumulacin originaria de capital industrial, en un mundo que est inundado con los artculos manufacturados por una industria ya madura, la occidental`.(31 Ernest Mandel, la teora marxista de la acumulacin primitiva y la industrializacin del Tercer Mundo, revista Amaru, nm. 6, Lima, abril-junio de 1968.) Las colonias americanas haban sido descubiertas, conquistadas y colonizadas dentro del proceso de la expansin del capital comercial. Europa tenda sus brazos para alcanzar al mundo entero. Ni Espaa ni Portugal recibieron los beneficios del arrollador avance del mercantilismo capitalista, aunque fueron sus colonias las que, en medida sustancial, proporcionaron el oro y la plata que nutrieron esa expansin. Como hemos visto, si bien los metales preciosos de Amrica alumbraron la engaosa fortuna de una nobleza espaola que viva su Edad Media tardamente y a contramano de la historia, simultneamente sellaron la ruina de Espaa en los siglos por venir. Fueron otras las comarcas de Europa que pudieron incubar el capitalismo moderno valindose, en gran parte, de la expropiacin de los pueblos primitivos de Amrica. A la rapia de los tesoros acumulados sucedi la explotacin sistemtica, en los socavones y en los yacimientos, del trabajo forzado de los indgenas y de los negros esclavos arrancados de Africa por los traficantes. Europa necesitaba oro y plata. Los medios de pago de circulacin se multiplicaban sin cesar y era preciso alimentar los movimientos del capitalismo a la hora del parto: los burgueses se apoderaban de las ciudades y fundaban bancos, producan e intercambiaban mercancas, conquistaban mercados nuevos. Oro, plata, azcar: la economa colonial, ms abastecedora que consumidora, se estructur en funcin de las necesidades del mercado europeo, y a su servicio. El valor de las exportaciones latinoamericanas de metales preciosos fue, durante prolongados perodos del siglo XVI, cuatro veces mayor que el valor de las importaciones, compuestas sobre todo por esclavos, sal, vino y aceite, armas, paos y artculos de lujo. Los recursos fluan para que los acumularan las naciones europeas emergentes. Esta era la misin fundamental que haban trado los pioneros, aunque adems aplicaran el Evangelio, casi tan frecuentemente como el ltigo, a los indios agonizantes. La estructura econmica de las colonias ibricas naci subordinada al mercado externo y, en consecuencia, centralizada en torno del sector exportador, que concentraba la renta y el poder. A lo largo del proceso, desde la etapa de los metales al posterior suministro de alimentos, cada regin se identific con lo que produjo, y produjo lo que de ella se esperaba en Europa: cada producto, cargado en las bodegas de los galeones que
  • 27. 27 surcaban el ocano, se convirti en una vocacin y en un destino. La divisin internacional del trabajo, tal como fue surgiendo junto con el capitalismo, se pareca ms bien a la distribucin de funciones entre un jinete y un caballo, como dice Paul Baran . Los mercados del mundo colonial crecieron como meros apndices del mercado interno del capitalismo que irrumpa.( 32Paul Batan, Economa poltica del crecimiento, Mxico, 1959.) Celso Furtado advierte que los seores feudales europeos obtenan un excedente econmico de la poblacin por ellos dominada, y lo utilizaban, de una u otra forma, en sus mismas regiones, en tanto que el objetivo principal de los espaoles que recibieron del rey minas, tierras e indgenas en Amrica, consista en sustraer un excedente para transferirlo a Europa. Esta observacin contribuye a aclarar el fin ltimo que tuvo, desde su implantacin, la economa colonial americana; aunque formalmente mostrara algunos rasgos feudales, actuaba al servicio del capitalismo naciente en otras comarcas. Al fin y al cabo, tampoco en nuestro tiempo la existencia de los centros ricos del capitalismo puede explicarse sin la existencia de las periferias pobres y sometidas: unos y otras integran el mismo sistema. (33 Celso Furtado, La economa latinoamericana desde la conquista ibrica hasta la revolucin cubana, Santiago de Chile, 1969, y Mxico, 1969.) Pero no todo el excedente se evada hacia Europa. La economa colonial estaba regida por los mercaderes, los dueos de las minas y los grandes propietarios de tierras, quienes se repartan el usufructo de la mano de obra indgena y negra bajo la mirada celosa y omnipotente de la Corona y su principal asociada, la Iglesia. El poder estaba concentrado en pocas manos, que enviaban a Europa metales y alimentos, y de Europa reciban los artculos suntuarios a cuyo disfrute consagraban sus fortunas crecientes. No tenan, las clases dominantes, el menor inters en diversificar las economas internas ni en elevar los niveles tcnicos y culturales de la poblacin: era otra su funcin dentro del engranaje internacional para el que actuaban, y la inmensa miseria popular, tan lucrativa desde el punto de vista de los intereses reinantes, impeda el desarrollo de un mercado interno de consumo. Una economista francesa (34 J. Besuiesu-Garnier, L'conomie de 1'Amreque Latine, Pars, 1949` sostiene que la peor herencia