ZULUAGA, Luis Antonio Ramírez. Sujeto y Sociedad a Partir de Los Análisis de Foucault Sobre La...

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93 Revista Conlicto & Sociedad Vol. 1 - N°1 / UNISABANETA, mayo de 2013 Sujeto y sociedad a partir de los análisis de Foucault sobre la relación saber-poder* Por: Luis Antonio Ramírez Zuluaga* * Artículo de relexión desarrollado a partir de los avances de la tesis que actualmente llevo a cabo en el Doctorado en Filosofía de la Universidad de Antioquia. ** Magister en Filosofía de la Universidad Michel de Montaigne (Burdeos – Francia); profesor de cátedra del Instituto de Filosofía y de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la U de A; miembro del grupo de investigación “Cultura, Violencia y Territorio” adscrito al INER (U de A). Resumen A partir de los planteamientos de la relación saber-poder que Foucault introdujo en su obra, se buscará relexionar sobre las funciones que cumple el sujeto con respecto a la sociedad; ello a través de una redeinición del poder en tanto elemento simultáneo o correlativo entre las fuerzas que pretenden llegar a una integración (una hiper-inclusión) y las potencias de desarticulación o variación presentes en las nuevas formas (subjetivas e inter-subjetivas) de resistencia. http://revista-amauta.org/wp-content/uploads/2010/11/lucha-del-pueblo.jpg

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ZULUAGA, Luis Antonio Ramírez. Sujeto y Sociedad a Partir de Los Análisis de Foucault Sobre La Relación Saber-poder

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    Sujeto y sociedad a partir de los anlisis de Foucault sobre

    la relacin saber-poder*

    Por: .WKU#PVQPKQ4COTG\

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    Palabras Clave: Relaciones de poder, resistencia, sujeto, disciplina, biopoltica, ciencias sociales y humanas.

    5WDLGEVCPFUQEKGV[HTQO(QWECWNVUCPCN[UKUQHRQYGTMPQYNGFIGTGNCVKQPUJKRAbstract

    ,QRUGHUWRDGGUHVVWKHLVVXHRI EXUHDXFUDWLFSRZHUDVWKHFRQJXUDWLRQRI OLIHLQthe West hemisphere in the modernity, we are going to consider Foucaults concep-WLRQVDERXWGLVFLSOLQDU\DQGELRSROLWLFDOWHFKQRORJLHVRI SRZHU,QDUVWPRPHQWWKH\ZLOOOHDGXVWRSUHVHQWWKHK\SRWKHVLVRI DIXQFWLRQWKDWFRQJXUHVSRZHUDVwhat becomes embedded in the framework the day by day life, and in a second proceeding, to consider the foucauldian analysis of power through the proposal of a new economy of power relationships in which it takes an active sense, as an open and multiple network of relationships that is not determined by a center or an all-embracing character.

    Keywords: Power relationships, Resistance, subject, disciplinary and biopoliti-cal technologies of power, social and human sciences.

    La relacin saber-poder

    Para tratar de analizar las condiciones de existencia, los sistemas que rigen la forma-cin, el funcionamiento, la institucionalizacin y las transformaciones de las Cien-cias Sociales y Humanas, es posible recurrir al pensamiento de Michel Foucault, a sus diversos objetos de estudio y campos de intervencin. Ya en el libro Las palabras y las cosas, una arqueologa de las ciencias humanas)RXFDXOWSHUODXQDinterpretacin del punto de emergencia de disciplinas como la economa poltica, la lingstica, el psicoanlisis y la etnologa a travs del anlisis del nacimiento de la JXUDGHOKRPEUHHQWDQWRREMHWRGHFRQRFLPLHQWRPH]FODQGRRLQWHUUHODFLRQDQGRORVGLVFXUVRVVREUHODYLGDHOWUDEDMR\HOOHQJXDMHSDUDFRQJXUDUDVtODVSUHPLVDVindispensables al desarrollo de nuevas posibilidades de conocimiento. De ese modo, se conforman, segn l, diferentes saberes desde el espacio abierto por los enuncia-dos que tratan sobre el hombre en tanto vive, trabaja y habla. Para Foucault, la vida, el trabajo y el lenguaje encuentran su correlato epistemolgico en los saberes de la ELRORJtDODHFRQRPtD\ODORORJtD

    Tal perspectiva de anlisis hace parte de lo que Foucault formula como mtodo DUTXHROyJLFR\FX\RREMHWLYRFRQVLVWHHQHVWXGLDUODVSUiFWLFDVGLVFXUVLYDVHQWDQ-to conjunto de reglas annimas, histricas, siempre determinadas en el tiempo y el HVSDFLR)RXFDXOWSTXHGHQHQDVXYH]ODVLQJXODULGDGGHORVHQXQ-ciados que han podido ser pronunciados o escritos en una poca y en un contex-

