Diego Manuel Vélez Hernández
Cod.1085231
¿Cómo negocian los colombianos?
Colombia es un país conocido mundialmente por la calidad de su gente; esa
cordialidad, amabilidad y sensación de confianza que tienden a inspirar tan solo
con cruzar unas palabras, a pesar de ser una cultura marcada históricamente por
la injusticia y la violencia. Sin embargo, cuando los colombianos se centran en el
aspecto de los negocios, un gran arcoíris de posibles actitudes aflora para
enfrentar este tipo de actividades, dando como resultado una manera de negociar
particularmente especial y llamativa.
Los colombianos centran esencialmente su actitud de negociar en el rumbo de sus
emociones. Utilizan el “olfato”, como elemento inicial para decidir el solo hecho de
interesarse en una negociación; una tradición histórica llena de injusticias,
traiciones y corrupción ha enseñado a las personas a andar siempre con
incertidumbre, desconfianza y buscar el mayor beneficio en el menor tiempo, es lo
que les ha enseñado el diario vivir en Colombia, la supervivencia del más fuerte y
el interés particular antes que el general.
Lo anterior es impulsado por una cultura despreocupada y folclórica, ven la
negociación como una actividad en la mayoría de los casos prescindible y
cambiante, con condiciones y obligaciones tan flexibles y volátiles como la
percepción emocional que de la situación se tenga. La amistad y camaradería que
se pueda entablar con la otra parte, son en muchas ocasiones aun más
importantes para tomar una decisión final, que los puntos y condiciones de la
negociación misma.
Estos aspectos han minado por completo el concepto de la negociación en el país,
llegar a un acuerdo en que ambas partes resulten beneficiadas, no está muy
contemplado a la hora de efectuar un negocio; en lugar de esto se utiliza una
metodología sagaz y competitiva que busca obtener el mayor provecho en el
menor tiempo, con el menor esfuerzo y pensando poco en los efectos colaterales
de la decisión.
El mundo está cambiando y las negociaciones a escala global no se hacen
esperar. En el país se debe entender que la mejor forma para ganar es en la que
ambas partes obtengan beneficios, este es el verdadero camino para crear
confianza y estrechar lazos de negociación, se debe ver a la contraparte como un
socio no como el enemigo.
Los colombianos poseen una chispa única para interactuar con otras personas;
son reconocidos como gente que lucha por sus objetivos, trabaja para
conseguirlos. El incorporar a su forma de negociar un mayor sentido de
cumplimiento, seriedad, estabilidad y confianza sin implicar abuso, los
convertirían en excelentes negociantes, personas con las que el mundo entero
estaría siempre interesado en negociar.
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