colonial de Amrica Latina, que explica su considerable atraso actual, es la falta de capitales. Sin embargo, toda la informacin histrica muestra que la economa colonial produjo, en el pasado, una enorme riqueza a las clases asociadas, dentro de la regin, al sistema colonialista de dominio. La cuantiosa mano de obra disponible, que era gratuita o prcticamente gratuita, y la gran demanda europea por los productos americanos, hicieron posible, dice Sergio Bag una precoz y cuantiosa acumulacin de capitales en las colonias ibricas. El ncleo de beneficiarios, lejos de irse ampliando, fue reducindose en proporcin a la masa de poblacin, como se desprende del hecho cierto de que el nmero de europeos y criollos desocupados aumentara sin cesar. El capital que restaba en Amrica, una vez deducida la parte del len que se volcaba al proceso de acumulacin primitiva del capitalismo europeo, no generaba, en estas tierras, un proceso anlogo al de Europa, para echar las bases del desarrollo industrial, sino que se desviaba a la construccin de grandes palacios y templos ostentosos, a la compra de joyas y ropas y muebles de lujo, al mantenimiento de servidumbres numerosas y al despilfarro de las fiestas. En buena medida, tambin, ese excedente quedaba inmovilizado en la compra de nuevas tierras o continuaba
  • 28. 28 girando en las actividades especulativas y comerciales. (35 Sergio Bag, Economa de la sociedad colonial. Ensayo de historia comparada de Amrica Latina, Buenos Aires, 1949) En el ocaso de la era colonial, encontrar Humboldt en Mxico una enorme masa de capitales amontonados en manos de los propietarios de minas, o en las de negociantes que se han retirado del comercio. No menos de la mitad de la propiedad raz y del capital total de Mxico perteneca, segn su testimonio, a la Iglesia, que adems controlaba buena parte de las tierras restantes mediante hipotecas (36 Alexander van Humboldt, Ensayo soba el Reino de la Nueva Espaa, Mxico, 1944). Los mineros mexicanos invertan sus excedentes en la compra de latifundios, y en los emprstitos en hipoteca, al igual que los grandes exportadores de Veracruz y Acapulco; la jerarqua clerical extenda sus bienes en la misma direccin. Las residencias capaces de convertir al plebeyo en prncipe y los templos despampanantes nacan como los hongos despus de la lluvia. En el Per, a mediados del siglo XVII, grandes capitales procedentes de los encomenderos, mineros, inquisidores y funcionarios de la administracin imperial se volcaban al comercio. Las fortunas nacidas en Venezuela del cultivo del cacao, iniciado a fines del siglo XVI, ltigo en mano, a costa de legiones de esclavos negros, se invertan en nuevas plantaciones y otros cultivos comerciales, as como en minas, bienes races urbanos, esclavos y hatos de ganado (37 Sergio Bag, op. cit-) RUINAS DE POTOS: EL CICLO DE LA PLATA Analizando la naturaleza de las relaciones metrpoli-satlite a lo largo de la historia de Amrica Latina como una cadena de subordinaciones sucesivas, Andr Gunder Frank ha destacado, en una de sus obras'", que las regiones hoy da ms signadas por el subdesarrollo y la pobreza son aquellas que en el pasado han tenido lazos ms estrechos con la metrpoli y han disfrutado de perodos de auge. Son las regiones que fueron las mayores productoras de bienes exportados hacia Europa o, posteriormente, hacia Estados Unidos, y las fuentes ms caudalosas de capital: regiones abandonadas por la metrpoli cuando por una u otra razn los negocios decayeron. Potos brinda el ejemplo ms claro de esta cada hacia el vaco. Las minas de plata de Guanajuato y Zacatecas, en Mxico, vivieron su auge posteriormente. En los siglos XVI y XVII, el cerro rico de Potos fue el centro de la vida colonial americana: a su alrededor giraban, de un modo u otro, la economa chilena, que le proporcionaba trigo, carne seca, pieles y vinos; la ganadera y las artesanas de Crdoba y Tucumn, que la abastecan de animales de traccin y de tejidos; las minas de mercurio de Huancavlica y la regin de Arica por donde se embarcaba la plata para Lima, principal centro administrativo de la poca. El siglo XVIII seala el principio del fin para la economa de la plata que tuvo su centro en
  • 29. 29 Potos; sin embargo, en la poca de la independencia, todava la poblacin del territorio que hoy comprende Bolivia era superior a la que habitaba lo que hoy es la Argentina. Siglo y medio despus, la poblacin boliviana es casi seis veces menor que la poblacin argentina. (39 Andr Gunder Frank, Capitalism and Underdevelopment in Latin America, Nueva York, 1967.) Aquella sociedad potosina, enferma de ostentacin y despilfarro, slo dej a Bolivia la vaga memoria de sus esplendores, las ruinas de sus iglesias y palacios,y ocho millones de cadveres de indios. Cualquiera de los diamantes incrustados en el escudo de un caballero rico vala ms, al fin y al cabo, que lo que un indio poda ganar en toda su vida de mitayo, pero el caballero se fug con los diamantes. Bolivia, hoy uno de los pases ms pobres del mundo, podra jactarse -si ello no resultara patticamente intil- de haber nut