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    WRHVSHFtFRV$TXtFDEHUHVDOWDUTXHHOestudio de la singularidad espacio-tem-poral de los enunciados no busca remi-tirlos a una instancia fundadora (como la intencin del sujeto que los emite, ya sea consciente o inconscientemente), sino a otros enunciados, para mostrar sus correlaciones, sus exclusiones, etc. El anlisis arqueolgico de una prcti-FDGLVFXUVLYD \ GH VXV FRUUHVSRQGLHQ-tes enunciados no se elabora a partir de algo como una teora del sujeto del FRQRFLPLHQWR PiV ELHQ SUHVHUYD RDUPDHVHFDUiFWHUDQyQLPRGHOVLVWHPDde reglas que rigen el conjunto de los saberes de una poca, y a partir de all intenta detectar los cambios que afectan \D\XGDQDGHQLUORVFRQFHSWRVODVRS-ciones tericas, los objetos de estudio y los procedimientos que conforman una ciencia. Es as como la formacin de XQDVSUiFWLFDVGLVFXUVLYDVFRPRODVGHlas Ciencias Sociales y Humanas est vin-FXODGDDXQFRQMXQWRGHPRGLFDFLRQHVque pueden producirse por fuera de ella (en las formas de produccin y comuni-cacin o en las relaciones sociales y pol-ticas), o al lado de ella (en otras prcticas discursivas como la de la biologa que ha sido til para comprender los fenme-nos humanos desde el estudio de lo or-gnico1), o en ella (en las tcnicas para

    determinar sus objetos de estudio, en la creacin de sus conceptos).

    Ahora bien, desde la perspectiva arqueolgica de Foucault no subsiste el inters por asignar a las Ciencias So-ciales y Humanas la forma estricta de una positividad (como si hubiese que quedarse enfrascado en el debate por la validez o la positividad incierta de los saberes sobre la sociedad), sino de reco-UUHU\DQDOL]DUXQFDPSRGHFRQJXUD-cin histrica que podra dar cuenta de la formacin, los remanentes, las trans-formaciones (y en algunos casos hasta la desaparicin) de algunos de sus dis-cursos que hoy pueden ser reconocidos FRPRFLHQWtFRVRTXH\DQRSRVHHQWDOreconocimiento, o que nunca han podi-do alcanzarlo, o que incluso ni han bus-cado tal reconocimiento; es desde este tipo de problematizacin que, por ejem-plo, puede revisarse las particulares con-diciones de existencia de saberes como el psicoanlisis y el marxismo (que jus-tamente tambin han sido concebidos FRPRFRQWUDVDEHUHV

    La arqueologa propuesta por Fou-cault consiste pues en un anlisis histri-co que suministra las herramientas para elaborar un estudio de las Ciencias So-ciales y Humanas desde la descripcin y comprensin de sus reglas de aparicin y de funcionamiento, estableciendo ade-ms las relaciones de inclusin y exclu-sin que existen entre sus propias prc-ticas discursivas y con respecto a otras. La pregunta que se hace pertinente es entonces la de: bajo qu condiciones ha podido emerger y funcionar un dis-curso como el de las Ciencias Sociales y Humanas? Pero para responder a esta pregunta no nos podramos quedar en un anlisis que slo comprende el na-

    1 Es justamente desde esta perspectiva que vincula las Ciencias Sociales y Humanas FRQODELRORJtDTXHHOOyVRIRGHODVFLHQ-cias Georges Canguilhem -sobre todo en sus obras El conocimiento de la vida (1976) y Lo normal y lo patolgico (1981)- se empea en mostrar cmo los desarrollos epistemo-lgicos de la biologa y de la medicina, en sus anlisis de los tipos de actividad de lo orgnico, se articulan a una potencia de in-dividuacin y de produccin de normas en la comprensin de lo social.

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    cimiento de dichas ciencias desde una remisin interminable entre un discurso y otro; es quiz por esta razn que, en una segunda instancia, Foucault acude al mtodo genealgico para evidenciar que en las condiciones que han posibi-litado la formacin y expansin de las ciencias en cuestin ha existido tambin una relacin con determinadas prcticas polticas de la modernidad.

    Es gracias al anlisis genealgico que, desde Foucault, puede concluirse que el desarrollo de las Ciencias Socia-les y Humanas reside en la atencin cre-ciente de una prctica poltica que busca la normalizacin de la sociedad2. Para l, tal desarrollo no se explica solamente GHVGHODDUPDFLyQGHXQFRQRFLPLHQWRdel hombre y la sociedad gracias a la so-EHUDQtDGHXQDFLHQFLDSRUQDOFDQ]DGDsino que se ha debido sobre todo a la correlacin que ha tenido con la volun-tad de evadir toda una serie de fenme-QRVSDWROyJLFRVGHODVRFLHGDG\DORVcuales justamente se ha revelado como necesario contraponerle la primaca de un orden normativo, de un imperativo de normalizacin que tambin se inserta en el discurso y en la praxis de las Cien-cias Sociales y Humanas. Es preciso se-alar que de este tipo de anlisis sobre el proceso de normalizacin de la so-ciedad no se desprende una especie de reivindicacin o idealizacin de lo anor-mal; se trata ms bien de desarrollar una crtica a la idea de lo que es un hombre normal, cuestionando la nocin misma GHQRUPDTXHKDFRQXLGRHQODFRQVWL-tucin de ciertos modos de pensar y de

    ciertas prcticas reglamentadas y natu-UDOL]DGDV

    La genealoga permite develar el modo en que las Ciencias Sociales y Hu-manas se inscriben en la jerarqua del poder propio a la ciencia y a las prcti-cas polticas, pero a su vez tambin abre la posibilidad de elaborar una crtica a la forma en que tales saberes se relacio-nan con la produccin de discursos y prcticas formales, unitarias y restricti-vas; ms an, en nuestra actualidad y en nuestro contexto, donde a travs del sis-tema universitario los mltiples saberes se han ido articulando a una plataforma LQVWLWXFLRQDOTXHDUPDODSULPDFtDGHODLQQRYDFLyQ \GHO HPSUHQGLPLHQWRFRQYLUWLHQGRODDFWLYLGDGFLHQWtFDHQalgo que ya tiene un curso delimitado por el paradigma empresarial, es decir, por el capitalismo cognitivo

    La constitucin del sujeto en las redes concomitantes y heterogneas del poder

    Tomando como referente la obra de Foucault y sus diferentes anlisis sobre fenmenos polticos y sociales de los l-timos cuatro siglos signados en lo que l denomina disciplina y biopoltica, es posible investigar acerca de la relacin VDEHUSRGHUHQWDQWRHOHPHQWRFRQJX-rador de la sociedad moderna en Occi-dente. Los estudios de Foucault sobre la disciplina y la biopoltica sirven, en SULPHUDLQVWDQFLDSDUDSHUODUODKLSy-WHVLVGHXQDIXQFLyQFRQJXUDWLYDGHODrelacin saber-poder que se articula a las tramas de la vida social -constituyndo-se incluso como un fenmeno difuso y capilar-, y en segunda instancia, para indagar acerca de la posibilidad de una nueva perspectiva de dicha relacin a

    2 Ver Vigilar y castigar: nacimiento de la prisin (1996), en especial la tercera parte titulada 'LVFLSOLQD

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    partir de la cual emerge un sentido ac-tivo de la poltica y de los sujetos que la crean y la re-crean en tanto compo-sicin variable de unas acciones sobre otras acciones, una red mltiple y abier-ta en la cual los sujetos estn en la capa-cidad de elaborar el conocimiento sobre ellos mismos y desde ah transformar su propia condicin.

    En el anlisis que Foucault presen-ta de la tecnologa disciplinaria del po-der se puede entrever, por un lado, un proceso de automatizacin del poder en el que ste parece no ser ejercido por alguien en particular, pues gracias a la tcnica de la vigilancia la disciplina ter-mina funcionando como un poder que logra difuminarse en una especie de ojo annimo y omnipresente; pero, por otro ODGR OD LGHQWLFDFLyQHO VHJXLPLHQWR\la distribucin del individuo que logra el poder disciplinario opera como una suspensin de la persona para que ella pueda adaptarse a un funcionamiento general. Se trata de la produccin de un sujeto intercambiable, al cual los posi-bles rasgos particulares le son asigna-dos desde el exterior, perdindose en el conjunto de relaciones en donde l no es ms que una interseccin moment-nea. Es posible que este tipo de sujeto producido por el poder disciplinario se sienta satisfecho y completo en tanto se sabe parte de un todo, en tanto todo lo que l es se debe a la sociedad en la cual es tan solo un engranaje del buen funcionamiento; no obstante, tambin es posible que en medio de este compo-sicin de identidades incluyentes, l se vea rodeado de un vaco que hace de s mismo el drama de una nulidad.

    Los mecanismos a partir de los cuales el hombre es incorporado a un conjunto de procesos que hacen de su vida algo maleable o administrable co-rresponden, adems, a la tecnologa de poder que Foucault denomina biopolti-ca. En la biopoltica el hombre ya no es tomado bajo el aspecto de lo individual, sino bajo la forma colectiva de la pobla-cin en la cual l es solamente un dato en-tre los fenmenos globales que permi-ten optimizar la gestin de la vida social. Con la optimizacin de las condiciones de vida de una poblacin, la biopoltica aparece como una tecnologa que inter-viene de una manera positiva, pero en el envs de esa voluntad de hacer vivir una poblacin se gestiona tambin lo que debe ser excluido o suprimido para que la poblacin pueda vivir en seguridad y en paz; es as como al lado de ese ob-jeto administrable (que en el desarrollo de la poltica contempornea se conoce FRPR SREODFLyQHPHUJHDGHPiVRWURgrupo de hombres que son discrimina-dos y, al mismo tiempo, indiferenciados bajo la forma annima de un peligro que, supuestamente, amenaza la gestin y la optimizacin de la vida, y que por ende es necesario destruir directamente o dejar extinguirse.

    Ahora bien, lo que arroja el anlisis de las tecnologas de poder en cuestin es la posibilidad de entrever una accin estratgica que busca alterar o resistir a las reglas y a los efectos del funciona-miento develado; dicho de otro modo, saber cmo y en qu direccin actuar con respecto a las relaciones de poder que se ciernen sobre los individuos y las poblaciones. Por lo dems, no se debe perder de vista que Foucault no se re-HUH D OD FXHVWLyQ GHO SRGHU FRPR VL

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    fuese una entidad compacta, estable y coercitiva. De hecho, en lugar de ha-EODUGHHO3RGHUpOSUHHUHKDEODUGHUHODFLRQHV GH SRGHU LQGLFDQGR FRQello que no hay un centro, ni un lugar, ni una persona de donde el poder emana-ra, que en realidad slo existe como una red de relaciones histricamente deter-minadas, acarreando mltiples efectos: no slo la obediencia, sino adems la re-VLVWHQFLDRODUHFRQGXFFLyQGHVXVQHVLas relaciones de poder no existen ms que en funcin de una multiplicidad de puntos de resistencia; as, la resistencia pasa a ser pensada a la vez como algo co-extensivo y absolutamente contem-porneo a las mismas relaciones de po-der3. En tanto relacin, el poder provo-ca la redistribucin de las fuerzas y el desplazamiento de las estrategias desa-rrolladas por los dispositivos del poder TXH QR FHVDQ GH PRGLFDUVH EDMR ODaccin de diversos factores: multiplici-dad de las relaciones de poder que no se encierra nicamente en la intencin de un efecto centralizante. Esta considera-cin que plantea que los dispositivos de SRGHUVRQPRGLFDEOHVHVFRUUHODWLYDDOcarcter activo de las relaciones de po-der, comprendidas adems como juegos estratgicos de la produccin de saber TXH SHUODQ R FDOFXODQ ODV PDQHUDV GHintervenir o de actuar con respecto a las

    acciones de los otros. Se trata de la con-JXUDFLyQWHMLGDSRUHVWUDWHJLDV\ WiFWL-cas que captan y que al mismo tiempo reactivan la relacin poder-saber: una red, un espacio de relaciones donde se cruzan el consentimiento y el rechazo, y que funciona como relevos que impli-can no slo la integracin, sino tambin la variacin. El poder y el saber en tanto FRQJXUDFLRQHVGHODYLGDVRFLDOVHIUDJ-mentan bajo la forma de fusiones y di-ferenciaciones, entre la cristalizacin de ciertos modos de comportarse y sus po-VLEOHV YDULDFLRQHV /D IXQFLyQ FRQJX-rativa del poder-saber se compone pues tanto por las emisiones o los dispositi-vos de las tecnologas de poder, como por las posibles variaciones o desplaza-mientos que introduce la resistencia en los espacios ms o menos permeables de las redes del poder.

    A las funciones normativas, norma-lizantes y reguladoras del saber-poder, resulta entonces necesario yuxtaponer una manera diferente de pensar la con-JXUDFLyQGHORVRFLDODTXHOODTXHSODQ-tea la simultaneidad entre las relaciones de poder y la resistencia, dando lugar a una funcin activa de la poltica que ya no tendr como perspectiva un objetivo unitario o centralizante del poder, sino la singularidad de lo que est en diver-gencia con toda pretensin totalizante e individualizante. A partir del momento en que la existencia y el ejercicio del po-der aparece bajo la forma de redes con-comitantes y heterogneas, la resistencia entra paralelamente en la mecnica de una multiplicidad de lneas y puntos de variacin y diferenciacin que no se re-sume ya en un proceso de uniformiza-cin o en la lgica de un sistema en el que el ejercicio del poder se convertira

    3 A este respecto, ver particularmente el art-culo El sujeto y el poder, ob. cit. En otros textos de Foucault tambin se pueden encontrar DUPDFLRQHVTXHYDQHQHVHPLVPRVHQWL-do, por ejemplo: No existe poder sin re-VLVWHQFLDRUHEHOLyQHQSRWHQFLD2PQHVet singulatim: hacia una crtica de la razn SROtWLFD HQ La vida de los hombres infames, 1990, p. 304); Donde hay poder, hay resis-WHQFLDFXDUWDSDUWHFDStWXOR0pWRGRen la Historia de la sexualidad, Vol. 1, La volun-tad de saber, 1998, p. 57).

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    en una estructura integral y cristalizada. La resistencia toma as nuevos sentidos: ella es asumida ahora bajo el ngulo de las luchas que tienen objetivos singula-res, minoritarios, yuxtaponindose al XQLYHUVREORTXH GH ORV SURFHVRV WR-WDOL]DQWHV\SHUODQGR ODFDUWRJUDItDGHlas singularidades que participan en la FRQJXUDFLyQGHXQPXQGRDGLWLYRYD-riable, que no tiene ya la unidad o la to-WDOLGDGFRPRQ(VHQHVWDYtDTXHKR\se expresan las prcticas polticas de los movimientos denominados post-socia-OLVWDVFX\DSULRULGDGQRHV\DODLQWHJUD-cin de sus combates y reivindicaciones a una supra-organizacin burocrtica que los englobara y los relegara una vez ms a una jerarquizacin en la cual deberan pasar por un aparato que busca instituir la unidad como aquello que los legitimara. La correlacin que subsiste entre el ejercicio del poder y las formas YDULDGDV GH UHVLVWHQFLD SHUOD RWUR KR-rizonte de lo social y de lo poltico en ODPHGLGDHQTXHODDXHQFLD\ODGLYHU-gencia de las minoras activas emergen nuevas singularidades que corroen toda pretensin de universalidad y de indi-vidualidad. No se trata pues ya del ca-rcter unvoco de un poder tendiente a constituir lo social desde la individuali-zacin y la totalizacin, sino del carcter activo y heterogneo de acciones singu-ODUHVLQGHQLGDPHQWHPLQRULWDULDV\HQningn caso uniformes.

    Poder y resistencia

    Foucault comprende los mecanismos de poder como algo intrnseco a las re-laciones de poder. l busca analizarlos a partir de lo que pueden tener de es-SHFtFRVHQXQPRPHQWRGDGRGXUDQWHun periodo dado, en un campo deter-PLQDGR)RXFDXOWS6HJ~Q

    l, su anlisis de los mecanismos de po-der tiene el papel de mostrar cules son los efectos de saber que se producen en nuestra sociedad por obra de las luchas, los enfrentamientos, los combates que se libran en ella, as como por las tcti-cas de poder que son los elementos de HVD OXFKD ,EtG $TXt VH HQFXHQWUDQlos efectos implcitos a la utilizacin de la herramienta genealgica, pero tam-bin se haya el nuevo papel que Fou-FDXOWRWRUJDDODSUiFWLFDORVyFDFRPRpostura tctica en el crculo de la lucha y la verdad, es decir, como poltica de OD YHUGDG VLQ TXH HVWR GHED GHULYDUcomo bien lo indica Foucault, en el he-cho de hacer poltica. De un lado, esta SROtWLFD GH OD YHUGDG VH LQVFULEH HQaquel ejercicio del poder que a travs de las instituciones del saber se convierte en una manera de autenticar la verdad. Por otro lado, esto se relaciona con lo que Foucault considera como el juego GHODYHUGDG4, en el cual siempre es po-sible descubrir algo diferente y cambiar ms o menos tal o cual regla, e incluso a veces todo el conjunto del juego de YHUGDG)RXFDXOWS

    Aqu comienza en Foucault el planteamiento de lo que podemos de-nominar como una nueva economa de las relaciones de poder, que de entrada tendra XQSURIXQGRYtQFXOR FRQXQDORVRItDinclinada hacia un desarrollo prctico de

    4 En una entrevista denominada La tica del FXLGDGRGHVtFRPRSUiFWLFDGHODOLEHUWDG)RXFDXOWGHQHHVRTXHpOOODPDMXHJRGHODYHUGDGFRPRHOFRQMXQWRGHSURFHGL-mientos que conducen a un determinado resultado, que puede ser considerado, en funcin de sus principios y de sus reglas de procedimiento, como vlido o no, como ga-QDGRURSHUGHGRU)RXFDXOWS

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    ODWHRUtD(QHVWHUROWHyULFRSUiFWLFRGHODORVRItDHOODWHQGUtDTXHDSOLFDUVHHQODcrtica y en el despliegue de un contra-poder frente a los excesos de la racionalidad poltica5DVtFRPRHQODLQWHQVLFDFLyQGHODVOXFKDVTXHVHGHVDUUROODQHQWRUQRal poder, las estrategias de los adversarios en el seno de las relaciones de poder, las tcticas utilizadas, los ncleos de resistencia; a condicin, en resumen, de que la ORVRItDGHMHGHSODQWHDUVHODFXHVWLyQGHOSRGHUHQWpUPLQRVGHELHQRPDO\VHODSODQWHHHQWpUPLQRVGHVXH[LVWHQFLD)RXFDXOWS

    Ahora bien, el anlisis de los mecanismos de poder estar necesariamente atrave-VDGRSRUFLHUWRVLPSHUDWLYRVTXH)RXFDXOWFRQVLGHUDFRPRLQGLFDGRUHVWiFWLFRVORVFXDOHVSHUPLWLUiQDTXLHQHVVHHQFXHQWUDQDOLQWHULRUGHXQDOXFKDHVSHFtFDHYLGHQ-ciar ciertos bloqueos, algunos puntos claves, algunas lneas de fuerza. Es necesario captar la ma-terialidad de los mecanismos de poder para que quienes se encuentran afectados por estos puedan resistir. Sin embargo, no se trata de sugerirle a la gente lo que debe creer o pensar; se trata, ms bien, de mostrar cmo han actuado los mecanismos sociales KDVWDHOSUHVHQWH>@\DSDUWLUGHDKtGHMDUDODJHQWHODSRVLELOLGDGGHGHWHUPLQDUVHGHHOHJLUVDELHQGRWRGRHVWRORTXHTXLHUHSDUDVXH[LVWHQFLD)RXFDXOWD9ROII, p. 1551, traduccin nuestra del texto original en francs).

    Es necesario precisar que en Foucault las relaciones de poder no son concebi-GDVHQVtPLVPDVFRPRDOJRPDOR\GHORTXHKDUtDIDOWDOLEHUDUVH)RXFDXOWp. 412); no obstante, segn l, ellas pueden ser peligrosas. Primero, porque pueden tornar hacia un proceso de totalizacin; y segundo este es el peligro que subsiste como el catalizador y el fracaso de los mecanismos globalizantes-, porque pueden JHQHUDUVXUDVLQWHUQDVLQGLYLGXRV\JUXSRVTXHQRVRSRUWDQ\DXQDVLWXDFLyQ\TXHentonces buscan producir -a veces incluso inconscientemente- una transformacin a partir de sus actitudes y de sus luchas concretas.

    Aunque los mecanismos de poder se muestren como estrategias (de vigilancia RGHFRQWUROSRUHMHPSORSDUDFRQJXUDUODVGLIHUHQWHVUHODFLRQHVGHSRGHUORTXHes determinante en las relaciones de poder, es que stas no estn completamente GHWHUPLQDGDVRJREHUQDGDV,QFOXVRORVPHFDQLVPRVQRFHVDQGHPRGLFDUVHPH-diante la accin de variados factores implcitos en la multiplicidad de la resistencia que no se queda en la intencin o en la esperanza de un supuesto efecto global del cual quisiera apropiarse un poder.

    Si bien hay efectos calculados por los mecanismos de poder, estos efectos pue-den terminar sin embargo en algo inesperado, pues las relaciones de poder, en su carcter activo, permiten que las fuerzas se redistribuyan y que las intensiones de los

    /XHJRGHODVWHRUtDVHFRQyPLFDVGH0DU[TXHWHQtDQSRUREMHWRHVSHFtFRODSURGXFFLyQ\ODGLV-tribucin de las riquezas para responder as a los problemas de la pobreza y la miseria en el siglo XIX, segn Foucault, habra que pensar en otra economa que se dirigira ya hacia el asunto de las relaciones de poder para responder ya a los excesos del poder aparecidos en el siglo XX. Con relacin a ello, ver el texto de Foucault titulado El sujeto y el poder (1991, p. 54-55).

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    PHFDQLVPRVGHSRGHUVHDQPRGLFDGDVAl planteamiento de la posibilidad de PRGLFDUORVHIHFWRVGHORVPHFDQLVPRVde poder, le es comn el sentido inesta-ble y peligroso de las relaciones de po-der. El peligro de las relaciones de poder reside en su carcter activo: estructura siempre cambiante de una accin so-bre otra accin, relacin perpetua de las fuerzas que se redistribuyen sin cesar. Es al interior de esta perpetua redistri-bucin que se encuentra y se despliega la nueva economa de las relaciones de poder. El anlisis que parte de esta nueva eco-noma del poder se forja como el esbo-zo de los desfases, las diferenciaciones y las transformaciones incesantes, pero que se dan siempre al interior de una lu-FKDHVSHFtFD(QHVWDSHUVSHFWLYDHVODresistencia la que introduce siempre los nuevos desplazamientos, aunque nunca se pueda establecer el efecto o los efec-tos que se desprendan de ella.

    Las luchas concretas producen nuevas aperturas, nuevos movimientos materiales que cambian las cosas (y la gente!); pero estos cambios no estaran buscando de entrada su transposicin a un mecanismo global de poder. Aunque la lucha deba siempre continuar, toda lucha tiene un trmino, un lmite. En este sentido, siempre ser necesario dar XQDHVSHFLFLGDGDODUHVLVWHQFLD$XQDvisin revolucionaria que pretendera cambiarlo todo, se le yuxtapone una po-sicin ms prxima y cotidiana que bus-FDUtDPRGLFDU XQD VLWXDFLyQ FRQFUHWDdemostrando que un sistema globalizan-te no lo ha ganado todo. Ningn poder es capaz de hacer imposible cualquier sublevacin; el poder es el que est cogi-do en la trampa por las escapatorias que l conlleva, como se ha advertido ya, las relaciones de poder no existen ms que

    en funcin de una multiplicidad de pun-tos de resistencia. La resistencia es una VXUDGHOSRGHUTXHIRUPDLQGLYLGXRV\relaciones que pueden alterar cualquier consigna general.

    La nueva economa de las relaciones de poder implica un modo de investiga-cin que consiste en tomar como pun-to de partida, las formas de resistencia FRQWUDGLIHUHQWHVWLSRVGHSRGHU)RX-cault, 1991, p. 57). Esta nueva economa acarrea entonces la incorporacin de nuevas luchas locales que puedan cues-tionar y poner nuevamente en juego la HFRQRPtDJHQHUDOGHOFRQMXQWR6HWUD-WD GH LQWHQVLFDU ODV OXFKDV TXH KD\ DOinterior de las relaciones de poder, de pensarlas y plantearla en trminos de la HFDFLDGHODVHVWUDWHJLDVFRQFUHWDVTXHno buscan un centro o un modo global de dominacin. La resistencia acta ms ELHQ GHO ODGR GH OD LQWHQVLFDFLyQ ODproliferacin, la yuxtaposicin de otros modos de ser. La resistencia se da bajo el ngulo del ejercicio de un poder que QRWHQGUtDQHVJOREDOHVGHUHYROXFLyQR GH OLEHUDFLyQ GHQLWLYD VLQR REMHWL-vos locales, concretos, que haran de la libertad un acto siempre actualizable y UHGHQLEOH6.

    El sujeto

    Foucault no pretende establecer un equi-librio entre el pro y el contra del poder

    6 Si desde el siglo XIX se han desarrollado esquemas que promulgan una subjetivi-GDGUHYROXFLRQDULDHQODTXHORVLQGLYLGXRVhan estado dispuestos a convertirse a la re-volucin, se podra decir con Foucault que los grandes convertidos del presente son DTXHOORVTXHQRFUHHQ\DHQODUHYROXFLyQ(Foucault, 2001b, p. 206-207)

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    FRPRVLSUHULHUDXQSRGHUPiVVXWLOen cambio, s pretende dar una nueva movilidad a las relaciones de poder para promover nuevas estrategias que no se encerraran en una dualidad fatalista. Se trata de reconocer que todos somos, no solamente el blanco de un poder, sino tambin el relevo o el punto de donde HPDQDFLHUWRSRGHU'URLW5RJHU3RO2004, p. 129, traduccin nuestra del tex-to original en francs). Si el sujeto es el relevo, el engranaje por el que pasa el poder, l (el sujeto), en su relacin con-sigo mismo, puede transformar lo que l vehicula y lo que es l mismo7. En el sujeto se encuentra un topos del poder; no porque l le pertenece, sino porque l es el engranaje y el sitio de donde una transformacin puede emanar.

    Si el anlisis de las relaciones de poder comprendidas al interior de los mecanismos de poder implica la posibi-lidad de la resistencia, en el momento en que Foucault se ocupa de los anlisis de las relaciones del sujeto consigo mismo, la condicin co-extensiva a estos cues-tionamientos es la de la transformacin. Dicho de otro modo, si la palabra resis-WHQFLDDSDUHFHHQ)RXFDXOWVREUHWRGRen una poca en la que se preguntaba a propsito de las luchas contra los efec-WRVP~OWLSOHV\HVSHFtFRVGHOSRGHUODSDODEUD WUDQVIRUPDFLyQ SUHVHQWH HQsu posterior cuestionamiento sobre el cuidado de s mismo, obedecer ya a la

    reformulacin de una lucha contra las sujeciones identitarias, a las cuales res-SRQGHUtD OD DUPDFLyQ GH XQD LGHQWL-GDGHVWUDWpJLFDTXHUHGHQLUtD\SHUPL-tira llevar la ms consistente y concreta de las luchas: una vida que resiste. Aun-que el asunto poltico de las relaciones de poder en el campo tico del cuidado de s tal vez no tendra un vinculo di-UHFWRFRQODUHVLVWHQFLDHVWDDFWLWXGconllevara a la posibilidad de un hecho poltico tan consistente como sea posi-EOH )RXFDXOW D 9RO ,, S traduccin nuestra del texto original en francs). El trabajo sobre s mismo ter-mina entonces implicando la resistencia de una vida frente a aquel poder que KDWRPDGRODYLGDPLVPDFRPRQODvida deviene resistencia al poder cuando HOSRGHUWRPDSRUREMHWRODYLGDQRVdice Deleuze (1987, p. 122). La tica del cuidado de s no es pues ms que el po-der que tiene el sujeto de transformarse.

    Si del lado del poder se busca una sujecin (producir un sujeto), del lado del sujeto se pretendera una subjeti-YDFLyQ'HHVWHPRGR OD OLEHUWDGTXHreivindicara el sujeto desde su subjeti-vacin no es el mero hecho de despren-derse o liberarse, sino de elegir aquello a lo cual l quiere sujetarse (es tal vez en este sentido que se puede hablar en Foucault de una identidad estratgica, identidad que se determinara como el punto estratgico para llevar una lucha). La racionalidad de la poltica del gobier-no de los otros se yuxtapone a la tica del gobierno de s que no slo buscara ORV PHGLRV SDUD XQD OLEUH VXMHFLyQsino tambin las posibilidades de trans-formacin o de reconduccin de las emisiones globalizantes del gobierno de los otros.

    7 Al respecto, Foucault dice: No se trata de anteponer el cuidado de los otros al cuida-do de s; el cuidado de s es ticamente lo primordial, en la medida en que la relacin consigo mismo es ontolgicamente la pri-mera el poder sobre s es el que va a re-JXODU HO SRGHU VREUH ORV RWURV )RXFDXOW1999, p. 400-401.)

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    Acaso una nueva economa de las re-laciones de poder slo pretendera con-siderar que no hay relaciones de poder sin que estas impliquen resistencias? Se est siempre al interior del poder? El poder es acaso un principio ineludible de la realidad? O acaso tiene que ver FRQHOGRPLQLRGHODFFLyQ"(OSRGHUno existe dice Foucault, slo existen re-ODFLRQHVGHSRGHUTXHVHPDQLHVWDQHQWpUPLQRVGHHFDFLD(OSRGHUQRHVPiVque un instrumento estratgico que bus-FDFRQJXUDUODYLGDGHORVLQGLYLGXRV\de las poblaciones, pero en todo caso, l no es la esencia de la realidad, que l pretendera fabricar, pero que siempre est a punto de salrsele de las manos. l es la posibilidad -pensada siempre en WpUPLQRVGHHVWUDWHJLD\HFDFLDGHIRU-PXODU \ FRQJXUDU DOJR TXH WHUPLQDUipor escaprsele. El juego obsesivo del poder es llevado por la sospecha de que hay algo que se le escapa, que le resiste. /DFFLyQ FRPR ODSRVLELOLGDGPLVPDde resistir) no pertenece al afuera del poder, sino a su localizacin, a su evi-GHQFLD/DFFLyQ FRPR OD UHVLVWHQFLDes tambin una estrategia precisa, que QR\HUUDQXQFDIXHUDGHVLQRTXH\H-rra en la multiplicidad de las formas de UHVLVWLU/DFFLyQIXQFLRQDHQWRQFHVcomo bien lo seala Foucault- al interior de los juegos del poder en la bsqueda GHXQDYHUGDG(Q)RXFDXOW ODFFLyQes una estrategia que no es exclusiva de la literatura o del arte en general, ella es la posibilidad de actuar al interior de los juegos de verdad y de poder para alterar la historia y dejar un campo abierto a nuevos modos de relacin. La relacin es siempre algo posible (inminente). Las relaciones de poder pasan por la inmi-nencia que viene de cualquier lado y de

    cualquiera, campo abierto de todo en-cuentro, de todos los nuevos tipos de UHODFLyQ /D FXHVWLyQ LPSOtFLWD D OD F-FLyQHVODGH $TXpHVWDPRVMXJDQGR"$FDVRSRGHPRVLQYHQWDURWURMXHJR"Este juego incesante alberga la com-prensin de las relaciones de poder en Foucault: no se puede resistir al poder dejando las mismas relaciones que l ha promovido; es necesario transformar LQFOXVR D QLYHOHV PLFURVFySLFRV ODVrelaciones de poder, de tal modo que, en el caso de que hubiese una revolucin polticoeconmica, no nos encontre-mos despus con las mismas relaciones GHSRGHUTXHWHQHPRVDKRUD)RXFDXOW2001a, Vol II, p. 1511, traduccin nues-tra del texto original en francs).

    #PVGUSWGJCEGTXCNGTNQUFGTGEJQUHWPFCOGPVCNGU[ PCVWTCNGU FG NQU KPFKXKFWQU FGDGOQU VTCVCT FGKOCIKPCT[FGETGCTWPPWGXQFGTGEJQTGNCEKQPCNSWGRGTOKVKTCSWGVQFQUNQUVKRQURQUKDNGUFGTGNC-EKPRWGFCPGZKUVKT[PQUGCPKORGFKFQUDNQSWGC-FQU Q CPWNCFQU RQT KPUVKVWEKQPGU TGNCEKQPCNOGPVGGORQDTGEGFQTCU (Foucault, 2001a, Vol II, p. 1129, traduccin nuestra del texto original en francs).

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